COUNSELLING YACOMPAÑAMIENTO ESPIRITUAL ESTRELLA …

Bidegurutze II/2 (2012) – III/1 (2013) 3-38

Página 3 Bidegurutze. Revista electrónica de debate teológico-pastoral

COUNSELLING YACOMPAÑAMIENTO ESPIRITUAL

ESTRELLA MORENO LAIZ*

En estas páginas pretendo hacer una pequeña reflexión sobre laaplicación del counselling al acompañamiento espiritual, o lo quetradicionalmente hemos llamado “dirección espiritual”. Empezaréprimero intentando explicar qué es el counselling porque en loscírculos eclesiales no es muy conocido, y continuaré después conuna sencilla referencia a la práctica del acompañamientoespiritual, para terminar con una valoración de su utilidad y unapequeña orientación sobre su manejo.

* Licenciada en Teología. Instituto Diocesano de Teología y Pastoral de Bilbao.

Estrella Moreno Laiz

Bidegurutze. Revista electrónica de debate teológico-pastoral Página 4

1.-El counselling o una forma de practicar la relación deayuda

1.1. En el marco de la psicología humanista

El counselling se enmarca en la psicología humanístico-existencial que surge entre los años 1930 y 60 en Estados Unidoscomo “tercera fuerza” o vía alternativa al conductismo y elpsicoanálisis. A ella pertenecen psicólogos como Maslow,Rogers, Carkhuff, Egan, Allport o Fromm. Según Quitmann, setrata de un movimiento que recoge corrientes diferentes propiasde un “espíritu de la época” entre las que destacan:

1. La Filosofía europea (existencialismo, fenomenología ymarxismo)

2. La psicología estadounidense (conductismo)

3. La psicología europea (psicoanálisis)

4. La filosofía oriental (budismo, taoísmo, zen)

En realidad, esta tendencia se presenta como una vía ecléctica querevisa y recoge elementos de lo citado anteriormente, y por esomismo se caracteriza por su antidogmatismo y versatilidad. No seajusta a una única línea de pensamiento, pero sí hay coincidenciasmuy importantes en la noción antropológica que se hace presenteen ella, tanto como punto de partida como de llegada. Creo quemerece la pena detenerse en esta cuestión, puesto que podremosdespués observar los puntos de coincidencia y distancia respecto ala antropología cristiana actual.

Counselling y acompañamiento espiritual


1.2. El concepto de persona

Es evidente que el conductismo, el psicoanálisis y la psicologíahumanística no describen al ser humano de la misma manera:

1. El conductismo surgió como una reacción al introspectismoy se centra en el estudio del ser humano desde sucomportamiento externo. Parece entender al ser humanocomo un organismo no muy diferente de los demás seresvivos, que se limita a funcionar previsiblemente, desde loque la biología manda y permite. Es un ser donde predominalo determinado, y que funciona en términos de estímulo-respuesta.

2. El psicoanálisis da un paso de profundización en el estudiodel ser humano porque, además de tomar en cuenta elambiente externo como fuente de condicionamiento,advierte de que el mundo interior del hombre, en forma depulsiones e instintos, también condiciona la respuestahumana. Sin embargo, el concepto de persona que subyacesigue siendo estrecha y determinista. Por una parte, en esteser humano prima el subconsciente sobre la razón, y porotra, da la impresión de que lo único que forma el interior dela persona son los instintos inconscientes, especialmente losrelacionados con la sexualidad, olvidando otras muchascapacidades y potencialidades humanas como laespontaneidad, la creatividad o la responsabilidad.

3. Como reacción a estas concepciones estrechas ydeterministas surge la psicología humanístico-existencial,que se propone llevar el humanismo y el existencialismo(especialmente entre los psicólogos norteamericanos) al



campo psicológico. En 1962, varios psicólogos entre ellosC. Rogers y A. Maslow fundaron la American Associationof Humanistic Psychology en torno a las siguientesconvicciones compartidas:

El centro de interés está en la persona y en su experiencia,en concreto, en el significado que el ser humano da a supropia experiencia.

Se pretende desarrollar el potencial que toda persona tiene,desde la convicción del profundo valor del ser humano y sudignidad.

Los conceptos psicológicos más importantes son los quetienen que ver con las cualidades propiamente humanas: laposibilidad y la necesidad de elección, la responsabilidadque de ella resulta, la condición de presente o el “aquí yahora”, la condición de ser en el mundo, la creatividad y laautorrealización.

Los métodos de trabajo del psicólogo deben respetarsiempre la centralidad de la persona.

Desde estas convicciones surge un concepto de persona más rico:

basado en la unidad y la totalidad de la persona: ésta es unaentidad donde conviven elementos biológicos y psicológicosque interaccionan y forman un todo indivisible;

dota a la persona de dignidad y valor en sí misma, y por lomismo, exige del que se acerca a ella respeto y cuidado;



cree en las potencialidades de la persona, especialmente ensu capacidad de crecimiento y de cambio: la persona es unser dinámico que tiene capacidad de autorrealización;

en consecuencia, tiene en cuenta y afirma la libertad de lapersona y su capacidad de tomar decisiones y orientar suvida;

se acentúa el presente de la persona, su aquí y ahora comofuente de su experiencia fenomenológica, su percepción yconciencia;

se fija más en la persona o en la psicología sana que en laenferma;

En resumen, en la psicología humanista descubrimos una visiónmás optimista del ser humano, que afirma la capacidad de lapersona para autodeterminarse y llevar adelante su proyecto devida.

