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1160 Conducta antisocial y confianza en instituciones de jóvenes en distintas situaciones de vulnerabilidad Adrián Israel Yáñez Quijada Gildardo Bautista Hernández José Ángel Vera Noriega Manuel Ramírez Zaragoza Resumen El presente trabajo describe la confianza percibida de instituciones y conducta antisocial referida por jóvenes de distintas situaciones sociales. La muestra fue conformada por 303 jóvenes, de los cuales 100 (33.3%) son infractores recluidos en un centro de adaptación, 96 (31.68%) jóvenes sin oportunidades (jóvenes con exclusión escolar y laboral) y 100 (33.3%) estudiantes de bachillerato en condiciones de alta marginalidad. Los resultados indican la pertinencia del empleo de escalas que evalúen la confianza en las instituciones, en jóvenes de distintas situaciones de vulnerabilidad. Palabras clave: Instituciones, conducta antisocial, jóvenes. Introducción Situación de los jóvenes en sonora Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía ([INEGI], 2010), en el Estado de Sonora tenemos una población total de 251,510 jóvenes de entre 15 y 19 años de edad, los cuales representan un 9.4% del total de la población, de estos jóvenes 128,406 (51. %) son varones y 123,104 (49%) son mujeres. El Consejo Estatal de Población ([COESPO], 2006) indicó que en el Estado existían 83, 433 jóvenes de 15 a 19 años que no estudiaban, 90,543 jóvenes de entre 15 y 19 años en Sonora no asistían a la escuela, 52.9% de esta población que no asiste a la escuela son hombres y un

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Conducta antisocial y confianza en instituciones de jóvenes en distintas situaciones de vulnerabilidad

Adrián Israel Yáñez Quijada Gildardo Bautista Hernández

José Ángel Vera Noriega Manuel Ramírez Zaragoza

Resumen

El presente trabajo describe la confianza percibida de instituciones y conducta antisocial referida por jóvenes de distintas situaciones sociales. La muestra fue conformada por 303 jóvenes, de los cuales 100 (33.3%) son infractores recluidos en un centro de adaptación, 96 (31.68%) jóvenes sin oportunidades (jóvenes con exclusión escolar y laboral) y 100 (33.3%) estudiantes de bachillerato en condiciones de alta marginalidad. Los resultados indican la pertinencia del empleo de escalas que evalúen la confianza en las instituciones, en jóvenes de distintas situaciones de vulnerabilidad. Palabras clave: Instituciones, conducta antisocial, jóvenes.

Introducción

Situación de los jóvenes en sonora

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía ([INEGI], 2010), en el

Estado de Sonora tenemos una población total de 251,510 jóvenes de entre 15 y 19 años de edad,

los cuales representan un 9.4% del total de la población, de estos jóvenes 128,406 (51. %) son

varones y 123,104 (49%) son mujeres.

El Consejo Estatal de Población ([COESPO], 2006) indicó que en el Estado existían 83,

433 jóvenes de 15 a 19 años que no estudiaban, 90,543 jóvenes de entre 15 y 19 años en Sonora

no asistían a la escuela, 52.9% de esta población que no asiste a la escuela son hombres y un

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47.1% son mujeres; al parecer no existen diferencias en el abandono escolar de los jóvenes

sonorenses y la población excluida del sistema educativo nacional.

Respecto a la cobertura de la educación media superior en el Estado de Sonora si bien ha

aumentado en los últimos años, aun no alcanza a una gran porcentaje de los jóvenes del estado,

en el ciclo 2010-2011 la cobertura de la educación media superior en Sonora es de un 69.09%,

dejando fuera del sistema educativo a un gran numero de jóvenes (Secretaría de Educación

Pública [SEP], 2009).

Para el año 2010, el número de jóvenes de 12 a 20 años de edad, cuyos expedientes

fueron radicados en los Juzgados Especializados en Justicia para adolescentes en Sonora fue de

1584, siendo la mayor incidencia de adolescentes entre los 16 y 17 años de edad (Gobierno del

Estado de Sonora, 2011).

