Contagiando nuestro sueño - jrs.net · Así como los jóvenes de la clase de carpintería del P....

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JESUIT REFUGEE SERVICE CONTAGIANDO NUESTRO SUEñO: CREANDO ESPACIOS DE ESPERANZA Y RECONCILIACIÓN MARZO DE 2014 RDC FRANCIA RCA COLOMBIA UE N O 57 p. 4 p. 7 p. 9 p. 12 p. 16

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JESUIT REFUGEE SERVICE

Contagiando nuestro sueño:

CREando ESpaCIoS dE ESpERanza y REConCIlIaCIón

Marzo de 2014

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FranCia

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ColoMbia

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no 57

p. 4

p. 7

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Marzo de 2014 núMero 57

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Servir está disponible gratuitamente en inglés, español, francés e italiano. El Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) lo publica dos veces al año.

DIRECTORPeter Balleis SJ

EDITORADanielle Vella

DISEÑADORMalcolm Bonello

El Servicio Jesuita a Refugiados es una organización católica internacional creada en 1980 por Pedro Arrupe SJ. Su misión es acompañar, servir y defender la causa de los desplazados forzosos.

Jesuit Refugee ServiceBorgo S. Spirito 4, 00193 Roma, Italia

TEL: +39 06 69 868 465FAX: +39 06 69 868 461

[email protected]

FoTo dE poRTada

en esta ediCión

Editorial

Momentos cruciales para la reconciliación 3

rdC

Las manos y los pies del JRS 4

FranCia

¿Estamos en el mismo planeta? 7

rCa

Servir en medio del caos 9

intErnaCional

Recreando relaciones justas 11

Colombia

Pidiendo el perdón de mi hijo 12

llamamiEnto

Usted puede ayudar a romper el círculo de la violencia 15

EUroPa

Protección interrumpida 16

rEFlExión

Abrazando al Jesús crucificado 19

ContraPortada

La Red de Bienvenida 20

Aprendiendo todavía… una clase de alfabetización de adultos para desplazados en Masisi, este de la República Democrática del Congo. En el aula, las risas y el buen humor animan a otras a aprender. (Peter Balleis SJ/JRS)

e-serVir disPoniblE En vErsión ElECtróniCa

editorial

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Peter Balleis SJ | director internacional del JRS

1 de febrero de 2014: Un amistoso encuentro con uno de los ancianos del campamento de Kashuga, cerca de Mweso, en el este de Congo (ver arriba). La sonrisa no refleja ni la dura realidad del campo ni la violencia y desesperación por doquier. Esta “realidad compleja”, en la jerga de la ONU y las agencias humanitarias, se nutre de múltiples factores, todos ellos dolorosos, en Kivu del Norte: comercio mundial de armas; gobernanza precaria; corrupción y ausencia del Estado congoleño; lucha por los recursos minerales y naturales y los intereses internacionales que hay detrás; internacionalización del conflicto; explotación de las tensiones étnicas; impunidad de los autores de violaciones y otros abusos a los derechos humanos. ¿Por dónde empezar a romper el

círculo vicioso de la violencia y la desesperación? Es casi imposible.

Pero quizás una sola sonrisa sea un comienzo: la sonrisa que la hna. Regina, el P. Felipe, Francisca, la hna. Paola, Prosper, Germán y los miembros de sus equipos muestran al encontrarse con los desplazados. Llegan a los ancianos y vulnerables, a mujeres y jóvenes de las escuelas y centros de formación que el JRS apoya en Masisi, Mweso y Goma.

Luego está la acogedora sonrisa que brindan las familias de acogida de la Red de Bienvenida, en Francia; la sonrisa de una niña que consuela a su abuela por la pérdida de su hijo en Colombia; la sonrisa en el rostro de miles de niños en una escuela provisional en medio del violento caos de Bangui, en la República Centroafricana.

Una simple sonrisa en una realidad compleja que parece no tener salida, puede ser un punto de inflexión en la recuperación de unas buenas relaciones. La anciana de Masisi (ver portada) sonríe después de escribir bien una palabra en la pizarra. A su edad, ha aprendido a leer y escribir; sin duda un momento crucial en su vida. Y es de esperar que, con su sabiduría de la vida y su recién descubierta capacidad, pueda decir a sus hijos y nietos que no solo hay combates y desesperación, que cojan una tiza y aprendan también. Así como los jóvenes de la clase de carpintería del P. Felipe están aprendiendo a ser profesionales y a ganarse el pan con un buen oficio. Una sonrisa puede ser un punto de inflexión para personas y comunidades y, en los próximos años, puede ayudar a curar las heridas y a la reconciliación.

Momentos cruciales para la reconciliación

El P. Peter en el campamento de Kashuga, en Mweso, este de la RDC

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MasisiEn Masisi, miles de desplazados viven en cabañas de barro sobre laderas cubiertas por la niebla y un exuberante bosque a su alrededor. La belleza natural pasa desapercibida para la mayoría. Viven con lo mínimo, pero, por ahora, esto es más seguro que los pueblos de donde huyeron. El P. Felipe y la Hna. Regina, el equipo del JRS en Masisi, son caras familiares en los campamentos,

donde coordinan un estimulante proyecto con personal local y estudiantes.

La Hna. Regina, de Tanzania, es una visitante habitual de “les vulnerables”: discapacitados, enfermos y ancianos que viven solos. Cuando recorre el campamento por sus lodosas laderas, el rostro de sus amigos se ilumina al llamarles por su nombre. Todos reciben un abrazo y unas palabras de

amistad. Algunos le muestran sus inflamaciones y heridas en el cuerpo. Ella acariciando sus pies y sus manos les tranquiliza. Solo su presencia basta. El P. Felipe, jesuita chileno, bromea porque Sor Regina se refiere a la gente que acompaña como “los venerables”. Y es cierto, dice, “porque son ellos quienes subirán al reino de Dios”.

