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Se encontron tambos que mostraban su reciente uso, así como varias tumbas clandestinas Redcción Zócalo | Arteaga S onó el teléfono y una voz avisó que en una finca cercana al Cañón de La Roja estaban unos cuerpos sin vida; lo que nunca imaginó quien contes- tó la llamada fue que ese reporte provocaría el hallazgo de un narcocementerio. La llamada movilizó a toda una unidad de patrullaje de la Sexta Zona Militar, quienes subieron a un camión Mercedes Benz y se trasladaron al poblado en Arteaga. Alrede- dor de las 11:00 horas llegaron. En la puerta de la entrada encontraron una especie de mapa, tenía un mensaje y además contaba con las indicaciones: cada punto era una fosa, que hasta ayer dejó de ser una tumba clandestina. Quien llevaba el mando de la tropa no tuvo dificultades para reportar los hechos a sus superiores y pedir el apoyo de la Pro- curaduría General de Justicia del Estado, ya que a 200 metros de la brecha, y tras caminar un par de pasos, encontraron los primeros indicios de que estaban ante un narcocementerio. Ante el temor de que se tratara de una emboscada, los militares se apostaron en los alrededores mientras llegaban los refuer- zos, y portando sus armas largas patrulla- ron el sitio. Poco a poco llegaron policías ministeria- les, después de las 13:00 horas, quienes acu- dieron encabezados por el ex militar Jesús Ernesto Estrada, quien solicitó a los soldados mantener el resguardo de la finca, enclavada en la boscosa sierra de Arteaga. Mientras tanto, en las sedes de la Delega- ción Sureste de la PGJE y en la de la Agen- cia del Ministerio Público de Arteaga, pe- ritos y ministerios públicos se preparaban para trasladarse y tomar conocimiento de los hechos. De ese modo la Dirección General de Ser- vicios Periciales dispuso que todo su perso- nal en la Región Sureste se trasladara a ese sitio, porque tendría que hacerse el levanta- miento no sólo de objetos y restos humanos; además tenían que acreditarse una serie de pruebas periciales de campo. Antes de que los peritos salieran de sus oficinas, se dio la orden de que llevarán con- sigo sus chalecos antibalas, en tanto que la misma orden se les dio a los policías minis- teriales, varios de ellos tuvieron que cargar toda la tarde con su arma larga, ante el te- mor de una emboscada. La comandancia de la Sexta Zona Militar envió desde el 69 Batallón de Infantería un equipo de comunicaciones, quien se encar- gó de transmitir información a su base en torno al hallazgo, en el que ellos reportaron en clave que había por lo menos dos cuerpos calcinados. ‘¡RETÍRENSE DE AQUÍ!’ Poca era la visibilidad desde el exterior de la finca; los militares, so pretexto de orden de sus superiores, señalaron que no permiti- rían el acceso de reporteros, camarógrafos o fotógrafos. Incluso exigían que no se les captara en imágenes. Con la llegada de los primeros reporteros algunos se replegaron y dispersaron; sólo una tercia quedó en el frente y uno de ellos alzando la voz exigió la retirada. “¡Retírense de aquí!”. “No nos vamos a ir; primero no nos dejas pasar y ahora nos quieres correr”, le dijeron al unísono, y así se replegó. Minutos después quien iba al mando de los militares mandó llamar a un represen- tante de los reporteros, al que le explicó que por órdenes del agente del Ministerio Públi- co quedaba prohibido el acceso a la prensa. “No queremos que entren, porque toda la zona está en revisión; tenemos que ubicar el mínimo indicio, y además tenemos que remover tierra y no sabemos qué encontre- mos”, dijo una fuente de la PGJE. En condiciones como éstas, cuando se tra- ta de actos de grupos organizados, los poli- cías optan por cubrirse el rostro, no hablan ni emiten opiniones. Ni siquiera su jefe, Je- sús Ernesto Estrada, mando operativo de esa corporación, quiso hacerlo, y sólo permane- ció el tiempo necesario. Alrededor de las 16:00 horas abordó una camioneta Dodge Durango color blanco y se retiró para rendir personalmente un infor- me al procurador Jesús Torres Charles. Se fue y dejó la orden clara; sólo funcio- narios entrarían a la finca, y todo aquel que lo intentara debía ser arrestado. En el exterior, conforme avanzaban las horas, más representantes de los medios de comunicación se congregaron y se fueron retirando conforme avanzaba la tarde, pues lo oscuro del sector y la abundante arbolada complicaban la visibilidad. EL NARCOCEMENTERIO Dentro de la finca prevalecía incesantemen- te un ir y venir de peritos, policías y Ministe- rios Públicos, casi todos con experiencia en el área de Homicidios tanto de Saltillo, Arte- aga y Ramos Arizpe. El mínimo objeto sería levantado, y todo el sitio tenía que ser dimensionado y repor- tado en croquis, actas, dibujos y descripcio- nes de cada cosa. Muchos llegaron sin comer; a otros les pidieron un alto a sus actividades y la mayo- ría llegó sin chamarra, por lo que conforme avanzaron las horas el intenso frío –el de la temporada y el que se siente a esas alturas de la sierra– comenzó a fustigarlos. También la escasa luz impactó en sus tra- bajos, no