Comunidades de Sentido Interacciones y Movimientos Sociales

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    Papel Poltico N 13 octubre de 2001 (7-38)

    COMUNIDADES DE SENTIDO,INTERACCIONES Y MOVIMIENTOS

    SOCIALES

    Javier Duque Daza*

    Desde la dcada del ochenta diferentes estudios de la accin colectivainvolucran el concepto de red social. Sus planteamientos sostienen quedetrs de los movimientos sociales se encuentra una red de grupos, dediversas formas de asociacin, que expresan la existencia de contactodirecto entre individuos, de interacciones en la vida cotidiana que consti-tuyen un potencial movilizador que le da cuerpo a los movimientossociales. Se asume que aunque los que deciden participar o no hacerlo sonlos individuos, stos se activan debido a la existencia de los gruposarticulados frecuentemente en redes que constituyen un entramado quesubyace a la movilizacin. Aunque esta perspectiva no expresa un consen-so en la comunidad acadmica y se plantea en trminos categricos poralgunos autores y relativos por otros, se reconoce la existencia de las redesy de los grupos que las constituyen.

    Bajo la premisa de la existencia de las redes y de sus componentes elpresente texto aborda una perspectiva de anlisis de estas formas deasociacin a partir del concepto de comunidad de sentido. Asumiendo sucaracterizacin se discuten las motivaciones de la participacin comunita-ria distinguiendo entre los incentivos selectivos y los colectivos; al respectose retoman los planteamientos de Mancur Olson, en tanto estudio seminal,respecto de la crtica de los enfoques tradicionales sobre los grupos, laperspectiva del actor racional y las crticas a su planteamiento, para luegohacer una propuesta de comunitariedad que involucra en sus componen-tes tanto las motivaciones como su estructuracin y sus dinmicas.

    A partir de las comunidades de sentido y de las redes sociales se asume unenfoque relacional de la movilizacin social. Su presencia no siempre

    * Profesor Universidad del Valle, Colombia. Politlogo, Maestra Ciencias Polticas, PontificiaUniversidad Javeriana, Cali. Candidato al doctorado en Ciencia Poltica FacultadLatinoamericana de Ciencias Sociales, Mxico. Telfono 56650228 Mxico D.F. [email protected]

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    conduce a la movilizacin, pero constituyen un potencial para sta, seabordan algunas condiciones que pueden favorecerla y otras que laobstaculizan o que hacen ms difcil que se presente.

    I. COMUNIDADES DE SENTIDO

    Si bien la dinmica y la vida cotidiana de los individuos poseenuna dimensin individual que las constituye, stas estn inmersas,a su vez, en mltiples interacciones sociales a partir de las cuales,en mbitos parciales y especializados, se articulan con otros sujetos,participan de lo que otros hacen, se integran y recrean vnculos,construyen significados intersubjetivamente y realizan acciones con-juntas que expresan lo colectivo, no como totalidad, ni subordinacin,sino como parcialidad y libertad integrativa. La interaccin social seorienta en torno a expectativas, necesidades e intereses, pero tambinbajo orientaciones valorativas referidas a concepciones de lo deseableen cuyo centro se ubica tanto lo individual como lo colectivo, construi-do interactivamente. En esta direccin se configuran las comunidades desentido, en tanto nexos vinculantes construidos autnomamente,aglutinamiento en mbitos parciales y especializados de la vida coti-diana y a partir de los cuales las personas construyen perspectivas devida y de accin, un actuar reflexivo y coordinado con otros, conjun-cin de referencias individuales y colectivas.

    Las comunidades de sentido se constituyen en una perspectivadiferente a las comunidades naturales objeto de la sociologa clsica apartir de las cuales se estableca una mirada polar respecto a lasociedad. Tnnies1 consideraba dos formas de relaciones sociales:comunitarias y societarias. Las primeras se caracterizan por: a. laexistencia de relaciones de dominacin fundadas en una clase depoder, basadas en la desigualdad de la fuerza y la autoridad, relacionesautoritarias originadas y tipificadas especialmente en el patriarcadosurgido en la familia; b. la presencia de relaciones de compaerismooriginadas tambin en la familia, en las relaciones de consanguinidadpero que las trascienden y devienen en relaciones de fraternidad, deunin. La tendencia a la concordia y ayuda mutua hace concebir lasrelaciones comunitarias como relaciones ideales, en donde predominauna especie de estado perfecto de convivencia que presupone, a su vez,una cierta homogeneidad, concurrencia, afinidad de intereses, lo cualno excluye la presencia de conflictos y hostilidades; c. la existencia de

    1 Ferdinand Tnnies. Principios de sociologa. Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1942,pgs. 65-75.

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    lazos de vecindad, que implica la presencia de la ayuda mutua debidoa la proximidad, que originan formas de solidaridad y reciprocidad, lascuales exigen usos y prcticas que en los pueblos son a menudo muyfuertes. En las pequeas ciudades se mantienen todava pero ya en lasgrandes apenas dejan algn rastro en relaciones muy escuetas ypobres; d. la vecindad, las relaciones de fraternidad, de solidaridad, dereciprocidad, dan origen a relaciones relativamente ms igualitariasentre los miembros de la comunidad.

    En esta direccin las relaciones comunitarias no suponen previa-mente la igualdad formal y la libertad de las personas que en ellasviven; al contrario, existen en gran parte por razn de determinadasdesigualdades naturales: entre los sexos, entre las edades, entre lasdistintas fuerzas fsicas y morales, tal como se da en las condicionesreales de la vida. Pero, por otra parte, se aproximan al tipo ideal oracional del pacto por la igualdad o semejanzas suficientes de esascondiciones vitales, o sea, por la igualdad del sexo, la aproximadaigualdad entre las edades y las semejanzas entre las fuerzas fsicas ymorales. Pero, an en estos casos, el supuesto psquico de estas relacio-nes lo constituyen todava el agrado mutuo, la recproca habituacin yla conciencia del deber recproco. Estas relaciones sociales tienen suorigen en el sentimiento y conciencia de esa dependencia mutua quedeterminan las condiciones de vida comunes, el espacio comn y elparentesco; comunidad de bienes y males; de esperanzas y temores.Comunidad de sangre es la expresin que designa el ser comn.Vecindad, manifiesta la esencia de esos fenmenos derivados de laproximidad espacial; y cooperacin, concentra los caracteres de unavida apoyada en condiciones comunes2.

    Las relaciones societarias, por oposicin a las comunitarias, secaracterizan por: a) surgir sin coaccin, ni violencia, son aquellas en lascuales cada persona se ve obligada respecto de la otra para determi-nados servicios concretos. La relacin en s misma la concibe, porconsiguiente, cada una de las personas que participan en ella como unmedio para llevar a efecto tales servicios mutuos; aqu hace presenciala relacin del contrato social en donde se percibe al beneficio mutuoque surge las relaciones entre los individuos; b) el desplazamiento delcompaerismo, la hospitalidad y las relaciones de vecindad por uncreciente proceso de individualismo. Con el paso de lo rural a lo urbanolos lazos de vecindad se transforman decididamente, la vida de lasgrandes ciudades produce ms bien hostilidad, peligro existente tam-

    2 Idem, pgs. 37-38.

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    bin en cualquier otra parte, como ocurre en toda especie de cercana.Se pasa fcilmente del compaerismo profesional a la competencia. Ala amistad como relacin comunitaria se opone la amistad comercialcomo relacin societaria3. Tnnies subraya que el terreno propio de lasrelaciones es aquel donde emerge el contrato como dispositivo: larelacin de trabajo de carcter capitalista; la relacin de alquiler oarrendamiento urbano; las relaciones contractuales entre acreedores ydeudores.

    Esta perspectiva de oposicin entre comunidad y sociedad plantea-da por Tnnies la encontramos igualmente en Max Weber quien definela comunidad como una relacin social cuando y en la medida en quela actitud de la accin social se inspira en el sentimiento subjetivo(afectivo o tradicional) de los partcipes de construir un todo y a lasociedad como una relacin social, cuando y en la medida en que laactitud en la accin social se inspira en una composicin de interesespor motivos racionales (de fines o de valores) o tambin en una uninde intereses con igual motivacin. La sociedad de un medio tpicopuede descansar (pero no nicamente) en un acuerdo o pacto racionalpor declaracin recproca4. Para Weber, mientras la sociedad se fundaen el cambio estrictamente racional con arreglo a fines y librementepactada y dirigida por determinados fines o la unin racionalmentemotivada de los que comulgan en una misma creencia, la comunidadse apoya en fundamentos afectivos, emotivos y tradicionales.

    La distincin planteada por Weber no conduce a negar que lasrelaciones de sociedad puedan involucrar tambin relaciones de co-munidad en el sentido en que pueden dar lugar a valores afectivos quetrasciendan los simples fines requeridos. Toda sociedad que excedelos trminos de una mera unin para un propsito determinado y que,no estando limitada de antemano a ciertas tareas, sea de larga duraciny d lugar a relaciones sociales entre las mismas personas tiende, enmayor o menor grado, a fomentar los afectos aludidos; sin embargo,estas relaciones comunitarias tienen un carcter temporal, en mu-chos casos solamente espontneo, como en el caso de algunas comuni-dades vecinales.

    Aunque tropezamos a menudo, agradablemente sorprendidos, con un alto gradode servicialidad y desinters entre los vecinos de una casa pobre de vecindad, locorriente es que la tendencia sea, no slo en esa vecindad pasajera del tranva, deltren, del hotel, sino en la permanente de la casa de alquiler, a mantener la distanciaa pesar de o quiz por la proximidad fsica y slo en un momento de peligro comn

    3 Idem, pg. 90.4 Max Weber. Economa y sociedad. Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1964, pg. 33.

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    se puede contar con la posibilidad de una cierta accin comunitaria La accincomunitaria no es la regla, sino la excepcin, aunque sta se repita de un modotpico. Siempre es menos intenso y sealadamente discontinuo en comparacin conel de la comunidad domstica; eso sin hablar de su mayor inestabilidad paracircunscribir los participantes en la actividad comunitaria5.

