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    Las abuelas nos cuentan

    Cuadernillo para docentes

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    PRESIDENTE DE LA NACIÓN

    Dr. Néstor C. Kirchner

    MINISTRO DE EDUCACIÓN, CIENCIA Y TECNOLOGÍALic. Daniel F. Filmus

    SECRETARIO DE EDUCACIÓNLic. Juan Carlos Tedesco

    SUBSECRETARIA DE EQUIDAD Y CALIDADLic. Alejandra Birgin

    DIRECTORA NACIONAL DE GESTIÓN CURRICULAR Y FORMACIÓN DOCENTELic. Laura Pitman

    ASOCIACIÓN ABUELAS DE PLAZA DE MAYO

    PRESIDENTAEstela B. de Carlotto

    VICEPRESIDENTA

    Rosa T. de Roisinblit

    TESORERABerta Shubaroff 

    SECRETARIAAlba Rosa Lanzilotto

    PROSECRETARIARaquel R. de Marizcurrena

    VOCALES1° Haydée V. De Lemos - 2° Otilia L. de Argañaraz - 3° Reina E. de Waisberg

    4° Aida Kancepolski - 5° Elsa Sánchez de Oesterheld - 6° Antonia A. de Segarra7° Rosalía Luisa M. de Vaccaro - 8° Clelia Deharbe de Fontana

    REVISORA DE CUENTASNélida Navajas

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    ÍNDICE

    introducción ............................................................. 5

    LAS VOCES EN EL SILENCIO

    Otoño del '76 ....................................................................... 7

    Y también niños ..................................................................... 8

    Nuestros seres queridos  ............................................................. 9

    Abuelas ............................................................................ 10El valor de la restitución  ............................................................. 12

    Aquí y ahora  ........................................................................ 13

    CUADERNO DE SUGERENCIAS PARA LA LECTURA EN EL AULA

    El cofre cerrado  .................................................................... 15

    La colección  ....................................................................... 16Abrir el cofre  ...................................................................... 18Palabra a palabra  ................................................................... 19Hablar la lectura  ................................................................... 20

    Las voces de la memoria  ............................................................ 21Escenas de lectura  .................................................................. 22

    La mano en el cofre  ................................................................ 27

    Anexos  ........................................................................ 29

    Enlaces y direcciones útiles .................................. 31

    BIBLIOGRAFÍA  .............................................................. 32

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    “Las Abuelas nos cuentan” es una realizaciónde la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo y el

    Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología dela Nación. La colección está integrada por seislibros con cuentos de siete autores, un video y elpresente cuadernillo. Todos estos materiales ofre-cen la posibilidad de iniciar con los alumnos undiálogo en torno a temas fundamentales como sonla memoria y el derecho a la identidad. El sistemaeducativo, gracias a su extensión y a la diversidadde voces que lo integran, es un espacio fundamen-tal para transmitir estos valores

    La colección está pensada básicamente para

    niños de 1° y 2° ciclo, sin embargo, en razón delos temas abordados, estos materiales pueden tam-bién ser compartidos con alumnos de otras edades,ya que abren a otras lecturas, otros relatos de expe-riencias, otras conversaciones.

    Si bien está presentada como una unidad y sesugieren propuestas didácticas para trabajar conella, estas no son las únicas entradas posibles almaterial, sino puntos de partida de una trama quese irá alimentando de otras lecturas, de las conver-saciones que se generen, de las experiencias que

    los temas vayan evocando en niños y docentes.El cuadernillo para el trabajo en el aula consta

    de dos partes. En la primera, “Las voces del silen-cio”, se relata la historia de las Abuelas de Plaza deMayo y su continua lucha por recuperar a sus nie-tos desaparecidos. La segunda parte, que lleva portítulo “Cuaderno de Sugerencias para la Lectura enel Aula”, brinda orientaciones posibles para el usodel material.

    Los seis libros de cuentos fueron elegidos porlas Abuelas de acuerdo a su gusto personal: porqueles recordaban algo que habían leído a sus hijoscuando eran chicos, porque les parecieron bellos,interesantes, divertidos.

    Los cuentos, que han sido ilustrados porMónica Pironio, son:

    "El esqueleto de la biblioteca", de Silvia Schujer."Los cuatro increíbles", de Ricardo Mariño."Cuentos para los más chicos", que incluye tres

    textos de Oche Califa: “Misterios al hilo”,“Alverse”, “La realidad y los sueños” y un cuento

    de Margarita Eggers Lan: “Noche, Luna y Cielo”."Leyenda del otoño y el loro", reescritura de unaleyenda de origen selknam de Graciela Repún.

    "El vuelo del sapo", de Gustavo Roldán"El reglamento es el reglamento", una obra de

    teatro de Adela Basch.Por su parte, el video incluye:“Noche, luna y cielo”, representado a través de

    títeres de dedos por Rafael Cursi con la direcciónde Ana Alvarado.

    “El vuelo del sapo”, leído por su autor,G u s t avo Roldán.

    “El reglamento es el reglamento", dramatizadopor Cristina Fridman, Susana Cart, Gabriel Rovito y

     Jorge Gómez.La primera parte del video, que ha sido filmado

    en la Casa de las Abuelas, muestra a las Abuelasacompañadas por Gustavo Roldán y por un grupode alumnos, docentes y directivos procedentes dela escuela N° 12 DE: 6 “República del Paraguay”de la Ciudad de Buenos Aires. Durante el encuen-tro, las Abuelas conversan con los chicos sobre loque les preocupa: el destino de sus nietos. Lescuentan con extrema ternura y delicadeza una his-toria difícil y les hablan del derecho a la vida y a laverdad. Les explican que siguen buscando a susnietos para abrazarlos, para restituirles la identidad

    que les fue arrancada, y para que las historias pue-dan abrirse al encontrar a su destinatario.

    Esta colección es una forma de que esta partede nuestra historia perdure, ya que desplegar lahistoria de las Abuelas de Plaza de Mayo -que esdesplegar nuestra historia- puede dar lugar amuchas conversaciones con los chicos, más allá delas circunstancias históricas.

    Este es el motivo por el cual el Ministerio deEducación, Ciencia y Tecnología en conjuntocon la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo ,decidimos acercar a las aulas esta colección. Esuna parte de nuestra historia que es necesarioconocer desde sus distintas versiones, con dife-rentes palabras hasta llegar a entenderla profun-damente. Es una historia de lucha a través de lasp a l a b ras que, en muchos años -treinta hastaa h o ra-, tuvo algunas respuestas y generó algunoscambios importantes.

    Con esta colección, ratificamos la necesidad deeducar en la memoria para construir el futuro. La

    memoria que hoy rescatamos es la condiciónindispensable para que haya justicia, para que nose repitan los horrores del pasado.

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    introduccion

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    El 24 de marzo de 1976, comenzó un procesode silenciamiento en nuestro país con el golpe deestado que derrocó de la presidencia de la Nacióna María Estela Martínez de Perón y designó comopresidente al General Jorge Rafael Videla. A partirde ese día empezó lo que los militares desde elpoder llamaron "Proceso de ReorganizaciónNacional", y que hoy reconocemos como la dicta-dura más sangrienta que vivió el pueblo argentinoy que se caracterizó por el uso de la violencia ejer-

    cida desde el Estado.Ese día la Junta de Comandantes en Jefe usurpó

    el gobierno constitucional por medio de un golpede Estado, e instaló el terrorismo de Estado comomecanismo generalizado y sistemático de repre-sión de la sociedad.

    El terrorismo de Estado consiste en la utiliza-ción por parte de un Gobierno de métodos ilegíti-mos orientados a inducir el miedo en una pobla-ción civil determinada para alcanzar sus objetivossociales, políticos o militares, o fomentar compor-tamientos que de otra forma no se producirían.

    “Esta clase de terrorismo no es de maneraalguna equiparable al terrorismo ejercido porpersonas o grupos (...) La razón es muy sencilla:si soy agredido en mis derechos, libertades opropiedad por otro individuo o por un grupo,siempre me asiste el recurso de acudir a las fuer-zas públicas de que dispone mi Estado para midefensa. Por el contrario, si la agresión parte delas mismas fuerzas públicas, entonces mi estado

    de indefensión es absoluto, puesto que no exis-ten instancias superiores para mi resguardo den-tro del Estado. De ahí que el grado de criminali-dad que importa este terrorismo sea much om ayor que el que pudiera ejercer grupo alguno” 2

    Hubo una continuidad entre la violencia repre-s iva de los años previos al golpe de 1976 y la quedesplegó la Dictadura Militar. Sin embargo, si bienla represión clandestina y paraestatal se habíadesarrollado en la Argentina como una política

    desde mediados de la década de 1950 –siguiendolos lineamientos de la “Doctrina de SeguridadNacional”–, la Dictadura Militar produjo un saltoen la escala y magnitud de la represión. Las accio-nes de secuestro y asesinato realizadas por laTriple A y los primeros campos clandestinos insta-lados en la provincia de Tucumán en el marco dela lucha armada contra la guerrilla, reflejos de unametodología, dieron paso a un plan sistemáticoque puso los recursos del Estado al servicio de un

    mecanismo represivo cuya principal cara c t e r í s t i c afue la clandestinidad.

    Porque el objetivo más amplio y no explícitobuscado por los golpistas y por quienes los apoya-ban fue el de reestructurar social y económica-mente el país, para lo cual necesitaban disciplinary someter a distintos sectores de la sociedad.

    El método seguido por la dictadura militar paralograr esos objetivos fue el de la represión cuida-dosamente planificada y sistematizada (comoprobó el Juicio a las Juntas de 1985 y la CONADEPcreada durante el gobierno de Raúl Alfonsín) quese desarrolló en forma clandestina e ilegal. Habíaun estado terrorista paralelo oculto funcionando

     junto con las instituciones más "visibles" y tradicio-nales de la sociedad argentina.

    Se trató, en realidad, de una acción terrorista,planificada desde el Estado, consistente en: elsecuestro, la tortura, la desaparición y la ejecu-ción de personas que de alguna manera mostra-ban su desacuerdo con la ideología guberna-

    mental o que los militares pensaban que podrí-an llegar a estar en desacuerdo, extendiendoesta sospecha a toda persona relacionada decualquier manera con un secuestrado. El destinoprimero del secuestrado era la tortura, que sel l e vaba a cabo en alguno de los más de trescien-tos sesenta y cinco centros clandestinos dedetención que funcionaron en esos años. Laa d m i n i s t ración y control de este número de cen-tros da idea de la complejidad de este plan y de

    LAS VOCES EN EL SILENCIO

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    Otoño del 76

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    Este documento esta basado en el cuadernillo Puerto de Partida, realizado por la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo y elMinisterio de Educación, Ciencia y Tecnología.2 Caiati, M. y Frontalini, D, El mito de la guerra sucia, CELS, 1984

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    la cantidad de personas invo l u c radas en su fun-cionamiento. Quienes sobrevivían a la torturaprolongada y sistemática, eran en su mayo r í a“ t rasladados”. El “traslado” significaba el asesi-nato de la persona secuestrada y era decidido enel más alto nivel opera c i o n a l .

