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    Salud mental: Nuevos territorios de accin y escucha social

    Martn Correa-UrquizaDoctor en Antropologa mdica y salud internacional. URVProfesor del Departamento de Antropologa de la Universidad Rovira i Virgili. Tarragona

    Profesor del Departamento de Enfermera de la Universidad Rovira i Virgili. Tarragona.Coordinador en la Asociacin Socio Cultural Radio Nikosia.

    Nota: El presente artculo forma parte de los materiales realizados para la asignatura "Accin Socio Educativay Salud Mental" del Departamento de Estudios de Psicologa y Ciencias de la Educacin de la Universidad

    Abierta de Catalua (UOC). Ao 2012. Catalua. Espaa. Al mismo tiempo ha sido publicado recientementepor la Asociacin Espaola de Neuropsiquiatra.

    Resumen:La legitimacin del saber profano, propio, local, subjetivo de las personas que han atravesado una

    experiencia de sufrimiento mental forma parte de las grandes omisiones de la historia de la salud

    mental. En este artculo intentaremos analizar conceptualmente este tipo de saberes comonecesariamente constitutivos del concierto de perspectivas que construyen el conocimiento sobre eltema. Al mismo tiempo analizaremos las dinmicas relativas a una serie de dispositivos que, sinarticularse desde una lgica teraputica se transforman en una opcin necesaria para la bsqueda de unmejor estar en los afectados. Al plantear esto, no es nuestra intencin desestimar la labor o pertinenciade las ciencias biomdicas y las tecnologas relativas, sino quizs sugerir que el sufrimiento mentalrequiere a la vez de una aproximacin que vaya ms all de lo clnico orgnico, lo que nos propone eldesafo intelectual de desarrollar herramientas de accin en el mbito de lo comunitario con el objetoultimo de crear territorios y prcticas de inclusin que incorporen al sujeto como el eje real departicipacin.

    Objetivos:

    - Analizar las nociones de: saber profano/hbitus/ajustes secundarios.- Analizar las posibilidades articuladoras de bienestar que brindan los saberes propios de los

    afectados.- Analizar los mecanismos de ocultacin que no nos permiten como profesionales, percibir las

    posibilidades teraputicas del conocimiento profano.- Analizar, como profesionales, la importancia del anlisis y la reflexin crtica permanente al

    interior de los procesos y dispositivos de salud mental.- Analizar brevemente el funcionamiento y losbeneficiosde un tipo de dispositivos en los que se

    trabaja la salud mental ms all de toda dimensin clnico-teraputica y en interaccin

    constante con lo comunitario.- Analizar brevemente algunas prcticas de interaccin e integracin en la comunidad,

    territorios de encuentros entre sociedad y locura.

    Glosario:

    Agency: Concepto desarrollado por Antono Gramsci relativo a la capacidad de los sujetos de actuary transformar las circunstancias por las que atraviesan. La evidencia de esa capacidad parasobreponerse a los hechos.Saberes profanos: Relativo, en este caso, a los saberes propios de aquellas personas diagnosticadas

    de problemas de salud mental. Saberes tericos y prcticos que resultan de la propia experiencia

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    subjetiva en relacin a la problemtica y que suelen generar estrategias que pueden considerarseteraputicas.

    Ajustes secundarios: Concepto desarrollado por Ervin Goffman. Se refiere a todo aquello que elindividuo hace en relacin a su estado de salud frente a una determinada problemtica, pero que estms all de lo que el modelo biomdico y otros saberes expertos indican.

    Habitus: Concepto desarrollado por Pierre Bordieu. Se refiere al conocimiento relativo a laexperiencia del sujeto, al hecho de vivir entre ciertas circunstancias histrico-temporales.Conocimiento que puede ser consciente o inconsciente y que puede ser aplicado o no. Es todoaquello que se sabe y lo que no se sabe que se sabe.Carga semntica: Sentidos sociales atribuidos a un determinado fenmeno, contexto, territorio,momento, etc.Des-enfermar:Nos referimos a las acciones relativas al hecho de des-nombrar de enfermedad laidentidad de los sujetos diagnosticados. Es decir, producir contextos de posibilidad en donde susidentidades sean contempladas ms all de la idea de enfermo mental.

    Debemos intentar encontrar nuestra estabilidademocional aunque sea a base de pequeas tretas que noconfesemos a los dems. O si.Pau Vidal, maratonista, Radio Nikosia.

    Intro:

    Uno de los riesgos, como profesionales, reside siempre en la posibilidad de transformarse en partede un proceso sobre el cual hemos abandonado toda reflexin crtica. En pasar a ser en tantoeslabones de una sucesin de estrategias predefinidas y protocolizadas que terminan por fosilizar las

    funciones y neutralizar toda nocin de sentido alrededor de la tarea que se realiza. Comotrabajadores en el mbito de la salud mental, no es slo dado comprender el funcionamiento de losmodelos y estructuras existentes, sino aprender y vislumbrar la posibilidad de transformarlas, de re-crearlas para continuar avanzando, adaptndolas a las nuevas circunstancias que se irn presentando.Hablamos, tambin, de una tarea deliberativa sobre los aspectos tericos y prcticos que nospermitira como individuos re-descubrir permanentemente el significado de nuestra labor.

    Lo que nos proponemos aqu es contribuir al replanteo del posicionamiento y de los instrumentostericos que hacen al abordaje del tema; fundamentalmente aqu analizaremos brevemente algunasde aquellas prcticas que intentan ir ms all de los esquemas clnico-teraputicos. Nuestra intencines aqu abrirnos a la posibilidad de desarrollar otras formas y vas para pensar la problemtica mentalen todas sus dimensiones y actuar a partir de ellas. Estilos de pensar que nos ayuden a seguir

    abriendo puertas hacia otras salidas posibles. La reflexin crtica constante no es ms que el puntode partida para el avance hacia la construccin compartida de un modelo ms flexible, equilibrado yproductor de salud.

    Puntos de partida

    El ejercicio de movimiento y reconsideraciones permanentes al que nos obliga el modeloepistemolgico que gui la reforma psiquitrica, requiere hoy de nuevas consideraciones que abransu mbito de ejercicio a la participacin civil y a la accin comunitaria. Por lo tanto el hecho de

    afrontar la situacin actual implica un trabajo que, partiendo de la utilidad y legitimidadincuestionable de la lgica de servicios sanitarios tales como centros de da, hospitales de da y

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    centros de insercin laboral, intente ir ms all y desarrollar nuevos instrumentos y estrategias en elmarco de la accin comunitaria. Trabajar en salud mental requiere hoy aprender a desenvolver unacapacidad de creacin que nos ayude a generar permanentemente nuevas formas de abordar lasdificultades que se plantean en el mbito de las intersecciones entre teora y prctica. Las frmulas yparadigmas actuales nos sirven como puntos de partida, al igual que la mayora de los dispositivos

    que ya funcionan, sin embargo la intencin es desarrollar otras dimensiones de esa tecnologa quenos permitan la flexibilidad necesaria para afrontar esas situaciones otras que se configuranconstantemente en el campo de la salud mental. Hoy es necesario articular tecnologas losuficientementeplsticas, elsticas, como para que nos permitan satisfacer las necesidades cambiantes yespecficas de las personas en este terreno. Asimismo, toda promocin de la ciudadana y laconstruccin de la teraputica en salud mental debe articularse a partir de la propia experiencia y delas particulares capacidades de creacin tanto de los trabajadores de la salud como de los mismosafectados.

    Ahora, frente a esta realidad y ms all de la labor sobre el estigma, dos caminos son los que sehacen inevitables en la actualidad. Inevitables con un alto nivel de urgencia, sobre todo, si realmentelo que se intenta es llegar al punto en el que el modelo epistemolgico mantenga una cierta

    coherencia con los usos cotidianos, y si lo que se busca es llevar adelante lo que suele denominarsecomo post-reforma1. Y cuando hablo de dos caminos hago referencia por un lado, a la oportunidadde trabajar por la transformacin de las lgicas de aproximacin al sufrimiento mental, que an demanera residual, reproducen las viejas lgicas de los antiguos manicomios. Es decir, es tiempo deque la modificacin de las estructuras y dispositivos de atendimiento se vea acompaada por un giroprofundo en los mtodos que guan la prctica al interior de esos servicios. Por otra parte, aludo a laposibilidad de desarrollar otro tipo de dispositivos colectivos que se adapten a las demandas; nuevosdispositivos de escucha y accin social que funcionen dentro de la comunidad desde lgicas relativasa lo comunitario. Esto implicara que el sujeto acceda a la oportunidad de abandonar sus status yroles de paciente, de enfermo mental, para volver a ser fundamentalmente persona, para acceder a laopcin de re-articular su identidad, de decidir qu, quin y de que manera quiere editar y re-

    estructurar su presencia social. Su lugar en el todo colectivo. Esto ltimo no puede hacerse efectivosin un trabajo de incorporacin y legitimacin de las narrativas y la subjetividad de los afectados enel cuerpo terico de la aproximacin al sufrimiento mental y especficamente en el de laconstruccin de sus particulares itinerarios teraputicos. A este conocimiento que da la experienciadel sufrimiento en el propio cuerpo, a esta sabidura que existe y se hace efectiva en distintascircunstancias a pesar de la lgicas de negacin de las que es objeto, la hemos llamado en otraocasin, saberes profanos (Correa-Urquiza:2009). Analicemos brevemente este punto que ser y esnuestro punto de partida.

