consumado pesimista - Memoria Chilena: Portal · 2008-06-24 · Un consumado pesimista Por Kurt...

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naies de Cdja Nrgra -primera novela de Avaro Bisama- algo de fantasmagórico tienen, porque justo cuando logramos dibujar sus personalidades el autor los hace desaparecer. No es, necesariamen- te, un defecto; es una opcióri de Bisama, un gesto coherente y provocador: justo cuando le hemos to- mado el gusto a la FamiIia Mori (en especial a los gemelos y sus películas clase B), o a1 escritor aibino, o a los amigos deliraires dedicados al comic, o a la tensa relación entre un joven y su padre (un universitario que siempre ha creído que su hijo es -o por lo menos se viste com* un marica), justo ahí, en ese momento, Bisama los agarra del pelito, de sri fino pelito de personajes, y los regresa a la Caja negra. Parecen fantasmas en un laberinto de historias, historias que quedan en la punta de la lengua, sinopsis de imágenes, episodios fugaces, ca- pítulos tan corros que pronco los perdcmos de visra. Esos seres algo bvrrosos (con narices a medio hacer, con manos de cuatro dedos), construidas a partir de la tristeza y la rareza, protagonizan historias que vde la pena recordar. Bisama decide esfumarlos y al lector no le queda rnis que aceptar esa ausencia. La novela abunda en juegos textuales, referencias al cine, a la música, a la literatura, y se susrenta en su ambigüedad genérica, en su aire a muñeca rusa, a puzzle, a (y un largo y algo predecible et- cétera). El texto aparece como un laboratorio de re- cursos narrarivos, un despliegue de fuegos artificia- les o -para esrar en sincotiia- de efectos especiales. Todos esros riesgos literarios siempre se agradecen, y aunque las virtudes, por momentos, se aproximan demasiado a los defectos, es Csta una novela que busca desafiar nuestra forma de leer. b) Polvo blanco: Tenemos a Tamara, una mujer separada dc 37 aíios que vive con sus dos hijos, trabaja en un banco y rienc un pololo con el que mantiene una relación mk bien fría. Y tenemos a Mateo, un joven de 23 anos que prepara su examen de !grado de Derecho, encerrado, lateado de tantos códigos y leyes, en verano, es decir, rremen- damente caliente. ;Qué pasa si a estos personajes se los lleva de pxeo a un motel y comienzan a ser amantes? Deberían tirar todo el día: Tamara como potranca arriba de Mateo desplegando su experi- mentado repertorio, Mateo derrochando coquereos, saliva y otras formas de humedad. Pero no: en Examen de pdo -primera novela de Ernesto Ayda- esto no pasa, o por lo menos pasa a otro nivel: uno más discreto o empaqurtado. La reja- ci6n entre ambos personajes está más cercana a la de unos pololos carifiosos que a ¡a de unos amantes g- nosos. Si lo centrai de la historia son los encuentros entre Mareo y Tarnara, los detalles no pueden dejarse de lado. Menos si lo que hay es "pura química', como nos dice ella. Ayala nos apaga la Iuz antes de tiempo. En pocas líneas -muy correctas- despacha un polvo más blanco que la leche: ni siquiera alcanzamos a po- nernos cómodos cuando ya se acabó. Lo mejor son las intentenciones de Max Izquierdo, amigo periodis- ta de Mateo, que liberan algo de esa energia conre- nida: los retratos de la ciudad y el delirante discurso sobre la influencia de las viejas en nuesrro país le dan al relato un poco de movimiento. Ayala nos habla desde un lugar cómodo y seguro: mienrras una mano logra soltura discursiva, la otra sigue demasiado apre- tada. Mateo es un mareo. Y Ayala tambitn. C) A la limón; 2Qué renemos en común entre es- tos escritores chilenos? A primera vista nada, hera de ser ambas primeras novelas, publicadas por el misnio sello editorial, que ocupan como escenario un Santiago en plena transición. Y a segunda vista tampoco: no es fácil encontrar dos escritores jbve- nes tan disimiles. LOS excesos de Alvaro Bisama no son de ciego, mis bien son golpes calculados a favor del desorden y, probablemente, contra una literatura de ideas estrechas, "realista". Anre el afán poléinico de Bisama uno se pregunta si vale la pena construir. de nuevo, la vieja pelea entre los antiguos y los modernos (o entre los modernos y los post- modernos, o entre los post-modernos y los posr- post-modernos). En fin: el aucor decidió dar dos- cientas páginas a un proyecto que merecia mil. Aya- la, por su parte, no se rebela ni se rmela: pasa Seria interesante que Mateo y Tamara leyeran la novela de Bísarna o, mucho mejor, que convivieran con 10s personajes de Gja negra: que vieran una ~elícula de los hermanos Mori, esa del vampiro por ejemplo, o mejor aún, que participaran como actores en sesiones de latigazos y esposas.@ Un consumado pesimista Por Kurt Folch Etc. Claudio Giaconi. Santiago. Libros La Calabaza dd DWo, 2008. Casi dos décadas despds de El derrumbe de Oc- cihnte (1985). Claudio Giaconi presenta Etc., SU segundo volumen de poemas. Giaconi es, para muchos, uno de los m& impor- tantes escritores chilenos contemporáneos, en espe-

