Cuadernos de A yala · Historia). Y eso que documentos y testimonios para escribirla no faltan (4)....

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A yala A yala Cuadernos de ISSN 1576-2068 Dep. Legal M-10186-2000 Número 80 Octubre-Diciembre 2019 REVISTA DE LA FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE GENEALOGÍA Y HERÁLDICA Y CIENCIAS HISTÓRICAS

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A y a l aA y a l aC u a d e r n o s d e

ISSN 1576-2068 Dep. Legal M-10186-2000 Número 80 Octubre-Diciembre 2019

REVISTA DE LA FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE GENEALOGÍA Y HERÁLDICAY CIENCIAS HISTÓRICAS

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Cuadernos de Ayala 80 - OCT/2019 [2]

Se cumplen los doscientos años de exis-tencia de una de las glorias nacionales hispanas,el Real Museo de Pintura y Escultura, hoy MuseoNacional del Prado, que fue creado por el impul-so de la Reina portuguesa Doña Isabel de Bra-ganza, y la decisión de su esposo el Rey DonFernando VII. Abrió sus puertas al público el 19de noviembre de 1819.

El nuevo Mu-seo tuvo como fun-damentos los vastosfondos de las riquísi-mas Colecciones Re-ales, iniciadas en losdías del César Car-los y sucesivamenteenriquecidas por to-dos los monarcasque le sucedieron,tanto Austrias comoBorbones.

La iniciativa regia se radicó en el edificiodel Real Gabinete de Ciencias Naturales, creadopor el Rey Don Carlos III, y obra magna del arqui-tecto regio Juan de Villanueva, levantada en1785. Dicha fábrica estaba situada en el históricoy celebérrimo paseo del Prado de San Jerónimo,y por esa razón muy pronto fue conocido como elMuseo del Prado.

Desde su primer catálogo fundacional, in-tegrado por 311 pinturas, alcanza hoy un inventa-rio de más de 3.000 piezas de pintura, dibujos,estampas, esculturas y objetos de artes decorati-vas.

Entre esas obras se cuentan algunas delas cumbres de la pintura universal, cual las fa-mosas El jardín de las Delicias del Bosco, LaFuente de la Gracia de Jan van Eyck, Auto de fepresidido por Santo Domingo de Guzmán de Be-rruguete, El caballero de la mano en el pecho delGreco, El tránsito de la Virgen de Mantegna, La

Sagrada Familia conocida como La Perla de Ra-fael, Carlos V en Mühlberg de Tiziano, El Lavato-rio de Tintoretto, el autorretrato de Durero, LasMeninas de Velázquez, Las tres Gracias de Ru-bens, La familia de Carlos IV y las Pinturas ne-gras de Goya. También lo mejor del arte pictóricoespañol de los siglos XIX y XX -los Madrazo, losLópez, Carlos de Haes, Rosales, Sorolla...-. Y

tantas y tantas obrasmaestras de Brueg-hel, de Velázquez yde Goya.

Hoy en día, elMuseo del Prado esuno de los grandesatractivos turístico dela villa y corte de Ma-drid, y sus visitantessuman 3.203.417 eneste preciso año.

Todas estas relevantes circunstancias hanmerecido la atención gubernamental desde anti-guo, y hoy el Museo Nacional del Prado se rigepor una ley privativa aprobada ern 2003, y cuentacon una moderna administración, en muchos as-pectos ejemplar. El primitivo edificio que vieneocupando desde 1819 se ha visto muy ampliadoen los últimos decenios por la integración deotros colindantes, cual el claustro del viejo mo-nasterio de San Jerónimo el Real.

Por todo ello, hemos considerado oportu-no dedicar a nuestra gran institución cultural estenúmero de los Cuadernos de Ayala, invitando avarios colaboradores a presentar un artículo so-bre una obra de su predilección, preferentementeun retrato de algún personaje del que sean des-cendientes o parientes.

Y en las páginas que siguen se muestranlos resultados de nuestra convocatoria.

El Dr. Vizconde de Ayala

EDITORIAL

NUESTRA PORTADAVista de la fachada norte del Real Museo de Pinturas, hoy Museo Nacional del Prado,

desde San Jerónimo el Real, pintada y litografiada por Fernando Brambilla (colección Vizconde de Ayala, Segovia)

BICENTENARIO DEL MUSEO DEL PRADO

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Parece obligado, al conmemorar el bicente-nario del Museo del Prado, comenzar recordando lafigura de la Reina que fue su principal impulsora. Ylo haremos aquí glo-sando el retrato pós-tumo que de ella hizoen 1829 el notable ar-tista don Bernardo Ló-pez Piquer (Valencia,1799-1874)(1), su coe-táneo e hijo del gran-de Vicente López Por-taña, conservado pre-cisamente en la mag-na pinacoteca madri-leña. Luego volvere-mos sobre esta ima-gen.

Digamos luegode la personalidad yde la breve trayectoriavital de aquella bene-mérita Reina, malo-grada con escasosveintiún años. De supersona y de su brevepaso por el mundo,que insólitamente noha merecido todavíauna verdadera biogra-fía, toda vez que so-bre ella, dejandoaparte las referenciasincompletas de donRamón de MesoneroRomanos y del Mar-qués de Villa Urru-tia(2), y la reciente y opor-tuna recopilación defuentes editada por el Bo-letín Oficial del Estado(3),pues solo circulan impre-sos o en la red algunas semblanzas por demás es-cuetas (cual la que le ha dedicado recientementeMaría de los Ángeles Pérez Samper en el Dicciona-

rio Biográfico Español de la Real Academia de laHistoria). Y eso que documentos y testimonios paraescribirla no faltan(4). Pondremos nosotros aquí,

pues, las bases paraesa futura biografía,en memoria de sumagno y gratísimo le-gado.

María IsabelFrancisca de Bragan-za vino al mundo enla Lisboa de las pos-trimerías de un Anti-guo Régimen sumidoya en las alteracionesrevolucionarias: fue el19 de mayo de 1797,en el Palacio de Que-luz, y nació siendo In-fanta de Portugal, co-mo primera de lashijas –tercera de ochohermanos- de DomJoão, Príncipe Regen-te de Portugal –mástarde Su Majestad Fi-delísima el Rey DomJuan VI-, y de su con-sorte Doña CarlotaJoaquina de Borbón,nacida Infanta de Es-paña e hija de DonCarlos IV. Un matri-monio desdichado ypronto desavenido,que se separó de fac-to desde 1806: Dom

João, tranquilo, afable,bondadoso y sin ambicio-nes políticas; Doña Carlo-ta impulsiva, apasionada,testaruda y deseosa de

tener un papel político relevante. La vida de la pare-ja pasó a primer plano en la corte lusitana cuando,por la muerte en 1788 del Príncipe Dom José, here-

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DE RE BIO-ICONOGRAFICA

LA REINA DOÑA ISABEL DE BRAGANZAFUNDADORA DEL MUSEO DEL PRADO

por el Dr. D. Alfonso de Ceballos-Escalera, Marqués de la Floresta

Correspondiente de la Academia Portuguesa da Historia

La Reina Doña María Isabel de Braganzacomo fundadora del Museo del Prado

óleo de Bernardo López Piqueren el Museo Nacional del Prado

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dero del trono como hijo mayor de Doña María I dePortugal, su marido, hasta entonces segundón, seconvirtió en el nuevo heredero. En 1792, la demen-cia de la Reina María I elevó a Dom João a la cate-goría de Príncipe Regente, lo que se oficializó en1799. Desde entonces, Doña Carlota no cesó de in-trigar para desplazar a su esposo de la escena polí-tica.

La niña Doña María Isabel seeducó bien en la corte lisboeta, bajola directa tutela de su tenienta deaya doña Joana Cabral, señora dehonor de la Reina de Portugal y mu-jer muy piadosa y de grandes pren-das personales. Tuvo también dosexcelentes preceptores: un notablefraile franciscano, el reverendo pa-dre maestro fray Antonio da Arrabida(1771-1850), más tarde obispo titularde Anemurio y bibliotecario mayor dela Majestad Fidelísima; y un notablesacerdote de la Compañía de Jesús,el doctor don José Monteiro da Ro-cha (1734-1819), director perpetuode la Facultad de Matemáticas y vi-cerrector de la Universidad de Coim-bra, astrónomo destacado(5).Una in-fancia tranquila, hasta que lainvasión napoleónica forzó el exilio de la FamiliaReal, que se trasladó al Brasil en noviembre de1807.

Allí, ya adolescente, la Infanta Doña Isabelpermaneció junto a su madre, residiendo en el Pa-lacio de São Cristovão, siempre bajo la tutela de suteniente de aya doña Joana Cabral. Una vida apaci-ble, en otro contexto social y racial muy distinto delde las cortes europeas coetáneas, y más liberal yabierto. Allí continuó estudiando humanidades –Ge-ografía, Historia, Lógica, Metafísica y algo de Teolo-gía sobre Moral y Dogma-, y además se aficionó alas Bellas Artes, reuniendo muchos conocimientosen Música, Arquitectura y Pintura, formándose conbuenos maestros en el dibujo, arte que practicabaasiduamente. También se dedicó al aprendizaje devarias lenguas, la francesa, la inglesa y la latina,que llegó a conocer bien, leyendo a sus mejores li-teratos(6).

Hay que señalar que en esta afición culturalhabía salido Doña María Isabel a su madre, la in-quieta Infanta Doña Carlota Joaquina, que tambiénalcanzó una formación inusual entre las señoras desu tiempo, hasta el punto de que, siendo aún unaniña, se expuso en el Palacio Real de Madrid a su-

frir un examen en público sobre materias de Reli-gión, Historia Sagrada y profana, Geografía y Esfe-ra, etcétera, admirando con sus saberes al numero-so concurso de personas de diferentes clasessociales que lo presenciaron.

Era de un carácter más parecido al de supadre, bondadosa y sencilla, muy piadosa y de

unas costumbres muy moderadas,habiéndose criado en un ambientede cierta escasez económica. Muydiferente del apasionamiento y laambición política de su madre y desus hermanas Doña María Teresa yDoña María Francisca.

El único grave disgusto quepadeció hasta que alcanzó la juven-tud, fue la pérdida de su teniente deaya, maestra y gran amiga, doña Jo-ana Cabral, fallecida en el Janeiro aprincipios de 1816. En su última en-fermedad la atendió la Infanta cons-tantemente, sin separarse de la ca-becera de su cama, le administrabalas medicinas, y la movía y limpiabacon sus propias manos. La pena dela Infanta por su muerte, fue hondísi-ma.

Por entonces, las convenien-cias políticas causaron su matrimonio con su tíocarnal el Rey Don Fernando VII, viudo desde 1806de Doña María Antonia de Borbón de las Dos Sici-lias, y sin herederos. Las capitulaciones matrimo-niales se firmaron en Madrid el 22 de febrero de1816(7). Y poco después, a últimos de marzo, la In-fanta portuguesa fue enviada por mar a España,desde el Janeiro, a bordo del navío de línea SãoSebastião, en compañía de su hermana la InfantaDoña María Francisca (destinada ésta a ser esposade su tío el Infante Don Carlos María Isidro de Bor-bón, entonces heredero del Trono hispano). A fina-les de agosto llegaron las Infantas portuguesas aCádiz, y en aquel puerto, a bordo del São Sebas-tião, se llevaron a efecto los desposorios, llevandolos poderes del Rey el Duque del Infantado(8). Des-de aquel mismo momento, Doña María Isabel yaera Reina.

El encuentro de los esposos tuvo lugar enlas cercanías de Aranjuez –cuatro kilómetros másallá de Ocaña-, y tras su llegada a Madrid, las cere-monias nupciales de ambos hermanos y ambashermanas tuvieron lugar el 28 de septiembre de1816, en la capilla del Palacio Real, siguiéndose lasvelaciones en la basílica madrileña de San Francis-

La Reina María Isabelde Braganza, óleo de Zacarías

González Velázquez(colección privada)

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co el Grande. Don Fernando contaba 32 años deedad, y Doña María Isabel tan solo 19 años.

Su entrada en Madrid vino a significar ungran cambio en el cerrado ambiente político del mo-mento, tras la reacción absolutista de 1814 y la de-saparición del régimen y las libertades constitucio-nales. Se esperaban cambios con esas bodas, y dehecho los hubo, pues el Rey dul-cificó su carácter, y también setempló la dureza de su Gobierno,fomentándose las escuelas, losestablecimientos de beneficencia,los teatros e incluso los periódi-cos literarios(9).

El pueblo de Madrid no lajuzgó hermosa ni conveniente,pues la nueva Reina era gorde-zuela, mofletuda, muy pálida derostro, con los ojos algo saltonesy la boca algo pequeña y torcida.Y, por otra parte, llegaba a Madridsin dote alguna y sin el ajuar prin-cipesco de costumbre, por lo queel pueblo de Madrid quedó asom-brado y no faltó quien colocase ala puerta del Palacio Real un pas-quín en el que se leía: ¡Fea, po-bre y portuguesa, chúpate esa!...

¡Quién habría de sospe-char entonces que aquella joven-cita tan modosa y discreta, que apenas sobreviviríados años más, habría de ser la causante de una delas iniciativas culturales más afortunadas para losespañoles de entonces y de ahora, que en buenaparte gracias a ella cuentan con una de las más ri-cas y célebres pinacotecas de todo el mundo!

El Rey desde luego apreció enseguida y lle-gó a amar a su Reina, sin duda porque su carácterdulce y paciente atemperaba bien el duro carácterfernandino. Además, Doña María Isabel, aunquedesinteresada por la política cortesana, no lo estabadel progreso de sus pueblos, y animaba constante-mente al Rey con sus palabras. Fray José JuanGonzález nos transcribe alguna de esas conversa-ciones conyugales:¿Cómo podría yo pintaros los dulces coloquios delsabel y Fernando, cuando figurándose estar reali-zada ya una sólida y permanente paz en todos susdominios, llevaba su vista del uno al otro extremode la España, y pasando los mares, fijaba sus ojosen la vasta extensión de las Américas, y llevaba lafelicidad hasta la más miserable cabaña del indiomás necesitado? A este efecto manda valuar sus

alhajas, y ofrece su precio para la expedición quese dirige a pacificar las Américas; como hizo en otrotiempo la primera católica Isabel para el descubri-miento. ¿Cuál su placer, cuando decía a su esposo,en breve, Fernando, en breve nos concederá el Se-ñor la dicha de ver abiertas comunicaciones fácilesentre todas las provincias de esta fertilísima Penín-

sula, y trasladados de unas aotras los sobrantes de sus pro-ducciones á beneficio de bienconstruidos canales: el riego ferti-lizará nuestras campiñas, y elafanoso labrador ahorrará la mi-tad del sudor que ahora vierte so-bre la tierra, logrando ver duplica-das sus cosechas con menostrabajo. Espaciosos caminossombreados de coposos árboles,ofrecerán al viajante la comodi-dad de que ahora carece. Bos-ques hermosos, científicamenteplantados y dirigidos, proveeránlos astilleros de abundantes ma-deras; y naves sin cuento trasla-darán los frutos de nuestro sueloa países lejanos: las artes llega-rán a la cumbre de la perfección,auxiliadas con las ciencias; y lostalleres, poblados de infinitosoperarios, harán al mundo todo elmercado de la España; pero si

nuestros días no bastan a ver realizados estos bie-nes, el dulce fruto de nuestros legítimos amorescompletará el beneficio, bendiciendo nuestra me-moria millones de habitantes, que nos deberán suaumento y su prosperidad(10).

En la corte de Madrid, la Reina Doña Isabelse dedicó a las labores de manos -principalmente,la costura-; a las obras de caridad -siempre fue muycaritativa-; y a sus aficiones culturales. Veamos máspor menor en qué consistían estas dedicaciones re-gias.

Según uno de sus biógrafos coetáneos, el P.Fernández Varela, su vida cotidiana tanto en el Pra-sil como en el Palacio Real madrileño era como si-gue: Como el que teme a Dios, dice el Espíritu San-to, no busca sino medios de poder agradarle, estasolicitud era su grande estudio. Levantábase de or-dinario con el albor del dia, para aprovechar los pre-ciosos momentos de un tiempo consagrados a sumejor servicio. Su ocupación primera era orar al Se-ñor. En seguida leía la historia de aquel santo cuyamemoria celebraba la Iglesia, con el fin de estudiar-le e imitar sus virtudes. Dedicábase luego a la labor

La Infanta María Isabel de Braganzaya prometida de Don Fernando VII

por Nicolas Antoine de Taunayen el Museo de São Paulo

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de manos, tomando las lecciones de su sabia ma-estra, a quien obedecía como si fuera madre: y dis-tinguiéndose desde su tierna infancia por aquellahumildad tan propia de los santos, que es el mejorindicio de las almas sublimes, en nada meditabaque no la consultase, y nada ejecutaba que ella noaprobase, sin desdeñarse nuncade seguir sus preceptos. ¡Quéatención no prestaba a sus insi-nuaciones! Jamás le dio ni el másleve disgusto, ni motivo tampocopara temerle de ella. Cuando reco-nocía alguna falta suya, sin rubor,inocente, salía a disculparla, o im-ploraba el perdón con amables ca-ricias. Dedicada luego al estudiode la religión santa...(11).

Muy piadosa, frecuentabaconstantemente los santos sacra-mentos y las funciones de iglesia,y visitaba templos e iglesias muydiscretamente, vestida de señoraparticular y acompañada tan solode su camarera mayor. Según el P.Fernández Varela, tenía particulardevoción a Jesús Nazareno, a suMadre Dolorosa, a San Rafael Ar-cángel y a San Francisco de Pau-la, y para escitar más esta devoción, hizo que unPrelado bendijera las cuatro Imágenes, que conmucho respeto tenía colocadas sobre el reclinatoriode su gabinete... Fue famosa en todo Madrid laasistencia discreta y disimulada que la Reina hizo alos Trece Viernes de San Francisco de Paula. Ytambién, en la víspera de su desgraciada muerte, alas devotísimas ceremonias de la Natividad del Se-ñor en la capilla del Palacio de Aranjuez: los maiti-nes y la misa mayor, de dos horas de duración. Yno bastándole, hizo decir tres misas más, seguidas,en su oratorio: entonces, una de sus criadas le ad-virtió del riesgo, por estar ya fuera de cuentas, a loque Doña María Isabel le replicó, en servir a Diosno hay trabajo, ni para ello debe haber delicade-zas(12).

Como todas las señoras de su tiempo, laReina supo desde niña coser y bordar, y lo hacíacon mucha destreza, así como los delicados enca-jes, e incluso algunas otras materias, cual los cha-roles nacarados, muy de moda entonces: y lo hacíacon tal dedicación como si su sustento dependierade sus manos... Según sus damas matritenses,aprendió todas las labores de manos que formanlas ocupaciones de nuestro sexo; las hacía con per-

fección, y la frecuencia y afición con que se entre-gaba a ellas la hacían la edificación de toda su fa-milia(13).

Entre las virtudes públicas de la Soberanaestuvo en primer lugar la de la práctica de la cari-dad, que llevó a extremos notables, pero siempre

dentro de una gran discreción. Lapiedad de la Reina no solamente lallevaba a visitar iglesias y conven-tos para rezar de manera intensa,sino que también se manifestabaen la caridad, dando limosnascuantiosas y numerosas a los hos-pitales, iglesias, comunidades yhermandades pobres. En ello gas-taba casi toda la asignación men-sual del Bolsillo Secreto. Fernán-dez Varela afirma que cuandoInfanta de Portugal distribuía a lospobres casi todo lo que tenía deasignado; y así era tan querida delos portugueses. Desde su llegadaa Madrid siguió con la misma cos-tumbre; y es de admirar cómo conla moderada suma de 40.000 rea-les mensuales, tenía para hacertantas obras buenas como hizo,después de satisfacer todos sus

gastos, pagando tantas pensiones a criados y fami-lias menesterosa es, y haciendo distribuir por manode su mayordomo mayor 5.000 reales cada mes alos demás pobres. En cuanto podía, procuraba laReina guardar todo secreto en el repartimiento demuchas limosnas, cumpliendo en esta parte con loque la advertía el Evangelio; y encargando lo propioa aquellas personas de quienes se valía para el so-corro de los necesitados, de cuya habitación y cir-cunstancias procuraba informarse con la misma re-serva, para que nadie trasluciese de dónde les ibael remedio(14).

Puso bajo su amparo y protección todos losestablecimientos de beneficencia de la corte, y acu-dió asiduamente a la Real Casa de la Inclusa y alColegio de Niñas de la Paz madrileños: FernándezVarela dice que visitó varias veces dicha real casa,ya en compañía de su augusto esposo, ya con lacamarera mayor en traje de señora particular; reco-rría una por una las salas y labores de las niñas, ylas cunas de los niños expósitos; ya acordándosede que ella era la madre de aquellos inocentes, afalta de sus propias despiadadas madres, se la veíatomarlos en sus brazos, y mudarles los pañales conel mismo amor que si fueran sus hijos, afirmando,

La Reina María Isabel de Braganzaóleo de Francisco de Goya

en el Meadows Museum, Dallas

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ante alguna reconvención cortesana: Son mis hijos,pues tienen la desgracia de no conocer a sus ma-dres. Ambos centros estaban puestos bajo la autori-dad y el cuidado de la Junta de Damas de Honor yMérito, brazo femenino de la Real Sociedad Econó-mica Matritense de Amigos del País, de cuya presi-dencia se hizo cargo la soberana(15).

También se ocupó de los enfer-mos que se trataban en los hospitalesde la corte, y en cierta ocasión visitólargamente a los acogidos en elHospital General de Madrid(16). Pe-ro, sobre todo, patrocinó, a peti-ción de la citada Junta de Damasde Honor y Mérito, el asentamien-to en España de la beneméritaOrden de las Hijas de la Caridadde San Vicente de Paul, que enpocos años se hicieron cargo detodos los hospitales y estableci-mientos de la beneficencia pública enEspaña, manteniéndolos ejemplarmen-te nada menos que durante un siglo y me-dio largo -hasta la década de1980-. Para lograrlo, comenzócon la entrega a las hermanas dela Caridad el Hospital de Valen-cia, obteniendo para ello la bulapontificia correspondiente(17).

En cuanto a sus aficiones artísticas y cultu-rales, sabemos de cierto que Doña Isabel continuódibujando y pintando, bajo la dirección del maestroVicente López(18). Creo recordar que en las colec-ciones de Patrimonio Nacional se conservan algu-nas obras de su mano(19). Incluso presentó al públi-co algunos de sus dibujos en los salones de la RealAcademia de San Fernando, teniendo mucha acep-tación sus obras. Por eso fue elegida académica dehonor y consiliaria de la Real Academia de BellasArtes de San Fernando. Y su afición la llevó a serprotectora de artistas y mecenas de las artes, seña-lando pensiones para los aventajados. Tambiéncontinuó estudiando humanidades, y perfeccionan-do el latín y el francés, además del inglés.

Además, se preocupó mucho por la educa-ción de las mujeres, siendo en este punto adelanta-da a su época. Tras su entrada en la Real Acade-mia de San Fernando, muy pronto logró quetambién las mujeres pudiesen asistir a las leccionesartísticas que allí se impartían. Según FernándezVarela, entre las limosnas que hacía la Reina, nin-guna parecía que le eran tan gratas como las quedestinaba a la buena educación de la juventud, sin

duda por lo penetrada que estaba de los muchosbienes que de ella se sigue. Además de las diferen-tes pensiones que este fin tenía consignadas, esta-bleció una escuela de dibujo para las señoras y ni-ñas pobres; utilísima ciertamente para desempeñarcon perfección todos los oficios propios de las muje-

res, pues no hay uno que no dependa del di-bujo. Tenía también sumo cuidado con las

niñas educandas del Colegio de SantaIsabel de Madrid, cuyas planas veía y

repasaba todos los meses para pre-miar a las más beneméritas, y esti-mular así su aplicación(20).

No gustaba de grandesgalas, que solo vestía en la corteespañola por su obligación en lasgrandes ceremonias palatinas:acabadas estas, corría a retirarse

a su cuarto, y se vestía con mo-destia, quedándose como una seño-

ra particular. Tampoco tenía gusto enser atendida por la numerosa servidum-

bre palatina, sino que por sí misma hacíatodas las labores; y se vestía y sedesnudaba sin cansar a ningunade sus camaristas(21).

Todos los contemporáne-os coinciden en afirmar que la

Reina amó sinceramente a su esposo, y que lleva-ba mal sus correrías galantes. Que en buena partese moderaron, pues Don Fernando también amabaa su joven y dulce esposa, y procuró siempre tratar-la con cariño y afecto. Enseguida de su llegada aMadrid, la Reina quedó embarazada, dando a luz el21 de agosto de 1817 a su hija la Infanta Doña Ma-ría Isabel Luisa, malograda a los cinco meses de vi-da. Su pérdida la sumió en la pena, pero pronto seresignó, e incluso consolaba a su esposo diciéndoleNo nos aflijamos demasiado, Fernando mío, confie-mos en Dios, que Él nos dará un Príncipe que seráel heredero de tus virtudes(22).