Observando a la Hna. Regina, de casa en casa,

Campamento de Masisi (JRS Internacional)

REpúblICa dEmoCRáTICa dEl ConGo

Las manos y los pies del JRSEn febrero, Gillian Donoghue, del JRS Internacional, visitó los equipos del JRS en Goma, Masisi y Mweso, en Kivu del Norte, al este de la República Democrática del Congo (RDC). Nos comparte su admiración por los esfuerzos incansables para atender y apoyar a los desplazados internos en los campamentos de toda la región, especialmente a los más vulnerables.

aCoMpañar

aCoMpañar

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entendí el genuino significado de ‘acompañar’. Iba a visitar a una niña de seis años. Hace tres meses, la niña fue brutalmente violada por un hombre en su pueblo. Estaba traumatizada y sangrado cuando sus padres la encontraron y la llevaron de inmediato al centro del JRS. La Hna. Regina fue con la niña y sus padres al hospital esa noche. Desde entonces, les ha apoyado cada día. Con terapia intensiva, sus padres van asimilando, poco a poco, lo que pasó. La niña no habló durante semanas después del ataque. Ahora, dice unas pocas palabras, y aunque irradia tristeza, de vez en cuando la Hna. Regina logra sacarle una sonrisa. Existe la esperanza de que con

apoyo a largo plazo, cuidados y controles médicos, la niña vaya mejorando.

La de esta familia es una de las muchas historias de sufrimiento en un país donde la brutalidad es común y el respeto por la vida humana, escaso. La violencia sexual está muy extendida, pero la mayoría de estos crímenes no se denuncian y las víctimas no buscan ayuda.

CaMpaMento de nzulu, goMaUna gran multitud acudió a él, llevando paralíticos, lisiados, ciegos, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a sus pies y él los curó. (Mateo 15:30)

Durante mi visita a los campamentos de Kivu del Norte, me acordaba una y otra vez de

esta imagen bíblica, pero en especial cuando visité el de Nzulu, a una hora de Goma. A medida que el coche del JRS se acercaba al campamento, la gente venía de todas partes. En 10 minutos, una gran multitud nos rodeaba trayendo sus hijos enfermos y ancianos hambrientos, mostrando sus heridas y cicatrices, pidiendo ayuda. Algunos se apoyaban en bastones, otros se arrastraban sobre sus manos y rodillas. Nos traían bebés y niños pequeños huérfanos y otros con graves discapacidades. Contaban historias de violencia, de pérdidas y huidas para sobrevivir. Muchos habían sido desplazados una y otra vez.

Más tarde, aquel día, al reflexionar sobre lo visto, percibí

En Masisi, el P. Felipe enseña a jóvenes carpintería y electricidad. A los mejores estudiantes los prepara para que se conviertan en profesores y el trabajo crezca. (JRS Internacional)

REpúblICa dEmoCRáTICa dEl ConGo

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punto de inForMaCión

El Este de la RDC está devastado por una guerra crónica que enfrenta al ejército congoleño y grupos y milicias rebeldes. Es un conflicto muy complejo y aparentemente irresoluble, por la intervención ilegal de los países vecinos. A pesar de que el origen étnico, o más bien la explotación de las diferencias étnicas, desempeña un papel importante, este es un conflicto político y económico en el que políticos, jefes

militares y otros manipulan la identidad de grupo para sus propios fines.

Los civiles, atrapados en el fuego cruzado, sufren graves violaciones de los derechos humanos. La ONU estima que hay más de 1,6 millones de desplazados en Kivu del Norte y del Sur, y miles más huyen de los brotes de violencia. Viven en condiciones miserables en asentamientos dispersos, a menudo

sin lo básico. El JRS visita algunos de estos lugares para apoyar a los más vulnerables, ofrecer alfabetización y actividades para generar medios de vida entre las mujeres y los jóvenes, y educación formal preparando docentes, construyendo escuelas y aportando materiales. La ayuda de emergencia también forma parte de la respuesta del JRS, sobre todo en los nuevos desplazamientos.

pequeños signos de esperanza en medio de la desolación y de la dureza del campamento. Conocimos a una mujer ciega que vivía sola en una pequeña choza. Se sentó en un sencillo taburete de madera, un regalo del equipo del JRS de Goma. Este taburete, dijo, le hizo la vida más fácil. El equipo del JRS visita el campamento de Nzulu dos veces por semana, con alimentos para los más vulnerables y algunas cosas para paliar sus aciagas condiciones de vida. Algunas cabañas tienen alfombras multicolores tejidas por las mujeres en los proyectos del JRS. Estas alfombras les protegen de las afiladas rocas volcánicas sobre las que duermen. A otros les dieron cubiertas de plástico para que la lluvia no inunde sus frágiles habitáculos.

Y en todos los campamentos que visité hay un fuerte sentido de comunidad y solidaridad entre los desplazados. Los niños huérfanos son acogidos por los vecinos y los más fuertes ayudan a los enfermos.

MwesoNuestra última visita fue Mweso, a varias horas de Goma por carreteras a menudo

intransitables. Allí, la Hna. Paola, de Italia, encabeza un equipo congoleño muy unido. Trabajan en la construcción de escuelas, la formación de docentes y en cursos de formación profesional en panadería y corte y confección. Y, otra vez, apoyan a los más necesitados.

Una joven congoleña llamada Francisca es una miembro clave

del equipo. Siempre sonriente, saluda a todos con un abrazo. Mientras nos va presentando a la gente de Mweso, bromea diciendo que el trabajo de su equipo es el de “ser las manos y los pies del JRS”. Cuando observo cómo trabaja, me convenzo de que los equipos en Mweso, Masisi y Goma son mucho más que eso: son el corazón mismo del JRS.

