Confianza

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76 8 Intimidad No hay nada que cause más estra- gos en una relación de pareja que la infidelidad. ¿Por qué? Porque a medida que conocemos al otro nos vinculamos emocionalmente y vamos bajando nues- tras barreras personales. Confiamos en el amor y la reciprocidad del compañe- ro/a y generamos lo más importante que puede tener cualquier vínculo, que es la intimidad. Esa intimidad es nada más y nada menos que ser nosotros mismos frente al otro y ser vulnerables a esa per- sona, que a partir de esto tiene la posibi- lidad de hacernos felices, pero también de dañarnos. La infidelidad provoca un efecto arrasa- dor en esta intimidad porque el engaña- do construyó una imagen del otro a par- tir de pequeñas señales de confianza que se fueron dando sucesivamente a lo largo de la relación y que permitió confiar en el otro. La confianza, requiere toda la vida de una relación para construirse y tarda sólo un segundo en quebrarse. Y es muy difícil recobrarla. Es como el juego de la oca: se vuelve al punto de partida, pero con el antecedente del engaño o la mentira. Esto repercute tanto en el plano emocio- nal como en el sexual, y aquí se ve una diferencia de género importante: una mujer puede tolerar mejor una infidelidad si sólo fue algo sexual, sin compromiso afectivo. Un varón puede tolerar mejor una infidelidad si la mujer no fue sexualmente infiel. Nosotras celamos que él deposite el afecto en otra y ellos que seamos físicamente infieles. Si hubo una infidelidad con compromiso emocional, o sea que no fue sólo sexo, y tiene algún tiempo de duración, sería con- veniente evaluar el estado de la pareja, ya que involucrarse con otro significa cierta disponibilidad afectiva, lo que indica que la pareja ya no cubre las necesi- dades emocionales. Si sólo fue sexo, probablemente la mujer pueda plantearse seguir con el vínculo, pero queda resentida la confianza. Difícilmente un hombre pueda superar que su pareja tenga sólo sexo y seguir adelante. Esto es producto de la doble moral y el concep- to cultural de que ellos pueden “tentar- se”, pero a una mujer que sólo tuvo sexo se la juzga como “fácil”. Independientemente de este análisis, cada pareja es en sí un mundo, y no hay reglas tan generales que se apliquen para todos. Por ende, lo mejor es conversar y evaluar el deseo de seguir construyendo el vínculo más allá de los errores. Es importante darse tiempo para ver si las heridas pueden curarse. Y, recién enton- ces evaluar con más tranquilidad si se quiere seguir o no con la relación. CUANDO HAY SOSPECHAS SIN CERTEZA Ojos que no ven, corazón que no siente, dice el refrán. En este caso es al revés: el corazón siente aunque no hay evidencias y el otro niega, o no convalida nuestra percepción. Si el miembro de la pareja que está dudando es históricamente celoso, podemos pensar que es producto de su personalidad de base; pero si no lo es, y presiente algo, es probable que esté cap- tando alguna señal no verbal. En este caso, como el efecto sobre la confianza es trascendente, es conveniente hablar con el com- pañero y confrontar con él nuestra duda. Si no hay resultados con el diálogo, siempre es aconsejable creer en las propias percepciones. Sólo el tiempo nos dirá si tuvimos razón o no, y éste es un importante aprendizaje para la vida. Consultas Dra. Laura Pietrasanta al Tel.: 4753-5093 o vía email: [email protected] Por Laura Pietrasanta Médica ginecóloga, sexóloga y psicoterapeuta LA CONFIANZA, EL GRAN TEMA DE LAS PAREJAS LA INFIDELIDAD, COMPROBADA O SÓLO COMO SOSPECHA, CAUSA ESTRAGOS EN UNA RELACIÓN. POR ESO CONSULTAMOS A UNA EXPERTA, PARA QUE HABLE DEL TEMA Y NOS ACONSEJE QUÉ PASOS SEGUIR PARA NO PERDER EL VÍNCULO.

