Cuaderno investigacion alonso

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ALONSO DOMINGUEZ RASCÓN Procesos Agrarios en Chihuahua 4 CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN Director: Dizán Vázquez Publicados por la Unidad de Estudios Históricos y Sociales - Extensión Chihuahua Instituto de Ciencias Sociales y Administración Universidad Autónoma de Ciudad Juárez Chihuahua, Mayo de 2004.

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ALONSO DOMINGUEZ RASCÓN

Procesos Agrarios en Chihuahua

4CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN

Director: Dizán Vázquez

Publicados por la Unidad de Estudios Históricos y Sociales - Extensión ChihuahuaInstituto de Ciencias Sociales y Administración

Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

Chihuahua, Mayo de 2004.

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INSTITUTO DE CIENCIAS SOCIALES Y ADMINISTRACIÓN (ICSA)UNIDAD DE ESTUDIOS HISTÓRICOS Y SOCIALES – EXTENSIÓN CHIHUAHUA

Cuadernos de Investigación

DIRECTORIO

Felipe Fornelli LafónRector

Jorge Quintana SilveyraDirector del ICSA

Javier Sánchez CarlosJefe del Departamento de Ciencias Sociales

Dizán Vázquez LoyaCoordinador de la UEHS

Unidad de Estudios Históricos y Sociales – Extensión ChihuahuaÁlvarez de Arcila No. 2107, Colonia San Felipe

31240 Chihuahua, Chih., MéxicoTeléfono (614) 4 14 50 23

Correo electrónico: [email protected]

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CONTENIDO

INTRODUCCION............................................................................................. 5

I. PROCESOS AGRARIOS EN CHIHUAHUA .......................................... 7

II. REVISIONISTAS VS. AGRARIO-POPULISTAS Y AGRARISMO

REVOLUCIONARIO EN CHIHUAHUA........................................................17

III.LA DESINTEGRACION DEL LATIFUNDIO TERRAZAS...................... 27

IV.EL REPOBLAMIENTO GANADERO DEL LATIFUNDIO TERRAZAS ..37

CUADROS................................................................................................... 45

BIBLIOGRAFIA BASICA............................................................................ 57

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INTRODUCCIÓN

El trabajo que a continuación se presenta contiene avances de trabajo relativos a los procesos rurales que sedieron en el estado de Chihuahua. A partir de la reforma agraria, iniciada por el Estado de la posrevolución,se problemátiza acerca de las peculiaridades que tuvieron lugar en el reparto de tierras. Sobre todo se preten-de poner sobre la reflexionar las ambigüedades y contradicciones de la puesta en marcha de un proceso dereparto de tierras, pero que se trata de frenar a toda costa.

La Caja de Préstamos para Obras de Irrigación y Fomento de la Agricultura adquirió, en un movimientopolítico, el latifundio de Luis Terrazas convirtiéndose así en la terrateniente más grande en el país. La Cajalogró evitar por mucho tiempo las mas de 2 millones de hectáreas, lo cual nos lleva a cuestionarnos sobre elcarácter y dirección del programa agrario del estado y del papel del campesinado.

No se pretende gran profundidad y dar respuestas, sino más bien exponer una serie de problemas historiográficosque necesitan ser trabajados. Empezando por las incongruencias del lentísimo proceso de desintegración dellatifundio Terrazas y la falta de presión real campesina para su reparto en el marco de un territorio revolucio-nario y el inicio de la implementación de la reforma agraria por el Estado.

El tema de la tierra, que en la actualidad se encuentra en gran abandono, es una línea de investigación quereúne varios actores, entre los más sobresalientes el terrateniente, el campesinado y el mismo estado.

El primer capítulo es un somero paso por los aspectos agrarios del régimen de la revolución. El segundocapítulo presenta el debate que se ha dado entre los que ven en la revolución un origen y desarrollo populary entre los que rebaten esta idea tratando de mostrar, en la versión más extrema, que fue burguesa, lo anteriorlo contextualizamos en Chihuahua en relación a la lucha concreta por la tierra. El tercer capítulo muestra eltardado proceso de enajenación del latifundio Terrazas, las fuerzas sociales que se encontraban en pugna, elregreso de la familia terrazas como grandes terratenientes y el surgimiento de una nueva oligarquía terratenien-te surgida de la Revolución. En el cuarto capítulo se dan indicios de las actividades especulativas que realizóla Caja con las tierras y el ganado que adquirió, tratando de eliminar todo obstáculo como al propio campe-sinado.

El trabajo es acompañado de una serie de cuadros que tratan de sintetizar y de hacer más comprensible yllevadero el desarrollo de la exposición, que pudiera resultar ser lo contrario, el lector podrá evaluar.

En la conclusión de este Cuaderno agradezco a las autoridades de nuestra Universidad: Doctor Felipe Fornelli,rector, Licenciado Jorge Quintana, director del Instituto de Ciencias Sociales y Administración, maestroJavier Sánchez, jefe del Departamento de Ciencias Sociales, Presbítero Dizán Vázquez, coordinador de laUnidad de Estudios Históricos y Sociales – Chihuahua, a Regina Navarro Dücker por darle formato y a todaslas personas que de una forma u otra colaboraron para su realización.

ALONSO DOMÍNGUEZ RASCON

MAYO 2004

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La política conservadora del máximo jefeconstitucionalista, Venustiano Carranza, le atrajo la faltade apoyo por los sectores sociales que esperabanreformas sociales profundas. En 1913 cuando lanzóel Plan de Guadalupe, no incluyó una propuesta parasolucionar los problemas agrarios. Los objetivos es-taban enfocados a los asuntos políticos. Al redactarsela ley del 6 de enero de 1915 parecía que Carranzaentendía más el problema del campo. La entrada delos ejércitos campesinos de Villa y Zapata a la ciudadde México en 1914 provocó que planteara algunasreformas.

Sin embargo, Carranza no logró comprender entoda su magnitud la necesidad de desmovilizar las fuer-zas sociales activadas en torno al problema agrario.La ley del 6 de enero de 1915, elevada a rango cons-titucional en 1917, estaba enfocada a restituir a lospueblos las tierras que les habían sido despojadas.Más no contemplaba la modificación de la estructuraagraria todavía porfiriana. A Carranza le parecía unalocura repartir las tierras por eso, aun en cuestión derestituciones, se manejo muy conservadoramente.

El plan de Agua Prieta lanzado en 1920 agrupófuerzas rurales inconformes por la política desarrolla-da por Carranza, las cuales llevaron rápidamente aObregón a la silla presidencial. El poder de las masascampesinas le dejaron más en claro a Obregón quedebía desarrollar una política que tomara en cuenta alos sectores rurales. A diferencia de Carranza supovisualizar que necesitaba de estas si quería permane-cer en el poder.

La experiencia revolucionaria de 10 años habíaacentuado la conciencia agraria en las masas rurales.Su participación en la revolución tenía su costo y era

Procesos agrarios en Chihuahuala adquisición de mejores condiciones de vida y justi-cia social traducidos, en parte, en tierra para podertrabajar. La alianza entre dirigentes y campesinos es-tableció un compromiso social en los términos expues-tos, el cual se hizo más fuerte con el encumbramientoal poder de Obregón.

Al asumir Obregón el Poder Ejecutivo en 1920 seenfrentó a la enorme tarea de consolidar un nuevoEstado. La revolución había creado nuevos plantea-mientos en cuanto a los problemas económicos, po-líticos y sociales del país. Nació una nueva culturapolítica, la relación entre las clases sociales rurales setransformó, surgieron nuevos grupos de poder. Para1920 la estructura agraria del porfiriato, en Chihuahua,estaba prácticamente intacta, parece ser que sólo loslatifundistas norteamericanos habían adquirido más tie-rras, sintiéndose seguros de no perderlas por la pro-tección diplomática que su país les brindaba.

En el periodo de gobierno de Obregón se retomóla idea decimonónica de la escasez de población en elpaís y por lo tanto la necesidad de traer colonos ex-tranjeros.1 La colonización tomó visos de un gran pro-yecto federal auspiciado por el mismo presidente.Dicho proyecto se situó en la órbita de los lineamientosde reconstrucción económica del país bajo las direc-trices del capitalismo que Obregón asumió. La pro-moción de la llegada de extranjeros tenía más que vercon la atracción de capitales y hombres industriosos,capaces, trabajadores y productores rurales eficien-tes, virtudes de las cuales pensaba estaban ausentesen el campesinado de México. De esta premisa partesu programa de colonización como la menonita y larecolonización mormona en Chihuahua y la campañade repatriación de mexicanos residentes en Estados

1 LUIS ABOITES AGUILAR. Norte precario, poblamiento y colonización en México (1760-1940). El Colegio de México / CIESAS, México, 1995.

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Unidos. La idea de la escasez de población tambiénpresuponía la de ausencia de demanda agraria. Bajoesta perspectiva se llegó a mencionar que no había enel país problema agrario. Los latifundistas deChihuahua esgrimían esta tesis en contra de losagraristas diciendo que en este estado sobraban tie-rras y lo único que faltaba eran brazos que quisierantrabajarlas. La respuesta antagónica la dio el propiogobernador del estado, Ignacio C. Enríquez, quienafirmó que solo deseaban brazos que cultivaran la tie-rra pero en provecho de sus propietarios y expresabapública y abiertamente su enojo ante la llegada de losmenonitas, sin antes satisfacer las necesidades de tie-rras de los mexicanos.2

Junto con esta postura generada después de la re-volución se traslapan conclusiones relativamente re-cientes de la historiografía que parecieran confirmar,en otros aspectos, las ideas conservadoras de la ca-rencia de demanda agraria. Entre estas conclusionestenemos aquella que argumenta la falta de arraigo porla tierra de la sociedad rural chihuahuense. Esta inter-pretación surgió a partir del énfasis que se le ha dadoal dinamismo de estos hombres con relación a la abun-dante oferta de trabajo en el mismo estado y en losEstados Unidos. A contribuido a lo mismo la compa-ración entre el zapatismo y el villismo con relación alas propuestas y planes relativos al reparto de tierras.Esto tiene que ver con la aparición tardía de postula-dos relativos a las tierras por parte del villismo, lo queha dado a pensar en él, en el mejor de los casos, comoun movimiento carente de ideología agraria y en elpeor como simplemente salvaje.3 Todo esto conllevaa presuponer que en Chihuahua los hombres del cam-po no se unen a la revolución compulsados por el pro-blema agrario, sino por otros factores. Sin embargo,la demanda agraria en el estado en el propio periodoobregonista se contrapone a estas conclusiones.

Las afirmaciones conservadoras que presuponía la

ausencia de población en el norte, son desmentidaspor la gran cantidad de expedientes agrariosinstaurados en la Comisión Local Agraria. La deman-da agraria es producto de la convergencia de diver-sas tradiciones de lucha por la tierra, cuando menosse pueden ver dos claramente definidas: la indiana yaquella proveniente de las antiguas colonias militarescoloniales y las decimonónicas, víctimas del despojode sus tierras ante el avance de las haciendas, quereclamaban la recuperación del ejido. La presenciade estas dos tradiciones se expresa y materializa en lagran cantidad de demandas y solicitudes agrarias enel periodo presidencial de Obregón.

La idea de la escasez de población era una postu-ra conservadora para tratar de restar fuerza alagrarismo. En otras ocasiones Obregón reconoció laexistencia del problema agrario bajo otras perspecti-vas como aquella, según sus propias declaraciones,que afirmaba que dicho problema era un asunto deproductividad y escasez de trabajo. La existencia delatifundios improductivos y como consecuencia la fal-ta de fuentes de trabajo eran los factores por los cua-les los núcleos rurales demandaban tierras. El pro-yecto de Obregón para el campo consistía en su mo-dernización capitalista; la creación y promoción delagricultor capitalista, en gran escala, constituía “el ver-dadero programa agrario de la Revolución.”4 En suconcepción modernizadora pugnó por la conserva-ción de la propiedad privada como principio funda-mental de la estructuración capitalista de la sociedad.El actuar de los sonorenses está marcado por elpragmatismo, cuyo fin era la conservación del poder.Empeñados en la consolidación del régimen, uno delos elementos esenciales para este fin fue la recupera-ción económica, como consecuencia vieron en la uni-dad productiva porfiriana, la hacienda, el medio in-mediato y adecuado para lograrlo.

La visión de los sonorenses sobre el campesinado

2 ALONSO DOMÍNGUEZ RASCÓN. La política agraria en Chihuahua, 1920-1924: sus efectos hasta 1940.3 JOHN WOMACK. Zapata y la revolución mexicana. SEP, México, 1985.4 ARNALDO CÓRDOVA. La ideología de la revolución. Era, México, 1992.

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era la de un sector social no apto para hacer producirel campo y las diferencias de clase producto de unorden natural. Por eso en la medida de las posibilida-des trataron de evitar el reparto agrario. La entregade ejidos se dio cuando la presión campesina y losacontecimientos políticos no dejaron otra salida. Elreparto agrario, en las ocasiones que se efectúo, giróentorno a la imperiosa necesidad de la conservacióndel poder y consolidación del nuevo régimen. Paralos sonorenses el ejido tenía la función primordial decontrolar a las masas rurales.

Aunque los sonorenses rechazaban el reparto agra-rio y la organización agrarista, impedidos para poderdeshacerse del compromiso social de la revoluciónde reparto de tierras y, en su gran pragmatismo, loinstitucionalizaron. El desarrollo independiente delmovimiento agrarista era visto como un grave peligro,por eso había que meterlo por los conductos oficia-les. Toda demanda social debía canalizarse a travésde las nacientes instituciones de gobierno, nada debíadesarrollarse en forma independiente. Era la idea deun aparato de Estado omnipresente en todas las di-mensiones de la vida política, económica y social delpaís. Al no poder detener el agrarismo se le impulsócon el objeto de meterlo por los conductos de go-bierno y así controlarlo. Surgía así el Estadopaternalista, justicialista, corporativista y con un nue-vo tipo de centralismo. Estas son las bases de la pro-puesta de modelo cultural para la sociedad rural quepusieron en marcha los sonorenses.

A pesar del antiagrarismo de Obregón y de Callesfue precisamente en la época del periodo presidencialobregonista cuando se sentaron las bases del papelque debía jugar el Estado en torno a la problemáticaagraria, la organización agrarista, la organización so-cial rural y las relaciones Estado sectores rurales. Ensuma se crearon los soportes sociales, políticos, eco-nómicos y jurídicos que crearon un nuevo modelocultural para la sociedad del campo.

La legislación del periodo refleja con más exacti-tud el proyecto rural que puso en marcha el régimen

de la revolución. La Ley de Tierras Ociosas de 1920,decretada en el interinato de Adolfo de la Huerta, seutilizó contra los latifundistas que amenazaron con unahuelga de producción agrícola nacional sí la políticaagraria se radicalizaba. La Ley de Ejidos de 1920 esla respuesta y pago de Obregón a los sectores cam-pesinos que lo llevaron al poder. Es la etapa agrariaradical del obregonismo que tomaba forma a travésde Antonio Villarreal, titular de la Secretaría de Agri-cultura y la Comisión Nacional Agraria y, Antonio DíazSoto y Gama, líder del Partido Nacional Agrarista.Sin embargo, el conservadurismo agrario de Obregóninicia con el Reglamento Agrario de 1922 que sustitu-yó la Ley de Ejidos, lo cual, de paso, le devino en ungran conflicto con el radical agrarista Antonio Villarreal.Dicho reglamento les dio a los latifundistas la posibili-dad de defenderse y definió a los núcleos agrarioscon reconocimiento político o administrativo como su-jetos a ser dotados, excluyendo a una infinidad desectores agrarios sin reconocimiento y estatus. Cuan-do ya se veía venir la rebelión de Adolfo de la Huertay tres quintas partes del ejército se expidió el decretosobre el Aprovechamiento de las Tierras Baldías y Na-cionales en 1923, para asegurarse el apoyocampesino.

La recuperación económicaLa complicación entre recuperación económica y com-promiso social de la revolución estribaba en que si serepartían las tierras y destruían los latifundios, el pro-ceso de recuperación económico tendría que cargar-se sobre los núcleos agrarios. Por otra parte Obregónno confiaba en las posibilidades de un despegue im-portante en la agricultura por medio de ellos. La grandiferencia entre los núcleos agrarios y la oligarquía ruralera que los segundos poseían el capital y por ello seles consideraba como los únicos que podían activar laproducción con formas de explotación modernas.Obregón sostuvo a la hacienda como principal uni-dad productiva en el medio rural.

Para dar respuesta al compromiso social de la re-

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volución, en el estado de Chihuahua, sin afectar engran medida a la hacienda, inició una incipiente perofirme devolución de tierras a los pueblos.

La restitución o dotación a estos pueblos significó,en parte, desmantelar las fuerzas agrarias y ganar apo-yo para el nuevo régimen. Por otra parte los peque-ños núcleos agrarios formados por peones, aparceroso agricultores que trabajaban la tierra sin estatus legalalguno quedaban sin ser dotados. La propia legisla-ción agraria obregonista excluía a los peonesacasillados como sujetos a recibir dotación de tierras.El objetivo era no destruir a las haciendas y propor-cionarles mano de obra.

Chihuahua fue de los estados norteños que recibiómayor atención de Obregón en cuanto a dotar a lospueblos, su temor era que el villismo reviviera. En elpropio estado se le dio prioridad a las zonas que re-sultaron ser más combativas durante el proceso ar-mado como el Distrito de Guerrero. Pero, el costosería la sujeción política de los ejidatarios al Estado.

La dotación a los pueblos y la conservación de lahacienda, en lo mayor posible, fue producto de laemergencia política, social y económica del momen-to, más que de un proyecto propio. Obregón desea-ba crear una clase de media de pequeños propieta-rios al estilo farmer con técnicas y tecnología de pro-ducción de punta. La modernidad y progreso impli-caba el crear políticas que favorecieran el desarrollode las relaciones capitalistas. Obregón veía en estepunto la recuperación y despegue económico de lanación y a su vez de la consolidación del Estadonacional.

Obregón confiaba en el establecimiento de la pe-queña propiedad. Esta se daría conforme las formasde producción en el campo se transformaran por otrasmás eficientes. Los pequeños propietarios serían elmodelo a seguir por los latifundistas y comunidades.En este proyecto el paradigma principal lo establece-rían los colonos extranjeros. El presidente siguió lalínea porfiriana de tratar de colonizar tierras mexicanas,

principalmente del norte, con ellos. El resultado deesta política en Chihuahua fue la colonización del lati-fundio Zuloaga con menonitas. Parece ser que estatendencia de traer colonos de fuera del país se supri-mió después de 1924 por la fuerte oposición que re-cibió el nuevo régimen. Como en el porfiriato tal pos-tura traía consigo su carga de racismo hacia el cam-pesino mexicano.