Francisca, en Mweso (JRS Internacional)

REpúblICa dEmoCRáTICa dEl ConGoaCoMpañar

aCoMpañar

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Mohammed (Andy Ash)

Mohammed entró agitado en la oficina del JRS donde le esperábamos para entrevistarle. “No quiero decir nada ante la cámara que anime a los refugiados a venir a Francia”, dijo. Iba de un lado a otro y ninguno los cinco que estábamos en el pequeño sótano de la oficina se interpuso. Su tono y postura nos indicaban que no podíamos calmarlo y pensé que habría que cancelar la entrevista.

Fui a Francia para encontrar más información sobre la Red de Bienvenida del JRS, que pone en contacto a refugiados como Mohammed con familias francesas o congregaciones religiosas que les ofrecen donde quedarse. Pero ese día,

Mohammed, periodista y escritor palestino que huyó recientemente de su hogar en Siria, no quería hablar de eso porque no sentía haberse beneficiado de nada. Él quería hablar de “la realidad de París” y me permitió grabar y escribir siempre y cuando fuera la verdad.

“La gente no tiene espacio en su mente para los refugiados”, dijo. “No es cosa suya pensar en mis problemas, ellos también tienen los suyos”.

Mohammed parecía aislado del mundo, oculto bajo su abrigo y su bufanda. Sus ojos oscuros, su cabello apenas asomaban bajo su gorra de vendedor de periódicos. “No quiero que nadie

padezca por mí. Incluso si vivo en la calle, no quiero su lástima. La familia con la que estoy es encantadora. Son buena gente, pero no les corresponde asumir mis problemas”.

Mohammed dijo haber nacido maldito porque llegó al mundo como refugiado, nunca vivió en Palestina - 10 años en Libia, 16 en Siria, uno en el Líbano: “Siempre he sido el ‘otro’”. En el pasado, cuando se enfrentaba a grandes problemas en la vida, escribía sobre ello. Durante tiempo, su prosa sarcástica le ayudó a expresarse. Ahora... nada.

“Cuando llegué aquí, no podía escribir. No tenía espacio mental para eso. Transformamos algo

FRanCIa

¿Estamos en el mismo planeta?Molly Mullen, del JRS Internacional, quiso entrevistar a Mohammed sobre el alojamiento que encontró en París gracias a la Red de Bienvenida. En cambio, lo que escuchó fue la frustración y tristeza que sienten los refugiados que buscan asilo en Europa.

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material en imágenes o metáforas sobre el papel. La realidad te rodea, pero tu cerebro no puede transformarla”, se lamenta.

“Ahora, en Francia, no puedo entender que Siria esté en el mismo planeta en el que vivo. No me entra que aquí haya un hombre yendo a su trabajo, y en Siria otro esté huyendo de una bomba, un misil, un avión o lo que sea. ¿Estamos en el mismo planeta?”.

Mohammed ya se había sentado. Su frustración consistía en que explicar su situación a personas que ni han sufrido la guerra ni buscado asilo era como hablarle a la pared. En Francia, contó, todo el proceso de asilo es en francés, y sólo la organización y la presentación de tus solicitudes es un trabajo a tiempo completo.

¿Y mañana? “Hay que ir a las

oficinas del gobierno a las 5 am y estar todo el día. Luego esperar la entrevista. Debes tener una dirección postal, un lugar donde quedarte. Tienes que conseguirte asistencia médica y, al mismo tiempo, se supone que aprenderás francés. ¿Cuándo?”.

El JRS trata de ayudar con cursos de francés, un techo, algún tipo de asistencia local para tramitar y organizar los papeles, así que ¿qué más se necesita? Un colega le preguntó a Mohammed la que resultó ser la última pregunta que iba a contestar: ¿Qué necesitaría para que se le viera algo satisfecho?

“No puedo estar satisfecho al 100% cuando mi familia sigue allí. Supongo que quiero dormir sin miedo al mañana, tener espacio para escribir, para aprender, tener

problemas como la gente normal, discutir con un jefe, pasar el rato con mi novia y hablar del color de su pelo o el olor de su perfume, escuchar los fuegos artificiales sin recordar los atentados con bombas y disparos... Yo estaba hablando con mi familia por Skype hace una semana, mi madre y mi padre estaban delante de mí. Me hablaban, pero yo no estaba ‘escuchando’. No podía...”. Mohammed calló y dejó de mirarnos.

“Lo siento, ¿podemos parar un rato? Voy a fumar un cigarrillo”. La entrevista había terminado.

Lea más sobre la Red de Bienvenida en la contraportada

“La realidad de París”, en palabras de Mohammed, no es una vida fácil para los solicitantes de asilo que luchan contra sus traumas, la confusa burocracia y la falta de servicios esenciales. (James Stapleton/JRS)

FRanCIaaCoMpañar

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El equipo del JRS en la RCA con su director, Jaime Moreno SJ, con camisa azul oscura.

REpúblICa CEnTRoaFRICana

El JRS ha creado espacios seguros provisionales para los niños de un asentamiento para desplazados en la maltratada Bangui. Se contrataron maestros y se construyeron 16 aulas para clases y otras actividades a principios de febrero en un campamento en el Monasterio de Boy Rabe. Las actividades funcionarán, al menos, hasta finales de abril.

Jamás caracterizada por su estabilidad ni su buen gobierno, la República Centroafricana (RCA) se hundió aún más con la entrada en Bangui de la milicia Seleka en marzo de 2013. Los rebeldes, de mayoría musulmana, que derrocaron al presidente François Bozizé, cometieron todo tipo de abusos contra los derechos humanos, dejando un rastro de destrucción y saqueo. Su permanencia en el poder terminó cuando la milicia cristiana, la anti-Balaka, les devolvió el golpe. Desde entonces, los civiles se encuentran atrapados en esta violencia del ojo por ojo que asola todo el país.

