Conéctate, número de julio de 2013: Bondad

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QUARKS DE GLORIA El aura de Dios La transformación de Marta Bondad en acción Mis salvadores Gestos desinteresados CAMBIA TU MUNDO CAMBIANDO TU VIDA

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La bondad es el fruto del Espíritu que más llama la atención y más suscita respeto, la virtud que atrae a la gente y contribuye a forjar y cultivar amistades. Fortifica las relaciones y pone de manifiesto el amor de Dios ante los seres que nos rodean, lo que hace para todos más llevadera la vida. Un rasgo que vale la pena cultivar, ¿no les parece?

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Quarks de GLOrIaEl aura de Dios

La transformación de MartaBondad en acción

Mis salvadoresGestos desinteresados

C A MB I A TU MUNDO C A MB I A NDO TU V I DA

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1. Romanos5:7(ntv)

2. Lucas6:45(nvi)

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Director GabrielGarcíaV.Diseño GentianSuçiProducción SamuelKeating

©AuroraProductionAG,2013www.auroraproduction.comEspropiedad.ImpresoenTaiwánporJiYiCo.,Ltd.Amenosqueseindiqueotracosa,losversículoscitadosprovienendelaversiónReina-Valera,revisiónde1960,©1960SociedadesBíblicasenAméricaLatina;©renovado1988SociedadesBíblicasUnidas.Utilizadosconpermiso.

A N U E S T ROS A M IG OS

Bondad es una palabra de amplio sentido y, como muchas, fácil de teñir o malinterpretar. Significa tanto «inclinación natural a hacer el bien» como «dulzura y amabilidad de carácter», sentido que linda con el de bonachería.

Un amigo me señaló hace poco un versículo que arroja luz sobre el asunto. En su carta a los Romanos, Pablo dice: «Casi nadie se ofrecería a morir por una persona honrada, aunque tal vez alguien podría estar dispuesto a dar su vida por una persona extraordinariamente buena»1. La frase me quedó dando vueltas en la cabeza.

¿En qué se distingue una persona honrada o recta de una buena o bondadosa? La primera muestra integridad moral y obra con rectitud; es decir, se adhiere respetuosamente a la letra de la ley. La buena, en cambio, va más allá de lo que marca el deber. Me recuerda a esas personas que dicen: «Yo no le hago mal a nadie», y que, sin embargo, nos dejan la duda: «¿Harán el bien?»

Pienso que la bondad es integridad combinada con un interés sincero en los demás. Ahí viene a cuento el refrán: «La bondad, quien la tiene la da». O sea, que la bondad no se tiene dentro, sino que se expresa.

Ahora bien, es imposible ser buenos si no nos motiva el amor de Dios. En cambio, animados por él podemos ir mucho más lejos, influir posi-tivamente en nuestro entorno y dejar huella. Por supuesto que el único realmente bueno es Jesús. No obstante, Él espera que lo imitemos y que dentro de nuestras humildes posibilidades procuremos amoldar nuestra vida y nuestros actos a los Suyos. Él mismo señaló: «El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón produce el bien»2. Si atesoramos Su bondad y Su amor, los podremos compartir desinteresadamente con los demás y hacer el bien sin mirar a quién, como reza otro refrán.

GabrielEn nombre de Conéctate

Año 14, número 7

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Hace poco, después de leer un artículo de la BBC1, me quedaron rondando serios interrogantes. El escrito vale la pena; trata de un samaritano moderno y del tremendo efecto que puede llegar a tener un acto de bondad.

Ese relato me hizo pasar revista a mi propia trayectoria en los últimos tiempos. «¿Hubiese hecho yo lo mismo? ¿Estaría dispuesta a arriesgar mi puesto por ayudar a un extraño?» Insatisfecha con mis respuestas, opté por plantearme otras pregun-tas menos inquietantes: «¿Dirían mis amigos que soy una persona solidaria? ¿He realizado últimamente algún acto de puro altruismo?»

Con toda franqueza debo reconocer que las más de las veces he estado absorta en mi propio mundo. Creo que todos tenemos días en que andamos demasiado metidos en nuestros laberintos, intereses y deseos, días en que andamos por la vida ensimismados en lugar de mirar hacia arriba y a nuestro alrededor.

CristonotienecuerpoenlaTierrasinoeltuyo.

Notienemanossinolastuyas.Notienepiessinolostuyos.

TuyossonlosojosconlosquelacompasióndeDiosmiraalmundo.

TuyossonlospiesconlosqueÉlcaminaparairhaciendoelbien.

Tuyassonlasmanosconlasqueahoracuentaparabendecirnos.

Tuyassonlasmanos,tuyossonlospies,

tuyossonlosojos,túeresSucuerpo.

Cristonotieneahoraotrocuerpoqueeltuyo.

NotieneotrasmanosypiesenlaTierraquelostuyos.

TuyossonlosojosconlosqueCristomiraelmundoconcompasión.

