Crisis Global y Pensamiento Del Che

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Socialismo

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  • OSVALDO MARTNEZ MARTNEZ (Cuba, 1944). Doctor en Cien-cias Econmicas. Profesor Titular de la Facultad de Eco-noma de la Universidad de La Habana. Director delCentro de Investigaciones de la Economa Mundial(CIEM) de La Habana. Investigador Titular.Premio Nacional de Economa (1999) de la Repblica deCuba. Autor de los libros Tercer Mundo y Economa Mundial,Editora Poltica, La Habana, 1983; Estados Unidos y la eco-noma internacional, 1988; Neoliberalismo en crisis, 1999; Neoli-beralismo, ALCA y Libre Comercio, 2005; La compleja muerte delneoliberalismo, 2007 (en coedicin con Ruth Casa Edito-rial); todos publicados por la Editorial de Ciencias Socia-les, La Habana. Autor de numerosos artculos y ponenciaspublicados en Cuba, Mxico, Argentina, Ecuador, Brasil,Estados Unidos y Espaa. Diputado al Parlamento Cuba-no desde hace cuatro legislaturas y Presidente de laComisin Permanente de Economa. Asesor de delega-ciones cubanas a Conferencias Cumbres de Pases noAlineados y Conferencias Cumbres Iberoamericanas eintegrante de delegaciones oficiales en visitas del Presi-dente del Consejo de Estado a diversos pases. Ha re-presentado a Cuba en varias comisiones de la AsambleaGeneral de Naciones Unidas y de otros importantes fo-ros o consejos internacionales; entre ellos, el Foro SocialMundial, el Congreso del Consejo Latinoamericano deCiencias Sociales (CLACSO) y el Congreso de la Facul-tad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).

  • EDITORIAL DE CIENCIAS SOCIALES, LA HABANA, 2009

  • Edicin al cuidado de Denise Ocampo lvarezEdicin: Anette Jimnez MarataCorreccin: Pilar Jimnez CastroDiseo de cubierta: Rubiel Garca GonzlezDiseo interior y composicin: Xiomara Glvez Rosabal

    Osvaldo Martnez Sobre la presente edicin

    Editorial de Ciencias Sociales, 2009Ruth Casa Editorial, 2009

    ISBN 978-959-06-1167-4ISBN 978-9962-645-40-5

    Prohibida la reproduccin total o parcial, por cualquiermedio, sin la autorizacin de Ruth Casa Editorial. Todoslos derechos reservados en todos los idiomas. Derechosreservados conforme a la ley.

    Estimado lector, le estaremos muy agradecidos si noshace llegar, por escrito, su opinin acerca de este libro yde nuestras ediciones.

    INSTITUTO CUBANO DEL LIBROEditorial de Ciencias SocialesCalle 14 no. 4104 entre 41y 43, Playa,La Habana, [email protected]

    Ruth Casa EditorialCalle 38 y ave. Cuba, edificio Los Cristales, oficina no. 6,apdo. 2235, Zona 9, [email protected]

  • ndice

    Prlogo / VII

    CAPTULO 1

    Ernesto Che Guevara y las relaciones econmi-cas internacionales / 1

    El orden econmico internacional / 5El comercio internacional y el intercambiodesigual / 15La penetracin de capital imperialista,la dependencia y la soberana sobrelos recursos naturales / 20La economa de Amrica Latinay la Alianza para el Progreso / 23La deuda externa / 28

    CAPTULO 2

    Economa internacional y teora econmicaburguesa / 33

  • CAPTULO 3

    El futuro de Amrica Latina y el Caribe:Integracin o retroceso regional / 77

    CAPTULO 4

    La crisis, una vez ms / 99El trmino crisis y la limitacin conceptualde la economa y los economistas / 99La gestacin de la crisis / 102Crisis terminal? Alternativas / 107

    CAPTULO 5

    Crisis econmica global: Hasta cundo?,hasta dnde? / 110

    Los planes de rescate / 113Misin imposible: el FMI como salvadorde la crisis / 118

    CAPTULO 6

    Crisis econmica global y reunin del G-20 enLondres / 124

    Bibliografa / 137

  • Prlogo

    Este libro es un tesoro. El Autor nos devela las conexiones y lamagia existente entre el pensamiento de un hombre nico, ne-cesario, universal, perenne, como Ernesto Che Guevara, y lacrisis estructural, global, financiera, econmica, climtica, so-cial, de sobreproduccin, de subproduccin, causada por lasfuerzas que l combati.

    Osvaldo Martnez nos recuerda a unos y nos da a conocer aotros, la actuacin del Che en las relaciones econmicas interna-cionales, representando a nuestro pueblo y a todos los del TercerMundo en la maravillosa dcada de los sesenta del siglo XX.

    En el mismo discurso el Autor une, con su prosa virtuosa deexcelente escritor, el pensamiento econmico cubano, la teoraclsica burguesa y la actuacin de la Revolucin cubana de 1959en la arena internacional. Osvaldo nos ilustra que la deuda exter-na, el intercambio desigual, la poltica monetarista del FMI y susdainas consecuencias para los pueblos del Sur, eran temas coti-dianos para el Che aunque algunos de ellos todava no se cono-can en la Academia ni en los crculos de poder mundial, ni seavistaban para la mayora como posibles males para la humani-dad, temas que el Che abordaba con una profundidad tal quehoy da, transcurridos cuarenta y tres aos, no solo tienen vigen-cia, sino que son imprescindibles herramientas tericas y prcticas,brjulas para aquellos pueblos que se lanzan a la aventura de labsqueda de una sociedad poscapitalista y postsocialista real.

  • VIII

    Admira el hecho de que en poco ms de cien pginas el lectorpueda pasar, sin contratiempos ni traumas, de David Ricardo alChe, de Samuelson a Fidel Castro, de la Alianza para el Pro-greso al ALCA, de los Tratados de Libre Comercio al ALBA.

    Osvaldo ofrece su pluma al Che para que este contine eldecursar de la historia que el Che no pudo protagonizar porhaber estado en La quebrada del Yuro, y pasa revistaen 1987 a la situacin econmica internacional. Y no fue ca-sual 1987, ao en el cual Fidel nos pidi que descubriramosque el Che tena un pensamiento profundo, un pensamientoeconmico digno de ser estudiado aunque no se compartiera.1

    El Autor vuelve a entregar su pluma al Che en el siglo XXIpara que, desde su Rocinante, se enfrente al capital y nos expongaqu ocurri con la etapa neoliberal del capitalismo. Nos explica asel significado del desinfle de las burbujas informtica, inmobilia-ria, de tarjetas de crdito, la economa de casino, el Consenso deWashington, y da a conocer de modo profundo, en un lenguajesencillo y culto a los ciudadanos desconcertados de hoy da, quest sucediendo en el mundo, a dnde nos lleva el capitalismo ensu lgica de codicia, avaricia, en su economa especulativa, en suafn de cubrir la cuota media de ganancia que contina disminu-yendo irremediablemente como bien vaticin Karl Marx.

    Y Osvaldo nos sorprende al final de su libro cuando nosencontramos al Che y a la teora revolucionaria del alemn comoel modo ms factible para comprender lo que est sucediendo, y elcorolario de que el capitalismo no se cae solo, hay que tumbarlo,y lo que se comience a crear y a construir, defenderlo con todas lasarmas morales, con todas las ideas revolucionarias sin sectaris-mo ni dogmas, y con los fusiles si no deseamos que nos trunquen

    1 [] yo lo que pido modestamente, en este vigsimo aniversa-rio, es que el pensamiento econmico del Che se conozca.Se conozca aqu, se conozca en Amrica Latina, se conozcaen el mundo: en el mundo capitalista desarrollado, en el Ter-cer Mundo y en el mundo socialista. Que tambin se conoz-ca all!. Fidel Castro Ruz, discurso pronunciado el 8 de octubrede 1987. El texto fue publicado originalmente en la edicindel 12 de octubre de 1987 de Granma, rgano oficial delPartido Comunista de Cuba.

  • IX

    la ilusin, la esperanza, el sueo de construir una verdaderasociedad poscapitalista, de democracia participativa.

    De pronto uno no tiene que meditar mucho para rememorar aFidel el 18 de octubre de 1967, el 8 de octubre de 1987 y en 2005en el Aula Magna de la Universidad de La Habana; de sbitouno se percata que no solo el Che avizor esta mega crisis delcapitalismo, sino que el argentino-cubano tambin profetizen 1965-1966 que la Unin Sovitica marchaba inexorable-mente hacia el capitalismo y, con ella, el resto del Bloque sovi-tico. Y en su mochila en el Congo, en sus estancias clandestinasen Tanzania, en Praga, en Pinar del Ro y luego en Bolivia,llevaba los Cuadernos que iba escribiendo, los cuales formaranparte de un libro dedicado a la juventud cubana y del mundo,alertando sobre el fraude que representaba el socialismo real, ysobre las causas que provocaran su fracaso; explicando por quel capitalismo en ninguna de sus variantes poda resolver losproblemas que sufra la humanidad: sencillamente porque el ca-pital para existir, desarrollarse y expandirse tiene que generarmiseria, desempleo, desigualdad, muerte, totalitarismo, dictadu-ra, inequidad, desesperanza, conformismo, corrupcin inclu-yendo la de la clase obrera y la de sus dirigentes.

    El Che asumi la tarea de poner fin a este estado de cosas conlas dos manos: en una el fusil dos ejemplos: los golpes deestado del imperio el 11 de septiembre de 1973 en Chile, y el 28de junio de 2009 en Honduras, demuestran lo que Fidel y el Chenos ensearon en la prctica y en la teora del Poder, y en laotra mano la tica unida indivisiblemente con la teora revolucio-naria antidogmtica, el pensar con cabeza propia, sin dogmatis-mo, con las ansias de intentar esbozar un camino revolucionarioindependiente para los pueblos del Sur, libres de los errores delsocialismo real y de otros tantos cometidos en la lucha anticapi-talista, como tambin libres de la ideologa y la lgica del capital.

    Este magnfico libro ha sido posible porque Osvaldo es ca-paz de exponer los problemas econmicos ms complejos y lasideas de la economa, en ideas e imgenes sencillas y asequibles sincaer en el facilismo y guardando el rigor que la materia merece. ElAutor se sumerge en el anlisis de la crisis global que padecemos,y lo hace amparado no solo con el conocimiento pormenorizado de

  • Xlos hechos, sino desde la luz que le brinda su vasta formacinterica y docente, y su prctica sostenida en la arena econmicainternacional en la cual se desenvuelve desde hace cuatro dcadas.Ha participado activamente en la vida econmica internacional deCuba en la ONU desde la dcada de los setenta, en el Movimientode los Pases No Alineados 1979-2006, en la OMC y en viajescon los presidentes Fidel Castro y Ral Castro, desde la dcada delos ochenta hasta hoy. Tambin enriquece esta obra su labor prc-tica como Diputado Nacional por el territorio de Sagua de Tnamodesde 1993. A su talento y aportes como intelectual, profesor yeconomista, le acompaan los no menos ejemplares atributos dehonestidad, decencia y transparencia.

    Sin ms, invito al lector que me ha acompaado hasta esteltimo prrafo, a que se adentre en este libro, cuyo autor me honrcon el privilegio de prologar.

