Colección Bicentenario 2010, T2 Sociedad MF Garrido

74
C OLECCIÓN B ICENTENARIO B UENOS A YRES 2. Sociedad colonial 1 |

description

Buenos Aires: sociedad colonial Desarrolla las características principales de sociedad hispano criolla; la población, la familia, los oficios más frecuentes, los usos y costumbres de los habitantes y los entretenimientos más comunes de la época.

Transcript of Colección Bicentenario 2010, T2 Sociedad MF Garrido

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 1

    |

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 2

    BBBB U E N O SU E N O SU E N O SU E N O S A A A A Y R E SY R E SY R E SY R E S

    soc iedad soc iedad soc iedad soc iedad CCCCOLON IALOLON IALOLON IALOLON IAL 2

    2010 1810

    COL ECC IN B I C ENT ENAR IO

    2

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 3

    CCCC r d i t or d i t or d i t or d i t o ssss

    Directora del Museo Roca Mara Ins Rodrguez Aguilar

    Subdirector del Museo

    Jorge Carro

    Proyecto y realizacin Marcela F. Garrido

    Cuidado de la edicin

    Mario A. Cooke

    Coordinacin tcnica Sofa Ehrenhaus

    Administracin del sitio web del Museo Juan M. Corbetta y Andrea F. Savall

    Produccin y diseo grfico

    MFG Editores [email protected]

    Para la reproduccin y uso de textos e imgenes se debe citar la fuente: Marcela F. Garrido: 2. Buenos Aires: Sociedad colonial. Coleccin Bicentenario. Museo Roca, Buenos Aires, 2010.

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 4

    CCCC O N T E N I DO N T E N I DO N T E N I DO N T E N I D OOOO

    P r e s e n t a c i n 5

    I n t r o d u c c i n 6

    P o b l a c i n 9

    S o c i e d a d 1 3

    F a m i l i a 2 2

    O f i c i o s 2 6

    U s o s y c o s t u m b r e s 3 0

    E s p a r c i m i e n t o 4 3

    n d i c e d e i l u s t r a c i o n e s 5 6

    N o t a s y b l i o g r a f a 6 5

    A g r a d e c i m i e n t o s 7 3

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 5

    pppp r e s e n t a c i r e s e n t a c i r e s e n t a c i r e s e n t a c i nnnn La reflexin sobre la Revolucin de Mayo impone el desafo de iniciar un determinado pero personal recorrido para asomarnos a un pasado, que hoy celebramos, y cuyo relato tiene un origen mtico en la semana del veinticinco de mayo, en el escenario de una ciudad ,Buenos Aires, que fue labrando su hegemona, como cuna de la revolucin y hermana mayor, en un amplio territorio, con su sentido de rectora de los procesos de construccin de una nacin liberal y republicana, en los trminos emergidos de la revolucin francesa y de la independencia norteamericana.

    Los vecinos de esta ciudad, con sus calles, su forma de vivir y sus hbitos de sociabilidad, de su religiosidad y voluntad de comercio debieron, bajo los rasgos formales de una aparente continuidad, buscar la alternativa de nuevas prcticas polticas con nuevos sentidos y renovados protagonistas de un cambio institucional y tambin, acercarnos sus genealogas en las ideas y lecturas las que moldearon sus horizontes y modelos culturales, en una sociedad que haba experimentado en las Invasiones Inglesas, su capacidad para enfrentar situaciones de urgencias militares y cvicas.

    En esta circunstancia me es muy grato presentar la Coleccin Bicentenario del museo en la cual, de una manera dinmica e integral, a lo largo de sus cinco ttulos, se realizan descripciones de este escenario, datos de sus actores sociales en sus diversas condiciones tnicas, procedencias y roles. Tambin brindamos elementos para situar este complejo acontecimiento en su realidad espacial y edilicia, en un medio que brinda un marco de pausadas transformaciones, en concordancia con los nuevos diseos de las instituciones polticas, luego de la ruptura del pacto colonial. La riqueza y complejidad de la historia compartida siempre propone nuevos interrogantes desde un presente de celebracin; esperamos haber elaborado un producto ameno y til que lo acompae en esa bsqueda. A los responsables de la realizacin de la Coleccin del Bicentenario, mi agradecimiento.

    Lic .Mara Ins Rodrguez Aguilar Directora

    Museo Roca - Instituto de Investigaciones Histricas

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 6

    i i i i n t r o d u c c i n t r o d u c c i n t r o d u c c i n t r o d u c c i nnnn

    En el marco de los festejos para conmemorar el Bicentenario de la Patria, el

    Museo Roca e Instituto de Investigaciones Histricas tiene el agrado de

    presentar la Coleccin Bicentenario del Museo. Los contenidos de los cinco libros

    digitales que la integran, analizan la sociedad hispano-criolla, los usos y

    costumbres, la evolucin edilicia y los sucesos histricos de la ciudad de

    Buenos Aires hace doscientos aos atrs.

    Se busc un criterio amplio de seleccin, para abarcar todos los aspectos de

    la sociedad portea de entonces. Las piezas visuales seleccionadas representan

    aspectos generales o parciales de la ciudad, organizadas temticamente para

    lograr un poder narrativo del conjunto. Para la representacin iconogrfica

    catalogada se realiz una investigacin en archivos, museos, bibliotecas y

    colecciones particulares para reunir centenares de imgenes clasificando cerca

    de setecientas para ilustrar las distintas publicaciones digitales. Asimismo se

    unific la bibliografa utilizada por los distintos autores en los tomos uno a cuatro,

    dado que la misma es comn a los temas tratados.

    El significativo legado aportado por los artistas, cronistas y viajeros que

    visitaron Buenos Aires dejando sus valiosos testimonios, permiti realizar una

    descripcin de la ciudad en la poca hispnica. Para corroborar estas palabras

    citaremos la obra Cinco aos en Buenos Aires. 1820-1825, firmada por un

    ingls que nos cuenta lo siguiente: Por haberme limitado a tratar un solo lugar

    de este vasto territorio, pude dar detalles ms exactos sobre muchas cosas que

    fueron pasadas por alto por los escritores anteriores; y, finalmente, por haber

    vivido en el pas que fue tema de estas observaciones, durante los ltimos cinco

    aos, no fueron mis medios de observacin ni escasos ni limitados1.

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 7

    Las investigaciones efectuadas en cada publicacin de la coleccin

    estuvieron a cargo de los siguientes profesionales quienes abordaron los

    cincos temas que se detallan:

    1. Buenos Aires: ciudad colonial, investigacin histrica y textos a

    cargo de la suscripta. Se ocupa de las caractersticas principales de la ciudad

    desde el virreinato del Ro de la Plata hasta los alrededores de 1820: los

    barrios, las plazas, la administracin y la asistencia pblica, el transporte, la

    economa y el comercio.

    2. Buenos Aires: sociedad colonial, investigacin histrica y textos a

    cargo de la suscripta. Desarrolla las caractersticas principales de

    sociedad hispano criolla; la poblacin, la familia, los oficios ms

    frecuentes, los usos y costumbres de los habitantes y los

    entretenimientos ms comunes de la poca.

    3. Buenos Aires: arquitectura colonial, investigacin histrica y textos a

    cargo del arquitecto Mario A. Cooke. Brinda un panorama del desarrollo de la

    construccin de Buenos Aires desde la segunda fundacin hasta los aos

    posteriores a la Revolucin de Mayo. Se analizan las obras edilicias ms

    importantes y los arquitectos y constructores que actuaron en la poca.

    Se describen las construcciones subsistentes en el casco histrico de la ciudad de

    Buenos Aires.

    4. Buenos Aires: cultura colonial, investigacin histrica y textos a cargo de

    la suscripta. Expone los criterios aplicados a la educacin bsica y especializada,

    la primera imprenta, peridicos y cronistas, la literatura, el teatro y, la msica

    de la poca. La importancia de las primeras manifestaciones artsticas y la

    herencia recibida de los viajeros.

    5. Buenos Aires: 25 de mayo de 1810, investigacin histrica y textos

    a cargo de los licenciados Mara Ins Rodrguez Aguilar y Miguel Jos

    Rufo. Analizan la representacin plstica de Mayo, los antecedentes

    nacionales e internacionales de la revolucin y el aporte de Adolfo

    Carranza para el inicio de una iconografa nacional.

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 8

    Agradezco a la directora del Museo Roca, licenciada Mara Ins Rodrguez

    Aguilar, haberme designado para dirigir la Coleccin Bicentenario que hoy

    presentamos. Para la realizacin de programas de esta naturaleza es esencial contar

    con profesionales calificados como el investigador arquitecto Mario A. Cooke quien,

    adems de haber estado a cargo de elaborar el tercer tomo, se ocup del cuidado

    integral de la presente edicin. Asimismo destaco la participacin de la licenciada Sofa

    Ehrenhaus, quien con su vocacin por los estudios histricos contribuy con la

    coordinacin tcnica de la coleccin. A los dos profesionales y a los

    investigadores mi sincero reconocimiento. Dedicamos este trabajo a los artistas, cronistas y estudiosos de la

    ciudad de Buenos Aires que a lo largo de la historia, sentaron las bases

    para la construccin de una iconografa nacional.

