Cuadernos de Literatura · describe las costumbres de la herencia colonial que se prolongaron como...

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Cuadernos de Literatura ISSN: 0122-8102 [email protected] Pontificia Universidad Javeriana Colombia Díaz Arévalo, Juan Mario El costumbrismo y las costumbres de la periferia de la periferia: "El triunvirato parroquial" de José María Samper Cuadernos de Literatura, vol. 13, núm. 25, julio-diciembre, 2008, pp. 76-91 Pontificia Universidad Javeriana Bogotá, Colombia Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=439843110006 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Cuadernos de Literatura

ISSN: 0122-8102

[email protected]

Pontificia Universidad Javeriana

Colombia

Díaz Arévalo, Juan Mario

El costumbrismo y las costumbres de la periferia de la periferia: "El triunvirato parroquial"

de José María Samper

Cuadernos de Literatura, vol. 13, núm. 25, julio-diciembre, 2008, pp. 76-91

Pontificia Universidad Javeriana

Bogotá, Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=439843110006

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Juan Mario Díaz Arévalo*

El costumbrismo y las costumbres de laperiferia de la periferia: "El triunviratoparroquial" de José María Samper

The Literature of Manners, and theManners of the Periphery of thePeriphery: "El triunvirato parroquial"by José María Samper

Resumen

En su articulo "El triunvirato parroquial", el escritor santaferei\o José Maria Samperdescribe las costumbres de la herencia colonial que se prolongaron como vicios enla época de la República. El propósito de este escrito es el de interrogar esos viejoshábitos de pensar y de actuar, examinar los mecanismos de su producción y cuestionarsu razón de ser. Parella, más que en los hábitos particulares, el análisis critico-social seenfoca en la estructura social resuhante del encuentro del modelo colonial y la fuerzasocial de la religión de la Contrarrefornla con el esquema revolucionario-burguéseuropeo. A su vez, pretende emular el objetivo costumbrista de Sampcr, demostrando

• Profesor de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana (Bogotá). Licenciado enFilosotlll y Letras de la Universidad Pontificia Bolivariana. Teólogo y Magíster en Literatura de 111

Pontificia Umversidad Javeriana. Asesor y consultor de proyectos de educación y desarrollo humano·COITeO clccllÓnico: juanmariodiaz@gmaiLcom.

76 Cuadunos de Lilerulllru. BOJlol6 (Cn/nmbinl. /3 (25/: jlllio • djciemhtw.ih 2(){lR 171;.011

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que las ideologías están constituidas más por prácticas que por ideas y que, sin poneren evidencia los intereses a los que sirven estas prácticas, sería imposible comprender'i cuestionar la pervivencia de una estructura social, que domina la vida de un altoporcentaje de los habitantes de los distritos rurales del continente.

Palabras clave: costumbrismo, José María Samper, modelo colonial, Contrarre­

fonna

Abstract

In his artiele "El triunvirato parroquial", José María Samper describes those customsinhcrited from tbe colonial period which continued as vices in the era oftbe Republic.The purpose of this essay is to question those habits of thougbt and practice, theirmechanisms of production, and their reasons for being. As such, this critical socialanalysis, rather than focusing on particular habits, turns to the social structurc resultingfrom the encounter between the colonial model and the social force of the religionof the Catholic Counter-ReformatioD and lhe EuropeaD bourgcois-revolutionaryframework. Tbe artiele seeks lO emulate Samper's mannerist objective in order (O

preve tbat ideologies are made up more of practices than of ideas, and that witboutc1arifying Ihe interests served by these practices, it would be impossible to understandand question the survival ofthis social structure which dominates the lives ofa highpercentage of tbe rural inhabitants of the continent.

Key words: Literature of Manners, José María Samper, colonial model, catholicCounter-Reformation

El pasado es indestructible: tarde o temprano vuelventodas las cosas. y una de las cosas que vuelven es el

proyecto de abolir el pasado.JORGE LUIS BORGES

El costumbrismo como nuevo espacio de enunciación

El día 21 de diciembre de 1858, el señor Eugenio Díaz, hombre de ruana, pantalonesde algodón y alpargatas, llegó a la casa de José María Vergara y Vergara, en la calle12 esquina con carrera cuarta, barrio La Candelaria de Santafé de Bogotá, a entregarte\ieime cuadernillos de su puño y letra con su obra Manuela, escrita ocho ailos atrás, ya proponerle la creación de un periódico (1. m, 201)1. Dos días después se imprimió

'Colección El Mosaico, Musf!O de Cuodfw de Costumbres, Edición Biblioteca Banco Popular, cuatro to­rnos. nümcros46-49. Bogotá. 1973. En adelante. todas las citasdel Museo de CuodrosdeCostumbTusereferencianin de la forma que allí aparece: (t. 111. 201): el número del tomo y la respectiva págma.

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JUAN MARIO DfAZAR~v"lO

el primer ejemplar de El Mosaico, en los talleres de don José Antonio Cual1a. paraofrecerlo a los lectores de la capital colombiana como regalo de Navidad.

En un tiempo de efimeras publicaciones literarias y en el que era dificil concebirla existencia de una revista literaria sin partido político, resulta notable la duracióny el efecto causado por El Mosaico: Navidad de 1858 hasta 1872; tiempo durante elcual hizo posible el encuentro de personas de distinta posición política, sobrepuestasalodio entre partidos. en una época en el que las diferencias políticas. religiosas oideológicas se resolvían en los campos de batalla. Fueron. entonces, estos cortosartículos literarios. también conocidos como cuadros de costumbres, el inicio de unaexploración de lo propio, hasta que su prolija aparición en periódicos, revistas y cua­dernillos los constituyó en el estilo literario más difundido en la América hispánica amediados del siglo XIX!. Así, los cuadros dc costumbres, con su tendencia al realismoy la ceñida descripción de hábitos, personajes, paisajes y situaciones, reflejaron demanera casi inmediata. sin artilugios literarios, aspectos de la vida social y de las ideasde las sociedades independizadas. Describir, mostrar, infomlar, plasmar la vida delpaís cn relatos, e incluso hacer prcdicciones sobre el futuro, se entendió como partedel compromiso social del escritor decimonónico.