    CARLOS TABLADA PREZ*La Habana, 11 de septiembre de 2009

    * Carlos Tablada Prez (La Habana, 1948). Licenciado en So-ciologa, Licenciado en Filosofa y Doctor en Ciencias Eco-nmicas. Investigador Titular del Centro de Investigacionesde la Economa Mundial (CIEM), La Habana. Miembro de laUnin Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC);Secretario de Divulgacin y Ediciones del Foro Mundial deAlternativas (FMA); Director general de Ruth Casa Editorial;Secretario Ejecutivo de Ruth Internacional a.s.b.l. Blgica;Profesor Titular Adjunto a la Universidad de La Habana. ComoProfesor Invitado ha trabajado en ciento cincuenta y cincouniversidades de treinta y tres pases. Miembro del consejoeditorial de la revista Panormica Latinoamericana del Servicedinformation et de formation Amrique Latine (SEDIF), Univer-sidad Libre de Bruselas, Blgica. Ha publicado varios libros ydecenas de artculos y ensayos en revistas especializadas.Premio Casa de las Amricas 1987 con el libro El pensamientoeconmico de Ernesto Che Guevara, del que se han hecho treintay tres ediciones y dos reimpresiones en catorce pases y ennueve idiomas, lo cual representa ms de medio milln deejemplares hasta la fecha.

  • 1CAPTULO 1

    Ernesto Che Guevaray las relaciones econmicas

    internacionales

    El pensamiento del Che constituye un sistemade ideas coherente en el que se articulan los com-ponentes poltico, social, militar, econmico yaun otros. Ese corpus ideolgico tiene su ncleocentral y su objetivo supremo en la trasformacindel hombre como agente consciente del cambiosocial, en la creacin y reproduccin del hom-bre nuevo, armado de una conducta y un cdi-go de valores morales, ideolgicos y ticos que,en un dinmico y complejo proceso de luchapor la transformacin de s mismo y de su en-torno nacional e internacional, conducir a lasociedad comunista. Por tanto, al tomar de esesistema de ideas las correspondientes al pensa-miento econmico en la esfera de las relacioneseconmicas internacionales, estamos avanzandodos pasos en la segmentacin del pensamiento.Un primer paso que limita el mbito de anlisis

  • 2al pensamiento econmico y otro que lo circuns-cribe an ms, cindolo a las relaciones econ-micas internacionales.

    La visin del Che sobre la economa interna-cional tiene, obviamente, una slida lgica in-terna y una coherente articulacin como partevinculada orgnicamente con el ncleo centralde todo su pensamiento. De lo que se trata en-tonces es de presentar y entender los plantea-mientos sobre economa internacional en tantose derivan de aquel ncleo central.

    Las relaciones econmicas internacionales, aun-que fueron examinadas por el Che desde diferen-tes ngulos, no constituyeron el centro de sutrabajo prctico en las responsabilidades de go-bierno que desempe, ni fueron tampoco el cen-tro de su trabajo intelectual. Adems, en algunosaspectos no esenciales, pero significativos, las re-laciones econmicas internacionales de hoy pre-sentan caractersticas que difieren de las de laprimera mitad de los aos sesenta. Sin embargo,en cuanto a los cambios ocurridos en la economamundial en los ms de cuarenta aos transcurri-dos desde la ltima posibilidad que tuvo el Che deexaminar estas cuestiones, lo que asombra a losque vuelven a releer al Che no es la ausencia deaspectos que hoy actan, como la transnacionali-zacin o las polticas monetaristas que entonceseran inexistentes o irrelevantes, sino su capaci-dad para captar fenmenos que apenas se insi-nuaban en aquellos aos y que nadie siquieraplanteaba, como la deuda externa o la irrupcinmasiva del Fondo Monetario Internacional en las

  • 3economas abatidas por el subdesarrollo, el desem-pleo y la inflacin.

    Quizs la mejor manera de aproximarnos alncleo de su pensamiento, para establecer, a par-tir de ah, el engarce con la parcela dedicada a laeconoma internacional, sea la de definir al Checomo un genuino ejemplar revolucionario comu-nista que aplic creadoramente el marxismo-le-ninismo a nuestra realidad, comprendi de modoprofundo el fenmeno del subdesarrollo y la ex-plotacin imperialista en el Tercer Mundo y ac-tu en total coherencia con su pensamiento.

    Como revolucionario comunista la pasin porla construccin del comunismo, basada en laaccin consciente de comunistas, corra parejacon la lucha contra el imperialismo y la explota-cin del hombre por el hombre, concebida porel Che como el ms sagrado de los deberes.Para ambas cosas la dimensin internacionaldesempea un importante papel a partir no solode la relevancia que la poca misma le concedeen un mundo que la revolucin cientfico-tcni-ca internacionaliza e interrelaciona cada vez ms,sino, en especial, del internacionalismo enten-dido como apoyo a los que sufren la opresinimperialista y luchan contra ella, como emana-cin de la esencia solidaria del marxismo-leni-nismo y no como ejercicio caritativo.

    Por tanto, la poltica y la economa interna-cional tienen que estar presentes en el horizon-te de anlisis y de accin del constructor delcomunismo y del luchador contra el imperia-lismo; doble aspecto que en el Che se conjugarmnicamente.

  • 4La economa internacional de la primera mitadde los aos sesenta era un importante factor tantopara la obra de construccin de la nueva sociedad(relaciones entre pases socialistas desarrollados yen desarrollo y entre aquellos y los de orientacinsocialista) como para la lucha contra la explota-cin y dependencia imperialista (relaciones entrepases capitalistas desarrollados y subdesarrollados).Para ambos aspectos ntimamente entrelazados,el sistema de relaciones econmicas internaciona-les u orden econmico internacional poda favo-recer o entorpecer la relacin dialctica que el Cheplante entre los avances del socialismo y de la lu-cha antimperialista y de liberacin:

    Cada vez que se libera un pas, dijimos, es unaderrota del sistema imperialista mundial, perodebemos convenir en que el desgajamiento nosucede por el mero hecho de proclamarse unaindependencia o lograrse una victoria por lasarmas en una revolucin: sucede cuando el do-minio econmico imperialista cesa de ejercer-se sobre un pueblo. Por lo tanto, a los pasessocialistas les interesa como cosa vital que seproduzcan efectivamente esos desgajamientosy es nuestro deber internacional, el deber fija-do por la ideologa que nos dirige, el contri-buir con nuestros esfuerzos a que la liberacinse haga lo ms rpida y profundamente quesea posible.1

    1 Ernesto Che Guevara: Discurso pronunciado en el Se-minario Econmico de Solidaridad Afroasitica, Argel,24 de febrero de 1965, en Obras. 1957-1967, t. II, p. 573.

  • 5El orden econmico internacional

    En la poca en que el Che incursionaba en eltema de la economa internacional, algunos fe-nmenos y procesos no tenan el significado dehoy y otros simplemente no existan.

    La influencia de los pases socialistas era rela-tivamente pequea en lo que a comercio y fi-nanzas internacionales se refiere, incluidas susrelaciones con los pases subdesarrollados. Aque-llos aos no eran de crisis econmica capitalista,sino que an el sistema se encontraba en el pe-rodo evolutivo sin las grandes crisis que se ex-tenderan desde la posguerra hasta 1974.

    Dentro del conjunto de los pases capitalis-tas desarrollados, la hegemona norteamerica-na era entonces marcada, sin mostrar todavala erosin que hoy exhibe y los desequilibriosinternos de ella misma. Las polticas econ-micas estaban moldeadas por los principioskeynesianos que dominaban, aparentementesin serios rivales, el campo del diseo de polti-cas. La ideologa monetarista neoliberal parecamuy lejos de poder protagonizar la con-trarrevolucin monetarista que la profunda cri-sis econmica de los aos ochenta iba a pro-piciar.

    El orden econmico internacional de aquellosaos apareca muy dominado por el poderoeconmico norteamericano y el sistema institu-cional que, bajo el dictado de ese pas, se esta-bleci en la inmediata posguerra. Ya la triloga

  • 6integrada por el Fondo Monetario Internacio-nal (FMI), el Banco Mundial y el Acuerdo Gene-ral sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT,por sus siglas en ingls) se encargaba de contro-lar y reglamentar las relaciones monetarias, cre-diticias y comerciales, lo cual converta a cada unade esas esferas en mecanismos para reforzar laexplotacin y reproducir el subdesarrollo, aun-que todava el FMI permaneca limitado en la ma-yora de sus acciones a su funcin original deintervenir para corregir desequilibrios de balan-za de pagos relacionados con tasas de cambio delas monedas, sin desempear las destacadas yominosas funciones que despus asumira.

    El sistema monetario y financiero mostrabaya los efectos iniciales de las contradicciones in-ternas contenidas en su propia formulacin enBretton Woods y expresados en los dficits de labalanza de pagos de Estados Unidos y la reduc-cin de sus reservas de oro, pero habra que es-perar hasta 1967 para que la crisis tuviera suprimera clara manifestacin con la devaluacinde la libra esterlina y hasta 1971 para que el d-lar fuera devaluado y declarado inconvertible.

    La magnitud de la deuda externa de AmricaLatina y el Tercer Mundo en general era insignifi-cante respecto a las fabulosas cifras de hoy. No se-ra exagerado decir que nadie prestaba atencin alo que pareca ser un hecho irrelevante, apenasmencionado en los foros internacionales y, muchomenos, en los textos y cursos universitarios sobreeconoma internacional. En 1965 la deuda externatotal de Amrica Latina era de 9 324 millones de

  • 7dlares,2 en comparacin con 410 mil millones alfinalizar 1987, y 600 mil millones en 2009.

    El panorama del comercio internacional paralos pases subdesarrollados no era muy diferen-te al actual. No se haban producido todava losavances registrados por un pequeo nmero depases latinoamericanos y asiticos en la expor-tacin de manufacturas, y la dependencia de losproductos bsicos que an hoy es determinanteera en ese momento mayor. La suerte del co-mercio exterior y, en buena medida de toda laeconoma del Tercer Mundo, era entonces ytodava hoy, la suerte de los productos bsi-cos sometidos a una densa malla de barrerasproteccionistas y discriminatorias.

    El intercambio desigual, expresado como de-terioro de los trminos de intercambio, ocupa-ba en esos instantes, como sucede hoy, un lugarprioritario entre los problemas estructurales delmundo subdesarrollado. Los Convenios de Pro-ductos Bsicos eran entonces la esperanza paramitigar ese desbalance.

    El Tercer Mundo solo comenz a actuar enaquellos aos con fisonoma propia, despus deque, alrededor de 1960, el proceso de descolo-nizacin en gran escala culmin con el accesode un elevado nmero de antiguas colonias a laindependencia y al escao en Naciones Unidas.El Movimiento de Pases No Alineados habasurgido en 1961, pero no sera hasta la IV Cum-bre de Argel, en 1973, que los temas de econo-

    2 CEPAL: Anuario Estadstico de Amrica Latina, p. 498.

  • 8ma internacional se incorporaran con igualimportancia al conjunto de temas polticos queesa organizacin abord desde su nacimiento.