    Marcela F. Garrido Conservadora de Museos

    Museo Roca - Instituto de Investigaciones Histricas

    3

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 9

    P O B L A C I N

    4

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 10

    I n t r o d u c c i n Durante los casi tres siglos de la dominacin espaola en el territorio que sera

    luego la Repblica Argentina, se fue configurando una sociedad que, aunque

    responda a la impronta inicial hispnica, adquiri caractersticas propias y

    distintivas. La sociedad se articulaba a travs de relaciones de poderes que

    jugaban dentro del marco jurdico de la monarqua espaola.

    La raza blanca de los conquistadores se uni con la aborigen y ms tarde con la

    negra lo que origin gran variedad de cruzas.

    Los espaoles que llegaron a Amrica, conservaron los caracteres propios de su

    estirpe. Ambiciosos, arrogantes y apegados a su tierra natal, mantuvieron su fe

    religiosa y su carcter autoritario. De mediocre instruccin, se consideraban

    superiores a sus iguales americanos, a quienes no les permitan compartir sus

    privilegios. Ocupaban el gobierno y las principales funciones pblicas,

    administraban sus ganados y haciendas, es decir, las tareas que resultaban

    ms redituables.

    .

    El espaol europeo que

    pisaba Amrica era noble

    desde su ingreso, rico a

    los pocos aosy con

    toda la prepotencia de

    hombres que mandan

    lejos de sus hogares.

    Mariano Moreno

    2

    6

    5

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 11

    Desde el punto de vista tnico, la sociedad del perodo hispnico estaba

    formada blancos, indgenas y negros. Los blancos comprendan los

    espaoles, los criollos hijos de espaoles, que no eran mestizos -y los

    extranjeros. A estas categoras consideradas puras, se fueron agregando

    otras combinaciones: el mestizo, mezcla de blanco e indgena, que era el

    grupo predominante; el mulato, que resulta del blanco con el negro; y el

    zambo, del indio y con el negro. Los criollos, hijos de espaoles pero

    nacidos en Amrica, eran inteligentes, ambiciosos, altivos y liberales, no

    toleraban que los espaoles los excluyeran de las funciones relevantes.

    Aunque las leyes otorgaban la igualdad jurdica en la prctica, esta no se

    cumpla. A pesar de que las leyes espaolas vigentes intentaron impedirlo,

    los extranjeros se instalaron en Amrica. Contingentes numerosos de

    portugueses, ingleses, franceses, italianos y judos, se radicaron en estas

    tierras para ejercer variados oficios entre otros alarifes, sastres,

    carpinteros, zapateros.

    Las restricciones para

    que las mujeres solteras

    viajaran a Amrica,

    favorecieron la fusin de

    razas y tanto los

    inmigrados como los

    indgenas llegaron a

    mezclarse en elevada

    proporcin, originando

    nuevos tipos

    etnolgicos.

    10 8

    9

    7

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 12

    Se l lamaba indios a los naturales de Amrica sin mezcla de sangre

    europea. De acuerdo con el Derecho Castellano, los indios eran

    considerados hombres l ibres, pero en orden a su adoctrinamiento,

    se equiparaban con quienes requeran proteccin legal. Para faci l i tar

    la obra colonizadora en Amrica la corona implement el trabajo

    obl igatorio de los naturales empleando el sistema de las

    encomiendas, procedimiento que dio origen a excesos por parte de

    los espaoles. A pesar de las pol ticas segregacionistas y la

    discriminacin racial, los grupos tnicos nativos sobrevivieron con

    su cultura, sus lenguas, msica, texti les, ornamentos y vestidos.

    Los mestizos, hijos de blanco e india, constituan la poblacin ms

    numerosa. Prefirieron abandonar la ciudad donde se les reprochaba

    su mestizaje y se internaron en la campaa. Al comienzo a estos

    campesinos se los conoca como gauderios, nombre que fue

    transformndose y en el siglo XIX deriv en la palabra gauchos. Su

    existencia nmada les hizo conocer, mejor que ningn otro sector

    social, la desolada geografa del pas. La l i teratura nacional, produjo

    dos obras clebres tenindolos como protagonistas el Facundo de

    Domingo F. Sarmiento y el Martn Fierro de Jos Hernndez.

    Los negros eran adquiridos a los jefes de las tribus en la costa

    atlntica de frica por traficantes ingleses, portugueses y franceses,

    quienes luego los vendan como esclavos en Amrica. Por tratarse

    de un producto comercial, los negros recibieron mejor trato que los

    indgenas. Aunque con fuertes diferencias regionales, las

    comunidades de raza negra sol an representar un tercio de la

    poblacin y no todos eran esclavos.

    2

    12 11

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 13

    Cuando se cre el virreinato del Ro de la Plata, Buenos Aires era un

    extenso territorio casi desierto con islas de poblacin diseminadas

    alrededor de diversos centros productivos o defensivos. A partir de 1776,

    la ciudad comenz a transformarse y se produjo un marcado aumento de

    poblacin. Su expansin hacia las zonas rurales aparej el cambio de la

    distribucin regional. La poblacin de Buenos Aires y sus alrededores se

    duplic en menos de cuarenta aos.

    En 1770, segn estim Concolorcorvo, haba en la ciudad y campaa

    veintids mil habitantes. Aos ms tarde, de acuerdo con el censo

    realizado por la Junta de Gobierno, haba cincuenta mil personas en la

    ciudad. La distribucin tnica de la poblacin urbana del censo de 1778

    reflejaba un 75,1 % de espaoles; el 9,3% de mulatos; 12% de negros; 2%

    de mestizos y 1,6% de indgenas.

    13

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 14

    S O C I E D A D

    14

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 15

    I n t r o d u c c i n La sociedad colonial estaba asentada en diferencias raciales y tnicas que

    determinaron el status social de cada individuo. Ello redund en un

    sistema jurdico organizador de las relaciones sociales, en el que las

    variables de raza, etnicidad, clase y gnero interactuaron para sealar el

    lugar de cada uno en la estructura social, ofreciendo por va del xito

    econmico, el oficio, la ocupacin o el matrimonio la posibilidad de alterar

    su status original1. La poblacin se agrupaba en clases: la aristocracia o

    elite, la plebe y los esclavos, separadas por diferencias de nacimiento y de

    alcurnia. La riqueza contribua a determinar el lugar de cada persona en la

    escala social. Sin embargo las posibilidades de enriquecerse estaban muy

    condicionadas por el origen y el color de la piel. 2

    La elite, estaba formada

    por terratenientes y

    comerciantes en

    gran escala y algunos

    empresarios de obrajes,

    saladeros y otros rubros,

    como viateros y dueos

    de tropas de carretas.

    La sociedad de entonces

    se caracteriz por la

    desigualdad.

    Su heterogeneidad se

    originaba en una marcada

    diferenciacin social y

    tnica, razn por la cual

    se la conoci como un

    rgimen de castas.

    16 15

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 16

    La elite estaba compuesta, por un lado por la aristocracia oficial, representada

    por los espaoles poseedores de ttulos nobiliarios y de fortuna. Eran propietarios

    de campos y ganado que miraban siempre hacia Espaa sin interesarles la

    realidad del pas. Y por el otro, por la nobleza criolla que formaban los

    descendientes de los conquistadores, la que era subestimada por los anteriores

    quienes la miraban con desconfianza y recelo.

    La revitalizacin de fines del siglo XVIII impuso cambios importantes: llegaron

    nuevos comerciantes y tambin muchos funcionarios europeos.

    La relacin de los recin llegados con los criollos fue compleja,

    fundamentalmente por los privilegios de aqullos, quienes monopolizaban

    los mejores negocios y los puestos administrativos. No obstante, eran

    frecuentes los casamientos entre funcionarios influyentes y las hijas de

    ricos comerciantes o hacendados criollos. En el mbito eclesistico, el

    obispo era siempre un espaol nativo secundado por criollos. 3

    18 17 19

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 17

    La plebe estaba dividida en dos sectores: medio y popular. El primero, de

    mayores recursos, ms numeroso en la ciudad que en la campaa lo

    formaban los estancieros, pequeos comerciantes, escribientes, empleados

    comerciales y administrativos, matarifes, maestros y oficiales artesanos,

    entre otros. Los estancieros en su mayora eran criollos, medianos o

    pequeos productores rurales, que residan en el campo, donde vivan

    austeramente. Este sector denominado como gente decente, no eran todos

    ricos pero conservaban la estima recordando su nacimiento, sus parientes y

    su educacin. El sector popular, en cambio, lo componan blancos de baja

    estirpe, mestizos y mulatos. Ejercan labores manuales y oficios humildes,

    peones, labradores, aguateros y serenos. Las nuevas zonas ganaderas

    atrajeron a los gauchos, hbiles jinetes que se destacaban por su arrogancia

    y falta de escrpulos. Este grupo habitaba en la campaa situada entre la

    ciudad y las tierras de indios y viva al margen de las convenciones sociales.

    La mendicidad era habitual en las ciudades a pesar de que alimentarse no

    ofreca problemas, sobre todo con carne. Algunos ejercan montados a

    caballo ya que era fcil conseguir un cimarrn.

    Son gente muy rara

    - los gauchos - llevan el

    cabello largo y trenzado

    como los chinos. Entre las

    singularidades est la

    de atarse el pauelo bajo

    la barbilla que cuelgan

    suelto por detrs.