1.3. Carl Rogers, referente fundamental

Carl Rogers (1902-1987) es el padre de la terapia centrada-en-la-persona. Su propuesta es clave para sentar las bases delcounselling. Fruto de su experiencia como psicoterapeuta, Rogersva descubriendo el poder curativo que tiene la propia relaciónentre cliente y terapeuta cuando ésta se establece sobre unasactitudes determinadas que forman la llamada “triada rogeriana”:comprensión empática, aceptación incondicional y autenticidad.

“Si puedo crear una relación que, de mi parte, se caracterice por:una autenticidad y transparencia y en la cual pueda yo vivirmis verdaderos sentimientos;una cálida aceptación y valoración de la otra persona comoindividuo diferente, y



una sensible capacidad para ver a mi cliente y su mundo talcomo él lo ve.

Entonces, el otro individuoexperimentará y comprenderá aspectos de sí mismoanteriormente reprimidos;logrará cada vez mayor integración personal y será más capazde funcionar con eficacia;se parecerá cada vez más a la persona que querría ser;se volverá más personal, más original y expresivo;será más emprendedor y se tendrá más confianza;se tornará más comprensivo y podrá aceptar mejor a losdemás, ypodrá enfrentar los problemas de la vida de una manera másfácil y adecuada”

Rogers va a apostar por la no-directividad como método detrabajo porque confía plenamente en que todas las personas tienenrecursos suficientes para afrontar sus problemas si se lesacompaña adecuadamente. El deber del terapeuta no consiste enguiar el camino del cliente, sino en crear las condicionesfavorables para el proceso de desarrollo.

El planteamiento de Rogers fue luego completado por Carkhuff yEgan, principalmente, que establecieron un método de trabajo yunas técnicas. En esa estela se mueve el modelo de counsellingque se propone aquí.

1.4. Hacia una definición de counselling

Este es un anglicismo que tiene que ver con consejo,asesoramiento, orientación. Sin embargo, no es este el matiz conel que lo utilizamos. Counselling es una forma de relación deayuda “en la que uno de los participantes intenta hacer surgir, de



una o ambas partes, una mejor apreciación y expresión de losrecursos latentes del individuo, y un uso más funcional de ellos.”

Amplían esta definición inicial de Rogers G. Dietrich y B. Okun:

“Counselling es en su núcleo sustancial, esa forma de relaciónauxiliante, interventiva y preventiva, en la que un consejero,sirviéndose de la comunicación lingüística y sobre la base demétodos estimulantes y corroborantes intenta en un lapso de tiemporelativamente corto provocar en un sujeto desorientado, sobrecargadoo descargado inadecuadamente un proceso activo de aprendizaje detipo cognitivo-emocional, en el curso del cual se puedan mejorar sudisposición a la autoayuda, su capacidad de autodirección y sucompetencia operatoria”

“Una relación de ayuda centrada en el cliente y orientada a laresolución de problemas en la que los cambios conductuales(resultados) pueden tener su origen en 1) la exploración ycomprensión por parte del cliente de sus sentimientos, pensamientosy acciones, o 2) la comprensión por parte del cliente de las variablesambientales y sistémicas que intervienen en sus dificultades y sudecisión de cambiarlas.”

Siguiendo a Bermejo, podríamos señalar cuatro estilos otendencias en la relación de ayuda:

1. Estilo autoritario: el ayudante se centra en el problema y esdirectivo. El resultado es una relación de dominio-sumisión.El ayudante es el que sabe y toma las decisiones, que elayudante sólo tiene que ejecutar.

2. Estilo democrático-cooperativo: el ayudante se centra enel problema pero con actitud facilitadora. En consecuencia,



busca implicar al ayudado en la solución y le acompaña enla búsqueda de la mejor vía.

3. Estilo paternalista: el ayudante se centra en la persona y esdirectivo. Toma en cuenta cómo vive el problema elayudado, pero no hay una verdadera confianza en suscapacidades, con lo que el ayudante se siente responsable desacarle de su dificultad.

4. Estilo empático-participativo: el ayudante se centra en lapersona y es facilitador. Pretende que el ayudado tomeconciencia de su experiencia de dificultad desde suvaloración afectiva y congnitiva. Además ayuda aprofundizar en el autoconocimiento para identificar susdificultades y sus recursos, acompañando en laidentificación de sus metas y de los medios posibles.

Por lo tanto, cuando hablamos de counselling nos referimos a unarelación de ayuda de estilo empático-pariticipativo, es decir, en elque el ayudante está centrado más en la persona que en elproblema y con un estilo facilitador, no autoritario, en la que unode los sujetos intenta, a través de la relación que se establece entreellos, hacer surgir en el otro una mejor apreciación de su situacióny de sus propios recursos, y la disposición interior para laautoayuda y los cambios de conducta necesarios para mejorar susituación.

1.5. Actitudes fundamentales del counselling

Las tres actitudes señaladas por Rogers son las que enmarcan todoel proceso del counselling: comprensión empática, aceptaciónincondicional y autenticidad.



1. La comprensión empática

La empatía, como se acaba de decir, es una actitud, no unatécnica. Tiene, por tanto, un componente cognitivo, uno afectivo yotro conductual. Se trata de la actitud que nos permite captar elmundo de referencia de la otra persona. Es un proceso activo,consciente e intencional por el cual nos decidimos a ponernos enla situación existencial de otra persona en el conjunto de lasdimensiones que la configuran. Por lo tanto, implica comprendersu estado emocional, tomar conciencia de sus sentimientos,meterse en su experiencia y asumir su situación. Algunos le hanllamado radar emocional como capacidad de comprender elmundo interior del otro.

La empatía no trata sólo de comprender sino que debe transmitiral otro esa comprensión. Este segundo paso es fundamental eineludible.

2. La aceptación incondicional

La aceptación incondicional o consideración positiva es la actitudinterior que permite aceptar sin restricciones a la persona que sepretende ayudar, con todo su presente, pasado y futuro, con sumodo de expresarse y vivir, sin reservas y sin juicios de valor.