    Pese a que la Junta Militar estableció la pena demuerte, nunca la aplicó, y todas estas ejecucionesfueron clandestinas. En la mayoría de los casos loscadáveres se ocultaban, enterrados en cementerioscomo N.N. o quemados en fosas comunes.Incluso, muchas víctimas fueron arrojadas vivas almar con bloques de cemento atados a sus cuerpos,luego de ser adormecidas con una inyección. Deeste modo, todas estas personas empezaron a reci-bir el nombre de 'desaparecidos'.

    Las personas víctimas de la represión se esfu-maban, desaparecían de sus casas y de todoslos lugares que solían frecuentar sin aviso y conun rastro de violencia. En tanto ilegales, elEstado no reconocía abiertamente haber hech oestas detenciones.

    Estas personas pasaban a una categoría indefini-da: no se los encontraba, a veces alguien habíavisto que se los llevaban no se sabía precisamentequiénes, nadie reconocía la detención. Pero tam-

    poco aparecían muertos. Habían desaparecido.El origen del término “desaparecidos” lo da el

    represor y genocida Jorge Rafael Videla cuando en1978 y frente a las cámaras de televisión declaraimpunemente: ”...no están ni vivos ni muertos,están desaparecidos..."

    Las desapariciones fueron muchas pero el planapuntaba a aterrorizar al conjunto de la sociedad.Indefensa ante el Estado aterrorizador, se impuso lacultura del miedo.

    Con dicha práctica de “desaparición forzada depersonas” y con la institucionalización de camposde concentración y exterminio, quedó organizadauna modalidad represiva del poder. Esta modalidadimplantó, mediante la violencia y la propagandagrandilocuente, el terror y la parálisis. El trauma

    vivido afectó a toda la comunidad convirtiéndose,así, en trauma histórico3.Hubo miles de desaparecidos: la CONADEP

    constató en 1984 más de 9.000 casos. Los organis-mos de Derechos Humanos corroboraron más de30.000. La desaparición forzada de personas afec-tó a hombres y mujeres de diferentes sectoressociales de la población, de distintas edades y detodo el país.

    Entre las víctimas de la represión ilegal hubocentenares de criaturas secuestradas junto a suspadres, o nacidas durante el cautiverio de susmadres que fueron secuestradas embarazadas. Losniños fueron arrancados literalmente de los brazosde sus padres, en forma violenta y sin explicacio-nes. En algunos casos hubo situaciones en que fue-

    ron dejados con vecinos de los padres secuestra-dos o con personas que los protegieron hasta darcon sus familiares.

    ¿Por qué también a los niños? Porque, durantela dictadura, los militares consideraron que laideología que trataban de exterminar a través de ladesaparición de personas se podía transmitir a tra-vés del vínculo familiar, en una especie de "conta-gio" ideológico. Por eso hacían desaparecer a loshijos pequeños y los entregaban, en su gran mayo-ría, a familias de militares. Anular, borrar la iden-

    tidad y las raíces de estos niños, tenía como obje-tivo que no sientan ni piensen como sus padres,sino como sus enemigos.

    El procedimiento de apropiación de menores sellevaba a cabo de diferentes maneras. Algunos fue-ron secuestrados junto a sus padres. Otros nacie-ron en el cautiverio de sus madres que fueron

    secuestradas embarazadas. Luego del parto loshijos eran separados de sus madres. Los niños eranentregados a familias de militares o relacionadascon ellos, que estaban en "listas de espera” de unnacimiento en esos centros clandestinos.

    Los niños robados como “botín de guerra” fue-ron inscriptos como hijos propios por los miem-bros de las fuerzas de represión, dejados en cual-quier lugar, vendidos o abandonados en institutoscomo seres sin nombre, N.N, o fraguando unaadopción legal, con la complicidad de jueces y

    Y también niños

    3 LO GIUDICE, Alicia. Derecho a la Identidad, en www.abuelas.org.ar

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    funcionarios públicos. De esa manera los hicierondesaparecer al anular su identidad, privándolos devivir con su legítima familia, de todos sus derechosy de su libertad.

    Son centenares los menores que fueron priva-dos de su identidad, familia e historia personal ycriados como hijos propios por miembros de lasfuerzas represivas (Marina, Ejército, Aeronáutica,Gendarmería y parapoliciales), además de los civi-les, médicos, parteras y funcionarios de la Justiciacómplices que se los apropiaron mediante adop-ciones fraudulentas.

    Dentro de esta coyuntura, hubo vecinos que seapropiaron de los niños impidiéndoles el conoci-miento de su historia. Estos casos (cuando el niñofue localizado por Abuelas de Plaza de Mayo), se

    resolvieron por la vía judicial que ordenó, tras laspruebas de histocompatibilidad sanguínea, la resti-tución a la familia.

    Hubo niños dejados con vecinos que ubicarona sus familias para entregarlos. También hubo veci-nos que, desconociendo a los familiares, protegie-ron a los niños hasta que lograron ubicarlos pormedio de las Abuelas de Plaza de Mayo.

    Otros niños fueron entregados a institucionespúblicas como NN y dados en adopción. Con pos-terioridad algunos adoptantes, sospechando el

    posible origen del niño, se conectaron por amor ycon valentía con Abuelas de Plaza de Mayo. Enestos casos se consideró que actuaron de buena fe,y se mantuvo la convivencia con la familia adop-tante en acuerdo con la familia de origen y enestrecho contacto entre las mismas. Estas situacio-nes se resolvieron sin intervención de la justicia.

    Con los niños desaparecidos se produjo unafiliación falsa, amparada en el Terrorismo deEstado, que les impidió el derecho a vivir con sufamilia. Fueron sustraídos de un sistema de paren-

    tesco e incluidos violentamente en otro. No pudie-ron convivir con sus padres, que fueron primerodesaparecidos y luego asesinados, ni tampocopudieron criarse con los familiares de sus padres,sus abuelas y abuelos, sus hermanos, sus tíos; quie-nes nunca renunciaron a su búsqueda y a la ver-

    dad. Así es que se sometió al niño a vivir en elmarco de una gran mentira, ya que los apropiado-res, al ocultar la verdad, se manejaron frente a élcomo si nada hubiera pasado.

    Sobre estos niños se ejerció violencia porquefueron abruptamente separados de sus padres,pues no fueron abandonados, sino robados y apro-piados ilegalmente; porque hubo ocultamiento deidentidad; incluyendo cambio de nombre y apelli-do, cambio de fecha de nacimiento, en algunoscasos, incluso, cambio de edad y simulacro departo con falsificación de partida de nacimiento,entre otros delitos; porque sufrieron adopcionesaparentemente legales, ya que hubo niños que fue-ron dejados en instituciones y tratados como NN,a pesar de que se conocía su origen; porque se vie-

    ron sometidos a una convivencia con apropiadoresque obtuvieron un vínculo basado en la “desapari-ción forzada” y el asesinato de los padres.

    El poder totalitario nunca asumió la responsabi-lidad de lo acontecido, negó su propia práctica deburocratización de la muerte. Para ellos no haynombres, no hay cuerpos, no hay muertos, no hayarchivos, no hay responsables.

    Mantener algo clandestino, ocultándolo paraque otros no sepan de ello, es siniestro. El niño essometido a vivir sin saberlo dentro del “secreto

    familiar”, convive con algo que ignora aunque lopresiente inquietante.

    Desde esta perspectiva, el hijo apropiado estambién un desaparecido. Un desaparecido convida, ya que es alguien a quien se le ha ocultadosu identidad y desconoce su verdadero origen, suverdadera familia, su verdadera historia. Por eso, sehabla de chicos desaparecidos.

    Son los “desaparecidos vivos” de hoy que conv i-ven con sus apropiadores. “Desaparecidos vivos” alos que se les somete a permanecer en la ignora n-

    cia del origen del vínculo que se basa en el asesina-to de sus padres y su propio robo. “Desaparecidosv ivos”, antes niños y hoy jóvenes y adultos, sobrelos cuáles se sigue cometiendo un delito; el delitode secuestro y supresión de identidad.

    Mientras tanto, en los años de la DictaduraMilitar, los familiares de los desaparecidos se sumí-an en la angustia y salían a buscar a sus seres que-

    ridos con todo el miedo a cuestas y a pesar de esemiedo. Uno de los objetivos del aparato represivoasí armado era que la gente se mantuviera aislada,

    Nuestros seres queridos

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    que no pudiera unirse para buscar respuestascolectivas. Tener un desaparecido en la familia seconvertía en un estigma. Muchos se alejaban pormiedo, por incomprensión, por la vaguedad mismade la acción clandestina operada desde el Estado.Nadie sabía qué podía desatar el terror, y el silen-cio así generado dificultaba las acciones solidarias.Había slogans publicitados por el Estado: "El silen-cio es salud", "¿Sabe Ud. dónde está su hijo?".Había frases que cruzaban a la sociedad –"en algoandaban", "algo habrán hecho", "había que preo-cuparse antes"– que condicionaban la forma enque las personas se conectaban con la realidad.

    Nadie oía, nadie veía, nadie hablaba...abiertamente.

    En medio del horror, el aislamiento y los mur-

    mullos muchos familiares de desaparecidos se"encontraron" en esa búsqueda compartida y se

    animaron a hablarse y a agruparse en lo que hoyconocemos como organizaciones de Derech o sHumanos. Las dos primeras fueron "Familiares deDetenidos y Desaparecidos por Razones Políticas"y "Madres de Plaza de Mayo".

    Estos grupos funcionaban, básicamente, pararomper el aislamiento: al comenzar a encontra r s e ,las personas tomaron conciencia de que su dolore ra un elemento que los unía, que su caso no era elúnico, y de un modo muy tenue aún empezaron aver la magnitud de la represión. Se cruzaban en lospasillos y oficinas de ministerios, regimientos, hos-pitales, iglesias y antesalas de obispos, mientras tra-

     jinaban buscando noticias de sus familiares. Se ani-maron a decir abiertamente en voz alta y fra s e scompletas lo que se murmuraba a medias tintas, y

    fueron develando gran parte de lo que ocurría a unasociedad que los miraba paralizada e incrédula.

    Algunas de las mujeres que participaban enestas agrupaciones buscaban a sus hijos y ademása los hijos de sus hijos: sus nietos. Niños que habí-an sido secuestrados con sus padres o después dela desaparición de estos y a los que nacieron en loscentros clandestinos de detención adonde fueronconducidas sus madres embarazadas.