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naies de Cdja Nrgra -primera novela de Avaro Bisama- algo de fantasmagórico tienen, porque justo cuando logramos dibujar sus personalidades el autor los hace desaparecer. No es, necesariamen- te, un defecto; es una opcióri de Bisama, un gesto coherente y provocador: justo cuando le hemos to- mado el gusto a la FamiIia Mori (en especial a los gemelos y sus películas clase B), o a1 escritor aibino, o a los amigos deliraires dedicados al comic, o a la tensa relación entre un joven y su padre (un

universitario que siempre ha creído que su hijo es -o por lo menos se viste com* un marica), justo ahí, en ese momento, Bisama los agarra del pelito, de sri fino pelito de personajes, y los regresa a la Caja negra. Parecen fantasmas en un laberinto de historias, historias que quedan e n la punta de la lengua, sinopsis de imágenes, episodios fugaces, ca- pítulos tan corros que pronco los perdcmos de visra. Esos seres algo bvrrosos (con narices a medio hacer, con manos de cuatro dedos), construidas a partir de la tristeza y la rareza, protagonizan historias que vde la pena recordar. Bisama decide esfumarlos y al lector no le queda rnis que aceptar esa ausencia.

La novela abunda en juegos textuales, referencias al cine, a la música, a la literatura, y se susrenta en su ambigüedad genérica, en su aire a muñeca rusa, a puzzle, a (y un largo y algo predecible et- cétera). El texto aparece como un laboratorio de re- cursos narrarivos, un despliegue de fuegos artificia- les o -para esrar en sincotiia- de efectos especiales. Todos esros riesgos literarios siempre se agradecen, y aunque las virtudes, por momentos, se aproximan demasiado a los defectos, es Csta una novela que busca desafiar nuestra forma de leer.

b) Polvo blanco: Tenemos a Tamara, una mujer separada dc 37 aíios que vive con sus dos hijos, trabaja en un banco y rienc un pololo con el que mantiene una relación mk bien fría. Y tenemos a Mateo, un joven de 23 anos que prepara su examen de !grado de Derecho, encerrado, lateado de tantos códigos y leyes, en verano, es decir, rremen- damente caliente. ;Qué pasa si a estos personajes se los lleva de pxeo a un motel y comienzan a ser amantes? Deberían tirar todo el día: Tamara como potranca arriba de Mateo desplegando su experi- mentado repertorio, Mateo derrochando coquereos, saliva y otras formas de humedad.

Pero no: en Examen de p d o -primera novela de Ernesto Ayda- esto no pasa, o por lo menos pasa a otro nivel: uno más discreto o empaqurtado. La reja- ci6n entre ambos personajes está más cercana a la de

unos pololos carifiosos que a ¡a de unos amantes g- nosos. Si lo centrai de la historia son los encuentros entre Mareo y Tarnara, los detalles no pueden dejarse de lado. Menos si lo que hay es "pura química', como nos dice ella. Ayala nos apaga la Iuz antes de tiempo. En pocas líneas -muy correctas- despacha un polvo más blanco que la leche: ni siquiera alcanzamos a po- nernos cómodos cuando ya se acabó. Lo mejor son las intentenciones de Max Izquierdo, amigo periodis- ta de Mateo, que liberan algo de esa energia conre- nida: los retratos de la ciudad y el delirante discurso sobre la influencia de las viejas en nuesrro país le dan al relato un poco de movimiento. Ayala nos habla desde un lugar cómodo y seguro: mienrras una mano logra soltura discursiva, la otra sigue demasiado apre- tada. Mateo es un mareo. Y Ayala tambitn.

C) A la limón; 2Qué renemos en común entre es- tos escritores chilenos? A primera vista nada, hera de ser ambas primeras novelas, publicadas por el misnio sello editorial, que ocupan como escenario un Santiago en plena transición. Y a segunda vista tampoco: no es fácil encontrar dos escritores jbve- nes tan disimiles. LOS excesos de Alvaro Bisama no son de ciego, mis bien son golpes calculados a favor del desorden y, probablemente, contra una literatura de ideas estrechas, "realista". Anre el afán poléinico de Bisama uno se pregunta si vale la pena construir. de nuevo, la vieja pelea entre los antiguos y los modernos (o entre los modernos y los post- modernos, o entre los post-modernos y los posr- post-modernos). En fin: el aucor decidió dar dos- cientas páginas a un proyecto que merecia mil. Aya- la, por su parte, no se rebela ni se rmela: pasa Seria interesante que Mateo y Tamara leyeran la novela de Bísarna o, mucho mejor, que convivieran con 10s personajes de G j a negra: que vieran una ~elícula de los hermanos Mori, esa del vampiro por ejemplo, o mejor aún, que participaran como actores en sesiones de latigazos y esposas.@

Un consumado pesimista Por Kurt Folch

Etc. Claudio Giaconi. Santiago. Libros La Calabaza dd D W o , 2008.