    Saberes profanos, estrategias posibles

    Segn Antonio Gramsci el sufrimiento psicolgico es el resultado de la incorporacin de losconflictos actuantes en las relaciones de fuerza que regulan la experiencia social. La neurosis, porejemplo, es entendida por el autor como un proceso de incorporacin de las contradiccioneshistricas determinadas por las relaciones de fuerza. El cuerpo es el terreno de un conflicto dehegemonas. (Giovanni Pizza: 2005). Es decir una esfera de oposiciones complejas entre lasposibilidades de aplicacin prctica de la propia subjetividad y lo que el entorno social determina. Enlo que hemos denominado locura, el sufrimiento puede observarse tambin como esa consecuenciade habitar ese mismo tipo de contradicciones. Garcs, uno de los integrantes de Radio La Colifata, la

    1Post-reforma que aqu preferiramos llamar reforma, a secas, ya que consideramos que la iniciada en Espaa en el ao

    86, fue s un avance en trminos estructurales, fue s una labor de cambio importante orquestada a partir de varias figurasde renombre en el campo y miles de profesionales de buena fe y mejores intenciones, pero que en los ltimos aos no hahecho sino estancarse y retroceder.

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    primera emisora en el mundo realizada desde un Hospital Psiquiatrico en Buenos Aires, Argentina,sola afirmar durante las emisiones: Yo tengo la gran intriga de mi vida y es saber si debo curarme odebo hacer la revolucin justificando mi propia locura.

    Lo dicho no niega ni afirma la posible existencia de factores orgnicos en la etiologa de laproblemtica, no es esa la cuestin aqu, slo ubica la atencin en el evidente aspecto socio-cultural

    del problema. As si partimos de esa base, no es complejo deducir que una parte importante de lateraputica, o de la generacin de un bienestar, se encuentra en la posibilidad de des-tensionar, dedesarticular esas mismas fuerzas actuantes en tanto matriz de conflictos. Es claro, que la existenciamisma, la vida misma es en parte una coexistencia con el conflicto, sin embargo podramos afirmarque existen graduaciones, intensidades que pueden resultar ms determinantes de malestar que otras.

    Al mismo tiempo, sabemos que al habitar el obstculo o la dificultad, los sujetos desarrollan yarticulan toda una serie de herramientas, de estrategias para hacer frente o sobrellevar, la situacin.Frente a todo proceso de salud o enfermedad se crean y despliegan diferentes tipos de modelos deautoatencin (Menendez:2009), los individuos generan prcticas relativas a sus maneras de hacerfrente a las circunstancias; a esos saberes, a esas maneras de conjugar saberes que se constituyencomo un saber en s mismo, los denominaremos aqu: saberes profanos. Hablamos de una suerte de

    pericia de la cual los sujetos no siempre son necesariamente conscientes, ni de su existencia ni enocasiones- de la realidad o efectividad de sus aplicacin. Es decir, a pesar de existir bajo unadinmica de constante negacin de su subjetividad, la persona que ha sido diagnosticada de algnproblema mental, desarrolla y pone en prctica una serie fluctuante de herramientas y estrategias deaproximacin y mejora que tienen directa relacin con sus conocimientos sobre su vida y suspadecimientos. Hablamos de prcticas que viven ocultndose, que atienden ms a una lgica derebasamiento, en el sentido de que emergen a pesar de la opresin, de la negacin de las que sonobjeto. Y a que tipo opresin nos referimos? Todas esas instancias de des-historizacin,estigmatizacin, des-letgitimacin, consideracin en tanto enfermo absoluto, etc., es decir todas esasacciones que se ejercen sobre los sujetos de la locura que no tienen que ver con una operacin de

    violencia explcita sino con un tipo de coaccin sutil en el plano de las relaciones cotidianas; clnicas,

    familiares, sociales. As, ms all de la situacin vivida, la persona mantiene y pone en prctica unconocimiento que es activo y produce resultados en el plano de la efectividad. Es un saber profanodefinido as por oposicin a los llamados saberes expertos que dominan la teora y prctica alrededordel sufrimiento mental. Son saberes que de alguna manera profanan, al manifestarse como unasuerte de hereja del conocimiento en relacin al pensamiento cientfico. La nocin de habitusdefinida por Pierre Bordieu puede ayudarnos a comprender esta idea. El socilogo la define en tantoproducto de la historia que produce prcticas individuales y colectivas (Bordieu: 1991), es un saberque deriva de la propia condicin, situacin y vivencia de un contexto y sus experiencias. Decamosen un ensayo anterior:

    Un saber no necesariamente racionalizado o transformado en estrategia aunque si, un saber especifico

    que puede ser potencialmente estrategia. La idea de estigma, por ejemplo, bien puede ser una categoraabstracta, un objetivo a de-construir, el target de una campaa publicitaria digitada desde las esferas de laspolticas de salud pblica Pero en el sujeto que es objeto de ese estigma es la materializacin de un tipo de

    vivencia cotidiana, de realidad emprica que afecta; es un dolor omnipresente para el cual se diseanconstantemente estrategias de supervivencia. Una afliccin que es el resultado del propio accionar en ladiferencia y de las percepciones sociales que el entorno tiene sobre esa diferencia. Todo ese estargenera habitusy define un habitus que es, a la vez, un saber posible que determina e implica actitudes que pueden pasar aarticularse como herramientas con potencial capacidad operativa.

    El saber de la experiencia, que es desde donde puede articularse esa nocin de sentido, es, a mi entender,un saber que podra interpretarse como la dimensin activa, inquieta, quizs no necesariamente consciente, delhabitus trabajado por Pierre Bordieu. Es decir, lo producido por aquellos condicionamientos asociados a unaclase particular de condiciones de existencia (Correa-Urquiza: 2009)

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    Goffman nos habla de otro concepto que puede sernos de gran utilidad: ajustes secundarios(Goffman:1988). El autor se refiere a aquellas acciones que tienen que ver con un otro saber propioy que representan vas por las que el individuo se aparta del rol y del ser que la institucin daba porsentados a su respecto (Goffman:1988). Se tratara as de todo aquello que la persona realiza msall de lo que se espera de l en tanto paciente o enfermo mental, pero que tiene estrecha relacin

    con la bsqueda de un mejor estar. Esto, a su vez, podra ser ligado con la nocin gramsciana deagency, es decir de aquella capacidad de actuar de los individuos. Los sujetos, sea cual sea su realidad,disponen de una capacidad para actuar en uno u otro sentido, y es esta capacidad la que se vuelvenecesaria reconocer en los afectados. Es decir, por ms que sean tratados a partir de estas premisasde enfermedad total, disponen de herramientas y capacidades para hacer frente, al menos en ciertosaspectos y de manera parcial, sus procesos. Pau, colaborador activo de Radio Nikosia, una de lasprimeras emisoras realizadas por personas con problemas de salud mental, escribi lo siguiente parauna intervencin en un programa:

    Somos un manojo de deseos y aspiraciones y la mayora de ellos no van a poder ser satisfechos. Deseamosser amados, reconocidos, reconfortados, aceptados. Pero todo esos deseos van acompaados de un miedo

    profundo y muy arraigado a no poder alcanzar nuestras expectativas, un gran miedo a la frustracin.Deseamos con todo nuestro corazn ser queridos y respetados pero la mayora de veces nos topamos con elobstculo ms infranqueable de cuantos existen: nosotros mismos.Cuando nos azotan las inseguridadesempezamos a verlo todo negro. El camino se vuelve sombro. Cualquier situacin nos turba y se nos nubla elraciocinio. Parecemos hallarnos a meced del destino.Debemos empezar antes que nada por querernos anosotros mismos sin compararnos con los dems, ponernos en manos de la ventisca. Hallar atajos por los quetransitar hacia la luz. Debemos intentar encontrar nuestra estabilidad emocional aunque sea a base depequeas tretas que no confesemos a los dems. O si. (Pau Vidal: Radio Nikosia)

