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Como puedo hacer que mi hijo arregle su cuarto Como puedes ayudar a tu hijo desordenado? Márcale una tarea que debe cumplir durante 30 días sin parar, pero primero enséñale como hacerla, haciéndola con él Separa ese periodo en 3 bloques de 10 días Motívalo a hacerlo ofreciéndole algo divertido para él, cada vez que termine esos 10 días. Ejemplo una salida al cine, al parque, llevarlo con algún amigo, etc. Algo que a él le divierta. (Los sanguíneos aman la diversión) No dejes ni un solo día de hacerle acuerdo de la tarea que debe hacer. Cada día que termine halágalo efusivamente, y si hay algo que mejorar, explícale como hacerlo mejor la próxima vez, pero sin criticarlo. Permítele tener un rincón desordenado o dentro de algún armario, es una necesidad que tiene. Luego de los 30 días tu niño estará acostumbrado a realizar esa tarea pero le costará aún continuarla, porque es algo que querrá evitar hacer a toda costa. Lo que lograrás es que la continúe haciendo con más ganas, sabrá hacerla y no tiene excusas, si le brindas reconocimiento y halagos ante otros miembros de la familia por su esfuerzo, se sentirá tan feliz que querrá volver a hacerla. Al niño sanguíneo lo único que lo motiva es el constante halago, reconocimiento, aceptación y motivación. Las críticas y exigencias causan el efecto contrario, lo frustran y lo transforman en un niño despreocupado y sin ganas de nada.

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Como puedo hacer que mi hijo arregle su cuartoComo puedes ayudar a tu hijo desordenado?

Márcale una tarea que debe cumplir durante 30 días sin parar, pero primero enséñale como hacerla, haciéndola con él

Separa ese periodo en 3 bloques de 10 días

Motívalo a hacerlo ofreciéndole algo divertido para él, cada vez que termine esos 10 días. Ejemplo una salida al cine, al parque, llevarlo con algún amigo, etc. Algo que a él le divierta. (Los sanguíneos aman la diversión)

No dejes ni un solo día de hacerle acuerdo de la tarea que debe hacer.

Cada día que termine halágalo efusivamente, y si hay algo que mejorar, explícale como hacerlo mejor la próxima vez, pero sin criticarlo.

Permítele tener un rincón desordenado o dentro de algún armario, es una necesidad que tiene.

Luego de los 30 días tu niño estará acostumbrado a realizar esa tarea pero le costará aún continuarla, porque es algo que querrá evitar hacer a toda costa. Lo que lograrás es que la continúe haciendo con más ganas, sabrá hacerla y no tiene excusas, si le brindas reconocimiento y halagos ante otros miembros de la familia por su esfuerzo, se sentirá tan feliz que querrá volver a hacerla.

Al niño sanguíneo lo único que lo motiva es el constante halago, reconocimiento, aceptación y motivación. Las críticas y exigencias causan el efecto contrario, lo frustran y lo transforman en un niño despreocupado y sin ganas de nada.

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Déjame tu comentario, si estas técnicas te sirvieron para motivar a tu hijo y que mejore un poquito. me encantará saber de ti.

Para avanzar, simplifícales el camino

La mejor manera de animarles a aprender a ordenar, es ponerles las cosas fáciles. Proponle un intercambio. Recoger bien y rápido y luego hacer algo que le guste, como salir a tomar un

helado o jugar a su juego favorito. Explícale por qué le pides que recoja. Porque no quieres que se tropiece por la mañana con sus

juguetes tirados por el suelo, porque así podrá encontrar sus construcciones en cuanto las necesite, porque la habitación está más bonita ordenada (a ver si cuela...) y porque papá y mamá también ordenan lo que desordenan.

Coloca las perchas a su altura. Para que pueda colgar solo su chandal o su abrigo. Doblar o guardar en el armario aún les viene grande. •

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Organiza los juguetes  en cajones. Así, solo tendrá que depositarlos allí. También conviene echarle una mano, lo que no quiere decir hacer el trabajo por él.

Deben responsabilizarse de su desorden

A partir de los cinco años, no todo está perdido. Más bien, todo esto está empezando. Están en la edad de

aprender a responsabilizarse de su propio desorden, para poder convivir civilizadamente con otras

personas más adelante. Esta tarea exige paciencia y persistencia por parte de los padres. También sentido

común, para no pedir a los niños cosas imposibles o innecesarias.

Con seis años están empezando a saber qué es la responsabilidad. Hay que ser estrictos pero sin

pasarse. A los siete años son más autónomos, y ya deberán ordenar solos. Algo que supondrá cierto

descanso físico para los padres, aunque no siempre de las cuerdas vocales. Y es que obedecer a la primera

es igual de rollo que ordenar la habitación.