Los latifundios de extranjerosEn el estado de Chihuahua se habían creando gran-des y numerosos latifundios de extranjeros como laPalomas Land and Cattle Co., la hacienda de SanJosé de Babícora de William Randolp Heartz, la CargillLumber Co. entre otras. Además había grandes inte-reses e inversiones suspendidos en torno a la industriaminera. Desde un principio el reparto de tierras pare-ció a los estadounidenses doctrina bolchevique y enocasiones solicitaron a su gobierno la intervención ar-mada. Sobre todo cuando se instauraron en la Comi-sión Local Agraria expedientes de dotación a pueblosque podrían afectar sus propiedades. Heartz, dueñode una cadena de periódicos en los Estados Unidos,lanzó agres ataques en contra de Obregón. El pueblode Madera había solicitado tierras en dotación desde1917 y una de las propiedades a afectar era la ha-cienda de San José de Babícora.

En un principio Obregón se mostró decidido a afec-tar estos latifundios, y aún más, para acabar con elproblema de inmediato resolvió expropiar a algunosde ellos como la Palomas y la Cargill. Pero en losmomentos más tensos de la relación con EstadosUnidos resolvió aplazar tales medidas. La afectacióny muy largo proceso de destrucción de estos latifun-dios se darían más por la presión de grupos agraristaslocales que por una acción decidida de gobierno, prin-cipalmente el latifundio Heartz. Las accionesexpropiatorias de Obregón no tuvieron efectos, nigobierno ni sociedad rural tomaron posesión de di-chos predios.5

5 Véase a NOÉ PALOMARES PEÑA. Propietarios Norteamericanos y Reforma Agraria de Chihuahua, 1917-1942. UACJ, Chihuahua, México,1991.

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Las zonas de latifundios extranjeros se convirtie-ron en una olla de presión que no explotó porque loslatifundistas recurrieron entre otras estrategias a dartierras a los agraristas. Estas sesiones de tierra teníanel objeto de desactivar a los principales y más fuertesnúcleos solicitantes para evitar el avance y dotaciónde todos los grupos agrarios. En realidad el asunto delos latifundios extranjeros fue un problema queObregón no pudo resolver.

La respuesta agraria localEn el periodo de gobierno de Obregón se creó enChihuahua, por el gobierno local de Ignacio C.Enríquez, un proyecto agrario paralelo al ejidal encuanto al reparto de tierras y diametralmente opuestoen cuanto a su función política y social. Dicho pro-yecto proponía un modelo cultural para los sectoresrurales diferente y aún más resultaba ser antagónico alfederal. En el año de 1922 la legislatura local expidióla Ley Agraria elaborada por el propio gobernador.En la misma Enríquez fijó un límite a la propiedad,asunto que en ningún momento el gobierno federal quisoasumir y dispuso el acceso a la tierra para los peque-ños agricultores por medio de colonias. El proyectolocal de Enríquez coincidía con el de los sonorensesen los aspectos del fomento de la agricultura capita-lista y conservación del régimen de la propiedad pri-vada. Pero había diferencias diametrales y esencialesen cuanto al papel que el campesinado debía jugar enel proyecto de reconstrucción nacional, así como elque debía tener el estado en los procesos económi-cos y sociales del campo.

Enríquez quería crear en el campo chihuahuense,con los pequeños agricultores, una fuerte clase ruralmedía, altamente productiva y autónoma. Así pues,en el proyecto enriquista el campesinado tenía un pa-pel fundamental.

Aunque el proyecto de Enríquez está comprendi-do en los lineamientos del capitalismo, para él, el pro-blema agrario consistía en el acaparamiento de tierras

y no en la producción, pero también manifestaba queera algo fácil de resolver, cómo: mediante su ley bus-caba que se creara un mercado dinámico de tierraspara atraer inversiones, principalmente extranjeras,para fraccionar los latifundios, crear sistemas de rie-go, establecer bancos refaccionarios y así poder acti-var la ganadería y fomentar la agricultura. La políticaenriquista gira en torno a este idealismo, llevado alextremo cuando apoyó la venta del latifundio Terra-zas a McQuatters y que lo llevaban a ver, en un prin-cipio, el problema agrario como algo sencillo de re-solver. Si el sello de la política de los sonorenses es elpragmatismo, el de Enríquez es el idealismo, al cualfue fiel y lo llevó al enfrentamiento directo con elpragmatismo de los sonorenses. Precisamente lo an-tagónico de los dos modelos y la imposición del fede-ral, lo cual fue asumido por el gobernador como unaviolación de la soberanía del estado, lo llevaron amanifestar la posibilidad de levantarse en armas.

Era rotundo el rechazo de Enríquez al reparto detierras vía ejido. Para él la transformación de la es-tructura agraria debía darse sosteniendo la propiedadprivada. Si se repartían tierras a los pequeños agricul-tores debería ser mediante la venta de lotes, nuncaregaladas. Pensaba crear con las Defensas Socialescolonias. Todo núcleo agrario que quisiera tierras de-bía hacerlo por medio de ese régimen. Por otro lado,el establecimiento de la pequeña propiedad debía serun proceso paulatino, de forma que quedara garanti-zado que los nuevos propietarios tendrían los elemen-tos suficientes para realizar una explotación agrícolacon altos rendimientos de producción.

Aunque los gobernadores que sucedieron aEnríquez fueron conservadores, el establecimiento demás colonias no quedó fuera de las pocas iniciativasagrarias. El limitado reparto vía colonia, para los su-cesores de Enríquez, más que contemplar un proyec-to social para el campesinado, tiene que ver con elapoyo a los latifundistas, quienes preferían fraccionary vender antes que ser afectados por los ejidos. Sin

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embargo, en periodo quevedista (1932 – 1936) seda un fuerte impulso a la formación de colonias y or-ganización de las ya existentes. Quevedo se convirtióen un acérrimo defensor de las colonias agrarias esta-tales en contra de los ejidos que amenazaban conafectarles tierras. El periodo que va desde que Callestomó la presidencia de la república hasta la llegada deCárdenas al poder es en extremo conservador paraChihuahua en cuanto al fraccionamiento de latifundiospara colonias o su afectación para ejidos.

Los acontecimientos después de EnríquezEn Chihuahua se suscitaron algunos movimientos ar-mados que favorecieron al ejido; el cual recibió unfuerte impacto propulsor de los acontecimientos mili-tares de 1927, cuando un gran número de comunida-des rarámuris planeaban un levantamiento armado degrandes proporciones; así como el apoyo local a larebelión escobarista en 1929. Localmente se mani-festó en el radicalismo agrario de 1930 de los gober-nador substituto Luis L. León e interino Francisco R.Almada, que relevaron al caído Marcelo Caraveo. Unaspecto muy interesante es que parece ser que en di-cha rebelión, en Chihuahua, los colonos apoyaron almovimiento local de Caraveo y los ejidatarios al fe-deral. Asimismo, la derrota del movimiento local tuvocomo consecuencia el debilitamiento de las posicio-nes favorables a la colonia. Al vencer la federación enChihuahua apoyada por los sectores favorables al eji-do, hicieron que los mandatarios locales asumieranese radicalismo agrario mencionado. De comprobar-se la anterior hipótesis (no se pretende hacer aquí)tendríamos un excelente parámetro de las dimensio-nes que estos proyectos prendieron alcanzar en elproceso de institucionalización y la forma en que es-tos se asumieron entre el campesinado.

El 25 de mayo de 1922 entró en vigor la Ley Agrariadel estado de Chihuahua. Mediante esta ley Enríquezbuscaba el fraccionamiento de los latifundios y la crea-ción de colonias agrícolas. Los latifundistas debíanfraccionar sus tierras en lotes no mayores de 40,000

ha. en terrenos pástales, esta extensión junto con 1,000ha. de riego ó 2,000 de medio riego ó 4000 de tem-poral, era lo máximo que cualquier persona o socie-dad podía poseer.

Para las colonias se determinaron lotes de 4 a 10ha. de riego, 8 a 20 ha. de medio riego y de 16 a 40en tierras de temporal Se fijaba un plazo de 90 díaspara que lo latifundistas presentaran ante el goberna-dor el proyecto de fraccionamiento.

Enríquez se quejaba agriamente de que la lentituden el fraccionamiento del latifundio Terrazas por par-te de la Caja ponía el mal ejemplo a los demás latifun-distas, los cuales al no ver determinación en tal pro-pósito, no fraccionaban sus latifundios, sobre todoporque el propio gobierno había acordado su com-pra para ese fin.

Por un lado los latifundistas desafiaban a Enríquezal no cumplir con la Ley y detenían su proyecto, locual podría traducirse en debilidad política. Lo ciertoes que se enfrentaba al orden porfiriano fraguado porlos liberales desde hacía un siglo. Por otro lado, losagraristas lo acusaban de reaccionario, al establecerlotes tan grandes como máxima propiedad. Sin em-bargo, desde un principio fijo su postura al obligar alos Zuloaga a venderles tierras a la futura coloniaGardea. Carmen Salas también fraccionó sus propie-dades para venderlas a colonos y en su hacienda ElCharco surgió la colonia del mismo nombre. En cuan-to a los latifundios de extranjeros, al igual que Obregón,no pudo hacer nada.

El proyecto agrario enriquista que tenía comomáxima el no alterar el patrón de la propiedad priva-da y el proyecto de dominio de las masas campesinaspor medio de las dotaciones y restituciones de ejidosde Obregón, fue el gran punto de diferencia entre losdos. La lucha revolucionaria que Enríquez realizó allado de los sonorenses le había ganado respeto y pres-tigio. Había contado con el apoyo y simpatía del pre-sidente para su mandato de gobernador.

Sin embargo, Obregón no veía con agrado el rum-bo que iba tomando el proyecto agrario local. Pensa-

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ba que los colonos se podían desarrollar con gran in-dependencia y convertirse en fuerzas centrífugas conrespeto al régimen.

Para los años de 1931–1932 el conservadurismoagrario del gobierno federal se acentuó y se discutíaen el ámbito nacional el dar por terminado el repartoejidal.6 Parece ser que en el gobierno local deQuevedo y el federal de Cárdenas fue el segundo mo-mento fuerte, y final, del choque del proyecto federalde ejidos y el estatal de colonias. Más si el primermomento (Enríquez-Obregón) el conflicto es por ladefinición de un modelo cultural rural en Chihuahua,el segundo tiene que ver con la lucha interna por elpoder, incrustado el momento de la pugna Calles -Cárdenas y por la batalla contra el centralismo.

La etapa radical agraria del cardenismo va de 1934a 1937 para llegar a una conservadora de 1938 a1940. Sin embargo, en este periodo presidencial seconsolida el centralismo agrario y político. En estecontexto de la consolidación federal en cuanto al po-der monopólico en el manejo de tierras, la ley agrarialocal de Enríquez queda prácticamente sin efecto conrelación a la creación de nuevas colonias, y el ejido seimpone como vía principal de acceso a la tierra enChihuahua. Es la batalla a favor del sistema culturalcomunal de uso y acceso a la tierra imbricada con laobtención del poder absoluto de la federación. El pro-yecto local es la lucha del estado por la hegemonía delos poderes locales en relación con solucionar los pro-blemas rurales aquí mismo.

En el cardenismo el papel que el ejidatario debíajugar es muy diferente al de los sonorenses. Se le dioimportancia como sector productivo. Pero se retomócon más fuerza la función política del ejido con rela-ción al control del campesinado y el propio Estadocomo aparato benefactor, paternalista, justicialista ycorporativisante. Cárdenas, en su pugna con Calles,hace un nuevo pacto con el campesinado a cambiode apoyo al nuevo régimen. También es un pacto con

los partidarios del callismo, adhiriéndose su fidelidada cambio de tierras.

Dos proyectos agrariosEn la posrevolución convergieron en Chihuahua dosproyectos agrarios que significaron la confrontaciónde dos propuestas de modelos culturales diferentespara la sociedad rural, cuando menos en tres vertien-tes importantes: 1) la refuncionalización y organiza-ción de la sociedad rural. 2) el papel y práctica delEstado en los procesos en dicha reorganización. 3) laconsolidación de la hegemonía federal en el manejode los procesos económicos, sociales y políticos en elámbito rural. Todo esto en el marco de la búsquedaimperiosa de la reconstrucción económica, política ysocial del país, marcado por el fin último de la conser-vación del poder. Pero a su vez estos dos proyectosse insertan en dos sistemas culturales presentes en eldevenir histórico de México, aquel que defiende y pro-pulsa los usos y costumbres comunales de la tierrapresente en el México indígena y en grandes sectoresde la sociedad nacional y aquel que pugna por su usoindividual y privado. Este último toma fuerza con lasreformas borbónicas en la época colonial y en el sigloXIX con los liberales. Es la gran batalla de estos dossistemas culturales por imponerse como proyecto na-cional y asumir nuevas formas de reproducción cultu-ral rural.

La revolución mexicana es, entre otros muchos as-pectos, la síntesis de estos dos sistemas culturales:propiedad social y uso colectivo versus propiedadprivada y uso individual. La propuesta villista de crea-ción de colonias es parte de esa expresión liberal conrelación a la tierra, neoliberalismo agrario. Sin embar-go, el liberalismo más puro, al estilo decimonónico, sehace presente con Ignacio C. Enríquez. Al igual queaquellos rechazaba la propiedad comunal con el ar-gumento de que la ausencia del sentimiento que da lapropiedad privada impediría a los pequeños agricul-

6 ABOITES, 1995, op. cit.

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tores trabajar las tierras con ahínco y mejorarla alconsiderarla como propia. Consideraba que la afec-tación y reparto gratuito a los agraristas era un arterodespojo. En su pensar el ejido ligado al despojo ma-taban el espíritu de trabajo y superación personal queotorga la seguridad en la propiedad privada individual.

Por otra parte el Estado emergido de la revolu-ción creó un hábil programa político para dar cabidaa los dos sistemas culturales, cuidando que ningunose saliera de los cauces que él mismo le impuso. Elejido como institución colonial fue refuncionalizado,en su aspecto social, para lograr controlar al campe-sinado. Su función pasó a ser meramente política. Estaes la propuesta del nuevo modelo cultura del régimende la posrevolución: la transformación de las relacio-nes sociales rurales encaminadas a la dominación delcampesinado y el impulso al productor capitalista. Lapropuesta de Enríquez, como modelo cultural, es lacreación de un campesinado de capacidad económi-ca media que posea y trabaje las tierras en forma pri-vada e individual.

Aunque los sectores rurales como aparceros, peo-nes y arrendatarios, entre otros, eran los herederosde la tradición liberal de fomento de la propiedad pri-vada e individual de las colonias agrícolas, y muchosde ellos se convertirían en colonos mediante la LeyEnríquez, no eran agricultores capitalistas. Es más,todavía durante el porfiriato se practicaba en los pue-blos, ranchos y haciendas chihuahuenses una agriculturatradicional.7 Estos sectores rurales se encontrabanentre lo que Eric Wolf define como la tribu primitiva yla sociedad industrial,8 ni primitivos ni modernos. Paraellos la tierra y la producción eran la base de la repro-ducción cultural. Estos grupos sostenían relaciones desolidaridad comunitaria en los aspectos sociales y eco-nómicos. Precisamente el sueño de Enríquez para conestos agricultores fue convertirlos en productores ca-pitalistas.

A diferencia del ejido, la colonia por su misma di-námica de nacer para ser participe de la agriculturacapitalista, quedó expuesta e inserta al mercado detierras y a las inversiones de capital. Es decir, a dife-rencia del ejido, sus tierras ya no son la base de lareproducción de la cultura comunal, sino que se con-vierten en bienes de capital (aunque es necesario acla-rar que ejido no es sinónimo de comunidad). La colo-nia expuso a los campesinos a las formas de explota-ción mercantil del capitalismo voraz, así algunos deestos núcleos agrarios fueron víctimas, primero de losaltos precios que impusieron los latifundistas, segun-do de la llegada de inversionistas como colonos, quesi buscaban establecer una moderna empresa agríco-la y eran totalmente ajenos a la cultura local.

Los pueblos y las comunidadesJunto a los pueblos y comunidades indígenas que lu-chaban por la recuperación de la tierra, existían otrosnúcleos rurales que también pugnaban por acceder ala misma. Eran una amplia gama de aparceros quetrabajaban tierras en las haciendas porfirianas sin nin-gún estatus ni amparo legal alguno. Los aparceros tra-bajaban las tierras al partido y las condiciones del re-parto de las cosechas variaban según diversos facto-res que iban desde los geográficos, económicos hastalos impuestos por la fuerza de la costumbre y la tradi-ción en cada región y hacienda. Junto a los aparcerostenemos a los peones cuya función primordial era serviren las necesidades domésticas y podían trabajar tie-rras para la hacienda bajo otras condiciones, general-mente era gente que recibía su sustento del propiohacendado, además de la protección, y no del pro-ducto de las tierras, podían trabajar tierras pero no alpartido.

Otro sector social relacionado directamente conlas tierras de las haciendas eran los pequeños, media-nos y grandes arrendatarios que parecen ubicarse en

7 CARLOS GONZÁLEZ HERRERA “La agricultura en el proyecto económico chihuahua durante el Porfiriato” Siglo XXI, No. 5, Febrero 1993.8 ERIC WOLF. Los campesinos. Labor, España, 1982 3a. ed.

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la posición de una clase social rural medía, por su-puesto con más capacidad económica y mayores be-neficios que los que pudiera obtener un aparcero. Otrogrupo rural amplio era el de los vaqueros que aspira-ban a ser propietarios de tierras. El proyecto enriquistaencontraba en estos sectores sociales a los mejorespartidarios y defensores de su proyecto de colonias.Eran ellos los que le daban sustento y bases sociales:se manifestaban claramente por un sistema de accesoa la tierra mediante su compra. Para ellos el proyectoenriquista de colonias era la respuesta ideal a sus as-piraciones de poder ser propietarios de una parcela.Se convertirían en los principales partidarios de losproyectos de fraccionamiento y venta de los latifun-dios a largo plazo.

Hay pues dos bloques de sectores rurales, uno deellos se inclina por el proyecto federal de ejidos y elotro por el proyecto estatal de colonias agrícolas.Aunque la revolución les había ganado el derecho a latierra, rehusaban en un principio recibir ejidos. Exis-tía en este bloque una moral que los hacía ser pudo-rosos en el sentido de recibir tierras gratuitas, primeropor no pagarlas y segundo por la gratitud con los ha-cendados. Eran sectores que no estaban insertos enla tradición de lucha por la tierra de los antiguos pue-blos. Todo lo contrario, eran herederos de la tradi-ción liberal decimonónica del fomento y uso de la tie-rra en forma privada e individual. Hay que distinguirdos aspectos en este legado: la herencia ideológica yla de los efectos. Las preguntas serían: ¿estaban estosagricultores permeados por dicha ideología o sólo fue-

ron beneficiarios de los logros de ese pensamiento?La revolución generó un compromiso para los nue-

vos gobernantes de repartir tierras que los sectoresrurales demandaban. Los constitucionalistas al tratarde quitar la bandera agraria a Zapata y Villa, que uni-dos y con sus ejércitos campesinos habían tomado laciudad de México en 1914, crean también un pactocon ellos que tendrían que resolver. Es a través deeste pacto que exigen tierras o la reintegración de lasusurpadas, en este sentido el proyecto federal másque recoger las aspiraciones del campesinado, nacede ellas. En varias ocasiones tratará de tomar distan-cia de ese pacto y dejarlo de lado, pero las fuerzasrurales y la misma lucha interna por el poder haránque siempre sea retomado. Por efectos de ese pactosurge la ley del 6 de enero de 1915 y se eleva a rangoconstitucional en 1917. Se crean los aparatos que eje-cuten y hagan cumplir estas enmiendas: la ComisiónNacional Agraria y la Comisión Local Agraria (en cadaestado de la república). Surgen organizaciones políti-cas que toman como estandarte el agrarismo, lo quepor sí solo les da fuerza y poder como el PartidoNacional Agrarista. En el estado de Chihuahua se creanlos centros y clubes agraristas emulando a los clubesantireeleccionistas, lo que da paso a las ligas regiona-les agrarias y se realizan diferentes convenciones.Dado lo anterior es necesario preguntarse si ¿Estasiniciativas de organización se generan dentro del pro-pio campesinado o parten del Estado? ¿Es el agrarismoun movimiento independiente que paulatinamente fueinstitucionalizado?

