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Del hallazgo arqueológicoa la patología, en el milenario de Abulcasis

Begoña Torres GallardoFerran Sabaté Casellas

La caricatura médica en la revista satírica ¡Cu-Cut!(1902-1912)

Carla P. Aguirre Marco Susanna Llidó Torrent

Del hallazgo arqueológicoa la patologíaen el milenario de Abulcasis

Begoña Torres GallardoFerran Sabaté Casellas

La caricatura médica en la revista satírica ¡Cu-Cut!(1902-1912)

Nº 4 – 2014 – QUINTA ÉPOCA

REVISTA DE ESTUDIOS HISTÓRICOSDE LAS CIENCIAS DE LA SALUD

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MEDICINA e HISTORIANº 4 – 2014 – QUINTA ÉPOCA

REVISTA DE ESTUDIOS HISTÓRICOSDE LAS CIENCIAS DE LA SALUDPublicación trimestral

FUNDADA EN 1964

Fundación Uriach 1838Centro de Documentación deHistoria de las Ciencias de la Salud

Polígono Industrial Riera de CaldesAvda. Camí Reial 51-5708184 Palau-Solità i Plegamans(Barcelona-España)www.fu1838.orgfundació[email protected]

Director de la publicación:Dr. Juan Uriach Marsal

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ISSN: 0300-8169

© de la edición: Fundación Uriach 1838

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Portada: Reproducción del cuadro El

charlatán sacamuelas (ca. 1620-1625),

de Theodor Rombouts. Revista La

odontología, 1913. Fondo Biblioteca

FU1838.

S 4S Del hallazgo arqueológico

a la patología en el milenario de Abulcasis

Carla P. Aguirre Marco Susanna Llidó Torrent

S 20S

La caricatura médica en la revistasatírica ¡Cu-Cut! (1902-1912)

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Del hallazgo arqueológico a la patología, en el milenario deAbulcasis

presentamos dos pequeños uten-silios metálicos medievales queconstituyen un hallazgo ar-

queológico singular tanto históricacomo culturalmente (Fig. 1). Su estu-dio ha supuesto un viaje históricomé-dico de seis siglos, desde los orígenesde la profesión odontológica a la ciru-gía de abulcasis. Uno de los aspectosmás interesantes ha sido el recorridopor las imágenes de los instrumentosmédicos relacionados, así como porla tradición material de piezas fun-cionalmente similares a las estudia-das, cuyo origen hemos de situar enMesopotamia hace cinco milenios.

Se trata de dos piezas de broncemuy similares. Nos encontramos anteun pequeño utensilio de aseo perso-nal que podía llevarse encima conuna cadena, sujeto a la ropa por unafíbula o similar, puesto que incorporala argolla correspondiente. Los dosestán depositados en la Sección dearqueologia Municipal (SiaM) de Va-lencia, que nos ha facilitado su estu-dio1.

Uno de los extremos de su vástagocilíndrico es una cucharilla, o auris-calpium en la tradición romana, paraaseo de las orejas, pero útil tambiénpara la dosificación y administraciónde medicamentos, cosméticos o con-dimentos. el otro extremo es un mon-dadientes compuesto, en el primeroencontrado, por dos ramas planas di-vergentes curvadas hacia afuera unamás que la otra, con la finalidad deeliminar el sarro por raspado, la pri-mera en la cara lingual y la segundaen la vestibular de los dientes y lasmuelas (Fig. 2). en el segundo, larama menos curvada es de seccióncónica y, aunque incompleta, aca-bada muy posiblemente en una puntaaguda a fin de abordar los espacios in-terdentales (Fig. 3). podía dárselesademás otra utilidad como la lim-pieza de las uñas. Su pequeño tamañodescarta un uso específicamente qui-

rúrgico u odontológico. el ‘nudo’, yasidero, de ambas piezas es una fili-grana de hilo de bronce continuo, en-rollado en el vástago cilíndrico haciasu mitad, para ascender formando losespirales hasta acabar, también enro-llado sobre el vástago, más próximo alextremo del mondadientes.

ante el primer hallazgo valen-ciano únicamente encontramos dosinstrumentos similares identificadoscomo mondadientes, y los dos en lapenínsula ibérica. en 1938 aparecíael primero en una ocultación hispanojudía del siglo XiV en Briviesca, Bur-gos. Bien datado y catalogado en sucontexto arqueológico (Monteverde,1939), se ha vuelto sobre él en variasocasiones (Rueda; Sáez, 1992: 210-11; castillo, 2003). el otro fue recu-perado en 2008 en la localidad lusade Vila Maior de Sabugal, en los tra-

bajos de seguimiento arqueológico deunas obras de saneamiento (osorio,2011-12). aunque incompleto, se lerelacionaba con el burgalés por suspuntas, atribuyéndole un origen judíoy datándolo en época medieval-mo-derna sin mayor precisión. carece deun contexto arqueológico que atesti-güe fehacientemente ninguna de lasdos afirmaciones.

el mondadientes de Briviesca, elmejor conservado, es de plata y la or-namentación del cuerpo muy dife-rente de los valencianos.

… lleva tres esferitas con círculosconcéntricos y fajas en los cen-tros, motivos ornamentales de ori-gen granadino cuya supervivenciaalcanza casi a nuestros dias en lasbolas de los collares populares demuchos sitios de espana.

(Monteverde, 1939: 9)

José María López piñero, in memoriam

Carla P. Aguirre Marco* y Susanna Llidó Torrent**

Figura 1: Mondadientes valencianos islámicos del siglo Xiii. a) Maqbara de Roteros, SiaM n.1/887. b) arrabal de la Boatella, SiaM, n. 2/1103.

a)

b)

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Una de sus ramas es plana y po-dría servir al raspado del sarro, y lasegunda es una punta cónica, apro-piada para la limpieza de los espaciosinterdentales. Sin duda esta punta fuedeterminante para que Monteverde loasociara a la tradición del dentiscal-pium romano y lo identificara comotal. el otro extremo es una cucharilla.

La combinación de estos tipos depuntas en una sola pieza la encontra-mos en un instrumento odontológicodescrito y dibujado en el siglo XVi porFrancisco Martínez de castrillo(1520/30-1585) (Fig. 4):

este mondadientes que digo tienecuatro piezas que son necesarias ysuficientes para conservar limpiala dentadura. dos anchuelas a ma-nera de escoplillos, y dos puntea-gudas. de las dos anchuelas, la queestá recta es para la raíz de losdientes de parte de fuera; la queestá vuelta para lo mismo de partede dentro. de las dos puntiagudas,la que está derecha es para entrediente y diente de parte de fuera yla que está vuelta, para lo mismode parte de dentro. Y si le quisié-redes hace portátil y para de ordi-nario, mándenle hacer de oro ypequeño. Hase de afilar con una li-mita. destos mondadientes tienela industria Miguel Sánchez, pla-tero en el corral de la copera aquíen Valladolid.

(Martínez de castrillo, 1557: fol. 104v)

estos mondadientes metálicos de-bieron ser por tanto de uso frecuenteantes del texto de Martínez, y aunquenos encontrábamos ante el terceroidentificado como tal en el mundo, su-pusimos que otros se habrían inven-tariado como instrumental de usomédico o quirúrgico, o metálico sinmás. en efecto, es el caso de los judíosde Barcelona, del siglo Xiii (de Here-dia; Beltrán, 2013). Recientementehemos podido ver otro muy similar alque nos ocupa, también hispanojudío,en la Tárrega de comienzos del sigloXiV (amenós, 2014), al que con todaslas precauciones se le atribuye un po-sible uso como despabilador de can-dil, pero que es el más parecido a losvalencianos en su manufactura y or-namentación.

en consecuencia se buscaron ex-presamente en los depósitos del SiaMy de inmediato se encontró otro mon-

Figura 2: Mondadientes de la Boatella. intervención arqueológica ‘1paiMeR’, Valencia, siglosXii-Xiii. Bronce. dimensiones: 6x0,2x4,5 cm; cucharita de 0,4 cm de longitud. SiaM (n.2/1103).

Figura 3: Mondadientes de la ‘necrópolis’ de Roteros. Maqbara de Roteros (ss. Xi- ‐Xiii), callepalma, Valencia. Bronce. dimensiones: 4,5x0,2x4,5 cm; cucharita de 1 cm de longitud. SiaM(n. 1/887).

Figura 4: Mondadientes y ‘limita’ para afilar sus bordes cortantes y puntas. Francisco Martí-nez de castrillo, 1557: fol. 104v.

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dadientes con diferente ornamenta-ción, lo mismo que una cadena, in-ventariados con el primero, y algodespués, el segundo que presenta-mos, prácticamente idéntico al pri-mero, pero procedente de unaintervención arqueológica distinta(pascual; Serrano, 1996). asociado aun enterramiento musulmán del ce-menterio del arrabal de Roteros –quese amortizó con la conquista cristianade la ciudad–, podemos identificarlocomo hispano-musulmán y anterior ala conquista cristiana de Valencia, po-siblemente de comienzos del sigloXiii (Fig. 1a y 3). el primero (Fig. 1by 2) procedía de la excavación en elarrabal de la Boatella (Herreros, dir.,2008) y se encontró en una escom-brera que abarcaba la profundidad delos estratos musulmanes datados en

los siglos Xii y Xiii. al ser práctica-mente idénticos en su material, sumorfología y su manufactura, lo mássensato por ahora es defender si no elorigen, al menos sí el uso islámico deambos. culturalmente singulares,pues, hasta la fecha, e históricamentelos más antiguos identificados.

La utilización de palillos para lalimpieza de los dientes tras las comi-das, en especial los espacios inter-dentales, los mondadientes oescarbadientes, está extendida entodas las culturas. Bien de madera,usando ramas adecuadas o talladas atal efecto, bien de otros materialesnaturales –hueso, cálamo, marfil…–,y desde luego de metal cuando setuvo acceso, para quien se lo pudierapermitir. Recordemos el uso que loschimpancés y babuinos hacen deramas de su entorno, seleccionadasexpresamente para ello, como palillosde dientes (Fig. 5); incluso para la ex-tracción de dientes enfermos(McGrew; Tutin, 1972 y 1973) (Fig.6); o las lesiones dentales encontra-das en neandertales que apuntaríanal uso frecuente de mondadientes(Lozano et al., 2013).

Figura 5: Macaco hurgándose los dientescon un palo de madera en la puerta de pie-dra del Templo de Tanah Lot (Bali).

Figura 7: Juego de aseo personal y su estu-che, en oro; arete de plata. 3000- ‐2500 a,c.Tumba pG/580, cementerio Real de Ur. Woo-ley, 1934: vol. 2, pl. 137; 151. Museo Nacio-nal de iraq, Bagdad (n. B4306). Hayreproducciones en el Museo de la Universi-dad de pensilvania y en el Museo Británico.

Figura 6: chimpancé extrayendo una muela(un segundo premolar deciduo) y dibujo de la herramienta y la muela avulsionada.McGrew, Wc; Tutin, c.e.G., 1973.

Figura 8a: Dentiscalpia. Juego de aseo personal que une en un arete pinzas (vulsella) y pa-lillo (dentiscalpium) romanos, en bronce. colección histórico-médica de la Universitat de Va-lència. iHMc López piñero (cSic-Universitat de València).

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el palillo de dientes metálico sueleasociarse en nuestra cultura al den-tiscalpium romano y suele rastrearsesu uso extendido hasta el egipto ar-caico. Sin embargo, los mesopotámi-cos hallados en Ur, en las tumbasreales de la tercera dinastía, lo datanhacia el 3000-2500 a. c. (Wooley,1934: vol. 1, 112-13; vol. 2, 13 y pl.137 y 151). Uno de éstos es exacta-mente un juego de aseo personal queune en un arete de plata pinzas, cu-charilla y palillo en oro (Fig. 7), comolos romanos tan habituales en bronce(Fig. 8a). No debe extrañarnos enton-ces que en cualquiera de las culturasdonde la higiene dental tradicional-mente utiliza maderas, existan tam-bién mondadientes metálicos, comoen la india (Fig. 9), e incluso entre losmusulmanes, cuyo tradicional siwāko miswāk –especialmente apreciadoel de Salvadora pérsica L.– funcionacomo cepillo dental. es el caso depueblos beduinos del norte de omán,o de pueblos nigerianos, de cuyosmondadientes metálicos reúne unacopiosa colección el Museo Británico.También el lejano oriente participade esta tradición (Fig. 10).

parece que la pieza de dos puntasque estudiamos une en un solocuerpo las funciones del juego de va-

rias piezas de aseo personal. Y debíaestar muy extendido su uso entre lapoblación peninsular medieval tantojudía, como islámica, como cristiana,para que constituyera un instru-mento de uso odontológico tanto per-sonal como ‘profesional’ en el sigloXVi.

como es sabido, la literatura delSiglo de oro está repleta de referen-

cias a las ideas y prácticas popularessobre la boca y los dientes, y sus en-fermedades. Muchas veces la ironía ola sátira nos permiten hacernos unaidea de la cultura odontológica popu-lar, como las descripciones de laépoca sobre la suciedad de los dien-tes –manchas verdes, negras y amari-llas–, especialmente recomendable enlas viudas recientes para no “llamar”

Figura 8b: Dentiscalpia. Reproducción en plata de un ‘exvoto romano’, que es sin dudaun mondadientes. (Tienda--Librería del Museu de prehistòria de València). colección par-ticular.

Figura 10: Mondadientes y cucharilla de oro, china. Fotografía cortesía del profesor elí-seo plasencia.

Figura 9: Mondadientes y cucharilla deplata. Rahastan, india, ci. 1930. colecciónparticular.

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a los hombres. Recuérdese que entrelas re-regulaciones, por decirlo así, dealfonso Xi sobre la vida cotidiana, seprohibía expresamente la utilizacióndel mondadientes, lo que apunta a loextendido de su uso en el siglo XiV,aunque también desvela las ideas delmundo cristiano sobre la higiene bu-codental. Los estrictos preceptos ju-díos e islámicos al respecto habíanderivado en pautas de comporta-miento normales más allá de los ri-tuales y creencias religiosas, comosucede hoy en día. a diferencia de lospreceptos islámicos, según los estu-dios consultados el Talmud no parecerevelar normas, procedimientos niinstrumentos especiales de higienebucodental (Gauval, 1958).

pero la sátira literaria e incluso laburla abierta también revelan que enel siglo XVi esa cultura odontológicapopular ‘cristiana’ estaba cambiandoy, en gran medida, como veremos,bajo la influencia de la nueva odonto-logía renacentista y la ideas sobre ‘laboca perfecta’ de Martínez (1557),cuyo texto se llegaba a copiar literal-mente y a versificar, como es sabido,en El viaje entretenido de agustín deRojas (1603). Tras las recomendacio-nes de los procedimientos clásicos dehigiene cotidiana de la boca y losdientes, –la limpieza con un pañofino y los enjuagues con agua y convino aguado–, pero ahora tambiénexpresamente a fin de conservar ladentadura, tras Martínez, encontra-mos una enumeración de más dediez materiales distintos utilizadoscomo mondadientes: ocho varieda-des de maderas o ‘palos’ –de biznaga,tea, enebro, de nogal, sauce, lentisco,malvavisco e hinojo– y el cálamo deganso, que considera lo más ade-cuado. pero también menciona laplata y el oro de los de Martínez decastrillo, aunque no recomiendaRojas utilizarlos de ordinario:

Los mondadientes que se usanson tan diversos y tantos, queunos los traen de biznaga, tea,enebro y otros palos, de nogal,salce, lentisco, malvarisco, hi-nojo, y damos en traer de plata yoro, que esto es malo de ordina-rio; y lo mejor que es de todo, yque más fácil hallamos y podría-mos traer, es una pluma de ganso:pues no tiene calidad contraria,es recio y delgado, y limpia entrediente y diente mejor, y es mucho

más sano que los demás que aquíhe dicho y de que muchos usa-mos, corta la toba mejor y éste hade ser romo y blando.

(agustín de Rojas, 1603: 90)

el uso del mondadientes, o sim-plemente biznaga –por lo común deesta madera, el tallo seco de la Ammivisnaga (L.) Lam., –popularmente untipo de cardo silvestre o nerdo–, fi-gura también en incontables ocasio-

nes, especialmente satíricas, en la li-teratura, como cuando lo ostentan loshidalgos pobres para hacer ver quehabían comido. en cambio sobre losmetálicos, que irían poniéndose demoda como verdaderas joyas paralucir entre la nobleza europea a lolargo de los siglos XVi y XVii, apenashemos encontrado una referencia enla obra de cervantes, en su comediaLa entretenida:

pidióle a una fregona un amantealcorçado le diese de su ama unpalillo de dientes y ofrecióle por élcuatro doblones. Y la muchachaboba trújole de su amo, que eraviejo y sin muelas, el palillo. Él diolo prometido, y engastándole enoro, se lo colgó del cuello, cual sifuera una reliquia de algún santo.Gemía ante él de hinojos, y al paloseco y suyo, plegarias enviaba queen su empresa dudosa le ayudase.

(cervantes, 1615, fol. 185 r)

el mondadientes –o su funda– enmetales y piedras preciosas, adoptóen los siglos XVi y XVii una morfolo-gía diferente, en garfio (Fig. 11 y 12),y lo lucían colgado al cuello tanto lasmujeres como los hombres (Fig. 13 y14). Más allá de las fronteras del im-perio hispánico, en italia y en ingla-terra esta moda caía en desuso, segúnpenny (2005: 282-83), a finales delmismo siglo XVi. existe el antece-dente del dentiscalpium en garfio enel mudo romano, desde luego, aunquea veces se tome por un amuleto o ex-voto sin más (Fig. 8b). Recordemos

Figura 11: Mondadientes y cucharilla en oro y piedras preciosas. Joya española, s. XVi-XVii.Recuperada del naufragio del Galeón Santa Margarita en 1622 en la costa de Florida.