El caos obligó al JRS a dejar los proyectos que impulsaba desde hacía años en dos provincias afectadas por conflictos anteriores. Poco después de que Bangui fuera atacada el año pasado, un equipo visitó los campamentos de desplazados y pudo distribuir alimentos. En junio, a pesar de la inseguridad, el JRS puso en marcha un proyecto en 26 escuelas para que los niños pudieran completar el curso. El gancho fueron las comidas escolares, ya que el hambre, así como el peligro, había hecho desistir a los padres de enviar a sus hijos a la escuela.

En enero de este año, el JRS comenzó a trabajar en espacios para niñas y niños en el campamento de Boy Rabe. Aunque la mayoría de los desplazados en Boy Rabe ya se han ido, en principio a sus casas, algunos padres traen a sus hijos a las clases del JRS. Hay inscritos unos 3.200 niños, pero la cifra de asistentes fluctúa debido a la inseguridad y al hambre, entre otras razones.

El JRS está realizando, también, una evaluación de las necesidades educativas en este contexto humanitario y de seguridad cambiante. En efecto, la crisis de la RCA está lejos de terminar. A mediados de marzo, unas 600.000 personas fueron desplazadas y otras 300.000 huyeron a países vecinos. Los musulmanes han sido desplazados en masa por los ataques de represalia de los anti-Balaka.

Aunque Bangui está ahora algo más tranquila, la situación en la ciudad sigue siendo volátil. El crimen va al alza y los precios de los alimentos se han disparado en medio de la escasez y una malnutrición en aumento. En todo el país la respuesta humanitaria es insuficiente a pesar de los esfuerzos sobre el terreno. Las tropas regionales y francesas de mantenimiento de la paz necesitan urgentemente refuerzos para controlar la situación. En este momento, el destino de la RCA está en la cuerda floja y muchos piensan que irá a peor y no a mejor.

Servir en medio del caos

serVir

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¡Lo que más necesito es la paz! Desde mi punto de vista como católico, mi Iglesia juega un papel importante en esta crisis al predicar la paz y disuadir a la gente, especialmente a los cristianos, de tomar las armas. La Iglesia también está predicando el perdón, la reconciliación y la tolerancia religiosa. Sin embargo, es lamentable que algunos, por intereses egoístas, estén dándole un matiz religioso al conflicto.

Vivo y trabajo en Bangui. Recientemente fui testigo de horribles y desoladoras escenas: personas apaleadas, mutiladas por machetes, tiendas saqueadas y destrucción de hogares, mujeres y niños corriendo en todas direcciones en busca de un lugar más seguro. He estado viviendo con un miedo permanente, encerrado en casa durante el día y siempre en alerta de noche por si atacaban. Monté un comité de autodefensa en mi barrio, uniendo a cristianos y musulmanes para que digan a la gente que vuelvan a casa y velen para que personas malintencionadas no se infiltren en el barrio a sembrar el desorden. Trato de mantener mi serenidad y no sucumbir al pánico.

testiMonios

Soy un estudiante de secundaria, fui desplazado a otra parte de Bangui. La guerra ha sido una experiencia muy traumática. Vi asesinar a machete y pistola a personas inocentes, hogares y bienes quemados y saqueados, y la dolorosa miseria en los campos de desplazados. Estaba siempre asustado por mi familia, porque estuvimos desplazados en diferentes lugares. Nosotros, los jóvenes sabemos que vivimos un momento muy delicado para el futuro de nuestro país y que los políticos nos están manipulando. Cristianos y musulmanes solían vivir en armonía antes de la infame fecha del 24 de marzo. El arzobispo y el imán de Bangui han hecho todo lo posible para que la paz pueda reinar y nos han advertido muchas veces que no nos dejemos manipular por la política y los políticos. Mi esperanza es que la paz y la seguridad vuelvan a mi país.

Espacios temporales de protección a la infancia creados por el JRS en el asentamiento para desplazados en Boy Rabe (Jaime Moreno SJ/JRS)

REpúblICa CEnTRoaFRICana

Un combatiente anti-Balaka. La violencia en la RCA llama urgentemente a la reconciliación entre comunidades. (Jaime

serVir

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¿Qué harías si tuVieras poder?

Pavorosas imágenes e informes desde la RCA muestran como el abuso de poder y la venganza ciega amenazan con adueñarse de todo. Más allá de la tarea inmediata de la comunidad internacional para restaurar la seguridad, está la urgente necesidad de la reconciliación comunitaria. Esto es lo que quiere la gente corriente; al menos eso es lo que la gente le comparte al JRS en Bangui. Están convencidos de que este no es un conflicto religioso, sino político. Y esto es lo que dijeron cuando se les preguntó qué harían si tuvieran el poder político:

• Llamar a la reconciliación nacional y al perdón.• Organizar una conferencia nacional para la paz y la reconciliación.• Organizar un servicio ecuménico para reconciliar a cristianos y musulmanes.• Poner en marcha instituciones fuertes e independientes.• Desarmar a todos aquellos sin derecho a estar armados.• Pedir a todos los políticos y manipuladores, nacionales e internacionales, que piensen en los inocentes que han sido asesinados; que piensen en la sangre que tienen en sus manos.• Asegurar que nadie se quede sin una porción del pastel nacional.

www.jrs.net

RECREATING RIGHTRELATIONSHIPS

DEEPENING THE MISSION OF RECONCILIATION IN THE WORK OF JRS

RecreatingRight RelationshipsThis manual, the product of a JRS-

Boston College workshop held in

Cambodia in 2013, describes how

reconciliation is central to the work

of JRS. Drawing on the core values

of JRS, it shows how reconciliation

might be incorporated in concrete

ways in all JRS projects.