    Por el contrario, el esquema de atencin en salud mental se estructura, en muchas ocasiones,sobre la idea de que la persona diagnosticada no est en condiciones de hablar o decir por si misma.De que no dispone de herramientas para revolver su situacin. Esto podemos pensarlo directamente

    vinculado a dos fenmenos: Por un lado, al hecho de nuestra consideracin sobre l en tantoenfermo total o absoluto, y por el otro a la posibilidad de que no dispongamos de las herramientaspara des-encriptar ese conocimiento, es decir; no lo vemos por que no lo comprendemos en lostrminos a travs de los cuales comprendemos generalmente la teraputica. Para nosotros, comoprofesionales, el mejor estar del sujeto est supeditado a una serie de prcticas y tecnologas sobre lascuales hemos ido tomando conocimiento a lo largo de nuestras carreras respectivas, y es complejo,que no imposible, pensar en la posibilidad de que existan herramientas de utilidad y/o efectividaddentro de unos individuos cuya realidad es justamente que han sido diagnosticados de problemas desalud mental; que estn locos. Aunque no lo pensemos as, en ocasiones, actuamos como si lo diramospor hecho. Al desconocer esa subjetividad, ese conocimiento, estamos transformando a la personaslo en receptor de una episteme que en principio- no le pertenece. Levi-Strauss, uno de los padres

    del Estructuralismo francs y de la disciplina antropolgica, hace una reflexin que puede sernos deutilidad para comprender este ltimo punto que estamos tratando. A pedido de la UNESCO realizhacia 1952 un ensayo alrededor de las culturas, las razas, y las percepciones sociales sobre lassupuestas diferencias en sus grados de desarrollo a lo largo de la historia. Dice Levi-Strauss que esposible pensar que no existan culturas menos desarrolladas que otras en trminos globales, sino ques hay culturas o sociedades que se han desarrollado de una manera diferente a la nuestra, poniendoel nfasis, por ejemplo, en otros elementos que los relativos a los que percibimos como nuestrosavances en la sociedad occidental. El autor no desmerece ni niega los progresos cientfico-tecnolgicos de occidente, sino que intenta advertir sobre la falacia de definir o conceptualizar todoavance o todo progreso, slo en los trminos con los cuales nosotros entendemos el progreso. Paral, antes de calificar de inamovible o estacionaria a una cultura, habramos de preguntarnos si esta

    inmovilidad supuesta no deriva de la ignorancia en que nos encontramos acerca de sus interesesverdaderos. En palabras de Levi-Strauss:

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    La distincin entre las dos formas de historia, depende de la naturaleza intrnseca de las culturas a las que

    se aplica, o no resulta de la perspectiva etnocntrica en la cual nos situamos siempre nosotros para evaluaruna cultura diferente? De ese modo, nosotros consideraramos como acumulativa toda cultura que sedesarrollara en un sentido anlogo al nuestro, o sea, cuyo desarrollo tuviera significado para nosotros.

    Mientras que las otras culturas nos resultaran estacionarias, no necesariamente porque lo sean, sino porquesu lnea de desarrollo no significa nada para nosotros; no es ajustable a los trminos del sistema de referenciaque nosotros utilizamos. Que tal es el caso, resulta de un examen incluso somero, de los individuos o grupos,en funcin de la mayor o menor diversidad de sus respectivas culturas. Cada vez que nos inclinamos acalificar una cultura humana de inerte o estacionaria, debemos preguntarnos si este inmovilismo aparente noresulta de la ignorancia que tenemos de sus verdaderos intereses, conscientes o inconscientes, y si teniendocriterios diferentes a los nuestros, esta cultura no es para nosotros vctima de la misma ilusin. Dicho conotras palabras, nos encontraramos una a la otra desprovistas de inters simplemente porque no nosparecemos. (Levi-Strauss:1999)

    Al respecto y trayndolo al terreno que nos atae; no es acaso factible de suponer, en los saberesexpertos, la existencia de una suerte de etnocentrismo evitable en la concepcin sobre la

    problemtica mental?. Es decir, que cabria preguntarnos constantemente como profesionales, si elhecho de ver cmo vlido, legitimo y efectivo, slo aquello que responde a nuestros modelosterico- acadmicos, no hace en parte a una concepcin parcial y en cierta manera inicua en relacina las significaciones del sufrimiento mental. Con esto no estamos diciendo que los saberes expertosno dispongan de un conocimiento especializado y necesario en la materia, nada ms lejos de ello,sino que a la ahora de abordar el fenmeno, deberamos poner en conjuncin toda la suma desaberes existentes con el objeto de acceder a una comprensin que est a la altura de la complejidadinherente a la cuestin del sufrimiento mental. Esto incluira tener en cuenta otros conocimientosque quizs, no slo en ocasiones no estamos dispuestos a reconocer por cuestiones decorporativismo o diferencias conceptuales o de paradigmas, sino que tal vez por momentos noestemos en condicionesde comprender y por lo tanto depercibir. No hay lugar para la escucha hacia el

    sujeto de la locura por que no hay socialmente la percepcin de que el loco tenga algo que contar.Al mismo tiempo, no hemos de pensar con esto que los saberes profanos se deberan constituircomo la verdadnica sobre el sufrimiento mental, no; sino que es un tipo de conocimiento que existecomo tal, que debe ser contemplado y debe formar parte del concierto de voces que conforman eldiscurso de la teraputica. Discurso, a su vez, que habra de ser pensado en tanto ensamblesimtrico, ciertamente complementario de saberes y formas de aproximacin. Esto que parece deuna obviedad abrumadora no se traduce en el plano de las prcticas en los servicios de salud mental,lo que hace referencia tambin a una concepcin de la problemtica como un fenmenofundamentalmente orgnico/biolgico. Es evidente que habr campos en los que los saberesmdicos tendrn un mayor conocimiento, o que habr aspectos en los que un trabajador socialdisponga de ms y mejores herramientas para transformar una determinada situacin, pero tambin

    es cierto que no slo la persona afectada es un experto en efectos secundarios, como suele decirse,sino que ha desarrollado una serie de herramientas para sobrevivir, que pueden manifestarse comoun conocimiento til, no exclusivamente para l sino incluso para otros sujetos sociales en similarescircunstancias. Al mismo tiempo no se trata slo del hecho de que deban ser escuchados a travs deuna suerte de condescendencia, o de la suposicin de que la escucha y la puesta en prctica de susperspectivas pueden contribuir a una mejor asimilacin de la teraputica impuesta; no es quedebamos descubrir como profesionales, las maneras de hacerlos sentir que forman parte; sino delhecho de que verdaderamente sus perspectivas y propuestas formen parte, por que realmente lo quetienen para decir, contribuye sobremanera con la construccin global de las reflexiones sobre elsufrimiento mental.

    Pongamos un ejemplo: Alberto, diagnosticado en su momento de esquizofrenia y participante dela experiencia de Radio Nikosia, afirmaba durante una conferencia ofrecida por el grupo:

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    En mi modo de vida los animales pueden comunicarse conmigo. Y a mi me vale, los vnculos con los

    animales me sirven para protegerme. Para mi psiquiatra, lo bueno de pasear el perro es que doy una vuelta yme relaciono con los dems, que me aireo un poco. Pero para mi tiene otro significado que a l no se lopuedo contar, no lo entiende. Mi relacin con los pjaros, los vnculos telepticos de afecto y cario con elmundo espiritual y natural que me rodea, con mis animales, con mi Hippi -su perro-, me protegen, me cuidany me hacen vivir menos solo. Cuando salgo a pasear no salgo slo, salgo con ellos y en ellos y en el paseoentre todos compartido encuentro la felicidad.