    Por su parte, las acciones comunitarias, en tanto sentido construido,se redimensionan adquiriendo connotaciones especiales, no tanto comofenmenos o eventos pasajeros y ocasionales, sino como mbitos deaccin social construidos interactivamente y recreados en el tiempo, sibien con un sentido de parcialidad y especializacin y no de totalidad,de expresin de voluntad individual y no de subordinacin. Se confi-guran como espacios vitales, como espacios de la vital cotidiana queexpresan un sentido de interaccin con otros y de creacin de vnculos.

    Desde una perspectiva marxista, Agnes Heller6 plantea la distincinentre comunidades naturales y de eleccin. Las comunidades naturalesconstituyen hasta la llegada de la sociedad burguesa en cada estrato dela sociedad, las condiciones fundamentales y la unidad de funciona-miento de la sociedad y por consiguiente estaban ms o menos presen-tes en cada forma de actividad. El individuo nace necesariamente enellas. Se diferencian de las comunidades de eleccin o de inters, en questas no surgen del inters de la vida material de la sociedad sino de lasnecesidades de la actividad poltica y/o del desarrollo de la individua-lidad, de la intencin consciente y de la voluntad que el particular, atravs de la integracin dada, tenga una relacin consciente con lagenericidad; estas comunidades estn organizadas con el fin de cum-plir objetivos conscientemente genricos. En esta dimensin, el hombredeja de ser un ser comunitario por nacimiento y cuando hace parte deuna comunidad, lo hace por libre eleccin surgiendo as comunidadesde nuevo tipo. Por ello, ms que afirmar que las comunidades sonpropias de sociedades tradicionales, o de concebir cualquier expresincomunitaria como premoderna, tradicional, espontnea, poco durade-ra o excepcional, se plantean posibles relaciones comunitariasredimensionadas ms all de las comunidades domsticas.

    La autora rechaza la posicin de quienes contraponen el individuoa la comunidad haciendo absolutas las tendencias hacia el individua-lismo posesivo en las sociedades contemporneas. El concepto de

    5 Idem, pg. 293. Aqu el actuar en comunidad implica la proximidad de la residencia, por ellose cuenta con el otro, se asume la proximidad como posibilidad real de contar con el otro,el vecino es el socorredor y la vecindad se constituye en el soporte de la fraternidad,aunque Weber lo plantea ms en un sentido econmico que en uno sentimental, p. 294.

    6 Agnes Heller. Sociologa de la vida cotidiana, Barcelona: Pennsula, 1977.

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    individuo se convierte en sinnimo de individualista, la comunidad yel individuo se convierten en realidades antitticas bajo el supuesto deque cualquier aceptacin de la vida del particular a cualquier sistemade valores homogneos va en perjuicio de la individualidad, que elindividuo autntico slo puede ser abstracto, productor de mercancas,lo que define su socialidad.

    Para Heller reivindicar la existencia de comunidades de nuevo tipono implica asumir una posicin de apologa del pasado, una visinromntica de las comunidades domsticas de las sociedades tradicio-nales, hacia las cuales supuestamente deberamos retornar:

    no queremos asumir en absoluto la plataforma del romanticismo, segn la cualsolamente el mundo irrevocablemente desaparecido de las comunidades naturalesproporcionada al individuo autnticas posibilidades de desarrollo. Nosotros consta-tamos simplemente como las individualidades ms grandes y significativas de lasociedad burguesa han sido entre otras precisamente aquellas que no han aceptadoel mundo de los hombres carentes de comunidad, que han credo que el desarrollode la personalidad slo es realmente posible en comunidades de nuevo tipo7.

    En el mismo sentido de las comunidades de nuevo tipo planteadaspor Heller, para Umberto Cerroni8, quien se opone a la apologa delpasado, de la comunidad natural idlica, pero tambin a la defensa delindividualismo posesivo del presente, la comunidad se vuelve unmodelo cultural de crtica tanto del presente como del pasado, ypropone la construccin de relaciones sociales en las cuales, ni elindividuo se anteponga al grupo y ni al grupo se subordine pasivamen-te el individuo. Plantea la necesidad de construir relaciones socialesque superen el individualismo, lo cual presupone la intervencincentral de la cultura y de la responsabilidad subjetiva (es lo que lefaltaba a la comunidad primitiva) para apoyar y difundir la crtica delos particularismos, ya sea del individuo, ya sea del grupo, para que lasociedad moderna se estructure como sociedades de personas o comocomunidades anticorporativas y antiindividualistas.

    Estas comunidades de sentido representan una forma de conten-cin, de atrincheramiento frente a una tendencia de absolutizacindel individualismo. sta puede asumirse, en trminos de Maffesoli,como proxemia que implica el comportamiento relacional de la vidasocial, el hombre en relacin, y no slo a la relacin interindividual, sinotambin a eso que me liga a un territorio, a una ciudad, a un entorno

    7 Idem, pg. 84.8 Humberto Cerroni. Mtodos, teoras, procesos, sujetos, instituciones y categoras. Mxico: Siglo

    XXI Editores, pgs. 167-168.

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    natural que yo comparto con otros, momentos en que cuenta menosel individuo que la comunidad 9. Lo cual implica la formacin de unnosotros a partir del cual los individuos se perciben y asumen ms all desu propia vida individual y, en trminos de Castells10, como resistencia,

    la gente se resiste al proceso de individualizacin y atomizacin social y tiende aagruparse en organizaciones territoriales que, con el tiempo, generan un sentido depertenencia y, en ltima instancia, en muchos casos una identidad cultural ycomunal. La situacin planteada configura, como lo seala el mismo Castells, unaparadoja: una poltica cada vez ms local en un mundo estructurado con procesoscada vez ms globalizados. Con produccin de sentido e identidad: mi barrio, micomunidad, mi ciudad, mi paz, mi entorno. Pero una identidad defensiva, unaidentidad de atrincheramiento, de lo conocido contra el carcter impredecible delos desconocido e incontrolable11.

    Ahora, cmo se constituyen estas comunidades de sentido? Son elproducto de las interacciones sociales que producen coordinacin delos individuos a partir de factores comunes de la vida cotidiana; lasinteracciones regulares se dimensionan organizativamente y dinamizanen torno a sentidos construidos colectivamente, referenciados porespacios de relativa homogeneidad en mbitos parciales de las vidasindividuales, en ellos subyacen elecciones racionales asociativas perotambin factores expresivos de socialidad, afecto, amistad, identifica-cin con el otro, aspiraciones compartidas, expectativas, creencias.

    Para Castells son un producto de la accin colectiva y permanecenmediante lo que denomina memoria colectiva:

    Las comunidades locales, construidas mediante la accin colectiva y conservadasmediante la memoria, son fuentes especficas de identidades. Pero estas identida-des en la mayora de los casos son reacciones defensivas, (una identidad deatrincheramiento) contra las imposiciones del desorden global y el cambio de ritmorpido e incontrolable. Constituyen refugios, s, pero no parasos12.

    9 Michel Maffesoli. El tiempo de las tribus. Barcelona: Icaria, 1990, pg. 214.10 Manuel Castells. La era de la informacin, economa, sociedad y cultura, volumen 2, El poder de la

    identidad. Madrid: Alianza, 1998, pg. 83.11 Idem, pg. 84. Touraine ha sealado tambin que la comunitariedad, el retorno a la

    comunidad, los agrupamientos comunitarios, las asociaciones fundadas en una pertenenciacomn, tienen o pueden tener un sentido de disociacin ms que de asociacin y de rechazoa quienes son diferentes, se crean comunidades ajenas entre s, como las sectas, los cultos,los nacionalismos. Por otra parte, hace presencia una doble direccin de inclusin osumersin y constriccin la desocializacin de la cultura de masas nos sumerge en laglobalizacin, pero tambin nos impulsa a defender nuestra identidad apoyndonos sobregrupos primarios y reprivatizando una parte y a veces la totalidad de la vida pblica, lo quenos hace participar a la vez en actividades completamente volcadas hacia el exterior einscribir nuestra vida en una comunidad que nos impone sus mandatos. Alain Touraine.Podremos vivir juntos? La discusin pendiente, el destino del hombre en la aldea global. Mxico:Fondo de Cultura Econmica, 1997, pg. 11.

    12 Idem, pg. 88

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    En tanto que las comunidades son un producto de la accin colecti-va, Castells enfatiza el papel de los movimientos urbanos, mediante loscuales se descubren y defienden los intereses comunes, se comparte encierta medida la vida y puede producirse nuevo sentido. Como vere-mos, no slo son producto, tambin son principio y generacin de laaccin colectiva, por lo cual se establece una doble relacin entrecomunidades y accin colectiva.

    A partir de la interaccin en las comunidades se produce un procesode identidad como reconocimiento en los otros, como la fuerza desentido y experiencia para la gente. Es el proceso de construccin desentido atendiendo a un atributo cultural, o un conjunto relacionado deatributos culturales, al que se da prioridad sobre el resto de las fuentesde sentido; se trata de una identidad asumida como identidad deresistencia, generada por aquellos actores que se encuentran en condi-ciones y posiciones devaluadas o estigmatizadas por la lgica de ladominacin, por lo que constituyen trincheras de resistencia y super-vivencia, basndose en principios diferentes u opuestos a los queimpregnan las instituciones de la sociedad, generan comunidadescomo los accionalismos basados en la etnicidad, el fundamentalismoreligioso y las comunidades territoriales, la identidad de resistenciaimplica la exclusin de los exclusores por los excluidos13.