CristonotieneahoraotrocuerpoenlaTierraqueeltuyo.

Atribuido a Teresa de Ávila (1515–1582) ■

Me recuerda esa frase tan directa y punzante que dice: «Hay dos tipos de egotistas: los que lo admiten y los que no lo admitimos»2.

Por eso creo que a los que no lo admitimos nos viene bien de vez en cuando que nos recuerden el mundo que nos rodea, las necesidades ajenas, el poder del amor… Puede ser muy provechoso detenernos unos instantes a dialogar con nuestra conciencia y hacer una autoeva-luación para determinar qué tal andamos. Hay personas en quienes podríamos influir si dirigiéramos más nuestra mirada hacia el exterior; pero a veces, para ello, tenemos que ponernos en pausa unos momentos y echar una mirada circular.

Lo genial es que podemos comu-nicar amor donde sea que vivamos, sea cual sea nuestro trabajo y el derrotero que haya tomado nuestra vida. Creo que esa será mi oración por un buen tiempo.

Juliana Connolly vive en Austin (EE .UU.). Es analista y asesor a de proyectos de La Fa milia Inter nacional. ■

UN AUTÉNTICO SAMARITANOJuliana Connolly 

1. http://www.bbc.co.uk/news/

magazine-12043294

2. LaurencePeter(1919–1990)

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Peter y yo nos tomamos unos días de descanso en un pequeño balneario. Cierto día, a la caída de la tarde, iba yo paseando por la playa cuando de pronto alcé la vista y me encontré con un deslumbrante cielo arrebolado.

Las nubes dispersas comenzaron a teñirse de tonos durazno, violeta y oro, contrastando con el fondo azul intenso del cielo. A mí me encantan todos los atardeceres; pero de cuando en cuando he presenciado alguno que otro tan, pero tan sobrecogedor que no pude quitarle los ojos de encima. El Gran Pintor desde luego captó mi atención con ese. Era como si estuviese vertiendo luz líquida de colores en cada nube. Los diversos matices las iban llenando hasta que parecían desbordarse. Se difundían en espléndidos torrentes, remolinos y volutas, formando un caleidoscopio vivo en permanente movimiento.

Al ver semejante obra de arte desplegarse ante mí, todo lo demás quedó opacado El espectáculo se fue ampliando, corriéndose suavemente

QUARKS DE GLORIA

hacia abajo, hasta dar la impresión de que engullía al propio océano y lo convertía en un mar de tonos vivos, que a lo lejos se asemejaba a un espejo liso y suave, y que rociaba su luminiscencia dorada cada vez que las olas rompían sobre la arena, a pocos metros de donde me encontraba yo. Me sentí inmersa en su belleza. Tuve la impresión de que con aquel atardecer Dios pretendía animarme y comunicarme Su amor.

Los colores se fueron vertiendo en tonos más oscuros sobre un promon-torio, coronado por una pequeña

Adaptación de un texto de María Fontaine

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punta, que se adentraba en el agua a lo lejos. Era como si la corriente de luz viva se derramase desde el borde del cielo sobre aquel peñón y las casitas que lo adornaban, convirtiéndolos momentáneamente en gemas que despedían reflejos iridiscentes de tonos rojos y dorados.

El cielo fue transformándose, pasando gradualmente de tonos pastel a rojos y burdeos vivos e intensos, salpicados de azules reales y vetas cobrizas. Finalmente, luego de unos quince minutos —que a mí me parecieron apenas unos instantes—, aquel majestuoso panorama comenzó a desvanecerse. Su gloria fue diluyéndose apaci-blemente en las brumas de la noche, refugiándose allí para volver a pintar el mundo al día siguiente.

Sumida cada vez más en la penumbra, como una criatura sobrecogida tras el apoteósico cierre de un espectáculo de fuegos artificiales, y deseando que volviera a comenzar, de pronto se me ocurrió que aquel tremendo despliegue de belleza y poder, tan glorioso, imponente y complejo, no era más que un pensamiento, un destello en los ojos de Dios. No era más que una minúscula motita en la inmensidad de Su capacidad, un simple quark en el universo de Su inconmensurable poder. Si aquella escena efímera había conmovido tanto mi alma, al punto de dejarme boquiabierta ante tal esplendor, ¿cómo podía llegar yo a comprender o imaginar siquiera a su Creador, capaz de salpicar el cielo de esa magnificencia y en un momento volver a limpiarlo? Casi como si todo aquello no fuera más que Su aura o la estela que hubiera dejado al pasar.