pudieron más que asegurar algunos objetos, los cuerpos calcinados y esposados, así como seis tambos de 200 litros. “Aquí la pasaremos seguramente de uno a dos días; tendremos que inspeccionar toda la zona hasta la parte alta de la sierra para encontrar restos humanos y todo aquello que sea una pista”, dijo un policía ministerial. Fotografías de cada espacio, de cada tra- mo, no pudieron faltar, y los hallazgos provo- caron el asombro y la preocupación de quie- nes trabajan en la Procuraduría. “Jamás había imaginado que existiera algo así; yo pensé que sólo en Tijuana o Si- naloa pasaba esto”, dijo uno de los policías ministeriales que durante la tarde de ayer estuvo presente en las diligencias ministe- riales, diligencias en las que se tendrá que incluir las excavaciones con pico y pala para remover alguna de las siete fosas oficialmen- te encontradas. Al caer la noche el frío se tornó más in- tenso, dificultando los trabajos de los funcio- narios, y además la escasa luz tornaba inútil el seguir ahí. Mientras más medios de comunicación llegaban, más reporteros se trasladaron al lugar de los hechos, y a su vez otro convoy de militares se trasladaba anoche para relevar a sus compañeros. En medio de la nada, la alejada finca iró- nicamente cobraba vida entre el efímero ir y venir de múltiples policías, peritos y mi- nisterios públicos; todos con la sospecha de que jamás tendrán indicios fidedignos de lo que se hacía ahí, ni cuánto tiempo tenía ope- rando, ni cuántas personas fueron victima- das. Difícilmente se conocerá la verdad del narcocementerio. Especial 8a ZÓCALO SALTILLO Miércoles 11 de febrero de 2009 Especial ZÓCALO SALTILLO Miércoles 11 de febrero de 2009 9a CróniCa EL MAPA DE NARCOFOSAS Militares temían una emboscada y se toparon con una sorpresa EL EJéRCITO estuvo presente en el operativo en la sierra de Arteaga. FOTOS: ZÓCALO HOY CONTINUARá la busqueda de más cadávares. MáS DE 100 SOLDADOS se quedaron vigilando el área. COMUNICAN sobre los restos encontrados. AGENTES de homicidios investigan. INICIA LA BUSQUEDA de más uerpos. TEMíAN una emboscada. POLICíAS MINIISTERIALES se dieron cita en el lugar. ¿Quiénes son las víctimas? EL DATO ELEMENTOS AUTORIDADES 150 Ejército Mexicano (Sedena) 04 Agencia Federal de Investigación (AFI-PGR) 50 Policía Ministerial de Coahuila (PGJE) 20 Agentes del Ministerio Público (PGJE) 08 Elementos de Servicios Periciales (PGJE) 08 Policía Preventiva del Estado (SSP) 06 Policía Preventiva de Arteaga EN BREVE CRIMINALíSTICA DE CAMPO: » Fijar. » Levantar. » Embalar. » Asegurar evidencias. » Clasificación de restos humanos. » Hora de la llamada anónima: 10:30 AM. NARCOCEMENTERIO 1 mapa con la ubicación de los cuerpos. 20 puntos estaban marcados en el mapa. 2 cuerpos esposados y calcinados localizados hasta anoche. 6 toneles de metal de 200 litros. 7 narcotumbas clandestinas (confirmadas). 3 sitios bajo sospecha de fosa. 1 resto de un cráneo fue hallado. 1 pedazo de torso humano. ¿ Quiénes son las víctimas? Es una de las principales interrogantes para quienes ayer realizaron los trabajos de inspección en el narcocemen- terio de la finca ubicada en la sierra de Arteaga, y para la que surgen muchas respuestas. Una de las líneas de investi- gación apunta a que las personas desaparecidas en el sureste de Coahuila en los últimos años po- drían estar ahí, incluso el cuba- no-americano Félix Batista. Según fuentes cercanas a la in- vestigación, el espectro de posibi- lidades advierte que podrían ser desde policías, civiles, empresa- rios y hasta integrantes de grupos organizados de la delincuencia. Las primeras versiones ad- vertían que se trataba de siete personas ejecutadas, y no pocos dudaron en señalar que se tra- taba de los hombres rescatados en el Centro de Readaptación So- cial de Torreón; aunque resulta- ba aventurado. Otra versión que surgió fue que las víctimas podrían ser po- licías y hasta guaruras de algún funcionario, pues hay quienes advirtieron que la trifulca del viernes pasado en el bulevar Luis Donaldo Colosio sí ocurrió e incomodó a más de una persona. De inmediato, anoche mismo, en la Procuraduría General del Estado advirtieron que era muy pronto para realizar especula- ciones, y hasta no levantar todos los indicios podrían ellos actuar en consecuencia. Lo cierto es que la finca está próxima a una brecha que con- duce al paraje turístico Cola de Caballo, en Nuevo León. “Para poder establecer quié- nes son las víctimas podemos investigar hasta en Nuevo León por la cercanía y lo oculto de este predio”, dice un alto funcionario del Gobierno de Coahuila. Hay quienes no dudan en bus- car entre la lista de desapareci- dos entre Coahuila y Nuevo León para poder ubicar si se trata de alguna de estas personas, pues la finca era el lugar ideal para desaparecer a gente “incómo- da”, ante lo alejado de los cen- tros urbanos, tanto de la misma zona metropolitana de Monte- rrey como del área conurbada a Saltillo. Por lo pronto, en diciembre pasado el procurador estatal, Jesús Torres Charles señaló que en Coahuila había 20 personas reportadas como desaparecidas.

