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    Communiosegunda c:poca,afio 15, mayo-junio 93

    LITURGIA Y.VIDA CRISTIANA

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    Edici6n EspanolaRedaccion, adrninistracion, suscripciones

    Ediciones Encuentro, S.A.Cedaceros, 3, 2Q- 28014 Madrid - Telefs, 5322606 y 532 26 07

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    Communio aparece seis veces al afioPrecio de suscripcion para 1993:

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    Imprime: Artes Craficas IRIS, S.A. Lerida, 41. 28020 MadridDep6sito Legal: M-1545-1979

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    REVISTA CAT6uCA INTERNACIONAL

    Communio

    DirectorJulian Carron

    Consejo de redacci6n

    Juan Jose Ayan, Raul Berzosa, Ricardo Blazquez, Enrique Bonete,Antonio Cafiizares, Alfonso Carrasco, Josep. M. Co 11,Santiagodel Cura, Carlos Diaz, Pablo Dominguez, Juan Jose Garrido,Olegario Gonzalez de Cardedal, Fidel Gonzalez, Felipe Hernandez,Juan A. Martinez Camino, Jose Miguel Oriol, Alfonso Perez deLaborda, Gerardo del Pozo, Javier Prades, Luis Quinteiro, EugenioRomero Pose, Juan Luis Ruiz de la Pefia, Jose Manuel SanchezCaro, Jesus Sanz, Fernando Sebastian.

    Una revista no esta viva mas que si cada vez deja descontenta a unaquinta parte de sus suscriptores. La justicia consiste sola mente en que nosean siempre los mismos quienes se encuentren en esa quinta parte. Deotro modo yo diria que, cuando nos dedicamos a no molestar a nadie,cacrnos en el sistema de esas enormes revistas que pierden millones, 0 losganan, para no decir nada, 0 mas bien, por no decir nada.

    Charles Peguy, E l d ine ro

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    En colaboraci6n con:Edicion alemana: Internationale Katboliscbe Zeitscbrift CommunioFriesenst ras vc 50. 5{) () IJ K6' l1I I. Alemania.Hann.i-B arbaru (Ie rl-Fu lkovir z. M ichae l Figura, M axim ilian G reiner. Pe te r Henriei, \X /alrer Kasper, KarlLehm ann, R einhard U)W, Hans M aier, O tto B_ R oege le , Christoph Schiinhorn, Ehe rhard Sr raub.Edicion brasilefia: Communio, Reoista lnternacional Catolica de CaltnraRUd Benjamin Const ant, ':.L (i .md ar. lOO{)] Rio de Janeiro, Brasil.Esrevao T uv are ...s Beuenroun, Tarcisio Meirelles Padilhu. D, Kar-l Josef Romer, Newton l.ms Bua rqueSucupir.rEdicion croata: Sr.esci Communi"Krs cund; S,lddf1Jj{JJ/. ALlru/t(Cl Ir,!!. 14 . Zdgn~/;. CroUCi,l.Andclko Budurina, Sripc Bagaric, Vjekoslav Haisic, Bonave nr uru Duda. Tomisluv IV~JIl(il, S tip e K urlcs a.Mirko Marausic, Adalber: Robie. Zvonimir Buno Sag;, Tornislav S~It:i-HlInit. Aldl) ~(,Iril_ Adulbcr: Tuninovic .Ma rij..m Vulkovir Dami r Zoric.Edicion chilena: Rerista Catolica Lnternacionai CommunioL o s l l( tJ nt ll r 1.117, Ca.ril/a ()7(), Centro de Casi//a .r. Santiago. CbilePeJl"o Pe rez-Barr os. CJr\us Casi no, Ger m.i n U(Hg,jul io Tcrin Dur ari, Vuror (;.llllbinq, Rubcr[ll_lirnl'lll'z.Jose Migue l Ibanez Langlois, Mauro Man hei, Augus: Me rino. Luis MC}"l'T.J\rl!nnio M!1r(-110 Ftr n.mdMoreno , Sergio Munoz: Francisco jose Pinon. Ar rurn ReyesEdicion eslovena: Commnnio Kristjancn-a UbzoriaZril1jri-l'g..J 1.)4. 61()(){) J )l tb ~ i. mt l. E sl rn cn iuEdmunJ Bohm , l.ojze (;usJr, Franc Kejzar , T .1[J~ Kerrnauner. Vinko KOD.Ii, Lojzc Kr.rk.ir . TlJlH: Kunstel] .TOI1l ..1Z Podobnik. joze Pucelj. jozc Smej, Ciril Sorr. jancz Sruk:r. Amon St rukclj. [unez ZlqX{Edicion estadounidense: lnter national Catbolic Revieu- CommuniUnnersit ; of Noire: Dame P.O. Rox 1046. Notre Dame. Indiana 4()55o. USA.O. Cisr, B'rion E. Duley, Rock Kereszry. Clifford C;. Kossel, Thomas Lang''', More Outlier. Mary Rousseau.john Seward, Juhn R. Sheers. David L. Schindler. Kennerh L. Schrnir z , Michue l WaldSlein, Karen RZuehlke, Richard Malone, Car! J . Peter.Edicion f1amenca: International katholik Tijd.

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    REvrSTA CATOUCA INTERNACIONALCommunio

    segunda epoca afio 15 mayo-junio 93

    editorialJESUS SANZLiturgla y Vida Ctisttana: celebrar una P resencia 212panoramaMIGUEL OLIVERLa Eucanstia y la Nueva Evangelizaci6n, tema del CongresoE uca ristico Interna tiona l de S e'Z Jilla 216estudios I Liturgia y Vida CristianaHANS URS VON BALTHASAR2 Un sacrificio que no cuesta nada? 230JULIAN LOPEZ MARTiNCelebrar "en comuni6n con toda la Iglesia" 237ROBERT TAFT2 . Q s t e hace la L iturgia? Hacia una soteriologia de lacelebration littcrgica 243MARIA ANTONIETTA CRIPPAEl edificio de culto com o signa visible delmisterio cclesial, a ye r)1 ho y 260figurasJUAN JOSE AyANOrigenes: audacia y fidelidad del te6logo 268librosAURELI BOIXPrimer an/tlisis del creer y el des creer:J . H. NEWMAN, La fc)1 La razon . .Q}lince scrmonespredicados ante la Untucrsidad de Oxford (1826-1843) 287

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    editorial

    Liturgia y Vida Cr istiana:celebrar una P resencia

    JESOS SANZ

    Hace tiempo que es frecuente oir 0 leer palabras, las cuales durantesiglos han sido casi exclusivas de Ia terminologia teoI6gica, y que ahoravienen usadas para describir 0 adornar las realidades mas variadas. Una deellas es, sin duda, la liturgia. De modo que, al escuchar una cr6nica 0 alleerun articulo en el que se habla de la liturgia de Ia inauguraci6n de unasolirnpiadas, 0 de una exposici6n universal, 0 de una cumbre politica (recu-perando, de algun modo, el sentido mas laico y mas clasico del terrninoleitourgfa como gesto 0 iniciativa de servicio publico: en favor del pueblo, 0del barrio, 0 de la ciudad, 0 del Estado, 0 de la divinidad)", es facil que sepueda reducir el significado de la palabra liturgia en relaci6n con 1a vzdacristiana, viendo simp1emente en aquella una cuesti6n de mere ornato festi-vo y organizativo, mas 0 menos parafernalico de esta,

    Sin embargo hab1ar de liturgia y vida cristiana es hab1ar de un binomionatural porque ambas se reclaman, se int1uencian y se benefician reciproca-mente. Asi 1 0 testimonia el gran esfuerzo teologico y espiritual protagoniza-do por el movimiento Iiturgico en este siglo, que desemboc6 fe1izmente en elConci1io Vaticano II con su Constituci6n dedicada a 1a Sagrada Liturgia''.

    Acaso menos clara ha sido 1a recepci6n, la comprensi6n y, sobre todo,1a traducci6n practica de este documento en los ya casi tres decenios de laSacrosanctum Conc ili um . Efectivamente, el observador atento de estos afiosICfr, A. c. Martimort, La Iglesia en oration. lntroduaion a la liturgia. Herder, Barcelona 1987,41;

    S. Marsili, Liturgia, en AA. W., NU01}() Dizionnrio di Liturgia; Paoline, Roma 1984, 726ss.2 Cfr. B. Neunhcuser, 1111I071il1l,'nlo [iturgic: panorama storico e lineamcnti teologia; en AA. W.,

    Anamnesis, vol. I, Marietti, Turin 1972, 9-30; B. Batte, 0 mouimcnto litlirgico. Testemunbo e rccordatocs,SaO Paulo 1978.

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    Liturgia y Vida Cristiana: celebrar una Presencia

    ha asistido a una diversidad de acciones y reacciones en tome a 10 que laliturgia es y significa para la v ida cris tiana .

    Se han dado posiciones extremas y enfrentadas por las cuales y con lascuales se hizo de la liturgia una bandera de las involuciones de la nostalgiahacia un pasado cada vez mas distante e irreal, y tambien se ha hecho deella una enseiza de las revoluciones de la prisa hacia un futuro igualmentecada vez mas irreal y distante. Es la tentaci6n instrumenta1izadara y reductivadel significado de la liturgia, en beneficio de una ideologia rornantica yafioradora 0, por el contrario, subversiva y futurista.

    Afortunadamente, lejos de estas posiciones extremas (que no radica1es),cuya exageraci6n se ve mas nitida en la criba serena del tiempo pasado, hahabido tarnbien otra posici6n que en estos afios ha tratado de recibir, com-prender y practicar nuestro binomio en cuesti6n: liturgia y vida cristiana.

    La liturgia no es un divertimento piadoso, ni una cultura de fo1clores,ni tampoco un ensimismamiento estetico, por mas que estos elementos-piedad, cultura y estetica- tengan que ver, obviamente, con 10 que es 1a1iturgia.

    Pablo VI, el6 de diciernbre de 1965, recordaba ante un grupo de obispositalianos algo que ya habia dicho anteriormente, a prop6sito de 1aSacrosanctum Can c ilium: esta Constituci6n "no tiene solamente por objeto lareforma de los ritos sagrados: tiende a lle var has ta 1 0 esencial nuestra educa-ci6n y nuestra expresi6n religiosa: a la palabra divina, al dogma, al sacra-mento, al cuerpo mistico, a la plegaria comprendida y expresada por todala comunidad, a Cristo, a Dios, a la Santisima Trinidad":',Se trataba, pues, de vo1ver a 1 0 esencial, y por tanto de no hacer de laliturgia y de la debida reforma conciliar, una batalla de resistencias 0 deinnovaciones sin mas. Porque 10 esencial era otra cosa, algo mas que unosritos. Lo esencial era yes, justamente, la vida cristiana. Y por eso la liturgiano es una cuesti6n secundaria en la vida y en 1amisi6n de la Iglesia. Nadamenos que como cu lmen e tfons es denominada par el Concilio: "La liturgiaes la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y a1 mismo tiempo laJuente de donde nace toda su fuerza'".

    Cuando por una posici6n extrema -de cualquier indole-, 0 cuando poruna reducci6n de su significado -de cualquier pretensi6n-, la liturgia hadejado de ser la fuente en la que beben los cristianos que de mil formasanuncian el Reino de Dios a los hombres, y 1a cumbre a la que con ellosllegan, entonces ha perdido su identidad cristiana para ponerse a1 serviciode otras causas e intereses. Y es precisamente entonces cuando tiene 1ugar 1asospecha, 0 1a fuga 0 la banalizaci6n de la acci6n liturgica: 0 bien porquepretende celebrar a un Dios ajeno y extrafio en la claroscura y agridulcemarana de la apasionante existencia humana (y estariamos ante una liturgiaalienante que atonta y entretiene con opios de devoci6n), 0 bien porque

    J Citado par V. No", El rspiri/u de fa rcfornm litf17gi{a postconcilinr, en AA. W., Espiritualidadlitiirgica, Cete, Madrid 1986, 260.4 SC 10.