    ¿Qué podía hacer una madre o una madre-abuela cuando en esta situación de terror sus hijosy sus nietos “desaparecen” como si se los hubiera

    tragado la tierra? Nadie sabe, nadie responde,nadie se hace cargo.

    Primero la búsqueda en soledad, porque elmiedo instalado en la sociedad condicionó laactitud hacia las familias directamente afectadaspor el terrorismo de Estado. ¿Cómo hablar conlos demás de algo que no tenía explicación o quee ra negado?

    Pero esto duró poco. El sentido común y el

    amor rompieron la barrera del “secreto de fami-lia” y se largaron a la calle, se encontraron cono t ras mujeres que lloraban bramando y pedíanpor lo mismo.

    Y el gesto más generoso fue estrechar filas dán-dose las manos para caminar juntas, desafiando elmiedo, los riesgos, los malos consejos.

    Cuentan que la idea de agruparse como A b u e l a ssurgió de dos mujeres de la ciudad de La Plata:María Isabel Chorobik de Mariani y Alicia de la

    C u a d ra, y para fines de 1977 se habían unido diezmujeres más4. Adoptaron como primer nombre"Abuelas Argentinas con nietitos desaparecidos".

    Un hecho que muchas de las Abuelas recuer-dan como fundacional fue la entrega de un peti-torio al diplomático norteamericano Cyrus Va n c e ,de visita en nuestro país. El petitorio fue entrega-do en medio de una corrida que se produjo cuan-do la policía trató de alejarlas de un acto que se

    Abuelas

    “Trabajamos por nuestros niños y por los niños de futuras generaciones, para preservar su identidad, sus raíces y su historia,

     pilares fundamentales de toda identidad.”(Abuelas de Plaza de Mayo).

    4Ellas fueron: Beatriz Aicardi de Neuhaus, Eva Márquez de Castillo Barrios, Vilma Sesarego de Gutierrez, Mirta Acuña de

    Baravalle, Haydée V. de Lemos, Leotina Puebla de Pérez, Celia Giovanola de Califano, Raquel Radio de Marizcurrena, Clara

     Jurado y María Eugenia Cassinelli de García Irureta Goyena.

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    realizaba frente a la estatua de San Martín, enRetiro. Cuentan que el empujón para entregar elpapel en medio del forcejeo de los policías vinode una de las fundadoras de Madres de Plaza deM ayo: Azucena Vi l l a f l o r.

    Azucena Villaflor fue luego desaparecida y susrestos fueron encontrados recientemente en uncementerio de la Pcia. de Buenos Aires. Ahoraestán enterrados en la Plaza de Mayo, que fuera elescenario de su lucha, de sus lágrimas, de su dolor,de su valentía y de sus pasos.

    En ese año de 1977, cuando las Abuelas estre-charon filas y comenzaron a caminar juntas desa-fiando el miedo, habían reunido 14 denuncias.Muy lentamente, pero con constancia, comenza-ron a acopiar información sobre los niños busca-

    dos y sobre sus padres. Armaron carpetas con losdatos que iban juntando: fotos, testimonios y enalgunos casos documentos. Alrededor de 1978pudieron comenzar a viajar, y entonces iniciarongestiones y denuncias, tanto individuales comocolectivas, ante organismos internacionales: enAmnesty International, en las Naciones Unidas, enla Organización de Estados Americanos. Para esaépoca, el uso y la costumbre, como recuerda EstelaCarlotto, que se unió al grupo poco después de suconformación y es hoy su presidente, hicieron que

    comenzaran a llamarse y a ser conocidas como"Abuelas de Plaza de Mayo".

    Nada ni nadie las detuvo para buscar a los hijosde sus hijos. Tareas detectivescas se alternaban condiarias visitas a los Juzgados de Menores,Orfelinatos, Casa Cunas, a la vez que investigabanlas adopciones de la época. También recibían –ysiguen recibiendo– las denuncias que el puebloargentino les hace llegar, como una manera decolaborar en la tarea de ubicación de los nietos.

    Las denuncias crecían. En 1983, ya en democra-

    cia, había cerca de 190 carpetas abiertas y 300 en elaño 2001. Sin embargo, se estima que los niñosapropiados son alrededor de 500, ya que much o spadres podían desconocer el embarazo de sus hijas.

    Actualmente, la Asociación Abuelas de Plaza deM ayo5 es una organización no gubernamental que

    tiene como finalidad localizar y restituir a sus legí-timas familias a todos los niños secuestrados desa-parecidos por la represión política, y ayudar a crearlas condiciones para que nunca más se repita tanterrible violación de los derechos de los niños, exi-giendo el castigo para todos los responsables.

    Para su trabajo, la Asociación cuenta con equi-pos técnicos integrados por profesionales en losaspectos jurídico, psicológico, genético y social.Cada uno de los niños tiene una causa abierta enla Justicia, a la que se agregan las denuncias que sevan recibiendo con el correr del tiempo y que con-forman elementos probatorios que determinan suverdadera identidad y la de los responsables de susecuestro o tenencia ilícita. En estos treinta años yase han resuelto 87 casos.

    Esto significa que se han esclarecido los desti-nos de esos niños desaparecidos: si fueron locali-zados y restituida su identidad, si la familia bioló-gica los recuperó pero nunca retiró la denuncia o,en algunos casos, si fueron fusilados junto a sumadre, en el caso de las desaparecidas embaraza-das, antes de nacer.

    En el comienzo eran las abuelas las que busca-ban a sus nietos, primero bebés, luego niños. Eltiempo pasó y los nietos buscados habían crecidoy ya eran jóvenes y esto implicaba la posibilidad

    de contar con ellos en la búsqueda de la identi-dad, y que fueran partícipes de su propia búsque-da. Por lo tanto, se inició un cambio en la estra t e-gia de localización. A h o ra también se trata deg e n e rar espacios de reflexión y de difusión a tra-vés de los cuales los nietos buscados puedan acer-carse a Abuelas o a la CO. NA . D.I. (ComisiónNacional por el Derecho a la Identidad) (ve rAnexo 1). Con ese espíritu es que se vienen lleva n-do a cabo distintas campañas de difusión, paraa c e rcarse a la población, como Teatro x la identi-

    dad, Música x la identidad, campañas de arte yc u l t u ra, deporte, formación docente y la recientecreación de la Red x la identidad en todo el país( w w w. r e d x l a i d e n t i d a d . o r g . a r ) .

    En 1981 las Abuelas se preguntaron ¿Cómopodremos reconocer al nieto o nieta que nunca

    5Los datos de Abuelas de Plaza de Mayo son los siguientes:

    Dir: Virrey Cevallos 592 PB, CP: 1193 Buenos Aires

    Tel: 011-4384-0983 y 0800-222-2285

    e-mail: [email protected] - [email protected]/redxlaidentidad

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    hemos visto?, ¿Cómo demostrar que ese niño es denuestra familia?

    Sabían que existían exámenes de sangre parademostrar la paternidad. Pero los padres no esta-ban. Había que buscar la manera de usar la sangrede los abuelos y la familia y reconstruir el mapagenético de los hijos desaparecidos.

    Finalmente en los Estados Unidos el Dr. FredAllen, del Blood Center de New York y laAsociación Americana para el Avance de laCiencia de Washington, posibilitaron realizar esosestudios. Gracias a ellos se encontró un métodoque permite llegar a un porcentaje del 99,9 % deprobabilidad mediante análisis específicos de san-gre. Brindaron valioso aporte la Dra. Mary ClaireKing y el Dr. Cristian Orrego de la Universidad de

    Berkeley, Estados Unidos. El resultado de ese estu-dio se llamó “Indice de Abuelidad”.Teniendo una herramienta para ayudar a la

    determinación de la ve r d a d e ra identidad de losniños apropiados, Abuelas de Plaza de Mayo ela-boró, en conjunto con varios organismos guber-namentales, un Proyecto de Ley: El Banco

    Nacional de Datos Genéticos.El Banco Nacional de Datos Genéticos –Ley

    23.511– fue creado en 1987 a solicitud de Abuelasde Plaza de Mayo, a fin de garantizar a los niñossecuestrados por la dictadura militar la posibilidadde recuperar su identidad. Su reglamentación fuesancionada en 1989 y funciona en el HospitalDurand, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

    Esta Ley permite dejar establecidas las condicio-nes prácticas que posibiliten la identificación de losnietos, aunque sus abuelas ya no estén, ya que esimposible saber cuándo serán localizados; en algu-nos casos serán los nietos, ya adultos, los que encon-t rarán la ve r d a d e ra historia acerca de su origen.

    Este Banco tiene como función el almacena-miento y la conservación de la muestra de sangre

    de cada uno de los miembros de los grupos fami-liares, a fin de posibilitar la realización de los estu-dios que se desarrollen en el futuro. Teniendo encuenta la expectativa de vida actual en laArgentina, este Banco Nacional de DatosGenéticos debe funcionar por lo menos hasta elaño 2050.

    Las vivencias individuales de los hijos de desa-parecidos, ya jóvenes, que descubren la verdadsobre sus historias personales y familiares sondiversas y hasta opuestas. Existen, sin embargo,algunos factores comunes. Todos descubren, enprimer lugar, un ocultamiento. En segundo lugar,esas historias están ligadas trágicamente a la histo-ria de la sociedad en la que viven.

    En la situación de apropiación los niños fuerona r rancados literalmente de los brazos de sus padres.A r rancados de su identidad y de su historia perso-

    nal y familiar, fueron sometidos a una doble situa-ción traumática: la desaparición de sus padres y lapropia desaparición, sumergiéndolos en un proce-so de ocultamiento y enajenación. En este tipo deactos se desconoció toda ley: la transgresión se hizoley y la perversión, la modalidad del vínculo.

    Ahora bien, ni el acto de la restitución, ni elcontexto en que se realiza, ni el proceso de afian-zamiento repiten ninguna de las circunstancias dela situación violenta original. No hay arrancamien-

    to ni silenciamiento, ya que, con palabras y desdela ley y el amor, los niños recuperan una relacióngenuina y continente que una y otra vez vemos

    que se establece de inmediato, con la fuerza de unreencuentro revelador, abriéndole el camino a sen-tirse y saberse él mismo y al acceso a su propia ver-dad. Es una situación nueva, reparadora, que sebasa en la articulación de verdad y justicia. Su sig-nificación más plena es dejar de ser desaparecidos.

    La restitución tiene un carácter liberador, des-cubre lo oculto, y restablece el “orden de legalidadfamiliar”. La restitución descubre la eficacia delreencuentro con el origen, reintegra al niño en supropia historia.

    Así también la restitución del último de losniños desaparecidos producirá un efecto directo enla comunidad infantil en orden a la recuperaciónde principios y seguridades que la sociedad y elEstado tienen el ineludible deber de ofrecer.

