Compendio Xcaret de la Escritura Maya

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Una buena guía para iniciarse en el conocimiento de la escritura Jeroglifica Maya antigua.

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  • COMPENDIO X e A R E T

    DE~~LA ESCRITURA JEROGLFICA M A y A DESCIFRADA POR YURI V.

    ,

    KNOROSOV

    VOLUMEN 1

    EDICIN PREPARADA POR

    Patricia Rodrguez Ochoa Edgar Gmez Marn

    Myriam Cerda Gonzlez

  • DERECHOS RESERVADOS Primera edicin, Mxico, 1999 Y URI V. KNROSOV De la presente coedicin:

    UNIVERSIDAD DE Q UINTANA R OO/PROMOTORA XCARET S.A. DE C. v. 1999, Mxico

    Cdices mayas: CNCA-fNAH-MEX Reproduccin autorizada por el Instituto Nacional de Antropologa e Historia por tratarse de bienes de la Nacin Mexicana. Con fundamento en los artculos 3 y 17 de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueolgicos, Artsticos e Histricos y 38, 39,40 Y 41 de su Reglamento.

    ISBN 968-786416-8 (obra completa) ISBN 968-786417-6 (volumen I) ISBN 968-786418-4 (volumen II) ISBN 968-786402-8 (volumen III)

    Prohibida la reproduccin parcial o total de los contenidos de esta obra sin la autorizacin previa, por escrito, de los titulares de los derechos.

    Impreso bajo el patrocionio de: GOBIERNO DEL ESTADO DE Q UINTANA Roo y VA LCTEA

    Impreso y hecho en Mxico Printed and made in Mexico

    COORDINACIN GENERAL: Patricia Rodrguez Ochoa

    COORDINACiN DE PRODUCCiN: Editorial Sestante S.A. de c. v.

    EDICIN: Edgar Gmez Marn

    DISEO y DIAGRAMACIN: Myriam Cerda Gonzlez Laura Novelo Quintana

    GOBIERNO DEL ESTADO DE Q UINTANA Roo

    UNIVERSIDAD DE QUINTANA Roo

    P ROMOTORA X CARET

    A

  • CONTENIDO

    VOLUMEN 1

    Presentacin .......................................................... 9

    Reconocimientos ................................................. 13

    Prlogo ................................................................ 15

    El mtodo ............................................................ 27

    La escritura antigua ............................................. 29

    Identificacin del sistema de escritura ................. 37

    Identificacin de los referentes gramaticales ....... 41

    Comparacin entre el maya antiguo

    y el maya colonial ................................................ 51

    Lectura convencional de los signos ...................... 55

    Lectura fontica de los signos .............................. 61

    Organizacin del catlogo ................................... 67

    Grupos alfabticos de grafemas ......................... 199

    Correlacin entre los catlogos de

    Thompson y Knrosov ...... : ............................... 207

    Diccionario de morfemas .................................. 231

    Bibliografa ........................................................ 243

  • Cuando esta obra estaba lista para irse a la imprenta,

    nos enteramos de la trgica muerte de Yuri Valentinovich Knrosov,

    acaecida el 30 de marzo de 1999 en la ciudad de San Petersburgo.

    Descanse en paz.

  • D esde el inicio de mis investigaciones sobre la escritura maya me sent liga-do a Mxico, en cuya rea mesoamericana floreci esa gran civilizacin. Uno de mis primeros ensayos sobre el tema fue publicado en este pas en los aos cincuenta y siempre albergu la ilusin de que mi obra de madurez viera la luz en l.

    Hoy, mi sueo se ha cumplido.

    Agradezco a todos los que me ayudaron en esta tarea: al Gobierno mexicano que

    al conferirme la condecoracin del Aguila Azteca me lig con fuerza al Mxico contem-

    porneo; al Grupo Xcaret, a la Universidad de Quintana Roo y a la empresa Va Lctea; ellos aportaron los fondos con los que se produjo este hermoso libro. A los editores y por supuesto a mis colegas, colaboradores y amigos que me apoyaron siempre con informa-

    cin y sugerencias. Agradezco de manera especial a Galina Yershova, mi brazo derecho

    de los ltimos tiempos y a quien en gran parte se debe este logro.

    Quiero honrar aqu la memoria de Fray Diego de Landa cuya gua me inspir en mis solitarias tareas de desciframiento.

    Yuri V. Knrosov

  • PRESENTACIN

    En mayo de 1995 se realiz en la Universidad de Quintan~ Roo, auspiciado por el Centro de Estudios Mayas de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico (UNAM), el Tercer Congreso Internacional de Mayistas. En el evento inaugural, con la presencia de destacados estudiosos de esa cultura, la epigrafista mexicana Marise-

    la Ayala dict una conferencia magistral interpretando de modo preciso y documentado

    muchas de las inscripciones jeroglficas dejadas por los mayas en las piedras de Tonin, Chiapas, y que permitieron al pblico asistente, conocer la historia de los gobernantes de

    esa antigua localidad, con sus nombres y vicisitudes. All estaba pues, ante nosotros, la

    aplicacin cuidadosa y detallada de los mtodos desarrollados para leer los glifos mayas y

    conocer los secretos de esa escritura que durante tantos aos fue muralla impenetrable

    que no pudieron derribar los grandes estudiosos de esta cultura. Fue la escuela norteame-

    ricana de epigrafa, representada en el congreso por Linda Schele, la primera en difundir

    mundialmente los avances en el desciframiento y su aplicacin en la lectura de estelas y

    otros testimonios.

    Pero tambin asisti a este evento el investigador ruso Yuri Valentinovich Knro-

    sov, el verdadero pionero en el desciframiento de la escritura prehispnica de los mayas,

    quien durante la Guerra Fra fue dura y encarnizada mente criticado por el eminente ar-

    quelogo Sir John Eric Sidney Thompson, cuya avasallante presencia en el mbito inte-

    lectual de occidente tendi un velo de dudas sobre las aportaciones de Knrosov. Se hizo

    entonces, a iniciativa de los organizadores del congreso, una reivindicacin pblica de la

    obra del ruso, tocndome a m promover ante el gobierno estatal, en un acto solemne

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  • YURI V. K;-ROSOY

    realizado en la sede de la VII Legislatura Constitucional del estado de Quintana Roo, con la presencia del titular del poder ejecutivo, un emotivo homenaje que el pueblo y las autori-dades de la entidad tributaron al doctor Yuri V. Knrosov.

    Vi en esa ocasin emocionarse y alegrarse a quien hasta entonces haba adopta-

    do una actitud taciturna y ensimismada, al investigador ruso que en la soledad de su cu-

    bculo, sin nunca haber conocido fsicamente las maravillas del mundo maya, logr hallar

    en la dcada de los cincuenta las primeras claves, las primeras pistas, los equivalentes a la

    piedra Rosetta de Egipto, para el desciframiento de la escritura que los mayas dejaron en piedras y cdices y que haban permanecido en absoluto misterio por ms de mil aos.

    Ese mismo 1995, el H. Consejo Universitario de nuestra casa de estudios apro-b el Plan Estratgico de Desarrollo Institucional 1995-2000, en el que qued establecido

    que una de las reas prioritarias para orientar las actividades acadmicas es el estudio de

    la cultura maya, de sus vestigios y de su historia pero tambin de sus grupos tnicos que

    son numerosos e importantes en la entidad. Por esta razn, la Universidad se ha dado a la

    tarea de promover diversos proyectos para las zonas indgenas, y hemos sido el enlace con

    el Instituto Nacional de Antropologa e Historia (INAH) para varias acciones de investiga-

    cin, restauracin y fomento de las zonas arqueolgicas. Por ello tambin, desde que en

    el mencionado congreso recib los primeros planteamientos para que la Universidad de

    Quintana Roo auspiciara la tarea de publicar en espaol el mtodo del doctor Knrosov, me interes vivamente la propuesta aunque desafortunadamente no se haba podido con-

    cretar. Fue hasta fines de 1997, cuando el profesor Jos Arroyo Campohermoso, presiden-

    te del Colegio de Acadmicos de la Universidad, me llev nuevamente la propuesta donde

    estaba ya incorporada la participacin y apoyo de Editorial Sestante y del Grupo Xcaret,

    que se reiniciaron mis gestiones para obtener los fondos necesarios para la publicacin

    de la obra de Knrosov en espaol.

    En este contexto, debo sealar que mis gestiones ante el gobierno del estado tu-

    vieron xito y se aprob la aportacin financiera para emprender esta obra de gran mag-

    nitud editorial, tanto por su complejidad y laboriosidad en su composicin, como por la

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  • COMPENDIO XCARET

    importancia que tiene el que por primera vez se conozca en nuestro idioma el mtodo de-

    sarrollado por el doctor Knrosov para leer y descifrar los glifos mayas. Esta obra, en cuya

    edicin han tenido especial cuidado la doctora Galina Yershova y los integrantes de Edi-

    torial Sestante, incluye adems la traduccin de los Cdices Dresde, Pars y Madrid y el

    catlogo de Knrosov con la clasificacin de ms de mil glifos mayas.

    Al margen de cualquier disputa entre las escuelas que se abrogan la paternidad

    del o los mtodos para el desciframiento de la escritura maya, para la Universidad de

    Quintana Roo, la ms joven de las universidades pblicas estatales de Mxico, representa un honor el poder contribuir en esta materia que es parte de sus prioridades instituciona-

    les y a la par una de las grandes aventuras intelectuales de nuestro tiempo, una hazaa

    que el eminente mayista Michael D. Coe ha equiparado con la exploracin del espacio y el

    descubrimiento del cdigo gentico.

    Sea este Compendio Xcaretun reconocimiento al doctor Yuri V. Knrosov; y sea

    tambin un homenaje tanto a los antiguos mayas, que lograron desarrollar la escritura que apenas hoy empezamos a descifrar y entender, como a los mayas de hoy, que lejos de sus antepasados luchan con dignidad y esperanza por mantener viva y vigente su milenaria

    cultura.

    Efran Villa nueva Arcos

    RECTOR

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  • RECONOCIMIENTOS

    En 1995 tuvimos noticia de que Yuri V. Knrosov, el sabio ruso que haba en-contrado la clave para descifrar la escritura maya prehispnica, tena inters de ver su obra publicada en Mxico. Puesto que la nuestra es una empresa enclavada en una zona maya, el estado de Quintana Roo, nos interes hablar con l y ayudar para que su obra se diera a conocer ampliamente. Convenimos en que Xcaret

    financiara la preparacin de la versin que se publicara en espaol yen que Knrosov

    la entregara en un lapso no mayor de un ao. La obra lleg a tiempo y hoy, tres aos

    despus, sale a la luz tras cuidadosas tareas de revisin. Nos sentimos muy complaci-

    dos por ello.