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    Jesus Sanz

    pretende celebrar una pasi6n por el hombre en la que se subraya s610 elesfuerzo, los logros y las estrategias de su propia liberaci6n, haciendo deDios un simple c6mplice y colega en una causa que ni Ie pertenece ni pro-tagoniza (y estariamos ante una liturgia igualmente alien ante que crispa yjalea con opios de revoluci6n).

    La liturgia cristiana que se recibe, se comprende y se vive como fans etculmen, es en primer lugar una m em oria de C risto, es decir, una memoria quere-presenta y acoge su Presencia, que gratuitamente fue prometida y dada.Porque no se trata de la nostalgia de alguien lejano, ausente y silente, sino,por el contrario, la memoria (anamnesis) de alguien cercano y presente quejarnas se rnarcho'', y que no ha dejado de manifestarsenos y revelarsenos detantos modos a traves del Espiritu de'la Verdad". EI mandato de Jesus en elcenaculo de la despedida a sus disci pulos "haced esto en memoria rnia"? serealizara en la liturgia cristiana, culto nuevo de los verdaderos adoradoresdel Padre'',

    Por eso, en segundo lugar es una m em oria que bace la com unidad edesial.EI pueblo cristiano que acoge este mandate de su Senor no realiza "su"liturgia, sino que se une a la de Cristo, haciendo suya la oraci6n de alaban-za y de intercesi6n de Jesus, su Cabeza. Los cristianos en Cristo y Cristo enlos cristianos", como un solo Cuerpo, que en la liturgia quedan admirable-mente unidos: Jesucristo sigue intercediendo por sus hermanos en la lausc a e l e s t i s habiendo asumido cuanto de nosotros hay en su humanidad glori-ficada'", y los hombres, a su vez, en su caminar cotidiano reconocen en E Ila revelaci6n de su enigma, la fuerza de sus luchas y su destino vocacional!'.La comunidad cristiana con la liturgia eclesial prolonga la alabanza y laintercesi6n del su Senor.

    Yen tercer Iugar, es una memoria que s ig ue c an ta ndoy con ta ndo las "mirabiliaDei". Este nuevo Pueblo celebra en la liturgia la vida, la vida nueva que habrotado de la Pascua de Cristo. La Iglesia siempre ha orado 10 que creia yha creido 10 que oraba (lex credendi, lex orand i), pero eso que se cree y seora no es algo desentrafiado de la vida: re-cordando y re-presentando lapascua salvadora de Dios, cantamos y contamos esa misma salvaci6n que seactualiza en nosotros, como anticipo de la nueva vida y de Ia nueva crea-ci6n que sera nuestro Ultimo destino.

    Con la liturgia celebramos, pues, la fidelidad de Dios a los hombres, suAlianza sellada e inquebrantada. La simbologia liturgica de la Iglesia hechade gestos, de ritos, de signos, de palabras, es una pedagogia cierta de Iasalvaci6n de Dios que nos abre al misterio de su entrega y de su compafiia,

    5 Cfr, Mt 28,20. Cfr. In 16,13-15.7 Cfr, Lc 22,19; 1Cor 11,24.8 Cfr. In 4,23s.9 Cfr. Mt 18,20.10 Cfr. Hb 8-9.II Cfr. GS 22.

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    Liturgia y Vida Cristiana: celebrar una Presencia

    No es por tanto el festejo ernblematico y privado de nuestras seguridadespreterit as 0 de nuestras revoluciones pendientes: no somos nosotros el cen-tro de la liturgia, ni 1 0 son nuestras posiciones, ni nuestras estrategias ...,porque 1 0 que celebramos no son las gestas de nuestros ernpefios, sino lasmaravillas de Dios (mirabilia Del) que se han hecho historia en nuestrapropia historial/.

    Este es el sentido de memorial que invade toda la liturgia cristiana:memoria de Cristo, en la Iglesia, engendrando un Pueblo nuevo que narray proclama su salvaci6n presente y transformante. "Hablar de 'memorial' esmas que hablar de un simple recuerdo que intenta ir mas alla del tiempopasado y establecer un contacto espiritual con una realidad que ya no exis-teoEl memorial liturgico, sobre todo en los sacramentos, es un gesto y unaproclamaci6n que nos une indefectiblemente con el Senor que ha pasadode muerte a vida, y asi El se hace realmente presente y operante en su mis-terio. El memorial es, esencialmente, un gran acto de fe, de confianza y deobediencia de la Iglesia en la palabra, la promesa y el mandato de Jesus:haced esto en conmemoraci6n mia"13.

    Mas alla de los espiritualismos que fosilizan la vida cristiana y de lo srelativism os que la desertizan, la liturgia cristiana celebra real y objetiva-mente la redenci6n que se ha efectuado ya, aunque to da va no haya llegadoa su plenitud abrazando todos los pliegues de nuestra libertad personal ycomunitaria. Y al mismo tiempo, la liturgia nos educa en 1 0 esencial, comodecia Pablo VI, en la vida cristiana que nace, crece y madura por el Aeon-tecimiento de la salvaci6n que es la Persona de Cristo: quien celebra esteAcontecimiento, 1 0 acoge y se deja abrazar por el, asiste en si mismo a lanueva humanidad que nace de ese encuentro salvifico, del cualla liturgia esuna narraci6n sacramental.

    Como decia el documento final del Sinodo de los Obispos de 1985,tomando las lineas fuerza del Vaticano II, celebramos la Presencia de Diosque en medio de su Pueblo y con su Pueblo sigue hablandonos su Palabra,haciendose Luz para todas las naciones y gentes, generando asi una historiade gozo y de esperanza. Esto es 10 que celebramos y 10 que construye la vidacristiana que hace de la liturgia su Fuente y su cumbre, mientras caminamoscomo Pueblo nuevo hacia el Padre, en el Hijo, por el Espiritu.Nota biogrdfica

    Jesus Sanz Montes nacio en 1955. Pertenece a la Orden Franciscana. Es licenciado enTeologia Espiritual (Rom a) y en Teologia de la Vida Religiosa (Salamanca). Actualmentetrabaja en su tesis doctoral. Ha escrito: Francisco y Clara de Asis. leona y palabra de amistad(Madrid 1988; Roma 1990) y Clara de Asfs: herenciay tarea (Madrid 1993, en prensa). Esmiembro del consejo de rcdaccio n de Communio.

    12 err. Sal 135.13 P. Tena iGarriga, Al Padrepor el Hijo en el Espiritu, ell AA. W. Espintualidad lttkrgica ..., 104.

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    panorama

    La Eucaristia y la NuevaEvangelizaci6n , tem a del C ongresoEucaristico Intern acional d e Sevilla

    MIGUEL OLIVER

    Introduai6nEs de todos conocido que el 45 Congreso Eucaristico Internacional se

    ha celebrado en Sevilla, dellunes 7 al domingo 13 del pasado mes de junio.Este acontecimiento extraordinario, que la Iglesia ha convocado y celebra-do, constituye una gracia especial del Espiritu Santo para la comunidadcreyente, que es convocada para renovar su vida y su misi6n.

    EI Congreso Eucaristico Internacional, que en los tiempos modernosse ha introducido en la vida de la Iglesia como peculiar manifestaci6ndel culto a la Eucaristia, es una reuni6n del pueblo cristiano, de todas lasrazas, lenguas y naciones, alrededor de Jesucristo en el sacramento de suMisterio Pascual, y en torno a un gran nurnero de Obispos y del rep res en-tante del Papa, y en ciertos casos -el de Sevilla fue uno- del Santo Padre enpersona.

    Es una "Statio Orbis", es decir, una pausa de oraci6n y compromiso detoda la Iglesia Catolica, en un lugar concreto, e invitado por una Iglesiadeterminada -en el pasado Congreso fue Sevilla el lugar y la di6cesishispalense la anfitriona-, para que todos juntos reconozcamos mas plena-mente el Misterio de la Eucaristia bajo un aspecto particular, y 1 0 venere-mos publicarnente.

    Pueblo de Dios, Pastores que 1 0 apacientan y guian, se han halladopresentes, junto al Santo Padre el Papa Juan Pablo II, en Sevilla, para la"Statio Orbis", a fin de reconocer y venerar el misterio de la Eucaristia conel vinculo de la caridad y de la union.'.

    1 Ritual de la Sagrada Cornunion y del Culto a la Eucarisria fucra de la Misa, n. 109.

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    La Eucaristia y la Nueva Evangelizaci6n, tema del Congreso Eucaristico de Sevilla

    EI Congreso Eucaristico no es unicamente un acontecimiento interna-cional -este es su aspecto externo y sociol6gico. Es, sobre todo, un aconte-cimiento cat6lico, es decir, una asamblea convocada por el Senor para for-mar un solo cuerpo: el cuerpo de Cristo.Con la celebraci6n del Congreso Eucaristico de Sevilla, decia recien-temente el Papa Juan Pablo II, al Presidente, Vicepresidente y SecretarioGeneral de la Conferencia Episcopal Espanola, Espana se convierte en e l"centro de la Iglesia, ya que la Eucaristia es el centro de la comunidadcristiana" .

    En la clausura del 44 Congreso Eucaristico Internacional de Seul (eldomingo, 8 de octubre de 1989), el Papa Juan Pablo II anunciaba como lugarpara la celebraci6n del pr6ximo Congreso Eucaristico la ciudad de Sevilla."Esta elecci6n -decia el Santo Padre- ha sido inspirada por la conmemora-ci6n del V Centenario de la evangelizaci6n de America que, de diversosmodos, se ha celebrado en este periodo".

    Las palabras de Su Santi dad, marcando la relaci6n entre el CongresoEucaristico y el V Centenario de la evangelizaci6n de America, constituyen"un recordatorio a la vez gozoso y estimulante, que nos invita a revisaraquella evangelizaci6n de ayer para extraer sus lecciones, a potenciar la ac-tual evangelizaci6n para desplegar toda su virtuosidad y a prom over la nuevaevangelizaci6n para asumir todas sus exigencias'".

    1 El Congreso Eucaristico Internacional de Sevilla1. Ellema del Congreso: "Christus, Lumen Gentium"

    Las palabras "CHRISTUS, LUMEN GENTIUM" (Cristo, Luz de losPueblos), han formado el lema del Congreso de Sevilla, aprobado por SuSanti dad el Papa. Un lema que corresponde a la preocupaci6n que el Espi-ritu Santo ha suscitado en la Iglesia de nuestro tiempo, impulsandola a unanueva evangelizaci6n que, siendo en 1 0 esencial la misma de siempre, ha deser "nueva en su ardor, en sus metodos y en sus expresiones'".

    La liberaci6n mesianica es sobre todo iluminaci6n: ''Yo soy la luz delmundo -dice el Sefior-: el que me siga no carninara en tinieblas, sino quetendra la luz de la vida" a n 8,12). Cristo es la luz porque da a los hombresel conocimiento de Dios, porque les ensefia el camino de la salvaci6n. Jesuses la luz por el amor, como explica la primera carta de Sanjuan (1 In 2,3-11).Jesus, por ser eI Revelador del Padre, es eI camino luminoso para ir al Padrea n 8,12; 14,6).

    2 Texto Base del C. E. I. de Sevilln, Introducci6n, p. 8.J Juan Pablo II, Discurso a la Asamblca del CELAM, en Haiti, 1983.

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    M igu el O liver

    2. El tema del Congreso: "Eucaristiay Evangelizaci6n"

    "EUCARISTIA Y EVANGELIZACION" ha sido el tema del extra-ordinario acontecimiento eclesial que hemos preparado y celebrado. EI cen-tro del Congreso ha sido siempre la Eucaristia. Sin la Eucaristia no existiriala Iglesia. Y sin la Iglesia no se daria la Eucaristia. Por otra parte, sin laEucaristia no podria llevarse el Evangelio a los hombres.

