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CRISTO VIENE PRONTO Todos hemos oído esta frase: ¡CRISTO VIENE PRONTO! Alguien nos lo dijo antes. Ninguno de nosotros tendremos excusa de que no sabíamos nada, cuando en el día final nos paremos de frente a Jesús. Quizás algunos de ustedes, los de mayor edad, escucharon a Yiye Ávila (Evangelista Puertorriqueño), o quizás nos lo predicaron en la Iglesia que dejamos de ir. Pero todos sabemos lo que estas palabras significan. Que Jesús regresa pronto, a establecer su reino de mil años desde Jerusalén.
Ese mismo Jesús que fue sacrificado como cordero de sacrificio, quien murió y resucitó al tercer día, es el que ahora en nuestro tiempo regresa a recoger a su iglesia. Pero esta vez viene como Rey a regir con vara de hierro. Viene como juez de vivos y muertos. Repasemos que dice la Biblia. Leamos Apocalipsis 19:11-‐16;
11 Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. 12 Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. 13 Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. 14 Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. 15 De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. 16 Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES. Jesús es El Fiel y Verdadero, a quién El Padre eterno le ha dado la potestad de Juzgar en su segunda venida, acompañado de los Ejércitos Celestiales para vengar la sangre de Los Santos derramada a través de los siglos. Ahora viene para herir las “Etnias” o naciones con el poder de su palabra y las regirá con vara de hierro. En su primera venida vino como Cordero de Sacrificio, y nos sustituyó a todos nosotros en La Cruz, pero ahora viene en toda su gloria, como Rey de Reyes y Señor de Señores. Leamos a Apocalipsis 1:3; " Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca". También leamos a Apocalipsis 14:14-‐16; 14 Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda. 15 Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura. 16 Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada. La Biblia es la palabra de Dios, y Jesús nos está advirtiendo que el tiempo señalado para su regreso está cerca, más cerca de lo que pensamos.
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Apocalipsis 14 nos dice que Jesús viene con una corona de oro sobre su cabeza, o sea, que ahora en su regreso en las nubes viene como Rey del Universo. Nos hace la advertencia que tiene en su mano una Hoz aguda, que según el contexto hebreo es la herramienta del agricultor para cortar el trigo para después separar el trigo de la cizaña. Esto lo hace en un lugar conocido en el idioma inglés como “The Threshing Floor”, y en español como “La Era”. Cuando el Rey David escogió lugar para edificar Templo a YHVH, compró La “Era” de Arauna el Jebuseo, en El Monte Moriah, que actualmente es conocido como el Monte del Templo en la antigua ciudad de Jerusalén. Ese día Jesús va a “poner pie” en El Monte de los Olivos, desde donde el ascendió al cielo, allí mismo regresará, de la misma manera. Leamos a Hechos 1:9-‐11; 9 Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. 10 Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, 11 los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo. También leamos a Zacarías 14:4; 4 Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur. Jesús afirmará sus pies sobre El Monte de los Olivos. De ahí pasará a la ciudad de Jerusalén donde establecerá la cabeza de su reino de mil años, desde la tierra de Israel. Hermanos y Amigos, todos los acontecimientos del tiempo del fin están directamente relacionados a la tierra de Israel. Es por eso que los estudiosos de las sagradas escrituras a través de los siglos llaman a Israel El Reloj profético de la Biblia. Apocalipsis 14 se nos hace la advertencia de que ya está próximo el momento que seremos arrebatados al aire, en medio de un viento fuerte, para separar la paja de la semilla. En tiempos antiguos el agricultor colocaba el trigo en una “Era” donde lo “trillaba” debajo de un piedra redonda. Esta piedra era a su vez movida en forma circular por un asno, continuamente, hasta que la mayoría de las semillas del trigo eran separadas de la paja. Esta acción de “trillar el trigo” se conoce en el idioma Latín como “Tribulare”, o Tribulación. Todos hemos sido enseñados, predicados, confrontados con La Biblia en nuestra vida. Hoy les confirmo que para este momento es que se nos ha predicado, a todos, desde que nacimos hasta el día de hoy. Para que nos preparemos, para que busquemos descanso, y refugio en Jesús antes del día terrible de su llegada. Para que seamos “Salvos” de la Ira venidera de Dios.
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Y les digo más, es nuestro deber enseñar y preparar a nuestros hijos, nietos, sobrinos y hermanos para su encuentro con el Rey de Reyes, Jesús. Es muy probable que sean ellos quienes estén vivos cuando llegue el Gran día del retorno de Jesús. Leamos a Isaías 55:6-‐8 : 6 Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. 7 Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. 8 Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.