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En la producción historiográfica acerca de la revolu-ción mexicana existen dos posturas antagónicas cla-ramente definidas que debaten en torno al tema de síel movimiento armado fue popular o una guerra desucesión por el poder. La primera agrario-populistaha generado toda una tradición historiográfica y sucontraparte el “revisionismo” ha derrumbado algunasde sus tesis. Los exponentes clásicos de la primerason George M. McBride9 y sobre todo FrankTannenbaum,10 quienes concluyeron que la revoluciónMexicana se había llevado a cabo por la sociedadcampesina y girado en torno a la lucha por la apropia-ción de la tierra. Ellos se basaron en los trabajos deAndrés Molina Enríquez y Wistano Luis Orozco, quie-nes en su deseo de justificar la reforma agraria arre-metieron contra la hacienda argumentando que era unainstitución feudal, antieconómica y tiránica en el tratohacía los peones. Pero además, los investigadoresextranjeros, polarizaron a la sociedad rural: hacen-dados y peones, metiendo en esta última categoría auna infinidad de campesinos libres. Romana Falcón11

inició la polémica con estos estudiosos argumentandoque el movimiento revolucionario no había sido ex-clusivo del campesinado, sino que habían participadolos sectores medios y acomodados como líderes. Perola crítica más sólida la hizo Francoise Xavier Gue-rra12 y enseguida Jean Meyer.13

Pero con mucho el principal revisionista y más ra-dical es David A. Brading, quien en su ensayo “La

política nacional y la tradición populista”14 para el li-bro que él mismo compiló: Caudillos y Campesinosen la Revolución Mexicana, cuestionó el asunto de laomisión por los agrario-populistas del análisis deaparceros y rancheros. También puso en tela de jui-cio el argumento del carácter feudal de la hacienda,llegando a proponer que “el desarrollo económicogeneral del porfiriato produjo una gran mejoría en laagricultura. Por consiguiente que no fue el feudalis-mo, sino una forma de explotación más intensa decapitalismo agrícola, lo que amargó a los campesinosmexicanos”. Aunque pone ciertas atenuantes como lanecesidad de estudiar el peso de los medieros en lasociedad rural; comprobar si en realidad hubo unagrave crisis en la estructura de la producción agrícolaen todo México, tomando en cuenta el equilibrio re-gional; y conocer más profundamente los cambios detenencia de la tierra durante el porfiriato. Todo estoen orden a saber si los soportes y motivos esgrimidospor los agrario-populistas que pudieron haber impul-sado al campesinado a la lucha son reales. En sumaBrading propone que la relación de los campesinoscon la Revolución, todavía es un enigma. Cita a Katz,quien mostró que existió muy poca correlación entreel grado de explotación y el nivel de actividad revolu-cionaria como en el caso de las zonas henequenerasde Yucatán, donde los mayas participaron poco en elmovimiento armado de la revolución.

Pero en el mismo libro en el que Brading exponía

9 GEORGE M. MCBRIDE “Los sistemas de propiedad rural en México”, en Problemas Agrícolas e Industriales de México, III: 3, julio-septiembrede 1951.10 FRANK TANNENBAUM. “La revolución agraria mexicana”, en Problemas Agrícolas e Industriales de México, IV: 2, abril-junio de 1952.11 ROMANA FALCÓN. “¿Los orígenes populares de la revolución de 1910?. El caso de San Luis Potosí", en Historia Mexicana, XXIX, octubre-diciembre de 1979. Pp. 197-199.12 FRANCOISE XAVIER GUERRA. México: del Antiguo Régimen a la Revolución. FCE, México, 1988.13 JEAN MEYER. “Haciendas y ranchos, peones y campesinos en el porfirismo. Algunas falacias estadísticas”, en Historia Mexicana, XXXIV,enero-marzo de 1986.14 FCE, México, 1985.

Revisionistas vs. agrario-populistas yagrarismo revolucionario en Chihuahua

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sus ideas y conclusiones, el principal agrario-populis-ta actual Alan Knight, defendía la tradición populista.Haciendo un bravísimo recuento de los factores queocasionaron el descontento popular en el campo: de-presión económica, desempleo y malas cosechas, pasaa afirmar que el problema agrario fue el corazón de larebelión campesina, aunque no fue un factor exclusi-vo. Incisivo arremetió contra los revisionistas: “Estainterpretación puede parecer trivial, pero desafía lospuntos de vista que, desde diferentes perspectivas,pero con creciente vigor, niegan que la Revoluciónhaya representado un movimiento genuino, que hayaincorporado las quejas populares definidas (en espe-cial del tipo agrario), y que prefieren presentar unmovimiento de masas iniciado, controlado y consu-mado por los jefes burgueses”, capaces de movilizary desmovilizar a un populacho dependiente, ingenuo.15

Pero en este debate ¿cómo se inserta el norte deMéxico, en especial el estado de Chihuahua, y sumáxima expresión revolucionaria local, el villismo?. Hasido inevitable la comparación del carácter agrario ypopulista del villismo y el zapatismo. Así como en lasposturas de agrario-populistas y revisionistas viajanen el tiempo en líneas paralelas sin parecer poder te-ner contacto en algún punto, de la misma manera aocurrido con el zapatismo y el villismo. Zapata,Morelos y el Plan de Ayala son el eje y la referenciaobligada del aspecto agrario de la revolución. Confrecuencia Zapata ha sido puesto en el pedestal delagrarismo. En relación al villismo han surgido opinio-nes de que no fue un movimiento campesino, ni por laapropiación de la tierra. Uno de los principales agra-rio-populistas actuales como John Womack16 al com-parar el zapatismo con el villismo, describe a este úl-timo como un movimiento sin metas, carente de ideo-logía o simplemente salvaje y mercenario. En ese mis-

mo sentido van los comentarios de Jean Meyer en LaCristiada. Para Knight el zapatismo y el villismo sonlas manifestaciones más prominentes del movimientopopular y la principal base del ejercito villista el cam-pesinado. Sin embargo, para este autor el villismodegeneró para 1914 "en una existencia sin metas, casimercenaria".

La forma en que inicia la revolución en Chihuahua,el levantamiento espontáneo de grandes sectores so-ciales, el desarrollo y los personajes involucrados hanllamado sobre manera la atención de muchos histo-riadores extranjeros y nacionales. Son precisamenteellos los que han intentado caracterizar al campesina-do norteño y en particular al chihuahuense. Su campode análisis e interpretación han sido los motivos y laforma de como se incorporaron los sectores rurales ala contienda y sus características sociales. A FriedrichKatz le ha fascinado la gran capacidad combativa yde movilización de los hombres del campochihuahuense. Él descubrió toda una cultura guerreraen algunos sectores rurales. Alan Knight introdujo ensus análisis sobre la revolución la categoría analíticade los “movimientos serranos” para definir y explicarla autonomía política de los pueblos de la montañachihuahuense.

Hace ya algunos años Katz propuso una serie decategorías del campesinado norteño: los trabajadoressemiagrícolas y semiindustriales17 y los colonos mili-tares.18 Los colonos militares contaban con toda unatradición guerrera. Su origen se remonta a la segundamitad del siglo XIX. El dato histórico más importantea este aspecto es el bando de Teodoro de Croix definales del siglo XVIII, por medio del cual se creabancinco colonias militares en el noroeste del estado parafrenar las incursiones y ataques de grupos étnicos ve-nidos del norte como los apaches. Para Katz este sector

15 ALAN KNIGHT. "Caudillos y campesinos en el México Revolucionario, 1910-1917", en Caudillos y campesinos en la revolución mexicana.FCE, México, 1985.16 JOHN WOMACK. Zapata y la revolución mexicana. SEP, México, 1985.17 FRIEDRICH KATZ. La servidumbre agraria en México en la época porfiriana. Era, México, 1980. p. 45.18 FRIEDRICH KATZ. Pancho Villa, los movimientos campesinos y la reforma agraria en el norte de México, en Caudillos y Campesinos en larevolución mexicana. FCE, México, 1985. pp. 89-90.

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rural desempeñó un “papel clave” en la Revoluciónmexicana.19 Katz definió a los trabajadoressemiagrícolas y semiindustriales de la siguiente mane-ra: “trabajaban una parte del año como medieros otrabajadores agrícolas en las haciendas y se pasabanel resto del tiempo en Estados Unidos como mineros,leñadores o trabajadores inmigrantes.”20 Las cate-gorías establecidas por Katz nos refieren, en el casode los campesinos militares, a la necesidad concretade la apropiación y defensa del territorio. Las cate-gorías de los trabajadores semiagrícolas ysemiindustriales están establecidas a partir de las es-trategias y tradiciones familiares productivas y de laactividad económica. Más, sin embargo, Katz no pro-fundiza en estos puntos.

El debate en torno a la posición del villismo relati-vo a la entrega de tierras al campesinado en los terri-torios que dominó tiene ya más de dos décadas dehaberse iniciado. Curiosamente, para dichos territo-rios, todavía no contamos con un análisis profundode la problemática agraria que nos dé luz al respecto.Aunque Katz y el mismo Knight presentan casos in-teresantes relativos a los problemas agrarios de cier-tos pueblos no se hace ni se intenta un análisis regio-nal, menos estatal, que es necesario para saber cualera la situación agraria en el estado, donde quede biendefinida la estructura agraria y las fuerzas rurales con-tendientes como: aparceros, vaqueros peones, pue-blos. Es importante ver que tan representativos sonlos casos presentados por los estudiosos menciona-dos con relación a si son problemáticas localistas, re-gionales o representativas de un malestar general.Todavía siguen vigentes aquellas preguntas que sehacía Katz al cuestionarse del por qué no se habíadado una vigorosa presión campesina para el repartode tierras, ni por qué no hubo más ocupaciones deestas, ni rebeliones campesinas en territorio villista.21

Por lo demás, y en sintonía con Brading, ha faltadoun análisis de la estructura de la propiedad. Partamosde la existencia de diversas formas de tenencia, pose-sión, apropiación o relación con la tierra, desde lasque fluctúan entre las formas de posesión comunaleshasta las de la propiedad absoluta. Una caracteriza-ción de este aspecto se vuelve importante. Este asun-to está íntimamente conectado con otra variable críti-ca: la amplia y variada geografía chihuahuense. Porlos menos podemos diferenciar cuatro zonas: la sie-rra, los valles centrales, el desierto y las cuencashidrográficas.

Ciertamente Villa tubo el dominio total deChihuahua y la Laguna durante aproximadamente dosaños, tiempo en el cual confiscó una serie de hacien-das. Las propiedades de Luis Terrazas fueron las másimportantes. Sin embargo, no se repartieron a los cam-pesinos. Entre las posibles soluciones que Katz argu-menta, se encuentran las siguientes: 1.- Por la cerca-nía con la frontera, a diferencia de Zapata, Villa podíacon los recursos generados por las propiedades com-prar armas y pertrechos, así que una distribución tem-prana de tierras podía haber reducido los fondos dela División del Norte; 2.- Ya que por los menos hasta1914 cuando Villa estaba bajo la autoridad deCarranza, quien no deseaba que se realizara una re-forma agraria, lo inhibió y no repartió las tierras. 3.-Ya que Villa deseaba obtener el apoyo de sus genera-les, el otorgarles haciendas fue uno de los métodosque utilizó, lo cual creó una nueva clase terrateniente,y a algunos de ellos no les habría gustado que se re-partieran esas tierras; 4.- Ya que el ejército se encon-traba en campaña era prácticamente imposible repar-tir la tierra, pues los campañadores no habrían acep-tado que se empezara el reparto agrario en su ausen-cia.22

González Herrera ahonda en este respecto por el

19 Ibid. p. 89.20 Ibid. p. 90.21 FRIEDRICH KATZ. Pancho Villa, los movimientos campesinos y la reforma agraria en el norte de México, en Caudillos y Campesinos en larevolución mexicana. FCE, México, 1985. p. 104.22 Idem. P. 103-105. En su más reciente obra Katz básicamente sostiene la misma postura. Pancho Villa. Era, México, 1998. T. I, p. 276.

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lado la composición social de los revolucionarioschihuahuenses; era una amplia coalición de clases me-dias rurales y urbanas, vaqueros, mineros,desempleados, artesanos, rancheros, campesinos, pe-queños comerciantes y aún profesionistas:

Y atendiendo a esta composición tanheterogénea, es también imaginable que laspropuestas villistas no podían ir en un sólosentido y complaciendo a un solo sector de lapoblación. Sus medidas hacen evidente que elproblema agrario, entendido como el repartode tierras, nunca tuvo lugar primordial en elproyecto villista.23

Sin embargo, como dice el mismo Katz, todosestos argumentos no explican el por qué no hubo unaacción campesina en la toma de tierras o presión parasu reparto. El historiador al dar un argumento másafirmaba: un motivo fue el hecho de que la poblacióncampesina del estado era más pequeña en relacióncon su población total, en comparación a la mayoríade los demás estados. González nos da el dato preci-so: para 1910 Chihuahua tenía un 65 % de su pobla-ción en asentamientos urbanos y semi-urbanos.24

Katz también argumentó por el lado de la composi-ción social del villismo: una gran parte de sus habitan-tes eran mineros o vaqueros y su interés en tener tie-rras era más limitado que el de los campesinos. Sinembargo, pueblos que tenían una gran tradición de lalucha por la tierra, además de guerrera, formada porlas guerras indias, entre ellos las colonias militares yantiguas misiones como la de Villa López, aportarongrandes contingentes a la revolución. Pero su voca-ción agrarista parece diluirse en el contexto generaldel movimiento revolucionario. En este sentido surgeuna pregunta que tiene que ver con el carácter de loschihuahuenses de entonces ¿sería su población unasociedad que quería el reparto de tierras, pero quenecesitaba ciertas formas legales?

Tanto Katz como Knight argumentan que la pro-

blemática agraria en el estado impulsó al campesina-do al movimiento armado. El primero basado en losarchivos de la Dirección de terrenos nacionales delDepartamento Agrario en la ciudad de México haceun recuento de los conflictos por la tierra que soste-nían algunos pueblos (principalmente colonias milita-res) como: Namiquipa, Janos, Cuchillo Parado,Bachíniva y San Andrés. Además de remotas comu-nidades indígenas como: Redondeados, Temeychi,Monterde y Arremoyo.25 A los colonos militares seles unieron otros sectores rurales como los que Katzllama trabajadores semiagrícolas y semindustriales.Este autor también ve otros factores importantes parael descontento rural como la perdida de las cosechasen 1908 a 1910, sobre todo en el distrito de Guerre-ro y una crisis económica generalizada.

Knight también destacó los conflictos agrarios queen el escenario estatal se desarrollaban antes de larevolución, sólo que basado en fuentes hemerográficascomo: El Correo y La Nueva Era. Señaló los casosde San Andrés y Bachíniva, además de Temosachi yVilla López. A diferencia de los populistas clásicos,Knight introduce otro elemento de descontento po-pular y no sólo el de la tierra, sin dejar de reconocerque el centro de la rebelión es la misma: analiza elfactor de la lucha campesina por la autonomía políticalocal en el estado de Chihuahua y principalmente en elDistrito de Guerrero. En base a la categoría analíticade campesino periférico de Eric Wolf, cuyas princi-pales características sociales son las de ser campesi-nos que están fuera de los dominios y libres del con-trol de los terratenientes y poco familiarizados con elpoder de la autoridad política estatal o federal. Knightubica este campesino del Distrito montañoso de Gue-rrero y a las rebeliones allí localizadas como “movi-mientos serranos.”26 Las principales características de

23 CARLOS GONZÁLEZ HERRERA. “El villismo frente al problema agrario.” Cuadernos del Norte, No. 3. Chihuahua, noviembre-diciembre de1988. p. 21. Katz, 1985, op., cit..24 GONZÁLEZ, 1988. p. 21.25 Los tres primeros casos en Katz, 1985, pp. 87-89. Los restantes en Katz, 1998. T. I, pp. 43-48.26 ALAN KNIGHT. Caudillos y campesinos en el México Revolucionario, 1910-1917, en Caudillos y campesinos en la revolución mexicana.FCE, México, 1985. p 46.

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estas rebeliones son que geográficamente se originanen lugares montañosos, remotos y son llevados a cabopor comunidades autónomas que reaccionan contrala intervención del Estado.

De los datos que los historiadores nos dan hacefalta comprobar unos, profundizar otros y avanzar connuevas propuestas.Es necesario obtener una caracte-rización profunda del campesinado: ¿Cuáles eran sustradiciones productivas, migratorias y deasentamientos? ¿cuáles eran sus formas de organiza-ción? ¿cuáles era sus modelos de relación, usos y cos-tumbres con respecto a la tierra? ¿cuál era su visióndel estado y las estructuras jurídicas? ¿qué tipo derelaciones sociales mantenían con otros sectores ru-rales? ¿cuál era su tradición política? ¿cuál era su ubi-cación y posición respecto a las estructuras de tenen-cia de la tierra? ¿De qué tradiciones provenía su au-tonomía política? ¿Cómo y bajo que circunstanciasse formó su cultura guerrera? ¿qué tipo de agriculturapracticaban?

Viendo los casos mencionados inmediatamente sur-ge la siguiente pregunta: ¿Por qué el villismo no incor-poró en su discurso y en su acción el problema agra-rio? A pesar de lo dicho anteriormente, una preguntaque parecería absurdo plantear sería si en realidadexistió en Chihuahua problema agrario, la interrogan-te es pertinente porque en la posrevolución la oligar-quía local llegó a expresar que en Chihuahua no exis-tía tal problema (más adelante nos extenderemos eneste punto). Es decir ¿sería el problema solo de de-terminados conflictos rurales localizados en la ampliay variada geografía chihuahuense, que no llegaron aprefigurar una problemática agraria general? En otrocaso ¿los conflictos rurales estaban regionalmente lo-calizados?