Cuando escribieron sobre temas propios, los escritores de aquella generación nosólo imentaron llenar el vacío intelectual dejado por las prohibiciones y restriccionescoloniales en materia de reflexión sobre la sociedad, sino que afrontaron los prejuiciosde pobreza intelectual que pesaban sobre los escritores hispanoamericanos, estigma­tizados racial y culturalmente durante tres siglos de colonialismo.

El hecho de que la observación de la naturaleza precedicra a la de la sociedad. yel estudio de las plantas medicinales al de los distintos grupos raciales y culturalesen los que estaba dividido el virreinato a finales del siglo XVIII. se debe a que laspreguntas por la tradición, la jerarquía de los valores. la asimilación dc lo nuevo yla consolidación de una identidad no estaban planteadas ni respondían a necesidadalguna. Por ello. Rafael Gutiérrez Girardot no duda en reconocer en estos escritoresel mérito de haber creado las bases sociales para una nonnalización de la ocupacióncon la literatura en las nuevas repúblicas, que habían partido de una tradición negativa(Gutiérrez Girardot, 1989, 80).

De este modo, los costumbristas evidenciaron el choque entre los viejos hábitos dela Colonia y los nuevos liSOS políticos y sociales. Algunos, sin embargo, atrapados en

1 Para Faustino Sannienlo este tipo de costumbrismo fue un destello de literatura auténticamente nacionalpor describir escenas. situaciones y costumbres ajenas al mundo de ideas del espiritu europeo: "(... )los resortes dramáticos se vuel~'en desconocidos fuera del pais donde sc toman. los usos sorprenden­tes y originales los caracteres" (Sarmiento. 57). Al cenlrarse Sarmiento en el carácter exótico delCOStumbrismo. pasó por alto que el costumbrismo, en general. no sólo alcanzó destellos de literaturanacionaL porsu tendencia a apropiarse de lo locaL sino por su imponancia como escuela y movimientogestor de literaturas nacionales y públicos lectores En el caso colombiano. este fue uno de los logrosprincipales de El Mo.soico.

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EL rOSTUMllll:lSMO y \..AS COSTtTMI:IRf.s oE \..A rERJFERIA OE \..¡\ rERIFERIA

oropeles, antiguallas y disputas políticas, prefirieron ignorar el choque de los movi­mientos de permanencia y cambio, que configuraban el país que describían. Éste nofue el caso de "El triunvirato parroquial", en el que José María Sampcr hace la des~

cripción de una historia interminable en la que el drama se confunde con la comedia;que no llama la atención, porque lo vulgar y cotidiano tienen el lamentable privilegiode pasar desapercibidos. ¡Infortunio. silencioso e ignorado, el que se representa adiario en los vecindarios bajo el respetable triunvirato parroquial!

El "triunvirato o tragicomedia parroquial"

De los costumbristas colombianos, José María Samper es el primero en ofrecer unartículo de costumbres en el que el carácter descriptivo y la crítica esporádica cedenpaso al estudio sistemático dc la sociedad mral, de las causas y efectos de su formación.Además, puede considerarse único en la colección por su propósito de desentrañar enlos rasgos de la nación, no las características particulares, sino los elementos comunesa la fisonomía de la América hispánica.

El proceso, casi simultáneo, de independencia de los países de la América hispánicay la rápida disolución de las aspiraciones de unidad e integración entre las nacientesrepúblicas, llevó a los costumbristas a rccurrir a la descripción de particularidades,de detalles, incluso de nimiedades. para diferenciar el propio territorio de los demás,tan similares en geografia, costumbres y procesos históricos. Lo mismo ocurrió encada país con sus respectivas regiones.

De esta búsqueda de lo propio y común, José María Samper encuentra que eltriunvirato parroquial es uno de los más curiosos fenómenos de la vida particular delas sociedades suramericanas:

A su lado hemos nacido y crecido todos los hijos de este mundo nuevo en elque abundan tantas cosas viejas; y los hemos visto florecer y remar a la sombrade nuestros campanarios, a la puerta de la escuela y en la sala del cabildo demarras. lo mismo por navidad que por pascua florida, y en los tiempos de pazcomo en los de revuelta. (t. 1, 239)

¿Oué es, entonces, el triunvirato parroquial?

Es una trinidad particular de nuestros teITlu10s municipales. Así como los cató­licos reconocen una trinidad en el cielo, en los distritos municipales se conocentres personas distintas: el cura párroco, el gamonal y el tinterillo, que fonnanun solo poder verdadero. (1. J, 239)

El cura párroco es la entidad que más poderosa y directamente influye sobre la suertedel pueblo o aldea: "Si resulta bueno, es su bendicíón, su segunda providencia; simalo será más pernicioso que todas las pestes juntas" (1. 1,241). Del "gamonal" o ca-

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cique, hay que decir que es cl hombre rico de un lugar pequeño: "duet10 o poseedor delas tierras más valiosas, espccie dc señor fcudal de la parroquia republicana, manejaa sus arrendatarios como borregos y dragonea sin rival entre sus coparroquianos"(t. 1, 239), El gamonal es, pucs, el satrapa dc la parroquia. El tinterillo es otracosa:

Es el rábula o leguleyo dc parroquia, abogado de contrabando. El hábito quetienc dc andar de arriba abajo con su pluma de ganso dctrás dc la orcja. un ro­llo de papel sellado sobrc el ala dcl sombrero y su terrible cuanto inescrutabletintcrillo en la faltriquera ha inducido a nuestros pueblos a bautizar al personajecon cl nombre genérico dc "tinterillo", (1. 1,239)

El principio de alianza y simpatía cntre estos tres personajes, asegura Samper, estásustentado en las tradicioncs de nuestras sociedades, en la educación que han recibidodesde siglos atrás y en los ejemplos politicos de le época quc, por hábito o buenacrianza, llamamos "república", Por más que las formas aparentes finjan la separaciónde los poderes, en las haciendas y distritos rurales,los miembros del triunvirato estánligados y amalgamados tan íntimamente por su comunidad de intereses que Sll aula­ridad, de hecho, es una verdadera dictadura ejercida por partida triple.