Y en este aspecto maternal también se des-tacó la soberana, pues quiso amamantar ella mis-ma a su hija, sin recurrir –como era de costumbreentre la realeza y la alta nobleza- a las sólitas amasde cría. Fernández Varela nos informa:¡Es incomprensible el que este horroroso abuso sehalle tan admitido en unas personas y familias que,por su educación, su cultura, su sensibilidad y suclase debieran formar un grande empeño en criar asus pechos los hijos de sus entrañas! ¿cómo pue-den estas señoras desentenderse con tanta facili-dad de unas funciones que el amor maternal, la na-

La Reina Doña María Isabelde Braganza por Vicente López, 1817

en el Museo Nacional del Prado

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turaleza misma dicta y reclama? La difunta reina nosolamente lactaba, envolvía y cuidaba por sí mismaa la Infantita que nos había dado el cielo; sino queestaba firmemente resuelta a hacer lo mismo contodos los demás hijos que tuviese, como también ano enterrarlos al cuidado de ayos, y ponerlos encuarto separado, según la costumbre del palacio re-al de España. Algunas otras veces se le ha oído de-cir: “nadie mejor ayo de los hijos, que sus propiospadres: los que Dios me dé, no se separarán de milado”(23).

Para dar gusto a su aficiónpor una vida sencilla y retirada, casiburguesa, el Ayuntamiento de Madridadquirió en 1817 la llamada Huertade Romero o del Clérigo Bayo, inme-diata a la puerta de Embajadores,entonces en los confines del este deMadrid. En la cual se edificó el Casi-no de la Reina, una quinta de recreobien amueblada y alhajada por artis-tas de renombre, como Vicente Ló-pez, Zacarías González Velázquez,José de Madrazo y Juan Antonio Ri-bera. Y dotada de unos espaciosos yamenos jardines(24).

Por su parte, el Rey su mari-do también quiso agasajarla y llevó acabo grandes obras de rehabilitacióny de embellecimiento en el Real Sitiodel Buen Retiro, arruinado por los ocupantes fran-ceses y por los libertadores británicos, levantandoallí el Palacio de San Juan, el Pabellón Persa, laCasita del Pescador, la Montaña Rusa con su tem-plete, el Salón Oriental, las casitas rústicas, la nue-va Casa de Fieras, el embarcadero del EstanqueGrande, y multitud de estanques, fuentes y esta-tuas. También acometió Don Fernando, a sugeren-cia de la Reina, otras obras de embellecimiento delentorno del Palacio Real; entre otras cosas, paradar empleo a mucha gente desempleada que en-tonces pululaba por la corte sin tener oficio ni bene-ficio(25).

En una de las jornadas de la corte en El Es-corial, la Reina visitó las obras de restauración delmonasterio, que había quedado dañado despuésde la invasión francesa. En sus sótanos descubrióun gran número de obras de arte -obras de grandesmaestros italianos y españoles, que se habían tras-ladado allí desde el desaparecido Alcázar de Ma-drid, o que habían sido saqueadas por los france-ses, a la espera de su traslado a París-. Al verlasapiladas y mal dispuestas, pensó en llevarlas al pa-

lacio de Riofrío. Al parecer, el gran pintor Franciscode Goya -que ya lo había aconsejado al Intruso,inspirado en un viejo proyecto de Mengs-, propusoentonces a la Reina que las trasladara de nuevo aMadrid, en donde se podrían mantener mejor y don-de podrían ser admiradas por un mayor número depersonas. De ahí su manifiesta voluntad de llevar acabo el proyecto de convertir el gran edificio diseña-do por Juan de Villanueva para el Rey Don CarlosIII, destinado a albergar el Real Gabinete de Cien-

cias Naturales, en regio museo depintura y escultura.

Pedro de Madrazo, en el ca-tálogo de los cuadros del Real Mu-seo hecho en 1854, es el que hizopúblico que fue la Reina Doña MaríaIsabel de Braganza quien sugirió laidea [al Rey], por escitacion [sic] dealgunos personajes aficionados alas nobles artes, y el Rey la acogiócon verdadero entusiasmo(26). Hastatal punto de que el proyecto fue ade-lante y se llevó a cabo, obedeciendolas órdenes del propio soberano.

Desafortunadamente, la jo-ven Reina no llegó a presenciar lainauguración del Museo, que tuvolugar casi un año después de suprematuro fallecimiento en el Pala-cio Real de Aranjuez (Madrid) el 26

de diciembre de 1818. Aunque el Rey, la corte y to-da España estaba expectante ante el embarazo dela Reina, preocupaba su estado de debilidad. Y ellamisma era muy consciente, como recoge fray JoséJuan González al narrar el momento: Todos cele-bran esta dicha, aplauden su felicidad, se compla-cen con la esperanza de la Real sucesión, y repitenlos parabienes a su Reina: ella sola, aunque robus-ta y saludable, parece abatida: “no salgo de esteparto”, solía repetir con frecuencia(27).

Y así ocurrió, a causa de un grave error mé-dico: al comenzar el parto quedó inconsciente poruna alferecía o preclampsia, y, creyéndola muerta,el Rey autorizó a los médicos una cesárea para sal-var al neonato. Aunque recuperó la conciencia du-rante la intervención, dando grandes gritos, la jo-vencísima parturienta murió desangrada allí mismo.También la muerte arrebató pocos minutos despuésa su hijita, que llegó solo a recibir las aguas bautis-males in articulo mortis. Ambos cuerpos yacen se-pultados en el Panteón de Infantes escurialense, adonde fueron conducidos y depositados con el gra-ve ceremonial de la Casa Real de España(28).

La Reina María Isabel,óleo anónimo

(en comercio, 2016)

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Solo contaba con veintiún años, siete mesesy siete días de edad. Su súbito fallecimiento, en tanterribles circunstancias, conmovió muy de veras atodos los españoles, peninsularesy americanos, siendo muy nume-rosos los testimonios coetáneosde su pesar: elogios, necrologías,oraciones fúnebres, y tambiéncomposiciones musicales y poéti-cas dedicadas al triste aconteci-miento, cual la célebre de JuanNicasio Gallego(29). Con otra deellas cerramos este número delos Cuadernos de Ayala.

Volvamos ya al espléndidoretrato que ilustra nuestra narra-ción. Se trata de una obra pictóri-ca de gran tamaño, dos metros ymedio de altura, y tiene el númerode catálogo P000863. Es un re-trato espléndido, de un estilo aúnneoclásico –que obedece a mo-delos franceses, como los gran-des retratos de Lefévre y de Gé-rard-, y de los llamados deaparato, que conserva su marcooriginal, tallado y dorado. El artis-ta se inspiró en el retrato que dela difunta soberana había realizado en vida su pa-dre Vicente López, también guardado hoy en el Mu-seo del Prado. En este, la Reina aparece peinadasegún la moda del Primer Imperio, y viste un trajede corte de terciopelo rojo, bordado en oro con mo-tivos florales. Luce placa y banda de la Orden rusade Santa Catalina, las bandas superpuestas de laespañola de María Luisa (1801), y de la portuguesade Santa Isabel (1804), y también lleva el lazo ne-gro y la venera ovalada de la Orden femenina aus-triaca de la Cruz Estrellada (Sternkreuz Orden)(30). Ala derecha aparecen los escudos ovales de su regioesposo y de ella, puestos bajo la corona real y aco-lados del collar del Toisón de Oro, y de la banda yvenera de María Luisa; bordadas en el respaldo delsillón, las iniciales de la Reina, I.B.

Es muy notable la particular iconografía delretrato, con la Reina representada como fundadoradel Real Museo de Pintura y Escultura, hoy conoci-do como Museo del Prado: el edificio, señalado porla Reina con su mano diestra, se muestra por laventana, en una perspectiva desde el noroeste, conel mismo aspecto que tuvo cuando se inauguró en1819. Además, con su mano izquierda, la Reina se-ñala unos planos extendidos sobre el sillón dorado

y apoyado en leones alados, en los cuales están re-presentados los alzados de las salas, con la coloca-ción de los cuadros. Seguramente, hay que inter-

pretar este detalle como tes-timonio de un interés bastantemás que superficial de la Reinapor la creación del Museo delPrado.

Sensible en la interpreta-ción del personaje de la Reina ysu especial papel cultural, cuida-doso en la organización de lacomposición y en la representa-ción de los objetos y texturas,Bernardo López nos ha dejadouna imagen ciertamente emble-mática para la historia de nuestromás célebre museo(31).

Como testimonio del reco-nocimiento y la gratitud a tan be-nemérita soberana, su estatuasedente, obra neoclasicista de Jo-sé Álvarez Cubero, está situadaen el vestíbulo de la puerta deVelázquez, en la entrada oestedel Museo Nacional del Prado,que es la principalmente usadapor el público.

N O T A S1) De Bernardo López Piquer (Valencia, 20 de agosto de1799-Madrid, 1º de agosto de 1874), ha escrito nuestrobuen amigo José Luis Díez, en su magno estudio –en elque tuvimos el honor de colaborar-, Vicente López(1772-1850), Madrid, 1999. Hijo primogénito de VicenteLópez y hermano del también pintor Luis López Piquer,ingresó en la Real Academia de San Fernando en 1825,y consiguió pronto, gracias a su padre, varios trabajospalatinos, como el retrato de la Reina María Isabel deBraganza como fundadora del Real Museo, sin duda suobra más conocida. Fue el más fiel imitador del estilo desu padre, compartiendo con él trabajo y clientela, llegan-do a alcanzar cierta reputación en su tiempo como retra-tista, especialmente en la técnica al pastel. De su pro-ducción destacan la serie de retratos de nodrizas de lafamilia real pintadas para Palacio y retratos como el deIsabel II niña, vestida de maja andaluza, que presentó enel Salón de París de 1855 junto con el retrato del Prínci-pe Alfonso en brazos de su nodriza (hoy en PatrimonioNacional). Fue director de estudios de la Real Academiade San Fernando desde 1844, y presidente de su sec-ción de Pintura desde poco después hasta su muerte. En1843 fue nombrado pintor de cámara de Doña Isabel II,ejerciendo como profesor de varios miembros de la Fa-milia Real, además de la propia soberana, quien le con-cedería el nombramiento de primer pintor de su cámarael 17 de febrero de 1858, empleo que sirvió hasta 1868.

María Isabel de Braganzaescultura de José Álvarez Camposen la entrada del Museo del Prado

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2) Ramón de Mesonero Romanos, Memorias de un se-tentón (utilizo la segunda edición, Madrid, 1881). Wen-ceslao Ramírez de Villa Urrutia, marqués de Villa Urrutia,Las mujeres de Fernando VII, Madrid, Tipografía Artísti-ca, 1916.3) VV.AA., María Isabel de Braganza: la Reina del Prado.Edición conmemorativa del bicentenario de la fundacióndel Museo del Prado (1819-2019). Madrid, Boletín Oficialdel Estado, 2019.4) Por ejemplo, la documentación obrante en el ArchivoGeneral de Palacio, Madrid. Por ejemplo, los muchos im-presos necrológicos que se dedica-ron a su memoria, algunos de ellosescritos por personas que la cono-cieron y trataron.5) El Dr. D. Manuel Fernández Va-rela, presbítero, predicador de S.M.y de su Consejo, de la Real Acade-mia de la Historia, caballero ecle-siástico de la Orden de Carlos III, ydeán de la santa iglesia catedral deLugo, en su precioso y preciso do-cumento biográfico titulado Oraciónfúnebre por la Reina Nuestra Seño-ra Doña María Isabel Francisca deBraganza (Madrid, 1819); notas 6 y 7.6) Fernández Varela, op. cit., notas 3, 4 y 5.7) Firmaron en nombre del Rey don Pedro de Ceballos,primer secretario de Estado (que recibió en premio el co-llar del Toisón de Oro) y el Marqués de Campo Sagrado(que obtuvo la gran cruz de Carlos III): Villa Urrutia, op.cit., pág. 91.8) Villa Urrutia, op. cit., pág. 92.9) Mesonero Romanos, op. cit., pág. 200.10) Francisco Antonio González, Oración fúnebre que enlas solemnísimas exequias celebradas el día 2 de marzoen la iglesia de San Francisco de esta Corte a expensasdel rey nuestro Señor por su amada esposa Doña MaríaIsabel de Braganza (Madrid, 1819). Y fray José JuanGonzález, Oración fúnebre en las solemnes exequias ce-lebradas por el Excmo. Ayuntamiento de esta Muy Noble,Muy Leal, Muy Heroica, Imperial y Coronada Villa de Ma-drid, en el convento de religiosos agustinos calzados deSan Felipe el Real... por la sentida muerte de nuestra au-gusta soberana Doña María Isabel de Braganza y Bor-bón (Madrid, 1819).11) Fernández Varela, op. cit., nota ...12) Fernández Varela, op. cit., notas 16, 17 y 30.13) Fernández Varela, op. cit., notas 12 y 13. Y en el Elo-gio de la Reina nuestra Señora Doña María Isabel deBraganza, leído en virtud de acuerdo de la Junta de Se-ñoras de esta Corte (Madrid, 1819).14) Fernández Varela, op.cit., notas 22, 23 y 24.15) Elogio de la Reina nuestra Señora Doña María Isabelde Braganza, op. cit. Y Fernández Varela, op. cit., nota26.

16) Fernández Varela, op. cit., nota 25.17) Fray José Juan González, op.cit. Y Fernández Vare-la, op. cit., notas 16 y 17.18) Fernández Varela, op. cit., nota 5.19) PATRIMONIO NACIONAL, FALTA...20) Fernández Varela, op. cit., nota 21.21) Fernández Varela, op. cit., notas 10, 11 y 12.22) Fernández Varela, op. cit., nota 29.23) Fernández Varela, op. cit., nota 28.

24) Mesonero Romanos, op. cit.,pág.199. Fernando A. Martín, “Unregalo del Ayuntamiento de Madrida la reina Isabel de Braganza”, enVilla de Madrid: revista del Excmo.Ayuntamiento, 86 (1985), págs. 25-32. Carmen Ariza Muñoz, “El JardínBotánico, El Casino de la Reina yVista-Alegre: jardines madrileñosque fueron del Real Patrimonio”, enReales Sitios, 86 (1985), págs. 37-44. María Isabel Gea Ortigas, ElMadrid desaparecido (Madrid, LaLibrería, 1992), págs. 39-40.25) Mesonero Romanos, op. cit.,

pág.199.26) Pedro de Madrazo, Catálogo de los cuadros del RealMuseo de Pintura y Escultura de S.M. redactado conarreglo a las indicaciones del Director actual de este Re-al Establecimiento, Madrid, 1854, página VIII, en nota.27) Oración fúnebre en las solemnes exequias celebra-das por el Excmo. Ayuntamiento de esta Muy Noble, MuyLeal, Muy Heroica, Imperial y Coronada Villa de Madrid,en el convento de religiosos agustinos calzados de SanFelipe el Real... por la sentida muerte de nuestra augustasoberana Doña María Isabel de Braganza y Borbón (Ma-drid, Imprenta de Repullés, 1819).28) El relato de la solemnes honras fúnebres y entierrode la Reina y de la Infantita, en el Suplemento a la Gace-ta de Madrid del martes 12 de enero de 1819.29) Juan Nicasio Gallego, A la muerte de la Reina nues-tra Señora Dª María Isabel Francisca de Braganza. Ele-gía (Madrid, Imprenta que fue de García, 1819).30) También recibió la gran cruz de la portuguesa Ordende Nuestra Señora de la Concepción de Vila Viçosa en1818. Por cierto, el catálogo del Museo del Prado estáerrado, toda vez que la placa que identifica como la de lagran cruz de la Orden de Cristo –que no pudo tener ni tu-vo, pues no se otorgaba a señoras en aquella época-, esen realidad la de la gran cruz de la Orden rusa de SantaCatalina.31) Un extenso comentario de esta obra puede leerse enGabriele Finaldi, El retrato español en el Prado. De Goyaa Sorolla, Madrid, Museo Nacional del Prado, 2007, pág.88).

Fachada principaldel Casino de la Reina

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Nació en Pamplona el 11 de agosto de1597 en el palacio de Cruzat, casa-residencia de lafamilia, situado en la calle Mayor. Fue el menor delos nueve hijos de los Baronesde Bigüezal, don Carlos deRedín y doña Isabel de Cru-zat. Don Carlos, cabeza deesta familia de noble y antiguaascendencia navarra, sirvió alRey en Flandes y participó enla memorable batalla de Le-panto, a las órdenes de DonJuan de Austria.

Falleció poco despuésde nacer don Tiburcio, por loque doña Isabel tuvo que edu-car a sus hijos combinando suinstinto maternal y una profun-da religiosidad, con un carác-ter firme y enérgico. En másde una ocasión, sus hijos lle-garon a afirmar que la temíanmás que a un regimiento dearcabuceros.

Sus hermanos eligie-ron carreras entre la vida mo-nástica y las armas, destacan-do entre ellos don Martín,quien llegó a ser nombrado en1657, Gran Maestre de la Or-den de San Juan de Jerusalén,más conocida como la Ordende Malta. En cuanto a sus cuatro hermanas, unafalleció a muy temprana edad y otras dos tomaronel hábito de religiosas, mientras que la última, do-ña Rosa, heredó los bienes y el título nobiliario dedon Tiburcio, cuando este optó por vestir el hábitocapuchino.

Desde muy temprana edad, don Tiburciomostró su vocación por las armas. Fue a los cator-ce años cuando ingresó en los Tercios de Infante-ría Española y marchó a las guerras de Italia, don-de se encontró con su hermano don Miguel Adrián,quien ya ejercía de capitán. No tardó en dar mues-tras de su valor y aptitud, participando en lancesde gran riesgo, lo que le hizo ganarse el respeto yla fama entre sus compañeros, así como rápidos

ascensos en su graduación militar. En 1622, el Du-que de Medina Sidonia le otorga el mando sobrealgunos buques en la Armada y poco después se

le encarga dirigir el galeónEspíritu Santo a la isla Mar-garita (Venezuela) y a otrospuntos del Nuevo Mundo, enbusca de perlas y tesoros.Eran empresas de muy altoriesgo por el peligro que en-trañaban los piratas enemi-gos de España, que don Ti-burcio llevó a cabo a laperfección. Por ello, en ene-ro de 1624 el Rey Don Feli-pe IV le recompensó, otor-gándole el hábito de laOrden de Santiago.

Los galeones espa-ñoles, a menudo cruzaban elAtlántico vigilando las rutasmás frecuentadas. Por aquelentonces, eran numerososlos grupos de piratas ingle-ses, holandeses y francesesque acechaban las coloniasde España y asaltaban susnavíos. En 1624, Redín pasóa las órdenes del generaldon Tomás de Larráspuru, yposteriormente se encuadró

en la Armada del Océano.Participó en algunos comba-

tes y lances navales bajo el mando del famoso al-mirante Oquendo. En 1633, durante la toma de laisla de San Martín, resultó herido por dos balas demosquete, una en el pecho y otra en el brazo. DonTiburcio regresó a Madrid y, una vez recuperado,el Rey Don Felipe IV le otorgó varias distinciones,así como una valiosa cadena de oro.

Fue precisamente en la toma de la isla deSan Martín en donde perdió la vida su hermanodon Miguel Adrián. Los mayorazgos que gozaba eldifunto recayeron en don Tiburcio, así como la ba-ronía, por lo que desde aquel instante su nombrequedó vinculado al título de Barón de Bigüezal.Cabe resaltar que la antigüedad de este título nobi-

Don Tiburcio de Redín , Barón de Bigüezalpor fray Juan Rizzi, en el Museo del Prado

DE RE BIO-ICONOGRAFICA

DON TIBURCIO DE REDÍN Y CRUZATpor D. Joaquín Londáiz y Montiel, Barón de Bigüezal.

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decidiendo asaltar el carruaje enel que viajaba el Conde-Duquea quien se dirigió enérgicamen-te. Tras este incidente, sus másallegados le recomendaron au-sentarse de la Corte, pues el mi-nistro del Rey estaba muy enfa-dado y había dado la orden deprenderle. Don Tiburcio se tras-lada a Cádiz y, desde allí, viajaa Panamá, en donde encontróal Virrey nombrado para el Pe-rú, que era amigo suyo.

El Virrey era conocedor delpercance que don Tiburcio ha-bía tenido con el Conde-Duquede Olivares, y tenía orden deprenderle y mandarle de vuelta aEspaña. Sin embargo, quiso dar-

le a don Tiburcio la oportunidad de redimirse enco-mendándole el mando de un buque de guerra y lacustodia de unos documentos importantes, que de-bía entregar al Rey. No era una empresa fácil,pues un gran navío holandés esperaba interceptar-los en su camino de regreso a España.

Don Tiburcio vio una gran oportunidad enesta amenaza y ordenó cargar el buque con mu-cho lastre para que aparentase ir lleno de tesorosy riqueza. Una vez en alta mar, la fortuna les son-

liario data de 1453, cuando elRey Juan II de Castilla lo otorgóa los señores de Redín. Los mo-narcas de la Casa de Austria ne-garon este reconocimiento, quefinalmente obtuvo don MiguelAdrián para la familia en 1631.

Nada parecía detener adon Tiburcio de Redín, quien si-guió participando en batallas ycombates, sin importarle el ries-go, siempre demostrando sugran valía y arrojo. Los rumoresacerca de sus acciones heroicasmotivaron que el público le bauti-zase con el sobrenombre de Jú-piter Hispano.

Tras una heroica victoriaen inferioridad de condicionescontra dos galeras de moros, el Rey le llamó a laCorte y le confirió el mando en jefe de una peque-ña armada que debía organizar en las costas deCataluña. Don Tiburcio se afanó en poner a puntodicha armada a la mayor brevedad posible y solici-tó a S.M. las debidas instrucciones. El Rey le dijoque tratase el asunto con su primer ministro, elConde-Duque de Olivares. El fuerte carácter y lafalta de paciencia de don Tiburcio salieron a relucirtras recibir varias negativas por parte del valido,

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J o s é M i g u e lP e c o s

Antiguo Maestro Mayor

de

Cejalvo

Retrato de don Tiburcio de Redín comofray Francisco de Pamplona,

fraile capuchino

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de Cariñán y don Tiburcio no dudó en acudir al lan-ce. Allí recibió una pedrada en la cabeza que le hi-zo caer del caballo, hasta el punto de que muchosle dieron por muerto. Fue acogido y cuidado porun capuchino, hasta que fue recuperando paulati-namente la salud.

A partir de este ins-tante, su vida da un giro ra-dical. Arrepentido de su vidaanterior, el convalecientedon Tiburcio recibe los San-tos Sacramentos, hace tes-tamento y, finalmente, en1638 decide ingresar en elconvento de capuchinos deTarazona, adoptando elnombre de fray Franciscode Pamplona, aunque tam-bién fue conocido durantelos últimos años de su vidacomo el Capuchino español.

En 1645 es destinadoal reino del Congo, pues su

rey había escrito al Papa Urbano VIII solicitandoque se abriera una misión capuchina en su país.Ante la falta de misioneros, Fr. Francisco regresó aEspaña en busca de nuevas vocaciones, que sur-gieron con gran rapidez. En 1646, ya con Inocen-cio X como pontífice, viaja a Roma. Conocedor delas virtudes de Fr. Francisco, el Papa le llama paraofrecerle el capelo y el generalato de sus galeras.Sin embargo, fray Francisco declina este ofreci-miento diciendo: Beatísimo Padre, yo soy un hom-bre pecador y de natural altivo y soberbio, y Diospor su misericordia me ha puesto en este estadopara que haga penitencia de mis pecados. SiVuestra Santidad no me ayuda a ser humilde meperderé, porque soy tal que la tiara de San Pedrono estará segura por mi altivez y soberbia en ladignísima cabeza de Vuestra Santidad.

Gran conocedor como era de las Indias oc-cidentales, a partir de entonces centró sus esfuer-zos en aquella zona, siendo uno de los grandesimpulsores de las misiones en Santa Fe y Vene-zuela a partir de 1648. Abrió misiones en Cumaná,Los Llanos de Caracas, Maracaibo, isla Trinidad yGuayana.

En 1651, con la salud ya bastante deterio-rada, fray Francisco acepta la misión de regresar aEspaña en busca de más misioneros. No llega acumplir este encargo, pues fallece el 31 de agosto

rió al cruzarse con el mencionado barco holandés,que no dudó en atacar su objetivo. Redín simuló larendición y el capitán del navío holandés, orgullosode haberse hecho con tan preciada presa, saltó albarco español sin precaución alguna. Al preguntarpor el capitán, la tripulación le contestó que se ha-llaba en su camarote, enfer-mo. Allí lo recibió don Tibur-cio con un pistoletazo. Esaera la señal convenida paraque los españoles atacasena los holandeses, quienesse vieron sorprendidos. Conel barco holandés en su po-der, Redín regresó a Cádiz.Se reunió con el Rey en laCorte y restableció su bue-na relación con el primer mi-nistro, quedando olvidadasu ofensa. El 2 de abril de1637 fue nombrado generalde la primera flota de TierraFirme.

Don Tiburcio de Redín no solo dio muestrasde su fuerte carácter durante los combates. Tam-bién salió a relucir durante su vida cotidiana, comosucedió en una ocasión en un teatro de Madrid,donde ridiculizaron a su Navarra natal. Muy moles-to, desenfundó la espada y saltó al escenario, ha-ciendo que todos los presentes huyesen despavo-ridos.