    Varias personas participaron apasionadamente en este proyecto y queremos

    dirigirles nuestro reconocimiento. En primer lugar debemos mencionar al propio Yuri

    Knrosov por el honor que nos confiri al ligar el nombre de nuestra empresa con el

    suyo propio en esta obra de dimensin universal y por su generosidad al permitirnos

    colaborar en los trmites de la publicacin. Esperamos haber correspondido plenamente

    a su confianza. Especial mencin merece Galina Yershova, leal seguidora de Knrosov,

    guardiana de sus archivos y a cuya pasin por la escritura maya debemos el que se ha-

    yan reunido los materiales que aqu se presentan; tambin queremos mencionar aqu a

    sus colaboradores: Guillermo Antonio Ovando, Ana Ovando, Valeriy Guliayev, Euge-

    nio Krasulin, Eugenia Semakina, Elena Smirnova y Dimitri Beliayev. Agradecemos ca-

    lurosamente a Efran Villanueva, rector de la Universidad de Quintana Roo por su inters en que dicha institucin proporcionara fondos para la impresin de este libro, as como

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  • YURI V. KNROSOV

    a la empresa Va Lctea quien tambin particip en el financiamiento del proyecto. La

    coedicin entre Xcaret y la Universidad de nuestro estado es un acontecimiento de gran

    valor para nosotros.

    Tambin queremos mencionar a quienes directamente participaron en la pre-

    paracin de la edicin, labor que no estuvo exenta de los clsicos avatares en obras de esta

    importancia y naturaleza: a Patricia Rodrguez Ochoa, coordinadora del proyecto, quien

    recibi la obra de manos de Knrosov, con el encargo de editarla y que tras larga bsque-

    da encontr el financiamiento para ello; fue adems la responsable general de las tareas

    editoriales. A Edgar Gmez Marn, cuya labor fue decisiva en el anlisis, revisin y correc-

    cin de la obra: sus propuestas editoriales fueron de valor inapreciable. A Myriam Cerda,

    a quien se debe el diseo y la coordinacin de la produccin.

    Al Instituto Nacional de Antropologa e Historia debemos un agradecimiento

    especial por el permiso que otorg para la reproduccin de los facsimilares de los cdices

    que se encuentran en la Biblioteca Nacional de Antropologa e Historia.

    Esperamos que el esfuerzo de todos los que participaron en esta gran empresa

    cientfica y cultural sirva para fortalecer el inters de los lectores por los temas fundamen-

    tales del pasado del hombre.

    GRUPO XCARET

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  • PRLOGO

    Es indudable que investigaciones futuras harn asequibles los textos histricos de la antigua Amrica Central. En la creacin de esta nueva rama de la filologa

    participaron, claro est, muchos hombres de ciencia de diversos pases;

    pero no me cabe duda de que la aportacin mayor corresponder a los sabios

    mexicanos, que tienen grandes posibilidades de estudiar su propio pas.

    YURI V. KNROSOV, 1952

    A Yuri Valentinovich Knrosov se debe el que hoy pueda leerse la escritura jero-glfica maya. Fue l quien redescubri su naturaleza y su estructura. Hasta los aos cincuenta de nuestro siglo, la escritura maya permaneca como uno de los misterios no descifrados del pasado cultural del hombre, a no ser por la comprensin

    de los sistemas numrico y calendrico que se haba logrado en el siglo XIX. El talento lin-

    gstico de Knrosov le permiti, en el mundo contemporneo, ser el primero en acercar-

    se con xito al contenido de los textos que los antiguos mayas dejaron esculpidos en las piedras de las pirmides y las estelas, o dibujados en las hermosas vasijas y en los escasos cdices que sobrevivieron a la destruccin del tiempo y del hombre.

    Viene de lejos y es numerosa la dinasta de los que, antes de Knrosov, inten-taron o contribuyeron a hacer posible el desciframiento gracias a sus descubrimientos:

    Landa, Stephens, Catherwood, Rafinesque, De Rosny, Kingsbourough, Brasseur de

    Bourbourg, Juan Po Prez, Maudslay, Morley, Thompson y muchos ms. Cada uno de

    ellos aport un eslabn de la cadena que condujo a ese resultado y sus nombres se aso-

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  • YURI V. KNROSOV

    cian al esfuerzo casi novelesco por descubrir el enigma encerrado en los signos que ahora

    sabemos que tienen voz propia.

    Los mayas fueron forjadores de una de las civilizaciones ms importantes del mundo antiguo -equiparable a la egipcia, la china y la de la India-, sin duda la ms

    notable y sofisticada de Mesoamrica. Se asentaron en un rea muy extensa que corres-

    ponde actualmente a los estados de Tabasco, Campeche, Yucatn, Quintana Roo y par-te de Chiapas, en la Repblica Mexicana, y a Belice y parte de Guatemala, El Salvador y

    de Honduras, en la regin centroamericana. Los vestigios de su pasado son muy abun-

    dantes y sorprende cmo cada da los trabajos arqueolgicos arrojan nuevos descubri-mientos de centros ceremoniales con sus esplndidas pirmides, sus estelas y juegos de pelota, sus bien trazadas avenidas y su sentido de orientacin. Tambin aparecen cons-

    tantemente las huellas de los asentamientos de poblacin, tumbas llenas de tesoros, ca-

    minos y numerosos objetos de ornato fabricados en piedra, estuco, madera, jade y cermica, todo ello impregnado de su visin del mundo en una forma esttica de soli-

    dez y unidad internas. En el mbito de la cultura universal, los nombres de las ciudades

    mayas tienen un lugar especial: Palenque, Bonampak, Uxmal, Chichn-Itz, Cob, Tikal,

    Yaxchiln, Tonin, Copn; todas ellas remiten a imgenes de belleza, refinamiento, sa-

    bidura y esplendor.

    Los mayas fueron grandes astrnomos. Observaron el cielo y lograron conocer-

    lo de tal manera que establecieron el calendario ms exacto de la antigedad. Construye-

    ron sus ciudades orientndolas de acuerdo con sus conocimientos astronmicos, que para

    ellos tenan un sentido religioso. Fueron excelentes matemticos capaces de realizar ope-

    raciones complicadas, gracias a su descubrimiento del cero. Como es el caso de todos los

    pueblos mesoamericanos, la base de su alimentacin fue el maz, al que cultivaron, desa-

    rrollaron y elevaron a la categora de dios.

    Ese pueblo, creador de tantos conocimientos notables, fue el nico en Amrica

    que desarroll un sistema de escritura completo, por el que pudo trasmitir su visin del

    mundo, sus ideas religiosas y su historia. Gracias a Knrosov sabemos hoy que los her-

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  • COMPE).IDIO XC'.RIT

    mosos y complicados jeroglficos que aparecen en sus construcciones y objetos diversos corresponden a una escritura, definida tcnicamente como morfemo-silbica, que puede

    leerse como otras de su gnero, ya la que despus de mucho esfuerzo se le pueden arran-

    car, aunque sea en jirones, noticias sobre la vida y hazaas de los antiguos dirigentes mayas.

    ~ [l.fj@ A A A e>

    ~ \ciI B

    ~~(@ E. H CA K.

    ~3 e T

    ~(2) L L

    ~We3 ~s ~ !.~.: M N o o pp co l!.U

    ~.~~~r m x x u p u z.

    El alfabeto Landa

    Yuri V. Knrosov naci de padres rusos el 19 de noviembre de 1922, en la poblacin de

    Jrkov, Ucrania. Su vida, como la de todo gran descubridor, tiene algo de increble. Ingre-

    s a la Universidad de Mosc a la edad de 17 aos y se interes por las escrituras antiguas,

    la etnologa y la arqueologa. Su destreza en el aprendizaje de las lenguas lo llev al cono-cimiento de los jeroglficos egipcios, -al grado de que sus maestros quisieron convertir-lo en egiptlogo- el rabe, el snscrito, el chino y el japons, lo que le permiti realizar

    17

  • YCRI V. KNROSOV

    estudios de lingstica comparada. Desde joven se enter de que en el Continente Ameri-cano existan huellas de una escritura antigua, la maya, que no haba podido ser descifra-

    da, y desde entonces se interes por ella. Supo de la existencia en el siglo XVI del obispo

    Diego de Landa, que escribi una obra sobre la cultura de los mayas de la pennsula de

    Yucatn, en la que se hablaba de la naturaleza de su escritura.

    Con esos intereses acadmicos pas su primera juventud, hasta que en 1943, a los 21 aos, fue llamado al frente de guerra en un regimiento de artillera que pele en

    Alemania. Knrosov particip en la toma de Berln y ah sucedi algo asombroso. En el

    desorden de la retirada se dio cuenta de que el ejrcito ruso estaba vaciando la gran Bi-blioteca Nacional de la capital alemana que se encontraba en llamas. Cuenta que se acer-

    c y observ que los libros estaban siendo empacados en cajas para su traslado. Saba que ah existan obras que le interesaban y las busc. Encontr la edicin de Landa, prepara-

    da por Brasseur de Bourbourg, y la edicin de 1933 de los cdices mayas de los hermanos

    Antonio y Carlos Villacorta, nativos de Guatemala. Los meti en su mochila de soldado y

    con esos trofeos de guerra regres a casa.

    Al trmino de la guerra, Knrosov, se reincorpor a sus actividades universita-

    rias y se gradu en la Facultad de Historia de la Universidad Estatal de Mosc, donde per-

    maneci para dedicarse con mpetu renovado a los estudios comparados especialmente

    en el terreno de la lingstica. Fue alumno del famoso Sergei Alexandrovich Tokarev, con

    el que tuvo discusiones acerca de la naturaleza de las escrituras antiguas, consideradas

    indescifrables. En ese tema, Knrosov haba lanzado la hiptesis de que "cualquier siste-

    ma de escritura producido por el hombre puede ser ledo por el hombre", es decir, que no

    poda hablarse realmente de escrituras "indescifrables". Tokarev le pregunt que si l se-

    ra capaz de demostrar su hiptesis, a lo que el joven Knrosov contest que s, y escogi para su propsito la antigua escritura maya.

    Varios aos despus, en 1952, apareci en la revista Etnografia sovitica el pri-mer resultado de sus esfuerzos: el artculo "La escritura antigua de Amrica Central". Ahora

    sabemos que haba encontrado la pista correcta que lo llevara al desciframiento. Su ar-

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  • COMPENDIO XCARET

    gumento fundamental se basaba en la conviccin de que el llamado "alfabeto Landa" apor-

    taba la clave de la lectura de los jeroglficos, argumento que haba sido rechazado por sus antecesores. En 1955 aprob su tesis doctoral, con el ttulo La Relacin de las cosas de

    Yucatn como fuente histrica, en el Instituto de Etnografa de Leningrado (se considera que fue ese mismo ao cuando se complet su obra de desciframiento). Lleg a la conclu-sin de que el sistema de escritura maya es tpicamente jeroglfico y no difiere en sus prin-cipios de los sistemas jeroglficos conocidos. Sus afirmaciones provocaron escndalo e inters entre sus colegas occidentales. Aunque la discusin dur varios lustros, hoy la

    mayora de los especialistas aceptan que fue Knrosov quien efectivamente encontr la

    clave del desciframiento, y que gracias a sus investigaciones la epigrafa maya ha avanza-

    do rpidamente en los ltimos tiempos.

    Al parecer, un 65% de las lecturas de los signos propuestas por Knrosov hace

    ms de cuarenta aos siguen an vigentes, lo cual revela el impresionante grado de preci-

    sin que alcanz desde sus primeros resultados.