    La teraputica para Alberto est directamente vinculada a la posibilidad de encontrarle sentido ylegitimar aquellas prcticas que a l le generan un mejor estar y entenderlas como tales. No, en estecaso, en asumir lo que los saberes expertos determinan como ese airearse un poco que hace bien,sino con el hecho concreto de que su relacin con los animales forma parte del sentido que lepermite construir parte de su historia, de su biografa, su lugar en el mundo. Para una de lasemisiones de Nikosia, Alberto escribi un texto que titul El lenguaje secreto de los pjaros, en elque describe en detalle una cierta particularidad sensible que en l reside y que le ha permitidodesarrollar un vnculo con los pjaros similar al que las personas suelen tener con los clsicos

    animales de compaa.Pongamos otro ejemplo que ya hemos utilizado en textos anteriores: Xavier y Dolors,

    participantes de la experiencia de Nikosia, son pareja desde hace 18 aos y conviven hace 12. Fuerondiagnosticados de esquizofrenia y se conocieron compartiendo actividades en un Centro de SaludMental. Desde el comienzo de su relacin los profesionales con quienes se trataban eran contrarios ala conformacin de la pareja; segn decan, exista un alto riesgo de que se daaran mutuamente enlos momentos crticos del trastorno, de hecho es esta una recomendacin bastante comn porparte de los trabajadores ante situaciones similares. Pese a todo, Xavier y Dolors continuaron,confiaron en sus posibilidades, pusieron en prctica sus particulares percepciones comunes ymaterializaron una experiencia de vida en pareja que an perdura. Yo s, que el nico que meentiende y me acepta tal como soy es Xavi, deca ella durante una entrevista concedida a un

    peridico de Catalua, porque l ha vivido prcticamente el mismo dolor que yo, los dos fuimosdiagnosticados en su momento y los dos sufrimos entonces un rechazo frontal por parte de nuestrasfamilias. Es la mayor suerte que nos hayamos tenido el uno al otro para sostenernos. Y Xavieragregaba en la locura hay angustia provocada por el trastorno y angustia provocada por la gente,por el entorno que te seala, te margina, te dificulta la vida por llevar la etiqueta; y para ese obstculoque a veces nos ponen los otros, Dolors ha sido mi tabla de salvacin. Dolors y Xavier viven en unpiso asistido de la red de salud mental, se reparten las tareas cotidianas, conviven entre filias y fobiascomo cualquier otro matrimonio del barrio de Sant Andreu. Cuentan que desde que estn juntos hanlogrado dejar atrs la conflictiva relacin con sus respectivas familias. No creo que hoy pueda vivirsin Xavi, suele decir Dolors. No se que har cuando l me falte. Lo nico que espero es podermorirme antes que l. Dolors es hoy la presidenta de la Asociacin Socio Cultural Radio Nikosia.

    Para ambos, desatender el mandato de la teraputica externa, impuesta, fue una manera de salvarse,de afirmarse en un mejor estar gestionado desde s mismos. Esto no significa que todas las prcticasen relacin a su recuperacin hayan sido el producto de esa autogestin; sus itinerarios son elresultado de un encuentro permanente entre los saberes propios, los saberes profesionales y los desus redes sociales de apoyo; pero los propios han tenido un papel fundamental en el proceso. Dehecho, uno de los psiquiatras con el que trabajaron durante muchos aos luego de decidirse a estarjuntos, fue quin ms apoy la relacin, y observ en ella un verdadero camino de mejora para losdos. Hacia l, como profesional y como persona, Xavier y Dolors an hoy se manifiestanprofundamente agradecidos.

    Por otra parte, es cierto que desde hace unos aos se ha ido proponiendo desde las instituciones

    y organismos oficiales la necesidad de que estos saberes profanos sean escuchados o formen partede los discursos posibles alrededor de la problemtica mental; sin embargo en la mayora de las

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    ocasiones lo que se produce es una aceptacin y utilizacin slo de aquellos conocimientos quereproducen la semntica de los saberes expertos, aquellos que coinciden con lo que se espera de lossujetos en tantoenfermos mentales. En trminos de Goffman (1989) el saber recuperado en estos casospor las instituciones, es exclusivamente el relativo a los ajustes primarios; es decir a todo aquello queel sujeto realiza y produce en consonancia con las lgicas hegemnicas. Es un saber subalterno que

    lo re-ubica en el lugar del paciente, que lo define en su ser en tanto paciente, es decir, que se loescucha no slo en tanto enunciador de una sintomatologa, sino como sujeto reproductor de lo quelos saberes expertos definen sobre l. El saber del loco en estos casos no hace sino que justificar elconocimiento psiquitrico No hay casi inters por escuchar, legitimar o darles cabida a las prcticasprofanas en su naturaleza de origen. La persona ser contemplada mientras responda desde su lugarde enfermo y segn lo que se espera de l desde su rol de enfermo, es decir, en la mayora de lasocasiones, reivindicando y consolidando el lugar de los saberes expertos en sus propias biografas.

    De recuperaciones posibles

    La recuperacin en el campo de la salud mental est directamente relacionada por un lado, con las

    posibilidades del sujeto de formar parte de su particular proceso, con la posibilidad de que susperspectivas, sus puntos de vista, sus propias estrategias de supervivencia, sean observadas comolegitimas en la bsqueda de un mejor estar. Por otro, con la posibilidad de una integracin activa enel seno de la comunidad, con el hecho de que su diferencia no sea ya observada como una extraezaque provoca rechazo o paternalismo, sino que pase a ser considerada como una parte ms de lasdiferencias posibles dentro de la heterognea geografa delcorpuscomunitario. Ambas opciones, queno son las nicas aunque si determinantes, van entrelazadas, no pueden pensarse la una sin la otra. Ypara acercarnos a ellas, el planteo central como profesionales quizs radique en la necesidad detrabajar en la recuperacin y el reposicionamiento social de los sujetos de la locura y en una labor desensibilizacin y de de-construccin del estigma. Frente a esto, plantebamos al principio delcaptulo que existen dos caminos fundamentales ha tomar. Son dos tareas, que si bien se hacen

    efectivas en diferentes espacios y de diferentes maneras, an se constituyen como pendientes entrminos globales. Nos referimos por un lado a la necesaria transformacin en las dinmicas internasde los servicios de salud mental y por otro a la creacin de nuevos espacios, territorios otros, yadesmarcados de toda conceptualizacin clnica desde donde trabajar el encuentro o los encuentrosentre sociedad y locura. Encuentros ya no atravesados por ideas de lo clnico, sino lugares en los quelos sujetos accedan a la posibilidad de intentar una identidad otra. Por cuestiones de espaciofundamentalmente, nos centraremos aqu en el anlisis del segundo aspecto mencionado, es decircon aquel que se relaciona con la posibilidad de generar otros contextos desde donde trabajar laproblemtica mental.

    Suponer que la salud slo se construye en el territorio de la clnica, implicara un desconocimiento

    de las vinculaciones entre los hechos sociales, culturales y los procesos de afliccin. Entonces sihemos hablado del estigma, por ejemplo, como parte del dolor que deriva de la constante de habitarun determinado entorno; por que no pensar en la posibilidad de que ciertos aspectos sociales de larecuperacin se produzcan como resultado de un estar,de habitar, contextos comunitarios?. Claroque esto no implicara, bajo ningn aspecto, proponer una terapeutizacin de la vida cotidiana, no setrata de hacer de lo social lo teraputico; sino de trabajar a partir de prcticas y herramientas que ensu condicin de comunitarias -no clnicas-, contribuyan en el reposicionamiento de los sujetos entanto formando parte del cuerpo social, ayuden en la posibilidad de re-construir una identidaderosionada por la condicin fosilizada de paciente mental. La teraputica sera, en todo caso, unaconsecuencia de la participacin normalizada dentro del tejido comunitario. Pensemos, por ejemplo,en las diferencias posibles entre un taller de artes plsticas realizado con y por personas con

    problemas de salud mental dentro de un centro de recuperacin para este tipo diagnsticos, ypensemos ahora en el mismo taller en un centro cultural de un determinado barrio al que los

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    participantes acudiran, ya no como pacientes, sino como aprendices, artistas o estudiantes deexpresin o pintura. Que identidades entraran en juego en un caso y en el otro?

    Al hablar de la posibilidad de generar contextos de encuentro entre locura y comunidad, noqueremos decir que estos sean los nicos necesarios para trabajar en el proceso de recuperacin. Osea, ms all de los dispositivos mdicos y de aquellos que funcionan como bisagra entre lo clnico y

    lo comunitario, planteamos la urgencia de trabajar en la constitucin de territorios que impliquen unestar pleno dentro de la comunidad. La figura del Club Social, que es parte de la cartera de serviciosdel Plan Director de Salud Mental, por ejemplo, ira epistemolgicamente en este sentido. Sinembargo la intencin nuestra aqu es ampliar y pensar otros espacios u otras formas de articulacionesposibles.