Un asunto que queda claro es que las causas de larevolución en Chihuahua son multifactoriales, dondeintervienen aspectos políticos, sociales y económicos

amplios, además de los climáticos (depresión econó-mica a partir de 1907 con su secuela de desempleo ybaja de salarios, imposición de jefes municipales, per-dida de cosechas). Pero, ¿Qué papel jugó el asuntodel conflicto por la tierra? Cuando se preparaba enChihuahua la contrarrevolución orozquista, AbrahamGonzález que se encontraba formando parte del ga-binete de Madero tubo que regresar y en una procla-ma, inmediatamente aseguró: “La solución del pro-blema agrario, que está en el fondo del descontentosano, os aseguro que el gobierno procurará solucio-narlo en el menor tiempo posible.”27 Asimismo el go-bernador del estado de 1920 a 1924 Ignacio C.Enríquez, en el contexto de la reconstrucción econó-mica, estaba obsesionado en la solución de lo que elmismo llamaba “problema agrario”28. Pero a lo quenos lleva todo lo escrito es a interrogarnos sobre ¿cuálera la naturaleza o carácter del problema agrario enChihuahua? ¿Cuál era la estructura agraria porfiriana?¿Cuál era la cantidad de tierras según su vocación,riego, temporal ganadería? ¿Cómo se distribuía la tie-rra socialmente según su vocación? ¿ Que modalida-des de agricultura se practicaba? ¿Qué tipo de agri-cultura se practicaba? ¿Cómo se concentraba la po-blación? ¿Existía una relación directa entre la densi-dad de población, tierras agrícolas y conflicto por latierra? Es importante señalar que para obtener res-puestas a todo lo planteado se tendrá que hacer unanálisis que cruce las etapas prerrevolucionaria, la re-volución y las posrevolución.

Nos hemos acostumbrado a pensar que la hacien-da avanzaba y crecía devorando las tierras de los pue-blos y que dominaba por completo el paisaje rural.La tesis anterior parece que podría aplicarse con másrazón a Chihuahua el estado de los latifundios. Peroen contra de lo que se pudiera pensar, no era la ha-cienda la que lideraba los índices de crecimiento enasentamientos ni poblacional, todo lo contrario iba a

27 KATZ, op. cit. p. 167. El Correo de Chihuahua, febrero 19 y 20 de 1912.28 ALONSO DOMÍNGUEZ. La política Agraria en Chihuahua, 1920-1924: sus efectos hasta 1940. Tesis de Licenciatura, ENAH-Chihuahua, 1999.Véase el capítulo I.

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la baja en el segundo rubro. Las haciendas habíanpasado de 162 en 1900 a 214 en 1910; nada com-parado con los ranchos que van de 297 a 2528 paraesos mismos años, estos habían multiplicado por másde diez. Los rancheros se habían convertido en unsector rural con una dinámica de crecimiento excep-cional. Para 1900 vivía el 18.71 % de la poblaciónchihuahuense en este tipo de asentamientos; en lashaciendas el 15.97 %. Para 1910 la población en losranchos había aumentado vertiginosamente al pasar atener el 34.12 % y en las haciendas había bajado al9.69 %. González Herrera comenta que se había con-solidado un fuerte grupo de medianos propietarios.29

La atenuante aquí es saber sobre que cantidad y clasede tierras. Pero de entrada los datos echan por tierrala tesis del avance avasallador de la hacienda.

El proceso de desintegración del latifundio Terra-zas parece confirmar muchas de las aseveraciones quevan en contra de la existencia de un agrarismo revolu-cionario en Chihuahua. Las tierras fueron supuesta-mente expropiadas en 1922 por el gobierno federal.La Caja de Préstamos para Obras de Irrigación yFomento de la Agricultura las compró en 13.6 millo-nes de pesos. En el decreto de expropiación se ex-presó claramente que el objetivo sería fraccionarlo yvenderlo. Para 1930 las tierras del latifundio se en-contraban repartidas como sigue: 322 679 por co-lonias, 529 974 por particulares, 1 455 343 seguíanen posesión de la caja y 184 037 se habían dotado aejidos.30 Lo que más sorprende es la poca cantidadde tierras repartidas vía ejido y el enorme número dehectáreas que seguían perteneciendo a la Caja. Losparticulares que compraron lotes eran miembros dela antigua oligarquía y de la nueva burguesía revolu-cionaria. Las colonias estaban ocupadas por los anti-guos aparceros, peones, vaqueros y arrendatarios dellatifundio, no por pueblos. Aunque de cierta forma sehabían satisfecho las necesidades de los sectores cam-

pesinos internos mencionados, vía colonia, parece queno hay una explicación del porque no hubo toma detierras de sectores campesinos externos.

Así que las preguntas de Katz respecto a los cam-pesinos y las tierras las podemos trasladar a este caso:¿Por qué los campesinos no tomaron las tierras dellatifundio Terrazas ni hubo rebeliones en torno a ellas?Los latifundios en Chihuahua se sitúan principalmenteen la parte norte del estado, donde se tiene la impre-sión de que la densidad de población es más baja conrespecto a otros paralelos del estado. El latifundioTerrazas, en estricto sentido, no se había consolidadoavasallando las tierras de los pueblos. La dispersiónde estos en el vasto territorio del norte del estado esgrande. Prueba de lo anterior es que el latifundio Te-rrazas conformó una gran unidad territorial, donde deninguna manera se aprecian una cantidad importantede pueblos a manera de lunares. Es más las tierras dellatifundio no circundaban o encerraban a ningúnpueblo.

De ninguna manera hay que soslayar aquellos pue-blos que si habían sido usurpados en sus tierras porlos Terrazas como Buenaventura, Galeana CasasGrandes y Aldama. Pero parece que no hay propor-ción entre la actividad revolucionaria y el acapara-miento de tierras en este latifundio. Otro caso en estavena es el del latifundio de los Zuloaga, en donde seles vendieron una gran cantidad de tierras a losmenonitas, pero aquí si fue en detrimento de aparcerospeones, vaqueros y arrendatarios. ¿Por qué no se diouna movilización fuerte campesina para evitarlo?.

Sin embargo, la sociedad chihuahuense no era ajenaal asunto del problema de la tierra; cuando Terrazasintentó vender sus propiedades rústicas al estadouni-dense Artur McQuarters la protesta fue unánime. Lasituación se tornaba en extremo complicada para elnuevo régimen que tuvo que dar marcha atrás en unproyecto que fue aprobado por el mismo Obregón. Y

29 CARLOS GONZÁLEZ HERRERA. “Tierra, propiedad y propietarios a fin del porfiriato.” Cuadernos del Norte, No. 12. Chihuahua, noviembre-diciembre de 1990. p. 11.30 DOMÍNGUEZ. op. cit., 1999. p. 152.

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hablamos de la sociedad chihuahuense porque no sóloparticiparon sectores rurales, sino también sectoresurbanos bajos y medios. En enero de 1923 el diputa-do por Chihuahua y agrarista radical Ángel G. Caste-llanos se quejó ante Obregón de que aún no se habíafraccionado el latifundio Terrazas y la presencia de 3mil menonitas en el Zuloaga.31 El mismo gobernadordel estado estaba disgustado con la Caja de Présta-mos por la lentitud en el fraccionamiento del primeroy en el segundo caso llegó a expresar que no queríamás menonitas antes de satisfacer las necesidades detierra de los campesinos nacionales.32 Recordemosque dicha colonización fue asunto de Obregón. Asípues, el que no hubiera toma de tierras no significaque no existiera presión social para el reparto de loslatifundios.

Por otro lado, ante las declaraciones de Enríquezde la necesidad de dar solución al “problema agrario”la oligarquía chihuahuense respondió afirmando queen Chihuahua no había “problema agrario” y lo quehacía falta era brazos campesinos que sembraran latierra. Esta afirmación va en consonancia con el argu-mento de Katz de la proporción de la población ur-bana y rural y los datos demográficos de González.Enríquez que había entablado una batalla frontal con-tra los latifundistas contestaba:

Sí, desean brazos, muchos brazos que cultivenla tierra pero en provecho de sus propietarios.Precisamente el problema estriba en que exis-ten grandes extensiones de terreno inculto y ala vez gran número de ciudadanos en la miseriaquienes pudiendo poseer un hogar estable consu terreno que cultivar, carecen de todo, y seven obligados a vender su trabajo personal porun miserable salario, y aún tienen que emigrar

al extranjero [...]33

¿Cuál era para Enríquez el “problema agrario”? Es-taba indisolublemente ligado al problema de la pro-ducción. Quería crear una clase de pequeños y me-dianos propietarios privados altamente productivosestilo farmers. En este proyecto los pequeños agricul-

tores tenían un papel fundamental. Todos los sectoresrurales sin tierra, posesión precaria de la misma o suje-tos al dominio de la hacienda estaban contempladospara convertirse en pequeños propietarios privadosaltamente productivos. Para lo cual, mediante ley, de-cretó el fraccionamiento de la propiedad fijándole unlímite de extensión territorial. En el proyecto federalestos sectores rurales estaban concebidos como manode obra para las unidades productivas. El ejido esta-ba concebido como un medio para dominar política-mente al campesinado. El proyecto agrario de Enríquezimplica la creación de una clase propietaria autóno-ma.

El debate federal en torno a la reforma agraria enlos primeros años de la posrevolución se centró bási-camente en los siguientes parámetros: 1.- La capaci-dad o más bien la supuesta incapacidad productivadel propio campesinado: se alegaba que si se entre-gaban las tierras al campesinado se enfrentaría congrandes problemas de producción y desalentadoabandonaría sus parcelas. Pero el trasfondo de estasafirmaciones es que se consideraba al campesinadocomo un sector rural sin capacidad para hacer pro-ducir la tierra. 2.- Imposición de un límite a la propie-dad: en el congreso de la unión se generaron acalora-dos debates entre los diputados radicales y conser-vadores en torno a este asunto. Antonio Díaz Soto yGama argumentaba que si se fijaba un límite a la pro-piedad privada se tendría que poner en venta la ma-yoría de la extensión territorial de la republica y al nover quien las comprara llevaría a la reforma agraria alfracaso. 3.- Los alcances o intensidad de la reformaagraria: este punto también está ligado a la forma enque se debía hacer el reparto agrario, una de las solu-ciones que se proyectaban era la de comprara ha-ciendas, irrigarlas y venderlas a los campesinos: otrapropuesta tenía que ver con aumentar los impuestos ala propiedad y así propiciar su fraccionamiento; uno

31 LUIS ABOITES A. Norte precario,poblamiento y colonización en México (1760-1940).El Colegio de México/CIESAS, México,1995.p 176.32 Excelsior, abril 3 de 1922: citado en Aboites, 1995 op. cit., p. 176.33 Ídem. p. 180.

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más era la expropiación de las haciendas para resti-tuir las tierras de los pueblos usurpados y dotar a pue-blos antiguos y nuevos. Finalmente fueron excluidos,durante el régimen de los sonorenses, del reparto agra-rio una infinidad de núcleos agrarios sin estatus legalcomo: aparceros, peones y arrendatarios de las ha-ciendas, se necesitaba mano de obra para las hacien-das, era necesario no desarticular las unidades pro-ductivas, pero principalmente se le consideraba comosectores sociales incapaces de producir.

Enríquez pensaba que esos sectores sociales se po-dían convertir en productores eficientes si se les ven-dían tierras vía colonia. Pero además el estado debíagarantizar que tendrían éxito, como: con la creaciónde sistemas de riego y bancos agrícolas. Precisamen-te serían ellos los principales partidarios del proyectoenriquista. También el gobernador buscaba la recon-ciliación de las clases sociales. Todos los chihuahuensespodrían acceder a la tierras en los límites señaladospor la ley. Aquí es donde retomamos el asunto de lavocación de la tierra. Un aspecto importante del pro-blema agrario en Chihuahua tiene que ver con su uti-lidad. La ganadería extensiva era una actividad so-bresaliente en el renglón económico y probablementeen detrimento de una cantidad importante de tierrascon posibilidades agrícolas. ¿Sería el problema agra-rio en Chihuahua una competencia entre tierras agrí-colas y ganaderas? Es decir que las tierras ganaderasimpedían la expansión de la frontera agrícola enChihuahua. ¿Cuáles eran las posibilidades agrícolasde las tierras que se utilizaban en la ganadería?.

Enríquez pensaba que solucionar el “problema agra-rio” era fácil. Así lo creía porque quería construir cuan-do menos cuatro sistemas de riego en el estado. Deellos el más importante sería el de la cuenca de losríos Conchos y San Pedro. Se aprovecharía la presaLa Boquilla para irrigar 170 mil has. Las tierras seríancompradas a los propietarios y se les venderían a los

34 DOMÍNGUEZ, op., cit., capítulo uno.35 Idem. pp. 53-61.

colonos lotes ya irrigados.34

El problema para Enríquez fue que precisamenteen las cuencas donde tenía planeado llevar a cabo susproyectos de irrigación se encontraban asentados lospueblos más antiguos del estado. Muchos de elloshabían sido despojados de sus tierras y empezaron asolicitar restitución o dotación de ejidos. Dicha situa-ción provocó conflictos serios entre el gobernador ylos pueblos de las cuencas. En 1917 se instaló enChihuahua la Comisión Local Agraria. Para 1920 sehabían instaurado sólo 33 expedientes, pero en 1921se incrementó con 91 expedientes más. En el periodode gobierno enriquista se dieron un total de 199 soli-citudes de dotación o restitución de ejidos.35 El asun-to aquí es ver la correlación del número de solicitudespor región, buscando correspondencias o divergen-cias con el análisis regional que resulte en laprerrevolución. ¿En que regiones se concentran máslas solicitudes? ¿Qué correlación regional hay entre lademanda agraria y las regiones conflictivas de laprerrevolución? ¿Qué tipo de núcleos agrarios solici-tan tierras vía ejido? Pero además ¿Qué tipo de nú-cleos solicitan tierras vía colonia?

El proyecto liberal de colonias de Enríquez abrióun nuevo esquema de análisis del agrarismo y el cam-pesinado chihuahuense. Por una parte la colonia sig-nificó para los sectores rurales soslayados por el pro-yecto federal de ejidos, una vía de acceso a la tierra.El asunto aquí es saber ¿Qué sectores rurales se incli-naron por una vía u otra?. Todos los elementos histó-ricos que hemos mencionado, la cuestión de laregionalización, la demografía y de la posición del cam-pesinado según su relación con la tierra nos lleva ainterrogarnos ¿Cuál era la tipología del campesinochihuahuense? ¿Cuáles eran sus características socia-les? ¿Cuál era su percepción del Estado? Para cadatipo de campesino: ¿Cuál era su visión del problemaagrario?

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Todos los casos de las colonias militares que nosmuestran Katz y Knight parecer provenir de las cuen-cas hidrográficas, donde se habían fundado las pri-meras misiones, presidios o colonias militares. Seríanla cuenca de los ríos Conchos y San Pedro y la CuencaInterna. Pero que pasa con las otras regiones del es-tado: el desierto, los valles centrales y la SierraTarahumara. Existían conflictos por la tierra como lastradicionales usurpaciones a las tierras de los pueblospor las haciendas. La dimensión geográfica tiene queser analizada para buscar las posibles soluciones a laspreguntas planteadas. La Sierra Tarahumara había sido

antes, durante y después de la revolución un foco deconflictos por la tierra. Sin embargo, su principal sec-tor social, no en el sentido económico, los rarámuristuvieron una participación en la revolución fue muylimitada. ¿Sería la Sierra Tarahumara una región nointegrada en la demanda de justicia en la lucha por latierra? Es decir que los sujetos sociales preferían li-brar dicha lucha ellos mismos con sus propios recur-sos. En este sentido ¿estaban las regioneschihuahuenses integradas en la problemática rural? Porotra parte ¿Cómo se articula el problema étnico conel agrario?

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Las cuestiones más interesantes en relación a loslatifundios en México, después de la revolución, ten-drían que ver con una de las propiedades más exten-sa de Latinoamérica, la de Luis Terrazas: ¿Qué pasócon el latifundio Terrazas? ¿Se repartió a los campe-sinos vía ejido o colonias? ¿Se fraccionó y siguió con-servándose en grandes y medianas propiedades? Enel año de 1920 la familia Terrazas intentó negociar susfincas rústicas con un estadounidense llamado ArthurJ. McQuatters que encabezaba a un grupo de ban-queros y empresarios. El 16 de abril se firmó en Nue-va York un documento de promesa de venta, dondela familia Terrazas se comprometía a vender al grupode McQuatters 5 millones 644 mil acres a 2.5 dóla-res cada uno. El costo total de las propiedades rústi-cas sería de 14 millones de dólares. La caída deVenustiano Carranza repercutió en el precio y en unarenegociación el acre se fijó en 1.5 dólares 36.

Los trámites de la venta del latifundio se llevaban acabo con mucha reserva. Sin embargo, los rumoresacerca de la operación empezaron a correr. Para tra-tar de evitarlos Juan Terrazas negó que su padre pre-tendía vender las propiedades rústicas. Todo lo con-trario, declaró que se llevarían a cabo obras de irriga-ción, construyendo presas para beneficiar el mayornúmero posible de tierras y venderlas a colonos enpequeñas parcelas y contribuir al desarrollo de la agri-cultura. En realidad, un equipo de ingenieros trabaja-ba en el latifundio estudiando las condiciones de losterrenos con fines de su venta.37

Ignacio C. Enríquez gobernador del estado deChihuahua en el periodo 1920-1924, impulsaba lacreación de una clase de medianos y pequeños pro-

pietarios estilo farmers. Su proyecto rural se plasma-ría más tarde en la Ley Agraria del Estado deChihuahua. El gobernador planeaba fraccionar los la-tifundios poniendo un límite a la propiedad privada,crear un banco agrícola refaccionario y realizar obraspara irrigar grandes extensiones de tierra. En la cuen-ca de los ríos Conchos y San Pedro, aprovechandolas aguas de la presa La Boquilla, quería crear las obrasnecesarias para irrigar hasta 170 mil ha. Pero el go-bierno del estado no tenía con que financiar el pro-yecto. Enríquez vio en el interés de McQuatters, parainvertir en Chihuahua, la posible fuente definanciamiento para su proyecto de irrigación. A fina-les de 1921 el gobernador y un grupo de capitalistasextranjeros liderados por McQuatters, viajaron a laciudad de México para exponerle a Alvaro Obregónlos proyectos que planeaban desarrollar en el estadode Chihuahua. El presidente, Calles y De la Huertales aseguraron que el gobierno protegería sus inver-siones.