    La principal obra de Knrosov, La escritura de los antiguos mayas, apareci en

    la Unin Sovitica en 1963. Desgraciadamente ni entonces ni despus fue publicada com-

    pleta en ningn idioma de Europa occidental, y slo se tradujeron algunas partes de ma-nera aislada. Eso provoc que su difusin fuera limitada y no saliera del estrecho crculo

    de algunos especialistas.

    En 1975 apareci, tambin en la Unin Sovitica, su siguiente obra, Los cdices

    jeroglficos mayas, que fue una sorprendente novedad porque en ella present la lectura del texto jeroglfico de los cdices junto con su traduccin al ruso, producto del mtodo que vena desarrollando desde haca 20 aos y que haba publicado en su obra de 1963.

    Knrosov ha demostrado que la escritura jeroglfica maya reproduce la lengua hablada de entonces, por lo que asegura que los mayas eran capaces de expresar por escri-

    to prcticamente todo lo que deseaban. Con esto se refutaba definitivamente la creencia

    de que los mayas no pudieron haber desarrollado una verdadera escritura, creencia que

    se haba fortalecido por la incapacidad de los investigadores de leer los textos jeroglficos.

    19

  • YURI V. KO:ROSOV

    La situacin de la obra de Knrosov no ha cambiado sustancialmente en las l-

    timas dos dcadas: sigue siendo conocida slo por un reducido grupo de especialistas

    norteamericanos y europeos, a travs de los cuales se ha ido difundiendo muy poco a poco.

    Sin embargo, la conviccin de que hoy se puede leer la escritura jeroglfica maya no forma parte de los conocimientos generales que se imparten en escuelas y universidades de nin-

    gn pas del mundo, con excepcin, tal vez, de Rusia.

    Despus de la publicacin de su obra de 1975 Knrosov sigui trabajando, enri-queciendo su catlogo, revisando sus antiguas lecturas, leyendo ms textos y transmitiendo

    sus conocimientos a algunos alumnos que mostraron inters. Recientemente se cre en la

    Universidad de Mosc un centro de estudios mesoamericanos, donde existe un grupo de

    alumnos de epigrafa, que por supuesto siguen su mtodo y que avanzan constantemente

    en la lectura de textos. El centro est dirigido por Galina Yershova, una de sus ms bri-

    llantes discpulas.

    La presente edicin en espaol de la obra de Knrosov es resultado de la inquietud de

    diversas personas e instituciones que entraron en contacto casi por azar. Al principio, cada

    quien lleg al tema por su cuenta y luego se form el grupo inicial que trabaj para que la obra pueda circular ya entre un pblico amplio.

    La primera vez que o el nombre de Yuri Valentinovich Knrosov fue en agosto

    de 1993 durante una entrevista que le hice a Michael Coe en la ciudad de Mxico. La des-

    aparecida revista Vuelta, que dirigi Octavio Paz hasta su muerte, organiz el Segundo

    Encuentro Vuelta, una serie de mesas redondas sobre historia de Mxico con invitados

    de varios pases, que se trasmiti por televisin. La primera de las mesas, "La resurrec-

    cin de los mayas", se llev a cabo e126 de agosto y trat sobre los avances en el descifra-

    miento de la escritura jeroglfica. Participaron en ella Enrique Florescano, como coordinador, Michael Coe, Linda Schele (recientemente fallecida), Nancy Farris, Mary E. Miller y Arthur Miller (el mayista). Como me toc en suerte ocuparme de la coordinacin de ese Encuentro, particip en todas las plticas y discusiones sobre la organizacin de las

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  • COMPENDIO XC.\RET

    mesas y recuerdo bien todo lo que ocurri con la dedicada a la escritura maya. Por no sa-

    ber bien a bien quines eran los grandes especialistas en la materia se termin invitando

    a algunos que estaban lejos de serlo. En realidad, la nica epigrafista de la mesa era Sche-le; Michael Cae acababa de publicar su hermoso libro Breaking the maya cade, lo que le

    daba autoridad sobre el tema; pero los otros cuatro participantes, si bien eran mayistas,

    tenan otras especialidades. Sin embargo, la reunin dio sus frutos.

    Los que presenciaron esta primera mesa directamente o a travs de la televisin,

    que la transmiti a toda Amrica Latina, se sorprendieron al ver cmo Linda Schele lea

    un texto jeroglfico en idioma chalana del siglo VII, segn dijo, y cmo acto seguido lo tra-duca al espaol contemporneo. Fue un momento emotivo, importante en la historia de

    la epigrafa, que qued grabado en la memoria de muchos. Al da siguiente, Schele asis-

    ti al restaurante San ngel Inn de la ciudad de Mxico y muchos de los asistentes, que la haban visto en la televisin la noche anterior, se levantaron de sus mesas para dirigirle

    un aplauso: ella les haba revelado la posibilidad de leer la escritura maya.

    Pero lo ms sorprendente de todo, al menos para m, fue que el desciframiento

    no era una novedad para los especialistas. Michael Cae coment en entrevista que un in-

    vestigador de Leningrado haba comenzado a leer los textos jeroglficos haca cuarenta aos. As, lo que pareca una gran noticia era en realidad un producto de la ignorancia y

    de la lentitud en la divulgacin del conocimiento cientfico. Y haba otra sorpresa: el au-

    tor del desciframiento an estaba vivo!, por qu entonces no haba sido invitado al En-

    cuentro?, por qu nadie haba pronunciado el nombre de Knrosov? Era inconcebible

    que algo tan importante para la historia mexicana fuera ignorado por la mayora, que en

    las escuelas no se enseara que ya se podan leer los jeroglficos mayas, en fin, que esa noticia no formara parte de los conocimientos generales.

    Dos aos ms tarde, y gracias a Enrique Florescano, tuve la oportunidad de co-

    nocer a Knrosov, que haba venido a Mxico a un encuentro de mayistas celebrado en

    Chetumal. Con l estaba Galina Yershova, su leal colaboradora que lo acompaa en los

    viajes y traduce sus conversaciones; l entiende el espaol pero como no lo practica pre-

    21

  • YURI V. KNROSOV

    fiere no hablarlo. Platicamos aproximadamente durante dos horas, al cabo de las cuales

    Knrosov se vea un poco cansado pero siempre atento a la conversacin. Al final, como

    conclusin de lo que ah se dijo, y sin mucha candencia de lo que eso significaba, me com-promet con l a hacer lo posible para que su obra se publicara en Mxico.

    Poco tiempo despus se puso en contacto conmigo Tiahoga Ruge, quien quera

    hacer un documental sobre la vida del investigador ruso. Juntas hicimos muchas gestio-

    nes, hablamos con posibles patrocinadores, pero no encontramos a nadie dispuesto a fi-

    nanciar el proyecto. En nuestra peregrinacin nos dimos cuenta de que nadie conoca el

    nombre de Knrosov, incluyendo ciertos crculos acadmicos. Slo entre los mayistas era

    vagamente conocido.

    Galina Yershova volvi a los pocos meses invitada por la Universidad de Yuca-

    tn a dar un curso de epigrafa maya. Tiahoga Ruge y yo la invitamos a la ciudad de Mxi-

    co para presentarla ante editores e investigadores buscando apoyo financiero, pero

    tampoco tuvimos xito. Sin embargo, Galina nos inform que un empresario de Cancn

    estaba interesado en el proyecto. Ella viaj al Caribe de Quintana Roo y regres con la noticia de que haba firmado un contrato por el que una empresa turstica ofreca finan-

    ciar el trabajo de preparacin de la obra, con miras a ser publicada en espaol. El empresario en cuestin era Marcos Constandse quien, junto con sus herma-

    nos scar y Carlos, es socio de Miguel Quintana Pali en una empresa llamada Promotora Xcaret. Esta empresa construy un hermoso parque a 74 kilmetros al sur de Cancn, entre

    cuyos atractivos se encuentran algunas construcciones mayas, que de alguna manera ex-

    plican el inters de los socios en apoyar la publicacin de Knrosov.

    En su visita a Xcaret, Galina le propuso a Marcos que yo coordinara la edicin

    de la obra. Unos das despus en la ciudad de Mxico establecimos los acuerdos yasumi-

    mos los compromisos para llevar adelante el proyecto.

    Un ao ms tarde Knrosov y Yershova regresaron para entregar la obra termi-

    nada. Pasaron algunas semanas en Xcaret y yo me reun con ellos para organizar el asun-

    to de la edicin. Se hizo entrega formal de la obra ante un notario pblico y Knrosov firm

    22

  • COMPE).IO XC\RET

    los poderes necesarios para que Marcos y yo nos encargramos de la publicacin. Regres

    a la ciudad de Mxico con el manuscrito, un fichero de signos y el compromiso de encon-

    trar un editor.

    Knrosov y Yershova fueron a Mrida para impartir otro curso de epigrafa en

    la Universidad de Yucatn. Ah los visit despus de haber hecho la primera lectura de la

    obra, que era voluminosa y compleja, y despus de que se registr ante el Instituto Nacio-nal del Derecho de Autor, el2 de mayo de 1997. Pas con ellos otra semana en la que se

    combinaron plticas sobre el libro, un homenaje a Knrosov en la Universidad y paseos al mar. Haba llegado de Rusia delicado de salud, pero gracias al calor, el paisaje, la comida yucateca y el chile habanero, que tanto le gusta, tena muy buen aspecto y se vea anima-

    do. Acordamos que me encargara de revisar la obra y de hacerle los ajuste editoriales necesarios.

    Peregrin un poco por las editoriales sin lograr nada. Era difcil que aceptaran

    publicar en un tiempo corto una obra como esa. Xcaret volvi a intervenir y acept finan-

    ciar la revisin editorial para que el proceso avanzara.

    Invitamos a Edgar Gmez Marn para que hiciera la correccin de estilo y para

    que resolviera algunos problemas de la presentacin de la obra. Aunque no era un espe-

    cialista, era la persona ms adecuada que conocamos, pues reuna ciertas caractersticas

    necesarias para la revisin de una obra como sta.

    Por otra parte, Myriam Cerda y yo platicamos sobre la posibilidad de asociar-

    nos para llevar a cabo este proyecto. Ella es duea de Editorial Sestante, una pequea

    empresa de donde cada ao salen hermosos e interesantes libros. Era ideal para trabajar con libertad en esta obra. Hicimos el trato y preparamos el proyecto de edicin para bus-

    car un patrocinador.

    Gracias a una entrevista que me hizo Adriana Malvido (LaJomada, 12 de julio de 1997) sobre el proyecto de editar la obra de Knrosov, se comunic Jos Arroyo Cam-pohermoso, profesor de la Universidad de Quintana Roo, quien me dijo que quera ayu-dar a encontrar el financiamiento necesario, pero que quera conocer el proyecto para

    23

  • YURI V. Kl'ROSOV

    presentarlo ante Efran Villanueva, rector de esa Universidad. Curiosamente, Jos Arroyo

    haba estudiado en la Unin Sovitica, conoca a Yuri Knrosov y la dimensin de su obra

    y haba sido alumno de Galina. Por su parte, Efran Villanueva se entusiasm con la pro-

    puesta y ofreci financiar la produccin de este libro. Ms adelante, la empresa Va Lc-

    tea tambin aport recursos para concluir el proyecto.