En este sentido, aunque los datos oficiales no siempre reflejan la verdadera dimensión del

problema, ya que las instituciones procesan solamente la información proveniente de los

menores que fueron arrestados o detenidos en algún Consejo o tribunal, se reconoce que los altos

índices de participación en actos antisociales y delictivos significan no sólo graves consecuencias

a nivel social, familiar, escolar o jurídicamente, sino también, por los efectos devastadores que

acarrea al propio joven en su comportamiento moral y social. Según De la Peña (2010), la

creciente implicación de este tipo de conductas, junto a los costos personales, sociales y

económicos, ha provocado el consenso sobre la necesidad de buscar soluciones a estos

problemas.

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Confianza en las instituciones

En México desde el 2004 se han realizado una serie de encuestas respecto a la confianza

que los mexicanos depositan sobre las instituciones con mayor relevancia en el país. En la

Encuesta Mitofsky la confianza en las instituciones se concibe como el grado de seguridad que

refieren las personas respecto a que las instituciones van a funcionar en la forma en que se espera

(Campos y Penna, 2008). Este tipo de estudios generalmente se realizan con ciudadanos mayores

de edad, entre 18 y 50 años con credencial de elector, de diversas condiciones sociales.

La implementación de las encuestas consiste en asignarles valores de confianza a las

instituciones que van de 0 a 9. Las instituciones que normalmente alcanzan los mayores puntajes

son las universidades, los medios de comunicación, el ejército y la iglesia, los que presentan

menor confianza son la policía, los partidos políticos, senadores y diputados (Campos y Penna,

2008).

En este sentido, Segovia, Haye, Gonzalez, Manzi y Carvacho (2008) entienden basándose

en el concepto de confianza de Offe (1999) que la confianza en las instituciones se relaciona con

la creencia en acciones futuras llevadas a cabo por una persona o una institución, en este sentido

se entiende por confianza en las instituciones la creencia por parte de la sociedad de que estas

cumplirán con los papeles y obligaciones que están determinadas a cumplir.

Establecimiento del problema

La vida en sociedad parece tener, como su principal aspecto, el reconocimiento de la

necesidad de un sistema de leyes que sirva de base para la conducta social de sus miembros

(Konty, 2005).

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El pronóstico de lo que es adecuado o no, en términos de comportamiento individual,

difiere de sociedad en sociedad debido a la construcción y mantenimiento de su organización

política, jurídica y social.

A pesar de las diferencias existentes, cualquier sociedad tiende a considerar como

adaptable los desvíos relacionados a los propios patrones de normalidad, sobre todo cuando esos

desvíos constituyen riesgos para las personas, en la medida en que amenazan las normas

generales (social, jurídica y política). Así, en términos interindividuales, interinstitucionales, e

inter-grupales es necesario el establecimiento de un contrato en el proceso de interacción (Elster,

1994).

Suponiendo que las leyes funcionan para regular el comportamiento social e individual,

es de gran importancia considerar que estas han sido percibidas en los últimos años como

ineficientes, malintencionados o que pueden ser desviadas, engañadas y burladas (Cohen, 1997).

Según Elster (1994), es posible entender esta desorganización social, a partir de la

disolución de los vínculos sociales, de la desintegración de grupos sociales y la interrupción de

actividades organizadas. La conducta del rompimiento normativo puede contribuir a la vitalidad

y eficacia de la vida social organizada, a fin de reflexionar sobre la ley y el orden, pero cuando se

excede puede indicar un camino hacia la barbarie

Tal condición fue evidenciada en el trabajo realizado por Messner, Thomas y Rosenfeld

(2001), los resultados obtenidos aluden que al buscar una explicación para la variación en la tasa

de crimen o conductas antisociales, se integran una serie de elementos culturales y estructurales,

al afirmar que algunas sociedades que son reguladas a través de instituciones sociales especificas

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(por ejemplo, familia, escuela y religión) presentan más bajas tasas de crimen, que otras

sociedades que son menos reguladas por las instituciones.