    La total relaci6n y dependencia entre Cristo, "Lumen Gentium", y laIglesia continuadora de la misi6n e11la fuerza del Espiritu, y la Eucaristia,verdadero latido vivo de esta presencia y acci6n misionera, hacen que salu-demos con gozo la feliz conexi6n ternatica entre Eucaristia y Evangelizaci6n.Se trata si, de un terna importante, pero, sobre todo, de una tarea perma-nente, y de un compromiso especialmente urgente. Nos 10 han recordadono s610 los diversos documentos del Vaticano II4, sino tambien las llama-das urgentes de los ultimos Papas, haciendose eco del sentir de la Iglesiauniversal",

    La urgencia evangelizadora se manifiesta y se despliega desde Ia mismaEucaristia, donde se encuentra el centro tanto de la vida sacramental cuan-to de la vida ministerial y apostolica de la Iglesia entera. Ya la constituci6nsobre la Liturgia del Vaticano II afirmaba que la Liturgia, y por tanto laEucaristia de forma especial, supone la evangelizaci6n y conduce a ella".

    La evangelizaci6n es, pues, uno de los aspectos centrales de la misi6n dela Iglesia, intimamente relacionados con el mismo centro de la vida de laIglesia que es la Eucaristia. La evangelizaci6n es un aspecto de la Eucaristia,10 mismo que la Eucaristia es un contenido de la evangelizaci6n. Y si elevangelizado aspira por la Eucaristia, el eucaristizado se empefia en la_evangelizaci6n.

    II Eucanstia en un mundo a evangelizar3. Eucaristia y mundo a evangelizar

    La Eucaristia, como la Iglesia, es "un signo levantado en medio de lasnaciones" para la salvaci6n del mundo. Como tal signo debe ser visible, elo-cuente, cercano a un mundo y una historia concretos, que se van revelandoy configurando diversamente en cad a epoca, pueblo, cultura, situacion. La

    4 Cfr. LG. GS. AG, AA , . ..5 Los docunicntos mas recientes y significativos: Pablo VI, Euangclii nuntiandi (EN), La

    cvaugclizacion d el m un do coutemporauco; Juan Pablo II, Cbr is ti fi dd e : l a ic ; (C hL), Los fides Iaicos;Redcmptoris missio (RM ), La m ision del Redentor.

    6SCn.9.

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    La Eucaristia y la Nueva Evangelizaci6n, terna del Congreso Eucaristico de Sevilla

    Eucaristia, don de Dios por excelencia y vertice de toda la vida liturgics, lejosde ser un signo ausente 0 alejado de este mundo y de esta historia, los im-plica y conti ene, parte de ellos y a ellos tambien se refiere para transformar-los. Esta relaci6n y orientaci6n intrinseca es 1 0 que hace que la Eucaristiasea verdadero sacramento dado para la vida de mundo, en el que de nuevo"somes lavados en la sangre del Cordero" (cfr. In 6,51; Ap 7,14). Por eso,celebrar la Eucaristia es interpelar este mundo y esta historia, y dejarse in-terpelar por ellos. Es, en una palabra, cuestionarse la situaci6n y la misi6nevangelizadora de la Iglesia.

    4. U rgen cia d e evan geliza ci6n "desde fuera"La Iglesia, que celebra la Eucaristia, se ve urgida a la evangelizaci6n poruna serie de fen6menos que se le imponen, por el hecho de vivir y ser en

    este mundo, en esta historia, en esta sociedad y en esta cultura concretos. LaIglesia no puede por menos de participar y verse implicada en estos fen6-men os, por el hecho de com partir la totalidad humana, desde la secularidadde unos miembros empefiados en el mundo, aunque no sea la primeraresponsable de tales fen6menos, por no pertenecer tan directamente a suvida y su misi6n. En muchos documentos y desde diversas perspectivas seestan ofreciendo analisis detallados al respecto.

    "Es necesario entonces -nos dice el Papa Juan Pablo II- mirar cara acara este mundo nuestro con sus val ores y problemas, sus inquietudes yesperanzas, sus conquistas y derrotas: un mundo cuyas situaciones econ6-micas, sociales, politicas y culturales presentan problemas y dificultadesmas graves respecto a aquel que describia el Concilio Vaticano II en laconstituci6n pastoral Gaudium et 5pe5"7. Pero, en definitiva, un mundo alque hemos de mirar con actitud positiva, con am or y con esperanza, paraapreciar, disfrutar y proclamar sus valores en armenia con los val ores delEvangelio, aprendiendo de nuevo a "usar" recta y correctamente de todoslos bienes que Dios ha puesto a nuestro alcance. Pero, al mismo tiempo, unmundo en el que hem os de estar y vivir con discernimiento humano ycristiano, con verdadera conciencia critica y tal ante profetico, para luchar ysuperar todo aquello que supone aberraci6n y falsificaci6n, explotaci6n 0injusticia, deshumanizaci6n 0 desmundanizaci6n, negaci6n del dinamis-mo trascendente y del Absoluto de Dios ...

    En este ernpefio es donde se realiza ya nuestra misi6n evangelizadora.Una misi6n que exige ayudar y ayudarnos mutuamente a vivir y hacer pre-sentes los valores del Evangelio en esta situaci6n; aprender a relacionarnosdesde los nuevos medios y tecnicas, sin renunciar a los principios de lasolidaridad, humanidad, fraternidad, cristiandad; renovar nuestros sirnbo-los y expresiones de fe en correspondencia con la sensibilidad simbolica

    7 Juan Pablo II, ChL n. 3.

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    religiosa de nuestro mundo; alentar una verdadera civilizaci6n del amorque, asumiendo los valores del Reino, Ilene de sentido humano y cristianola acci6n y relaci6n de los hombres en este mundo y sociedad. Esta nuevaevangelizaci6n, que supone una autentica inculturaci6n de la fe, en estemundo nuevo que nace entre nuestras manos, es tarea que nos afecta atodos como sujetos activos y pasivos, como necesitados de evangelizaci6n yevangelizadores.

    5 0 Urgencias de evangelizaci6n "desde dentro"Estas urgencias proceden de aquellos fen6menos que se generan y afec-

    tan mas directamente a la vida intraeclesial, en cuanto que manifiestan unacarencia 0 desorden evangelizador interno, que reclama 0 la primera 0 la"nueva" evangelizaci6n. Estos fen6menos tienen su manifestaci6n, no uni-ca pero si mas sintornatica, en el comportamiento de los miembros yabautizados en relaci6n con la Eucaristia y con la asamblea eucaristica, sobretodo dominical. Los datos son en si mismos elocuentes: en Espana el por-centaje global de asistencia a la misa dominical se encuentra en torno al29%. Es evidente que el cristianismo sociologico (nurnero de bautizados)no coincide con el cristianismo teo16gico (numero de creyentes verda de-ros). "Socio16gicamente, siguen siendo muy numerosos los espafioles que seconsideran cat61icos. Pero teo16gicamente s610 podemos considerar validosesos elevados porcentajes al precio de rebajar notablemente los indicadoresde 10 que es ser catolico".

    Una gran mayoria de bautizados, tanto en Espana como en el conjuntode "paises y naciones delllamado primer mundo", son cristianos mas denombre y de rito que de vida. Se trata en much os casos de "eucaristizados"(por la primera comuni6n, y quizas el precepto anual, y esporadicas ocasio-nes), que no aprecian la Eucaristia como el punto culminante de la inicia-ci6n, como el centro de su vida cristiana, y como el signa maximo de per-tenencia eclesial. Siendo la Eucaristia un momenta interno y determinantede la fe y de la vida cristiana, se quiere ser cristiano sin Eucaristia. La desafec-ci6n a la Eucaristia, unida en general a la desafecci6n a la Iglesia y a la crisisde fe, es una "alerta" y Ilamada para la evangelizaci6n permanente, para lareiniciaci6n constante'', Todo itinerario de iniciaci6n 0 reiniciaci6n debeculminar en la centralidad eucaristica, como medio y condici6n de pleni-tud cristiana.

    Por tanto, la Eucaristia viene a ser, de una u otra manera, un momenta"compulsador" de la vida cristiana personal, comunitaria y eclesial, y por 10tanto del estadio y estado en que se encuentra la evangelizaci6n. En- laEucaristia se realiza hoy una evangelizaci6n de hecho, porque muchos queen ella participan s610 oyen algo del Evangelio y de la fe en este momenta

    R Cfr. Juan Pablo II, ChL n. 34_

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    semanal. Con la Eucaristia se ejerce una den uncia de la no evangelizaci6nreal, y una Hamada a la evangelizaci6n como tarea. Por la Eucaristia severifica un discernimiento no s610 de nuestra adhesi6n a Cristo, sino tam-bien de nuestra pertenencia eclesial.

    III Eucarista y Evangelizaci6n6. Cristo, evange1izador y contenido

    de la evangelizaci6nLa Eucaristia se inscribe en la historia de la salvaci6n, no como un acto

    mas, sino como aquella acci6n sacramental central del tiempo de la Iglesia,por la que se continua, se actualiza y realiza la salvaci6n obrada por Cristode una vez para siempre, a traves de una presencia sacramental privilegiadadel mismo Cristo, autor y actualizador permanente de su salvaci6n. LaEucaristia no es algo, es Alguien; no es s610 el efecto 0 la obra salvadora deCristo, es el mismo Cristo salvador salvando; y es Cristo salvando no s610desde un momento de su misterio, sino desde la integridad de su misterio,su vida y su misi6n. Esto nos !leva a afirmar que Cristo, que fueEvangelizador y Contenido de Evangelizaci6n en su vida terrena, siguesiendolo tam bien en su presencia y acci6n sacramental por la Eucaristia. Enefecto, Cristo, cumpliendo con los planes salvadores de Dios Padre, quenos eligi6 y "predestine a ser con formes con la imagen de su Hijo, para queeste sea el Primogenito entre muchos herrnanos'", inauguro en la tierra elReino de los Cielos, nos revelo su misterio y con su obediencia realiz6 laredenci6n 10.

    La Iglesia, Hamada y enviada a continuar y realizar el Reino de Dios enla tierra por el cumplimiento de la misi6n, por la palabra, el testimonio ylos sacramentos, expresa y realiza de modo excelente su tarea por la Euca-ristia: "La obra de nuestra redenci6n se efectua cuantas veces se celebra enel altar el sacrificio de la Cruz, por medio del cual Cristo, que es nuestraPascua, ha sido inmolado (1 Cor 5,7). Y, al mismo tiempo, la unidad de losfieles, que constituyen un solo cuerpo en Cristo, esta representada y se rea-liza por el sacramento del pan eucaristico (cfr. 1 Cor 10,17). Todos loshombres estan llamados a esta uni6n con Cristo, Luz del mundo, de quienprocedemos, por quien vivimos y hacia quien carninamos"!'. Cristo siguesiendo, pues, verdadero Evangelizador, Luz del mundo, y contenido deevangelizaci6n en el Banquete del Reino que es la Eucaristia. Tambien hoy,10 mismo que un dia a los discipulos de Emaus (Lc 24,13-35), Jesus sale alencuentro del hombre descreido y desesperanzado de nuestro mundo, se

    9 Rm 8,29. Cfr. Ef 1,4-5,10.10 LG n. 3.IILG n. 3.

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    hace su cornpafiero de viaje, Ie explica la Palabra, le invita al dialogo )provoca en e I la conversi6n. En la Eucaristia Cristo resucitado nos invita ;recorrer con El el camino, y a escuchar de ElIas explicaciones de la Palabray a creer por El en el poder salvador de Dios. Como verdadero acontecimiento pascual, la Eucaristia es revelaci6n actual del amor infinito de Dio.al hombre, y por otro lado manifestaci6n del amor y la obediencia dehombre a Dios en Cristo. Por eso, al mismo tiempo que en ella Cristo e.Evangelizador por la Palabra, 1 0 es tambien por el signa de la entrega de sipropia vida (pan y vino). Se trata de un verdadero anuncio sacramental"Pues cada vez que comeis este pan y bebeis este caliz, proclamais la muerndel Senor hasta que venga" (1 Cor ,11,26).