    La obra es monumental, el tema difcil, la materia prima muy delicada: jerogl-ficos, vocabulario tcnico, presentacin grfica, traduccin del maya antiguo al espaol

    moderno. La obra nos fue entregada en un espaol deficiente, lo que provoc problemas

    especiales. Las tareas editoriales fueron arduas, pero el resultado es satisfactorio. En cuanto

    al diseo, se logr que la presentacin fuera atractiva, novedosa y de gran calidad. Grfi-

    camente la obra se transform respecto de la forma en que los materiales fueron entrega-

    dos. Tanto Myriam Cerda como Laura Novelo tienen grandes mritos por el resultado final.

    Esta aventura dur seis aos. Creemos que la nave lleg a buen puerto, pero le

    esperan todava muchos mares que surcar. La epigrafa maya se ha convertido en una dis-

    ciplina cada vez ms atendida por lingistas y mayistas sobre todo en Estados Unidos,

    Inglaterra, Francia y Alemania. Un buen nmero de jvenes se dedican a investigaciones cada vez ms sofisticadas y muchos siguen los caminos de Knrosov. En Rusia, por supues-

    to, tiene seguidores que conforman hoy una escuela slida. Esperamos que en Mxico

    tambin su obra fructifique.

    Esta publicacin es resultado de cuarenta aos de trabajo de Knrosov. Se prepar con base en una compilacin de textos de distintas pocas, todos ellos encaminados a ense-

    ar el mtodo creado por el autor para leer la escritura maya. Todos fueron originalmente

    publicados en ruso y algunos de ellos traducidos a otros idiomas, como es el caso de la

    edicin en ingls de algunos de sus ensayos realizada por Tatiana Proskouriakoff en 1967

    y su traduccin de los cdices que mereci una versin hecha por Sophie Coe en 1982. Es

    interesante anotar que ambas editoras estaban ligadas a Knrosov por su origen ruso. En

    Mxico, se tradujeron al espaol algunos de sus ensayos de la primera poca en la revista

    24

  • COMPE~DIO XCARET

    Estudios de Cultura Maya editada por la Universidad Nacional Autnoma de Mxico, ade-

    ms de la publicacin de 1953 realizada por la embajada rusa. La novedad de esta edicin consiste en que, por primera vez, se publica un compendio de la obra de Knrosov, en un

    idioma que no es ruso, y el catlogo de 1035 signos que, comparado con el de 1963, es

    mucho ms extenso. La obra consta de tres tomos. En el primero se establece el mtodo

    para la lectura de los jeroglficos, el catlogo de signos, y una serie de herramientas de apoyo para entender ambos aspectos. En el segundo se reproducen los cdices Dresde, Madrid

    y Pars. Yen el tercero se ofrece la transcripcin, la transliteracin y la traduccin al espa-

    ol de los tres cdices.

    Estamos seguros de que esta obra despertar en Mxico y en otros pases el in-

    ters de un pblico amplio por acercarse al tema de la lectura de los jeroglficos, y el de los especialistas, porque contarn en una sola publicacin con los elementos fundamentales

    para el manejo del mtodo Knrosov, sobre el que seguramente basan sus modernas in-vestigaciones.

    Patricia Rodrguez Ochoa

    25

  • LA ESCRITURA ANTIGUA

    Despus de la aparicin del lenguaje articulado, que es la principal forma de comunicacin, surgi la necesidad de una comunicacin visual capaz de fi-jar la informacin para un destinatario ausente. En los tiempos antiguos, para informar sobre una situacin, se representaba sta por medio de dibujos o pinturas. Al verlas, el destinatario poda obtener una nocin aproximada de tal situacin. Generalmen-

    te, estas representaciones consistan en la proyeccin de los contornos de los objetos en una superficie plana. Se omitan los objetos que se consideraban superfluos o que no es-taban directamente relacionados con la situacin que se representaba, por lo cual se per-

    dan muchos detalles.

    Puesto que resulta imposible representar en una copia esttica una situacin real

    dinmica, se recurra a una serie de copias estticas. En cada una de ellas se representaba

    un intervalo determinado, considerado como invariable; es decir, se copiaba todo lo que

    en un intervalo permaneca inalterado y se omita todo lo que cambiaba. De una manera

    parecida fue como surgi la comunicacin pictogrfica. As pues, en este tipo de comuni-

    cacin, la situacin se expresa por medio de imgenes figurativas principalmente, pero

    tambin de smbolos convencionales (parecidos a las actuales seales de trnsito). Las imgenes se dibujaban tal como se observaban, o sea que para cada objeto poda haber varias representaciones, una por cada punto de observacin diferente.

    La comunicacin pictogrfica surgi en el paleoltico superior y fue utilizada por

    todas las tribus hasta la aparicin de los Estados. (En nuestros das, la pictografa se sigue usando con fines auxiliares.)

    29

  • YURI V. KNROSOV

    Junto con los Estados surge la imperiosa necesidad de un sistema grfico que

    refleje la lengua hablada. Tal sistema es la escritura, el segundo cdigo en relacin con el lenguaje, que fija las unidades principales de ste: fonemas, morfemas, vocablos y oracio-nes. Si los inventores de la escritura hubieran querido usar un signo para cada vocablo,

    no digamos ya para cada oracin, habra sido muy ineficiente la comunicacin porque es

    imposible memorizar una cantidad tan grande de signos. Por eso se impuso la codifica-

    cin grfica de los morfemas, que son las unidades semnticas mnimas del idioma. De

    esta manera se usaban los signos pictogrficos a los que se les asignaba una lectura y un

    significado. Sin embargo, huelga decir que era muy difcil representar una cantidad muy

    grande de nociones. Este problema se fue resolviendo con ayuda de dos procedimientos.

    El primero consista en el uso de un solo signo para significados diferentes, es decir, la

    homonimia. Para evitar la polivalencia que esto provocaba se inventaron los determinati-

    vos, signos clave que indicaban el campo semntico del signo principal. As, el morfema

    empez a trasmitirse por medio de un signo, que indicaba la lectura pero no el significa-

    do completo, y un determinativo, que completaba la significacin pero no se lea. El otro

    procedimiento consisti en el uso fontico de algunos signos; por ejemplo, haba signos morfmicos que se usaban como fonticos para trasmitir parte de algn otro morfema. De

    ese modo fue posible emplear confirmaciones fonticas para precisar la lectura.

    As pues, en la escritura primitiva Qeroglfica) existan tres clases de signos: los fonticos (fonmicos, silbicos), que slo se lean; los foneticosemnticos (morfmicos), que se lean y tenan significado, y los semnticos (determinativos), que tenan significa-do pero no lectura.

    En los diferentes sistemas de escritura la cantidad de signos usados sincrnicamente va-

    ra mucho. En la jeroglfica (morfemosilbica), esta cantidad es de unos 400 signos; en la silbica, de 100; en la fonmica, de 40, y en la infrafonmica, de 10, aproximadamente.

    As, el carcter de una escritura puede determinarse segn la cantidad de signos en uso,

    30

  • COMPENDIO XC\RET

    para lo cual, sin embargo, es necesario disponer de un nmero suficiente de textos. Natu-

    ralmente, mientras menos signos haya en una escritura mayor ser la cadena de signos

    que forman las palabras. Sin embargo, las cadenas de la escritura jeroglfica pueden alar-garse a causa de los determinativos y las confirmaciones fonticas, o sea, de acuerdo con

    las reglas de la ortografa.

    El trmino desciframiento puede interpretarse de distintas maneras, pero la acepcin que aqu nos interesa es la que se refiere a los sistemas de escritura antiguos y

    no, por ejemplo, a las escrituras que se cifran con el propsito de que no puedan ser ledas sin conocer la clave. En las inscripciones arcaicas, aunque la lectura se haya olvidado, los

    signos van en la secuencia ordinaria, mientras que en los textos cifrados se intercambian

    los signos y se confunde el orden.

    En sentido estricto, por descifrarse entiende restablecer la lectura de los signos antiguos. N o obstante, leer un texto no significa en modo alguno comprenderlo, ya que el

    idioma pudo haber desaparecido por completo o haber dado origen a otras lenguas. Al-

    gunos textos arcaicos (como los etruscos) fueron escritos con un sistema conocido, aun-que en lengua muerta. As pues, para que el desciframiento sea completo y til, es necesario

    presentar la lectura del texto junto con su traduccin e interpretacin. Slo a esto ltimo es a lo que los no especialistas llaman desciframiento del texto.

    En el desciframiento, los textos sobre los que se trabaja son la principal fuen-te de informacin. Sin embargo, siempre ser muy til conocer la poca a la que perte-

    necen los textos pues ello permite delimitar la bsqueda de analogas lingsticas y

    grficas, as como determinar la distancia cronolgica entre el idioma en estudio y sus

    descendientes. Pero tambin es importante conocer el lugar donde se produjeron los textos, y los materiales en que fueron plasmados. Por supuesto, los dibujos que a veces acompaan a los textos pueden ser determinantes para la interpretacin. Sin embar-

    go, lo que ms facilita un desciframiento es el hallazgo de un texto que venga acompa-

    ado por su traduccin en una lengua conocida, como ocurri en el caso de los

    jeroglficos egipcios.

    31

  • YURI V. KNROSOV

    Para formalizar el estudio de un texto desconocido es necesario hacer uso de

    signos estandarizados. stos pueden ser los de la escritura en estudio adems de los con-vencionales. Esta labor exige no slo un escrupuloso cuidado, sino tambin conocimien-

    tos especiales, dominio de un determinado tipo de escritura y visin para los diferentes

    grafismos individuales. La tarea de transcripcin requiere una aguda capacidad para re-

    conocer los grafema s a pesar de todas sus variaciones o de que tengan rasgos borrados o

    desfigurados, adems de que habr que restituir lagunas, descubrir errores y formular

    conjeturas. En general, el trabajo de transcripcin comienza antes que el desciframiento y termina despus que l. Los errores en el reconocimiento de los grafemas son muy pe-

    nosos porque su correccin posterior es sumamente difcil.

    Para que la transcripcin sea unificada es necesario crear un catlogo de signos

    (con sus variantes y algrafos). Con l se puede iniciar el trabajo consecuente de identifi-cacin de algrafos, de destacar grupos especiales de signos (por ejemplo, los numerales) y establecer el "modelo" de formacin de signos, adems de que permite el anlisis com-

    parativo del alfabeto en estudio con alfabetos conocidos.

    Para fines prcticos, una escritura antigua puede presentarse como una sucesin

    de morfemas caractersticos. En general, la cantidad total de morfemas en uso, que no suele

    sobrepasar los 1500, no depende del nmero de fonemas, sino de la capacidad de memo-

    rizacin del cerebro humano. Una cantidad excesiva de morfemas sera difcil de recor-

    dar, mientras que una cantidad insuficiente obligara a la formacin de palabras muy largas

    y, por lo mismo, muy fciles de confundir en el lenguaje hablado. Los morfemas pueden dividirse en radicales (lexemas) y auxiliares. Esta divisin

    es relativa, ya que en algunos casos los primeros se emplean como auxiliares. No obstan-

    te, un morfema concreto que ocupa un lugar determinado en la escritura debe ser o bien

    radical o bien auxiliar.