Enríquez intervino directamente en la compraventadel latifundio de Luis Terrazas, de hecho el contratofue suscrito entre McQuatters y el gobierno del esta-do. El estadounidense primero llenó las expectativasde Enríquez firmando un contrato para desarrollar lasobras de irrigación de la cuenca de los ríos Conchosy San Pedro. El precio de las propiedades fue tasadoen 20 millones de pesos. El 9 de febrero de 1922 elpropio McQuatters daba conocimiento del asunto aObregón:

Recordará Usted que durante mi visita a la ca-pital en diciembre último, mis asociados y yodiscutimos detenidamente con Usted la posi-bilidad de emprender una gran explotación de

36 RAMÓN EDUARDO RUIZ. México: la gran rebelión 1905-1924. Era, México, 1984. p. 298.37 ALONSO DOMÍNGUEZ RASCÓN. La política agraria en Chihuahua, 1920-1924: sus efectos hasta 1940. Tesis de licenciatura, ENAH-Chihua-hua, México, 1999. pp. 33-34.

La desintegración del latifundio TerrazasHistoria de la propiedad

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agricultura en la parte norte de Chihuahua,cuyo proyecto abarca la compra, desarrollo yventa en su totalidad de las propiedades rura-les pertenecientes al General Luis Terrazas.Como resultado de las ideas avanzadas deUsted sobre estos asuntos, y del incentivoque recibimos de nuestras conversaciones conUsted, mis amigos y yo hemos decidido defi-nitivamente proceder a la compra de conformi-dad con el contrato que acabamos de celebrarcon el Gral. Ignacio Enríquez gobernador delEstado de Chihuahua, y cuyo contrato estáahora siendo tomado en consideración por elCongreso del Estado.38

En el transcurso de la venta se manejaron diferen-tes extensiones. Según el contrato se autorizaba aMcQuatters a formar una compañía bajo las leyesmexicanas, que debía llamarse Compañía Agraristade Chihuahua, para poder comprar a los Terrazas 2322 270 ha en 20 millones de pesos. Los comprado-res se obligaban a: formar distritos de riego en un pla-zo de 90 días en las tierras ya irrigadas, emprenderobras para irrigar 40 mil ha, colonizar los terrenos conmexicanos, destinar 200 mil ha del mejor temporalpara vender la mitad de tal extensión en lotes no ma-yores de 4 mil y la otra para formar colonias en lotesde 40, vender cada hectárea irrigada a 400 pesos, 50la de temporal y 25 la de pastizal a un plazo de 20años y con un 5% de interés anual. Además importar50 mil cabezas de ganado para repoblar los terrenosy fundar un banco agrícola e hipotecario con un capi-tal mínimo exhibido de 250 mil pesos, a cambio de laexención de diversos tipos de impuestos.39

Amplios sectores de la población chihuahuense seopusieron a la venta del latifundio a los extranjeros.En el congreso local los diputados Mariano Irigoyen,Carlos T. Pallán y Francisco Acosta y Plata se opu-sieron al contrato. Francisco Villa envió una carta aObregón donde le comunicaba que el descontentoprovocaría hechos de armas.40

Ante tal situación de inconformidad, Enríquez acudióa platicar personalmente con Obregón y Calles. En

defensa del contrato el gobernador planteó lacomplicada situación económica en que se encontrabael estado después de la revolución. Obregón, que paraestos momentos quería detener la transacción, leprometió que recibiría apoyo. Habiendo llegado adicho entendimiento los dos trataron de dar solución ala forma de terminar con el latifundio. Para fines demarzo de 1922 Obregón instruyó al procurador generalde la nación que procediera a expropiar el latifundio.417

El 12 de abril apareció en el Diario Oficial el acuerdopresidencial mediante el cual se decretaba laexpropiación. Se aclaraba que no serían sujetas a tallas tierras que los Terrazas tuvieran cultivadas, ni lasque estuvieran arrendadas o dadas en aparcería.

El asunto Terrazas más que una expropiación fueuna compraventa. El gobierno federal, por medio deRoberto V. Pesqueira, negoció con la familia Terrazasel precio. A finales de junio el comisionado anuncióque el Banco de Préstamos Mexicano compraríaaproximadamente 5.7 millones acres a un precio de1.25 dólares cada uno. El gobierno se comprometía apagar todos los gastos hechos previamente, incluyen-do los de McQuatters.

La Caja de Préstamos para Obras de Irrigación yFomento de la Agricultura S. A. compró a la familiaTerrazas todas sus fincas rústicas, a las cuales se lesasignó una superficie de 2 309 866 ha. a un precio de13.6 millones de pesos. Se incluía en dicho valor nosólo la superficie territorial, también las construccio-nes, mejoras, maquinaria, ganado. Asimismo los es-tudios completos sobre las propiedades y el diagnós-tico para su mejor aprovechamiento que ya había efec-tuado McQuatters con un grupo de ingenieros. Conrespecto al pago, se entregaría a los Terrazas 3.6 mi-llones de pesos de contado. Para saldar los restantes10 millones, la Caja emitiría bonos de primera hipote-ca sobre las mismas propiedades. Dichos bonos se-rían amortizables en un plazo fijo de diez años, con

38 LUIS ABOITES AGUILAR. La irrigación revolucionaria. SEP, CIESAS, México, 1987. p. 126.39 DOMÍNGUEZ, op. cit., p. 34.40 RUIZ, op. cit., p. 300.41 DOMÍNGUEZ, op. cit., p. 38.

·

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42 AGN, Caja de Préstamos, exp. 138-I.43 DOMÍNGUEZ, op. cit., p 43.

causa del 5% de interés anual que serían liquidablespor semestres vencidos. Los 3.6 millones de pesos sepagarían de la siguiente forma: 2 por la Caja y 1.6 porla Secretaría de Hacienda. La última cantidad se con-sideraría como abono del gobierno federal a la cuentacorriente que llevaba con la Caja y sería entregada enla siguiente forma: en efectivo por el Banco Nacionaly a cuenta de la tesorería general de la nación, un mi-llón de pesos y seis certificados de la tesorería generalpor 100 mil pesos pagaderos cada mes. La Caja pa-garía en valores de la misma 700 mil pesos y lo res-tante en efectivo.42

Precisar cual era la superficie de las propiedadesde Luis Terrazas, mismas que se ordenaron en catorceunidades, fue una de las principales tareas a la que seabocó la Caja. En algunas de las fincas había grandesdiferencias entre lo que señalaban los títulos y losplanos, (véase cuadro 1).

Como vemos los títulos cuantificaban una superfi-cie total muy por debajo de la que arrojaban los pla-nos. En la elaboración de la minuta se fijaron 1 966933 ha, pero los planos sumaban 2 366 687. Llama laatención que para las fincas de El Carmen y San Lo-renzo no se da ninguna extensión según los títulos. Paraefectos de la compraventa la Caja propuso que setomaran en cuenta las señaladas en los títulos y paralas dos fincas anteriores las marcadas por los planos,por obvias razones, o sea 2 039 436 ha. Finalmentese aceptó por ambas partes 2 309 866. La principaldiferencia entre la superficie de los títulos y los planosse ve en las cantidades para la hacienda de Encinillasde hasta 307 582 ha. Pero aún las hectáreas conveni-das por ambas partes quedaron por debajo del tama-ño real, más adelante retomaremos este punto.

Obregón había ordenado la compra del latifundioTerrazas por la Caja para evitar problemas y posibleslevantamientos armados en Chihuahua. No caviló enpensar que afectaba intereses de ciudadanos estado-unidenses cuando buscaba a toda costa el reconoci-

miento diplomático de los Estados Unidos. Este he-cho es una de las tantas muestras del pragmatismo deObregón. Pero, después de ser adquiridas las pro-piedades por la Caja ¿Qué se pensaba hacer con ellatifundio? ¿Cuál era el proyecto del gobierno estataly federal? ¿Cuáles eran los planes de la Caja? Enabril de 1922 el general Enríquez declaraba:

La determinación tomada por el señor presi-dente de la República en el caso de latifundioTerrazas, ha sido enteramente de acuerdo conel Ejecutivo de mi cargo, con la circunstanciade que para llevar a cabo el fraccionamientode dicho latifundio, se me dará por acuerdodel mismo señor Presidente una injerencia efec-tiva en la dirección del mismo fraccionamien-to, para lo cual se pondrán a mi disposicióningenieros y elementos de la Secretaría de Fo-mento. En la venta de dichos terrenos, que sehará a precios cómodos y en fáciles términosde pago se dará preferencia a los miembros dela Defensas Sociales, en relación a la eficaciacon que hayan cooperado en las mismas parala conservación de la paz en el Estado.43

El gobernador estaba decidido a llevar a cabo elfraccionamiento del latifundio y solucionar en parte elproblema agrario del estado con sus tierras. Comovimos su proyecto era crear una clase de pequeños ymedianos propietarios estilo farmers. Las cláusulas delcancelado contrato con McQuatters muestra los pla-nes que antes había concebido para el latifundio: co-lonias agrícolas para aparceros y peones con lotes de40 ha y terrenos de hasta 4 mil ha para la clase mediacomo arrendatarios y vaqueros y la antigua burguesíay la emergente de la revolución mexicana.

En mayo de 1922 el congreso del estado deChihuahua aprobó la Ley Agraria que el mismoEnríquez había elaborado. Entre sus principales dis-posiciones estaba la relativa al límite de la propiedad.Cualquier persona o sociedad legal no podía poseermás de 40 mil hectáreas de pastizal. Todos los lati-fundios que excedieran esa extensión debían fraccio-nar sus propiedades y ponerlas a la venta. Como pla-zo para acatar lo anterior se daban seis meses. A par-tir de entonces la Caja se vio sometida a una gran

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44 AGN, Ramo presidentes, exp. 552-14/128, octubre 30 de 1930. Citado en José Rivera Castro, “Notas acerca de la cuestión agraria enChihuahua, 1917-1940”, en: A. Tortolero, (coord.), Estudios históricos I. Col. Textos y contextos, No. 15, UAM-I, México, 1993. pp.211-212.45 Como se vió anteriormente, en 1927 la Caja había sido afectada con 96 474 ha, en tres años sólo había perdido 2 563 por restitución odotación de ejidos.

presión por el gobernador para llevar a cabo el frac-cionamiento y enajenación de los lotes a particularesy colonos.

A pesar de que los directivos de la Caja recono-cían que el objetivo de la compra del latifundio habíasido precisamente para fraccionarlo y ponerlo a laventa, en todo momento se opondrían a la desinte-gración de las propiedades. Tres formas de desmem-bramiento se presentaban en el horizonte: a).- la ventade lotes grandes a particulares, b).- a aparceros ypeones para crear colonias, estas dos según las dis-posiciones de la Ley Agraria de Enríquez, y c).- laafectación vía dotación y restitución de ejidos.

De cualquier forma el fraccionamiento del latifun-dio se llevó a cabo. El mismo gobierno del estadocolaboró con ingenieros. Pero la venta de lotes no serealizaba. En diciembre de 1922 cuando se vencie-ron los seis meses que la Ley Agraria fijaba para quese efectuara el proyecto del fraccionamiento, Enríquezobjetó a la Caja por no haber realizado aún el pro-yecto de fraccionamiento. También los acusó de serlos culpables de que no se aplicara la Ley Agraria yaque al no fraccionarse el principal latifundio del esta-do, no podía exigir a nadie que lo hiciera con el pro-pio.

La Caja alegó que no se había concretado el tras-lado del dominio de las propiedades. Sin embargo,se le dijo a Enríquez que a los aparceros y peonesdel latifundio se les darían las tierras bajo contrato deaparcería, mientras se resolvía la situación. No obs-tante la Caja ofertaba los pastos del latifundio a ga-naderos de Estados Unidos, ya que ante la perdidade los pastos en Texas y Nuevo México buscaban laforma de hacer que el ganado sobreviviera. Se pen-saba arrendar hasta 1 millón de ha para más de 100mil cabezas de ganado.

En 1924 Enríquez terminó su periodo como go-bernador y con ello también se acabó una de las ame-nazas para la Caja. Sin embargo, partidarios de lascolonias y del ejido pugnaban por el reparto de tie-rras del latifundio. Pero sobre todo la antigua oligar-quía y la surgida de la revolución querían tierras. Apesar de todo el proceso de enajenación de las tie-rras de la Caja, por cualquier régimen de propiedad,fue demasiado lento.

Panorama de la desintegración dellatifundio Terrazas para 1930La primer relación completa del proceso de enajena-ción de las tierras del latifundio Terrazas se realizó en1930. En un documento titulado “Informe sobre elestado actual de las propiedades que constituyen elexlatifundio de Terrazas, terrenos pertenecientes a laCaja de Préstamos para obras de Irrigación y Fo-mento de la Agricultura”44 se detalla el proceso de sudesintegración.

La superficie total del latifundio se incrementa conmucho en relación a la superficie que la Caja compróa los Terrazas, de 2 309 866 ha. En el documento laextensión del latifundio aparece con 2 679 954. Enesta ocasión la diferencia la marca la superficie terri-torial de la hacienda de San Miguel de Babícora. Pa-rece ser que a final de cuentas la cantidad acordadaen la compra de dicha hacienda fue de 21 067 ha, nolas 24 926 que se fijaron en 1922, según los planos,(véase el cuadro 1), sin embargo medía 339 085 ha.El proceso de desintegración del latifundio en 1930se daba como sigue: la Caja había perdido 184 03745

ha del latifundio por concepto de dotación y restitu-ción de ejidos (7%); 322 679 se habían vendido víacolonias (12%); y 529 974 a particulares (20%). LaCaja seguía en posesión de 1 643 264 ha (61%),46

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En el informe también se hace una descripción decada una de las 14 unidades en que fueron divididaslas propiedades de Luis Terrazas. Se localizaban enlos distritos de Guerrero, Galeana, Bravos, Morelosy Jiménez. Las fincas se detallaban como sigue:

Hacienda San Miguel de Babícora: Se ubicaba enlos distritos de Guerrero y Galeana. Tres cordillerascruzan de sudeste a noroeste las tierras de lo que fueesta hacienda. Los recursos hídricos del río San Mi-guel o Palanganas, Ojos Azules, los ojos de La Catarinay la Madera eran aprovechados. Los principales nú-cleos de población se localizaban a lo largo del ríoSan Miguel: Peñitas (40 habitantes), Tres Castillos(123), Zaragoza (901) y San Miguel Babícora (222).Los principales cultivos eran el maíz, la avena, la papay se aprovechaban los recursos maderables. Tenía im-portantes vías de comunicación ya que existieron enla finca hasta ocho estaciones de ferrocarril, ademásde caminos carreteros a Casas Grandes, San Buena-ventura y Madera.47

Hacienda San Diego: Se localizaba en el distritoGaleana. El río Palanganas cruza de sudoeste a no-reste lo que fue esta finca. El río Piedras Verdes toca-ba el lindero norte. Las dos corrientes forman el ríoCasas Grandes. Al igual que la hacienda San Miguelde Babícora era atravesada por el Ferrocarril No-roeste de México. Los poblados eran estaciónPearson, colonia San Diego y colonia Cuauhtémoc.Los principales cultivos eran el trigo, el maíz y las hor-talizas.

Hacienda de Tapiecitas: Se situaba en el distritoGaleana. Dado que se localizaba en las estribacionesde la Sierra Madre Occidental tenía recursosmaderables de pino y encino. El arroyo de Tapiecitasy el de la Tinaja la surtían de agua. También era cruzadapor el Ferrocarril Noroeste.

Hacienda de San Luis o La Nariz: Se ubicaba en eldistrito Galeana. Dos cordilleras corren de sur a norte

(véase el cuadro 2).

46 DOMÍNGUEZ, op . cit., p. 152. Cantidades formadas con los datos del informe de 1930.47 RIVERA, op. cit., pp. 212-219.

a ambos lados de lo que fue esta propiedad, forman-do un extenso valle. El río Santa María la cruzaba entoda su longitud hasta desembocar en la laguna deSanta María, ubicado en la misma propiedad. En elcasco de la hacienda se encuentra también el Ojo delos Ruiz. Los principales núcleos de población sesituaban en la ranchería el Apache, colonia San Luis yen Progreso. La finca se comunicaba con el Ferroca-rril Central Mexicano y Noroeste de México: VillaAhumada y Casas Grandes eran las estaciones de fe-rrocarril más próximas a 90 y 75 kilómetros respecti-vamente.

Haciendas El Carmen y San Lorenzo: Cruzan lastierras de lo que fueron estas haciendas los ríos ElCarmen y San Lorenzo, donde se podía disponer detierras de riego, medio riego y riego de auxilio. Losnúcleos de población se situaban en las colonias SanIsidro, San Lorenzo, EL Carmen e Ignacio C.Enríquez. En los cuatro poblados vivían 280 jefes defamilia. Se cultivaban el trigo, el maíz, la alfalfa y lashortalizas.

Haciendas de Encinillas y El Torreón: Se localiza-ban en los distritos Bravos y Morelos. Había dos ti-pos de riego: medio riego en las colonias Ocampo,Sacramento y El Sauz y riego de auxilio también en ElSauz y Nueva Unión. Los principales núcleos de po-blación se situaban las colonias: Ocampo, Sacramen-to, Cuauhtémoc, Hidalgo, El Sauz, Nuevas Delicias,Santa Cruz del Peñol, Ceres, Nueva Unión y El Pa-palote. El Ferrocarril Central mexicano atravesaba desur a norte las dos haciendas y había catorce estacio-nes: Corral, Molinar, Terrazas, El Sauz, Piñale,Encinillas, Agua Nueva, Laguna, Arados, Mocho,Loaeza, Gallego, Sueco y Alsacia. Las haciendas tam-bién eran cruzadas por la carretera que comunica laciudad de Chihuahua con Juárez.

Hacienda de Agua Nueva: Se localizaba en los dis-tritos Bravos y Morelos. Colindaba al norte con latestamentaría de Pablo Martínez del Río, al sur con

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las haciendas de Encinillas y Hormigas y al ponientecon Encinillas. Fue recuperada en su totalidad por lasucesión Terrazas.

Hacienda de Hormigas: Se situaba en los distritosBravos y Morelos. La cruzaban tres cordilleras: laoriental, la central y la occidental. La parte oriental dela finca era atravesada por el Ferrocarril Kansas CityMéxico y Oriente. El casco de la hacienda quedó uni-do por el camino carretero que une Chihuahua conOjinaga.

Hacienda de San Pedro, Las Carboneras y LaCantera: Se localizaban en el distrito Morelos, al nor-te de la ciudad de Chihuahua. Para 1930 la Caja se-guía en posesión de las 24 926 ha que constituían es-tas fincas. San Pedro tenía 18 116, Las Carboneras 4972 y La Cantera 1838.

Hacienda de Ávalos y anexas: Se situaba en el dis-trito Morelos muy próximo a la ciudad de Chihuahua.Sus tierras fueron afectadas por los poblados de Ran-chería Juárez y Santa Eulalia. Tenía comunicación porel Ferrocarril Central y carreteros a Chihuahua.

Hacienda de San Felipe y anexas: Se localizaba enel distrito Jiménez, al sur del estado. Junto con SanIsidro y San Ignacio eran las únicas haciendas queestaban separadas de la gran unidad territorial que losTerrazas poseyeron en el norte del estado. Los nú-cleos de población eran San Felipe en el antiguo cas-co de la hacienda y el rancho de San Luis. El Ferro-carril Central Mexicano pasaba a ocho kilómetros dela hacienda.

