Comprensión de la Problemática Global en material de drogas

Comprensión de la Problemática Global en material de drogas TEMA:Sociedad y Drogas

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Introducción

Este es un tema muy amplio porque expone la relación entre sociedad y drogas y las implicaciones que tal relación tiene en dos instituciones primordiales: la familia y la educación. Se trata de realidades que se subsumen y que dejan entrever un sentido de coexistencia y al mismo tiempo de tensa sinuosidad. Hemos visto cómo la droga ha estado presente en todas las sociedades cumpliendo distintas funciones y rituales. En la sociedad actual la droga se ha convertido en un objeto de comercio, en una mercancía asociada no solamente a los circuitos económicos, sino también a los aspectos simbólicos relacionados con el poder, el prestigio y con la necesidad de reconocimiento o de aceptación social. Este comercio, entendido en un sentido amplio, como intercambio, parece formar parte, además, de una necesidad inherente al ser humano como es la de alejarse en ocasiones de la realidad cotidiana, mediante estados producidos natural o artificialmente. Esta necesidad se ha generalizado en la sociedad contemporánea y parece aumentar constantemente pues está reforzada por los atractivos llamados de la sociedad de consumo (sociedad considerada a la vez por algunos psicólogos, como ansiógena). Trocándose de pura y simple necesidad natural, la droga ha devenido en una grave dependencia y en un factor colateral predisponente, precipitante y favorecedor de conductas disolventes o discordantes de la sociedad como un todo y de las comunidades más restringidas o envolventes de la familiariadad y/o vecindad, con la consiguiente carga de espiritualidad o afectividad.

En este tema se abordan varios conceptos interrelacionados: sociedad, familia, educación, paradigma de la modernidad, sociedades modernas, globalización, violencia urbana y doméstica. Nos interesa investigar someramente el significado y las connotaciones de estos fenómenos para anteponerlos al problema de las drogas. En este sentido, haremos un esfuerzo por tratar de comprender la sociedad moderna en el contexto de la globalización y de los rápidos cambios que se están produciendo en la familia y en la educación y que expresan, por otra parte, una intensa relación entre producción, consumo y capital financiero, generación de desigualdades sociales y económicas, y competencia desmedida entre


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naciones, regiones, comunidades, empresas e individuos. El proceso de globalización está imputando nuevos significados a la sociedad, a la comunidad y a los individuos, por lo que es obligante analizar los impactos que está produciendo en la vida cotidiana, especialmente en la familia y en la educación, además, por supuesto, en las formas culturales, en el uso y aprovechamiento de los recursos naturales; y , en general, en las instituciones sociales formales e informales.

La sociedad globalizada se ha desplegado en todos los ámbitos del quehacer humano y está perfilando un nuevo mapa del mundo, en ella estamos todos inmersos ideológica, política y económicamente. Se trata de una realidad distinta, de la cual no podemos escapar y que, evidentemente, ha transformado las formas de ser, actuar, pensar y soñar.

La globalización ha intentado imponerse como pensamiento único, ha radicalizado las desigualdades, la miseria y ha promovido la exclusión. El ultraliberalismo conservador y las instancias financieras multilaterales teóricamente llamadas a combatirlas, como el Banco Mundial, promueven su filosofía empresarial determinada por los principios y valores de mercado, que terminan poniéndole precio y valor a todo, y al "vender" los valores, el tener desplaza al ser, a través del consumismo y la pérdida de referentes identitarios culturales y personales.


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En la actualidad las interrelaciones a nivel mundial son generadas por capitales globales que casi no toman en cuenta los intereses nacionales, regionales o locales, y que intervienen hasta, inclusive, los ámbitos comunitarios y familiares, invadiendo los dominios de la privacidad. Esta cuestión ha sido posible gracias a la incorporación de nuevas tecnologías que permiten que el volumen e intensidad del movimiento del capital aumente y se realice de manera intensiva a través de aplicaciones tecnológicas cada vez más sofisticadas. Esta globalización, que tiende hacia la conformación de un mundo unipolar, está siendo crecientemente contestada por un movimiento que aboga por una globalización multipolar y que tiene la aspiración de que las diferentes regiones del mundo puedan atenuar los motivos que dan origen al conflicto, hasta alcanzar un mayor desarrollo humano, consolidando de este modo procesos de democratización social. Ignasi Carreras, uno de los líderes contestatarios más conocidos en la actualidad llama a este movimiento "la otra globalización, una globalización para todos y no sólo para el capital financiero", orientado por una agenda que parta de esa mitad de los habitantes del planeta -casi 2.800 millones- que viven con menos de dos dólares diarios.

De ahí que las perspectivas que se abren con el fenómeno de la globalización inducen a reflexionar sobre el presente, repasar el pasado e imaginar el porvenir en el marco de los vastos cambios societales e institucionales y en el de los

microcomunitarios familiares y educacionales.

La familia y a la educación como a las dos instituciones más poderosas y omnipresentes de la sociedad. Sin familia y sin educación no existiría civilización y tal vez no habría un sentido existencial por el que vivir. Como usted se

habrá dado cuenta a lo largo de los temas precedentes, hemos insistido en que para comprender el problema de las drogas debemos tener una visión globalizada que incorpore de manera indisociada al individuo, a la familia, a la


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educación, a la comunidad, a la sociedad como un todo, a la especie humana y al universo cósmico.

Por tanto en este tema ensayaremos un modo de definir y relacionar todas esas entidades con el propósito de hacer explícito el proceso de formación de los valores humanos y de establecer su significación en el problema de las drogas. A tal efecto, examinaremos los siguientes aspectos: la sociedad moderna como contexto, las principales características estructurales y funcionales de la familia en el escenario mundial, el papel que ésta cumple en la educación de sus miembros, el desempeño de la educación formal y no formal y su influencia en la formación familiar. Finalmente, sugerimos efectuar las consultas pertinentes para que cada uno de ustedes tenga la oportunidad de exponer sus ideas y sacar sus propias conclusiones acerca de cómo la drogadicción está impactando el mundo y a la vez cómo las perspectivas y tendencias que conlleva la globalización en la sociedad moderna están modificando y proyectando una nueva humanidad.


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Objetivos

Al finalizar el estudio de este tema aspiramos que usted pueda:

1. Definir la sociedad e identificar sus dimensiones.

2. Comprender qué es un paradigma y explicarse por qué estamos viviendo una revolución paradigmática.

3. Saber cuáles son las características de la modernidad y por qué se critica este proyecto .

4. Evidenciar las ventajas y los problemas que están asociados con la globalización.

5. Identificar los orígenes de la violencia estructural y cómo ella se manifiesta en el ámbito urbano y doméstico.

6. Aplicar los conceptos estudiados al análisis crítico de las políticas y programas contra las drogas y establecer sus propias conclusiones.

7. Formarse una noción clara del papel y la importancia que han desempeñado la familia y la escuela en la formación de los valores humanos.

8. Evidenciar las influencias más significativas o relevantes que la familia y la educación han tenido sobre el consumo de drogas.

9. Efectuar diagnósticos familiares y educacionales y pueda formular pronósticos sobre las amenazas y riesgos que corren ciertas sociedades o grupos debido al consumo de drogas.