Casi dos décadas despds de El derrumbe de Oc- cihnte (1985). Claudio Giaconi presenta Etc., SU

segundo volumen de poemas. Giaconi es, para muchos, uno de los m& impor-

tantes escritores chilenos contemporáneos, en espe-

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E n ~ n ~ e w ~ e a ~ t Q s i i t l c a l i d a d ~ m m el fonda mfiaao qse nam q& dedad se m aun ~ ~ c & P a F r a ~ p r d t l s o ¿ d ~ s u e l m ~ d ~ d o ~ o ) . q u g a m ~ y ~ i w ~ w a i r $ a ~ a s i k p M d Q ~ ~ 6 0 ~ 1 ~ d p % i - mha-b.rea>tin4imdo quesevi= +O sb d o * % & . e s r ; a W - % a u n - q w t a v W k d a d L ~ M ~ w ~ p l Q 5 peaas ~~ s i n i q ~ ~ ~ ~ a p d d w sobre b *a. Ll Ib& Cm& p a M 0 ~ 0 n s siempxe &@ con 4 dehyi¿a, que sude apwexr c a d d~ kddia sin**bWdr?unpen&imiemo*,= a p a z - z - d e m c ( p n ~ a r ~ m & & ~ ~ w d b t i d i a ~ 0 t a l ~ ~ I w ~ q w v a a l t r r i e a d o g c o m & m a u d f p ~ p r i m e r ~ " h ~ m , d a h ~ * P o r p W m ~ p o e m e n p o e a m s q u e ~ m e ~ & / ~ ~ p w n ~

te i o p á am& d bfpBdo d d o r q& d- s b pre m& v e b .que & Conprto sul hmrad6a. lb, =m sapimf''. La diduda p d e m d~ irn d f i c sentido m&, td a m a se deja ver en versjwcpmp ~ - ' ( N D ~ l ~ & ~ ~ ~ n ~ e l h o m t r a l m, p $epomfa mñpd. &.m en d a t i v a de un libro quese q p h e w l a de herp dw, a b m p o d m y & pumas. bajas.

Mend6n apar*re me-a bs ht&b que ie- d u y i r e l d ~ ~ n i ~ b ~ m y ~ , a d&M& p a h j e c w m ~ k, W W ~ , de lmte '

~ , ~ d o , * I ~ m e d i a E a m i s a ~ ~ m, owdoslaolsobreel Wadeajgtinamba- h. h n fotw simples y ! d a s de ate mbmivkm a ladedad y-dtmcede hrnm,q

~ ~ d e t & ~ q u e d d e d ~ r t & ~ r a p r e m i a ~ y d a h a r n u ~ t ~ como latwüpdón, mida, imc& &rgs nunca p d d se detuvo a d e k una ~ ~ ~ d e i r y w ~ ~ e r d e l a ~ a b ~ X a p m p l a d e I a a a d ~ r ~ h q u e ~ ~ ~ ~ o , q u e & m ~ o q r i e p ~ ~ ~ ¿ a W ~ e a m e l i b r o l i l U d o , i n ~ p a l m i s m o - h r u b idel hoy par hoy ti~p¿~tula~~~&d.~civa,es~eullir

G i a c o n i e s u n p d e m d u a y t a m b i é n ~ ~ d e 1 0 ~ , m m s d e d q q i t e e l a u m ~ t b a m p l i a c u i ~ d e : o W ~ & , & ~ b - g 6 ~ i i & m . b d a W ~ ( "8a, da s e m h W c intdigmcia, tddo q d a d ~ r , b, en Be&& y pmhesar & E m - I&mmdmna por un esp&m +sc$ptica y "IWpte en la h ~ g e Wdhgron Uriivmiy) se d e de un si la meda dafa rxieda sin ti, i p p k PoriW Buda &O de m& ea torno a fa d d 5 n +id b u r l a n d o I ~ i m e e ; a ~ k ~ + . e l ~ q i u e ' h q a e p ~ ~ u n a p e g o d ~ d o ~ y sacie tu apetito aunque sea p a n hbrikar h M, sus W&I&S d, h a - que entienda d O e n " R w a - : T a m , & h d t e b r e ~ c o o ~ ~ e l ~ ~ d o s o m ~ ~ t c s a mn, o rosa v~pertinal Red tan minúscula una misma -$a-, las que compara can la que que nadie se p m a a de til PBE 10s ,buh dd s u d e Borp mduyem mbre 9 tema, atendiendo, ea es- ro mwes una vez más/ demasida prom viva la M, a la d d a d de csms idws como a&- m~edenraidafugdendosomshmstepre- v o . ~ + u a a d e I a s p ~ p i s m a ~ e n e s t e cipirrtsatumuer~avekddpnaeeisdpemqud l i b w : ~ u t a r l a ~ d a d d d ~ [ x a m o l a d e d a deja aa9 de ti". En d a pema a p m m el tel4n un d r , un &m ñmr <x>n propio &m& de fonda de un pmente hd y b á e menos a dilwnaEmmjan'tes a los d~ cualquier omi B~&L

glamorom de íu qwse tiende a pmsw (0 de que W&mm nunca pierde de viqa la nec&dad