    Con los morfemas auxiliares se realiza la derivacin y se establecen las relaciones

    entre los vocablos de la oracin. Habitualmente los vocablos no contienen ms de cinco

    morfemas, por lo general se trata de uno radical y uno o ms auxiliares. Cada uno de stos

    32

  • COMPENDIO XCARET

    ltimos puede combinarse con muchos lexemas diferentes, por lo tanto la frecuencia de los

    morfemas auxiliares ms comunes debe ser muy superior a la de radicales ms usados.

    La sucesin de signos que forma el texto puede dividirse en cadenas que corres-

    ponden a morfemas, vocablos y oraciones, pero para el desciframiento convienen las se-

    gundas. Al hacer esta divisin, es oportuno incluir en la composicin de un vocablo,

    adems de lexemas, derivativos y alterativos, los dems morfemas auxiliares (prefijos, preposiciones, conjunciones, etc.). Estas cadenas integradas se conocen como jeroglficos o bloques. Identificar los distintos tipos de morfemas auxiliares es una tarea complicada

    que no puede hacerse sin haber comenzado el estudio del texto. La funcin gramatical de

    los morfemas auxiliares slo puede determinarse en relacin con los lexemas a los que co-

    rresponden. Por eso es tan importante dividir la sucesin de signos en bloques; de lo con-

    trario, puede suceder que, aun identificados los derivativos y alterativos, el estudio de los

    dems morfemas auxiliares se haga extremadamente difcil.

    Algunas veces resulta necesario incorporar al vocablo la determinacin. Esto

    tiene sentido en caso de que sta est expresada con vocablos invariables privados de sus

    morfemas auxiliares y por eso prcticamente indistinguibles de stos en los textos desco-

    nocidos. Para dividir el texto en bloques, se registran todas las cadenas que se repitan una

    o ms veces. stas pueden corresponder al vocablo (si ste aparece ms de una vez), al lexema (si los sufijos alterativo y derivativo aparecen una vez) o a la combinacin de par-tes de dos vocablos. Se pueden descartar las cadenas repetidas que sobrepasan en mucho

    la longitud media del bloque.

    Todas las cadenas registradas se ordenan segn su frecuencia. Adems, es con-

    veniente ordenarlas de acuerdo con el nmero que corresponda, en algn catlogo con-

    venido, a los signos iniciales de las cadenas. Sera lo ms prximo a un orden alfabtico.

    Muchos textos originales ya estn divididos en cadenas, generalmente de vocablos, a los

    cuales pueden incorporarse diferentes morfemas y atributos invariables.

    Una vez establecida la sucesin de los signos en la fila y hecha la transcrip-

    cin estndar, la tarea primordial es estudiar la composicin de los bloques a fin de

    33

  • YURI V. Kl\:ROSOV

    aclarar la morfologa del idioma. Evidentemente conviene realizar esta tarea con

    ayuda de diccionarios, que pueden ser directos o inversos segn estn ordenados por

    el primero o por el ltimo signo. Existen tambin los que se conocen como dicciona-

    rios "de profundidad" (ordenados por los signos intermedios), que pueden ser nece-sarios cuando es alta la especificidad del idioma que se estudia. Combinando los datos

    de los diccionarios directos e inversos es fcil obtener el complejo de microparadig-mas (morfemas auxiliares empleados con lexemas determinados) y luego reunirlos en paradigmas.

    La tarea de dividir las cadenas en bloques se facilita mucho cuando los signos

    variables pueden identificarse como iniciales o finales, adems de que ello evita confun-

    dir con cadenas lo que slo son repeticiones casuales entre el final de un vocablo y el prin-

    cipio de otro.

    Es muy importante tener en cuenta la posicin que ocupan los bloques, pues

    ello revela informacin sobre sus caractersticas. Como es sabido, en algunos idiomas la

    funcin de las palabras depende del orden en que se encuentren en la oracin. Pero inclu-

    so en los idiomas que no exigen un orden fijo, en los que las funciones se determinan por ndices morfolgicos, es comn que haya un orden preponderante. As, en el estudio de

    un idioma desconocido es de gran ayuda establecer el orden de las palabras, con ello se

    facilita la tarea de determinar las funciones de los ndices gramaticales y se pueden clasi-

    ficar los bloques segn las partculas de la oracin (condicionales o prcticas). Una vez identificados los morfemas auxiliares y sus funciones es posible reali-

    zar un anlisis comparativo del idioma estudiado. La tarea primordial es descubrir el idio-

    ma descendiente ms cercano. En este sentido, la morfologa y la sintaxis desempean el

    papel ms importante.

    Un anlisis comparativo serio exige slidos conocimientos lingsticos, pues es

    necesario someter los textos a una serie de operaciones (restitucin de formas gramatica-les, rastreo etimolgico, identificacin de paradigmas, etc.), que slo pueden llevar a cabo fillogos profesionales.

    34

  • COMPEJ\DIO XC.\RET

    El estudio de la morfologa y la sintaxis as como la clasificacin de los bloques

    son muy tiles para determinar el lxico de los textos desconocidos. Para establecer la

    lectura fontica puede ser fundamental apoyarse en la lectura convencional de acuerdo

    con un estudio comparativo. Muchas veces la lectura fontica de los vocablos permite

    determinar su significado.

    35

  • IDENTIFICACIN DEL SISTEMA DE ESCRITURA

    L a escritura maya antigua consiste en jeroglficos dispuestos en lneas horizonta-les y verticales. Los jeroglficos son bloques formados por uno o varios grafemas; pueden ser monogramas, digramas, trigramas, tetragramas o pentagramas se-gn estn formados por uno, dos, tres, cuatro o cinco grafemas, respectivamente. El gra-

    fema es la unidad grfica de la escritura; en el caso de la maya, se han identificado poco

    ms de mil diferentes, contando simples y compuestos. Los grafemas se identifican por

    los elementos grficos de que se componen, pero dichos elementos no se usan como uni-

    dades independientes en la escritura. Como ocurre en cualquier escritura manual, eran

    inevitables las variaciones caligrficas, a veces acentuadas por el tipo de instrumentos em-

    pleados para escribir y por el estado psicofisiolgico de los escribas, al grado de que en

    ocasiones se omitan detalles o incluso elementos del grafema; adems, en muchos casos

    los escribas utilizaban detalles decorativos para impresionar al espectador. Por todo ello,

    los grafemas presentan gran cantidad de variaciones.

    La unidad lingstica de la escritura maya es el signo, que no es lo mismo que

    el grafema. Un mismo signo puede ser representado por varios grafemas: el ms frecuen-

    temente empleado (que se considera el estndar) y sus variantes y algrafos. Las varian-tes son grafema s parecidos al estndar pero con variaciones del contorno o de los

    elementos, o bien omisin o adicin de algunos detalles, o tambin giros de 90 180

    grados. Los algrafos, en cambio, no se parecen al grafema estndar y se determinan

    slo por comparacin de fragmentos de texto similares o paralelos. Hay bsicamente

    dos tipos de algrafos: unos son en realidad una especie de variantes exageradas o ex-

    37

  • YURJ V. KNROSOV

    tremas (y por lo tanto a veces es difcil clasificar un grafema como variante o algrafo), mientras que los otros son completamente diferentes del grafema estndar, es decir que

    tienen distinta intencin figurativa pero la misma intencin significativa o fontica. Por

    ejemplo, los grafemas 165 ~, 734 ~ Y 736 tij se leen ca, 'pez, pescado', pero el primero figura una aleta de pescado, el segundo un pescado entero y el tercero

    una cabeza de pescado. Cabe aclarar que los algrafos siempre lo son respecto de un

    grafema estndar, igual que las variantes, pero stas adems pueden serlo respecto de

    un algrafo e incluso de otra variante. En este ejemplo, 165 ~ es el grafema estn-dar; 306 ~, 734 ~ Y 736 tij son algrafos (del primer tipo el primero, del segundo los otros dos), 308 ~ es variante de 165 ~,y 307 @'fI@) es variante del algrafo 306 ~.

    Adems de variantes y algrafos existen tambin los cefalomorfos, empleados

    frecuentemente con fines decorativos, que son variantes (rara vez algrafos) del grafema estndar presentado en forma de cabeza, generalmente de perfil.

    En los textos de los cdices aparecen 355 grafemas, contando 30 compuestos y

    38 algrafos, y sin contar 30 muy deformados (y por lo mismo irreconocibles), cifras y determinativos, as como algunos signos calendricos que no se usaban en la escritura. Es

    decir que en los cdices se utilizan 287 signos, de los cuales 32 tal vez sean variantes y al-

    grafos no identificados, por lo que la cantidad de signos puede variar entre 255 (en caso de que los 32 dudosos sean realmente variantes) y 317 (en caso de que ni los 32 dudosos ni los 30 deformados sean variantes). El conjunto de grafemas es bsicamente el mismo en los tres cdices. En las inscripciones monumentales aparecen alrededor de 100 grafe-

    mas nuevos, parte de los cuales (aproximadamente 20) son algrafos. Los signos tienen frecuencias (absolutas y relativas) muy dispares. En los cdi-

    ces, el signo representado por el grafema 170 es el de mayor frecuencia relativa, pues apa-

    rece en 171 jeroglficos diferentes (es decir, sin contar los repetidos), mientras que cada uno de un grupo de 92 signos slo figura en un jeroglfico. A este grupo pertenecen los monogramas, que jams entran en combinaciones.

    38

  • COMPE;'DIO XC\RET

    Cantidad de signos Frecuencia relativa

    1 ms de 150

    1 100-149

    5 70-99

    8 50-69

    8 40-49

    9 30-39

    19 20-29

    37 10-19

    43 5-9

    82 2-4

    92 1

    Cuando se analiza un texto maya se advierte que el porcentaje de signos que se repiten aumenta con la longitud del texto. Por ejemplo, en un fragmento de 50 sig-nos es frecuente encontrar alrededor de 20 repetidos (40%); en uno de 100, 65 (65%); en uno de 200, 140 (70%), etctera. Es decir que conforme aumenta el tamao del texto, la cantidad de signos que aparecen por primera vez se va reduciendo, pero sin

    llegar nunca a cero, porque prcticamente en cada texto que se descubre es posible

    encontrar signos nuevos. En la escritura pictogrfica, en cambio, puesto que los sig-

    nos representan hechos y circunstancias -y pueden leerse de diversas maneras siem-

    pre que se conserve el sentido (pues es el sentido lo nico que expresan)-, prcticamente se requieren tantos signos como circunstancias se quieran expresar, y

    por eso el porcentaje de signos repetidos tiende a conservarse en un mismo nivel, independientemente de cun largo sea el texto analizado. Por esta razn y por la for-

    ma en que se combinan los signos de la escritura maya, se puede afirmar que sta no

    es pictogrfica; esta conclusin, que tambin es apoyada por un anlisis estadstico

    de dichos signos, hoy nadie la discute.