    Estos nuevos espacios deben ser pensados sobre todo a partir, no slo de una lgica de laacogida, del recibir, apoyar y contribuir en esa arqueologa de la subjetividad de la que hablamos encaptulos anteriores, sino a la vez y fundamentalmente, en tanto territorios de produccin social eninteraccin con la comunidad. Territorios que propongan y produzcan para y con el contexto, a finde que la esencia de su tarea se constituya ms como una poltica de la intervencin que como unadisposicin a la asistencia. Esto no tiene por que implicar el descuido de una perspectiva de cuidado

    sensible hacia los afectados, sino que viene a proponer que el nfasis de recuperacin en este caso,estara ubicado en el trabajo hacia su configuracin en tanto sujetos polticos, capaces de producirobra y sentido dentro y para el todo comunitario. La cuestin no es despertar compasiones, sinocomprensin y respeto en tanto seres legtimos y socialmente activos. En otras palabras, nohablamos aqu de habilitar espacios en donde puedan ejercer su derecho a la palabra en trminosslo de la posibilidad de enunciacin, es decir no hablamos de instancias para un decir que caiga enel vaco. Sino de territorios que provoquen y propongan a su vez verdaderas instancias decomunicacin e interaccin con los otros saberes y la comunidad en general; lugares desde dondeesa palabra pueda materializarse, transformarse en discurso que contribuya a repensar la saludmental, la locura, el estigma, lo comunitario.

    Hacemos referencia sobre todo a dispositivos que se articulen desde los saberes profanos y desde

    esa capacidad de actuar o agencyen trminos de Gramsci (Pizza: 2005) que an existe y reside en lossujetos de la locura. Desde all, estos espacios habran de tener como misin crear y desarrollar redescon entidades, colectivos y profesionales, que no estn necesariamente ligados al mundo de la saludmental. Y si lo estn, lo importante es que no reproduzcan las relaciones que se suelen establecer alinterior de los dispositivos clnicos, sino que se abran a la posibilidad de otro tipo de encuentros msligado a lo personal, lo ldico, lo cultural, lo simtrico.

    Los nuevos espacios de los que hablamos son territorios que acogen y producen de maneraconjunta desde el ensamble entre individuos diagnosticados y no diagnosticados. Hablamos, a su

    vez, de instancias desde donde sean los propios afectados quienes hagan por desarrollar unainteraccin fluida y permanente con sus redes sociales en sus diferentes grados de intensidad, perodesde otro rol que el que les brinda el trastorno. Recordemos que en el mbito de la salud mental

    estas redes se conformaran a partir de diferentes elementos entre los que podramos contar: familia,amigos y vecinos cercanos (primarias), relaciones laborales, relativas a entidades y organizacionescomunitarias, culturales, religiosas, etc. (secundarias), vinculaciones con las instituciones de la red deasistencia en salud mental y a la red de servicios sociales (redes formales o institucionales).

    Des-enfermar identidades

    El estigma est directamente relacionado con la mirada social alrededor del sufrimiento mental. Esdecir, con el bosque de smbolos, con una cierta frondosidad significantecon la cual han de interactuar demanera permanente los sujetos de la locura. A raz de esto es posible pensar la necesidad de generaro provocar territorios en donde toda esa carga semntica de opresin quede al menos

    momentneamente suspendida, espacios en donde comportarse de una manera no-corriente no seanombrado como parte sintomtica de una enfermedad, sino que encuentre su explicacin e

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    interpretacin entre los mismos sujetos que producen el comportamiento. Me refiero a territorios noclnicos, en donde los individuos no estn desde la identidad de paciente, ni de enfermo, sino desdeaquella que cada quien proponga en su momento o desde la que los nuevos contextos sugieran. Esclaro, que esto no implica negar un dolor, un sufrimiento, o incluso una problemtica, sino que loque se pone en cuestin son los etiquetamientos impuestos, las categoras definidas como inherentes

    a la identidad que son constantemente filtradas hacia las instancias sociales. Es decir que tampocohemos de olvidar que el sufrimiento mental es una realidad cotidiana para los afectados que debendesarrollar su itinerancia existencial en contextos marcados por determinadas significaciones enrelacin a la locura. Arthur Kleinman citado por Martnez (1994) se refiere a la cuestin cuandoafirma que: Mental illness are real, but like other forms of the real world, they are the outcome ofthe creation of experience by physical stuff interacting with symbolic meanings. El sujeto deldiagnstico franquea bosques de significaciones que no son slo construidos para l, sino queforman parte de las dinmicas globales de la comunidad, pero son significaciones que s ejercensobre l otro tipo de presin simblica y merecen -al menos por eso- ser puestas en cuestin ysuspensin en algunos contextos y momentos.

    Hablamos aqu de nuevos territorios de accin, escucha y participacin social activa. Contextos

    que produzcan un cierto des-enfermar de las identidades (Correa-Urquiza:2009) para que puedainstalarse en ellos la complejidad de la vida. El cimiento de estos territorios reside en su condicin decontextos de posibilidades. Son espacios surcados, en nuestro caso, por otro tipo de concepcionessobre a la locura; instancias, en trminos de espacio-tiempo, en donde las significaciones relativas alsufrimiento mental no estn sujetas exclusivamente al universo de lo patolgico. Un lugar en dondeno ser identitariamente un enfermo, sino acceder a la posibilidad de re-conceptualizar el propiodolor, de apropiarse de la semntica que los nombra para a partir de ah apropiarse a la vez, de laconstruccin de los itinerarios de bien estar y/o recuperacin. De alguna manera son espacios lmite,territorios grieta, umbrales en donde es factible repensarse ms all de lo definido mayoritariamentepor los saberes biomdicos hegemnicos.

    Eugenio Tras en su trabajo desde lo que ha denominado como unafilosofa del lmite, nos habla de

    las posibilidades que brindan esas lgicas de frontera, esos intersticios a travs de los cuales o a partirde las cuales es posible instalar la existencia, la revuelta, la reapropiacin de una semntica. No merefiero aqu al lmite como freno impuesto desde una supuesta externalidad, sino al lmiteautogestionado, como guarida momentnea, circunstancial, desde donde producir y crear nuevassignificaciones constituidas en el vaivn, en la dialctica que ofrecen los sitios lmites, en esaposibilidad de ir a un lado u otro de la frontera mientras se habita el refugio. Dice Tras:

    Todo lmite es, siempre, una invitacin a ser traspasado, transgredido o revocado. Pero el lmite es,tambin, una incitacin a la superacin, al exceso. Los romanos llamaban limes a una franja estrechade territorio, aunque habitable, donde confluan romanos y brbaros, o ciudadanos y extranjeros. Enlas fronteras se producen siempre importantes fenmenos de colisin y mestizaje; todo pierde suidentidad pura y dura de carcter originario, agreste o natural. Y el hombre es fronterizo en razn deesa colisin que en l se forma: no es ni un animal ni un dios (ni tampoco un dios animal, o unanimal divinizado, segn el sueo dionisaco de Nietzsche). En ese carcter centurico estriba supeculiaridad; tambin, en cierto modo, su tragedia; pero asimismo su posible dignidad. (Trias: 2000)

    Planteamos as que el hecho de recuperar un control sobre la articulacin de la propia identidad yla recuperacin de un rol activo frente al sufrimiento, est ntimamente ligado a las opciones quebrinda aquella re-significacin y que todo ello es fundamentalmente posible si se articula desdegeografas liberalizadas de la semntica dominante en relacin a la locura. Desde esos lugaresliminales, de inter-territorialidad, hablamos de un tipo de espacio con caractersticas propias que, asu vez, sobrevive dentro de uno mayor en donde el imaginario existe atravesado por una nocinrelativamente uniforme sobre la enfermedad mental. Un micro-territorio en cierta medida

    autnomo, que coexiste y produce desde dentro del gran territorio social y que se ubica al modo delas muecas rusas desde un cierto estar dislocado. (Correa-Urquiza:2009)

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    Cabe aclarar que dicha liminalidad no se constituye aqu en relacin a la comunidad de manerageneralizada, sino a los espacios e instancias en los que la semntica hegemnica se haya instalada. Ellmite es relativo a esa semntica y a los determinantes que implica en el plano de los roles y lasidentidades. Es decir, la sala de artes de un centro cvico, un estudio de radio, la sala de reuniones deuna asociacin teatral, pueden constituirse todos como territorios lmite, como contextos de

    posibilidad si as se los conceptualiza. Si se plantea de antemano y se mantiene en la naturaleza de losvnculos, una relacin deslocalizada de lo clnico-teraputico y enfocada en el tipo de relaciones a lascuales el contexto convoca. Es decir que la cualidad de limen es concerniente ms a una actitud, auna predisposicin, a una intencin desactivadora de las significaciones previas en relacin a lalocura. Aunque el tipo de entorno es tambin determinante no es lo mismo ensayar y armar unaobra de teatro en las instalaciones de un servicio de salud mental que hacerlo en una sala que ha sidocreada para tal fin- es necesario aclarar que el lmite se produce en la accin des-localizadora dentrodel territorio, en la constitucin de su condicin de flexible, abierto a las re-significacin. El lmitesera as una suerte de pensamiento puesto en marcha, de propsito asumido y aplicadocolectivamente en la accin cotidiana de la realidad social del espacio.

