Confluencia histórica de tres culturas: Investigación y manejo de Todos Santos

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CONFLUENCIA HISTÓRICA DE TRES CULTURAS INVESTIGACIÓN Y MANEJO DE TODOS SANTOS Napoleón Almeida – Catalina Tello Marzo 2011

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CONFLUENCIA HISTÓRICA DE TRES CULTURAS

INVESTIGACIÓN Y MANEJO DE TODOS SANTOS

Napoleón Almeida – Catalina TelloMarzo 2011

ANTECEDENTES HISTÓRICOSCorría el año de 1974 cuando los medios de comunicación difundieron una inusual información: Obreros de la construcción , al oriente de Cuenca, en el la parte meridional del barrio tradicional de Todos Santos, se habían “topado”, mientras practicaban los horámenes para la cimentación de una “villa”, con enormes dinteles a todas luces incas, de hasta tres metros de longitud. La presencia de estos materiales no era ignorada por los cuencanos pues ha sido bastante frecuente el hablar de Pumapungo, enorme emplazamiento imperial descubierto por Max Uhle en la segunda década del siglo próximo pasado, a unos trescientos cincuenta metros al levante de una de las más viejas iglesias, aquélla construida en el homónimo sector, en un promontorio aterrazado que domina las aguas del Tomebamba, que, desde el occidente, discurren por los las amplias vegas del Ejido.

El mismo día del descubrimiento, mientras cientos de curiosos especulaban sobre vida y milagros de las raras piedras, la Casa de la Cultura, Núcleo del Azuay, conformaba una Comisión que se encargaría del estudio y difusión de ese conjunto que, a todas luces, se extendía por un área de considerable extensión en ese irregular espoloncillo, la misma que, por iniciativa de los miembros de la Sección correspondiente, de Antropología y Arqueología, organizó dos campañas de excavaciones profesionales, primero en el sur, el primer año, y en el septenrtión en 1975 (2)

Tradiciones culturales representadas

Una “República” ecuatoriana bien documentada en algunas cuadrículas de terreno no perturbado presenta etapas definidas que reflejan el arranque de la industria contemporánea de los años sesenta del siglo XX, evidenciado en productos de consumo masivo (neumáticos) de elaboración local, mezclados con productos artesanales de raigambre regional como fragmentos de ollas, macetas, floreros hechos en Chordeleg, Cuenca o “Jatunpamba”, sobrepuestos a una significativa capa de ocupación de la primera mitad de la centuria, en la que, de forma sucesiva, una influencia francesa en el consumo de bienes suntuarios como porcelana que utilizaban seguramente las familias pudientes que tenían sus viviendas a lo largo del barranco del río Tomebamba, hacia el occidente del sitio, antecede a otra capa , de enseres como bombillas eléctricas “Osram”, bujías norteamericanas, medios platos de hierro enlozado ingleses, “charoles” para transportar copas belgas e italianos, oxidados y agujereados, e incluso alfarería china, datados, por la asociación a fragmentos de “películas” de Chaplín o los Tres Chiflados, a las décadas cuarenta y cincuenta.

La Colonia TardíaLlamemos Colonia Tardía a los siglos XVII y XVIII. Está muy bien identificada por la localización, inmediatamente al sur de la Calle Larga, de dos molinos hidráulicos puestos en evidencia durante la campaña de 1975. Son de estructura rectangular, dispuestos más o menos de norte a sur, de 6 o 7 m. de largo y 3,50 m. de ancho, divididos por un muro de 2 m. de ancho. La mayor parte de piedras utilizadas son canteadas y algunas visiblemente trabajadas y transportadas desde el sur del yacimiento en donde, en épocas anteriores, abundaban antes del comienzo de la ocupación europea. La función de estos “molinos” ha encontrado su explicación en la localización de los canales de abastecimiento de agua que con seguridad no constituyeron sino el intencional desvío de una de las torrentosas corrientes que discurrían por las acequias del montículo , y de los de desagüe hacia el “Matadero”. Una buena cantidad de especímenes cerámicos reposaban sobre un suelo empedrado, la misma que nos remite a formas de jarrones y olletas con patrones de diseño asociados al típico vidriado de esos siglos, restos de botijas y odres para vino y aceite de grandes proporciones y paredes gruesas que muestran claras improntas de la utilización del torno para su manufactura, morlaca o española; asimismo, monedas de baja denominación de plata, herrajes y clavos y aldabas y picaportes de puertas y ventanas de casas de ladrillo panelón o adobe atemperado con paja de cerro, conformaban un depósito, excavado por niveles de treinta centímetros de espesor, en estos septentrionales molinos de “Las Monjas”, nombre asignado por la aparente querella de una congregación religiosa femenina que, según archivos consultados, reinvindicaba, en la segunda mitad del siglo XVIII, la legitimidad del uso de esos torrentes de agua.