Figura 12: Mondadientes alemán en oro ypiedras preciosas, ci.1580. Victoria and al-bert Museum of art and design, Londres (n.294-1854).

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que el primero conocido, el de Ur, eratambién una joya para lucir en suhermoso estuche cónico de oro la-brado, colgado de un fajín de plata alque también estaban sujetos la dagay el sello cilíndrico, y que acompañóa su dueño en la tumba.

Se ha investigado a fondo el con-tenido odontológico de la literaturadel siglo de oro y en especial la decervantes. desde al menos Vindel(1952), destacan por su sistematiza-ción y calidad los estudios de car-mona (1972) y del Valle (2010), perotambién lo abordan las exposicionesgenerales de historia de la odontolo-gía española como son las de Gonzá-lez iglesias (1981; 1994) y de SanzSerrulla (1998). Una de las conclu-siones es que la primera obra de Mar-tínez de castrillo, su Coloquio breve ycompendioso sobre la materia de ladentadura y maravillosa obra de laboca, tuvo una gran difusión, aunqueno suela citársele. No sólo en la lite-ratura; también sucede así en obrasmédico-quirúrgicas menores dirigidasa los barberos y cirujanos romancis-tas de siglos posteriores. el olvido casiabsoluto del autor se ha prolongadohasta finales del siglo XX cuando car-mona arroyo (1972) puso en valor sufigura y su obra, que desde entoncesse consideran las iniciales de la pro-fesionalización de la odontología.

para nosotros ha sido crucial en laidentificación de los instrumentosque nos ocupan (Fig. 15), pero tam-bién nos desvela que la indicación dela tartrectomía o eliminación delsarro había dejado de ser una meracuestión de aseo y estética en el sigloXVi, explícitamente, al menos, paraMartínez. pero ¿sólo en esta obra?, y¿desde cuándo era así?

La figura y la obra de FranciscoMartínez de castrillo encajan perfec-tamente en la nueva cirugía delmundo mediterráneo del siglo XVi(Laín entralgo, 1954). dentista uni-versitario, era bachiller cuando escri-bió el Coloquio breve y compendiososobre la maravillosa obra de la den-tadura (1557) y licenciado cuando sepublicó su Tratado (1570), ambos encastellano. a pesar de la existenciadesde 1530 de una serie de folletosdedicados a la práctica de los barbe-ros, los anónimos Zene Artzney (1530ss.), el Coloquio puede considerarseel primer tratado de odontología pro-piamente dicho del mundo: se trata

de una exposición sistemática de lasenfermedades bucodentales en elmarco del saber médico general delmomento. Recurre al humoralismogalénico como interpretación doctri-nal, pero atiende principalmente a lascausas locales por su evidencia clí-nica para explicar la fisiopatología yla patogenia de las enfermedadesodontológicas. establece estas enfer-medades y describe sus formas clíni-cas, su diagnóstico diferencial y supatocronia. La higiene resulta funda-mental en esta obra, mientras que lostratamientos se abordan de formamuy general.

Hasta entonces el saber normal ypatológico sobre la boca y los dientesse hallaba disperso en los libros mé-dicos; el tratamiento de las enferme-dades dentales estaba en manos delos barberos (carreras: 1974, delValle: 2010), una ocupación artesanalde baja posición social, pero tan he-terogénea como para albergar al li-cenciado Martínez, una de cuyaspreocupaciones fundamentales fueelevar el nivel de la odontología alrango de la medicina y la cirugía.como dentista de Felipe ii, cobrabaun salario similar al del médico de cá-mara, y cuando viejo y enfermo, si-

Figura 13: detalle de mondadientes. Retrato de Lucina Brembati, de Lorenzo Lotto, ci. 1518,accademia carrara, Bergamo.

Figura 14: detalle de mondadientes. Retrato de un joven, atribuido a alessandro oliveri, ci.1518. National Galery of ireland, dublin (NGi 239).

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guió cobrándolo retirado de la cortecon la condición de atenderla en casode necesidad (carmona, 1972). el re-tiro con salario era un privilegio re-servado a médicos y cirujanos decámara, como fue el caso del valliso-letano dionisio daza chacón (ca.1510-1589) cirujano de los ejércitosde carlos V y Felipe ii.

Resulta fácil establecer más para-lelos entre ambas figuras, daza y Mar-tínez. escriben en castellano a fin deque les entiendan los barberos ydemás empíricos, intentando elevarlos niveles tanto teóricos como apli-cados de las disciplinas de cuyo ejer-cicio se sienten muy orgullosos. Nosolo han de fundar sus prácticas en laciencia, sino también en la experien-cia de otros, y ofrecen suya propia,dilatada y reconocida, en sus libros.

daza defendió la unidad de la me-dicina y la cirugía según la tradiciónclásica; consideraba la cirugía la másnoble y más cierta de las partes de lamedicina, y aún más, que sólo es ver-dadero médico el que también es ci-rujano.

… muy poco me deleitan los mé-dicos que demasiadamente se en-tretienen en la filosofía natural, yno llegan al remedio de los rendi-dos a la enfermedad. acaéceles aéstos lo que a las higueras locas

que convidan con su verdor y fres-cura a cualquiera que las mira, yllegados a ellas, por su esterilidadlas maldicen.

(daza chacón, 1673, prólogo allector (i)

aunque daza, en el final de suvida, está en posición de arremetercontra los médicos que mucho espe-culan y no hacen, contra una medi-cina incompleta sin la cirugía, aMartínez le basta con exponer sose-gadamente la necesidad tanto desaber como de saber hacer que ni mé-dicos ni cirujanos cumplen en lo queconcierne a las enfermedades odon-tológicas. Y recurre al símil de la mú-sica: por muy docto que sea uno enella, si no aprende a tañer la vihuela,dice, no puede hacer música con ella(Martínez, 1557: 91v-92v). en algu-nos casos considera imprescindible elconcurso del médico y del cirujanojunto al barbero, con la consiguienteprotesta de sus interlocutores en elColoquio, que ven su ruina de proce-der así:

–Valerio [Martínez]… me pareceque se debía de hacer y haría yosi el mal fuese de calidad, llamar atodos [médico, cirujano y bar-bero], porque la experiencia delos unos y la ciencia de los otros

aseguran más el daño del pa-ciente. Y no debe de estorbar losunos que llamen a los otros, y porel contrario … si lo hacen bien notiene por qué pesarles que lo veaquien lo entiende, y si mal, por-que le enmienden…

–Gracilinda [criada] … si para ella[su señora] es menester tanto ne-gocio y aparato que ha de ser acosta de su dote, con tan ruinesdientes poco ha menester comer;yo que los tengo buenos, benditodios, quiero tener qué comer …

–No es menos mal no poder comerque poder y no tener qué.

(Martínez,1557: fol. 97v-98r)

La amplia y dilatada difusión gene-ral del Coloquio se debió en gran me-dida a la claridad de su castellanocastizo y su estilo dialogado, pero tam-bién porque, a la vez que expone deforma sistemática la patología dental,su prevención, sus tratamientos y losinstrumentos especiales, que dibuja ydescribe con todo detalle, revela lasideas vigentes en la época y extendi-das entre la población sobre las enfer-medades bucodentales y las formashabituales de tratarlas, muchas de lascuales desmiente con una claridadmeridiana. entre ellas, como es sa-bido, que la caries la causen gusanos.

–digo que en el neguijón no haygusanos, sino que es una corrup-ción que se hace en el diente omuela como en otro miembro delcuerpo. Y de esto tienen harta ex-periencia y son buenos testigos losbarberos y maestros de sacarmuelas, que ninguno de ellospodrá decir que halló en muela nidiente gusano, si no fuere algunoque quiere burlar…

–Yo lo creo, pero ¿qué me decís delos gusanos que caen en la escudi-lla del agua?

–ahí está el engaño y su principio.Sabed que aquellas peloticas decera con que sahúman, tienencierta simiente de beleño y po-rrino, o cebollino, y cuando sahú-man, o aquellos gusanos ya estánen la simiente y con el calor saleny se caen en las escudillas …

(Martínez, 1557: fol. 69r-69v)

Sus argumentos son los mismosque habría de utilizar pierre Fau-chard (1678-1761) en el siglo XViii

Figura 15: composición comparativa de las puntas de los mondadientes valencianos y los similares identificados como tales hasta hoy. A) Valencia, Maqbara de Roteros, s. Xi- ‐Xiii.SiaM: n. 1/887. B) Valencia, arrabal de la Boatella, s. Xii- ‐Xiii. SiaM: n. 2/1103. C) ‘Dentis-calpium’, s. XiV, Tesorillo i, Briviesca. Museo de Burgos (n. 733). D) ‘Dentiscalpium’, VilaMaior, Sabugal, portugal, época medieval-moderna. E) Mondadientes para uso personal. Fran-cisco Martínez de castrillo, 1557: fol. 104v.

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(1728:100), a quien se atribuye equi-vocadamente el mérito de desterrarde la medicina esta creencia cuyosorígenes son tan antiguos como la hu-manidad, y que hoy atestiguan ex-presiones coloquiales habituales enValencia y cataluña como tindre lesdents cucades o corcades. Sólo la te-oría celular del siglo XiX podía falsarla doctrina de la generación espontá-nea, y con ella que los dientes ‘cria-ran’ gusanos. aunque la historiografíamás reciente tiene ocasionalmenteen cuenta el Coloquio, todavía algu-nas de las mejores exposiciones ge-nerales de historia de la odontologíase empeñan en considerarlo un librode divulgación, como es el caso deHoffman-axthelm (1981).

Francisco Martínez de Castrillo yla periodoncia en los orígenes dela profesión de odontólogo

considera Francisco Martinez elsarro, la toba, una enfermedad conentidad propia:

cuatro son las pasiones que co-múnmente se padecen en la den-tadura. La primera … es lacorrupción del hueso del diente omuela, que llaman neguijón. Lasegunda la corrupción o apostemade las encías. La tercera la tobaque se cría sobre ellas y el diente.La cuarta movimiento de la den-tadura por ocasión de golpe.

(Martínez, 1557: fol. 63v.)

es una de las cuatro enfermeda-des de la dentición definitiva, la ter-cera edad de los dientes, ‘cuando yahan mudado todos y han dejado decrecer’, con la caries, la inflamaciónde las encías y la movilidad de losdientes por traumatismo.

La acumulación de toba en dien-tes y muelas provoca la enfermedadde las encías y la pérdida de las piezasdentales. ‘…no hay cosa que dañemás las encías y la dentadura.’ estabaextendido considerar que eliminar elsarro causaba la pérdida de los dien-tes y que en consecuencia había queabstenerse de retirarlo, cosa que seencarga de desmentir:

–…tengo en los dientes un pocode toba y no la oso quitar porquedicen que ayuda a sustentarlos…

Que así como un apoyo sustentauna pared cuando quiere caerse,ni más ni menos al diente la toba.

– …eso que decís no es pequeñoengaño … cuando se hace unpoco de toba, si no la quitan vienea crecer tanto que la de un dientese junta y viene a pegar con la delotro, y de uno en otro se hace todouna, y tan grande que abraza todoslos dientes, así de parte de dentrocomo de parte de fuera, y gasta laencía y enflaquécela tanto, que lamayor fuerza que tienen los dien-tes, y quien los sustenta, ya es latoba. [… ] pero yo os certifico quesi la quitaran con tiempo, no ne-cesitaran los dientes tan malosarrimos […] en los principios hasede quitar, que mejor fuerza yapoyo es la carne que la toba, quepor dejarla criar quitó y gastó laencía y se puso ella en su lugar, loque no hiciera si no le dieran apo-sento. porque esta es la condiciónde tan ruin huésped, apoderarsepoco a poco de la posada y echaral dueño della.

(Martínez, 1557: fol. 99v-100v)

en la tradición grecolatina se re-comendaba la limpieza de los dientesy muelas con un lienzo empapado enagua o vino y una serie de colutoriospara enjuagarlos. ‘el hierro no debetocar los dientes’ era una afirmaciónarraigada en la cultura popular quetambién el autor se ocupa de matizary desmentir.

–…dicen que es dañoso llegar hie-rro a la boca. […]

–… conozco muchas personas queantes perderán la dentadura queconsentir hierro en la boca.

–Todos los que bien entiendendeste negocio dirán, y no sinrazón, que no se limpien los dien-tes con aguja, cuchillo, ni con otracosa alguna de hierro, teniéndolopor mondadientes ordinario, por-que es dañoso por la mucha frial-dad que tiene. pero esto hase deentender comúnmente, y nohacer como hacen regla general… desengañaos pues desto, queno hay cosa que mejor y más deli-cadamente quite la toba una vezformada, y más sin perjuicio de ladentadura, que con hierro muybien afilado y a propósito.

(Martínez, 1557: fol. 101r)

para Martínez de castrillo es pre-ciso librar de sarro a los dientes entodas sus superficies con una serie deraspadores metálicos de diferentespuntas, adecuadas cada una paraabordarlo allá donde esté. Sus dibujosse acompañan de descripciones pre-cisas tanto de las puntas de los ins-trumentos como de sus usos y losprocedimientos que deben seguirse.propone cinco instrumentos quesuman el total de nueve puntas dife-rentes (1557: fol. 94v-95-v.) (V. Fig.19). Hay que raspar sin golpear tantasveces como requiera la eliminacióncompleta del sarro. pero no sólo eldentista debe proceder así, sino querecomienda para la higiene cotidianahacerse fabricar un mondadientes deplata –también de oro– con dos ras-padores “a modo de escoplillos” –uno“recto” y otro “vuelto”–en un ex-tremo, y dos palillos –uno recto y otrovuelto– en el otro. además reco-mienda la ayuda del barbero ‘cuandoacuda al domicilio’; otra razón máspara saber que estos mondadientesson propios de las clases acomodadas,las que pueden permitírselos, aunqueen el diálogo los diferentes personajesrepresentan los diversos estratos so-ciales. Se trata de evitar la acumula-ción de sarro desde el principio paraque no alcance tal cantidad que al re-tirarlo caigan con él los dientes, al noestar anclados ya por la enfermedadde las encías que el sarro habría idoocasionando. También acusa de igno-rancia, o de codicia, al artesano quese atreve a llevarse de una vez la fé-rula, por decirlo así, de sarro y conella los dientes (1557: fol.100r).

Sobre las causas de la enferme-dad, el sarro, contempla primeroentre las materiales una local que enabsoluto nos sorprende hoy: ‘común-mente del manjar que entre los dien-tes queda, el cual pudre y daña lacomplexión y la sustancia de la en-cías y la dentadura. (1557: fol. 101v.),seguida de la interpretación humoralgalénica correspondiente.

como hasta el momento los sabe-res sobre la boca, los dientes y sus en-fermedades se encontraban dispersosen las obras médicas, se ha buscadolos capítulos odontológicos en lasobras quirúrgicas de la época. en par-ticular la de los cirujanos universita-rios, representantes del galenismohipocratista y de la novedad renacen-tista de incluir la propia experiencia

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profesional junto con el saber de lasautoridades clásicas. casi todas con-tienen capítulos sobre el dolor demuelas, lo que incluye la discusiónclásica sobre la naturaleza ósea de losdientes, la erupción continuada y susensibilidad. pero apenas nada más.Se atribuye el escaso interés de los ci-rujanos por las cuestiones bucodenta-les al hecho de ser propias debarberos, de posición social muy pordebajo de la suya, especialmente de lade estos cirujanos universitarios (car-mona, 1972). Nosotros hemos vueltosobre los libros del vallisoletano dio-nisio daza chacón, de Juan Fragoso(ca.1530-1597) y del aragonés Juancalvo (ca.1535-1599) buscando loscontenidos relativos a la tartrectomíay el sarro, sin resultado (Fig. 16).

daza chacón, el más antiguo de lostres, publicó tardíamente su cirugía,en 1584, tres años después de que lohicieran Juan Fragoso y Juan calvo.Universitarios también y catedráticoel aragonés en la Universidad de Va-lencia, son representantes del hipo-cratismo más radical hasta el puntoverse obligado calvo a disculpar ex-presamente las fuentes árabes de Guy

de chauliac (ca.1300-1368) –porqueno habría tenido acceso a las obras deGaleno, llegará a decir.

Los tres se extienden sobre eldolor de dientes entre los apostemasparticulares tras abordar narices yoídos siguiendo el orden expositivo derigor a capite ad calcem. daza se ex-tiende más que Fragoso o calvo, perotodos incluyen la discusión clásicasobre si son huesos los dientes y si tie-nen sensibilidad en sí mismos. Tam-bién siguen a los clásicos al atribuirlesla erupción continuada, sin la que,afirman, el desgaste fisiológico acaba-ría pronto con dientes y muelas. Lostratamientos para la odontalgia vandesde la materia médica a la cauteri-zación, y si no fuera suficiente, a ladestrucción del diente enfermo desdedentro, y hasta su extracción. Sólo endaza encontramos la recomendaciónde ligar con alambre el diente move-dizo o caído con el sano contiguo.Nada dice ninguno sobre la enferme-dad de las encías causada por el sarroy su eliminación para prevenirla, aun-que en daza encontramos una des-cripción de lo que en Martinez decastrillo es la toba, como justificación

teórica de que los dientes sí tienenmantenimiento (nutrición y creci-miento) siguiendo a avicena:

alguna vez se aposteman los dien-tes y esto no es maravilla, porquetodo aquello que se mantiene, esimposible que no tenga superflui-dad del mantenimiento: porque sino tuvieren estas superfluidades,no se pararían verdes ni negros, yesto no es sino por las superfluida-des que los penetran, y esta es laverdad porque como dijo Galeno…

(daza, 1673: 340-41. Libro 3. cap. 62. ‘del dolor de

los dientes que viene por causade inflamación’)

pero Juan calvo editó la GranCirugía de Guy de chauliac en Va-lencia en 1596. Se trata de una delas últimas, si no la última traduc-ción a una lengua vernácula de laobra de la autoridad medieval. Nosofrece la edición comentada deJuan Falcó († Montpellier, post.1542), profesor y decano de la fa-cultad de medicina de Montpellier,pero la ha puesto al día incluyendonovedades como las anatómicas del

Figura 16: composición. detalle del mondadientes valenciano (SiaM, n. 2/1103) y de los libros renacentistas de cirugía, impresos en Valencia,de Guy de chauliac por calvo (1596), del propio calvo (1674) y de daza (1663), junto con el de Fragoso (1608), del Fons antiq de la BibliotecaVicente peset Llorca del iHMc López piñero (cSic-Universitat de València).