A veces nos enfrascamos mucho en lo terrenal, nos afanamos y nos preocupamos de que estamos solos en el mundo con nuestros ahogos y desventuras. y nos convencemos de que tenemos que salir de ellos por nuestros propios medios. Sin embargo, en momentos así me vuelvo consciente de la innegable realidad de que somos amados profundamente por Alguien capaz de hacer estallar el cielo en una escena de incomparable belleza con tan solo un pensamiento fugaz, y recuerdo en quién he puesto mi esperanza. Lo que me dijo Dios por medio de tan sublime obra de arte fue: «Soy capaz de crear cualquier cosa. Puedo sustentarlo todo. Puedo también proteger a cualquiera. Puedo resolver cualquier problema. Soy la belleza misma. Soy poder. Soy amor, y esto lo hago por ti».

Momentos así me hacen ver que el Todopoderoso, el mismo que plasma semejante grandeza momentánea por consideración a Sus criaturas, está en estrecha sintonía con nuestras más insignificantes necesidades y deseos, y nos guía y vela por nosotros en situaciones ya triviales, ya trascendentales. ¿Cómo podemos preocuparnos de que vaya a olvidarse de nosotros o dejar de tener en cuenta, de manera perfecta y absoluta, hasta el último detalle de nuestra vida?

Cuando llega el ocaso—magnífico esplendorque Dios deja a Su paso,destellos de color—,los montes y colladosse tiñen de arrebol.Profundos ecos bajosalaban al Señor.

«Santo, santo», los ángeles cantan.«Santo, santo», las nubes declaran.«Santo, santo», los cielos proclaman.«Santo, santo, santo es el Altísimo».

Con vespertinos tonosDios muestra la grandeza,la gloria de Su trono,que un día será nuestra.Llegado ese momentoserá tal el amorque olvidaremos prestoel miedo y el dolor.

Ven, pues, a estremecernos,bendito atardecer,con tu esplendor eternoque llena nuestro ser.La vida en Dios termina,en Él tiene sentido,y quien el Cielo ansíahalla en Él su objetivo.Calvin Laufer (1874–1938)

M ar ía Fontaine y su esposo, Peter A mster da m, dir igen el movimiento cr istiano La Fa milia Inter nacional. ■

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Era el año 1977. Karl y yo habíamos partido de Alemania en una casa rodante el año anterior. Nuestro viaje ya nos había llevado por Italia, lo que en aquel entonces era Yugoslavia, Grecia, Turquía, Irán, Afganistán y la India. Teníamos la esperanza de llegar a Nepal, comprar una granja en las montañas y establecernos allí, para llevar una vida tranquila apartados de la sociedad moderna.

Nuestro presupuesto era ajustado, y normalmente comíamos en pequeños cafés que había al lado de la carre-tera o comprábamos comida en el mercado de las localidades por donde pasábamos. Tal vez por eso no fue de extrañar que contrajese hepatitis viral. Habíamos llegado a una hermosa

bahía de la costa de Goa, pero por desgracia no había centro de atención médica en las cercanías, y mi salud se deterioró rápidamente. Algunos lugareños se percataron de mi desesperada situación y se dieron a la tarea de visitarme todos los días para traerme papaya y agua fresca de coco. Gracias a ellos me recuperé. Quedé con 10 kilos menos, pero sana.

Cuando por fin llegamos a Nepal, entusiastamente nos incorporamos a prueba a un monasterio budista, pero no encontramos allí lo que buscába-mos. Yo tenía el convencimiento de que existía algo superior a mí, pero estaba confundida. «¿A qué Dios debo orar?», me preguntaba muchas veces mientras contemplaba la multitud de estrellas que salpicaban

los cielos despejados de las tierras altas nepalíes.

Luego fue Karl el que contrajo hepatitis. Para entonces estábamos de regreso en la India. Yo conduje toda la noche con él despatarrado en la parte de atrás de la furgoneta, aquejado de una fiebre muy alta. Temprano por la mañana encontré una pensión donde se alojaba un grupo de jóvenes viajeros europeos. Uno de ellos, David, hablaba alemán y nos ayudó a encontrar un médico y una habitación que pudiéramos alquilar.

David también decidió pasar unos días con nosotros.

—Permítanme leerles algo del libro que cambió mi vida —dijo cuando nos vimos al día siguiente.

Leer un breve pasaje de la Palabra de Dios se convirtió en algo de todos los días, mientras Karl recobraba fuerzas. Antes de irse, David me dio a conocer a su Salvador, y a partir de aquel día las palabras de Jesús se convirtieron en mi faro.

A pesar de que los habitantes de Goa eran gente pobre y desconocida, su compasión y su preocupación por mí me salvaron la vida. Aunque David era un extraño, gracias a él mi vida cobró sentido y se encarriló bien. Mis circunstancias actuales son consecuencia de los actos bondadosos de todas esas personas desinteresadas que conocí en la India aquel otoño.