Españoles primigenios

En el extremo suroriental se puede apreciar los cimientos de la primera vivienda española que, según los arqueólogos que emprendieron la inicial campaña en 1974, habría pertenecido a un encomendero peninsular asentado en el valle de Tomebamba, aún antes de la fundación castellana oficial del 12 de abril de 1557, don Rodrigo Núñez de Bonilla. A este primer vecino se le ocurrió, según los resultados de los mencionados trabajos, aprovechar las aguas que raudamente se precipitaban en gran volumen hacia el Sur, para reutilizar, utilizando quizá la mano de obra gratuita y masiva de sus encomendados cañaris para el transporte de l grandes dinteles de andesita verde de hasta dos metros y medio de largo, desde Pumapungo, un enorme centro ritual incásico cercano. Con ellos, y bloques de la misma tradición arquitectónica, dispuestos horizontalmente en la “cubierta” y en las paredes laterales, construyó un molino con cámara motriz rectangular de tres metros de alto, cuatro cincuenta de largo y dos ochenta de ancho. En la parte alta del molino, cerca de los canales practicados con los mismos materiales y cantos rodados y calizas pequeñas como contrafuertes de las paredes, tanto a la entrada como a la salida de las aguas, hay dos ruedas volantes en andesita y en piedra caliza rosada, con agujero central y agujeros cilíndricos, de algo más de un metro de diámetro, utilizadas para el aparejo , así como fragmentos de otras, con acanalamientos dispuestas a la usanza de radios de circunferencia para el ajuste de las antiguas aspas giratorias.

Inmediatamente al Oeste se localizó otro molino, esta vez, con cámara sostenida por un arco de medio punto, con piedra volcánica labrada. Asociados a estos dos molinos se localizó buena cantidad de muestras de testigos de la colonia española temprana del siglo XVI en hierro, una “macuquina”, moneda de la época, y fragmentos de las primeras ollas torneadas.

La ocupación aborigen

Un muro de piedra caliza de una segura edificación inca, emplazado en el poniente del molino de cámara abovedada recién descrito, que comporta un piso de arcilla cocido en su parte superior y hacia el norte, y que sostenía una construcción cuya monotonía se rompió con el diseño y concreción de cuatro hornacinas esa tradición alfarera y restos de formas y decoraciones aribaloides, así como un sistema de cimentaciones ortogonalmente distribuidos al suroeste del mismo, ponen de manifiesto la concreta articulación de una sociedad preexistente al sistema estatal y centralizado de los incas, cuestión acaecida entre mediados del siglo XV d.C. Y 1532

Esta población ya sometida a la “mita” peruana, está extensamente descrita por los antiguos cronistas que, como Cieza de León, dejaron descripciones más o menos confiables de estos “cañaris”, escombros de cuya cultura son, aquí, en “Todos Santos”, un muro de contención agrícola por ellos construido, ubicado en el extremo nororiental del sitio e innumerables restos de alfarería “Tacalzhapa”, nombre genérico de una rica tradición alfarera muy extendida en el Azuay, perteneciente al período de Integración (500 d.C. - 1450).

A pesar de que no existe ningún reporte completo, un trabajo multidisciplinario en Todos Santos podría aportar en mucho para la comprensión de la evolución histórica de Cuenca en todas sus etapas y esclarecer temas tan interesantes como el mestizaje, las influencias externas y la idiosincrasia particularmente aquí generada para que hoy detente el rango de patrimonio cultural de la humanidad.

La institución responsable honoró a un museo de sitio organizado y que funciona en la calle Larga, como componente del yacimiento, bautizándolo con el nombre del Presidente de la comisión que organizó los estudios, Manuel Agustín Landívar, médico cuencano precursor del interés antropológico. En sus instalaciones se guarda lo mejor de las excavaciones.

Notas:

(1) Doctor en Historia y Geografía por Universidad de Cuenca, Doctor en Etnología por la Universidad de París 1, Panteón Sorbona. Profesor de la Universidad de Cuenca, arqueólogo INPC, R-6. Las fotos son de Danilo Delgado E., Departamento de Arqueología, R-6.