Hacienda de San Isidro y San Ignacio: La primerase ubicaba en el distrito Jiménez, Chihuahua y lasegunda en el norte de Durango, limítrofe con Chihua-hua.48 Para 1930 las dos haciendas se habían vendidoen su totalidad a particulares.

Panorama de la desintegración dellatifundio Terrazas para 1935En cinco años las tierras vendidas a particulares se

habían prácticamente duplicado. De tener 529 974ha. (20%), habían pasado a 1 028 394 (40%). Seles habían enajenado 498 420 ha y ahora en conjun-to poseían más tierras del latifundio que la caja. Ladueña había pasado de poseer 1 643 264 ha (61%)a 780 597 (31%). En esos cinco años había vendi-do un total de 705 764 ha. como sigue: a particula-res las ya mencionadas; a los colonos 207 344 quetambién habían casi duplicado el número de hectá-reas en su posesión, habían pasado de tener 322 679(12%) a 530 023 (21%); con afectaciones ejidalesla Caja había perdido en esos cinco años una raquí-tica cantidad de 13 483 ha. número insignificante,por lo que sólo había aumentado un punto porcen-tual ( 8%), (compárese los cuadros 2 y 3).49

Como podemos ver la Caja había realizado gran-des ventas a particulares y colonos.50 Analizare-mos a continuación el proceso de enajenación decada una de las 14 unidades para 1935.

Hacienda de San Miguel de Babícora: Lo que re-salta es la cantidad de tierras entregadas vía ejido.En un total de 334 376 ha, 91 114 pertenecían alregimen ejidal, mientras la Caja poseía 150 780 ha.Sin embargo, tal cantidad de tierras en regimen ejidalobedece al proyecto de la Caja para trasladar a to-dos los solicitantes de ejidos ubicados en el latifun-dio Terrazas, proyecto que fracasó en consecuenciael poblado de Ignacio Zaragoza se quedó con todala zona ejidal, (véase el cuadro 4).

Hacienda de San Diego: Parece contrastante quesiendo una de las haciendas más pequeñas con 53159 ha. fuera después de la Hacienda de San Luis oLa Nariz, pero sólo con 95 ha, en la que más tierrasestaban en posesión de ejidatarios 25 662 ha. (48%),lo anterior sin tomar en cuenta la situación en SanMiguel de Babícora. En San Diego no se habíancreado colonias ni se habían vendido tierras a parti-

·

48 Ibid.49 Todos los cuadros relativos al estado de la propiedad del latifundio Terrazas para 1935, fueron formados en base a la informaciónencontrada en el expediente señalado en el Archivo Histórico del Registro Agrario Nacional, 23: 15065, Expedientillo, ff. 8-11.50 Ibid.

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culares. El resto permanecía en poder de la Caja (véaseel cuadro 5).

Hacienda de Tapiecitas: Tomando en cuenta sólolas haciendas que la Caja había vendido como unida-des completas (Agua Nueva, San Isidro y San Igna-cio), en Tapiecitas junto con San Lorenzo y El To-rreón, la Caja no poseía ya terrenos. Del total 75 811ha. los particulares tenían mayor cantidad de hectá-reas con 33 558 (44%), (véase el cuadro 6).

Hacienda de San Luis o La Nariz: En compara-ción con las haciendas grandes del latifundio, San Luis,con un total de 312 774 ha, era en la que menos tie-rras se habían enajenado a particulares con sólo 5 milha (2%). La Caja seguía en posesión de enormes can-tidades de terreno con 210 210 ha (67%), (véase elcuadro 7).

Hacienda El Carmen: La baja cantidad de tierrasvía ejido en el latifundio es una constante en todas lasfincas, en los casos en los que había. En El Carmen,con una superficie de 289 753 ha, sólo 11 288 (4%),estaban ocupadas por ejidos. Las tierras en posesiónde colonos, particulares y la Caja luce un tanto equi-librado. Las colonias dominaban 87 444 ha (30% elporcentaje más alto en relación a las demás fincas),(véase el cuadro 8).

San Lorenzo: Junto con Tapiecitas y El Torreóneran las únicas fincas, no enajenadas en su conjunto,donde la Caja no poseía tierras. Las 96 067 ha pasa-ron a ser propiedad privada, se vendieron principal-mente a particulares que tenían el 88% (véase el cua-dro 9).

Hacienda de Encinillas: Es sorprendente que en lafinca más extensa del conjunto de haciendas del lati-fundio con 535 685 ha no se hubiera creado para1935 un sólo ejido. Habían transcurrido ya trece añosdesde que la Caja había adquirido las propiedades y20 desde que se promulgó la ley de dotación y resti-tución de ejidos de 1915. En esta finca los particula-res ocupaban la mayor cantidad de tierras en númerode hectáreas y en porcentaje con 365 426 y 68%

respectivamente. En Encinillas las colonias tenían lamayor cantidad de hectáreas en relación con las otrasfincas. La Caja sólo detentaba el 8% (véase el cua-dro 10)

Hacienda El Torreón: Todas las tierras se habíandestinado para la creación de colonias, siendo la úni-ca finca donde se cumple esta condición para 1935(véase el cuadro 11).

Hacienda de Hormigas: En esta finca como en SanLuis, San Miguel de Babícora la Caja poseía más de200 mil ha (249 454 ha, el 61%). Para ser precisosera dueña en estas tres fincas de 610 444 ha, el 78%de las tierras que todavía poseía del latifundio (véaseel cuadro 12).

Finalmente tenemos a las fincas de San Pedro, Car-boneras, la Cantera y Avalos, todas enclavadas en elmunicipio de Chihuahua y muy cercanos a la capitaldel mismo nombre. Según el informe de las propieda-des de 1930, en Avalos, quedaban en posesión de laCaja 7 mil ha y para 1935 sólo 1607 (véase los cua-dros 13 y 14). La hacienda de SanFelipe parece serque fue vendida en su totalidad vía colonias

Uno de los aspectos que resalta es la extensióntotal de cada finca. Las cantidades de la superficie decada una, según el informe de 1930, basada en losplanos, son iguales a las elaboradas por la Caja en1922 (véase el cuadro 1), al efectuarse la compra.Sólo hay una pequeña diferencia en la extensión de lahacienda de San Felipe que no rebasaba las mil ha(en las relaciones de 1922 y 1930, según los planos,esta hacienda tenía 14 101 ha y 13 208 respectiva-mente) y por supuesto el del caso de San Miguel deBabícora ya comentado. Pero al observar los cua-dros del estado de la propiedad de las 14 unidadespara 1935 vemos que hay variaciones importantes.La principal es la de Encinillas con una diferencia dehasta 158 131 ha. menos según la relación de 1922(véase los cuadros 1 y 10). Asimismo las extensionespara El Carmen y Hormigas son menores en el ordende entre las 30 a 40 mil ha (véase los cuadros 1, 8 y

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12). También la extensión de El Torreón es mayorpara 1935 con poco más de 30 mil ha. (compáreselos cuadros 1 y 11).

La lotificación del latifundioLas haciendas de San Miguel de Babícora fue dividi-da en nueve lotes (1 al 9), donde para 1935 habíacinco colonias: Chalchihuites, Tres Castillos, Peñitas,Alvaro Obregón y Modelo; dos ejidos: San José dela Hermita y Heroína. San Diego se fraccionó con doslotes (10 y 11), y fue afectado con ejidos para Pearsony Casas Grandes. Tapiecitas también se dividió en doslotes (12 y 13), donde se fundaron la coloniaTapiecitas y también se le afectó con ejidos para Ca-sas Grandes. San Luis quedó dividido por once lotes(14 al 24), se fundaron tres colonias: Vado de SantaMaría, Laguna del Gavilán y San Luis; se le afectarontierras para cuatro ejidos: Casas Grandes, El Apa-che, Progreso y Galeana. El Carmen se fraccionó enocho lotes (25, 25-A, 26, 26-A, 27, 28, 32 y 33), sefundaron cinco colonias: Ojo de Puerco, Ignacio C .Enríquez, San Isidro y El Carmen; y se le afectó conejidos para San Buenaventura y Enríquez y Punta deÁlamos. San Lorenzo se dividió en tres lotes (29, 30y 31) donde se fundó la colonia San Lorenzo. Encinillasse fraccionó en 13 lotes (34 al 47), donde se funda-ron seis colonias: Nueva Unión, Ceres, El Peñol, Nue-vas Delicias, El Sauz y El Papalote; la hacienda ElTorreón quedó incluida en el lote 47 donde se funda-ron cuatro colonias: Hidalgo, Cuauhtémoc, Ocampoy Sacramento. Hormigas se dividió en 16 lotes (48 al61, este último se subdividió en tres lotes), se funda-ron tres colonias: Hormigas, Vicente Guerrero y ElPotrero; se le afectó sólo con ejidos para Aldama.San Pedro y Carboneras quedó incluida en el lote 62,sin colonias ni ejidos. La Cantera quedó incluida en ellote 63 y Ávalos en el 64, donde se afectaron tierraspara tres ejidos: Aquiles Serdán, Ranchería Juárez yCarrizalillo (véase el cuadro 16).

Aunque la Caja luchó por conservar integro el lati-fundio no pudo evitar al paso del tiempo su desmem-

bramiento. Pero logró retrasar dicho proceso, princi-palmente impidió que se hicieran grandes afectacio-nes para dotar a los agraristas de Chihuahua. Al serinevitable la conservación del latifundio, la mejor sali-da de la Caja fue la venta de los lotes a colonos yparticulares. Al final de cuentas la propiedad privadase impuso sobre la colectiva o social. Las tierras quela Caja administró fueron en la práctica una enormereserva territorial que satisfizo los anhelos de la anti-gua oligarquía de recuperar tierras y de laposrevolucionaria de acceder a grandes extensionesde propiedad rural.

La persistencia del latifundismo yneolatifundistasLa Ley Enríquez tenía dos vertientes: la creación decolonias y venta de lotes a particulares; al imponer unlímite a la propiedad privada fijó 40 mil hectáreas comoel máximo que una persona o sociedad legal pudieraposeer. En el lento y pantanoso proceso de enajena-ción los particulares fueron comprando lotes de hasta40 mil hectáreas según la Ley Enríquez, pero en con-tra y a pesar de ella hubo familias que compraron másde un lote. Queda en la mesa de la discusión el si lotesde 40 mil hectáreas seguían constituyendo verdade-ros latifundios. De cualquier forma La Ley Enríquezfue calificada de reaccionaría por los agraristas preci-samente por permitir esas extensiones. Tampoco fueaceptada por los grandes latifundistas. Pero a pesarde los límites que fijó la ley hubo quienes a pesar y encontra de ella se hicieron de mas de 40 mil hectáreas.En esos casos no podemos hablar de neolatifundismosino más bien de persistencia del latifundio. Hablar deneolatifundismo implicaría que la propiedad se hubie-ra fragmentado de tal forma que hubiera desapareci-do el latifundio para posteriormente darse un procesode concentración de la tierra para constituir nueva-mente latifundios. De lo que sí podemos hablar es deneolatifundistas donde estaría incluida la misma fami-lia Terrazas y otras que no fueron terratenientes antesde la revolución.

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Los Terrazas readquirieron la hacienda de AguaNueva de 106 054 hectáreas y la de San Isidro. Otrode los compradores que pertenecía a la familia Terra-zas, Miguel Márquez, compró los lotes 30 y 31, delfraccionamiento de la hacienda de San Lorenzo, conuna extensión total de 57 617 hectáreas. Los dos lo-tes fueron valuados en 134 704 pesos, de los cualesMárquez pagó 13, 704 en efectivo y el resto conBonos Terrazas ya vencidos. El precio medio por hec-tárea fue de 2.34 pesos.51

La familia del general Antonio Guerrero comprólos lotes 26-A, 27, 28 de la hacienda El Carmen conun total de 82 425 ha. Parece ser que también el lote29 de la hacienda de San Lorenzo, con 26 979 haperteneció a los Guerrero. Otras familias que adqui-rieron lotes fueron las de los exgobernadores deChihuahua Rodrigo M. Quevedo y Teofilo Borunda.La primera familia compró los lotes 36 y 45 de lahacienda de Encinillas con un total de 73 005 ha. Lasegunda los lotes 43 y parte del 47 de la hacienda deEncinillas con un total de 68 814 ha (véase el cuadro15).

En 1933 Ian Benton compró los lotes 35 y 35-A(en el cuadro 15 aparece sólo como lote 35, no sedivide), con una superficie de 31 232 hectáreas a unprecio de 89 306 pesos. El valor medio de cada hec-tárea quedó en 2.8 pesos. Benton pagó el 10 % alcontado, que equivalía a 8 930.6 de ésta cantidadadelantó 3 mil pesos y los restantes 5930.6 los pagóal momento de firmar la minuta. La cantidad restante80 375.4 la debía pagar en 10 anualidades, ademásde los intereses sobre saldos insolutos a razón de 6 %anual. Benton podía pagar en moneda nacional o con“Bonos Terrazas”.52

El campesinado y el fraccionamiento dellatifundio TerrazasEn el periodo de gobierno de Ignacio C. Enríquez ybajo su ley agraria se formaron las colonias estatalesen Chihuahua. En el latifundio Terrazas fueron inte-gradas principalmente por los aparceros, peones, va-

queros y arrendatarios que trabajaron para Luis Te-rrazas. Para 1930 había en el latifundio un total deveinte colonias en las distintas fincas (véase el cuadro16). Los núcleos de aparceros y peones que habíantrabajado las mejores tierras agrícolas (con posibili-dades de riego o medio riego) siguieron en posesiónde las mismas. Algunos de ellos se acogieron a la Leyde Tierras Ociosas de 1920 para tal fin.

Cuando el latifundio Terrazas estuvo en manos dela agencia de bienes intervenidos, se le permitió a losaparceros que siguieran sembrando las tierras. Al re-gresar terrazas se alegraron, pero poco después sequejaban de que les estaban cobrando rentas muy al-tas. Para protegerse, unos núcleos se habían acogidoa la ley de tierras ociosas, otros habían solicitado do-tación de ejidos, pero no eran sujetos a ser dotadospor no tener sus asentamientos categoría política yser considerados como peones acasillados.

En diciembre de 1922, invocando la ley de tierrasociosas, el presidente municipal de San Buenaventuradio posesión de 800 ha a 30 familias en la hacienda ElCarmen. La ley de tierras ociosas constituyó una pre-sión más para la Caja, la cual tuvo que aceptar la fun-dación de las colonias, aunque en principio sólo fue-ron arrendadas. La cantidad de tierras para las mis-mas incluía pastizal suficiente para que los colonos sepudieran también dedicar a la pequeña ganadería.Como ejemplo tenemos a la colonia Nueva Unión, lamás extensa, que se proyectó con hasta 27 473 ha.La mayoría de ellas se fundaron en la hacienda deEncinillas y El Torreón. El cuadro 2 nos muestra lascaracterísticas de las colonias, las cuales para 1930llegaron a ocupar en total una superficie de 322 679ha del latifundio.

Los colonos pagarían los lotes en un plazo de 20años y se les cobraría un 5% de interés anual sobrelos saldos insolutos. A muchos les sería imposible po-der cubrir las mensualidades. Para 1935 el númerode colonias había crecido pasando de 20 a 28 (véaseel cuadro 17).

Los colonos estatales junto con los partidarios delejido libraron una serie de sucesivas batallas en con-

51 Ibid.52 AGN, Caja de Préstamos, exp. 189, 1 y 2.

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tra del latifundio en Chihuahua. Pero colonos yejidatarios también se enfrentaron entre sí y estos en-cuentros no fueron menos enconados que los libra-dos contra el latifundio, en ocasiones fueron más du-ros y violentos.

La Caja fijó lotes, en diversas colonias, de riego ymedio riego, cuando en realidad los recursos hídricosno eran suficientes para cubrir todos los lotes y enalgunos casos ninguno. Otros aparte de no poder re-cibir el riego anunciado eran puros eriazos. La colo-nia el Sauz se formó con 140 lotes, los colonos solici-taron la supresión de 40 que definitivamente no ser-vían para la agricultura.

La falsa clasificación de tierras añadido a los cos-tos altos aún suponiendo que hubieran sido reales lascalidades manifestadas, sometió a los colonos a unproceso de selección. Los más débiles económica-mente y con los peores lotes tuvieron que abando-narlos. Otros colonos, en conjunto, se negaron a pa-gar las tierras y solicitaron reiteradamente la rebajaen los precios.

En las colonias donde se dio el proceso de selec-ción, en poco tiempo quedaron pocos colonos fun-dadores. Los lotes abandonados fueron siendo ocu-pados por la clase media urbana. Empleados de altorango de la propia Caja, funcionarios de gobierno,empleados de la Comisión Local Agraria, medianosy pequeños comerciantes y empresarios fueron losnuevos colonos.

Los colonos fundadores que tuvieron que dejarlos lotes, volvieron a recurrir a la aparcería con loscolonos fundadores que persistían en la posesión delos predios y que seguramente les habían tocado demejor calidad. Los neocolonos también empezaron adar los lotes a medieros y partidarios para trabajarlos.Se caracterizaban por: no residir en las colonias, notener tradición agrícola, no sostenerse económica-mente de la misma y no trabajarlas directamente. Asímismo los tipificaban los pequeños agricultores queunían estos motivos a su descontento por haber sidoprácticamente expulsados de los lotes.

Todo esto provocó tensión y conflictos socialesque amenazaban con llevar al campo chihuahuense ala violencia. Los colonos fundadores expulsados ele-varon solicitud de ejidos. Las dimensiones del pro-blema obligaron a que se les pusiera atención. La Co-lonia San Lorenzo fue la primera en ser atendida. Laclase media rural había penetrado la colonia. El fallode las autoridades agrarias federales fue convertir lacolonia en ejido, reponiendo a los colonos expulsa-dos y excluyendo a los nuevos. Lo único que estoprovocó fue exacerbar las posiciones dándose hechosde sangre.

La experiencia que esto dejó a las autoridades agra-rias fue que tenía que resolver de otra forma la pro-blemática. Así las colonias fueron divididas, quedán-dose como colonos los que así lo deseaban e igual-mente como ejidatarios los que pugnaban por ese ré-gimen. Lo anterior se dio también por la salida deEnríquez de la gubernatura y porque a Obregón no legustaba el curso que podría tomar el proyectoenriquista en cuanto al control de las masas rurales.

Para 1927 sólo se habían afectado, vía dotación orestitución de ejidos, 96 474 ha. Pero otros núcleosde población que ya se habían constituido en coloniao que habían solicitado a la Caja la venta de tierraspara fundar una de ellas y sólo habían recibido nega-tivas, solicitaron dotación de ejidos. Los poblados enesta situación eran: Ignacio C. Enríquez, Punta de Ála-mos, Sacramento, San Isidro, Carrizalillo, El Apache,Zaragoza y Nueva Unión.53 A pesar de todo, en com-paración con los demás regímenes de tenencia de latierra existían para esta época pocos ejidos en el lati-fundio Terrazas. En comparación con la colonia eranmenos ejidos y en conjunto tenían menos cantidad detierras. El cuadro 18 es ilustrativo del lentísimo avan-ce del ejido en las tierras que fueran propiedad deLuis Terrazas. Esta situación reflejaba el conservadu-rismo agrario que se suscitó en Chihuahua hasta antesdel cardenismo, pero también una escasa densidadde población en la región donde estaba enclavado ellatifundio.

