CRÓNICA FLECHA PORTUGAL 2017 -...

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1 CRÓNICA FLECHA PORTUGAL 2017 La Flecha Antes de empezar: Las Flèches Nationales son pruebas de larga distancia por equipos donde se tiene que recorrer un mínimo de 360km en 24h. Algunas particularidades más: El destino y la hora de llegada será común para todos los equipos (en este caso Coimbra, Portugal, el D/09/Abr a las 10:00GMT), cada equipo tendrá entre 3 y 5 randonneurs, llegarán un mínimo de 3 randonneurs para poder conseguir la homologación y se pasará un control obligatorio en la hora 22 a falta de un mínimo de 25km de meta (medida para evitar llegadas mucho antes de la hora prevista). Para los no habituales de la larga distancia, aclaremos que un randonneur medio suele recorrer en 24h unos 450km…así que en principio no es una de las pruebas más exigentes del calendario. El equipo y la ruta Nuestro equipo ISOLÉS* estaba formado por: - Bienvenido: Un alegre galgo devorador de km. Como la Flecha se le quedaba corta, decidió que iría el día anterior desde su casa en La Solana a Trujillo en bici (300km). Y claro, después la vuelta: 1.000km en cuatro días. - David B: Un buen randonneur experimentado y curtido en mil batallas como la Paris-Brest-Paris y la London-Edinburgh-London. El Renacido…y ahí lo dejo. - Iván: Otro buen randonneur con el que tuve el placer de compartir mi PBP de 2015, tranquilo pero constante, con miles de km de alforjas y varios seismiles escalados por medio mundo. - Ángel: El otro galgo. Con su gran motor, su peculiar estilo de pedalear de lado, su entrega y alegría, uno de los personajes más queridos del pelotón randonneur. - Paula: La conductora de nuestro coche de apoyo y ángel de la guarda que se llevó la parte más difícil: Hacer que todo fuera fácil. Imposible hacerlo mejor, siempre pendiente y sacrificada por el equipo. - David R: El que escribe estas líneas y nombrado capitán de tan honorable grupo. En otras palabras, el encargado de que todo saliera bien. Y…casi. Además, de Madrid partirían otros dos equipos de buenos randonneurs compañeros habituales de brevets: AZAHAR: Formado por Rafa (capitán), Bea, Diego, David y Paco, con el gran Morente en el coche de apoyo. Un grupo de carreristas que harían la ruta Navalmoral de la Mata – Coimbra, al parecer también con caídas, sterratos e incidencias varias. PUEBLO NUEVO: Formado por Ricardo (capitán), Noelia, Emilio, Joaquín, Paredes y Siguero de apoyo, con los que compartiríamos concentración y trayecto (aunque ellos saldrían 1h antes para no coincidir en ruta). A los que se unirían en Coimbra otro equipo de randonneurs gallegos del CC Riazor (todos buenos galgos), y otros cuatro portugueses. * Isolés: Nombrado así en honor a los ciclistas que corrían las primeras pruebas profesionales a principios del S. XX sin ningún equipo ni patrocinador ni ayuda de la organización. Gracias por el logo mina.

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CRÓNICA FLECHA PORTUGAL 2017

La Flecha

Antes de empezar: Las Flèches Nationales son pruebas de larga distancia por equipos donde se tiene que recorrer un mínimo de 360km en 24h.

Algunas particularidades más: El destino y la hora de llegada será común para todos los equipos (en este caso Coimbra, Portugal, el D/09/Abr a las 10:00GMT), cada equipo tendrá entre 3 y 5 randonneurs, llegarán un mínimo de 3 randonneurs para poder conseguir la homologación y se pasará un control obligatorio en la hora 22 a falta de un mínimo de 25km de meta (medida para evitar llegadas mucho antes de la hora prevista).

Para los no habituales de la larga distancia, aclaremos que un randonneur medio suele recorrer en 24h unos 450km…así que en principio no es una de las pruebas más exigentes del calendario.

El equipo y la ruta

Nuestro equipo ISOLÉS* estaba formado por:

- Bienvenido: Un alegre galgo devorador de km. Como la Flecha se le quedaba corta, decidió que iría el día anterior desde su casa en La Solana a Trujillo en bici (300km). Y claro, después la vuelta: 1.000km en cuatro días.