Objetivo

El objetivo de este estudio es describir la confianza percibida sobre instituciones sociales

que imparten normas y medir la diferencia entre grupos de jóvenes con diferentes niveles de

frecuencia e intensidad de conducta antisocial.

Justificación

Laso (2007), refiere las instituciones se constituyen como formas de experimentar el

mundo, que se transmiten de generación en generación; aludiendo a racimos de creencias,

emociones y sensaciones que predisponen a las personas en diversas direcciones, sentando

el dominio de la acción en los diferentes contextos que afrontan en su cotidianidad y

manteniendo el sentido entre la conducta de los diversos actores que tejen la sociedad.

Estas formas de experimentar el mundo proponen un sentido último de la existencia, que

sirve de horizonte para todas y cada una de las actividades que realiza cualquier ser humano.

Entre la conducta social y la confianza en las instituciones media el ejercicio de conducta

como un comportamiento controlado por la norma social, se conciben como dos ingredientes de

armonía y vivencia social del joven por buscar apoyo, protección y disminuir riesgos, esto último

es importante ya que las instituciones las creamos con el fin de disminuir la posibilidad de

riesgos asociados a conductas que atenten contra el bien común (Vera, 2008).

Con base en lo anteriormente descrito, es evidente que existe una relación entre la norma

social establecida por las instituciones y el llevar a cabo un una conducta que desafíe las mismas,

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resultando pertinente evaluar la percepción que presentan los jóvenes sonorenses de distintas

situaciones de vulnerabilidad, sobre la confianza que se tiene de las instituciones y los niveles de

conducta antisocial.

Marco teórico

La conducta antisocial alude a la transgresión del orden establecido sin la realización de

un delito mayor (Formiga y Gouveia, 2003; Yañez, 2011). Por ejemplo, tirar basura en el

vecindario, no obedecer a sus mayores, decir insultos. No obstante, en diversas investigaciones

se ha encontrado que el cometer estas conductas, podría ser la antesala a la realización de delitos

mayores (Bringas, Herrero, Cuesta y Rodríguez, 2006; Sobral, Gómez, Luengo, Romero y Villar,

2010).

El estudio de la conducta antisocial en jóvenes, generalmente, se enmarca en modelos

psicosociales desde los cuales se pretenden entender estos comportamientos mediante el análisis

de factores de riesgo y protección, presentes en la familia, los iguales, la escuela y la comunidad.

En el presente estudio, se retoma el modelo ecológico aplicado por Belsky (1980) debido a que

resultó un modelo conveniente en la medición de conductas antisociales en jóvenes sonorenses

(Frías, López y Días, 2003).

Se centró en la influencia de exosistema, que refiere que el barrio, la escuela y el trabajo

son contextos importantes para los menores, y que constituyen un nivel relevante de interacción.

Bajo este marco, y como se mencionó anteriormente, existen diversos factores que se

relacionan con el cometer una conducta antisocial, dentro de estas se encuentra el escenario de la

escuela (Muñoz, 2004).

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Angenent y Man (1996) refieren que la escuela es el lugar en donde los jóvenes, además

de adquirir conocimientos, también es el escenario en donde se entrenan para las relaciones

sociales y se exponen a las variadas normas sociales, reglas y costumbres de su comunidad.

Frías, López y Días (2003), describen que la forma en la que la escuela ejerce influencia

en los estudiantes es a través de sus políticas, las cuales se ven reflejadas en el establecimiento de

reglas y las maneras con las que se hacen cumplir las mismas.

Otro factor relacionado es el que atañe al ambiente o comunidad a la que se pertenece.

Según Muñoz (2004), el vivir en una colonia con alto índice delictivo, sin la correcta intromisión

de las autoridades, puede hacer probable que los jóvenes, se unan a pandillas o cometan actos

antisociales o delictivos.

Por último, otro de los factores es el desempleo, con base en los hallazgos del estudio

longitudinal con jóvenes de Inglaterra sin oportunidades de trabajar, realizado por Farrington,

Gallagher, Morley, Ledger y West (1986), se encontró que la experiencia del desempleo hace

más probable el que los individuos antisociales robaran con más frecuencia, siendo este efecto

relativamente inmediato.