    Cada niño adoptado de buena fe durante estosaños de terror sabrá que su origen e historia per-sonal no están marcados por el accionar represi-vo. Desde la perspectiva ética y de cara al futuro,en el fortalecimiento de la conv ivencia ciudadana

    y la plena vigencia de los Derechos Humanos yen particular de la infancia, la Restitución consti-t u ye la devolución de la sociedad a sí misma como

    El valor de la restitución

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    Y las Abuelas hablaron y siguen hablando,siguen contándonos nuestra historia, pudieronlograr que una sociedad comprendiera mejor latarea que emprendieron. Juntándose entre ellas,trabajando juntas, lograron encontrar a 87 de susnietos hasta la fecha. Pero, además, implementa-ron otras estrategias para seguir encontrándolos,más allá de ellas mismas con el desarrollo del

    "Indice de Abuelidad", a través del cual se puededeterminar por análisis genéticos la filiación de unnieto, a partir de la sanción de la ley que crea elBanco Nacional de Datos Genéticos.

    Dicen las Abuelas de Plaza de Mayo que “Ladesaparición de un solo niño por parte del Estadodetermina una fractura en las estructuras de seguri-dad que la niñez requiere.”

    La apropiación de niños, el ocultamiento de suidentidad, la violación de ese derecho, no es algon u e vo; es una práctica que se lleva a cabo entodo el mundo. Pero en lo que respecta a nuestropaís es importante que se tenga clara concienciade que este delito fue llevado a cabo por elEstado en el período de la dictadura militar desdeel año 1976 hasta 1983. Fue el Estado el quevioló el derecho a la identidad, llevando a caboun plan sistemático de apropiación de menores,por lo que fue necesario hacer explícito este dere-

    cho, que hasta ese momento era tomado por lasociedad como una obviedad. Gracias a la luch ade las Abuelas de Plaza de Mayo, en nov i e m b r ede 1989 se logró incorporar a la C o nve n c i ó nInternacional de los Derechos del Niño, los artí-culos 7, 8, y 11, para garantizar en todo elmundo el derecho a la identidad.

    El camino y la palabra presente de las Abuelas

    consiguió la restitución de la identidad para algu-nos de sus nietos y, junto con el estado, crearon laCO.NA.DI. (Comisión Nacional por el Derecho ala Identidad), ya que el derecho a la identidad nosólo está relacionado con el padecimiento de loshijos de desaparecidos.

    Con su lucha junto a otros organismos de dere-chos humanos también lograron que se declareninconstitucionales las “Leyes de Impunidad”(Obediencia Debida5 , y Punto Fi n a l6 ), tambienque se introdujera una cláusula contra la"Desaparición Forzada de Personas" en laC o nvención Internacional por los Derech o sHumanos, y en el año 2005 la sanción de "Ley deProteccion Integral de los Derechos de las Niñas,Niños y Adolescentes", que hace caer la antigua“Ley Agote” o “Ley de Patronato”, y que introduceun cambio sustancial en la mirada que el Estadotiene de la niñez: el niño deja de ser objeto de

    defensa de la vida, búsqueda de la verdad y cumpli-miento de justicia plena.

    Por eso resulta importante que toda la sociedadse comprometa en esta tarea, no sólo por solidari-

    dad sino porque es un problema de todos: “mien-tras haya un solo chico con su identidad cambia-da, está en duda la identidad de todos”.

    Aquí y ahora

    6Ley de Obediencia Debida (23.521), sancionada en junio de 1987, luego de la rebelión militar de Se-mana Santa, benefició a

    militares y miembros de fuerzas de seguridad, al establecer que los delitos por los que fueron acusados "no son punibles porhaber obrado en virtud de obediencia debida y bajo coer-ción" de sus superiores. De este modo imponía niveles de responsabi-

    lidad entre quienes violaron los derechos humanos (los que dieron órdenes y los que las cumplieron) Esta ley fue intensamente

    recha-zada por el movimiento de derechos humanos. Las críticas se debían a que la ley presuponía que todos habían actuado

    bajo un estado de coacción en el que no pudieron optar, y por lo tanto impedía la posibi-lidad de juzgar y condenar a los cua-

    dros de rango, intermedios y bajos de las fuerzas represivas estable-ciendo que su actuación se enmarcaba en el principio de la

    “obediencia debida” (en tanto “cumplían ór-denes” sus actos no eran punibles).

    En noviembre de 2003 el Congreso de la Nación declaró la nulidad legislativa de la ley de Obediencia Debida. y en junio de 2005 La

    Corte Suprema de Justicia de la Nación anuló las leyes de impunidad que incluyen la Ley de Punto Final y la Ley de Obediencia Debida.6Ley de Punto Final (N° 23492): ley dictada por el gobierno de Raúl Alfonsín en diciembre de 1986. Fijaba un plazo de 60 días

    para iniciar causas y llamar a declarar en forma indagatoria a eventuales im-putados por violaciones a los derechos humanos

    durante dictadura militar. Establecía al mismo tiempo el beneficio de la prescripción de los delitos cometidos por civiles bajo

    órdenes militares. El “punto final” no incluía el delito de sustracción sistemática de menores.

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    d e r e cho para pasar a ser sujeto de derech o.Pero la lucha sigue y es de todos. Queda por

    solucionar la lentitud de la justicia y la incoheren-cia de algunos dictámenes judiciales.

    Y las Fuerzas Armadas nos deben a la sociedadentera la respuesta sobre el destino final de losdesaparecidos, sobre las causas que motivaron elterrorismo de estado y sobre el paradero de los nie-tos desaparecidos.

    Quedan por encontrar más de 400 jóvenes consu identidad adulterada, sobre los cuales se ejercedía a día un delito de lesa humanidad.

    Porque hay historias truncas, porque hay histo-rias plagadas de mentiras, buscamos saber quiénessomos, no sólo como personas, sino como socie-dad, para escribir nuestra historia, para encontrar-

    nos como comunidad.Es importante que la lucha cívica de Abuelas yMadres de Plaza de mayo se entienda como defen-sa de cada una de las personas; que podamosseguir este ejemplo de lucha cívica, sostenida,

    organizada, atenta para garantizar el derecho avivir por sobre todas las cosas, el derecho a serlibres de pensamiento, palabra y circulación, elderecho al trabajo con un sueldo justo y en condi-ciones de respeto, de educarnos y educar a nues-tros hijos, de preservar nuestra salud y de habitaren viviendas dignas. Tenemos derecho a vivir enuna sociedad sin secretos y con justicia igualitariapara todos, en la que los reclamos tengan lugar ypuedan ser escuchados y atendidos por las perso-nas responsables e idóneas y que cada uno puedaapoyar la causa que le parezca justa sin presionesen el momento de manifestar su opinión.

    Es importante que conozcamos, hablemos ypreguntemos sobre estos sucesos. Es importanteque expresemos nuestra opinión y que consigamos

    las respuestas que aún no tenemos. Es importanterecordar y transmitir nuestra historia, hacerla letraviva en las generaciones que no la vivieron enforma presente, par que estos sucesos terribles nosucedan nunca más.

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    "Cada familia husihuilke conservaba un cofre,heredado por generaciones, que los mayores tení -an consigo. Aunque tenía algo menos de dos pal -mos de altura, y un niño pequeño podía rodearlocon sus brazos, en él se guardaban recuerdos detodo lo importante que había ocurrido a la gentedel linaje familiar a través del tiempo. Cuando lle -

     gaban las noches de contar historias, volteaban el cofre haciéndolo dar cuatro tumbos completos:

     primero hacia delante, después hacia atrás y, final -

    mente, hacia cada costado. Entonces, el más ancia -no sacaba del cofre lo primero que su mano toca -ba, sin vacilar ni elegir. Y aquel objeto, evocador deun recuerdo, le señalaba la historia que ese añodebía relatar. A veces se trataba de hechos que nohabían presenciado porque eran mucho más viejosque ellos mismos. Sin embargo lo narraban con lanitidez del que estuvo allí. Y de la misma forma, se

     grababa en la memoria de quienes tendrían quecontarlo, años después.

    Los husihuilkes decían que la Gran Sabiduría

     guiaba la mano del anciano para que su voz traje -

    ra desde la memoria aquello que era necesario vol -ver a recordar. Algunas historias se repetían incan -sablemente. Algunas se relataban por única vez enel paso de una generación; y otras, quizá, nuncaserían contadas.

     –Pienso en las viejas historias que quedaron para siempre dentro del cofre –dijo Thungür–. Si nadie las contó, nadie las oyó. Y si nadie las oyó...

     –Nadie las recuerda –completó Kush, que llega -ba con su vasija cargada de menta dulce–. Siempre

    repites lo mismo y me obligas a repetir a mí.¡Tantas veces te lo he dicho! Cuando algo cierta -mente grande ocurre suelen ser muchos los ojosque lo están viendo. Y muchas las lenguas que sal -drán a contarlo. Entonces, recuerda esto, las viejashistorias que jamás se cuenten alrededor de unfuego, alrededor de otro se contarán. Y los recuer -dos que un linaje ha perdido viven en las casas deotro linaje."

    Liliana Bodoc "Los días del venado"1

    CUADERNO DE SUGERENCIAS

    PARA LA LECTURA EN EL AULA

    Abuelas, nietos, padres, hijos. Líneas de des-cendencia que van generando la identidad. Nosólo de los mayores a los menores, sino que la des-cendencia misma va reconstruyendo, releyendo laidentidad de su propia ascendencia y así construi-mos nuestra propia historia.

    Y son hechos grandes los que van armandonuestra identidad. Sucesos, que pueden ser coti-dianos o que pueden haber sucedido en momentosprevios a nuestra existencia o en lugares diferentesa los que habitamos.

    N u e s t ra historia personal está atrave s a d a ,tejida en las circunstancias históricas que rode-an el momento y el lugar de nuestro nacimientoy esas circunstancias nos tocan, nos correspon-den inevitablemente.

    La memoria y la libertad personal de contarhistorias, y las circunstancias en las que estas his-torias sucedieron, dejan huellas en cada uno denosotros, así las estemos contando o escuch a n d o .Y a veces las historias se cuentan de formas dife-rentes y estas versiones que coexisten entre sí dancuenta de las capas complejas que la realidadtiene y de la construcción interminable quevamos haciendo de ella.

    Los diversos puntos de vista existen, las lecturasdistintas de la realidad existen y no por no escu-charlas o silenciarlas dejarán de existir. Solamentese silenciarán o esconderán por un tiempo, coar-tándose la posibilidad de diálogo y de que poda-mos comprender cabalmente toda la complejidadde lo que se cuenta.

    EL COFRE CERRADO

    1Bodoc, Liliana. Los días del venado. Argentina. Grupo Editorial Norma. 2001. Págs. 48/49.