    Un ingls

    24

    20

    21 23 22

    25

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 18

    La esclavitud, aceptada en la pennsula Ibrica, lleg a Amrica con la

    conquista. Los propios pensadores de la Ilustracin, que definieron el carcter

    universal de la humanidad, dudaban en considerar si los negros constituan un

    subgrupo especial del gnero humano o ni siquiera eso. La clase servil estaba

    integrada por los negros, mulatos y zambos; carecan de derechos y tenan a su

    cargo las tareas ms pesadas. Resignados con su destino, sometan su

    existencia a la voluntad de sus patrones. En la poca de la conquista, los

    africanos conservaban un status superior al de los indios en la medida en que

    haban llegado como sirvientes de los conquistadores. No por ello tenan el

    pleno uso de derechos que eran exclusivos de los blancos y cristianos

    conquistadores. Algunos negros eran libres y asimilados a los europeos, aunque

    conservaban el estigma del color4. Cuando la legislacin protegi a los indgenas

    de hacer determinados trabajos, fue el turno de los esclavos, quienes fueron

    importados para trabajar en las haciendas azucareras, vias y olivares. La trata

    de esclavos fue uno de los rubros ms rentables del comercio colonial. Desde

    1700, los negros eran trados del frica, traficados exclusivamente por los

    ingleses, y muchos fueron introducidos por el puerto de Buenos Aires. En la

    sociedad rioplatense, los esclavos recibieron siempre trato humanitario e

    integraron el ncleo familiar. Una crnica de la poca narraba que: A menudo

    las mujeres esclavas ocupan un lugar que ms parece de amigas que de

    esclavas o sirvientas. Acompaan a sus seoras cuando estas salen de visita

    Este roce trae como consecuencia que muchas esclavas sean corteses y

    pulidas. Los esclavos fueron hbiles en el aprendizaje de artes y oficios y

    suplieron, al igual que los indios, la falta de un artesanado espaol en los

    centros urbanos. Los esclavos del sexo masculino no eran muy numerosos

    porque se alistaban en el ejrcito.

    La importacin de negros

    y la exportacin de

    cueros constituyeron los

    rubros ms valiosos de la

    economa rioplatense.

    Gustavo G. Levene

    La trata de negros, se

    origin por la necesidad de

    reemplazar a los indgenas

    que no respondan a los

    trabajos rudos.

    29

    28

    27

    26

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 19

    30

    32

    31

    33

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 20

    R e l a t o s d e v i a j e r o s

    Es interesante para un mejor conocimiento de cmo era la sociedad

    colonial, leer los relatos dejados por los viajeros y cronistas que visitaron

    el Ro de la Plata. El investigador Alejo Gonzlez Garao destac la

    importancia de estos primeros cronistas que visitaron el pas desde 1698

    en adelante: Numerosos son los libros de viajeros, que desde el siglo

    XVII, visitaron estas regiones. Muchos de ellos se limitaron a darnos

    pormenores sobre el territorio que forma la Argentina, y algunos

    ampliaron con noticias relativas a otros pases sudamericanos La primera

    descripcin de la ciudad, publicada en Londres hacia 1698, fue la que

    redact el monseor Acarete de Biscay.

    Los viajeros describen a

    la sociedad portea

    desde su manera de

    vestir hasta su modo de

    divertirse, expresando en

    muchos casos

    observaciones

    personales de sumo

    inters.

    Estos cronistas

    aportaron un

    significativo caudal

    de historia viva a

    travs de los

    distintos relatos y

    con el privilegio de

    haber sido testigos

    presenciales de la

    Gran Aldea.

    34

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 21

    El viajero holands, monseor Acarete du Biscay, quien visit la

    ciudad en 1657, dej su impresin: Las casas de los habitantes

    pudientes se ven adornadas con ornamentos, colgaduras, tapices,

    cuadros y muebles adecuados. Todo el que se encuentra en

    situacin regular, se hace servir en vajil la de plata y cuenta con

    muchos servidores, indios o zambos Las mujeres son

    extremadamente bellas, bien formadas, de un cutis muy terso,

    honestas y fieles. 5

    En 1780 visit Buenos Aires el espaol Juan Francisco Aguirre, y

    dej una semblanza de la ciudad y su gente: La ciudad de

    Buenos Aires cuya poblacin calculo en treinta mil habitantes se

    ocupa del comercio, la mayor parte de vecinos estancieros

    residen en sus posesiones, las quintas son propias del vecindario,

    trabajan por la mayor parte europeos y pocos patricios, las

    gentes de servicio son de la clase morena, casi todos esclavos.

    No hay casa de MayorazgoRodarn algunos veinte coches. Se

    viste a la moda de Espaa y generalmente al estilo de Andaluca

    La gente de Buenos Aires se ven llenas de urbanidad y atencin

    manejndose con la misma civilidad que en las mejores ciudades

    de Espaa Las costumbres en Buenos Aires son buenas, amables

    y es un pueblo edificante Hombres y mujeres son de mrito

    personal de buen cuerpo y manejo. ltimamente hay ya teatro,

    cafs, confiteras y posadas pblicas Es ya ciudad que tiene

    visos de las de primer orden. 6

    35 36

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 22

    Durante el perodo de 1820 a 1825 se instal en Buenos Aires, un seor

    conocido como Un ingls. Al regresar a Inglaterra escribi el libro Cinco

    aos en Buenos Aires, donde hizo un minucioso relato de la ciudad, los

    edificios y los usos y costumbres de su poblacin: La mayor parte de sus

    habitantes es de piel morena muchas mujeres pueden enorgullecerse de

    poseer un cutis de rosas y lirios semejante al que se suele ver en climas

    ms fros entre las mulatas hay tambin mujeres hermosas. He

    reparado que se hace alguna distincin de casta; la palabra mulato se

    emplea como un insulto, lo cual es mezquino. Ms adelante refirindose

    a las criollas: no son muy cultas, en cambio poseen suavidad de

    modales, libre de afectacin que da confianza a los extranjeros tmidos y

    causa placer a todos quienes tienen la felicidad de tratarlas. Rara vez se

    dirigen a una persona sin la sonrisa en los labios Hay caras femeninas

    dignas del estudio de un artista: vivaces ojos oscuros, tersas frentes,

    graciosos talles La majestuosa elegancia del paso, tan admirada en las

    espaolas, en ninguna parte es ms notable que en Buenos Aires No es

    patrimonio exclusivo de las damas: mujeres de todas las clases sociales

    la poseen7. Refirindose a los hombres escribi que: Los hombres se

    saludan en forma parecida a los ingleses, por ejemplo: el simptico y

    afectuoso apretn de manos. La costumbre francesa de besos y abrazos

    entre hombres no se sigue, lo cual me agrada mucho Los maridos de

    Buenos Aires, que he tenido el placer de conocer, atienden

    religiosamente a sus esposas y la tratan con ternura que sera difcil de

    hallar en la misma Inglaterra. Las damas corresponden a ese afecto y

    son tiernas y amorosas madres. 8

    38 39

    40 37

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 23

    F A M I L I A

    41

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 24

    En la sociedad de antao, como en la actualidad, la familia era considerada la

    columna vertebral de todo el armazn social. Para las elites, el matrimonio

    ocasionaba que un alto nmero de peninsulares accediera a una posicin de

    prestigio mediante el casamiento con las hijas de sus pares, sosteniendo la

    continuidad de la empresa familiar. En esta clase, el matrimonio era un medio

    de conservacin de las jerarquas sociales en el que convergan

    fundamentalmente los intereses familiares.

    Las mujeres se casaban muy jvenes a menudo entre los trece y catorce aos.

    Un dato curioso de el ingls refirindose al grupo familiar escribe que:

    La costumbre de vivir toda la familia en la misma casa nos resulta extica y no

    podemos dejar de imaginar los odios y rencillas que surgirn entre tanta gente.

    No obstante, la costumbre y una feliz disposicin natural impiden que esto

    ltimo ocurra. No puedo menos de envidiarlos en esto9.

    De acuerdo a los datos existentes sobre la poblacin argentina para el perodo

    colonial tardo demuestran la hegemona de familias de pocos miembros. 10

    43 42 44

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 25

    46

    2

    47 45

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 26

    Las poblaciones indgenas, mantenan sus propias costumbres y valores

    comunitarios, as como las tradiciones vinculadas a la economa rural que

    desarrollaban. Todas las comunidades tenan un gran respeto por la ley y el

    ritual matrimonial. Contrariamente a sus jefes, el pueblo segua un

    comportamiento de estricta monogamia. A diferencia de otros sectores

    populares que tenan distintas costumbres. La corona espaola desaprob las

    uniones entre espaoles y africanos o castas, y se opuso enfticamente a los

    matrimonios entre indios y negros o mulatos. El blanco estaba culturalmente

    separado de aqullos a excepcin de los esclavos domsticos11.

    El matrimonio como

    institucin creaba

    tanto una sociedad

    econmica como una

    alianza poltica entre

    familias y grupos de

    parentesco.

    48

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 27

    O F I C I O S

    49

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 28

    I n t r o d u c c i n

    Durante el perodo colonial hubo una notable cantidad y diversidad de oficios,

    muchos de los cuales aun son comunes en la actualidad.