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Esquema

Mapa conceptual


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Desarrollo

Consideraciones previas acerca del significado de "sociedad"

Cuando se considera nuestra sociedad en tanto que nación, es decir, como sociedad-nación, suelen concurrir dos puntos de vista acerca de lo que se supone significa la sociedad: el que considera a la sociedad como una unidad organizada, coherente, con sus leyes y sus ciudadanos convergiendo hacia un mismo sitio unificador (la "madre-patria"); y el que concibe esa misma sociedad sacudida por los conflictos sociales y políticos y en la cual los individuos, grupos y empresas viven para sí persiguiendo sus fines egocéntricos. Incluso si la sociedad se concibe como un sistema, este sistema impresiona por sus escisiones y por sus desórdenes.

La paradoja de nuestras sociedades modernas es la paradoja de la coexistencia de la coherencia y de la incoherencia, de la unidad y de la desunión. A tal efecto, Edgar Morin (1975) nos persuade de la conveniencia de unificar las dos visiones en una unitas complex portadora de la "unión de la unión y de la desunión". Conforme dicha idea, nuestra sociedad moderna viene a ser una mezcla de coacciones exteriores (Estado, policía, leyes, prohibiciones) y de tendencias interiores unificadoras y místicas. Ahora bien, con base en este planteamiento ¿qué debemos entender por "sociedad"?.

Una sociedad sería un sistema formado por el conjunto de todas las interacciones sociales, económicas, culturales, etc., con sus mecanismos de mando y control y que lleva en su seno, no solamente las complementaridades, sino también los antagonismos.

De ahí que el concepto de sociedad es un concepto dinámico y complejo que da cuenta de la heterogeneidad y


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de múltiples estados y contradicciones. Así, pues, la noción de sociedad no puede reducirse a un solo criterio: las sociedades no son nada más que modernas, nada más que capitalistas, o nada más que liberales, o nada más que industriales, o nada más que de consumo, etc. Son todo eso a la vez, son poli-céntricas, poli-nucleares. De hecho cuanto más compleja es una sociedad, más antagonismos comporta, más desordenes, más resistencias y reacciones, pero al mismo tiempo emergen de ella misma, de esa misma complejidad, variados mecanismos y procesos autorreguladores que compensan o intentan reequilibrar el sistema resentido o desarticulado.

Necesitamos, pues, considerar la multiplicidad y la unidad de la sociedad, la singularidad de cada sociedad y la diversidad de los tipos de sociedades.


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Paradigmas de la modernidad

La modernidad constituye un proyecto histórico, el cual ha sido denominado también como proyecto de la Ilustración europea, o proyecto de la civilización griega y occidental. Según Habermas el proyecto nació como un constructo filosófico (como un nuevo paradigma) a finales del siglo XVIII con Hegel y consistió en un intento por desarrollar una ciencia, una moral y un arte objetivos con el fin de que sus lógicas constituyeran un referente alejado del esoterismo. Los símbolos de la modernidad aluden a la prosperidad y el confort.

Algunas de las características de ese nuevo paradigma 1 de la modernidad son: el principio de determinación causal; el naturalismo; el esencialismo; el racionalismo; la lógica dicotómica; la idea de trascendencia; la creencia en un orden universal objetivo; y la separación abrupta entre objetividad y subjetividad. A continuación nos referimos brevemente a ellas siguiendo lo planteado por Fernando Mirés (1996).

Una primera característica del paradigma de la modernidad lo constituye la desacralización del mundo, o sea, el cambio de la visión teológica por una visión secular. El naturalismo es otra de las características del paradigma de la modernidad, consistente en el supuesto o creencia de que sólo es ciencia la que estudia a la naturaleza. La naturaleza de las cosas, de acuerdo al paradigma de la modernidad, se encuentra -obedeciendo a la relación causa/efecto- determinada por una esencia. Entonces el esencialismo se convierte así en una tercera característica del pensamiento moderno, según el cual la esencia es la verdad y la apariencia una proyección de ésta: máxima repetida incesantemente en la era moderna. Pero, para descubrir la esencia, es necesario dividir el todo en partes. Aquí nuevamente surgen premisas, pues si es necesario encontrar una verdad esencial, quiere decir que hay una instancia superior y diferente a la naturaleza que posee atribuciones para determinar qué es esencial y qué es


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superfluo: la razón, que dio lugar al racionalismo, cuarto paradigma. En nombre de la razón, la ciencia moderna se ha servido de una lógica dicotómica, quinta característica de los paradigmas modernos que se basa en la irreconciliación de los antagonismos. Otra característica del paradigma moderno es el trascendentalismo, es decir, la convicción de que la meta (situada en el "más allá", en el futuro) es el progreso, esto es, el postulado de que la evolución progresiva de lo natural y de lo social conducen hacia formas "superiores". La creencia de que hay un orden universal, objetivo e inmutable es una séptima característica de los paradigmas modernos, y por tanto, la tarea de los científicos consiste en descubrir las leyes que rigen objetivamente a ese orden universal Cómo ha sido dicho, el orden universal sujeto a leyes mensurables y cuantificables se suponía que era objetivo, La ciencia sería, en consecuencia, el medio para alcanzar la objetividad. De acuerdo con esa premisa, la ciencia, y ésta es una octava característica de la paradigmática moderna, establecía la diferencia tajante entre lo objetivo, que se suponía científico, y lo subjetivo que no lo es.

Como hemos visto, al comienzo de la edad de la razón, la ciencia adquirió un cierto predominio dado su nivel de adecuación con el mundo concreto, tangible y manipulable que ha constituido el mayor centro de interés del hombre en los siglos XIX y XX. Sin embargo, la ciencia no ha podido, debido a las limitaciones que le impone su propia naturaleza, estudiar y resolver muchos problemas de gran importancia para la vida humana, como tampoco puede verificar o justificar las bases o supuestos en que se apoya.

Por ello mismo, el proyecto de la modernidad ha entrado en crisis. A tal efecto, el período histórico que nos ha tocado vivir en la segunda mitad del siglo XX y comienzos del XXI podría ser calificado el período de la incertidumbre, incertidumbre en las cosas fundamentales que afectan al ser humano. Y esto, precisa y paradójicamente, en un momento en que la explosión y el volumen de los conocimientos pareciera no tener límites.

Los caminos, en otros tiempos seguros, se han borrado, la autoridad de los maestros ha sido socavada, el sentido de las realidades se ha diluido y el mismo concepto de ciencia y de verdad ahora es cuestionado. La duda, la perplejidad, la inseguridad y un escepticismo general se han instaurado


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en las mentes reflexivas. No solamente estamos ante una crisis de los fundamentos del conocimiento científico, sino también del filosófico, y, en general, ante una crisis de los fundamentos del pensamiento.

Vivimos una revolución paradigmática, una época de crisis, de transformaciones históricas incomparables. La humanidad se enfrenta actualmente a un horizonte de caos, retos y posibilidades inimaginables. En este escenario, el desafío mas significativo corresponde al afrontamiento de esta coyuntura. Por tanto, bien merece preguntarnos por las capacidades, virtudes y condiciones personales y profesionales que pueden orientarnos en los nuevos espacios vitales.

En resumen, nos encontramos en una encrucijada existencial, por lo que no debe extrañarnos que el signo de estos tiempos esté señalado por la confusión y los disturbios de todo orden (sociales, psicológicos, políticos), entre los cuales, por supuesto, no escapa la drogadicción como un factor coadyuvante.

Globalización y sociedades modernas

El planeta se ha "encogido". Hoy todo se presenta de manera instantánea de un punto a otro del planeta. El mundo se vuelve cada vez más un todo interdependiente: cada una de sus partes se ha vuelto dependiente del todo y, recíprocamente, el todo sufre perturbaciones que afectan las partes.