Esto más detalladamente implica:



a.-Ausencia de juicio moralizante

El ayudante se abstiene de juzgar y, en consecuencia, evitar darórdenes o moralizar, expresar juicios positivos o negativos,imponer el propio criterio entre lo bueno y lo malo, etc. Lapersona que se siente aceptada incondicionalmente camina haciasu autoaceptación.

No juzgar no implica aprobar todas las conductas del ayudado: elayudante tiene su propio código moral y lo respeta, pero no loimpone y lo muestra especialmente en el transcurso de la relacióncon el ayudado.

b.- Confianza en el ayudado, visión positiva

Supone fiarse del otro y de sus recursos para afrontar su situación.El ayudante descubre en el ayudado a alguien valioso, conpotencialidades, libre y responsable para tomar decisionesacertadas. En consecuencia confía en él y le acompaña en esecamino.La aceptación positiva del otro empieza por una buena autoestimay una sana integración de la propia dimensión negativa (la propiasombra, la herida) por parte del ayudante. Él es un sanador heridoque tiene también su propia herida. Tanto en el ayudante como enel ayudado conviven herida y poder de curación.

c.- Acogida del mundo emotivo

La aceptación incondicional del otro supone acoger el mundo delos sentimientos y sus significados. Estos constituyen el modomás íntimo de experimentarse reaccionando ante los estímulos



externos e internos. Se trata de ayudar a la persona a integrar sussentimientos en un proceso con varios pasos:

1. Toma de conciencia: se trata de descubrir los sentimientosy emociones. Algunas personas tienen grandes dificultadespara darse cuenta de lo que pasa en su mundo emotivo.Tienden a negar y apagar los sentimientos. Quien advierte elsentimiento se hace más dueño de sí mismo y de lasituación.

2. Dar nombre al sentimiento: identificar el o lossentimientos.

3. Aceptarlos: los sentimientos no merecen valoración moral,no son ni buenos ni malos. La moralidad está en la conductaque se derive del manejo de ese sentimiento. Se trata dehacer las paces con nuestros sentimientos, permitirles vivirdentro de nosotros sin connotación moral.

4. Encauzar los sentimientos: se trata de aprovechar laenergía de los sentimientos para ponerla al servicio de losvalores, que son los que deben guiar la conducta.

5. Expresar asertivamente los sentimientos: la asertividad esla habilidad social de comunicación que nos permiteexpresar de manera honesta y abierta nuestros puntos devista, al tiempo que manifestamos entender la posición delotro. Lo contrario de la asertividad es la agresividad o lapasividad.



d.- Cordialidad en la relación de ayuda

La aceptación incondicional también provoca cordialidad yafabilidad con el ayudado, y de nuevo es fruto del respeto al otroy de la empatía.

3. La autenticidad

Esta es la tercera actitud fundamental en la relación de ayuda queforma la llamada triada rogeriana. También llamada congruenciao genuinidad, se basa en la capacidad de entrar en relación con latotalidad de uno mismo tal como es. Es la sintonía entre laexperiencia y la simbolización de ésta en la conciencia y en lacomunicación.

Sólo desde esta actitud de autenticidad en la que, por una parte, elayudante permite que cualquier sentimiento emerja en el campode la conciencia y sea aceptado, y por otra, el ayudante estádispuesto a comunicar al ayudado los propios sentimientos, esposible generar una relación auténtica y terapéutica.

La autenticidad no busca comunicar todos los sentimientos alayudado, sino buscar un sano equilibrio que ayude a crecer larelación y permita la confrontación desde la presentaciónrespetuosa de sus opiniones y sus valores.

1.6. El counselling como proceso

Carkhuff e Egan plantean el counselling como un proceso que sedesarrolla en tres fases (sigo la terminología de Carkhuff):



1. Auto-exploración: el cliente inicia la exploración de símismo, que busca tomar conciencia de la propia experienciay de los sentimientos que le genera. Se trata de una especiede “auto-diagnóstico” realizado con la ayuda del counsellor.

2. Auto-comprensión: se trata de “desarrollar el auto-entendimiento que ve la necesidad de cambio, de acción”; ode otra forma, consiste en ayudar a comprender el propiomundo más objetivamente en relación con aquel al que sequiere o se necesita llegar.

3. Acción: se trata de hacer realidad el cambio, la acción.

A lo largo de este proceso, el trabajo del counsellor consisteprincipalmente en:

a. Crear un vínculo: un tipo de relación basada en la alianza yla cooperación, donde el ayudante no es un mero observadorsino que establece un compromiso con la otra persona y suproceso. Sin dejar se ser una relación asimétrica, debeconseguir un buen equilibrio entre implicación y distancia.

b. Acoger para explorar: favorecer la narración de la otrapersona para explorar juntos qué ocurre.

c. Validar sentimientos: conocer la realidad implica conocerlos sentimientos que está viviendo la persona. El counsellordebe validar los sentimientos y ayudar al otro aidentificarlos, encauzarlos y ser su dueño.

d. Promover la personalización: todo lo contrario a lageneralización. El counsellor pretende que el ayudado sehaga cargo de su problema.



e. Ayudar a deliberar y discernir: dicho de otra forma, se tratade ayudar a tomar decisiones.

f. Potenciar las posibilidades y recursos del ayudado:descubrir y potenciar sus competencias y los logrosalcanzados.

g. Motivar para el cambio: el cambio produce resistencias si lapersona se siente incapaz de cambiar, si cree que es uncambio a una situación peor para ella, si se están obteniendobeneficios secundarios de la situación presente, si las metasson poco claras o poco realistas, si el vínculo relacional conel inductor de cambios está poco desarrollado, o el inductorde cambios no tiene habilidades. Todos estos elementosdeberán ser tenidos en cuenta para motivar eficazmente alcambio.