Los distritos parroquiales:la periferia de la periferia

Comprender el lugar ontológico que se le asigna a la América hispánica, como periferiadesde su "descubrimiento", o mejor, desde la constitución del nuevo sistema mundial,puede explicar, en parte, el caráctcr histórico dc la estructura de poder que describey denuncia el triunvirato parroquial. Esta búsqueda de razones históricas supone unacrítica a esas concepciones ahistóricas o naturalistas del dcvcnir latinoamcricano qucobstaculizaron la comprensión histórica de la America hispánica y de sus expresioneshíbridas) como estado de la cultura.

Mientras en la América hispánica la literatura decimonónica surgía estrechamenteligada a los nacionalismos políticos, y esta relación se sustentaba sobre la cpiste·mología propia del historicismo liberal, los discursos sobre América cn Europa sehabían engendrado a partir de concepciones naturalistas relacionadas, por ejemplo,con las utopías de Tomás Moro y Tomasso de Campanella, el mito del "buen salvaje"difundido por el Cimdido de Voltaire, los Discursos de Rousseau y los Ensayos deMontaigne. Además de las razoncs que esgrimió Hcgel para su negación filosófica de

J La eJtpresioo es de Garda Canclini, y denota los rasgos propios de la cullura mestiza latinoamericana,entendida como cultura producida desde la interacción de legados propiOS y legados recibidos. lo cualobliga a prescindir de indagaciones en busca dc "autenticidad".

BO Cuodvnosde Ut~ratura,Bogotd (CoJomb.o'. 11 (25,: julio - dici~mbnd~ 2008 (76-91)

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El COST\lMBRISMO V LAS cosnJMBItES OE LA PERlFEIlIA OH LA PERIfERIA

la historicidad hispanoamericana·. la versión de que el descubrimiento de América sedebió al azar contribuyó a forjar imágenes de América con argumenlos geográficos.naturalistas o folclóricos. La versión anecdótica de la empresa de Colón, en favordel albur, omite el hecho de que las sociedades europeas, veinte siglos antes del des­cubrimiento, entendían la invasión de un mundo ajeno como un proceso inherente asu propia transfonnación. Expandirse y sobrepasar los límites propios respondió alproceso de configuración y cambio del mundo antiguo y. por supuesto. de Europacomo espacio sociopolítico. La empresa de Colón puede verse, entonces, como unmovimiento más de ese cúmulo de cambios con que se reconfigura Europa al tiempoque decae el mundo medieval. Más aún, el viaje de Colón es un impulso tardio, aun­que definitivo en sus consecuencias, de una primera ola de expediciones oceánicasemprendidas por los portugueses a finales del siglo XI~.

Paradójicamente, Hegel reconoce el carácter histórico del descubrimiento, peroexcluye al Nuevo Mundo de la fonnación cultural de Occidente: "Los americanosviven como niños, que se limitan a existir, lejos de todo lo que signifique pensamientosy fines elevados (... ] Todo cuanto en América sucede tiene su raiz en Europa" (172­173). Un par de cOnlradicciones interesa señalar: la primera, que mientras Hegel leniega a América un lugar en la historia. le asigna razones históricas a su situaciónsocial de atraso y precariedad. con lo cual dcsmitologiza el carácter "irracional" deconcepciones y prácticas autoritarias y arbitrarias en el devenir latinoamericano. Lejosde demostrar una incapacidad para la cultura, está evidenciando una cultura carac­tcrizada por la pervivencia del modelo colonial, la influencia del sistema feudal y lafuerza social de la religión; que se contrapone al "cspíritu anglosajón", caracterizadopor la estrecha relación con la ilustración, el esquema revolucionario-burgués y lafuerza social de la religión refonnada:

[...] la América dcl sur fue conquistada. mientras la dcl none ha sido colonizada.Los españoles se apoderaron de Sudamérica para dominar y hacerse ricos, lantopor medio de los cargos políticos. como de las exacciones. Estando lejos de lametrópoli. su "olumad disponia de más amplio espacio. Usaron de la fuerza, dela habilidad, del carácter. para adquirir sobre los indigenas un enorme predomi­nio. La nobleza, la magnanimidad del carácter español no emigraron aAmérica.Los criollos descendientes de los cmigrantes españoles. continuaron exhibiendolas mismas arrogancias y aplastando bajo su orgullo a los indígenas. Pero los

• En sus Lecciones sobrefilosojia de la hlS/ori(lllllú·ersal. Hegel ubica a América en el capitulo de lageografía. esto es. en la prehistoria. no porque reconozca su anligOedad. sino porque no la considerapane del desarrollo hislóriCO y euhural de Occidente. Escribe: "Esle mundo es nuevo no sólo rela­tivamente. sino absolutamente: lo es con respecto a lodos sus caracteres propios. físicos y políticos(Hegel. 170).

'los portulanos ml-diClo'ales inspirados en la Terra irrcognita secundllm Pt%meulI son reemplazadospor las canas geográficas de los hermanos portugueses Oliva.