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La sociedad moderna está caracterizada fundamentalmente por el cambio estructural, originado éste por el avance científico y técnico que ya referimos. Max Weber (1998) destaca el papel de la reforma religiosa como determinante para el surgimiento del capitalismo y también de la ciencia occidental. Al respecto señala que "lo que caracteriza a la sociedad moderna es el uso de las tecnologías y la ciencia con fines económicos".

En el mundo de hoy la gente tiene la sensación de que no puede manejar sus asuntos con plena autonomía, lo cual por supuesto le genera zozobra y angustia. El hombre moderno está viviendo en un mundo en el que su vida, su empleo, la vida de su comunidad y de su familia es cambiada de la noche a la mañana por fuerzas que no ve, que no siente, que no conoce, lo que, por supuesto, le ocasiona impotencia al no poder influir sobre ellas. Si lo que caracteriza a la sociedad moderna es que nuestras vidas pueden ser radicalmente modificadas por fuerzas que ni siquiera conocemos, y sobre las cuales es poco lo que podemos hacer, nos encontramos en una situación en la que hay una exaltación, situación de ánimo que cuando se examina con detenimiento proviene de una dominación, vivencia que, por otra parte, en el ámbito político, implica limitación y coerción del ejercicio de la democracia.

Lo planteado refiere el aspecto medular del fenómeno de la globalización. La globalización cubre prácticamente todos los ámbitos humanos y todos los campos socio espaciales. Su manifestación más reconocible es la mundialización de la sociedad y de la economía y el cambio de los patrones de consumo y de los estilos de vida, ahora más pragmáticos. El proceso de globalización, la interdependencia mundial y la conformación de bloques regionales constituyen el nuevo contexto internacional en el que necesariamente deben operar las instituciones sociales (la familia y la educación) y en el cual se desarrolla ahora el negocio de la droga.

La búsqueda del confort y del consumo ostentoso en la sociedad moderna globalizada tiene como contrapartida la desigualdad y la indiferencia social y el riesgo de estar más cerca del daño, porque la convivencia, sobre todo en las grandes urbes, implica estar a expensas de factores que amenazan la seguridad.. El crecimiento acelerado de la población en las ciudades, la densificación urbana y los problemas de vivienda han producido hacinamiento,


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desintegración familiar, formación de "guettos" y un estado anómico propiciador de conductas que lleva a la delincuencia, la drogadicción, el sida y el suicidio La calidad de vida que buscamos y a la que aspiramos está cada vez más rodeada de apremios y acechanzas mortíferas. Por otra parte, en la sociedad globalizada se multiplican los fenómenos de hibridación cultural, y esto tanto en los países del Sur (que curiosamente han sufrido de forma traumática el impacto de la modernización) como en los países del Norte (que están respondiendo a la inmigración masiva y al mestizaje cultural mediante la reinvención y reafirmación de sus tradiciones locales).

El cambio de época y de paradigmas que ha acarreado la globalización a traído importantes consecuencias:

A nivel político, la crisis del Estado - Nación, causada por el surgimiento de nuevos actores con poder, como las nuevas regiones supranacionales, las empresas transnacionales, las redes y las ciudades - Estado y Regiones - Estado que transcienden con facilidad las fronteras político-administrativas tradicionales (Ohmae, 1996). La modernización del Estado y la transformación institucional se desprende de la práctica de la descentralización y de las reformas de cambio estructural y ajuste a las políticas económicas recomendadas por el Banco Mundial. Todo lo cual puede conllevar a una pérdida de gobernabilidad y por ende, a un aumento de la necesidad de la capacidad de los gobiernos para hacer frente a estas nuevas realidades (Costa Filho, 1997).

A nivel productivo, un nuevo modelo flexible de alta tecnología y la crisis de las industrias tradicionales. A nivel territorial y empresarial, una intensificación de la competencia internacional por los mercados y los flujos de inversión, tecnología y oportunidades comerciales.

A nivel social, la crisis del concepto del pleno empleo y las estructuras estatales del bienestar social, así como una profundización de la desigualdad, la baja calidad de la educación, la desestructuración de la familia moderna y la intensificación de la violencia estructural.

A nivel ideológico, la vigencia del llamado "consenso de Washington" o "pensamiento único" y su tendencia a la "unificación" y "homogenización" de las políticas


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económicas nacionales en un mundo asimétrico (Costa Filho, 1997)

A nivel ecológico, una creciente interdependencia de fenómenos mundiales, causada por los impactos de la industrialización y la urbanización sobre la naturaleza, expresada en hechos como el cambio climático, el deterioro de la capa de ozono, etc., así como por una mayor conciencia internacional sobre la necesidad de conservar los ecosistemas estratégicos para el futuro de la humanidad (Amazonía, bosques húmedos tropicales, etc.).

A nivel cultural, un doble movimiento de homogenización de las identidades culturales pero también, de resistencia de las mismas y un retorno a lo local como referente ancestral de vida. Entonces, surgen culturas híbridas, se transforman los lazos de la solidaridad social y aparece una conciencia y una ética global, en el marco de fuertes impactos tecnológicos en la vida cotidiana.

A nivel cognitivo, un aumento de la complejidad para comprender los nuevos fenómenos; esto se debe, por una parte a la maximización de las interdependencias o interrelación de los cambios sociales, y de otro lado, a la constante renovación de los paradigmas, o sea, de los esquemas de referencia, de las formas de pensar y vivir de la sociedad. Como resultado aumentan las necesidades de aprendizaje constante de las sociedadesy de métodos para aprender.

A nivel del tiempo, un aumento creciente de la velocidad en los procesos y en el ritmo de vida; a nivel del espacio, el surgimiento de nuevas dimensiones del mundo (miniaturización, nivel subatómico, etc.) y una reducción de las barreras y las distancias entre los lugares, debido a los avances del transporte y las telecomunicaciones.

El resultado más visible de la convergencia de todos estos procesos es la tendencia a crear sociedades cada vez más abiertas y descentralizadas, lo cual redefine el lugar y el sentido que ocupan las regiones en la aldea global (Boisier, 1996.)

En resumen, esta mayor interdependencia mundial ha traído considerables riesgos, especialmente para los países del tercer mundo, pues el escenario competitivo ha


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incrementado la pobreza en términos cuantitativos y cualitativos. La división social del trabajo ha implicado cambios dramáticos: deuda externa, contracción del empleo en el sector público, disminución de las oportunidades de empleo en las grandes empresas, pérdida de estabilidad y seguridad en el trabajo, estancamiento de la demanda en el sector servicios; la crisis generalizada de la familia y una mayor necesidad de conocimientos básicos de informática y capacidades en las nuevas tecnologías de la microelectrónica, la información y la comunicación

Finalmente, el resultado de este proceso de globalización está evidenciando que el desarrollo global deseable y propugnado por los dirigentes del mundo no podrá darse con sociedades tan exageradamente desiguales. Somos usufructuarios del mismo planeta y si unos avanzan más rápido que otros - sin que medien criterios de justicia y equidad - al final podríamos llegar a una

Violencia urbana y doméstica

A pesar de todos los avances acontecidos, en las sociedades modernas todavía persisten formas de explotación y de violencia similares a las que caracterizaban a la esclavitud: trata de blancas, trabajo y otras formas de explotación de los niños, discriminación social y religiosa, discriminación de género y de minorías étnicas, intolerancia con determinados grupos poblacionales y un aumento constante en la violencia en variadas formas, generando paralelamente migraciones y desplazamientos.