Ir is R ichar d es consejer a espir itual. Vive en K enia, donde ha r ealizado desde 1994 labor es voluntar ias entr e la población. ■

Iris Richard

MIS SALVADORES

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Se supone que los cris-tianos han de ser buenas personas. Es más, muchos que no son creyentes esperan más de los cristianos de lo que se exigen a sí mismos o a cualquier otra persona. El propio Jesús dijo a Sus primeros seguidores: «Ustedes son la luz del mundo, como una ciudad en lo alto de una colina que no puede escon-derse. Nadie enciende una lámpara y luego la pone debajo de una canasta. En cambio, la coloca en un lugar alto donde ilumina a todos los que están en la casa. De la misma manera, dejen que sus buenas acciones brillen a la vista de todos, para que todos alaben a su Padre celestial»1. Eso no significa que debamos actuar como santitos y creernos mejores que los demás. No es esa la bondad que nos inspira Jesús, sino una benevolencia que brota del corazón y que se

EL FRUTO EJEMPLAR: LA BONDADRafael Holding

expresa por medio de la sinceridad, la empatía, el espíritu de servicio y de múltiples otras formas.

Lamentablemente, los cristianos a veces tenemos el concepto erróneo de que eso implica perfección, estado que como es natural nadie ha alcan-zado ni puede aspirar a alcanzar. Mucho más aconsejable es hacer lo que buenamente podamos, admitir nuestras faltas y errores con humil-dad y franqueza, y dar al Señor toda la gloria por cualquier acto bueno que realicemos. Ese es el concepto que tiene Dios de la bondad.

Limítate a hacer lo que esté a tu alcance y confía en que Él se encar-gará del resto, y verás que Su bondad se manifestará a través de ti.

R afael Holding es escr itor. Vive en Austr alia. El fruto ejempl a r: l a bonda d es un ex-tr acto del libro Los dones de Dios , de la colección Actívate , en venta en la tienda virtual de Auror a (http://shop.auro-r aproduction.com/). ■

El concepto que tiene Dios de la bondad suele diferir bastante del nuestro. El rey David tramó la muerte de un hombre para quedarse con su esposa. No obstante, reconoció su pecado y cifró toda su esperanza en el amor, la misericordia y el per-dón divinos. Como se arrepintió sinceramente y manifestó aún más amor al Señor a raíz de lo que sufrió, Dios lo llamó un varón conforme a Su corazón, es decir, de Su agrado2. Dios tomó a un fanático perseguidor de los primeros partidarios de Cristo y lo convirtió en uno de los más grandes cristianos de todos los tiempos: el apóstol Pablo3. Jesús tomó a una prostituta poseída por el diablo —María Magdalena— y la transformó en una de Sus más apreciadas seguidoras4.

El concepto que tiene Dios de la bondad contrasta con la imagen de la perfección inmaculada. A los ojos de Él, el bueno es el pecador que reconoce no tener justicia propia y por tanto depende totalmente de la bondad divina. Esos son los únicos santos que existen; ¡no hay otros! David Brandt Berg (1919–1994) ■

1. Mateo5:14–16(ntv)

2. V.2Samuel11;Salmo51;1Samuel13:14

3. V.Hechos9:1–16

4. V.Lucas7:36–50;8:2,3

S a n t o S p e c a d o r e S

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Hace poco hice una bús-queda para ver cuántas veces aparece en la Biblia la palabra hermoso o hermosa.

Descubrí que el Antiguo Testamento está lleno de bellas mujeres. Sara era hermosa1. Rebeca era muy hermosa2. Raquel era de lindo semblante y de hermoso pare-cer3. No había en el mundo mujeres tan bonitas como las hijas de Job4. Y hay muchas más. Creo que mi preferida, sin embargo, es Abigail. Abigail era hermosa e inteligente5.

¿Qué más podría desear una mujer que dijeran de ella?

Llegué a la conclusión de que en la antigua cultura bíblica —que valoraba más que la actual las cualidades espirituales— lo bueno, lo puro y lo divino también era considerado hermoso. Así, las mujeres devotas eran estimadas hermosas tanto por Dios como por los hombres. La belleza no tenía que ver solamente con el cascarón físico, las proporciones, medidas y curvas.

En todo caso, lo que a fin de cuentas captó más mi atención en cuanto a este tema fue un breve pasaje del Evangelio de Marcos6.Marcos 14:3: «En Betania, mientras estaba [Jesús] sentado a la mesa en casa de Simón llamado el leproso, llegó una mujer con un frasco de alabastro lleno de un perfume muy costoso, hecho de nardo puro. Rompió el frasco y

derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús».

Yo había leído este relato anterior-mente, pero nunca había reparado en el hecho de que la mujer rompió el frasco. Puesto que el perfume era muy costoso, se da por entendido que el frasco de alabastro que lo contenía también debía de ser muy fino. Aun así, ella lo rompió, quizá para demostrar la mucha estima que le tenía a Jesús. Por Él estaba dispuesta a darlo todo, lo mejor, lo más hermoso y lo más costoso que poseía, sin retener nada.Marcos 14:4: «Algunos de los pre-sentes comentaban indignados: “¿Para qué este desperdicio de perfume?”»