Cuadi!rn.os di! Uli!ratura. Bogolá (Colombia), 13 (25): julio - dicii!mbrr di! 2(}()8 (76-91 ¡ 81

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JUAN MARIO DfAZAREvALO

criollos se hallaban a la vez bajo la mfluencia de los españoles europeos y fueronimpulsados por la vanidad a solicitar títulos y grados. El pueblo se hallaba bajoel peso de una rigurosa Jcrarquia )' baJO el desenfreno de los c1éngos. EsIOSpueblos necesitan ahora olvidar el espiritu de los Intereses hueros y orientarseen el espíriru de la razón y la libertad. (174)

La segunda contradicción, íntimamente ligada a la anterior, tiene que ver con csaotra omisión del sistema filosófico hegeliano: el papel de América cn la fonnación dela modernidad. Colón, alllc\ar a cabo la única alternativa posible, esto es, ir hacia elcentro, a las Indias, por el Occidente, ya que los portugueses se habían precipitado porel Atlántico sur', pennitió el encuentro con América y, consiguientemente, la cons­titución del primer sislema-mundo (Wallerstein, 167-89). A partir de este encuentro,se erige el sistema moderno, europeo en su centro, capitalista en su economía, hege­mónico política y cultural mente. Europa. en busca de Asia central e India, que eranel centro del sistema interregional, deja de ser el lugar periférico. delimilado por elparadigma medieval, para constituirse en centro que afinna su hegemonía "mundial"sobre la nueva región periférica: América.

Esta revolución en la Ue/tallshaUlmg del horizonte cullUral, científico. reli­gioso, politico. económico y ecológico, es el origen de la modernidad como elprimer sistema-mundo, en el cUllllos cambios y transfonnaciones cn el ccntroserán, también por ve:/' primera, cambios y transfonnacioncs a escala mundial.(DusseJ. 152-53)

En este sentido. la modernidad europea no puede entenderse como un sistcmaindependientc, sino como un nuc\"o sistema mundial de reubicación centro-periferia.Las repúblicas independienles de América entran en sumiso diálogo con las nacioneseuropeas. a partir de su conciencia de "no modernidad". La dialéctica ··civilizacióno barbarie" aparece en toda su magnitud cuando la modernidad anglogern1anica seofrece como nuevo paradigma de reorganización política, económica y cultural, luegode la Independencia.

Si a José Maria Samper las ciudades colombianas, a mediados del XIX, le parecenun estado de transición que se acercaba más a la barbarie que al progreso (t. lIl, 387),la inercia e inmovilidad de la vida rural le resultaba sumida en la barbarie en su estadomás puro. Las escenas del triunvirato parroquial respondían al estado periférico dcuna sociedad periférica. La parroquia podía decirse, era, entonces, la periferia de 1<_periferia.

61nspimdo en las cartas geognificas de los heml300S portugueses Oliva. Bartolomé Diaz dobla el Cabode las Tonnentas en 1486. Lo bautizará él mIsmo como Cabo de Buena E-~peranza.

82 Cuadernos de Uteratura. Bogotá (Colombia). 11 (25); jl/lio - didembre de 2008 (76.91)

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EL COST\IMBRIS.\40 y LAS COSTIlMBRES DE LA PERlFn1A DE LA I'ERlF'ER'"

El triunvirato parroquialo las costumbres de la periferia moderna

N/lestras peq/lel;(lS poblaciones se componen de ¡res oella¡ro personas ricas e influyentes y de l/na multitud de

ignorantes y candorosos labriegos. a quienes aquéllosengañan y explotan a lodo su sabor.

E~l.IRO KAsros, "Mi compadre Facundo"

Tal vez convenga recordar -como lo señala Ernesto Sábato- "que por desgracia,los siglos no terminan al mismo tiempo para todos", y por ello en las repúblicaslatinoamericanas pulularon los habitantes de la Colonia, ya para salvaguardar susintereses político-económicos. ya por fidelidad a la herencia espiritual hispánica opor lisica costumbre. En cualquier caso. la fuerza social de la religión, el arraigodel modelo feudal y la irracionalidad y autoritarismo en el ejercicio del poderfueron elemcntos reacios al diálogo con cl espíritu de la modcrnidad. Así, lo queen Europa fue vivido como un cambio de época, en la América hispánica se ex­perimentó como una época de cambios, sin comprender los procesos de cambioy transformación operados durante siglos, anles del desarrollo de la ciencia y latécnica modernas'.

Más que intentar establecer los límites de lo moderno y la tradición, se intentaráidentificar los resortes internos de esta estrecha vinculación, que permite la coexis­tencia del modelo progresista con la tradición colonial; pucs, como scñala SantiagoCastro Gómez, "las semillas de la modernidad llegaron a nuestras tierras desde elmomento en que desembarca el primer conquistador, pero en su versión hispano­lusitana, donde el elemento cristiano-medieval habia jugado un papel catalizador"(Castro-Gómez, 126).

El cura o la afirmación de una sociedad jerarquizada

Adiferencia de los paradigmas cientificos. que sucumben ante la fuerza demostrativade la investigación y la experiencia, los paradigmas religiosos pueden prolongarse yperdurar en el tiempo aliado de nuevos paradigmas. Cumpliendo con las caracteristicaspropias de los "¡dola forr''', el paradigma católico contrarreformado en la América

'El afán modernizador en el continente pasó por alto una dislinci6n básica para Bello: "[... 1una máquinapuede trasladarse de Europa a Chile y producir en Chile los mIsmos efeclos que en Europa. Pero lafilosofia de la hisloria de Francia., por ejemplo, la npenencia de las manifeslaCiones indi\iduales delpueblo francés en las varias 6pocas de su hiSloria. carece de sentido aplicada a las individualidadessucesivas de la experiencia del pueblo chileno" (Bello. 241).

aBacon denomin6 "idola" (del griego eidola, ¡dolos) a esos modos comunes de pensamiento precedidos deprejuicios e ideas preconcebidas, sin atender a la observaci6n y experimentaci6n, Los clasificó además

Cuad~r1WS d~ Utt'rOlura, Bogotá (CokJmbia). 11 (25J:julio. did~mbnd~ 2008 (76-91} 81