    Algunos ejemplos que suceden

    En la actualidad, y an ante el riesgo de ser reduccionistas, podramos plantear que existen diferentestipos de dispositivos que funcionan en un intento de construirse en este sentido, y que parten de laidea de que algunas innovaciones en el campo de la salud mental, no vendrn sino de la sntesis ypuesta en comn de todas las perspectivas y saberes, incluidos los profanos, y de las interrelacionesde estos con lo comunitario. En el contexto del estado espaol un grupo de ellos estaranrepresentados por algunas asociaciones y cooperativas mixtas de usuarios y profesionales, algunasasociaciones de usuarios, algunos grupos de ayuda mutua, algunas radios o emisoras comunitariasrealizadas por afectados y algunos espacios de arte y creacin vinculados al tema.

    La Cooperativa Aixec, por ejemplo, funciona en Barcelona a partir de una idea en la que losprofesionales y personas con diagnstico interactan sobre la base de la des-jerarquizacin y lacomplementariedad2. Desde su blog -www.aixec.blogspot.com- se presentan as:

    La Cooperativa Aixec inicia la seva activitat amb lnim doferir una pedagogia diferent: potser contestria,rebel, sincera, performativa per de ben segur molt crtica amb plantejaments tradicionals que tendeixen apsiquiatritzar i fixar categories de lalteritat que no ajuden a les persones. Ens allunyem dels plantejamentsburocratitzadors i de lexcs dintencions de pedagogitzar a laltre. Entenem que cal recuperar un quefereducatiu basat en lacompanyament i la ruptura de les distncies entre educador-educand. Ens allunyem tambde la institucionalitzaci i rigidesa professional. La Cooperativa va nixer amb la intenci de crear una maneradiferent de fer educaci. La nostra tasca, avui per avui, s construir aquesta manera particular dentendreleducaci que pensem pot aportar a les persones un nou lloc privilegiat. En sntesi, un sentiment de

    pertinena que es construeix des de les relacions horitzontals obertes a la transformaci mtua.

    Por su parte las asociaciones de usuarios han ido creciendo a buen ritmo en los ltimos aos.Benedetto Saraceno, psiquiatra y ex Director de Salud Mental de la OMS, deca en una conferenciarealizada junto a la Fundacin Congress Catal de Salud Mental en Barcelona, que existenbsicamente tres maneras a travs de las cuales las asociaciones de usuarios se han relacionado en losltimos con el establishment psiquitrico: 1)A travs de la sumisin y aceptacin de los modelos

    "No es nuestra intencin realizar una recopilacin exhaustiva de los dispositivos que funcionan en la

    actualidad de esta manera, sino simplemente enunciar su existencia a travs de unos pocos ejemplos, y las

    posibilidades prcticas que implican.

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    hegemnicos. 2) A partir de un rechazo radical y de la construccin de alternativas por oposicin atoda idea de lo clnico. 3) A partir de una construccin desde la propia subjetividad pero en dilogoabierto y flexible con las disciplinas clnicas. A nuestro entender es desde este ltimo modelo quepuede pensarse la posibilidad de una transformacin; ya que el problema no radica en el hecho deque existan diferentes perspectivas y aproximaciones a la realidad de la salud mental, sino en lo

    relativo a las articulaciones jerrquicas, de las que hemos ido hablando, que se producen entre ellas.Es decir que si los diferentes saberes se articulan desde la simetra y complementariedad, es a partirde esa reunin que se vuelve factible la produccin de salud. Todo fenmeno precisa de la mayorcantidad de miradas posibles para llegar a una concepcin lo ms plena posible. ADEMM,asociacin de usuarios de salud mental de Catalua, es a mi entender, un buen ejemplo de esteltimo modelo. Es una entidad desde donde se promueven una serie de objetivos vinculados a lanecesidad de defender los derechos y deberes de las personas afectadas, promover su capacitacin ysu participacin en los propios procesos teraputicos, y sobre todo, representar al colectivo deafectados frente a las administraciones e instituciones.

    Los grupos de ayuda mutua son otro ejemplo posible de territorios lmite. Son espacios deconversacin e intercambio entre los mismos afectados, de puesta en comn de estrategias de

    recuperacin, de recetas posibles pero no absolutas, que se basan en las vivencias de susparticipantes. La Asamblea de Majaras que funciona en la localidad de Sant Boi del Baix Llobregat,puede contarse entre estas experiencias aunque sus acciones e intenciones vayan ms all de lasrelativas a un grupo de estas caractersticas; es decir, organizan encuentros, jornadas, editan fanzines,etc. Toda una serie de actividades que estn, no slo relacionadas con la bsqueda de un bienestarpor parte de sus participantes, sino y fundamentalmente, con el intento de transformar la miradasocial sobre la locura. El colectivo de Psiquiatrizados en Lucha de Madrid, trabaja en un sentidosimilar. Esto no significa que esto sea lo nico a lo que estos grupos se dedican, no es aqu miintencin hacer un glosario detallado de sus particularidades, sino simplemente manifestar suexistencia y su funcionamiento desde una cierta condicin de lmite en el sentido en el que venimoshablamos.

    El caso de una radio

    Analizaremos ms en detalle aqu el caso de Radio Nikosia. No por que sea el ms claro de losejemplos ni mucho menos, sino por que disponemos de un mayor y prximo conocimiento de susdinmicas y articulaciones gracias a nuestra participacin en la experiencia desde sus inicios.

    Nikosia es una de las primeras emisoras realizadas en el territorio del estado espaol por personasque han sido diagnosticadas de algn problema de salud mental. En sus programas semanales y en lamayora de sus actividades, cuenta con la participacin y colaboracin de familiares de personasafectadas, adems de antroplogos, psiclogos, msicos, periodistas, artistas y un numeroso etcterade personas ansin diagnstico. Es una radio, como cualquier otra, slo que en lugar de articularse a

    partir de una sucesin vertical de programas; ha ido consolidndose como una serie deintervenciones en diferentes medios de comunicacin de la ciudad de Barcelona y del pas engeneral. Sin embargo, la base emisora y el espacio en donde se suelen reunir hasta 30 o 35 personascada da, son las instalaciones de Contrabanda FM, una de las pocas radios libres que continanfuncionando desde un modelo asociativo y cooperativista sin nimos de lucro. All, los mircoles endirecto entre las 16hs y las 18hs, se realizan programas de temticas diversas coordinados por losmismos redactores nikosianos. Cada emisin es monogrfica; as, sucede que hay das en los que eltema central ser la melancola, o la necesidad de reinventarse, o los recortes en el campo de la sanidad,hay das en los que se define o redefine la locura, otros en los que se reflexiona sobre el uso de lamedicacin psiquitrica o en los que se entrevistan a profesionales de la salud, las artes, la cultura engeneral. Las emisiones, que no siempre estn ligadas a temticas relativas al sufrimiento mental,

    circulan a grandes rasgos entre una dimensin que podramos denominar como reivindicativa de losderechos de las personas afectadas, y una ms ldica, potica, literaria, musical, etc. Ambas

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    interactan, se fusionan por momentos, actan complementndose. Hay secciones especficas decine, de literatura, y un debate central en el que se discute abiertamente la consigna del da. Cadaprograma es preparado los das lunes en una asamblea en la que se plantean y debaten los temas atratar y se organizan las actividades generales del colectivo.