Es muy fácil dejarse llevar por las apariencias. A veces cuesta discernir los motivos profundos que puede tener una persona, sobre todo cuando exhibe una conducta fuera de lo común.

Aleksandra Radmanovic

¿QUÉ es la belleza?

1. V.Génesis12:11

2. V.Génesis24:16

3. V.Génesis29:17

4. V.Job42:15

5. V.1Samuel25:3

6. (nvi)

7. Diccionario de la Lengua Española

(RealAcademiaEspañola)

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Alcabodelosañosheobservadoquelabelleza,comolafelicidad,esfrecuente.Nopasaundíaenquenoestemos,uninstante,enelparaíso.Jorge Luis Borges (1899–1986)

Unadelasprincipalesreglasdelareligiónesnodesperdiciaroportuni-dadalgunadeserviraDios.PuestoqueÉlesEspíritu—invisibleparanosotros—,debemosservirloenelprójimo,servicioqueÉlaceptacomosiselohiciéramosaÉlenpersona,comosiÉlestuvieravisiblementedelantedenosotros.John Wesley (1703–1791)

Marcos 14:5: «“Podía haberse vendido por muchísimo dinero para darlo a los pobres”. Y la reprendían con severidad».Marcos 14:6: «“Déjenla en paz —dijo Jesús—. ¿Por qué la moles-tan? Ella ha hecho una obra hermosa conmigo”».

La palabra hermosura viene defi-nida como «lo agradable de algo que recrea por su amenidad u otra causa; conjunto de cualidades que hacen a una cosa excelente en su línea»7. Jesús auscultó el corazón de aquella mujer y proclamó que, a juicio de Él, las acciones de ella eran excelentes, a pesar de que ella manifestó su fe o sus creencias religiosas de una forma que no coincidía con lo que se consideraba correcto, razonable, habitual o normal. En ese pasaje también se advierte la convicción con que Jesús salió en defensa de una persona incomprendida, a la que se

había juzgado injustamente y con dureza.Marcos 14:7: «“A los pobres siempre los tendrán con ustedes, y podrán ayudarlos cuando quie-ran; pero a Mí no me van a tener siempre”».

Las privaciones y necesidades son pan de cada día en el mundo; en cambio, las oportunidades de expresar amor a los seres que más sig-nifican para nosotros son limitadas.Marcos 14:8: «“Ella hizo lo que pudo. Ungió Mi cuerpo de antemano, preparándolo para la sepultura”».

Lo poco que ella pudo hacer significó mucho para Jesús, el objeto de su amor y su fe.Marcos 14:9: «“Les aseguro que en cualquier parte del mundo donde se predique el evangelio, se contará también, en memoria de esta mujer, lo que ella hizo”».

Esa mujer creyó en Cristo y actuó movida por su fe. Empleó lo que tenía, hizo lo que pudo con originalidad e ingenio, y no tuvo miedo de expresar sus sentimientos. Eso es ser genuino y auténtico en todo el sentido de esas palabras. Ese acto la hizo famosa y nos dejó una magnífica imagen de lo que Dios considera hermoso.

Hay incontables maneras de servir a Dios y de expresarle nuestro amor y adoración. Cuando la inspiración nos brota del alma y nos comportamos con espontaneidad, nuestras acciones, como las de aquella mujer, dejan un legado que facilita el que otras personas accedan a las bellezas de Dios y Su Espíritu.

A leksandr a R admanovic es madr e, profesor a y coach en Bucar est (Rumania). ■

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Conocí a Marta en un parque donde había llevado a mi nene a dar un paseo. Por aquel entonces mi marido y yo llevábamos dos años de casados. Marta estaba en uno de los bancos, con la mirada per-dida, y ni siquiera me saludó cuando me senté a su lado a atender a mi hijo, que con sus ocho meses no aguantaba más en el carrito.

Cuando Marta lo vio, se animó y nos sonrió. Me puse a conversar con ella y me enteré de que era enfermera y partera, aunque ya jubilada. Era delgada y menuda y, a pesar de sus sesenta y tantos años, tenía el pelo ondulado, que le caía suavemente hasta los hombros. Me contó que nunca había estado casada, pero que siempre le habían encantado los bebés y había asistido en cientos de partos.

En el transcurso de la conversación me explicó que le habían dado una licencia para que descansara del intenso horario de trabajo. Más tarde me enteré de que

en realidad había sufrido una crisis nerviosa y, como le costaba recuperarse y sufría de depresión recurrente, la licencia temporal pasó a ser permanente.

Me explicó que le gustaba ir al parque porque rodeada de árboles sentía paz. Le conté que Jesús dijo en una ocasión: «El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida»1. Antes de despedirnos aquel día, Marta oró para aceptar a Jesús como su Salvador.

A partir de ese momento fue otra persona. Comenzó a estudiar la Biblia, y no tardó en dedicar la mayor parte de su tiempo a labores solidarias, hasta el punto de que sus ataques de depresión se hicieron cada vez menos intensos y frecuentes.