    As, las comunidades de sentido, expresin de nuevos asociacionismosen mbitos parciales de la vida cotidiana, se constituyen en instancias deagrupacin que le permiten a los individuos sentirse parte de, cons-truir un sentido con otros, igualmente obtener bienes y servicios a loscuales no accederan mediante acciones individuales. No se trata slo deactuar en comunidad por proximidad, sino de construirinteractivamente lo colectivo mediante la accin con otros y esta cons-truccin social deviene en potencialidad, en perspectiva de superacinde lo fragmentado individual hacia lo integrado-colectivo. Se asumeentonces que las comunidades de sentido configuran escenarios de lasinteracciones sociales, gnesis y, a su vez, producto de la accin colectiva.

    II. COMUNIDADES E INCENTIVOS SELECTIVOSY COLECTIVOS: M`S QUE ACCIONES ORIENTADASINSTRUMENTALMENTE

    En las comunidades de sentido qu factores inciden en la participa-cin de los individuos en ellas?, qu le da sentido al actuar comn?

    13 Manuel Castells, op. cit., pg. 28.

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    Las explicaciones respecto al por qu los individuos se agrupan einteractan con otros individuos tienen diversas tradiciones tericas.En la dcada del sesenta la obra de Mancur Olson constituye unaperspectiva fundacional del anlisis de la participacin al interior delos grupos que rompe con las anteriores explicaciones e inaugura unatradicin de gran influencia en las dcadas siguientes14.

    Como lo ha sealado Gianfranco Pasquino15, la obra de Olson sepuede asumir a partir de tres dimensiones que constituyen su aporte alanlisis de la participacin poltica, dentro de sta, la referida a lasacciones colectivas: I. Las motivaciones de los individuos para partici-par, II. La naturaleza e importancia de los beneficios y los incentivosindividuales y colectivos y III. Las relaciones entre la accin individualy la accin colectiva.

    Olson establece como punto de partida de su propuesta la crtica aquienes plantean que la accin colectiva se deriva de los interesescomunes que comparten varios individuos. En esta direccin se oponea la que denomina teora tradicional de los grupos, tanto en su varianteinformal que sostiene la existencia de una propensin natural, de uninstinto especial en los seres humanos que los lleva a asociarse, comoen su variante formal que plantea la existencia de grupos, de asociacio-nes como un producto de la evolucin social, que se va desarrollandodesde formas primarias de organizacin a otras ms complejas, comola sociedad moderna. A partir de esta crtica propone una interpreta-cin nueva de la accin colectiva.

    Respecto de las motivaciones de los individuos, Olson parte de lacrtica a la teora tradicional y de la existencia del actor racional:

    a menudo se da por sentado, al menos cuando de objetivos econmicos se trata,que los grupos de personas con intereses comunes tratan normalmente de favore-cer esos intereses. Se espera que estos grupos acten a favor de sus intereses ascomo se espera que los individuos acten en nombre de sus intereses individua-les16.

    En esta direccin, bajo la premisa del egosmo se considera lgicoque si los miembros de un grupo tienen un inters comn actuarn conel fin de alcanzar el objetivo.

    14 Mancur Olson. La lgica de la accin colectiva, bienes pblicos y la teora de los grupos. Mxico:Limusa, Noriega, 1965, 1992.

    15 Gianfranco Pasquino. Participacin poltica, grupos y movimientos, en Manual de CienciaPoltica. Madrid: Alianza, Madrid, 1988.

    16 Mancur Olson, op. cit, pg. 11.

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    Olson no comparte esta perspectiva de anlisis, por lo menos en losgrupos grandes, en los cuales las personas racionales y egostas noactuarn voluntariamente para alcanzar los intereses comunes o degrupo, al menos que exista coaccin o incentivos. Considera queaunque exista el inters comn, no todas las personas tienen el deseo,ni estn dispuestas a correr con los costos que implica obtenerlo cadauno preferir que los dems paguen todo el costo y recibirn beneficioshayan o no pagado una parte de los costos. Esto por cuanto lasacciones se orientan a producir bienes pblicos mediante los cualestodos se benefician, dado su carcter de indivisibles, quienes no com-pran o pagan por ellos no son excluidos ni dejan de beneficiarse,aunque no corran con los costos. As, no existen motivaciones volunta-rias, slo incentivos o coaccin, de lo contrario los individuos no hacenparte de las acciones colectivas. El ser humano acta como unmaximizador que sobrepesa costos y beneficios y elige la opcin queimplica menos costos y mayores beneficios, slo cuando los primerosson menores que los segundos participa, de lo contrario se abstiene.

    En cuanto a la naturaleza y la importancia de los beneficios y losincentivos, si bien el argumento se orienta a plantear que las accionesde las personas tienen un carcter estratgico, los incentivos econmi-cos no son los nicos. Las personas pueden estar motivadas en ocasio-nes por el deseo de lograr prestigio, respeto, amistad y otros objetivossociales y psicolgicos, pero stos tienen el carcter de bienes indivi-duales. No obstante, stos son propios de los grupos pequeos en loscuales los miembros pueden tener contacto cara a cara. Los grupospequeos pueden ser clasificados como privilegiados que gozan deuna doble ventaja: no slo tienen incentivos econmicos, sino tal veztambin incentivos sociales que inducen a sus miembros a trabajar porla obtencin de los bienes colectivos.

    Esta distincin entre los grupos grandes y pequeos es importantedado el tercer factor de produccin de la participacin (la voluntad,adems de la coaccin y los incentivos) pero la voluntad es ledatambin en clave racional: en los grupos pequeos, cada uno de losmiembros, o por lo menos uno de ellos, encontrar que su beneficiopersonal al tener el bien colectivo, exceder al costo total de proporcio-nar alguna cantidad de ese bien. Para algunos miembros, si se propor-ciona el bien colectivo, estarn en mejor situacin, aunque tuvieran quepagar todo el costo, de cmo estaran si no se proporciona. Este hechoes que hace que algunos miembros grandes asuman los costos princi-pales dndose una tendencia sorprendente de explotacin de losgrandes por los pequeos.

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    En cuanto a la relacin entre la accin individual y la de grupos, sloexiste accin colectiva a partir de la coaccin y/o de los incentivos. Elindividuo es racional, y en tanto pueda serlo es un gorrn (free rider).Si bien existe un inters comn, se trata en lo posible de no correr conlos costos de la accin.

    A la perspectiva de Olson se le han planteado diversas crticas.Alberto Melucci nos hace dos planteamientos al respecto: por unaparte, el enfoque de eleccin racional tiende a reducir la accin colec-tiva a sus rasgos ms evidentes y a las dimensiones que son mensurablesy hacen a un lado las dimensiones especficamente culturales de laaccin, que estn arraigadas en la experiencia cotidiana de las personasy que son muy importantes en los movimientos sociales. Por otra parte,la motivacin para la participacin no puede considerarse exclusiva-mente como variante individual, pues sta se construye en la interaccinde tal forma que

    la accin colectiva nunca se basa exclusivamente en el clculo de costos ybeneficios y una identidad colectiva nunca es enteramente negociable. Algunoselementos de la participacin en accin colectiva estn dotados de significado, perono pueden ser reducidos a la racionalidad instrumental (ni son irracionales, ni estnbasados en una lgica del clculo)17.

    Gianfranco Pasquino plantea dos consideraciones. No se puedeafirmar en absoluto que aquellos que han participado, pagando con susrecursos y energas, su tesn y su tiempo por las ventajas distribuidascolectivamente, se encuentren en peores condiciones que los quedisfrutan de esas ventajas sin haber asumido costos. Los participantespueden haber obtenido satisfacciones en la participacin en su aspectoexpresivo, es decir, pueden haber crecido psicolgicamente y en trmi-nos de relaciones sociales y con ello no quejarse para nada de los costosde la participacin y los no participantes, los free-riders, pueden serconscientes o inconscientes. Slo los conscientes pueden felicitarse delos resultados sin haber asumido costos y an as, antes o despus sedarn cuenta de que, como se trata de conseguir bienes indivisibles, consu no participacin puede hacerse imposible la consecucin del biencolectivo. Tanto en Melucci como es Pasquino surge la distincin entretipos de incentivos, aquellos referidos a lo selectivo, pero tambin laexistencia de otro tipo no referidos a la instrumentalidad y el clculoracional.

    17 Alberto Melucci. Accin colectiva, vida cotidiana y democracia. Mxico: El Colegio de Mxico,1999, pgs. 14-66.

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    En la misma direccin de Pasquino y Melucci, Fireman y Gamson18centran la crtica a Olson en dos consideraciones: a. con actores egostasy racionales los intereses comunes son innecesarios para la accincolectiva e insuficientes a la vez (por lo tanto irrelevantes) y con ello losincentivos selectivos, son suficientes, por ello la accin de los lderes sedebera dirigir a publicitar los incentivos selectivos y honestamenteolvidar los intereses comunes y b. si se acepta el ser egosta y racional,los lderes no deberan preocuparse por las bases de apoyo, en cmoatraerlas para que apoyen la accin y con ello la consecucin de losbienes colectivos, sino en cmo atraerlos a partir de los incentivosselectivos.

    Respecto de a y b, se infiere que, de hecho, se dara una competenciaentre organizaciones o movilizaciones para atraer masas de apoyo apartir de los incentivos, pero es difcil asumir de manera creble que losactores colectivos realizan su movilizacin en un mercado de incenti-vos selectivos, tambin es difcil creer que los intereses de un actorrespecto a intereses o bienes colectivos sean irrelevantes en su propen-sin a unirse a la accin colectiva. Debemos entonces cuestionar laconclusin de Olson respecto a que los incentivos selectivos sonnecesarios para la accin colectiva, con ello se cuestiona el eje central desu perspectiva terica19.