    39

  • YURI V. KNROSOV

    La escritura maya no pudo haber sido fonmica (es decir, que cada signo repre-sentara un fonema), porque tendramos que aceptar que en los cdices mayas se emplea-ron cerca de 300 fonemas, lo que es excesivo para cualquier idioma. Tampoco pudo haber

    sido morfmica (en la que cada signo representa un morfema), porque la cantidad de morfemas en los textos jeroglficos no podra sobrepasar los 400, nmero sumamente reducido para cualquier idioma en que se escriban textos tan extensos como los que hay

    en los cdices mayas. Si este nmero es reducido para morfemas, lo es an ms para

    combinaciones de morfemas (palabras o frases), por lo cual se descarta tambin esta posibilidad.

    La cantidad de signos que se observa en los textos correspondera ms al alfabe-

    to silbico, en el cual el signo representa una combinacin generalmente de dos fonemas

    (tambin puede representar una vocal sola) que forman parte de un morfema; sin embar-go, la cantidad de los signos que hay en los cdices es un tercio mayor que la cantidad mxi-

    ma de las posibles combinaciones de dos fonemas en idiomas reales. Por lo tanto, el

    alfabeto maya debe ser mixto, morfema-silbico; en l, una parte de los signos representa

    slabas y la otra morfemas.

    La escritura morfema-silbica, que se suele denominar "jeroglfica", es el siste-ma de escritura ms antiguo capaz de reproducir la lengua hablada. Es un fenmeno nor-

    mal que surge con la aparicin del Estado. Los alfabetos puramente morfmicos jams existieron entre los sistemas de escritura histricos, porque requeriran la memorizacin

    de ms de mil signos, lo que es sumamente difcil para la capacidad humana. Justo por

    eso en los sistemas que comenzaron como morfmicos rpidamente se tendi a usar los

    signos morfmicos como fonticos.

    Que la escritura maya sea morfema-silbica no excluye el hecho de que en algu-nos casos los signos puedan representar palabras enteras. A este tipo de signos pertene-

    cen, por ejemplo, en todos los sistemas de escritura, las cifras (que constituyen un cdigo especial). Otro caso similar ocurre con las abreviaturas, en que puede resultar que un sig-no equivalga a toda una palabra o, incluso, a una combinacin de palabras.

    40

  • IDENTIFICACIN DE LOS REFERENTES GRAMATICALES

    L a frecuencia (absoluta y relativa) de los jeroglficos de diferente nmero de gra-femas es muy variable. La mayor frecuencia corresponde a los trigramas y la menor a los pentagramas, como se muestra en la siguiente tabla: Jeroglfico Nmero de grafemas Frecuencia absoluta (%)

    fSC Monograma 1 2.3

    :?~ Digrama 2 29.5 ' :: o

    )~ Trigrama 3 57.3 \~ ~~ Tetragrama 4 10.6 ~ Pentagrama 5 0.3

    41

  • YURI V. K';ROSOV

    Por supuesto la agrupacin de grafemas para formar jeroglficos no se haca al azar: lo ms probable es que stos correspondieran a palabras y combinaciones de pala-

    bras. A juzgar por la cantidad de grafemas en los jeroglficos, las palabras no podan estar compuestas por ms de cinco morfemas. La existencia de los monogramas parece indicar

    que en el idioma antiguo existan palabras compuestas por un solo morfema.

    En los jeroglficos, el orden normal de lectura de los grafemas es de izquierda a derecha (aunque por motivos caligrficos o falta de espacio pueden llegar a escribirse en orden inverso); este orden se deduce de la posicin de los numerales a la izquierda, tenien-do en cuenta que los textos fueron escritos en un idioma de la familia maya-quich. El orden

    de lectura ms comn para los distintos tipos de jeroglficos segn el nmero de grafemas que los componen es el siguiente (los parntesis indican orden alterado de lectura):

    Digrama:

    1-2; ~; (i) Trigrama: 1 _ 2 -3, 1 2. 1 3. 1 . 1 2 (3 2 3. 1

    23)

    3'2 '23' 3' 12; l'

    Tetragrama:

    ~ ~; 1; 4; 132 4; 1 243 ; ( 1 24 3 ; 213 4 )

    Pentagrama:

    1 2 4. 1 2 3 5 (1 324 5 )

    35' 4 '

    Cuando dos grafemas se funden en uno solo el resultado es una ligadura y cuan-

    do un grafema aparece inscrito en otro tenemos un anagrama. A veces se dan casos de

    duplicacin puramente decorativa, cuando el grafema se escribe o dos veces seguidas o a

    ambos lados del grafema precedente en el orden de lectura.

    42

  • eOMPE:-JDIO XC.'RET

    Los grafemas que componen los jeroglficos pueden ser constantes o variables. Los primeros son los que forman la parte invariable del jeroglfico y siempre conservan su posicin en el centro del mismo, mientras que los segundos son los que se van combi-

    nando con esa parte invariable y se pueden encontrar al principio y al final. La distribu-

    cin de los grafemas constantes (e) y variables (v) en los distintos tipos de jeroglficos (segn el nmero de grafemas que los componen) es la siguiente:

    1. Monograma

    2. Digrama

    3. Trigrama

    4. Tetragrama

    5. Pentagrama

    e

    ee,ev, ve

    cee,eev, vce,evv, vve, vev

    eeee,ceev, vece, veev,vvev

    eeeeev, vceee,veevv

    En la mayora de los jeroglficos la parte invariable est formada por dos grafe-mas, de lo cual se puede deducir que la parte invariable de la mayora de las palabras esta-

    ba compuesta de dos morfemas o de un morfema escrito con dos signos silbicos. Hay

    jeroglficos cuya parte invariable est formada por dos grafemas iguales, lo que sugiere la existencia de palabras con morfema duplicado o de morfemas con fonemas repetidos. Una

    de las funciones de los signos variables era sin duda la de expresar los afijos (prefijos o sufi-jos), y puesto que dichos signos variables estaban formados generalmente por un solo grafe-ma, hay razones para suponer que la mayora de los afijos constaban de un solo morfema.

    Hay grafemas que se encuentran en unos jeroglficos como variables y en otros como constantes. Aunque la mayora de los grafemas variables son slo iniciales o slo

    finales, hay algunos que aparecen unas veces como iniciales y otras como finales.

    Los textos mayas se dividen en prrafos, que consisten en un grupo de renglo-

    nes unidos por el sentido (y generalmente separados por signos calendricos). Los ren-glones, por su parte, estn compuestos de varios jeroglficos, de dos hasta seis (ms frecuentemente cuatro), aunque en casos aislados aparecen unos renglones ms extensos.

    43

  • YURI V. KNROSOV

    El orden de lectura de los jeroglficos dentro de los renglones puede ser:

    1.

    2.

    3.

    1

    3

    2

    4

    5 6

    1

    3

    1

    3

    5

    2

    4

    2

    4

    6

    5

    6

    7

    8

    9

    Muchos jeroglficos suelen ocupar la misma posicin en renglones diferentes. De esta manera se pueden clasificar los jeroglficos segn la posicin que generalmente ocupan en el rengln (aunque ocasionalmente pueden ocupar otras posiciones). As, al grupo A pertenecen los que se sitan en el primer lugar; al B, los que aparecen en la se-

    gunda posicin; al C, los que ocupan la tercera o la segunda si falta el jeroglfico del grupo B; al D, los que suelen aparecer inmediatamente despus de los del grupo C; al E, los que

    no tienen una posicin regular, pero en la mayora de los casos figuran en la primera o en

    la segunda; y al F, los que aparecen al final del rengln.

    Por el mtodo estadstico slo se pueden clasificar directamente los jeroglficos cuya frecuencia en los textos es alta; desafortunadamente, nada ms unos 40 jeroglficos pertenecen a esa categora. Pero los de baja frecuencia pueden clasificarse muchas veces con base en las combinaciones fijas que forman jeroglficos de distintos tipos, o en la manera regular en que se alternan algunos de ellos en los distintos renglones de un mis-

    mo prrafo. Por ejemplo, es til saber que muy a menudo la combinacin de jeroglficos AB del primer rengln de un prrafo determinado se repite en los dems renglones de ese

    44

  • COMPE;"DIO XCARET

    mismo prrafo y no vuelve a aparecer despus; o que con frecuencia aparece un mismo

    jeroglfico en todos los renglones de un prrafo; o que las combinaciones CD tienden a ser estables, es decir que cada jeroglfico del grupo D casi siempre acompaa a un mismo jeroglfico del C. Igualmente es til saber que hay esos grupos de cuatro jeroglficos que se turnan en renglones contiguos; es decir que si en un rengln aparece el primero de los

    cuatro, el segundo aparecer en el siguiente rengln, en la misma posicin, y as sucesiva-

    mente el tercero y el cuarto. Con estos y otros datos, y mediante una cuidadosa compara-

    cin de renglones similares, se puede identificar, pues, a qu grupo pertenecen muchos

    jeroglficos poco frecuentes. Por ejemplo, el prrafo D4b-5b tiene siete renglones, cada uno compuesto de dos jeroglficos. El primero (del grupo A) se repite en los siete renglones; mientras que, entre los que ocupan la segunda posicin, los estadsticamente identifica-

    dos pertenecen todos al grupo C. Por lo tanto, los restantes deben pertenecer al mismo

    grupo. (Tambin se puede identificar la clasificacin de un jeroglfico por medio del an-lisis de los grafemas variables que llevan, como veremos ms adelante.)

    Los renglones, por su parte, tambin se pueden clasificar. Existen cuatro tipos

    principales de acuerdo con su composicin de jeroglficos de diferentes grupos.

    Tipo

    I

    11

    III

    IV

    Configuracin

    AC, ACDF, ACDE, ACEF

    ABCD, ABCF, AECF

    EABC,EAEC

    CBCF

    Como se aprecia en esta tabla, lo que caracteriza a los renglones del tipo I es la

    combinacin AC, mientras que a los del tipo 11, la ABC (o, menos frecuente, la AEC). Los del tipo III se diferencian de los del 11 nicamente por la presencia en la primera posicin

    de un jeroglfico E. Los del tipo IV, que son pocos, se caracterizan por contener dos jero-glficos C en la primera y tercera posiciones y uno B en la segunda.

    45

  • YURI V. KNROSOV

    Ntese que los jeroglficos C entran en todas las configuraciones usuales de los cuatro tipos de renglones; lo mismo ocurre con los A, salvo por el hecho de que stos no

    entran en la configuracin de los renglones del tipo IV, donde estn sustituidos por jero-glficos C.

    Los jeroglficos A pueden llevar grafemas variables, tanto al principio como al final. Muchos grafemas variables se usan exclusivamente en estos jeroglficos, lo que en ocasiones permite deducir la pertenencia al grupo A de jeroglficos poco frecuentes.

    Segn los grafema s variables que lleven, los jeroglficos A se pueden dividir en dos subgrupos: Aa y Ab. Los primeros llevan el grafema final 184 ~,a veces com-binado con el inicial 170 . Los segundos tienen el final 24 '='b'='. En ambos subgru-pos aparece el grafema final 230 @~. Con los jeroglficos A, a veces se usan el grafema inicial 20 :~ y los finales 198 ~, 323 C91), 446 ~ Y 165 ~ .