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Se encontron tambos que mostraban su reciente uso, así como varias tumbas clandestinasRedcciónZócalo | Arteaga

S onó el teléfono y una voz avisó que en una finca cercana al Cañón de La Roja estaban unos cuerpos sin vida; lo que nunca imaginó quien contes-

tó la llamada fue que ese reporte provocaría el hallazgo de un narcocementerio.

La llamada movilizó a toda una unidad de patrullaje de la Sexta Zona Militar, quienes subieron a un camión Mercedes Benz y se trasladaron al poblado en Arteaga. Alrede-dor de las 11:00 horas llegaron.

En la puerta de la entrada encontraron una especie de mapa, tenía un mensaje y además contaba con las indicaciones: cada punto era una fosa, que hasta ayer dejó de ser una tumba clandestina.

Quien llevaba el mando de la tropa no tuvo dificultades para reportar los hechos a sus superiores y pedir el apoyo de la Pro-curaduría General de Justicia del Estado, ya que a 200 metros de la brecha, y tras caminar un par de pasos, encontraron los primeros indicios de que estaban ante un narcocementerio.

Ante el temor de que se tratara de una emboscada, los militares se apostaron en los alrededores mientras llegaban los refuer-zos, y portando sus armas largas patrulla-ron el sitio.

Poco a poco llegaron policías ministeria-les, después de las 13:00 horas, quienes acu-dieron encabezados por el ex militar Jesús Ernesto Estrada, quien solicitó a los soldados mantener el resguardo de la finca, enclavada en la boscosa sierra de Arteaga.

Mientras tanto, en las sedes de la Delega-ción Sureste de la PGJE y en la de la Agen-cia del Ministerio Público de Arteaga, pe-ritos y ministerios públicos se preparaban para trasladarse y tomar conocimiento de los hechos.

De ese modo la Dirección General de Ser-vicios Periciales dispuso que todo su perso-nal en la Región Sureste se trasladara a ese sitio, porque tendría que hacerse el levanta-miento no sólo de objetos y restos humanos; además tenían que acreditarse una serie de pruebas periciales de campo.