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    La colección Las ABUELAS nos cuentan c o n s-ta de seis libros con cuentos de siete autores,

    i l u s t rados por Mónica Pironio, un video y estecuadernillo destinado a los docentes. En el videoh ay una conversación de un grupo de niños conalgunas de las Abuelas de Plaza de Mayo y tresde los cuentos desplegados de diferentes formas.Fueron elegidos por las Abuelas de acuerdo a sugusto personal, porque les recordaba algo quehabían leído a sus hijos cuando eran chicos, por-que les parecieron bellos o dive r t i d o s .

    Los cuentos son:"El esqueleto de la biblioteca", un cuento de

    Silvia Sch u j e r.

    "Los cuatro increíbles", un cuento de RicardoMariño.

    "Cuentos para los más chicos", con tres textos deO che Califa y un cuento de Margarita Eggers Lan. Elcuento "Noche, luna y cielo" de esta última autora ,se despliega en el video a través de títeres de dedo.

    "El reglamento es el reglamento", una obra deteatro de Adela Basch, que se encuentra en elvideo dramatizado por actores.

    "Leyenda del otoño y el loro", reescritura de unaleyenda de origen selknam por Graciela Repún.

    "El vuelo del sapo", un cuento de GustavoRoldán, leído por su autor en el video.

    Este material ofrece diversas entradas y aborda- jes. Un modo de presentarles a los chicos esta

    Cuando el saber sobre los propios orígenes ysobre los sucesos familiares se oculta, se produceuna fractura en la vida de una persona.

    Cuando los secretos son de toda una socie-dad, cuando a través del poder se silencian lasvoces de las personas, las consecuencias sonmuy importantes y muy graves para el creci-miento de esa sociedad.

    El 24 de marzo de 1976, comenzó un procesode silenciamiento en nuestro país con el golpe deestado que designó como presidente al GeneralJorge Rafael Videla. A partir de ese día empezó loque hoy reconocemos como la dictadura más san-grienta que vivió el pueblo argentino.

    Entre las 30000 personas desaparecidas quedejó la dictadura hubo muchos niños pequeños.

    Bebés nacidos durante el cautiverio de susmadres a quienes les fueron usurpados. Niños alos que les fue robado el derecho de una historia,a los que les fue negado el relato que da razón yorigen a sus vidas. Niños que crecieron rodeadosde secretos y murmullos y cuyas abuelas los bus-caron y los buscan incansablemente para contar-les su ve r d a d e ra historia.

    Una historia que esas abuelas, las Abuelas dePlaza de Mayo, vienen contando desde hace 30años. Las ABUELAS, son narra d o ras natas, que bus-

    caron y buscan diferentes maneras de contarnos unahistoria que es la de cada uno de nosotros. Sacudenel cofre de los recuerdos y sus manos extraen aque-llo que es necesario vo l ver a contar, aquello que vie-ron muchos y silenciaron otros tantos, aquello que

    necesitamos conocer para saber quiénes somos.Las Abuelas de Plaza de Mayo cuentan nuestra

    historia incansablemente hasta hacerse oír, hasta quecada uno de nosotros encuentre las palabras propiasp a ra contarla hasta que podamos reconocernoscomo parte de esa historia.

    Ellas comenzaron a contárselas a ellas mis-mas, primero en silencio, en su profundo dolor,c r e yendo que cada una estaba sola con su histo-ria. Luego fueron encontrándose con otras abue-las, y compartieron entre ellas, casi en secreto.

     Juntas encontraron el valor para comenzar acontársela a todo aquel que quisiera oír, y seempezaron a hacer ve r, en las rondas de la Plazade Mayo junto a las Madres de Plaza de Mayo .Allí en un lenguaje gestual, con la caminata

    silenciosa pero persistente, nos dijeron dura n t ecasi 30 años, que ellas buscaban verdad y justi-cia para sus hijos y sus nietos. Lentamente lo quepareció ser su historia, pasó a ser la historia deotros. Y con el correr de los años esa historia dem u chos pasó a ser la historia de todos. Nos ense-ñaron a escucharlas, a encontrar en su relato,nuestro relato, el de los argentinos, el de los lati-noamericanos, el de la humanidad. La lucha porlos derechos humanos, la lucha por la verdad yla justicia de todos.

    Estas abuelas, LAS ABUELAS, nos relatan unahistoria que todos debemos seguir relatando, por-que es nuestra y hace a nuestra identidad.

    Esta colección LAS A B U E L A S nos cuentan es unaforma de que esta parte de nuestra historia perdure.

    La colección

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    colección es a partir de detenerse, por ejemplo, enel nombre de la colección y en el logo: "LasAbuelas nos cuentan" y en un logo particular quees el de "Abuelas de Plaza de Mayo", con sus trespalabras, "Identidad, Familia, Libertad".

    Ese logo aparece en la tapa algo reformulado:la figurita se muestra leyendo. Y se genera unn u e vo valor hacia ese objeto libro que se tiene enlas manos. Siempre es interesante explorar losnombres de las colecciones de los libros que lee-mos y les leemos a nuestros alumnos y puede seresta una buena ocasión para pensar en ellas.M u chos de los nombres de las colecciones quemás comúnmente se encuentran en las aulasremiten a una cierta "sensación de lectura", enrealidad a una idea del lector, que vale la pena

    abrir a propósito de esta en particular.La colección está pensada básicamente paraniños de 1° y 2° ciclo pero, en realidad, las edadesse amplían cuando pensamos en un trabajo deintercambio entre los niños y cuando pensamos enla historia de la colección en sí, a partir de laexploración del logo y del nombre.

    Los niños más pequeños pueden encontrar faci-litadores para sus lecturas en sus pares, en suscompañeros advirtiendo que no sólo el docentetiene una interpretación válida del texto. Los alum-

    nos de grados más grandes pueden volver a inter-pretar al leer algo que habían dejado atrás y reen-contrarse con sus viejas historias de una formanueva. El tiempo transcurrido de vida y de lecturasseguramente los ha modificado y pueden volver acontar su historia. Además, esta lectura con gruposde diversas edades desarrolla valores solidarios, deejercicio igualitario de la palabra y de generaciónde autoestima positiva para unos y otros.

    En el video se puede conocer a algunas de lasAbuelas. Son mujeres que siguen hablando sobre

    lo que les preocupa: el destino de sus nietos.Cuentan sin tapujos una historia difícil y hablandel derecho a la vida y a la verdad. Abren a las pre-guntas de los niños los hechos silenciados pormuchos un largo tiempo. "Los chicos merecensaber quienes son", dicen.

    Desplegar la historia de las Abuelas de Plaza deMayo, que es desplegar nuestra historia, puede darlugar obviamente a mucha conversación con loschicos, más allá de las circunstancias históricas.

    Pueden, por ejemplo, suscitarse conversacionessobre los nombres propios invitándolos a que pre-gunten en su casa por qué eligieron ponerles ese

    nombre; la historia de los nombres familiares, yhasta de árboles genealógicos que les podemosayudar a construir si a los chicos les interesa traeral aula los datos para hacerlo. Estas acciones noson nuevas. Muchas veces hemos trabajado sobrelos nombres o sobre las familias. Lo que necesaria-mente debe ser nuevo cada vez es la escucha, elclima, para que esa historia sea realmente única ynos demos cuenta de que no hay dos nombresiguales aunque suenen de la misma manera.

    Por ahí es interesante que se desplieguenpocas historias personales cada vez, de maneraque cada una se recorte como algo especial y nopase desapercibida entre muchas otras. Po r q u elas palabras, las propias, sirven para eso, para nopasar desapercibidos y tener peso en la historia

    que vamos armando día a día con nuestra vida.Y dentro de este marco de confianza, de estacomunidad de lectores, de interpretación, deestos interlocutores válidos que se han descubier-to, es posible leer, siempre en sentido amplio,o t ras historias y dejarse llevar de cuento a cuen-to, de idea a idea, de recuerdo en recuerdo y abrirla lectura del mundo.

    Así, se abren en el video diferentes formas deleer, de interpretar algunas de los cuentos que for-man parte de la colección.

    El cuento "El vuelo del sapo", que está leído porsu autor, cobra otro cuerpo, tiene voz y textura ytambién color a través de las ilustraciones deMónica Pironio que acompañan la lectura. Y estalectura, aunque sea la de su propio autor, es tam-bién una de las muchas interpretaciones posibles.Pues, aunque las palabras no cambien, necesaria-mente va a cambiar la voz que lo narra, su tono, sucadencia, su expresión. La lectura de GustavoRoldán es tranquila y cotidiana y revaloriza el"simple" acto de leer, de ponerle el cuerpo a la lec-

    tura, con todo su complejidad.También en el encuentro del autor con los

    niños se desmistifica la figura del escritor quetoma la dimensión del trabajo. el encuentro, ade-más, se plantea con un tema en común, ambien-tado en un marco de encuentro en la sede deAbuelas de Plaza de Mayo y gira alrededor de lae s c r i t u ra, la libertad de expresión y la funcióndel arte en momentos difíciles, revalorizando ellibre pensamiento.

    S e g u ramente siempre es interesante el encuentrocon autores que puedan hablar con los chicos de sut rabajo de escritura. Esto es posible cuando se

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    Reconocerse en las historias que se narra nfamiliar y colectivamente es una forma de cons-tituirse como persona. No importa que esos rela-tos no nos tengan como protagonistas principa-les; lo que nos dan es, justamente, una cadena enla cual engancharnos. Nos permiten generar nue-vas palabras para armar tramas nuevas y repara r,de alguna forma, los viejos problemas que deo t ra manera permanecerían silenciados y conde-nados a repetirse hasta que se le puedan ponerlas palabras necesarias.

    Las historias pueden contarse tantas veces hastaque encontremos nuestra propia forma de narrarlasy así comencemos a apropiarnos de ellas connuestros propios matices.

    La narración, la lectura, a veces es un caminopara encontrar las palabras que nos expliquen anosotros mismos, que nos den las respuestas queestábamos buscando, para encontrar una puertadonde antes había paredes.

    Somos una especie sujeta al relato y es a partir

    de éste como nuestra identidad, nuestra subjetivi-dad se va construyendo.

    Ya sea a partir de la narración o de la lectura, lasp a l a b ras nos van trabajando y nosotros trabajamos alas palabras al apropiárnoslas. Hablamos aquí den a r ración y de lectura en un sentido amplio. Lan a r ración es más que aquello que se muestra en unasituación de contar explícitamente. También invo l u-c ra el diálogo, las respuestas, los gestos que noshacen parte de un vínculo familiar. La lectura es másque aquello que viene de la decodificación de lap a l a b ra escrita. Es también la forma en que cada unoda sentido a lo que lee o escucha o mira. Son tam-bién los recuerdos y sensaciones personales que senos disparan, las significaciones múltiples que lesatribuimos. Y es algo particular y cambiante paracada uno y que va armándose en capas de significa-ción que se van agregando y a la vez van deve l a n d oalgo más oculto del texto, algo que se nos escapa.