En este sentido, la falta de aceptación o percepción negativa de las instituciones

establecidas, puede vincularse con la frecuencia e intensidad de una conducta antisocial

(Ramírez, 2012).

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Metodología

Participantes

Se trabajó con 303 jóvenes seleccionados mediante un muestreo aleatorio simple, de los

cuales 33.3% (100) son menores infractores (que sin haber cumplido 18 años de edad han

incurrido y cometido una conducta tipificada en las leyes y que ha sido considerado responsable

y recluidos en el Instituto de Tratamiento y de Aplicación de Medidas para Adolescentes La

“Granja”, ubicada en Hermosillo, Sonora), el 31.7% (96) son jóvenes sin oportunidades: jóvenes

con exclusión escolar y laboral al momento del levantamiento de los datos en la colonia

solidaridad con un grado de marginación alto de la ciudad de Hermosillo Sonora (Consejo

Nacional de Población [Conapo], 2005). El 33.3% (100) pertenece al Colegio Nacional de

Educación Profesional Técnica Hermosillo 1 (CONALEP Hermosillo 1). Respecto a la

distribución de la edad los jóvenes infractores presentan una edad promedio de 15.91 años

(DE=1.29), los jóvenes sin oportunidades 17.39 años (DE= 2.48) y los estudiantes de

bachillerato 16.80 (DE= 1.16).

Instrumentos

Conductas Anti-sociales y Delictivas (CAD). Se utilizó la escala validada por Yáñez

(2011) en una muestra de jóvenes de Bachillerato de Hermosillo, Sonora. Sólo que únicamente

se tomó en cuenta el área de conducta antisocial, que miden conductas que no expresan delitos,

sino comportamientos que desafían el orden social. Incluye 16 reactivos con pesos factoriales

entre .46 y .73, y alfa de Cronbach de 89. En la escala se pregunta el número de veces que se han

cometido actos que desafían el orden, aludiendo a una encuesta tipo likert, cuyos valores van de

0 = nunca he cometido tal conducta a 9 = he cometido esta conducta nueve veces.

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Confianza en las instituciones para jóvenes. Utilizando como parámetro la Encuesta de

Confianza en las Instituciones desarrollada por la consulta Mitofsky, se construyó la escala de

Confianza en las Instituciones para Jóvenes, esta evalúa la confianza que los sujetos le tienen a

las instituciones para transmitir las reglas o normas sociales. La escala está compuesta por 17

instituciones como la policía, familia, iglesia, poder ejecutivo, por mencionar algunas. Con el fin

de validarla, se realizó un análisis factorial, en donde se obtuvieron pesos factoriales que van de

.37 y .74, con valor alfa de Cronbach de .90, explicando el 34.6% de la varianza. Esta escala es

de tipo likert de valores entre 0= poco a 4= mucho.

Resultados

Se realizó prueba de hipótesis a través del análisis de varianza, contrastando las medias para

cada uno de las instituciones a partir de las muestras de jóvenes estudiantes, infractores y sin

oportunidades.

Tal como se observa en la tabla 1, existen diferencias significativas en las medias entre las

tres muestras de adolescentes, los jóvenes sin oportunidades e infractores obtuvieron

puntuaciones medias de moderadas a altas en la mayoría de las instituciones. Por el contrario, los

jóvenes estudiantes, son quienes refieren baja confianza en todas las instituciones. Cabe señalar

que en el caso de los jóvenes infractores, las instituciones que más confianza le tienen son:

familia (x=3.58; DE=.97), escuela (x=3.37; DE=1.01) y cruz roja (x=3.15; DE=1.27) Mientras

que los jóvenes estudiantes, estas misma instituciones son de las que menos confianza refieren.

Las instituciones que marcan mayores diferencias entre los tres grupos son la familia (F=

272.67), escuela (F= 205.42) cruz roja (F= 120.77), ONG`s (F=185.27) y el poder ejecutivo

(F=177.66).