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Jl;,u; ~RIO DiAZARtv..\LO

hispánica desempeM funciones de cohesión social sobre la base de supersticionesque, con el tiempo. resultaron inmunes a la crítica racional. histórica o cultural; lo quepromovió la fonnación de una sociedad barroca. La religión fue el lazo que los unió ala tradición hispánica, en la que la palabra "cristianismo" representó, ciertamente, notanto una religión como una cultura. El conquistador español se aprestó como soldadode Cristo. La razón teórica de la conquista --<:ualquiera que fuera su razón práctica- erapara él la misma razón de las Cruzadas. "El más alto título espiritual de España a laposesión de sus colonias habia sido la predicación del Evangelio", como bien lo expresaAlfonso Reyes (42). La ausencia del etbos político y económico moderno era el tributoque España había pagado por el esfuerzo realizado durante siglos batallando contralos moros en defensa de la civilización cristiana y de la propia integridad nacional.Esta crisis se evidencia en la confrontación dc la férrea tradición espiritual española,confinnada en los óleos de la Contrarrefonna, con el emergente hombre económicode la civilización moderna, bautizado en las aguas de la Refornla.

Este sistema de valores no cambió con la Independencia. Ésta fue de tipo político,militar y económico, pero sin alterar el conjunto de creencias ya consagradas en laColonia', La influencia de la tradición católica, encamada en la figura del cura., garanlede un acuerdo ritual. moral y cultural, le pennile a José María Samper escribir queel curalO es "la entidad que más poderosa y directamente influye sobre la suerte deun pueblo o aldea" (1. 1,241). En uno de sus estudios sociales, titulado "El sacerdotecatólico", Emiro Kastos (32) hace eco a [as palabras de Samper asegurando quc lasuerte de una parroquia depende casi enteramente del cura. Pese a ser un crítico severode la jerarquia eclesiástica, Kastos reconocia que solo del cura podía esperar algúnsocorro y enseñanza la mayoría de infelices de los distritos municipales. Si el sacer·dote es caritativo. piadoso, desinteresado y patriota, el gamonal y el tinterillo seránsus invencibles obstáculos, sus enemigos natos. Para este tipo de "hombres prácticos,un cura filántropo y realmente evangélico es un loco, y sus buenas intenciones son'teorias', Por poco que se fonnalice con su caridad y sus refonnas, le llamarán "clé-

en: "idolo tribll~, si ernn comunes al grupo; "idoloespecllS", si eran propios del individuo; ·'ida/ajorr'.por su dependencia excesiva del lenguaje, e "idola team-. por su amaigo en la tradición. En general,los eidolo son aquellas "fórmulas o ideas, ...erdadem supersticiones politicas que eontinitan imperandoen el espíritu después de que una critica racional ha demostrado su falsedad" (Bacon, 34).

• Las apologías de ta fe y la exaltación de la herencia calólica española, frecuentes en la colección "Mo­saico", 110 son textos aislados o casuales cn ciertos escritores. Puede identificarse en la colección unatendencia eneabezada por José María Vergara y Vergara. quíen se complace en exaltar "el augusto ymajestuoso culto católico heredado por los eonquistadores nuestros abuelos", que con el toque decampanas en la tarde llama a los fieles al acostumbrado rezo del rosario y en la madrugada anuncia lamisa" (l. 11. 189, 198). Completan la DÓmina de esta tendencia José Manuel Marroquin. José CaicedoRojas. Carlos Maninez Silva. Felipe Pérez. José Manuel Graot y Andrts Posada Arango.

10 La jerarquización no era sólo social. permeaba también el imblto eclesiastice. Así lo lesl1monla lasentencia: "l...] de los blancos de la tierra saHan los sacerdotes, pero los obispos habían de ser blancosde Castilla" (t. l. 163).

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EL COSTI;MBRlSMO y LAS COS1UMBRES De L\ PERJFERI'" DE L\ PERlfERL\

rigo rojo", hombre peligroso y hasta "¡disolvente!" (l. 1,244). Si el cura es "bueno",se debatirá entre defender a sus feligreses y enfrentar al gamonal y al tinterillo, ovivir tranquilo. apelando a una aparente neutralidad. Así, su acción será infecunda yel \'ccindario quedará abandonado a discreción de los dos buitres parroquiales, quereinan sin competencia sobre el pobre rebaño humano.

Pero si el cura era "malo", resultaba para la parroquia "más pernicioso que todaslas pestes juntas" (l. 1,244). o será cura. sino enfermedad dc la gente. Entonces, sehará compadre del gamonal y el tinterillo, y a falta de cariño. el interés les manten·eirá unidos, y haciendo del púlpito tribuna. arrojará la religión en la balanza de lospartidos.

El gamonal, que se jacta de ser fervoroso creyente y de "oír misa con puntualidad,de hacer novenas y de encabezar fiestas parroquiales", resolverá sus disputas invocandocon aire sacramental a sus compadres. Ante un contradictor dirá:

y si no, que lo diga mi compadre don zutano (el tinterillo. el doctor de leyes dellugar, que está alIado como monaguillo, pronto a decir amén); o bien: Consultecon mi compadre cura, que conoce la justicia y sabe lo que se hace. Y no haymás que alegar, porque el 'amo cura' dirá: '¡Calla, indio bruto, que tú no sabesdónde tienes las narices!'. Y santas pascuas. (1. 1,246)

Con esta fusión de poderes del cura, el gamonal y el tinterillo, el triunvirato pa­rroquial está constiruido.