    Los ms frecuentes eran: zapatero, carpintero, sastre, carretero, albail,

    platero, peluquero, carnicero, herrero, resero, hormiguerero.

    Otros trabajos caractersticos eran los vendedores ambulantes como

    aguateros, faroleros, lavanderas, lecheros y mazamorreros. Eran muy

    comunes, los que voceaban por las calles vendiendo: aceitunas, pan, tortas,

    pescado, ponchos, escobas y plumeros, actividades que generalmente estaban

    a cargo de mestizos y negros libres o esclavos. Los primeros lecheros eran

    criollos; desde los alrededores de la ciudad traan la leche a caballo en vasijas

    de barro y cuero y vendan tambin manteca batida. En tiempos de conflictos,

    los lecheros eran convocados por el ejrcito y entonces el reparto lo hacan su

    mujer o sus hijos. En esta poca la leche se beba pura.

    51 53

    52

    50

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 29

    Otro oficio genuinamente criollo, era el mazamorrero. A eso de las diez de la

    maana iba por las calles de la ciudad gritando: Espesa para la mesa, la

    mazamorra cocida! o bien: Mazamorra cocida, para la mesa tendida! Los

    mazamorreros eran negros o morenos emancipados, la llevaban en grandes

    tachos de lata sobre la cabeza. En Mis Memorias de Lucio V. Mansilla, se recrea su

    grito: El que no llora no mama! Llor, nio! Mazamorra! Mazamorra! La

    poblacin de Buenos Aires, beba agua del Ro de la Plata pero sin filtrar.

    Los aguateros resolvieron la provisin de agua para aseo personal pues para

    beber y cocinar se usaba slo la de los pozos.

    Para transportar el agua desde el ro a las viviendas, utilizaban unos toscos

    carros tirados por dos bueyes o caballos que tenan un gran tonel. El gran

    tamao de las ruedas tena como objeto poder entrar a la parte ms

    profunda del ro y as extraer agua con menos impurezas. El agua era

    extrada del tonel mediante una manga de cuero que haca de canilla. Hasta

    principios del siglo XX se vieron aguateros en algunos barrios de la ciudad.

    58

    54 57

    56

    55

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 30

    Otra actividad tpica de la poca, que estuvo a cargo de esclavos fue la de farolero

    quienes encendan pasado el anochecer los faroles provistos con velas de sebo. Las

    lavanderas lavaban entre las toscas del ro, adonde concurran con sus canastas, en las

    que cargaban la ropa sucia. Era un trabajo casi exclusivo de las mujeres negras o

    morenas pertenecientes a diferentes nacionalidades, trabajaban a orillas del ro desde la

    Recoleta hasta cerca del Riachuelo. Eran mujeres muy fuertes pues deban soportar

    estar todo el da expuestas al intenso calor del verano o al fro intenso del invierno. A

    pesar de que las leyes espaolas vigentes intentaron impedirlo, los extranjeros se fueron

    instalando paulatinamente en Amrica. Importantes contingentes de portugueses,

    ingleses, franceses, italianos y judos, se radicaron en el continente para ejercer oficios

    como alarifes, sastres, carpinteros, zapateros, entre otros.

    En la orilla, hacan fuego,

    tomaban mate y llevaba

    cada una un pito o

    cachimba con el cual

    desafiaban los rigores de

    la estacin.

    Mientras descansaban

    solan cantar alegremente

    y bailar los motivos que

    conocan segn la

    nacionalidad de origen. 60 61 59

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 31

    U S O S Y C O S T U M B R E S

    62

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 32

    C e l e b r a c i o n e s r e l i g i o s a s

    Se destacaban la de San Martn de Tours, Patrono de la Ciudad; la procesin del

    da de Corpus Christi, las fiestas de Semana Santa y Navidad; y las fogatas de

    San Juan, San Pedro y San Pablo. Con el tiempo las ceremonias oficiales

    alcanzaron un mayor lujo. La poblacin en general era muy religiosa y las

    ceremonias de la Iglesia se celebraban con gran devocin y solemnidad. Los

    templos ms concurridos eran: la Catedral, San Nicols, Piedad, Socorro,

    Montserrat y Concepcin. Las dos misas principales eran la del alba y la de la

    una. A la primera concurran principalmente las clases populares, mientras que a

    la segunda concurran las familias aristocrticas y como era un acontecimiento

    social importante se ataviaban con las mejores vestimentas. Los casamientos y

    otros ritos familiares se celebraban con menos boato que actualmente. Se

    participaban a parientes y amigos entregando tarjetas escritas en verso o prosa.

    63 64

    Desde 1580 hasta

    mediados del siglo

    XIX, las

    manifestaciones

    religiosas ciudadanas

    tenan un lugar

    preponderante en la

    vida de la ciudad.

    Gustaban los

    espectculos lujosos.

    Las nias se vestan

    de ngeles para

    deleite de sus padres

    y en todo ellos se

    gastaba sin

    piedad.

    Mariquita Snchez

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 33

    El festejo ms importante era el de San Martn de Tours que se celebraba el 11 de

    noviembre de cada ao. Despus de la misa en la Catedral, las expresiones

    festivas se realizaban en la plaza de Mayo y duraban varios das con

    representaciones de comedias, corridas de toros y numerosas diversiones.

    Participaban todos los ciudadanos ocupando los puestos asignados previamente,

    reflejando la escala social y el papel rector que en lo espiritual tena la Iglesia.

    Juan Manuel Berutti en sus Memorias Curiosas, recuerda que en 1810, para la

    fiesta de San Martn de Tours se ofrecieron peras italianas en la Casa de

    Comedias. En Semana Santa se realizaban cuatro procesiones que salan de la

    Catedral, la Merced, San Juan y Santo Domingo. Las procesiones de Corpus

    Christi constituan una de las celebraciones sociales ms representativas.

    2

    65

    66

    67

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 34

    70 69

    68

    68

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 35

    Uno de los primeros cementerios de Buenos Aires estuvo en la plazoleta de Los

    Andes, en la esquina de Balcarce y Chile que sirvi de enterratorio por muchos

    aos. El Cementerio de la Recoleta naci junto con a la iglesia del Pilar como

    camposanto. En 1822, durante el gobierno de Martn Rodrguez y su ministro,

    Bernardino Rivadavia, fueron expropiados los terrenos ocupados por el huerto de

    la Congregacin Franciscana, siendo destinados a la construccin del Cementerio

    del Norte, primer cementerio pblico en la ciudad de Buenos Aires. En 1822, al

    prohibirse los entierros en el cementerio de la Catedral, el del Norte toma mayor

    relevancia siendo ampliado seis aos ms tarde. En 1863, el cementerio perdi su

    calidad de camposanto por decreto del presidente Bartolom Mitre.

    Se enterraba de manera sencilla en la tierra colocndose encima una modesta

    cruz, pero con el tiempo se construyeron panteones y capillas, muchas de ellas

    verdaderas obras de arte.

    En 1825, se fund el Cementerio de los Disidentes de la comunidad inglesa que

    posteriormente compartieron con las colectividades norteamericana y alemana.

    Los muertos eran

    inhumados en los

    "camposanto", en la parte

    posterior de las iglesias y

    las personalidades en el

    interior de las mismas.

    73

    72 74

    71

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 36

    F i e s t a s c v i c a s

    De las fiestas cvicas las Mayas fueron las ms importantes. Los

    festejos duraban desde el 23 al 26 de mayo inclusive.

    Eran populares y alegres. En la plaza de la Victoria se realizaban todo

    tipo de juegos, entre otros, el palo enjabonado, las cucaas,

    rompecabezas, fuegos artificiales, globos. Alrededor de la Pirmide de

    Mayo, se cantaba el Himno y se bailaban diferentes danzas. Por la

    tarde se organizaba el desfile militar que tena amplia repercusin en

    la sociedad y en el Retiro haba carreras de sortijas, calesitas, bandas

    de msica. La investigadora Fernndez Latour de Botas dice en su

    artculo que: Las Fiestas Mayas fueron en su ms amplio sentido una

    institucin claramente patritica marcaron al ser establecidas en

    aqul tiempo de cruentas guerras una espontnea continuidad

    cultural. 12 El 11 de junio de 1835, Juan Manuel de Rosas, incorpora

    la celebracin del 9 de julio en pie de igualdad con las Fiestas Mayas.

    .

    La primera celebracin

    oficial fue en 1813

    cuando la Asamblea

    General declar el 25 de

    Mayo como fiesta cvica

    en todo el territorio de

    las Provincias Unidas del

    Ro de la Plata.

    En la plaza se instalaban

    calesitas y otros juegos.

    Los vecinos contribuan a

    los festejos poniendo

    candilejas de barro cocido

    en las azoteas, ventanas o

    balcones, lo cual resultaba

    en una diversin con

    participacin integrada.

    Carlos Moreno

    76

    75

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 37

    El 25 de Mayo de 1811

    la ciudad de Buenos

    Aires conmemor con

    una gran fiesta popular

    el primer aniversario

    de la Revolucin

    inaugurando la

    Pirmide de Mayo.