    El Grupo de los 77, que desde su mismo ori-gen se dedic a tratar los problemas de la eco-noma mundial y la insercin del Tercer Mundoen ellos, fue creado en 1964, en el transcurso dela primera Conferencia de las Naciones Unidassobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD por sussiglas en ingls) a la cual asisti el Che presi-diendo la delegacin cubana, pero su actuacinadquiri fuerza solo en aos posteriores.

    La Amrica Latina de aquellos aos se encon-traba sumida en su crisis estructural de subde-sarrollo y dependencia, aunque la coyunturaeconmica que entonces pareca muy adversay ciertamente distaba mucho de ser satisfactoria,no era tan crtica y agobiante como en las dcadasposteriores, cuando la enorme deuda, el dbil onulo crecimiento econmico y el ahondamientodel intercambio desigual, entre otros aspectos,condujeron a que, en esta gran crisis de iniciosdel siglo XXI, los indicadores de la calidad de vidasean inferiores a los de la dcada de los setenta enla cual el Che pens estos temas.

    Por entonces continuaban en boga las polticascepalinas de sustitucin de importaciones y de-sarrollo hacia adentro, basadas en la accin deun Estado concebido como tutelar y racionaliza-dor y la conduccin de una burguesa reformistaque nunca desempeara cabalmente su papel yencontrara, en la asociacin subordinada al capi-

  • 9tal extranjero transnacional aunque este trmi-no an no se utilizaba, el curso real para su ac-tuacin poltica y econmica. Los intentos deintegracin econmica de Amrica Latina se ini-ciaban por medio de esquemas de corte comercialarancelario como la Asociacin Latinoamericanade Libre Comercio (ALALC) y el Mercado Co-mn Centroamericano, de los que Cuba quedabaexcluida como parte de la poltica anticubana im-puesta por el gobierno de Estados Unidos.

    El ejemplo de la victoriosa Revolucin cubanaera el principal determinante de la poltica norte-americana hacia Amrica Latina. Aislar a Cuba yevitar que la Revolucin se propagara, fue el obje-tivo tanto del bloqueo econmico, las expulsionesy las sanciones, como del lanzamiento de la Alian-za para el Progreso en tanto programa que, me-diante un flujo de capital de 20 mil millones dedlares en diez aos y algunas reformas que ten-dan a modernizar las economas latinoamerica-nas y adaptarlas mejor a la penetracin del capitalmonoplico, pretenda lograr crecimiento econ-mico para contener el proceso revolucionario.

    A ese orden econmico internacional profun-damente injusto y reproductor del subdesarro-llo y la explotacin, se enfrent el Che con unaaguda visin crtica y clara conciencia de la ne-cesidad de su transformacin.

    Durante el desarrollo de la UNCTAD I, cele-brada en Ginebra en 1964, el Che presidi ladelegacin del gobierno cubano y, desde el ini-cio de su intervencin, en la que ocup un lugardestacado la referencia a la situacin de Cubacomo pas agredido, dej constancia de lo que

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    consideraba tres de los problemas cruciales delmundo contemporneo al expresar:

    Hoy el temario de la conferencia es ms am-plio y ms realista, porque aborda, entre otros,tres de los problemas cruciales del mundocontemporneo: las relaciones entre el cam-po de los pases socialistas y el de los pasescapitalistas desarrollados, las relaciones entrelos pases subdesarrollados y las potencias ca-pitalistas desarrolladas y el gran problema deldesarrollo para el mundo dependiente.3

    Ya en fecha tan temprana como 1961, el Chehaba abordado el gran problema del desarro-llo para el mundo dependiente y haba profun-dizado, con singular acierto para entonces, en lacaracterizacin de un fenmeno tan complejocomo es el subdesarrollo, haciendo un aporteterico que se inscribe ms en el campo de laeconoma poltica que en el de las relaciones eco-nmicas internacionales. Esa caracterizacin con-serva vigencia, no obstante los avances posterioresque otros autores y, singularmente el Comandan-te Fidel Castro Ruz, han realizado.

    En 1961 el Che se pregunta qu es subde-sarrollo?, y responde:

    Un enano de cabeza enorme y trax henchi-do es subdesarrollo en cuanto sus dbilespiernas o sus cortos brazos no articulan con elresto de su anatoma; es el producto de un

    3 Ernesto Che Guevara: Discurso pronunciado en laConferencia Mundial de Comercio y Desarrollo, Gine-bra, 25 de marzo de 1964, en op. cit., p. 516.

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    fenmeno teratolgico que ha distorsionadosu desarrollo. Eso es lo que en realidad somosnosotros, los suavemente llamados subdesa-rrollados, en verdad pases coloniales, semi-coloniales o dependientes. Somos pases deeconoma distorsionada por la accin impe-rial, que ha desarrollado anormalmente lasramas industriales o agrcolas necesarias paracomplementar su compleja economa. Elsubdesarrollo, o el desarrollo distorsionado,conlleva peligrosas especializaciones en ma-terias primas, que mantienen en la amenazadel hambre a todos nuestros pueblos.4

    En la UNCTAD I el Che caracteriz la situacineconmica y poltica internacional, sealandocomo contradiccin fundamental de la poca laexistente entre capitalismo y socialismo; aunqueaclar que, a pesar de ser la ms importante, noera la nica pues exista tambin la contradic-cin entre los pases capitalistas desarrolladosy los pueblos subdesarrollados del mundo, ydespus de algunos prrafos que describen lacruda e injusta realidad del orden econmicointernacionalaunque no utilizara este trmi-no, se lanz a fondo haciendo uso de un len-guaje marxista en el que se advertan frescasresonancias tercermundistas.

    El Che expres entonces:Tal es la caracterizacin de esta conferencia yen ella debern dirimirse, no solo los proble-

    4 Ernesto Che Guevara: Cuba: excepcin histrica ovanguardia en la lucha anticolonialista?, en op. cit., p. 409.

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    mas que traen aparejados los dominios de losmercados y el deterioro de los trminos de in-tercambio, sino tambin la causa ms impor-tante de que este estado de cosas exista en elmundo, la supeditacin de las economas na-cionales de los pases dependientes a otros msdesarrollados que mediante inversiones domi-nan los aspectos principales de su economa.Entendemos claramente, y lo decimos con todafranqueza, que la nica solucin correcta a losproblemas de la Humanidad en el momentoactual, es la supresin absoluta de la explota-cin de los pases dependientes por los pasescapitalistas desarrollados, con todas las conse-cuencias implcitas en este hecho. Hemos ve-nido aqu con clara conciencia de que se tratade una discusin entre los representantes deaquellos pueblos que han suprimido la explo-tacin del hombre por el hombre, de aquellospases que la mantienen como filosofa de suaccin y del grupo mayoritario de los que su-fren, y debemos establecer el dilogo partien-do de la realidad de estas afirmaciones.5

    Establecidas estas delimitaciones esenciales, elChe hace un llamado a la unidad de los pasessubdesarrollados para imponer un nuevo tipode relaciones que son concebidas como la resul-tante de una firme y unida accin frente al im-perialismo y la decidida colaboracin de los

    5 Ernesto Che Guevara: Discurso pronunciado en laConferencia Mundial de Comercio y Desarrollo, Gine-bra, 25 de marzo de 1964, en op. cit., pp. 519-520.

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    pases socialistas. Era, en aquella fecha, el pri-mer llamado hecho por Cuba a los pases de todoel mundo subdesarrollado, para quebrar el in-justo orden econmico internacional y establecerese nuevo tipo de relaciones al que el Comandan-te Fidel Castro Ruz se ha referido en repetidasocasiones posteriores.

    Por otra parte tambin expres:

    Si todos los pueblos que viven en condicionesprecarias, dependientes de potencias extranje-ras en algunas fases vitales de su economa y desu estructura poltica y social, son capaces deresistir las tentaciones y ofrecimientos hechosframente, pero al calor de las circunstancias, eimponen aqu un nuevo tipo de relaciones, laHumanidad habr dado un paso adelante.6

    Qu caractersticas tendra este nuevo tipode relaciones que el Che postulaba en 1964,cuando todava era necesario esperar diez aos,hasta 1974, para que fueran proclamadas la De-claracin y el Programa de Accin para el esta-blecimiento de un nuevo orden econmicointernacional y la Carta de Derechos y DeberesEconmicos de los Estados?

    No se trata, evidentemente, de identificar losplanteamientos del Che sobre un nuevo tipo derelaciones con la letra exacta de esos documen-tos aprobados en Naciones Unidas, en los quese mezclan posiciones justas y demandas acer-tadas, con algunas concesiones derivadas de la

    6 dem, p. 519.

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    heterogeneidad del Grupo de los 77 e, incluso,varias insuficiencias en relacin con los nuevosfenmenos en la economa mundial posterioresa 1974, que muestran la necesidad actual de de-sarrollar el concepto de Nuevo Orden Econ-mico Internacional (NOEI).

    Se trata ms bien de comprender que el Checomparte con la corriente impulsora de la pro-clamacin del NOEI en la que Cuba participactivamente, la impugnacin global del viejoorden econmico internacional dominado porlos pases imperialistas y estructurado en formatal que condena a los pases subdesarrollados ala explotacin y a desempear el papel de apn-dices subordinados y canal de descarga de lascontradicciones generadas por aquellas naciones.As concibe un nuevo tipo de relaciones que, alser analizadas en sus caractersticas concretas,como se intentar a continuacin, presentancoincidencias con postulados del ComandanteFidel Castro Ruz, reveladores de una identifica-cin esencial entre uno y otro.

    El Che era consciente de la heterogeneidad delTercer Mundo y del dominio neocolonial ejerci-do sobre muchos pases que haca difcil la ac-cin unida de los explotados, pero no por esoperdi la confianza en que el nuevo tipo de rela-ciones sera establecido.

    Refirindose a la UNCTAD I, l expres:La conferencia de todas maneras habr teni-do un gran mrito: el de haber permitido jun-tar a tan grande y heterognea cantidad depases subdesarrollados y haberles permiti-

  • 15

    do palpar la comunidad de intereses que losenmarca y la magnitud de los problemas quedevoran su economa. Para una etapa poste-rior quedar que este conocimiento mutuo seplasme en un plan de accin coordinado en-tre todos los pases en desarrollo, que no ten-gan lacayos como gobernantes, donde Cubajugar su papel.7

    El comercio internacionaly el intercambio desigual

    Fueron estos los temas a los que el Che dedicmayor atencin en la economa internacional.

    Es lgico que as fuera, pues los problemasdel comercio internacional y, en su interior, elfenmeno del intercambio desigual, constituyenlos aspectos estructurales bsicos de la relacinpases capitalistas desarrollados-pases subdesa-rrollados, aunque en los aos de la actual dca-da el sistema capitalista atraviesa por un ciclo deespeculacin financiera y bancarizacin quesuma, a los problemas comerciales, los profun-dos desequilibrios monetario-financieros que porsu fuerza y gravedad tienden a ocupar el primerplano de la atencin, unido a la crisis de sobre-produccin, crisis climtica, depresin y crisissocial que crece por da y amenaza con estallaren los propios Estados Unidos.