Basada en un sistema educalivo sustentado en la teología, el dcrecho y la filosofíapremodernas; en cl gusto excesivo por la burocracia. la milicia y el sacerdocio; ais­lada de las "herejías" reformadas y liberales, e incapaz para las cicncias modernas,la berencia hispánica había consolidado una actitud de rechazo y desconfianza porlo eXlranjero, y por tanto, un aislamiento moral, cultural y político. Pese a su sentidocrítico, ni José María Samper ni Emiro Kastos lograron ubicar la crítica a la tradiciónreligiosa latinoamericana más allá del ámbito politico. La critica a la religión se ha­cia para insistir en la legitimidad y autonomía de la politica en la organización de lasociedad: "Los pueblos aceptan gustosos los preceptos morales del Evangelio, perorechazan la idea teocrática como clemento de gobierno" (Kastos, 34). El anticleri·calismo de los liberales no derivaba del ateísmo o el agnosticismo, sino del hechode que los representantes de la Iglesia católica fueron mayoritariamente afectos alpartido conservador. Esta visión politizada de la religión impidió comprender que lascausas más profundas de esta estructura de poder hundían sus raices cristiano-feudalesmás allá de la misma Colonia, y, por tanto, la transformación no era esrrictamenteeconómica y política, sino cspiritual ante todo.

Asimismo, las virtudes plebeyas, que implicaban la dedicación a las ciencias na­turales modernas y a las profesiones técnico-burguesas. resultaban incompatibles conla concepción nobiliaria. ociosa o caballeresca de la vida de la herencia española. Los

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trabajos manuales en el régimen colonial. considerados oficios viles-"porque hacíanincapaces de obtener ningún puesto de distinción o carga honorífica, al que a ellos seconsagraba" (1. 111, 151)--, los ejercía el pueblo bajo. destinado a fonnar el pedestalde la sociedad. sin aspiraciones, sin esperanzas. sin porvenir.

El gamonal o el restablecimiento del señorío feudal

Creían los costumbristas más optimistas que el tiempo, auxiliar misterioso del progreso,traería la civilización europea a las tierras del sur. Las máquinas y las modas llegaronen transatlánticos, y luego en vapores. a la capital surcando el río Magdalena. pero elprogreso no llegó con ellos. De las halagadoras predicciones de los costumbrístas. laliteratura posterior solo ha registrado la tala de árboles, la extinción de los caimanes yla errancia de miles de cadáveres tripulados por buitres rumbo a la impunidad. Luego,se construyeron los caminos que comunicaron el campo con las ciudades. pero elprogreso tampoco llegó por ellos. ¿La razón? La concepción política, económica ycultural de los gamonales y hacendados encamaban las antípodas del ideal modernode progreso, lo que resultó decisivo en la fonnación del país. "La apropiacíón delterritorio, entre pocos dueños [repetía Manuel Pombo] es una de las causas del maleslado presente y acaso de las desgracias futuras del sur" (1. lI, 37. 38. 43); pero losgamonales no solo habian heredado de la Colonia las tierras. sino la mentalidad quese adhiere a ellas para lucro y beneficio propio, remozando las viejas estructmas deproducción agraria. Dc ellos, José Maria Samper. hace la siguiente semblanza:

El gamonal. porque tiene sumo interes en que haya pobres y miserables en el pue­blo. para que nadie le haga estorbo con veleidades de igualdad e independencia:en que la escuela no prO!,'l'Cse, porque los ignorantes son siempre los más dócilesesclavos [... ]; en que los indios y mestizos no tengan protectores, ni garantías,DI dignidad, porque así no servirían como rebanas del feudo parroquial: en quela usura y la codicia reinen. porque con ellas y cien usurpaciones ha hecho sufortuna el señor gamonal; en que haya borracheras. jugarretas y fandangos.porque asi vende el mismo gamollallos licores, los naipes y las velas de algunatienda suya: en que florezcan los concubinatos. porque a su sombra dispone el"barón" parroquial de las bonitas del pueblo y de las hijas de sus arrendatarios:en que haya estancos y monopolios. porque así rematará el dichoso gamonalel ramo de aguardientes y venderá bien caros sus novillos: y en fin, en que nohaya elecciones fonnales. ni legalidad alguna, ni mejoras materiales. porqueaquellas pronto suprimirian la autoridad gamonalicia. (1. 1.242)

Desde su sitial, el gamonal se preguntará, entonces. con la "lógica pasuana"¡'-dice Samper- que a su posición conviene: "¿y al cabo a qué venimos con caridades.refom1as y filantropías?". y con sólido argumento concluye:

Según el Diccionario de la Real Academia E~pañola originalmenle ~ignifica: Burdo o mol hecho.Mcntirojobllloso.

86 Cuadernos de Llferamro. Bogotá (Colombia). 11 (25): Julio - diciembre de 2008 (76-91 J

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Así como estamos, hemos vivido antes. asi tenia las cosas mi seTIor padre. lomismo que las lU\ o mi taita abuelo, ydeben de ser buenas pue!>to que son viejas.y que con ellas y la ayuda de Dios (porque hay muchos bribones que fingen tenerde su parte a Dios), hemos ganado las pocas mechas que tenemos. (245)

Si los letrados configuraron ideológicamente la identidad nacional desde centrosurbanos. los gamonales detenninaron un lipo dc organización social pragmática en laFreria rural. Mientras los primeros, con singular fer\'or, profetizaban la llegada del9fUIlbio, del progreso y la industria (l. Ill, 397), los hacendados encontraban suficien­pente lucrativa y cómoda la pcr.. i\-cncia de la Colonia en la República.

El mismo general Santander, en su Diario de .. iaje por Europa escribió: "La vidade las naciones en este siglo se compone dc bienes matcriales. y por eso en los Esta­dos Unidos. en vez de academias, museos y sociedades cientificas o de literatura se~ caminos de hierro, buques de vapor. escuelas primarias [".]"'. Rafael GutiérrezGirardot le reprocha al "hombre de las leyes" no haber comprendido que los caminos

hierro. los buques y las escuelas se proyectaban, precisamente. en las sociedadestíticas y literarias que él no veia (2006. 203).