Al cabo de un año se apareció en nuestra puerta con una bañera infantil de plástico llena de artículos para recién nacido.

—Esto es para ti —me dijo con una sonrisa de complicidad—. ¡Felicidades por tu nuevo embarazo!

Me quedé estupefacta. Con la excepción de mi marido, todavía no le había comentado a nadie que

La Transformación De MartaDina Ellens

1. Juan8:11(nvi)

2. Proverbios4:18

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Adaptación de un texto de Henry Drummond

La vida no es unas vacacio-nes, sino una educación. ¿Qué hace de una persona un buen jugador de tenis? La práctica. ¿Qué hace de alguien un buen pintor, escultor o músico? La práctica. ¿Qué hace de una persona un buen lingüista? La práctica. ¿Qué hace de alguien una buena persona? La práctica. Nada más. Si una persona no ejercita su brazo, no se le desarrolla el bíceps. Por lo mismo, si una persona no ejercita su alma, esta no se tonifica, no adquiere fortaleza de carácter, entereza moral ni la belleza que acompaña al crecimiento espiritual.

El amor no es una pasión emo-cional. Es una expresión generosa, robusta y vigorosa de todo el carácter cristiano, de una forma de ser calcada en la de Cristo y plenamente desarrollada. Y los componentes de ese gran carácter solo se cultivan mediante la práctica incesante.

Henry Drummond (1851–1897) fue un evangelizador, escri-tor y conferencista escocés. ■

estaba embarazada de nuevo. Inexplicablemente, Marta lo supo y se molestó en preparar un precioso regalo sorpresa para mí y para el pequeño que venía en camino.

El día del parto, mi esposo y yo estábamos encantados de tener otro varoncito sano en la familia. Sin embargo, después de dar a luz hubo algunas complicaciones, contraje una infección y tuve fiebre. Afortunadamente no afectó al recién nacido, que pudo quedarse en la habita-ción conmigo mientras mi marido atendía a nuestro hijo mayor. Pero no estuve sola: cuando Marta se enteró, hizo enseguida la maleta y se instaló conmigo en la habitación donde me recuperaba.

Las siguientes dos semanas estuvo a mi lado día y noche, cuidando incesantemente de mí. Cuando terminaba de amamantar al bebé, ella lo tomaba, le cambiaba el pañal y lo acostaba en la cuna. Me preparaba comidas nutritivas que me ayudaron a recuperar fuerzas, y poco a poco la fiebre y la infección fueron amainando. A lo largo de todo aquel trance, Marta fue una fuente de consuelo y aliento. Conversaba conmigo, me leía y rezaba por mí.

Siguió visitándonos asiduamente, hasta que un día llegó con penosas noticias. Le habían diagnosticado un cáncer y debía internarse de inmediato. A pesar de todo lo que hicieron los médicos, falleció poco después, tranquila y en paz.

Uno de los versículos preferidos de Marta era: «La senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto»2. Marta encontró a Jesús, su Salvador, y desde aquel día la luz del amor de Dios brilló con mayor intensidad en su vida y la inspiró a ser cada vez más como Él.

Dur ante más de 25 años, Dina Ellens fue do-cente en el Sudeste Asiático. A hor a que se ha jubilado, participa activa mente en labor es de voluntar iado y se dedica a escr ibir. ■

P R ÁCTI C A , P U R A P R ÁCTI C A

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Es un grave error creerse grande sin ser bondadoso; y estoy convencido de que no ha existido jamás un hombre verdaderamente grande que no haya sido a la vez verdaderamente virtuoso. Benjamin Franklin (1706–1790)

Haz todo el bien que puedas, por todos los medios que puedas, a todas las personas que puedas, en todos los lugares que puedas, tantas veces como puedas, con todo el fervor que puedas, por todo el tiempo que puedas. John Wesley (1703–1791)

La bondad es amor traducido en hechos, amor con la mano en el arado, amor que lleva la carga a sus espaldas, amor que sigue las huellas del que fue por todas partes haciendo siempre el bien. James Hamilton

Hacer el bien, parecerse a Dios es. Refrán español

Al avaro se lo vence con generosi-dad; al mentiroso, con la verdad; al enojado, con gentileza; y al malo, con bondad. Proverbio indio

Los ideales que siempre han iluminado mi camino, que me han llenado de la alegría de vivir, son la bondad, la belleza y la verdad. Nunca me ha parecido atractivo tener como meta el bienestar o la felicidad. Un código de ética edificado sobre esa base apenas serviría para un hato de ganado. Albert Einstein (1875–1955)

Lo bueno es producto de la artesanía espiritual y ética de los individuos; no se puede producir en masa. Aldous Huxley (1894–1963)

Ser bueno es noble; pero enseñar a los demás a ser buenos es más noble, y no supone ninguna moles-tia. Mark Twain (1835–1910)