    7 Ernesto Che Guevara: La conferencia para el comer-cio y desarrollo en Ginebra, en op. cit., pp. 114-115.

  • 16

    El Che lo expres categricamente:La razn de existir del imperialismo est preci-samente en el intercambio desigual que man-tiene con sus colonias econmicas; pedir querenuncie a ello, es casi como pedir que renuncieal sistema y al imperialismo no se le puede ha-cer ese tipo de demanda, hay que conquistarla.8

    Para el Che el comercio a precios de mercadomundial, basados en la accin de la ley del valor,conduca al intercambio desigual expresado comodeterioro de los trminos de intercambio y consis-tente en el establecimiento de una igualdad for-mal entre cantidades de trabajo nacional desiguales:

    el llamado deterioro de los trminos de inter-cambio no es otra cosa que el resultado delintercambio desigual entre pases producto-res de materia prima y pases industriales quedominan los mercados e imponen la aparen-te justicia de un intercambio igual de valores.9

    Argumentando esta idea, compar las carac-tersticas del intercambio aparentementeequivalente entre pases desarrollados y sub-desarrollados:

    Cmo puede significar beneficio mutuovender a precios de mercado mundial lasmaterias primas que cuestan sudor y sufri-

    8 dem, p. 110.9 Ernesto Che Guevara: Discurso pronunciado en la XIX

    Asamblea General de Naciones Unidas, Nueva York,11 de diciembre de 1964, en op. cit., p. 550.

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    mientos sin lmites a los pases atrasados ycomprar a precios de mercado mundial lasmquinas producidas en las grandes fbricasautomatizadas del presente?10

    Por los aos en que hablaba el Che, no exis-tan todava obras dedicadas a debatir el inter-cambio desigual. Era habitual entonces referirsenicamente a la manifestacin externa de este,es decir, al deterioro de los trminos de inter-cambio, y explicarlo como lo hizo Prebishen virtud de las relaciones entre el centro y laperiferia, sin penetrar ms profundamente enel problema. El Che no solo tiene el mrito his-trico de haber calificado el fenmeno en suacepcin precisa, sino, adems, de haber capta-do dialcticamente la diferencia que existe en-tre la manifestacin externa (trminos deintercambio) y sus determinantes ocultas (la leydel valor).

    Para acometer el urgente estudio que requie-re el intercambio desigual y desentraar suscomplejos mecanismos de actuacin, el Che ofre-ce a los economistas cubanos un punto de partidade esencial importancia, como es el de explicareste fenmeno teniendo, en la ley del valor yen sus modos especficos de funcionar en la eco-noma internacional, el hilo conductor para en-frentar ese reto. Se trata, entonces, de un factortan gravoso como la deuda externa, pero el in-

    1 0 Ernesto Che Guevara: Discurso pronunciado en elSeminario Econmico de Solidaridad Afroasitica,Argel, 24 de febrero de 1965, en op. cit., p. 574.

  • 18

    tercambio desigual no se limita a una crisis dealgunos aos como la de la deuda, que tendrms temprano que tarde un desenlace, sino quehunde sus races seculares en la relacin colo-nial y amenaza con proyectarse hacia el futurosi el Tercer Mundo no es capaz de imponer esenuevo tipo de relaciones reclamado por el Che.

    Pero, cules deban ser las relaciones comer-ciales de nuevo tipo? Ante todo, aquellas querechazaran el intercambio desigual y sirvierancomo factor de desarrollo de las economas sub-desarrolladas.

    El Che concibi las relaciones comercialescomo vehculo idneo para aliviar la tensin ycontribuir al desarrollo,11 pero no cualquier tipode relaciones, sino aquellas que no impliquen laexplotacin deliberada o no, de la economams dbil. As expres:

    la tarea real consiste en fijar los precios quepermitan el desarrollo. Un gran cambio de con-cepcin consistir en cambiar el orden de lasrelaciones internacionales; no debe ser el co-mercio exterior el que fije la poltica sino, porel contrario, aquel debe estar subordinado auna poltica fraternal hacia los pueblos.12

    1 1 Ernesto Che Guevara: Discurso pronunciado en laConferencia Mundial de Comercio y Desarrollo, Gine-bra, 25 de marzo de 1964, en op. cit., p. 540.

    1 2 Ernesto Che Guevara: Discurso pronunciado en elSeminario Econmico de Solidaridad Afroasitica,Argel, 24 de febrero de 1965, en op. cit., p. 575.

  • 19

    Otro objeto de atencin de la penetrante ca-pacidad de anlisis de aquel hombre ejemplarfueron el proteccionismo ejercido contra los pa-ses subdesarrollados, el dumping, la manipula-cin monoplica de los mercados, la utilizacinde los excedentes agrcolas y las reservas estra-tgicas de minerales, la concepcin de la liber-tad de comercio y el papel del GATT comoinstrumento de control imperialista sobre elcomercio internacional. Sobre ellos dej brevespero lcidos y, a veces, restallantes juicios, comocuando califica al libre comercio, con derechosformalmente iguales entre partes desiguales, delibre competencia para monopolios, zorro li-bre entre gallinas libres.13

    En su opinin el comercio internacional nodeba ser el campo de accin de la igualdad for-mal, de la reciprocidad y del principio de na-cin ms favorecida consagrado por el GATT yextrado del pensamiento liberal burgus, sinoun mbito de relaciones que, sobre la base de laequidad, propiciara una nueva divisin interna-cional del trabajo en la cual los pases subde-sarrollados pudieran elevarse hasta el desarrolloindustrial completo.

    Como bien lo expresara:Cuba afirma que debe surgir de esta conferen-cia una definicin del comercio internacionalcomo instrumento idneo para el ms rpido

    1 3 Ernesto Che Guevara: Discurso pronunciado en laConferencia Mundial de Comercio y Desarrollo, Gine-bra, 25 de marzo de 1964, en op. cit., p. 532.

  • 20

    desarrollo econmico de los pueblos subdesa-rrollados y discriminados y que esta definicindebe conllevar la eliminacin de todas las dis-criminaciones y diferencias, aun las que ema-nan del supuesto trato igualitario. El trato debeser equitativo, y equidad no es, en ese caso,igualdad. Equidad es la desigualdad necesariapara que los pueblos explotados alcancen unnivel de vida aceptable. Debemos dejar esta-blecidas aqu las bases para la implantacin deuna nueva divisin internacional del trabajo,mediante el aprovechamiento pleno de todoslos recursos naturales de un pas, elevando pro-gresivamente su grado de elaboracin hasta lasms complicadas formas de la manufactura.14

    La penetracin de capital imperialista,la dependencia y la soberana sobre

    los recursos naturales

    La penetracin de capital imperialista y sus efec-tos deformadores fueron apreciados desde dife-rentes ngulos por el Che, incluido el de lainfluencia corruptora sobre las conciencias envirtud de la habilidad imperialista para crearimgenes tentadoras. Concibi esa penetracincomo la condicin esencial para establecer ladependencia econmica, con lo cual completsu pensamiento acerca de los dos factores fun-damentales que, en el campo de la economainternacional, generan y reproducen el subde-

    1 4 dem, pp. 534-535.

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    sarrollo, esto es, la penetracin del capital impe-rialista y el intercambio desigual.

    Dentro de ella destac, en primer trmino, losprstamos en condiciones onerosas que, cier-tamente, iban a convertirse en la principal for-ma empleada por el capital transnacional paramantener la dependencia.

    El Che estableci, en solo un prrafo, el vnculoentre penetracin de capital, la dependencia crea-da por esta, as como las formas que asume:

    Es la penetracin de los capitales de los pasesdesarrollados, la condicin esencial para esta-blecer la dependencia econmica. Esta pe-netracin adquiere formas diversas. Sepresenta como prstamos en condiciones one-rosas, inversiones que sujetan a un pas dadoa los inversionistas, dependencia tecnolgicacasi absoluta del pas dependiente hacia el pasdesarrollado, control del comercio exterior porlos grandes monopolios internacionales y, enltimo extremo, utilizacin de la fuerza comopotencia econmica para reforzar las otras for-mas de explotacin.15

    No exista todava en Amrica una teora de ladependencia con seguidores que, en algunos ca-sos, aportaran valiosos elementos de anlisis, peroya en 1964 la dependencia era apreciada por elChe a diferencia de otros que de cierta manerahicieron de la dependencia tema de estudio,como un rasgo consustancial al imperialismo, solocomprensible en el contexto de la caracterizacin1 5 dem, pp. 523-524.

  • 22

    esencial del imperialismo hecha por Lenin y en-tendida como una relacin de dominio que servano para constatarla y describirla, sino para rom-perla por los medios revolucionarios:

    Y esas inversiones capitalistas tienen no solo eldefecto de la forma en que se realizan los prs-tamos, sino tambin otros complementarios demucha importancia, como es el establecimien-to de sociedades mixtas con un peligroso veci-no. Como, en general, las inversiones sonparalelas a las de otros Estados, esto propendea las divisiones entre pases amigos por dife-rencias econmicas e instaura el peligro de lacorrupcin emanada de la presencia constantedel capitalismo, hbil en la presentacin deimgenes de desarrollo y bienestar que nublanel entendimiento de mucha gente.16

    No obstante, las inversiones y prstamos de ca-pital extranjero eran entonces, como hoy da, unafuerte realidad en las economas subdesarrolladas.

    Ante ellas no siempre era posible, en cortoplazo, una medida revolucionaria de nacionali-zacin. No estaba an plasmada en aquellostiempos la corriente de pensamiento tendente aproteger la soberana de los pases del TercerMundo frente a la accin del capital transnacio-nal, que aos despus se conocera como prin-cipio de soberana permanente sobre los recursosnaturales y dems actividades econmicas y1 6 Ernesto Che Guevara: Discurso pronunciado en el

    Seminario Econmico de Solidaridad Afroasitica,Argel, 24 de febrero de 1965, en op. cit., p. 579.

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    quedara integrada a la Carta de Deberes Eco-nmicos de los Estados, despus de tenaz oposi-cin de los pases capitalistas desarrollados.

    El siguiente prrafo de la intervencin del Cheen la UNCTAD I se inscribe como precursor deesa corriente de defensa de la soberana econ-mica frente a la actuacin irrestricta del capitalextranjero. Despus de haber alertado sobre elpeligro que entraan para el comercio y la pazdel mundo las inversiones de capital extranjeroque dominen la economa de un pas cualquie-ra, el entonces Ministro de Industrias de Cubaexpres:

    Para todo lo que antecede es necesario el totalejercicio del principio de autodeterminacinque consagra la Carta de las Naciones Unidasy la reafirmacin del derecho de los Estados adisponer de sus recursos, a darse la forma deorganizacin econmica y poltica que msconviniere y a escoger sus propias vas de de-sarrollo y especializacin de la actividad eco-nmica, sin ser por ello objeto de represaliasde ningn tipo.17

    La economa de Amrica Latinay la Alianza para el Progreso

    Es de sobra conocido que la Alianza para el Pro-greso surgi como un resultado directo del ejem-

    1 7 Ernesto Che Guevara: Discurso pronunciado en laConferencia Mundial de Comercio y Desarrollo, Gine-bra, 25 de marzo de 1964, en op. cit., pp. 535-536.