53 DOMÍNGUEZ, op. cit., p. 111.

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A pesar de que en el decreto de expropiación de laspropiedades rústicas de Luis Terrazas se especifica-ba con claridad que las haciendas se fraccionarían yvenderían, no ocurrió así. La Caja de Prestamos aca-baba de adquirir la propiedad más extensa de Méxi-co y posiblemente de Latinoamérica, cuyas tierrasposeían pastizales de gran calidad. Allí Luis Terrazashabía forjado su imperio económico a partir de la ex-portación de ganado a los Estados Unidos. Demasia-do tentador era el poseer tantas tierras para fraccio-narlas y venderlas a largo plazo cuando se podríanobtener mayores rendimientos. La caja había adelan-tado tres millones de pesos y tenía que estaramortizando periódicamente los restantes diez millo-nes de pesos que restaban por cubrir. La carga eco-nómica resultaría ser en extremo pesada.

El gran sueño de los directivos de la caja era re-construir ese imperio ganadero y obtener la soñadaplusvalía que alguna vez obtuvo el ahora anciano Te-rrazas. Condición indispensable para lograrlo era con-servar el latifundio como unidad territorial. Se pre-sentaron en el horizonte diversas circunstancias queimpedirían la anhelada reconstrucción ganadera y quellevarían a la caja a convertirse en una institución quenunca hizo honor a su nombre: no fomentó la agricul-tura ni las obras de irrigación. Por otra parte, juntocon una buena cantidad de hacendados se convirtióen la principal entidad antiagrarista.

Para junio de 1922 la Caja de Préstamos entró ennegociaciones con la familia Terrazas para adquirirtodas las propiedades rústicas que estos poseían. In-mediatamente se convirtió en el centro de la atenciónde los sectores sociales y empresas interesadas en las

tierras del latifundio. El gerente en Chihuahua de lacaja, Jesús Arechavala, expresaba al gerente general:“Puede usted creer que todo este Estado está pen-diente de lo que hará LA CAJA con los bienes Terra-zas”. El gobernador Enríquez quería un fraccionamientorápido y que los lotes se vendieran a colonos y parti-culares, los agraristas que se crearán ejidos, la anti-gua burguesía junto con la surgida de la revolucióntambién buscaban la forma de tener acceso a la tierra;todos estos sectores fijaron sus intereses en el latifun-dio. Por otra parte, compañías dedicadas al ramoganadero y de bienes raíces proponían a la Caja atrac-tivos negocios, así lo expresaba Arechavala:

Numerosas personas se han dirigido a mi (sic)en solicitud de datos acerca del fraccionamien-to que suponen trata de hacer La Caja de laspropiedades de los Sres. Terrazas, y entre ellashay algunas que considero capaces de pro-porcionar ventajas a la Caja de Préstamos, puesse trata de Ganaderos Mexicanos, con elemen-tos, que ahora tienen ranchos en Texas y Nue-vo México y que desearían traerse a estos te-rrenos todos sus bienes.54

En agosto de 1922 la Burge-Doyle LivestockCompany de Arizona, Estados Unidos comentaba aManuel Vargas su interés en participar en el desarro-llo de las propiedades Terrazas. La empresa estababien familiarizada con ellas ya que en 1920 había rea-lizado un avaluó del ganado que había sobrevivido enlas haciendas. En concreto ofrecía, al decir de la mis-ma compañía, ofertas excepcionales en reses, ovejasy caballos para repoblar las haciendas. Ese mismomes la Compañía de Terrenos y Ganados SanGraciano de Coahuila, México ofreció a Vargas 10mil cabezas de borregos Rambollet, hembras y ma-

54 AGN, Caja de Préstamos, exp. 138-I.

El repoblamiento ganadero del latifundioTerrazas

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chos, a un precio de 150 pesos pieza.55

La San Toy Mining Company solicitó prórroga delderecho de vía que los Terrazas le habían concedidopara establecer un “ferrocarril de vía ancha.” El ramalestaba proyectado para conectar el centro minero deSanta Eulalia con el Ferrocarril Central Mexicano enestación Alberto. Su recorrido cruzaría parte de laspropiedades de los Terrazas. El departamento técni-co de la Caja dio su anuencia viendo desde todo pun-to de vista lo benéfico que sería: “las propiedades deesta Institución indudablemente tendrán mayor valorsi son cruzadas por esa vía férrea.”56 El ramal ferro-viario no se comparaba con la importancia que habíatenido el Ferrocarril Central Mexicano para el latifun-dio. En la década de los 80 del siglo XIX este últimohabía conectado Ciudad Juárez con Chihuahua cru-zando el latifundio Terrazas de norte a sur y aumen-tando el valor de las propiedades. El Ferrocarril No-roeste de México, que también unió a la ciudad deChihuahua con Juárez por el noroeste del estado, cruzólas haciendas terraceñas de San Miguel de Babícora,San Diego y tocó la parte norte de San Luis. Los dosramales mencionados le dieron al latifundio una po-derosa infraestructura de vías de comunicación quefue aprovechada para las grandes exportaciones deganado.

En diciembre de 1922 un inversionista local, Da-vid S. Russek, solicitó permiso a la Caja para cons-truir un ramal ferroviario que partiría de la estación deAgua Nueva, del Ferrocarril Central Mexicano, parallegar a su hacienda de Santa Clara. Este tramo debe-ría cruzar gran parte de la hacienda de Encinillas. LaCaja respondió que el proyecto se retomaría cuandoestuviera en posesión legal del latifundio.57

Uno de los proyectos más ambiciosos que se le

llegó a plantea a la Caja fue la construcción de unsistema de irrigación en la hacienda de San Diego. Lapropuesta fue hecha por la International FinanceCorporation, se construiría una presa un poco al nor-te de la conjunción de los ríos Casas Grandes y Ver-de. Se contemplaba la inversión de 6 millones de dó-lares y el empleo de 1200 a 1500 hombres. En elcaso de que la compañía obtuviera 200 mil acres deterreno irrigable, traería mil familias para cultivarlas.58

La compañía, en las propuestas preliminares, se com-prometía a proporcionar agua a todos los agraristasque estuvieran a lo largo del río Casas Grandes y enla colonia Dublán; y antes de tener aprobado el pro-yecto había hecho los arreglos necesarios para que elFerrocarril Noroeste de México cambiara, un pocomás al este, el trazo de la vía. También mencionaba lanecesidad de comprar la hacienda Corralitos, vecinadel latifundio Terrazas, o cuando menos la parteirrigable. Según los sucesos derivados del fallido in-tento de venta del latifundio a McQuatters, la compa-ñía preguntaba si el gobierno mexicano permitiría ha-cer dicha compra.59

Todo proyecto en el que la Caja tuviera que haceralguna inversión era rechazado. Jesús Arechavala alllegar a Chihuahua había traído la consigna de procu-rar el arrendamiento de los pastizales del latifundio.Por eso, cuando se presentó la posibilidad de poderrentar los pastizales a ganaderos estadounidenses, vie-ron en ello una gran fuente de ingresos sin tener queerogar un solo centavo. Una gran sequía, que parecese agudizó en 1922, acabó con los pastizales en losestados de Nuevo México, Arizona y Texas. Los ga-naderos vieron en los pastos de la frontera mexicanauna posibilidad de salvar a sus semovientes del exter-minio.

55 Idem. La compañía introdujo en 1908 esta raza de ganado lanar, en el norte de Coahuila, con éxito. Cada cabeza de ganado producíaanualmente entre ocho y diez kilos de lana. La empresa había pagado a 600 dólares los machos y 200 las hembras.56 La prórroga era solicitada por cinco años más y terminaría en noviembre de 1927. El contrato que se había firmado con los Terrazasprevenía todo lo relativo a incendio de pastos por las locomotoras y pago de animales que mataran o lastimaran los trenes. La Caja pidiópase libre para todos sus empleados y el 33 % de rebaja sobre las cuotas asignadas para toda clase de carga.57 Idem. Russek solicitaba 50 hectáreas en Agua Nueva para estación y bodegas.58 ALONSO DOMÍNGUEZ RASCÓN. La política agraria en Chihuahua, 1920-1924: sus efectos hasta 1940. Tesis de licenciatura, ENAH-Chihuahua,México, 1999. p. 132.59 AGN, Caja de Préstamos, exp. 138-I.

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En enero de 1922 los ganaderos estadounidensesrealizaron una convención en El Paso, Texas dondese vio el problema ocasionado por la sequía. Entrelos delegados se contó a Roberto Terrazas, quien te-nía como objetivo convencer a los ganaderos paraque utilizaran los pastizales mexicanos. El emisario tam-bién argumentaría que grandes cantidades de ganadoamericano podía venderse en el mercado mexicano.60

El proyecto resultaba factible principalmente por dosaspectos 1. La sequía había afectado, entre otros, alos estados fronterizos de Texas, Arizona y NuevoMéxico, los estados al norte de estos se encontrabancon la misma problemática; existía la posibilidad deenviarlos a California o a pastizales mexicanos, la se-gunda opción se presentaba como la más atractivaya que el costo del flete a California era muy superior.2.- Los pastizales norteños de México se encontra-ban prácticamente despoblados de ganado debido alproceso armado de la revolución.

En marzo de 1922 La Patria anunciaba que 850cabezas de ganado procedentes de Texas y Arizonahabían pasado a las haciendas de Chihuahua. Segúnel cónsul estadounidense en Ciudad Juárez, “la intro-ducción de ganado vacuno para repoblar las dehesaschihuahuenses agotadas por la revolución” había sidoconsiderable en los últimos meses.61 En abril del mis-mo año algunos ganaderos habían suspendido susenvíos por el alto precio que se cobraba para permitiral ganado pastar en territorio mexicano. Habían en-contrado como opción mejores precios por el pastoen Texas.62

Sin embargo, las remesas de ganado que llegabana México continuaban. Pronto surgieron empresarioslocales y estadounidenses que vieron en esos movi-

mientos de ganado la oportunidad de hacer un grannegocio. Con relación a los pastizales que pertene-cieron a Luis Terrazas, y le dieron fama mundial comoganadero, dos grupos se disputaban la concesión. Unode ellos estaba encabezado por C. M. Newman y eraapoyado por el gobernador de Chihuahua Ignacio C.Enríquez; el segundo estaba liderado por H. E. Christiey un empresario local David S. Russek.

En octubre de 1922 La Patria anunciaba que unacomisión de ganaderos estadounidenses había viaja-do a Chihuahua para entrevistarse con el gobernadorcon el objeto de analizar a que partes del estado po-drían enviar su ganado a pastar. La comisión estuvointegrada por C. M. Newman de El Paso, W. D.Murray de Silver City y W. R. Morley de Magdalena,Nuevo México. Los ganaderos viajaron a la parteoccidental del estado, a travesada por el FerrocarrilNoroeste, las tierras les parecieron excelentes para elganado.63 El primero de los personajes mencionadosconsiguió el apoyo de Enríquez para que la caja lesarrendara los pastizales en el precio que se acostum-braba en la región, o sea 1 peso anual por cabeza deganado. El extranjero, para dejar fuera de la jugada asus rivales argumentó, ante el bien intencionado go-bernador, que el objetivo de Christie era especularcon ganado de Estados Unidos. Así se le hizo saberEnríquez a Arechavala y le pidió que se arrendaranlas tierras a Newman64. Pero el argumento del grupode Russek y Christie fue mucho más poderoso, ofre-ció a la caja 1.83 pesos anuales por cabeza de gana-do, casi el doble.65

Desde agosto de 1922 la caja había elaborado unproyecto de contrato con Christie para que se traje-ran, de Estados Unidos al latifundio Terrazas, un mí-

60 La Patria, enero 13 de 1922.61 La Patria, marzo 1 de 1922. El artículo destacaba como dato curioso el que llegara ganado vacuno de fuera a un estado que se habíacaracterizado por ser uno de “los estados ganaderos más grandes en todo el mundo de donde se extrajeron millares y millares de cabezas”.Ibid.62 La Patria, abril 5 de 1922.63 La Patria, octubre 24 de 1922. El proyecto de traslado de ganado contemplaba tenerlos en pastizales mexicanos durante el invierno queiniciaba en 1922 y el verano del siguiente año.64 AGN, Caja de Préstamos, exp. 138-I. Arechavala informó a la gerencia de la solicitud de Enríquez y que se había permitido negarla por supropia cuenta ya que al final Christie y Russek vendrían pagando 40 mil pesos mas, en igualdad de condiciones, en un año que Newman.65 DOMÍNGUEZ, 1999. p. 27. Más que nada Enríquez vio en la operación la oportunidad de obtener algunos ingresos para las sedientas arcas delerario local ya que su proyecto era fraccionar el latifundio.

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Cuadernos de Investigación No. 440

nimo de 50 mil cabezas de ganado mayor. El proble-ma inmediato fue el del precio fijado y la ambición dela caja de obtener más ganancias. Alberto Terrazashabía manifestado a Manuel Vargas que en Chihuahuael precio anual, de la renta de pastizales, por cabezade ganado era de 2 dólares (4 pesos). El gerente re-clamó a Arechavala sobre el asunto, el cual se defen-dió y comprobó, mediante un contrato que los mis-mos Terrazas habían celebrado para quinientas cabe-zas de ganado mayor, que en la región se cobraba unpeso anual por cabeza. También se escudaba indi-cando que el apoderado de la familia Terrazas, JuanMuñoz había dado el visto bueno al proyecto.

Según el proyecto del contrato que elaboróArechavala se les concedía a Russek y Christie lassiguientes haciendas: San Luis, San Diego, San Mi-guel, El Carmen, San Lorenzo, Agua Nueva y la partede Encinillas situada en la parte norte a partir de laestación El Piñal (artículo 1); para disponer de todoslos pastos para agostadero de ganado mayor (artícu-lo 2); los contratantes se obligaban a introducir en lasfincas 50 mil reses en un plazo de 90 días a partir deque el contrato se elevara a escritura publica (artículo3), –en el contrato definitivo se redujo a 60 días-; lacaja cobraría .005 pesos diarios por cabeza de gana-do “fierro arriba” o sea de una año de edad en ade-lante (artículo 4); la renta se cobraría según el númerode cabezas que se fueran introduciendo en los 90 díasfijados, transcurrido el plazo debían pagar por el mí-nimo de 50 mil reses aunque fueran menos (artículo5); pero si después de los 90 días introducían másganado que el acordado la renta se fijaría sobre elnúmero total de cabezas (artículo 6); la renta se liqui-daría por mensualidades vencidas (artículo 7); la du-ración del contrato sería por un año y se tenía el dere-cho de prorrogarlo por una año más (artículo 8); comogarantía los contratantes dejaban un depósito de 5 milpesos (artículo 14). Aunque el anterior no es el con-

trato final, el cual se firmó en octubre, contiene laslíneas fundamentales del definitivo. Precisamente el díaen que La Patria publicó la noticia de la comisión deganaderos que se entrevistó con Enríquez, anunció queDavid Russek había arrendado una vasta extensióndel latifundio Terrazas y que junto con su hacienda deSanta Clara los rentaría a su vez a los ganaderos esta-dounidenses.66

Los términos del contrato daban manga ancha, tan-to a la caja como a los contratantes, para la especula-ción. Las fincas arrendadas podían soportar una can-tidad mucho mayor de ganado que la fijada, pero que-daban a expensas del artículo 5; así cualquier incon-veniente de tipo político, sanitario o climatológicopodría impedir la celeridad en el envío de ganado odetenerlo en definitiva.

Sin embargo, la gerencia de la caja increpaba aArechavala por no haber impuesto a los contratantesla condición de pagar las mensualidades por adelan-tado. La respuesta era obvia, debido a que durantelos tres primeros meses la rentaba se cobraría segúnel número de ganado introducido no era posible co-brarla por adelantado. Y si el número de reses exce-día las 50 mil tampoco hubiera sido posible fijar losexcedentes por adelantado.

Posteriormente las reclamaciones se centraron so-bre la extensión que se arrendaría ya que sobrepasabala capacidad para las 50 mil cabezas de ganado.Manuel Vargas envió a Arechavala, el 8 de noviembrede 1922, un telegrama mencionándole que las fincasarrendadas por Russek tenían alrededor de 2 millonesde hectáreas, suficientes para 250 mil cabezas deganado, a razón de 8 hectáreas por unidad. Le pedíanque aclarara el contrato y precisara la extensión sufi-ciente para 50 mil cabezas. Ellos veían clara la nece-sidad de fijar límites a fin de que se pudieran aprove-char los pastizales hasta su máxima capacidad conotros interesados en rentarlos.

66 La Patria, octubre 24 de 1922. Russek era un conocido negociante en Chihuahua, entre sus actividades estaban las del ramo bancario.

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Cuadernos de Investigación No. 4 41

Al día siguiente Arechavala contestó que las fincasrentadas apenas excedían el millón de hectáreas yaunque el mínimo de ganado para introducir era de 50mil cabezas, Russek y Christie afirmaban que traeríanmás. Las fincas se irían poblando una por una hasta sumáxima capacidad. Decía el representante de la cajaen Chihuahua que quedaban fuera del contrato 300 milhectáreas de San Miguel, la mitad de Encinillas,Tapiecitas, Hormigas y el Torreón con un total de unmillón de hectáreas. Según Arechavala, las fincasmencionadas tenían capacidad para más de 150 milcabezas de ganado, mismas que ofreció en contrato aNewman. Posteriormente amplió su información argu-mentando que no todos los pastizales del latifundiotenían la misma calidad, ni todo el terreno los mismosagostaderos, además, tenía que contemplarse la nece-sidad de los aguajes, entre otros factores.