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valenciano Luis collado (ca. 1520-1589). podemos allí leer el epígrafesobre ‘la limosidad y feo color de losdientes’, limosidad que hay que eli-minar con

raspadores y espatumines pararaer los dientes si la limosidad esdura y no se va con enjuague y re-targándolos con polvos y otros delmaestro pedro [Hispano].

(Guido de cauliaco, 1596: 574.Libro 6, cap. 2)

La fuente principal para los pro-cedimientos e instrumentos en estaparte dedicada a la cirugía bucodentales abulcasis, mantenida por calvo enesta edición. para la patología, régi-men y fármacos ‘de las pasiones delos dientes’ sigue chauliac especial-mente a avicena (ibn Sīnā, 980-1037) y Haly abbas (‘alī ibn al-‘abbāsal-Maŷūsī, † 982-994) que tambiénmantuvo el intérprete. calvo no des-conocía en absoluto la materia, sinoque no la consideró materia para supropia obra quirúrgica.

Una de las primeras obras médi-cas en imprimirse fue la CirugíaParva de Chauliac cum Albucasis(Venecia, 1497). Se trata también dela primera impresión de la cirugía deabulcasis, el libro trigésimo y últimode su tratado de medicina, Kitāb al-taṣrīf li-man ‘aŷiza ‘an al-ta‘līf, quedata de finales del siglo X. Siguióreimprimiéndose sin modificacioneshasta mediado el XVi: al menos ochoimpresiones hasta 1541. el capítulo29 de la segunda de las tres secciones(abwāb) que componen la cirugíaestá dedicado al raspado de los dien-tes con instrumentos metálicos (al-Zahrāwī, ci. 1500: fol.16r). Reproduceliteralmente el texto de la primeratraducción del árabe al latín, la deGerardo de cremona († 1187) en elsiglo Xii. parecen haberse conservadoal menos 29 manuscritos de la ciru-gía de abulcasis en latín anteriores ala imprenta que, al igual que las pri-meras traducciones al francés y al oc-citano, mediado el siglo Xiii y en laprimera mitad del siglo XiV respecti-vamente, corresponden al texto decremona (Trotter, 2005: 2-3). en loque concierne al capítulo 29, casiidéntica es la traducción latina deJohn channing (1778:181-183) a par-tir del árabe de los manuscritos bo-dleianos de Marsh (n.54) del sigloXiii, y de Huntington (n.156), del

siglo XV, que serán también las fuen-tes principales de la posterior traduc-ción al inglés de Spink y Lewis (1973:273-74). La traducción del árabe alfrancés de Lucien Leclerc trataba desuperar con distintos manuscritosárabes de la cirugía de abulcasis y deotros autores, junto con las traduc-ciones conocidas, manuscritas e im-presas hasta entonces (Leclerc, 1861:i-xiv) las graves deficiencias que de-tectaba tanto en las fuentes como enla propia versión latina de channing,al que reprochaba también sus bur-das reproducciones gráficas de losinstrumentos dibujados en los ma-nuscritos originales. apenas difiere sutexto del resto en este capítulo sobreel sarro, pero lo hace en un asuntocrucial: el sarro provoca, dice, la mo-vilidad de los dientes (Leclerc, 1861:97-98).

Nuestra propia versión castellanapretende recoger los matices y va-riantes de las anteriores desde la la-tina de Gerardo de cremona, en unmanuscrito del siglo XiV (al-Zahrāwī:1993), hasta la segunda mitad delsiglo XX, aunque somos conscientesde la diferencia entre las traduccio-nes para la medicina viva de las pos-teriores guiadas por un interéserudito históricomédico y filológico,como es el caso de las de Lucien Le-clerc y de Spink y Lewis.

Sobre el raspado de los dientescon el hierro:

a veces se adhieren a la superficieinterna y externa de los dientes ytambién entre las encías escamasásperas y feas, a veces negras, oamarillas o verdes, desde las quese trasmite la corrupción a las en-cías [y a los dientes] y los dientesse vuelen feos [se aflojan, Le-clerc,1861: 98].

Lo sentarás [al enfermo] ante tícon [su cara entre tus manos] sucabeza en tu regazo y rasparás losdientes y las muelas donde obser-ves costras o sustancia terrosa,hasta que nada quede de ella; hazlo mismo en todos los casos, seannegras, verdes, amarillas, etc.hasta que nada quede. Si lo consi-gues la primera vez, bien; pero sino es así, repite el raspado al día si-guiente y un segundo día y un ter-cero hasta conseguir tu propósito.

debes saber que los dientes re-quieren raspadores de diversas

formas y figuras según la natura-leza del procedimiento, porque laherramienta con la que raspas lacara interna es diferente de la quesirve para raspar la externa, y laque raspa entre los dientes tam-bién es distinta. He aquí una seriede raspadores que debes tenertodos preparados junto a ti.

(al-Zahrāwī, La cirugía, 2ª parte,cap. 29. Traducción castellana apartir del latín medieval de cre-mona (1999) y (ca.1500: fol. 16r);del latín de channing, 1778: 181-183; del francés (Trotter, 2005:114) y del occitano (Grimauded.,1985: 81-82) medievales; delfrancés (Leclerc, 1861: 97-98) ydel inglés (Spink; Lewis, 1973:273-274) .

Sigue al texto la imagen de entre14 y 16 raspadores según los diferen-tes manuscritos y las diversas impre-siones. el término árabe es miŷrad, elmismo que se utiliza en el capítulo co-rrespondiente para designar al instru-mento que ha de raspar el hueso(Spink y Lewis, 1973: 274). No se tratade cucharillas, como las legras, dellatín ligula, o curetas, que también seutilizan quirúrgicamente para raspar,ni de limas, que sí se empleaban en losdientes, especialmente para rasarlos alplano de mordida. invariablemente setraduce al latín medieval por raso-rium, al francés medieval por raseur,al occitano por razori. en el sigloXViii su edición latina dirá scalprumy rasorium, en francés moderno ru-gine; scraper en inglés.

de los 41 manuscritos árabes delTaṣrīf que reúne el Corpus medico-rum arabico-hispaniorum (peña etal. 1981: 83-84), seis son de la obraentera, aunque sólo de tres se hacomprobado que está completa o casicompleta. diecisiete recogen exclusi-vamente la cirugía, seis de ellos deforma incompleta incluido el bo-dleiano de Huntington (n. 156). en elsiglo XV, el primer manuscrito turcode cirugía, de charaf ed-din, es unaversión literal del texto de abulcasis,aunque las ilustraciones son en sumayoría miniaturas que muestran lafigura humana en el procedimientooperatorio, recogiendo quizá la tradi-ción bizantina más que la islámica(Huard; Grmek, 1960).

Las imágenes de los raspadores desarro han ido reproduciéndose e in-

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Figura 17: Los instrumentos de tartrectomía de abulcasis a lo largo del tiempo en la tradición europea occidental. a) Ms árabe, Marsh n. 54,Bodleian Library, oxford. datación: 1271-72. b) Ms árabe, Huntington n. 156, Bodleian Library, oxford. datación: 1465-66. c) Ms occitanodel siglo XiV. ilustración de c. Fabré, en Grimaud; Lafont, 1985:82. d) Chyrurgia Albucasis …, Venecia, ci.1500, fol. 16r. e) instrumentosde abulcasis por Walter Ryff, 1559: fol. 38r. f) Raspadores del Ms Marsh n. 54. dibujo de John channing, 1778: 182. g) Raspadores del MsHuntington n. 156. dibujo de John channing, 1778: 183. h) Lucien Leclerc, 1861: lámina 2. i) Reproducción material de los 14 raspadoresbasada en Leclerc (h). institute für Geschichte der arabisc-islamischen Wissenschaften, Frankfurt.

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terpretándose a lo largo del tiempo(Fig. 17 y 18) en los sucesivos manus-critos árabes y latinos y, desde el sigloXVi, a través de la imprenta hasta lasversiones de channing en el sigloXViii. Lucien Leclerc, en cambio,como filólogo especializado en textoshistórico-médicos, trató expresamentede ofrecer una solución explicativa alcómo fueron funcionalmente en sumomento los instrumentos quirúrgi-cos que dibujara abulcasis, eludiendolos elementos estilísticos de cada ma-nuscrito o impresión y recorriendotambién las ilustraciones y textos deotros autores medievales, árabes ycristianos, y renacentistas (Leclerc,1861: xii). para ello los esquematizóatendiendo al procedimiento y uso, yha sido la base de la reproducción fí-sica de estos raspadores por el Institut

Figura 18. Los instrumentos de tartrecto-mía de abulcasis en cuatro manuscritos dela tradición oriental. a) Ms árabe Veliyyudinn. 2491, Süleymaniye Umumi Kütüphanesi,estambul. datación: 1271. b) Ms Basir agan. 502, Süleymaniye Umumi Kütüphanesi,estambul. (es el único árabe reconocidocomo completo del Tasrif ). c) La Cirugía decharaf ed-din (1465), el primer manuscritoturco de cirugía, que es una versión literalde la de abulcasis. Libro 2, cap.31, fig.73.(Huard; Grmek, 1960, fig. 137).

für Geschichte der Arabisch-Islamis-chen Wissenschaften de Frankfurt(Sezgin; Neubauer, 2003: 61). charlesNiel (1911) quiso completar desde laetnología esta intención histórica, es-tudiando directamente la cirugía den-tal en Trarza, un pueblo árabe delnorte de África que había conservadopor tradición tanto las prácticas comolos instrumentos de abulcasis. ofreceuna hermosa iconografía que, desgra-ciadamente para nosotros, no incluyelos raspadores de tartrectomía origi-nales. en 1964, Sami Hamarneh reco-gía la tradición iconográfica de losespecialistas en historia de la medi-cina medieval que inauguraran Gurtl(1898: vol. 1, 620-649) y Sudhoff(1918: vol 2, 16-84; 1964: 114-123) alreunir, reproducir y cotejar las imáge-nes de siete manuscritos árabes no ex-plorados hasta entonces desde esepunto de vista. desafortunadamente,sólo muestra los raspadores dentalesde un manuscrito árabe, y en cambioreproduce los de dos impresos latinosmuy conocidos (Hamarneh, 1964: 52-53). el capítulo dedicado a la medicinadel monumental catálogo de instru-mentos científicos y técnicos islámi-cos del citado instituto de Frankfurt esel que reúne el mayor número defuentes árabes y de imágenes (Sezgin;Neubauer, 2003: 1-94).

Abū al-Qāsim Jalaf ibn ’Abbās al-Zahrāwī (post. 936-ca. 1013), supervivencia en la cirugía y en lapatología de la enfermedadperiodontal.

Hace un milenio de la muerte delmédico cordobés al-Zahrāwī, pero suobra, especialmente su tratado de ci-rugía, le sobrevivió más de cinco si-glos. Se convirtió en una autoridad enla europa cristiana medieval, que la-tinizó su nombre como albucasis, Bu-casis, Zaharavius, abulcasis …, y losiguió siendo en la cirugía renacen-tista. en cambio parece que su in-fluencia en la propia al-andalus, y engeneral en la medicina árabe, fuemucho menor.

por su gentilicio se da por ciertoque nació en al-Zahrā‘, la ciudad cali-fal de abderraman iii, octavo califaomeya pero el primero cordobés. du-rante su reinado y más todavía el desu hijo al-Hakam ii, la ciencia anda-

lusí alcanzó su máximo esplendor,cuando córdoba era la segunda ciu-dad más importante del mundo des-pués de constantinopla. (Vernet,2006). en lo que concierne a la me-dicina andalusí, recordaba López pi-ñero en 1991 que ocupa en la historiauna posición cuyo relieve no ha sidoigualado por ninguna otra de las cul-turas que antes o después han tenidocomo escenario la península ibérica.

La historiografía más reciente(Huard; Grmeck, 1960: 58-65; Spike;Lewis, 1973: vii-xv; irblich, 1993)acepta su nacimiento próximo a lafundación de al-Zahrā‘, a partir delaño 936, y prefiere hoy la fecha queofreció constantino el africano,1013, como la más aproximada al añode su muerte. También se tiende a re-chazar hoy por falta de pruebas queviajara a damasco para formarse, oque fuera médico de los califas y sucorte.

Los manuscritos árabes de la ci-rugía de abulcasis se sucedieronhasta más allá del siglo XVi, pero elorigen de la transmisión de esta obraal mundo cristiano hay que situarloen el siglo Xii cuando en Toledo Ge-rardo de cremona († 1187) la tradujoal latín, aunque también a través deSalerno se difundía. Fue una de lasprimeras obras médicas en impri-mirse. el máximo representante de lacirugía medieval cristiana, el francésGuy de chauliac (ca. 1290-1368) in-corporaba la autoridad de abulcasiscerca de doscientas veces en su GranCirugía (1363). Leclerc (1861: vii)nos recordaba que Fabrizi d’acqua-pendente (ca.1533-1619) reconocíala deuda de la cirugía con tres figuras:celso, pablo y abulcasis, y esto era en1617. Haller todavía recoge a abulca-sis y a Razes en su Artis medicaeprincipes (1769-1774).

este trigésimo y último libro de suTaṣrīf, la cirugía, es el más difundidoy el que más influyó en la medicinaeuropea occidental, seguido del dedi-cado a la materia medica o farmacia.en él, al-Zahrāwī integraba su expe-riencia profesional con un profundoconocimiento de la tradición griega ytambién de la india. defendió la ne-cesidad de que la práctica quirúrgicase basara en la anatomía y en la ob-servación clínica, en contraste con latendencia a reducirla a un burdo em-pirismo. concedió gran importanciaa la descripción de los instrumentos,

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sobre los que ofreció más de 200 ilus-traciones, y expuso con especial cui-dado los procedimientos operatorios.Su profusa iconografía es sin dudauna de las razones que pueden expli-car su éxito en la europa cristiana,dado lo importante que resulta al ci-rujano contar con imágenes de ins-trumentos y procedimientos, algomuy raro en la tradición grecolatinay también en su transmisión árabe.No sabemos si es el único, pero sí pa-rece ser el único que ha llegado a nos-otros desde la antigüedad que ilustraa la vez que describe los instrumen-tos. No es de menor importancia quela cirugía la reuniera en un libro es-pecial y no se hallara dispersa a lolargo de los tratados de medicinacomo estaba extendido y es el caso delas obras de avicena, de Razes o deHaly abbas.

Una de las novedades absolutasque la patología quirúrgica de abul-

casis introdujo en el occidente cris-tiano fue considerar que el sarro eracausa de enfermedad. encontramosaquí una primera respuesta a una delas cuestiones que nos plantea laodontología de Martínez de castrilloen el siglo XVi, la de cuándo eliminarel sarro había dejado de ser una meracuestión de aseo personal para con-vertirse en una tarea quirúrgica deprimer orden. diseñó abulcasis esoscatorce raspadores diferentes, perotodos necesarios para proceder encada uno de los dientes y de sus su-perficies, que reprodujeron los ma-nuscritos árabes y latinos de su obray los libros de cirugía durante más demedio milenio. Los primeros instru-mentos novedosos, los del palentinoFrancisco Martínez de castrillo, pre-sentan otra morfología o, al menos,otro estilo. Una cuestión que habráque analizar con cuidado, porquequizá la modernidad y el detalle desus dibujos, junto con su precisa des-

cripción guiada por el procedimientoquirúrgico especial al que han de ser-vir, permitirían una interpretaciónmás cabal de las figuras de los raspa-dores de abulcasis (Fig. 19).

Sin embargo, no podemos estar deacuerdo con quienes afirman que latartrectomía con raspadores metáli-cos fue una novedad de abulcasis(Spike; Lewis, 1973: 274). pablo deegina, el compilador bizantino desiglo Vii que se mantuvo como auto-ridad principal en la cirugía islámicamedieval y en la europea durante unmilenio, y que también lo fue paraabulcasis en particular, menciona elempleo de raspadores, diferentes delegras y de limas, para librar a losdientes del sarro. Utiliza también elmismo término que dará a los instru-mentos que han de raspar el hueso.del griego, en latín renacentista ra-sorium y [cum] rasorio cultello(1532: 278; 1538: 369, respectiva-mente), en francés ‘instrument prope

Figura 19. portada del Coloquio de Francisco Martínez de castrillo junto con sus instrumentos de tartrectomía (1557: Fol. 94v; 95r). Se tratade cinco piezas y 9 puntas diferentes: ‘para quitar la toba estos son más a propósito. Un buril de la forma de uno destos (1 y 2), una lancilla(3) de una parte con una punta con tres esquinillas, de la otra como un corazón llanita. estas son para la parte de fuera. para la parte de den-tro ha de haber un hierro con dos puntas vueltas a manera de descarnador de barbero, salvo que han de ser cortillas (4). con este hierro hande sajar y cortar delicadamente la toba: porque acontesce por sacarla entera salir con ella el diente. después de sajada hase de acabar de qui-tar con un hierro que tenga otras dos puntas vueltas (5), la una a manera de pico de perdiz y la otra anchuela’.

