MEMORIA Y DOCUMENTOS PARA LA HISTORIA DE LA GUERRA SUCIA EN

COLOMBIA

LOS INICIOS DE UNA ÉPOCA DE TERRORISMO DE ESTADO 1979

CONSEJO DE GUERRA CONTRA EL V FRENTE DE LAS FARC

Guillermo Aníbal Gärtner Tobón Profesor Asociado UTP

Grupo de Investigación sobre Conflicto Social y Prevención de la Violencia y la Criminalidad

Año 2007-07-24

INTRODUCCIÓN La validación de la propia experiencia como conocimiento constituye un ejercicio lleno de riesgos y en el mundo de los “científicos sociales” poco confiable. Pese a ello y bajo la concurrencia de múltiples presiones coyunturales (acceso a documentos y documentales en los medios, revisión de literatura, hechos dramáticos como la muerte o si se prefiere asesinato de los diputados del Departamento del Valle) considero necesario para mi propia paz interior, tranquilidad de conciencia y como algo útil y pertinente para el conocimiento de las nuevas generaciones las cuales vivo representadas en mis hijos y nietos, romper con inhibiciones para intentar ese ejercicio de compartir elementos de conocimiento derivados o relacionados con mi praxis política y social, como militar, como abogado, como docente y simple terrícola plagado de pasiones y confusiones similares a las identificadas en Fausto por Mefistófeles en su diálogo con El Señor en la bien conocida y no siempre tan bien leída y comprendida obra de Johann Wolfgang Goethe. Este es un principio. Reúno en esta oportunidad una parte de una de mis intervenciones dentro del Consejo de Guerra realizado en el Cuartel General de la IV Brigada con sede en Medellín entre los años 1978 y 1979. En mi opinión y derivada ella del contacto directo con los actores del conflicto expresado en dicha actuación de la Justicia Penal Militar, fue este un intento del mando militar, y debo suponer con buenas razones, del mando político-militar del establecimiento, de poner en evidencia la relación existente entre el Partido Comunista Colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. No obstante lo bien planeado de la operación político-militar, ella no arrojó los resultados queridos y viendo así fallido el aparataje legal del régimen se abrió la puerta y se fortaleció el componente de la guerra irregular en su forma de guerra sucia. No se trató de una reacción emocional, ni de una “brutalidad” más del elemento castrense, sino de lo que para ese entonces se podía identificar como los objetivos de la guerra que debían ser objetos de eliminación o neutralización. Aquí es donde la llamada población civil deviene en objetivo militar no por problemas de visión, enfoque o concepción de los estrategas sino por consideraciones pragmáticas de la guerra tal como se ha vivido y se vive en nuestro país.