    Por eso nos interesa escuchar o leer la misma his-toria varias veces, porque nunca es la misma porque

    e n c u e n t ran convocados por cierto tema que les inte-resa y los compromete, y se enriquece enormemen-te cuando conocen y disfrutan de la obra de un autor.

    Entonces, más que una sucesión de preguntasde los chicos, lo que sucede es un encuentro direc-to entre escritor y lector, un intercambio fluido yenriquecedor en donde los lectores también pone-mos nuestras palabras en el relato.

    El cuento "Noche, Luna y Cielo", de MargaritaEggers Lan, está representado a través de títeres dededo. El titiritero Rafael Cursi, con la asistencia ydirección de Ana Alvarado, esgrime pequeños títe-res y relata a cara descubierta sin, por eso, traicio-nar la magia que el teatro de títeres tiene.

    Puede ser un buen punto de partida para ani-marse a fabricar títeres de dedo en el aula. Una

    forma simple de hacerlo es, por ejemplo pegandopequeñas caritas que representen diferentes perso-najes en los dedos de un guante. Así los niños ten-drán personajes para interactuar entre ellos y crearvoces e historias diferentes para cada uno.Recordemos que no se trata de copiar unos perso-

    najes y una técnica sino de buscar con nuestrosalumnos diferentes formas a través de las cualescada uno pueda expresarse.

    La obra de teatro "El reglamento es el reglamen-to", de Adela Basch, aparece representada poractores, que les dieron voz y fundamentalmenteexpresión a cada uno de los personajes. Un temainteresante a partir de este cuento es hacerse lapregunta: ¿quién hace las reglas? Hay reglas explí-citas que son las leyes y normas, la constitución,etc. y otras implícitas que son los hábitos que sevan construyendo en los vínculos entre las perso-nas que vivimos en una misma sociedad.

    Los materiales hasta aquí presentados se com-pletan con este Cuaderno de Sugerencias para laLectura en el Aula, esperando que los textos y las

    lecturas desplegadas sigan trabajando en la vida denuestros alumnos y en la nuestra.Entonces, volteemos el cofre haciéndolo dar 

    cuatro tumbos completos: primero hacia delante,después hacia atrás y, finalmente, hacia cada cos -tado2. Y preparémonos a abrirlo.

    2 Bodoc, Liliana. Op. cit.

    ABRIR EL COFRE

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    nosotros ya fuimos trabajados por ella y por los acon-tecimientos de la vida que nos preparan para descu-

    brirle otros matices, para leerla de otra manera, parae n c o n t rar otras preguntas y vo l ver a la lectura .

    A la vez que escuchar narrar y escuchar leer aotro son experiencias diferentes, también es dife-rente narrar y leer para otros. En la situación denarración, la mirada del que escucha está puestasobre el narrador que tiene las palabras y las sos-tiene con su cuerpo, regula las pausas, modificalos tonos en función del que escucha, va haciendonuevas lecturas del relato y por lo tanto va cam-biando, a veces sutilmente y a veces no tanto, los

    acentos puestos en tal o cual lugar. Preparar unrelato implica pasarlo por uno mismo, por el cuer-po de uno de manera que podamos sostenerlo.

    En la lectura en voz alta también hay tonos,pausas y diferencias de una a otra lectura. Pero laspalabras que están escritas son siempre las mismas.No cambian de una lectura a otra. Cuando noso-tros como docentes les leemos a los chicos estable-cemos un pacto de confianza: nuestros alumnosconfían en que les leemos eso que está escrito yque si lo leen ellos mismos van a encontrar las mis-

    mas palabras. Los maestros, cuando leemos anuestros alumnos, ocupamos el lugar de mediado-res entre el libro y los chicos sosteniendo las pala-bras de ese libro, fijas, inmutables. Lo que agrega-mos, inevitablemente, es nuestra voz, nuestrosmatices, nuestra postura, un énfasis puesto en unau otra parte. Y es una de muchas lecturas posibles.

    No hablamos de mediador como el que sepone en el medio entre el libro y el niño cuandoalguien "no sabe leer", no es el mediador que

    repone una "falta". El mediador es el lazo paraa c e rcar al niño al libro y generar un inicio detodas las lecturas posibles a lo largo de la vida. Esun facilitador, un puente, una pasarela, un acom-pañante, alguien que se pone a disposición, fun-damentalmente cuando hablamos de la lectura ylos chicos. Y ese ponerse a disposición es másque leer en voz alta, es generar un clima de con-fianza para que los alumnos puedan hablar sobrelo que les pasa con los libros.

    La lectura y sobre todo la lectura de ficción

    puede ser un lugar de juego para el adulto y elniño. Hablamos de juego en el sentido de eseespacio imaginario al que se puede entrar y salir,en el que podemos hacer "como si" fuéramos deotra manera o viviéramos en otros lugares, endonde podemos ponernos en lugar de otro, en lasituación de otro, sin dejar de ser nosotros mismos.La lectura hereda, de alguna manera, la pasión del

     juego de la infancia. Es una pasión activa que pre-

    gunta, interviene, modifica y que va construyendouna lectura también activa que se alimenta, entreotras cosas, de las voces de familia, de las historiascomunitarias y de los relatos que hacemos denuestra propia vida.

    Cada uno de nosotros, seguramente podemosrecordar a nuestros mayores contándonos historiasfamiliares, anécdotas, secretos a veces, cuentosque ya se habían contado y todo eso nos iba con-formando una biblioteca interna, una "t e x t o t e c a" ,como dice Laura Deve t a ch, "armada con pala -

    b ras, canciones, historias, dichos, poemas, piezasdel imaginario individual, familiar y colectivo .Textotecas que se movilizan y afloran cuando serelacionan entre sí."3

    ¿Por qué? Porque nos dicen que nuestras fami-lias vivieron en determinados sitios y que tuvieronciertas experiencias y que actúan de determinadamanera en función de la lectura que ellos hicieronde esa historia y de cómo pudieron interpretarla yhacerla vivir en el aquí y ahora. En la medida en

    que esos relatos se transmitan de generación engeneración, cada uno de nosotros podrá tomarlosy plantear nuevas respuestas, nuevas formas derelacionarnos con la cotidianeidad a partir de esesaber. Para así poder aceptarla plenamente o revi-sarla, actualizarla, hacerla crecer y no solamenteacatar preceptos enunciados con palabras que, porajenas, aparecen vacías de sentido.

    Tener relato puede ser tener la libertad paracontarlo con palabras distintas, siempre y cuandode eso sí se hable, siempre y cuando tengamos el

    PALABRA A PALABRA

    3 Devetach, Laura. El vaivén de los textos, o ¿de dónde salen los cuentos? Buenos Aires, Revista La Mancha N°8, marzo 1999.

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    Pueden afianzarse nuestras lecturas en la medi-da en que podamos intercambiarlas con otras per-sonas. Al respecto dice Jean Hebrard que "si laescuela no puede enseñar el acto de leer, que es unacto personal, tiene que enseñar el acto de crear lasociabilidad de la lectura, compartir la lectura .L l e var progresivamente al chico a lo que constituyeel placer más fuerte de la lectura, el compartir las

    emociones, los sentimientos, los valores, los conoci -mientos en un espacio social constituido por laescuela. La idea del placer de la lectura de nuestrosbibliotecarios no es tan extraña como parece, con lacondición de que se interprete correctamente, por -que no son las alfombras ni los almohadones losque producen el placer de leer, es la palabra que se

     puede agregar al libro. Creo que la escuela es un

    espacio de confianza suficiente para hacer nues-tras preguntas, para contarlo de nuevo de unaforma nueva, igual y diferente a la vez. La historiano cambia pero se actualiza, se espesa, se engrosa,toma aire, se resignifica, se le devela una nuevacapa, se le descubre un nuevo matiz y, en últimainstancia, puede generar nuevos sentimientossobre lo dicho o escuchado muchas veces. Y estoes una nueva lectura.

    A veces los relatos familiares y los cuentos que-dan sepultados en las casas por lo inmediato, porla falta de tiempo. No siempre el hecho de nonarrarles a los chicos esas historias tiene que vercon no querer hacerlo, sino con que a los adultosno se nos ocurre la posibilidad de que el diálogoque puede generarse a partir de esas historias

    pueda ser enriquecedor para ellos y para nosotrosmismos por los lazos y las posibilidades de recono-cernos que genera.

    " Pensemos, por ejemplo, en aquellos añoscuando en el mismo hogar convivían los abuelosencargándose de la educación, la transmisión deconocimientos y de una rica tradición oral. Cuandoesta estructura cambia y en una casa solo convivendos generaciones, los padres y los hijos, la escuelaasume mayores responsabilidades, incluso la demantener viva la tradición oral."4

    Por supuesto no es la escuela el lugar exclusivoen donde los niños van a construir su identidad,pero sin duda es un ámbito muy propicio para quelas palabras se desplieguen libremente y puedanapropiarse de ellas. Por eso, es interesante generarconversación alrededor de lo que los chicos leen,escuchan y piensan, para que esa charla los ani-men a tomar la punta de un ovillo que permanececompacto y desenrollarlo. La idea no es bucear en

    los últimos y más íntimos secretos familiares, sinogenerar ciertos climas en donde las cancionesfamiliares, los cuentos y sus versiones, los trabalen-guas, los poemas, los nombres, las palabra s–muchas veces en otro idioma– que circulan en losámbitos familiares y comunitarios, tengan lugardentro de la escuela, con el clima de confianzanecesario para que esto se ponga de relieve.

    No solamente nosotros, como docentes, pode-mos generar en el aula espacios de conve r s a c i ó nsobre la tradición oral sino también sobre lo que loschicos construyen en relación a lo que leen o escu-chan leer, a los nuevos cuentos, a las nuevas historiasque vayan descubriendo. Esto también necesita unm a rco de confianza que garantice el permiso dehablar y también el derecho a no decir todo, a no for-

    zar la opinión. Es una conformación sutil, que partede que nosotros, los maestros, podamos corrernosp a ra darles la palabra y de que, al mismo tiempo,estemos allí para escucharla y hacerla escuch a r.Entonces, poco a poco, se va formando una comuni-dad de lectores que pueden –y, vo l vamos a reitera r,que hablamos de lectores en sentido amplio– gene-rar sentidos alrededor de lo que se lee. Al hablar,estas lecturas, estas construcciones de sentido sehacen visibles, toman grosor, voz, se encuentran cono t ras lecturas, se modifican, se liberan, crecen y, a

    veces, nos sorprendemos de lo que decimos.Es interesante que los docentes generemos ese

    clima de conversación en donde las interpretacio-nes de los chicos, sus sensaciones frente a los tex-tos se sumen, se compartan. La idea no es quealgunas interpretaciones son más adecuadas queotras, sino justamente que puedan coexistir enri-queciéndonos todos con la manera particular demirar, de leer el mundo que cada uno tiene.