    7. La Iglesia evangelizada y evangelizadora"Cons urn ada la obra que el Padre le encomend6 realizar al Hijo sobn

    la tierra (cfr. In 17,4) fue enviado el Espiritu Santo el dia de Pentecostes ;fin de santificar indefinidarnente a la Iglesia ... Por esto la Iglesia, enriquecida con los dones de su Fundador y obedeciendo fielmente sus preceptos d.caridad, humildad y abnegaci6n, recibe la misi6n de anunciar el Reino d.Cristo y de Dios e instaurarlo en todos los pueblos, y constituye en la tierr:el germen y el principio de ese Reino"12.

    "La Iglesia nace de la acci6n evangelizadora de Jesus y de los Doce"; etal Iglesia porque esta evangelizada, evangelizandose permanentemente :cumple su misi6n de Iglesia siendo evangelizadora por la Palabra, el testimonio, los sacramentos. La evangelizaci6n es para la Iglesia indicativo 'imperativo, gracia y misi6n, existencia y realizaci6n, segun aquello deAp6stol: "Porque, si evangelizo, no es para mi motivo de gloria, sino que sme impone como necesidad. jAy de mi, si no evangelizara!" (1 Cor 9,16;Por eso afirrnaba la Evangelii nuntiandi: "Nosotros queremos confirrnar un:vez mas que la tarea de la evangelizaci6n de todos los hombres constituyla misi6n esencial de toda la Iglesia ... Evangelizar constituye, en efecto, 1dicha y vocaci6n propia de la Iglesia, su identidad mas profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y ensefiar, ser canal del don de 1gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de Cristo en la santa Misa, memorial de su muerte y resurrecci6n gloriosa'T'.

    8. Evangelizaci6n y nueva evangelizaci6nPara Pablo VI, evangelizar abarca toda la acci6n de la Iglesia, en cuanti

    que por cualquiera de sus expresiones trasluce la Buena Noticia del Rein,

    12 LG nn. 4-5.13 Pablo VJ, EN n. 14; cfr. n. IS.

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    y la hace realidad en los hombres y mujeres de hoy. En efecto, laevangelizaci6n es, al decir de Pablo VI, "un proceso complejo, con elemen-tos variados: renovaci6n de la humanidad, testimonio, anuncio explicito,adhesi6n del coraz6n, entrada en la comunidad, acogida de los signos, ini-ciativas de apostolado"!",

    Las realidades religiosas y sociales, claras y definidas ayer, son hoy com-plejas y dificiles de deslindar, Mientras que existen antiguas cristiandadesque necesitan una "reevangelizaci6n", hay todavia muchos lugares de latierra a los que no ha llegado aun el primer anuncio del Evangelic.

    El Papa Juan Pablo II, en su enciclica Redemptoris m is sio (La misi6n delRedentor), distingue con claridad meridiana, desde el punto de vista de laevangelizaci6n, tres situaciones: '

    En primer lugar, el Santo Padre habla de "aquella (situaci6n) a la cualse dirige la actividad misionera de la Iglesia: pueblos, grupos humanos,contextos socio-culturales, donde Cristo y su Evangelio no son conocidos 0donde faltan comunidades cristianas suficientemente rnaduras como parapoder encarnar 1 3 fe en el propio ambiente y anunciarla a otros grupos.Esta es propiamente la misi6n ad gen te s" 15.

    En segundo Iugar, trata la enciclica de la "existencia de comunidadescristianas con estructuras eclesiales adecuadas y s6lidas; tienen estas un granfervor de fe y de vida; irradian el testimonio del Evangelio en su ambientey sienten el compromiso de la misi6n universal. En elias se desarrolla laactividad de atenci6n pastoral de la Iglesia"16.

    Finalmente se da, al decir de Juan Pablo II, "una situaci6n intermedia,especialmente en los paises de antigua cristiandad, pero a veces tarnbien enlas Iglesias mas j6venes, donde grupos enteros de bautizados han perdido elsentido vivo de la fe 0 incluso no se reconocen ya como miembros de laIglesia, llevando una existencia alejada de Cristo y de su Evangelio. En estecaso es necesaria una 'nueva evangelizaci6n' 0' 'reevangelizaci6n' "17.

    Sin que olvidemos nipor un momenta el primer sentido de"evangelizacion" ( ad gen te s) , la preparacion y la celebraci6n misma del 45Congreso Eucaristico Internacional de Sevilla han impulsado en todas lasIglesias la "nueva evangelizaci6n". Ya en el documento Test igosde l D ios V ivo,de 1985, los Obispos espafioles hacian patente que la "hora actual de nues-tras Iglesias tiene que ser una hora de evangelizacion't'", Y la misma Confe-rencia Episcopal Espanola, en el "plan pastoral" para el trienio 1990-1993,se traz6 como objetivo general "impulsar una nueva evangelizacion"!",haciendo suyas las palabras que el Santo Padre Juan Pablo II dirigiera a la

    14 EN n. 24.15 RM n. 33. Cfr. EN, nn. 18-20.16 RM n. 33.17 RM n. 33.18 Documento aprobado por 1 0 XLII Asamblea Episcopal Espanola (24-29 de junio de 1985),

    n.53,19 Cfr. Plan pastoral dc 1 0 Confercncia Episcopal Espanola,

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    Asamblea General del CELAM, convocada, con ocasi6n de las celebracio-nes del V Centenario de la Evangelizaci6n de America, para una nuevaevangelizaci6n, "nueva en su ardor, en sus metodos y en sus expresiones'F''.

    Es deseo del Santo Padre que se profundice en el significado de estaevangelizaci6n, estudiando a fondo su naturaleza, viendo su alcance, 0 sucontenido doctrinal e implicaciones pastorales; determinando los metod osmas apropiados para los tiempos en que vivimos; buscando una "expresi6nque se aproxime a la vida y a las necesidades de los hombres de hoy, sin quepor ello se pierda nada de su autenticidad y fidelidad ala doctrina de jesusy a la tradici6n de la Iglesia"21.

    La IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, que sereuni6 en Santo Domingo el 12 de octubre de 1992, centr6 su atenci6nprecisamente en el tema de la "nueva evangelizaci6n". "Debera estudiarse-dice el Papa- c6mo se la puede 'proyectar' sobre las culturas, de modo queel mensaje de Cristo Libertador y Redentor penetre, con mayor profundi-dad y eficacia, en los corazones de todos los hombres y de todas las muje-res, en las estructuras sociales y politicas, en las familias y, sobre todo, enlos j6venes, en los ambientes del saber y del trabajo, en los grupos etnicose indigenas, en las aldeas y ciudades, en todos los pueblos, para implantarpor todas partes la civilizaci6n de verdad y de vida, de justicia, de paz y deamor"22.

    Desde su encuentro en Haiti con los obispos del CELAM, en 1983, elPapa Juan Pablo II ha venido poniendo particular enfasis en la expresi6n"nueva evangelizaci6n", para despertar asi un nuevo fervor y nuevos afanesevangelizadores en America y en el mundo entero; es decir, para dar a laacci6n pastoral "un impulso nuevo", capaz de crear tiempos nuevos deevangelizaci6n, en una Iglesia todavia mas arraigada en la fuerza y en elpoder perenne de Pentecostes+'.

    La nueva evangelizaci6n tiene, como punto de partida, la certeza de queen Cristo hay una "inescrutable riqueza" (Ef 3,8), que no agota ningunacultura, ninguna epoca, y a la cual podemos acudir siempre los hombrespara enriquecernos-",

    La novedad, que no afecta absolutamente al contenido del mensaje, quees inmutable, pues Cristo es "el mismo ayer, hoy y siempre", se refiere yafecta, sin embargo, a la actitud, al estilo, al esfuerzo y a la programaci6n,o como propuso el Santo Padre en Haiti, al "ardor, a los metodos y a laexpresi6n".

    20 Juan Pablo II, Discurso a la Asamblea General del CELAM, Haiti, 1983.21 Juan Pablo II, "Discurso a la Asamblea General de [a Pontificia Comisi6n para America

    Latina", Oss.Rom; 17.12.89.22 Ibid. Cfr. "Eucaristia y Evangelizaci6n", Texto-base del XII Congreso Eucaristico Nacional de

    Natal, 1990, nn. 75-76.23 Juan Pablo II, Discurso Inaugural, IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano,

    12 de octubre de 1992.24 Ibid. n. 6. Cfr. Asamblea especial para Europa del Sinodo de los Obispos, Declaraci6n final,n.3.

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    La Eucaristia y la Nueva Evangelizaci6n, tema del Congreso Eucaristico de Sevilla

    Una evangelizaci6n nueva en su "ardor" supone para el Papa una fes6lida, una caridad pastoral intensa y una recta fidelidad que, bajo la acci6ndel Espiritu, generen una mistica, un incontenible entusiasmo en la tareade anunciar el Evangelio+'.Por otra parte, los nuevos tiempos exigen tambien que el mensaje llegueal hombre de hoy mediante "nuevos metod os" de apostolado y que sea"expresado" en lenguaje y form as accesibles a los hombres de nuestro mun-do, necesitados de Cristo y sedientos del Evangelio/",

    Existe un nexo intimo entre Cristo evangelizador, la Iglesia evangeliza-dora y la Eucaristia como signo de evangelizaci6n cumplida y de una tareapor cumplir. La Eucaristia es el sacramento por excelencia, en que se expre-sa y realiza la misi6n evangelizadora de laIglesia.

    9. La Eucaristia, centro de la Iglesiay de la comunidad

    La Eucaristia es centro de evangelizaci6n, porque es centro de la Iglesiay de toda la vida cristiana. Los documentos del Vaticano II han afirmadoesto de diversas maneras: "La Eucaristia es Fuente y cumbre de toda la vidacristiana'f", y, por ser centro de la liturgia, "es la cumbre a la cual tiendetoda la actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la Fuente de donde arran-ca toda su fuerza"28.La Eucaristia, siendo la presencia viva de Cristo, es el coraz6n de lamisma Iglesia, el centro en el que se con dens an y articulan, hacia el quetienden y del que proceden, donde se manifiestan y realizan todas las di-rnensiones y funciones de la misi6n que la Iglesia ha recibido de Cristo, yque esta procura cumplir en su vida.

    Por 10 mismo, la Eucaristia debe ser tambien el centro de la comunidadcristiana, sobre todo cuando se reline el dia del Senor. En esta concentra-ci6n eucaristica de la vida comunitaria se manifiesta la presidencia de Cris-to y la comuni6n de todos los miembros del Cuerpo de Cristo, se realiza lafraternidad y la reconciliaci6n, se expresa la reuni6n y la misi6n, se procla-rna la identidad y se asumen las funciones, los oficios y ministerios para larealizaci6n de la misma Iglesia desde la comunidad concreta.

    25 Juan Pablo II, Discurso Inaugural..., n. 10. Cfr. RM n. 45.26 Juan Pablo II, Discurso Inaugural ..., n. 10.27 LG n. 11 .28 SC n. 10. Cfr. PO, n. 5.