Esta incapacidad de los gamonales para comprender la realidad más allá de los'Ies de sus feudos. así como la de los líderes y letrados nacionales para interpretar

sociedad inédita que se les ofrecía, y cimentar las bases de un proyecto politico1Dás allá de las rencillas y provincianas discordias panidistas, llevó a los primeros

Jeproducir el modelo de servidumbre anterior a la Independencia, y a los otros. ander por la imitación de Europa. Aunque abolido por el Congreso, el antiguoen de propiedad de tierras y minas fue mantenido por sus nuevos propietarios,

instalados en las fuentes de la producción y la riqueza, no quisieron reconocercambio que era necesario operar. Pese a que era más imponante tener una interpre­¡6n de la sociedad que una ideología política, el interés de las facciones políticasasegurar sus intereses de partido. aún sin ideología, de lo que resultó en extremocil diferenciar un conservador liberal de un liberal conservador en el siglo XIX.Mientras la incipiente burguesia criolla entendió paulatinamente que su posición

día de su riqueza, y ésta de su eficacia, y ambas estaban relacionadas con lación, como lo enseñaba la filosofia de la ilustración, la mentalidad gamonalicia

aferró a las fonnas de producción de la hacienda, fiel heredera de la encomienda,ita y el resguardo, y sin saberlo constituyó la base socioeconómica del proyectoerador de Núñez y Caro. que propendía por una sociedad tradicional.

tinterillo ° la normalización de la praxis ilegal

las ciudades se les impuso. desde su fundación, una función ideológica, a losinios rurales se les asignó una función meramente pragmática, detenninada porplotación económica. Mientras los centros urbanos superaron la homogeneidad

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originariamente impuesta por la conquista y colonización, el campo quedó atrapadoen ese orden inveterado y anacrónico. Los distritos parroquiales, como los llamaSamper, fueron los lugares en los que los poderes del cura y el gamonal, apoyadoen el tinterillo, ejercieron, con libertad y autonomía, su particular señorio, basadoen la relación amos y siervos. Luego que campesinos, negros e indígenas fueronconvocados y alistados para las guerras de Independencia, a su ténnino, fueronabandonados a los desmanes de los poderes locales. Los indígenas, "esclavizadosdos veces, por sus conquistadores y por sus libertadores" (1. 1, 297) fueron objetode todo tipo de saqueo y ultraje, presos de una libertad inútil, que luego los discri.minó, los consideró salvajes, vergüenza de la nación, y marginados de todo tipo deprotección legal y política.

Los habitas que entre nosotros han engendrado la esclavitud, las encomiendas,las alcabalas, los alferazgos para fiestas, los monopolios, el trabajo personal, elreclutamiento, los bandos de buen placer y tantas otras instítucíones funestas;esos hábitos, decimos, han petrificado el alma y el corazón de nuestro puebloen las demarcaciones rurales, han mantenido el distríto en secuestro y conde­nado la Repúblíca democrática a ser por largo tiempo una especíe de embríón,grande y tnste quisicosa, una pobre cuasi-verdad. cuando no una grandísimamentira". (1. 1,248)

Así, el código civil del estado de Cundinamarca, promulgado en 1859, que fuela primera adaptación casi textual del có<Hgo civil de Chile de 1855, que a su vezfue la primera adaptación del código de Napoleón de 1814 en la América hispánica,realizada por don Andrés Bello, curiosamente tennina siendo una legislación civilrevolucionaria y racional adaptada para ser aplicada sobre las instituciones de la le­gislación colonial (cfr. Gutiérrez Girardol, 2005, 90). El eclecticismo del código deBello y, por tanto, el del código de Cundinamarca, se adaptaba a la máxima de donRufino Cuervo; "[ ... ] para un pueblo naciente es igualmente peligroso innovarlo todo.que mantenerlo todo en una situación estacionaria" (Jaramillo Uribe, 50); y al tiempoque atendia a la situación de transición de las repúblicas latinoamericanas, mostrabael intento de racionalizar paulatinamente la convivencia social. Sin embargo, en larealidad el formalismo constitucional contrastó con el autoritarismo autóctono, y lasleyes del código fueron utilizadas como disfraz y soporte de una praxis ilegal. Entoda América Latina, tuvieron lugar, a un mismo tiempo, una solemne afinnación delorden jurídico y una constante y sistemática violación de sus principios por el fraudey la violencia. En Colombia, las guerras civiles culminaban con reformas constitu­cionales, que tenían menos de reordenarniento juridico que de pacto entre partidos, afin de mantener sus privilegios aun en la derrota política.

Para el autor de "EI triunvirato parroquial", la figura del tinterillo está asociadadirectamente a la legalización de la injusticia en los distritos parroquiales. lnoperan·cia de las leyes, su falsación, la exacción de las tierras. la explotación laboral, los

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abuSOs Yla imposición de nuevos gravámenes a los campesinos e indígenas en favorde los señores feudales, fueron algunas de las funciones que cumplió el tinterillo enla fijación de una praxis ilegal. Dedicados a demostrar, de hecho o por vías ideoló­gicas, la ilegitimidad de los pobladores autóctonos sobre la posesión de las tierras,los tinterillos fueron el garante de una sociedad desigual, que más que una situación,tenninó por convertirse en el principio rector. Un "mito", una "triste superfectación"resultó de aplicar una legislación civil y racional sin suprimir las instituciones de lalegislación colonial. A pocos años de aprobado y promulgado el código. José MariaSampcr escribirá:

No hay que alucinarse lomando a la letra, como aniculos de fe, aquellas figuraspoéticas de nuestras constituciones americanas que nos hablan de la soberaníadel pueblo. de la exclusíva autoridad del gobierno legal, y de la división delpoder público. Si en la esfera nacional viven a duras penas los poderes legisla­tivo. ejecutivo y judicial. concentrados de vez en cuando por algunos de esosgamonales leviatanes que se llaman dictadores o presidentes, en la humildeesfera de la parroquia la constitución es casi un mito, una triste superfeclación.(L 1,240)

Sí la función de los hombres de leyes en las ciudades estuvo determinada por esa"solemne afirmación del orden jurídico", a la que se refiere José Luis Romero, enlas parroquias municipales, el entretenido ministerio de los leguleyos o tinterillos seredujo a estas dos fórmulas: "embrollar y chupar" (1. 1, 242).