    4 Lluch, Gemma. Cómo analizamos relatos infantiles y juveniles. Bogotá, Grupo Editorial Norma, 2005.

    HABLAR LA LECTURA

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    lugar donde se puede aprender que el libro no sólose lee, sino que un libro se habla y que, quizás lomás importante cuando se ha leído un libro, es ser capaz de hablar de él para que otro lo lea. Po r q u ecuando otro lo haya leído y hayamos compara d oesas lecturas, sucederá algo extraordinario: quehemos entendido lo mismo y que ambos somosinteligentes, y que ese objeto extraño que es unlibro, puede hacernos igualmente inteligentes y quelo que ahí se comparte es algo excepcional."5

    Porque el sentido de los libros, de las historias, delas informaciones, de lo que leemos, miramos oe s c u chamos no está todo en el texto mismo, sinoque el lector lo construye en cada una de sus lectu-ras, descubriendo sus capas, pudiendo jugar el puntode vista del otro para vo l ver después al propio y

    agregarle alguna pista, haciendo crecer esta lecturaque puede quedar resonando, muchas veces, porm u cho tiempo de nuestra vida, incluso para siempre.

    Si en la escuela podemos generar un espacioamigable para que los chicos sientan que puedendecir lo que piensan aunque no esté "del todoarmado"; si además de lo que piensan puedendecir lo que sienten sin temor a ser censurados; siademás de lo que sienten y piensan pueden mos-trar y compartir las palabras de sus familias; si ade-más la escuela puede generar que cada uno sehaga las preguntas importantes y que pueda buscarlas respuestas y todo eso casi en el mismo acto detomar la palabra; entonces estamos hablando deuna escuela en donde alumnos y maestros puedencompartir sus lecturas del mundo, desarrollar suidentidad, constituirse como comunidad con valo-res hablados, explícitos y personales, a partir de larecuperación de la memoria colectiva y de la apro-

    piación de las palabras. Una escuela en la que,como dice Graciela Montes, "todos podemos sen -tirnos, al menos por un rato, el dueño del cuento"6.

    Tal vez en esta época la imagen de la abuela en la

    m e c e d o ra que mientras tejía le contaba historias a losniños de la familia no sea lo más frecuente. En estacolección "Las ABUELAS nos cuentan" por supuestono se busca vo l ver a esa imagen pero sí a figuras quepueden dar cuenta de buena parte de nuestra historiapersonal, incluyendo la historia familiar que nos pre-

    existe y nos da pertenencia e identidad.

    Las abuelas que cuentan en esta colección sonabuelas con una particularidad especial: la de haberv ivido experiencias dolorosas en común y habersepodido agrupar contra el miedo y a pesar del dolory haber institucionalizado la figura de abuelas quepueden revelarles una buena parte de su historia a

    LAS VOCES DE LA MEMORIA

    "No es posible treparse de nuevo a la vida,ese irrepetible viaje en diligencia,

    una vez llegada a su fin,

     pero si se tiene un libro en la mano, por complicado y difícil de entender que sea,cuando se termina de leer, se puede, si se quiere,

    volver al principio, leerlo de nuevoy entender así qué es lo difícil

    y, al mismo tiempo, entender también la vida."Orhan Pamuk 

    El castillo blanco7 

    5Hébrard, Jean. El aprendizaje de la lectura en la escuela: discusiones y nuevas perspectivas. confe-rencia dada en la Biblioteca

    Nacional - Sala Cortázar, de la Ciudad de Buenos Aires, en el año 2000.6 Montes, Graciela. La gran ocasión. La escuela como sociedad de lectura. Buenos Aires. Plan Nacional de Lectura, Ministerio

    de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación, 2005.7 Citado en Manguel, Alberto. Una historia de la lectura. Pag. 42. Colombia, Grupo Editorial Norma, 1999.

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    Estas son algunas propuestas que pueden invitara otras. Algunas ideas para partir de los cuentos ypara que se transformen en trampolines a otroscuentos o poemas, a los relatos propios, a otroslibros que expandan el universo de lecturas denuestros alumnos y su capacidad de generar lectu-ras por sí mismos. En la frecuentación libre de lostextos, los chicos cobrarán confianza en el sentido

    que le dan a lo que leen y se sentirán con libertadde lectores, con entusiasmo de lectores, con emo-ción y pasión de lectores.

    Pensemos que es posible generar en el aula yalrededor de una lectura sucesos que sean intere-santes de recordar, en los que a nuestros alumnosles pasen cosas importantes, como descubrir loque pueden pensar y hablar sobre lo que escuchan

    sus nietos. A nietos que no saben que son sus nietos.Nietos cuyos padres desaparecieron sin tener

    la oportunidad de poder abrazar y acunar a suspropios hijos lo suficiente como para hacerlessaber quiénes son.

    Las Abuelas de Plaza de Mayo, entonces, bus-can. Buscan a sus nietos para abrazarlos, para con-tarles, para restituirles la identidad que les fuearrancada, para que las historias puedan abrirse alencontrar a su destinatario.

    Pero también tienen otra historia para contar ala sociedad, la historia de su búsqueda y de lo quepasó durante los años de la Dictadura Militar, y loque hicieron y pensaron durante su lucha. Unahistoria que necesariamente debe ser contada por-que es la nuestra .

    Una forma de que esta parte de nuestra historiaperdure es esta colección de cuentos selecciona-dos por algunas de ellas para que los chicos disfru-ten de esas narraciones.

    Sugerimos algunos temas de conversación apartir de los cuentos de la colección. La idea no esque sean los únicos posibles, sino puntas de ov i-llos para seguir desovillando e ir pasando la made-

     ja para que los chicos la desovillen con nosotros ycada uno pueda mostrar su propio color. Loimportante a tener en cuenta es que se trata de

    recursos para seguir pensado, pero que lo funda-mental es que los chicos puedan decir lo que lespasa con los cuentos en la medida que puedantomar ese espacio de confianza. Por supuesto, quepuede pasar que alguien no quiera decir nada yeso también es válido; no es una falla del espacio,es una toma de ese espacio para mantener priva-do lo que mayor parte de las lecturas tienen de pri-vado. Porque el espacio de confianza también searma con el respeto al silencio de otro. Un silen-cio espeso, importante que dice mucho de los

    impactos de cada uno. Poder aceptar, además delas opiniones, las sensaciones que a los chicos lesproduce eso que leyeron.

    Se trata de crear un ambiente en el que se puedam o s t rar la aceptación y el rechazo por determina-dos cuentos, y también desplegar lo que se enmas-c a ra atrás del rechazo o la aceptación. Entonces loque parece obvio ya no es tan obvio y nos damoscuenta de que no todos pensamos y sentimos igual.Por eso es enriquecedor y positivo no dar nada porsobrentendido pues lo que a alguien le parececomún es descubrimiento para otro.

    Ese espacio de confianza también se constru-ye dándose el permiso de ir y vo l ver en el textode un cuento, releyendo un fragmento, por ejem-plo, incluso mientras se lo está leyendo. Pe r m i s o

    p a ra preguntar, para vo l ver atrás, para esperar larespuesta que el texto proveerá (o no) en deter-minado momento, para mostrar la ansiedad queesa espera produce.

    Pensemos en nosotros, adultos, como lectores:cuando leemos rápido para llegar al desencadena-miento de determinada acción, cuando pasamospáginas para ver cómo se resuelve una situación,cuando paramos de leer para dejarnos llevar porlos pensamientos que desencadenó en nosotros lalectura, cuando volvemos atrás para retomar un

    punto que nos quedó oscuro o para releer algo quenos provocó un placer particular. Todas estas sonacciones que los lectores llevamos a cabo durantela lectura, no después de haberla terminado.

    Si algo nos inquieta, a veces resistimos y nosprovocamos el placer de la espera, a veces acele-ramos y buscamos la resolución. Y son accionesválidas, ricas, interesantes, en las cuales se juegamás que el texto: nos jugamos y jugamos connosotros a través del texto, en esa área de juegoprotegida y a la vez riesgosa que es la lectura.

    ESCENAS DE LECTURA

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    con otros, intercambiar opiniones; sentir que uncuento "les habla" a cada uno en particular.

    Pensemos que es posible dejarnos llevar por elentusiasmo de la conversación, "hablar sobrelibros" con nuestros alumnos e imaginemos algu-nas escenas alrededor de los libros, de los cuen-tos, de la palabra .

    A partir de que tengamos muy conocido elmaterial que vamos a presentarles, de que haya-mos pensado y recuperado nuestras sensaciones ylas relaciones que establecemos mientras lo lee-mos; a partir del análisis que hacemos de losrecursos literarios que se ponen en juego en cada

    cuento y del efecto que eso nos produce a cadauno como lectores, es desde donde vamos a poderestar más libres para tra b a j a r. Vamos a reconoceren los comentarios de los chicos nuestro propiocamino lector, vamos a poder generar las pregun-tas, organizar los comentarios, resaltar el matizdiferente, captar las palabras que se silencian paraarmar el marco de confianza necesario para quese hagan visibles.

    Pensemos, cuando leemos y preparamos loscuentos, algunas escenas posibles alrededor deellos, ampliemos el repertorio para encontrarnoscon las lecturas de los chicos.

    Desde "El esqueleto en la biblioteca" se puedepensar, hablar e investigar sobre la historia y el fun-cionamiento de la biblioteca escolar o barrial.Actualmente se trata de que las bibliotecas tenganun bibliotecario que se encargue de cuidar, prestar,mostrar el material y contribuya a formar lectoresentusiastas. Lamentablemente, aún hay en el paísescuelas donde no hay biblioteca o no tienenbibliotecario a cargo y puede ser este un buenmomento para soñarla con las características que

    cada grupo crea necesario. Puede abrirse la con-versación sobre lo que les resultaría interesantetener en la biblioteca generada en el aula misma.Probablemente muchos chicos, al principio, van acontestar sobre lo que piensan que se "debe" teneren una biblioteca. Es importante que estemos aten-tos y sigamos develando capas para que aparezcanlos deseos de lectura y las lecturas de cada uno.

    Obviamente, si en la escuela no hay bibliotecay los niños con los que trabajamos son pequeños,no podemos esperar que nos digan los nombres delos libros, a menos que tengan muchas lecturas ymateriales en sus hogares, cosa con la que nopodemos contar en la gran mayoría de los casos.

    Por otra parte, pensar en algo que no existe yque se hace difícil de tener puede ser frustra n t ep a ra los niños.