1. La violencia es un término difuso que se utiliza para significar una gran variedad de situaciones. La violencia se puede clasificar según la persona que la sufre:


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mujeres, niños, ancianos, etc.; según la naturaleza de la agresión: física, psicológica, sexual, etc.; según el motivo: político, racial, etc.; según donde ocurre: la casa, el trabajo, la calle, etc. A su vez, las violencias que se desarrollan en las ciudades tienen actores, formas y móviles multicausales. Cada una de ellas se construye en escenarios sociales particulares (la familia, la escuela, el barrio, etc.). Así, se puede hablar de violencias de distinto orden, tales como las violencias políticas (guerrilla, huelgas, etc.); las violencias económicas (surgidas de los mercados ilegales de armas, drogas, etc., y que llegan a un alto grado de organización); las violencias intrafamiliares y las violencias comunes (que erosionan a la ciudadanía, pero que se caracterizan por ser difusas y por provenir de múltiples causas). Todas estas violencias pueden actuar interrelacionadamente con lo cual se complica su comprensión (Carrión, 1993). Además, recientemente se ha incorporado al discurso la violencia urbana la violencia doméstica (contra la mujer, la infancia y el anciano) y la violencia interpersonal cotidiana (Guerrero, 1997). En otras palabras, el término violencia puede tener tantas definiciones como manifestaciones posibles.

Trabajos recientes como el presentado por Peter Gizewski y Thomas Homer-Dixon, de la Universidad de Toronto, sostienen que el crecimiento urbano en sí suele ser benigno, y que sólo al combinarse con otros factores, como las crisis económicas, consumo de alcohol y otras drogas, y un debilitamiento de la acción del Estado, puede contribuir a la violencia. Los investigadores identifican tres categorías amplias de violencia urbana relevantes para analizar los efectos de los conflictos urbanos:

1. La violencia política, tanto la dirigida contra el Estado como la ejercida por el Estado.

2. La violencia comunal o étnica; y 3. La violencia criminal y anómica.

Las dos primeras categorías son especialmente notables en las ciudades de los países en vías de desarrollo, donde la insatisfacción por el desempeño del Estado conduce con mayor frecuencia a disturbios, insurrecciones, revoluciones o a la guerra civil. También debemos incluir en esta categoría las tácticas represivas que el Estado puede emplear para combatir todo desafío a su autoridad o para


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impedir que ocurra. La segunda categoría de violencia urbana está relacionada con los enfrentamientos entre grupos étnicos o religiosos rivales y es cada vez más visible en el mundo actual 2. Tales rivalidades implican a menudo la percepción de desigualdades en el acceso a oportunidades políticas y económicas. Pero, como informa el Boletín de la Red de Información de las Naciones Unidas sobre Justicia Penal (UNCJIN, Vol. 2, Nro. 3, 1994/95): "Los efectos nocivos de la delincuencia urbana no se circunscriben a las ciudades pobres. De hecho, la delincuencia urbana y el miedo a la violencia ejercen un efecto significativo sobre el desarrollo económico de ciudades prósperas. El abandono de barrios por sus familias más positivas y la disminución de la clientela de los comercios expulsan las actividades económicas. Caen los valores de los inmuebles, los edificios se deterioran y ya no se recaudan impuestos suficientes para pagar los servicios. Las industrias optan por otros lugares y el ciclo continúa." Si bien las ciudades de África y América Latina tienen las tasas más altas de delitos con contacto, como la violencia y el asalto, les siguen Australia, Nueva Zelanda y América del Norte, con tasas superiores a las de Asia y Europa Occidental. Podemos mencionar como ejemplo la tasa de hurto de automóviles, muy superior en los países ricos, donde la mayor abundancia de estos vehículos aumenta la probabilidad de sustracción. También en los países industrializados, las tasas per cápita de delitos como el asalto o el robo con violencia son en muchos casos dos o tres veces superiores a lo que eran hace treinta años. Si bien muchos indicadores económicos y sociales mejoran, muchos países desarrollados muestran un agravamiento de la delincuencia. De todos modos, la tasa de homicidios suele ser más alta en los países que presentan niveles inferiores del índice de desarrollo humano utilizado en el Informe sobre el desarrollo humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. En muchos países en desarrollo, frente a los aumentos de la violencia urbana se apela para su solución al poder coercitivo del Estado. La respuesta oficial sigue normalmente esta secuencia: en primer lugar, un fortalecimiento de la policía para restaurar la ley y el orden, más tarde, el despliegue de una guardia nacional o alguna fuerza especial de seguridad y, en último término, se recurre al ejército si las medidas precedentes no han tenido


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éxito. El Estado a menudo capta a los medios para realizar campañas de contrapropaganda. Pero incluso allí donde estas tácticas resultan relativamente exitosas, el uso frecuente de la represión y la violencia para restaurar el orden indican el deterioro de la legitimidad del Estado y de su capacidad para gobernar, lo que lleva a considerar otras opciones para responder de un modo más racional y científico al aumento de la delincuencia. Entre estas opciones vale citar la formulación de políticas preventivas de mediano y largo alcance. De acuerdo al modelo elaborado por Robert Merton (1965) la violencia urbana se puede explicar a partir de una situación de anomia y como una desviación producida, entre otros factores, por la discrepancia entre las metas culturales y los medios legítimos para alcanzarlas. De ahí que la violencia urbana establece vínculos entre el desempleo, la pobreza y las drogas. Dentro de la violencia urbana se suele considerar a la violencia doméstica, entendida ésta como el abuso por parte de adultos hacia niños, o el que se da entre el esposo hacia su pareja sexual o viceversa. Puede tomar muchas formas: el abuso físico que implica uso de la fuerza física, el abuso sexual, el abuso emocional que incluye amenazas, crítica constante y degradaciones. ruptura desastrosa e irreversible que nos afectaría a todos por igual. O en otras palabras, más coloquiales, todos vamos en el mismo barco, y si el barco se hunde, nos hundimos todos.


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Implicaciones familiares y educativas

Ahora, la socialización del niño ya no empieza en el hogar, sino en instituciones secundarias, externas, formales, a los que asiste desde muy temprana edad y en donde recibe mensajes y valores muchas veces contradictorios y/o en oposición a los que provee su familia y otros agentes socializantes.

El sociólogo Wright Mills señala: "Los medios masivos de comunicación le dicen al hombre quién es (le prestan una identidad); le dicen qué quiere ser (le dan aspiraciones); le dicen cómo lograrlo (le dan una técnica); le dicen cómo puede sentir que es así, incluso cuando no lo es (le dan un escape)" (Wright Mills, La élite del poder, Fondo de Cultura Económica, México 1957).

Creemos saber mucho acerca de la familia y por eso mismo tal saber puede convertirse en un obstáculo para estudiarla con cierto rigor. Tendemos a creer que los patrones familiares que son diferentes a los nuestros son raros o impropios. Somos más propensos a discutir lo que nos es propio ("familiar") y a dejar de lado otras realidades. De hecho muchas de nuestras creencias "bien sabidas" no están bien fundamentadas y otras sólo son parcialmente ciertas. En torno a la familia se han creado diversos mitos e idealizaciones.