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a rascler’ (1542: 96) y, posterior-mente, rugine (1804: 151-153); eninglés raspatory (1842: 294) y scaler(Milne, 1907:138).

… Las concreciones escamosasque se les adhieren [a los dientes]podemos eliminarlas, según pa-rezca adecuado, mediante la cu-charilla de un extremo de unasonda, o con un [cuchillo] raspa-dor, o con una lima.

(pablo de egina, libro Vi, cap. 28. Trad. propia a partir de

las ediciones de 1532: 278; 1538: 369; 1542: 96;

1804: 152-53; 1842 (vol. 2): 294; y de Milne,1907: 138).

para entender con precisión cual-quier traducción latina medieval dela cirugía árabe y las traduccionesrenacentistas al latín de los textosgriegos, es preciso recurrir a los lé-xicos especializados (Gorreus: 1622,castelli: 1746, Lidell-Scott: 1996) ya los estudios que revelan los por-menores de estos procesos, como losde conde parrado (1999) o MartínFerreira (2009) dedicados especial-mente al léxico de los instrumentosquirúrgicos. parece que el rasoriummedieval, el genérico de instrumentocortante, se sustituyó en las traduc-ciones renacentistas por scalpe-llum –diminutivo de scalper, unaespecie de escoplo–, la cuchilla qui-rúrgica por excelencia desde enton-ces (conde parrado, 1999: 247-8).

Sin embargo, en el texto de egina seutiliza como instrumento para ras-par, y sólo en un caso el intérprete,alban Thorer, se ve obligado a insis-tir en su filo y función cortante, quedeben poder cumplir también, desdela primera descripción detallada delprocedimiento, la de Martínez decastrillo, los instrumentos de tar-trectomía. con todo, todavía hoy re-sulta imprescindible la obra de Milne(1907) sobre la terminología, la mor-fología y los usos de los instrumentosquirúrgicos grecorromanos, porquepresenta además una nutrida colec-ción de imágenes de los instrumen-tos físicos.

pero pablo de egina mencionabala tartrectomía en el capítulo sobre laextracción de los dientes, y no dedicóuna palabra al propio sarro ni a las in-dicaciones de esta operación, ni si-quiera describe el procedimiento.Quizá sucediera entonces como en laeuropa mediterránea del siglo XVi: lamedicina no concedía importancia aesta operación que, sin embargo,debía estar extendida; incluso sehabía reducido a una breve menciónel texto correspondiente de Guy dechauliac, como vimos, en la versióncastellana de calvo.

en un momento dado, unos auto-res concretos, abulcasis en el siglo Xy Martínez de castrillo en el sigloXVi, consideraron pertinente y nece-sario escribir sobre este asunto deforma separada con cierto detalle y

precisión. Sobre las fuentes árabes deabulcasis en este punto, nada pode-mos decir, aunque no parece que losespecialistas se hayan detenido eneste aspecto particular de la odonto-logía (Riera, 1967; Rosenthal, 1960).La por otra parte valiosa revisión deRosenthal olvida por completo al pro-pio abulcasis dentro de la odontolo-gía árabe medieval. pero sí podemosdecir que, en este mismo punto, elsarro y la tartrectomía, abulcasis essin duda alguna la fuente principal deMartínez de castrillo.

desde los saberes clásicos y desdesu propia experiencia, describenambos el procedimiento y los instru-mentos especiales que requiere, a lavez que nos desvelan las ideas de lamedicina de su época sobre el sarrocomo enfermedad y como causa deenfermedad. el primero en un capí-tulo especial de un tratado de cirugía,donde menciona que el sarro haceenfermar las encías; el segundo en untratado de odontología donde esta-blece el sarro como enfermedad. de-bemos reconocer a Martínez decastrillo el mérito de establecer unaenfermedad, el sarro, cuyo curso na-tural afecta a las encías y destruye elanclaje de los dientes provocando sumovilidad y finalmente su pérdida.es el problema que aborda lo que hoyllamamos periodoncia y que encon-tramos planteado en los mismos orí-genes de la profesionalización de laodontología, en el siglo XVi.

Notas:

* instituto de Historia de la Medicina y de la ciencia López piñero (cSic-Universitat de València).** Unidad de antropometría (departamento de anatomía y embriología hu-manas); Unidad de periodoncia (departamento de estomatología) Universitatde València.

1). además de la desinteresada colaboración del personal de la instituciónmunicipal, queremos agradecer la buena disposición de su director, albert Ri-bera y el interés de Josep Vicent Lerma, origen, si puede decirse así, de estaaventura. asimismo hemos contado con la inestimable aportación de ana La-

barta, catedrática de estudios árabes e islámicos de la Universitat de València,del profesor elíseo plasencia, de Javier Martí –director del Museo de Historiade Valencia–, de Josefa pascual, codirectora de la intervención arqueológicadel arrabal de Roteros en 1998, de Tina Herreros, directora de la del arrabalde la Boatella en 2007, y de las restauradoras isabel Marla y Belén Martínez.Y por supuesto, de los responsables, Victoria García esteve, y el personal delServei de Biblioteques de la Universitat de València, en especial de la direcciónde la Biblioteca Histórica, Mari cruz cabeza († 2014), de la Biblioteca deliHMc López piñero, José enrique Ucedo, y de la de ciencias de la Salud, Re-gina pinilla.

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Carla P. Aguirre Marco y Susanna Llidó Torrent

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INTRODUCCIÓN

en nuestro grupo estamos lle-vando a cabo un estudio de lacaricatura médica publicada en

las revistas satíricas catalanas deprincipios del siglo XX. entendemoscomo caricatura médica toda aquellaen que aparece el médico o profesio-nal de la salud, el enfermo o algunareferencia a la enfermedad.

en este trabajo presentamos algu-nas de las caricaturas médicas publi-cadas en la revista ¡Cu-Cut! editadadesde 1902 hasta 1912. a pesar deque ¡Cu-Cut! era una revista genera-lista, hemos encontrado un total de313 caricaturas médicas. como re-vista satírica dejó reflejados en sus di-bujos y textos los acontecimientosmás relevantes del momento, quetambién se encuentran recogidos enla prensa diaria de entonces. por ello,encontramos caricaturas en las que lafigura del médico o la enfermedad esutilizada como vehículo para la sátirasociopolítica. otras imágenes, sin em-bargo, no guardan ninguna relacióndirecta con un acontecimiento con-creto ya que son juegos de palabras ocaricaturas en las que el médico es elcentro de la sátira.

Todas las caricaturas presentanuna leyenda que acompaña al dibujo;leyenda y dibujo forman un todo inse-parable. estas leyendas, escritas en ca-talán prenormativo, se han transcritopara mejorar su lectura. Se presenta,asimismo, su traducción al español; enlos casos de expresiones coloquiales ojuegos de palabras se ha hecho la tra-ducción lo más aproximada posiblemanteniendo el sentido del texto.

LA CARICATURA

La caricatura es un género artís-tico que encontramos a lo largo de lahistoria desde las culturas antiguas. a

pesar de que algunos autores la hanconsiderado un género menor, pinto-res de la talla mundial de delacroix,Monet, Gauguin, Toulusse-Lautrec opicasso trabajaron como caricaturis-tas. Baudelaire, en su libro Lo cómicoy la caricatura, editado por primeravez en 1855, hace una defensa de lacaricatura como género. distingue dosclases de obras en la caricatura, ambas“preciosas y recomendables”. Unassólo tienen la vigencia de los hechosque representan, aunque tienen dere-cho a la atención del historiador, el ar-queólogo o el filósofo. Las otras,contienen un elemento duradero quedespierta la atención de los artistas.

Según elias (1931) fue en Greciadonde se practicó por primera vez elarte de la caricatura, y no se puedenentender como tales las escasas ma-nifestaciones que se hallan en el anti-guo egipto o culturas prehelénicas,como Mesopotamia y creta. escribe:

el pueblo griego es el primero quenos da pruebas de humorismo yde haber practicado la caricatura:en los siglos V y iV a.c. con aris-tófanes y la pintura cerámica rojay negra, y a partir del siglo iii a.c.,con el arte alejandrino.

Su opinión coincide con la dechampfleury (1879) para quien es di-fícil constatar la “risa plástica” entrelos asirios y los egipcios, mientrasque “algunas tribus de Grecia fueronparticularmente sarcásticas”. Segúneste autor, gracias a aristóteles seconstata lo cómico entre los griegos:

aristóteles es el primero quehabla, no de caricatura (el tér-mino es italiano, caricatura), sinode la representación grotesca delhombre. Se encuentran en su po-ética dos párrafos relativos a estacuestión.1

por su parte, cabanès (1928),considera que “los orígenes de la ca-ricatura se pierden en la noche de lostiempos” y que ya era practicada porlos asirios, los egipcios, los griegos y

los romanos. cita a cicerón, que ensu tratado De Oratore (55 a.c.) hablade imágenes que exageran ciertas de-formidades del cuerpo, provocando larisa: “estas imágenes son muy diver-tidas porque consisten normalmenteen comparar una deformidad, un de-fecto corporal con cualquier otro ob-jeto todavía más deforme.” de lamisma opinión es Wright (1878) paraquien la tendencia a lo burlesco y lacaricatura es un sentimiento profun-damente arraigado en la naturalezahumana, y es uno de los primeros ta-lentos desarrollados por las socieda-des incluso en el “estado bárbaro”.

También picón (1877) consideraque podemos hablar de caricatura enlas civilizaciones de asiria y egipto.para este autor, las característicaspropias de la caricatura tienen suprocedencia en estas culturas:

entre las ruinas de la asiria yegipto aparecen los primeros di-bujos satíricos, siendo de notarque presentan desde luego dos ca-racteres distintivos que la carica-tura conserva á pesar delprodigioso número de años quemedia desde su aparición; á saber:el atribuir á los hombres los ins-tintos y las inclinaciones de losanimales, y á estos las facultades ysentimientos de aquellos; y el ma-nifestar un constante deseo de za-herir y atacar las más fuertesinstituciones. La religión y la mo-narquía reciben los primeros tirosde la sátira dibujada.

en su concepción antigua, la cari-catura era entendida como la exage-ración de los rasgos físicos. Sebuscaba hacer reír a través de lo gro-tesco y deforme. Según david (2002),a través de la exageración, buscandola comicidad en lo ridículo y lo feo, setrataba de castigar los pecados delhombre, “haciéndolo parecido a losmonstruos fabulosos de los bestiariosmedievales”. para Bozal (1989), si seconsideraba deforme lo real era por-

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La caricatura médica en la revista satírica ¡Cu-Cut! (1902-1912)

Begoña Torres Gallardo* y Ferran Sabaté Casellas**

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La caricatura médica en la revista satírica ¡Cu-Cut! (1902-1912)

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que “se alejaba de la belleza y perfec-ción de la idea, de la Razón, la Natu-raleza o la esencia de las cosas”. Logrotesco y deforme “podía hacer reírpero ocultaba la Verdad y sólo conánimo de corrección –justificacióntradicional de la caricatura y la sá-tira– podía aceptarse”.

picón en su obra Apuntes para lahistoria de la caricatura (1877) defi-nía la caricatura como sigue:

La caricatura es la sátira dibujada,la sustitución de la frase por lalínea; es la pintura de lo defec-tuoso y lo deforme, que señala ycastiga con el ridículo los críme-nes, las injusticias y hasta las fla-quezas de los hombres. es quizá elmedio más enérgico de que lo có-mico dispone, el correctivo máspoderoso, la censura que más hanempleado en todo tiempo los opri-midos contra los opresores, los dé-biles contra los fuertes, los puebloscontra los tiranos y hasta los mo-ralistas contra la corrupción.

cabanès (1928) coincide conpicón al considerar la caricaturacomo “la venganza de los oprimidoscontra los opresores”, y champfleury(1865) la considera, junto con los pe-riódicos, el “grito de los ciudadanos”.

para Francés (1915) la caricaturacamina paralela a la historia y mu-chas veces la avanza, la modifica e in-fluye en ella. La “sátira dibujada” esalgo más que un comentario burlesco:

Riendo, castiga, corrige, encauzalas costumbres. el ridículo es unarma terrible, y coplas satíricas ycon satíricos dibujos se han hechorevoluciones, han caído dinastíasy los hombres se acostumbraron ála nobleza del espíritu y á la ga-llardía del cuerpo.

en su obra La Caricatura (1930),podemos leer:

La verdadera psicología de unpueblo está en los lápices de suscaricaturistas. acaso el destinotambién. Su misión es algo mássupremo y decisivo que reflejar as-pectos ridículos u obtener certerosparecidos fisonómicos, con graciavibrante y estilizada síntesis.

eso no sería suficiente para laplena importancia social de la ca-ricatura. arte éste, de tal modosutil y preciso, agudo y profundo,reflejador de momentos coetá-

neos, con una exactitud, con un“instinto histórico” y una “con-ciencia instintiva” de lo venidero,que, a su lado, cualesquiera de lasdemás artes se empequeñecen yla literatura se confiesa avergon-zada de sus artificios retóricos.

como escribe david (2002), en sularga etapa inicial, la caricatura, albuscar la comicidad en lo grotesco,no interpretaba al hombre. pero la ca-ricatura evolucionó hacia una nuevaconcepción que ya no se basa en exa-geraciones o deformidades, sino quebusca en otras zonas del ser humanosu esencia vital.

el escritor y crítico cubano, Ber-nardo Barros (1916a) en su obra Lacaricatura contemporánea escribesobre la evolución de la caricatura.Transcribimos a continuación algu-nos párrafos:

La caricatura ha sufrido una evo-lución. Los antiguos humoristascreyeron que la esencia del gé-nero consistía en la estupendaexageración de algún defecto fí-sico. Buscaban lo aisladamentegrotesco. perseguían la idea des-cuidando la forma. esto dio lugará un amaneramiento insoporta-ble. No se pensó en la armonía delo deforme. Se falseó el valor dela línea. Y se olvidó que todoarte, para merecer el nombre detal, debe sustentar un canon es-tético.

el humorismo ha de basarse, in-evitablemente en las condicionesque Henri Mounnier2 supo utilizaren sus trabajos: la observación, elperfecto estudio de las actitudespsicológicas y la suficiente memo-ria para recordar que la risa puedeganarse con sólo copiar la reali-dad, que rechaza todas esas defor-midades estupendas.

Lo grotesco en la vida no es lo de-forme.

como fruto de la evolución de lacaricatura surgieron, según Barros(1916a), cuatro escuelas que teníanconceptos técnicos determinados quelas hacían inconfundibles: la ale-mana, la inglesa, la francesa y la nor-teamericana. como explica el autor,todas ellas buscaban un mismo finideal, todas iban hacia “el supremoideal de la simplificación”. en lamente de los humoristas del mo-mento se encontraban estas escuelas

que eran las que determinaban las va-riaciones técnicas entre ellos.

para Barros, la escuela alemanaera la escuela más moderna que in-fluyó sobre las demás. como vere-mos, los dibujantes catalanes, adiferencia de lo que sucedía en elresto de españa, seguían las directri-ces marcadas por esta escuela. es-cribe Barros:

Los alemanes, grandes maestros,influyen directamente sobre lasotras escuelas. ellos han modifi-cado los más opuestos criterios.constituyen el núcleo fuerte. Ybien puede decirse que han deter-minado el punto vulnerable de lalínea. porque con ella lo han di-bujado todo, encontrando maticesque parecían exclusivo patrimo-nio de los japoneses. Los alema-nes van asegurando el predominiomundial. La misma caricaturafrancesa, tan pulida y elegante, hacaído en un amaneramientoamigo de los gestos de salón. Losingleses sostienen el abolengo desus modelos actuales. Y en cuantoá los norteamericanos, yo no creo–con muy escasas excepciones–que tengan un criterio estimable,capaz de dar una sana influenciaque perfeccione la técnica deotros.

Según este autor, la nueva visiónde la caricatura presenta tres aspec-tos que se encuentran en la carica-tura alemana más evolucionada: lalínea, la psicología y la leyenda. Hablade impresionismo de la línea ya que“la caricatura es un arte esencial-mente impresionista”.

por lo que respecta a la psicología,el autor la considera un “nuevo as-pecto del que no pueden prescindirlos humoristas modernos”:

Habrá surgido con él otra dificul-tad y otra pesquisa. pero se ha lo-grado la perfección de un arte,creándole su verdadero espíritu ála vez que se ha destruido su anti-guo aspecto de clown...

La psicología fue la integral detodos los factores. convencidos losnuevos caricaturistas de que elarte no es una ficción, dieron á susobras aquella misma virtud perse-guida en la pintura de retratos.ahondaron esquemáticamente enlos espíritus y acecharon, antesque el parecido físico, la moralidad

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interior, comprendiéndola, impo-niéndose una sintetización similara la sintetización de la línea.