    En realidad, la idea con esto es mover las texto-tecas. Nosotros, los docentes, podemos ser losrecopiladores de lo que los chicos cuentan y pode-mos comenzar a escribir las adivinanzas, frases,

    cuentos y anécdotas que los chicos traen y quepueden constituir, junto con esta colección, la basefundacional del material bibliográfico.

    Además, el deseo, la expresión del deseo enp a l a b ras, compartir los deseos puestos en pala-b ras para que se encuentren con otras palabra sque expresan deseos similares, puede tener unpoder increíble para organizar acciones quevayan generando un espacio de lectura a partir delos recursos con los que cuenta una comunidad y,a veces, superándolos.

    Hablar sirve; soñar sirve; protestar sirve; exi-g i r, pedir, reclamar en voz bien alta, sirve. Contar

    lo que pasa y darlo a conocer sirve para encon-t rarnos con las palabras que expresan nuestrosdeseos, para encontrarnos con otros y cambiarcosas juntos, crear cosas juntos, salir del anoni-mato, no pasar desapercibidos. Por supuesto queno es fácil; puede llevar mucho tiempo hacerseo í r. El trayecto de Abuelas de Plaza de Mayo esprueba de uno y otro aspecto.

    O t ra línea posible es buscar (o inventar) otroscuentos en los cuales figuren esqueletos, uno delos íconos del cuento de terror, aunque en estecuento la figura del esqueleto en la bibliotecaestá trabajada desde el humor y la ternura, con locual se le da otro matiz a este ícono emparenta-do fuertemente con el miedo. Se pueden enton-ces buscar otros cuentos y generar una antologíade “cuentos con esqueletos”.

    El punto de vista de la narración también es unaspecto muy interesante para trabajar las historiasal contarlas desde otra voz. Acá, es justamente elesqueleto la voz que narra, con lo cual nos entera-

    mos de un punto de vista particular, lo que da piea pensar que hay más de una forma de contar unmismo suceso. Son muchos los ojos que ven las

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    cosas y cada uno las tiñe de un determinado color.Esta apertura de los otros puntos de vista puede

    ampliarse a otras situaciones para poder hablarsobre los personajes que parecen ser inv i s i b l e sporque nadie les da la voz, o porque aunque gri-ten fuerte nadie los ve, nadie los oye. El lugar delcontador de historias se lo damos los que escuch a-mos las historias, y el valor que le damos a la his-toria que cuentan, depende del valor que le dimosal narra d o r. Recordemos que a las Madres dePlaza de Mayo, por ejemplo, se les decía “laslocas de Plaza de Mayo”. Esa era una forma dedesacreditar su narración desesperada, para seguirocultando lo que ya era imposible de ocultar. Fuela sociedad la que lentamente les quitó el rótulode “locas” y comprendió que lo que no tenían de

    locas lo tenían de va l i e n t e s .

    En "Misterios al Hilo", que está en " C u e n t o sp a ra los más pequeños", vale la pena detenerse apensar con los niños el efecto de humor quee n c i e r ran las preguntas, ya que se apoyan en cier-ta información previa para mirarla de otra mane-ra y es de esa mirada extrañada que surge la pre-gunta. A veces comprender cierto humor no esfácil para los niños pequeños. Puede ser impor-tante que les leamos el cuento despacio, dando

    lugar a que puedan decir qué les causa risa de laspreguntas y, por supuesto, a preguntar lo que noentienden. A los niños pequeños les gusta “expli-car” el chiste porque es un descubrimiento paraellos y eso, en este caso lejos de arruinar el efec-to de humor, devela un estilo de pensamiento,que abre una nueva mirada sobre las cosas.

    Muchos niños, tal vez, se sentirán convocadosa contestar las preguntas y, a veces, en el intento dedar respuesta, es cuando encuentran el sentidohumorístico que tiene la pregunta. Y puede ser que

    una vez entrados en el juego del humor puedanarmarse preguntas y respuestas muy creativas ydivertidas. Pero es importante tener en cuenta que,tanto en este texto como en otros, como por ejem-plo "Las preguntas" de Pablo Neruda (ColecciónLos Morochitos - Editorial Colihue) o "Greguerías"de Ramón Gómez de la Serna (Los Morochitos -Editorial Colihue), puede ser más interesante lapregunta que la respuesta, por la mirada nueva conla que ésta interroga al mundo.

    En ese mismo libro está el cuento " Al ve s r e",que da lugar a recopilar diferentes juegos dep a l a b ras y a jugar a dar vuelta totalmente el nom-

    bre para crear un personaje nuevo. Por ejemplo,el nombre Tomás leído al revés, pero totalmenteal revés, es Samot, nombre exótico, a partir delcual los chicos puede imaginar y presentar el per-sonaje y hacerle vivir todas las ave n t u ras queq u i e ran inve n t a r. Por supuesto, esto puede darpie a escrituras breves que den cuenta de lasc a racterísticas del nuevo personaje (a qué sededica, dónde vive, cómo vive, poderes especia-les si los tuviera, una frase o una palabra que esepersonaje repite y lo caracteriza, etc). Puedeni nventar una ave n t u ra del personaje o relacionarunos personajes con otros en algún encuentroespecial. Es importante pensar en este punto quees difícil que todos los personajes creados por ungrupo puedan entrar en una misma historia.

    Puede ser más productivo juntar dos o tres perso-najes, por afinidades que se darán naturalmente yorganizar una escritura grupal. Y, por supuesto,estar atentos, como docentes, para poner en

     juego nuestras ideas a modo de sugerencia cuan-do vemos que en un grupo las historias se tra b a n .

    Podemos pensar también en diarios de sueños apartir del cuento "La realidad y los sueños".Escribir los sueños es muy interesante porque eserelato es incuestionable; no hay lugar para la men-

    tira ni para la sospecha, ya que sólo uno mismo esel testigo de sus propios sueños y es un mundo endonde lo fantástico, lo absurdo, la ruptura de lalógica puede desplegarse enormemente. Y tambiénen este caso la escritura de textos breves puedetener lugar para recopilar sueños en carpetas, cua-dernos o libretas que queden en el aula, a disposi-ción, para volver a ellos de vez en cuando.

    En ese mismo libro está "Noche, Luna y Cielo"de Margarita Eggers Lan, que puede ser un buen

    disparador para contar las historias de las masco-tas... o de las ganas de tenerlas, o de las mascotasde sus padres, cuyas historias giran en las casas.

    Hay más libros en donde las mascotas estánpresentes: "Miedo" de Graciela Cabal (ColecciónLos Caminadores, Ed. Sudamericana), "Batata",también de Graciela Cabal (Colección Pan Flauta,Ed. Sudamericana), "Seis veces Lucas" de LygiaBojunga Nunes (colección Torre de Pa p e l ,Ediciones S/M), entre otros.

    A las propuestas de este cuento se le agregala presentación a través de los títeres hecha enel video.

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    "Los cuatro increíbles", de Ricardo Mariño,tiene la estructura del cuento maravilloso con ayu-dantes mágicos y enemigos que se juntan a partirde una misión que el héroe tiene que cumplir. Conalgo de superhéroes de dibujos animados, cadapersonaje tiene un nombre que se relaciona con sucaracterística principal. Es interesante poder rastre-ar a partir de este, otros cuentos que se encuadrendentro del género de lo maravilloso al tiempo quetrabajan el humor. Se abre la posibilidad de escri-bir nuevas historias de este tipo, para las cuales sepuede apelar a los personajes creados a partir delnombre de cada uno.

    También podemos pensar en las característicasparticulares que cada uno tenemos, en lo diferen-tes que somos. Esto dará lugar a que los niños pue-

    dan mirar y pensar a sus compañeros desde lascaracterísticas positivas que los identifican y reco-nocerlos, revalorizándose unos a otros.

    "El reglamento es el reglamento" es una obrade teatro, género que entra poco en la escuela.Además del humor y del diálogo de absurdos, esuna ocasión estupenda para hacer una lectura envoz alta de este tipo de material. En general, cuan-do los chicos tienen la oportunidad de explora rlibros y encuentran obras de teatro, suelen juntar-

    se espontáneamente y repartirse los personajesp a ra “darles voz”. La lectura en voz alta es unapráctica que ha perdido peso en las escuelas yaque se encaraba como una forma de "leer bien"p a ra el maestro que evaluaba, repitiendo una yo t ra vez el mismo fragmento. En esta propuesta,leer en voz alta con otros implica jugar con lostonos y los matices de la voz para una construc-ción común. Al leer en voz alta y dar tono, pausa,velocidad, matiz a las palabras de un personaje, seg e n e ra una nueva lectura, un nuevo sentido del

    texto. A la vez esta lectura, en el caso de una obrade teatro se encuentra con los tonos, las voces deotros que construyen el personaje de una formadiferente. a partir de esta obra de teatro y de lal e c t u ra que puede hacerse de ella, pueden tender-se puentes hacia otros libros de teatro, incluso dela misma autora, Adela Basch, cuyas obras tra b a-

     jan un tono de humor y rima dentro de una pro-puesta de teatro.

    Un tema interesante a partir de este cuento es

    hacerse la pregunta: ¿quién hace las reglas? Hayreglas explícitas que son las leyes y normas, laconstitución, etc. y otras implícitas que son los

    hábitos que se van construyendo en los vínculosentre las personas que vivimos en una mismasociedad. A veces hay prácticas que se repiten, queoperan de norma, pero que no son norma, y que esbueno revisarlas, para poder vivir mejor en comu-nidad. Sería bueno poder preguntarles a los chicosqué “normas” implícitas ellos detectan, y cuálescambiarían y por qué. Y también hablar con ellosdel tema de las leyes que van cambiando a medi-da que una sociedad cambia y va necesitando dis-tintas cosas. Puede ser interesante pensar juntosque las leyes deberían ser una construcción colec-tiva, en nuestro país a partir del parlamento, y tam-bién a partir de organizaciones sociales que hacenvisibles con su lucha aquellas normas que habríaque cambiar. A veces hay derechos o conceptos

    que por ser obvios no se toman en cuenta en lasleyes. La historia de los artículos 7, 8 y 11 de laConvención Internacional de los Derechos delNiño, es justamente esa. Los artículos hablan de und e r e cho que parece obvio, el Derecho a laIdentidad, pero que a partir de la violación de esederecho por parte del Estado, es que las Abuelas dePlaza de Mayo han luchado para que se incorpo-ren. Hoy en día a esos artículos se los llama losartículos argentinos.

    Este cuento está representado por actores en

    el video.

    "Leyenda del otoño y el loro", da lugar, obv i a-mente, a contar otras leyendas. Y, más allá de con-tarlas, a investigar los ámbitos en los cuales fueroncreadas, y a descubrir la impresionante confluenciaentre paisaje y palabras que ellas llevan. Las leye n-das y los mitos tienen que ver con la particularm a n e ra en que cada pue