    Adems, consideran que en la propuesta no se puede explicarporque hay actores (racionales y egostas, supuestamente) que partici-pan si los costos de hacerlo son superiores a los beneficios y, por otraparte, en la movilizacin no se puede plantear que sean las personasque dependen de los incentivos selectivos las ms propensas a hacerlo,sin tener en cuenta el cambio que puede lograrse con la movilizacin20.

    Propone entonces desarrollar conceptos ms relevantes que losincentivos selectivos. Le atribuyen un papel importante a la solidari-dad, asumida como las relaciones que unen a unas personas con otras.Los individuos se vinculan de diversas formas a partir de las cualesgeneran un sentido de identidad comn, de un destino compartidoque, a su vez, comporta compromisos. Se construyen grupos solidarios(redes de actores vinculados por relaciones) en los cuales existen tantointereses subjetivos (individuales) como intereses objetivos (promue-

    18 Bruce Fireman y William Gamson. Utilitarian Logic in Resource Mobilization Perspective,en The Dynamics of Social Movements, Editado por McCarthy y Zald, Cambridge, MA:Winthrop, 1979, pgs. 9-11.

    19 Idem, pg. 12.20 Idem.

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    ven la riqueza y el poder a largo plazo del grupo). En tanto existasolidaridad, sta se convierte en una base importante para la moviliza-cin. Respecto del inters personal en los bienes colectivos, stospueden ser valorados de manera egosta o altruista; en algunos casosse asumen a partir de principios de equidad, justicia o de derechos, loscuales operan como palancas movilizadoras.

    Por su parte Myra Ferree retoma varias de las crticas sealadas aOlson y enfatiza en los problemas de contrastabilidad de la teoraracional. Inicialmente seala que el concepto de racionalidad, plantea-do como postulado de que los individuos tienden siempre a maximizarsus beneficios personales y reducir los costos de la accin no es testable,dado que cae en una tautologa: las personas eligen porque prefierenuna alternativa a otra, lo cual en s mismo no dice nada. La crtica msfuerte va orientada a sealar que en esta perspectiva desaparecen losvalores de la conducta humana, lo desinteresado, la influencia recpro-ca entre las personas; se olvida que no todas las conductas soninstrumentales.

    Esta visin unilateral instrumental introduce tres distorsiones: 1) lasolidaridad se convierte en un producto de la coercin y del controlsocial lo cual desconoce la vida interior de los sujetos y asume solamen-te lo observable, los sentidos colectivos producto de las interaccioneshumanas se ignoran; 2) reduce todas las motivaciones a incentivos orecompensas y cuando los valores entran en juego los asumen como nonaturales; 3) se desconoce el papel que la interaccin juega en laactivacin de los cambios, se asumen las actitudes o preferencias comopreexistentes, previas a la conducta, fijas y jerarquizables estticamente.El individuo termina siendo asocial e implica una concepcin excesiva-mente individualista e irreal. Plantea la existencia de un pseudohombre universal racional sin historia personal, posicin de clase oraza21.

    Otra de las crticas a Olson parte del concepto de identidad. EnOlson se encuentra el supuesto de que los individuos poseen unaidentidad definida y consiguientemente una jerarqua de preferenciasclaras, a partir de la cual tratan de maximizar su satisfaccin. ParaLudolfo Paramio22 esto no es tan claro en tanto que

    21 Myra Ferree. The Political Context of rationality Rational Choice Theory and resorceMobilization, en Frontier in Social Movements Theory, Eds. Aldon D. Morris y CarolMcClurg. New Haven: Yale University, 1992, pgs. 29-52.

    22 Ludolfo Paramio. Decisin racional y accin colectiva, Revista Leviatn, no 79, 2000, pgs.65-83.

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    en muchos casos la accin colectiva se produce porque los individuos queparticipan en ella no poseen de antemano una identidad clara, ni por tanto unaescala de preferencias a partir de la cual calcular su utilidad, sino que lo que buscanen la accin colectiva es precisamente una definicin de su propia identidad. As,adems de las motivaciones estratgicas tenemos otro tipo de motivaciones en laaccin colectiva, la gente puede movilizarse para alcanzar unos fines que tienenclaros (el dinero, la fama, la justicia, etctera) o puede movilizarse precisamenteporque no tiene nada claro cules son sus fines23.

    Aqu Paramio retoma la crtica planteada por Alessandro Pizzorno,quien ha subrayado que las preferencias y la bsqueda de utilidaddependen de la identidad de los individuos, lo cual constituye elprincipal lmite de la teora de la eleccin racional24.

    Paramio plantea el concepto de adolescencia social para explicar losprocesos de identidad:

    La mayor parte de las personas pasan una considerable fase de su vida durante lacual no tienen una identidad claramente definida, una adolescencia social bastantems prolongada que la adolescencia biolgica, sobre todo en estos momentos, si seconsidera que la identidad se acaba de construir cuando se tiene una posicinlaboral y familiar relativamente estable. Adems, en situaciones en que el entornose modifica rpida y profundamente. (Crisis econmicas duraderas, momentos dedescomposicin poltica o de enfrentamiento civil) las personas pueden atravesargraves crisis de identidad, problemas serios para adoptar una nueva identidad, oreformular la anterior. La cuestin es saber si no puede ser ms importante para lapersona en estos casos construir una identidad que maximizar cualquier preferen-cia previa, pues las preferencias en s no son estables en la medida en que el entornocambia. Dicho de otra forma, un individuo que tenga una identidad mal definidao no definida, no tratar de maximizar sus preferencias sino de definirlas25.

    La incertidumbre puede conducir a producir comportamientos colec-tivos destinados a formar o reforzar identidades colectivas. La hiptesisde Pizzorno es que ante la incertidumbre la respuesta racional no esmejorar las propias estrategias de juego, al menos si crece en el jugadorla sospecha de que ningn esfuerzo por mejorar su informacin puedellevarle a obtener resultados satisfactorios. Puede suceder que su prime-ra meta sea construirse un crculo de reconocimiento ante el cual poderser evaluado en forma predecible. Es decir, que para una persona en estascircunstancias puede ser prioritaria la adscripcin a una identidadcolectiva que defina sus preferencias, y slo en un segundo momentobuscar maximizar la utilidad en trminos de esas preferencias compar-tidas. Para competir necesita primero cooperar en la construccin de una

    23 Idem, pg. 75.24 Alexandro Pizzorno. Algn otro tipo de alteridad, unas crticas a las teoras de la eleccin

    racional, Revista Sistema, no 88, 1986, pgs. 27-42.25 Ludolfo Paramio, op. cit., pg. 76.

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    identidad colectiva, que se definir en competencia con otras identida-des colectivas, preexistentes o recreadas, reales o imaginarias26.

    Las diversas crticas a Olson y a la unilateralidad de los incentivosselectivos (y la coaccin como alternativa) conducen, desde otrasperspectivas tericas, al reconocimiento de incentivos selectivos, perotambin a otros de tipo colectivo, emergentes de manera interactiva, dela interaccin social que los genera, recrea, mantiene y fortalece. Losincentivos selectivos se distribuyen a los participantes de maneradesigual, ya sean de ndole material o representados en prestigio social,en estatus, en compensaciones. Los colectivos se distribuyen a todos yestn contenidos en la identidad (se participa porque existe una iden-tificacin con la organizacin y el grupo), la solidaridad (se participapor razones de solidaridad con los dems participantes) la ideologa (separticipa porque existe una identificacin con la causa de la organiza-cin) la amistad, implican acciones de ndole ms voluntaria, departicipacin no obligada ni instrumentalmente orientada. Esto implicasuperar la unilateralidad de la instrumentalidad, en palabras deHabermas, que no es realista la suposicin de que todo comportamientosocial puede concebirse como accin estratgica, y por tanto explicarsecomo si fuera resultado de clculos egocntricos de utilidad27. Solamen-te en ocasiones especiales los incentivos selectivos adquieren importan-cia, primando la existencia de grupos solidarios, en combinacin con laaccin del liderazgo, y los intereses individuales y colectivos.

    En los incentivos colectivos la existencia de grupos solidariosinvolucra la cooperacin como premisa del comportamiento de lossujetos que interactan para el logro de objetivos comunes. La comu-nicacin, la interaccin y la integracin, constituyen dispositivos ten-dientes a desarrollar relaciones de cooperacin.

    La cooperacin aqu aludida, ms que de tipo tradicional (regidapor normas sociales heredadas, con carcter adscriptivo) o contractual(referida a transacciones de beneficio mutuo y regida por horizontes decosto/beneficio) o dirigida (como la que se presenta al interior deinstituciones o en grupos como efecto del obedecimiento) sealadaspor Sorokim28, constituye un tipo de cooperacin que representa laesencia de las relaciones dentro de la familia, la comunidad, el equipoy otras formas asociacionales, que presupone elementos, inters com-

    26 Idem, pg. 79.27 Jrgen Habermas. Facticidad y validez, Madrid: Taurus, 1995.28 Pitirim Sorokim. Sociedad, cultura y personalidad, su estructura y su dinmica. Madrid: Ediciones

    Aguilar, 1973.

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    partido, relaciones entre iguales y conciencia de la potencialidad degrupo. Este tipo de cooperacin permite consolidar organizacionescomunales, de unidades residenciales, veredales, barriales, empresascomunitarias y solidarias, cooperativas, y adems, en trminos de lasociedad global, asumir posiciones de cooperacin social.

    Las relaciones de cooperacin presuponen la existencia de solidari-dad mediante las cuales se expresa la unin o vinculacin entre dos o mspersonas y la responsabilidad recproca individual y personalizadarespecto a cada uno y todos en conjunto29. Las comunidades no logran suconcrecin real sin la presencia de lazos de solidaridad, de responsabi-lidad comn. No se trata de un tipo de solidaridad filantrpica, debeneficencia o caridad, por el contrario, la solidaridad se convierte envirtud social y en deber social por excelencia, adquiriendo un carcternecesario, superando el subjetivismo y la voluntariedad o arbitrariedadque muestra la caridad30. La solidaridad se asume con un deber socialante las tendencias individualistas contemporneas, lo cual no significaestar planteando el retorno a las comunidades naturales, ni tampoco lacolectivizacin en contra del individuo. Se plantea un tipo de solida-ridad sin sacrificar al individuo, por el contrario, rescatndolo.