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Tabla 1. Análisis de varianza de una sola vía utilizando la prueba post hoc de Scheffé para

comparar la confianza en las instituciones con el factor situación de los jóvenes.

Instituciones

Jóvenes

Estudiantes Sin oportunidades

Infractores

M DE M DE M DE F

Administración publica 1.06 .80 2.18 1.25 2.26 1.30 34.53**

Bancos .92 .70 2.06 1.34 2.31 1.44 40.45**

Cruz roja . 76 .74 2.25 1.24 3.15 1.27 120.77**

Derechos humanos .85 .74 2.47 1.48 2.95 1.34 87.57**

Ejercito .87 .69 2.77 1.20 2.66 1.47 82.34**

Escuela .72 .75 3.02 1.22 3.37 1.01 205.42**

Familia .30 .59 2.43 1.36 3.58 .97 272.65**

Hospitales .83 .76 2.17 1.33 2.92 1.30 117.75**

Iglesia .76 .80 2.40 1.44 2.58 1.49 60.69**

Medios de comunicación .99 .70 2.06 1.34 1.91 1.34 24.38**

ONG´s 1.07 .79 3.76 .62 2.37 1.32 185.27**

ONU .79 .78 3.15 1.54 2.80 1.42 121.30**

Poder ejecutivo .89 .76 3.21 1.07 2.31 1.46 177.66**

Poder judicial .90 .73 1.94 1.32 2.46 1.45 43.46**

Policía 1.04 .79 2.32 1.76 2.03 1.50 28.97**

Políticos 1.13 .70 1.79 1.21 1.91 1.29 12.71**

Tribunales 1.00 .73 3.07 1.18 2.27 1.32 86.77**

Nota: *p " 0.05; **p " 0.01

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Se realizó un análisis de varianza con el fin de observar si existían diferencias entre los

tres grupos de jóvenes, respecto a las conductas antisociales cometidas. La distribución

encontrada parece un tanto lógica, ya que son los menores infractores los que alcanzaron las

medias más altas (x= 3.38), le siguen los jóvenes sin oportunidades (2.56) y finalmente los

estudiantes de bachillerato con una media de 1.69 (Véase Tabla 2).

Tabla 2. Análisis de varianza de una sola vía utilizando la prueba post hoc de Scheffé para

comparar conducta antisocial con el factor situación de los jóvenes.

Instituciones

Jóvenes

Estudiantes Sin oportunidades

Infractores

M DE M DE M DE F

Conducta antisocial 1.69 .14 2.56 1.28 3.38 2.27 24.15**

Nota: *p " 0.05; **p " 0.01

Con relación a los criterios de Conducta Antisocial en sus condiciones de alta (sujetos

con puntuaciones por encima de la media más una desviación típica) y baja (sujetos con

puntuaciones por debajo de la media menos una desviación típica). Las instituciones en las que

se encuentran diferencias sobre el nivel de conducta antisocial reportado, resultan la iglesia,

escuela, familia y el poder ejecutivo (Véase tabla 3).

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Tabla 3. Comparación de medias para la variable confianza en las instituciones respecto al

factor conducta antisocial.

Instituciones

Conducta antisocial

T Bajas Altas

M DE M DE

Iglesia 1.74 1.46 2.18 1.57 -2.45**

Escuela 2.22 1.57 2.62 1.49 -2.17*

Familia 1.95 1.69 2.39 1.69 -2.23*

Poder Ejecutivo

2.22 1.51 2.78 1.39 -3.25**

Nota: *p " 0.05; **p " 0.01

Discusión de resultados

Lo hallazgos obtenidos en esta investigación corresponden con los resultados obtenidos

en la encuesta Mitofsky, es decir, los jóvenes perciben que la escuela principalmente, la iglesia y

la familia son las instituciones en las que confían para que transmitan las reglas o normas

sociales, a demás de resultarles de mayor relevancia.