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    plo de la Revolucin Cubana y el temor impe-rialista de su propagacin por Amrica Latina.Para contener el proceso revolucionario fue con-cebida esa alianza, que lo era no solo para efec-tuar algunas reformas impulsoras del desarrollocapitalista de la regin, sino tambin contra lajoven Revolucin socialista cubana.

    Correspondi al Che librar en Punta del Este,Uruguay, la gran batalla frente al desafo de laAlianza para el Progreso, que se presentaba comoformidable. En circunstancias especialmente ten-sas y complejas, cuando todos los recursos y lacapacidad de manipulacin de Estados Unidosen Amrica Latina se ponan al servicio de laexclusin y la condena a Cuba, y ante represen-tantes de gobiernos que, en su abrumadoramayora hostiles, teman el ejemplo de la Revo-lucin cubana y esperaban con avidez los pro-metidos 20 mil millones de dlares en diez aos,el Che expuso certeramente el pronstico delfracaso de la alianza, las razones que la llevarana la derrota, y, al hacerlo, bosquej la situacineconmica y poltica de la regin, as como suevolucin futura, en unos trazos magistrales queconservan su vigencia esencial.

    En esos trazos avizor el futuro hasta en lotocante a la irrupcin masiva del Fondo Mone-tario Internacional, al que llam cancerbero deldlar, en las economas latinoamericanas y dijoque sera all donde se producira la disyuntivasuprema: afrontar el descontento popular o ini-ciar el camino de la liberacin.

    Estos prrafos del Che, en su intervencin antela Conferencia del Consejo Interamericano Eco-

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    nmico y Social (CIES), el 16 de agosto de 1961,en Punta del Este, Uruguay, merecen ser citados:

    Esta Alianza para el Progreso es un intento debuscar solucin dentro de los marcos del impe-rialismo econmico. Nosotros consideramos quela Alianza para el Progreso, en estas condicio-nes, ser un fracaso. En primer lugar, sin que seconsidere de ninguna manera una ofensa, mepermito dudar de que se pueda disponer de20 mil millones de dlares en los prximos aos.Adems, se ha establecido explcitamente queesos prstamos irn fundamentalmente a fo-mentar la libre empresa. Y como no se ha con-denado en ninguna forma a los monopoliosimperialistas asentados en cada uno de los pa-ses de Amrica, en casi todos, es lgico supo-ner tambin que los crditos que se acuerdenservirn para desarrollar los monopolios asen-tados en cada pas. Esto provocar, indiscutible-mente, cierto auge industrial y de los negocios.Esto traera ganancias para las empresas. En elrgimen de libre cambio en que casi todos lospases de Amrica viven, esto significara ma-yor exportacin de capitales hacia los EstadosUnidos, de tal forma que la Alianza para elProgreso, en definitiva, se convertira en el fi-nanciamiento por parte de los pases latinoa-mericanos de las empresas monopolistasextranjeras.18

    1 8 Ernesto Che Guevara: Discurso pronunciado en laConferencia del Consejo Interamericano Econmicoy Social (CIES), Punta del Este, 16 de agosto de 1961,en op. cit., pp. 465-466.

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    A continuacin agreg la no existencia deacuerdo para sostener los precios de las mate-rias primas, de donde extrajo la conclusin deque esos precios continuaran descendiendo enel futuro. De ah dedujo el deterioro progresivode la balanza de pagos, que sera agravado porlas remesas de ganancias de los monopolios. Todoello conducira a la falta de desarrollo, exacta-mente lo contrario a lo postulado por la alianza.

    Al llegar a este punto plante:La falta de desarrollo provocar ms desem-pleo, el desempleo significa una baja real delos salarios; empieza un proceso inflacionario,que todos conocemos, para suplir los presu-puestos estatales, que no se cumplen por faltade ingresos. Ya en tal punto, entrar a jugar encasi todos los pases de Amrica un papel pre-ponderante el Fondo Monetario Internacional.Aqu es donde se producir el verdadero plan-teamiento para los pases de Amrica. Hay doscaminos nada ms: afrontar el descontentopopular, con toda su secuela, o iniciar el ca-mino de una liberacin del comercio exterior,fundamental para nuestras economas; desa-rrollar una poltica econmica independientey estimular el desarrollo de todas las fuerzasinternas del pas, y todo esto, naturalmente,en el marco de polticas exteriores indepen-dientes que sern las que condicionen todaesta tarea de desarrollo de comercio con lospases de otras reas del mundo.19

    1 9 dem, p. 466. (El destaque es del autor).

  • 27

    Hoy, cuando la regin atada a la dependenciadel imperialismo muestra los efectos del declinareconmico en Estados Unidos y el impacto de laspolticas econmicas aplicadas por ese pas, cuan-do ms de 130 millones de latinoamericanos sedepauperan en los lmites de la extrema pobreza,cuando ms de la tercera parte de los trabajado-res no tiene empleo y la galopante inflacin ero-siona los ya reducidos ingresos, las palabras delChe mantienen su justeza esencial.

    Pero tambin l, en otro trazo anticipatorio,se encargara de prevenir contra las propuestassustanciales de la oleada de pensamiento mone-tarista neoliberal, que alcanzara a convertirse enpoltica econmica en todos los pases de Am-rica Latina, durante dcadas pasadas, y en mu-chos de ellos hoy da. Los resultados de estaspolticas aperturistas, de esencia antipopular, deraz transnacional y siempre asociadas al funcio-namiento de un cierto capitalismo salvaje, sonbien conocidos en Amrica Latina y han dejadoun legado de endeudamiento, descenso del ni-vel de vida, desindustrializacin y represin.

    En momentos en que no era el monetarismola corriente dominante, el Che percibi en losdocumentos de la Alianza para el Progreso unplanteo incorrecto sobre las relaciones entre loscambios en las variables monetarias y los cam-bios en la estructura de relaciones de produc-cin, y con claro enfoque marxista expres:

    Se insiste en solucionar los problemas de Am-rica a travs de una poltica monetaria, en elsentido de considerar que son los cambios mo-

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    netarios los que van a cambiar la estructuraeconmica de los pases, cuando nosotros he-mos insistido en que solamente un cambio dela estructura total, en las relaciones de pro-duccin, es lo que puede determinar que exis-tan de verdad condiciones para el progresode los pueblos.20

    La deuda externa

    En el tema de la deuda externa, que luego de lamuerte del Che llegara a alcanzar importancia es-tratgica para Amrica Latina y muchos otros pa-ses del Tercer Mundo, se aprecia asimismo esa lneade identificacin esencial entre el pensamiento delChe y el de Fidel, pues en 1964 el Guerrillero Heroi-co insisti en este tema y lo enfoc de tal modo queasombra y admira a quienes, situados en el presen-te, hemos podido observar el curso real de la eco-noma mundial en las ltimas cuatro dcadas.

    La admiracin se debe, en primer lugar, a queen 1964 no pareca existir gravedad alguna encuanto a la deuda externa, salvo coyunturas es-pecficas que afectaran a algn que otro pas.

    Eran tiempos en los que no haba exceso deliquidez o sobreacumulacin de capitales pugnan-do por colocarse como capital de prstamo.Obtener crditos se haca difcil para los pasessubdesarrollados, y funcionaban con severidad lasreglas de seguridad bancaria que exigan la solven-cia del prestatario como condicin para prestar.

    2 0 dem, p. 463

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    La deuda externa total de Amrica Latina eraentonces (1965) de 9 324 millones de dlares, ysu servicio a nivel regional no despertaba pre-ocupaciones.

    El problema en aquellos tiempos no consistaen la imposibilidad de pagar una deuda tan enor-me que bloqueara toda posibilidad de desarro-llo, sino en la dificultad para obtener prstamosen un reducido mercado financiero. El euromer-cado no exista o era todava insignificante; nose haca factible prever las alzas del precio delpetrleo ocurridas diez aos despus, que vol-caran masas de petrodlares hacia los prsta-mos al Tercer Mundo; los grandes gastos militarespor la guerra de Vietnam estaban an por pre-sentarse, y la poltica norteamericana de emisininflacionaria, para financiar sus dficits, ya esta-ba en marcha pero todava no haba alcanzadosu apogeo.

    Tampoco en aquellos aos haba tenido lugarla tendencia a la reduccin de la tasa de ganan-cia registrada a finales de la dcada del sesentaen la economa norteamericana y en algunaseconomas capitalistas de Europa occidental que,unida al descenso de la tasa de crecimiento, in-dujo a ciertas fracciones del capital a abandonarla esfera productiva y concentrarse en el sectorfinanciero en forma de capital de prstamo.

    No estaba actuando en la economa mundialninguno de los factores que, hacia la segundamitad de los aos setenta, iban a crear una lla-mada economa de endeudamiento y a impul-sar el aumento vertiginoso de una fabulosa deuda

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    que, en 1982, encontr su ms dbil eslabn enel caso mexicano, para inaugurar la crisis de ladeuda que an est en curso.

    La agenda de la UNCTAD I, dominada por lostemas comerciales y los empeos por extenderlos Convenios de Productos Bsicos para enfren-tar el deterioro de los trminos de intercambio, noconceda relevancia alguna a la deuda externa.

    Sin embargo, el Che plante el tema con granfuerza, insisti en l al intervenir en febrerode 1965 en el Seminario Econmico de Solida-ridad Afroasitica en Argel y, no solo eso, sinoque, para mayor admiracin an, estableci, enun prrafo que se adelanta ms de veinte aos asu tiempo, un vnculo orgnico entre intercam-bio desigual y extraccin de ganancias por elcapital extranjero y la deuda externa. En l es-boz la idea de que los pases subdesarrolladosson acreedores de las potencias imperialistas porel saqueo histrico padecido y propuso, en nom-bre de Cuba, una moratoria de la deuda y unasuspensin en la remisin de ganancias hasta queles fueran restituidas a los pases subdesarrolla-dos las prdidas sufridas por el intercambio des-igual en la dcada anterior.

    Segn el Che:Resulta inconcebible que los pases subde-sarrollados que sufren las enormes prdidasdel deterioro de los trminos de intercambio,que a travs de la sangra permanente de lasremesas de utilidades han amortizado con cre-ces el valor de las inversiones de las potenciasimperialistas, tengan que afrontar la carga

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    creciente del endeudamiento y de su amorti-zacin, mientras se desconocen sus ms jus-tas demandas. La delegacin de Cuba proponeque, hasta tanto los precios de los productosque exportan los pases subdesarrollados nohayan alcanzado un nivel que les restituya delas prdidas sufridas en la ltima dcada, sesuspendan todos los pagos por concepto dedividendos, intereses y amortizaciones.21

    Han transcurrido ms de cuarenta aos des-de la desaparicin fsica del Che, cuando cum-pla con lo que consideraba el ms sagrado delos deberes: luchar contra el imperialismo y porla liberacin de los pueblos.

    Con su brillante inteligencia, que le permitiprofundizar en un conjunto de aspectos de lasrelaciones econmicas e, incluso, hacer prons-ticos de asombrosa anticipacin en sus fugacesy circunstanciales anlisis sobre la economa in-ternacional, el Che podra haber realizado eneste campo y en otros, sin duda, aportes de in-calculable valor.