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    10. La Eucaristia, centro de lavida cristiana y sacramental

    La Eucaristia es tambien centro de la evangelizacion, porque es centrode la fe y de la vida cristiana. Y es asi porque, siendo Cristo mismo con supresencia sacramental privilegiada el centro de la Eucaristia, atrae hacia 1toda la vida de cada uno de sus disci pulos. La Eucaristia viene a ser elcentro de referencia ordenador de la vida cristiana, el punto de confronta-cion con la propia vocacion y misi6n, la pulsaci6n de la verdad de unapertenencia en comuni6n, la renovacion de la fe en el seguimiento de Cris-to, la trans formaci on del coraz6n en la fuerza del Espiritu. Ademas, laEucaristia reasume y sintetiza en si misma las distintas etapas y la vidasacramental entera del cristiano, expresando la renovacion y el crecimientocontinuo que en el debe darse. "En la Eucaristia se revela en su plenitud designificado la estructura sacramental de la existencia cristiana. La celebra-cion eclesial de la Eucaristia provoca y sostiene la vida sacerdotal del bau-tizado; renueva el compromiso testimonial de la confirrnacion; exige laconversi6n y la com union plena, que se reconstruye y refuerza de modopermanente por la penitencia sacramental; realiza de manera propia el ser-vicio ministerial del presbitero; nutre y consolida los vinculos de unionesponsal y de unidad en el amor; ayuda a los enfermos a unirse al misteriode la pasion y resurrecci6n, en la perspectiva del encuentro definitivo conel Senor. Esta relacion entre Eucaristia y vida sacramental aparece de modoevidente cuando los sacramentos son celebrados durante la Misa"29.

    Pues bien, siendo la Eucaristia centro de la vida cristiana y sacramental,no puede no ser centro de la misma evangelizaci6n. Es en la Eucaristiadonde cada cristiano se ve provocado no solo a avanzar en su propia in-evangelizacion, sino tambien a asumir su tarea evangelizadora respecto alos dernas, dentro de la Iglesia y en el mundo. La Eucaristia es lugar deevangelizados y de evangelizadores, momento de renovacion de los com-promisos de evangelizaci6n. Toda participaci6n verdadera en la Eucaristiadebe llevar consigo una "puesta a pun to" del estado personal de evangelizadoy de la mision de evangelizadores.

    11 . La Eucaristia, culmen de la evangelizaci6nSi todos los sacramentos son evangelizadores, la Eucaristia es "el sacra-

    mento central de la evangelizacion", El mismo Evangelio destaca su caracterculminante, como 1 0 demuestra su centralidad pascual: conversion, comu-nion, caridad, reconciliaci6n, fe pascual, amor fraterno, esperanza eterna ...30.

    29 Confercncia Episcopal Italiano, Eu ca ri st la . c om l in i o11e . comunitd , n, 90.30 Mt 26,17-25; Me 8,1-10; I n 6; Hch 2,42-46; 1 Cor 10,14-22; 11,17-26.

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    La Eucaristia y la Nueva Evangelizaci6n, terna del Congreso Eucaristico de Sevilla

    La Eucaristia es tambien centro de la evangelizaci6n, porque es centrode la Iglesia y de toda la vida cristiana. Los documentos del Vaticano II y delos ultirnos papas 10 han afirmado de diversas maneras:

    "La Eucaristia es Fuente y cumbre de toda la vida cristiana"!'. Y, por sercentro de la liturgia, "es cumbre a la cual tiende toda la actividad de laIglesia y, al mismo tiempo, la Fuente de donde arranca toda su fuerza"32."La Eucaristia aparece como Fuente y culmen de toda evangelizacion'T',

    La Eucaristia, siendo la presencia viva de Cristo en el coraz6n de lamisma Iglesia, es tarnbien centro en el que se condensan y articulan, haciael que tienden y del que proceden, donde se manifiestan y realizan todas lasdimensiones y funciones de la misi6n quela Iglesia ha recibido de Cristo,y que esta procura cumplir en su vida.

    Toda la vida cristiana encuentra en la Eucaristia su centro y su sentido,su impulso y su fuerza renovadores. La Eucaristia es lugar de evangelizadosy de evangelizadores, momenta de renovaci6n de los compromisos deevangelizaci6n. Toda participaci6n verdadera en la Eucaristia debe llevarconsigo una "puesta a pun to" del estado personal y comunitario deevangelizados, y de nuestra misi6n como evangelizadores.

    12. L a Eucaristia , F uen te d e evan ge1izaci6nLa Eucaristia es centro de evangelizaci6n, pero no tiene por objeto di-

    recto la evangelizaci6n. Su forma de realizar la evangelizaci6n (10 mismoque toda la liturgia) es "mistag6gicamente", es decir, a traves de la palabrayel signo que se despliegan en la acci6n liturgica para la asamblea reunida,y que, entendida de modo integral y pleno, implica tres momentos: el "an-tes" de la celebraci6n; el "en" celebrativo; el "despues" de la celebraci6n.Siguiendo estas secuencias, en su variedad integradora, vamos a explicar el"modo evangelizador" de la Eucaristia.

    a. Evangefiza ci6n para fa Eucar is tia : cateques is .Toda evangelizaci6n debeencontrar su explicitaci6n ternatica y ordenada en la catequesis, y todaevangelizaci6n y catequesis deben estar finalizadas hacia la Eucaristia, comocentro de una vida cristiana creyente.La Eucaristia es evangelizadora en el "an tes" de su celebraci6n: por sercontenido central que ilumina la misma acci6n evangelizadora y catequetica;por constituir su horizonte y su meta; por exigir precedentemente una ex-plicaci6n de su dinarnica y su sentido; por implicar oportunamente unapedagogia de iniciaci6n y participaci6n. Si la expresi6n y la celebraci6nliturgica de la fe son parte integrante de la catequesis", tambien la catequesises parte integrante de la Eucaristia, S610 si se "inculca por todos los medios

    31 LG n. 11; efr. DV n. 21.31 SC n. 10. Cfr. PO n. 5. Etabaristicum mysterium, n. 1.6.J3 PO n. 5.34 D ir ea or io G en era l d e P as to ra l c ate qu etic a, n. 25.

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    la catequesis liturgica"3\ y si se "fomenta con diligencia y paciencia la edu-caci6n liturgica y la participaci6n activa de los fieles, interna y externa,con forme a su edad, condici6n, genero de vida y grado de cultura religio-sa" ...36,pcdran los fieles considerar la Eucaristia como "la Fuente primariay necesaria en la que han de beber eI espiritu verdaderamente cristiano'V."Es seguro que si los sacramentos se administran sin darles un s6lido apoyode catequesis sacramental y de catequesis global, se acabaria por quitarlesgran parte de su eficacia"38.

    En este contexto y con este sentido debe entenderse toda evangelizaci6ny catequesis orientadas a la Eucaristia 0 sobre la Eucaristia (nifios, j6venes,adultos); la misma preparaci6n de la Eucaristia dominical en diversos tiposde grupos con verdadera ref1exi6n y catequesis biblica 0 sobre otros textosIiturgicos; e incluso otras celebraciones complementarias (Liturgia de lasHoras, celebraci6n de la Palabra, Vigilias, otros sacramentos) que tienen sucentro de referencia en la misma Eucaristia.

    b. E vang eliza ci6 n d en tro d e fa E uc an stia : c eleb ra tio n. Para los que partici-pan sinceramente en la Eucaristia, esta contiene, por su estructura y dina-mica, por su sentido y contenido, por su fuerza transformadora y su vida,un autentico "capital evangelizador", en donde confluyen y del que depen-den todas las acciones evangelizadoras extraeucaristicas. Como dice la Cons-tituci6n de Liturgia, "aunque la sagrada Liturgia sea principalmente cultode la Divina Majestad, contiene tambien una gran instrucci6n para el pue-blo fiel. En efecto, en la liturgia Dios habla a su pueblo; Cristo sigue anun-ciando el Evangelio, y el pueblo responde a Dios con el canto y la oraci6n ...No s6lo cuando se lee 10 que se ha escrito para nuestra ensefianza (R m15,4), sino tambien cuando la Iglesia ora, canta 0 actua, la fe de los asisten-tes se alimenta y sus almas se elevan hacia Dios, a fin de tributarle un cultoracional y recibir su gracia con mayor abundancia'?".

    Asi, mientras en los ritos introductorios la asamblea expresa y aprende 10que es la acogida y la reconciliaci6n, la comunidad y la comuni6n, en lafiturgia de fa Palabra vuelve a escuchar la lIamada de Dios, que ilumina,convierte y renueva su fe, con la proclamaci6n actual y eficaz de las maravi-lIas de Dios en la historia de la salvaci6n, y con la aplicaci6n a la vida; enla f it urg ia eucar ls ti ca experimenta de nuevo 10 que es la solidaridad y el ser-vicio, el arnot y la entrega hasta la muerte, el sacrificio y e I compromiso porlos dernas, la salvaci6n liberadora ...; y en los r itos de despedida; vuelve a sentirde nuevo el compromiso y la urgencia de la misi6n, la actualidad de unenvio para hacer presente y promover en la Iglesia y en el mundo la obra deCristo hasta su plenitudt'', La Eucaristia es, por tanto, el momenta mas

    35 SC n. 35.3.36 SC n. 19.37 SC n. 14.38 Pablo VI, EN n. 47.39 SC n. 33.Cfr. n. 59.40 Cfr. Documento del Congreso Internacional de Lourdes, [esucristo, pan partido paTtl el mundo,

    cap. Iss.

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    La Eucaristia y la Nueva Evangelizacion, terna del Congreso Eucaristico de Sevilla

    solemne, mas intenso y mas significativo de un dialogo con Dios, en el queel cristiano y la Iglesia, recibiendo el don de la Palabra y el pan, se sienten denuevo enviados al mundo para proclarnar con mas fuerza que Dios nos ama,y que este arnor es la ultima respuesta y la esperanza de la humanidad entera.c. Evangeliz ac i6n despu is de fa Eucar is tia : compromiso. La participaci6n sin-cera en la Eucaristia es autoevangelizaci6n permanente para la evangelizaci6nconstante. Nadie que se haya dejado evangelizar por la Eucaristia, puededejar de sentirse evangelizador en la vida. "La renovacion de la alianza delSenor con los hombres en la Eucaristia enciende y arrastra a los fieles a laapremiante caridad de Cristo"?'. En efecto, el cristiano no s610 celebra laEucaristia, sino que debe conducir una existencia eucaristica, prolongandosu misterio y su dinamisrno, convirtiendo en obras de caridad y justicia 10que celebr6 en los simbolos, anunciando y testificando en el mundo y lasociedad aquel am or entregado, aquella solidaridad y novedad que experi-menta en la reunion eucaristica. "Esta celebraci6n, para ser sincera y plena,debe conducir tanto a las varias obras de caridad y a la mutua ayuda, comoa la acci6n misional y a las varias formas de testimonio cristiano'Y, TadaEucaristia es una renovada invitacion al discipulado y al apostolado, a lamisi6n y a la evangelizaci6n. Esto debera concretarse en cada caso y cir-cunstancia, sin olvidar nunca que la realizaci6n de este compromiso euca-ristico tiene su centro en la justicia y la caridad, en el anuncio por la Pala-bra y la comuni6n fraterna, dentro y fuera de la iglesia.

    "Despues de haber participado en la Misa, cada uno sea solicito enhacer buenas obras, en agradar a Dios, en vivir rectamente, entregado a laIglesia, practicando 10 que ha aprendido y progresando en el servicio deDios, trabajando por impregnar el mundo del espiritu cristiano, y tambienconstituyendose en testigo de Cristo en toda circunstancia y en el corazonmismo de la convivencia hurnana'f '. De la misma manera que no puedehaber autentica participaci6n eucaristica donde no hay justicia y caridad ycompromiso para realizarlas, asi tampoco habra si falta fidelidad a unaPalabra que se acoge para transmitir, ni se vive una comuni6n fraterna queluego se manifiesta en divisi6n e insolidaridad con los hombres. "Por laEucaristia la Iglesia se convierte en 1 0 que recibe: pan partido para un mundonuevo". "Si la comunidad eucaristica capta el sentido de 10 que celebra,adquiere conciencia de su misi6n evangelizadora: anunciar que en la Pascuade Cristo se anticipa el futuro del hombre, y arrastrar la humanidad haciaese futuro"?".Nota biogrdfica

    Mons. Miguel Oliver Roman ha sido Secretario General del XLVCongreso EucaristicoInternacional de Sevilla.