    La solidaridad como planteamiento moderno parte de la afirmacin de la autono-ma del individuo. La comunitariedad no puede afirmarse al precio de la autono-ma del individuo, sino a partir de ella y con base en ella31,

    29 Gabriel Amengual. La solidaridad como alternativa: notas sobre el concepto de solidaridad,Revista Internacional de Filosofa Poltica, no 1, UNAM, UNED, Mxico, 1993, pg. 136. Para el autorexisten tres condiciones que propician la individualizacin de las personas que elevan laexigencia del rendimiento individual lo cual implica pasar de la solidaridad compacta, naturala la individualizacin: 1) La liberalizacin de las expectativas de los roles tradicionales, 2) laampliacin de los espacios de juego opcionales del individuo, 3) la erosin cultural de los medioscreadores de comunidad. El proceso de individuacin no slo exige ms a los individuossino que a la vez los desarma echndolos en las redes del anonimato y la masificacin.

    30 Idem, pg. 140.31 Idem. Desde una mirada a partir de la teora de la eleccin racional, la solidaridad es asumida

    como obligacin e imposicin, en trminos de Hechter inicialmente se forman grupos o laspersonas se unen a los existentes para poder acceder a bienes que requieren de la cooperacin,la sobrevivencia del grupo depende de la continua produccin de tales bienes, pero esto esaltamente problemtico, lo cual implica establecer reglas para coordinar la actividad de losmiembros que son acatadas por las personas racionales, 1) porque son compensadas porello, lo cual no involucra la solidaridad, 2) por la existencia de un sentido de obligacin, lasolidaridad se entiende como cumplimiento en ausencia de compensacin, las obligacionesson tratadas como algo que es impuesto sobre los miembros como una condicin paraacceder a los bienes, se requiere de controles formales, slo as se evitan los free rider. Si losgrupos tienen la capacidad de controlar las conductas relevantes de sus miembros a travsdel control y las sanciones las probabilidades de cumplimiento varan con su confianza:menor confianza, menos cumplimiento, y viceversa. Los grupos sin ninguna capacidad decontrol no pueden alcanzar altos grados de solidaridad, an si sus miembros son altamentedependientes. Confianza y control son cada uno condiciones necesarias pero no suficientespara la produccin de solidaridad, slo su combinacin puede producirla. Michael Hechter.Pinciples of Solidarity. Berkeley: University of California Press, 1989, pgs. 10-11.

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    Por ello la autonoma constituye la premisa, un aspecto crucial de losactos solidarios y de cooperacin, slo sujetos libres en uso de su raznplena pueden interactuar con propsitos y metas comunes.

    En la comunitariedad existe una combinacin de identidad y solida-ridad, que confluye en la configuracin de un sentido de pertenenciacomo elemento constituyente. Las comunidades de sentido aglutinan,lo cual no es agregacin o sumatoria de individuos. Hay un nuevosentido, un sentido construido, un sentido del nosotros queredimensiona el sentido del yo, y es este redimensionamiento lo quepuede potencialmente ser elemento movilizador cuando se requiera.Esta puede depender de dos dimensiones, por una parte, las referen-cias colectivas constituidas respecto a la identidad, la solidaridad y lacooperacin y, por otra parte, las acciones singulares, stas ltimaspueden tener una dinmica convergente o divergente respecto algrupo: en el primer caso pueden estar presentes los incentivos selecti-vos y los colectivos e implica el paso de lo individual atomizado a locomunitario compartido, en el segundo, se mantiene predominando loindividual fragmentado y, con ello, no existen interacciones comunita-rias. La identidad se constituye a partir de la sedimentacin en la vidacotidiana que permite el vnculo de los miembros con el grupo, nocomo totalidad ni como inmersin absoluta de la persona, pero sgenerando vnculos, nexos que comportan una dimensin simblicadel hacer parte de que le confiere sentido al sujeto.

    Un aspecto central de las comunidades de sentido que evita cons-truir una mirada de armona y hasta romntica sobre su dinmicainterna, es la referida a los roles y al ejercicio de posiciones de poderdentro de stas. La comunidad requiere de organizacin, de comunica-ciones vinculantes, de la orientacin de recursos, de la organizacin delas acciones, por ello son necesarios los lderes, stos preceden enmuchos casos la misma instancia comunitaria (en ocasiones son lospropulsores de su construccin) pero en otros casos emergen de lamisma dinmica comunitaria por su prestigio, por sus capacidadesmediadoras, de gestin y coordinacin de la toma de decisiones. Secrean roles y tambin jerarquas decisionales, pero stas ms quergidas y verticales adquieren la dimensin de funcionalidad y si bienpueden adquirir dimensiones de dominacin existe un autocontrol yen muchos casos liderazgos difusos de carcter voluntario, en tanto queimplica frecuentemente asumir ms responsabilidades y ser miembrosms activos que los dems32. Suelen ser liderazgos por capacidad y de

    32 Desde una perspectiva racional se puede construir una imagen instrumental de los liderazgosy del mayor activismo en la participacin. Para Olson en los pequeos grupos adems de

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    carcter operativo, con ello se orienta fundamentalmente hacia lacohesin, la coordinacin y orientacin de las acciones. Lo cual noconduce a sustentar la ausencia de conflictos, pero stos encuentrancauces de regulacin y negociacin, referidos en muchos casos aequilibrios de fuerzas, en s mismas dinamizadoras de la interaccinsocial, la cual no siempre es cohesionadora.

    Las comunidades de sentido constituyen pluralidades, no adquie-ren el significado de las comunidades naturales en las cuales se expresauna coincidencia de carcter vital, abarcante de todas las actividades delos actores. Se configuran ms bien como espacios parciales en loscuales los sujetos se incorporan a alguna o algunas dimensiones de suvida cotidiana, en este sentido pertenece o puede pertenecer a variascomunidades, espacios y grupos de referencia, componentes de susocialidad. En los casos de integracin comunitaria a partir de susinteracciones sociales pueden distinguirse componentes que fluyen, sedinamizan en mayor o menor medida, interactan con mayor o menoridentidad, adems de los participantes, estn los lderes, en muchoscasos los promotores (referidos en algunos casos a los mismos partici-pantes iniciales, a organizacin sociales, trabajadores sociales, lderespolticos) en tambin ciertas instancias de apoyo externo.

    As, tenemos en las comunidades de sentido: a. cooperacin, b. soli-daridad, c. organizacin, d. posiciones de poder y roles, e. liderazgosy f. recursos. Todos articulados en torno a la identidad colectiva, la cualimplica que el actor elabora expectativas, evala las posibilidades ylimitaciones de su accin y con ello expresa capacidad de definirse a smismo y a su ambiente, que implica una construccin mediante la

    los incentivos selectivos y la coaccin existe la voluntad de algunas personas que asumengran parte de los costos, ya sea por su bsqueda de ingresos sociales en trminos dereconocimientos o por el hecho de que siendo de los miembros ms grandes del grupo sebenefician ms que los dems de los bienes colectivos que se puedan obtener, por ello sealauna tendencia sorprendente a la explotacin de los grandes por los pequeos. Olson, opcit., pgs. 43-46. Tambin una imagen pesimista sobre stos. Pamela Oliver plantea que losmiembros activos de asociaciones vecinales llegan a desempear un papel ms importanteen la aportacin de los beneficios colectivos orientados por un marcado pesimismo respectoa las experiencias de colaboracin de sus conciudadanos y una posicin frecuente que seplasma en la expresin si no lo hago yo nadie lo har. Se asume que los individuosconsideran la probabilidad de que los bienes colectivos sean aportados a travs del esfuerzode otros. Se expresa una paradoja en la comunidad: las personas con el sentido msdesarrollado de identidad colectiva y que tienen una imagen positiva de sus vecinos puedenno absorber los costos del activismo comunitario en tanto que asumen que alguien ms harfrente a los problemas, y las personas que desean absorber los costos de la accin colectivason a menudo aquellas que tienen menos confianza en sus vecinos. Esto puede crear unatensin entre los activistas de la comunidad y los no activistas. Pamela Oliver. If you dontdo it, nobody else will: Active Token Contributions to local Collective Action, AmericanSociology Review, no 49, 1984: 601-610.

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    activacin repetida de las relaciones que unen a los individuos33. Asmismo, dadas las dimensiones sealas, las comunidades de sentido nose estructuran y dinamizan a partir de incentivos selectivos, aunque dehecho stos estn presentes. Ms que formas organizativas surgidas dela interaccin social a partir de concepciones y prcticas instrumentales,las comunidades constituyen formas de agrupacin orientadas social-mente y motivadas por valores y concepciones sobre lo deseablefundadas en principios.

    III. EL NOSOTROS COLECTIVOY LA MOVILIZACIN: COMUNIDADES,RELACIONES Y ACCIN COLECTIVA

    Las comunidades, estructuradas y dinamizadas a partir de la existenciade incentivos selectivos y/o colectivos son susceptibles de movilizarse,de actuar conjuntamente con otras comunidades y hacer parte de movi-mientos sociales, cmo se estructuran las comunidades en accionescolectivas? qu factores favorecen u obstaculizan esta movilizacin?

    Las comunidades se pueden constituir en un componente central delos movimientos sociales. Si bien su existencia en s misma constituyeun espacio creador de interaccin y de intercambio de voces yacciones compartidas en su interior, su cohesin y existencia mismaconstituye tambin un elemento dinamizador de los movimientos,cuando stos emergen como estrategia de accin hacia autoridades, laslites, los gobernantes para satisfacer demandas especficas.