REpúblICa CEnTRoaFRICana

Recreando relaciones justasEn junio de 2013, como parte de la colaboración entre el JRS y el Centro de Derechos Humanos y Justicia Internacional del Boston College, trabajadores del JRS de todo el mundo se reunieron con académicos en el Centro de Reflexión Metta Karuna, en Siem Reap, Camboya. El objetivo del taller era reflexionar sobre el papel de la reconciliación en el JRS, y articular los principios y elementos de nuestro trabajo en esta área. Los participantes pasaron una semana reflexionando juntos sobre sus experiencias de comunidades reconciliadas y no reconciliadas en Camboya, Colombia, Indonesia, Siria, Filipinas y RDC. También analizaron la experiencia práctica del JRS a la luz de los diferentes modelos de reconciliación y escucharon lo que las religiones del mundo tienen que decir sobre el perdón, la paz y la reconciliación. Para obtener una copia de este manual con las aportaciones y conclusiones del taller, escriba a [email protected].

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ColombIa

“¡Cuántas veces he pedido perdón a mi hijo! ¡Cuánto he llorado con él… y tantas otras veces a solas! ¡Qué equivocado estaba! Pensaba que cogiendo las armas iba a dejar a mi hijo un país mejor. Pero ya ve: nada ha cambiado. La misma violencia e injusticia estructural sigue tras tantos años de lucha armada. ¿Para qué tanta muerte? Y ahora aquí sigo encarcelado por los delitos cometidos durante mi tiempo de guerrillero.”

Andrés nos contaba su sufrimiento en una de las visitas que hicimos a un centro penal a las afueras de una ciudad de Colombia cuando acompañábamos a un profesor de la Universidad Javeriana que empezaba a dar un curso de paz a excombatientes en la cárcel. Es una de las iniciativas que intentan sanar las heridas de la considerada región más violenta del mundo, Latinoamérica, donde más gente es asesinada por el crimen organizado que busca el dominio violento de territorios y comercios, de la explotación de recursos naturales y el tráfico de personas.

CreCiente diFerenCia entre riCos y pobresEn Latinoamérica la violencia de la injusticia distributiva – la violencia que supone ver a simple vista callejeando entre los barrios de las grandes urbes la creciente diferencias entre ricos y pobres – sigue matando y desplazando a personas amenazadas. Andrés tomó las armas como reacción a esa injusticia que es creciente no sólo en Latinoamérica sino en todo el mundo. Creía que una violencia se solucionaría con otra. Es un credo muy extendido en el corazón humano que sostiene casi cuarenta conflictos armados en todo el mundo.

Por eso urge tanto desarmar el credo que llevó a Andrés a combatir, desmovilizar la cultura militarizada que llevamos puesta en hábitos y actitudes casi sin darnos cuenta. La violencia se ha colado por las heridas del corazón humano y ahora toca sanarlo, por medio del perdón y la reconciliación tanto a nivel personal como político.

Por esto el JRS, que trabaja con personas víctimas de la violencia,

asume como misión específica la reconciliación: “establecer relaciones justas con los otros hombres, con uno mismo, con la naturaleza y creación que sufren nuestra violencia consumista, y con Dios – fuente del amor que todo lo recrea.” Desde el mismo momento en que una víctima nos toca a la puerta, la reconciliación es una dimensión transversal y estratégica en todo lo que hacemos.

reConCiliaCión ColoMbiaEn Latinoamérica y concretamente en Colombia el JRS lleva unos tres años aprendiendo juntos a responder a esta misión. Ahora queremos aportar con el proyecto Reconciliación Colombia nuestra experiencia y nuestro discernimiento crítico al momento que vivimos a nivel nacional. La iniciativa está promovida por la ONU junto a más de 30 aliados con tres protagonistas centrales: la empresa privada, los gobernantes locales-regionales y las organizaciones sociales. Esta alianza busca propiciar el diálogo como “un proceso de largo plazo de

Pidiendo perdón a mi hijoMiguel Humberto Grijalba SJ, coordinador de JRS Colombia para la reconciliación, y Elías López Pérez SJ, consultor de JRS para la reconciliación.

deFender

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(Izquierda) Un taller de música del JRS para niños en Puerto Pina, Panama. Las actividades culturales y educativas son cruciales para evitar la discriminación de los niños refugiados y promover la reconciliación. (Christian Fuchs/JRS)

(Abajo) Madre e hija colombianas en Las Esmeraldas, en Ecuador. (Christian Fuchs/JRS)

ColombIa

reconstrucción de confianza entre personas, comunidades, sectores de la sociedad y autoridades, en el que se logra restablecer el tejido social y construir un futuro a partir de reconocimiento del pasado, la recuperación emocional y psicológica de víctimas y victimarios”.

El JRS trabaja en talleres de reconciliación tanto para sus equipos como para las comunidades que servimos. Nuestro valor añadido es trabajar la sanación desde las distintas espiritualidades o “fuentes de vida” de cada persona o grupo. Este nivel hondo y personal de sanación se articula con los niveles comunitario, social y político, trabajando en los talleres los elementos de la justicia transicional.

pasar la páginaLa justicia transicional busca dejar el pasado de violaciones masivas de derechos humanos y pasar la página de la historia hacia una sociedad en paz buscando la verdad, la justicia, la reparación del daño hecho y la reconciliación de las partes enfrentadas en el conflicto. Cuando hablamos de la invitación al perdón no sancionamos la impunidad. Estos aprendizajes participativos, desde las experiencias de nuestros equipos y comunidades de desplazados, intentamos llevarlos a acciones concretas que se incorporan en cada proyecto local.

