Cristina Domínguez Llorente

REFLEXIÓN FINAL Tras la realización de la asignatura y la lectura de los cuatro módulos que la conforman, he visto como los valores que establecí en la autoevaluación que propone el PEPFI al inicio de la asignatura han variado. En general, he podido ver como he ampliado mis conocimientos en la gran mayoría de las áreas que se tratan, excepto en el apartado de cultura, que no hemos tratado durante la asignatura. Ahora puedo afirmar que: −soy capaz de seleccionar procedimientos básicos de evaluación. −soy consciente de la importancia de implicar a los alumnos en el proceso de evaluación. −he aprendido cómo poner en práctica la evaluación formativa. −tengo más herramientas para argumentar mis decisiones cuando evalúo a mis alumnos y soy capaz de describir su rendimiento gracias a los descriptores del MCER. −a los procedimientos de evaluación de los alumnos por parte del profesor ahora les puedo añadir los de auto y coevaluación. −he descubierto la existencia del Portafolio Europeo de las Lenguas como herramienta de autoevaluación para los alumnos. −he sabido de la aplicación de técnicas de estadística para determinar la validez de un examen, que desconocía. Sin embargo, también puedo decir que, tras recibir toda esta teoría e intentar ponerla en práctica en las actividades del final de cada módulo, también he visto la dificultad que supone poner todos los mecanismos que se proponen en marcha. También he tomado conciencia de la dificultad que supone crear materiales específicos que se adecuen al nivel requerido, aunque también he conocido métodos, como los prepilotajes, que ayudan en el proceso. A pesar de eso, estoy segura que sólo con la práctica y la experiencia que se puede adquirir en una aula real se puede llegar a ser capaz de dominar todos los aspectos a la perfección. Como bien se ha dicho a lo largo de la asignatura, sólo se trata de ver los errores que cometemos como algo positivo y aprender de ellos.