    La accin colectiva, concebida con Melucci como

    el resultado de intenciones, recursos y lmites, con una orientacin construida pormedio de relaciones sociales dentro de un sistema de oportunidades y restricciones.No puede ser entendida como un simple efecto de precondiciones estructurales ode expresin de valores y creencias. Los individuos, actuando conjuntamenteconstruyen su accin mediante inversiones organizadas, esto es, definen en trmi-nos cognoscitivos, afectivos y relacionales el campo de las posibilidades y lmitesmientras que, al mismo tiempo, activan sus relaciones para darle sentido al estarjuntos y a los fines que persiguen34.

    33 Alberto Melucci, op. cit., pg. 66. Para el autor la identidad colectiva como proceso involucratres dimensiones entretejidas: i) formulacin de las estructuras cognoscitivas relativas a losfines, medios y mbitos de la accin, ii) activacin de las relaciones entre los actores, quienesinteractan, se comunican, negocian y adoptan decisiones, iii) realizacin de inversionesemocionales que permiten a los individuos reconocerse.

    34 Alberto Melucci, op. cit., pg. 43.

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    35 Idem, pg. 73.36 Donatella Della Porta y Mario Diani. Social Movements, An introduction. Londres, Blackwell

    Publishers, 1999, pg. 87-90.

    Dentro de sta, los movimientos sociales involucran tres elementos:a. la solidaridad, en tanto capacidad de los actores de reconocerse a smismos y de ser reconocidos como miembros del mismo sistema derelaciones sociales, b. el desarrollo de un conflicto, en tanto encuentrode dos adversarios en oposicin sobre un objeto en comn y c. laruptura de los lmites del sistema, que sobrepasa el rango de variacinque un sistema puede tolerar sin cambiar su estructura.

    A partir de esta concepcin los movimientos se configuran mscomo un resultado y no un punto de partida. Esto implica que, ms quemovimientos, lo que existen son redes de movimientos una red degrupos compartiendo una cultura de movimiento y una identidadcolectiva35. Esto implica en nuestra perspectiva que emerge una dobleconstruccin de identidad: por una parte aquella que se estructurainteractivamente a partir de las referencias colectivas vividas en lascomunidades de sentido y las cuales logran una cierta sedimentacinque pervive, se alimenta y reedita en las acciones cotidianas comparti-das que, a su vez, permiten tambin construir significados comunes, ypor otra parte, aquella construida en movimiento en interaccionescon otras comunidades de sentido a travs de la movilizacin. Respectode stas, Della Porta y Diani36 sealan algunos aspectos relevantes. Poruna parte, la accin colectiva no puede ocurrir en ausencia de unnosotros caracterizado por rasgos comunes y la solidaridad, de igualforma que la identificacin del otro, en contra del cual la movilizacinse orienta, existiendo as una identificacin positiva (de los participan-tes del grupo) y una negativa (de los opositores); por otra parte laproduccin de identidades corresponde a la emergencia de nuevasredes de relaciones, de actores en movimiento que operan dentro decomplejos ambientes sociales; igualmente, la identificacin con unmovimiento involucra sentimientos de solidaridad hacia la gente conla cual uno no est en contacto directo ni en muchos casos vinculado,pero con los cuales comparte aspiraciones y valores. La existencia de laidentidad al interior de las comunidades y en torno a los movimientoses lo que garantiza la pervivencia de unos y otros, sta tiene una funcinvinculante en el tiempo.

    En la perspectiva de las comunidades de sentido actuando colecti-vamente adquiere relevancia la perspectiva planteada por Meluccirespecto a un modelo de funcionamiento en dos polos: las redessumergidas y las acciones visibles, las primeras hacen relacin a una

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    red de pequeos grupos sumergidos en la vida cotidiana que exigenuna implicacin personal en la creacin y experimentacin de modelosculturales. Estas redes emergen solamente en relacin con problemasespecficos y aunque estn integradas por pequeos grupos separados,constituyen un circuito de intercambio sociales37. Tres caractersticasconstitutivas se expresan en los grupos: el individuo pertenece a variosgrupos a la vez, por ello las comunidades constituyen interaccionesparciales y especializadas, sus acciones grupales slo ocupan parte desu tiempo y de su vida y el compromiso personal implica la presenciade solidaridad afectiva. Las segundas se refieren a que los grupospequeos emergen y lo hacen para enfrentarse a una autoridad polti-ca, a las lites, a los gobernantes en demandas que generan conflictodado que los actores divergen en objetivos y percepciones sobre elmanejo de los recursos y la toma de decisiones.

    Estas dos dimensiones (de latencia y movilizacin) se retroalimentany dinamizan mutuamente:

    la latencia hace posible la accin visible porque proporciona los recursos desolidaridad que necesita y produce el marco cultural dentro del cual surge lamovilizacin. sta a su vez refuerza las redes sumergidas y la solidaridad entre susmiembros, crea nuevos grupos y recluta nuevos militantes atrados por la accinpblica del movimiento, que pasan a formar parte de dichas redes38.

    Se parte de la premisa de que quienes participan en los movimientossociales no son los desarraigados, los marginados, los excluidos, sinolos que han creado una identidad colectiva sobre la base de previasredes sociales de afiliacin, se plantea entonces: i) quienes participan enmovimientos sociales estn implicados en previas redes de afiliacin,la participacin no ocurre de parte de individuos aislados sino enindividuos con alguna previa experiencia en sta ii) en stas hacenpresencia tanto la identidad como los clculos de la accin, iii) sin algntipo de solidaridad basada comunitariamente no habra accin, iv) si nose identifica claramente al adversario las acciones se vuelven margina-les, v) las previas identidades se combinan en el proceso de moviliza-cin y dan origen a nuevas identidades colectivas, los diversos frag-mentos unidos constituyen un nuevo sistema de relaciones en loscuales los elementos originales cambian sus significados39.

    37 Alberto Melucci, op. cit., pg. 73.38 Idem, pg. 128.39 Alberto Melucci. Challenging Codes, Collective Action in the Information Age. Cambridge:

    Cambridge University Press, 1996, pg. 292.

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    Esta posicin, sin embargo, debe matizarse para evitar construir unaimagen mecnica que une comunidades-redes-accin colectiva.

    Della Porta y Diani retoman una serie de planteamientos quepermiten discutir y, con ello, relativizar el argumento de Melucci queaparece un tanto taxativo respecto a la relacin entre integracin,pertenencia a redes y la participacin activa en los movimientos, lo cualse expresa en su afirmacin respecto a que,

    los estudios de militancia y participacin muestran que los militantes y activistasson siempre reclutados entre los que estn altamente integrados en la estructurasocial, juegan un papel central en las redes a las que pertenecen y tienen a sudisposicin recursos cognoscitivos y relacionales sustanciales. Estos estudiostambin clarifican las diferencias entre los militantes y los individuos pertenecien-tes a grupos sociales marginales, privados o decadentes. El segundo grupo seimplica en momentos avanzados, durante cortos perodos y en los grados departicipacin que tienen costos ms bajos40.

    Los autores asumen esta premisa de manera menos categrica y apartir del interrogante respecto a cul es entonces la relacin entreredes, comunidad y participacin en los movimientos? responden quela integracin de los individuos en redes sociales dentro de asociacio-nes voluntarias o, ms genricamente, dentro de la comunidad, nodebe asumirse como un factor automtico de la participacin, estasituacin se presenta solamente si la cultura de la comunidad esconducida a la accin colectiva, si la perspectiva de un movimiento esconsiderada como legtima y aceptable en la comunidad, en tales casosopera la movilizacin. Adems, en otros casos el reclutamiento puedetener lugar a travs de canales no especficos tpicos de la vida cotidianatales como colegas, conocidos, compaeros de trabajo, en tal caso,muchas personas participan por acciones puramente individuales.Igualmente consideran que es necesario diferenciar tipos de redessociales y lo que stas pueden aportar a la explicacin de varios tiposde acciones colectivas41.

    40 Idem, pg. 67.41 Dnatela Della Porta y Mario Diani, op. cit., pgs. 116-117. Los autores retoman diversos

    trabajos que plantean crticas a la perspectiva que relaciona categricamente las redes conla movilizacin. 1) Las personas ms propensas a la accin son de grupos de edades jvenesen muchos casos desligados de compromisos familiares y laborales que estn dispuestos aasumir los costos y riesgos de la accin, dndose as, una situacin de una relativa ausenciade nexos, 2) no necesariamente los mensajes y acciones de reclutamiento de los movimientosse dirigen hacia las personas que estn vinculadas a redes sociales, ellos frecuentemente sonemitidos a extraos o suelen ser exitosos, 3) el hecho de que las personas estn integradasen alguna forma de redes sociales vinculadas a su vida privada o a sus actividades pblicasno es particularmente significativo dado que en realidad todas las personas estn involucradasen algn tipo de vnculo, siempre es posible identificar redes sociales capaces de proveer lasoportunidades necesarias para involucrar a los individuos a la protesta, pgs. 1145-115.