Lo que NO hay que hacer

Ser inconstantes en nuestras órdenes. Proponerle que recoja hoy y mañana hacerlo nosotros le hace creer que esto no es algo de todos los días, como cenar, lavarse los dientes o irse a la cama. Pero lo es.

Premiar su esfuerzo con regalos. Es buena idea al principio, pero conviene ir cortándolo. De lo contrario, sólo hará cosas que le fastidian a cambio de remuneración, Y el premio, al ser tan frecuente, perderá valor.

Compararle con otros niños. Intentar crear competitividad en el pequeño puede producir dos efectos adversos: que odie al niño que hace bien las cosas y que se sienta un fracasado. Aunque si sale bien el invento y el niño compite por recoger mejor, seguramente extenderá esa exigencia al resto de su vida. Y es agotador ser un eterno competidor. Es mejor la propuesta: "entre nosotros dos, a ver quién recoge antes los coches". En ese caso hay una competición localizada, particular y estimulante. No una abstracta y frustrante.

Chantajear. Los padres lamentosos y sacrificados («¡cuánto me haces trabajar!»), no suelen conseguir la empatía que buscan en sus hijos. Más bien les provocan sentimientos de culpa.

1. Establece límites adecuados a la edad de tu hijo/a. Por ejemplo, a un niño de dos

años le podemos pedir que nos ayude a recoger sus juguetes pero es

demasiado pedirle que arregle todo su cuarto, mientras que un niño de 8 años

es capaz de arreglar su cuarto solo.

2. Piensa en las habilidades que tiene tu hijo y lo que es capaz de hacer antes de

pedirle algo que no pueda cumplir. No es sólo su edad lo que cuenta sino también

su nivel de desarrollo y lo que puede y no puede hacer. Aunque el hijo de tu

vecina sea capaz de hacer algo, no quiere decir que tu hijo de la misma edad

pueda hacer lo mismo.

3. Usa frases simples y claras para establecer límites. No le des más de una orden por

frase. Las órdenes múltiples confunden a los niños y hacen que sean menos

eficaces completando lo que les pedimos.

4. Define las reglas de manera positiva. En vez de decirle lo qué no puede hacer,

prueba de darle reglas que le digan lo que sí puede hacer. Por ejemplo, en vez de

decirle “no tiramos la pelota en casa,” puedes decirle “en casa rodamos la pelota

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por el suelo.”Es más fácil para los niños seguir una orden de lo que sí pueden

hacer.

5. Actúa con autoridad y seguridad. No hace falta gritar ni perder el control (esto te

hará perder efectividad) pero sí dar una imagen de confianza de que este límite es

importante y que tu eres quien está al mando.

6. ¡¡¡Se consistente!!! Esta es una de las partes más importantes de establecer

límites. Si tus hijos perciben que el límite sólo se establece a veces, no van a

cumplirlo porque no lo verán como una regla sino como una opción. La

consistencia es esencial para que tus límites sean efectivos. Si decimos que

durante la comida nos sentamos en la mesa, hemos de asegurarnos que este

límite está siempre presente y que no les dejamos comer mirando la televisión o

comer en su cuarto.

7. Ten un plan y alerta a tus hijos acerca de qué va a pasar si no cumplen con los

límites que estableces. Es importante que estés lista para darles consecuencias si

no cumplen con el límite. Sin consecuencias, el límite va a perder validez. Prueba

de establecer consecuencias naturales a los límites que estableces.

8. Dentro de los límites que estableces, dales opciones para poder escoger. Cuando

les damos opciones, los niños sienten que tienen algo de control en las decisiones

que se toman en su entorno y es más probable que cumplan con el límite.

9. Respeta sus sentimientos y hazle saber que le comprendes. Los límites pueden

generar mucha frustración en tus hijos. A nadie le gusta que le digan que no puede

hacer algo. Ten paciencia y se firme pero con cariño y comprensión.

10.Crea reglas del hogar con tus hijos. Hazles partícipes de la creación de límites y

reglas. Cuando son ellos mismos los que han creado las reglas, les será mucho

más fácil cumplirlas.

¿Cómo enseñarle?

- Para empezar, edúcale en el ejemplo, es decir, en casa todos debéis ser ordenados. Si llegas a casa y te quitas los zapatos y los dejas en el salón, poco le puedes pedir a tu hijo.

- Hazle ver que ser ordenado no es una opción. Hay que serlo y punto. Igual que hay que lavarse los dientes después de comer o ducharse todos los días.

- Sé paciente y no te rindas si ves que no te hace caso. Nunca debes ordenar tú lo que le has mandado a él. Las palabras “anda deja, ya lo hago yo”, deben desaparecer de tu vocabulario.