    77

    78

    79

    80

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 38

    C o m i d a s

    El almuerzo se serva al medioda y consista en un puchero y luego se

    dorma la siesta, costumbre heredada de los espaola. Merienda, a las

    cuatro se coma algo liviano y una cena temprana. Mientras tanto la clase

    acomodada, desayunaba en la cama y almorzaba a las dos de la tarde.

    Despus de almorzar, era un hbito frecuente, dormir una siesta de dos

    horas o ms. Al respecto el escocs Alejandro Brown, mdico del ejrcito

    argentino, escribi en una carta a sus familiares comentndoles: en las

    calles de Buenos Aires, durante la siesta no se ven sino los perros y los

    mdicos. Sin embargo estos datos se contraponen con los de el ingls,

    que opinaba que: La siesta no est tan generalizada como antes: se han

    vuelto ms diligentes y no pueden permitirse el sueo durante el da. Esto

    torna inexacto el dicho popular de que en la hora de la siesta no se ven en

    la calle ms que perros e ingleses. 13

    Las costumbres

    alimenticias populares en

    esta poca comenzaban

    con un frugal desayuno

    basado en el mate que se

    tomaba cocido o con

    bombilla.

    81

    82 83 84

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 39

    Los platos tpicos eran el puchero que tena garbanzos, lentejas, porotos, chorizos

    y verduras; el asado, la carbonada, la humita en chala, zapallitos rellenos, el

    quibebe. Los pescados preferidos eran el sbalo, la boga, el surub y el pejerrey

    de ro. Las sopas eran generalmente de fideos, faria, arroz o pan.

    El asado era acompaado con ensaladas de lechuga, berro, chauchas, papas,

    remolacha o coliflor con ms vinagre que aceite. Era la comida habitual del

    gaucho, debido a la abundancia del ganado cimarrn, que cazaba en campo

    abierto. Se cocan los trozos de carne sin cuerear a menudo directamente sobre

    las brasas. Las familias preparaban frecuentemente pastel de choclo y empanadas

    y para las fiestas principales se engordaba especialmente un pavo con

    abundantes nueces. Los postres caractersticos eran el arroz con leche, canela y

    crema, rosquillas de maz, maz frito, orejones de durazno, se servan frutas como

    peritas pardas, naranjas del Paraguay, duraznos del monte o higos caseros,

    tortas fritas, pastelitos de dulce, dulces de tomate, zapallo o batata, yema

    quemada y la tradicional mazamorra que pesar de ser un tpico plato porteo

    pocos saban hacerla tan rica como la del mazamorrero.

    Una planta llamada

    yerba es el t de Buenos

    Aires, lo sirven en un

    pequeo globo al que

    aplican un tubito

    que recibe el nombre de

    mateSon de plata y se

    pasan de mano en mano

    El sabor del mate no es

    desagradable pero no

    puede compararse con el

    del t.

    Un Ingls 14

    85

    86 87 88

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 40

    El mate, era una costumbre muy arraigada tanto en la ciudad como en la

    campaa. En el campo sola tomarse el mate cocido. Se saboreaba en los

    ranchos al son de la guitarra. En las tertulias familiares, el mate era de

    rigor y complemento obligado de la conversacin.

    Haba una criada o un negrito esclavo que estaba especialmente destinado

    a servirlo. Los extranjeros que al principio rechazaban el uso de la

    bombilla con el tiempo se acostumbraron al rito.

    Las comidas eran acompaadas de agua o vino carln, que aunque ms

    puro que el vino actual, era ms espeso y spero por lo cual se rebajaba

    con agua. Como refrescos se beban sangra, naranjada y vinagrada. En

    cuanto a la bebida el ingls destacaba: no constituye un vicio en este

    pas, sin embargo se ven de vez en cuando negros, mozos de cordel

    borrachos en mi patria los obreros dan preferencia a las tabernas, en

    donde pueden, en medio de bebidas y cantos, denigrar a los ministros y a

    los impuestos jurando al mismo tiempo ser britnicos de pura cepa 15.

    89

    90

    92

    91 93

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 41

    M o d a p o r t e a

    En Buenos Aires las tiendas de indumentaria eran numerosas. Adems existan

    varios talleres que confeccionaban los sombreros.

    El francs Juan Pedro Varangot fue el primero en instalar una sombrerera de alta

    produccin que competa con sombreros importados de Inglaterra. En la vestimenta

    femenina el color preferido era el blanco pero para las prcticas religiosas se usaba

    nicamente el negro. Era habitual completar el arreglo con mantillas, chales o los paolones.

    Aparece entonces el miriaque elemento que se pona bajo la falda para darle forma. Era

    frecuente cambiar la vestimenta varias veces al da y llevar sombreros de distintas formas y

    tamaos. El tipo de calzado usado era muy estrecho y causaba molestias al caminar pero

    eran soportadas estoicamente. Se prestaba mucha atencin al cabello que dejaban crecer

    muy largo, sostenindolo por atrs con peinetas que se traan de Espaa. Tal era la

    demanda de este adminculo que la importacin no alcanzaba para cubrir las necesidades.

    Con el tiempo sus dimensiones pasaron a ser parte de una competencia que lleg a lo

    grotesco, desapareciendo finalmente hacia mediados del siglo. El viajero francs Alcides

    dOrbigny en una obra en que describe las costumbres del pas, refirindose a la moda

    imperante dice: Siempre har que se distinga una portea del resto de las mujeres del

    mundo un adorno especial: el abanico, especie de cetro que jams abandona una portea

    y la peineta que la sigue por todas partes con una gasa negra y un gran velo del mismo

    color con que se cubre la espalda, el pecho y los brazos.

    2

    94 95

    100 99 98 97 96

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 42

    Durante el perodo

    colonial, las mujeres

    vestan a la moda

    espaola, usando con

    una gran variedad de

    colores y brillo.

    Era costumbre llevar

    el abanico y la

    peineta en todo

    momento ya fuese en

    el saln, la calle, el

    teatro o el baile.

    103 102

    101

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 43

    Los hombres vestan a la moda europea. Hacia 1823 en la ciudad haba

    varios sastres de origen ingls, destacndose entre ellos la tienda de

    Mr. Coyle. En una crnica de su autora describi: La moda masculina

    bsicamente est conformada por: el frac con faldones un poco

    anchos, solapa ancha, talle corto... La levita siempre muy corta, cuello

    de terciopelo calzn corto o pantaln. Los colores rayados y a

    cuadros, gneros oscuros para medio tiempo, en verano blanco y

    chalecos de distinta clase. La moda infantil no se diferenciaba de la

    de los adultos. La nias usaban blusas de mangas cortas, cabello

    rizado y abanico pasaban por la calle con aires muy importantes:

    parecidas a sus madres, en miniatura.Los nios llevaban sacos largos,

    grandes sombreros, pantalones a lo Wellington y botas.

    2

    104

    105

    106

    107

    108

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 44

    E S P A R C I M I E N T O

    109

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 45

    T e r t u l i a s Eran clebres las tertulias realizadas en casa de las familias Escalada, Riglos,

    Alvear, Orom, Soler, Sarratea, Balvastro, Rondeau y Thompson entre otros.

    Sobre este tema el ingls comentaba: Las familias respetables con hijas

    solteras celebraban tertulias y bailes durante el invierno Estos bailes son

    sencillos y modestos. Una seorita se sienta al piano; hay licores, masas y

    budines. Son muy agradables estas reuniones por su aire familiar. Las

    celebraciones suntuosas de Inglaterra imponen tanta etiqueta que quitan

    todo placer. Estas reuniones incluan la ejecucin de obras musicales o

    lricas que estaban a cargo de los mismos participantes. En otras

    oportunidades se bailaban las danzas que estaban de moda. Se serva una

    taza de chocolate a la medianoche antes de finalizar la reunin.

    Las danzas preferidas

    de las clases

    acomodadas eran el

    minu liso con el cual se

    iniciaba el baile; el vals

    lento, la contradanza, el

    passe-pied, el rigodn y

    el fandango.

    110 111 112

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 46

    El ingls que era un invitado frecuente en las tertulias relat: Los

    porteos adoraban el baile. En horas de la noche, las familias se

    entregaban a esta diversin Algunas danzas son bonitas, los pasos de

    las danzas espaoles son muy regulares, las damas se mueven con

    mucha gracia, en verdad, nunca dejan de ser encantadoras El cielito

    empieza con canciones a la que sigue un chasqueo de dedos, luego

    tienen lugar las figuras El vals tiene gran aceptacin: no han ledo los

    sermones de nuestros moralistas y se entregan a las volteretas

    frenticas de esa danza voluptuosa. El minueto local es lnguido y

    desairado. El instrumento musical ms usado es el piano 16.

    Las tertulias se difundieron tambin entre los estratos medios y bajos

    de la sociedad donde el mate reemplaz al chocolate.

    En estas reuniones y en especial en las de la gente del campo, las

    danzas tpicas eran el gato, el cielito, el marote, el pericn, la media

    caa, el malambo y la hueya. El gato era el menos espaol de todas

    las danzas nacionales y muy caracterstico de aqulla poca. El

    malambo se distingua de los dems porque se bailaba slo entre

    hombres, colocados uno en frente del otro y tena una duracin de

    alrededor de siete horas. La media caa, era llamada as porque en

    cada descanso se beba un vaso de caa. Ms adelante fue prohibida

    porque siempre terminaba en peleas. La milonga surge en esta poca y

    fue el nico baile inventado por los criollos porteos en el cual la

    msica imitaba el toque de los tamboriles de los candombes

    115

    114

    116

    113

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 47

    Una costumbre muy

    frecuente de la

    sociedad de entonces

    consista en organizar

    peridicamente

    tertulias en sus casas

    donde se tocaba

    msica y se bailaba.