También Junceda hablaba de lapsicología de la caricatura del si-guiente modo:

el humorista es el retratista de lasalmas. No sólo de almas de per-sona, sino también del alma de ungesto. el humorista hace como elpoeta, quiere expresar las cosasde la tierra materiales y espiritua-les, visibles o invisibles, tristes oalegres, dulces o agrias, delicadasy ásperas.3

Y para crous (1932):

La caricatura es el cien por ciende obtención de la expresión deuna persona. Ni la misma fotogra-fía al servicio de las manos maes-tras, no sólo no la supera, ni tansiquiera la iguala.

como mencionábamos anterior-mente, otro aspecto que Barros con-sidera muy importante en la nuevaconcepción de la caricatura es la le-yenda. para él los alemanes son losmodelos que permiten su estudio. po-demos leer en su obra:

Los humoristas, que deseosos delevantar su arte lo abarcan todo,aceptando cuantas formas de ex-presión les diese la oportunidadó la inventiva, encontraron en laleyenda una fórmula, si no im-prescindible, á lo menos comple-mentaria de sus propósitos. enella pusieron mucho de la parteque más honda y fijamente habíade impresionar al público.

La palabra leyenda tiene en estearte una acepción particular.porque no se ajusta á lo que aca-démicamente impone el diccio-nario. es una inscripción simpleó puede ser un chiste. Su fin esla sintetización sugeridora de loque el artista quiere expresar.

LA ESCUELA CATALANA

Según elias (1931), en cataluña lacaricatura “florece de manera esplén-dida en la segunda mitad del sigloXiX” y tendrá su máximo desarrollohasta la Guerra civil. es éste el perí-odo de mayor esplendor de las cari-caturas y caricaturistas, y es también

el momento de aparición de una seriede revistas en las que este arte se des-arrolla como nunca antes ni despuésse hiciera en este territorio.

Barros (1916b) en el Tomo ii desu obra La caricatura contemporá-nea dedica el libro quinto a españa.Según este autor, la caricatura espa-ñola seguía la escuela francesa, apesar de que los triunfadores de parístenían su mirada dirigida hacia ale-mania, la escuela más moderna y queestaba imponiendo un nuevo estilo.aunque algunas voces decían que “nohabía arte en españa”, se estaba vi-viendo un período de lenta renova-ción y cataluña era “el puntoesencial en esta reconstrucción oevolución”. escribe:

el papel que asumen los catalanesen la manera de concebir el tea-tro, la preferencia que han dado álas sanas literaturas y el apreciocon que han mirado, dentro delhumorismo, á la escuela alemana,explican cómo es un centro quegana la atención de cuantos se de-tengan á ver la significación de es-paña después de la pérdida de suúltimo territorio colonial en amé-rica. cuando no se tienen ele-mentos suficientes para crear seacepta el nuevo derrotero y sebusca un lugar en la evolución. elestancamiento merma las ener-gías. Y afiliarse á cánones quetienden á modificarse de por sí…es luchar sin esperanza de untriunfo definitivo.

Tal es la importancia que da Ba-rros a los artistas catalanes del mo-mento que les dedica un capítulo(capítulo iii) dentro del libro quinto:Derivaciones de una escuela. Los ca-talanes (p. 73-81). Transcribimos acontinuación el párrafo con el que seinicia el capítulo y el último párrafodel mismo:

Nos encontramos ante un núcleode artistas afiliados a la más nota-ble y moderna de las escuelasexistentes: la germana. Y en ellossaludamos á humoristas indepen-dientes, dueños de una técnicamaravillosa, que bien merecen elestudio y la consideración obte-nida...

por eso resulta muy justo afirmarque hoy residen en cataluña loshumoristas españoles perfecta-mente capacitados para obtener

un puesto de honor en la evolu-ción universal de dicho arte. Ver-daderos maestros que junto á unagráfica notable, dominadora de lapsicología, colocan, muy á me-nudo, el acierto de unas leyendasque no he visto ni he podidoaplaudir en Madrid.

como explica Jaume capdevila(Kap) (2008), “Barcelona será la sedede algunas de las mejores publicacio-nes humorísticas del país, desde LaCampana de Gràcia (1870) y L’Es-quella de la Torratxa (1879), hastallegar a la consolidación del género aprincipios del siglo XX con ¡Cu-Cut!(1902), En Patufet (1904), Papitu(1908), Picarol (1912), Cuca Fera(1917), L’Estevet (1921), o Xut!(1922)”. Según el propio capdevila(2002), les primeras publicacionessatíricas como El Lechuguino a laDernière (1830), Sancho Gobernador(1836) o Lo Pare Arcàngel (1841)aparecieron a mediados del siglo XiXy serían las precursoras de las revis-tas antes mencionadas.

También según este autor (2002,2008), se pueden distinguir tres ge-neraciones de dibujantes catalanesque destacaron en las revistas delmomento. La primera generación es-taba formada entre otros, por Tomáspadró, apel·les Mestres, Manuel Mo-liné, José Luís pellicer y Llorenç Bru-net, que fueron dibujantes de lasrevistas La Campana de Gràcia(1874) y L’Esquella de la Torratxa(1874). a principios del siglo XX en-contramos la segunda generación degrandes humoristas con Joan G. Jun-ceda, Gaietà cornet, Josep costa (Pi-carol), Feliu elias (Apa), XavierNogués, Ricard opisso, Romà Bonet(Bon) o Luís Bagaría, que destacaronen las revistes ¡Cu-Cut! (1902) i pa-pitu (1908). artistas como pabloGargallo, Juan Gris, picasso, Nonell,Ramon casas, Josep aragay o ManoloHugué también hicieron dibujos paraestas revistas. La tercera generaciónde artistas vio truncada su carrerapor la Guerra civil. capdevila des-taca, entre otros, a: avel·lí artís-Gener (Tísner), ernest Guasp, Valentícastanys, Jacint Bofarull, pere cal-ders (Kalders), Benigani, arturo Mo-reno, Jaume Juez (Xirinius), LorenzoGoñi o Josep Bartolí. estos artistas di-bujaron en las revistas Xut! (1922), ElBe Negre (1931) y en la renovada Es-quella de la Torratxa.

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La caricatura médica en la revista satírica ¡Cu-Cut! (1902-1912)

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del mismo modo que FernandoBarros elogiaba en su obra de 1916a los artistas catalanes, José Fran-cés en su conferencia La carica-tura española contemporáneapronunciada en el ateneo de Ma-drid el año 1915 (publicada aquelmismo año por la imprenta Juanpueyo) dedica varios comentarios alas revistas catalanas y a sus dibu-jantes, al igual que hiciera Barros.Transcribimos un fragmento de suconferencia (p. 36-39):

¿Sería aventurado confiar en queun periódico español, dibujadopor caricaturistas españoles,donde se desterrara así la ñoñeríacomo la salacidad grosera y comoel falso respeto á las cosas irres-petables, fuera un éxito?

al hacer esta pregunta no la dirijoá cataluña. cataluña, mejor aún,Barcelona, no necesita que le pre-gunten eso. ocurre entre Barce-lona y Madrid algo semejante á loque sucede entre Munich y Berlín.Los periódicos humorísticos másimportantes, más dentro de la ver-dadera orientación satírica, sonlos que se publican en Munich yBarcelona, no los que se publicanen Berlín y Madrid.

¿por qué? No sabríamos decirlo;porque invocar como ciertos dibu-jantes barceloneses, una superio-ridad regionalista de la caricaturacatalana sobre la madrileña, seríaincurrir en un gravísimo error.Más cerca de la verdad estaría laafirmación de que Barcelona esmás propicia al arte y á toda ma-nifestación de cultura estética queMadrid. No obstante, yo me limitoá anotar la coincidencia y nadamás.

acaso el más antiguo de los perió-dicos satíricos que se publican ac-tualmente sea la campana deGracia. por ella y por L’esquellade la Torratxa, mucho más joven,han desfilado varias generacionesde caricaturistas, desde padró,Moliner, pellicer y apeles Mestres,–que une á la delicadeza de unpoeta el ingenio sano y burlón deun oberlander– hasta los moder-nísimos Babel y Smith.

además, los dos semanarios–como casi todos los catalanes–han representado siempre el amorá todas las libertades y el odio á

seudos-ideales reaccionarios queahora caracterizan, de un modotriste y desconsolador, á los prin-cipales semanarios satíricos ma-drileños.

después de L’esquella de la To-rratxa y de La campana de Gra-cia, los dos periódicos decaricaturas más representativosdel humorismo catalán han sidocu-cut y papitu. el primero po-pularizó á un dibujante: cornet, yel segundo á otro que me pareceuno de los más admirables de eu-ropa: Feliu elias Bracons (apa).

cu-cut vivió en los años del másrabioso separatismo. primorosa-mente dibujado, era de una agre-sividad repugnante contraespaña. Los mayores insultos, lasmás injustas groserías, las menosconcebibles infamias surgieron decu-cut.

Sin embargo, negar su influenciaen la opinión pública de entoncesy su significación en el arte satí-rico catalán, sería incurrir enidéntico apasionamiento del quecensuramos á sus inspiradores.

en cambio, papitu, fundada porapa –quien precisamente se dió áconocer en el cu-cut–, ha sido unmodelo de semanarios satíricos ymarcó el momento culminante dela caricatura catalana contempo-ránea. Hoy día papitu ha decaídomuchísimo. Sin apa, sin aquel ad-mirable grupo de artistas que ro-dearon á apa durante los tresprimeros años de publicación, pa-pitu se ha hundido en la más suciapornografía, no exenta de ciertoingenio, pero bien distinta deaquel noble ademán de libertad yde audacia que tuvo en sus co-mienzos.

Josep Maria cadena (1970b), ensu artículo sobre Papitu, publicadoen la revista destino, hace referen-cia a la conferencia de José Francésy a la superioridad de las publica-ciones humorísticas que se edita-ban en Barcelona respecto a laseditadas en Madrid. para este autor,las causas de esta superioridad esposible que se encontrasen en “elespíritu liberal y progresista de lacataluña de entonces, que estabaen una etapa de florecimiento y deafirmación de libertades en todoslos órdenes”.

LA REVISTA ¡Cu-Cut!

a continuación presentamos unabreve reseña histórica de ¡Cu-Cut!según las obras realizadas por LluísSolà en 1967 y 1973.

el primer número de la revista¡Cu-Cut! apareció el 2 de enero de1902. este semanario seguía los prin-cipios de la Lliga Regionalista4, aligual que la revista infantil En Patufetque apareció dos años más tarde.

el director artístico era Gaietàcornet quien había empezado a di-bujar en L’Esquella de la Torratxa.cornet contaba con Llaverías comoprincipal colaborador. a finales de1902 se publican los primeros dibu-jos de Junceda. No tardan en incor-porarse a la revista Ricard opisso yFeliu elias (Apa). de forma más es-porádica también colaboran Muntan-yola (Amyc), ismael Smith,Feréstech, Josep Nogué, Joan Lli-mona, Borrás, Bagaria, Fricus, pla-nells, corominas, costa, Balasch,pascó Vidella y Lola anglada; muchosde estos autores sólo colaboran en loscalendarios que anualmente edita¡Cu-Cut!.

La aparición de ¡Cu-Cut! consti-tuyó un gran éxito editorial. del pri-mer número se hizo una tirada de20.000 ejemplares. La tirada habitualestaba entre 30.000 y 40.000 ejem-plares, aunque de algunos números sellegaron a realizar 60.000. esto, segúnSolà (1967), nos da una idea de sunotable difusión teniendo en consi-deración que la población de Barce-lona no llegaba al medio millón dehabitantes.

como semanario satírico, teníasus cabezas de turco. Uno de los prin-cipales fue alejandro Lerroux –“L’em-perador del paral·lel”5– pero tambiénfueron objeto de su sátira, los gober-nantes de Madrid y los periódicos ri-vales (L’Esquella de la Torratxa, ElDiluvio, La Publicidad, El Noticiero,La Campana de Gràcia...) y sus re-dactores. También desde sus iniciosmostró un claro anticlericalismo.Todo ello le creó numerosos enemi-gos y denuncias.

a causa de una caricatura de Jun-ceda con ocasión del Banquete de laVictoria6, que fue considerada ofen-siva por los militares, el número 204de 23 de noviembre de 1905 fue de-nunciado y recogido por la policía. Se

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hizo una nueva edición sin la carica-tura, pero a pesar de ello, un grupo deoficiales de la guarnición de Barce-lona asaltó la redacción y quemó enla calle los muebles y los papeles queencontró. La revista fue suspendidahasta el 28 de abril de 1096 en queapareció el número 205.

Tras el regreso de la revista, lascampañas políticas y satíricas conti-nuaron como antes. el fin de la re-vista fue después del número 518 de25 de abril de 1912, en el que se pu-blicó en portada una caricatura deLlaverias, que suscitó gran polémicaen Madrid y que determinó que lapropia Lliga Regionalista, que se de-claró totalmente desvinculada del se-manario, aconsejara su cierre.

LA SÁTIRA Y LOS MÉDICOS

Según Lain entralgo (1964) esvieja en occidente la tradición de sa-tirizar literaria o gráficamente la figuradel médico y su profesión. “desdearistóteles, a la Grecia antigua; desdeJuan de Salisbury, a la inglaterra delsiglo Xii, ni en la antigüedad clásica nien europa –ni, más tarde, en amé-rica– han faltado plumas y lápices quehicieran del galeno tema preferido”.como dice este autor, los médicos y laprofesión médica han sido el centro dela sátira en todos los ámbitos: la lite-ratura, el teatro, la filosofía, y, cómono, la caricatura.

dentro del mundo del teatro sonde sobras conocidas las sátiras queMolière dedicó a los médicos de laFrancia del S. XVii. como escribecristian García en la revista Ars Me-dica, la medicina de la época “erauna medicina llena de necedad e ig-norancia, lo que se disfrazaba con eluso de graves sentencias, aforismos ygrandes discursos. Los tratamientosindicados consistían en prescripcio-nes farmacéuticas de efectos dudososy algunas veces perjudiciales.” Mo-lière se burló de los médicos y la me-dicina en algunas de sus obras como,por ejemplo, El amor médico, El mé-dico a palos, El médico fingido, Elseñor de Pourceaugnac, El enfermoimaginario y Don Juan o el Convi-dado de piedra. en estas obras criti-caba la soberbia e ignorancia de losmédicos que era vestida de una apa-rente infalibilidad.

otro importante autor que sati-rizó fuertemente la figura del médicoy la medicina fue Francisco de Que-vedo. René Quérillacq, en el su artí-culo Quevedo y los médicos: sátira yrealidad (1986), analiza hasta quépunto las críticas de Quevedo tienena ver con la realidad; llegando a laconclusión que el autor muchas vecesse aleja de ésta para poder conseguirsu crítica más mordaz. en su trabajomuestra algunos de los textos escritospor Quevedo. en ellos critica el as-pecto del médico (sus ropas y suapariencia “ya que la gente confundey asimila parecer y ser”), trata a losmédicos de asesinos con la compli-cidad de los boticarios, critica a loscirujanos y asimila médicos y boti-carios con el mercantilismo. Repro-ducimos algunos de los de los textoscitados por Quérillacq:

Si quieres ser famoso médico, loprimero linda muda, sortijón deesmeralda en el pulgar, guantesdoblados, ropilla larga y en veranosombrerito de tafetán. Y en te-niendo esto, aunque no hayasvisto libro, arras y eres doctor, ysi andas a pie aunque seas Galeno,eres platicante. oficio docto quesu rienda consiste en una mula…(Libro de todas las cosas, ObrasCompletas, aguilar, 1961; t. i, pág.115a.)

el clamor del que muere empiezaen el almirez del boticario, va alpasacalles del barbero, paséasepor el tableteado de los guantesdel doctor, y acábase en las cam-panas de la iglesia… (El sueño dela Muerte, O. C.; t. 1, págs. 175b-176a.)

cargados de pinzas, tientas, cau-terios, tijeras, navajas, sierras,limas, tenazas y lancetones. entreellos se oía una voz dolorosa a misoídos que decía: –corta, arranca,abre, cierra, despedaza, pica,punza, ajigota, rebana, descarna yabrasa. (El sueño de la Muerte, O.C.; t. 1, pág. 176b.)

oro hacen de las moscas, del es-tiércol, oro hacen de las arañas, delos alacranes y sapos… (El sueñodel Infierno, O. C.; t. 1, pág. 152a.)

Manuel Gil de oto publicó en 1939el libro, Médicos y Boticarios, que llevacomo subtítulo Sátiras, epigramas,cuentos, narraciones, burlas y veras,malas palabras y buenos consejos,

pacientemente recopilados y dados ala luz, para escarmiento de doctorci-llos ignorantes y regocijo, orgullo y ga-lardón de los galenos estudiosos yhumanitarios. esta obra es la recopi-lación de textos literarios de todos lostiempos en los que se hacía alusión a lamedicina o a los médicos. Reproduci-mos a continuación cuatro breves tex-tos recopilados por este autor:

eSopo, el enfermo y el médico.

asistía un médico a un enfermo, yen vez de curarlo, dióle pasaporte,como a tantos otros, para el se-pulcro. cuando, al día siguiente,lo llevaban a enterrar, dijo el mé-dico a los de la familia del difunto:–este pobre hombre se ha muertoporque le ha dado la gana; pues sibien bebe y se refresca copiosa-mente se cura.el más allegado al fallecido re-plicó:–¡Lástima que no se os hubieraocurrido eso un día antes!

aNToNio eNRiQUeZ GóMeZ

el médico es un galeno,hombre de mucha virtud;dice que me da salud,y púrgame con veneno.el boticario es tan bueno(déle dios lo que merece)que con purgas enriquece,purgando yo los ducados.Todos son hombres honrados,mas mi capa no parece.

aNToNio eNRiQUeZ GóMeZ

a doña Flor, con aciertohe parteado, y muy bien,dijo un comadrón esperto;aunque es verdad que ella hamuerto–¿Y el niño?–el niño también.

a. RiBoT Y FoNTSeRÉ

–¿es cierto, señor doctor,que hay, con gatillo o palanca,quien arranca sin doloruna muela?–Sí, señor…Sin dolor del que la arranca.

el filósofo Michele de Montaigneen su Ensayo XXXVII, titulado Del pa-

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recido de los hijos a los padres, haceuna crítica a la medicina y a los mé-dicos, donde afirma que el médicomás que curar hace enfermar y que,incluso, conduce al paciente hacia lamuerte. empezó a escribir Les Essaisen 1569 cuando se retiró de la vidapública en Burdeos y fue a vivir a sucastillo de périgord. Tenía 38 años yhabía sufrido una caída aguda del ca-ballo que casi le costó la vida. Supadre hacía poco que había fallecido.estos acontecimientos, según Mo-reno claros (2007), le hicieron teneruna clara consciencia de la fragilidadhumana y de la inmediatez de lamuerte. Montaigne a lo largo de suensayo no sólo critica a la profesiónmédica y sus prácticas, sino que des-arrolla toda una serie de argumenta-ciones sobre las que sustenta susopiniones. Reproducimos a conti-nuación algunos fragmentos de suEnsayo:

es posible que de mi familia hayarecibido yo esa natural aversión ala medicina, dado que toda condi-ción que sin razón en nosotrosnace es viciosa y constituye unaespecie de enfermedad que se hade combatir.