    Pero su aporte supremo fue el ejemplo demodelo de comunista que nos leg. Para los eco-nomistas ese modelo de comunista no se limitaa su temple moral, austeridad, espritu solidarioy voluntad acerada que le sirvieron para colo-carse, a golpe de proezas, entre los grandes h-roes de todos los tiempos en la historia de Cuba

    2 1 Ernesto Che Guevara: Discurso pronunciado en laConferencia Mundial de Comercio y Desarrollo, Gine-bra, 25 de marzo de 1964, en op. cit., p. 535.

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    y de Amrica Latina. Incluye tambin, cierta-mente, su pensamiento econmico.

    Sera retrica gastada decir que el Che no seha ido, que nos acompaa, pero en cierta formaprofunda y entraable, no es retrica. Cmoexplicar que nuestro pequeo y pobre pas, aco-sado por la guerra econmica, a pocas millas dela Roma americana haya resistido en soledadtanto la agresin como la seduccin y que asom-bre al mundo derramando solidaridad en el Hi-malaya, en Indonesia, en Venezuela, en Bolivia!,donde el Che entreg su vida y hoy el primerPresidente en la historia de esta gran nacin lerinde honores en La Higuera y encabeza un go-bierno que materializa algunos de los ideales queanimaban al Che.

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    CAPTULO 2

    Economa internacional y teoraeconmica burguesa1

    En una coyuntura internacional especialsima,cuando el frente del imperialismo muestra fisu-ras anunciadoras del inevitable derrumbamien-to, los pases subdesarrollados exponen susituacin y sus demandas dentro de un mundoen el que los ricos se hacen cada da ms ricos ylos pobres son cada vez ms pobres, en el que elabismo entre desarrollados y subdesarrolladosse agiganta progresivamente.

    Esta nueva colisin entre un mundo capitalis-ta desarrollado y los que exigen cada vez conms energa el acceso al desarrollo, induce a pen-sar no solo en trminos de la realidad operativadel debate, sino tambin en el modo en que la

    1 Tomado de Osvaldo Martnez: Tercer Mundo y economamundial. Seleccin de trabajos, Editora Poltica, La Haba-na, 1983.

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    teora econmica burguesa tradicional ha pen-sado y planteado los problemas indisolublemen-te unidos del comercio y el desarrollo, o lo quees lo mismo, a hacer el nutrido inventario defracasos que configura la fisonoma de esta teo-ra. Este enfatiza el hecho evidente, y por supuestolgico, de que el abismo entre desarrollados y sub-desarrollados no solo se refiere a las diferenciasmateriales de niveles de vida, productividad, edu-cacin, etc., sino tambin a la distancia insalvableque separa a la teora econmica tradicional de larealidad, a la terca obstinacin con que los he-chos reales del subdesarrollo han hecho jironeslos esquemas de esa teora hasta exhibir su inca-pacidad para explicar los problemas de ese otromundo que, aunque a nivel de la economa realsiempre ha constituido su coto de explotacin yreservas, a nivel del pensamiento econmicoburgus resulta prcticamente una insolenciaque no encaja en ese ordenado universo de ideas.

    Se trata de que la teora econmica burguesatradicional sufre lo que pudiera llamarse su pe-cado original, o sea, los efectos de las distanciasque median entre sus orgenes pasados y las rea-lidades actuales, entre sus races histricas libe-rales y su presente monopolista, entre su pasadolleno de firmes convicciones de eternidad y per-feccin y su presente de dudas y crisis. Ese pro-ceso histrico de desarrollo del sistema capitalistay de crecientes discrepancias entre la teora y larealidad del desarrollo, tiene su mejor expresinen el paso del clasicismo a todos los neoclasicis-mos. Es el doloroso proceso de tratar de incluir

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    lo no incluido, de enmendar de una forma u otralos errores e irrealidades, de intentar adecuarse alas nuevas condiciones pero siempre mantenien-do las premisas bsicas del funcionamiento delsistema y la confianza (cada vez ms cuestiona-da) en su papel en pro del desarrollo econmico.

    La vigencia del tratamiento de este tema sedebe a que, probablemente en ninguna otra es-fera de la teora econmica, es tan escandalosaesa incapacidad de la teora tradicional para ex-plicar la realidad contempornea, como en loscampos del comercio internacional y el desarro-llo econmico. En otros mbitos, la teora men-cionada se ha tecnificado, retorcido y sofisticadode modo tal que los remiendos aparecen menosimpdicamente pero en lo referente a comerciointernacional y desarrollo la incapacidad es evi-dente, quizs porque fue en esos dominios don-de la economa liberal tuvo sus ms grandesbastiones y donde se condens con ms fuerzala conviccin en la perfeccin y los infaliblesautomatismos del sistema.

    En efecto, las interrelaciones entre comerciointernacional y desarrollo econmico han sidoobjeto de anlisis por la economa tradicional (in-cluidos tanto clsicos como neoclsicos) y, paraexplicar esas relaciones, esta economa aporta unconjunto de esquemas que, si bien se contradi-cen con la realidad, satisfacen al parecer las ne-cesidades de conciencia de tales economistas. Nosera ocioso, pues, tratar de efectuar una brevesntesis de esos esquemas, para confrontarlos conla implacable realidad y extraer de esta confron-

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    tacin algunas conclusiones referentes a las po-siciones y los intereses de los pases del mundosubdesarrollado.

    La economa clsica liberal tiene como trasfon-do general la concepcin de que el sistema capi-talista implica la consecucin de un ptimoeconmico nacional y su extensin subsiguiente,de manera que tambin universalmente el siste-ma tenda al logro del ptimo. Para alcanzarlo soloera necesario cumplir los preceptos que la econo-ma postulaba, en los cuales la conducta del pas,en cuanto a especializacin productiva y normasde comercio internacional, estaba perfectamentedefinida y deba conducir de forma automtica allogro del ptimo nacional dentro de un conjuntouniversalmente optimizado. Se planteaba que eldesarrollo econmico sera una especie de lgicosubproducto de la accin libre de los principiosque deban regir la especializacin y el comerciointernacionales, en tanto las relaciones capitalistasdominaban la economa interna.

    La especializacin productiva tiene su funda-mentacin en la teora de las ventajas compara-tivas de Ricardo, la cual establece los principiosque deben regir para lograr la especializacinptima. No se trata, en los lmites de este texto,de intentar criticar a fondo esta tenaz teora queha resistido el paso de unos ciento cincuenta aosde evolucin del capitalismo y su pensamientoeconmico, y ha permanecido intacta en susbases esenciales. Ms bien nos interesa compa-rar la diferencia que media entre lo que Ricardoy sus seguidores consideraban los efectos de su

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    teora y lo que la realidad histrica ha demos-trado. No obstante, es conveniente sealar al-gunos aspectos acerca de esta aeja teora, comoes el hecho notable de que ella es prcticamen-te la nica parte del pensamiento ricardiano queno ha sido demolida por la economa bur-guesa posterior, para la cual Ricardo es, en al-gunos aspectos, un ascendiente embarazoso.Incluso los ms agresivos crticos de Ricardo,como los marginalistas austriacos, deponen suscrticas en los captulos correspondientes a co-mercio exterior.

    Esta economa burguesa se ha limitado a acep-tar los supuestos bsicos de la teora ricardianay a discutir detalles, aplicaciones y efectos par-ciales dentro del marco de aquellos supuestos ohiptesis, sin cuestionarse nunca a fondo lasbases que actan como lmites del razonamien-to. Es as que desde John Stuart Mill hastaSamuelson, pasando por Marshall, Cairnes, Vi-ner, Taussig, etc., el pensamiento econmico hapresenciado una coleccin de sutilezas y deta-lles en torno a los problemas e incidencias de lasventajas comparativas.

    Esta extraordinaria vitalidad induce a pensarque, en el plano terico, su crtica depende enbuena medida de la aceptacin de sus supues-tos ya que, una vez aceptados estos, parece nohaber dentro de ese espacio delimitado ningnerror de lgica para que sea susceptible de ac-tuar como factor demoledor de la teora. Pero,si en trminos de lgica pura y dentro de loslmites de sus hiptesis, la teora de las ventajas

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    comparativas permanece slida, en el campo desus pretendidos efectos es donde se verifica laquiebra de la concepcin liberal al impacto dela realidad. Esto se puede apreciar si recorda-mos en forma muy breve lo que las ventajascomparativas planteaban y sobre todo lo queprometan para los que las adoptaran como crite-rio de especializacin, ya que en esta teora nosolo se trataban de explicar las condiciones quedeterminan la especializacin internacional, sinotambin la consideracin sobre las ventajas queobtendra cada pas mediante una especializacinmxima, as como las normas de una polticaeconmica en consonancia con lo anterior.

    El pas debe especializarse en aquella produc-cin en la que su ventaja comparativa sea ma-yor, o donde sea menor su desventaja relativa; y,en definitiva, la ventaja resulta del hecho de queen cada nacin el costo representado por la ad-quisicin, a travs del intercambio internacio-nal, es inferior al que existira si se produjera enla nacin el producto importado.

    Pero lo que realmente resulta atractivo al esp-ritu liberal y constitua un aspecto de singularimportancia en el razonamiento de Ricardo,son los efectos universalmente positivos de laaplicacin de las ventajas comparativas. Cmono sentirse atrados por los prometedores efec-tos de una teora que postula un maravilloso jue-go donde se tienen todas las oportunidades deganar sin ningn riesgo de perder?

    Es formidable lo que se deriva del famosoejemplo de Ricardo acerca de la especializacin

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    e intercambios de vino y pao entre Inglaterra yPortugal. Al verificarse la especializacin y losintercambios, se tienen como hermosos resulta-dos que ambos pases han ganado individual-mente, que ha aumentado el comercio en la arenainternacional y, por ende, la produccin de losbienes considerados, con lo cual ocurre tambinun beneficio a nivel mundial. Samuelson lo ex-presa con gran satisfaccin:

    En el comercio internacional ningn pas ganaa costa del otro, sino que los beneficios deri-vados del comercio son mutuos y todos ga-nan. Esto es posible porque el total de laproduccin total aumenta con la especializa-cin internacional, como efecto de los diferen-tes costos comparativos.2

    Desde luego, la aplicacin concreta de la teo-ra ha sido, en definitiva, el punto candente parala economa burguesa. Para Ricardo exista unaespecializacin que era ptima para el pas y quese determinaba por las ventajas comparativasconsiderando el gasto de trabajo medido en ho-ras. La economa posterior estim demasiadoabstracto y muy poco operativo ese criterio yse esforz por encontrar una forma de aplica-cin del teorema de Ricardo sin violentar susprincipios bsicos ni afectar sus maravillososefectos de beneficio para todos. Lo encontr enel principio de Heckscher-Ohlin, el cual sustitu-ye la economa de trabajo por la proporcin delos factores como criterio de especializacin y2 Paul A. Samuelson: Curso de economa moderna, p. 652.