Actualmente Jesús es nuestro Sumo Sacerdote en el Templo de Dios en los cielos. El intercede por todo aquel que le invoca, por todo aquel que le confiesa ante los hombres y ante Dios y cree EN EL. El es la SALVACIÓN que Dios padre nos ha preparado desde el principio, por amor a si mismo. Leamos a Juan 3:16; 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Jesús todavía no ha comenzado su reinado y juicio contra el mundo. Hace 2000 años Jesús derramó su sangre bendita y pagó el pecado de todos, de una vez y para siempre. Por esta razón, hoy, en este preciso momento, todos tenemos la oportunidad de ser SALVOS de La Ira venidera. La sangre bendita que Jesús derramó, es vigente hoy, ayer y mañana, hasta el mismo día de su regreso en las nubes. La sangre de Cristo tiene el efecto de salvar retroactivamente hacia el pasado, hacia el presente y hacia el futuro. Todo pecado es perdonado, excepto el pecado de rechazarlo a el, lo cuál constituye pecado contra el Espíritu Santo. La sentencia del pecado es la muerte. Leamos a Romanos 6:23; 23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Debemos buscar a Jesús, ahora que su sangre bendita nos limpia y cubre. Debemos regresar a EL antes que sea demasiado tarde, pues se están cumpliendo en nuestros días las señales proféticas que marcan el principio del fin de esta era. Una de esas señales es el resurgimiento de la nación de Israel en un día, en el 1948.
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Leamos Apocalipsis 14:29-‐35; 29 E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. 30 Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. 31 Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro. Ponga atención a la siguiente declaración en Apocalipsis 14:24, que lee así: “E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días,” O sea, que todos pasaremos por parte de la tribulación, hasta el momento antes de que comience el derramamiento de La Ira de dios. Entonces continua diciendo la palabra a de dios lo siguiente; 32 De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. 33 Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. 34 De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. 35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. He aquí la señal más contundente de nuestro tiempo, cuando dice “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.” Muchos estudiosos y teólogos de la Biblia concuerdan en que este verso representa el florecimiento de la nación de Israel, pues ha resurgido y le han brotado sus hojas, en contra de toda probabilidad, a pesar el genocidio consistente en todos los siglos hasta el día de hoy. También el profeta Ezequiel lo profetizó cuando dijo: Ezequiel 37:1-‐6; 1 La mano del Señor vino y se posó sobre mí, y en el espíritu del Señor me llevó hasta un valle que estaba lleno de huesos, y me puso en medio de ese valle. 2 Luego me hizo dar de vueltas y pasar cerca de los huesos, los cuales eran muchísimos y bastante secos, y estaban a flor de tierra. 3 Y el Señor me preguntó: «Hijo de hombre, ¿cobrarán vida estos huesos?» Yo le contesté: «Señor y Dios, tú lo sabes.» 4 Entonces el Señor me dijo: «Profetiza sobre estos huesos, y diles: “Huesos secos, oigan la palabra del Señor. 5 Esto es lo que Dios el Señor les dice: ‘Huesos, voy a hacer que entre en ustedes el espíritu, y ustedes volverán a vivir.’ 6 Voy a poner tendones en ustedes, y volveré a cubrirlos de carne y de piel; pondré también el espíritu en ustedes, y volverán a vivir.” Así sabrán que yo soy el Señor.» Esos huesos que han vuelto a vivir son la nación de Israel. Acuérdese de los campos de concentración de Hitler y como los soldados alemanes abrían surcos grandes en la tierra y los llenaban con los cuerpos sin vida de millones de personas que ellos habían asesinado. Luego los ejércitos aliados desenterraron millones de huesos como testimonio mudo del odio del mundo contra Israel.
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A esos huesos secos sin vida, a esos Judíos, Dios les respiró vida de nuevo en este siglo y los está juntando de todas las esquinas de la tierra, juntando de nuevo en Eretz Israel. Y esa señal se está cumpliendo en nuestra generación. Somos testigos de este milagro y por eso podemos tener total certeza que Jesús está a las puertas. Continuemos leyendo a Mateo capítulo 24. 33 Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. 34 De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.
Según nos acercamos al tiempo del regreso de Jesús, aumenta el conocimiento bíblico, pues El Espíritu Santo nos guía y prepara para poder discernir la verdad. Porque habrán falsos profetas, maestros, hombres amadores de si mismos, quienes detestan la luz y prefieren la oscuridad. Por esta razón debemos estudiar las escrituras continuamente, para conocer el tiempo de su venida, para no ser engañados y estar preparados.
Nosotros, los que hemos sido testigos de cuando los soldados Judíos, después de 2000 años recuperaron la ciudad de Jerusalén en 1967, nosotros ¡somos esa generación que verá cumplirse el regreso de nuestro Señor y Mesías, Jesús! Porque así está escrito en Mateo 24:35-‐51; 35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. 36 Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre. 37 Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. 38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, 39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. 40 Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. 41 Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. 42 Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. 43 Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. 44 Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis. 45 ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? 46 Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. 47 De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá. 48 Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; 49 y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos, 50 vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, 51 y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes.
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Hermanos y Amigos; escapemos de la hora de juicio que se acerca a este mundo perdido. Vistámonos de Jesús, quién nos ha imputado su “Righteousness” a todo aquel que crea EN El. Ahora escondidos EN CRISTO, y El Padre Santo y Bueno no nos ve a nosotros en nuestra condición carnal, ni imperfecta, sino que al mirarnos a quién ve es A CRISTO, limpios de culpa, libres de acusación y condena, perfectos en amor y vivificados por su Santo Espíritu.
Acerquémonos a EL. ¡Cristo Viene Pronto! Ven señor Jesús, VEN!, Aleluya y Amén.