Crónica económica Los tipos en negativo amenazan de nuevo

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22 al 28 de abril de 2019 ANÁLISIS 5 Crónica económica Manuel Espín En Hungría reside sólo un 1,5% de población extranjera: ¿qué problema puede ser el de la presencia migratoria, sino un invento demagógico para introducir el miedo a lo desconocido entre la ciudadanía?. Orban tiene un problema, y no sólo con Bruselas, Estrasburgo y Angela Merkel, sino que lo puede tener dentro de cinco semanas, tras las elecciones europeas, con sus hasta ahora socios del Partido Popular Europeo. En la presentación de la candidatura de Fidesz-Unión Cívica Húngara, el autoritario primer ministro pidió que la UE permita que la política migratoria sea potestad de cada Estado; es decir, piensa en sí mismo: Hungría es uno de los países más restrictivos, y junto a Polonia se viene oponiendo de forma radical a la presencia de refugiados. Su partido gana por mayorías absolutas en cada elección, como le ocurre a Ley y Justicia en Polonia, bajo un discurso único y un dominio absoluto de los medios de comunicación, que en 2018 provocó severas críticas del Parlamento Europeo por “coartar la libertad de expresión”, y quebrar la doctrina de la separación de poderes “debilitando la Justicia independiente”. Orban, calvinista protestante, fan (y jugador) de fúitbol, de gestos y expresión enérgica, se desenvuelve como un populista de extrema derecha sin tapujos. Sus modelos de estado no son los de Berlín, París o Washington, sino Rusia, China, Singapur y Turquía. Bajo un doble perfil: autocracia-autoritarismo político, poniendo en entredicho la democracia liberal-parlamentaria, por un lado, y aplicando un ultraliberalismo económico, por el otro. En los últimos meses su controvertida ‘reforma’ laboral que permite el aumento de las horas extras, y obliga a trabajar hasta seis días a la semana, ha recibido una contestación en los sectores urbanos del país y desde las minorías progresistas. Pero la maquinaria de su partido es contundente, y las encuestas para las europeas vuelven a darle el liderazgo en un país donde mantiene las 2/3 del Parlamento, bajo un discurso único y sin apenas matices de controversia, donde se erige como el “defensor de los valores nacionales, contra las influencias externas (o el islam)”. Se trata de un exacerbado nacionalismo en el que se presenta como encarnación de ‘patriotismo’, envuelto en la bandera nacional, en términos maniqueos de blanco o negro. La normativa sobre parejas de hecho se ha restringido, a la vez que cerrado la puerta al matrimonio gay, con un recorte en las libertades. Orban reclama una “Europa bajo valores cristianos” y dice que las instituciones europeas deben imponerlos, en un discurso semejante al de la ultraderecha populista polaca. Una petición que iría en contra de los principios de laicismo, separación de poderes Iglesia-Estado, defensa de las libertades, del pluralismo religioso, el ejercicio y la práctica de unas creencias, igual que el agnosticismo o el ateísmo, como reconocimiento de un derecho inherente a la persona humana. Todo ello, cuando en paralelo surge en Polonia un movimiento ultracatólico que aspira a implantar una teocracia europea. Hasta ahora el giro autocrático de Orban fue ‘tolerado’ por la UE que, ante sus muchos problemas, prefirió mirar hacia otro lado. Pero la gota colma el vaso, y Merkel o Bruselas han empezado a salir al paso e inician el camino de las sanciones por esa deriva no democrática, incompatible con los principios de la UE. Las dudas también han aparecido en el PPE, dividido ante su hasta ahora aliado, que puede dejar de manejar como ha venido ocurriendo un ‘cheque en blanco’. (Llama la atención el silencio del PP de Pablo Casado ante el ‘caso Orban’, que como inmersión autoritaria no tiene que envidiar a la de Maduro, aunque los contextos sean diferentes). A partir de las europeas, Fidesz se plantea diversas opciones: seguir dentro del PPE, buscar nuevos espacios junto a la extrema derecha de Salvini-Le Pen y sus futuros asociados, o crear otro grupo con sus ‘cercanos’ polacos de Ley y Justicia. ‘Lo último’ de Orban reincide en su ‘guerra privada’ contra Soros, el millonario filántropo de origen húngaro, al que le ha puesto todos los obstáculos para que actúe en ese país. Orban proyecta una tasa o impuesto y fuertes limitaciones a las ONG vinculadas a entidades del exterior. Una medida que hasta ahora sólo han aplicado dictadores, regímenes ultranacionalistas o fundamentalistas, o sátapras tercermundistas, en el peor sentido de la palabra. Obligar a pagar un impuesto a las ONG extranjeras representa acabar con un modelo de cooperación y solidaridad mundial. La UE tiene un problema con Orban y deberá afrontarlo aunque sea doloroso si quiere que la identidad del modelo europeo tenga