También es notoria otra anécdota queaconteció en Sevilla, donde don Tiburcio acudió alencuentro de una dama en su casa, pues esta lehabía dejado entrever que le recibiría. Se vio sor-prendido por los criados, quienes se apresuraron aavisar al marido. Se armó un buen alboroto y Re-dín pudo escapar, no sin pasar desapercibido. Nodudó en regresar a Cádiz y solicitó un buque al ge-neral de la Armada. Su intención no era otra que ira Sevilla y bombardear el barrio donde había acon-tecido el vergonzoso percance. Advertido por elasistente de la ciudad hispalense, don Tiburcio notuvo más remedio que regresar a Cádiz, donde pa-só unos días en prisión por su loca aventura. Deno haber tenido tan buena relación con el Rey, conel Conde-Duque de Olivares y con otras personali-dades de la Corte, a buen seguro sus problemashabrían sido mayores.

Había cumplido ya cuarenta años, cuandose encontraba en la Puerta del Sol de Madrid. Seprodujo una pelea con los criados de la princesa

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Mapa de los viajes y travesías atlánticasde fray Francisco de Pamplona

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de 1651. Fue enterrado en una pequeña iglesiaparroquial de La Guaira, que no existe en la actua-lidad, desconociéndose el paradero actual de susrestos mortales.

Su retrato, pintadohacia 1635 y atribuido afray Juan Rizzi, se con-serva en el Museo delPrado. Citando a don Ma-nuel de Mencos y Mansode Zúñiga, Marqués delAmparo, en la biografíaque publicó sobre don Ti-burcio de Redín en 1861,nadie negará tampoco loextraordinario que es ha-llar en el mismo hombreal apuesto soldado, au-daz, iracundo y altanero,y al humilde, pobre y con-trito Capuchino. No obs-tante, es difícil de superarla descripción que hizodel retrato el escritor don José María Pemán en elaño 1927: Aparece don Tiburcio de Redín con elentrecejo fruncido, como un nubarrón de tormenta,sobre su mirada dura y desafiadora; los bigotesencabritados por las puntas, el mentón audaz yprovocativo, orlado de un pelillo áspero e imperti-nente; la cabellera revuelta e indómita, cayendosobre el cuello; las botas altas y pesadas; junto aél, en la penumbra del fondo, hay una mesa, y enla mesa dos pistolas. Todo revela en el retrato unavida plena, intensa, desbordante. Tiene el ilustreguerrero la mano derecha en la cadera, y la iz-quierda, naturalmente caída, con el sombrero grisen ella; lleva cuera adobada, con la faja rosada demaestre de campo por encima, calzón colorado noancho, lazos verdes, bota negra a la valona, y lasespuelas calzadas; y, sobre la cuera, una casacachamberga negra desabrochada, bordada de plataen las costuras de los brazos y en la botonadura.Amplia valona flamenca y rico talabarte tejido enplata completan el traje. En el tapete rojo, de franjay alamares de oro, que cubre la mesa, se dibuja elescudo de los Redín y Cruzat.

Existen numerosas copias del cuadro, co-mo las que se pueden encontrar en el hotel Pala-cio Guendulain de Pamplona, en el Palacio de losMencos de Tafalla, en la primera planta de la Dipu-tación de Navarra o en la que fuera su casa natal.También hay otro, procedente de la Casa de Lozo-

ya en Segovia, hoy en poder de sus descendien-tes, en Santa Cruz de Iguña (Cantabria).

La sangre de don Tiburcio se transmitió porsu hermana Dª Rosa de Redín y Cruzat, IV Baro-

nesa de Bigüezal, ca-sada en 1629 con D.Fausto Francisco deLodosa y Navarra. Suhijo D. Fausto, V Barónde Bigüezal, y maridode Dª Jerónima de Sal-cedo, procreó a Dª Jo-sefa Antonia de Lodo-sa, VI Baronesa deBigüezal, casada en1668 con D. Luis Car-los de Ayanz de Nava-rra y Arbizu, III Condede Guendulain, monte-ro mayor de Navarra.Padres de Dª BasiliaAyanz de Navarra, IVCondesa de Guendu-

lain y VII Baronesa de Bigüezal, casada en 1696con su primo D. José Sebastián de Mencos yAyanz de Navarra. Fue su hijo y sucesor D. Rafaelde Mencos, V Conde de Guendulain, marido des-de 1747 de Dª Ana Maria de Areyzaga e Irusta, ypadre de D. Joaquín de Mencos, VI Conde deGuendulain, casado en 1770 con Dª María Magda-lena de Eslava y Eslava, II Marquesa de la RealDefensa y Condesa del Fresno de la Fuente. Suhijo D. Joaquín Mª de Mencos, VII Conde deGuendulain, se casó en 1798 con Dª ManuelaManso de Zúñiga y Areyzaga, y fueron padres deD. Joaquín Ignacio de Mencos, VIII Conde deGuendulain, casado en 1848 con Dª María del Pi-lar de Ezpeleta y Aguirre Zuazo, Condesa del Va-do. Su hijo D. Joaquín Mª de Mencos, IX Condede Guendulain, contrajo matrimonio en 1884 conDª Fuencisla Bernaldo de Quirós, Marquesa de Es-lava, y tuvieron por su hijo y sucesor a D. JoaquínIgnacio de Mencos, X Conde de Guendulain, casa-do en 1915 con Dª Pilar del Arco y Cubas. De ellosnació Dª María del Pilar de Mencos y del Arco, XICondesa de Guendulain, casada en 1947 con D.Rafael Londáiz de la Plaza: padres de D. JoaquínIgnacio Londáiz y Mencos, XII Conde de Guendu-lain, casado en 1978 con Dª Victoria Montiel yAllendesalazar. De quienes nació D. Joaquín Lon-dáiz y Montiel, XVI Barón de Bigüezal, autor de es-tas páginas.

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Fachada del palacio de Redín, en Pamplona

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En el ya lejano año de 1972, mis padresme trajeron a Madrid, hasta entonces había vi-vido en San Sebastián en casa de mi abuelamaterna, y una de las primeras cosas que seconsideró que teníaque hacer era ver elMuseo del Prado.La experiencia (te-nía nueve años) fuepoco memorable ex-cepto por la obra deGoya, en concretoLa Carga de los Ma-melucos y Saturnodevorando a sus hi-jos, que a tan tiernaedad causaron laimpresión normal.Éste fue el inicio deuna serie de visitas,que continúan al díade hoy.

Con el tiem-po fui descubriendonuevos cuadros ydetalles insospecha-dos en otros que yaconocía. Luis Rús-poli, un día de novi-llos del colegio, memostró que en ElColoso de la Guerra-que ya no sé si es de Goya o no pero que megusta igual-, todas las figuras están en movi-miento, con la excepción de un burrito en elcentro de la espantada masa. El impresionanterostro de don Tiburcio de Redín pintado porRicci -¡a ver quien era el guapo que se reía deél por llamarse Tiburcio!-, la Pelea a Garrota-zos, La Rendición de Breda....

Pero fue durante la década de 1980, dela que tengo una enloquecida y bastante difusamemoria, que presté atención a un retrato que

colgaba de una pared en las salas de pinturaespañola del siglo XVII. El cuadro en cuestiónera el retrato de don Gregorio de Silva, Duquede Pastrana, pintado por Carreño de Miranda.

Ésta obra, de mag-nífica calidad, des-pertó mi curiosidade hizo que viera lapintura de una ma-nera diferente. Has-ta entonces me fija-ba en la pincelada,la composición, elclaroscuro, etcétera.Vamos, todas esascosas que nos en-señaban en el cole-gio y que repetía-mos como loritossin saber exacta-mente lo que signifi-caban, pero quequedaban estupen-damente delante delos demás. Con es-te cuadro empecé amirar el mensaje, nola técnica. Me en-cantaría desmenu-zar el cuadro y elpersonaje, pero o-curre que, de éste

Duque en concreto, yo no desciendo; así quepasó a hablar de un magnifíco retrato de unaniña, que recientemente ha adquirido el Museodel Prado a unos primos míos.

Se trata del retrato que Agustín Estevepintó a la pequeña de las hijas de los novenosDuques de Osuna: doña Manuela Isidra TéllezGirón y Pimentel (1794-1838).

Manuela Isidra fue hija de don Pedro de Al-cántara Téllez Girón y Pacheco, y de su primadoña María Josefa Pimentel Téllez Girón. Esta

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RETRATO DE MARÍA ISIDRA TÉLLEZ GIRÓNPOR AGUSTÍN ESTEVE

por D. Fernando de Prado y Pardo Manuel de Villena

DE RE BIO-ICONOGRAFICA

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Duquesa doña María Josefa fue una gran per-sonalidad del último tercio del siglo XVIII. Per-sona cultísima y llena de inquietudes, sus salo-nes juntaban lo más granado de las artes y lapolítica española de su tiempo. Fue la primerapresidenta de la Junta de Damas de Honor yMérito, de la Real Sociedad Matritense de Ami-gos del País, y una de las dos primeras muje-res en ingresar en dicha Sociedad. Su obra fi-lantrópica, y la del resto de las Damas de estadignísima Junta, merece mayor explicación dela que puedo dar aquí. Fue retratada, junto asu marido y cuatro de sus cinco hijos, por Fran-cisco de Goya en otro gran lienzo que cuelgaen las paredes del Museo del Prado. En él apa-rece doña Manuel Isidra.

La niña, ya crecida, contraería nupcias en1813 con don Ángel María de Carvajal Fernán-dez de Córdoba y Gonzaga, segundogénito ypóstumo del VII Duque de Abrantes, que falle-ció en 1793. En 1816 falleció el hermano mayorsin descendencia, por lo que la Casa ducal deAbrantes recayó en don Ángel María. El nuevoDuque de Abrantes fue caballerizo mayor deS.M., miembro del Estamento de Próceres delReino, caballero del hábito de Santiago, grancruz de la Real y Distinguida Orden Españolade Carlos III, y maestrante de Sevilla. Fallecióen 1839. La Casa de Abrantes continuaría condon Ángel María de Carvajal y Téllez-Girón, ...Duque.

Mi tatarabuelo fue don Vicente de Carvajal yTéllez-Girón, XVI Marqués de Aguilafuente, na-cido en Madrid en 1828. Fue senador del Rei-no, gentilhombre de cámara de S.M. con ejerci-cio y servidumbre, caballero del hábito deSantiago y maestrante de Sevilla. Se casó enAzcoitia en 1884 con doña Ramona Hurtado deMendoza y Ruiz de Otazu, dama de la bandade María Luisa. Tuvieron a mi bisabuelo donManuel, a tío Paco Fontanar, tía María Pilarque casó con el marques de Esquibel y a doñaMaría Inmaculada que se casó con don RamónMorenés, Conde del Asalto.

Don Manuel de Carvajal y Hurtado de Men-doza, XVII Marqués de Aguilafuente, fue grancruz de Carlos III y maestrante de Sevilla. En1894 se casó, en el castillo de Higares (Moce-jón, Toledo), con doña María Pilar Colón y Agui-

lera, Duquesa de la Vega. Era la única herma-na de don Cristóbal Colón y Aguilera, XV Du-que de Veragua. Notoriamente apolítico, donManuel se dedicó a numerosas obras sociales -entre ellas, fue presidente de la Hermandad delRefugio-, lo que no impidió que fuera, junto asu cuñado don Cristóbal, secuestrado, tortura-do y asesinado en Madrid por Santiago CarrilloSolares, el 17 de septiembre de 1936. Don Ma-nuel y doña María Pilar fueron padres de ochohijos, uno de ellos mi abuela doña Pilar.

Tras la guerra civil, y para evitar que se per-diera el apellido Colón, se alteró el orden de losapellidos, por lo que mi abuela pasó a llamarsedoña Pilar Colón de Carvajal y Hurtado deMendoza. Contrajo matrimonio el 8 de octubrede 1927 en Zarauz con el diplomático chilenodon Julio de Prado Valdés, Amor y de la Jara.Tuvieron cinco hijos y el mayor de ellos, donJulio de Prado Colón de Carvajal, Conde de laConquista, se casó en San Sebastián con doñaIsabel Pardo-Manuel de Villena Verástegui, Ba-ronesa de Monte Villena, hija de los Duques deArévalo del Rey, Condes de Via Manuel. Pa-dres de quien emborrona estas páginas.

El retrato nos muestra a la niña, de unos tresaños de edad, con un camisón con transparen-cias y una cinta de ¿seda? verde oscura quese anuda en el lado derecho del pecho. Descal-za, con la mano izquierda alza levemente el ca-misón mientras que con la derecha sostieneuna muñeca. El fondo es un esbozo de una ha-bitación vacía,lo que hace que la atención secentre con más intensidad en la figura de la ni-ña y, en especial, en su rostro. Y es en esa ca-becita, enmarcada por un pelo rubio oscuro de-sordenado, donde el artista nos muestra sugenio. La intensidad en la mirada -ingenua y di-vertida- de la niña nos atrae, y su sonrisa nosprovoca una leve reacción a sonreír también.Es un retrato pintado con detalle pero con amorpor parte del artista; se ve que disfrutaba con lacompañía de la niña, y ése sentimiento trans-ciende del lienzo.

Éste cuadro está considerado el mejor retra-to pintado por Agustín Esteve. Los Duques deOsuna quedaron tan encantados con la elegan-cia y la pericia que destila que convirtieron aEsteve en pintor oficial de la familia.

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jo observando la escena, la cruz de Santiagoen el traje de Velázquez, añadida años des-pués, etcétera. Pero, en absoluto, la fascina-

ción mayor para míeran los enanos. Des-cubrir que el eleganteliliputiense, retratadoen el lado inferior dere-cho de la pintura,mientras juega o azu-za a un mastín, era elhermano de mi ante-pasado, me impactó.

Una de mis as-cendientes murió muyjoven, dejando solodos hijos que fueroncriados por la segundamujer de su marido.Por eso, su memoriapareció borrarse denuestra historia fami-liar, ya que la madras-tra vivió muchos añosy fue, a todos los efec-tos, la verdadera ma-dre de los niños. Aque-lla donna Marianna,además, no era napo-litana, como el maridoy su segunda esposa.Había nacido en Milány su boda fue uno deesos típicos matrimo-nios arreglados entrefamilias: él, herederode un ducado napolita-no; ella, una señoritamuy acomodada, nietadel presidente del Se-nado milanés en laépoca española.

En el expedien-te de ingreso en la Orden de Malta de mi tíoabuelo materno el X Duque de Campagna, don

Todo se ha dicho sobre Las Meninas,obra magistral de don Diego Velázquez, pinta-da en 1656: riqueza cromática, captación de laluz, perspectivas, fuen-te de inspiración, etcé-tera. Nada puedoaportar, sino un co-mentario sobre uno delos personajes secun-darios retratados: donNicola Pertusati, llama-do en la Corte de Es-paña, Nicolasito Pertu-sato.

Velázquez hasido desde siempreuno de mis pintorespredilectos. De niño,me tocó escoger unaobra de arte famosapara realizar un trabajoy, apenas verlo en unavieja Hola, escogí ElPríncipe Baltasar Car-los a caballo. Admiré elretrato de aquel joventan distinguido, conhermoso traje, erguido,casi arrogante, un po-co distante en su mag-nífico caballo español.

Con el tiempo,aprendí a apreciar elsublime maestro delbarroco español y LasMeninas se convirtióen uno de mis cuadrospreferidos. Siempresuscitó en mí un en-canto misterioso, in-comprensible. El poetavenezolano Luis Enri-que Pérez Oramas meexplicó, hace ya mucho tiempo, los arcanos deesa obra: los Reyes que se reflejan en el espe-

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DON NICOLA PERTUSATI O DON NICOLASILLO PERTUSATOpor el Dr. D. Fabio Cassani Pironti, Conde de Giraldeli

DE RE BIO-ICONOGRAFICA

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El famoso historiador Girolamo Ghilini(1589-1668), incluye a los Pertusati entre lasfamilias nobles gibelinas, en el año de 1225(2).El mismo autor nos recuerda a Pietro y a Asge-rio Pertusati entre los decuriones(3) de la ciu-dad, en los años de 1295 a 1508. GiacomoPertusati fue uno de los ancianos que la gober-naron, relator de los Estatutos Municipales en1297. En 1417 encontramos a Ruffino Pertusa-ti, en 1500 a Ottimo Pertusati, en 1559 a Mel-chiorre Pertusati, y en 1597 a Raffaele Pertu-sati, todos patricios ilustres y decurionesbeneméritos de la ciudad de Alessandria. Agos-tino Pertusati edificó la iglesia de San Giacomoen Borgoglio, en 1470(4).

De don Giovanni Matteo Pertusati (1604-1684), hijo de don Luca y de donna CaterinaRovelli, decurión de Alessandria, y de donnaMargherita Pertusati -su prima y esposa-, hijade Cristoforo Pertusati, nacieron tres varones:Luca, Nicola y Cristoforo Pertusati.

Don Nicola Pertusati (Alessandria 1635-Madrid 1710), llamado Nicolasito o Nicolasillopor su estatura y complexión diminuta, es elpersonaje retratado por Velázquez en Las Me-ninas, y el objeto de estas notas. Ya en Madrid,fue muy amado por la Reina Doña Mariana deAustria (1634-1696), que le recordó en su tes-tamento dejándole una gema de valor(5). Enanoal servicio de la Reina y las Infantas, más tardeocupó plaza de ayuda de cámara de Su Majes-tad, un puesto palatino relativamente elevadoen la Corte española(6).

De don Cristoforo Pertusati, que vivió enViena, en la corte del Emperador Leopoldo I deAustria (1640-1705), dice B. Corti que fue Politi-ca dexteritate conspicuus(7).

Don Luca Pertusati (1637-1717), quetransfirió su residencia a Milán, reunió méritosque deberían ser tratados separadamente porla magnitud de sus acciones: de simple juez yabogado fiscal de la ciudad de Lodi, supo al-canzar los más altos estrados de la magistratu-ra. Fue senador de Milán(8), luego regente delSupremo Consejo de Italia(9), nombrado presi-dente del Magistrado ordinario(10) y del Senadomilanés, cuyo cargo ejerció durante treintaaños con suma rectitud y sabiduría. En el Tea-tro de la Nobleza de Alessandria, de Giuliano

Francesco Pironti (1918-1999), noté que la es-posa del III Duque era nombrada, pero rápida-mente obviada, no obstante que se indicaraque su familia era principal. Mi curiosidad mellevó a indagar sobre ella, y fue así que descu-brí que donna Marianna (Maria Anna, Anna)Bagliotti, era hija de donna Isabella Pertusati,la cual me conectaba directamente con aquelNicolasito de Las Meninas. Veamos algunosdatos históricos y genealógicos sobre los Per-tusati, algunas veces nombrados Pertusato,otras Portosato.

Las primeras noticias de la familia se en-cuentran en la ciudad de Milán, en el tiempo enque el Emperador Federico Barbarroja asoló laciudad en 1162(1). Se radicó luego en Alessan-dria, hoy en el Piamonte y en aquel entoncesen el Ducado de Milán, junto a las otras fami-lias nobles que la fundaron en 1168: en efecto,Ghisolfo, notario del Sacro Palacio, en un actadel 16 de agosto de 1192, cita a Anselmo Per-tusati, que ya en esa época poseía grandespropiedades en la ciudad.

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Retrato de la Reina viuda Doña Mariana de Austria, porMartínez del Mazo (National Gallery, Londres). Entre las

figuras del fondo, el Rey niño y, quizá, don Nicolasillo

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Porta(11), se puede leer esta inscripción, puestacon público decreto en el Palacio Cívico mila-nés:

Illustrissimo DD. Lucae PertusatoCastri Ferrei Regio Feudatario

Ex hoc patritio Jurisprudentum CollegioRegii primum Fisci advocato

Mox Senatori AmplissimoDein Magistratus ordinariorum Reddituum Praesidi

Regiae voluntatis suffragioBis in Legationem Hispanicam designato

Et in supremo rerum Italicarum consilio RegentiCum se tot gradibus majorem probasse

Ut Nihil illi ad Summam dignitatem deessetQuod diu Patriae et pubblico bono prospiceret

Anno Aetatis XXXXVAd Supremum Excellentiss. Mediolani Senatus

RegimenEvectus est

Ob Magistratus bene gestosOb partum sibi splendorem

Summis in honoribus aucta patriaQuae spei finem imponens

Quem ille nondum imposuit merendoGratissima posuit.

Agregado al Patriciado de Lodi con to-dos sus descendientes(12), recibió la investidurapor el Rey Don Carlos II, a la sazón Duque deMilán, del feudo de Castelferro, en el territoriode Alessandria, con el título de conde, transmi-sible a su descendencia(13).

Casose don Luca en 1672 con donnaBarbara dal Pozzo (1659-1718), hija de donFrancesco dal Pozzo, Marqués de Annone, yde donna María Guasco, y tuvieron seis hijos:Carlo, Cristoforo, Francesco, Giovanni Matteo,Paola y Luca.

Don Cristoforo Pertusati, mariscal en elEjército Imperial y general de caballería, fueuno de los íntimos del príncipe Eugenio de Sa-boya, al que acompañó en todas sus campa-ñas y que le dejó en su testamento, con pala-bras afectuosas, su espada y su bastón. Alconcluir las guerras, fue gobernador de Pavía.

Don Francesco Pertusati (1679-1752),fraile de la Orden de San Benito, fue obispo dePavía. De su magnánima piedad quedan losmonumentos de beneficencia por él fundados,en especial el Pio Albergo Pertusati, que esta-bleció para sacerdotes indigentes, aun existen-

te, dotándolo de 25.000 liras anuales de renta.Al morir, dejó todos sus bienes a los pobres.

Don Giovanni Matteo Pertusati (†1738)fue sacerdote, y canónigo de Santa María a laScala de Milán.

Donna Paola Pertusati fue mujer, en pri-meras nupcias, del conde Ludovico Melzi; y ensegundas del marqués Giorgio Trivulzio.

Don Luca Pertusati, fue monje olivetano:antes visitador, luego procurador general y porúltimo abad general de su Orden, la Congrega-ción de Santa María de Monte Oliveto.

El conde don Carlo Pertusati (1675-1755) fue primero superintendente del Magis-trado ordinario, luego senador y regente el Su-premo Consejo de Italia (1721), y presidentedel Senado milanés(14). Profundo conocedor delgriego y del hebraico, fue magnánimo mece-nas, figurando entre los primeros fundadoresde la Società Palatina(15). Su biblioteca, adquiri-da por la ciudad de Milán doce años despuésde su muerte, fue la primera piedra sobre la

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Retrato de la Infanta Doña Margarita, por Juan BautistaMartínez del Mazo (Museo del Prado). Al fondo, su her-mano el Rey niño Don Caros II y, quizá, don Nicolasillo

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cual se constituyó la actual Biblioteca NacionalBraidense. Condecorado con varias Órdenes,recibió el título de Conde de Comazzo (1747),en la provincia de Lodi, donde su hermano elgeneral don Cristoforo había construido una vi-lla suntuosa. Fue consejero íntimo del Empera-dor(16) y gran canciller en la Lombardía austría-ca(17).

Casado con la señora donna LucreciaGaffurio (1678-1762), hija y heredera de donPietro Francesco Gaffurio y de la marquesadonna Elisabetta Crevenna, tuvo varios hijos,entre los cuales:

Donna Elisabetta Pertusati (1703-1786),que se casó con el conde y caballero don Giu-seppe Bagliotti (1696-1735), jurisconsulto cole-giado, miembro del colegio de los sesenta de-curiones de la ciudad de Novara, orador deNovara en Milán. Tuvieron varios hijos, entrelos cuales:

Donna Marianna Bagliotti (1730-1768),que se casó con don Gennaro Pironti (1714-1801), III Duque de Campagna en el reino de

Nápoles, patricio de Ravello, hijo de don Gae-tano Pironti (1679-1742), II Duque de Campag-na, patricio de Ravello, y de donna GiovannaBesozzi y Salazar, de los Condes de Leggiuno;bautizado en la parroquia de los Santos Giu-seppe y Cristoforo en Santa María de los Mila-gros de Nápoles con los nombres de Gennaro,Maria, Nicola, Raffaele, Francesco, Cesare,Donato(18), siendo sus padrinos don César deÁvalos (1667-1729), Marqués del Vasto y Mar-qués de Pescara, caballero del Toisón de Oro(1700), y donna Hipólita de Ávalos, de los Prín-cipes de Troia (†1737)(19). Aquel Duque donGennaro es mi sexto abuelo por recta línea ma-terna.

Alzan por armas los Pertusati un escudotronchado dentado, de plata y de azur; el se-gundo horadado del primero(20).

Veamos luego cómo el joven NicolasitoPertusato llegó a la Corte de Madrid. La ReinaDoña Mariana de Austria viajó desde Vienahasta Navalcarnero (en la provincia de Madrid),en el verano de 1649, para contraer nupciascon el Rey Don Felipe IV, su tío –llamado elGrande o el Rey Planeta-. Paloma SánchezPortillo, en su obra En torno a las Meninas: al-gunas noticias de Nicolás Pertusato(21), nos di-ce:

De hecho, sabemos que tras la ceremoniaque tuvo lugar en la catedral de Milán el 17 dejunio de 1649 y la celebración de diversosfestejos que se desarrollaron en los días su-cesivos, siguió doña Mariana su viaje con lacomitiva nupcial hacia la corte de Madrid y «aonze del corriente [agosto de 1649] comió suMagestad en Castelferriol, 10 millas de Cas-telnovo y fue a tener la noche tres más ade-lante en la Ciudad de Alexandria de la Palla ...detúvose la Reyna nuestra señora el día si-guiente 12 de Agosto y a 13 por la tarde separtió para Casin de Estrada(22)...» Es decir,en el transcurso de su viaje desde Viena paracasarse con el rey Felipe IV, doña Mariana deAustria permaneció dos días en Alejandría dela Palla, ciudad natal de Nicolás Pertusato,estancia durante la cual, estamos convenci-dos, nuestro personaje se incorporó al servi-cio de la Reina.