Antes de que los peritos salieran de sus oficinas, se dio la orden de que llevarán con-sigo sus chalecos antibalas, en tanto que la

misma orden se les dio a los policías minis-teriales, varios de ellos tuvieron que cargar toda la tarde con su arma larga, ante el te-mor de una emboscada.

La comandancia de la Sexta Zona Militar envió desde el 69 Batallón de Infantería un equipo de comunicaciones, quien se encar-gó de transmitir información a su base en torno al hallazgo, en el que ellos reportaron en clave que había por lo menos dos cuerpos calcinados.

‘¡RETÍRENSE DE AQUÍ!’Poca era la visibilidad desde el exterior de la finca; los militares, so pretexto de orden de sus superiores, señalaron que no permiti-rían el acceso de reporteros, camarógrafos o fotógrafos. Incluso exigían que no se les captara en imágenes.

Con la llegada de los primeros reporteros

algunos se replegaron y dispersaron; sólo una tercia quedó en el frente y uno de ellos alzando la voz exigió la retirada.

“¡Retírense de aquí!”.“No nos vamos a ir; primero no nos dejas

pasar y ahora nos quieres correr”, le dijeron al unísono, y así se replegó.

Minutos después quien iba al mando de los militares mandó llamar a un represen-tante de los reporteros, al que le explicó que por órdenes del agente del Ministerio Públi-co quedaba prohibido el acceso a la prensa.

“No queremos que entren, porque toda la zona está en revisión; tenemos que ubicar el mínimo indicio, y además tenemos que remover tierra y no sabemos qué encontre-mos”, dijo una fuente de la PGJE.

En condiciones como éstas, cuando se tra-ta de actos de grupos organizados, los poli-cías optan por cubrirse el rostro, no hablan ni emiten opiniones. Ni siquiera su jefe, Je-sús Ernesto Estrada, mando operativo de esa corporación, quiso hacerlo, y sólo permane-ció el tiempo necesario.

Alrededor de las 16:00 horas abordó una camioneta Dodge Durango color blanco y se retiró para rendir personalmente un infor-me al procurador Jesús Torres Charles.

Se fue y dejó la orden clara; sólo funcio-narios entrarían a la finca, y todo aquel que lo intentara debía ser arrestado.

En el exterior, conforme avanzaban las horas, más representantes de los medios de

comunicación se congregaron y se fueron retirando conforme avanzaba la tarde, pues lo oscuro del sector y la abundante arbolada complicaban la visibilidad.

EL NARCOCEMENTERIODentro de la finca prevalecía incesantemen-te un ir y venir de peritos, policías y Ministe-rios Públicos, casi todos con experiencia en el área de Homicidios tanto de Saltillo, Arte-aga y Ramos Arizpe.

El mínimo objeto sería levantado, y todo el sitio tenía que ser dimensionado y repor-tado en croquis, actas, dibujos y descripcio-nes de cada cosa.

Muchos llegaron sin comer; a otros les pidieron un alto a sus actividades y la mayo-ría llegó sin chamarra, por lo que conforme avanzaron las horas el intenso frío –el de la temporada y el que se siente a esas alturas de la sierra– comenzó a fustigarlos.

También la escasa luz impactó en sus tra-bajos, no pudieron más que asegurar algunos objetos, los cuerpos calcinados y esposados, así como seis tambos de 200 litros.

“Aquí la pasaremos seguramente de uno a dos días; tendremos que inspeccionar toda la zona hasta la parte alta de la sierra para encontrar restos humanos y todo aquello que sea una pista”, dijo un policía ministerial.

Fotografías de cada espacio, de cada tra-mo, no pudieron faltar, y los hallazgos provo-caron el asombro y la preocupación de quie-nes trabajan en la Procuraduría.

“Jamás había imaginado que existiera algo así; yo pensé que sólo en Tijuana o Si-naloa pasaba esto”, dijo uno de los policías ministeriales que durante la tarde de ayer estuvo presente en las diligencias ministe-riales, diligencias en las que se tendrá que incluir las excavaciones con pico y pala para remover alguna de las siete fosas oficialmen-te encontradas.

Al caer la noche el frío se tornó más in-tenso, dificultando los trabajos de los funcio-narios, y además la escasa luz tornaba inútil el seguir ahí.

Mientras más medios de comunicación llegaban, más reporteros se trasladaron al lugar de los hechos, y a su vez otro convoy de militares se trasladaba anoche para relevar a sus compañeros.