Para llevar adelante el proceso de counselling, el ayudantedispone de diferentes técnicas o destrezas propias de cada etapa.

En la primera fase, el ayudante tiene como objetivo responder alayudado tratando de comprenderlo y estableciendo una relacióncon él que facilite su propia autoexploración. Las destrezasfundamentales son la escucha activa y la pregunta empática(reformulación).

En la segunda fase, la meta del ayudante es triple: promover lapersonalización (o el ayudado llegue a aceptar su problema comopropio), ayudar a deliberar y discernir, y potenciar lasposibilidades y recursos del ayudado. Es un momento donde elaspecto simbólico de la comunicación y el testimonio delayudante cobran importancia. Por ello, las destrezas másutilizadas son:



1. la personalización: mediante ella se pretende que el ayudadose haga cargo de su propio problema, es decir, que deje deverlo como algo ajeno a su control, analice su grado deresponsabilidad en él, su control sobre el mismo, sucapacidad y el grado en que desea superarlo.

2. la confrontación: se trata de ayudar a tomar conciencia delos mecanismos de defensa que obstaculizan la libreexploración y el conocimiento de uno mismo.

3. La inmediatez: es la comunicación explícita al cliente decómo el terapeuta está viviendo esa relación en un momentoconcreto. Es un recurso contra los fenómenos detransferencia.

4. La autorrevelación: el terapeuta cuando considera oportunocomunica aspectos personales de la propia existencia:opiniones, experiencias, sentimientos…

5. La normalización: consiste en acoger y expresar que lareacción del ayudado forma parte de la forma de reaccionarde la mayoría de las personas. No es un consuelo fácil sinoque trata de minimizar el sufrimiento añadido que puedegenerar el sentirse único en la experiencia que se vive.

6. La intención paradójica: se trata de proponer lo contrario deaquello a lo que se pretende provocar adhesión.Especialmente útil cuando la persona está habitada por laansiedad o el miedo.



En la tercera fase, el objetivo del ayudante es colaborar con elotro a elaborar un plan de acción. Entra en juego la destreza deiniciar: ayudar a identificar la meta, un objetivo concreto yconstructivo, los medios para conseguirlo, y ayudarle amantenerse en el compromiso con refuerzos centrados sobre lapersona. Esta fase es fundamental porque la relación de ayuda queplantea el counselling tiene una dimensión práctica ineludible. Nose trata sólo de acoger y escuchar a la persona, sino que se trata deayudarle a resolver la situación que está viviendo.

2.- El acompañamiento espiritual

2.1. Distintas formas de entender el acompañamiento

El término acompañamiento es un término amplio. Desde lapráctica pastoral se puede referir a cuestiones muy diferentes:

a. Acompañamiento de grupos

b. Acompañamiento a laspersonas

Acompañamiento a gruposen proceso.

Acompañamiento de gruposde referencia o pequeñascomunidades.

Acompañamiento a gruposde trabajo

Psicológico y terapéutico

Pastoral

Espiritual o integral



Aunque el counselling también se aplica a grupos, me centraré enlo que tiene que ver con el acompañamiento de personas.

2.1.1. Acompañamiento a las personas

a)Psicológico y terapéutico

Acompañamiento muy especializado, reservado paraprofesionales, que se ocupa de lo que conduce a la salud y elfortalecimiento del yo personal en orden a una sana integración.Lo señalo porque, aunque no pertenece a nuestro campo, cada vezmás gente lo demanda. Y también puede haber casos en los quehaya que derivar hacia un acompañamiento de este tipo.

b)Acompañamiento pastoral

Últimamente en nuestra diócesis se está utilizando este términopara referirse a la labor de acompañamiento que se está haciendoa algunas personas en lo que se refiere al desempeño de su tarea oresponsabilidad pastoral o eclesial. Es decir, quiere ser un espaciode contraste y ayuda referido exclusivamente al ejercicio de latarea pastoral, sin entrar en otros aspectos de la persona.

Es, pues, un concepto muy acotado de acompañamiento, quenecesita claridad por parte de acompañado y acompañante para nogenerar falsas expectativas. Se basa en el encuentro entre ambos,y la comunicación de la vivencia pastoral, tanto en lo objetivocomo en la vivencia que está generando en la persona. Seríaconveniente entrar también a valorar los signos de Dios que hay



en todo eso, lo que vamos descubriendo sobre la Iglesia y sobreser miembro comprometido de ella, las posibles contradiccionesque descubrimos y cómo las vamos integrando... Es decir,introducir en este acompañamiento claves espirituales aunque secentre sólo en esa parcela de vida que es la del compromisoeclesial.

c) Acompañamiento espiritual o integral

Este es al que propiamente me voy a referir en este estudio.Siguiendo a Lola Arrieta el acompañamiento espiritual seentiende como “una relación de ayuda total y espiritual en la quese propicia que la persona crezca y madure en consistencia,responsabilidad y libertad para descubrir en su vida el querer deDios y concretarlo en un compromiso orientado a la entrega dela vida y la construcción del Reino”.

Afortunadamente, hoy mayoritariamente queda lejos lo quetradicionalmente se ha practicado como “dirección espiritual”, esdecir, una relación totalmente vertical en la que una de laspersonas impone a otra criterios y decisiones, pasando por encimade la libertad personal e impidiendo el crecimiento del sujeto.Este modelo es lo que encontrábamos también en la práctica de laconfesión, pero el acompañamiento espiritual bien hecho no tienenada que ver con esto.