En los Annales de Alessandria(23), del Ghilini, serelata que:

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meratus est. Ordinatis paulo post in eodem loco statutisA. a C. nato MCCXCVII Jacobus de Pertusatis cum aliisnovem avitae nobilitatis viris Antianorum munus e Rep.gessit: Cui honori longinquo dein temporis intervallo Per-tusatii Operam dedere: tantaque cum nominis sui com-mendatione ut in quodam gratitudinis Mnemeim locumquempiam suum ab hac familia nominare non dubitaverintAlexandrini. Gloriae Pertusianae argumentum hoc est.Potentiae vero illud quod multas Abbatias et ecclesias etc.etc. Raimondi Duellii Miscellaneorum qua ea MS. cod.collegit lib. 2, Augustae Vind. 1724, y Giorgio Martino Rai-delio en la obra Commentatio Critico Literaria in Ptolo-meum et codices. Norimbergae, CIƆIƆXXXVIII. Etsi inmemorando urbis Mediolanensis excidio plurimi cives opi-bus et Auctoritate prae aliis ralentes interque eos DomniPertusati qui jam tunc in ista Civitate habitaverant seAlexandriam recepserint, etc. etc. Véase también a Cotta,citado por Bartolomeo Corti en la obra Notizie Storiche in-torno ai Medici Scrittori Milanesi.2) Girolamo Ghilini, Annali della Città d’Alessandria, «Vi-deo Longam illorum Seriem qui Marte domestico in ItaliaSeculo XIII ferociente in Nobilissimarum familiarum socie-tate a Ghibellinis steterunt: Alios item in eodem Pertusa-tiorum Genere qui subsequenti Philippi Mariae DucatusMediolanensis Vicecomitis tempestate adversum hujushostes Arma disposuere». Raimondi Duellii, op. cit.3) Miembros nobles de la administración municipal.4) Borgolium hoc est in nobilium urbis regione. Cotta, No-tizie Storiche.5) 10 de mayo, 1696, estipulado por García de Busta-mante.6) Archivo General de Palacio, Personal, expedientes8443/50 y 827/22.

Finalmente, la misma Reina, que la noche an-terior al 11 de agosto se había detenido enCastelnuovo Scrivia, llegó dicho día 11 a Cas-telceriolo, que dista tres millas de Alessandria,acompañada de su mayordomo mayor el du-que de Maqueda, del duque de Terranova, delobispo Jerónimo de Mascareñas, marqués deMontalvão, su capellán y limosnero mayor yotros personajes … Después de haber pasa-do dos días en Alessandria, la Reina Marianapartió de dicha ciudad a las 21.00 horas deldía 13 del referido mes de agosto, hacia laTierra de Cassine, donde transcurrió la no-che...A través de este texto tenemos los

nombres exactos de los lugares del reco-rrido de Doña Mariana en proximidad deAlessandria, y otra prueba de su estanciaen dicha ciudad. El llamado Castelferrioles en realidad Castelceriolo; Castelnovoes Castelnuovo Scrivia y Cassin d’Estra-da es Cassine, la ruta natural de quien,proveniente de Milán, se dirija al puertode Finale Ligure, en donde embarcarsepara España.

Es obvio que los Pertusati participaron alos agasajos reales en Alessandria, y habríantenido ocasión de homenajear a la Reina; esmuy probable que, a instancias de su padredon Giovanni Matteo Pertusati, la Reina DoñaMariana decidiera incluir en su séquito a Nico-lasito. Eran coetáneos, tenían quince años enese 1649, y habrían congeniado inmediatamen-te, vista la amistad que los unió hasta la muertede su Señora, el 16 de mayo de 1696.

La misma Paloma Sánchez Portillo, enel citado texto, afirma que:

Nada sabemos de su familia, pero, o bien per-tenecía a una clase social elevada, o bien sesirvió de su cercanía a la familia real para en-cumbrar a sus parientes…

Pues bien: de su familia lo sabemos to-do, como antes he expuesto. Y sí, es cierto quesu cercanía a la Familia Real le permitió ayudara sus parientes, según el viejo refrán italiano:Todos tenemos familia.

N O T A S1) Ita cum praeter Pertusatiam plures nobilium familiae, utexciso Mediolano Alexandriam erigerent convenissent:primis hujus Civitatis Antianis Pertusatus quidam adnu-

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cadi ed abitandovi col suo padro-ne le Muse stesse, potendosi ciòdire propriamente di S.E. il sig.conte presidente D. Carlo Pertu-sati, cui furono lasciate in retaggiodal conte Don Luca suo padre,che fu pure presidente di questoEccellentissimo Senato e vivo an-cora nella memoria di tutti per lasua dottrina ed incorrotta giustizia,ec. Né solamente è pregevolequesto palazzo per le rare pittureche lo adornano, ma il più nobilevanto gli reca la unione copiosa disceltissimi libri, ec. in maniera checotesta biblioteca possa gareggia-re colle più rinomate della nostraItalia.18) Certificado de bautismo de di-cha parroquia, libro XII de los

bautizados, fol. 83, n. 1469.19) Cesare e Hippolita fueron padrinos de bautismo porpoderes, representados por don Paolo Carafa (1661-1739), de los Duques de Bruzzano, patricio napolitano,caballero de la Orden de Malta, teniente coronel en elEjército Imperial; y de donna Francesca di Tocco, Prince-sa de Scanno.20) La sega che alza questa nobilissima famiglia, la qualeimpiega il suo valore contra ogni materia dura di sasso ometallo è simbolo di forza e gagliardia coraggiosa, ma be-ne pesata e misurata, perché non furiosamente, ma pianpiano ora col procedere misurato ora col ritirarsi destro esavio ottiene il suo desio, non fracassando quella materiaove si adopra, talché resti rovinata od inutile, ma riducen-done col suo destro, ec. Ermenegildo Monti Soro en la Il-lustrazione delle famiglie illustri d’Alessandria. L. Tettoni yF. Saladini, Teatro araldico, ovvero raccolta generale dellearmi ed insegne gentilizie delle più illustri e nobili casateche esisterono un tempo e che tuttora fioriscono in tuttal’Italia illustrate con relative genealogico-storiche nozioni,vol. V, pag., pei tipi di C. Wilmant y &, succ. de G. B. Or-cesi, MDCCCXLVI.21) Anales de Historia del Arte, 2002, 12: 149-166.22) Fray Antonio de León y Jarava, Real viage de la Rey-na Nuestra Señora Doña Mariana de Austria, desde lacorte, y ciudad imperial de Viena, hasta estos sus Reynosde España (Madrid, 1649), págs. 24v-25. Jerónimo deMascareñas, Viage de la Sernissima Reyna Doña MaríaAna de Austria... hasta la Real Corte de Madrid, desde laImperial de Viena (Madrid, 1650). Teresa Zapata Fernán-dez de la Hoz, “El viaje de las reinas austriacas a las co-stas españolas: la travesía de Mariana de Austria”, enEspaña y el mundo mediterráneo a través de las relacio-nes de sucesos (1500-1750): actas del IV Coloquio Inter-nacional sobre Relaciones de Sucesos, París, 23-25 deseptiembre de 2004 (Salamanca, 2008).23) Girolamo Ghilini, Annali di Alessandria, overo le Coseaccadute in essa città …, pub. da G. Marelli, Milano 1666,pág. 281.

7) Cristophorus Leopoldo MarCoes. in primis charus demandatasibi ab hoc gravissima Negotia etsecretissimas functiones bene etfeliciter curavit. Raimondi Duellii,op. cit.8) Con diploma del año 1672.9) Diploma del 1676.10) Diploma del 1683.11) Pág. 158, 256, 246, ec.,12) Privilegio de 6 de mayo de1673.13) Diploma de 20 de abril de1683, dado en Madrid, con el si-guiente tenor: Carolus Secundus,etc. etc., cum prae occulis habea-mus obsequia longo annorum trac-ta nostra cum satisfactione nobisexhibita a Magnifico fideli nobis di-lecto Regente D. Luca Pertusato praecipue dum advocatifiscalis Generalis Senatoris, Praesidis Magistratus Ordi-narii Status Nostri Mediolanensis et demum Regentis inhoc nostro Supremo rerum italicarum consilio muneribusfunctus est in quibus partes suas ita adimplevit ut ad Pra-esidis Senatus nostri Mediolani dignitatem promoveri me-ruerit et cum praeter praedicta merita et servitia tam pro-pria quam hereditaria notoriamque ejus nobilitatemconsideremus, etc. Archivo General de Simancas, Secre-tarías Provinciales, Milán, libro 1405, 52.14) El diploma de presidente, del año 1734, tiene el si-guiente tenor: Carolus, etc. Siquidem vetustae atq. illus-tris prosapiae splendor et plurima avorum meritate nobili-tant, qui nostrae Augustissimae domui omni temporedomi militiaeque fortem et fidelem operam praestiterunt,quos inter novissime pater tuus Comes Don Lucas Pertu-satus celebre nomen reliquit: quod eidem senatui per sep-tem fere lustra magno honore praesuerit neque tu domes-tica gloria contentus majorum tuorum vestigis insisterevoluisti, etc.15) Gironi, en el apéndice N. XIV al Spettatore, Milán1815 tom. 3, así se expresa: Il conte Carlo Pertusati fupresidente del Senato di Milano, nella qual carica si di-stinse colla sua probità, prudenza e dottrina. Egli avevafondato un gabinetto di macchine ed una raccolta di ben12 mila medaglie. La sua biblioteca oltrepassava il nume-ro di ventiquattro mila volumi, fra i quali si annoveravanole più nobili edizioni antiche e moderne e le poliglotte lepiù peregrine, quattordici delle quali appartenevano al se-colo xv. Hablan de esta biblioteca: Zeno, en las notas alFontanini, tom. 2, pag. 409; Argellati, en varias parte de laBibliotheca Scriptorum Mediolan.; el barón de Steinecken,en Idée Générale d’une Collection d’Estampes; Tonelli enla Biblioteca Bibliografica, y otros.16) Diploma de 1753.17) Lattuada, en el tomo 2, pág. 331 de la Descrizione diMilano, escribe: Quasi dirimpetto al Monastero di S. Laza-ro è situata una casa nobile, che a ragione chiameremoAlbergo delle Muse, radunandosi ivi l’Accademia degli Ar-

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Armas de los Pertusati

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ESTADO DA ARTENa pinacoteca do Museu do Prado em

Madrid, existem quatro retratos a óleo da Infan-ta D. Carlota Joaquina deBorbón, Infanta de Espa-nha e Rainha de Portugal,filha mais velha dos Reisde Espanha D. Carlos IV eD. Maria Luísa de Parma.

Três retratos forampintados durante a sua ju-ventude, um da Infanta an-tes do seu casamento daautoria do Pintor EspanholMariano Salvador MaellaPérez (1739-1819), e doisde pintor anónimo, já quan-do do casamento de D.Carlota Joaquina com o In-fante D. João. Para alémdestes existe ainda um re-trato de autor anónimo rea-lizado provavelmente entre1816 e 1818, onde D. Car-lota Joaquina já aparececomo Rainha de Portugal,ostentando as Ordens Por-tuguesas de N.S. da Con-ceição e de Santa Izabel.Tanto o retrato da Infantada autoria de Maella, comoo de meio corpo que ostenta um medalhão comuma miniatura do retrato de seu marido o entãoInfante D. João (futuro Rei D. João VI de Portu-gal), existem cópias no Museu da Fundação daCasa de Bragança, no Paço Ducal de Vila Viço-sa.

Estes quatro retratos da SereníssimaSenhora Dona Carlota Joaquina, são bem de-monstrativos do estado de alma da persona-

gem retratada, revelando as muitas vicissitudesdesta Infanta de Espanha e Rainha de Portu-gal. Se o primeiro exprime uma ingenuidade

pueril da sua vivência norecato e na protecção emque vivia com seus Augus-tos Pais, os seguintes (umde corpo inteiro e outro ameio corpo) já quando doseu prematuro casamento,exprimem altivez e certa in-quietação com o seu novoestado, não sabendo aindado papel que lhe estaria re-servado. Por fim o retratoda Rainha, senhora de si edo seu destino, a querersempre mais, quem sabeum Império na América,tentando sempre arredar oseu marido da governaçãodo Reino.O Papel que D. Carlota

Joaquina exercerá juntodos seus filhos e filhas seráfundamental para o desen-rolar dos acontecimentoshistóricos das monarquiasibéricas da segunda meta-de do séc. XIX.

HISTÓRIA E GENEALOGIAA Sereníssima Senhora D. Carlota Joa-

quina de Borbón, Infanta de Espanha (filhamais velha dos Reis de Espanha, D. Carlos IVe D. Maria Luísa de Parma), nasceu no Paláciode Aranjuez a 25 de Abril de 1775 e faleceu noPalácio de Queluz (Portugal), a 7 de Janeiro de1830. Casou em 1785, com S.M.F. El-Rei o Se-nhor D. João (VI) Maria José Francisco Xavierde Paula Luís António Domingos Rafael de

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La Infanta Doña Carlota Joaquina de Borbónóleo de Mariano Salvador Maella, 1785

en el Museo del Prado

RETRATOS DA INFANTA DONA CARLOTA JOAQUINADE BORBÓN (1775-1830), INFANTA DE ESPANHA E

RAINHA DE PORTUGAL, EMPERATRIZ TITULAR DO BRASILpor Dom Filipe, Conde de Río Grande

DE RE BIO-ICONOGRAFICA

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Bragança, Infante de Portugal, Rei do ReinoUnido de Portugal, Brasil e Algarves (1815); Im-perador Titular do Brasil (1825); 27.º Rei dePortugal (de cognome o Clemente), etc. Nasci-do no Palácio Real de Queluz, a 13 de Maio de1767 e falecido no Palácio Real da Bemposta,em Lisboa, a 10 de Março de 1826. Conformea vontade de seu avô o Rei D. Carlos III, con-certou-se o seu casamento com o Infante dePortugal, o Sermo. Senhor D. João (futuro D.João VI), e conforme a política de alianças es-truturada pelas Coroas Ibéricas, deu-se nafronteira a troca das Infantas; por parte de Por-tugal foi dada em casamento a Infanta D. Ma-riana Vitória (1768-1788), fi-lha da Rainha D. Maria I dePortugal, que casou com oInfante de Espanha D. Ga-briel (1772-1788), nascendodeste casamento o Serenís-simo Senhor Infante D. Pe-dro Carlos.

A morte de seu cu-nhado o Príncipe D. José(em 1788), ditou que D. Car-lota Joaquina fosse elevadaa Princesa do Brasil, pas-sando a partir daí a desem-penhar um papel cada vezmais activo na Corte Portu-guesa. Apesar do casamen-to de D. Carlota Joaquinater sido celebrado na Cape-la do Palácio da Ajuda, a 9de Junho de 1785, devido àidade da Infanta (10 anos),só haveria de ser consuma-do em 1790. Do seu casamento tiveram três fi-lhos e seis filhas:

A Sereníssima Senhora D. Maria Tere-sa, Princesa da Beira, etc. (nascida no Palá-cio Real da Ajuda, a 29 de Abril de 1793 e fale-cida em Trieste, a 17 de Janeiro de 1874).Casou no Rio de Janeiro, a 13 de Maio de1810, com seu primo D. Pedro Carlos de Bor-bón e Bragança, Infante de Espanha. Este ca-samento foi apoiado pelo Príncipe D. João, aocontrário da Rainha D. Carlota Joaquina, quelhe levantou muita oposição, pois via no Infante

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seu primo, um potencial pretendente ao seuambicionado Vice-Reinado da América Espa-nhola. Deste casamento, que apenas teve aduração de dois anos, nasceu um filho o Infan-te D. Sebastião (1811-1875). Com geração es-panhola. Dona Maria Teresa e seu filho perma-neceram junto de D. João VI, até ao seuregresso definitivo para Portugal em 1821. Como propósito de propugnar pela herança de seufilho, a Princesa, logo em 1822, partiu com elepara Madrid. Primeiramente vive isolada daCorte, como aconselhara seu Pai, mas logopersuadida por sua irmã, a Infanta D. MariaFrancisca de Assis, foi viver para o Palácio

Real. Aqui conviveu bemcom seus cunhados (e tios),o Rei D. Fernando VII e seuirmão o Infante D. CarlosMaria Isidro, casado comsua irmã, que mais tardeseria Pretendente ao Tronode Espanha contra sua so-brinha, a futura Rainha D.Isabel II. O Sereníssimo PríncipeD. António, nascido no Pa-lácio Real de Queluz, a 21de Março de 1795 e falecidoa 11 de Junho de 1801.Mais uma vez vem à memó-ria a terrível maldição, a queestavam predestinados to-dos os varões primogénitosda Dinastia de Bragança(1).A Sereníssima Senhora D.

Maria Isabel, Infanta de Por-tugal, etc., nasceu no Palá-

cio Real de Queluz, a 19 de Maio de 1797 e fa-leceu em Madrid, a 29 de Dezembro de 1818.Desde tenra idade já se vislumbrava a sua vo-cação para a arte, principalmente no desenho ena pintura, tendo por mestre o 1.º Pintor daCorte -Domingos António de Sequeira-. Comapenas dez anos parte com sua Família para oBrasil, de onde sairia para casar com seu tio oRei de Espanha D. Fernando VII (então viúvo),irmão de sua Mãe. Juntamente com sua irmãD. Maria Francisca de Assis (que também namesma ocasião casa com um tio, o Infante D.

Dom João y Doña Carlota Joaquinaóleo de Manuel Dias de Oliveira, 1815en el Museo Histórico Nacional, Brasil

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Carlos Maria Isidro, irmão de D. Fernando VII).A Senhora D. Maria Isabel, viveria com sua ir-mã e respectivos maridos no Palácio do Orien-te, em Madrid. No curtoperíodo de dois anos, emque foi Rainha de Espa-nha deixou uma marcaprofunda de admiração erespeito do seu povo,pois a sua piedade cristãia ao ponto de, em disfar-ce, percorrer os bairrospobres de Madrid, entrarnas casas humildes, la-vando e vestindo ascrianças(2). Em Madrid, aRainha D. Maria Isabeldeixaria um enorme lega-do às belas-artes, man-dando, à sua custa, pros-seguir as obras doPalácio do Prado, paraservir de museu de pintu-ra e de outras obras artís-ticas, visto seu marido oRei D. Fernando VII nãodar andamento às referi-das obras, devido aosseus elevados custos. Doseu casamento nasceuma filha que morre ainda no berço. Depois damorte da Rainha D. Maria Isabel, o seu marido,o Rei D. Fernando VII, volta a casar mais duasvezes, por último com D. Maria Cristina de Bor-bón, de quem tem duas filhas, sendo a primo-génita a Princesa D. Isabel, motivo que leva oRei a revogar a Lei Sálica, que então vigorava,garantindo assim a D. Isabel, a sucessão à Co-roa de Espanha. Este é o ponto principal dosdesentendimentos dinásticos, que dividem aFamília Real Espanhola, e que conduzem àGuerra Carlista.

O Sereníssimo Senhor D. Pedro de Al-cântara, Príncipe da Beira, Príncipe do Bra-sil, Príncipe Real do Reino Unido de Portu-gal, Brasil e Algarves, 1.º Imperador doBrasil, 28.º Rei de Portugal (de cognome o Li-bertador), etc., nasceu no Palácio Real de Que-luz, a 12 de Outubro de 1798 e faleceu no mes-

mo Palácio, a 24 de Setembro de 1834. Apesarda superficial e limitada instrução que recebeuem Queluz, e depois no Palácio Real de São

Cristóvão(3). Dom Pedroera inteligente, de imagi-nação viva e de génio ar-dente(4), sendo franco egeneroso, enérgico e de-cidido, leal e dedicadoaos amigos. Tinha espe-cial vocação para o ma-nejo das armas, de queera exímio praticante, co-mo também mais tardeteria para a música. Aquando do regresso daFamília Real a Portugal,D. Pedro é nomeado porD. João VI como Regentedo Reino do Brasil emNome de seu Pai (22 deAbril de 1821). Pouco an-tes do embarque, despe-dindo-se de seu filho D.Pedro, o Rei D. João ter-lhe-á dito: Pedro, se oBrasil se separar, antesseja para ti, que me hásde respeitar, do que paraalgum desses aventurei-

ros(5). O Senhor Dom Pedro casou duas vezes,a primeira a 13 de Maio de 1817, com a Arqui-duquesa d’Áustria a Senhora D. Maria Leopol-dina (1797-1826), de quem teve seis filhos, deentre os quais a Princesa D. Maria da Glória(1819-1853), Rainha de Portugal, cuja descen-dência irá reinar em Portugal até 1910; e oPríncipe Senhor D. Pedro II (1825-1890), Impe-rador do Brasil. Com geração brasileira. O Im-perador Dom Pedro I (IV de Portugal), aindacasaria em segundas núpcias, a 2 de Agostode 1829, com a Princesa D. Amélia AugustaBeauharnais (1812-1873), Imperatriz viúva doBrasil e Duquesa de Bragança (com geraçãoextinta)

A Sereníssima Senhora D. Maria Fran-cisca de Assis, Infanta de Portugal, etc., nas-ceu no Palácio Real de Queluz, a 22 de Abril de1800 e faleceu em Gosport, Inglaterra, a 4 de

La Infanta Doña Carlota Joaquina de Borbónóleo de Giuseppe Trono, 1787

en el Museo del Prado

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ria Teresa a favor de seu cunhado o Infante D.Carlos. Este clima de suspeições e ataques tor-na-se insuportável, obrigando as Infantas Por-tuguesas e as respectivas Famílias a emigra-rem no ano de 1833, sendo logo acolhidas emPortugal pelo irmão D. Miguel. Pouco tempopermanecem no Ramalhão, pois a guerra civilem curso, e o seu desfecho, que culminará naderrota de D. Miguel em 1834, as obrigará aabandonar Portugal, rumo ao exílio. Inglaterrafoi o destino escolhido, onde pouco depoismorria a Infanta D. Maria Francisca, deixandoaos cuidados de sua irmã D. Maria Teresa seumarido e seus três filhos (D. Carlos, D. João eD. Fernando). Com geração espanhola.

A Sereníssima Senhora D. Isabel Ma-ria, Infanta de Portugal e Regente do Reino,etc., nasceu no Palácio Real de Queluz, a 4 deJulho de 1801 e faleceu solteira, no seu Palá-cio de São Domingos de Benfica, a 22 de Abrilde 1876. A educação desta Infanta foi concluí-da no Brasil, onde esteve com seus Pais e Ir-mãos até 1821. Uma das paixões que acompa-nharia esta Infanta até aos últimos tempos desua vida era a equitação, que exercitava semfalta todas as manhãs. Em 1826, devido à gra-ve doença de seu Pai o Rei D. João VI, foi estaInfanta por ele nomeada, a 6 de Março comoRegente do Reino. A Regência da Infanta D.Isabel Maria marcou um período de transiçãode suma importância. A Infanta cumpriu osseus altos deveres para com a Nação e o Rei,contendo com moderação os ânimos exaltadosdas facções liberal e absolutista, particularmen-te não se deixando enredar por esta última,protegida pelo governo espanhol. Mais tardeacabada a guerra civil, voltaria para junto deseu irmão D. Pedro, vivendo a partir de entãono seu Palácio de São Domingos de Benfica,onde permanecerá até à sua morte.