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La mayor parte de la literatura reciente sobre la familia ha girado en torno a sus problemas y a su patología, lo cual ha llevado a pensar que la familia es una institución social en decadencia. Algunos estudiosos del tema sostienen que el siglo XXI se vislumbra como un siglo de familias truncas o formadas por uniones que han pasado por una o dos separaciones o por parejas disueltas, en las cuales los niños y aún los mismos adultos conviven en un ambiente inestable. Otros piensan que la familia es, más bien, una institución social olvidada y subestimada y que la fuerza de la modernidad hizo que la familia fuese considerada como algo obsoleto que sólo pertenecía al pasado, por lo cual debía ser superada y sustituida por otras instituciones mas "modernas".

Resulta paradójico e inconcebible que hoy, cuando la mujer y el hombre, teóricamente, reciben más educación y adquieren mayor independencia, la estructura familiar sea más débil. Lo que parece un contrasentido es que mientras día a día se adquieren mayores conocimientos en todos los terrenos, pareciera que no ocurriera otro tanto con el saber que sería necesario aplicar a la vida familiar. Por todo ello es inevitable que nos preguntemos entonces ¿qué está pasando con la familia? ¿por qué no hemos tenido el mismo éxito en este campo del conocimiento que en otros? ¿dónde han estado las fallas o los errores? ¿cómo y hacia qué dirección habría que reenrumbar a la familia? ¿ a partir de cuáles valores?

Se han acumulado numerosas evidencias que prueban que la calidad de vida familiar es fundamental para nuestro bienestar emocional, para nuestra felicidad y para nuestra salud mental. Al mismo tiempo se ha demostrado que las relaciones deficientes en el entorno familiar están íntimamente relacionadas con problemas sociales, como la delincuencia, la drogadicción y la violencia.

Lo planteado explica por qué gran parte de los programas preventivos de problemas socialmente relevantes señalan como objetivo primordial el fortalecimiento de la familia y la facilitación de procesos educativos con grupos familiares orientados a generar cambios de percepción, conocimientos, valores, actitudes y comportamientos que permitan a los integrantes del grupo familiar participar activa y responsablemente en su desarrollo familiar, haciendo énfasis en el incremento de los factores de


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protección y en la disminución de los factores de riesgo que hacen vulnerable al individuo a conductas socialmente irregulares o desadaptadas.

Aunque tradicionalmente ha correspondido a la familia asegurar las funciones reproductora y educativa, desde el punto de vista pedagógico ella se ha despojado en parte de la segunda obligación. Si bien no se puede decir que la función educativa de la familia tuviera siempre la misma importancia, los ensayos en que se ha intentado restringir drásticamente su participación no han prosperado. Así, sabemos que en las sociedades de tipo primitivo la educación de la primera infancia casi siempre estuvo a cargo de la familia, salvo en aquellas comunidades en las que se separaba a los niños para instruirlos en oficios varoniles y religiosos. Fue en la familia patriarcal donde la función educativa estuvo más acentuada por la permanencia prolongada de los hijos bajo la protección de los padres y por la concentración en el grupo doméstico de casi todas las actividades de la enseñanza y de la educación, además de los ritos y ceremonias destinados a transmitir y mantener la tradición de una generación a otra.

Con la evolución de la familia y la división del trabajo, la familia fue despojándose poco a poco de sus funciones educativas para ser delegadas a preceptores, en el mejor de los casos, o en agentes no insititucionalizados (como los amigos de la calle). En gneral, la función docente se desplazó de los padres a grupos profesionales especializados en la enseñanza, laicos o religiosos, quienes crearon agencias e instituciones formales para llevar a cabo dicha actividad: preescolares, escuelas primarias e institutos de educación complementaria.

Además de la reducción progresiva de la "gran familia", contribuyeron a provocar ese desplazamiento de funciones, la aceleración del progreso científico, la urbanización y las necesidades económicas que, al obligar también a la mujer a buscar trabajo, alejaron a los padres del hogar y del contacto con los hijos. No obstante, no se puede afirmar con esto que la familia moderna haya perdido toda importancia en materia educativa, ya que pese a todo lo planteado, la familia sigue conservando un papel decisivo en todas las sociedades, sobre todo en la primera infancia, lo cual revela su peso fundacional y la responsabilidad que


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le corresponde en la fijación de la impronta y de los valores básicos para la vida.

En general, se puede decir que la vida familiar está dominada por la idea del "deber", es decir de los valores. En este sentido se puede considerar que hay una peculiar relación entre el campo educativo y la esfera de lo utópico. Todo acto educativo tiene una carga teleológica: se orienta siempre hacia valores y hacia un ideal de futuro y de sociedad. Todo el despliegue humano del hacer define un cierto "deber ser" (remitimos al tema 4) al que la educación "modela", un cierto "deber ser" de la sociedad al que los esfuerzos educacionales se orientan y esfuerzan por alcanzar y un cierto "deber ser" del sistema educativo del cual los discursos pedagógicos se sienten responsables de apre(h)ender.

Esta perspectiva finalística dota a la educación de un sentido trascendental, que tiene que ver con la ideas de que la enseñanza constituye una "misión" y de que los maestros o educadores, supuestamente realizan un apostolado, o sea, que están ungidos de una verdad revelada que "debe ser" dada a conocer y que proviene de las filosofías a las cuales se supone adhiere el sistema educativo y la sociedad de la cual forma parte.

De modo que es posible afirmar que en el núcleo de toda doctrina educativa hay una propuesta valorativa que es propia de la filosofía, la cual se revaloriza como racional en el tiempo y en el espacio. Dicha propuesta es la que permite formular la posibilidad y los medios operativos para alcanzar un futuro que se supone distinto, mejor o deseable, a partir de una transformación de las conducta humana y de las relaciones entre los hombres y entre éstos y la naturaleza.

Tal vez lo mas relevante o lo que habría que evidenciar por los momentos es que las instituciones familiares y educativas, en vez de oponerse, deberían complementarse y auxiliarse mutuamente, en una íntima colaboración que las haga converger hacia una sociedad donde predominen valores éticos comunes y propiamente humanos, es decir, hacia una sociedad liberada, entre otras muchas más cosas, de los daños demoledores que causa la droga.


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En efecto, estimamos que la producción, tráfico y consumo de drogas constituyen prácticas susceptibles de poder ser comprendidas dentro de determinados marcos de referencia etnográficos, familiares y educativos. Por tanto, si queremos adentrarnos en esta problemática y sugerir soluciones adecuadas a la misma conviene que revisemos atentamente el papel institucional que ha cumplido la familia y la educación en el destino de los pueblos y naciones y que podamos discernir sobre los esquemas valorativos que han determinado su acción societal y cultural.


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Características estructurales y funcionales de la familia

Los filósofos y analistas sociales se han dado cuenta de que la sociedad es una estructura formada de familias, y que las peculiaridades de determinada sociedad pueden ser descritas delineando sus relaciones familiares. Los más antiguos escritos morales y éticos sugieren que la sociedad pierde su fuerza si la gente falta a sus obligaciones familiares.

Todos los analistas han insistido a lo largo de la historia, por lo menos implícitamente, en la importancia de los patrones familiares como un elemento central en la estructura social y por tanto estiman que es necesario comprender el comportamiento familiar para lograr alcanzar un entendimiento cabal del proceso social en general, incluyendo por supuesto las conductas desviadas , los comportamientos disipativos, las adicciones.

De ahí que la importancia estratégica de la familia se encuentre en su función mediadora dentro de y con una sociedad más extensa. Es ella la que enlaza al individuo con la super (supra) estructura social. Una sociedad no sobreviviría a menos que pueda satisfacer sus múltiples necesidades, tales como: la producción y distribución de alimentos, la protección de los niños, ancianos y enfermos; la obediencia a las leyes; la socialización de los jóvenes, etc.