    Si bien Nikosia funciona desde el ao 2003; a partir de fines del 2007 se constituy como

    una asociacin socio cultural cuya junta directiva est formada ntegramente por personas que hansido diagnosticadas de algn problema de salud mental. Uno de los factores determinantes de lacontinuidad y consolidacin de la experiencia, ha sido su articulacin desde territorios no clnicos nioriginalmente teraputicos. Espacios que fueron permitiendo el desarrollo, por parte de losparticipantes, de una otra identidad, asociada ya no a la idea de enfermedad, sino a la de persona,periodista, locutor, poeta, msico, redactor, conferenciante, etc. Toda una serie de opciones yflexibilidades que surgieron de las posibilidades que el territorio fue generando en tanto contexto,sobre todo, conectadas a la oportunidad de ser, estar, actuar y participar socialmente desde rolesdesligados de toda concepcin patolgica. Nikosia naci, de hecho, desde esa intencin pordesarrollar nuevos entornos de posibilidad, otros territorios en donde sea posible la desactivacin dela semntica nica en relacin a la locura. Digamos que las particularidades del espacio generan

    desde su nacimiento dos posiciones epistmicas y fenomenolgicas: por un lado, se busca laposicin del umbral, la liminalidad, de estar al lado, en tanto que instrumento que permite cancelar osuspender los sentidos previos alrededor de la locura y al mismo tiempo funciona como disparadorde la produccin de nuevas significaciones que se articulan en tanto renovacin de las anteriores.(Correa-Urquiza:2009). En el trabajo previo en el que hemos analizado en profundidad el dispositivoNikosia, afirmbamos:

    Estas dos posiciones epistmicas de las que hablamos nos devuelven a la idea de que quizs puedadefinirse al dispositivo no slo como un territorio de escucha social, sino tambin y a la vez como unterritorio en donde se manifiesta la posible articulacin de nuevas prcticas. Es decir, un territorio en dondeocurren las cosas, donde se produce el acontecimiento en tanto ruptura, en tanto quiebre; en donde lascategoras expertas se vuelven incertidumbre -dejan de ser certeza hegemnica- y se mezclan con lascategoras profanas para abrirse a la posibilidad de esa otra praxis, de esas otras articulaciones en relacin a lalocura y sus procesos, en las que los nikosianos tienen la autoridad y legitimidad de la construccin ydefinicin. Son ellos los que recuperan para s el lugar de la emisin, de la enunciacin. Resumiendo: Nikosiaes umbral y, a la vez, un espacio consolidado en tanto reverso, en tanto eje de nuevas categoras, nuevassignificaciones que se traducen en acciones especficas que buscan dialogar con el entorno y seguir de-construyendo las antiguas semnticas y sus usos adyacentes (Correa-Urquiza:2009)

    Digamos a grandes rasgos que la experiencia se articula sobre dos objetivos centrales:

    a)La de-construccin del estigma a partir de una intervencin constante sobre los medios decomunicacin y por lo tanto sobre los preconceptos establecidos y naturalizados en el

    imaginario colectivo en relacin a la locura. Esta labor se realiza a partir de las intervencionessemanales en Contrabanda FM, Cadena Ser, Radio Rub, Radio La Mina, Sis Punt Radio,Radio Altamina, entre otras; emisoras en las que los nikosianos participan en calidad detertulianos especializados, dentro de programas concretos, o coordinadores centrales de latemtica a tratar. Para ms detalles ver:www.radionikosia.org

    b)La consolidacin de la radio como un territorio propio para los participantes en el que laidentidad de enfermo mental quede momentneamente suspendida para abrirse a otrasflexibilidades y posibilidades. Es decir, un espacio que oxigene, que permita la generacin deotros roles, otros status, y, en consecuencia, el establecimiento de otras redes socialesdefinidas por nuevas intensidades.

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    La experiencia Nikosia no se define como inicialmente teraputica. Si bien se articula desde unacierta sensibilidad para con las personas afectadas, no se plantea desde all. De hacerlo se estaraprovocando una escisin contraria a la naturaleza del espacio; es decir, socializando un tipo de

    vnculo que proviene del mbito clnico. Las identidades se materializan y consolidan tambin en suhacer cotidiano, y de plantear una articulacin de intenciones curativas dentro de este otroterritorio,

    estaramos contribuyendo a la consolidacin de las identidades patolgicas en el mbito social. Enotras palabras; estaramos nombrndolos como enfermos, contribuyendo con su fosilizacin, en uncontexto en el que no participan desde ese rol, ni ocupan esos status. Nikosia es una radio y en ella,y como tal, las relaciones se establecen entre personas que realizan distintas actividades dentro delproceso de elaboracin de programas y actividades radiales. La teraputica se manifiesta como unaconsecuencia de ese hacer normalizado, como una segunda instancia producto de la situacin mismade ser en tanto individuos o sujetos sociales activos. Por otro lado, de plantear al dispositivo comoinicialmente teraputico, se lo neutralizara en su dimensin poltica, en sus atributos comogenerador de accin e intervencin social en el campo de la de-construccin del estigma, porejemplo. Digamos que Nikosia no se define de antemano como un espacio en el se busca produciruna cierta recuperacin por parte de los afectados, aunque esto no implica negar la realidad de que

    esto sucede; sino que es un sitio en el que se proponen otrasintervenciones semnticas en el tejidosocial, y como consecuencia acontece una cierta recuperacin. En este sentido, su labor como mediode comunicacin reside en su capacidad para producir un otro tipo de informacin con respecto a lainstalada socialmente relativa al sufrimiento de la problemtica mental, en el hecho de comunicarotras versiones de los hechos, otras reflexiones alrededor de las problemticas, articuladas, ya nodesde los saberes expertos, sino desde la subjetividad en donde se corporiza el sufrimiento. Es desdeall que se hace efectiva la labor por la deconstruccin del estigma.

    Si bien la experiencia naci bajo la coordinacin de un grupo de antroplogos y psiclogos, con eltiempo, esta misma situacin de territorio propio fue haciendo que los participantes se hayan idoadueando del espacio. Lo hicieron propio. Cito a modo de ejemplo slo un fragmento de aqueltexto de Joan Garca, miembro de Nikosia, matemtico, ex funcionario de correos, escritor y

    diagnosticado de un problema de salud mental, realizado para la revista Bostezo:

    Por una voz propiaApreciamos la independencia y nos disgusta el conformismo, cada vez mayor, que elsistema actual introduce en nuestros conocimientos, valores y actitudes. Luchamos por crearcondiciones de aprendizaje capaces de favorecer la confianza en uno mismo. Desde elequilibrio, diario malabarismo interior, para no caer en el pozo negro de la locura. Dignidadpara cultivar los propios desacuerdos con los dems, osada para manifestar uncomportamiento individual o antisocial, para pecar de lo distinto. Valor para ver lo que nadiequiere ver. Descubrir y contar lo que nos quita la felicidad. Reivindicar el afectuoso carioque transmite un clido abrazo, tan sencillo, tan humano, tan escaso. Entre la salud y laenfermedad, se abre un tercer camino, Radio Nikosia, el de la disponibilidad para uno mismo

    y los dems, el de la accin y el riesgo: somos lo que contamos, slo una chispa de existenciapero todava con vida para contarlo. Para formar, informar y deformar lo que transmite lasociedad bienpensante...conversar, conversar... Hay quien habla de la radio teraputica, s,pero tiene que curar a esta sociedad normopata enferma de ignorancia, que sin conocerlo,prejuzga y estigmatiza, para el resto de su vida, al diagnosticado de lo que llaman untrastorno mental severo Viajamos constantemente a un lado y a otro de la frontera,entre razn y locura, y desde este vaivn contamos nuestra historia, que es tan real y legitimacomo cualquier otra. Tarados por la medicacin y el entorno, comunicarnos nos ayuda acoordinar otra vez el mundo desde la palabra a todos los niveles. Las ondas de Radio Nikosiacanalizan lo que no se quiere or, unas voces que aun existiendo no estn... ya que su entornoprximo, a causa de un diagnstico, no las valora como legtima manifestacin de unaspersonas con derecho a expresarse. Nuestra voz se transforma en el puente entre los otros y

    nuestros mundos interiores. Frente a la angustia de perder para siempre la unin con el

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    mundo, ese puente puede reconstruirse, entrando en una nueva relacin con el exterior:activa, responsable y propia. (Garca: 2010)

    Esta idea de puente es interesante en la reflexin de Joan y contribuye al planteo que estamosproponiendo. Nikosia es vista por l como un puente entre dos mundos, entre sociedad y locura,

    pero para que este sea efectivo y no pierda su sentido de polo conector, ambas realidadesconectables deben estar en similares condiciones de produccin, ambas deben considerarse entre scomo legtimas. Es de eso de lo que hemos ido hablando. Al mismo tiempo, Joan plantea que esdesde los nikosianos que, en este caso, se pone en funcionamiento el enlace, se establece la pasadera;son los nikosianosquienes aqu toman y asumen la responsabilidad de salir o entrar- a conversar yrelacionarse en igualdad de condiciones con la comunidad.