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8 Intimidad

No hay nada que cause más estra-

gos en una relación de pareja que la

infidelidad. ¿Por qué? Porque a medida

que conocemos al otro nos vinculamos

emocionalmente y vamos bajando nues-

tras barreras personales. Confiamos en

el amor y la reciprocidad del compañe-

ro/a y generamos lo más importante que

puede tener cualquier vínculo, que es la

intimidad. Esa intimidad es nada más y

nada menos que ser nosotros mismos

frente al otro y ser vulnerables a esa per-

sona, que a partir de esto tiene la posibi-

lidad de hacernos felices, pero también

de dañarnos.

La infidelidad provoca un efecto arrasa-

dor en esta intimidad porque el engaña-

do construyó una imagen del otro a par-

tir de pequeñas señales de confianza

que se fueron dando sucesivamente a lo

largo de la relación y que permitió confiar

en el otro. La confianza, requiere toda la

vida de una relación para construirse y

tarda sólo un segundo en quebrarse. Y

es muy difícil recobrarla. Es como el

juego de la oca: se vuelve al punto de

partida, pero con el antecedente del

engaño o la mentira.

Esto repercute tanto en el plano emocio-

nal como en el sexual, y aquí se ve una diferencia de género

importante: una mujer puede tolerar mejor una infidelidad si sólo

fue algo sexual, sin compromiso afectivo. Un varón puede tolerar

mejor una infidelidad si la mujer no fue sexualmente infiel.

Nosotras celamos que él deposite el afecto en otra y ellos que

seamos físicamente infieles.

Si hubo una infidelidad con compromiso

emocional, o sea que no fue sólo sexo, y

tiene algún tiempo de duración, sería con-

veniente evaluar el estado de la pareja, ya

que involucrarse con otro significa cierta

disponibilidad afectiva, lo que indica

que la pareja ya no cubre las necesi-

dades emocionales.

Si sólo fue sexo, probablemente la

mujer pueda plantearse seguir con

el vínculo, pero queda resentida la

confianza. Difícilmente un hombre

pueda superar que su pareja tenga

sólo sexo y seguir adelante. Esto es

producto de la doble moral y el concep-

to cultural de que ellos pueden “tentar-

se”, pero a una mujer que sólo tuvo sexo

se la juzga como “fácil”.

Independientemente de este análisis,

cada pareja es en sí un mundo, y no hay

reglas tan generales que se apliquen para

todos. Por ende, lo mejor es conversar y

evaluar el deseo de seguir construyendo

el vínculo más allá de los errores. Es

importante darse tiempo para ver si las

heridas pueden curarse. Y, recién enton-

ces evaluar con más tranquilidad si se

quiere seguir o no con la relación.

CUANDO HAY SOSPECHAS SIN CERTEZAOjos que no ven, corazón que no siente,

dice el refrán. En este caso es al revés: el

corazón siente aunque no hay evidencias

y el otro niega, o no convalida nuestra

percepción.

Si  el miembro de la pareja que está

dudando es históricamente celoso,

podemos pensar que es producto de su

personalidad de base; pero si no lo es, y

presiente algo, es probable que esté cap-

tando alguna señal no verbal. En este caso, como el efecto sobre

la confianza es trascendente, es conveniente hablar con el com-

pañero y confrontar con él nuestra duda.

Si no hay resultados con el diálogo, siempre es aconsejable creer

en las propias percepciones. Sólo el tiempo nos dirá si tuvimos

razón o no, y éste es un importante aprendizaje para la vida.

Consultas Dra. Laura Pietrasanta al Tel.: 4753-5093 o vía email: [email protected]

Por Laura Pietrasanta

Médica ginecóloga, sexóloga

y psicoterapeuta

LA CONFIANZA,EL GRAN TEMA DE LAS PAREJAS

LA INFIDELIDAD,

COMPROBADA O

SÓLO COMO

SOSPECHA, CAUSA

ESTRAGOS EN UNA

RELACIÓN. POR

ESO CONSULTAMOS

A UNA EXPERTA,

PARA QUE HABLE

DEL TEMA Y NOS

ACONSEJE QUÉ

PASOS SEGUIR PARA

NO PERDER EL

VÍNCULO.

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