- David B: Un buen randonneur experimentado y curtido en mil batallas como la Paris-Brest-Paris y la London-Edinburgh-London. El Renacido…y ahí lo dejo.

- Iván: Otro buen randonneur con el que tuve el placer de compartir mi PBP de 2015, tranquilo pero constante, con miles de km de alforjas y varios seismiles escalados por medio mundo.

- Ángel: El otro galgo. Con su gran motor, su peculiar estilo de pedalear de lado, su entrega y alegría, uno de los personajes más queridos del pelotón randonneur.

- Paula: La conductora de nuestro coche de apoyo y ángel de la guarda que se llevó la parte más difícil: Hacer que todo fuera fácil. Imposible hacerlo mejor, siempre pendiente y sacrificada por el equipo.

- David R: El que escribe estas líneas y nombrado capitán de tan honorable grupo. En otras palabras, el encargado de que todo saliera bien. Y…casi.

Además, de Madrid partirían otros dos equipos de buenos randonneurs compañeros habituales de brevets:

AZAHAR: Formado por Rafa (capitán), Bea, Diego, David y Paco, con el gran Morente en el coche de apoyo. Un grupo de carreristas que harían la ruta Navalmoral de la Mata – Coimbra, al parecer también con caídas, sterratos e incidencias varias.

PUEBLO NUEVO: Formado por Ricardo (capitán), Noelia, Emilio, Joaquín, Paredes y Siguero de apoyo, con los que compartiríamos concentración y trayecto (aunque ellos saldrían 1h antes para no coincidir en ruta).

A los que se unirían en Coimbra otro equipo de randonneurs gallegos del CC Riazor (todos buenos galgos), y otros cuatro portugueses.

* Isolés: Nombrado así en honor a los ciclistas que corrían las primeras pruebas profesionales a principios del S. XX sin ningún equipo ni patrocinador ni ayuda de la organización. Gracias por el logo mina.

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Formados los equipos y una vez inscritos (por cierto, cosa que no resultó nada fácil) aclaremos que las incidencias comenzaron incluso antes de empezar, ya que nuestros buenos amigos de Randonneurs Portugal no nos pudieron enviar a tiempo el carnet de ruta, así que tuvimos que imprimir copias a contrarreloj por nuestra cuenta antes de salir (gracias Siguero).

Nuestra ruta fue diseñada por Rafa Cortegana (gracias Rafa), y saldría de Trujillo para llegar al destino común, Coimbra, siguiendo un trazado de 385km y unos 4.000m de desnivel positivo.

Diseñamos un plan con varias paradas técnicas cortas, además de otras largas en los controles donde aprovecharíamos para comer y descansar:

La concentración

Nuestra idea era quedar Iván, Paula y yo el Viernes 08/Abr a las 17h en Madrid para cargar en la furgoneta de David B y salir a Trujillo. Si todo iba bien llegaríamos antes de las 20h, tiempo más que de sobra para un poco de turisteo, cenar, tomarse una cerveza con nuestros amigos de Pueblo Nuevo y descansar.

Debido a ciertos problemas, dejémoslo en logísticos (perdimos 1h tan solo en montar los intermitentes auxiliares…al revés!), nos plantamos en Trujillo a las 23h…teniendo que buscar sitio para cenar y un par de habitaciones libres que el hotel reservado no nos respetó. En fin, cena, unas cerves…y a la 1 en la cama…por lo menos al día siguiente no había que madrugar, ya que la salida era a a las 10:00GMT (11:00 españolas).

Comienza la Flèche Portugal 2017!

Tras preparar las bicis, medio adecentar la furgoneta y hacerse las fotos de rigor pudimos salir sobre las 10:10, un pequeño retraso que pronto recuperaríamos. La idea era rodar hasta Aliseda (79km, hora estimada de llegada según plan 14:07), donde haríamos nuestra primera parada larga para comer a cambio de una más corta para simplemente sellar en Valencia de Alcántara.

