Comunicado violencia el salvador, 30 de julio de 2015

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PRONUNCIAMIENTO ANTE LA DRAMÁTICA SITUACIÓN DE VIOLENCIA QUE VIVE EL SALVADOR, LA SITUACION DEL PARO AL TRANSPORTE PÚBLICO Y LAS AMENAZAS DE GOLPE DE ESTADO EN EL SALVADOR Este país El Salvador, como estado colonial, vive una grave situación de emergencia ante la ola de violencia y amenazas de golpe de estado, bajo la modalidad de “GOLPE SUAVE”, que amenaza la vida de los pueblos, comunidades y familias, particularmente de aquellas que viven en condiciones de empobrecimiento, vulnerabilidades y exclusión, generadas por las profundas desigualdades e inequidades históricas, después de la imposición del paradigma de vida occidental, “VIVIR MEJOR, MODERNISMO O DESARROLLO”. Como parte de los pueblos indígenas originarios, nos solidarizamos con todos los pueblos que componen la sociedad salvadoreña, con la ciudadanía en general, y particularmente con los pueblos originarios que habitamos en el territorio que hoy se llama El Salvador, comunidades empobrecidas en donde se dan los mayores índices de violencia, homicidios y feminicidios a nivel nacional. Nos pronunciamos de manera enérgica ante la situación generada por los altos índices de violencia a nivel nacional y específicamente contra los asesinatos de trabajadores del sistema de transporte público y el paro al transporte público. CONSIDERAMOS que estas acciones buscan provocar terror en la ciudadanía y socavar la gobernabilidad en el país, pretendiendo un golpe de estado, orquestado por fuerzas oscuras que siempre se han opuesto a la transformación de este estado colonial. No hay duda que la violencia en el territorio que hoy se denomina como El Salvador, tiene antecedentes históricos en la invasión, ocupación e instauración del estado colonial, creado sobre la base una identidad marcada por la violencia de la invasión, despojos, matanzas, genocidios y masacres como la de 1932, que han conllevado a la destrucción de las culturas, la expropiación de tierras, territorios y lugares sagrados de los pueblos indígenas originarios, y el creciente empobrecimiento de todos los pueblos, esto ha provocado una cultura de violencia que ahora se vuelve exacerbada. A lo largo de la historia podemos señalar acontecimientos que han marcado la vida de los pueblos indígenas originarios, como lo son las luchas que fueron detenidas con el asesinato de quienes ofrendaron sus vidas en el conflicto armado de la guerra civil 1980- 1992, participando en los diferentes frentes de guerra que llevaban nombres de líderes ancestrales: Feliciano Ama (Nahuat Pipil), Modesto Ramírez (Chortí), Francisco Sánchez (Lenca) y Anastasio Aquino (Nonualco). A 23 años de haberse firmado los Acuerdos de Paz que pusieron fin al conflicto armado de los años 80’s, se vuelve evidente que no se han cerrado las heridas históricas y que a pesar de los intentos de cambios, estos no generan las garantías a los derechos de los pueblos indígenas, que no fueron considerados en ningún capítulo de las negociaciones entre los firmantes, a pesar de que muchos indígenas ofrendaron sus vidas en el conflicto y participaron de los diferentes frentes de guerra. Los daños históricos provocados por estas vulneraciones a los derechos de los pueblos y sus culturas, en particular de los pueblos indígenas originarios, siguen vigentes, sin contar con políticas públicas efectivas, tanto de Estado como de Gobierno que aseguren la reparación y resarcimiento de los daños, así como la deconstrucción del círculo de violencia estructural que continua propiciando condiciones de empobrecimiento, exclusión e invisibilización de las culturas ancestrales. Este ciclo histórico no parce tener fin, y no lo tendrá mientras no se profundice un real proceso de refundación del Estado que propicie pasar de un estado monocultural, racista y excluyente, hacia un Estado Plurinacional y multiétnico que reconozca que este territorio habitamos una diversidad de pueblos. Celebramos la creación del Plan El Salvador Seguro, y a la vez consideramos que este debe contemplar iniciativas de ley y acciones transformativas, con una amplia participación y representación de todos los

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Comunicado sobre situación de violencia en El Salvador y Golpe de Estado Suave

Transcript of Comunicado violencia el salvador, 30 de julio de 2015

PRONUNCIAMIENTO ANTE LA DRAMÁTICA SITUACIÓN DE VIOLENCIA QUE VIVE EL SALVADOR, LA SITUACION DEL PARO AL TRANSPORTE PÚBLICO Y LAS AMENAZAS DE GOLPE DE ESTADO EN EL SALVADOR