Cuando vivimos para servir a los demás, la vida se nos hace más difícil, pero también se torna más plena y feliz. Albert Schweitzer (1875–1965)

No digas que si el prójimo nos hace bien, le haremos bien, y si nos oprime, lo oprimiremos; sino toma la decisión de que si te hace bien, lo tratarás bien, y si te oprime, no lo oprimirás. Mahoma (570–632)

La libertad, la moralidad y la digni-dad humana del individuo consisten precisamente en eso, en que haga el bien no porque esté forzado a hacerlo, sino porque libremente lo conciba, lo quiera y le apasione. Mijaíl Bakunin (1814–1876)

En la vida es imposible realizar un acto bondadoso demasiado pronto, porque nunca se sabe cuándo puede ser tarde. Ralph Waldo Emerson (1803–1882) ■

Reflexiones

Amor traducidoen hechos

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Ninguno de sus amigos y familiares entiende por qué decidió hacerlo. A la mayoría le gustaría despertarla de su insensatez. Sus objeciones tienen sentido. Al fin y al cabo, May ya tiene cerca de 45 años y vive sola desde que su hija se mudó a otra parte. Además se ha endeudado. El caso es que May está criando a una niña que su ex marido tuvo con otra mujer.

May se casó joven y se divorció antes de los 25 años. Desde antes de separarse ya criaba sola a su primera hija, pues su marido era narcode-pendiente, y no hacía otra cosa que entrar y salir de la cárcel.

Unos veinte años después, él reapareció de la nada y le pidió un favor. Había tenido una hija con otra mujer y quería que ella le gestionara la internación de la niña

en un orfanato antes que él volviera a la cárcel. La pequeña Joline (se pro-nuncia Yolín) había sido abandonada por su madre y parecía destinada a pasar su vida en una institución.

May optó por hacer las gestiones para quedarse con ella. Ya lleva cinco años criándola. No le ha resultado fácil. Trabaja arduamente para pagar las cuentas, y Joline no le da tregua. Sin embargo, nada la hace desistir.

«Todos me dicen que Joline es una carga enorme y que no valen la pena los sacrificios que hago para criarla. Pero nadie me pregunta qué siento yo ni toma en cuenta las razones por las que lo hago.

»Cuando terminó mi última relación, sentí que mi vida había perdido todo sentido, y que nunca tendría una familia normal. Sin embargo, la primera vez que vi la sonrisa de Joline y que ella me agarró

un dedo con su manito, supe que había alguien que me quería y me necesitaba. Joline no es una carga; me trae amor y alegría».

En ese momento Joline se acercó, echó sus brazos al cuello de May y le llenó las mejillas de besos. «Te quiero, mami. Eres la mejor del mundo». Como madre orgullosa que es, a May se le iluminó el rostro.

Entonces caí en la cuenta de que May tenía razón, y de que las críticas que había recibido eran injustas. En lugar de dejar que las vicisitudes y avatares de la vida la sumieran en una espiral de autocompasión, optó por dar de lo que aún tiene. Y gracias a ello ha hallado la felicidad que tan esquiva le había sido.

R enée Chang es dir ector a de una consultor ía en Taiwán. ■

LA DECISIÓN DE UNA MADRERenée Chang

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Hacía un tiempo estu-pendo, y la mayoría de mis amigos aguardaban con ansias el fin de semana para distenderse y pasarla bien. Yo no. Había estado enferma y me había atrasado en los estudios. Tenía por delante una montaña de trabajos, informes y tareas que terminar antes de fin de mes. Me sentía sobrecargada y anímicamente descargada.

Al cabo de varias horas de intenso trabajo y pocos progre-sos, se me ocurrió que quizá pasando un rato al aire libre se me levantaría la moral; así que me fui a pasear a un parque cercano. Aunque normalmente las zonas verdes y los caminos están tranquilos, en aquella ocasión estaban repletos de familias. Por

Unodelosmejoresobsequiosquemehizomipadre—sinproponér-selosiquiera—fuelaoportunidaddepresenciarelvalorconquehacíafrentealaadversidad.Siempresemostrabaimperturbable,com-pletamentesereno.Nuncaperdíasucarácterefervescente,risueño,jovial.Ben Okri (1959 – )

Lavidaestásembradadeespinas,ynoconozcootroremedioquepasarrápidamenteatravésdeellas.Cuantomástiempodedicamosanuestrosinfortunios,mayoressupoderparahacernosdaño.Voltaire (1694–1778)

todos lados se escuchaban risas y un alegre bullicio.

Llevaba un rato caminando cuando me llamó la atención el grito de entusiasmo de un niño. Me volví y vi a un señor jugando a la pelota con su hijito, que tendría unos tres años. El pequeño corría alocada-mente, pateando y persiguiendo el balón sobre la hierba. Muchas veces ni siquiera lograba hacer contacto con él, y se le escapaban muchos de los pases que le hacía su padre. Sin embargo, jugaba con tanta pasión y entusiasmo que me arrancó una sonrisa.