Cielo despejado, temperaturas agradables, viento fresco de cola…un día perfecto para montar en bici!

prc TOT t prc H in T stop H out t tot v m d+ d+/D d- d-/D d+ totC1 TRUJILLO 0 0 - - - 10:00 0:00:00 - - - - - -

CÁCERES 43 43 2:09 12:09 0:10 12:19 2:19:00 20 413 9,6 -570 -13,3 413ALISEDA 36 79 1:48 14:07 0:10 14:17 4:17:00 20 359 10,0 -416 -11,6 772

C2 VALENCIA DE A. 61 140 3:03 17:20 0:45 18:05 8:05:00 20 755 12,4 -634 -10,4 1.527FRONTERA ESP/POR 13 153 0:43 18:48 0:10 18:58 8:58:20 18 252 19,4 -50 -3,8 1.779CASTELO DE VIDE 15 168 0:42 19:41 0:05 19:46 9:46:11 21 139 9,3 -209 -13,9 1.918

C3 NISA 23 191 1:02 20:48 1:00 21:48 11:48:55 22 92 4,0 -352 -15,3 2.010PEGO 50 241 2:30 0:18 0:05 0:23 14:23:55 20 364 7,3 -576 -11,5 2.374

C4 ENTRONCAMENTO 34 275 1:42 2:05 1:00 3:05 17:05:55 20 306 9,0 -367 -10,8 2.680FREIXIANDA 44 319 2:12 5:17 0:05 5:22 19:22:55 20 587 13,3 -504 -11,5 3.267

C5 PENELA (h22) 38 357 2:00 7:22 0:45 8:07 22:07:55 19 597 15,7 -460 -12,1 3.864N-110 x R. COPEIRA 21 378 1:03 9:10 0:05 9:15 23:15:55 20 276 13,1 -365 -17,4 4.140

C6 COIMBRA 7 385 0:21 9:36 - - 23:36:55 20 14 2,0 -159 -22,7 4.154

ISOLÉS

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Estos primeros km transcurrirían por una nacional sin apenas tráfico, donde incluso pudimos ayudar a unos jóvenes ciclistas que parecían tener problemas para arreglar un pinchazo. Aprovechamos para hablarles del ciclismo de larga distancia, a lo que nos respondieron con esas caras que tantas veces hemos visto cuando dices que vas a hacerte 400km en bici, noche incluida.

Bueno, como íbamos diciendo…que cielo despejado, temperaturas agradables, viento fresco de cola…un día perfecto para montar en bici…¿qué podría salir mal?

Una abeja

Con el calor acompañándonos y los tábanos dando guerra, Ángel nos dio el primer susto, ya que le picó una abeja en la oreja. Afortunadamente le pudimos sacar el aguijón y seguir sin mayor problema, así de duros son en Vallecas.

Pinchazo

A los 75km registramos nuestra segunda incidencia en ruta, ya que David B pinchó su rueda trasera. Fue a escasos 5km de Aliseda, y precisamente en el mismo punto donde había pinchado Joaquín del equipo Pueblo Nuevo una hora antes. No serían los únicos.

Comida

Llegamos a Aliseda a las 13:25 (40’ de adelanto), donde comimos en un buen restaurante junto a unos holandeses que nos preguntaban por nuestra ruta (…otra vez esas caras). Tras nuestra parada quizá algo larga de casi 1h30m, y antes de ponernos en marcha comprobamos que mi bici también había pinchado. Así que a cambiar la rueda, esta vez ya con prisas por el retraso acumulado, y a dar pedales.

Ya en camino vimos un cartel que avisaba de un desvío para visitar el Puente de Alcántara, a unos 50km. Bienve se acercó y me dijo que si íbamos a verlo. Respondí con una sonrisa…y me fui enseguida de su lado por si lo estaba diciendo en serio, con este hombre nunca se sabe.

CONTROL 2: Valencia de Alcántara (140km)

Llegamos a Valencia a las 17:30, con 10’ de retraso sobre el horario inicial, pero recuperables al convertirse en parada corta.

Allí nos estaba esperando Paula, con la furgo y todos nuestros enseres dentro. Sello en la gasolinera, un poco de crema solar, algo de comida y bebida y a pedalear.