El primer paso es escuchar la sabiduría que ha nacido en medio del dolor. “Reconciliación es dejar venganzas y prejuicios atrás, reencontrar la ruta perdida, poner a un lado el rencor y abrir el corazón a lo nuevo que viene.” La señora Carmen es una que ha sabido cómo hacerlo. Nos dijo que

estábamos sentados justo donde habían matado a su hijo, en la veranda de su casa. La viuda de su hijo no pudo con el dolor y se marchó de casa dejando a su hija con la abuela.

“abuelita no llores”La señora Carmen se quedó con la nieta pero afectada por una depresión que la tenía en cama, sin salir de la habitación a oscuras. Solo salía a la noche para ir al cementerio. Allí lloraba y lloraba arrodillada junto a la tumba de su hijo hasta poco antes de despuntar el alba. Para luego volver a la casa y a la cama. Pero su nieta se colaba en la habitación a oscuras y le decía: “abuelita no llores, que mi papá vive en el cielo.” Esto hizo a la señora Carmen cambiar. Tenía que luchar por la vida de la nieta pues la nieta luchaba por la suya. Así que empezó a levantarse y retomar la vida poco a poco.

La señora Carmen creó la asociación de Madres por la Vida con viudas y madres de hijos asesinados que trabajan para ayudarse unas a otras a superar el dolor y reconciliar. Nos lo contó a

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Actividad para niños del JRS Colombia.

ColombIa

pocos días del cuarto aniversario del asesinato de su hijo. Nos dijo: “Estos días alrededor del aniversario los paso aún muy mal. Por eso ahora voy con más frecuencia a casa del cura pues me da ánimo. A él también le mataron a toda su familia.”

Hemos aprendido que la reconciliación no es fácil y suele ser un trabajo de décadas. De generaciones. Y son los hijos, la siguiente generación – como la nieta de la señora Carmen – los que ponen en movimiento a sus padres y abuelos. Por eso algunos dicen: “Reconciliación es una esperanza, una nueva oportunidad para nosotros y nuestros hijos. Reconciliación es que ellos disfruten lo que nosotros no hemos podido disfrutar.”

reConCiliaCión preVentiVaEsta aproximación a los procesos de reconciliación desde la futura generación, es lo que llamamos “reconciliación preventiva.” Sueña que tanto los hijos de víctimas como victimarios jueguen juntos y sean amigos hoy para que mañana engendren familias y sociedades reconciliadas. Los hijos pueden hacer milagros que rompen el círculo de la violencia.

A una madre a la que habían asesinado a su marido y se resistía obviamente a pensar en la reconciliación, le preguntamos si estaba dispuesta a dar pequeños pasos de sanación que podrían ayudar a dar un futuro distinto a sus hijos y ella rotundamente contestó: “por unos hijos una madre lo hace todo.”

Como se plantea en la iniciativa Reconciliación Colombia, es el momento de aquellas madres y padres capaces de mirar a los hijos propios y ajenos para responder a las preguntas: “¿Quién toma

la iniciativa? ¿Quién se atreve a pedir perdón?” La experiencia de perdón está en el corazón de la reconciliación que Jesús propone. En la cruz Él toma la iniciativa y pide al Padre perdón para sus verdugos. Y como dice el Papa Francisco lo hace como cordero: “Para nosotros ser seguidores del Cordero significa poner la inocencia en lugar de la malicia, el amor en el lugar de la fuerza.” Parece paradójico lo de Jesús:

ser cordero para luchar contra el león. No se puede luchar contra la violencia en la sociedad sin ser paz, sin ser dentro de uno el cambio que queremos ver fuera.

enlaCe en internet

Entre aquí para más información sobre la iniciativa Reconciliación Colombia: www.reconciliacioncolombia.com

deFender

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Usted puede hacer algo para romper ese círculo vicioso de violencia que alimenta los conflictos armados. Con un donativo a los proyectos de reconciliación del JRS en América Latina, ayudará a curar las heridas que la violencia ha causado en mujeres, hombres y niños y a sembrar las semillas de un futuro en paz. Este no va a ser un camino fácil; sin embargo, personas como Carmen y su nieta demuestran que la reconciliación es posible. Ellas merecen todo nuestro apoyo.

Visite jrs.net para encontrar los últimos informes y a jrs.net/donate para realizar un donativo online. En algunos países, usted puede beneficiarse de deducciones fiscales donando a través de nuestras contrapartes. En nuestra web le contamos más.

Querido aMigo o aMiga,

¡Gracias!

Quiero apoyar el trabajo del jrs transFerenCias

Usted puede ayudar a romper el círculo de la violencia

Mujeres

líderes CoMunitarios

niñas y niños

Aprender acerca de la reconciliación ayuda a las mujeres colombianas a recuperarse del trauma del desplazamiento y a integrarse en su nueva comunidad en Venezuela. Con 10 euros costeamos los materiales educativos para un mes de capacitación de una mujer.

Los refugiados necesitan tener voz y voto en las comunidades en las que viven para poder evitar la discriminación y disfrutar de sus derechos. Con 50 euros, una o un líder de la comunidad puede participar en un taller de desarrollo comunitario en Ecuador.

En Panamá, las actividades culturales y educativas son cruciales para prevenir la discriminación contra las niñas y los niños refugiados. Con 25 euros, un niño o una niña puede participar en actividades artísticas durante un mes.

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améRICa laTIna deFender

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Algo va mal en el sistema de asilo de la UE, cuando alguien prefiere estar en un país devastado por la guerra que en Europa.

“Me siento más seguro en Afganistán que en Italia”, dice un afgano de 26 años, al que entrevistamos en París. “Me gustaría que Francia me ayudase a rehacer mi vida. Aquí me siento seguro. Antes de que me expulsen a Italia, prefiero volver a Afganistán. Allá no pasaba hambre, no era pobre. Vine a Francia solo por seguridad”.