continuidad. Crónica mundana La UE tendrá que tomar una decisión sobre Orban M. Tortajada Doce años después, se ha vuelto a invertir la curva entre la letra a 3 meses y el bono a 10 años. Es decir, los inversores compran títulos a largo plazo que ofrecen retornos inferiores a los de corto plazo, un contrasentido que ocurre como presagio de recesión. Los inversores han buscado activo refugio disparando el precio del ‘bund’ alemán y llevando su rentabilidad a negativo por primera vez desde 2016. La adquisición de títulos se ha concentrado en los de largo plazo, provocando que en Estados Unidos la letra a 3 meses tenga un retorno superior al bono a 10 años, algo que no sucedía desde 2007. Este fenómeno se conoce como curva invertida, y que ha precedido a las ocho recesiones acaecidas desde 1960 -el 14% del tiempo-, aunque con un decalaje de entre 6 y 18 meses y sólo en dos de ellas hubo una crisis económica prolongada: la estanflación de los años 70 y la Gran Recesión después de 2008. “Esta es una señal de que debemos tomarnos en serio la situación de los mercados”, señala Frances Donald, estratega jefe de macroeconomía en Manulife Asset Management. “Sin embargo, es demasiado pronto para decir si se trata de un presagio de una recesión o un problema pasajero. Para que me sienta confiado al decir que esto predice una recesión, necesitaría verlo persistir durante al menos uno o dos meses”, añade. Según Morgan Stanley, “unas condiciones financieras más blandas y bajos tipos de interés son factores positivos para las acciones”, como ha plasmado Wall Street desde los mínimos marcados en 2018. En este sentido, sobre la inversión de la curva, el banco de inversión norteamericano señala que “tiene implicaciones para las acciones, sobre todo porque hemos alcanzado la plena valoración”. Tal y como analiza, “menos rentabilidades son positivas sólo hasta un determinado punto, porque además de una política monetaria suave, también señalan una desaceleración del crecimiento”. Así las cosas, el banco cree que el objetivo de la Fed no es el de invertir la curva de tipos, sino incentivar el crecimiento. “Pero en cualquier caso”, sostiene, “es lo que ha sucedido”, lo que puede confirmar su estimación de que “el crecimiento se frenará mucho más en 2019 de lo que espera el consenso”. Por otro lado, los expertos de Berenberg consideran que la inversión de la curva de tipos la actualidad “es menos fiable” que años atrás, por la intervención que están tomando los bancos centrales en los últimos ejercicios al implementar sus planes QE. Asimismo, agregan que el retraso entre la inversión de la curva y las recesiones (entre uno y dos años) “genera información limitada sobre los riesgos inmediatos para la expansión del crecimiento”. En Europa, los inversores también están nerviosos y huyen a refugiarse a los bonos alemanes a diez años —activo refugio por excelencia de los inversores—, que cae en rentabilidad a raíz de la subida de los precios, que a su vez viene impulsada por la demanda. Asimismo, el bund a diez años acusa una rentabilidad de - 0,02%, mientras que el bono a dos años se mueve en una rentabilidad de -0,56%. Es decir, los inversores están pagando para que el estado alemán les guarde el dinero a largo plazo, ante el miedo a la recesión. El miedo que genera esta anomalía en el mercado tiene que ver con las anteriores recesiones en Estados Unidos. Las últimas siete recesiones han sido precedidas por una inversión en la curva de rendimientos. Por ello, los inversores temen, con cierta lógica, la llegada de este fenómeno económico. Sin embargo, los analistas han salido al paso para asegurar que la recesión no está tan cercana como parece y que no debe cundir el pánico en el mercado. En octubre de 2018, es decir hace menos de seis meses, la curva de rendimientos volvió a revertirse en Estados Unidos. Posteriormente, se desató una oleada de caídas en las principales bolsas que tocaron suelo en diciembre. Sin embargo, el riesgo de recesión quedó disipado. Los tipos en negativo amenazan de nuevo “El primer ministro húngaro, que defiende un “Estado no liberal”, pide que la política migratoria sea competencia de cada país” “Adversario acérrimo del millonario Soros, impondrá un impuesto a las ONG que actúen en su país” “La curva de tipos invertida tiene la traducción de que la deuda a corto plazo produce menos que la deuda a largo plazo, que requiere que los inversores retengan su dinero durante un período prolongado” “En Estados Unidos, la curva de tipos de interés se ha invertido. Cuando la curva de rendimiento se invierte, muestra que los inversores están perdiendo confianza en las perspectivas de la economía” El objetivo de la Fed estaría más enfocado a incentivar el crecimiento que a invertir la curva de tipos. EP El primer ministro húngaro, Viktor Orban. EP