    Los jeroglficos del grupo C no llevan grafemas variables, salvo el inicial 188 [r (que aparece cuando varios de estos jeroglficos van seguidos, como en D24), y el final 495 00 (D62c6). Pero en la composicin de los jeroglficos de este grupo entran los grafemas semivariables, que tienen una posicin intermedia entre los constantes y los

    variables y que sirven para formar nuevos jeroglficos a partir de los que ya existen. Estos grafemas se conservan en el jeroglfico aun cuando en ste aparezcan grafemas varia-bles comunes.

    Los grafemas semivariables se pueden dividir en dos categoras. Los de la pri-

    mera se emplean para formar jeroglficos derivados de carcter estable. En estos casos un grafema semivariable, por lo general, no puede ser sustituido por otro semivariable, sino

    que puede estar presente o no. A los grafemas semivariables de la primera categora per-

    tenecen, entre otros, elinicia193 ~ ~ y los finales 86 O',' O ,238 @XW3 Y 319 GIIID. Los de la segunda categora tambin se emplean para formar jeroglficos derivados, slo que en este caso un grafema semivariable puede sustituir a otro semivariable. A esta se-

    gunda categora pertenecen los grafemas 324 ~ ,267 ~, 265 ~, 620 O (los colores), que se alternan consecutivamente, as como las cifras (del I al XIII), frecuentes

    46

    ..

  • COMPENDIO XCARET

    en la parte inicial de los jeroglficos C. En algunos casos los nuevos jeroglficos se forman sustituyendo la cifra por otro grafema semivariable (por ejemplo, 82-915 y 212-915).

    Por su parte, los jeroglficos del grupo B tambin se dividen en dos subgrupos: Ba y Bb. Los primeros se emplean por lo general despus de los del subgrupo Aa y no te-

    nen grafemas variables, a excepcin del inicial 170 ~,que en este caso tambin figura en el jeroglfico precedente (el del subgrupo Aa).

    Los del subgrupo Bb casi exclusivamente aparecen en los renglones de tipo IV, y

    llevan en todos los casos el grafema 170 , mientras que el jeroglfico C precedente no lo lleva. Al igual que los del subgrupo Bb, algunos jeroglficos F llevan el grafema 170 .

    Los jeroglficos E pueden llevar los grafemas iniciales 254 ~ Y 321 ~. Entre los del grupo E se encuentran los jeroglficos 512-624-181,174-955, 787-624-181 Y 189-212-107 (los cuatro puntos cardinales), que se alternan consecutivamente en renglo-nes contiguos.

    Con los jeroglficos B y E se emplea el grafema variable final 181 I ' as como los mismos grafemas semivariables que con los del grupo C (a excepcin de las cifras).

    Ahora bien, los renglones mnimos (compuestos de slo dos jeroglficos) son siempre del tipo 1. En cada uno de ellos aparece nicamente un jeroglfico A y uno C, de lo cual se puede concluir que los jeroglficos de estos grupos deben representar las partes principales de la oracin, es decir, sujeto y predicado. Por la distribucin de los grafemas variables en los jeroglficos de estos dos grupos lo ms razonable es su-poner que los jeroglficos C (en los renglones de los tipos I a I1I) representan en la mayora de los casos el sujeto (expresado comnmente por los sustantivos, que en esta funcin gramatical suelen llevar un mnimo de afijos desinenciales) y los jeroglficos A en la mayora de los casos representan el predicado (expresado generalmente por los verbos, que en esta funcin gramatical suelen llevar la mayor cantidad de afijos desinenciales, partculas, etc.). La presencia de los grafemas semivariables de la se-gunda categora en los jerogficos C sugiere que estos grafemas cumplen la misma funcin que los adjetivos.

    47

  • YVR V. KNROSOV

    Muchos jeroglficos de los grupos D, B, E Y en parte F pueden llevar los mismos grafemas semivariables que los jeroglficos e, lo que revela la semejanza morfolgica en-tre todos ellos.

    Los jeroglficos D, que forman combinaciones estables con los del grupo e (a los que a v.eces sustituyen), y que prcticamente no tienen grafemas variables, se parecen por su funcin en los renglones a los grafemas semivariables de la segunda categora, pero,

    a diferencia de stos, muy rara vez se combinan con otros jeroglficos del grupo C. De ello se deduce que deben expresar aposiciones fijas (por ejemplo, ttulos).

    Los jeroglficos del subgrupo Ba, que forman combinaciones estables (general-mente dentro de un prrafo) con los del subgrupo Aa, es muy probable que en la mayora de los casos representen el complemento directo del verbo, expresado comnmente por

    un sustantivo. Y los jeroglficos del subgrupo Bb, como ya se dijo, se emplean casi exclusi-vamente en los renglones del tipo IV que, por carecer de jeroglficos A, posiblemente re-producen oraciones nominales. Los jeroglficos E y F quiz representan los elementos secundarios de la oracin, como los complementos circunstanciales.

    Al parecer, los grafemas variables corresponden en general a afijos y pala-bras auxiliares (partculas, preposiciones, conjunciones). Si estas ltimas se escribie-ran separadas, la cantidad de monogramas sera mucho mayor. Adems, casi todos

    los monogramas pertenecen al grupo e, es decir, representan palabras con significa-

    do propio.

    Entre los grafemas variables destaca el inicial 170 por su frecuencia absolu-ta y relativa, as como por aparecer en todos los grupos de jeroglficos. El hecho de que se emplee tanto con verbos como con sustantivos permite suponer que corresponde a un

    pronombre.

    Los grafemas finales predominantes en el grupo A posiblemente representan

    sufijos verbales: transitivo el 184 ~ (caracterstico del subgrupo Aa) e intransitivo el 24 '='b'=' (caracterstico del subgrupo Ab).

    El grafema final 181 I se emplea para formar derivados de los jeroglficos no-48

  • COMPENDIO XC.\RET

    minales, y el inicial 188 [f sirve para enumerar sustantivos (es decir, corresponde a la conjuncin).

    Es muy probable que los grafemas iniciales 254 ~ Y 321 ~ , propios del grupo E, representen preposiciones.

    Con base en esta posible identificacin de las correspondencias gramaticales de los jero-glficos y de los grafemas aislados, variables y semivariables, se puede interpretar el senti-

    do general de los principales tipos de renglones:

    AC:

    ABCE:

    CBC .. :

    el sujeto C ejecuta la accin A; el sujeto C ejecuta la accin A con el objeto B en circunstancias E; el sujeto Cl es el objeto B para el sujeto C2

    De esta manera se puede ir determinando el significado de los textos, por ejem-plo, qu acciones (Al' A2, A3 ... ) pueden ejecutar los sujetos (Cl, C2, C3 ... ) en diferentes cir-cunstancias, hasta obtener "traducciones" aproximadas de algunas frases.

    49

  • COMPARACIN ENTRE EL MAYA ANTIGUO Y EL MAYA COLONIAL

    El anlisis de los textos jeroglficos revela algunas peculiaridades del maya antiguo: El orden de las palabras en la oracin es bastante fijo: predicado-sujeto, o predica-do-complementa-sujeto; la posicin del complemento circunstancial es flexible; el adjetivo precede a la palabra a la que modifica; la aposicin se coloca despus del sujeto.

    Los sustantivos no tienen declinacin morfolgica, pero pueden incorporar el

    sufijo 181 I (adems de otros menos frecuentes). La conjugacin se realiza principalmente por medio de sufijos, entre los cuales

    se distinguen los de verbos transitivos y los de verbos intransitivos. Los verbos llevan afi-

    jos para expresar sus desinencias, y los sustantivos para formar palabras derivadas. La cantidad de morfemas en la palabra por lo general no pasa de cinco. Los ad-

    jetivos ms comunes, las preposiciones, las conjunciones y la mayora de los afijos cons-tan de un solo morfema.

    Con base en estas peculiaridades y sabiendo por tradicin histrica que los tex-

    tos jeroglficos estn escritos en una lengua de la familia maya-quich, se puede determi-nar que el ms prximo a este idioma, al menos entre los conocidos, es el maya colonial

    (yucateco). Este idioma cuenta con 35 fonemas: 20 consonantes y 15 vocales (cinco bsi-cas, cinco prolongadas y cinco glotalizadas). Como en el alfabeto tradicional no haba le-tras especiales para las vocales largas ni un signo para representar la glotalizacin, en los

    textos escritos con dicho alfabeto no hay manera de distinguir entre vocales glotalizadas

    y no glotalizadas, ni entre largas y breves.

    51

  • YURI V. KNROSOV

    Si el idioma de los textos antiguos es afn al maya colonial, la cantidad de mor-

    femas en las palabras de este ltimo debe coincidir aproximadamente con la cantidad de

    grafemas en los jeroglficos. Y en efecto, la coincidencia es casi absoluta, ya que las pala-bras en el maya colonial se componan de 1 a 5 morfemas (las excepciones eran muy ra-ras) y los jeroglficos de 1 a 5 grafemas.

    Sin embargo, los porcentajes de jeroglficos y de palabras no se corresponden de acuerdo con el nmero de elementos que los componen; es decir que no coincide el

    porcentaje de monogramas con el de palabras monomorfmicas, ni el de digramas con el de palabras bimorfmicas, etctera.

    Maya colonial % Maya antiguo %

    palabras monomorfmicas 16 monogramas 2.3

    bimorfmicas 65 digramas 29.5

    trimorfmicas 14 trigramas 57.3

    tetramorfmicas 5 tetragramas 10.6

    pentamorfmicas 0.1 pentagramas 0.3

    Hay varias razones de estas diferencias. En el maya antiguo, muchas preposicio-

    nes, conjunciones, adjetivos comunes y pronombres constan de un solo morfema y, por lo tanto, pueden expresarse con un solo grafema, el cual nunca aparece solo (recurdese que los monogramas suelen representar slo palabras con significado propio) sino que se agrega, igual que los afijos, al jeroglfico correspondiente hacindolo ms complejo. As, si del maya colonial slo considerramos el porcentaje de las palabras con significado propio que no van precedidas de atributos o palabras auxiliares, no habra divergencia

    entre dicho porcentaje y el de monogramas (unos y otros constituyen entre 2 y 3% en di-ferentes textos cortos). De esta manera se explica por qu hay tan pocos monogramas en comparacin con las palabras monomorfmicas; pero las dems diferencias se deben a

    52

  • COMPEl\OI XC.\RET

    que la escritura jeroglfica era en parte silbica. De hecho, estas divergencias entre pala-bras y jeroglficos nos permiten calcular con cierta precisin el porcentaje de signos sil-bicos usados en la escritura antigua. En efecto, en casi todas las palabras del maya colonial

    hay slo un morfema radical (la excepcin son las palabras que duplican el morfema ra-dical) y prcticamente slo ste se escriba con dos signos silbicos. As pues, si conside-ramos que aproximadamente en la mitad de los casos los morfemas radicales no se

    representaban con un solo signo morfmico sino con dos silbicos -por lo que las pala-

    bras de dos, tres y cuatro morfemas se escriban con trigramas, tetragramas y pentagra-

    mas, respectivamente-, entonces, la coincidencia entre palabras en el maya colonial y

    jeroglficos en el antiguo es casi absoluta, sobre todo si tenemos en cuenta que la cantidad de grafemas en el jeroglfico tambin poda aumentar a causa del uso de determinativos y complementos fonticos.