Su historia no es una excepción. Es una de las 257 entrevistas que hicimos en nueve países de la UE para el último informe, Protección Interrumpida, que documenta las aciagas condiciones en que viven personas que llegaron a Europa

con la esperanza de encontrar protección, y que, al contrario, chocaron con un sistema rígido carente de humanidad.

el reglaMento de dublínEl informe se centra en un análisis del Reglamento de Dublín, una ley esencial del sistema de asilo de la UE. Adoptado en 2003, determina qué Estado miembro de la UE es responsable de examinar la solicitud de asilo de un individuo.

El país responsable suele ser aquel por el que el solicitante entró a la UE. Por lo general, se trata de las fronteras del sur y del este: Malta, Italia o Grecia. Y es a estos países a donde se les expulsa desde los del interior de Europa, al amparo del Reglamento de Dublín.

A primera vista, no habría

nada de malo en el “sistema de Dublín”, como suelen llamarlo los responsables políticos y las ONG. No es más que un método para garantizar a los solicitantes de asilo que un país en particular evalúe su solicitud, y asegurar que dichos demandantes no abusen de la zona de libre circulación interior de la UE, presentando sus solicitudes en más de un país. Y como colofón, el sistema de Dublín se basa en normas comunes de asilo de la UE, lo que significa que todos los países están adheridos a la misma norma.

lagunas en la proteCCiónEl problema es que no todos los países de la UE, especialmente los fronterizos, tienen de hecho las mismas normas de protección. En

Protección interrumpidaPhilip Amaral, coordinador de advocacy y comunicación del JRS Europa

En Malta, algunos solicitantes de asilo y refugiados terminan viviendo en contenedores

suministrados por el gobierno porque no hay más opciones. (Mohammed Kemal)

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Italia, por ejemplo, los solicitantes de asilo tienen derecho a la vivienda, pero como en la práctica estas son escasas, muchos se quedan en la calle.

“Italia es el único país en el que tuve que dormir al raso porque no pude encontrar alojamiento”, dice un joven nigeriano de 27 años, expulsado a Italia tras intentar solicitar asilo en Suiza, Alemania y Luxemburgo. “En otros países de la UE siempre he encontrado un lugar para dormir”.

Pero la situación no es mucho mejor en los países de la UE que ofrecen un lugar donde quedarse. Es el caso de los solicitantes de asilo expulsados a Malta que a veces, ante la falta de opciones, tienen que vivir en contenedores metálicos.

“En verano se vuelve un horno”, cuenta una mujer somalí a nuestro investigador. “Y está infestado de cucarachas y ratas”. Se sentía particularmente vulnerable porque los baños para hombres y mujeres estaban en la misma zona. “Me daba miedo ir sola allí”.

Sin embargo, incluso en Francia, un país que históricamente ha brindado seguridad a muchas personas, no hay vivienda para aquellos a quienes se aplica el Reglamento de Dublín, mientras sí la hay para los otros solicitantes. Sin una habitación para la noche, se ven obligados a pernoctar en estaciones de tren o en parques.

El acceso a una vivienda digna es un derecho fundamental que tiene un impacto en otros aspectos de la vida de un solicitante de asilo. Además de estar más seguro, tener un domicilio fijo significa un lugar donde recibir las cartas importantes, o que un abogado u ONG puedan visitarle y proporcionarle asistencia legal y social.

la detenCión lo eMpeoraMuchos países de la UE, como Bélgica y Alemania, detienen a los solicitantes de asilo a quienes se les están aplicando los procedimientos de Dublín. Aunque no se trate de personas sin techo, nuestra investigación revela que los solicitantes de asilo detenidos están en clara desventaja: tienen menos posibilidades de recibir información sobre su caso o de apelar una decisión negativa y, al estar en un centro de detención, es difícil que se reúnan con un abogado.

El impacto de la detención sobre las personas dentro del sistema de Dublín tiende a ser aún más negativo que para otros, especialmente entre los que están en espera de ser deportados. Son los que sufren mayores tasas de depresión severa y ansiedad, síntomas estrechamente vinculados a la incertidumbre de su situación, y a no tener acceso a protección como consecuencia del Reglamento de Dublín.

“Estoy cansado de estar en un centro de detención”, dice un nigeriano de 35 años entrevistado en Polonia. “No puedo decidir qué hacer, qué comer. No puedo trabajar. Ni seguir buscando a mi hermano”.

Lo peor es que, como consecuencia del Reglamento de Dublín, muchas personas van de un lado para otro por Europa sin tener la oportunidad de presentar una petición de asilo. Esto se debe a que el país de la UE que transfiere al solicitante de asilo no examina su solicitud. De media, los entrevistados habían sido expulsados de entre tres y cuatro países de la UE, lo que significa que pasan varios meses antes de que un país se responsabilice de su demanda.

Esto tiene un coste. Un ejemplo: Ahmad, 23 años, de Afganistán, vino a la UE en 2009 entrando por Grecia, y viajó a través de Macedonia y Serbia hasta llegar a Hungría. Trató de entrar en Alemania, Austria y Suiza, pero

La detención ha demostrado ser incluso más dura para los solicitantes de asilo que para otros detenidos, bajo el Reglamento de Dublín. (Darrin Zammit Lupi)

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siempre lo devolvían a Hungría. Gran parte de su tiempo en Europa lo pasó detenido. Una de las últimas veces que estuvo en Suiza, Ahmad trató de ahorcarse; afortunadamente, un guardia del centro lo salvó en el último momento.

¿proteCCión a la Vista?Durante años, la aspiración de la UE de desarrollar un sistema de asilo estandarizado ha fracasado porque los Estados miembros se han mostrado reacios a modificar sus sistemas nacionales. La incapacidad de llevar a cabo esta idea es la razón de que sigan habiendo tantas lagunas en la protección: para que un sistema de asilo de la UE sea sostenible, debe haber un nivel común real de protección garantizado en todos los países.