Bueno, o eso pretendíamos, Bienve quería ir a dar una vuelta por el pueblo, ver la plaza…y desapareció. Arrancamos sin él, despacio para que nos pudiera coger enseguida…aunque al ir pasando los minutos llegamos a pensar que quizá iba por delante. No fue así, y allí apareció tras hacerse unas series.

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Portugal (153km)

A las 18:20 llegamos a la frontera con Portugal, con una media hora de adelanto. Unas fotos para el recuerdo, y a seguir pedaleando hasta la siguiente parada, Castelo de Vide.

En Castelo (168km, 19:10), afortunadamente esta vez sí, decidimos hacer caso a Bienve y pasar todos unos minutos viendo su plaza y el castillo. El cansancio ni siquiera asomaba, llevábamos una media de 27km/h, unos 30’ de adelanto y el viento seguía empujando…claro que sí, era un día para disfrutar.

A la salida de Castelo teníamos que tomar una pequeña carretera, ya rodeada por los omnipresentes alcornoques portugueses y un río que nos regalaron un atardecer para recordar.

Llegaba la noche y empezaba a refrescar, así que aprovechamos la parada para, además de disfrutar del paisaje, coger algo de abrigo y encender las luces. Recuerdo que todos nos miramos y alguien dijo “…por fin una noche randonneur!”, como si lleváramos todo el año esperando ese momento.

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CONTROL 3: Nisa (191km)

En verdad algo había empezado a ir mal unos km antes. Notaba que mis tripas estaban dando guerra, así que comprendí, ya tarde, que había cogido frío. Desde ese momento solo pensaba en llegar al punto de control, un restaurante que nos costó un poco encontrar, lo antes posible: Saltándome la regla de oro del randonneur…sabía que lo primero que iba a hacer nada más llegar al control no iba a ser sellar el carnet de ruta.

Cuando por fin llegamos, solté la bici y mientras estaba entrando quitándome todo, David B me puso la mano en el hombro, me miró a los ojos y con un gesto tranquilo que solo trataba de esconder la misma desesperación que yo sentía me dijo lo último que quería oír: Tengo que entrar primero, es urgente.

Bueno…una vez hechos los deberes y con dudas sobre si sería algo puntual o el síntoma de un problema mayor (no fue así), vi a mis compañeros de equipo ya a Sagres listos para cenar. Y eso hicimos los seis, en lo que resultó ser un buen restaurante (sí, no me había fijado hasta ese momento) con un personal muy amable e interesado en lo que estábamos haciendo (de nuevo esas caras).

Además de la cena y los obligados cafés, en estos controles se suele aprovechar para cargar móvil/GPS y coger algo de ropa y comida para la noche: Mi GPS no cargó por un problema del conector (murió poco después), ninguno de nosotros cogió comida (solo contaríamos ya con barritas y geles) y Ángel estuvo a punto de no coger las perneras que tanto necesitó para abrigarse del frío que castigaría nuestro cuerpo aún quemado por el Sol.

A pesar de haber llegado sobre las 20:15 (media hora de adelanto) la parada se volvió a alargar demasiado, con lo que perdimos lo ganado. Pero bueno, salvo incidencias menores, todo seguía según lo previsto en una gran jornada de ciclismo randonneur. Ahora a por lo más duro, pasar toda la noche pedaleando con 200km ya en las piernas.

La caída

Como todas las caídas, ocurrió bastante rápido (claro, si fueran más lentas las evitaríamos). En una bajada saliendo de Nisa, a unos 40km/h, se me fue la rueda delantera a la cuneta y perdí el control de la bici. En un acto reflejo de esos que tienes cuando ya has probado el asfalto, decidí no luchar contra lo inevitable y hacer la caída lo mejor posible: En lugar de caer a plomo sobre una sola zona del cuerpo (casi siempre nuestra clavícula) me protegí el costado e intenté repartir el golpe haciendo la croqueta.