    117 118

    Concolorcorvo

    refirindose a la danza

    escribi que en un

    hogar porteo

    presenci: un sarao en

    que asistieron ochenta

    mujeres vestidas y

    peinadas a la moda

    diestras en la danza

    francesa y espaola.17

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 48

    P u l p e r a s

    En las pulperas se realizaba gran parte de la actividad social de las clases

    populares de la poca hispnica y criolla. As como la iglesia era el mbito

    por excelencia de la mujer, la pulpera lo era para los hombres. En el exterior

    de este mbito se desarrollaban juegos de destreza, cuyo arraigo contina en

    la actualidad: el pato, la carrera de sortija, las carreras cuadreras o el sapo17

    Siempre haba una o ms personas que tocaban la guitarra y algn payador;

    adems se jugaba a las cartas. Al principio, sus dueos eran espaoles,

    quienes con el tiempo fueron reemplazados por criollos. El pulpero trabajaba

    detrs del mostrador protegido por rejas preparando sangras, vino carln

    con agua y azcar; vinagradas, vinagre de vino con agua azcar y un poco de

    caa y naranjadas, hecha con zumo de naranjas agrias, agua y azcar.

    A comienzos del siglo XVIII ya existan en la ciudad alrededor de

    trescientas y se reglament su funcionamiento.

    Unas chozas de lo ms

    miserables y sucias -las

    pulperas- Son el punto de

    reunin de las gentes;

    que no da valor alguno al

    dinero y lo gastan

    solamente en bebidas y

    en el juego.

    Emeric Essex Vidal 119

    120

    121

    122

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 49

    124

    123

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 50

    C o r r i d a s d e t o r o s

    Los espectculos taurinos fueron frecuentes en la ciudad desde los primeros

    aos de su fundacin. La primera corrida de toros que se conoce se realiz en

    1609 en la actual Plaza de Mayo. El segundo sitio en donde se realizaron fue

    en el hueco de Montserrat en 1791 y desde 1801, en Retiro donde M. Boneo

    y L. Villalonga construyeron una importante plaza de toros segn el proyecto

    de Francisco Caete. Concurran a ella todas las clases sociales. Nunca

    alcanzaron la importancia y el brillo de las de la ciudad de Lima o Mxico. El

    10 de enero de 1819, fue la ltima lidia de toros por orden del Director

    Supremo, Juan Martn de Pueyrredn quien dispuso la supresin del

    espectculo en el Retiro por encontrarse el circo en estado ruinoso y as

    evitar accidentes18. La demolicin del edificio comenz inmediatamente y

    con los materiales de la demolicin se ampliaron los cuarteles del Retiro.

    A pesar de esta disposicin, las corridas continuaron realizndose

    clandestinamente, hasta que por el decreto del 4 de enero de 1822 el

    gobernador Martn Rodrguez las prohibi definitivamente.

    Las corridas de toros fue

    uno de los principales

    espectculos en

    la ciudad desde

    el siglo XVII.

    126 128

    127

    125

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 51

    E n t r e t e n i m i e n t o s

    El primer reidero de gallos funcion en 1767, en la plaza de Montserrat,

    organizado por el espaol Jos de Alvarado. Los gallos atacaban con sus

    espolones que durante los entrenamientos eran cubiertas para evitar

    lastimaduras. Muchas veces el reidero se armaba con una lona sostenida

    por los mismos apostadores. Antes de 1810 era habitual organizar carreras de

    caballos. Los criollos no usaban montura, y tampoco empleaban ltigos ni

    espuelas, y para dirigir al caballo slo usaban las riendas y un freno sujeto

    por dos tientos. Los lugares en donde se realizaban con ms frecuencia eran

    el bajo de la Recoleta y el del Retiro, el paseo de la Alameda y Barracas.

    En estas diversiones se apostaba. Enlazar fue el juego favorito del criollo.

    Consista en que un jinete con un lazo en la mano cabalgaba entre el ganado

    y enlazaba el animal que quera; generalmente le basta arrojar el lazo una

    sola vez para atrapar su presa. Desde nios se adiestraban con el lazo hasta

    que adquiran una gran maestra en su manejo.

    Los sectores populares

    tenan gran predileccin

    por las rias de gallos

    que se realizaban en

    viviendas llamadas

    circos o reideros de

    gallos en donde se

    apostaba sumas de

    dinero.

    130

    129

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 52

    132

    133

    134

    135

    131

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 53

    P a s e o d e l a A l a m e d a Durante el virreinato de Juan Jos Vrtiz en el paseo de la Alameda,

    que se extenda a los largo de la costa desde Rivadavia a Reti ro, se

    plantaron una doble hi lera de ombes y se colocaron bancos. La

    arquitecta Sonia Berjman refrindose al mismo seala: Por primera

    vez se tomaron disposiciones con relacin a los usos exclusivos de

    un paseo: prohibi la presencia de animales ya estuvieran sueltos

    o atados- y no permiti a las lavanderas que tendieran al l sus ropas

    recin lavadas19. Correspondi al virrey Rafael de Sobremonte

    restaurar y mejorar el paseo, que haba cado en abandono. Las

    obras fueron dirigidas por al maestro mayor Francisco J. Caete y el

    4 de diciembre de 1804 fueron oficialmente inauguradas.

    Los domingos por la

    tarde, el paseo de la

    Alameda es muy

    frecuentado: la belleza e

    indumentaria de las

    mujeres es lo nico que

    puede llevar a un

    extranjero a este sitio.

    Un ingls

    En la Alameda pueden

    verse centenares de

    argentinos y extranjeros

    que frecuentan este grato

    retiro la cantidad de

    jinetes de ambos sexos

    llenan el extremo norte de

    la Alameda Los coches

    que se ven son

    comparativamente pocos.

    William MacCann 20

    136

    137

    139 138

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 54

    B a o s e n e l r o

    Baarse en verano, especialmente las mujeres, era una de las

    diversiones ms caractersticas de la temporada. El agua llegaba hasta

    donde hoy se encuentra la avenida Paseo Coln. Las mujeres preferan

    baarse por la tarde, al oscurecer, utilizando una enagua mientras

    dejaban sus ropas al cuidado de las chinitas o morenas. Para evitar las

    miradas indiscretas las sirvientas las cubran con un parasol. Los

    hombres iban de noche alejados de los lugares frecuentados por las

    seoras. Ya entonces era una costumbre familiar llevar a la playa lo

    necesario para preparar el mate.

    Todas las clases

    sociales concurran

    masivamente a

    baarse en el ro, los

    sitios ms habituales

    eran las bajadas de

    San Francisco y Santo

    Domingo.

    Al anochecer advert que la

    playa tomaba un aspecto

    fantstico, era debido a las

    luces emitidas por

    innumerables faroles de que se

    sirven los baistas. Cientos de

    personas de todas clases y

    edades mezclados en gran

    regocijo ponan una nota de

    alegra En todos se observa el

    mayor decoro.

    William MacCann 21

    141

    140

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 55

    C a r n a v a l

    La celebracin del carnaval, fue instaurada por el gobernador Vrtiz en 1771.

    En ellas participaban todos los sectores populares lo que no era del todo

    aceptado por la elite. Los festejos duraban tres das.

    La diversin predilecta eran los juegos con agua, lo que fue criticado en su

    crnica por el citado ingls: Llegando el Carnaval se pone en prctica una

    desagradable costumbre: en vez de msica, disfraces y bailes, la gente se

    divierte arrojando cubos y balde de agua desde los balcones y ventanas a los

    transentes y persiguindose unos a otros de casa en casa. Se emplean

    huevos vaciados y llenos de agua que se venden en las calles. A la salida del

    teatro el pblico es saludado por una lluvia de esos huevos las damas no

    encuentran misericordia y tampoco la merecen pues toman una activa

    participacin en el juego Los diarios y la polica han tratado de reprimir estos

    excesos sin mantener mayores xitos. 22

    144

    143

    142

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 56

    nd ice de nd ice de nd ice de nd ice de iiii lu strac ilu strac ilu strac ilu strac ionesonesonesones

    001. Patio porteo en 1850. leo annimo. Complejo Museogrfico Enrique Udaondo. Clsico patio interior de una vivienda colonial. Basado en la obra homnima de Prilidiano Pueyrredn. Imagen de tapa. 1

    002. Tercer escudo de la ciudad de Buenos Aires. leo sobre tela annimo. 1744. El cuadro es una fantasa del autor. Aparecen el escudo de Espaa, las armas que el Cabildo seal a Buenos Aires en 1649, las columnas de Hrcules, un mar, barcos, San Martn de Tours patrono de Buenos Aires y la Santsima Virgen, protectora de la ciudad. Museo Histrico del Cabildo. 2