    41 SC n. 10.42 PO n. 6.43 Pablo VI, Eucharisticum mysterium, n. 13.44 Documento del Congreso Intcrnacional de Lourdes, Pan partido, cap. VII.

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    estudios

    ~Un sacrificio que no cuesta nada?HANS DRS VON BALTHASAR

    1Esta breve exposici6n que recoge y continua un estudio anterior', pone

    en el titulo una interrogaci6n que, ami parecer, se ha abordado siempre demanera muy poco adecuada en las casi innumerables teorias sabre el sacri-ficio de la misa. Que la santa misa es un sacrificio no s610 de Cristo (DS802) sino tam bien de la Iglesia, es doctrina solemnemente definida(Tridentino DS 1740, 1742, 1751), a la que pueden afiadirse detalles clarifi-cad ores y de la que surgen muchas teorias que tratan de explicar de distin-tos modos el rnisterio de este caracter sacrificial, salvaguardando siempre laexigencia de que la unidad del "sacrificio visible que Cristo deja en heren-cia a su querida esposa" forme una sola unidad can el sacrificio de la cruz,"ya que la oblacion es una y la misma, como tambien es el mismo quienofrece el sacrificio (a traves de la acci6n del sacerdote), y s610 es distinta laforma de ese sacrificio", cruenta en la cruz e incruenta en el altar.

    Pero el interrogante en el que queremos detenernos no atafie al sacrifi-cia eucaristico en cuanto que constituye (yen el modo en que 10constituye)la continuacion del sacrificio de Cristo; nuestro objetivo es mas bien ver enque sentido hay que considerar ese sacrificio como un sacrificio de la Igle-sia. Digamoslo de una vez: un sacrificio de toda la Iglesia y de toda lacomunidad que interviene en una celebracion, teniendo en cuenta que soloel rninistro consagrado esta legitimado para llevar a cabo el sacrificio mis-mo. Si examinamos la liturgia y en particular los Canones hoy en usa en elrita latino, no podemos rnenos de vernos enfrentados ante una cierta am-biguedad. Cuando al comienzo del Canon 1 se pide a Dios que "acepteIDie Messc, ern Opfe r d c r Kircbei, en Spiritus Creator (Iohannesverlag, Einsiedeln 1967), pp. 166-217.

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    (Un sacrificio que no cuesta nada?

    este sacrificio (hostia) santo y puro", al que poco despues se llama "sacrificiode alabanza" (hostia laudis), podemos preguntarnos si se sigue aqui tratandodel pan y del vino, "esta of rend a de tus siervos" (ob la tionem seroi tu ti s nostrae),o si en cambio se refiere ya al sacrificio de Cristo, cuya instituci6n yentregaa la Iglesia se representa solemnemente en el recuerdo de la Cena que seevoca poco despues, Pero tambien despues de la consagraci6n sigue habien-do (en los cuatro Canones) un interrogante, que consiste en si la Iglesia selirnita a presentar al Padre, con la acci6n de gracias, "el sacrificio puro,inmaculado y santo", 0 sea, el sacrificio de Cristo ( oJJe rimus t ib i, g ra tia s refi-ren tes, hoc sacrif ic ium), pidiendole que reconozca esta of rend a (oblationem)como la of rend a del sacrificio "por cuya inmolaci6n quisiste devolvernostu amistad", 0 si en esta of rend a del sacrif"icio de Cristo la Iglesia se ofrecea si misma. ~QIe quiere decir en el Canon 4: "Te ofrecemos su Cuerpo ySangre, sacrificio agradable a ti y salvacion para todo el mundo. Dirige tumirada sobre esta Victima (hostia) que T u mismo has preparado a tu Igle-sia"? ~La respuesta esta quiza en las palabras que vienen poco despues:"Concede a cuantos compartimos este pan y este caliz que ... seamos enCristo victima viva (bost ia v iva) para tu alabanza"? ~O en estas palabras hays610 una parte de la respuesta, mientras que la otra sigue sin explicitarse?Dicho mas claro: ~basta con deducir de estas palabras que la Iglesia, basadosen la presentaci6n que hace del sacrificio de Cristo, queda incorporada alsacrificio mismo (privadamente, aunque de manera voluntaria), 0, mas allade esto, la of rend a del sacrificio de Cristo debe convertir a la misma Iglesia(activamente) en (co)participe del sacrificio?Para llegar a este ultimo momento, los teologos se han dedicado a hacerlas especulaciones mas ingeniosas, aunque por 10 general descaminadas. Conla intenci6n casi con stante de partir de la idea de sacrificio propia delAntiguo Testamento, donde a la presentaci6n de la victima seguia de ordi-nario su destrucci6n (en general por combusti6n), se fragu6 en primer lu-gar la teoria Hamada de la destrucci6n 0 inmolaci6n: las sustancias del pany del vino "se destruyen" para transmutarse en la carne y sangre de Cristo.0, mediante las palabras de la consagraci6n, Cristo pasaria a una "condi-ci6n inferior" (0 sea, a comida); 0estas palabras llevarian a cabo una "inmola-ci6n" real del Cordero, si el Resucitado no fuera incapaz de sufrir; 0 sim-plemente: 1 a separaci6n de las especies de la "carne" y de la "sangre" deCristo representaria simb6licamente sobre el altar su condici6n de muerte,su "inmolaci6n mistica". Se pcdria tambien decir que el acto de la Iglesiaconsiste principalmente en la ofrenda, pero que en la autoinmolaci6n deJesus ("Esto es mi cuerpo ...") la Iglesia colabora a traves del sacerdote demanera instrumental. La enciclica M ediator D ei escoge la pen ultima teo ria,segun la cualla misa "es una acci6n sacrificial propiamente dicha, en la queel sumo y divino sacerdote, con su inmolaci6n incruenta, lleva a cabo 10que ya realiz6 en la cruz", ahora de modo s610 incruento, donde la "sepa-raci6n cruenta" esta simbolicarnente representada sobre el altar por la sepa-raci6n de las dos especies. En su teologia rnisterica, 0. Casel ha subrayado

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    la perfecta identidad entre el sacrificio de la cruz y el sacrificio de la misa,una identidad que concierne al acto interior de inmolaci6n de Cristo. Sinembargo, en todas las teorias que ponen a Cristo como autor primario desu propia inmolaci6n, hay que afiadir que d, con las palabras "Haced estoen memoria rnia", autoriz6 a la Iglesia a celebrar sacramentalmente (a tra-yeS de sus sacerdotes) este sacrificio suyo. Pero todo esto no nos hace toda-via avanzar en relaci6n con el interrogante planteado en el titulo.

    2Para aproximarnos al nucleo de l~ pregunta, tenemos que abandonar

    cualquier comparaci6n con los sacrificios veterotestamentarios y preguntar-nos en que consiste la absoluta unicidad del sacrificio de la cruz. Segura-mente no consiste en primer lugar en el hecho de que los verdugos clavarana Jesus al madero de la cruz (segun Juan, a la misma hora en que se sacri-ficaban los corderos pascuales en el templo), sino en que Dios, por amor almundo, "entreg6 a su Hijo Unigenito" an 3,16), "le hizo pecado" (2 Cor5,21), es decir, "10 ech6" a la tiniebla total del abandono divino, allugar delos pecadores abandonados de Dios, y en que Jesus tom6 sobre si esponta-neamente este "sacrificio" an 10,18).5610 asi se puede considerar a la cruzcomo la forma suprema del "sacrificio de expiaci6n por nuestros pecados"(1 I n 2,2; cfr. Rm 3,25). Las categorias "cruento"-"incruento" designan s610de manera imprecisa el elemento mas profundo de este sacrificio, ya quemas que de una separaci6n fisica de la "carne" y de la "sangre", se trata deuna condici6n espiritual. El sacrificio de la cruz por los pecados del mundofue para el Hijo de Dios, que vive en la cercania e intimidad del Padre, surenuncia suprema e inconcebible.

    Aqui es donde surge la pregunta sobre si en algun punto del sacrificiode la misa se realiza algo minimamente analogo que nos de derecho a ha-blar de una identidad entre la cruz y el altar (que excluya cualquier tipo dereproducci6n del unico sacrificio).

    En el concepto corriente de sacrificio hay siempre la idea de una renun-cia. Ya los sacrificios paganos implicaban una renuncia a productos prove-nientes de las plantas y de los ani males que se ofrecian a los dioses. Lomismo vale para los sacrificios del Antiguo Testamento; baste pensar en lainmolaci6n del prirnogenito de un animal en sustituci6n del primogenitodel hombre (como sucede de modo explicito en el sacrificio del Moria).Pero Dios no libr6 a su Hijo, como le sucedi6 a Abrahan (Rrn 8,32). Si-guiendo a Cristo en la cruz, (no debera la Iglesia renunciar a nada? En estepunto podriamos recordar la renuncia de la comunidad primitiva a la po-sesi6n de bienes (Hch 2,44), e igualmente podrian aducirse "las aportacio-nes que para el culto se exigi an a los fieles, 10 mismo que sus limosnas paralos pobres", aportaciones "que se hicieron coincidir cada vez mas con lacelebraci6n eucaristica", tanto mas cuanto que ya desde hacia tiempo se las

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    (Un sacrificio que no cuesta nada?

    designaba como "of rend as"; y desde entonces se podria seguir la larga historiade la "praxis de la of rend a de los creyentes", en la que los fieles llevaban alaltar "todos los productos de la economia agricola", tanto de tipo animalcomo vegetaF, y a cuyo prop6sito Gregorio VII invit6 de nuevo, en 1078, ala observancia del "antiguo deber": "Ut omnis christianus procuret admissarum sollemnia aliquid Deo oferre".

    Podriamos tambien referirnos al "estipendio" de la misa que se origin6alli y que todavia hoy muchos 10 interpretan como una of renda, y final-mente a la costumbre de pasar por la asamblea el cestillo de las of rend asdurante la presentaci6n de los dones. Pero aunque todo esto parezca plau-sible, (sigue teniendo alguna relaci6n con la renuncia original y verdadera-mente terrible de Jesus en la cruz, esa renuncia cuya actualidad recordamosaqui y ahara como presente? (0este sacrificio de la cruz ya no se hacepresente y actual, sino que s610 se trata, como piensan los protestantes ymuchos cat6licos repiten con ellos, de un puro y simple "banquete"?

    3Tenemos que volver a pensar en los dos estadios por los que pas6 el

    sacrificio de Cristo -la cena y la cruz- y preguntarnos en este punto por queel acontecimiento de la cena, en el que ya se habla del cuerpo inmolado yde la sangre derramada y en el que se manda repetirlo, por que ese aconte-cimiento precede al de la cruz. Es claro que esto sucedi6 para que los que yaanticipadamente participaban en el sacrificio de Cristo que iba a comenzar,tuvieran una parte especial en su plena realizaci6n (desde el monte de losolivos hasta la cruz y la muerte), una participaci6n ec1esial por asi decireminente en ese sacrificio par el que el mundo iba a librarse de la culpa.Aqui podemos citar las palabras que pronunci6 Jesus en sus ultima ora-ci6n: "Por ellos me consagro a mi mismo, para que ellos tarnbien seanconsagrados en la verdad" an 17,19); al decir esto, Jesus se refiere en primerlugar a los discipulos y luego a sus sucesores; es decir, a todos los que en laconciencia de la fe participarian en la consagraci6n del sacrificio de Jesus.Esto quiere decir que la Iglesia, a la que Pablo llamara Cuerpo de Cristo,fue incorporada por Jesus de una manera totalmente especial al sacrificiode la cruz; y la invitaci6n que se le dirige, de tornar cada dia la cruz siguien-dole, no es una exhortaci6n puramente moral, como tam poco los sufri-mientos de los ap6stoles, de los rnartires y de todos los discipulos estan enuna relaci6n de compromiso puramente exterior respecto de la cruz, sinoque Cristo asocia ya anticipada y expresamente todos los verdaderos su-frimientos de la Iglesia a su sacrificio de la cruz, naturalmente en virtud desu propio acto gratuito y de las aportaciones de los cristianos. Y en este

    2 Una detallada prcsentacion historica de esto en].A. Jungmann. M issarum Sollem nia II, trd. esp.,El sacrifiao de la mila, Madrid 1959, parte II, pp.549-569.