Según García Domínguez el acompañamiento espiritual “es unarelación continuada entre dos personas en la que una de ellas,mediante frecuentes conversaciones, ayuda a la otra a buscar yrealizar la voluntad de Dios según su vocación particular,



buscada mediante el discernimiento espiritual, con el empleo dedistintos recursos verbales y de otros instrumentos pastorales.”Esta ha sido una herramienta utilizada habitualmente en la vida delas órdenes religiosas y también entre los curas, sobre todo en susmomentos de formación, pero aún está poco desarrollada en elmundo laical.

Este tipo de acompañamiento puede ser una herramienta muypoderosa para la transformación personal y el crecimiento en elseguimiento de Jesucristo. Destaco sus características principales:

1. Relación interpersonal2. Entre dos creyentes3. Para buscar y hallar la voluntad de Dios4. En el marco de un proceso5. De desarrollo integral6. Que promueva el compromiso en la construcción del Reino.

Un buen acompañamiento espiritual debe ser:

1. Integral: abarca todas las dimensiones de la vida

2. Integrador: busca evitar la fragmentación de la persona

3. Personalizado: cada persona es única y es ella la que vahaciendo el camino.

4. Progresivo y gradual: dentro del acompañamiento se vandando pasos. De una primera etapa de tanteo, progresivaconfianza y cercanía, se va pasando a un segundo momentode mayor profundidad. El ritmo lo marca el acompañado.



5. Sistemático o periódico: no estamos hablando de unencuentro puntual, sino de encuentros que se programan yque tienen la periodicidad que decidan acompañante yacompañado.

En este planteamiento queda claro que:

1. Acompañar no es dirigir: no se trata de dar un tono menosdirectivo al modelo de la dirección espiritual, ni de imponerla mayor experiencia o ciencia que se supone debe existir enel acompañante. Evidentemente el acompañante tendráinfluencia sobre el acompañado, pero esta surgirá de lacercanía, la empatía y la sintonía entre ambos, y debe serutilizada en modo sugerente e indirecto, a modo de uninflujo por contagio o por ósmosis.

2. Acompañar no es hacer terapia: tanto en sus objetivos comoen su metodología son realidades relacionales totalmentediversas. En todo caso, el acompañante deberá derivar a otrotipo de profesionales si detecta que la persona está buscandoalgo que no tiene que ver con el acompañamiento espiritual.

3. Acompañar no es aconsejar: un recurso fácil y habitual es elconsejo, basado en nuestra propia experiencia, en nuestroconocimiento o en otros casos que hayamos podido conocer.Con esto se olvida que cada persona es única y que loimportante es su experiencia. Por eso mismo, no hay unaúnica manera de acompañar puesto que son muy distintaslas situaciones y muy variado el itinerario evolutivo.



4. Acompañar no es una técnica: el dominio de ciertas técnicasno garantiza un buen acompañamiento, sino que sobre tododepende de la calidad humana y cristiana de quienacompaña.

La persona que se decide a entrar en un proceso deacompañamiento como este tiene unas características concretas.

1. En primer lugar, es un creyente, una persona que tiene unacierta experiencia de Dios en la que quiere profundizar, peroque le ha llevado ya a hacer una primera opción por elseguimiento de Jesucristo.

2. En segundo lugar, es una persona convencida de que Dios semanifiesta en la vida, en su vida y en la de todos. Perotambién sabe de la dificultad de interpretar esa vida comolugar de revelación de Dios.

3. En tercer lugar, es una persona que está dispuesta a dedicartiempo a la oración personal. Profundizar en la relaciónpersonal con Dios implica dedicarle tiempo, un tiempotranquilo y de calidad donde contemplar a Jesús y ponerse ala escucha. El verdadero acompañante es Dios mismo.

4. En definitiva, es una persona que quiere ahondar en surelación con Dios y que cree que el acompañamientopersonal puede ser una ayuda en ese camino que estárecorriendo. Solicita el acompañamiento libremente y estádispuesta a encontrarse periódicamente con el acompañante.

La persona puede buscar el acompañamiento por diversasrazones:



1. porque está viviendo unas circunstancias en su vida que leresultan difíciles, interpelantes o inquietantes, y que necesitacontrastar con alguien a la luz de la fe;

2. porque está en un momento de orientación vocacional:puede ser tanto de descubrimiento de la propia vocacióncomo de valoración o discernimiento de lo vivido.

3. porque quiere contrastar con alguien su seguimientocristiano en medio de la normalidad de la vida.

Es evidente que este tipo de acompañamiento requiere un perfilde acompañante exigente. Se podría resumir en tenercompetencia experiencial, formación espiritual y habilidadpedagógica. En este sentido, el acompañante debería ser un“experto”, es decir, alguien que ha recorrido ya un camino y haexperimentado el paso de Dios por su vida. En concreto:

1. Una persona que tiene conocimiento de sí mismo y unaaceptación propia basada en la autenticidad.

2. Vive centrado y contento su proyecto de vida en un clave derespuesta vocacional a Jesucristo.

3. Vive su compromiso de forma abierta y testimonial dandosignos de estar comprometido con la vida y la gente.

4. Tiene experiencia amplia de oración, elemento que formaparte de su actividad cotidiana.

5. Valora y experimenta la amistad y las relacionesinterpersonales, a las que valora y con las que disfruta.

6. Tiene unas bases teológicas y de espiritualidad suficientes.7. Tiene fundamentos básicos de psicología.8. Tiene destrezas para la relación y el discernimiento.

El acompañamiento espiritual se basa en una relación estableentre acompañante y acompañado fundamentada en la libertad y



el respeto. En esta relación el acompañante realiza las siguientesfunciones:

1. Función objetivadora: haciendo de espejo, ayuda alacompañado a situarse ante la verdad sobre sí mismo, sobreJesús, sobre la Iglesia, sobre el mundo.