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22 al 28 de abril de 2019

ANÁLISIS5

Crónica económica

■ Manuel Espín

En Hungría reside sólo un 1,5% depoblación extranjera: ¿quéproblema puede ser el de lapresencia migratoria, sino uninvento demagógico para introducirel miedo a lo desconocido entre laciudadanía?. Orban tiene unproblema, y no sólo con Bruselas,Estrasburgo y Angela Merkel,sino que lo puede tener dentro decinco semanas, tras las eleccioneseuropeas, con sus hasta ahorasocios del Partido PopularEuropeo. En la presentación de lacandidatura de Fidesz-UniónCívica Húngara, el autoritarioprimer ministro pidió que la UEpermita que la política migratoriasea potestad de cada Estado; esdecir, piensa en sí mismo: Hungríaes uno de los países másrestrictivos, y junto a Polonia seviene oponiendo de forma radical ala presencia de refugiados. Supartido gana por mayoríasabsolutas en cada elección, comole ocurre a Ley y Justicia enPolonia, bajo un discurso único yun dominio absoluto de los mediosde comunicación, que en 2018provocó severas críticas delParlamento Europeo por “coartar lalibertad de expresión”, y quebrar ladoctrina de la separación depoderes “debilitando la Justiciaindependiente”.

Orban, calvinista protestante,fan (y jugador) de fúitbol, degestos y expresión enérgica, sedesenvuelve como un populistade extrema derecha sin tapujos.Sus modelos de estado no son losde Berlín, París o Washington,

sino Rusia, China, Singapur yTurquía. Bajo un doble perfil:autocracia-autoritarismo político,poniendo en entredicho la

democracia liberal-parlamentaria,por un lado, y aplicando unultraliberalismo económico, por elotro. En los últimos meses sucontrovertida ‘reforma’ laboral quepermite el aumento de las horasextras, y obliga a trabajar hastaseis días a la semana, ha recibidouna contestación en los sectoresurbanos del país y desde lasminorías progresistas. Pero lamaquinaria de su partido escontundente, y las encuestas paralas europeas vuelven a darle elliderazgo en un país dondemantiene las 2/3 del Parlamento,bajo un discurso único y sinapenas matices de controversia,donde se erige como el “defensorde los valores nacionales, contralas influencias externas (o el

islam)”. Se trata de unexacerbadonacionalismo en el quese presenta comoencarnación de‘patriotismo’, envueltoen la bandera nacional,en  términosmaniqueos de blanco onegro.