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    En la construccin de comunidades de sentido existen posibilidadesde convergencia pero tambin de divergencia del individuo respecto asu incorporacin a sta, asimismo se presenta esta misma relacin delas comunidades respecto a la movilizacin y a la accin en redes. Nosiempre las comunidades interactan con otras en la bsqueda depropsitos colectivos y pueden tendencialmente orientarse hacia smismas, convertirse en comunidades autorreferenciadas, ya sea queacten estratgicamente, por autogestin o funcionalmente respecto aorganizaciones, instancias de poder y de intermediacin. Se puedenconstituir en comunidades marcadamente separadas entre s dado queexiste una fuerte tendencia a centrarse en s mismas. Pueden darse unaserie de situaciones:

    1. Que los propsitos ms frecuentes de las comunidades sean decarcter microespacial, parcial y particular, lo cual se puede alcan-zar slo a partir de la accin comunitaria, de la cooperacin, solida-ridad y organizacin y con los propios recursos. Resultan procesosde autogestin y solucin autnoma de los problemas, sin que semanifieste ni la necesidad de asociarse ni una orientacin de solida-ridad hacia movimientos no tan cercanos ni vinculados directamen-te a los asuntos y problemas de la comunidad. En este tipo desituaciones la autogestin propicia una especie de autarquacomunitaria que asla e impide la interaccin y la accin colectivacuando la comunidad es convocada. La autogestin es impulsadacomo estrategia desde las mismas instancias de poder poltico, dadoque las descarga de responsabilidades, presiones y demandas. Laautarqua gestora en las comunidades como estrategia recurrentey predominante ms que unir separa, asla. Si bien puede cohesionary fortalecer los lazos de las comunidades en su interior, las fragmen-ta entre s creando adems la percepcin de una alta capacidadresolutoria de problemas, lo cual suele requerir sobre esfuerzos enla autogeneracin de recursos.

    2. Que los propsitos ms frecuentes de carcter microespacial, parcialy particular se alcancen a partir de la accin comunitaria articuladosen torno a programas de accin privadas de ndole filantrpico,asistencial o de cooperacin de agencias no gubernamentales, enmuchos casos con carcter de control social que generan relacionesde subordinacin, aunque tambin de utilizacin pragmtica entrelas partes. En estos casos la movilizacin se previene desactivandosus posibles factores desencadenantes, se desestimula la accincolectiva con otras comunidades dada la eficacia de las instancias decooperacin externas. Las comunidades entran en juegos pragmti-

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    cos de interaccin que conducen o pueden conducir a soluciones decoyuntura, de corto y mediano plazo.

    3. Que los propsitos comunitarios sean alcanzables a partir de laarticulacin en redes clientelares de intermediacin a partir de lascuales se canalizan y manejan recursos hacia las comunidades enintercambio por apoyo poltico, los recursos pblicos se orientan demanera particular y no colectiva general, aunque pueden tener uncierto sentido redistributivo cuando se orientan hacia los sectoresexcluidos. Se presenta manipulacin y prdida de autonoma.

    Aqu el clientelismo, ms que una relacin didica y directa entredos personas, involucra una relacin entre patrn-comunidad (queacta como cliente), ello presupone que los lderes en ocasionesasumen el papel de intermediarios, de brokers, de enchufes entreel patrn y las comunidades, aunque en otros casos esta accin deintermediacin la asumen personas externas a la comunidad. Laslealtades subyacentes en estas interacciones se condicionaninstrumentalmente por los bienes y servicios proporcionados por elpatrn y emerge una combinacin de identidad colectiva haciadentro de la comunidad que los lleva a actuar de maneracohesionada y de lealtades hacia afuera, no respecto a otrascomunidades u organizaciones sino hacia el patrn.

    Este tipo de interacciones transaccionales involucran una funcinde control social. El papel del Estado y de las autoridades en laaccin de proveer bienes colectivos es desplazado y remplazado porinstancias privadas de gestin (a menudo con recursos pblicos) yello es funcional a las autoridades en tanto que, en su peculiar forma,constituyen instancias de distribucin y manipulacin de la autono-ma de las comunidades, lo cual obstaculiza la movilizacin.

    4. En otros casos, los propsitos no pueden alcanzarse a partir de loscomponentes mismos de las comunidades pero no tienen un sentidoconflictual frente a las autoridades pblicas y se pueden alcanzarfuncionalmente, en tanto que la misma autoridad, por pretensionesde legitimidad o por lgicas transaccionales de influencias deintermediacin o por caractersticas inclusivas de la misma gestinde las necesidades colectivas responde a veces por anticipadomediante planes de desarrollo y polticas pblicas preventivas ofocalizadas. En estos casos las acciones microespaciales puedenpredominar sobre acciones orientadas hacia la movilizacin inclusoser estimuladas a partir del rediseo de las estructurales estatalesmediante la descentralizacin y la desconcentracin de funciones,

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    en donde las autoridades locales y en ocasiones zonales asumen laresolucin de situaciones de demandas fragmentadas y sirven, msque para movilizar, para evitar la movilizacin. Si bien existesolidaridad e identidad colectivas, organizacin y cohesin, lacapacidad de movilizacin, aunque exista, se desarticula por lasmismas autoridades y no emerge el objeto del conflicto, se oculta.

    5. Que existan comunidades cuyos propsitos slo pueden alcanzarseen accin frente a las autoridades pblicas y trascienden los mbitosmicroespaciales teniendo un carcter de bienes colectivos, pero noestn articuladas en redes de organizaciones y su accin unitaria noalcanza a dimensionarse como factor de presin. Se pone en eviden-cia la ausencia de instancias de coordinacin y vinculacin entrediversas comunidades, existe integracin comunitaria, pero frag-mentacin y ausencia de redes aglutinantes. Pueden existir identi-dades colectivas hacia adentro y hacia afuera, pero la ausenciade instancias conectoras entre las comunidades y organizacionescon liderazgos que aglutinen y con dinmicas de cooperacinbloquean las posibilidades de la movilizacin.

    6. Que existan comunidades cuyos propsitos slo pueden alcanzarseen accin frente a las autoridades pblicas, pero cuya actividad deinsercin en redes y de accin conjuntas sean impedidas por accio-nes del sistema poltico por su carcter restrictivo de los espaciospara la participacin, la asociacin, la libertad de expresin y lamovilizacin. Aqu juega un papel importante el grado de democra-tizacin de la sociedad que crea una estructura de oportunidades,la existencia de pluralismo, de libertades bsicas y de espacios parala libre expresin. Si el sistema poltico establece formas de controly acciones de coercin rgidas se frena la movilizacin.

    Estos distintos escenarios dificultan la movilizacin de las comuni-dades. Qu condiciones favorecen la movilizacin de stas? En lamisma perspectiva de Melucci, la eficacia y persistencia de supropuesta requiere de ciertas condiciones:

    1. Un alto grado de diversidad en el entorno del movimiento, queimpide a los grupos de estas redes encerrase en s mismos. Elautorreferenciamiento se evita cuando las reivindicacionesinvolucran diversos mbitos e intereses, mbitos transversalesque atraviesan diversas comunidades, la multiplicidad de losgrupos actan a partir de escenarios en los cuales se veninvolucrados y que trascienden sus logros micros y especficos.

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    2. Una elevada elasticidad del sistema poltico para que ste nointerfiera con las delicadas fases que atraviesan esos grupos alpasar de la latencia a la visibilidad pblica. El respeto y lasgarantas de asociacin, de expresin, de movilizacin en con-texto desprovisto de obstculos coercitivos, o de bloqueosmediante la cooptacin de algunos de los componentes de laorganizacin, de intentos de intermediacin tendientes a divi-dir y/o a fragmentar la organizacin. Puede plantearse quesistemas polticos ampliamente democrticos, plurales, tole-rantes y en los cuales existen contenciones legales para la accinde las autoridades respecto a sus actos sobre los ciudadanos ylas organizaciones, propician mejores oportunidades para lamovilizacin.

    3. La existencia de instancias y organizaciones transitorias en cadared de movimiento, con capacidad para garantizar las comunica-ciones internas, especialmente durante la fase de latencia yexternas, principalmente en la fase de movilizacin. La combina-cin de solidaridad hacia adentro y hacia afuera requiere deconectores, aqu juega un papel relevante el liderazgo y lacapacidad organizativa de instancias que, perteneciendo o no alas mismas comunidades, se ubique por encima de cada una deellas, pero representndolas y dndoles cohesin.

    4. Aunque est implcita en Melucci, es necesario explicitar, en ladireccin de Della Porta y Diani, la necesidad de que exista unsentido de solidaridad hacia fuera de parte de las comunida-des, en el sentido de que no siempre debe estar presente elvnculo inmediato ni directo con otras comunidades para queexista vinculacin a la movilizacin, sino el compartir expectati-vas, aspiraciones y valores en torno a concepciones de la sociedado a aspectos especficos de sta, lo cual no parece ser tan frecuentey probablemente predomine ms lo microespacial, lo particular,los segmentos especficos de la vida cotidiana que lo macrosocialy lo general colectivo.

    5. De igual forma, en las dinmicas de vinculacin de las comuni-dades a movimientos juegan un papel importante los lderes y losactivistas, cuyas acciones hacia adentro se orientan a cohesionar,recrear vnculos, organizar, y propiciar acciones, actividades yproyectos, y hacia fuera vincularla con otras comunidades ycon redes de organizaciones. Sin caer en el voluntarismo, loslderes constituyen un factor central de la movilizacin.

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    Por otra parte, en las relaciones entre las comunidades se puedencrear situaciones tanto de cooperacin como de competencia y de sucombinacin resultan diversas opciones que obstaculizan o favore-cen la movilizacin. En esta direccin Della Porta y Diani construyeuna matriz de posibilidades:

    CooperacinS No

    Cooperacin NeutralidadNo No Competitiva

    Competencia

    S CooperacinCompetitiva Faccionalismo

    Por una parte es posible una situacin de cooperacin no competi-tiva entre organizaciones, lo cual implica que se pueden establecerrelaciones estables, que hacen que se d una continuidad en el tiempoa partir de proyectos colectivos o tambin propiciar una organizacinpermanente. No obstante, dado el carcter escaso de los recursos, lacooperacin suele ser difcil y susceptible de manipulacin por parte delos oponentes que pueden estimular la divisin incentivando a algunasde las partes. En segundo lugar, cuando existe una alta competicin yuna baja cooperacin se presentan divisiones, en algunos casos radica-les y conflictivas. Otra alternativa son las situaciones de neutralidad,que surgen cuando hay ausencia de cooperacin, pero tambin decompetencia, los asuntos y temas objetos de demandas y reivindicacio-nes se dirigen a sectores diferentes de la opinin pblica y de ciertaconvivencia. En otros casos de cooperacin competitiva, dos o msorganizaciones estn interesadas en los mismos temas y pueden desa-rrollar iniciativas conjuntas por acuerdos y algn grado de identidad,pero suelen dar origen a polmicas y conflictos. La primera situacinconstituye la opcin propiciadora de mayor movilizacin.