Si bien la socialización hace que la mayoría de nosotros nos adaptemos, ese proceso también registra disconformidades, pues cada día nos sentimos tentados a apartarnos de lo normativo. Pero, ni el control interno, ni las autoridades formales, son suficientes. Se necesita una fuerza social que responda al individuo siempre que él lo haga bien o mal. La familia, al rodear al individuo durante una gran parte de su


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vida social, puede proporcionar esa fuerza de control y cohesión social.

La familia está formada por individuos, pero es igualmente parte de una red social más grande. Se supone que todos estamos bajo la constante vigilancia de nuestros familiares, quienes nos halagan, nos critican, nos ordenan, nos amenazan, para que desempeñemos nuestros roles u obligaciones funcionales.

Es a través de la familia como la sociedad obtiene las contribuciones necesarias para su sostenimiento, como también es gracias a la sociedad que aquella puede continuar existiendo.

La familia es una estructura social única. Es la única institución social, fuera de la religión y la educación, que se desarrolló formalmente en todas las sociedades. El término "estructura" se usa para significar un orden estable de relaciones, como el parentesco. La posición familiar y las responsabilidades constituyen el objeto de atención formal e informal en todas las sociedades. En las culturas tradicionales las familias constituían verdaderos "organizadores" de la trama social de la comunidad y como consecuencia, el lugar que se ocupaba en la familia y, por supuesto, el tipo de familia a la que se pertenecía, definían la posición social de cada miembro de la sociedad. El sistema de parentesco orientaba generalmente las estructuras en las que se organizaba la vida colectiva y moldeaba el destino de las personas. Ahora, con el proceso de globalización todos esos basamentos están transformándose sensiblemente.

Tal como planteamos anteriormente, la familia es la base instrumental de una estructura social más amplia, porque todas las demás instituciones dependen de sus contribuciones. La conducta funcional que se aprende dentro de la familia llega a ser el modelo o prototipo de la conducta funcional requerida en otros segmentos de la sociedad. El contenido del proceso de socialización aseguraba la tradición cultural en la sociedad, al pasar los mitos y costumbres a la siguiente generación, o sea, ella actúa como un conducto o correa de transmisión por medio de la cual la cultura se mantiene viva. Consecuentemente, la familia actúa sobre el individuo como una válvula de presión para ajustarlo. En todos estos casos la familia


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aparece como un instrumento o agente de una sociedad más extensa; su falla al no desempeñar adecuadamente su cometido podría significar que no se pueden alcanzar efectivamente las metas de la sociedad como un todo.

Casi nadie puede sustraerse a los deberes familiares. Estos son responsabilidad funcional directa de todo el mundo en la sociedad, con raras excepciones. Las responsabilidades familiares difícilmente pueden ser delegadas en otros sin sufrir las consecuencias, como está ocurriendo actualmente con el fenómeno de los niños en y de la calle.

La frustración crónica de necesidades, la promiscuidad, el desamparo, la exclusión y la marginación van socavando el tejido familiar, cuestionando los roles parentales que habían cumplido una función directriz en la conformación de los valores familiares y societales.

Una nueva característica impresionante de la familia es que sus principales funciones son teóricamente separables una de la otra, pero de hecho esto no es usual que se separen debido a los efectos disgregadores que ello tiene sobre el sistema. Estas funciones son, entre otras: reproducción, protección, manutención física de los miembros de la familia, seguridad física y seguridad emocional, educación social inicial de los niños, socialización y control social. Tal como lo planteamos antes, la modernidad sustrajo al grupo familiar varias de sus funciones básicas. Así, por ejemplo, educación, producción y asistencia fueron delegadas en otras instituciones. Las consecuencias de tal desfasamiento han suscitado el rechazo de los jóvenes y la adopción de posturas indóciles. Inhabilitados para elaborar proyectos que ordenen su existencia y su vida se reducen al tránsito del mero presente. Es el aquí y ahora el que adquiere valor absoluto, y en la medida en que el futuro es incierto o es un imposible desaparece también el pasado. Al no poder proyectarse anulan su memoria, cercenan su historia. El mundo humano, social y cultural ha perdido sentido para ellos y de lo que se trata es, entonces, de subsistir en la fugacidad del momento, o en otra eventualidad, en los efectos que ficticiamente produce la droga.


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La(s) institución(es) educativa(s) y su influencia en la sociedad

Como hemos repetido varias veces, el mundo está cambiando vertiginosamente, pero se supone que dicho cambio debe tener una dirección deseable. Corresponde a la educación,y específicamente a los valores que la orientan, la responsabilidad de señalar destinos, rutas y formas de andar.

La gran mayoría de las instituciones educativas tradicionales se han dedicado a transmitir conocimientos para formar trabajadores y no para formar ciudadanos para un mundo de paz. La democratización de la educación se ha quedado básicamente en la masificación y no se ha abierto como sería lo deseable a las demandas de la comunidad, bien sea para dispensar soluciones, o para asimilar las soluciones que la propia comunidad ha ingeniado. ¿Está respondiendo la escuela a las exigencias del mundo actual?. Por ejemplo: ¿qué está haciendo la escuela para prevenir el consumo de drogas entre sus estudiantes? ¿cómo lo está haciendo? ¿qué resultados se han alcanzado? ¿qué papel están representando los educadores? ¿qué actividades realizan los estudiantes en beneficio de su comunidad?

Ciertamente, las instituciones educativas han realizado notables esfuerzos por comprender y superar las dificultades pedagógicas de los estudiantes, sin embargo no se aprecia con la misma intensidad su penetración en la búsqueda de explicaciones sobre el fracaso de los pueblos y particularmente sobre la desintegración de la comunidad y la naturaleza de las crisis familiares.

La educación formal tradicional, y en gran parte también la moderna, ha estado orientada fundamentalmente hacia dos direcciones: 1) hacia la adquisición de destrezas y técnicas para entrar al mundo del trabajo; 2) hacia la acumulación de conocimientos consistentes con el sistema imperante.


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Este ha sido el modelo social que ha servido de referencia a la educación en general.

No se trata de negar la contribución de la educación al trabajo 3, sino lo que queremos destacar es el papel que ella podría jugar en la preparación del ciudadano para enfrentarse adecuadamente a la vida cotidiana, es decir, entendiéndola como medio y fin de un proceso de significación vital.

Esta realidad nos enfrenta con una cuestión de fondo: aprender, aprender sí, pero aprender para hacer qué y para ser qué. Aunque estas interrogantes no son nuevas, en la circunstancia que estamos viviendo, caracterizada por la violencia, el crimen, el terrorismo y la drogadicción, la educación representa un reto. Más aún habida cuenta de la acumulación de conocimientos inútiles que habría que borrar urgentemente del "disco duro" mental.


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Corolario

La producción, tráfico y consumo de drogas se ha globalizado, igual que la guerra o la lucha que se libra contra ellas. De una parte, según la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), los beneficios del tráfico de la droga, a escala mundial, ascienden a 500 mil millones de dólares por año (de los cuales más de las tres cuartas partes circulan por el sistema financiero de los países desarrollados); de otra parte, según la Oficina del Comisionado Antidrogas de la Administración del Gobierno de los Estados Unidos, cada año se invierten más de 30 mil millones de dólares en programas contra el narcotráfico.