O Senhor D. Miguel de Bragança, nas-ceu no Palácio Real de Queluz, a 26 de Outu-bro de 1802 e faleceu em Bronnbach, Alema-nha, a 14 de Novembro de 1866. Com cincoanos parte o Brasil, voltando de lá com a idadede dezanove anos, em 1821. Ao contrário deseu irmão Pedro, D. Miguel era tímido e reser-vado(6). Gostava de caçadas e da equitação. ARainha D. Carlota Joaquina, exercia toda a sua

Setembro de 1834. Em 1816, ela e sua irmã aInfanta D. Maria Isabel, embarcavam no Rio deJaneiro para Espanha, onde seriam celebradosos seus casamentos, respectivamente, ela como Infante de Espanha D. Carlos Maria Isidro, esua irmã com o Rei D. Fernando VII. A InfantaD. Maria Francisca era muito próxima de suairmã a Rainha, habitando com ela no Paláciodo Oriente (Madrid), continuando ai a viver,mesmo depois da morte de D. Maria Isabel, em1818. A Infanta D. Maria Francisca, continuou aexercer grande influência na Corte de Madrid,mesmo depois do terceiro casamento de seucunhado o Rei Fernando VII, pois este tinhamuita simpatia pela Infanta. Em 1820 dá-se aRevolta Liberal do General Riego que procla-ma a Constituição de Cádis (1812), obrigandoD. Fernando VII a jurá-la, até que em 1822 oRei é impelido pelos absolutistas a tentar umgolpe de Estado, que fracassa. Nesse momen-to D. Fernando VII apelará para a Santa Alian-ça (constituída pela Áustria, França, Prússia eRússia), potências que propugnavam pela ma-nutenção do Antigo Regime, assente no Tronoe no Altar, e que decidem apoiar o restabeleci-mento da autoridade régia naquele País. Em1823, o exército francês enviado pela SantaAliança derrota definitivamente os liberais, e aFamília Real regressa a Madrid, onde chegaráno dia 3 de Outubro desse ano. A partir de1824, D. Maria Francisca já estava reunida asua irmã mais velha, a Senhora D. Maria Tere-sa, que desde 1822, propugnava em Madridpelos direitos de seu filho D. Sebastião pela he-rança que deixara o seu avô o Infante D. Ga-briel. Apesar de esse litígio ser disputado entreD. Sebastião e seu tio o Infante D. Carlos MariaIsidro, marido de D. Maria Francisca, as rela-ções familiares não foram abaladas. Com amorte da Rainha D. Amália, terceira mulher deFernando VII, e com o subsequente casamentodeste com a Princesa D. Maria Cristina de Bor-bón, que lhe daria duas filhas, começa a dete-riorar-se a posição das Infantas Portuguesasna Corte Espanhola, principalmente quando aRainha, em 1832, no impedimento de seu mari-do, se torna Regente do Reino. Nesta ocasiãocomeçam as disputas dinásticas, entre os de-fensores das pretensões da Princesa Isabel, eos Carlistas, muito incitados pela Infanta D. Ma-

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mão e à Carta, declara-se Rei Absoluto a 30 deJunho de 1828, provocando uma guerra civilentre os seus defensores e os de sua sobrinhaque culminaria na sua derrota em 1834. Por

Decreto de 17 de Marçode 1834, é privado dashonras de Infante. Nomesmo ano a 26 de Maioé obrigado, pela Conven-ção de Évora Monte, as-sim como pela sua pró-pria declaração de 29 domesmo mês, a sair doReino, embarcando emSines no 1.º de Junho.Foi declarado, ele e suadescendência, inábeispara a sucessão do Tro-no, pela Lei de 19 de De-zembro de 1834(12). OSenhor D. Miguel de Bra-gança, que tornando-se oinstrumento da sua mãi,fez-se tão nocivo ao Rei-no, e levou uma vidabem infeliz(13). Casou a24 de Setembro de 1851,com a Senhora D. Adelai-de de Lowenstein-Rosen-

berg (1831-1909), de quem teve cinco filhas, eum filho que levaria o seu nome. Com geraçãoalemã.

A Sereníssima Senhora D. Maria da As-sunção, Infanta de Portugal, etc., nasceu noPalácio de Queluz, a 25 de Junho de 1805 efaleceu solteira, em Santarém, a 7 de Janeirode 1834. Foi de tenra idade para o Brasil, ondecomeçou seus estudos com os mesmos profes-sores de seus irmãos. Quando regressou aPortugal, teve por professora de inglês a MissKeed, por mestre de música a Manuel Inocên-cio Liberato dos Santos, e de picaria a AntónioJosé Cavalluci(14). Sempre viveu junto de suaMãe. Era também muito próxima de seu irmãoD. Miguel, acompanhando-o durante todo otempo da usurpação, vindo a morrer em Santa-rém, nos derradeiros dias da Guerra Civil, ten-do sido ordenado pelo Duque de Bragança quea Corte tomasse luto de dois meses(15).

influência sobre o seu filho predilecto, e comele traçou entre os anos 1822 e 1823 os planosdo movimento que iria restaurar o absolutismo,e que viria a ser chamado de Vila-francada.Nesse tempo o Rei éaconselhado pelo 1º Mar-quês de Loulé a dirigir-sea Vila Franca (30 de Maiode 1823), conseguindoassim inverter os planosda Rainha e do Infante,encabeçando ele próprioo movimento triunfante.Os partidários da Rainhae do Infante não se con-tentaram com isto, que-riam a todo o custo deporo Rei e substituí-lo peloInfante. Nesse mesmoano, a 27 de Outubro, dá-se outra tentativa de con-jura, que é descoberta atempo pela polícia. A 29de Fevereiro de 1824, noPaço Real de Salvaterraé brutalmente assassina-do o Marquês de Loulé(7),leal valido do Rei, e logorecaem as suspeitas des-te crime sobre o partido do Infante(8); instaurou-se devassa, que depois por ordem de D. JoãoVI foi anexa também ao processo referente àRevolta da Abrilada, ocorrida a 30 de Abril de1824, cuja cabeça era a Rainha(9), tendo comoexecutor o Infante D. Miguel(10). Com o fracassodo movimento da Abrilada, a Rainha é manda-da para Queluz, e o Infante é mandado para fo-ra do Reino por seu augusto Pae o Senhor D.João VI, de saudosa memória, em castigo doatroz attentado que ousara commetter contra aSua Real Pessoa e auctoridade(11), estabele-cendo-se desde então em Viena d’Áustria. Em1826, acordou com seu irmão Dom Pedro IV ocasamento com sua sobrinha a Senhora DonaMaria II, tendo para tal jurado a Carta Constitu-cional a 4 de Outubro de 1826. Em Fevereirode 1828, regressa ao Reino, assume a Regên-cia, e depois de desfazer o acordado, e de que-brar os seus juramentos de fidelidade a Seu Ir-

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La Infanta Doña Carlota Joaquina de Borbónóleo de autor anónimo, c.1787

en el Museo del Prado

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A Sereníssima Senhora D. Ana de Je-sus Maria, Infanta de Portugal, Marquesa deLoulé e Condessa de Barcelos, etc., nasceuno Real Palácio de Mafra, a 23 de Dezembrode 1806 e fal. Em Roma, a 22 de Junho de1857. Onze meses depoisde nascer, D. Ana de Je-sus Maria partia para oBrasil com a FamíliaReal, tendo passado lá asua infância, regressandoa Portugal em 1821. Tevepor mestres os mesmosde seus irmãos mais no-vos, exceptuando a equi-tação de que era uma ex-celente praticante, tendopor mestre a Luís de San-ta Ana. Na vida de socie-dade, a Infanta Dona Anaencantava a todos os quea conheciam, pois pos-suía formosíssimos olhos,cintura e uma flexibilidadeelegante e a espontanei-dade de um espírito bri-lhante - qualidades quelhe davam um encantoinexprimível, nas palavrasde Hyde de Neuville(16),ou de Charles Napier (em1833), referindo-se como uma muito amávelprincesa, irmã mais nova de D. Pedro, muitolinda e agradável(17). O Príncipe Félix de Lich-nowsky quando a conhece em 1842, descreve-lhe o seu perfil, parece uma Senhora cheia devivacidade, de grande inteligência, e conserva-va manifestos vestígios de grande formosura,posto que, por um modo singular, o lado direitodo seu rosto não corresponde de maneira algu-ma ao esquerdo, restam-lhe todavia os seusbelos olhos negros e as vistas animadas quedeles sabe lançar ainda(18). Camilo CasteloBranco também refere as suas impressões so-bre a Senhora Infanta, quando a encontra nascerimónias da Semana Santa de 1849: Beijei amão da Senhora Duqueza de Loulé que aindaera então uma dama esvelta, de agilidade pri-maveril, um grande ar um tanto irrequieto, masconsentaneo com a sua gerarchia(19). No qua-

dro institucional no seio da Família Real a In-fanta D. Ana de Jesus Maria continuaria até àsua morte a exercer oficialmente(20) o seu papelna sua qualidade de Pessoa Real nos diversosacontecimentos da Corte. Em 1857, viajando

incógnita sob o título deCondessa de Barcelos(21),a Senhora Infanta deslo-cou-se a Nápoles(22),ondepermaneceu algum tempocom seus Primos os Reisdas Duas Sicílias, tendodepois partido para Ro-ma, onde chegou a 28 deMarço de 1857, sendo re-cebida, a 9 de Abril, emaudiência particular peloSanto Padre o Papa PioIX com as honras reser-vadas às PessoasReais(23). Morre na CidadeEterna no dia 22 de Ju-nho(24) do mesmo ano(25),em casa do diplomataJoão Bernardo VianaDias Berquó(26), tendo tidoexéquias solenes compresença do Corpo diplo-mático e Cardeais, comoera costume tratando-sede membros das Famílias

Reais(27). Foi sepultada na Igreja de Santo An-tónio dos Portugueses, em Roma(28). Em Lis-boa, a Corte tomou luto oficial por dois me-ses(29), o primeiro pesado e o segundoaliviado(30). Casou no Real Palácio da Quinta deQueluz, a 5 de Dezembro de 1827, com D. Nu-no de Mendóça, 2.º Marquês de Loulé, 9.º Con-de de Vale de Reis, etc. Deste casamento tive-ram três filhas e dois filhos de nacionalidadeportuguesa, sendo o primogénito e herdeiro:

O Senhor Dom Pedro (1830-1909), 2ºDuque de Loulé, 3º Marquês de Loulé, 10ºConde de Vale de Reis, Estribeiro-Mor dos ReisDom Luís I, Dom Carlos I e Dom Manuel II;Mordomo-Mor da Rainha Dona Maria Pia deSabóia, Presidente da Câmara dos Pares, Ge-neral de Brigada, etc., casou com a SenhoraDona Constança de Figueiredo Cabral da Câ-mara, filha dos 2ºs. Condes de Belmonte. De

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El Rey Dom João VI de Portugalóleo de Domingos Sequeira en el Museo de São Paulo

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quem foi neta e herdeira de toda a Casa:A Sereníssima Senhora Dona Cons-

tança (1889-1965), de Jure Princesa Real, co-mo Herdeira da Legitimidade Dinástica Consti-tucional da Casa Real de Portugal e daSereníssima Casa deBragança (a partir de 2de Julho de 1932, quan-do da morte d’El-ReiDom Manuel II); 4ª Du-quesa de Loulé de Juro eHerdade, 12ª Condessade Vale de Reis, etc., ca-sada com o Senhor JoséPedro de Basto Feyo Fol-que (1888-1969), Condede Vale de Reis (autoriza-ção d’El-Rei Dom ManuelII), combatente nas in-curssões monárquicas daGaliza (1911/1912) e naRestauração de Monsan-to (1919), Membro doConselho Político deS.M. El-Rei Dom ManuelII, etc., filho dos Viscon-des das Fontaínhas. Des-te casamento tiveramtrês filhas e dois filhos,sendo o herdeiro e su-cessor:

O Sereníssimo Senhor Dom Alberto,5º Duque e 6º Marquês de Loulé, 13º Condede Vale de Reis, Representante dos Duquesda Terceira e dos Condes do Rio Grande, etc.,(1923-2003), de Jure Príncipe da Beira (quandoda morte d’El-Rei Dom Manuel II, ocorrida a 2de Julho de 1932), Chefe do Ramo DinásticoConstitucional da Casa Real de Portugal, casa-do em 1953, com a Senhora Dona Maria Au-gusta Amélia de Moraes Cardoso de Menezes(n. 1932), Dama Grã-Cruz da Ordem Militar deSão Sebastião, dita da Frecha, etc., filha de D.Henrique José de Mello Breyner Cardoso deMenezes (dos Condes de Margaride e dosCondes de Sobral), e de D. Helena de Carva-lho Pereira de Moraes (dos Viscondes de Mo-raes). Tiveram além de cinco filhas, três filhos,respectivamente: O Sereníssimo Senhor Dom

Pedro, 6º Duque de Loulé, etc. (n. 1958),Chefe do Ramo Dinástico Constitucional da Ca-sa Real de Portugal (à luz da Lei da Sucessãoda Coroa da Monarquia Portuguesa e demaislegislação em vigôr até 5 de Outubro de 1910),

casado civ. em 1997,com D. Margarida VazPinto (divorciados). Comgeração; O SereníssimoSenhor Dom Henrique(n. 1964), casado em1994, com D. Teresa Car-doso de Menezes (n.1966), Com geração; OSereníssimo SenhorDom Filipe Alberto Fol-que de Bragança eBourbon de Mendóça,Conde do Rio Grande(n. 1967), Docente Uni-versitário, Doutorado(phd) em História Con-temporânea (Universida-de de Coimbra); BailioGrã-Cruz de Justíça daSacra Militar OrdemConstantiniana de S. Jor-ge e Cavaleiro da Real eIlustre Ordem de S. Ge-naro (ambas da Casa

Real das Duas-Sicílias); Cavaleiro de Honra eDevoção da Soberana e Militar Ordem de Mal-ta, etc.

N O T A S1) Pedro Calmon, O Rei Filósofo - Vida de D. Pedro II,p. 3.2) Ângelo Pereira, Os Filhos de El-Rei D. João VI, p.471.3) Pedro Calmon, Vida de D. Pedro I, pp. 36 a 39.4) Afonso Züquete, op. cit., p. 729.5) Pedro Calmon, Vida de D. Pedro I, p. 78.6) Pedro Calmon, Vida de D. Pedro I, p. 42.7) Simão José da Luz Soriano, Revelações da MinhaVida e Memórias de Alguns Factos e Homens MeusContemporâneos, Lisboa, 1860, p. 51.8) Revista Histórica de Portugal desde a Morte de D.João VI até ao Falecimento do Imperador D. Pedro,Porto, 1846, p. 5.9) Afonso Züquete, op. cit., Vol. II, p. 16.10) António Bernardo da Costa Cabral, Apontamentos

Doña Carlota Joaquina de BorbónReina de Portugal y Emperatriz del Brasil

óleo de Luis de la Cruz y Ríos, c.1825en el Museo del Prado

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Históricos, vol. II, Lisboa, 1845, pp. 7 a 10.11) Correspondência Official de Luiz António de Abreue Lima (actualmente Conde da Carreira) - Regência daTerceira e Governo do Porto (1828-1835), Lisboa,1871, p. 501.12) Luiz Travassos Valdez, Alma-nach de Portugal, Lisboa, 1856,p. 6.13) L.M. Júlio Frederico Gonçal-ves, Ensaio Histórico de Portugal- Apontamentos Chronologicosda História Portugueza, Antiga eModerna, Margão, 1864, p. 72,nota 37.14) Ângelo Pereira, Os Filhos deEl-Rei D. João VI, p. 79.15) Correspondência Official deLuiz António de Abreu e Lima(actualmente Conde da Carreira)– Regência da Terceira e Gover-no do Porto (1828-1835), Lisboa,1871, p. 577.16) Assim referia Hyde de Neuvil-le nas suas Memórias sobre a In-fanta Dona Ana de Jesus Maria,a quem conhecia ainda desde otempo da vida de D. João VI, edepois mais tarde, quando a In-fanta viveu em Paris, entre 1828e 1833 (Jacques Faugeras, Hidede Neuville Irréductible adversai-re de Napoléon Bonaparte, Paris,2003, p. 255; Ângelo Pereira, op.cit., pp. 151 e 152).17) Charles Napier, A Guerra da Sucessão entre D. Pe-dro e D. Miguel, 2.ª edição, Lisboa, 2005, p. 158.18) Príncipe Félix Lichnowsky, op. cit., p. 105.19) Ângelo Pereira, op. cit., p. 152.20) Como se poderá constatar pela dotação atribuída àSereníssima Senhora Infanta Dona Ana de Jesus Marianos diversos orçamentos do Estado até ao ano econó-mico de 1857, referente ao Ministério da Fazenda na ru-brica das Dotações da Família Real (Orçamento da Re-ceita e Despeza do Estado para o Anno Económico de1858-1859, Lisboa, Imprensa Nacional, 1857).21) Arquivo Secreto do Vaticano, Segretaria di Stato,Anno 1857, Rubrica n.º 250.22) Ana Cristina Martins, “Carlos III (1716-1788) de Es-panha e VII das Duas Sicílias. As (Re)descobertas Ve-suvianas e a Agenda Bourbónica”, Lábaro, n.º 1, Lisboa,Associação Portuguesa das Ordens da Casa Real deBorbón-Duas Sicílias, 2010, p. 59.23) Padre José de Castro, Portugal em Roma, vol. II,Lisboa, 1939, pp. 238-239.

24) Em 22 de Junho morreu em Roma, a Senhora In-fanta Dona Ana de Jesus Maria, Tia de Sua Magestade,Esposa do Marquez de Loulé (Francisco António Mar-tins Bastos, Memórias para a História de El-Rey Fidelís-simo o Senhor D. Pedro V e de Seus Augustos Irmãos,

Lisboa, 1863, p. 112).25) Quando a Lisboa chegou anotícia da morte da Senhora In-fanta D. Ana, diversas foram aspessoas de todas as classes amanifestarem o seu pesar, comoo escritor Alexandre Magno deCastilho, que lhe dedica: uma lá-grima de saudade por Sua Alte-za, a quem devemos alguns tes-temunhos de delicadíssimabenevolência (Alexandre Magnode Castilho, Almanach de Lem-branças Luso-Brasileiro para1858, Lisboa, 1857, s.p.).26) João Bernardo Viana DiasBerquó, moço-fidalgo com exercí-cio na Casa Imperial do Brasil,adido da Legação do Império doBrasil em Roma, era casado coma Senhora Dona Jerónima de Fi-gueiredo Cabral da Câmara (Bel-monte), que por sua vez era cu-nhada do filho primogénito daSenhora Infanta (D. Filipe Folquede Mendóça, “Os Berquós nasBordas do Mar Oceano (Mimisan,Faial, Cascais, Rio de Janeiro e

Lisboa)”, revista Tabardo, n.º 2, Centro Lusíada de Estu-dos Genealógicos e Heráldicos, Lisboa, UniversidadeLusíada, 2003, pp. 161 a 192).27) Francisco de Vasconcelos, “A Infanta Dona Ana deJesus Maria”, Casa Loulé e Suas Alianças, Lisboa,1995, p. 108; Idem, A Infanta Dona Ana de Jesus Maria,Infanta de Portugal - Marquesa de Loulé, p. 12.28) Na Sessão do Conselho d’Estado, de 1 de Abril de1863, o Governo foi autorizado a pagar a quantia atéquatro contos de réis pelas despesas do enterro e cons-trução de um mausoléu para depositar os restos mortaisda Senhora Infanta D. Ana de Jesus Maria (ANTT, Actasdo Conselho de Estado, Ano 1863, Livro 4.º, p. 57).29) A Infanta Dona Isabel Maria, a 25 de Junho de 1857,escreveu a seu mano e cunhado o Marquês de Loulédando-lhe os pêsames pela morte de sua Mulher a In-fanta Dona Ana de Jesus Maria (ACL, pasta 167, p.9452). Outras muitas pessoas da Corte procederam damesma forma, a exemplo do que fez o então Barão dePaiva (ACL, pasta 166, pp. 9304 e 9305).30) ANTT, Ministério do Reino, Maço 1009, FuneraisReais - D. Ana de Jesus Maria; Diário do Governo n.º150 de 1857.

La Infanta Dª Maria Ana de Jesús, niñaDe ella descienden los Duques de Loulé,

prole de los Reyes Don Juan VIy Doña Carlota Joaquina

Óleo de Nicolas Antoine de Taunayen el Museo de São Paulo

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No son pocas las obrasdel arte de la pintura con-servadas en el Museo delPrado, que me emocio-nan. Tampoco son pocoslos retratos allí guardadosque representan a perso-najes de los cuales des-ciendo o tengo algún pa-rentesco. Pero a la horade escoger alguno deellos para glosarlo en es-tas páginas de los Cua-dernos de Ayala, elijo lossoberbios retratos velaz-queños del santiaguistadon Diego de Corral yArellano y de su esposadoña Antonia de Ipeñarrie-ta. Y no solo por su buenafactura y su belleza, quelas tienen, sino tambiénpor la gravedad con querevisten a ambos cónyu-ges.

La familia de Corral(1),originaria de tierras palen-tinas, se hallaba ya esta-blecida en la ciudad deValladolid allá por el sigloXIII -su presencia allí sedocumenta desde 1286-,ya desde antiguo tenidospor nobles y siendo muynumerosos aquellos desus vástagos que desempeñaron importantes cargosy oficios de república. De esta estirpe, por vía mater-na, fue el célebre don Rodrigo de Villandrando, pri-mer Conde de Ribadeo (1378-1448) y gran soldadode fortuna en las guerras de su tiempo, tanto en Es-paña como en Francia. Y también llevó esta sangre,por su abuela, la no menos célebre doña Beatriz deBobadilla, Marquesa de Moya, amiga y confidente dela Reina Católica -después de la Reina de Castilla, la

Bobadilla, se decía enton-ces-.

Alzan los de Corral porarmas un escudo de platacon un creciente jaquela-do de oro y sable, la bor-dura de azur con ochocastillos de oro. Así semuestra en varios lugaresde la capilla familiar de laiglesia vallisoletana de laMagdalena.

Aunque bien pudiéra-mos remontarnos muchasmás generaciones, dire-mos que el bisabuelo pa-terno-paterno de nuestrobiografiado fue don Luisde Corral (†1551), valliso-letano, jurista insigne, ca-tedrático de la Universidadde Valladolid (1529), co-rregidor de León y minis-tro del Consejo Real alservicio del Emperador(1528-1531), que edificólas casas familiares en lacalle de Francos; fue ca-sado con doña Juana deValdés. Y diremos quefueron los abuelos pater-nos de nuestro biografia-do, don Diego de Corral yValdés (natural de Chañe,Segovia), que fue corregi-

dor de Toro, y edificó una soberbia capilla en la igle-sia de la Magdalena (1538-1545), y doña Isabel deArellano y Velázquez, su primera mujer, hija de unailustre familia asentada en Cuéllar (Segovia).

Fueron sus padres don Luis de Corral y Arellano(Cuéllar, Segovia c.1540-1622), corregidor de Ledes-ma y de León, caballero del hábito de Santiago, re-tratado por Pantoja de la Cruz (el retrato se conser-vaba hace un siglo en poder de la Casa ducal de

DON DIEGO DE CORRAL Y ARELLANO(1567-1632)

UN JURISTA GRAVE AL SERVICIODEL TERCERO Y CUARTO DE LOS FELIPES

por el Dr. D. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila, Marqués de la Floresta

DE RE BIO-ICONOGRAFICA

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Villahermosa); y doña Isabel de Castro y Otáñez, suprimera mujer, natural de Santo Domingo de Silos(Burgos), e hija de don Baltasar de Castro Otáñez ydoña Ana de Nebreda. De esta unión, a más de donDiego, nacieron otros tres vástagos, llamados donAlonso y don Juan, que fueron militares y sirvieronen Flandes; y fray Lorenzo, monje benedictino, queen el mundo se llamó don Vítores.

Nacido en la villa natal de sus abuelos maternos,Santo Domingo de Silos, hacia 1567, la carrera fo-rense de don Diego de Corral y Arellano fue muy no-table. Formado en el prestigioso colegio mayor sal-mantino de San Bartolomé (1596-1603), se licencióen Cánones y ocupó sendas plazas de catedráticode Clementinas (1603) y de Vísperas (1606) enaquella Universidad, y también una regiduría del con-cejo. En 1608 fue nombrado fiscal de la Real Audien-cia de Valladolid; en 1612 pasó a desempeñar la fis-calía del Consejo de Hacienda; tres años después,en 1615, fue nombrado fiscal del Consejo Supremode Castilla en su sala de justicia; en 1618 se le dioplaza de ministro del mismo Consejo; y por fin en1628 se le designó ministro del Consejo de la Cáma-ra de Castilla, y también del Consejo de Hacienda,cargos que sirvió hasta su muerte, junto al de vocalde la Junta de Almirantazgo(2).

Como ministro del Consejo de Castilla, fue uno delos tres jueces que decidieron en los años de 1619-1621, la condena a muerte de don Rodrigo Calderón,Marqués de Siete Iglesias, valido del valido Duquede Lerma. Don Diego, hombre de recta conciencia,votó en contra de esa pena de muerte, por más querecibió grandísimas presiones desde los círculos delpoder(3). También dejó memoria de su buen procederen su informe sobre las medidas para evitar la des-población de las zonas rurales castellanas y el fo-mento de la economía; informe que tuvo buenas ylargas consecuencias en la gobernación de los rei-nos(4).

El 17 de mayo de 1632, estando en Madrid ysintiéndose enfermo, otorgó don Diego de Corral yArellano su testamento y un codicilo, por ante el es-cribano Cristóbal Ferroche. Mandó ser enterrado enla capilla familiar de la Magdalena, en Valladolid; dejómuchas mandas piadosas -al colegio de San Bartolo-mé, a la parroquia de Santo Tomé de Cuéllar, etcéte-ra-; y fundó un vínculo mayorazgo de sucesión regu-lar en cabeza de su primogénito don Luis Vicente. Nogozaba don Diego de una gran fortuna, y, aparte desus sueldos, su única fuente de rentas hereditariasera la alcaidía del alcázar de Baeza, que el Rey lehabía dado por tres vidas, y que legó a su segundo-génito don Juan Bautista. Y tres días después, el 20de mayo de 1632, a las doce y media de la tarde, en-tregó don Diego de Corral el alma a su Creador.

Pocos años antes se había casado don Diego enMadrid, en 1627, con una ilustre dama vascongada:doña Antonia de Ipeñarrieta y Galdos (¿Madrid?c.1590-1634), dueña de honor de la Reina -servía enel Cuarto del Príncipe Don Baltasar Carlos-, que es-taba viuda de un amigo de don Diego, que lo fue elalfareño don García Pérez de Araciel y Rada, fiscaldel Consejo y Cámara de Castilla, caballero de San-tiago, fallecido en 1624. Era ella originaria de Villarre-al de Urrechu (Guipúzcoa), e hija de don Cristóbal deIpeñarrieta y Leturia, secretario de los Reyes Don Fe-lipe II y Don Felipe III; y de doña Antonia de Galdos yDíaz de Santa Cruz.