La experiencia me ha hechotemer al arte médica, porque, acuanto conozco, no hay razas degentes que antes enferme ni mástarde cure que la sometida a la ju-risdicción de la medicina. Sumisma salud se altera y corrompecon las exigencias de los regíme-nes. No se contentan los médicoscon dirigir la dolencia, sino quehacen enfermar a la salud paraque nunca se escape de su autori-dad. ¿acaso no deducen de unasalud constante y entera el argu-mento de una gran enfermedadfutura?

No hay nación que no haya vividosin médicos sus primeros y mejo-res siglos. aun hoy gran parte delmundo no se sirve de la medicina.en infinitas naciones no la cono-cen y sus moradores viven más ymás sanos que nosotros.

preguntaron a un lacedemonioqué había hecho para vivir tantoy repuso: “ignorar la medicina”.el emperador adriano, al expirar,repetía que la solicitud de los mé-dicos lo había matado. Un mal lu-chador se hizo médico y diógenes

le dijo: “¡Ánimo! ahora darás entierra con aquellos que antesdaban en tierra contigo”. pero tie-nen los médicos la fortuna de que–como dice Nicocles – el sol alum-bra sus éxitos y la tierra oculta susfracasos.

en egipto una justa ley disponíaque el médico debía asistir en lasenfermedades durante los tres pri-meros días a riesgo del paciente,pero pasados los tres, a riesgo pro-pio. esculapio, patrón de la medi-cina, fue herido del rayo porhaber conducido a Hipólito de lamuerta a la vida (…). en cambio,sus secuaces quedan absueltos, apesar de enviar tantas almas de lavida a la muerte. decía un médicoa Nicocles que su arte poseíamucha autoridad. “Mucha en ver-dad –convino Nicocles–, pues quepuede matar impunemente a tan-tos”.

el doctor cabanès (1928), en elprimer volumen de su obra La Medi-cine en caricature, se lamenta de queel médico y la enfermedad siemprehayan sido el centro de la sátira, prin-cipalmente desde la caricatura:

por lo que respecta a la caricaturamédica, es comprensible que, enun principio, nuestra profesiónhaya incitado la burla de los artis-tas. el hombre sano se ríe congusto de aquel al que cree quenunca tendrá que recurrir, peroun día humilde y sumiso, vendrá atratarse a sus pies. el médico, en-tonces, no abusará de su victoria;acogerá al paciente arrepentidosin tenerle en consideración lasinjurias que ha recibido. Nuestraprofesión, desde siempre, ha sidoobjeto de la sátira; los escritores,durante distintas épocas la handenigrado continuamente, peronadie como los caricaturistas, haejercido el arte a nuestras expen-sas. Ninguna corporación ha sidomás maltratada que la nuestra.

por su parte, José Francés, en sulibro ilustrado El mundo ríe, publi-cado en 1921, comenta las caricatu-ras de diversos autores aparecidas enrevistas españolas y extranjeras du-rante los doce meses de aquel año.en el capítulo Enero (p. 52) escribe:

La sombra de Molière se regocijaviendo dos caricaturas más contralos médicos: una francesa, de Vir-

gile en Pages Folles; otra españolade aguirre, en El Mundo. Los mé-dicos han excitado siempre el in-genio de los humoristas. abelFaivre por ejemplo, ha publicadoálbumes de gracia irresistible. Yesto se explica. es como un des-quite de la Humanidad, que nopuede vivir sin ellos… ni conellos.

esta tradición satírica ha llegadohasta nuestros días, como podemosver en la obra de antonio Mingote,Historia de la Medicina7, en la queilustró los distintos hitos históricoscon sus caricaturas. También Forgesrealizó su Historia de la Medicinasegún Forges, y algunas de sus nu-merosas caricaturas médicas fueroneditadas en el libro ¿Qué le pasa,doctor? ¿He?8 otro humorista grá-fico español, Francisco periago(Xim), recopiló en su libro Con sanohumor9 las caricaturas médicas quedurante años realizó para el perió-dico La Verdad de Murcia. TambiénEl Perich, nos ha dejado multitud decaricaturas médicas algunas de ellasrecopiladas en la obra Perichmi-cina10. para finalizar, otro gran hu-morista al que queremos mencionares Quino, quien entre sus múltiplesobras, editó un libro dedicado a losmédicos y la medicina titulado Qui-noterapia11.

LAS CARICATURAS MÉDICAS DE¡Cu-Cut!

en este apartado mostraremos al-gunas de las caricaturas médicas pu-blicadas en ¡Cu-Cut!. dado queestamos ante una revista satírica depublicación semanal, vemos que mu-chas de ellas guardan relación conlos acontecimientos sociales y polí-ticos del momento. por ello, no sóloencontraremos dibujos que si-guiendo la tradición colocan al mé-dico como centro de la sátira, sinocaricaturas en las que el médico o lasalud es el vehículo para la sátira so-ciopolítica por lo cual es necesarioconocer el contexto en que se lleva-ron a cabo.

a pesar de la diversidad de temaso enfoques de las caricaturas, todasellas comparten una serie de caracte-rísticas que las sitúan dentro del pa-radigma más actual de la caricatura

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del momento. como veíamos ante-riormente, y según Barros, este nuevoparadigma implicó que las caricatu-ras dejaran de ser dibujos grotescos ydeformes, ya no hacía reír la defor-midad sino los personajes y las situa-ciones. Los dibujos son dibujoscuidados, en la línea y en los detalles.Todas las caricaturas tienen una le-yenda sin la cual el dibujo careceríade sentido. estas leyendas son comopequeños chistes, textos satíricos ojuegos de palabras y junto con el di-bujo forman un todo inseparable.También algunas caricaturas, junto ala leyenda, incorporan un título queresume el contenido del mensaje quese quiere transmitir.

Mostramos a continuación distin-tos ejemplos de estas caricaturas quehemos agrupado en cinco bloques te-máticos.

1. Caricaturas en las cuales elmédico o profesional de la saludes el centro de la sátira

estas caricaturas no hacen refe-rencia a ninguna situación o perso-naje concreto. en estos dibujos seexpresan las ideas más comunes en lasátira sobre los médicos y la medi-cina.

como hemos visto, los diferentesautores en todos los ámbitos hanpresentado a los médicos como loscausantes de la enfermedad e, in-cluso, de la muerte de sus pacientes.en las figuras 1 a 4 podemos verestas ideas reflejadas. en la figura 5,no sólo se acusa al médico de matara sus pacientes sino que se pone demanifiesto su complicidad con el bo-ticario, como ya hiciera Quevedo ensus escritos.

otro aspecto repetido en las crí-ticas a los médicos es su afán paraenriquecerse. en la figura 6 vemos aun médico que ha hecho la “carreradel día”. La misma idea la encontra-mos en la figura 7, dedicada al mé-dico un que cobra “cien duros” yaque “la pulmonía era doble.”

También encontramos algunascaricaturas, como la de la figura 8,en las que se hace burla sobre el co-nocimiento de los médicos o sobresus prescripciones.

Figura 1: año 6, Núm. 260 (8 my. 1907). p. 311.

Figura 2: año 6, Núm. 281 (3 oct. 1907). p. 649.

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La caricatura médica en la revista satírica ¡Cu-Cut! (1902-1912)

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◀◀ Figura 1

VISITA DE CONDOL–Lo que’m desespera més es que va morir nosenthi el metge. –Oh, no’n fassi cas d’això; jo tenia un germàque’s va morir precisament de massa serhi.

ViSiTa paRa daR eL pÉSaMe–Lo que más me desespera es que se murió sinestar aquí el médico.–ah, no haga caso de esto; yo tenía un hermanoque se murió precisamente porque estabademasiado.

◀◀ Figura 2

ARMA DE METGE–Estich tan cremat ab aquell subjecte, que’l diaque’l trobi li clavaré un tiro.–No hi veig la necessitat; fàssili una recepteta yconseguiria’l mateix objecte, sensecomprometres.

aRMa de MÉdico–estoy tan quemado con este sujeto, que el díaque lo encuentre le pegaré un tiro.–No le veo la necesidad; hágale una receta yconseguirá el mismo objetivo, sincomprometerse.

Figura 3 ▶

–¿Ahont viu el metge d’aquet poble? –No n’hi hà. –¿Y com vos ho arregleu pera morirvos? –Oh, ens morim de mort natural.

–¿donde vive el médico de este pueblo?–No hay.–¿Y cómo os las arregláis para moriros?–ah, nos morimos de muerte natural.

Figura 4 ▶

A L’HOSPITALEl metge: –¿Quants malalts han mort aquestanit? El practicant: –Sis. El metge: –Però ¿còm pot set? Si vaig receptarmedecina per set.

eN eL HoSpiTaLel médico: –¿cuantos enfermos han muerto estanoche?el practicante: –Seisel médico: –pero ¿cómo puede ser? Si recetémedicina para siete.

Figura 3: año 7, Núm. 338 (5 nov. 1908). p. 707.

Figura 4: año 9, calendario 1910. p. 50.

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Figura 5 ▶

El metge. –S’acaba de morir l’herèu de cànTendre. Aquet ja es el tercer que hem mort avuy. L’apotecari. –I despres que vagin dient que lesnostres medecines son aigua del pou.

el médico. –Se acaba de morir el heredero de canTendre.este ya es el tercero que hemos matado hoy.el boticario. –Y luego que vayan diciendo quenuestras medicinas son agua del pozo.

Figura 6 ▶

LA CARRERA DEL DIA–¿Veus? Aquell fa quatre días que no tenia ahontcaure mort y mira, ara ja gasta automòvil. –¿Y com ho ha fet? ¿Que potser juga a la Bolsa? –Ca, home. ¡Es metge!

La caRReRa deL día–¿Ves? aquel hace cuatro días que no tenia dondecaerse muerto y mira, ahora ya gasta automóvil.–¿Y como lo ha hecho? ¿Que tal vez juega a laBolsa?–ca, hombre. ¡es médico!

Figura 7 ▶▶

–¡Cent duros d’honoraris! Però si total m’haassistit d’una pulmonia...–Oh, ja veurà; es que la pulmonia... era, doble.

–¡cien duros de honorarios! pero si total me haasistido de una pulmonía...–ah, ya verá; es que la pulmonía... era, doble.

Figura 8 ▶▶

UNA EMINENCIA RURAL–¡Y ara! Per qué mira’l rellotge de sol mentres mepolsa?–Per saber las polsacions que teniu per minut.

UNa eMiNeNcia RURaL–¡anda! ¿por qué mira el reloj de sol mientas metoma el pulso?–para saber las pulsaciones que tiene por minuto.

Figura 5: año 7, Núm. 338 (5 nov. 1908). p. 714.

Figura 6: Fig. 6. año 8, Núm. 357 (18 mzo. 1909). p. 172.

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La caricatura médica en la revista satírica ¡Cu-Cut! (1902-1912)

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2. Caricaturas en que el médico ola salud es el vehículo para lasátira sociopolítica

en este grupo mostramos carica-turas que tienen como motivo la sá-tira sociopolítica. aunque en algunasaparece, como en el grupo anterior, laidea de que el médico mata a sus pa-cientes, en este caso esta idea se uti-liza como vehículo para poner demanifiesto alguna situación del mo-mento, sea un hecho general o con-creto.

como hemos visto anteriormente,¡Cu-Cut! era una revista satírica de laLliga Regionalista. La Lliga se fundóen 1901 y se convirtió en el partidohegemónico en el movimiento catala-nista hasta la dictadura de primo deRivera. dentro del panorama políticodel momento, alejandro Lerroux fueun personaje importante que tuvo no-table influencia en el republicanismocatalán. Fue un opositor frontal de laLliga a la que atacó enérgicamente(Mates, 1992). ello lo convirtió enuno de los focos de atención de ¡Cu-Cut! y lo encontramos satirizado en

múltiples caricaturas y textos de larevista. en la figura 9 vemos a Le-rroux “quitándole la piel” a un obreroy comparando su acción a la sucedidaen el Hospital del Sagrado corazón.La caricatura se refiere un accidenteque tuvo lugar el 23 de febrero de1905 en que un muchacho de 13años, Josep campedrós, cayó de pieen una caldera de líquido hirviente enla colonia Güell. Fue trasladado al sa-grado corazón y la única solución eraamputarle ambas piernas o hacer uninjerto de piel suficiente para cubrirla superficie quemada, desde los pieshasta las rodillas. Se hizo una llamadaentre los trabajadores y se apuntaroncuarenta y tres voluntarios para darun pedazo de su piel. arrancaron alos voluntarios que eran aptos un pe-dazo de piel de siete centímetros deancho por quince o veinte de largosin anestesia ni cloroformo (cabana,2008).

en la figura 11 de 1903, “defini-ciones”, ya se hacía referencia a qui-tar la piel, en este caso, delcontribuyente. También en esta cari-catura se habla del “Maestro de es-

cuela” como aquel que “presenta loshuesos solamente”.

Tres años más tarde, ¡Cu-Cut!,nos habla de nuevo del maestro de es-cuela y su precaria situación, para ellose refiere a la creación del cuerpo dedentistas municipales (fig. 11). comoexplica Ustrell i Torrent (1997):

en 1906 se solicitó en Barcelona lacreación de dentistas Municipales,con diez plazas y una asignaciónde 500 pesetas, pero a pesar queesto indicaba que la profesión den-tal demostraba interés por mejorarla salud dental de la población pa-recía que los dirigentes políticos nose daban cuenta. a pesar de ello,gracias al sentido común de Ginerde los Ríos, regidor del ayunta-miento, al fin se crearon estas pla-zas, el representante de las cualesfue Joaquim plet.

¡Cu-Cut! también se hizo eco ensus caricaturas médicas de los aten-tados anarquistas con bombas que seprodujeron en Barcelona a finalesdel siglo XiX y principios de XX, yque le valieron el sobrenombre de

Figura 7: año 7, Núm. 338 (5 nov. 1908). p. 720. Figura 8: año 2, calendario 1903. p. 90.

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“la ciudad de las bombas” (Matas,1995). La figura 12 de 2 de abril de1908 se refiere a la conocida como“banda de Joan Rull”. Joan Rull iQueraltó fabricó y colocó él mismodistintas bombas a partir de 1906 através de una banda en la que parti-ciparon, entre otros, dos hermanossuyos y su madre. La explosión dedos bombas en abril de 1907, quecausaron la muerte de una mujer,motivó la detención de Rull en juliodel mismo año. Fue juzgado a partirde marzo de 1908 y condenado apena de muerte. Fue ejecutado enMontjuïc el 8 de agosto de 190812. en

la caricatura se hace referencia aestos hechos usando al médico y laidea, que ya veíamos anteriormente,de que mediante sus recetas puedematar.

otro hecho reflejado por ¡Cu-Cut!fue la manifestación abolicionista dela pena de muerte que se celebró enBarcelona en 1911 (fig. 13). el perió-dico El Liberal (edición de Barcelonade 28 de agosto) escribió:

celebrose ayer la manifestaciónorganizada por los elementos re-publicanos, socialistas y librepen-sadores para pedir al Gobierno la

abolición de la pena de muerte. ala plaza de cataluña, lugar de reu-nión, empezó a afluir gente a lasdiez menos cuarto de la mañana.por lo caluroso de la temperaturay lo soleado del sitio, muchos delos que habían de concurrir a lamanifestación tomaron puestopara esperar el paso de la comi-tiva y unirse a ella en la ronda deSan pedro, al abrigo de los rayossolares13.

Nuevamente se usa para hablar delos hechos acaecidos la idea de que elmédico mata con sus prescripciones.

▲ Figura 9

L0 DEL HOSPITAL DEL SAGRAT COR–¿Per que han tret un xich de pell a trenta obrers tantasaragata? Jo’Is en trech tot l’any y ningú diu res.

Lo deL HoSpiTaL deL SaGRado coRaZóN–¿por qué han quitado un poco de piel a treinta obrerostanto escándalo? Yo se la quito todo el año y nadie dice nada.

▲ Figura 10

DEFINICIONS (deFiNicioNeS)–¿Cómo se denomina el cuerpo humano cuando presenta loshuesos solamente?–Maestro de escuela. –¿Y el hombre a quien se ha quitado la piel? – Contribuyente.