(2) En la temporada de 1974 participaron: Benigno Malo, Nicanor Merchán, Mario Jaramillo, Manuel Agustín Landívar, Gloria Pesántez de M., Juan Cordero, Jacinto Cordero, Gustavo Reinoso. Las excavaciones de 1975 dirigió Mario Jaramillo con la asistencia de Napoleón Almeida y Juan Martínez.

Manejo de Todos Santos

Se inscribe en el ámbito interdisciplinario entre las ciencias de la tierra (naturales) y las sociales. Los espacios culturales son integrales, a propósito de los cuales se desarrollan nuevas teorías y métodos en enfoques socio-espaciales, en la medida en que se reflexiona de manera crítica ante las concepciones y los ordenamientos tradicionales del espacio. Entender estas relaciones requiere de investigaciones, comparaciones y acciones inter y transdisciplinarias, en perspectiva histórica, reivindicando los aspectos cambiantes del territorio, la memoria y el patrimonio cultural. “Ecología histórica”.

Patrimonio Arqueológico

La asignación del término de “patrimonio arqueológico” fue dada a mediados del siglo XX, re-conceptualizado la idea, de tal forma que el “patrimonio”, de valoraciones estéticas y económicas pasó a ser un concepto social, dotado de sentido.

El patrimonio arqueológico es una concepción colectiva dada por la relación dialéctica entre el sitio arqueológico (investigado) y la comunidad. El valor lo proporciona el sentido que tiene para una sociedad – MEMORIA-

¿Por qué elaborar un plan maestro de manejo y gestión?

ANALICEMOS Y VALOREMOS:• Sustenta la memoria e identidad social.• No renovable.• Garantiza la sostenibilidad .• Garantizar procesos de preservación y conservación (una

vez deteriorado, la inversión es muy costosa).• Promueve su difusión y apropiación.

Recursos para elaborar un Plan Maestro

• Conocimiento del Patrimonio -investigación arqueológica.• Conocimiento de la relación sujeto objeto, comunidad - sitio - investigación

antropológica, etnográfica, biológica, entre otros.• Conocimiento de los roles que desempeñan las instituciones políticas involucradas:

municipios, juntas parroquiales, instituciones turísticas, culturales, entre otras.• Conocimiento de la capacidad de generar recursos para el desarrollo de las

comunidades asociadas y para la sostenibilidad misma de los patrimonios – análisis de capital social.

• “ES UN TRABAJO SUSTENTADO EN LA INVESTIGACIÓN SOCIO ESPACIAL QUE REQUIERE DEL ANÁLISIS Y ESTUDIO DE SUS RELACIONES EN PERSPECTIVA HISTÓRICA.

Escala de estudio: EN LO URBANO: Un área territorial caracterizada por la existencia de empresas especializadas –bancos, museos, turismo, hoteles-, que sustentan las relaciones de un sistema cultural local, formado por el patrimonio y los valores comunes, convirtiéndolo así en un espacio vivo y dinámico. En esta clasificación se analiza el papel que desempeña el patrimonio en la generación de recursos, basándose en una relación igualitaria. Es decir, el patrimonio se convierte en una instancia administrativa que dota de beneficios para mejorar la calidad de vida de los habitantes, tal como lo haría cualquier otra. Sin olvidar, su papel significante, bajo la premisa de que se trata de recursos no renovables (Martínez, 2007).

El papel del Estado, la comunidad y la investigación configuración del Plan

El papel del Estado es trascendental para la conservación y significación del patrimonio arqueológico, por ello; éste se ha convertido en propietario de los bienes arqueológicos que, considerados como “públicos”, son objeto de una serie de acciones para garantizar su manejo adecuado.

La comunidad, al asociarse al monumento o sitio arqueológico, lo confiere como uno de sus elementos constitutivos, construyendo y estableciendo el sentido de lugar (pertenencia, origen,); sin embargo, esta relación debe establecerse por el conocimiento instruido del patrimonio arqueológico, mediante un marco teórico y metodológico (INV. ARQUEOLOGÍCA), que posibilite que estos objetos sean considerados como testimonios únicos sobre la tradición cultural de una civilización o sociedad desaparecida.

• Por lo tanto un Plan maestro debe contener como mínimo: • Investigación • Conservación• Promoción• Estudio de usos (permitidos: que no afecten la integridad y autenticidad) Carta de Nara