    Lo ms seguro es que los morfemas radicales que se escriban con signos silbi-

    cos fueran del tipo CVC (consonante-vocal-consonante). En el maya colonial haba pala-bras con el morfema radical duplicado, y en los cdices haba jeroglficos con grafemas duplicados, que muy probablemente representaban combinaciones de morfemas idnti-

    cos del tipo CVC-CVc. Sin embargo, la duplicacin de grafema s en los textos jeroglficos es mucho ms abundante que la de morfemas en los coloniales, fenmeno que tambin

    se explica por la escritura silbica, es decir, por el hecho de que en muchos casos los grafe-

    mas duplicados no representaban dos morfemas idnticos, sino uno solo del tipo C1VC1

    (en el que ambas consonantes son idnticas, por ejemplo, mam, kak), escrito con un sig-no silbico duplicado: C1V 1- C1 (V). (El parntesis significa que la vocal del segundo signo no se lea.) En este sistema llama la atencin una de las posibles reglas de la ortografa je-roglfica, que consista en que para escribir un morfema del tipo CVC se escogan general-

    mente signos silbicos del tipo CV1- C (VI)' es decir, se haca coincidir la segunda vocal con la primera aunque las consonantes no fueran idnticas. Esta regla, a la que podemos de-

    nominar sinarmona, permita unificar la inscripcin silbica de morfemas y evitar el

    desorden.

    53

  • YURI V. K:-ROSOV

    En el maya colonial, el orden de las palabras en la oracin era bastante fijo: Predicado-sujeto. El predicado se expresa generalmente con un verbo intransi-

    tivo, y el sujeto con un sustantivo; por ejemplo: hulom tzimin, "vendr el tapir"; pecnom u pax, "sonar su tambor". Un orden de palabras similar se encuentra en los renglones

    del tipo AC.

    Predicado-complementa-sujeto. El predicado se expresa generalmente con un verbo transitivo; el complemento y el sujeto, con sustantivos; por ejemplo: u tup kak toc, "apaga el fuego el encendedor". Un orden anlogo se observa en los renglones del tipo ABe...

    Sujeto-predicado (oraciones nominales). El predicado y el sujeto se expresan con sustantivos; por ejemplo: Ah Puch u h 'al u pop ti xaman, "Ah Puch es el jefe de la estera en el norte". Un orden de palabras anlogo se encuentra en los renglones de tipo CBC. ..

    La aposicin suele ir despus de la palabra a la cual se refiere; por ejemplo: Ah Chable Ah Ichcaanzihoo, "Ah Chable, nacido en Ichcanzihoo". Este orden de palabras se

    observa en las combinaciones de jeroglficos del tipo CD. El adjetivo precede a la palabra a la que califica; por ejemplo: u katah zac pop,

    "el que hizo la estera blanca". De manera semejante los grafemas semivariables de la se-gunda categora van al principio de los jeroglficos.

    El complemento circunstancial no tiene una posicin fija en la oracin: puede aparecer al inicio, al final y despus del predicado; por ejemplo: ca ulzabi Hapai Can tu Chemchan, "entonces fue llevado Hapai Can a Chemchan"; ti u huitah cab itzai, "all con-

    seguan miel los itzaes"; te ch 'abi Otzmal u tuniJe, "fue colocada en Otzmal su piedra". De

    igual manera vara la posicin de los jeroglficos E en los renglones de los tipos ABCE, EABC,AECD.

    Como se ha podido observar, el maya antiguo y el colonial son idiomas muy

    parecidos. Sobre todo coincide en ellos el orden de las palabras en la oracin, la composi-

    cin y la cantidad de morfemas en las palabras, la composicin fontica del morfema y la

    cantidad general de fonemas reproducidos en la escritura. Sin embargo, esto no demues-

    tra la identidad de los dos idiomas.

    54

  • LECTURA CONVENCIONAL DE LOS SIGNOS

    L a escritura maya antigua surgi en los albores de nuestra era, o tal vez antes, y es razonable pensar que reproduca el habla de aquella poca. Con el paso del tiem-po, la escritura prcticamente no cambi, se qued como lengua muerta, tra-dicional de los sacerdotes, mientras que la lengua hablada debi haber sufrido, a lo lar-

    go de 1500 aos, muchos cambios fonticos, gramaticales y, sobre todo, lxicos; no slo

    por la evolucin natural de la lengua, sino tambin por influencias externas. Por ejem-plo, cuando las tribus itzaes conquistaron Yucatn introdujeron mucho lxico tolteca.

    Con ayuda de un anlisis estadstico de posiciones es relativamente fcil iden-

    tificar los afijos y palabras auxiliares ms usuales del maya colonial que corresponden a los signos antiguos y, con base en aqullos, atribuirles a stos una lectura, que ser

    convencional siempre que no haya datos contradictorios. No debe confundirse la lec-

    tura convencional con la pronunciacin real, ni con la lectura fontica, as como tam-

    poco con la denominacin provisional. Convencional es la lectura que se atribuye a un

    signo morfmco con base en la pronunciacin del morfema correspondiente en el maya colonial, cuando no haya pruebas de que dicha pronunciacin sea imposible para ese

    signo. En estos casos se .conoce el sentido exacto del signo as como el morfema colo-

    nial al que corresponde, pero se ignora su pronunciacin real en el maya antiguo. Por

    ejemplo, se sabe cul es el signo que significa blanco; y se sabe que en el maya colonial el morfema correspondiente se pronunciaba zac; sobre esta base se le asigna la lectura

    zac, aunque realmente no sepamos cmo se pronunciaba este morfema en el antiguo

    idioma (es posible, por ejemplo, que se pronunciara zuh); adems, se desconoce si de

    55

  • YURI V. KNROSOV

    hecho se us este morfema y no algn otro sinnimo. En cambio, las denominaciones

    provisionales son como sobrenombres con los que se designan algunos grafemas y je-roglficos cuyo significado se conoce (con diversos grados de precisin), pero cuya co-rrespondencia con las unidades del maya colonial no se ha podido determinar (o bien, se ha determinado pero su lectura presenta datos contradictorios). Por su parte, la lec-tura fontica, como veremos despus, es la que se establece principalmente para los signos silbicos a partir de lecturas convencionales, anlisis estadstico de posiciones y

    otros mtodos.

    Algunas de las correspondencias ms importantes establecidas entre la escritu-

    ra antigua y la colonial son las siguientes:

    Al grafema inicial 170 ,1 que es el de mayor frecuencia absoluta y relativa y que se usa con todos los grupos de jeroglficos, slo puede corresponderle el pronombre posesivo de la tercera persona del singular u. Tal correspondencia

    se confirma con la posicin de este grafema al principio de los jeroglficos del subgrupo Aa (que representan verbos transitivos en renglones del tipo ABe .. , como en D8c, 15b, M103b), Y tambin al principio de los jeroglficos B en ren-glones del tipo CBe .. (por ejemplo, D18c, 19a). Al grafema inicial 188 [J, empleado en la enumeracin de jeroglficos C, le corresponde la conjuncin yetel, pero como sta consta de tres morfemas (y-et-el), el grafema debe representar nicamente el morfema radical et, que se em-plea con el mismo sentido, tanto aislado como en palabras compuestas.

    Al grafema final 181 1, usado con jeroglficos del subgrupo Ba en renglones del tipo ABe .. (por ejemplo, D15), y tambin con otros jeroglficos nominales, le corresponde el sufijo de los sustantivos -il, que en construcciones de genitivo serva para expresar, entre otros significados, la pertenencia pasiva.

    1 Para simplificar la exposicin slo mencionamos los grafemas estndar de cada signo, pero se entien-

    de que nos estamos refiriendo tambin a sus variantes.

    56

  • (OMPF.';DIO XC.\RET

    A los grafemas iniciales 254 ~ Y 321 (3jE), presentes en jeroglficos E (que representan complementos circunstanciales), slo pueden corresponder-les las preposiciones ti e ich, respectivamente; la primera tena muchas acepcio-

    nes y era muy frecuente en el maya colonial.

    Al grafema final 184 ~,emPleado con jeroglficos del subgrupo Aa, puede corresponderle nicamente el sufijo -ah, que se usaba en la lengua colonial en todas las conjugaciones de los verbos transitivos. El grafema final 24 I:::::::'bl:::::::', caracterstico de los jeroglficos del subgrupo Ab (que representan verbos intransitivos), no tiene una correspondencia propia, ya que para cada una de las cuatro conjugaciones del maya colonial haba un sufijo determinado; sin embargo, como es muy probable que los cuatro sufijos coloniales -i, -hi, -ni, -mi provinieran del antiguo -ngi, sufijo muy frecuente que indica pasado en la tercera persona del singular, puede identificarse este ltimo

    con el grafema mencionado.

    Al grafema final 230 @)~, empleado con jeroglficos de los subgrupos Aa y Ab (que representan verbos transitivos e intransitivos, respectivamente) puede corresponderle nicamente el sufijo -an, porque los verbos transitivos e intran-sitivos no tienen ningn otro sufijo comn. Al grafema inicial semivariable 93 ~ i, que se usa para formar derivados de jeroglficos de diferentes grupos, incluyendo A y e, slo puede corresponderle el prefijo -ah, muy productivo en el maya colonial para la formacin de partici-pios y sustantivos derivados (participios sustantivados). El grafema final semivariable 86 O: O, empleado con jeroglficos nomina-les, carece de una correspondencia especfica. Sin embargo, en el maya colonial

    los sufijos ms frecuentes que se usan con sustantivos: -al, -el, -il, -01, -ul, se dife-rencian slo por la vocal sinarmnica, por lo que se puede deducir que todos

    provienen del mismo sufijo -el, al que puede razonablemente considerarse equi-valente del grafema mencionado.

    57

  • YURI v. K~ROSOV

    Al grafema final semivariable 238 @XW3, empleado con jeroglficos nomina-les, seguramente le corresponde el sufijo -n al, que serva en la lengua colonial para formar derivados de los sustantivos.

    A los grafemas iniciales semivariables 324 ~ ,267 ~, 265 ~ , 620 O ' que suelen alternarse consecutivamente en los prrafos, slo pueden correspon-

    derles los adjetivos zac, chac, ek, kan, muy frecuentes en el maya colonial por su relacin con los colores. Esta correspondencia se comprueba por el hecho de que

    en textos de crnicas histricas la enumeracin siempre comienza con el color

    rojo, mientras en los cdices suele ir en primer lugar el grafema 324 ~ , que corresponde al adjetivo chac (por ejemplo, D59b, M20d). Al grafema inicial semivariable 212 W ' estrechamente ligado a los ante-riores, puede corresponderle nicamente el adjetivo yax, el quinto ms frecuente del maya colonial.

    Con un procedimiento anlogo se puede identificar la correspondencia entre

    muchos grafemas o jeroglficos enteros y morfemas o palabras del maya colonial. Por ejemplo, con el grupo de cuatro grafemas semivariables que expresan colores se forma-ron derivados, igualmente en grupos de cuatro, de los siguientes j