    003. Dama portea. Pastel de Adolphe DHastrel. c. 1840 Coleccin particular. 8

    004. Llega la flota. Gouache de Lonie Matthis. c. 1830. "Al lado de la casa de Gobierno se construy el Paseo de la Alameda, donde era costumbre que jueves y domingos fuera de paseo la sociedad portea". 9

    005. Personaje femenino. Acuarela de Joseph Francois Fonteneau. c. 1820. Pertenece a la obra South American Drawings Coleccin privada. Son diecisis acuarelas que se encuentran en un lbum con personajes de Argentina, Uruguay y Bolivia. 10

    006. Indianos da provincia. Acuarela de Joseph Francois Fonteneau. c. 1820. Pertenece a la obra South American Drawings Coleccin privada. Son diecisis acuarelas que se encuentran en un lbum con personajes de Argentina, Uruguay y Bolivia. 10

    007. Gaucho rosista. leo de Auguste Raymond Quinsac de Monvoisin. 1842. Coleccin particular. 11

    008. De mestiza y espaol: castizo. leo annimo. s. XVIII. Perteneciente a una serie de obras que reflejaban el mestizaje en poca colonial. 11

    009. Mulata elegante. Litografa de Jules Dufresne. Museo Histrico Nacional 11 010. El carretero. Grafito y acuarela de Juan Len Pallire. 1858. Coleccin particular. 11 011. Indios pampas. Acuarela de Carlos Enrique Pellegrini. Coleccin

    particular. Detalle . 12 012. Indios pampas. Acuarela de Emeric Essex Vidal. 1818. 12

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 57

    013. Escena gaucha. Acuarela de Digenes Hequet. 1870. Coleccin particular. Era comn este tipo de obras para decorar los abanicos. 13

    014. Tertulia portea. Acuarela de Carlos Enrique Pellegrini. 1831. Se observan los caractersticos peinetones de la poca. 13

    015. La tienda. leo de J.P. Palliere. 1858. 15 016. Boudoir federal. Cayetano Descalzi. 1845. Coleccin particular. 15 017. El arreglo floral. Acuarela de J. L. Pallire. 16 018. Tertulia portea. leo de Pedro Figari. c.1900. Complejo Museogrfico

    Enrique Udaondo. 16 019. Retrato de nia. leo de Rodolfo Julio Carlsen. c. 1840. Coleccin particular. 16 020. Gaucho a caballo con su mujer. Acuarela. Complejo Enrique Udaondo. 17 021. Gaucho de la provincia de Corrientes. Grabado de A. DHastrel. 1838.

    Coleccin particular. 17 022. Gaucho. Grafito y acuarela de R. A. Q. de Monvoisin. c.1840. Coleccin

    particular. Pintado tal vez del natural. El mismo tema aparece en dos grandes cuadros que pint para el cnsul de Cerdea, Barn Picolet D'Hermillon. 17

    023. Gaucho de Crdoba. Grabado de A. DHastrel. 1838. Coleccin particular. 17 024. El gauchito. leo de J. L. Pallire.

    17 025. Gaucho federal. leo de Flix Revol. Coleccin particular. 17 026. La vendedora de tortas. Dibujo de Gregorio Ibarra, litografa de Hiplito Bacle. 1833. 18 027. La lavandera. Dibujo de G. Ibarra, litografa de H. Bacle. 1833 18 028. El vendedor de escobas. Dibujo de Gregorio Ibarra, litografa de

    Hiplito Bacle. 1833. 18 029. El vendedor de velas. Dibujo de G. Ibarra, litografa de H. Bacle. 1833 18 030. Esclava. Daguerrotipo. 1850. Complejo Museogrfico Enrique Udaondo 19 031. Transporte de esclavos hacia Amrica. Dibujo de Maurice Rugendas.

    Archivo General de la Nacin. Durante el perodo colonial Buenos Aires fue importante plaza de introduccin de esclavos, quienes en su mayora eran destinados al Alto Per. El trfico fue abolido por la Asamblea del ao XIII. 19

    19

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 58

    032. Almoneda de esclavos. leo de Lonie Matthis. c. 1925. Museo Histrico Cornelio de Saavedra.

    033. Mujer de raza negra. Daguerrotipo. 1855. Archivo Cuarterolo. 19 034. La ciudad vista desde el ro. Acuarela annima. 1628. Biblioteca

    Vaticana. Inscripcin: "As aparece la ciudad de Buenos Aires en el Ro de la Plata". Considerada la primer reproduccin de una vista de Buenos Aires, llamada de Juan Vingboons por haberse realizado en ese taller en Holanda sobre un original hecho in situ. Es probable que el autor sea un marino holands. Se distingue en el centro el edificio circular del Fuerte primitivo, a la izquierda la silueta de la primera iglesia de San Francisco, a la derecha las casas de la Catedral y la primera imagen de la Merced; en el extremo derecho la eremita de San Sebastin, que se levantaba en el sitio de la actual plaza San Martn. Anclado en el ro en primer trmino se halla un buque holands, probablemente agregado en el taller u en el fondo dos pequeas embarcaciones. 20

    035. Saln Porteo. Gouache de L. Matthis. c.1930. La tertulia portea sirve de marco para tres damas con peinetones y abanicos que conversan con una monja. 21

    036. Damas de Buenos Aires. Grabado de Alexander Caldcleugh. 1825. Coleccin particular. El grabado ilustra la obra Travels in South America during the years 1819-1821. Dos volmenes. Londres,

    John Murray. 21 037. Seoras en la calle. Litografa de C. Morel. 1844. Coleccin Bonifacio

    del Carril. 22 038. Retrato de dama. Dibujo de A.R.Q. de Monvoisin. 1829. Museo

    Nacional de Arte Decorativo. 22 039. Retrato de dama con abanico. Pastel y carbonilla de A. DHastrel. c.

    1840. Coleccin particular. 22 040. Seoras en la calle. Litografa de C. Morel. 1844. Coleccin Bonifacio

    del Carril. 22 041. La cuna en Salta. Pastel de J. L. Pallire. c. 1850. Coleccin particular. 23 042. La familia del gaucho. Litografa color de C. Morel. c.1840. Coleccin particular. 24 043. Nido en la pampa. leo de J. L. Pallire. 1858. Coleccin particular. 24 044. Madre e hijo en el rancho. leo annimo. Coleccin particular. 24

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 59

    045. El general Justo Jos de Urquiza y su familia. leo de Artigue Frdrique. 1861. Palacio San Jos, Museo y Monumento Histrico Nacional "Justo Jos de Urquiza", Entre Ros. El general Urquiza y su esposa Dolores Costa con sus hijos Justo Jos, Dolores y Justa. La familia est en uno de los salones del palacio San Jos. 25

    046. El virrey Santiago de Liniers con su esposa Juana de Montiel y su hijo Luis. leo annimo. 1787. Complejo Museogrfico Enrique Udaondo. Juana Montiel o Menviel fue la primera esposa de Liniers con quien haba casado en Mlaga y muri en 1790. Posteriormente cas en segundas nupcias con Mara Martina Sarratea. 25

    047. Mariquita Snchez de Thompson con sus hijos. leo annimo. Coleccin particular. 25 048. Casamiento en Santo Domingo en 1830. Gouache de Lonie Matthis.

    Las bodas se realizaban por la maana y las iglesias no presentaban adornos especiales. 26

    049. Aguateros en ribera sur. Acuarela de C. E. Pellegrini. C. 1831. Coleccin particular. 27

    050. Duraznero. Litografa color de H. Bacle. 1833. 28 051. Lecheros. Grabado color E. E. Vidal. 1820. Coleccin particular 28 052. Lechera. Litografa color de H. Bacle. 1833. 28 053. Peluquera en la calle de la Catedral. Litografa color de Alberico Isola. 1844. 28 054. Carro aguatero en Buenos Aires. Acuarela de E. E. Vidal. 1818. 29 055. Panadero en la calle San Martn. Acuarela de J. L. Pallire. 1858. 29 056. Carro aguatero en Plaza de Mayo. Fotografa. c.1870. Archivo General

    de la Nacin. 29 57. Tropa de carretas en ribera norte. Acuarela de C. E. Pellegrini. 1830.

    Coleccin particular. 29 058. Vendedor de velas. Acuarela de Elvira Udaondo. Complejo Museogrfico

    Enrique Udaondo. 29 059. Ribera sur. Acuarela de C. E. Pellegrini. 1830. Se ven las lavanderas

    haciendo su trabajo en el ro. 30

    0

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 60

    60. Lavandera. Acuarela de E. Udaondo. Complejo Museogrfico Enrique Udaondo.

    30

    061. Lavanderas a orillas del ro cerca de plaza de Mayo. Fotografa. 1898. Archivo General de la Nacin. Al fondo se distingue la aduana Taylor y a la derecha se observa un tren en la Estacin Central. 30

    062. Lavanderas en el Bajo Belgrano. leo de P. Pueyrredn. Museo Nacional de Bellas Artes. 31

    063. Interior de una iglesia. Acuarela de J. L. Pallire. 32 064. La portea en el templo. leo de A. R. Q. de Monvoisin. 1842. Coleccin particular. 32 065. Reparto de velas en San Ignacio. Gouache de L. Matthis. c. 1930.