El matrimonio procreó a cinco hijos: el primogénitodon Luis Vicente (1627-1639); el capitán don JuanBautista de Corral, alcaide del alcázar de Baeza y ca-ballero de Santiago desde 1651, y al fin heredero delmayorazgo; don Cristóbal de Corral (Madrid 1630-1680), jurista de fama, colegial de San Bartolomé enSalamanca, fiscal y consejero de Órdenes y caballe-ro de Santiago, y al fin, como su padre, ministro delConsejo de Castilla desde 1676; y doña Teresa y do-ña Isabel de Corral, que murieron sin dejar prole. Fi-nados pronto ambos progenitores, siendo todos loshijos menores de edad, se criaron bajo la tutela desus tíos maternos el calatravo don Pedro de Ipeña-rrieta y el oidor don Bernardo de Ipeñarrieta, en la ca-sa palacio sita en la villa de Villarreal de Urrechu(5).Fuera de matrimonio, en doña Catalina, vecina deCuéllar, tuvo don Diego otro hijo llamado don Luis, aquien cita en su testamento, encaminándole a la ca-rrera eclesiástica.

Los retratos cuyos personajes hemos glosado,fueron pintados hacia 1628 por don Diego de Silva yVelázquez (Sevilla, 1599-1660), primer pintor de lacámara del Rey y caballero del hábito de Santiago.Heredados hace siglo y medio por doña María delCarmen de Aragón Azlor e Idiaquez, Duquesa de Vi-llahermosa, fueron donados por ella en 1905 al Mu-seo del Prado, donde felizmente se conservan hoy(inventario números P01195 y P01196).

En el suyo, don Diego de Corral y Arellano apare-ce sobre fondo neutro ante una mesa guarnecida deterciopelo rojo, guarnecido de oro, y vestido con lasevera toga negra de letrado, la garnacha, usada to-davía hoy en día por los jueces, fiscales y abogadoshispanos. Luce al pecho el rojo lagarto santiaguista -la única nota de color, aparte de la faz y manos, y dela mesa-, y sostiene varios papeles o memoriales enambas manos. El negro sombrero puesto sobre lamesa, alude simbólicamente a su derecho a perma-necer cubierto en el ejercicio cotidiano de su eleva-dos cargos -cuando los Reales Consejos se reuníanen sala de gobierno o en sala de justicia-. Su rostrole muestra ya en edad provecta, con una mirada muy

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intensa, entre severa, vigilante y escéptica. Es un re-trato de un gran vigor, y muy efectista porque trans-mite plenamente la prudencia y la autoridad del altomagistrado.

Por su parte, doña Anto-nia de Ipeñarrieta aparece re-tratada junto a su hijo primogé-nito el malogrado don LuisVicente. Ella, morena y de vivamirada, va en traje de corte, ne-gro con valona blanca y cadeni-llas y botonadura de oro, apoyala mano izquierda en el respal-do de una silla tapizada de ter-ciopelo rojo y ribetes y clavosdorados, mientras sujeta con ladiestra una de las bocamangasdel niño. Este, también vivaz,viste aún de traje largo, pero vavestido más ricamente que susprogenitores: de negro y oro,con lechuguilla, vuelillos, peto ydelantal blancos, con cinto ycampanilla-sonajero pendiente.El fondo es igualmente neutro,sin más golpe de color que enlos rostros y manos, la silla y eldelantal del crío. En un retratode aparato, como este, nada esgratuito: la silla en que apoyasu mano doña Antonia parecealudir a su derecho a sentarseen presencia de las PersonasReales, a las que servía en Palacio.

De este ilustre y encumbrado matrimonio queretrató Velázquez, llevo yo la sangre a través de suhijo el capitán don Juan de Corral e Ipeñarrieta, alcai-de hereditario de la fortaleza de Baeza y caballero deSantiago, y marido de doña Tomasa de Idiaquez Isasiy Leguizamón, natural de Azcoitia (Guipúzcoa). Deestos nacieron once vástagos, entre ellos doña Jua-na de Corral e Idiaquez (†1710), casada con donBernardo Matías de Aréyzaga y Basauri, II Barón deAréyzaga en el Sacro Imperio Germánico y caballerode Calatrava. Quienes tuvieron por su hijo a don Jo-sé Gabriel de Aréyzaga y Corral, III Barón de Aréyza-ga (Villarreal de Urrechu 1680-1733), que se casó enAzpeitia en 1709 con doña María Josefa de Irusta yAguirre Idiaquez. Fueron padres de doña Ana Maríade Aréyzaga e Irusta (Villarreal de Urrechu 1724),que contrajo matrimonio en 1747 con don Rafael deMencos y Ayanz de Navarra, V Conde de Guendulainy Barón de Bigüezal. Su hijo y heredero fue don Joa-quín de Mencos y Aréyzaga, VI Conde de Guendu-lain y Barón de Bigüezal (Tafalla 1748-1817), quien

se casó en 1770 con doña Magdalena de Eslava yEslava, Marquesa de la Real Defensa y Condesa delFresno de la Fuente. Su hija doña María Dolores de

Mencos y Eslava, Señora deEguillor (Pamplona 1780-1838),se casó en Segovia en 1802con don Luis de Contreras Gi-rón y Escobar, V Marqués deLozoya y de la Fresneda, regi-dor de Segovia y teniente coro-nel del Regimiento de MiliciasProvinciales. Su hijo segundo-génito, el grave letrado don Luisde Contreras y Mencos (Sego-via 1807-1864), matrimonió en1839 con doña Trinidad Thoméy San Román, y fueron padresde don Luis de Contreras yThomé, VII Marqués de Lozoya(Segovia 1840-1905), alcaldede Segovia, quien se casó enToledo en 1880 con doña Ra-mona López de Ayala y del Hie-rro, dama noble de María Luisa.De ellos nació mi abuela y ma-drina doña Angelina de Contre-ras y López de Ayala (Segovia,1897-1971), mujer que fue des-de 1918 del coronel don Rafaelde Ceballos-Escalera y Álvarezde Sola, III Marqués de Mirandade Ebro y VI Vizconde de Aya-la. Y su hijo segundogénito fue

mi padre don Antonio de Ceballos-Escalera y Contre-ras, VII Vizconde de Ayala (Madrid 1923-2010), re-nombrado abogado a más de caballero de Montesa.Y de este he heredado yo una de mis profesiones: lamisma que ejerció aquel grave letrado don Cristóbalde Corral y Arellano, hace cuatro siglos.

N O T A S1) Seguiremos, en cuanto a su genealogía, lo escrito por elcatedrático, médico e historiador don León de Corral y Maes-tro en su estudio Don Diego de Corral y Arellano y los Corra-les de Valladolid (Madrid, 1905).2) León de Corral, op. cit., págs. 35-51. Rafael Muñoz Her-náez, semblanza del personaje en el Diccionario BiográficoEspañol, de la Real Academia de la Historia.3) León de Corral, op. cit., págs. 53-64. 4) Este célebre dictamen fue publicado por Pedro Fernándezde Navarrete en su obra Conservación de Monarquías y Dis-cursos Políticos (Madrid, 1626).5) Sobre este soberbio edificio, en el que se alojaron el ReyDon Felipe IV en 1659, y el Rey Don Felipe V en 1700; y Na-poleón Bonaparte en 1808, puede verse la obra colectiva deFelipe Iñiguiz e.a., El Palacio Corral-Ipeñarrieta (San Sebas-tián, Diputación Foral de Guipúzcoa, 1999).

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Michele d’Andrea y Fabio CassaniPironti, VESTIRE GLI ONORI.Pastrengo, Azzurra Music, 2019.ISBN 978-88-93520-40-9. 144 pá-ginas, con ilustraciones a todo co-lor. Aunque los autores utilizan elmismo título que su estudio prece-dente publicado en 2005 –segura-mente la más importante obra defalerística italiana, que compren-día las insignias y los usos pre-miales vestuarios de las veintiséisÓrdenes de Estado, Soberanas ydinásticas que fungen en aquellapenínsula-, esta es una obra nue-va, que obedece a otros plantea-mientos. Agotada, muy buscada yfrecuentemente utilizadas sus ilus-traciones sin licencia, aquella pri-mera publicación -en gran formatoy por ende costosa-, quince añosdespués, la nueva publicaciónVestire gli onori tiene un formatomás contenido –el de un prácticoy manejable manual, que formaráparte de una serie dedicada a ca-da una de aquellas Órdenes reco-gidas en la obra originaria, perocon información actuali- zada. Elprimer volumen de la nueva colec-ción se dedica preferentemente ala más alta condecoración del Es-tado italiano: la Ordine Al Meritodella Repubblica (OMRI), con untexto revisado y puesto a día, eilustrado con los diseños de las in-signias de cada grado, y con¡treinta y siete! ilustraciones o fi-gurines con el modo correcto delucirlas, esto es, en cada clase devestimenta, tanto para civiles co-mo para militares y marinos, poli-cías, bomberos, veteranos, ecle-

siásticos, Cruz Roja, etcétera –losdiseños digitales, realizados por laartista Alexandra Petrochenko,son notables-. Y todo con estrictaobservancia al orden de preferen-cia que rige en Italia respecto decada condecoración. La parte cas-trense ha sido revisada por el al-mirante Carlo Cellerino -gran co-nocedor del ceremonial castren-se-. Se trata, en fin, de un com-pendio ciertamente muy completo,y de una gran utilidad, cuya publi-cación agradecemos a los auto-res, hoy considerados y tenidospor los primeros especialistas ita-lianos en materia de Órdenes ycondecoraciones (MF).Josu Imanol Delgado Uribe y Fer-nando Martínez Larrañaga, MA-NUAL DE HERÁLDICA, LACIENCIA DEL BLASÓN. Madrid,Editatum, 2019. ISBN 978-84-18121-05-0. 144 páginas, conilustraciones en blanco y negro.Una obra aparentemente sin pre-tensiones, presentada como unmero manual de diseño heráldicopara uso de estudiosos y estu-diantes de la materia, pero quetiene un mayor alcance que ese. Através de sus páginas, de una ma-nera sencilla pero didáctica, losautores tratan con atención de losusos y pautas de presentación he-ráldicas; las formas de los escu-dos de armas; las particiones, pie-zas y muebles; los ornamentosexteriores; etcétera. La obra, bienilustrada, se cierra con un útil dic-cionario de términos heráldicos.Delgado Ugarte, economista de

fuste y prestigio, se ha encargadode los textos, mientras que Martí-nez Larrañaga, dibujante digitalbien conocido y acreditado –y au-tor de otras obras notables-, seha ocupado de la parte gráficacon la solvencia que le caracteri-za. El resultado es muy estima-ble, y sin lugar a dudas útil (MF).Luis Tourón Figueroa, PROTO-COLOS EN LA MAR. HISTORIAY TRADICIÓN. Madrid, Robinson,2018. ISBN 978-84-09-03378-2.152 páginas, con ilustraciones atodo color. Tourón, conocido na-vegante de los aires –es piloto deaviación- y de las aguas –es ungran regatista-, e historiador marí-timo acreditado por sus conoci-mientos y su acuciosidad –suobra Los barcos de Alfonso XIII.Las regatas de una época 1902-1931, publicado en 2017, es yaun clásico-, nos deleita ahora conun completo tratado de los usos yceremonias que se observan enel ámbito marítimo, preferente-mente en el de la Marina Deporti-va. Por sus páginas desfilan lasglosas al pabellón nacional, naci-do precisamente en el seno de laReal Armada y las fortalezas cos-teras de ambas orillas del Atlánti-co y del Pacífico; las banderas enlos yates de recreo, y el uso enellos del pabellón nacional, de lasgrímpolas de los clubs y de losarmadores, y de las señales enregatas y competiciones; las ban-deras y grímpolas en tierra –losclubs náuticos-; y los usos y códi-gos de señales, semáforos y sis-

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temas de transmisión visuales.Como anexos, ciertamente intere-santes, los elencos gráficos de lasbanderas y grímpolas de clubs ypropietarios españoles y extranje-ros publicados entre 1899 y 1917-algunas nobiliarias-, y los usadosen la actualidad por los clubs náu-ticos españoles. Un estudio nove-doso, oportuno, interesante y útil,muy bien ilustrado, y además con-tenido en un volumen de cuidaday agradable factura (MF).Vicenta Márquez de la Plata Fe-rrándiz, Marquesa de Casa Real,LOS MEJORES REYES FUE-RON REINAS. Madrid, Nowtilus,2018. ISBN 978-84-9967-982-2.352 páginas. Con frecuencia seha dado poca importancia al papelde la mujer en la sociedad: históri-camente se la ha ignorado, cuan-do no despreciado. Se la ha con-siderado materia débil, incapaz deabstracción por su misma natura-leza y por su misma debilidad. In-capaz asimismo de ejercer la po-testas. Pero he aquí que laMarquesa de Casa Real nos pre-senta un catálogo de magníficossoberanos, todos ellos mujeres,con sentido político que conduje-ron a sus países a altas cotas demodernidad. Ellos fueron reinas yemperatrices a quienes nunca ol-vidará la historia. El lector conoce-rá mediante su lectura el devenirde las monarquías, tanto de Occi-dente como de Oriente, regidaspor ellas. Cinco siglos de historiaa través del reinado de siete gran-des mujeres. Sin Catalina de Mé-

dici, los Valois hubieran salido deltrono francés. El reinado de Isabella Católica sentó las bases de lanación española. Cristina de Sue-cia fue un gran mecenas de lasartes y las letras. Las reformas deMaría Teresa de Austria contribu-yeron a la grandeza de su impe-rio. Tz’u-hsi fue una gran reformis-ta e impulsora de la moderniza-ción y crecimiento de China. Cata-lina de Rusia introdujo la vacuna,modernizó su imperio y concilió larelación entre Rusia y Europa. Ca-da una de ellas marcó un hito enlos anales de su país, y por esoesta obra en que se recogen sustrayectorias es oportuna. A más,está bien escrita y resulta muyamena (MF).Dominique Henneresse, ORDRESET DÉCORATIONS DU SAINTSIÈGE. Roma, Libreria EditriceVaticana, 2019. ISBN 978-88-266-0241-7. 554 páginas, en gran for-mato, profusamente ilustradas atodo color. Patrocinado e impulsa-do por la propia Secretaría de Es-tado de la Santa Sede, este libro,editado en gran formato y genero-samente ilustrado, se nos presen-ta como un estudio definitivo delas Órdenes y condecoracionesotorgadas por la Sede Apostólicaa través de los siglos. Por sus pá-ginas desfilan las Órdenes extin-guidas y las vigentes (Cristo, Es-puela Dorada, Pío IX, SanGregorio Magno y San SilvestrePapa y Mártir), y todas y cada unade las condecoraciones y meda-llas que les siguen en rango. Hayque señalar, no obstante, que elmérito del autor no se centra tantoen lo que se refiere a las grandesÓrdenes –que son tratadas en po-cas páginas y quizá con algunasuperficialidad-, sino sobre todoen cuanto se refiere a las conde-coraciones y medallas: ahí el au-tor se ha esmerado y se ha exce-dido gratamente, pues el elencode las que identifica, examina, do-cumenta e ilustra gráficamente essorprendente y apabullante. Y la

obra no se limita a ellas, puestambién se refiere a las insigniasde función de los asistentes delPapa, antiguos y modernos, y a laOrden del Santo Sepulcro. En to-do caso, hay que aclarar que noestamos ante un gran estudio ins-titucional, sino más bien mera-mente descriptivo y gráfico de lasinsignias y uniformes de cada re-compensa. Aun así, nos pareceuna obra benemérita y de una ne-ta utilidad (MF).Guglielmo Bonanno di San Loren-zo, UMBERTO II, IL PRINCIPE, ILRE, L’UOMO. Edición de Autor,2019 (pedidos a [email protected]). ISBN979-12-200-5443-0. 848 páginas,con ilustraciones a todo color y enblanco y negro. Como bien señalael autor, de Humberto II, últimoRey de Italia (1904-1983), se hadicho todo y no se ha dicho nada,y por ello ha acometido el exten-so, documentado y profundo rela-to biográfico, que ahora nos pre-senta. Un relato que no se limitaal breve reinado del rey de mayo(1946), ni a sus años críticos co-mo lugarteniente general del reinoy jefe del Estado de facto (1944-1946), sino que se remonta a laItalia de los días de su nacimiento,de su infancia, de su juventud yde su madurez, a través de lasdos guerras mundiales, el vente-nio fascista, el armisticio del 8 deseptiembre de 1943, el final de laguerra y su ascensión al trono... Através de sus páginas, el autornos presenta el retrato de todo un

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hombre, jovial y dicharachero,muy religioso, muy familiar, extre-madamente generoso y sensible,y muy consciente de su papel co-mo príncipe y como gobernante; y,ya en el largo exilio portugués, co-mo una persona melancólica ysiempre añorante de su queridísi-ma Italia, a la que nunca se le per-mitió regresar. Una biografía do-cumentada y solvente, que seculmina con apéndices documen-tales y con una selecta bibliogra-fía. No podemos dejar de recor-dar, del mismo autor, su excelentebiografía de los progenitores delpersonaje regio ahora tratado:Piccolo Grande Rè y Elena di Sa-voia, la Regina buona (MF).Beatriz Bullón de Mendoza y Gó-mez de Valugera, SUCESIONESNOBILIARIAS: TODA LA JURIS-PRUDENCIA. Madrid, Francis Le-febvre, 2019. ISBN 978-84-177940-8-8. 384 páginas. La presenteobra, basada en la tesis doctoralde la autora, examina y analiza to-da la jurisprudencia nobiliaria his-pana, desde la creación del Tribu-nal Supremo hasta nuestros días.Estudia fundamentalmente elcambio experimentado en el se-guimiento de las líneas sucesoriasque tienen su base en la aplica-ción de los principios de represen-tación y propincuidad –a este últi-mo, de rara aplicación y casisiempre mal comprendido y pocoestudiado, dedica la autora unaatención especial-. También reco-ge el origen y desarrollo de las re-formas habidas en torno a la apa-

rición del instituto de la prescrip-ción adquisitiva de los cuarentaaños, y de la designación de su-cesor. Así, podemos saber cómose conformó la prescripción de untítulo nobiliario a favor de la líneaque lo lleve ostentando más decuarenta años, aunque hubieseotros prellamados. De igual mane-ra estudia los límites con que esadmitida la designación de suce-sor en estas mercedes, en las quela autonomía de la voluntad es ca-si inexistente. La importancia delas decisiones judiciales en estamateria queda patente en el as-pecto de la igualdad del hombre yla mujer en el orden de sucesiónde los títulos, que, teniendo su ori-gen en la jurisprudencia, fue reco-gida en la ley 33/2006, de 30 deoctubre. En este punto, contieneun original planteamiento en el es-tudio, al examinar la legislación yla doctrina históricamente: ellopermite estudiar mejor los aspec-tos históricos señalados en la ju-risprudencia después expuesta. Ellibro de esta profesora de la Uni-versidad San Pablo CEU permitetener un conocimiento muy com-pleto de toda la Jurisprudencia so-bre las sucesiones nobiliarias, asícomo de la evolución del trata-miento de la sucesión en los títu-los nobiliarios a lo largo del tiem-po. Para ello, la autora ha incluidolos textos más significativos usa-dos en las diversas épocas por losjurisconsultos, sin olvidar el deta-llado examen del orden de suce-sión en la doctrina más reciente ypor parte del Consejo de Estado.Asimismo, dedica un capítulo alos modos de adquisición de los tí-tulos nobiliarios, y a su orden desucesión, que ha sufrido una seriede reformas en los últimos años,incluyendo aquellos aspectos quehacen referencia a la igualdad delhombre y la mujer en el orden desucesión de los títulos, recogidaen la ley 33/2006, de 30 de octu-bre. Como nos indica el maestroLópez Vilas, su prologuista, la pro-

fesora Bullón de Mendoza conclu-ye su extensa y prolija investiga-ción con unas razonadas y traba-jadas conclusiones generales, yuna relación de la Jurisprudenciaconsultada, que se abre con unasentencia de 21 de enero de 1851y concluye con otra de 7 de no-viembre de 2018. La obra, cierta-mente rigurosa, metódica y muycompleta -aunque se echa a faltarun índice metodológico de institu-tos y voces-, viene a marcar un hi-to en la bibliografía sobre las su-cesiones nobiliarias, y ha sidopresentada con solemnidad el 18de junio en el salón de plenos dela Real Academia de Jurispruden-cia y Legislación (MF).Fernando García-Mercadal y Gar-cía-Loygorri, LOS SÍMBOLOSPOLÍTICOS, EL CEREMONIAL YLAS DISTINCIONES DEL REINODE ESPAÑA. Madrid, Dykinson eHidalguía, 2019. ISBN 978-84-1324-295-8. 324 páginas. Con lasolvencia a que nos tiene acos-tumbrados, el general García-Mer-cadal aborda en su conjunto elsiempre interesante tema del apa-rato del Estado, esto es, el de sussímbolos y acciones instituciona-les. Es una obra extensa y biendocumentada, dividida en una in-troducción y dieciséis capítulos,dedicados respectivamente a lossímbolos y los procesos de cons-trucción de las identidades colecti-vas; la ciencia jurídica extranjera ylos símbolos políticos: su influen-cia en la doctrina española; lossímbolos políticos en el ordena-

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miento jurídico español (a travésde la visión de autores relevan-tes); la Monarquía como símbolo;la Bandera Nacional; el Escudo deEspaña; el Himno Nacional; lasfiestas oficiales; los lugares parala memoria; las monedas y lasemisiones postales; las preceden-cias protocolarias; los tratamientosde cortesía; los títulos de nobleza;las Órdenes, condecoraciones,medallas y distinciones afinas; losPremios Nacionales de Cultura; yel colofón o la recapitulación final,que incluye algunas propuestaspara el mejoramiento y el futurode estos aspectos institucionales.Tras ellos, una útil bibliografía.Como siempre gusta de hacer, yes muy de agradecer, el autor nose limita a la descripción de cadauno de estos asuntos, ni siquieraa su mero análisis conceptual ycomparado, sino que hace tam-bién una crítica –siempre cons-tructiva- a los defectos del siste-ma, que no son pocos. Un granestudio que ha merecido, con jus-ticia, el VIII Premio Hidalgos deEspaña, y que es sin duda algunaimportante e imprescindible paraconocer a fondo esos temas (MF).VV.AA., MARÍA ISABEL DE BRA-GANZA: LA REINA DEL PRADO.Madrid, Boletín Oficial del Estado,2019. ISBN 978-84-340-2547-9.270 páginas, con numerosas ilus-traciones. Edición conmemorativadel bicentenario de la fundacióndel Museo del Prado (1819-2019),la obra que el lector tiene en susmanos pretende ser un homenaje

a una de las figuras más descono-cidas de nuestra historia, la reinade España María Isabel de Bra-ganza, segunda esposa de Fer-nando VII entre 1816 y1818, ins-piradora de la creación del Museodel Prado. Los facsímiles que enella se reproducen, procedentesde la biblioteca de la Real Acade-mia de la Historia, permiten asistira su corta trayectoria vital, desdesu entrada en la villa y corte hastasus honras fúnebres, tanto en Ma-drid como en Roma. Igualmente,de la misma biblioteca procedenlos extractos de las obras de Me-sonero Romanos y el marqués deVillaurrutia que efectúan menciónal significado político y humano desu persona. En cuanto a las ilus-traciones, completan la informa-ción sobre la reina en su faceta demecenas de las artes, siendo al-guna de ellas inédita en España,como su retrato por Goya del Me-adows Museum de Dallas. En de-finitiva, se ha procurado por la edi-torial del BOE realizar una obraevocadora de una joven reina queno pudo tener la significación hu-mana, dinástica y política que porsu educación, bondad y altura demiras hubiera merecido (MF).Diana Pelaz Flores. LA CASA DELA REINA EN LA CORONA DECASTILLA (1418-1496). Vallado-lid, Universidad de Valladolid,2017. 323 páginas. Prólogo deMaría Isabel del Val Valdivielso.Un estudio centrado en el tiempoy en los entornos de las dos espo-sas del Rey Don Juan II de Casti-

lla: Doña María de Aragón (1418-1445) y Doña Isabel de Portugal(1447-1496), en el que la autoraaborda tanto la personalidad delas soberanas –su formación, cre-encias y cultura, vida cotidiana,piedad, música-, junto a la estruc-tura y las relaciones en el interiordoméstico de sus Casas –la servi-dumbre, la organización-, como alas relaciones externas de las so-beranas, tanto en el seno de laFamilia Real, como con otras insti-tuciones cortesanas, y con otrascortes foráneas. Es, también, unarevisión de las estructuras de po-der desde la posición femenina:así, sus posesiones y derechos,las estrategias familiares, etcéte-ra. Son relevantes las relacionescon su familia paterna y con la pa-rentela regia, sus contactos con laalta nobleza y con otros grupos depoder como las oligarquías urba-nas, las relaciones de amistad conlaicos y eclesiásticos de ambossexos. A pesar de la carencia delibros de cuentas de la Casa de laReina, la autora la suple mediantela documentación del Real Mo-nasterio de Guadalupe, y el testa-mento de la Reina Doña María deAragón, que revela los nombresde los oficiales y criados que ha-bía al servicio de la Reina en elmomento de su muerte. Ademásde una catalogación detallada delas personas que estaban a suservicio, que ocupa la mayor partedel libro, la autora ofrece un catá-logo prosopográfico y una biblio-grafía atinente al asunto (ADQ).