Ya en el suelo, y antes de ese primer instante de autochequeo, vi que David B también se había caído al no poder esquivar mi bici. Tras oírle decir que estaba bien (y ver que nuestras bicis también) noté que tenía un fuerte golpe en la cabeza del fémur que pronto se me inflamó, además de algunas de esas magulladuras que sabes que darán más guerra al día siguiente que esa misma noche (finalmente fueron en ambas rodillas, manos, tobillos y costillas).

En fin, solo quedó en susto, aunque el golpe en la pierna me molestaría un poco las siguientes horas. En realidad, y según acabo de escribir esta frase que he decidido no borrar, me viene a la memoria algo que le dije a Iván un rato después: Me duele tanto que si fuera una brevet normal ya me habría retirado. Bueno, pues mucho o poco me dolió, pero al parecer no lo suficiente como para abandonar. Imagino que David B sintió lo mismo, porque su golpe no fue menor que el mío.

A todo esto, mi rueda delantera reventó. Ángel tuvo el gran detalle de cambiármela mientras yo seguía estirando y haciendo evaluación de daños.

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Pueblo Nuevo

A los pocos minutos de reanudar la marcha, vimos cómo unas inquietantes luces se acercaban por la carretera detrás de nosotros. Todas nuestras dudas se despejaron al oír ese grito de guerra que tantas veces acaba con el silencio de la noche randonneur: Un gran Paleeeeeeetos! anunciaba la llegada del Equipo Pueblo Nuevo.

Tras rodar unos instantes juntos (que no revueltos tal y como exige la normativa de las Flechas), donde nos contaron que se habían perdido saliendo de Nisa y tuvieron que hacer 20km de más, hicimos una parada técnica en una rotonda donde había un gran tanque aparcado y al que Bienve no dudó en subirse para hacerse una foto. Allí nos separamos de nuestros amigos, a los que ya no volveríamos a ver hasta Coimbra.

Un café en plena noche

A eso de las 12 de la noche pasamos por un pueblo (…Pego?) donde vimos una cafetería abierta y algo de gente (con esas caras), así que aprovechamos para tomarnos un café.

Tras ver en la cena el tamaño de los cafés portugueses (Bienve cree que son así para catarlos y si te gustan te sacan la taza entera) Iván decidió que desde entonces se los pediría de dos en dos.

Al sumarme a su táctica y tomarme por error un poco después un gel con 150mg de cafeína (creía que eran 50) pensé que no tendría problemas de sueño en toda la noche. En este punto vuelvo a sufrir de esa amnesia propia del randonneur: Recuerdo que en cierto momento de la noche pensé que era la vez que más sueño estaba pasando encima de una bicicleta y que jamás volvería a llevarme a una situación parecida. Sin embargo no es esa la sensación que tengo ahora mismo. Quizá mi cerebro ha decidido borrar la sensación aunque no haya podido borrar el recuerdo, pero sí, definitivamente la randonesia existe.

CONTROL 4: Entroncamento (275km)

Desde la defunción de mi GPS Iván y David B se convirtieron en nuestros guías, indicándonos cada cruce y desvío que debíamos tomar durante el resto de la ruta. Con el frío y el sueño haciendo mella y el cansancio acumulado pudimos llegar a Entroncamento, donde tendríamos que buscar el Hotel Gameiro para sellar. Se supone que allí estaría Paula y un restaurante abierto para la ocasión, pero finalmente no pudo ser ni lo uno ni lo otro, lo que hizo que siguiéramos sin poder coger alimentos consistentes para la noche.

Tras perdernos callejeando por el pueblo una media hora (claro, tenía que pasar), conseguimos llegar al Hotel sobre las 02:30, con un retraso acumulado ya de unos 30’. El recepcionista, más que extrañarse pareció alegrarse de encontrar a cinco personajes que le mantuvieran despierto, así que eso hizo…mientras nos tomábamos nuestros cafés dobles de máquina y nos echábamos una microsiesta en su salón.

Recuperamos el retraso acortando la parada, así que a las 03:00 estábamos ya en marcha.

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La cubierta

Serían las 4 de la mañana cuando notamos algo raro…Bienve quedándose? Mirábamos atrás y veníamos su luz cada vez a más distancia, sobre todo cuesta abajo. Algo pasa, si fuera de día pensaríamos que estaba haciendo fotos y disfrutando del paisaje, pero no era el caso. Nos dejamos caer a su lado y nos comentó que había notado que su cubierta estaba muy desgastada y tenía miedo a que la rueda reventara.