2. Función confrontadora: guía en el descubrimiento de laspropias incoherencias, de los autoengaños, de los valoresque afloran en medio de los sentimientos y deseos …

3. Función iluminadora: ayuda a iluminar la propia existenciadesde la Palabra y la persona de Jesús. Ayuda a discernir lapresencia de Dios en la vida y sus llamadas.

4. Función pedagógica: ayuda a crecer en la asimilación deesos valores, y a concretar las llamadas de Dios enrespuestas.

5. Función estimuladora: anima a la persona a valorar lospasos dados, apoya y estimula, abre nuevos horizontes.

El acompañamiento espiritual no tiene una duración determinada:puede ser un trayecto corto marcado por una circunstanciaconcreta, puede ser de largo recorrido como un espacio decontraste mantenido en el tiempo, quizás toda la vida… Tambiénse puede suspender y retomar más adelante en otras circunstanciasde la vida con el mismo u otro acompañante… Debe apostar poruna cierta sistematicidad, pero no hay un recorrido marcado quehacer, con una meta predeterminada.



3.- Acompañamiento espiritual y counselling

3.1. Diferencias

Después de lo dicho hasta ahora, salta a la vista que counselling yacompañamiento espiritual hacen referencia a realidades distintas,pero con puntos de contacto. Sus principales diferencias se sitúanen las siguientes cuestiones:

1. Objetivos diversos: el counselling nace de la psicoterapia y,aunque tiene una aplicación clara sobre la persona sana yfuera de un marco psicológico profesional, busca ayudar a lapersona a enfrentar sus dificultades desde sus recursospsicológicos. El acompañamiento espiritual busca ayudar ala persona a profundizar en su vida como respuesta a Dios.

2. Distintos presupuestos antropológicos: el modelo de personaque plantea Rogers es tan optimista que confíailimitadamente en las posibilidades humanas, sin tomar enconsideración la realidad de la limitación humana, de laculpa y el pecado que sí tiene presente la antropologíacristiana, como consecuencia de la condición de criaturidaddel ser humano. Coincide con la propuesta cristiana endestacar la dignidad del ser humano, su libertad, su carácterunitario, su potencial y su capacidad de cambio (aunque noentendido desde la gracia, evidentemente), y señala tambiénel elemento espiritual que le conforma, aunque lo centra enel mundo de los valores fundamentalmente.



3. De una relación “a dos” a una relación a “tres bandas”: elacompañamiento personal sitúa como agente principal nopropiamente al acompañante, sino a Dios mismo. Es elEspíritu el que actúa tanto en el acompañante como en elacompañado, introduciendo un elemento no controlable porninguno de los dos, lo que podríamos llamar “el factorgracia”. Esta convicción sitúa al acompañante como uninstrumento al servicio del Espíritu que le libera de unprotagonismo excesivo y también de una hiper-responsabilización respecto al proceso del acompañado. Eneste sentido, el acompañante no sólo ofrece su palabra, sinotambién la Palabra, y recomienda el espacio de la oraciónpara dejarla resonar y que pueda desplegar su fuerza. Poresto podría hablarse como propone Rotsaert de una relacióndel tipo de la Alianza bíbica y del tipo de sacramento: másque de un contrato se trata de una alianza a la manera en queDios se relaciona con su pueblo, desde la fidelidad sincondiciones. Es una relación de tipo sacramental en cuantoque a través de la relación humana trabaja el Espíritu Santo.

4. Los dos participan de una metodología mayéutica, pero elcounselling busca el surgimiento del fondo personal, del “símismo”, mientras que el acompañamiento espiritual da unpaso más, pues esa personalización sólo es completa cuandola persona se logra ver con los ojos de Dios.

5. Destinatarios: el counselling es aplicable a cualquierpersona, religiosa o no; el acompañamiento espiritual estádirigido a creyentes.

6. Perfil del agente: el counsellor necesita una formaciónespecífica en counselling (para ejercerlo profesionalmente



debe ser psicólogo) y suficiente experiencia; no es necesarioque sea una persona creyente; el acompañante espiritualnecesita competencia experiencial, formación espiritual yhabilidad pedagógica, todas ellas referidas al ámbito de lafe. El acompañante espiritual tiene también una función detestigo de la fe y de la nueva existencia que surge de ella.

7. Desarrollo: el counselling está pensado como un recorridoque tiene un comienzo y un final, orientado a la resolucióndel problema o la situación que desencadena la petición deayuda; en el acompañamiento espiritual el proceso es másabierto, no está muy claro por donde discurrirá el camino nisi hay una meta, excepto en el caso de que se planteencuestiones muy concretas, como por ej. un discernimientovocacional o revisar una situación determinada a la luz de lafe.

3.2. Aportaciones del counselling al acompañamiento espiritual

A pesar de estas diferencias, las dos disciplinas no sólo tienentambién puntos de encuentro, sino que el counselling se descubrecomo un elemento muy importante que puede ayudar al desarrolloconcreto de una relación de acompañamiento espiritual.

El counselling tomó contacto con el mundo pastoralprimeramente en Estados Unidos a partir de los años 60 y desdeallí se extendió hacia Europa, donde fue acogido especialmente enlos países del norte, permaneciendo la Europa del sur extraña aesta aportación durante más tiempo. Hoy podemos encontrar,especialmente en Estados Unidos, términos como Pastoralcounselors o Christian counselors que nos pueden llevar a pensaren una aplicación explícita del counselling al ámbito pastoral. Sin



embargo, estos términos hacen referencia a los counsellors quetienen en cuenta las creencias religiosas del ayudado como unrecurso en el proceso de la terapia. Se mueven, por tanto, en elcampo de la terapia psicológica y en ese sentido no responden a loque buscamos. Pero sí existe una “Pastoral Counseling” que serefiere a un modo de hacer pastoral orientadora y centrada en laotra persona, aunque el término no sea conocido en nuestrarealidad más cercana. Lo asimilable en nuestro entorno es lo sesuele llamar el “diálogo pastoral”.