Si Russek y Christie habían aceptado la cláusulanúmero 5 del contrato se debía a que estaban total-mente seguros de que lograrían introducir en lospastizales arrendados más de 50 mil cabezas de ga-nado en los tres meses fijados. Desde mediados deoctubre en Nuevo México y Arizona había ya movi-miento de ganado para enviarlo a los pastizales mexi-canos. Los ganaderos estaban reuniendo sus hatosde reses para embarcarlos a diferentes sitios del nortede Sonora. Según los arreglos que el representantede un grupo de ganaderos estadounidenses, Morley,había hecho con el gobierno mexicano se estimabaque no menos de 100 mil cabezas de ganado pasa-rían al lado mexicano. Morley también viajó con des-tino a Chihuahua para arreglar el envío de ganado deNuevo México a ese estado.67 El estadounidense per-maneció diez días en Chihuahua y se dedicó a vigilarla llegada y distribución de miles de cabezas de gana-do que habían cruzado la frontera.68 Pero parece serque el ganadero no rentó los pastizales del latifundio

Terrazas.Prueba de las excelentes expectativas y bonanza

que se esperaba con el traslado de ganado, es el mis-mo informe que Arechavala envió a mediados de no-viembre a la gerencia de la caja:

En los últimos días he tenido noticias de quenumerosos ganaderos del Norte y Centro delos Estados Unidos, debido a la situación pre-caria de aquellos terrenos, tratan de traer ga-nado a los Estados de Texas y Nuevo México.Como de estos dos últimos, a su vez, estántratando los ganaderos de traer el ganado aMéxico, creo que sin duda los ganaderos delNorte, Centro y del Este de Estados Unidos severán precisados a traer el ganado a Méxicotambién.69

Aunque los movimientos de ganado no se habíandado en la forma masiva en la que se esperaba lostraslados comenzaban a ser importantes: el inspectorde ganado, Lee Bell, situado en El Paso, Texasinformó de las remesas de ganado que cruzaron la líneacon rumbo a Chihuahua. Mas de 350 carros deganado se movieron por esa ciudad y la mayor partese envió a la hacienda de Corralitos en el distrito deGaleana y 8 mil fueron enviadas por Columbus. ASonora fueron enviadas 7 mil por Douglas, Arizona.También habían pasado 15 mil cabezas por El paso y8 mil por Brownsville, Texas a puntos noespecificados.70

La codicia y furia de la caja se despertó, como leóncon caries, cuando se enteraron que Russek pensabasubarrendar los pastos del latifundio en nada menosque tres dólares anuales (seis pesos) por cabeza deganado. También porque Russek había hecho circular,entre los ganaderos estadounidenses, que tenía a sudisposición los mejores pastizales del latifundio Terrazas.

Además, la gerencia seguía inconforme con laforma en que se había negociado el contrato conRussek. Sin embargo, sintieron alivio cuando se ente-

67 La Patria, octubre 19 de 1922.68 La Patria, diciembre 2 de 1922. Morley era banquero y dueño de ranchos en Magdalena, Nuevo México.69 AGN, Caja de Préstamos, exp. 138-I.70 La Patria, diciembre 13 de 1922.

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raron que los ganaderos no aceptaron debido a losaltos precios que este exigía y porque les había disgus-tado tratar con intermediaros. Ante la gerencia, veni-dos de El Paso, Texas, se habían presentado losseñores Kayser y King para tratar de contratarpastizales del latifundio Terrazas. La Caja estuvo deacuerdo en aceptar dos pesos anuales por cabeza deganado y los dos extranjeros quedaron en arreglar losdetalles con los ganaderos del sur de Texas.

Los acontecimientos acaecidos le dio a entender ala gerencia que a Arechavala le había faltado habilidadpara hacer negociaciones mas favorables para la cajaen la coyuntura de demanda de pastizales. Así se loreprochaban directamente, pero sin romper en defini-tiva con él, le comentaban que bien había podidocelebrar algún contrato más ventajoso directamentecon los ganaderos. También lo abordaron sobre elasunto de la extensión de las fincas rentadas:

Además, hemos encontrado muy inconvenien-te que, el aludido contrato de opción al señorRussek de utilizar más de un millón de hectá-reas de terreno pastales, (sic) en los cualespodrían pastar perfectamente ciento cincuen-ta mil cabezas de ganado, no obstante lo cualse le puso la obligación de que introdujera tansolo cincuenta mil cabezas de ganado, lo quequiere decir que se le da un margen amplísimopara sus especulaciones y si estas no las rea-liza, si nos imposibilita para celebrar otros con-tratos quizás en mejores condiciones y per-diendo el tiempo apropiado para la introduc-ción del ganado americano que, como Ud. sabe,termina con la entrada del riguroso invierno,que ya está muy próxima.

Poco después Arechavala presentó su defensa antela gerencia. Según él, también había recibido la noti-cia de que Russek pretendía obtener, con las tierrasdel latifundio Terrazas, “fabulosas ganancias”, por esotambién había platicado directamente con los gana-deros, pero como tenían el apoyo del gobernador noaceptaron pagar más de un peso anual por cabeza deganado. En este sentido Enríquez se presentaba comoun personaje sumamente incomodo para las transac-ciones de la caja. Para Arechavala era necesario so-

cavar la posición de Enríquez consiguiendo mejoresprecios de renta:

...mi propósito nunca fue el que Russek intro-dujese el ganado, sino el de que los ganaderosaceptaran pagar mayor renta, ya que teníanapoyo oficial para no pagar mas de un peso, yque yo sabia (sic) que perderían ese apoyocuando YO DEMOSTRARA que había quien paga-ba más.

Arechavala argumentaba que había obtenido infor-mes de que Russek no cumpliría con el contrato, locual, según el representante de la Caja en Chihuahua,resultaría mucho más ventajoso ya que había razónpara cobrar más de un peso anual por cabeza deganado y al no cumplir Russek se obtendrían los 5 milpesos de la garantía, además de todas las fincas pararentarlas, directamente a los ganaderos, en situaciónmás ventajosa. Dichos argumentos no convencían deltodo a la gerencia. En realidad Arechavala especulabasobre la bicoca del depósito de Russek. Aunque lasfincas regresaran al dominio total de la Caja el invierno,que estaba a la puerta, le podría impedir hacer otroscontratos.

El exceso en superficie lo justificaba diciendo,nuevamente, que el propósito de Russek era el deintroducir más de 100 mil cabezas de ganado. Lafijación de un mínimo de 50 mil había sido en suconcepto una garantía para que la caja empezara arecibir rentas altas. Según él, la introducción de esenúmero de ganado tardaría más de los 60 días fijadospara comenzar a pagar renta sobre el número acorda-do. Así Arechavala consideraba un gran éxito el haberlogrado que los ganaderos pagaran más de un pesoanual por cabeza de ganado y recibir renta sobre 50 milcabezas como si estás hubieran sido introducidas en unsolo día.

Según el contrato definitivo que Russek y Christiehabían firmado con la Caja, el tiempo que se lesconcedió para que empezaran a introducir ganadobajó de 90 a 60 días, del 15 de octubre al 15 dediciembre. Al final de cuentas no podrían cumplir con

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el plazo y solicitaron a Arechavala prorroga por unmes, el cual la negó. Ante tal situación un hermano deDavid Russek empezó a tratar directamente con lagerencia el asunto. Para conceder la prorroga la cajatrataba de modificar los términos del contrato y leexigía que se precisara la extensión para 50 mil cabe-zas o se obligaran a introducir 75 mil reses, en conse-cuencia debía aumentar el depósito para garantizar elcompromiso a lo cual el representante de Russek seoponía.

Russek y Christie habían tenido dos grandes obs-táculos para cumplir el contrato: en primer lugar lasrentas altas que exigieron provocó la desconfianza delos ganaderos estadounidenses; también habían tenidoproblemas con la Secretaría de Hacienda. Arechavalaal dar a la gerencia su opinión sobre la solicitud deprorrogaba manifestaba que no era conveniente parala caja por tres razones: 1. Russek no ofrecía pagar larenta que correspondía a la ampliación. 2. Porque encaso de que no introdujeran ganado, a pesar de laprorroga, la caja perdería la posibilidad de rentardirectamente los pastizales, 3. Porque para el términode la prorroga solicitada entraría plenamente el invier-no, dificultando la posibilidad de hacer nuevos contratos.

Mientras tanto, la caja había conminado a Arechavalapara que hiciera nuevos contratos tratando directa-mente con los ganaderos o con los representantes delos bancos de El Paso, Texas, los cuales tambiénestaban interesados en el negocio. Arechavalacomisionó a Alfonso Vázquez, a principios de diciem-bre, para que se dirigiera a El Paso y se pusiera encontacto con las asociaciones de ganaderos de NuevoMéxico, Arizona y Texas y sondear la posibilidad deque las asociaciones trataran directamente la renta depastos con la caja. Sin embargo, los ganaderos esta-ban renuentes a tratar con la caja mientras no supieransi se iba a prorrogar el contrato a Russek

En El Paso Vázquez se enteró de que los ganaderosde nuevo México se organizaban con el propósito derealizar una convención y discutir la forma de movilizaraproximadamente 150 mil cabezas de ganado que se

encontraban en pésimas condiciones. El representantede la caja se dirigió a Alburquerque donde se encon-traba la sede de The Livestock Agricultural Loan Co.of Nuevo México. Vázquez promocionó el latifundioTerrazas entre los ganaderos mostrando las ventajas,calidad de pastos, clima, disposición de agua entreotros. En las entrevistas estuvo presente el gobernadorde Nuevo México quien apoyaba el envío del ganadoa las haciendas terraceñas. Vázquez sostuvo una con-versación con Holm O. Bursum senador de los Esta-dos Unidos por Nuevo México, el político se encon-traba en campaña de socorro del estado, quien ofrecióa Vázquez influir en el ánimo de los ganaderos para queenviaran el ganado al latifundio Terrazas.

La convención de los ganaderos se realizó el 9 dediciembre, allí Vázquez expuso, en forma oficial, a losmiembros de las asociaciones mencionadas las condi-ciones físicas del latifundio Terrazas. Losconvencionistas manifestaron que les interesaba man-dar el ganado a las haciendas terraceñas, pero lalimitante era el contrato que la Caja tenía con Russek.Aclararon que este les había pedido precios exagera-dos por cabeza de ganado que les resultaba imposiblede pagar, por eso habían rentado terrenos en Corralitosy otras haciendas del noreste de Chihuahua a dondeestaban llevando el ganado. Los ganaderos interroga-ron a Vázquez sobre si la caja iba a darle a Russek laprorroga del contrato. Ellos estaban interesados entratar con ella pero no querían intermediarios. Afirma-ron que tendrían que hacer contratos de pastos paraganado que enviarían a México para febrero de 1923.Vázquez aseguró, en su informe, que los ganaderostendrían forzosamente que hacer contratos con la cajaya que en Nuevo México y Texas no había pastos ytrasladarlo hasta California resultaba muy caro y enColorado el clima era muy frío por lo tanto, tendríanque enviarlo a México y en concreto a las haciendasterraceñas.

Según las declaraciones de los ganaderos a Vázquezdesde mediados de diciembre hasta febrero no abríamovimientos de ganado debido a las copiosas nevadas

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Cuadernos de Investigación No. 444

que se habían presentado en Nuevo México. Por esoel emisario de la caja le proponía a la misma que se lediera a Russek prorroga del contrato, pero que no seextendiera más allá de último mes citado. Según estapropuesta la prorroga del contrato se extendería dosmeses, del 15 de diciembre al 15 de febrero, por locual Russek depositaría una garantía de 10 mil pesos.Así la Caja obtendría en un tiempo de dos meses,considerados muertos, la cantidad mencionada y al nopoder Russek cumplir con el contrato la caja recupe-raría el control total de las propiedades cuando ya losganaderos iniciaran los movimientos de reses.

La investigación relativa a los movimientos de gana-do sigue su curso. El principal interés de las líneas deeste capítulo es dar una pequeña muestra delrepoblamiento ganadero en Chihuahua y de la espe-culación de tierras y ganado que se generó después dela revolución.

Por otro lado, uno de los grandes retos de la historiade la ganadería es la de tratar de fijar la cantidad deganado mayor que pudo haber poseído Luis Terrazas.De las cantidades que conocemos unas provienen delos historiadores y otras de la propia familia. Atenién-donos a la racionalidad de los factores físicos de lastierras tenemos un coeficiente de agostadero, en lasmejores tierras de pasto, de 8 hectáreas por cabezacomo en la Babícora, El Carmen y San Lorenzo. Peroen hormigas ese coeficiente se eleva significativamentenecesitándose hasta 40 hectáreas por cabeza. Supo-niendo que todo el latifundio hubiera tenido un coefi-ciente de agostadero de 8 hectáreas por cabeza deganado la simple división de estas entre las 2 536 534hectáreas del latifundio nos dan alrededor de 317 milreses, no hay pues un soporte lógico para afirmar queen el latifundio había más de este número.

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CUADROS

Cuadro 1 Comparación de la extensión de las propiedade

minuta, títulos y planos para 1922, (cant

Nombre de la finca Minuta Títulos

Torreón 70,254 46,307

Encinillas 526,902 386,23

Agua Nueva 109,427 106,05

El Carmen 219,542 (---)

San Lorenzo 98,355 (---

Hormigas 289,755 344,87

San Luis 294,949 334,80

San Diego 41,572 50,292

Babícora 28,806 28,220

Tapiecitas 74,366 77,414

Avalos, San Rafael y Cañada

10,752 6,322

San Felipe 14,336 14,10

San Isidro y San 187 917 187 92

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Cuadro 2 Estado de la tenencia de la tierra del Latifundio Terrazas para 1930

Régimen Hectáreas en posesión %

Particular 529 974 2

Caja de Préstamos 1 643 264 6

Colonias 322 679 1

Ejidos 184 037

Total 2 679 954 10

Cuadro 3 Estado de la tenencia de la tierra del Latifundio Terrazas para 1935

Régimen Hectáreas en posesión %

Particular 1 028 394 4

Caja de Préstamos 780 597 3

Colonias 530 023 2

Ejidos 197 520

Total 2 536 534 10

Cuadro 4

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Cuadro 5 Hacienda de San Die

Proceso de enajenación de la fiRégimen Hectáreas en posesión

Ejidos 25 662

En posesión de la Caja 27 497

Total 53 159

Cuadro 6 Hacienda de Tapieci

Proceso de enajenación de la fiRégimen Hectáreas en posesión

Ejidos 17 400

Colonias 24 853

Particular 33 558

Total 75 811

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Cuadernos de Investigación No. 448

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Cuadernos de Investigación No. 4 49

Cuadro 11 Hacienda El Torreón

Proceso de enajenación de la finca paRégimen Hectáreas en posesión

Colonias 81 580

Total 81 580

Cuadro 12 Hacienda de Hormigas

Proceso de enajenación de la finca pRégimen Hectáreas en posesión

Ejidos 15 898

Colonias 60 760

Particular 80 227

En posesión de la Caja 249 454

Total 406 339

Finalmente tenemos a las fincas de San Pedro, Carboneras, la Cen el municipio de Chihuahua y muy cercanos a la capital del mislas propiedades de 1930, en Avalos, quedaban en posesión de la1607 (véase los cuadros 13 y 14). La hacienda de San Felipe patotalidad vía colonias.

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Cuadernos de Investigación No. 450

Cuadro 14 Hacienda de Ávalos y An

Proceso de enajenación de la finRégimen Hectáreas en posesión

Ejidos 10 401

Particular 1 807

En posesión de la Caja 1 607

Total 13 881

Cuadro 15 Estado de la propiedad del latifundio T

Hacienda San Miguel de BabNúmero de Lote Predios

1 Zona ejidal 1-A Colonia Chalchihuites

Colonia Tres Castillos Colonia Peñitas Luis Márquez Orozco Carlos Orozco M. 2 Caja de Préstamos 3 Caja de Préstamos

Rodolfo Terrazas y Socio

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Cuadernos de Investigación No. 4 51

13 Colonia Tapiecitas Ejidos Casas Grandes

Hacienda de San Luis o la Nariz Ejidos Casas Grandes

14 Caja de Préstamos 15 Caja de Préstamos Ejidos El Apache

16 Caja de Préstamos 17 Caja de Préstamos 18 Caja de Préstamos 19 Caja de Préstamos J. Iglesias Jr.

20 Colonia Vado de Santa María

Caja de Préstamos 21 Caja de Préstamos 22 Colonia Laguna del Gavi Caja de Préstamos Ejidos Progreso Colonia San Luis o la Na

23 Caja de Préstamos 24 Caja de Préstamos Ejidos de Galeana

Hacienda El Carmen 25 Colonia Ojo de Puerco

25-A Caja de Préstamos, prometido en venta a Benigno Arras y Socs.

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Cuadernos de Investigación No. 452

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Cuadernos de Investigación No. 4 53

56 Manuel Molinar Manuel Valdez Ing. Carlos Ochoa

57 Ejidos de Aldama Caja de Préstamos

58 Caja de Préstamos 59 Caja de Préstamos 60 Caja de Préstamos 61 Caja de Préstamos Colonia Vicente Guerrer

61-A Colonia El Potrero 61-B Caja de Préstamos

Hacienda de San Pedro y Car62 Caja de Préstamos José Chacón

La Cantera 63 Caja de Préstamos

Hacienda de Ávalos y An64 Francisco Hernández Ing. Jorge Flores Cruz Ejidos Aquiles Serdán Ejidos Ranchería Juárez Carrizalillo Caja de Préstamos

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Cuadernos de Investigación No. 454

Cuadro 16 Número y extensión, por fincas, de las colonias establecid

1930 Nombre de la finca Colonias San Miguel de Babícora 1. San Miguel

2. Tres Castillos 3. Peñitas

San Luis 4. San Luis San Lorenzo 5. Ignacio C. Enríquez

6. San Isidro 7. El Carmen 8. San Lorenzo

Encinillas y El Torreón 9. Nueva Unión 10. Ceres 11. Santa Cruz del Peñol 12. Nuevas Delicias 13. El Sauz 14. Ferroviarios del Norte 15. Hidalgo 16. Cuauhtémoc 17. Sacramento 18. Ocampo 19 El Papalote

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Cuadernos de Investigación No. 4 55

Cuadro 17 Número y extensión, por fincas, de las colonias establ

1935 Nombre de la finca Colonias San Miguel de Babícora 1.- Chalchihuites

2.- Tres Castillos 3.- Peñitas 4.- Álvaro Obregón 5.- Modelo

Tapiecitas 6.- Tapiecitas

San Luis o la Nariz y Anexas

7.- Vado de Santa Mar8.- Laguna del Gavilán9.- San Luis o la Nariz

El Carmen 10.- Ojo de Puerco. 11.- Ignacio C. Enríque12.- El Carmen 13.- San Isidro

San Lorenzo 14.- San Lorenzo

Encinillas y Anexas 15.- Nueva Unión 16.- Ceres 17.- El Peñol 18.- Nuevas Delicias 19.- El Sauz 20.- El Papalote

El Torreón 21.- Hidalgo 22.- Cuauhtémoc

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Cuadernos de Investigación No. 456

Cuadro 18 Número y extensión, por fincas, de los ejidos estable

1935

Hacienda Nombre del EjidoSan Miguel de Babícora 1.- Zona Ejidal

2.- San José de la Ermi3.- Colonia Heroína

San Diego 4.- Pearson 5a.- Casas Grandes

Tapiecitas 5b.- Casas Grandes San Luis o la Nariz y Anexas

5c.- Casas Grandes 6.- El Apache 7.- Progreso 8.- Galeana

El Carmen 9.- San Buenaventura 10.- Enríquez y Punta dÁlamos

Hormigas y Anexas 11.- Aldama Ávalos y Anexas 12.- Aquiles Serdán

13.- Ranchería Juárez 14.- Ejidos Carrizalillo

Total 14 núcleos agrarios

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Cuadernos de Investigación No. 4 57

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