Afortunadamente las socorridas alforjas de David B tenían una cubierta de repuesto, así que nos paramos a hacer el cambio de rueda, el quinto ya en apenas 300km.

Ángel aprovechó para echarse otra pequeña microsiesta.

La madre de todas las pájaras

Está claro que todo ciclista está expuesto a una pájara, forma parte de este juego. Pero en la larga distancia si a esto le sumas el sueño, un gran contraste de temperaturas, una caída y el agotamiento acumulado de 350km el resultado puede ser demoledor.

David B sufrió de todo eso. Ocurrió poco a poco, fue bajando el ritmo, retrasándose cada vez más y bajando su participación en las conversaciones. Pronto llegó a convertirse en un autómata que solo podía dar pedales a la velocidad justa como para no caer. Le costaba avanzar, rodar por la carretera sin zigzaguear ni salirse de la calzada.

Sin ningún alimento sólido que pudiera reanimarle (el estómago rechaza los geles a esas alturas), nos fuimos turnando para rodar a su lado, hablarle, animarle (incluso cantarle su canción preferida de Rage Against The Machine) y comprobar que seguía en condiciones de pedalear…al fin y al cabo terminar la prueba era lo de menos y estábamos a una simple llamada de Paula, que ya esperaba en Penela, para que viniera a recogerle.

Lo único que podía articular David B en esos momentos era algo parecido a “…seguid vosotros y dejadme aquí”, sin embargo decidimos que si él quería continuar pedaleando le acompañaríamos todos hasta Penela. Empezaba a amanecer y confiábamos en que los primeros rayos de Sol pudieran animarle. El tío es duro, y lo sabíamos.

Es difícil calcular cuánto estuvimos en estas circunstancias, el tiempo pasaba muy rápido y los kilómetros muy lentos, pero estimamos que pudo ser cerca de dos horas en los que recorrimos apenas unos 12 km.

Finalmente, y sin saber aún cómo, conseguimos llegar los cinco a Penela sobre las 08:40, con una hora y media de retraso sobre el horario previsto.

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CONTROL 5: Penela (357km). La crono y el Renacido

Un rápido análisis nos dijo que tendríamos que sellar los carnets, que David B se intentara recuperar, hacer nuestro pequeño avituallamiento, cambiarnos de ropa ahora que el Sol volvía a apretar y llegar a Coimbra (28km por un constante sube y baja) en 1h20m: Tras casi 23h pedaleando y con 360km en las piernas…muy justo, demasiado.

Paula, plantada con la furgo en la entrada del pueblo, nos ayudó a agilizar todo mientras íbamos a sellar a la gasolinera. La táctica fue la de reponer rápidamente a David B y que fuera tirando hacia Coimbra (afortunadamente tenía GPS), le pillaríamos en el camino. Bienve, que fue el primero en terminar se lanzó a por él para intentar llevarle a rueda. A los 5’, salimos Iván (con el otro GPS funcional) y yo escudados por el otro galgo, Ángel: Tendríamos 1h07m para completar los 28km, lo que se convirtió en una contrarreloj a la desesperada.

Comenzamos a rodar por una cuesta interminable que nos sacó del pueblo. Al coronar pudimos comprobar que aquello simplemente era un falso llano que acababa en una cuesta aún mayor. Esa fue la constante durante la siguiente hora.

Yo, que llevaba bastantes km sin GPS, les iba diciendo a Ángel y a Iván que me cantaran los km y el tiempo restante, a lo que iba respondiendo con la media a la que teníamos que ir para poder entrar en tiempo. Veíamos cómo esa media teórica iba bajando, por lo que a pesar del terreno estábamos haciendo bien los deberes. Sin embargo en este rodar nos acompañaba una duda, cómo iría David B, y una certeza, estábamos a una sola incidencia más de quedarnos fuera.