En mi opinión, el counselling es una herramienta muy interesanteque tiene clara utilidad pastoral. Especialmente, si lo entendemos,en lugar de como una técnica psicológica o una forma de terapia,como una actitud que configura a la persona. Constituye,básicamente, una manera de situarse ante el otro:

1. Reconociéndole sujeto, libre y responsable de su vida2. Con capacidades suficientes para autogestionarse que a

veces hay que activar3. Al que se acoge de forma incondicional, sin juicio4. Para “sentir desde él” o “ponerse en sus zapatos”5. Y caminar juntos en una relación auxiliante en la que el

ayudante se sitúa como “sanador herido” y en la que debeactivar los recursos del ayudado.

Es innegable que muchos de los elementos propios delcounselling se han ido descubriendo cada vez más importantespara el desarrollo de cualquier tarea pastoral y poco a poco vacreciendo el interés y la sensibilidad por ir aplicándolos. Enconcreto, los textos que tratan sobre la versión práctica delacompañamiento espiritual remarcan actitudes como la escucha,la empatía, el respeto a la otra persona…,. Es de justicia



evidenciar la influencia que la psicología humanista y losprincipios de counselling han tenido en el paso de la direcciónespiritual al acompañamiento espiritual. Hoy nadie plantea comomodelo posible un acompañante autoritario, que no sepa escucharo que no respete a la otra persona. El counselling ha aportado unanueva manera de entender la relación entre acompañante yacompañado que ha supuesto en la práctica una evolución delmodelo. Por supuesto que además se han dado las condicioneseclesiales propicias proporcionadas por el Concilio Vaticano II ysu impulso para que esto haya ido calando, pero tenemos quereconocer un primer origen en las aportaciones del counselling.Se podría decir que en la realidad eclesial y pastoral se han idoconociendo y practicando estas intuiciones fundamentales delcounselling sin saber de dónde venían y de una formafragmentada, sin una visión del conjunto de la propuesta.

Mi sensación personal es que hoy, más allá del planteamientoteórico, el reto se sitúa en asumir realmente estas actitudes yllevarlas a la práctica en el terreno pastoral en general, y en elacompañamiento espiritual en concreto. Todavía hayacompañantes espirituales que se mueven más en el terreno delconsejo y del paternalismo, bañado de buena voluntad, pero queno ayuda al empoderamiento y la maduración de la otra persona.

Podemos decir con L. Arrieta que el acompañante no nace, sinoque se hace. Pero en este “hacerse” la tarea no se limita a laadquisición de conocimientos, sino que se trata de estructurarsepersonalmente en un determinado sentido. Hablo de que, porejemplo, la empatía no puede convertirse en una técnica queponemos en marcha cuando nos toca ejercer un rol deacompañamiento, sino que debe ser una actitud que configuranuestro ser en el mundo. Por lo tanto, el acompañante espiritual



necesita de una experiencia personal de fe trabajada, pero tambiénde unas actitudes personales que podrían ser resumidas por latriada rogeriana.

En realidad estas actitudes (comprensión empática, aceptaciónincondicional y autenticidad) tienen un componente cristianoclaro: son expresión de una vivencia genuina del Dios que se nosrevela en Jesús. Dios en Jesucristo se nos muestra como el queacoge al ser humano tal como es, desde el conocimiento íntimo dela experiencia humana en su grandeza y su debilidad derivada dela encarnación, para ofrecer sentido y plenitud en el respeto totalde la libertad y la dignidad humana. El acompañante que sealimenta de esta experiencia de Dios queda configurado por ella yla refleja. El counselling puede ser así un elemento que nos ayudea recuperar elementos genuinos de la revelación cristiana yponerlos de manifiesto en una clave operativa.

Además de las actitudes como punto de partida irrenunciable,considero que las técnicas que propone el counselling son engeneral más desconocidas o practicadas de forma intuitiva, peropueden ser muy útiles.

1. La escucha activa es unos de los elementos ampliamentedifundidos, pero encontrarla en la profundidad con la que elcounselling la propone no es habitual. Este es un recursofundamental, que propone escuchar de una manera integral:tanto porque el acompañante escucha con todo su cuerpo ycon todas sus capacidades, como porque escucha alacompañado en su totalidad, en lo que dice y en lo que nodice, en sus palabras y en su lenguaje no verbal. Creo que laescucha es todo un arte, que necesita de muchoentrenamiento, sensibilidad y esfuerzo. Podemos encontrar a



un maestro de la escucha en Jesús, que es capaz de captar laverdad de la persona y sus deseos profundos desde esaescucha integral.

2. La respuesta empática o reformulación, como técnica queevita convertir un encuentro en un interrogatorio. Es unatécnica sencilla pero muy útil, porque ayuda a la otrapersona a hablar sin dirigirla, a la vez que ofrece el feed-back necesario para mostrar empatía y comprensión. Ayudatambién a que la persona tome conciencia de lo que estáexpresando. En clave espiritual, es un medio más para darleprotagonismo al Espíritu, que es Amor y Libertad.

3. La personalización, que ayuda a salir de la vía de escape dela generalización, y que ayuda a aterrizar en la vivenciapersonal. Es un medio también para evitar la racionalizacióny la autojustificación. Un elemento muy importante de lapropia vivencia es hacerse consciente de los sentimientosque surgen. El trabajo desde los sentimientos es algo muyasentado en la escuela ignaciana de acompañamiento en laconvicción de que el mundo emocional también esmediación de Dios.