La consecuencia de lo planteado es que se ha creado, en todas las instancias que tienen que ver con el fenómeno de la globalización, un enorme entramado burocrático muy especializado, que en el caso de la droga, vive por, para, y de ella: policías, ejércitos, aduanas, tribunales, cárceles, fiscales financieros, equipos médicos y servicios de salud, comisiones internacionales. Según la doctora Yolanda Márquez "en este mundo ya nadie está libre de droga, ni exento de culpa".

Se infiere de ello un hecho fundamental: la dependencia de los pueblos de los grandes imperios económicos mundiales que, de una u otra forma, se benefician de la amplitud que ha cobrado el fenómeno de las drogas. Además, ellas sirven de pretexto para acciones de intervención en los asuntos internos de los países productores y posibilita el gran negocio de las industria de armamento y otras industrias conexas, como la producción de sustancias químicas utilizadas para la preparación de la droga, cuya producción, según ha revelado el servicio de investigaciones del Congreso Norteamericano, proviene en un 90 % de ese país.

Las realidades y circunstancias anotadas nos obligan a admitir entonces que la principal característica (y su más grande amenaza) de la sociedad moderna y del sistema capitalista globalizado, es la propensión a mantener un negocio con tan altos dividendos que, por lo demás, está inmerso en la lógica del consumismo materialista y en la búsqueda de un estilo de vida sofisticado, artificioso y superficial. Denis Duclos (1995) llama a esta pandemia "autofagia", termino con el cual designa una clase de


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eventos que, inclusive, van más allá del consumismo convencional. Para este autor el género humano está padeciendo de una especie fatalidad auto antropofágica: la especie humana está "comiéndose" a sí misma y ello no parece un efecto circunstancial o contingente del capitalismo, sino la ontología misma de su proyecto "humanitario". La esencia de este capitalismo ya no se caracteriza tanto por la consumición del trabajo socialmente necesario, sino por la "autofagia": una de las facetas de la indolencia y de la apropiación de los seres humanos por otros seres humanos, la consumición de la humanidad por ella misma. O dicho en otras palabras, el capitalismo mismo se ha convertido en una droga que coloca a la humanidad en un ciclo continuo de producción y desecho (vidas desechables) y que concibe a la gente como un recurso consumible, como cualquier otro.

Cada vez es más visible que el hombre está sustrayendo partes de él mismo: aquello que produce con su trabajo en un lado, termina por abolirlo en otro lado. Tal ocurre por ejemplo, cuando lo que logra obtener a partir de una situación rentable, o lo que alcanza arrancarle a otro (más pobre, más joven, más viejo, más ingenuo, más humilde, o más extranjero), de alguna manera o por alguna circunstancia, tarde o temprano, y por efecto del boomerang del dinero, termina sufriéndolo él mismo en su propia carne por efecto de la degradación del ambiente o de otros impactos destructivos que han sido inducidos por los modos de producción y consumo industriales. Así la defoliación y eliminación de cultivos con químicos termina, por efecto del círculo vicioso del capital - destrucción de la naturaleza, en la desertización. Ocurre como con esos tips publicitarios que preconizan la higiene y la blancura de un producto de limpieza para, luego, por efecto del mismo círculo vicioso, se termina en la peor contaminación de los ríos.

Como producto de lo referido y de las crisis sociales que han vivido nuestros países, han surgido una serie de antivalores como la intolerancia, el odio, el desprecio, el rencor, la carencia de amor y afecto, el desprecio por la vida, etc. Esto se ha visto agravado debido al profundo impacto en la familia causado por situaciones como el abandono o la desaparición del padre o madre, la migración, las violaciones, los secuestros, el maltrato y la prostitución infantil, los programas de carácter violento y


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morboso en medios de comunicación, etc. La educación está así en competencia con otros actores y otros valores (o antivalores) que presentan opciones de vida seductoras, fáciles y gratificantes, como las que simboliza el mundo de las drogas

¿Cómo lograr la integridad del saber, del saber hacer, del saber ser del saber vivir?. He aquí unas preguntas que nos mueven y nos obligan a vencer la inercia y superar los bloqueos mentales. Vivimos el umbral, la gran bifurcación de los tiempos. La tecnología hoy podría hacer viable lo que antes esa misma tecnología impedía: técnicamente hoy se podría salvar a millones de seres humanos condenados a morir de hambre en el mundo.

La educación del futuro deberá ser una educación para la vida, educación para la vida en tanto que educación alternativa y complementaria, centrada en valores. Partimos del hecho de que los valores son factores centrales en el sistema de creencias de las personas y están relacionados con estados ideales de vida que responden a nuestras necesidades como seres humanos, proporcionándonos criterios para evaluar a los otros, a los acontecimientos tanto como a nosotros mismos. Es así que los valores nos orientan en la vida, nos hacen comprender y estimar a los demás, pero también se relacionan con la imagen que vamos construyendo de nosotros mismos y se relacionan con el sentimiento sobre nuestra competencia social.

Este tipo de educación debería ser una educación virtuosa y sensibilizar para una visión planetaria, para un futuro viable donde los valores de equidad, justicia social, paz y armonía con el entorno constituyan las claves de ese devenir. Con estos valores y en ese contexto se podría construir una educación familiar y societal capaz de prevenir y superar la problemática que hoy nos plantea la droga.

Hay lugar para creer que llevamos varias décadas equivocándonos en cuanto a la direccionalidad y pedagogía de la formación de los agentes socializadores y responsables del desarrollo. La educación para la vida concierne a la educación sobre cómo alimentarse saludablemente, sobre cómo vestirse apropiada e higiénicamente, sobre cómo divertirse sanamente, sobre cómo aprender a efectuar pequeñas reparaciones en casa,


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sobre cómo amar, sobre cómo hacerle un barquito de papel a una hija pequeña, en fin, sobre cómo ser íntegro y feliz. La educación para la vida es tolerancia, es saber hacer amigos, es saber participar en grupos, saber expresarse en reuniones y honrar compromisos. Es una educación creativa y perceptiva del ritmo vital.

Los organismos regionales como la CEPAL y muchos gobiernos, comienzan a reconsiderar cuál es el papel que debe cumplir la educación para asegurar un desarrollo productivo con equidad y, en consecuencia, cómo asegurar a todos los sectores sociales el acceso a un estándar mínimo de calidad educativa. Los contenidos de la educación, las metodologías de enseñanza y evaluación, están siendo objeto de un análisis profundo. Los nuevos problemas de las sociedades contemporáneas como la degradación ambiental, el sida, la violencia urbana y doméstica, la droga, la marginación de nuevos sectores sociales, la transformación del escenario político mundial y la necesidad de formación de una nueva ciudadanía, figuran en las agendas actuales de políticos y planificadores de la educación. El documento Educación: la agenda del siglo XXI, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, destaca de manera especial que... " nuestros países siempre han sido un semillero de innovaciones pedagógicas. Esta tradición innovadora, valga la expresión, consiste en muchos programas o proyectos pilotos, cuyos denominadores comunes son la imaginación y la voluntad de encontrar calidad en medio de la pobreza. Se trata de modificar la clásica relación profesor-alumno, de aprovechar la dinámica de saberes, experiencias, contextos e interacciones que ofrecen muy distintos actores del proceso enseñanza aprendizaje."

Es esta, entonces, la responsabilidad de la escuela: "educar para la vida (para la conservación de la vida en el planeta) y no para la escuela", tal como lo anticipo el filósofo griego Platón, hace varios siglos.