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NOBILTÀ, 152 (septiembre-octu-bre 2019). Editorial Genealogia estoria di familia nei film e teleno-velas della vita quotidiana. PierFelice degli UBERTI, In ricordo diFaustino Menéndez Pidal de Na-vascués; Nicola PESACANE, Lostemma nel Regno di Napoli inuso alle famiglie nobili; AlfonsoMARINI DETTINA, I Borbone el’Ordine Costantiniano di SanGiorgio; Pier Vittorio STEFANO-NE, La trágica storia di Pedro I diPortogallo e Inés de Castro; Al-berto LEMBO, La conferenza diMonaco (29-30 settembre 1938).CUADERNOS DE HISTORIAMODERNA, 43/2 (2018). Dedica-do a Carlos V y su tiempo, inclu-ye el artículo de Pablo SÁNCHESPASCUAL, Fondos notariales,concejiles y nobiliarios para el es-tudio de la época de Carlos V enel Principado de Asturias.HISPANIA, 262 (2019). Con lostextos de Daniel SAN NARCISOMARTÍN, ¿Una familia real en eltrono de España?: ritualidad polí-tica y ceremonias dinásticas en laconstrucción del Estado liberal(1833-1868); y Raquel SÁNCHEZGARCÍA, La imagen circulantedel rey: el sello postal y las repre-sentaciones visuales de la naciónen España (1849-1882).IL MONDO DEL CAVALIERE, 75(julio-septiembre 2019). Tras eleditorial La “fons honorum” è solonei Capi di Case regnanti all’epo-ca del Congresso di Vienna osuccessivamente, el artículo de

Pier Felice degli UBERTI, La RealAsociación de Hidalgos de Espa-ña e i suoi sistema premiali.IL MONDO DEL CAVALIERE, 76(octubre-diciembre 2019). Dedicasu editorial a I descendenti degliex Sovrani non abdicatari e i limitidella sovranità affievolita. Siguenlos textos de Domenica VENTU-RA, La Cavalleria nella sua evolu-zione negli Ordini Feminili ; Fran-cesco ATANASIO, La donazionedei Palazzi Reli italiani (1919);Corrado SAVASTA, José Rizal,eroe di tutti i tempi e di tutte leNazione; Maria Loredana PINOT-TI, L’Ordine Pro Merito Melitensi;ESTUDIOS DE GENEALOGIA,HERÁLDICA Y NOBILIARIA DEGALICIA, 14 (2018). Con lasaportaciones de Carlos VISCASI-LLAS VÁZQUEZ-ULLOA, In me-moriam: Fray Jerónimo López Ló-pez; Carlos ACUÑA RUBIO yMarta FREITAS RIESSMANN, Ín-dice onomástico: Serie de Herál-dica, Genealogía y Nobiliaria deGalicia, Tomos LIV al LIX, Pro-yecto Galicia; Carlos de la PEÑAVIDAL, Notas sobre la filiación deDona María Sánchez de Benavi-des, esposa de João de Sequei-ros; Luis LÓPEZ POMBO, DonJosé Ramón Esteban MateoMéndez Rodil Gayosos, Marquésde Rodil; Javier GARCÍA GÓ-MEZ, Don.. Carlos Francisco deCroix, Capitán Xeneral do Reinode Galicia, 1756-1766; Juan deQUIROGA CONRADO, Origen ygenealogía de la familia Quiroga:señores de la torre de Novaes, vi-lla y casafuerte de Quiroga, en elvalle de Quiroga; José DomingoVALES VÍA, Puntualizaciones aun estudio sobre heráldica muni-cipal coruñesa; Alfonso DanielFERNÁNDEZ POUSADA, Noti-cias sobre a casa de Beingoleaen Galicia; María Luisa GONZÁ-LEZ ALVAREZ, Padrón de veci-nos de Beade (1801); y María Jo-sé LÓPEZ CALDEIRO, La vida

militar del capitán Souto Parade-la.ESTUDIOS DE GENEALOGÍA,HERÁLDICA Y NOBILIARIA DEGALICIA, 15 (2019). Con los artí-culos de Carlos ACUÑA RUBIO,In memoriam: padre franciscanoJosé García Oro; Carlos ACUÑARUBIO y Marta FREITAS RE-SISSMANN, Índice toponímico:Serie de Heráldica, Genealogía yNobiliaria, Tomos LIV al LIX, Pro-yecto Galicia; Carlos de la PEÑAVIDAL, Os Zárate do marquesa-do de Montesacro; Xosé CarlosFERNÁNDEZ DÍAZ, Armas de li-najes en los escudos municipalesde Galicia; Adolfo TABOADASANZ, La iglesia vieja de SantaMaría de Xinzo de Limia (sus la-bras heráldicas y capillas sepul-crales); Luis VALERO DE BER-NABÉ, Las damas de la casa deBendoiro; Luis Manuel FERROPEGO y José Manuel BÉRTOLOBALLESTEROS, Don BartoloméCadavid García (de Caamaño);Alfonso Daniel FERNÁNDEZPOUSADA y Manuel NOGUEIRATABOADELA, Os Pazos de Pro-bén: A Galla Caldelana; MaríaLuisa GONZÁLEZ ÁLVAREZ, Pa-zo da Pateira de Beade; CésarL.J.B. de SANTIAGO MIRANDA,Sobre la descendencia de DoñaRobustiana González Collía:apuntes al artículo “A Caso doEscribán”, publicado en Boletín nº1; y Pablo A. PÉREZ, Listaxe exenealoxía de estranxeiros deGalicia presentes en Chiloé(1700-1900).

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ASCAGEN (otoño 2019). Incluyelos textos de Carlos ARGÜESOSECO, Genealogía de los Busta-mante de La Costana (Campoo);Francisco J. POLANCO MUÑOZ,Padrón del valle de Buelna delaño 1737(I); Emilio PÉREZ FER-NÁNDEZ, Los Ortiz de Mioño ysu acumulación de un inmensopatrimonio mediante favorablesenlaces matrimoniales; José I.VELARDE, Ceballos-Mier: Unaherencia transatlántica entre Viér-noles, Mercadal y Alfoz de Llore-do. (I) Ceballos de Viérnoles; yAlfonso J. MUÑOZ BUENO, Ex-tractos genealógicos de los testa-mentos de los protocolos notaria-les de Reinosa y la Merindad deCampoo.ANALES DE LA REAL ACADE-MIA MATRITENSE DE HERÁL-DICA Y GENEALOGÍA, 21(2018). Con los textos del ciclode conferencias sobre “La reali-dad actual de las Órdenes Milita-res y de Caballería en España”:Marcos FERNÁNDEZ DE BET-HENCOURT, La Soberana y Mili-tar Orden Hospitalaria de SanJuan de Jerusalén, de Rodas yde Malta: historia; estructura; rea-lidad y actividades en España: ytambién El Señorío de la Isla delHierro y sus atribuciones; CarlosE. CORBERA TOBEÑA, La Or-den de Caballería del Santo Se-pulcro de Jerusalén: historia, es-tructura; realidad y actividades enEspaña; Ángela MADRID MEDI-

NA, Ayer y hoy de las Órdenesde Caballería españolas; JoséTomás VELASCO SÁNCHEZ, In-ventario del Archivo de la familiaAlmansa custodiado en el Archi-vo General de la Guerra Civil es-pañola del Centro Documental dela Memoria Histórica de Sala-manca; LEOPOLDO FERNÁN-DEZ DE ANGULO Y GÓMEZ DELAS CORTINAS, El linaje Pombode Galicia: (la familia Pombo y suposterior unión con la familiaSemprún y éstos con Fernándezde Angulo); Pablo A. PÉREZ, He-ráldica municipal de la Muy Nobley Leal Ciudad de Santiago deCastro (Chiloé): dos varianteshistóricas y una propuesta derectificación; Jaime BAÍLLO YMORALES-ARCE, Afinando enlos orígenes: apuntes sobre as-cendencia y descendencia deAlonso García de la Beldad, queganó ejecutoria de hidalguía en1514; y Eduardo DUQUE PINDA-DO, La Soberana Orden de Mal-ta y Zorita de los Molinos, provin-cia de Ávila.HIDALGUÍA, 381 (2019). Incluyelas colaboraciones de AlbertoMARTÍN QUIRANTES, La familiaLomelín: segunda casa de losMarqueses de Campotéjar; LucioR. PÉREZ CALVO, El Marquesa-do de Hermosilla; Alberto CORA-DA ALONSO, Carlos I. Aguilar deCampoo y sus marqueses; PereMARTÍ i MARTÍNEZ, Atribuciónheráldica errónea al Reino de Va-lencia, por una presunta toponi-mia compartida; José IgnacioRODRÍGUEZ GONZÁLEZ, He-ráldica de los monjes benedicti-nos y de la congregación de Va-lladolid; David HUIDOBROSANZ, Benemérito de la Patria,una distinción poco conocida enla España del siglo XIX; y JoséMiguel de MAYORALGO LODO,Necrológico nobiliario madrileñodel siglo XVIII (1701-1808). Años1776 a 1780.

REVISTA DE LAS ÓRDENESMILITARES, 10 (2019). Nos pre-senta las aportaciones de Ma-nuel LÓPEZ FERNÁNDEZ, Loscomendadores mayores de Cas-tilla en la Orden de Santiago (SXIV). Hombres y política; DavidHUIDOBRO SANZ, El hábito delas cuatro Órdenes Militares: unpreciado honor con el que losmonarcas hispanos han queridodistinguir tradicionalmente a prín-cipes de otras casas soberanas;y Carlos Antonio LUNA PEREA,Las Órdenes Militares en LaMancha: el arte sanjuanista co-mo instrumento de legitimaciónpolítica y social (s XII-XV).REVISTA DE HISTORIA JERÓ-NIMO DE ZURITA, 94 (2019).Presenta el texto de Juan ABE-LLA SAMITIER, La renovaciónde la baja nobleza de Aragón enel siglo XV: los Casaldáguila deLayana.HISPANIA, 263 (2019). Con losartículos de Enrique José RUIZPILARES y José Antonio MIN-GORANCE RUIZ, La movilidadsocial de las naciones extranje-ras en las ciudades andaluzasbajomedievales: los Adorno y lasociedad política de Jerez de laFrontera (1470-1520).APORTES, REVISTA DE HIS-TORIA CONTEMPORÁNEA,101 (2019). Integra el interesanteartículo de Ángeles HIJAZO PÉ-REZ, Ena de Battenberg, lasdesgracias de una reina.

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CAPÍTULO DE LA ORDEN PATRIARCAL DESAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA EN ARONA

El sábado 12 de octubre de 2019, con la asi-stencia extraordinaria del Su Beatitud el Patriarcade la Iglesia católica de Antioquía de los Sirios,monseñor Ignazio Youssef III Younan, ha tenido lu-gar en Arona (Italia) una ceremonia capitular de laOrden Patriarcal de San Ignacio de Antioquía. Hasido en la iglesia barroca de San Carlo Borromeo,rica en documentos y en reliquias del Santo,proyectada por el arquitecto Francesco Maria Richi-ni y levantada a partir de 1614. Está situada a po-cos metros de la colosal estatua de San Carlos Bor-romeo (il Sancarlone), de treinta metros de altura.

A las 11 horas tuvo lugar la santa misa, cele-brada por el Patriarca, hallándose presentes donRami al Kabalan, visitador apostólico para Europa,el Gran Canciller de la Orden y consejero honrariodel Patriarcado, caballero del collar nob. SalvatoreOlivari de la Moneda; el delegado para el norte deItalia, caballero gran cruz Lino Mortarino, el señorFranco Canova y numerosos miembros de la OrdenPatriarcal, a más de las autoridades civiles y milita-res.

Después de la misa, los asistentes pudieron visitarel bellísimo templo, y después se reunieron en unalmuerzo de hermandad, para tras la colación retra-tarse todos juntos bajo la gran imagen de San Car-los, que domina el lago Maggiore.

ACTUALIDAD DEL UNIFORME DE LOS MI-NISTROS DE LA CORONA

Según nos informa el Dr. Marqués de la Flo-resta, cronista de Castilla y León y testigo del he-cho, resulta que, por primera vez quizá en medio si-glo, se ha lucido en público el uniforme de ministrode la Corona, con sus característicos bordados conentorchados cuajados de ojos -los ojos del Rey-.

Ha sido el 19 de octubre, en la iglesia parro-quial de la Asunción en de Candeleda Ávila), duran-te la boda de doña Irene Michavila Vázquez condon Ramón Lladó. Y el uniformado ha sido su padredon José María Michavila Núñez, antiguo ministrode Justicia (2002-2004), que ha adornado su atuen-do, como es debido, con la placa y banda de lagran cruz de la Real y Distinguida Orden Españolade Carlos III que le fue concedida el 19 de abril de2004.

Prescindiendo de algunos detalles que elseñor Michavila hubiera debido cuidar más -cual elde vestir una camisa blanca debajo de la casaca, yel de llevar el cuello de esta bien cerrado, para evi-tar la impresión de desaliño-, el hecho no deja deser significativo, y actualiza el uso del uniforme pro-pio de los miembros y ex-miembros del Consejo deMinistros. Un uniforme que, en sus primeras versio-nes, pero ya con el característico entorchado deojos, se remonta al reinado de Don Carlos III -cuan-do se atribuyó su uso a los ministros del Consejo deEstado, y de los demás ministros de los RealesConsejos.

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CAPÍTULO DEL REAL GREMIO DE HALCO-NEROS EN CARMONA

Presidido por S.A.R Don Pedro de BorbónDos-Sicilias y Orleáns, Duque de Calabria, se hacelebrado en Carmona (Sevilla), el 6 de diciembrede 2019, un capítulo extraordinario del Real Gremiode Halconeros. La ceremonia se celebró en la igle-sia del Divino Salvador, precedida de un Te Deum ydirigida con gran solemnidad por el maestro de ce-remonias Ilmo. Sr. D. Emilio Mora Lorenzo, acom-pañando a las autoridades el grupo de honores yalabarderos del Real Gremio de Halconeros. Real-zó la ceremonia la Banda de Música El Arrabal deCarmona, patrocinada por el Ayuntamiento de laCiudad. En la misma se recibió como Protectoregregio a S.A.R. el Príncipe Mansour Al-Saud,embajador del Reino de Arabia Saudí en España. Yfueron recibidos como halconeros en ejercicio D.Juan Bernabé, D. Vicente Aceña, D. ClaudioÁbalo y D. José Amalio González. Como halcone-ros de honor lo fueron la Excma. Sra. Ministra DªGuillermina Mekuy, Dª Carmen Silveira, el Ilmo.Sr. D. Guillermo Cobelo Fernández, presidente dela Cámara Oficial de Comercio de España en Emi-ratos Árabes Unidos, D. Pedro Martínez Pastor, D.Rafael Moreno San Matías, D. Eduardo Balbásde Arenaza, D. Francisco Vera Vázquez y D. Au-gusto, D. Alejandro y D. Alfonso de Castañeda yCalvo. A quienes el halconero mayor del Reino, co-mo es costumbre, tomó solemne juramento de leal-tad a S.M. el Rey Don Juan Carlos, patrono mayordel Real Gremio de Halconeros, a la Corona y a Es-paña.

Don Juan Bernabé, cazador del Real Gre-mio de Halconeros, y prestigioso criador español delos apreciados halcones gerifaltes blancos, con losque practican la cetrería los príncipes halconeros yjeques de los Emiratos y de Arabia Saudí, entregócomo regalo, en nombre de todos los halconeros

del Real gremio y en agradecimiento a la ingentelabor cultural y diplomática realizada por el halco-nero mayor del Reino, una réplica de la espada Co-lada, que la tradición tiene por propiedad del CidCampeador, en cuyo Cantar se le representa comoun apasionado halconero. La espada fue previa-mente bendecida por el reverendo capellán del Re-al Gremio en Andalucía, Don José Amalio Gonzá-lez.

Tras la ceremonia, la Asociación Españolade Cetrería, presidida por D. Manuel Diego ParejaObregón y de los Reyes, ofreció una cena en elParador de Turismo de Carmona, a la que asistie-ron importantes personalidades de la sociedad es-pañola e internacional. Cena que dio fin y fue colo-fón del LI Certamen Internacional de Cetrería, queresultó brillantemente coordinado por D. FranciscoBolinches Gómez Torres, representante de la Aso-ciación Española de Cetrería (AECCA) ante la Aso-ciación Internacional de Cetrería (IAF).

A los postres, el Excmo. Sr. Vizconde deAyala hizo entrega del premio Canciller Pero Lópezde Ayala de Cetrería, que en esta ocasión recibie-ron ex aequo el Ilmo. Sr. D. Guillermo Cobelo, y elIlmo. Sr. D. Augusto de Castañeda.

El Excmo. Señor D. Antonio de Castro, pa-ra finalizar los actos, brindó por Su Majestad el Reya la manera tradicional del Real Gremio de Halco-neros, brindis que fue contestado con entusiasmopor los más de cuatrocientos asistentes a la cena,muchos de ellos pertenecientes a los más deochenta países que disfrutaron de este certamen,que admiró por su brillantez y calidad a quien parti-cipó en el mismo.

El arte de cetrería que ha sido declaradoPatrimonio Cultural de la Humanidad por la UNES-CO, ha estado ancestralmente vinculado, e históri-camente protegido por los Reyes de España desdela Edad Media.

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ACTOS DE LA MAESTRANZA DE CABALLE-RÍA DE CASTILLA EN SEGOVIA

El 12 de octubre último, día de la FiestaNacional y de la Hispanidad, y festividad deNuestra Señora del Pilar, Patrona de la GuardiaCivil, se ha reunido en la Muy Noble y Muy LealCiudad de Segovia la Maestranza de Caballeríade Castilla.

Primeramente, una comisión de maes-trantes, presidida por el Vicedecano Excmo. Sr.Marqués de Astorga, acompañó a la Guardia Ci-vil y autoridades durante la misa solemne cele-brada a las diez y media en la Catedral en honorde su Patrona.

A las doce en punto dieron principio losactos convocados por la Comandancia de laGuardia Civil en la plaza del Azoguejo, a los piesdel Acueducto, para conmemorar el 175 aniver-sario de su feliz fundación por el Duque Ahuma-da, allá por el 1844. Fueron presididos por el te-niente coronel jefe D. José Luis Ramírez Gómezy la Subdelegada del Gobierno Dª Lirio Martín, yestaban presentes todas las autoridades civiles ymilitares de la ciudad, la provincia y la comuni-dad autónoma; la bellísima plaza y sus aledaños

se hallaban completamente llenos de un públicoenfervorizado, que lanzaba continuos gritos aadhesión a España y a la Guardia Civil. Mediocentenar de maestrantes asistieron, en lugardestacado, al izado la Bandera Nacional a losacordes de la Marcha Real.

Seguidamente el Diputado Decano Mar-qués de la Floresta, impuso la corbata de honorque la Maestranza ha concedido a la Coman-dancia segoviana, una bella presea bordada amano con sus armas y una dedicatoria, al Guiónde la unidad, en manos del Teniente Coronel Ra-mírez. El acto continuó luego con la entrega decondecoraciones a los miembros distinguidosdel Benemérito Cuerpo y de otros, y los discur-sos de la Alcaldesa de Segovia Dª Clara Luque-ro, del Teniente Coronel, y de la Subdelegadadel Gobierno, tras los cuales tuvo lugar un res-petuoso homenaje a los guardias civiles caídospor España. Esta brillante y lucida ceremonia

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concluyó con el desfile de la fuerza ante las au-toridades, que se trasladaron seguidamente has-ta la Comandancia, en la que tuvo lugar el tradi-cional brindis por S.M. el Rey, seguido de unvino de honor en el que participaron casi qui-nientas personas.

Horas después, en la Casona del Esqui-leo, monumento nacional edificado en 1762 y si-tuado en el vecino lugar de Cabanillas del Monte(Segovia), tuvo lugar la ceremonia del recibi-miento de nuevos maestrantes, presidido por elDiputado Decano Marqués de la Floresta, acom-pañado del Vicedecano Marqués de Astorga, elSecretario D. Luis de Cevallos-Escalera, y losDiputados D. Rafael Feria, Dr. D. Fabio Cassani,Conde de Giraldeli, D. Carlos Franco, D. EnriqueLópez-Pozas y D. Eduardo Torquemada. Fueroninvitados el coronel delegado del Ministerio deDefensa y el Ayuntamiento de Torrecaballeros, yrepresentaciones de la Sacra y Militar OrdenConstantiniana de San Jorge, Orden del SantoSepulcro de Jerusalén, Orden de San Lázaro deJerusalén, Real Cuerpo de la Nobleza de Cata-luña, Cuerpo de la Nobleza del Principado de

Asturias, Real Estamento Militar del Principadode Gerona, y Casa Troncal de los Doce Linajesde Soria. El testero del gran salón, en que se en-cuentra el oratorio familiar, estaba engalanadocon banderas y gallardetes, y con la doble ima-gen de Nuestra Señora de la Fuencisla, en unsoberbio óleo barroco de Cristóbal Pérez de Te-ruel y en una loza siciliana obsequiada por el ca-ballero maestrante Dr. D. Diego Spanò; a másde un soberbio repostero con las armerías cor-porativas, donado por el caballero maestrante D.José María Amar.

Tras la solemne invocación al EspírituSanto, allí fueron recibidos, con las solemnida-des de costumbre, como Caballeros Maestran-tes, S.A.R. el Príncipe Idris de Libia, y los Exc-mos. e Ilmos. Sres. D. Daniel García Riol, D.José Carlos Ruiz-Berdejo y Sigurtà, D. UmbertoMenegatti, D. Javier Palomar Lever, D. ErnestoJuan Anaya, D. José Ramón y D. Andrés Manti-lla de los Ríos y Vergara, D. Tomás RodríguezGarcía, D. José María Amar Vela, D. Marcos deGuadamillas y Cortés, D. Iván Antuña y Lloréns,D. Giovanni Renoldi, y D. Alessio Rossi. Segui-dos de las Damas Maestrantes S.A.R. Dª AnaMaría, Princesa Idris de Libia, y las Excmas. e Il-mas. Sras. Dª María Teresa Burgoni, Dª AstridAntuña y Lloréns, Dª Sonia Antuña y Lloréns,Marquesa de Navamorcuende, Dª Nadiya Kos-tenko, Dª María de los Ángeles Friedmann He-rrero, y la Princesa Giacinta Ruspoli. Después, laMaestranza rezó un responso por sus difuntos yfamiliares, y les encomendó a su Patrona la Vir-gen de la Fuencisla, cuyo himno entonaron lasvoces del coro Audite, que dignificó con sus can-tos e instrumentos musicales toda la ceremonia.La que concluyó con unas palabras del Decanoa todos los maestrantes, tras las cuales sonaronlos acordes de la Marcha Real.En el mismo gransalón del Esquileo se sirvió luego al centenar lar-go de asistentes e invitados una espléndida ce-na de hermandad servida por el restaurante LaTrébede, que concluyó con los sólitos vivas alRey y a España. Después siguió una barra librede bebidas y la música de una discoteca móvil,en las inmediatas salas decoradas como un sim-pático y acogedor chill-out de ambiente británico.Los últimos maestrantes e invitados abandona-ron el Esquileo de Cabanillas a las cuatro de lamadrugada. Una jornada larga y memorable.

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EL REY VISITA LA REAL MAESTRANZA DECABALLERÍA DE ZARAGOZA EN SU 200ANIVERSARIO

S.M. el Rey Don Felipe VI se ha dignadovisitar la Real Maestranza de Caballería de Za-ragoza, de la que es hermano mayor, con moti-vo del 200 aniversario de la institución. Ha sidoen la tarde del 9 de julio, y en su recorrido porel Palacio de Don Lope, levantado en 1522, hapodido contemplar ese bello edificio, y las joyaspatrimoniales que alberga, tal que una reliquiade San Jorge. A las puertas del palacio le espe-raban el teniente de hermano mayor D. LuisNavarro, el presidente del Gobierno de Aragónen funciones, D. Javier Lambán; la delegadadel Gobierno en Aragón, Dª Carmen Sánchez;el Justicia de Aragón, D. Ángel Dolado, y el al-calde de la ciudad, D. Jorge Azcón. Tras firmaren el libro de honor, los maestrantes han entre-gado a Su Majestad un libro facsímil con lascuatro ordenanzas de la Real Corporación: ladel Rey Don Fernando el Católico (1505); la deDon Carlos II (1675); la de Don Fernando VII(1824), y la de Don Alfonso XIII (1922). A la Re-al Maestranza de Caballería de Zaragoza, lamás numerosa de España, pertenecen 150 ca-balleros y 142 damas.

DON ERNESTO JUANANAYA, VICE-JUSTI-CIAR DE LA AUGUSTANSOCIETY

En mayo de 2019,D. Ernesto Juan Anayaha sido nombrado vice-justiciar para la heráldica

hispana de la Augustan Society, una activa yprestigiosa institución cultural estadounidense,

erigida en 1957, que se dedica al estudio y ladifusión internacional de la Genealogía, la He-ráldica, la Caballería y la Historia. Felicitamosal Sr. Anaya por esta merecida elección, a lavez que nos felicitamos todos los miembros dela Augustan Society porque su afán y su dedi-cación producirán sin duda muchos y buenosfrutos académicos.