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    de aplicacin de las ventajas comparativas. Deesta manera, cada pas se especializar en el pro-ducto, o los productos, para cuya produccin serequiera la combinacin ptima de factores enla cual participe con ms intensidad el factor deque dispone con mayor abundancia, o sea, unpas tiende a especializarse en aquella produc-cin para la cual la combinacin de factores deque dispone le proporciona el mximo de ven-tajas o el mnimo de desventajas.3

    Esto significa que el pas poseedor de muchocapital tender a especializarse en produccionesindustriales tanto ms avanzadas como lo sea elcapital disponible, mientras que el pas posee-dor de mucho trabajo y poco capital se especia-lizar en industrias ligeras como las textiles oen producciones agrcolas si tambin posee enabundancia el factor tierra. As ha sido moder-nizado superficialmente el principio de las venta-jas comparativas, aunque manteniendo tambincon Heckscher-Ohlin su atrayente ganancia paratodos y prdida para nadie. El problema de laganancia era objeto de discusin solo en trmi-nos de cules podran ser las participaciones delos pases en relacin con la ganancia total deri-vada de la especializacin y el comercio, lo cualorigin los largos torneos de sutilezas tericas ygeomtricas acerca de hacia qu extremo se in-clinara la relacin real de intercambio entre losparmetros representados por los costos com-

    3 B. Ohlin: Interregional and internationalism, en TradeHarvard Economic Studies.

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    parativos nacionales. Pero nunca se pona enduda que todos ganaran al menos algo, ni tam-poco se admita que pudiera perderse, salvo enexcepcionales casos de tipo coyuntural y, portanto, transitorio.

    Esta economa tradicional acompaaba lamaravillosa teora de las ventajas comparativasy todos sus aditamentos posteriores, con el in-conmovible principio del librecambio.

    Es interesante hacer algunas consideracionessobre la peculiar carrera histrica del librecambio,antes de hacer un resumen inicial de la confronta-cin entre teora y realidad en lo concerniente aespecializacin y comercio internacional. Para losclsicos burgueses, el librecambio constitua algoas como el principio sagrado cuya observanciaera condicin sine qua non para el funcionamientonormal y progresivo del sistema capitalista.Ventajas comparativas y librecambio deban serlas dos bases sobre las que se asentaran slida-mente la especializacin y el comercio interna-cional. Pero, cul ha sido la realidad histricaen la carrera del librecambio y su proverbialadversario, el proteccionismo? La realidad hasido que tradicionalmente los gobiernos de to-dos los pases adoptan polticas proteccionistas,en tanto el librecambio es efmeramente propug-nado por las naciones ms ricas, con ms altosniveles comerciales y de productividad, mien-tras a esos niveles le es deseable y convenienteinvadir mercados extranjeros, desplazar compe-tidores e imponer su podero. Tan pronto comoeste podero comienza a resentirse, se retorna a

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    la vieja prctica del proteccionismo, tan agrada-ble a los mercantilistas.

    Inglaterra fue la nacin que se permiti la mslarga etapa librecambista, la cual puede situarseentre 1846 y 1932, o sea, durante los aos quemarcan la vigencia britnica como potencia deprimer orden y como comerciante mundial. Amedida que se fueron mellando los colmillos dellen ingls, el Reino Unido fue regresando alproteccionismo, mirando con nostalgia la pocadorada de la Navy Act en que Inglaterra exigaal mundo que levantara las barreras comercia-les para penetrarlo mejor con los desbordantesproductos ingleses, mientras daba como argu-mento, a favor del librecambio, las mutuasventajas que se obtendran, adems de su con-cordancia precisa con la naturaleza humana.

    Igualmente Estados Unidos emerge de la Se-gunda Guerra Mundial como pujante potenciay, mientras disfruta de una indudable suprema-ca con respecto al resto de los pases capitalis-tas, mantiene posiciones (al menos formalmente)librecambistas. Pero, a medida que la economanorteamericana se ha ido deteriorando, aqueja-da, entre otras cosas, por el aventurerismo bli-co en Indochina, el librecambismo ha idocediendo el puesto a la proteccin y las barreras(recordar Ley Mills). Y, finalmente, la posicinproteccionista ha sido asumida fuertemente apartir de las medidas unilaterales tomadas porel gobierno norteamericano el 15 de agostode 1971, que intentaban poner un dique al dfi-

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    cit en la balanza de pagos, a la inflacin y al dete-rioro comercial de Estados Unidos frente a otrospases capitalistas. Para el resto de los pases ellibrecambio apenas ha existido y el proteccio-nismo ha sido la prctica cotidiana.

    No obstante, los economistas liberales, ao trasao, se esfuerzan por demostrar las ventajas dellibrecambio y los vicios del proteccionismo. Lateora de los costos comparativos es el supremoargumento para probar las bienandanzas del li-brecambio, considerando a los mercantilistascomo artesanos de la profesin e ignorantes delas supremas virtudes del liberalismo econmi-co. No importa que la prctica histrica de cientocincuenta aos y aun antes sea obstinadamenteproteccionista. En todo caso esta prctica servi-r como argumento para que la economa tradi-cional sostenga un fuego graneado sobre losnecios gobernantes que, de modo absurdo, prac-tican el proteccionismo dcada tras dcada, hastaterminar por hacer creer, segn A. Enmanuel,que existen dos mundos, el mundo razonadode la economa poltica y el mundo vulgar de lapoltica econmica.4

    Durante aos y aos, pasando a travs de in-numerables peripecias histricas y, a pesar delos cambios evolutivos ocurridos en el sistemacapitalista, numerosos economistas han conti-nuado creyendo que los gobernantes son unacasta de gente con una irremediable vocacin alerror, sin sospechar siquiera que la prctica pro-

    4 A. Enmanuel: Le exchange ilegal.

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    teccionista deba responder a razones ms pro-fundas y determinantes que se revelaban confuerza decisiva en los campos de los resultadosde las balanzas comerciales y de pagos de lospases, y en la pugna por atraer la ganancia yrepeler la prdida. Esta poltica no se ha debidoobviamente a la irremediable vocacin al errorde los gobernantes, sino que ha sido un elemen-to lgico dentro del funcionamiento normal deun sistema para el cual un excedente de las ex-portaciones sobre las importaciones, o sea, unprivilegio de la nacin sobre el extranjero, es unbeneficio para la economa nacional. Pero ad-mitir que un pas basa los beneficios de su eco-noma nacional en los perjuicios que sufrieronotros era y es demasiado para la economa tradi-cional. Ello equivale a echar por tierra los fun-damentos mismos del liberalismo y a admitirque el sistema capitalista es el ltimo absurdo,por cuanto basa la prosperidad de unos en laruina de otros. Evidentemente es pedirle dema-siado a esta economa, y por eso a travs de d-cadas y dcadas se oyen las muy conocidasfilpicas contra la tendencia al error de los go-bernantes, torpemente empeados en no prac-ticar el benfico librecambismo.

    Desde luego que, en este campo de la viejapolmica proteccionismo versus librecambio, exis-te en la actualidad una honda crisis entre los libe-rales puros, que provoca que estos sean cadavez menos ante las realidades de un mundo queno admite esas divagaciones. No obstante, toda-va, despus de decenios de proteccionismo, hay

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    voces como las de Viner, Haberler, Samuelson yotros que siguen repitiendo los viejos acordesdel liberalismo en esta vieja discusin. Es intere-sante escuchar a uno de ellos:

    El fomento de un comercio ms libre se apo-ya en la creciente productividad, posible me-diante la especializacin internacional deacuerdo con la ley de los costos comparati-vos, que permite una mayor produccin mun-dial y un nivel ms alto de vida en todos lospases. El comercio entre pases de distintosniveles de vida resulta especialmente prove-choso para todos ellos.5

    En estrecha unin con el librecambismo apa-rece en el pensamiento econmico tradicionalla nocin de reciprocidad, como complementoindispensable del liberalismo. La reciprocidaden las relaciones econmicas en general y comer-ciales en particular, constituy la ms perfectaplasmacin del pensamiento liberal y tambinla mscara con la cual la desigualdad real se pre-sentaba como igualdad formal. La exigencia dereciprocidad, cuando se trata de partes amplia-mente desiguales (diferentes niveles de desarro-llo econmico), ha sido una constante en lafilosofa y la prctica del comercio internacio-nal, desde que este principio terico se hizo rea-lidad hasta nuestros das. Es esta la filosofa queha figurado como bsica en la concepcin delGATT y la que ha alimentado la prctica de esa

    5 Paul A. Samuelson: op. cit., p. 670.

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    institucin, a travs de principios tales como elde nacin ms favorecida (vulnerado por lospases capitalistas desarrollados cada vez que lohan querido) y otros.

    Por supuesto, la crisis del liberalismo y su in-separable reciprocidad se han ido agudizan-do en la misma medida en que la brecha entredesarrollados y subdesarrollados se agiganta yla conciencia del Tercer Mundo de sus propiosproblemas crece. Esto encuentra una de sus ex-presiones en el hecho de que en el seno del Gru-po de los 77, dentro de la UNCTAD, se hace cadavez ms fuerte el rechazo a la poltica y los prin-cipios que inspiraron al GATT y se plantea lanecesidad del reconocimiento de la evidente dis-paridad de condiciones en las cuales se hallanlos distintos pases.

    El anlisis del pensamiento burgus tradicio-nal, en cuanto a comercio internacional, revela,sin mucho esfuerzo, que en este campo ese pen-samiento est asentado sobre dos pilares: el prin-cipio de las ventajas comparativas ricardiano,complementado por el teorema de Heckscher-Ohlin como criterio de aplicacin en lo referentea especializacin o divisin internacional del tra-bajo, y el librecambismo y sus inseparables prin-cipios de reciprocidad e igualdad en loreferente al mecanismo de realizacin del comer-cio internacional. La crtica terica profunda deestos pilares es una tarea que evidentemente des-borda los marcos de este captulo, en el cual soloes posible la constatacin emprica del profundoabismo que separa la teora considerada de sus

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    efectos prcticos, o, en otras palabras, la distanciaentre lo que ella promete y lo que realmente hadado, como prueba inicial de la crisis de tal pen-samiento y su no correspondencia con los inte-reses del mundo subdesarrollado. No obstante,resulta til echar una ojeada a los fundamentostericos generales de la teora considerada y, si-multneamente con la constatacin del carcterhistrico e irreal de esas bases, esbozar algunosaspectos crticos preliminares. Estas bases, hip-tesis o supuestos de la corriente de pensamientoque analizamos, aparecen expuestos detallada-mente en la obra de Maurice Bye y a ella nosremitiremos: el anlisis ricardiano y el que le si-gue hasta la poca contempornea, reposa en unaserie de hiptesis que conviene precisar, con elfin de apreciar su alcance. Tales hiptesis son:

    1ra. En lo que se refiere a los productos: mo-vilidad, homogeneidad, competencia perfec-ta en los mercados interiores e internacionalesde todos los productos considerados, es decir,mercados de productos perfectos, tanto en elterrero nacional como internacional.6

    Hagamos un alto en la cita de la obra de Byepara considerar este primer grupo de supuestosreferentes a los productos. La homogeneidad a quese alude, como supuesto entre los productos, cons-tituye un punto ambiguo sobre el que no hay pre-cisin. De qu homogeneidad entre productosse habla?; en qu sentido son homogneos los

    6 Maurice Bye: Relaciones econmicas internacionales, p. 147.

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    productos?; son homogneos los productos in-dustriales y agrcolas o, incluso, los productos dela industria ligera y de la industria pesada?