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    sentido, ciertos sufrimientos de los fieles incluso antes de la cruz -comopor ejemplo cuando Jesus predice que los tiene que abandonar, 0 la "nechecerrada" que imp one a sus amigas Marta y Maria an 11)- pueden considerar-se ya como una participaci6n a su sacrificio de la cruz.

    5610 si comprendemos esto, podemos pasar al segundo estadio de laPasi6n; es decir, a los sufrimientos del abandono que Jesus experiment6 enla cruz, y preguntarnos de que modo es asociada la Iglesia a su sacrificio;pero ya no de modo pasivo sino activo, coparticipando a su realizaci6n, encuanto que se identifica con el unico e irrepetible sacrificio de Jesus. En estepunto hay que distinguir enseguida dos aspectos, los dos importantes.

    El primer aspecto es el de una participaci6n existencial al sacrificio dela cruz, como se le pidi6 en primer lugar a la Madre de Jesus y tambien aldiscipulo amado, asi como a la Magdalena y a las otras piadosas mujeresque habian seguido a Jesus. En todas esas personas -especialmente en Ma-ria, que quiza nunca como en esta hora llega a ser el modelo original de laIglesia- hay una actitud de aceptacion y de identificaci6n con la cons urn a-ci6n del sacrificio del Hijo. Y sin embargo, a pesar de la intensidad maximade su dolor, se mantiene intacta 1a diferencia entre Cristo y la Iglesia, "ca-beza y cuerpo", pues en la coparticipaci6n del sufrimiento y del abandono("He ah a tu hijo") hay s610 el "si" a su dolor. En Maria se encuentra elmodelo original de la mas intima disposici6n de la Iglesia; ella en su sufri-miento dice un "si" activo al sufrimiento inhumano y sobrehumano de suHijo, y significativamente en esa misma circunstancia es confiada a Juan ycon ello a un sacerdote, que reline en si las dos cosas: la coparticipaci6nexistencial al sacrificio en su asistir al martirio del amado, yel encargo y lafunci6n de repetir en la Iglesia "como memoria" este acontecimiento deexpiaci6n. Al ser confiada a Juan, el discipulo, Maria se encuentra incorpo-rada a la Iglesia, cuyos primeros representantes son los once, con Pedro a lacabeza, y en cuyo seno Maria entrara y desaparecera como participe de laoraci6n cornun (Hch 1,14).

    As! se evidencia el segundo aspecto, el eclesial y liturgico; pero ahora esclaro que no se le puede separar del primero, es decir, del aspecto existencial.Es 10 que Pablo recuerda a los corintios cuando les exhorta: "Cad a vez quecorneis este pan y bebeis este caliz, anunciais la muerte del Senor. .. Portanto, que cada uno se examine a si mismo" no sea que "coma y beba sucondenaci6n" (1 Cor 11,23-29). Este anuncio de la muerte del Senor nopuede ser algo puramente formal, sino que tam bien debe ser de algun modoexistencial; la Iglesia tiene realmente que completar "10 que falta a los padeci-mientos de Cristo" (1 Cor 1,24); es decir, debe realizar eso para 10 que elCrucificado ha dejado un lugar abierto en su sufrimiento, abierto al com-promiso activo y de participaci6n de Maria-Iuan-Pedro y de todos los queellos representan. Es evidente que este "si" (en el dolor mariano-joaneo, enel que podemos incluir tambien la lagrimas de Pedro) s6lo puede pronun-ciarlo una Iglesia que ama y para quien la inmolaci6n de su Senor tan amadorepresenta 10 mas alto que se pueda imaginar como sacrificio. Pero esto

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    (Un sacrificio que no cuesta nada?

    plantea una pregunta a quien asista y participe en una misa: (puede el en-contrar en su propio coraz6n un lugar donde poder pronunciar con since-rid ad y a titulo personal el "si' de los que estan al pie de la cruz, un lugaren el que le resulte grave que Jesus tenga que morir -el, el muy amado- enel abandono de Dios que e 1 ha merecido? Mas alla de cualquier solemnidadliturgica y petrina, (no podria ser este el lugar donde tratar realmente eltema del sacrificio de la Iglesia dentro del autosacrificio de Cristo? (Ellugardonde la santa Iglesia, en su dolor mas profundo, muestra al Padre el sacri-ficio de Cristo y 1 0 presenta, intercediendo por si y por e 1 mundo, a esePadre para quien el sacrificio mas grande debe ser el de no poder librar a supropio Hijo, queriendo llevar a terrnino el proyecto trinitario de reconcilia-ci6n de Dios y del mundo? '

    Podemos terminar estas reflexiones con unas palabras de uno de losgran des te6logos de la Eucaristia, Maurice de la Taille, que dice: "Es deimportancia decisiva que haya en la Iglesia muchas personas verdaderamen-te santas, y la Iglesia debe procurar cultivar la espiritualidad de estos hom-bres y mujeres, si gracias a su fervor se acentua cad a vez mas el valor de lasmisas y resuena cada vez mas clara en el oido de Dios la voz infatigable dela sangre de Cristo que grita en esta tierra. Pero la sangre de Cristo gritaverdaderamente en los altares de la Iglesia y grita por nuestra boca y me-diante nuestro coraz6n en la medida en que nosotros le damos la oportu-nidad de gritar'",

    Este texto nos da la ocasi6n para una nueva y mas profunda reflexi6nglobal. Los que aqui gritan junto con la sangre de Cristo, en realidad nogrita cada uno por si mismo; si es un gritar junto con Cristo, entonces estegrito se eleva aDios por todo el mundo.

    Pero en este punto tenemos todavia que preguntarnos sobre la distin-ci6n que hemos hecho entre oblatio y sacrificium. En el gesto que realiz6Cristo en la Cena, que era un gesto de of renda, (no esta ya tambien presentede manera anticipada el sacrificio total de si mismo en cuanto que ofrece aDios y a la Iglesia su sangre ya derramada y su carne ya torturada? "Nadieme quita la vida, sino que la ofrezco yo mismo" On 10,18); la consumaci6ndel sacrificio -por obra del Padre que 1 0 abandona en la cruz, por obra delos sold ados que ejecutan su acci6n cruenta- no s6lo esta prevista en laof renda, sino que se tom a anticipadamente en cuenta como ya sucedida.(No es posible afirmar algo analogo a prop6sito de la "Iglesia que grita" ensu acto de of rend a? Podemos responder afirmativamente, con dos condi-ciones. La primer a es que en los dones presentados, el pan y el vino, lacomunidad reunida trate de presentarse a si misma, y esto en su {micaintenci6n eclesial precisa, es decir, no por si sino por la salvaci6n del mun-do, en cuanto que ella no es en realidad otra cosa que el "sacramentumsalutis" para todo el mundo (Vaticano II, Lumen Gentium, 48,59). Pero lasegunda deriva directamente, en el plano teol6gico, de que la Iglesia no

    J M ysterium F ide i (Paris 1931), I. II, c. V., par. 2, p. 331.

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    existe en realidad como dimensi6n aut6noma, sino s610 como la prolonga-ci6n, como el "cuerpo" de Cristo, llena de su Espiritu. Por eso, aun siendoella el sujeto activo (y pasivo) de la acci6n sacrificial -y ya no volveremossobre esta afirrnacion-, la Iglesia s610 puede ser este sujeto dentro de lasubjetividad englobante de Cristo Hombre-Dios. Para emplear una imagenmuy usada: la Iglesia puede ser "esposa" (en su relaci6n al esposo) s610porque es yen cuanto que es al mismo tiempo "cuerpo", "una carne". Poreso, al reflexionar sobre si misma y sobre su propio sacrificio, debe tomarconciencia inmediata de que su acci6n (jrealj) de of rend a y de sacrificios610 puede entenderse dentro del sacrificio consumado por Cristo para lasalvaci6n del mundo. Aqui es donde la acci6n de la Iglesia encuentra sufundamento, y s610 desde aqui puede esperar conseguir una eficacia verda-deramente redentora. Yen este trenzado indisoluble vuelve a hacerse actual10 que se consum6 con anterioridad. La Iglesia s610 es "esposa" en virtud desu sentimiento de puro amor al esposo, de un amor que la traspasa y que esmucho mas profundo porque tiene que sufrir que el esposo se sacrifiquepara que ella pueda no s610 existir como su "cuerpo", sino tambien consu-mar a la vez este sacrificio suyo como su "esposa". Es la que desde siempreha sido arrebatada ("sume") y que como tal esta necesaria y librementecomprometida eet suscipe"), de modo que ahora su estar incluida en elsacrificio de Cristo y su dejarse conscientemente incluir en una acci6n desacrificio total, se han convertido en una misma cosa.

    Recitadas con este espiritu, las plegarias de "inmolaci6n" de la misapreconciliar, que ahora se nos autoriza a celebrar de forma renovada, pue~den adquirir un significado comprehensivo que no sabrian y no podriantener don de se entendieran como una acci6n de la Iglesia todaviamornentaneamente separada de la acci6n de Cristo. "Offerimus tibi, Domi-ne, ... pro nostra et totius mundi salute". La comuni6n, en la que desembocatodo el acontecimiento eucaristico, es algo que para poder ser aconteci-mien to eclesial ha sucedido ya desde siempre entre el Esposo y la Esposa.

    (T ra du cid o p or V ic en te M a rtin P in da do)

    N ota b io gr afic a

    Hans Urs von Balthasar naci6 el Lucerna en 1905. Ordenado sacerdote en 1936. Fuemiembro de la Comisi6n Teclogica Internacional e inspirador de la revista "Communio".FaIleci6 en Basilea dos dias antes del acto en que iba a ser creado cardenal (junio, 1988).Su ultima bibliografia, aunque incompleta, lIena mas de 60 paginas, Gran parte de suobra permanece aun sin traducci6n y edici6n en castellano. Su obra mas importante esuna trilogia: G lo ria . U na e stitic a te ol6 gic a (7 vols., traducida ya integramente al casrellanopor Ediciones Encuentro), Teodramatica (5 vols., ya traducidos los tres primeros) y Teolo-gica (3 vols.).

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    Celeb rar "en comuni6ncan toda la Ig lesia"

    JULIAN L6PEZ MARTIN

    Al principio de la plegaria eucaristica 0 Cano n R om ano se encuentra laexpresi6n "Reunidos en comuni6n con toda la Iglesia ...", traducci6n delparticipio activo communicantes. Prescindiendo de las cuestiones de puntua-ci6n que plantea esta parte del venerable texto en las fuentes mas antiguas-quiza pudo estar unido a las ultimas palabras del "memento de vivos": Deov iv o et ve ro commun ic an te s-, se estim6 conveniente en la unificaci6n de laversi6n castellana del Ordinario de la Misa en 1986-1988, traducir la expre-si6n con esa breve parafrasis precisamente para subrayar la referencia a laIglesia como "cornunion de los santos". El sentido del texto es patente: losque toman parte en la acci6n eucaristica, el sacerdote y "todos los aqui reuni-dos", en cuanto sujetos del "te ofrecemos y ellos mismos te ofrecen" ante-rior, y del "veneramos la memoria ..." que sigue, estan actuando como miem-bros de la santa comunidad que es la Iglesia de Cristo, terrena y celeste.