Esto puede cambiar. En

junio de 2013, la UE aprobó el paquete de leyes que conforman el recién creado Sistema de Asilo Común Europeo, que incluye un Reglamento de Dublín revisado. Sobre el papel, las nuevas leyes contienen normas más estrictas para que los estados miembros de la UE se adhieran, lo que potencialmente significa una mejor protección a los solicitantes de asilo.

Para los que se encuentran bajo el Reglamento de Dublín, estos cambios podrían ser positivos. Los Estados miembros tendrán que conceder a los solicitantes de asilo bajo el sistema de Dublín el acceso a abogados e informar mejor acerca de los procedimientos de Dublín. La gente tendrá más acceso a los recursos judiciales, lo que significa que podrán recurrir ante un juez una decisión de expulsión a otro país de la UE. Es más, el nuevo

Reglamento de Dublín prohíbe a los gobiernos detener a los solicitantes de asilo por el hecho de estar pendientes de juicio.

A pesar de estos cambios, mantener la esencia del Reglamento de Dublín es el factor central que impide a tantos solicitantes de asilo acceder a protección: la capacidad de los Estados miembros de expulsar a las personas al país por el que entraron en la UE. Mientras se mantenga, los solicitantes de asilo continuarán viendo en Europa su protección interrumpida.

Inmigrantes rescatados por las Fuerzas Armadas de Malta a mediados de 2013. Tras un azaroso viaje a través del Mediterráneo, los solicitantes de asilo llegan a Europa donde descubren que sus problemas distan de haber terminado. (Darrin Zammit Lupi)

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Abrazando al Jesús crucificadoKenneth Gavin SJ, Asistente del director internacional del JRS

Todo comenzó con un christmas enviado a la Oficina Internacional hace dos años por una buena amiga del JRS. En la tarjeta, ni establo ni pesebre, ni una Virgen con el niño; sólo la imagen cruda e impactante de Jesús crucificado y abrazado por un fervoroso discípulo. Me sorprendió al principio; qué extraño celebrar el nacimiento de Jesús con la imagen de Jesucristo crucificado. Y, sin embargo, esa felicitación fue lo único que dejé aparte cuando guardamos los adornos navideños. Y hasta hoy está en un lugar destacado de mi habitación, aquí en la comunidad de los jesuitas en Roma.

En muchos sentidos, el christmas me recuerda el verdadero sentido de nuestra Navidad y de nuestro trabajo en el JRS. El fundador de la Compañía de Jesús, San Ignacio, resaltó la verdad más profunda del nacimiento de Jesús cuando nos

pidió recordar que nuestro Señor nació en la mayor pobreza y murió en la cruz por nosotros después de pasar hambre, sed, calor y frío, heridas e insultos. Ignacio no acicala ni idealiza la natividad de Jesús. La madera de su pesebre es un presagio de la madera de su cruz.

El equipo de la Oficina Internacional recibió otra sorpresa justo antes de la Navidad de 2013. Un enorme paquete - demasiado grande para ser frutas o caramelos o galletas - llegó a nuestra oficina de Roma, cuando ya la mayor parte de nuestro equipo se había ido de vacaciones. El voluminoso paquete había sido cuidadosamente envuelto y etiquetado como “frágil”. Aunque nos tentaba abrirlo de inmediato, decidimos no hacerlo y dejar que el equipo lo abriera a su regreso a principios de enero. Cuando por fin lo desenvolvimos juntos, nos sorprendió el regalo en el interior:

era la misma escultura que había sido reproducida en nuestra tarjeta de Navidad del Jesús crucificado y su discípulo.

Ahora veíamos que, más que un simple abrazo de amor, la escultura capturaba al discípulo bajando a Jesús de la cruz. En una sencilla nota adjunta al regalo, nuestra querida amiga decía que había pensado muchas veces en enviarnos esta escultura porque sentía que captaba la realidad de nuestros equipos que, acompañando a los refugiados y desplazados, llegaban con nuestro amor a los crucificados de nuestro mundo.

Este regalo, colocado en la pared de la entrada de la oficina, saluda a nuestro equipo y a los visitantes por igual, recordándonos, en palabras de la declaración de nuestra misión, que el trabajo del JRS se inspira en la compasión y el amor de Jesús por los pobres y excluidos.

Jesuit Refugee ServiceBorgo S. Spirito 4, 00193 Roma, Italia

TEL: +39 06 69 868 465FAX: +39 06 69 868 461

Dirección del remitente (por favor, devuelvan también las direcciones obsoletas)

Jesuit Refugee Service Malta,St Aloysius Sports Complex,50, Triq ix-Xorrox,Birkirkara, Malta

Servir es editado, producido e impreso en Malta

la red de bienVenida

VEa loS VídEoS dE laS FamIlIaS FRanCESaS

qUE aCoGEn a REFUGIadoS

www.jrs.net

Cada noche, miles de personas duermen en las calles de París. Algunas son solicitantes de asilo y refugiados. El JRS Francia ha creado una red de familias y comunidades religiosas para acogerles hasta que encuentren un alojamiento estable.

¿Cómo lo hicieron? Vea la Red de bienvenida a través de los ojos de los anfitriones y de los refugiados en los nuevos vídeos del JRS. Descubrirá por qué estas familias francesas decidieron acoger a extraños en sus casas y lo que han aprendido de la experiencia.

¿Podría usted hacerlo también? La hospitalidad se contagia: el proyecto se inició con sólo tres personas en París en 2009 y hoy ya es una sólida red de 150 en 15 ciudades de toda Francia. Como comunidad, podemos conseguir que no haya refugiados en la calle, una familia cada vez.

Para más información sobre la Red de Bienvenida, por favor visite:

web jrsfrance.org

youtube youtube.com/JesuitRefugee

FaCebooK JesuitRefugeeService