    Realmente esta homogeneidad no pasa de seruna vaguedad a la que cada economista puededar el contenido que entienda conveniente o ade-cuado. Pero lo realmente bsico en los supuestossobre productos es lo referente a la movilidad yla competencia perfecta en los mercados interio-res e internacionales; idea cuyo sabor liberal esindudable. La persistencia de la competencia per-fecta en la base del pensamiento tradicional estenaz, a pesar de que la realidad capitalista actualproclama a gritos que aquella realidad del siglo XIXes hoy totalmente obsoleta. Es el mundo liberalde empresas pequeas produciendo para unmercado annimo, en el cual el peso de cada unade ellas era poco significativo, de la soberanadel consumidor y de la eleccin libre de produc-tos y servicios de su preferencia, para poner enfuncionamiento los mecanismos automticos queregulan el sistema econmico.

    Si en vez de individuos consideramos a pa-ses como la unidad bsica, todo lo anterior seaplicar a una supuesta eleccin libre del pasen un mercado internacional de competenciaperfecta. La irrealidad del supuesto de la com-petencia perfecta nacional e internacional es tanevidente, que solo basta mirar alrededor en laeconoma capitalista nacional e internacional ac-tual para percatarse. No obstante, un economistanada sospechoso de militancia en las filas del mun-do subdesarrollado, como John K. Galbraith, escategrico al referirse al controvertido problema

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    de la competencia perfecta y la soberana delconsumidor:

    La inversin de la secuencia clsica del merca-do es decir, la desaparicin de la influenciasoberana del consumidor, forma parte delconjunto del proceso de adaptacin del de-sarrollo industrial. Dadas la magnitud de lasnecesidades en capitales y la complejidad delas organizaciones, la empresa industrial pros-pera debido a sus dimensiones relativamentegrandes. Es decir, que un nmero bastante res-tringido de empresas importantes van a repar-tirse los mercados. Los precios pactados poresas empresas sern en ese caso estrechamentesolidarios. Con la ptica tradicional, en tal si-tuacin cada empresa ser calificada de oligo-polio, considerando que el inters de todas porla estabilidad de los precios evitara toda inicia-tiva, por ejemplo, una guerra de precios, sus-ceptible de perjudicar los intereses comunes.7

    Y algo ms adelante reitera:El sistema industrial moderno no es ya esencial-mente aquel de la economa de mercado. Estplanificado en parte por las grandes empresas yen parte por el Estado moderno. l tiene queplanificarse, porque la tecnologa y la organiza-cin moderna no pueden desarrollarse favora-blemente sino en un marco de estabilidad,condicin que el mercado no puede satisfacer.8

    7 John K. Galbraith: El nuevo Estado industrial: presen-tacin, crticas y consecuencias, p. 109.

    8 Ibdem.

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    No obstante que el principio de la competen-cia perfecta nacional e internacional es insepa-rable de la economa tradicional, esta continamanteniendo sus postulados intactos para unasituacin que ya no responde a aquel supuesto.No importa que unas pocas empresas norteame-ricanas controlen prcticamente el 50% de la ac-tividad econmica del pas, incluidos los sectoresms dinmicos, importantes y decisivos. No im-porta que esas mismas gigantescas empresas con-trolen partes importantes del comercio exteriorde muchos pases a travs de sus subsidiarias enultramar. No importa que las integraciones capi-talistas, como la Comunidad Econmica Europea,tiendan cada vez ms a convertirse en una nuevay gigantesca forma de monopolizacin, con susprcticas proteccionistas y discriminatorias paralas exportaciones de los pases subdesarrollados,a tenor de sus exclusivos intereses.

    Volviendo a la obra de Bye, encontramos lasegunda serie de supuestos que nos interesa:

    2da. Por cuanto respecto a los factores: A) Enel interior de cada pas: movilidad, homoge-neidad, competencia perfecta entre los facto-res (un solo trabajo, una sola naturaleza), esdecir, mercado interior perfecto. De la com-petencia perfecta, los clsicos deducen que losfactores deben estar en rgimen de plenoempleo. B) Entre los pases: homogeneidad,pero inmovilidad de estos factores.9

    9 Maurice Bye: op. cit., pp. 147-148.

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    En cuanto a los llamados factores en el inte-rior de cada pas, no merece redundar acercadel supuesto mercado interior perfecto, taninexistente como el mercado perfecto de produc-tos. Ms bien resulta til observar su menciona-da homogeneidad y el pleno empleo que paraellos supone, aunque la economa burguesa, des-pus de Keynes, ha adquirido cierta cobertura eneste sentido que explica el haber dejado de consi-derar tab ese viejo tpico clsico. No obstante,el keynesianismo no logr borrar, ms que demodo superficial, el estigma de la hiptesis clsi-ca de pleno empleo en la economa interna y nolo logr en absoluto en lo referente a la teora eco-nmica internacional tradicional.

    La homogeneidad de los factores tiene hondaraz en la tradicin liberal. Es la base de susten-tacin del desarrollo equilibrado de los distintossectores en las economas internas, ya que su-poniendo tal homogeneidad es posible movili-zar, mover y adaptar factores entre los diferentessectores econmicos de acuerdo con la regula-cin automtica del sistema y su sensibilidad allibre movimiento de precios en un libre merca-do. De este modo las diferencias sectoriales seevitan o se minimizan.

    Pero en el mundo real ocurre que el desarro-llo econmico tanto nacional como internacio-nal no se produce homogneamente, sino demodo desigual y en estrecha relacin con el pro-ceso de innovacin tecnolgica que confiere unparticular dinamismo a ciertos sectores (electr-nica, petroqumica, automotriz, siderurgia, etc.).

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    En estos sectores las caractersticas del capital yla fuerza de trabajo son cualitativamente dife-rentes a las de otros sectores, con lo cual se creaun desarrollo sectorial desigual.

    Si esto ocurre en los pases desarrollados, tam-bin sucede con alguna similitud en los pasessubdesarrollados independientes, donde se ubi-can las sucursales y subsidiarias de las casasmatrices y en los que se produce el fenmenode islas de desarrollo en medio del ocano delsubdesarrollo. Estas islas generalmente guar-dan relacin con la recepcin de una tecnologaextranjera y su secuela de cargas financieras yde otra ndole para el pas dependiente. El de-sarrollo dependiente, realizado en ciertos secto-res, configura el perfil de deformacin estructuralde la economa latinoamericana actual.

    El pleno empleo de los factores es otra irriso-ria ilusin de la economa liberal. Este supuestono se cumple ni en los pases capitalistas desa-rrollados y Keynes lo proclam abiertamente,presionado por una coyuntura crtica en la eco-noma capitalista. A pesar de eso, las ventajascomparativas, el librecambio y la reciprocidadcomercial siguen teniendo como sustrato estaconcepcin. Solo baste mencionar que el fac-tor de produccin ms importante, hombres,se encuentra desempleado en Amrica Latina(excluida Cuba) a niveles del 30% de la pobla-cin en edad laboral, o sea, alrededor de 25 mi-llones de personas.10 Si se tomase en cuenta nosolamente el desempleo pleno, sino la situacin

    1 0 Datos de la CEPAL.

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    de marginalidad social y empleo inseguro deamplias masas de la poblacin latinoamericana,estas cifras se elevaran hasta abarcar partes muyconsiderables de los casi trescientos millones delatinoamericanos.

    Es evidente que la homogeneidad de los fac-tores tiene como prerrequisito terico la homo-geneidad de los pases, a la cual ser necesarioreferirse con posterioridad.

    En cuanto a las caractersticas de los factoresentre los pases, se mencionan la homogeneidady la inmovilidad internacionales. La homogenei-dad de factores entre pases puede aceptar paras todas las consideraciones hechas para la ho-mogeneidad dentro de los pases, pero, adems,en ella se revela, con mayor fuerza, la irrealidadya conocida. Si tomamos los dos clsicos facto-res de produccin de la economa burguesa: elcapital, considerado como medio de produccingeneral, y el trabajo, bien entendido como fuer-za de trabajo humano, apreciamos claramenteque la homogeneidad es inconcebible. No hayhomogeneidad alguna entre las mquinas elec-trnicas automatizadas y cibernetizadas de lassociedades industriales y los artesanales mediosde produccin que predominan en la industrialatinoamericana, por citar un ejemplo. En estaindustria, el 52% del empleo es artesanal y lautilizacin de su produccin refleja su carcteratrasado. De su produccin, el 53% se orientahacia el consumo y el 33% a la fabricacin dematerias primas,11 lo que permite calificar a esta

    1 1 dem.

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    industria latinoamericana como industria ligeraartesanal en su magnitud fundamental. Igual-mente es absurdo hablar de la homogeneidad delfactor trabajo cuando se comparan pases de-sarrollados y subdesarrollados actuales. Es eviden-te que los trabajos ejecutados para producir lasexportaciones primarias de Amrica Latina noguardan relacin de homogeneidad con los tra-bajos industriales altamente tecnificados, ms allde ser actividades humanas productivas. Bastaobservar las exportaciones latinoamericanas ycomprobar que en 1969, segn datos del BancoInteramericano de Desarrollo (BID), ocho produc-tos latinoamericanos concentraron el 63% de lasexportaciones del continente, siendo todos ellosproductos primarios (materias primas o alimen-tos).12 Estos han llegado a los mercados interna-cionales como exportaciones latinoamericanas yconstituyen las fuentes bsicas de obtencin dedivisas para el continente, con las cuales se com-pran los productos industriales que Latinoam-rica demanda.

    Cabe entonces hablar de homogeneidad entreel factor trabajo, cuando se trata de un traba-jador agrcola del caf, del algodn, del banano,etc., y el factor trabajo, considerando un tra-bajador industrial de los grandes centros de-sarrollados contemporneos?

    El ltimo supuesto con respecto a los factorestrata sobre la inmovilidad internacional de es-tos, condicin que ha actuado como lmite in-1 2 Los productos son: petrleo, caf, cobre, algodn, car-

    ne vacuna, azcar, bananos y maz.

  • 55

    franqueable al pensamiento econmico desdeRicardo hasta la actualidad. Una discusin muyimportante sobre este tema se ha desarrollado enlos ltimos tiempos, en la cual la obra de A. En-manuel, El intercambio desigual, ha planteado unaaguda reconsideracin de tal supuesto y, desdeposiciones crticas, ha extrado conclusiones prc-ticas para la accin de los pases subdesarrolla-dos. Esta discusin, obviamente, es imposibleceirla a un marco tan reducido, pero, sin duda,el anlisis profundo de esta concepcin clsica,que ha adquirido ribetes de dogma terico, puedecontribuir mucho a la vertebracin de un marcoconceptual sobre los problemas del desarrollo, laespecializacin y el comercio internacional, des-de las posiciones del Tercer Mundo.

    Refirindonos una vez ms al texto de Bye, ve-mos la tercera serie de supuestos as enunciada:

    3ra. Unicidad de la combinacin ptima defactores en la produccin de cada producto,cualquiera que sea el pas. Esta combinacinptima queda determinada por datos tcni-cos y se supone que no hay ms que una; elcultivo, por ejemplo, exige mucha tierra