Por otro lado, Valdenegro (2005) refiere que en un estudio con jóvenes la dependencia de

estos a la familia y otros grupos primarios fungen como factor de protección para el quiebre de

las regularidades normativas y percepción de desesperanza en los jóvenes. En ambos casos se

encuentra como una percepción de apoyo hace menos probable la ocurrencia de conductas

desviadas.

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En cuanto a las conductas antisociales cometidas se refiere, los datos obtenidos respaldan

lo planteado por Sobral et al. (2010), en el sentido de que las conductas antisociales pueden ser la

antesala de cometer un acto delictivo o se relacionan con las mismas; ya que los que obtuvieron

mayores puntajes en la escala de conducta antisocial, fueron precisamente los jóvenes

infractores.

Otro dato importante, fue que los infractores resultaron los que más confianza presentan

sobre las diversas instituciones sociales, inclusive si obtenían los niveles de conducta antisocial

más altos. Esto parece relacionarse con lo que plantea Seeman (1975), este autor refiere que los

jóvenes pueden sentirse en un entorno carente de normas, en donde el individuo no tiene

capacidad de poner en acción otros medios que los no aprobados socialmente para realizar sus

fines.

Conclusiones

Los resultados alcanzados en esta investigación, parecen indicar la pertinencia del empleo

de escalas que evalúen la confianza en las instituciones, en jóvenes de distintas situaciones de

vulnerabilidad. Lo encontrado en este trabajo apunta a que existe una relación entre la confianza

que los individuos depositan en las instituciones y el llevar acabo una conducta fuera de la norma

establecida (Messener et al., 2001).

Por otro lado, los jóvenes infractores reportaron que la familia es la institución a la cual le

tienen mayor confianza, diversas investigaciones refieren que el cometer conductas antisociales

se relaciona con la situación familiar, aunque en este trabajo no se exploró a fondo tal variable

(Frías, López y Días, 2003; Formiga y Gouveia, 2003), resulta relevante el análisis de las

características familiares de jóvenes en distintas situaciones sociales.

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En relación a los jóvenes sin oportunidades, resulta pertinente que el gobierno mediante

la generación de políticas públicas, desarrolle programas para la solución a las conductas

antisociales, que busquen la integración de jóvenes sin oportunidades de estudio ni trabajo a la

sociedad, estas acciones deben de tener como objetivo el lograr que los jóvenes se sientan con un

apoyo por parte de su comunidad, de la misma manera deben propiciar el establecimiento de

mecanismos que promuevan alternativas para que logren sus metas de una manera legitima

(Ramírez, 2012).

Respecto a los jóvenes estudiantes, Vera, Yañez y Santíz (2011) punta que los estudiantes

de CONALEP se encuentran en riesgo de percibir a las normas sociales como ineficientes o sin

relevancia para ellos. Estos autores enfatizan la importancia de generar políticas, que aborden

las creencias de los jóvenes acerca de cómo perciben los parámetros normativos, con el fin

de que se ajusten a los mismos y evitar la desvalorización de los intereses sociales. Todo esto con

el fin de a gestar una inserción al sector productivo del país, en la cual los futuros técnicos y

profesionistas, respeten y valoren a las instituciones sociales que transmiten las normas que

regulan nuestra sociedad.

En general, se puede decir que los programas públicos de integración dirigidos a los

jóvenes, deben de estar establecidos sobre la base de un modelo alternativo que establezca un

marco de desarrollo humano, que promueva en los jóvenes la autonomía en el establecimiento de

las metas y promueva una mejora integral desde la familia hasta las instituciones.

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Referencias

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“Memorias en extenso del Sexto Congreso Internacional de Educación” se terminó de editar en Septiembre de 2012 en el Departamento de Educación de la Dirección de Ciencias Sociales y

Humanidades del ITSON en Ciudad Obregón Sonora, México.

El tiraje fue de 450 Cd´s más sobrantes para reposición.!

D.R. 2012 Instituto Tecnológico de Sonora,

Cd. Obregón, Sonora, México.

Primera Edición.

ISBN 978-607-609-021-3, hecho en México

Esta publicación no puede ser reproducida ni transmitida, en todo ni en parte, por un

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