    Por todo esto, bajo condiciones favorables y superando los mbitosmicroespaciales y confluyendo en trminos de competencia y coopera-cin, la movilizacin puede adquirir un carcter limitado a ciertasesferas, a ciertos momentos y en tramos temporales especficos. Anteello lo que permite la accin conjunta es slo un momento de accin

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    por convergencia? las tramas subyacentes expresan tambin mundosfragmentados que se integran en coyunturas en las cuales emerge locomn-colectivo? Antes que respuestas categricas puede plantearseque puede darse una doble dinmica: las comunidades pueden asumirsecomo precondiciones del movimiento social, como insumo quecontribuye a la produccin de ste, pero igualmente, constituyen unproducto del movimiento (y de otras formas de acciones colectivas),como el resultado de actos a travs de los cuales los grupos e individuosno slo realizan procesos de aprendizaje, sino que fortalecen suidentidad colectiva, determinan interlocutores y aliados, reclutan,fortalecen sus vnculos, replantean sus acciones y su quehacer, renue-van liderazgos, se replantean horizontes, aprenden de los xitos y losfracasos.

    Podra plantearse que los puntos y momentos convergentes expre-san tambin tendencias coincidentes cada vez ms presentes como losderechos humanos, el medio ambiente o una mayor participacin. Perotambin es necesario considerar que no siempre convergen slo comu-nidades formalmente organizadas y estructuradas en redes sociales; eneste sentido la propuesta de Tarrow42 aporta claridad a partir de laexistencia de tres elementos en la organizacin del movimiento queinvolucran, adems de las comunidades, las acciones individuales y lasorganizaciones informales: por una parte, la organizacin formal queidentifica los objetivos y trata de alcanzarlos, que en ocasiones compitecon otras organizaciones y con actores no organizados; por otra parte,la organizacin de la accin colectiva o la forma en que se lleva a cabola confrontacin con los antagonistas, sta incluye desde agrupacionestemporales de gentes insatisfechas hasta la creacin de clulas, ramasy milicias estables o bien est controlada por organizaciones formalesdel movimiento que mantienen contacto con stas, la organizacinptima de la accin colectiva se apoya en las redes sociales en las quenormalmente vive y trabaja la gente ya que es ms fcil transformar suconfianza mutua en solidaridad y, en tercer lugar, las estructurasconectivas de la movilizacin que vinculan a los lderes con la organi-zacin de la accin colectiva permitiendo su coordinacin43.

    42 Sydney Tarrow. El poder en movimiento, los movimientos sociales, la accin colectiva y la poltica,Madrid: Alianza Editorial, 1997.

    43 Frente a la definicin de movimiento social planteada por Tarrow retomada de CharlesTilly, como desafos colectivos planteados por personas que comparten objetivos comunesy solidaridad en una interaccin mantenida con las lites, los oponentes y las autoridades,Melucci plantea una crtica en cuanto que sta constituira una generalizacin emprica y noun concepto analtico y se plantea la pregunta respecto a cmo saber que existe unmovimiento atrs de la protesta activa? (pg. 41), si bien reconoce que en Tarrow existe unavance en la distincin entre movimientos (como formas de opinin de masas), organizacionesde protesta (como formas de organizaciones sociales) y actos de protesta (como formas de

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    En suma, si bien aceptamos la premisa de que la movilizacin puedeasumirse como una accin en red, esto no necesariamente es as.Respecto de los casos en que existe una accin a partir de las comuni-dades se presenta una serie de situaciones que se configuran comofactores que benefician u obstaculizan la movilizacin a partir de laaccin coordinada. stas tienen que ver, tanto con las caractersticas delas propias comunidades, como con la existencia de condiciones delentorno y de las posibilidades de organicidad de la sociedad, entanto capacidad de crear instancias intermedias de organizacin ycoordinacin.

    A MANERA DE CONCLUSIN:LO COMUNITARIO REEDITADO?

    Cuando se aborda el tema de la comunitariedad emergen sospechas yrecelos. Emerge la desconfianza de asociacionismos que puedanasumirse de manera excluyente, como totalidad abarcante de la vida delos individuos, autorreferenciados y por oposicin al otro, a los otros,a lo externo, a lo ajeno, a lo no comunitario. Por otra parte, puede verseel discurso de lo comunitario como algo fragmentador y particularista,en tanto que no se orienta hacia universales como propsitos referidosa la ciudadana en tanto estatus de derechos.

    La perspectiva planteada de las comunidades de sentido comoformas parciales de interaccin social, propiciadoras de identidadescolectivas y dinmicas vinculantes hacia s mismas y hacia otrascomunidades en interaccin, trascienden lo abarcante, loautorreferenciado y lo excluyente, en ms bien lo opuesto: lo parcial, lodescentrado, lo incluyente. A partir de las dimensiones de cooperacin,

    accin) no son suficiente para clarificar lo que es un movimiento el acercamiento de lamovilizacin de recursos asumiendo una definicin emprica parece llamar movimientosocial a toda accin poltica no institucional (pg. 41). Esta crtica de Melucci no parecejustificada si tenemos presentes esta distincin que plantea Tarrow entre la organizacinformal, la organizacin de la accin colectiva y las estructuras conectivas, la segundadimensin involucra precisamente uno de los dos elementos de la propuesta bipolar deMelucci: la existencia de redes sociales. El mismo Tarrow reconoce la importancia de stasy su emergencia en la dcada del ochenta, si bien desde la perspectiva de la teora deestructura de oportunidades polticas: Ante la pregunta de cmo se difunde, coordina ymantiene la accin colectiva una vez que aparecen las oportunidades? responde larespuesta comienza por lo social: aunque quienes deciden o no participar en una accincolectiva son los individuos, sta casi siempre es activada y mantenida por los grupos decontacto directo, sus redes sociales y sus instituciones (....) cuando examinamos la morfologade los movimientos queda claro que slo son grandes en un sentido nominal. En realidadse parecen mucho ms a una especie de maraa entrelazada de pequeos grupos, redessociales y conexin entre todos ellos. Idem, pgs. 54-56.

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    solidaridad y mediante las acciones coordinadas con otras comunida-des y organizaciones adquiere la dimensin de potencialidad para lamovilizacin y de manera concreta para su accin en los movimientossociales.

    Si bien muchas de sus dinmicas se orientan de maneraautorreferenciada, lo cual en s mismo es propiciador de interaccionessociales no necesariamente asociales como lo sostienen algunasposturas universalistas, otras lo hacen de manera descentrada y es enesta dimensin que su papel adquiere importancia en los movimientossociales. La existencia de comunidades de sentido involucran unaopcin, pero tambin un reto al supuesto absolutismo individualista ysus consecuentes efectos de fragmentacin y atomizacin social.

    Lo comunitario reeditado se dimensiona como una posibilidad,como una opcin ante el individualismo atomizador y fragmentadorde las sociedades contemporneas. Desde las comunidades de sentidose supera no slo la aoranza del pasado comunitario tradicional,tambin el autorreferenciamiento asocial que divide, se opone y recha-za al otro. Como posibilidad de accin social, como espacio para la vidacotidiana, implica un asociacionismo vital, la posibilidad deagrupamientos para construir sentidos colectivos orientados hacia laconstruccin de tejidos asociativos.

    El descentramiento de lo comunitario puede propiciar la accincolectiva, asumiendo como premisa que sta puede expresarse comoaccin en red. Existen diversos escenarios que obstaculizan la accin delas comunidades en acciones colectivas, que van desde su tendenciaautogestionaria, hasta la imposibilidad de movilizacin por la accincoercitiva y de control social, pasando por las acciones pragmticas, laestructuracin en redes de clientela, la ausencia de solidaridad colecti-va hacia afuera, la incorporacin funcional de parte de las autorida-des. Cuando operan estos factores la accin en red se dificulta y losvnculos comunitarios no trascienden los espacios de lo cotidiano ymicrosocial, dndose una fragmentacin, no de carcter individual,sino de carcter microcolectivo, de aislacionismo.

    Tambin existen algunos factores que favorecen la movilizacin apartir de las comunidades de sentido y su accin en red. Por una parte,la superacin del autocentramiento en entornos heterogneos, por otraparte las condiciones de flexibilidad del sistema poltico, que puedecrear una mejor estructura de oportunidades, en este caso referida a lademocratizacin de la sociedad y la accin no coercitiva nibloqueadora de las autoridades, asimismo, la presencia de instancias

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    de coordinacin que logren cohesionar, darle sentido conjunto a laaccin y establecer canales y mecanismos de comunicacin. En cuartolugar, la necesaria presencia de la solidaridad colectiva hacia afueraque trascienda los intereses micro de las comunidades y dimensionenlas acciones de las comunidades en trminos sociales de mayor nivel y,en quinto lugar, el papel de los liderazgos, a menudo descuidado, yasea por sus sesgos voluntaristas o por percepciones negativas elitistaso por perspectivas que lo asocian al ejercicio del poder y a la jerarquizacin,lo cual, supuestamente, atenta contra la accin colectiva.

    Dadas las condiciones sealadas podra asumirse que la conjuncinde factores que favorecen la movilizacin de las comunidades y suactuacin en redes en movimiento constituye un umbral relativa-mente alto y que la movilizacin es por tanto excepcional, o por lomenos, escasa. No obstante, diversas expresiones y casos de moviliza-cin evidencian que la accin en red de las comunidades no slo esposible sino tambin ms frecuente de lo que podra esperarse.

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