Las tres reformas constitucionales Con que se pone fin a las guerras civiles de1851-1853, 1859-1862 Y1860-1863 (las tres por levantamientos de los conservadorescontra las reformas de gobiernos liberales), pese a su espíritu liberal e ilustrado, pa­recen, en lo referente a la política de tierras, realizadas por tinterillos. Al aumentarseel déficit del Gobierno a causa de la guerra. éste expedía bonos de deuda públicaexigibles en ticrras que,junto con las bonificaciones a los vencedores, fueron la fuen­te de concentración de tierra. Para 1874 se habían emitido títulos de concesión por3.318.500 hectáreas y aprobado adjudicaciones de terrenos por 1.159.502 hectáreas.según las estadísticas del jefe de la Oficina de Estadística Nacional (Tirado Mejia,500-03). Sin embargo, estas cifras serán mesuradas ante las ofrecidas luego del cam­bio de Gobierno. De los 3,3 millones de hectáreas entregadas en títulos de concesióndurante la década de 1870 sólo el 8 % fue a campesinos y el92 % a latifundistas. Enpleno auge de la Regeneración, 1885-1895, se adjudicaron 4,6 millones de hectáreas,ya principios del siglo XX. 10 millones de hectáreas, decreciendo el porcentaje decampesinos beneficiados. Con estas cifras sobre la concesión de las tierras es posiblecomprender que el país haya terminado el siglo XLX con millones de campesinos sintierra, trabajando como peones mal pagos, semisiervos al servicio de latifundistasdueños de las tieITas cultivadas y cultivables.

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Los costumbristas. que descubrieron tras el carácter pintore-;co y folclórico delcampo las estructuras de dominación que ataban a sus habitantes. arreciaron en cTÍti­cas con tono enfático contra los gamonales y sus secuaces los tintenllos: "abogadosde contrabando. expertos en fraudes. trampas y en el arte de despojar a los indiosde sus ticlTas, secretarios dc cabildos o corporaciones municipales, de las cuales losgamonales son presidentes vitalicios" (1. 11. 244). Pese a ser la imagen más vulgar delejercicio de las leyes. la figura del tinterillo resultó ser el más ficl retrato del estadode las leyes en las municipalidades del pais.

Sin embargo, estas denuncias no alcanzaron a inquietar el espiritu retórico conque se promulgaron las leyes. Es imponante recordar que las ideologías populares.generalmente, no cucntan con instrumcntos culturales capaces de traducir en formaduradera su visión y aspiraciones sobre el mundo. La historia solo ha consignado lasideologías que responden a los intcreses y a las esperanzas de las c1ascs dirigentcs.

Unas palabras para terminar

Este "cuadro de resistencia", quc rctrata José Maria Samper. permite afirmar queen tomo a la hacienda, no solo sc fonnó la nueva c1asc aristocrática de la sociedadindcpendiente, sino que en clla cristalizó una visión teológica, política y legal delmundo. Sin recabar suficiente en su fundamento teórico conceptual, no se podríaexplicar su estructura y permanencia en el tiempo. La hacienda como continuidaddel mundo feudal implica una reglamentación total de la vida, es deCir, un preceptolegal y moral fundado en valores inmutables deri"ados de una ley dmna. garante delorden establecido. Aun si hay antagonismo entre el cura y el gamonal, no se pondra enriesgo la estructura feudal de la hacienda, pues ambos, meluso con intereses opuestos,garantizan el principio fundamental de obediencia y servidwnbre. Sin embargo. lacritica a csc fundamento teológico y social era impcnsable en una socicdad quc sereconocía en los principios y critcrios axiológicos de la Colonia.

Si la lcy divina fundamentó la estructura de la hacienda, las leyes humanas ladetenninaron en la practica. Por eso. el ejercicio del poder fue pragmático y sólo demanera vaga se apoyó en la teoria; por el contrano. se apoyó en la fuerza. Tanto elproyecto civilizador de los políticos liberales y de las nacientes burguesías, como elmantenimiento de la tradición por parte de los cansen adores. sirvicron para legitimaren Colombia un mismo tipO de orden hegemónico a través de opuestos discursos ideo­lógicos. Irreconciliables en sus diferencias. el lugar común en el que se encontraronlas visioncs ideológicas de liberales y consen'adores fuc la divisa del despotismoilustrado: todo para el pueblo, pero sm el pucblo.

A mediados del siglo XIX, el autor de "El triunvirato parroquial" creyó que la solu­ción aliento desarrollo nacional debla operarse sustituyendo la tradición h.ispánica porla anglosajona. Con ello ignoraba que el espíritu latmoamericano había sido moldeadopor el mestizaje y cl intercambio cultural, y que sólo desde allí podía comprenderse y

Cu",it'mo~ de Uteraturo. 8oROtá (CQ{omblf/). 13 (25J: jldiQ • diCIembre tk 2008 (76-9/)

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traosfonnarse. Este estudio sobre textos literarios del siglo XIX ha sido ante todo unacercamiento a la condición humana en el tiempo, una hennenéutica de la existencia,desde la que es posible comprender que la tarea política más esencial es construir la

nación desde todos los ámbitos posibles, y no sólo desde la pragmática del poder. Porfortuna, Orlando Fals Borda nos ayudó a comprender que la cultura en América Latina

ha genninado precisamente donde los pensadores de las élites sólo veían salvajismo.

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