Después de observarlos un rato noté algo raro en el brazo derecho del papá. Si bien movía el resto del cuerpo con naturalidad mientras corría y pateaba la pelota, la mano

Lección gratuita

y el brazo derechos le colgaban inmóviles a un costado. Con soltura y desparpajo hizo señas a su hijo con el otro brazo y le pasó una vez más el balón.

Cuando el sol comenzó a ponerse, emprendí el regreso a casa. La risa contagiosa de los dos futbolistas me resonaba aún en los oídos. No creo que aquel padre se considere un gran maestro de vida; pero ese domingo por la tarde, sin darse cuenta, me animó mucho. Su ejemplo de alegría y sencillez redujo mis problemitas a su justa dimensión y me motivó a afrontar las dificultades con ese mismo espíritu de fe y valor.

Elsa Sichrovsk y es estudian-te de secundar ia. Vive con su fa milia en Taiwán. ■

Elsa Sichrovsky

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¡Cuán grande es Tu bondad! Salmo 31:19

¡Cuánto hay de bueno en nuestra vida! Amigos, familia, salud, felici-dad, vivienda, comida en la mesa, oportunidades de gozar de la música, las artes plásticas y la literatura. La Biblia enseña que Dios es el origen de esas bendiciones. «Es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor»1. «Todo lo que es bueno y perfecto desciende a nosotros de parte de Dios nuestro Padre, quien creó todas las luces de los cielos»2.

Por maravillosos que sean, esos dones no son sino una pequeña ilustración del amor de Dios. En el ajetreo de la vida cotidiana es fácil pasar por alto la manifestación más sublime de la bondad divina: el obse-quio que nos hizo en la persona de Su Hijo Jesucristo. «De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna»3.

Cabe afirmar que Jesús es la bondad de Dios hecha carne. Y ese Dulce Jesús mío,

dulce Redentor,si pudiera amartecon Tu mismo amor,como Tú me quiereste quisiera yo.Restituto del Valle Ruiz (1865–1930)

LA BONDAD DE DIOSobsequio deriva en otro: «La dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro»4.

Dios no tenía por qué enviar a Su Hijo; y Jesús no estaba obligado a entregar Su vida por nosotros. Sin embargo, lo hizo, y gracias a ello podemos obtener el perdón de nues-tros pecados y adquirir la certeza de una eternidad en la amorosa presen-cia de Dios. Sin el sacrificio de Jesús, sin Su sufrimiento en la cruz, sin Su muerte, sin Su resurrección y triunfo sobre el sepulcro, no contaríamos con la promesa de vida eterna.

El presente ejercicio consiste en tomarse unos minutos para agrade-cerle a Dios el don de la salvación. Agradécele que enviara a Jesús a morir en tu lugar. Dale gracias por los dones del perdón y la redención. Hazlo con tus propias palabras o, si prefieres, con la siguiente oración:

«Te agradezco, mi Dios, que enviaras a Tu Hijo Jesús para que asumiera el castigo que me correspondía recibir a mí por todos mis errores y pecados5. Te ruego que mantengas mi corazón, mis pensamientos y mi vida siempre abiertos a Ti, para que nunca olvide Tu bondad».

A bi M ay es docente y escr ito-r a. Vive en el R eino Unido y es columnista de Conéctate . ■

1. Eclesiastés3:13

2. Santiago1:17(ntv)

3. Juan3:16

4. Romanos6:23

5. V.1Pedro2:24

Ejercicio espiritualAbi May

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De Jesús, con cariño

Más que una motaCuando haces pausas para llenarte de Mí, Yo renuevo sin falta tus recursos. Cuanto más me entregas de ti, más puedo darte de Mí: amor, poder, ungimiento, dones, perspicacia, sabiduría, bendiciones, fuerzas, provisión, protección, creatividad, inteligencia, contentamiento, gozo y paz.

Todos esos dones son expresiones de Mi bondad. Están todos a tu alcance y pueden manifestarse más en tu vida día a día. A medida que me vayas conociendo más profundamente y aprendas a recibir indicaciones Mías de forma más clara y directa, llegarás a poseer más y más de esos inefables dones y tesoros. Cundirán y se multiplicarán en tu corazón y en la vida de las personas con quienes trabes contacto.

Nunca pienses que no eres sino una persona más, una mota en medio del universo, y que lo que haces no tiene ninguna influencia en los demás ni en la sociedad que te rodea. No es así. Por medio de lo que digas y hagas puedes tener un efecto positivo en tu mundo. Puedes trabajar codo a codo conmigo para que se vea más Mi naturaleza, Mi amor y Mi bondad en tu entorno. Cuando te dejas guiar por Mí y obras por el poder de Mi Espíritu, tus acciones contribuyen a hacer realidad Mi perfecto designio en la vida de muchas personas.