En medio de la nada, la alejada finca iró-nicamente cobraba vida entre el efímero ir y venir de múltiples policías, peritos y mi-nisterios públicos; todos con la sospecha de que jamás tendrán indicios fidedignos de lo que se hacía ahí, ni cuánto tiempo tenía ope-rando, ni cuántas personas fueron victima-das. Difícilmente se conocerá la verdad del narcocementerio.

Especial8a ZócaloSaltillo Miércoles 11 de febrero de 2009Especial

ZócaloSaltillo Miércoles 11 de febrero de 2009 9a

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El mapa dEnarcofosasMilitares temían una emboscada y se toparon con una sorpresa

El Ejército estuvo presente en el operativo en la sierra de Arteaga.

fotos: zócAlo

Hoy continuará la busqueda de más cadávares.

Más dE 100 soldados se quedaron vigilando el área.

coMunican sobre los restos encontrados.

agEntEs de homicidios investigan.

inicia la busquEda de más uerpos.

tEMían una emboscada.

Policías MiniistErialEs se dieron cita en el lugar.

¿Quiénes son las víctimas?

el datoElEmEntos autoridadEs 150 Ejército Mexicano (Sedena) 04 Agencia Federal de Investigación (AFI-PGR) 50 Policía Ministerial de Coahuila (PGJE) 20 Agentes del Ministerio Público (PGJE) 08 Elementos de Servicios Periciales (PGJE) 08 Policía Preventiva del Estado (SSP) 06 Policía Preventiva de Arteaga

en brevecriMinalística dE caMPo:» Fijar.» levantar.» embalar.» asegurar evidencias.» Clasificación de restos

humanos.

» Hora de la llamada anónima: 10:30 aM.

narCoCeMenterio

1 mapa con la ubicación de

los cuerpos.

20 puntos estaban marcados

en el mapa.

2 cuerpos esposados y

calcinados localizados hasta anoche.

6 toneles de metal de

200 litros.

7 narcotumbas clandestinas

(confirmadas).

3 sitios bajo sospecha

de fosa.

1 resto de un cráneo

fue hallado.

1 pedazo de torso

humano.

¿Quiénes son las víctimas? Es una de las principales interrogantes para quienes

ayer realizaron los trabajos de inspección en el narcocemen-terio de la finca ubicada en la sierra de Arteaga, y para la que surgen muchas respuestas.

Una de las líneas de investi-gación apunta a que las personas desaparecidas en el sureste de Coahuila en los últimos años po-drían estar ahí, incluso el cuba-no-americano Félix Batista.

Según fuentes cercanas a la in-vestigación, el espectro de posibi-lidades advierte que podrían ser desde policías, civiles, empresa-rios y hasta integrantes de grupos organizados de la delincuencia.

Las primeras versiones ad-vertían que se trataba de siete personas ejecutadas, y no pocos dudaron en señalar que se tra-taba de los hombres rescatados en el Centro de Readaptación So-cial de Torreón; aunque resulta-ba aventurado.

Otra versión que surgió fue que las víctimas podrían ser po-licías y hasta guaruras de algún funcionario, pues hay quienes advirtieron que la trifulca del viernes pasado en el bulevar Luis Donaldo Colosio sí ocurrió e

incomodó a más de una persona.De inmediato, anoche mismo,

en la Procuraduría General del Estado advirtieron que era muy pronto para realizar especula-ciones, y hasta no levantar todos los indicios podrían ellos actuar en consecuencia.

Lo cierto es que la finca está próxima a una brecha que con-duce al paraje turístico Cola de Caballo, en Nuevo León.

“Para poder establecer quié-nes son las víctimas podemos investigar hasta en Nuevo León por la cercanía y lo oculto de este predio”, dice un alto funcionario del Gobierno de Coahuila.

Hay quienes no dudan en bus-car entre la lista de desapareci-dos entre Coahuila y Nuevo León para poder ubicar si se trata de alguna de estas personas, pues la finca era el lugar ideal para desaparecer a gente “incómo-da”, ante lo alejado de los cen-tros urbanos, tanto de la misma zona metropolitana de Monte-rrey como del área conurbada a Saltillo.

Por lo pronto, en diciembre pasado el procurador estatal, Jesús Torres Charles señaló que en Coahuila había 20 personas reportadas como desaparecidas.