    En la actualidad Nikosia es coordinada desde la Asociacin Socio Cultural Radio Nikosia, unaentidad que se cre a partir de la iniciativa de los propios participantes. Desde all, y ms all de lasintervenciones y la accin en los medios de comunicacin, se organizan otras actividadesrelacionadas con este mismo tipo de aproximacin que se manifiesta en el andar de la experiencia: a)La creacin de seminarios y charlas de sensibilizacin dictadas por los miembros del equipo

    nikosiano, en los que se busca de-constuir el estigma a partir de un encuentro cara a cara conestudiantes universitarios, alumnos de institutos, participantes de congresos y pblico en general. b)La organizacin de talleres de artes plsticas, teatro, yoga, periodismo, etc., abiertos a la comunidadpero que implican en su realizacin una predisposicin sensible hacia las personas diagnosticadas. c)La coordinacin de un Club Social para personas con problemas de salud mental, un equipamientodel departamento de Bienestar y Familia de la Generalitat de Catalua. Gran parte de estasactividades se organizan en el Centro Civico Convento de Sant Agust, un equipamiento municipalde Barcelona en donde la asociacin tiene su sede. En los ltimos aos Nikosia se ha consolidadotambin como un espacio de prcticas para estudiantes de grado y posgrado de diferentes carrerasdel mbito de la comunicacin, las artes y la salud en general.

    Una experiencia internacional

    Ms all de las experiencias locales, existen una serie de proyectos a nivel internacional que, dadassus caractersticas paradigmticas en el sentido en el cual estamos hablando, merecen al menos unamencin. Tal es el caso de los grupos hearing voices (escuchando voces o escuchadores de voces)que se han ido desenvolviendo fundamentalmente en Inglaterra y Estados Unidos. Son programasque se basan en las publicaciones y trabajos que el psiquiatra holands Marius Romme fuedesarrollando desde la facultad de medicina de la Universidad de Maastricht en los Pases Bajos, yltimamente desde la Universidad de Birmingham en Gran Bretaa. La idea base de estos colectivos,que con el tiempo se han ido consolidando como redes de apoyo mutuo y construccin compartida

    de alternativas al modelo clnico psiquitrico, se centra en la observacin de las voces, no como unaenfermedad en s misma sino como manifestacin de conflictos especficos en la vida del individuo.La HVN (Hearing Voices Network) se ha transformado en una de las redes ms importantes paragran parte de las personas que conviven con esta realidad compleja e inexplicable para el comn dela sociedad. En Inglaterra, el movimiento es quizs uno de los de mayor impacto en la actualidad. Sepresenta de esta manera:

    Nos hemos comprometido a ayudar a las personas que oyen voces. Nuestra reputacin est creciendo amedida que se comienzan a conocer las limitaciones de un enfoque exclusivamente mdico como explicacina la aparicin de las voces. La psiquiatra se refiere a escuchar voces como "alucinaciones auditivas", peronuestra investigacin muestra que hay muchas explicaciones para escuchar voces. Muchas personascomienzan a escuchar voces, como resultado de un estrs extremo o un traumatismo.

    Entre sus objetivos cuentan el de ofrecer informacin, apoyo y comprensin a las personas que oyen voces ya aquellos que las apoyan, aumentar la conciencia de escuchar la voz, las visiones, las sensaciones tctiles y/o

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    otras experiencias sensoriales, generar un marco para hablar libremente de las voces(www.hearing-voices-org)

    Como se evidencia, aqu no se contemplan las voces en tanto manifestaciones de unadesestabilizacin exclusivamente orgnica. Es decir, frente a la realidad particular de las voces, hay

    un intento por proponer un abordaje que atienda a la complejidad del fenmeno en sus dimensionessociales, culturales, psquicas, orgnicas, etc. y sobre todo, una aproximacin que tenga en cuenta a lapersona como eje central del proceso.

    A su vez en la web de presentacin de la agrupacin en los Estados Unidos, se manifiesta lapropuesta desde una perspectiva similar. Dejmoslos hablar a ellos: (la traduccin es ma)

    La Hearing Voices Network (HVN) EE.UU. es una de los ms de 20 redes a nivel nacional basada en todoel mundo, unidas por objetivos y valores compartidos, la incorporacin de una creencia fundamental de quehay muchas maneras de entender la experiencia de escuchar voces y otras experiencias extremas o inusuales.Es parte de una colaboracin internacional entre los profesionales, las personas con la experiencia vivida, ysus familias para desarrollar un enfoque alternativo para hacer frente a la angustia emocional, que estimpulsando y siento de utilidad para la gente, sin partir del supuesto de que padecen una enfermedad

    crnica.

    Entre sus objetivos cuentan

    - La sensibilizacin acerca de la audicin de voz, visiones y otras experiencias extremas o inusuales- El apoyo a cualquiera que haya tenido estas experiencias, proporcionando la oportunidad de hablarde ellas libremente y sin juicio entre pares.- El apoyo a cualquiera que haya tenido estas experiencias para explorar, entender, aprender y crecera partir de ellas a su manera.- Apoyar a las personas que proporcionan tratamiento, la familia, amigos y comunidad en generalpara ampliar su comprensin y su capacidad para apoyar a las personas que han tenido estas

    experiencias. (www.hearingvoicesusa.com)

    Concluyendo

    Como podemos en cierta medida observar, existe un tipo de transformacin de la que venimoshablando, que no forma parte slo de una utopa aceptable en trminos de posibilidad, sino que estambin una realidad que puede palparse en la accin cotidiana de colectivos, entidades,agrupaciones, redes, asociaciones que han logrado trascender las inercias del modelo biomdicohegemnico, trabajando desde una perspectiva integradora de los distintos saberes y articulndolos apartir de una interaccin permanente con el todo comunitario. Dice Giovani Pizza citando aGramsci: La hegemona no es slo el poder estatal que ejercita su autoridad en la accin coercitiva

    y la organizacin de un consenso naturalizado por los sujetos como espontaneo. Hegemona estambin una poltica de transformacin ejercida a travs de la capacidad crtica de desnaturalizar, apartir del propio cuerpo, la accin modelante del Estado, enfocando por tanto las complicidadesdialcticas entre el Estado y la intimidad de los sujetos.(Pizza: 2005) Y contina: La hegemona esun pensamiento dinmico que te lleva a no considerar como realidades eternas las ordenacionesprovisionales de poder reflejadas en los conceptos mismos.(Pizza:2005). Y es precisamente esalabor desnaturalizante mencionada por el autor, la que se ejerce cotidianamente desde el trabajo deestos grupos en el mbito de la salud y el sufrimiento mental. Es una tarea que pone en evidencia lascontradicciones del modelo biomdico, y se enfoca en la recuperacin y escucha de los saberesprofanos, en la articulacin y creacin de lgicas participativas y en la promocin de una creatividadtransformadora como eje de todo proceso. Desde ellos es posible pensar la construccin de una otra

    hegemona que se enfrenta en trminos de resistencia y construccin de alternativas, a labiomedicina, pero que al mismo tiempo la observa y comprende en tanto saber posible, mientras

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    reconoce la necesidad del encuentro complementario con la disciplina como una manera deconstruir itinerarios de un mejor estar. Yo soy yo y mis circunstancias, si no las salvo a ellas no mesalvo yo, dice Ortega i Gasset (2004) en Meditaciones del Quijote. Las grandes acciones dediseo y puesta en prctica de otras articulaciones posibles han, de pensarse como el resultado deuna sinergia entre saberes, experiencias, expectativas y una labor conjunta. Un proceso de des-

    jerarquizacin que quizs tambin pueda ser pensado como una apertura hacia la fluctuacin de lasjerarquas dentro del proceso de la teraputica. Esto asumira el hecho de que en ocasiones lasjerarquas pueden pensarse como el resultado, ya no de una imposicin desde las lgicas de un poder

    verticalista, de un saber imponindose sobre el otro, sino como el efecto de la sinergia que produceun encuentro de perspectivas en el que a cada saber le correspondera o no - el lugar de la palabrasegn la particularidad o la perspectiva sobre el fenmeno analizado. Hablamos de una sinergianacida del consenso a partir de la valoracin colectiva de uno y de otro saber. Una suerte denegociacin desde la complicidad, la escucha y la elaboracin compartida. Es decir, no se trata deinvisibilizar los roles de cada una de las partes, ni la especificidad o profundidad de los distintossaberes (biomdicos, profanos, etc), sino cuestionar las dinmicas de coaccin y des-respeto desdelas cuales, en ocasiones, suelen pautarse y articularse.

    Al mismo tiempo, resumiendo, podemos afirmar que el trabajo en y con la comunidad, esa laborpor desarrollar espacios para un mejor estar entre sociedad y locura; ha de constituirse desdeterritorios lmite en relacin a las categorizaciones sociales sobre la problemtica mental. Es en estosespacios de inter-territorialidad, nuevos contextos de posibilidad, en donde se activan losmecanismos de construccin compartida y colectiva de las prcticas sociales. Es all en dondepueden generarse otras maneras de pensar la locura y en donde los individuos puedan acceder a laopcin de recuperar una cierta flexibilidad en la constitucin de sus identidades, una mayorautonoma para construir discurso sobre s mismos y una reapropiacin semntica y activa sobre susprocesos de vida.

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