Figura 9: año 4, Núm. 172 (13 abr. 1905). p. 225.

Figura 10: año 2, Núm. 92 (1 oct. 1903). p. 629.

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▲ Figura 11

ELS DENTISTES MUNICIPALS–Y què n’opina vostè, senyor mestre, de la creació d’aquestesplasses de dentistes pera les escoles? –¿Què vol que li digui? me sembla que’s tira a arrencarnos lesdents als mestres perque, no menjant, tampoch les necessitemper gran cosa.

LoS deNTiNTaS MUNicipaLeS–¿Y qué opina usted, señor maestro, de la creación de estasplazas de dentistas para las escuelas?–¿Qué quiere que le diga? me parece que se tira a arrancarnoslos dientes a los maestros porque, no comiendo, tampoco lasnecesitamos para gran cosa.

▲ Figura 12

–Han agafat a un metge complicat ab això de les bombes. –No pot ser, home; si ab les receptes podía matar tanta gentcom volgués.

–Han cogido a un médico complicado con esto de las bombas.–No puede ser, hombre; si con las recetas podía matar a tantagente como quisiera.

Figura 13 ▶

EN LA MANIFESTACIÓ ABOLICIONISTA DE LA PENA DEMORT–També es contrari de la pena de mort, vostè, doctor? –¡Vaya! –Y donchs ¿que ha deixat la carrera?–No, però ara medico per la homeopatia.

eN La MaNiFeSTacióN aBoLicioNiSTa de La peNa deMUeRTe–¿También es contrario a la pena de muerte, usted, doctor?–¡Vaya!–Y entonces ¿qué ha dejado la carrera?–No, pero ahora medico por la homeopatía.

Figura 11: año 5, Núm. 229 (11 oct. 1906). p. 413.

Figura 12: año 7, Núm. 307 (2 abr. 1908). p. 211.

Figura 13: año 10, Núm. 484 (31 ag. 1911). p. 555.

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3. Caricaturas sobre personajes oacontecimientos relacionadoscon la medicina

en este grupo hemos incorporadoaquellas caricaturas en las que sehace referencia a personajes o situa-ciones reales que se produjeron en elámbito médico.

en primer lugar veremos las quepodemos denominar caricaturas demédicos. Las caricaturas de médicoslas podemos entender como un sub-género dentro de la caricatura mé-dica. Granjel recopiló en 1972 lascaricaturas de médicos que se publi-caron en la revista El Dr. Sangredo(1883-1884), subtitulada Revista sa-tírica quincenal. Dedicada a los hijosde Esculapio. Mingote (1964), en suHistoria de la Medicina, incorporó lacaricatura de algunos médicos, comoRamón y cajal, Fleming, Koch o pas-teur. por su parte, el colegio oficialde Médicos de Barcelona, en su felici-tación navideña de 2012, publicó unainteresante colección de caricaturasde médicos realizadas desde finalesdel siglo XiX hasta los años 80 del pa-sado siglo (Zarzoso y Bruguera,2012). en el caso de ¡Cu-Cut! son es-casos los médicos concretos a los quede hace referencia. así encontramosal los dres. pittaluga y Bonet, y al de-nominado dr. Munyon14.

en agosto de 1902 ¡Cu-Cut! pu-blicó una caricatura del dr. Gustavopittaluga Fattorini (1876-1956) (fig.14) quien ese mismo año estudió elpaludismo de Barcelona, Madrid, Va-lencia, Guadalajara e islas Baleares,y lo relacionó con una temperaturay humedad elevadas, zonas pantano-sas, aglomeraciones humanas y con-diciones sanitarias desfavorables. enBarcelona recibió la ayuda de odónde Buen, catedrático de Historia Na-tural de la Universitat de Barcelona,y del dr. Ramón Turró, en esa épocaacadémico de ciencias Médicas. Lasinvestigaciones se llevaron a cabo enel Baix Llobregat, en una zona de 20kilómetros al sur de Barcelona. eldelta del Llobregat se extendía ade-más por otros 15 kilómetros: prat deLlobregat, cornellá, Villadecans,Gavá y castelldefels (Fernández as-tasio, 2004).

Un personaje caricaturizado por¡Cu-Cut! fue el dr. Munyon, quien seanunciaba en los periódicos de la

época tanto españoles como extran-jeros15 y ofrecía, como también re-coge ¡Cu-Cut!, más de 57 productosque lo curaban prácticamente todo,desde la tos al “mal de las señoras”.James Monroe Munyon nació enThompson, connecticut, el 3 deagosto de 1848, y murió en palmBeach, Florida, el 10 de marzo de1918. Tras trabajar como editor, ven-dedor de libros, músico, compositor,maestro, abogado y predicador, abrióa principios de la década de 1890 laHomoeopathic Home Remedy Com-pany y se dedicó a la fabricación ypatente de medicamentos. a pesarde que con frecuencia fue acusadopor las autoridades de fraude, por-que sus medicamentos conteníanprincipalmente azúcar y alcohol,continuó con sus negocios y se hizomuy famoso y acumuló una fortunade varios millones de dólares hastasu muerte.

La caricatura del dr. Munyon (fig.15) ilustra una noticia que aparecióen ¡Cu-Cut! el 6 de agosto de 1903 enla que se indica que las autoridadesprohibieron la venta de sus productospor considerar que no hacían ningúnefecto. posteriormente se permitió suventa16.

Fue tal la fama del dr. Munyon yla de sus medicamentos que se hicie-ron obras de teatro en distintas po-blaciones de cataluña y en Madrid enlas que él era el protagonista, como loatestiguan los anuncios aparecidos enla prensa. en detroit, Jerome H. Re-mick & co., publicaron en 1907 unapieza para voz y piano titulada Dr.Munyon, con letra de Vincent Bryany música de e. Ray Goetz (Torres ySabaté, 2012).

a finales de 1905 y principios de1906, aparecieron varias caricaturasreferentes a la inauguración del Hos-pital clínico y de la Facultad de Medi-cina de Barcelona. La Facultad estabasituada en el recinto del Hospital de laSanta cruz y a finales de 1906 se tras-ladó al edificio que ocupa en la actua-lidad, construido expresamente parasu ubicación y en la que tenía un hos-pital para la realización de las prácti-cas clínicas (corbella, 1996).

el dr. Joaquim Bonet i amigó(1852-1913), barón de Bonet, Rectorde la Universidad y catedrático deobstetricia, inauguró el hospital. enla caricatura, del 29 de diciembre de

1906 (fig. 16) se le acusa de nepo-tismo por situar familiares en lanueva institución (Vallès, 1980).

Tras la inauguración del Hospitalclínico se trasladaron a él enfermosdesde el Hospital de la Santa cruz,como se puede leer en La Vanguar-dia del 9 de diciembre de 190617. enel número 242 de ¡Cu-Cut! de 10 deenero de 1907 se publicaron dos ca-ricaturas sobre este traslado. en laprimera de ellas (fig. 17) se ve al dr.Bonet, que lleva la corona de barón,siendo saludado por los enfermos queprovienen del Hospital de la Santacruz, y que se presentan como “losque van a morir”. en la segunda (fig.18) se muestra a los enfermos que noquieren ser trasladados al Hospitalclínico y prefieren morirse en el Hos-pital de la Santa cruz. para Vallès(1980), esta última caricatura puedereferirse al hecho de que entonces loshospitales eran casi como depósitosde enfermos y que muchos de ellosiban allí a morir, aunque cree que laidea expresada en la caricatura era“ya entonces anacrónica”. pensamos,sin embargo, que estas caricaturaspueden referirse al hecho de que eldepósito de cadáveres de la ciudadfue instalado en diciembre de 1906en el Hospital clínico, como puede le-erse en La Vanguardia del día 2218.como explica corbella (1996), seconstruyó el instituto anatómico Fo-rense en el recinto de la Facultad, quese utilizaba como antiguo depósito decadáveres judicial. creemos que lasleyendas de estas caricaturas juegancon el doble sentido de que al Hospi-tal clínico iban los cadáveres de Bar-celona.

¡Cu-Cut! también reflejó en suscaricaturas dos congresos que se lle-varon a cabo en la Facultad de Medi-cina de Barcelona en 1910: el VCongreso Internacional de Electrolo-gía y Radiología Médicas (fig. 19) ce-lebrado del 13 al 18 de septiembre19,y el Primer Congreso Español de laTuberculosis, celebrado del 16 al 22de octubre20 (fig. 20).

en la figura 21 de nuevo se hacebroma sobre la “capacidad” de losmédicos para matar y se les reco-mienda que receten para defendersede las armas de fuego. esta carica-tura se inspiró en unos aconteci-mientos que se produjeron a raíz dela publicación de un artículo de Ro-sario de acuña en la revista El Pro-

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greso de Barcelona el 22 de noviem-bre de 1911. en el artículo tituladoLa Jarca de la Universidad, se ata-caba e insultaba duramente a los es-tudiantes21, lo que desató susprotestas en todo el estado llegandoincluso a denunciar la revista antelas autoridades. en La Vanguardiadel 26 de noviembre de 191122 se ex-plican los hechos acaecidos. comoconsta en este periódico, el día 25los estudiantes se reunieron enasamblea por la mañana para tratarsobre el artículo de El Progreso. du-rante aquella misma mañana se pro-

dujeron dos incidentes graves queacabaron con el uso de las armas:

a las once y cuarto pasó por de-lante la fachada del Hospital unasección de caballería de la guar-dia civil, al paso, y entonces die-ron muestras los estudiantes demayor excitación. desde las ver-jas, de las galerías de los pabello-nes y desde las azoteas se arrojóuna verdadera lluvia de piedras.Los guardias desfilaron: pausada-mente con los sables desenvaina-dos y las tercerolas enfundadas.

cuando mayor era la confusión se

oyeron tres disparos, que no sesabe fijamente de dónde partie-ron.

La guardia civil dio dos toques deatención y poco después dispara-ron, según se dijo, al aire. el ruidode las descargas causo un pánicoenorme; los vecinos de las callespróximas cerraron las puertas desus casas, quedando las calles lim-pias de gente.

el tiroteo duró largo rato, hacién-dose unos doscientos disparos. enla fachada del Hospital se notabanlas huellas de los proyectiles.

▲ Figura 14

LA CIENCIA MODERNAEl Dr. Pittaluga estudiant els mosquits del pla delLlobregat.

La cieNcia ModeRNael dr. pittaluga estudiando los mosquitos de la planiciedel Llobregat.

▲ Figura 15

EL DR. MUNYONNo’m deixan vendre específichs –que no fan ni be nimal –y toleran las potingas– dels professionals.

eL dR. MUNYoNNo me dejan vender específicos que no hacen ni bien nimal –y toleran las potingas– de los profesionales.

Figura 14: año 1, Núm. 34 (21 ag. 1902). p. 555.

Figura 15: año 2, Núm. 84 (6 ag. 1903). p. 503.

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▲ Figura 16

L’HOSPITAL CLINICHEl feude del Doctor Bonito.

eL HoSpiTaL cLíNicoel feudo de doctor Bonito.

▲ Figura 17

MALALTS AL HOSPITAL CLINICH–¡Ave, Cesar! Morituri te salutant.

eNFeRMoS eN eL HoSpiTaL cLíNico–¡ave, cesar! Morituri te salutant.

◀ Figura 18

HOSPITAL DE LA SANTA CREU–Els qui de vostès vulguin anar al Hospital Clínich, notenen de fer més que demanarho. Els malalts, a chor. –No, no, de cap manera; preferimmorirnos aquí.

HoSpiTaL de La SaNTa cRUZ–Los que de ustedes quieran ir al Hospital clínico, notienen más que pedirlo.Los enfermos, a coro. –No, no, de ningún modo;preferimos morirnos aquí.

◀ Figura 19

EL CONGRÉS D’ELECTROLOGÍA–¿Y quina mena de metges són els que’s reuneixenaqui? – Són dels que maten per medi de la electricitat.

eL coNGReSo de eLecTRoLoGía–¿Y qué tipo de médicos son los que se reúnen aquí?–Son de los que matan por medio de la electricidad.

Figura 16: año 5, Núm. 236 (29 nov. 1906). p. 515.

Figura 18: año 6, Núm. 242 (10 en. 1907). p. 23.

Figura 19: año 9, Núm. 435 (22 sept. 1910). p. 595.

Figura 17: año 6, Núm. 242 (10 en. 1907). p. 20.

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▲ Figura 20

EL CONGRÉS ANTITUBERCULÓS–Diuen que en Merino havia de venir a inaugurar el Congrés. –¿Què vols que’t digui?: me sembla que, tractantse de cosesde la caixa, el ministre més indicat era’l d’Hisenda.

eL coNGReSo aNTiTUBeRcULoSo–dicen que Merino tenía que venir a inaugurar el congreso.–¿Qué quieres que te diga?: me parece que, tratándose decosas de la caja, el ministro más indicado era el de Hacienda.

▲ Figura 21

ELS SUCCESSOS DEL CLÍNICH–¿Què passa? –Que la policia dispara contra l’Hospital y no’ns podemdefensar. –¡Receptèu!

LoS SUceSoS deL cLíNico–¿Qué pasa? –Que la policía dispara contra el Hospital y no nos podemosdefender. –¡Recetad!

Figura 20: año 9, Núm. 439 (20 oct. 1910). p. 662.

Figura 21: año 10, Núm. 497 (30 nov. 1911). p. 762.

4. Caricaturas sobreenfermedades transmisibles

La cataluña del siglo XiX, y enparticular la ciudad de Barcelona, secaracterizaron por el fenómeno de larápida industrialización y urbaniza-ción de la población. este cambio so-cial, no planificado, conllevó laaparición de una nueva clase social:el proletariado, con unas condicionesde vida y trabajo muy precarias. amediados del siglo XiX, Barcelona eratodavía una ciudad amurallada, sinsuministro de agua corriente en lascasas, que se proveían de pozos, cis-ternas y riegos sin potabilizar. No

existía una red de cloacas (uso de cis-ternas y pozos ciegos) ni la recogidade basuras. Las casas eran pequeñas,estaban sobrehabitadas y carecían deservicios sanitarios privados. a todoello hay que añadirle la convivenciacon animales domésticos (perros,vacas) y roedores (las ratas). Todoello, junto a la subalimentación y elexceso de trabajo, provocaba la apa-rición clínica de epidemias u otrasenfermedades transmisibles con unaalta tasa de morbilidad y mortalidad(capel y Tatjer, 1991).

esta situación sanitaria se vio re-flejada en la prensa de la época y ¡Cu-Cut! no fue una excepción. entre las

numerosas caricaturas médicas apa-recidas en ¡Cu-Cut! encontramosaquellas que nos hablan de distintasepidemias que se fueron sucediendoen la Barcelona de principios del sigloXX. algunas de ellas hablan de epide-mia en general, mientras que otrashacen referencia a una patología con-creta. Veremos algunas de estas últi-mas.

en el año 1903 encontramos en¡Cu-Cut! dos caricaturas publicadasel mes de abril, que nos hablan de la“passa de colerina” (el término“passa” es una forma vulgar usadapara referirse de manera genérica auna epidemia) que se produjo en Bar-

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celona (figs. 22 y 23). en la figura 23se pone de manifiesto el desconoci-miento que tenían los profesionalessobre el origen de esta enfermedad.

También la La Vanguardia de 19de abril23 se refería a ello de la si-guiente forma:

La epidemia que en la actualidadpriva en Barcelona, denominada‘colerina’, ha alarmado de talmodo á los habitantes de esta cultaciudad, que las autoridades loca-les, cuya primordial obligación esvelar por la salud de sus adminis-trados, se han visto en la necesi-dad de buscar medios de atajaresta afección confiando á expertosfacultativos la indagación de lascausas de esta dolencia. Fruto dedichas investigaciones han sido lasdeclaraciones dadas por los mis-mos, de las cuales se deduce quela susodicha infección tiene su ori-gen, según unos, en las aguas pota-bles; según otros, en los alimentoscuyas sofisticaciones van, por des-gracia, aumentando de día en día,á pesar del buen celo que anima anuestras autoridades.

el dr. abreu, en su discurso Gas-troenteritis epidémica leído en laacademia Médico-Homeopática y pu-blicado en la Revista Homeopática demayo de 1903, se refiere a esta enfer-medad que se venía produciendo enBarcelona de forma “bastante fre-cuente, aunque la mayoría de loscasos eran benignos”. cita asimismoalgunas de las posibles causas que sehabían ido barajando:

Se ha dicho y repetido por mu-chos si era debida á la mala cali-dad de las aguas, otros á laspinturas según dicen de una solu-ción de hipofosfito de cal con queembadurnan las carnes y pesca-dos para conservarlos mejor parasu venta; otros á enfriamientos,otros a bacillus virgula, etc., etc.

¡Cu-Cut! también reflejó en suscaricaturas distintos brotes de viruelaen Barcelona, como por ejemplo, enla publicada el día 17 de noviembre yque lleva por título “Hay Viruela” (fig.24). en La Vanguardia de 29 de oc-tubre podemos leer:

Se ha dado orden de imprimir 200carteles que digan ‘Hay viruela’.Los referidos carteles serán colo-cados en la puerta de las casas

donde haya ocurrido algún casode aquella enfermedad.24

La figura 25, de 23 de agosto de1906, hace referencia a otro brote deviruela en la ciudad. Ya a principiosdel mes de agosto aparecen informa-

ciones sobre esta enfermedad en laprensa. así, el día 1 de este mes LaPublicidad y La Veu de Catalunyapublicaron el “bando dictado por elalcalde accidental para evitar le pro-pagación de la viruela”25:

▲ Figura 22: año 2, Núm. 69 (23 abr. 1903). p. 262.