La normativa sobreparejas de hecho se harestringido, a la vez quecerrado la puerta almatrimonio gay, con unrecorte en laslibertades. Orbanreclama una “Europabajo valores cristianos”y dice que lasinstituciones europeasdeben imponerlos, enun discurso semejanteal de la ultraderecha

populista polaca. Una peticiónque iría en contra de los principiosde laicismo, separación depoderes Iglesia-Estado, defensade las libertades, del pluralismoreligioso, el ejercicio y la prácticade unas creencias, igual que elagnosticismo o el ateísmo, comoreconocimiento de un derechoinherente a la persona humana.Todo ello, cuando en paralelosurge en Polonia un movimientoultracatólico que aspira aimplantar una teocracia europea.

Hasta ahora el giro autocráticode Orban fue ‘tolerado’ por la UEque, ante sus muchos problemas,prefirió mirar hacia otro lado. Perola gota colma el vaso, y Merkel oBruselas han empezado a salir alpaso e inician el camino de las

sanciones por esa deriva nodemocrática, incompatible con losprincipios de la UE. Las dudastambién han aparecido en el PPE,dividido ante su hasta ahoraaliado, que puede dejar demanejar como ha venidoocurriendo un ‘cheque en blanco’.(Llama la atención el silencio delPP de Pablo Casado ante el‘caso Orban’, que como inmersiónautoritaria no tiene que envidiar ala de Maduro, aunque loscontextos sean diferentes). Apartir de las europeas, Fidesz seplantea diversas opciones: seguirdentro del PPE, buscar nuevosespacios junto a la extremaderecha de Salvini-Le Pen y susfuturos asociados, o crear otrogrupo con sus ‘cercanos’ polacosde Ley y Justicia. ‘Lo último’ deOrban reincide en su ‘guerraprivada’ contra Soros, elmillonario filántropo de origenhúngaro, al que le ha puestotodos los obstáculos para queactúe en ese país. Orban proyectauna tasa o impuesto y fuerteslimitaciones a las ONG vinculadasa entidades del exterior. Unamedida que hasta ahora sólo hanaplicado dictadores, regímenesultranacionalistas ofundamentalistas, o sátaprastercermundistas, en el peorsentido de la palabra. Obligar apagar un impuesto a las ONGextranjeras representa acabar conun modelo de cooperación ysolidaridad mundial. La UE tieneun problema con Orban y deberáafrontarlo aunque sea doloroso siquiere que la identidad del modeloeuropeo tenga continuidad. 

Crónica mundana

La UE tendrá que tomar una decisión sobre Orban

■ M. Tortajada

Doce años después, se ha vueltoa invertir la curva entre la letra a3 meses y el bono a 10 años. Esdecir, los inversores comprantítulos a largo plazo que ofrecenretornos inferiores a los de cortoplazo, un contrasentido queocurre como presagio derecesión. Los inversores hanbuscado activo refugiodisparando el precio del ‘bund’alemán y llevando su rentabilidada negativo por primera vez desde2016. La adquisición de títulos seha concentrado en los de largoplazo, provocando que enEstados Unidos la letra a 3meses tenga un retorno superioral bono a 10 años, algo que nosucedía desde 2007.

Este fenómeno se conocecomo curva invertida, y que haprecedido a las ocho recesionesacaecidas desde 1960 -el 14%del tiempo-, aunque con undecalaje de entre 6 y 18 meses ysólo en dos de ellas hubo unacrisis económica prolongada: laestanflación de los años 70 y laGran Recesión después de 2008.