La duda se fue despejando poco a poco. Llegamos a tener contacto visual con Bienve y David B, pero notábamos que no podíamos alcanzarlos, de hecho a falta de unos 15km la ventaja que nos llevaban era cada vez mayor. Recuerdo que Iván y yo, siempre a rueda de Ángel, nos mirábamos diciendo…pero qué coño se ha tomado este hombre?? Lo dicho, el tío era duro.

Una vez despejada la duda, no dejábamos de pensar en la certeza. Quedamos en que si alguno volvía a pinchar se quedaría solo para que el resto del equipo intentase llegar en tiempo. Esto hizo que también nos retrasáramos en las bajadas, frenando más de la cuenta y cantando cada bache y piedra suelta para intentar evitar lo que sería el reventón definitivo.

Mientras, Paula nos seguía detrás con la furgo, dispuesta a no perderse ni un segundo de lo que sería algo épico o un desastre absoluto.

Pasaban los km y la angustia no cesaba. A la incertidumbre y el cabreo de ver cómo tras las curvas volvían a aparecer más cuestas, se unían los inevitables recuerdos de todas las pequeñas incidencias que nos habían hecho perder tiempo.

Recuerdo que durante toda la crono pensé que era posible llegar, excepto un pequeño instante en el que realmente creí que nos quedábamos fuera. Como si estuviera leyendo mis pensamientos, justo en ese momento me adelantó Iván y gritó ”…vamos chicos que lo tenemos!”. Eso me volvió a animar, así que intenté encontrar algo con lo que motivarme a mí y a los compañeros: “A ver, cojones, aquí no paramos de subir, pero la meta está tras el puente de un gran río, así que antes o después tendremos que bajar”. Y finalmente así fue.

Tras una última subida y doblando una curva pudimos ver Coimbra. Eran las 09:40 y solo teníamos que dejarnos caer un par de km para llegar a la ciudad. Antes de tomar el puente en cuyo final estaba la meta, nos estaban esperando Bienvenido y el Renacido, el cual nos miró y nos dijo “de repente he recordado cómo se monta en bicicleta”.

Nos agrupamos y cruzamos el puente en formación. Eran las 09:50, habíamos recorrido los 385km en 23h50m.

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CONTROL 6: Coimbra (385km)

Al llegar al punto de encuentro de Coimbra nos estaban esperando nuestros amigos de Pueblo Nuevo y algún otro grupo flechero más. Soltamos las bicis y nos fundimos todos en un gran abrazo.

Sé que dentro de ese abrazo no iba solo la alegría por la consecución de una simple prueba randonneur, sino la sensación de haber compartido unos grandes momentos de compañerismo y camaradería, en los que todos tuvimos nuestros problemas y todos nos sacrificamos por los demás como un verdadero equipo. Al fin y al cabo esta es una de las esencias del ciclismo de larga distancia.

Sin embargo entre tanta alegría notamos que nos faltaba una pieza clave de nuestro éxito, Paula. Al parecer no podía acercarse con la furgo y tardaría un poquito más en llegar. El abrazo no sería completo sin ella.

Llegado ya el momento de sellar y entregar los carnets de ruta, y por si no habíamos tenido suficiente, Ángel decidió darnos un último susto, ya que no encontraba el suyo y llegó a convencernos de que se lo había dejado en Penela. Tras unos minutos de angustiosa búsqueda entre todas las alforjas y restos de ropa mugrienta, finalmente apareció.

La celebración estuvo a la altura de la gesta, con una gran comida de hermanamiento de los 8 equipos flecheros junto al río de esta preciosa ciudad. Aprovechamos para cruzar unas palabras con nuestros amigos randonneurs del Club Ciclista Riazor, los cuales se habían hecho una ruta de 370km con más de 6.000m de desnivel. También conocimos al responsable de Randonneurs Portugal, Pedro Alves, al cual agradecimos la organización del evento.

Tras la celebración, nos pusimos en marcha. Teníamos que hacer otros 400km en coche hasta Trujillo, dejar a Paredes y a Bienve (que tendría que volver a su casa a 300km en bici) y luego otros 250km hasta Madrid. Nuestro descanso sería merecido, pero aún estaba lejos.

Mil gracias a todos por esta maravillosa experiencia.