1 El "paradigma" es según T.S. Kuhn (1991) un estilo de 'ver' y percibir, de conocer y pensar, que es producido predominantemente por las comunidades científicas y que recoge creencias anidadas en el pensar colectivo,


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transmitiéndose a múltiples ciencias y disciplinas, donde actúa como modelo o principio rector que, en un momento determinado, deja de ser sólo científico y se transforma en cultural.. Los paradigmas son creaciones de la mente humana que, en interacción con otras mentes, son adoptados consensualmente a fin de entender medianamente la realidad en la cual se convive. Cuando se afirma que lo que hoy está siendo cuestionado son los paradigmas de la modernidad, significa que determinados modelos o principios rectores pierden vigencia.

2 Sudáfrica, Pakistán y la India constituyen tres ejemplos de países seriamente afectados por este tipo de conflictos urbanos. Cuando la demolición de la mezquita de Babri Masid causó una explosión de violencia entre hindúes y musulmanes en la India, el 95% de las 1.500 víctimas fatales pereció en áreas urbanas. Es frecuente que estas manifestaciones de violencia comunal o étnica vayan acompañadas de actos de violencia criminal o anómica. Este último tipo de violencia, el más frecuente en el mundo industrializado, también puede constituir de por sí una seria amenaza para la convivencia civil. Ejemplo de ello son las ciudades de Rio de Janeiro, Brasil: Bogotá, Colombia; Lagos, Nigeria; Dacca, Bangladesh; y San José, Costa Rica, que han visto en la última década un aumento de delitos graves en años recientes

3 En nuestro sistema socioeducativo el trabajo aparece como subsidiario del capital, es concebido como una actividad económica, y como tal se lo relaciona con un balance de utilidad pecuniaria. Por esa vía se convertido en un fin y en un mal necesario para la obtención de la riqueza material y el consumo.


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Resumen

Hemos expuesto la coyuntura sociedad, familia, educación y drogas en el marco de los nuevos paradigmas de la modernidad (globalización, capitalismo, tecnología, comercio mundial) haciendo especial énfasis en las graves consecuencias que ha desencadenado el despliegue de fuerzas tan poderosas e incontrolables por parte de los países industrializados: pobreza, exclusión social, violencia. También hemos referido cómo el fenómeno de las drogas se ha mundializado, para señalar que es, en esta escala donde es preciso intervenir. Sin embargo, se ha mostrado que cualquier incidencia con ese propósito no tiene sentido, ni tendrá los efectos o impactos esperados, a menos que se produzca un cambio profundo en la concepción del desarrollo de los países más aventajados a los efectos de facilitar las condiciones de equidad en los intercambios comerciales y que permita que los países en desventaja puedan incorporarse a las bondades del conocimiento y la tecnología. Además, se ha indicado el impacto que tiene en la sociedad global la familia y la educación.

Por otra parte, resaltamos la significación que tienen las instituciones familiar y educativa en la formación de los valores humanos que orientan la vida social, en la socialización y en la conformación de la sociedad. Finalmente, se presentan las bondades de una opción educativa referencial que han propuesto organismos internacionales, como la CEPAL y la UNESCO: la educación para vida, educación de dimensión planetaria, centrada en los valores de justicia, equidad, solidaridad y armonía con la naturaleza, la cual puede constituir una opción válida ante el fenómeno de las drogodependencias.


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Materiales complementarios

Vargas Aguirre, Mónica (2000), "Algunas reflexiones acerca de la globalización", en Globalización. Revista Web Mensual de Economía, Sociedad y Cultura, agosto, www.rcci.net/globalizacion.

Ortegón Espadas, Julio (2000), "La internacionalización en el sistema-mundo", en "Desarrollo desigual, internacionalización del capital y regiones", en Globalización. Revista Web Mensual de Economía, Sociedad y Cultura, octubre, http://www.rcci.net/globalizacion. Vacchino, Mario (1999), La cuestión política y social en el proceso de globalización, ponencia presentada en el 3er Congreso de Economía: "Globalización, crisis y sistema de valores. ¿Cuál es el futuro del capitalismo?", Argentina, abril, 1999, en Artículos y Discursos, SELA, lanic.utexas.edu/~sela/ponencias/ponen13.htm.

Bonefeld, Werner (1998), "Las políticas de la globalización: ideología y crítica ", en Globalización. Revista Web Mensual de Economía, Sociedad y Cultura, julio, http://www.rcci.net/globalizacion. George, Susan (1999), "Breve historia del neoliberalismo: veinte años de economía de élite y las oportunidades emergentes para un cambio estructural", en Globalización. Revista Web Mensual de Economía, Sociedad y Cultura, octubre, www.rcci.net/globalizacion.

Material gráfico obtenido vía Internet, www.maceio.rei.br; Imagens da Terra WWW .jca.ax.apc.org; clarin.com.ar.

Imagen del globo terráqueo: www.fpolar.org.ve/museomarino/visita/sala01-1.html

Imagen del auto: www.deautos.com/images/noticias/ astonmartin4.jpg

Leer el siguiente artículo en la dirección: www.iadb.org/etica/encuent/enc-ven/docs/ve_kli_probl.pdf

FORO INTERNACIONAL HACIA UNA ETICA DEL DESARROLLO Organizado por la presidencia de Venezuela, el Banco Interamericano de Desarrollo y


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la Universidad Central de Venezuela LA PROBLEMATICA DE LA FAMILIA Y LA EDUCACION EN AMERICA LATINA UN DESAFIO ECONOMICO, SOCIAL Y ETICO (Documento de apoyo a la exposición del autor) BERNARDO KLIKSBERG * Venezuela 22 y 23 de febrero de 2001 * Coordinador del Instituto Interamericano para el Desarrollo Social (INDES/BID)


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Reflexionar acerca del gráfico siguiente:


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En el gráfico se muestra cómo una familia se enfrenta a un acontecimiento vital. Obsérvese la capacidad de adaptación de la familia según utilice los recursos que vienen del medio familiar o del medio social.

Leer el libro: Los siete saberes necesarios a la educación del futuro, de Edgar Morin, que usted encontrará en la siguiente dirección:

Biblioteca Virtual


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Autoevaluación

1. Comente críticamente la siguiente afirmación: "la dependencia (dependencia económica, ideológica) gestada y consolidada por el sistema capitalista, es la responsable de que el problema de las drogas se haya expandido hasta los niveles que hoy presenta"

2. ¿Cuál es el significado y la función social de las drogas en la sociedad actual?

3. ¿Es el consumo de drogas una necesidad natural o una necesidad social?. Razone su respuesta

4. En el negocio de la droga se asocian, entre otros factores, la corrupción política, la industria química y el armamentismo. ¿De qué manera se vinculan dichos factores? Según su parecer ¿cuáles países están más comprometidos en tal proceso y por qué?

5. Elabore un breve ensayo (2 cuartillas) en el que se relacionen los siguientes aspectos: sociedad moderna, globalización, pobreza, violencia y consumo de drogas.

6. ¿Qué es para usted la familia?. Describa una familia ideal e indique situaciones de riesgo para ella.

7. Según su criterio ¿cuáles deberían ser los valores de la familia en la sociedad del futuro?.

8. ¿Qué es para usted la educación y que importancia le atribuye en la formación de la sociedad?.

9. ¿A través de qué procesos, mecanismos o circunstancias se relacionan la familia y la educación?.

10. ¿Cómo definiría usted el papel de la escuela frente al Estado en el mundo actual?.

11. ¿Qué balance concluiría usted con respecto a la acción de la familia y la educación en el fenómeno de la drogadicción?.


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Comprensión de la Problemática Global en material de drogas

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