- Recompénsale si arregla sus cosas sin rechistar. Por ejemplo, proponle ver una peli después o jugar un rato con la consola. Pero no le hagas regalos, no debe asociar hacer lo correcto

con ganar un premio obligatoriamente. 

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- Explícale por qué es necesario ser ordenado: porque mamá y papá también lo son, porque las cosas se encuentran más rápido si están en su sitio, porque la habitación resulta así más

agradable (sobre todo para las visitas), etc.

- Facilítale el trabajo: su cuarto debe tener baúles o arcones de plástico y los armarios deben estar a su altura (al menos las baldas y cajones en las que él debe guardar todo).

- Podéis jugar a ver quién es más rápido ordenando. No será tan divertido como en Mary Poppins, pero la competición le gustará (los niños siempre quieren ser los primeros). 

- Evita acumular cosas innecesarias o inservibles. Cuando sus juguetes se estropeen y ya no sirvan o no los use, podéis donarlos o, simplemente, tirarlos sin son inservibles.

- Sed claros y precisos. Es mejor utilizar frases en las que se concrete lo que esperamos que haga: "Guarda los juguetes en sus cajas" o "Cuelga la ropa en el armario". 

¿Qué hacer ante los problemas de conducta?

-Pedirle cosas que pueda hacer. Recordar lo que le resulta muy difícil

. -Las normas deben ser claras y definidas. No vale decir “arregla el cuarto”. Hay que especificar qué queremos decir con eso: el pijama en su sitio, la ropa sucia en el cesto, los libros en la estantería, las cosas del colegio en la cartera y los juguetes en su caja. Si lo tienes así jugaré contigo 15 minutos a lo que tú quieras.

-Establecer diferencias entre los hermanos.

-Cuando se le exige algo no actuar de forma contradictoria (ante las visitas, por ejemplo, cambiar la norma) -Ser coherente con las normas y que se cumplan siempre.

-No discutir sobre las normas delante de los niños, hacerlo siempre aparte.

-Evitar centrar la autoridad sobre uno de los padres. Hay que repartirse la autoridad.

-No desautorizarse (no me hacéis caso, veras cuando se lo diga a papá)

-No modificar los castigos una vez anunciados

-Evitar situaciones peligrosas

-Huya de la situación si no se siente con fuerzas para pararle.

-No castigar con cosas incumplibles y hacerlo de forma proporcionada.

-Acostumbrarle a pedir permiso (para ver la TV, bajar a la calle…)

-Antes de establecer unas normas hay que especificar qué queremos modificar en su conducta. No vale “que se comporte bien”

-No mostrarse alterado (no aguanto más, me tenéis harta, me voy a ir de casa,) o llorar.

-Es imprescindible felicitar al niño inmediatamente después de que haya hecho algo bueno. No responda solo ante sus malas conductas porque el percibirá que es la única forma de llamar su atención. ¿Cómo reforzarle?

-Halagándole con un tono de voz agradable y de diferente modo cada vez.

-Prestarle atención positiva. Hacerle ver que está interesado en ayudarle cuando lo necesite.

-Mantener contacto físico con él. Dele besos, abrácele o pásele la mano por el pelo mientras habla con él.

-Recuérdele cuales son las recompensas y privilegios después de una conducta adecuada.

-Intente usar la condición positiva no la negativa. No le diga “si no lo haces te castigo” dígale “si lo haces te premio”.

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-Cuando se porte mal retírele la atención. Ignore su conducta negativa para que vea que no le funciona. Generalmente intentan conseguir sus objetivos mediante rabietas, discusiones. Hágale ver que no le va a hacer caso con esa actitud.

-Si su comportamiento es agresivo o violento, avísele de que si sigue así le aislará. Envíele a algún lugar aburrido, sin estimulo para que se calme y dígaselo así. Si no quiere aumente un minuto por cada minuto que se retrase al cumplirlo y adviértale que si sale antes de lo permitido el tiempo empieza a contar de nuevo.

-Hay que simplificar las reglas: Debe explicarle cada una de las normas y anotarlas en una lista. En esa lista también hay que anotar lo que ocurre cuando se cumplen y cuando se rompan. Los límites deben ser inflexibles pero aplicarlo con paciencia.

-Es muy importante ayudarle a hacer las cosas paso a paso.

-Es preciso pedirle las cosas paso a paso y darle indicaciones según las va realizando.

-Es necesario estar seguros de que el niño ha comprendido las indicaciones. Mirarle a los ojos, acercarse y hablarle de forma clara y calmada. Es imprescindible que nos repita lo que debe hacer para asegurarnos de que nos ha entendido