LA PASSA DE COLERINA–¡Y ara! ¿qué diuen aquells senyors? ¿Que la col orina?

La epideMia de coLeRiNa –¡ala! ¿qué dicen aquellos señores? ¿Qué la col orina?

▲ Figura 23: año 23, Núm. 69 (23 abr. 1903). p. 262.

LA PASSA–Diu que l’aigua la porta. Donchs si és cert serà pitjor el remey que la malaltia,perque a totas las medicinas n’hi entra d’aigua.

La epideMia–dicen que el agua la lleva. entonces si es cierto será peor el remedio que laenfermedad, porque en todas las medicinas hay agua.

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Vergonzosa para nuestra amadaBarcelona es la mortalidad cau-sada por la viruela. No es este añosuperior á la de años anteriores,pero aun así, es excesiva. Las ciu-dades que marchan á la vanguar-dia de la higiene han logradosuprimir del todo, cuando menosreducir á una cifra mínima, dichacausa de mortalidad. Barcelonadebe imitarlas, si quiere seguirmereciendo su justa fama de cultay gran ciudad. La vacunación yrevacunación son los recursosque han producido en todas par-tes maravillosos resultados y seobtendrán en Barcelona si todo elvecindario, saliendo de su apáticanegligencia, secunda los deseosde esta alcaldía, reducidos á quetanto por propio interés cornopor amor al prójimo, se cumplenfielmente las prescripciones delreal decreto de 15 de enero de1903.

También el dengue se propagó porBarcelona. el 15 de febrero de 1905La Publicidad publicó el artículo ti-tulado “el dengue”, que se iniciacomo sigue:

La falta de agua está causandomucho daño en los campos y en lasalud pública. el dengue se ex-tiende entre las familias como ensus mejores tiempos, y milagro, lacasa donde no hay un “dengoso”26.

Unos días después ¡Cu-Cut! tam-bién se refirió a esta enfermedad asícomo al cólera y el tifus (fig. 26).

otra caricatura que se refiere altifus fue la publicada en agosto de1908 (fig. 27). como escribe calbet icamarassa (1999):

Las fiebres tifoideas eran endémi-cas en Barcelona. enric octaviRaduà consideraba que eran lacausa de muerte de unos cuatro-cientos barceloneses cada año.pero había otras muertes no bienfiliadas que se podían relacionarcon esta enfermedad. (…) Uno delos primeros en rebelarse contrala existencia de esta endemiaseria Guillem López Ventura queen 1908 pedía al alcalde impulsarlas corrientes de higienización ur-bana, agua abundante y que lascloacas no filtrasen al subsuelo.

También el cólera fue el tema deotras caricaturas de ¡Cu-Cut!, como

▲ Figura 24: año 3, Núm. 151 (17 nov.1904). p. 743.

“HAY VIRUELA”–¿Ahont vas, noy? –Soch un grabador que vaig a portaruns grabats al primer pis. –Vesten lluny d’aquí, burrango. Ja n’hiha prous de grabats en aquesta escala.

“HaY ViRUeLa”–¿a dónde vas chico?–Soy grabador que voy a llevar unosgrabados al primer piso.–Vete lejos de aquí, burro. Ya haysuficientes grabados en este edificio.

◀ Figura 25: año 5, Núm. 222 (23 ag.1906). p. 300.

LA PASSA–¿Sabs aquell policia que viu al quintpis? Donchs ha agafat la verola. –¡Gracies a Deu que agafa a n’algú!

La epideMia–¿Sabes aquel policía que vive en elquinto piso? pues ha cogido la viruela.–¡Gracias a dios que coge a alguien!

▲ Figura 26: año 4, Núm. 164 (17 febr. 1905). p. 103.

ELS ASES DELS COPS–¡Ara’l cólera!... ¡Ara’l tifus!... ¡Ara’l dengue!... El cas és que nosaltres sempre hemde carregar ab el mort.

paGaR LoS pLaToS RoToS–¡ahora el cólera!... ¡ahora el tifus!... ¡ahora el dengue!.. el caso es que nosotrossiempre tenemos que cargar con el muerto.

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Figura 27: año 7, Núm. 325 (6 ag. 1908). p. 509. Figura 28: año 9, Núm. 434 (15 sept. 1910). p. 585.

Figura 29: año 10, Núm. 486 (14 sept. 1911). p. 587.

Figura 30: año 3, calendario 1904. p. 61.

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La caricatura médica en la revista satírica ¡Cu-Cut! (1902-1912)

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Figura 31: año 10, calendario 1911. p. 69.

◀◀ Figura 27

–¿Sabs la Ernestina? Se li ha declarat el Tifus. ¡Vaja, al últim! Tant que’s queixava de que may se li declarava ningú.

–¿Sabes ernestina? Se le ha declarado el Tifus.–¡Vaya, por fin! Tanto que se quejaba de que nunca se le declaraba nadie.

◀◀ Figura 28

MIDES DE PREVISIÓEl gendre.–No mengi meló, que agafaria el còlera. La sogra.–¿Quin Sant t’ha inspirat que siguis tan amable? El gendre.–Oh, es que si l’agafés... podria encomanarmel.

MedidaS de pReViSióNel yerno.–No coma melón, que cogerá el cólera.La suegra.–¿Qué Santo te ha inspirado que seas tan amable?el yerno.–ah, es que si lo cogiera… podría contagiarmelo.

◀◀ Figura 29

–Tingui compte ab aquet nen, que li agafaria el còlera ab molta facilitat –¿...?–Perque li falta un bull.

–Tenga cuidado con este niño, que le cogerá el cólera con mucha facilidad. –¿...?–porque le falta un hervor.

◀◀ Figura 30

LA TISI GALOPANT

La TiSiS GaLopaNTe

▲ Figura 31

ESPERANT TANDA A CAL METGE–Aquesta que ara entra’m sembla que es tísica.–No, jo la conech; es professora de corte.

eSpeRaNdo TaNda eN caSa deL MÉdico–esta que ahora entra me parece que es tísica–No, yo la conozco; es profesora de corte.

puede verse en las figuras 28 y 29 de1910 y 1911, respectivamente.

otra patología a la que ¡Cu-Cut!dedicó su atención fue la tuberculosis(figs. 30 y 31), enfermedad que supusoa principios del siglo XX “uno de losproblemas sanitarios más graves de lacreciente población barcelonesa” (Go-rina y Sánchez aldaguer, 1993).

5. Caricaturas sobre baños ybalnearios

La nueva clase social burguesareconoció en el agua una fuente deriqueza y salud. estas ideas adqui-rieron su plenitud en europa y Nor-teamérica durante el siglo XiX. Sepuso de moda ir a tomar las aguas deuna determinada fuente con propie-dades concretas, o ir a los baños ter-males o marítimos (pujol, 2007;Tatjer, 2012). Los balnearios se con-virtieron en “auténticos santuarios desalud para las clases sociales adinera-das, y centro de moda para el tiempolibre” (arrizabalaga, Martínez Vidal ypardo Tomás, 1998). También se pu-sieron de moda las curas climáticas el“cambiar de aires”, en las zonas demontaña o cerca del mar. Se abrieronsanatorios donde ir a respirar el airesano que era tan saludable para en-fermedades como la tuberculosis(Miret i cuadras, 2011).

a lo largo de sus años de publi-cación aparecieron en ¡Cu-Cut!múltiples caricaturas que hacían re-ferencia a alguna de estas prácticashigiénicas. La mayoría de ellas lohacían de forma genérica, como enlas figuras 32 y 33.

Junto a estas caricaturas genéri-cas se publicaron en 1906 dos cari-caturas que citan explícitamente elbalneario de Sant Hilari Sacalm(figs. 34 y 35). esta población, en laque había abundantes fuentes deaguas minerales (Font Vella, Fontdel pic, Font dels cirers, Font delFerro, etc.), se convirtió en la se-gunda mitad del siglo XiX en un cen-tro balneario de primer orden. Lamás importante de estas fuentes fuela Font picant, de agua bicarbona-tada y ferruginosa, indicada princi-palmente para la litiasis renal, cercade la cual se construyó el balnearioFont picant, más conocido como elhotel Martín (1880)27.

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Figura 32: año 7, Núm. 324(30 jul. 1908). p. 482.

Figura 33: año 10, Núm. 483 (24 ag. 1911). p. 538.

Figura 34: año 5, Núm. 222 (23 ag. 1906). p. 295. Figura 35: año 5, Núm. 225 (13 set. 1906). p. 338.

▲ Figura 32

–A vostè li convé pendre banys. –¿De quina mena? –D’impresió. –Aixís ray, ja ho tinch be, perque’ls; podré pendre a casamateix, que tenim imprempta.

–a usted le conviene tomar baños.–¿de qué tipo?–de impresión.–así no hay problema, lo tengo bien, porque las podrétomar en mi propia casa, que tenemos imprenta

▲ Figura 33

–Mira que també són originals aquets burgesos. Anar tanlluny per pendre les aigues, quan tenen el vi aquí al costat.

–Mira que también son originales estos burgueses. ir tanlejos para tomar las aguas, cuando tiene el vino aquí al lado.

Figura 34

▲ A SANT HILARI–¿Que tens pedres? –No, ja estich curat del tot.

eN SaNT HiLaRi–¿Qué tienes piedras?–No, ya estoy curado del todo.

▲ Figura 35

DE TORNADA DE SANT HILARI–¿Què vol que li digui, senyor doctor? me sembla que no m'haprobat gaire: he perdut tres kilos. –Y be, home, es el pes de les pedres que s’ha tret de sobre.

de VUeLTa de SaNT HiLaRi–¿Qué quiere que le diga, seños doctor? me parece que no me haprobado demasiado: he perdido tres kilos.–Y bien, hombre, es el peso de las piedras que se ha sacado de encima.

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Notas:

* Unidad de anatomía y embriología Humana. Facultad de Medicina Uni-versitat de Barcelona. Licenciada en Humanidades.

** Unidad de Historia de la Medicina. Facultad de Medicina Universitat deBarcelona.

Fuente de las imágenes: aRca (http://www.bnc.cat/digital/arca/) procedenciadel original. Biblioteca de catalunya.

1). “además de esto, porque los imitadores imitan a sujetos que obran, yéstos por fuerza han de ser o malos o buenos, pues a solos éstos acompañanlas costumbres (siendo así que cada cual se distingue en las costumbres porla virtud y por el vicio), es, sin duda, necesario imitar, o a los mejores que losnuestros, o a los peores, o tales cuales, a manera de los pintores. así es quepolignoto pintaba los más galanes, pauson los más feos, y dionisio los seme-jantes.” aristóteles. Poética. capítulo i.2. apocatastasis.com: Literatura ycontenidos Seleccionados. Recuperado 15 de septiembre 2014, desdehttp://www.apocatastasis.com/poetica-arte-aristoteles-tragedia-comedia.php#poetica_22). Henri Mounnier (1805-1877). caricaturista y escritor francés. Sus sátirassobre la burguesía fueron internacionalmente conocidas. (Encyclopædia Bri-tannica. http://www.britannica.com/eBchecked/topic/389666/Henri-Monnier).3). citado por Montserrat castillo (1992) en el prólogo del libro Joan Jun-ceda. Barcelona: columna. colección clàssics catalans del còmic.4). “entre 1901 y 1923, la Lliga Regionalista es la fuerza política hegemó-nica en cataluña. Representa un catalanismo moderado y socialmente con-servador que expresa las inquietudes de un sector de la burguesía industrial,de los propietarios agrarios y de las clases medias. elabora un proyecto polí-tico que pretende un autogobierno para cataluña que garantice la moderni-zación y que se plantea intervenir en el gobierno del estado con pragmatismoy voluntad modernizadora. La Mancomunitat de catalunya, creada en 1914,es su máxima realización institucional.” (La Lliga Regionalista. Museu d’His-tòria de catalunya. http://www.es.mhcat.cat/content/view/full/263).5). el paral·lel (paralelo) es una calle de Barcelona definida ya en el plancerdà de 1855. durante todo el primer cuarto del siglo XX se convirtió en elcentro de las diversiones barcelonesas hasta el punto de ser bautizado comoel “Montmartre barcelonés”. en uno de los múltiples teatros de esta vía, el te-atro Victoria (antes denominado pabellón Soriano), Lerroux realizó muchosdiscursos por lo que fue denominado “l’emperador del paral·lel” (el empera-dor del paralelo). (Gran Enciclopèdia Catalana. http://www.enciclopedia.cat/enciclop%c3%a8dies/gran-enciclop%c3%a8dia-catalana/ec-Gec-0048961.xml#.Vdar_lcb2Ji).6). para celebrar el buen resultado de las elecciones municipales de Barce-lona de 1905, la Lliga organizó el “Banquete de la Victoria”, acto que inspiróla caricatura de Junceda que dio lugar al asalto de la redacción de ¡Cu-Cut!.También se asaltó y destruyó la redacción de La Veu de Catalunya, que como¡Cu-Cut!, pertenecía a la Lliga. (Matas, 1992).7). Madrid: Garsi. 1964.8). Barcelona: ediciones doyma. 1989.9). Murcia: Fundación HeFaMe. 1998.10).Barcelona: doyma. 1989.11).Barcelona: editorial Lumen. 1985.

12).Barcelona, memòria d'un segle. La dècada de la Reforma. cronologia. Re-cuperado 5 octubre 2014, desde http://www.bcn.es/publicacions/bmm/45/ct_refor_cro.htm13).Contra la pena de muerte. La manifestación de ayer. amnistia interna-cional catalunya. Recuperado 8 octubre 2014, desde http://www.amnistiacatalunya.org/edu/2/pm/pm-cites-1911-liberal.html14).No hemos incluido los dibujos sobre el entierro del dr. Robert que apa-recieron en el número 16 de 17 de abril de 1902 (número monográfico en elque se honraba su figura) por tratarse de dibujos no humorísticos.15).Uno de los periódicos donde hemos encontrado publicidad del dr. Mun-yon y sus productos ha sido La Vanguardia. Hemos realizado una búsqueda através de su Hemeroteca virtual (http://www.lavanguardia.com/hemeroteca/index.html) contabilizando un total de 94 anuncios entre 1902 i 1910: 41 en1902; 26 en1903; 17 en 1904; 1 en1906; 4 en 1907; y 5 en 1910. 16).La Vanguardia (3 diciembre 1903). Recuperado 5 octubre 2014, enhttp://hemeroteca-paginas.lavanguardia.com/LVe07/HeM/1903/03/03/LVG19030303-003.pdf17).La Vanguardia (9 diciembre 1906). Recuperado 12 octubre 2014, desdehttp://hemeroteca-paginas.lavanguardia.com/LVe07/HeM/1906/12/09/LVG19061209-004.pdf18).La Vanguardia (22 diciembre 1906). Recuperado 12 octubre 2014, desdehttp://hemeroteca-paginas.lavanguardia.com/LVe07/HeM/1906/12/22/LVG19061222-007.pdf19).La Radiología. http://www.tesisenred.net/bitstream/handle/10803/1377/6.La_Radiologia.pdf?sequence=920).primer congreso internacional español de la tuberculosis. Revista Freno-pática Española. año Viii. Febrero de 1910. Núm. 86. p. 48-57. Biblioteca Na-cional de españa. Recuperado 25 octubre 2014, desde http://hemerotecadigital.bne.es/index.vm21).Se puede leer el texto completo del artículo en la página Rosario de acuñay Villanueva (1850-1923). La Jarca de la Universidad. El Progreso, Barcelona,22-11-1911. Recuperado 15 octubre 2014, desde http://www.telecable.es/personales/mfrie1/obras/articulos/jarca.htm22).La Vanguardia (26 noviembre 1911). Recuperado 14 octubre 2014, desdehttp://hemeroteca-paginas.lavanguardia.com/LVe07/HeM/1911/11/26/LVG19111126-003.pdf23).La Vanguardia (19 abril 1903). Recuperado 15 de octubre de 2014, desdehttp://hemeroteca-paginas.lavanguardia.com/LVe07/HeM/1903/04/19/LVG19030419-004.pdf24).La Vanguardia (29 octubre 1904). Recuperado 15 de octubre de 2014,desde http://hemeroteca-paginas.lavanguardia.com/LVe07/HeM/1904/10/29/LVG19041029-002.pdf25).La Publicidad (1 agosto 1906). Recuperado 25 de octubre de 2014, desdehttp://mdc2.cbuc.cat/cdm/printview/collection/publi2/id/3239/type/compoundobject/show/3181; La Veu de Catalunya (1 agosto 1906). Recuperado 25 deoctubre de 2014, desde http://mdc2.cbuc.cat/cdm/compoundobject/collection/26).La Publicidad (15 febrero 1905). Recuperado 25 de octubre de 2014,desde http://mdc2.cbuc.cat/cdm/printview/collection/publi2/id/4147/type/compoundobject/show/412427).Sant Hilari Sacalm. Gran enciclopèdia catalana. URL: http://www.enciclopedia.cat

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NORMAS PARA LA ADMISIÓN DE ORIGINALES

Se considerarán para su evaluación trabajos originales que no hayan sido publicados en otros lugares. Tras la re-visión realizada por el comité de redacción, la Fundación Uriach dará cuenta del resultado de la misma y comu-nicará la fecha de publicación de los que resulten aceptados. asimismo, una vez publicados, se entregarán a losautores 20 ejemplares de la revista y una remuneración de 200 €.

Los trabajos deben estar centrados en Historia de las ciencias de la Salud y han de ser presentados en lengua es-pañola, en formato electrónico, con una extensión no superior a los 80.000 caracteres con espacios incluyendonotas bibliográficas, además de iconografía complementaria.

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