“Esta es una señal de quedebemos tomarnos en serio lasituación de los mercados”,señala Frances Donald, estrategajefe de macroeconomía enManulife Asset Management.“Sin embargo, es demasiadopronto para decir si se trata de unpresagio de una recesión o unproblema pasajero. Para que mesienta confiado al decir que estopredice una recesión, necesitaría

verlo persistir durante al menosuno o dos meses”, añade.

Según Morgan Stanley, “unascondiciones financieras másblandas y bajos tipos de interésson factores positivos para las

acciones”, como ha plasmadoWall Street desde los mínimosmarcados en 2018.

En este sentido, sobre lainversión de la curva, el banco deinversión norteamericano señala

que “tieneimplicaciones para lasacciones, sobre todoporque hemosalcanzado la plenavaloración”. Tal ycomo analiza, “menosrentabilidades sonpositivas sólo hasta undeterminado punto,porque además de unapolítica monetariasuave, tambiénseñalan unadesaceleración delcrecimiento”.

Así las cosas, elbanco cree que elobjetivo de la Fed noes el de invertir lacurva de tipos, sinoincentivar elcrecimiento. “Pero encualquier caso”,sostiene, “es lo que ha

sucedido”, lo que puedeconfirmar su estimación de que“el crecimiento se frenará muchomás en 2019 de lo que espera elconsenso”.

Por otro lado, los expertos deBerenberg consideran que lainversión de la curva de tipos laactualidad “es menos fiable” queaños atrás, por la intervenciónque están tomando los bancoscentrales en los últimos ejerciciosal implementar sus planes QE.Asimismo, agregan que el retrasoentre la inversión de la curva ylas recesiones (entre uno y dosaños) “genera informaciónlimitada sobre los riesgosinmediatos para la expansión del

crecimiento”.En Europa, los inversores

también están nerviosos y huyena refugiarse a los bonosalemanes a diez años —activorefugio por excelencia de losinversores—, que cae enrentabilidad a raíz de la subida delos precios, que a su vez vieneimpulsada por la demanda.Asimismo, el bund a diez añosacusa una rentabilidad de -0,02%, mientras que el bono ados años se mueve en unarentabilidad de -0,56%. Es decir,los inversores están pagandopara que el estado alemán lesguarde el dinero a largo plazo,ante el miedo a la recesión.

El miedo que genera estaanomalía en el mercado tiene quever con las anteriores recesionesen Estados Unidos. Las últimassiete recesiones han sidoprecedidas por una inversión enla curva de rendimientos. Porello, los inversores temen, concierta lógica, la llegada de estefenómeno económico. Sinembargo, los analistas han salidoal paso para asegurar que larecesión no está tan cercanacomo parece y que no debecundir el pánico en el mercado.

En octubre de 2018, es decirhace menos de seis meses, lacurva de rendimientos volvió arevertirse en Estados Unidos.Posteriormente, se desató unaoleada de caídas en lasprincipales bolsas que tocaronsuelo en diciembre. Sin embargo,el riesgo de recesión quedódisipado.

Los tipos en negativo amenazan de nuevo

“El primer ministrohúngaro, que defiende un“Estado no liberal”, pideque la política migratoriasea competencia de cadapaís”

“Adversario acérrimo delmillonario Soros,impondrá un impuesto alas ONG que actúen en supaís”

“La curva de tiposinvertida tiene latraducción de que ladeuda a corto plazoproduce menos que ladeuda a largo plazo, querequiere que los inversoresretengan su dinero duranteun período prolongado”

“En Estados Unidos, lacurva de tipos de interésse ha invertido. Cuando lacurva de rendimiento seinvierte, muestra que losinversores estánperdiendo confianza enlas perspectivas de laeconomía”

El objetivo de la Fed estaría más enfocado a incentivar el crecimiento que a invertir la curva de tipos.

EP

El primer ministro húngaro, Viktor Orban.EP