    El Papa Juan Pablo II record6 en la Carta Vices imus Qg in tu s Annus, de4.XII.1988, que "la liturgia es una epifania de la Iglesia, pues la liturgia es laIglesia en oraci6n. Celebrando el culto divino, la Iglesia expresa 1 0 que es:u na , sa nta , ca t6 licay apost6lica" 1. Por este motivo las acciones liturgicas son"celebraciones de la Iglesia" que pertenecen a todo el cuerpo eclesial/,

    El Catec ismo de fa Iglesia Cat6lica, en nitida continuidad con las ensefian-zas conciliares sobre la liturgia, en el apartado dedicado a la c el eb raci6n delMi s te rio pascua l; al preguntarse "(quien celebra?", sorprende gratamente al

    IJuan Pablo II, Carta Apostolial en el XXV antuersario de fa Consutucion "Sacrosanctum Conalium"sabre fa sagrada liturgia, Libreria Editrice Vaticana 1988, n. 9.

    2 Ibid. n. 10; cfr. SC 26.

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    Julian Lopez Martin

    dejar muy claro que "Ia liturgia es acci6n del Cristo total (Chris tus totus )"(n. 1136), es decir, "es toda la com unidad, el C uerpo de C risto unido a su C abezaquien celebra" (n. 1140), e intercalar entre estas afirmaciones una bellisimareferencia a la liturgia celeste (cfr. nn. 1137-1139). "Toda la asamblea es'Iiturgo', cada cual segun su funci6n, pero 'en la unidad del Espiritu' queaetna en todos" (n. 1144; cfr. 1070, 1119, 1141, etc.).

    No es mi intencion detenerme en la exposici6n de las relaciones entrela liturgia y la Iglesia, considerada esta como sujeto "integral" de la acci6nliturgica, ni tampoco en el papel de la asamblea celebrante ', Tan s6lo quie-ro hacer algunas reflexiones que ayuden a los responsables de la vida litur-gica de las comunidades, especialmente a los sacerdotes, en su tarea deanimadores y de presidentes, conscientes de que cumplen una funci6n y unministerio que ha de responder a la naturaleza eclesial y sacramental de laliturgia. Para mejorar la calidad evangelizadora, religiosa e incluso esteticade las celebraciones liturgicas, es del todo indispensable estar imbuidos deque el misterio y el sacramento que se celebra no es algo determinado libre-mente por las comunidades 0 por sus pastores sino que forma parte de unatradici6n viva que en muchos aspectos "precede del Senor" (cfr. 1 Cor 11,23;cfr. SC 21-22).

    El sacerdote, en cuanto presidente de una asamblea liturgica, para cuyoservicio ha sido ordenado, ha de estar convencido de la responsabilidadque tiene de asegurar que "en la acci6n liturgics no s6lo se observen lasleyes relativas a la celebraci6n valida y licita, sino tambien que los fielesparticipen en ella consciente, activa y fructuosamente" (SC 11). Dicho conun lenguaje mas cercano, el presidente ha de ser el animador principal detoda la celebraci6n, teniendo a la vista todos los aspectos, pero en particu-lar aquel que hace de la acci6n celebrativa una epifania de la Iglesia y unaserial de comuni6n con toda ella",

    Los responsables de la liturgia no son en ningun supuesto duefios de lascelebraciones, sino dispensadores de unos bienes que pertenecen a todo elpueblo santo. ~Esnecesario recordar que en la liturgia apenas se dice yo, sinonosotros? Este nosotros es la voz de toda la Iglesia, esposa de Cristo, unida yasociada a e l para dirigirse al Padre en el Espiritu Santo (cfr, SC 83-84). "LaIglesia es la muchedumbre reunida por la unidad (d e unltate) del Padre y delHijo y del Espiritu Santo" (San Cipriano, D e orat. dom ., 23); "la Iglesia es elnosotros de los cristianos" (San Ambrosio, Exp. in L e., 7 ,9 6).

    La celebraci6n eucaristica, prototipo de todo acci6n liturgica, es "acci6nde Cristo y del pueblo de Dios" (OGMR 1). EI que preside actua i n persona

    ) He tratado estos aspectos en "En c l E sp ir itu y e n la u crd ad ". Introduccion leol6gica a la luurgia; Ed.Secretariado Trinitario, Salamanca 1993 (2 cd.), 229-252 (Bib!.) y en Phase 172 (1989) 287-302.

    4 "AI presidente corresponde animar la celebraci6n, una vez iniciacla, con su palabra y su gesto,con su actitud y con oportunas intervenciones, si es cl caso, para coordinar toda la acci6n y darleel ritmo apropiado, Su papel de guia de la asamblca y de los ministros, debera cumplirlo a la vezdesde su propia identidad de presidcnte, consciente tarnbien del servicio especifico de todos losdernas ministerios y del papcl de la asamblca celebrante" (E l presidcnte d e ln c el eb ra ci on , Directoriodel S. N. L., PPC, Madrid 1988, n. 16).

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    Celebrar "en comuni6n can toda la Iglesia"

    Chri st i cap it is , de manera que es depositario y servidor de una funci6n quepertenece al mismo Senor que llama, consagra y envia a su ministro paraque haga sus veces y este en medio del pueblo santificandolo y ayudando-le a hacer de su vida el culto al Padre en el Espiritu Santo y en la verdad(cfr. In 4,23). El sacerdote y los dernas ministros de la liturgia no sonacto res que interpretan un papel delante de un publico, aunque ''todostengan los ojos fijos en ellos" (cfr. Lc 4,20). En realidad estan ejerciendo supropia condici6n de miembros del cuerpo de Cristo y tomando parte enla acci6n cornun "segun la diversidad de 6rdenes, funciones y participa-ci6n actual" (SC 26)5.

    El hecho de que el ministro ordenado no sea nunca un delegado de lacomunidad ni actue en virtud de un mandata 0 encargo de esta, le !leva atenerse que distinguir de ella usando unos vestidos liturgicos y una catedrao una sede -en el caso del obispo 0 del presbitero, respectivamente-, que notienen otro significado que hacer patente a los ojos de los fieles la condi-ci6n de "icono" y sacramento personal de Cristo resucitado, cabeza de laIglesia. Pero esto no significa que pueda situarse en una actitud de dominioo de prepotencia. El carisma que posee viene de Cristo y esta al servicio dela edificaci6n de la Iglesia. Por eso esta tiene derecho a esperar siempre desus ministros que la ofrezcan todo aquello que es expresi6n de la uni6n conDios y de la unidad entre todos los miembros.

    "Nadie, aunque sea sacerdote, debe afiadir, qui tar 0 cambiar nada en laliturgia por iniciativa propia" (SC 22,3). Los fieles se quejan con raz6n,cuando observan ciertos cambios y diferencias entre un as celebraciones yotras mas alla de 10 que constituye una sana creatividad en la fidelidad'',Son los mismos libros Iiturgicos actuales los que estimulan una adaptaci6nresponsable y la superaci6n de 10 que es tarnbien un defecto, el inmovilis-mo, la atonia y la inexpresividad de muchas celebraciones. La fidelidad es1

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    Julian Lopez M artin

    creator Spiritus , al que es preciso abrir, en la celebraci6n, el coraz6n y lamente'",

    Y 10 que se dice acerca de los textos tiene aplicaci6n tambien a losgestos y a los ritos descritos en los libros liturgicos. En efecto, la expresividad,la estetica y la funcionalidad de todos ell os forman parte de la condicioninmanente y antropo16gica que sustenta todo el entramado sacramental dela liturgia al servicio del misterio de la salvaci6n. Las acciones rituales cons-tan de gestos y de palabras intrinsecamente unidos, de manera que se cum-ple en ellos algo que ya se manifest6 en la revelaci6n divina tal como apa-rece consignada en la sagrada Escritura: "El plan de la revelaci6n se realizapor obras y palabras (gestis verbisque) intrinsecamente ligadas; las obras queDios realiza en la historia de la salvacion manifiestan y confirm an la doc-trina y las realidades que las palabras significan; a su vez, las palabras pro-claman las obras y explican su misterio" COV2).

    Los gestos y las acciones rituales tienen siernpre un significado preci-so en la liturgia, que no se puede alterar ni siquiera con el pretexto de queno se comprende 0 no aparece tan claro. La catequesis liturgica es unaverdadera asignatura pendiente en la formaci6n de los fides y de no pocospastores.

    Por otra parte los gestos y los ritos son tam bien una forma de expre-si6n y de comunicaci6n en el interior de las acciones liturgicas. Dignidad,noble sencillez, autenticidad, funci6n expresiva, son otras tantas cualidadesque habria que procurar en las celebraciones. Esto no tiene nada que vercon la teatralidad ni con la afectaci6n, pero la severa armonia y la eleganciaen la ejecucion de los gestos liturgicos suele ser una serial de las actitudesinternas de quienes actuan como ministros de la liturgia y, por tanto, unfactor de credibilidad.

    Muchas veces no se piensa en loque se hace, y se actua mecanicamente,sin convicci6n y sin calor. Habria que leer y meditar los textos biblicos,especialmente los salmos, en los que se descubre el sentido genuino de los'gestos y de las actitudes corporales de la liturgia'',

    Los excesos verbales de muchas celebraciones, centrad as de forma pre-dominante en 10 racional y discursivo, con ausencia casi total del canto ycon olvido de la expresividad corporal y del simbolismo en sus diversasmanifestaciones, ha hecho que muchas personas se sientan a disgusto en laacci6n Iiturgica y an oren un sentido de 10 sagrado equivocadamente ligadoal uso del latin y a la liturgia preconciliar", Y sin embargo no se puedeachacar a la reforma liturgica del Vaticano II la situaci6n descrita.

    7 Juan Pablo Ii,D iscu rso en la conm em ora ci6n de IO JX X a iios de la "Sacrosanaum Conalium", 27.X.1984:Notitiae 220 (1984) 757758.

    8 Todas las obras de liturgic, antiguas y modernas, dedican algun apartado a explicar e I simboIismode los gestos, las actitudes corporales, etc.

    9 Vease a este respecto P. Tena, L a c eleh ra ci6 n d el m is te rio : idcnttdad interna y form a externa : Pha se172 (1989) 271286. Tarnbien L. Maldonado, ViCjOI ri tes, nUCVOI ritos. Entre fa nostalgia y la frustracion:Phase 97 (1977) 1131.

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    Celebrar "en cornunion con toda la Iglesia"

    He aqui 1 0 que escribia hace muchos afios un experto en psicologiareligiosa sobre la conducta de muchos celebrantes, algo que todavia sigueteniendo actualidad: "Se ha de reconocer que fue un acierto la supresi6n detoda una serie de ritos secundarios, con la intenci6n de que los esencialesresaltasen con mayor vigor y pudieran dar la pauta del culto. Hoy dia laexpresi6n esta demasiado limitada a las palabras expresivas. De tal maneraha prevalecido la palabra que ya no se exige del fiel ninguna expresi6ncorporal... La liturgia todavia no ha descubierto que una actitud corporalsignificativa de forma consciente podria favorecer la actitud religiosa mu-cho mas que un buen mont6n de palabras"!",

    Existe, por tanto, un arte 0 estilo de celebrar que viene exigido tambienpor la comuni6n eclesial, es decir, por la fidelidad a los actuales librosliturgicos promulgados despues del Concilio Vaticano II. Por consiguiente,ese arte 0 estilo no surge por generaci6n espontanea sino que ha de adquirirseen 1a formaci6n liturgica, cuando se estudian las introducciones de los ac-tuales libros y cuando se leen las rubricas de los diferentes ritua1es. No setrata de volver otra vez a la formalidad material de unos gestos realizadosmilimetricamente como estaba establecido, sino de conocer c6mo hay querealizar los gestos y los ritos, tanto por parte de los ministros como porparte de l