ÓRDENES CABALLERESCAS DE LA REALCASA DE BORBÓN DE LAS DOS SICILIAS

Ha tenido lugar en Roma, en la Cámara deDiputados (sala del Cenacolo), en la tarde del8 de octubre de 2019, la presentación de lanueva edición de la obra Ordini Cavallereschidella Real Casa di Borbone delle Due Sicilie,debida al embajador don Antonio BenedettoSpada. El acto contó con la presencia de laReal Casa, S.A.R. el Príncipe Carlo Maria diBorbone delle Due Sicilie, Duque de Castro yGran Maestre de la Sacra y Militar OrdenConstantiniana de San Jorge, y de SuEminencia Revdma. el Cardenal RenatoRaffaele Martino, protodiácono de la SantaRomana Iglesia y Gran Prior de la OrdenConstantiniana. Entre los relatores quetomaron la palabra S.E. el Presidente delConsejo de Estado Filippo Patroni Griffi, S.E. elembajador Umberto Vattani, el catedráticoMichele Giuseppe Vietti y el doctor MarioSechi. Invitados a esta solemnidad, se hallaronel Gran Canciller y el Gran Tesorero de laOrden, los miembros del Consejo JurídicoMagistral y de la Commissione AraldicaMagistrale; numerosos delegados de la Orden

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Constantiniana venidos de toda Italia -entreellos el de Roma, Príncipe Don Lelio NiccolòOrsini d’Aragona, y el delegado vicario paraEspaña, Dr. Marqués de la Floresta-, y ademásnumerosas personalidades del mundodiplomático, militar y civil. Luego del actoacadémico, se sirvió un vin d’honneur en unasala contigua.

JOSÉ ELOY HORTAL,PREMIO HENRI PIREN-NE 2019

La publicación Elceremonial en la Cortede Bruselas del sigloXVII. Los manuscritos deFrancisco Alonso Loza-no, ha recibido el máxi-

mo galardón de la Commission Royale d’Histoi-re de Bélgica: su autor, el Dr. José Eloy HortalMuñoz, profesor titular de Historia Moderna dela Universidad Rey Juan Carlos y numerario dela Académie Belgo-Espagnole d’Histoire, ha re-cibido en Bruselas, el 7 de diciembre de 2019,el premio bianual Henri Pirenne. Este prestigio-so premio tiene como objeto galardonar, con in-dependencia de la nacionalidad, al historiadorque, con su trabajo, haya contribuido notable-mente al conocimiento de la historia de Bélgica.De esta manera, el jurado ha querido premiarlos más de veinte años de investigación del au-tor sobre la Corte hispana de Bruselas, quehan culminado con la publicación de dichaobra, en el año de 2018. Por todo ello, reciba elprofesor Hortal nuestra afectuosa felicitaciónpor este tan merecido reconocimiento a su ca-rrera.

JUBILACIÓN DEMANUEL RAVINA,DIRECTOR DELARCHIVO GENE-RAL DE INDIASDon Manuel RavinaMartín ha culminadouna dilatada carreracomo miembro delCuerpo Facultativode Archiveros del

Estado, jubilándose como Director del ArchivoGeneral de Indias (AGI). Durante toda ella, noha cejado en su vocación de preservar y difundirla documentación que plasma la relación de Es-paña con el continente americano y otras regio-nes del mundo. Nacido en Cádiz, licenciado enFilosofía y Letras por la Universidad de Sevilla –en la que también fue profesor de Paleografía yDiplomática, al igual que en el Colegio Universi-tario de Cádiz-, ingresó en el Cuerpo Facultativode Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos en1974. En aquel mismo año fue designado direc-tor del Archivo Histórico Provincial de Cádiz,puesto en que sirvió hasta 1978. A continuación,fue nombrado Subdirector del Archivo Históricode Protocolos de Madrid –donde le conocimos-.Entre 1981 y 1983 fue subdirector del Archivo yBiblioteca del Ministerio de Asuntos Exteriores,Unión Europea y Cooperación de España (Ma-drid), período en el que también ejerció de profe-sor en la Escuela de Documentalistas de Madrid.Entre 1983 y 1986 estuvo destinado en la Con-sejería de Cultura de la Junta de Andalucía, pri-mero como jefe del Servicio de Archivos, y des-pués como director general del Libro, Bibliotecasy Archivos. De nuevo director del Archivo Históri-co Provincial de Cádiz desde agosto de 1986, en2013 pasó a serlo del Archivo General de Indias

(Sevilla), centro que hadirigido hasta su jubila-ción en octubre de2019. Pero Ravina nose ha limitado en todosesos años a un merodesempeño adminis-trativo de los archivosy fondos a su cargo, si-no que ha sido un au-tor prolífico: entre susobras, recordemos al

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menos, por su índole osu utilidad genealógi-ca, las tituladas Índicede las disposicionestestamentarias de Cá-diz 1850-1885 (1991);Catálogo de los docu-mentos genealógicosdel Archivo HistóricoProvincial de Cádiz(1993); Un laberintogenealógico: la familiade Mendizábal (2003);

Inventario del archivo del Marqués de Villarrealde Purullena (2006); y Familias musicales gadi-tanas: Peicher, Rücker, Pongilioni, Quirell (2016).Sin olvidar sus muchos artículos aparecidos endiversas revistas, cual Hidalguía. Sus amigos ledeseamos un feliz retiro, que deseamos sea tanactivo y fértil como lo ha sido su carrera adminis-trativa y archivística.

CREACIÓN DEL OFI-CIO DE ARMAS ENMALTA: EL CHIEFHERALD OF MALTA

La Gaceta del Go-bierno maltés del 25 dejunio de 2019, en su Avi-so número 729, haanunciado la creacióndel oficio de armas en la

República de Malta, adscrito a la institución gu-bernamental Heritage Malta (https://heritagemal-ta.org/heraldry-in-malta/). La sede del nuevo de-partamento heráldico se ha establecido en elhistórico Fort St. Elmo.

El emblema del nuevo oficial de armasconsiste en el escudo de la República de Malta,rodeado de una cinta azul con el lema Virtute etConstantia (lema usado por el Gran Maestre Pa-rissot en el Gran Sitio de 1565), acolado de lacruz maltesa blanca, y de dos bastones de orocon las armas de Aragón (rematado en cruz) yde Malta (rematado con corona mural). Va tim-brado de un burelete blanco y rojo, y sobre él lacaracterística corona hojada de los oficiales dearmas británicos.

El nuevo Chief Herald of Malta, nombradoel 21 de marzo de 2019, es el teniente coronel

Conde Dr. Charles Anthony Gauci (Imtarfa, Malta19 de octubre de 1947). Doctor en Medicina porla Royal University of Malta, ingresó en el Ejérci-to británico y después de su postgrado comoanestesista, se unió al Royal Army MedicalCorps británico, en el que ha alcanzado el rangode teniente coronel, tras haber servido en Irlandadel Norte, en Belice y en Alemania. Además, hasido consultor en anestesia y medicina del doloren el Whipps Cross University Hospital y en elGuy’s & St Thomas Hospital, ambos londinen-ses; consultor visitante del Ministerio de Saludde Malta; y secretario delInstituto Mundial del Do-lor. Actualmente es con-sultor en medicina del do-lor en el Hospital MaterDei Malta y en el HospitalGeneral Gozo; y tambiénes profesor asistente deanatomía humana en laUniversidad de Malta.

El Conde Gauci es autor de varios librossobre genealogía, heráldica y nobleza. Interesa-do en la heráldica, fue uno de los miembros ori-ginales de la antigua Malta Heraldic Society, yfundador de la Heraldic and Genealogical So-ciety for Wales. (Cymdeithas Herodrol ac achyd-dol Cymru). Junto con el Ulster y Norroy king ofarms (en el College of Arms, Londres), ideó losemblemas heráldicos, incluidos los tenantes ysoportes, para la British Pain Society; así comopara la Asociación de Titulados Extranjeros (Mal-ta), y para varios otros organismos. Es secretariode la Sección Europea de la Richard III Society,y colaborador habitual de artículos sobre la his-toria medieval inglesa para el European Yorkist.También es miembro de la Society of Antiquai-res of Scotland, y presidente de la sección mal-tesa de la Royal British Legion. El Conde Gaucies caballero de la Orden del Santo Sepulcro deJerusalén, gran cruz de la Orden del Águila deGeorgia, caballero de justicia de la Orden Hospi-talaria de San Lázaro de Jersualén, y de la Divi-sa de San Miguel el Taumaturgo; y es miembrode la Accademia Tiberina y de la Accademia Me-litense (Roma),y de la Accademia Teutonica (Pa-lermo).

El nuevo Chief Herald of Malta ha desig-nado a varios oficiales de armas para auxiliarle

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en su trabajo: dos Heraldos de armas (DeputyChief Heralds of Arms of Malta), uno de elloscanciller del Oficio (Registrar), y a tres Persevan-tes de armas (Pursuivants of Arms).

XI SEMINARIO IBÉRICO DEHERÁLDICA Y CIENCIASDE LA HISTORIA

La ciudad de Jódar(Jaén), ha acogido, enlos días 15 al 17 de no-

viembre de 2019, esteimportante evento interna-

cional, organizado por laAcadémie Internationale d’Héraldi-

que, en colaboración con el Ayuntamiento de Jó-dar, la Diputación Provincial de Jaén, la Acade-mia Andaluza de la Historia, la Sociedade deGeografía de Lisboa, la Academia de la Hispani-dad, el Ateneo de Ilugo, la Academia Iberoameri-cana de la Rábida, la Asociación Ibero-america-na de Heráldica y Genealogía, la AsociaciónProvincial del Cronistas Oficiales del Reino deJaén, y otras instituciones culturales locales.

En esta convocatoria, bajo el título De vi-lla a ciudad: en el centenario de la concesión deltítulo de ciudad a Jódar, se ha querido incidir enaquellos acontecimientos históricos, tanto dePortugal como de España, que propiciaron el re-conocimiento público a poblaciones y persona-jes, y que se materializaron en sus emblemasheráldicos, tratamientos y distinciones.

El comité científico ha estado presididopor D. José Sesifredo Estevéns Colaço, e inte-grado por la Dra. Ana Cristina Martins, D. Segis-mundo Ramires Pinto, D. Andrés Nicás Moreno,D. Luis Manuel de la Prada Hernández-Olivares,D. José María Ramos Muñoz, D. Pablo JesúsLorite Cruz y D. José Carlos Gutiérrez Pérez.

Como no podía ser menos, la convocato-ria ha constituido un rotundo éxito de participan-tes, de público y de crítica. Las ponencias y co-municaciones presentadas verán pronto la luzpública.JUNTA ANUAL DEL SOLAR DE TEJADA

En la Casa Solar del Señorío de Tejada,comunidad de bienes situada en el riojano térmi-no municipal de Laguna de Cameros, se ha ce-lebrado entre el sábado 5 y el domingo 6 de oc-tubre de 2019 la junta anual de comuneros

–autodenominados señores hijosdalgo diviseros-, correspondiente a 2019. El sábado se hizo latradicional marcha senderista por el territorio delantiguo Señorío, tras la cual hubo almuerzo ycomida de fraternidad, y después visita guiada ala Casa Solar. Por la tarde se oyó misa, oficiadapor el párroco titular, D. Antonio Arnedo, seguidade visita al templo parroquial, guiada por D. To-más Rubio de Tejada.

En la mañana deldomingo 6 se celebró lajunta anual, presididapor el alcalde ordinario,D. Paulino Terroba yMartínez, quien cedió lapalabra a la canciller, DªMariángel Quesada yZea, siguiéndose el or-den del día, habitual enestos casos, de lecturay aprobación del acta dela sesión anterior, infor-me económico y rendición de cuentas, activida-des de los últimos meses, y proyectos de futuro.Por último, se llevó a cabo la renovación de car-gos de la Junta de Gobierno y comunicación delnombramiento de nuevo alcalde mayor, cargoque recayó en el abogado y genealogista sevilla-no D. Fernando de Herrera y Hume, inscrito enel Solar de Tejada desde 2004. Tras su elección,el nuevo alcalde mayor se dirigió a los diviseros,agradeciendo la labor de su antecesor, y expo-niendo sus pensamientos en torno al Solar comopunto de encuentro de todos sus descendientesy su trayectoria futura. Como alcaldesa ordinariafue elegida Dª Yolanda García y Martínez de Te-jada, manteniendose la canciller citada.

Al finalizar la reunión se hizo entrega a laJunta de Gobierno de un retrato fotográfico dedi-cado al Solar por S.M. el Rey Don Juan Carlos I,el más reciente monarca de todos los que hanconfirmado los antiguos privilegios solariegos.Posteriormente se efectuó la entrega de diplo-mas a los casi un centenar de nuevos “señoreshijosdalgo diviseros” asentados en el año, trasabrirse con el ceremonial acostumbrado los can-dados del archivo con las llaves centenarias cus-todiadas por los claveros de cada uno de lospueblos solariegos. La jornada finalizó con unacomida en la casa solar, con platos típicos de lasierra de los Cameros.

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JOSÉ MARÍA DE MONTELLSINVESTIGADOR RIGUROSO, FABULADOR MAGISTRAL

Los hijos únicos tenemos la mágica opciónde elegir hermanos, y ello desemboca en lo quesuele llamarse, a veces con excesiva prodigali-dad, amistad fraterna. A lo largo de mi ya extensavida he contado con cuatro o cinco amigos quemerecieron esa consideración: todos se me hanido menos uno, pero el superviviente, gallego nosiempre ejerciente y personaje singular, creo queha decidido no irse nunca, lo que me tranquilizano poco. El último en atravesar esa frontera sinretorno ha sido José María de Montells, hombrede grandes y a veces complejas habilidades.

Licenciado en Historia Moderna y Contem-poránea, doctor en Ciencias Empresariales y di-plomado en Heráldica, Genealogía y Nobiliaria, aestos últimos saberes, junto a la de Vexilología,dedicó estudios de mucho mérito. Era un histo-riador riguroso y un investigador minucioso, autorde obras relevantes, incluidos sus buscados dic-cionarios, como el Diccionario de órdenes de ca-ballería y corporaciones nobiliarias, el Diccionarioheráldico de figuras quiméricas, y el Diccionariodel Diablo, obra fabulosa en todas las acepcionesdel vocablo, además de brillante pieza literaria,que tuve la fortuna de prologar. Entre sus estu-dios debo citar el Elenco de órdenes de caballe-ría, y el Tesoro ecuestre.

Como Montells era un personaje plural -me pareció siempre que había varios Montellsdentro de él-, cultivó no pocos géneros literarios.Poeta vanguardista, apostó por un rupturismo ori-ginal y atractivo, fundó y dirigió revistas que crea-ron escuela: Doña Berta o Poliedros, entre ellas,y dirigió la colección poética Las patitas de lasombra. En poesía se le deben títulos como Lacabellera de Berenice y Onomástica copta, entreotros, y la antología Summa artis. Su novela Viday hechos del caballero don Jacobo y breve rela-ción de sus famosas herejías supone una mues-tra de su perenne ironía con el fondo histórico ca-balleresco que acompaña toda su obra. Su libroLo nunca visto, un conjunto de textos de géneroindefinible -¿ensayos, narraciones, trampantojosliterarios, cabriolas históricas?-, para el que mehizo la gentileza de pedirme unas páginas intro-ductorias, aúna galanura literaria, vasta cultura ydesbordada imaginación.

Servidor público en cometidos a veces noprecisamente cómodos ni fáciles, guardo singu-larmente en mi memoria su etapa como directordel Gabinete de la Presidencia de la Asamblea deMadrid. Durante años mi premio fue gozar cadadía de su conversación.

Se nos ha ido un ser humano excepcional,amigo de sus amigos, que no soportaba la me-diocridad, la adulación, el chalaneo, ni las perso-nalidades de ida y vuelta. Cuando a menudo la li-teratura es jaleada, como el lago Ness, más porsus monstruos que por sus bellezas naturales,Montells supone un oasis de autenticidad.

Rosalina, su mujer, y Rafael, Berta y Jai-me, sus hijos, reciban mi cercanía y mi aprecio.Descanse en paz.

Juan Van-Halen

IN MEMORIAM

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También fue miembro de la Comisión Heráldi-ca del Ministerio del Interior y de la Administración enVarsovia. En 2007 fue honrado con la cruz de oro alMérito de Polonia, y en 2016 con la cruz de oficial dela Orden de Polonia Restituta, y con la cruz de la Lu-cha por la Solidaridad.

Ha muerto en Praga (Chequia) el 23 de oc-tubre de 2019. Descanse en paz. FLORESTA

ROBERT PICHETTENacido en 1936 en

Edmundston (New Bruns-wick, Canadá), estudió enMontreal y sirvió durantetres años en la Royal Ca-nadian Air Force. No cursóestudios universitarios, ca-rencia que suplió con lalectura hasta alcanzar unacultura y unos conocimientos muy notables. Despuéscomenzó una carrera en la radio y la televisión, pa-sando más tarde al servicio público en su provincianatal, en el que tuvo los cargos de jefe de Gabinete yde viceministro en el Gobierno de Louis J. Robichaud,señalándose por su lucha contra las desigualdadessociales en la educación y la sanidad públicas.

Después volvió al periodismo, escribió muchoy bueno en los diarios L’Acadie Nouvelle, el TelegraphJournal y The Globe and Mail, y destacó en la defensade la lengua y la cultura francesas en Canadá, y en suprovincia natal de la Acadie –logrando que esta fuesela única provincia oficialmente bilingüe del Canadá-.Por ello mereció ser oficial de las Órdenes francesasde la Legión de Honor y Nacional del Mérito, y caba-llero de la de las Artes y las Letras y la de las PalmasAcadémicas. Fue igualmente gran cruz de la Ordende Malta, comendador de la Muy Venerable Orden deSan Juan británica, y cruz de la Orden del Nouveau-Brunswick, y recibió numerosos premios y distincio-nes, entre ellos dos doctorados honoríficos.

Conoció en profundidad la historia de aquellosterritorios, sobre la que dejó escritos y publicados unatreintena de libros. Y siendo muy aficionado a los es-tudios heráldicos y vexilológicos, fue el creador de labandera del New Brunswick (1965). También concibióy organizó los emblemas heráldicos de numerososmunicipios e instituciones canadienses. Fue miembrode la Académie Internationale d’Héraldique (Suiza), ypresidente de la Royal Heraldic Society of Canada.

Por todo ello fue nombrado por la Reina en1995, heraldo de armas extraordinario Dauphin, en elseno de la Autoridad del Heráldica del Canadá.Ha fallecido en Moncton (New Brunswick, Canadá) el23 de octubre de 2019, cuando contaba 83 años deedad. Descanse en paz. FLORESTA

IN MEMORIAM

ALFREDZNAMIEROWSKI

Nacido en Varsovia(Polonia) el 21 de junio de1940, estudió Geografía enla Universidad de Varsovia.En 1965 abandonó Polo-nia, y entre 1966 y 1978fue editor del Servicio Po-laco de la Radio Free Eu-rope en Munich (Alema-

nia). Desde 1978 se estableció en San Diego(California, Estados Unidos de América), en dondefundó The Flag Design Center, trabajando conjunta-mente con el gran heraldista germano Ottfried Neu-becker, y el vexilólogo norteamericano Whitney Smith.Znamierowski produjo cientos de diseños de emble-mas heráldicos y de banderas para sus respectivos li-bros, y para numerosas enciclopedias en Alemania,Polonia y los Estados Unidos de América. Fue tam-bién, durante muchos años, el primer artista del FlagBulletin, publicado por Smith, que le consideraba thepremier vexillological artist in the world.

Ciertamente, Alfred Znamierowski fue una delas primeras figuras de la Vexilología, y el más conoci-do entre los artistas de las banderas. Publicó numero-sos artículos sobre banderas desde la década de1960, y cientos de sus diseños e ilustraciones apare-cen en muchas obras de referencia, periódicos, enci-clopedias, diccionarios y estudios especializados.También diseñó enseñas para muchos municipios ydistritos polacos, y para empresas.

Entre 1985 y 1994, Znamierowski fue editordel Servicio Polacode la emisora Voice of America enWashington D.C. En 1994 retornó a su Polonia natal,y en 1997 estableció allí el Instytut Heraldyczno-Weksylologiczny, integrado en la International Fede-ration of Vexillological Associations (FIAV). En 2001,la FIAV le nombró Fellow, y en 2005 le premió con sumás alta distinción, el Vexillon, por su promoción y di-fusión de la Vexilología.

Y además publicó varios libros sobre Vex-ilología y sobre Heráldica: Stworzony do chwały(1995); The World Encyclopedia of Flags (1999);Flags Through the Ages, a Guide to the World ofFlags, Banners, Standards and Ensigns (2000); Flagsof the World, an Illustrated Guide to ContemporaryFlags (2000); World Flags Identifier (2001); Flagiświata (2002); Insygnia, symbole i herby polskie(2003); Herbarz rodowy (2004); The World Encyclope-dia of Flags & Heraldry (2007); Wielka księga heraldy-ki (2008); Pieczęcie i herby Śląska Cieszyńskiego(2011); Orzeł Biały. Znak państwa i narodu (2016);Niezłomni (2016); y Heraldyka i weksylologia (2017).

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Cuadernos de Ayala 80 - OCT/2019 [51]

C O N D E C O R A C I O N E S E S P A Ñ O L A SUNA COLECCIÓN EXCEPCIONAL DE ESTUDIOS HISTÓRICOS, INSTITUCIONALES Y PROSOPOGRÁFICOS

EL TRIUNFO DE UNA VOLUNTAD HISTORIOGRÁFICA DE SERVICIO PúBLICO

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VERSOS DE HISTORIA Y TIEMPO

Soneto a la muertede la Reina María Isabel de Braganza

Envuelta en sombras, alta la guadaña,trazando golpes de dolor profundo,iba la Muerte recorriendo el mundo,desde el alcázar regio a la cabaña.

Cuando en aquel que Manzanares bañafijando el ceño torvo y furibundo,

miró a la Esposa Real, de su fecundoseno mil glorias prometiendo a España.

¡Dos víctimas! gritó el Espectro fiero:¡Llanto de Reyes! ¡Pueblos afligidos!¡Oh, qué deleite! Y descargó el acero;

y dejando en un féretro tendidosambos despojos, se encumbró altanero,

triunfando entre lamentos y gemidos.

Juan Baut is ta Arr iaza(1819)

Cuadernos de AyalaGaceta trimestral de información varia y miscelánea

sobre Historia institucional, Órdenes y condecoraciones,genealogía y heráldica, Historia nobiliaria, iconografía,

ceremonial y protocolodirigida por el Dr. D. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila

CONSEJO DE REDACCIÓNDr. D. Félix Martínez Llorente (Universidad de Valladolid), Dr.D. Juan Van Halen (Universidad de Alcalá), D. ManuelRodríguez de Maribona (Academia Asturiana de Heráldica yGenealogía), Dr. D. Luis de Cevallos-Escalera (AcademiaMelitense), D. José A. Dávila (Real Academia de Toledo), Dr.D. Fernando de Artacho (Academia Andaluza de la Historia),Dr. D. Luis Valero de Bernabé, Marqués de Casa Real(Colegio Heráldico de España y de las Indias), Dr. D. Antoniode Sousa Lara, Conde de Guedes (Universidad de Lisboa),Dr. D. Fabio Cassani Pironti, Conde de Giraldeli(Universidad Pontificia Regina Apostolorum)

Edita Palafox & Pezuela S.L.Teodosio el Grande, 14 - 40001 Segovia - España

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En este número:[2] Editorial: Bicentenario del Museo del Prado, porel Dr. Vizconde de Ayala[3-10] La Reina Doña Isabel de Braganza, funda-dora del Museo del Prado, por el Dr. D. Alfonso deCeballos-Escalera y Gila, Marqués de la Floresta[11-14] Don Tiburcio de Redín y Cruzat, por D. Jo-aquín Londáiz y Montiel, Barón de Bigüezal[15-16] Retrato de María Isidra Téllez Girón porAgustín Esteve, por D. Fernando de Prado y Par-do-Manuel de Villena[17-22] Don Nicola Pertusati o don Nicolasillo Per-tusato, por el Dr. D. Fabio Cassani Pironti, Condede Giraldeli[23-30] Retratos da Infanta Dona Carlota Joaquinade Borbón (1775-1830), Infanta de Espanha eRainha de Portugal, Emperatriz Titular do Brasil,por Dom Filipe, Conde de Rio Grande[31-33] Don Diego de Corral y Arellano (1567-1632), un jurista grave al servicio del tercero ycuarto de los Felipes, por el Dr. Marqués de la Flo-resta[34-38] Revista de libros[39-40] Revista de revistas[41-48] Gentes de bien[49-50] In memoriam: José María de Montells yGalán, Alfred Znamierowski, Robert Pichette[52] Versos de historia y tiempo: Soneto a la muer-te de la Reina María Isabel de Braganza, por JuanBautista Arriaza. Humor.

Cuadernos de Ayala 80 - OCT/2019 [52]

Aunque hoy nosparezca muy graciosa,por ridícula, hay que

recordar que esa era lamanera en la que los

deportistas de la épocade 1860 a 1940 solíanlucir las medallas que

acreditaban sus triunfos