Este país El Salvador, como estado colonial, vive una grave situación de emergencia ante la ola de violencia y amenazas de golpe de estado, bajo la modalidad de “GOLPE SUAVE”, que amenaza la vida de los pueblos, comunidades y familias, particularmente de aquellas que viven en condiciones de empobrecimiento, vulnerabilidades y exclusión, generadas por las profundas desigualdades e inequidades históricas, después de la imposición del paradigma de vida occidental, “VIVIR MEJOR, MODERNISMO O DESARROLLO”. Como parte de los pueblos indígenas originarios, nos solidarizamos con todos los pueblos que componen la sociedad salvadoreña, con la ciudadanía en general, y particularmente con los pueblos originarios que habitamos en el territorio que hoy se llama El Salvador, comunidades empobrecidas en donde se dan los mayores índices de violencia, homicidios y feminicidios a nivel nacional. Nos pronunciamos de manera enérgica ante la situación generada por los altos índices de violencia a nivel nacional y específicamente contra los asesinatos de trabajadores del sistema de transporte público y el paro al transporte público. CONSIDERAMOS que estas acciones buscan provocar terror en la ciudadanía y socavar la gobernabilidad en el país, pretendiendo un golpe de estado, orquestado por fuerzas oscuras que siempre se han opuesto a la transformación de este estado colonial. No hay duda que la violencia en el territorio que hoy se denomina como El Salvador, tiene antecedentes históricos en la invasión, ocupación e instauración del estado colonial, creado sobre la base una identidad marcada por la violencia de la invasión, despojos, matanzas, genocidios y masacres como la de 1932, que han conllevado a la destrucción de las culturas, la expropiación de tierras, territorios y lugares sagrados de los pueblos indígenas originarios, y el creciente empobrecimiento de todos los pueblos, esto ha provocado una cultura de violencia que ahora se vuelve exacerbada. A lo largo de la historia podemos señalar acontecimientos que han marcado la vida de los pueblos indígenas originarios, como lo son las luchas que fueron detenidas con el asesinato de quienes ofrendaron sus vidas en el conflicto armado de la guerra civil 1980- 1992, participando en los diferentes frentes de guerra que llevaban nombres de líderes ancestrales: Feliciano Ama (Nahuat Pipil), Modesto Ramírez (Chortí), Francisco Sánchez (Lenca) y Anastasio Aquino (Nonualco). A 23 años de haberse firmado los Acuerdos de Paz que pusieron fin al conflicto armado de los años 80’s, se vuelve evidente que no se han cerrado las heridas históricas y que a pesar de los intentos de cambios, estos no generan las garantías a los derechos de los pueblos indígenas, que no fueron considerados en ningún capítulo de las negociaciones entre los firmantes, a pesar de que muchos indígenas ofrendaron sus vidas en el conflicto y participaron de los diferentes frentes de guerra. Los daños históricos provocados por estas vulneraciones a los derechos de los pueblos y sus culturas, en particular de los pueblos indígenas originarios, siguen vigentes, sin contar con políticas públicas efectivas, tanto de Estado como de Gobierno que aseguren la reparación y resarcimiento de los daños, así como la deconstrucción del círculo de violencia estructural que continua propiciando condiciones de empobrecimiento, exclusión e invisibilización de las culturas ancestrales. Este ciclo histórico no parce tener fin, y no lo tendrá mientras no se profundice un real proceso de refundación del Estado que propicie pasar de un estado monocultural, racista y excluyente, hacia un Estado Plurinacional y multiétnico que reconozca que este territorio habitamos una diversidad de pueblos. Celebramos la creación del Plan El Salvador Seguro, y a la vez consideramos que este debe contemplar iniciativas de ley y acciones transformativas, con una amplia participación y representación de todos los

sectores en su implementación, donde puedan darse seguimientos concertados y evaluar los impactos significativos del mismo, sobre todo en la atención y protección a personas víctimas de violencia, a fin de garantizar su salud física, mental y emocional. Nos preocupa que se estén considerando por la legislatura, medidas como la aprobación de la pena de muerte, lo que puede generar la continuidad acciones de criminalización de comunidades y territorios con el aumento de operativos policiales, que amenazan y vulneran derechos humanos de poblaciones estigmatizadas por una representación social negativa, como lo son las adolescencias y juventudes, quienes en muchas ocasiones son forzadas por bandas criminales a participar en actos delincuenciales. Hacemos un llamado urgente a trabajar esta situación y a que la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH), sea vigilante y garante del debido proceso en los operativos policiales, a fin de garantizar el Interés Superior de la Niñez, su protección y el de las personas adultas mayores. Consideramos que la verdadera seguridad es la paz y el asumir el paradigma ancestral del Buen Vivir, romper con la continuidad de la lógica de las desigualdades, empobrecimiento, inequidades y exclusión que caracteriza al actual estado colonial. Observamos que en la actualidad las condiciones existentes, propician una descomposición social, espiritual, material, ambiental y política de los pueblos y sus territorios ancestrales. Afirmamos el llamado de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, a las fuerzas oscurantistas vengan de donde vengan y que pretenden crear un estado de incertidumbre y de zozobra en las familias y comunidades, para que cesen la violencia y represión, a escuchar el clamor de los pueblos, que a todas voces piden por la paz y la justicia.

San Salvador, 30 de julio 2015 Contactos: Amado Ramos, [email protected]; César Artiga, [email protected] La Coordinadora Nacional de Pueblos Indígenas de El Salvador (CONAPIES) integrada por Los Pueblos Nahuat Pipil del Occidente de El Salvador, la organización Los Pasos del Jaguar, la Alianza de Pueblos Originarios Ulúas, Lencas y Nonualcos, el Pueblo Kakawira y el Pueblo Chortí; en colaboración con la Alianza por el Buen Vivir, la Paz y la Sustentabilidad, el Movimiento Siglo XXIII, el Comité Ecuménico de Estudiantes Universitarios Salvadoreños (CEEUS), el Grupo Sin Cuenta (G50), el Punto Focal de El Salvador del Movimiento de Juventudes Red+Vos y las Universidades Internacionales Libres para la Paz

YULTUK NE TEHTEXAN IKMAN ¡Que vivan las primeras naciones!

http://www.action2015.org

CONAPIES