4. La confrontación se ha entendido muy a menudo comoreproche, como una manera de mostrar autoridad o deimponer el propio punto de vista. Esto refleja una falta deaceptación auténtica de la otra persona, y provocasentimientos de humillación en ella. Lo que realmente sepretende con esta técnica es situar a la persona ante susincongruencias, sus mecanismos destructores, la sobrestimao subestima de la situación, la distancia entre el contenidodel mensaje y el sentimiento que refleja… Esto sólo se



puede hacer adecuadamente si hay un buen vínculo entreacompañante y acompañado, y si se comunica primeramentecomprensión. La confrontación implica un compromisoauténtico con el crecimiento de la persona. Puede ser unmedio para abrirnos a otra mirada de la realidad, en el casodel acompañamiento espiritual, para descubrir la mirada delEvangelio y abrirse a una comprensión más profunda delproblema. Tan importante en esta técnica es el contenidocomo la forma en que se comunica el contenido, para que nollegue a ser algo hiriente para el otro.

5. La autorrevelación en el counselling tiene una traducciónen el acompañamiento espiritual a lo que se ha mencionadoantes del acompañante en su papel de testigo del paso deDios por la propia realidad. El testimonio del acompañanteno se ofrece como modelo a imitar sino como ejemplo vivode la nueva existencia en Cristo en experiencia concreta,preguntas y retos, sentimientos... El riesgo es que se hagapara satisfacer necesidades personales de reconocimiento,vanagloria… El criterio determinante que guía su idoneidades la prudencia, porque lo que se busca es el beneficio delotro.

6. La inmediatez como técnica que pone de manifiesto lo queestá pasando en la relación entre ayudante y ayudado. Es unmétodo de prevención de los mecanismos de transferencia ycontratransferencia. Bien utilizada creo que es muy útil enun acompañamiento espiritual para evitar equívocos y falsasexpectativas que pueden darse por parte del acompañado.Mantiene la relación en unos términos de salud muyadecuados, especialmente cuando los acompañantesmayoritariamente han sido, al menos hasta ahora, célibes.



Finalmente, otro elemento que plantea el counselling y que meparece muy interesante es situar al acompañante como sanadorherido. Siguiendo a Bermejo, este concepto tiene que verprimeramente con las habilidades de inteligencia emocional delacompañante, en concreto, su autoconocimiento, la habilidadpara el autocontrol emocional y la “integración de la propiasombra” en términos de Carl Jung. Desde una mirada realista yacogedora, el acompañante es capaz de descubrir también suszonas oscuras y sus heridas, detectar su influjo, integrarlas yconvivir con ellas. Pero en el descubrimiento y aceptación de surealidad herida, se capacita para ser sanador, comprometido en unproceso de crecimiento personal que acepta la propiavulnerabilidad y la de los demás. Creo que esto es más que unproceso psicológico de madurez humana, porque contempladodesde la espiritualidad cristiana habla de la acción de la Graciaque nos ayuda a mirarnos a nosotros mismos y a los demás desdeel Amor gratuito de Dios, y nos capacita para vivir como hijosqueridos y aceptados en lo que somos. Por otra parte, situarsecomo sanador herido permite al acompañante descubrir en el otrono sólo su herida sino también su poder de curación, tal comoconviven también en su propio ser. En palabras de Nouwen:

“Uno de los principales objetivos de la dirección espiritual es ayudara descubrir que se tiene algo que dar. Por tanto, el director debe serun receptor que dice: “Veo algo en ti y me gustaría recibirlo de ti”.De este modo, quien da descubre su talento a través de los ojos dequien recibe”



El acompañamiento se convierte en tiempo de gracia o kairós: untiempo de creación, de crecimiento, un tiempo para la vida. Unaoportunidad de encuentro con otro y con Dios.

4. Consideraciones finales

En nuestra diócesis de Bilbao “counselling” es un término engeneral desconocido. Sin embargo, a la práctica pastoral hallegado la apuesta por atender a la persona concreta, en susingularidad. Por eso, hay un interés por conocer y aplicar mejorlas técnicas de la escucha, la empatía, la acogida… Este estilopastoral también ha llegado al acompañamiento espiritual, unámbito muy propio para aplicarlo.

En el acompañamiento espiritual se están incorporando cada vezmás laicos y laicas que acompañan a otros laicos. Es de destacarel trabajo de acompañamiento que se está haciendo en el ámbitode la pastoral de la salud, especialmente en los hospitales,buscando una atención integral de la persona ante la enfermedad yla muerte, y la apuesta por la formación en las técnicas delcounselling aplicadas a esta realidad concreta.

Como he intentado mostrar en el trabajo, considero que elcounselling es una muy buena herramienta pastoral pero de granaplicación en el acompañamiento espiritual. Un mayorconocimiento y práctica del counselling creo que ayuda a llevaradelante el acompañamiento y ofrece herramientas deprofundización.



Aún así, la técnica no lo es todo. Sigue habiendo maestrosespirituales o personas dotadas de un carisma para elacompañamiento, que sin una gran formación teórica, descubrenintuitivamente cómo acercarse a las personas y tienen un don parael discernimiento. Son un regalo de Dios para la construcción dela comunidad cristiana que hemos de agradecer y de los quetenemos que aprender.

Desgraciadamente, el acompañamiento espiritual no es un recursodel que hacemos mucho uso, especialmente en el mundo laical, apesar del gran potencial que tiene. Quizás las experienciasnegativas anteriores han alejado a muchas personas de estaposibilidad. Hay toda una labor que hacer para redescubrirlo ypara capacitar a más personas que puedan llevarlo adelante condignidad y tendiendo en cuenta las claves fundamentales delcounselling.



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