    Aspecto que presentaba originalmente el templo construido por la Compaa de Jess en 1790. En la esquina de Bolvar y Alsina 33

    066. La portea en el templo. Dibujo de J. L. Pallire, litografa de Pelvilain. Coleccin particular. 33

    067. Procesin en la iglesia de Santo Domingo. Acuarela de Carlos Enrique Pellegrini. 1841. 34 068. Procesin de Corpus Christi. Dibujo annimo. 1760. 34 069. Semana Santa en la Catedral. Dibujo de J. L. Pallire, litografa de

    Pelvilain. 1865. 35 070. Seora criolla camino de la misa. Dibujo annimo. Es acompaada de

    la criada que lleva la alfombra para la misa ya que en las iglesias no haba bancos. 35

    071. Iglesia y plaza del Pilar. En 1870. Copia fotogrfica de Moody y Ca de 1890. Coleccin particular. A la izquierda del templo se advierte la fachada del Asilo de Mendigos, donde hoy se encuentra el Centro Cultural Recoleta. 35

    072. Iglesia del Pilar. Aguada de C. E. Pellegrini. 1830. En el centro se observa un carro que transporta los atades al cementerio. 35

    073. Iglesia del Pilar. Aguada de Benoit. 1821. 35 074. El cementerio de disidentes. Litografa de C. E. Pellegrini. 1833. El

    camposanto de los ingleses protestantes estaba ubicado en las actuales calles Hiplito Yrigoyen y Pasco. 35

    075. Cabildo durante las fiestas del 25 de mayo de 1870. Daguerrotipo. 1870. Archivo General de la Nacin. 36

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 61

    076. Fiesta cvica en la Plaza de la Victoria. Fotomontaje. 1900. Archivo

    General de la Nacin. 36 077. Fiestas Mayas. Litografa color de Carlos E. Pellegrini. 1841. 37 078. Plaza de la Victoria durante una fiesta cvica. Litografa de Alberico

    Isola. 1844. En esta obra se observan por completo la recova nueva construida entre las calles Defensa y Bolvar. 37

    079. El juego de la cucaa. Acuarela annima. Coleccin particular. Uno de los entretenimientos durante las fiestas mayas. 37

    080. Acta de la independencia. Litografa acuarelada. 1840. Museo Histrico Cornelio Saavedra. El texto se realiz con el formato de la

    Pirmide de Mayo. 37 081. Tomando mate con pastelitos. Acuarela. 1810. 38 082. Seora portea a la maana. Litografa de H. Bacle. 1834.

    38 083. Interior de cocina. leo de J. P. Palliere. 1864. Museo Nacional de Bellas Artes. 38 084. Seora portea a la maana. Litografa de H. Bacle. 1834. 38 085. Mate, bombilla y tabaquera. s. XIX. Coleccin particular. Elementos

    pertenecientes a Jos Artigas. 39 086. El asado. leo de J. L. Pallire. Coleccin particular. 39 087. Cebando mate. Copia de una acuarela de A. DHastrel. Museo Nacional

    de Bellas Artes. 39 088. El rodeo. leo J.D. Dulin. Coleccin particular. 39 089. Matera y cantor de tristes y yaraves. Litografa coloreada de A.

    DHastrel. Coleccin particular. 40 090. Pulpera. Litografa color de A. sola. 1848. Coleccin particular. En la

    vereda una negra vendedora de pasteles. 40 091. Los pescadores. Acuarela de E. E. Vidal. c. 1819. Complejo

    Museogrfico Enrique Udaondo. 40 092. El mate. Cromolitografa. Fines siglo XIX. lbum de vistas de Buenos

    Aires y la Repblica Argentina. Museo Mitre. 40 093. Pastelera. Acuarela de E. Udaondo. Complejo Museogrfico Enrique Udaondo. 40

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 62

    094. Agustina Rozas de Mansilla e hijo. Copia fotogrfica de la acuarela de Carlos E. Pellegrini.

    41

    095. Seora con peineta de moda en 1816. Dibujo. 1826. Revista El Hogar. 41 096. Peinetones en la calle. Litografa de H. Bacle. 1834. Coleccin

    particular. Pertenece a la serie Extravagancias de 1834 de H. Bacle. Advirtase el exagerado tamao de los peinetones confeccionados por el artesano espaol Manuel Masculino. 41

    097. Peinetones en el paseo de la Alameda. Litografa de H. Bacle. 1834. Coleccin particular. "Auxilio: que el ventarrn se arrebata a

    mi seora!". 41 098. Peinetones en casa. Litografa de H. Bacle. 1834. Coleccin particular.

    Inscripcin: "Todava ms seora?,- No basta, ahora del otro lado 41 099. El enlace de los peinetones. Litografa de H. Bacle. 1834. Coleccin

    particular. Inscripcin: "Jess! Aprtese usted! -Denme lugar, por Dios! -Ay que me la parte!". 41

    100. Peinetones en el baile. Litografa de H. Bacle. 1834. Coleccin particular. "Mi peluca! Mi peluca! seorita! Por Dios no se

    la lleve usted!". 42 101. Seoras de compras. Acuarela de E. E. Vidal. 1817. 42 102. Dama portea con peinetn. Acuarela de Elvira Udaondo. Complejo

    Museogrfico Enrique Udaondo. 42 103. Dama portea con peinetn y misal. Acuarela de Elvira Udaondo.

    Complejo Museogrfico Enrique Udaondo. 43 104. Nio con traje azul. leo de Cndido Lpez. c. 1865. Coleccin particular. 43 105. Mercedes de San Martn de nia. Miniatura de Francisco Goulu. c. 1820.

    Museo Histrico Nacional. 43 106. La calle de la Catedral. Sombrerera y relojera. Litografa de C. E.

    Pellegrini. 1832. Coleccin particular. 43 107. Retrato de Luz Lubary y Baillo. leo de Fernando Garca del Molino.

    leo. Coleccin particular. 43 108. Juan Manuel de Rosas de nio. leo Annimo. Coleccin particular 43 109. Vista de Buenos Aires. Aguatinta color de E. E. Vidal. c.1820. Coleccin particular. 43

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 63

    110. Minu en lo de los Escalada. Litografa color de Carlos E. Pellegrini, 1841. Detalle.

    44

    111. Minu. leo de C.E. Pellegrini. 1831. 45 112. Damas de Buenos Aires. Grabado annimo. s. XIX. 45 113. La mediacaa. Acuarela de Ana y Elvira Udaondo. Complejo

    Museogrfico Enrique Udaondo. 46 114. El pericn. leo de Miguel ngel Elarte. Complejo Museogrfico Enrique Udaondo. 46 115. Sarao federal. leo de Pedro Figari. Coleccin particular. 46 116. El gato. leo de Pedro Figari. Coleccin particular. 46 117. La mediacaa. Litografa coloreada de C. E. Pellegini. 1831. Coleccin particular. 47 118. El gato. Litografa de J. L. Pallire. 1860. Complejo Museogrfico

    Enrique Udaondo 47 119. Pulpera en 1840. leo de Pedro Chvez. Complejo Museogrfico

    Enrique Udaondo. 48 120. Vendedor de pan. Acuarela de C. E. Pellegrini. 1830. Se observa una

    pulpera en la esquina. 48 121 Interior de una pulpera. leo de J. L. Pallire. 1858. 48 122. Trabajadores de campo en la pulpera. Dibujo de E. E. Vidal y litografa

    de Maile, Bluck y Ackermann, 1820. Complejo Museogrfico Enrique Udaondo. 48 123. Sello oficial que lleva el escudo de armas del virrey Nicols de

    Arredondo. 1790. 49 124. Formulario para pulpera. Documento ordenado por el virrey Arredondo

    como reglamento para los dueos de estos establecimientos. c.1790 49 125. Corrida de Toros en la plaza. Acuarela de E. E. Vidal. 1820.

    Coleccin particular. Imagen anterior a la estocada. 50 126. Vista de Buenos Aires desde el norte. Acuarela de E. E. Vidal. 1819.

    Detrs se observa la plaza de Toros que estaba construida en donde hoy se halla la plaza San Martn. 50

    127. Corrida de Toros en la Plaza. Acuarela de E. E. Vidal. 1820. Coleccin particular. Imagen en el momento de la estocada. 50 128. Corrida de Toros en la plaza Mayor, 1750. Acuarela de Lonie Matthis.

    Museo Histrico Cornelio de Saavedra 50

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 64

    129. El lazo. Litografa color de A. Isola. 1844. 50

    130. El cuartel del Retiro, corrida de sortijas. Litografa color de C. E. Pellegrini. 1841. 51

    131. Pareja de estancieros en la Pampa. Acuarela de A. DHastrel. 1840. Coleccin particular. 51

    132. Enlazando. Acuarela de E. E. Vidal. 1819. Complejo Museogrfico Enrique Udaondo. 52

    133. Ria de gallos. Litografa de J. L. Pallire. 1864. Museo Nacional de Bellas Artes. 52

    134. Ria de gallos. Litografa color de J. L. Pallire. 1860. Coleccin particular. 52

    135. Gaucho pialando. Acuarela de J. L. Pallire. Museo Nacional de Bellas Artes. 52 136. Alameda. Dibujo de A. Isola, c. 1843. Archivo General de la Nacin 52 137. Alameda de Buenos Aires. Tinta sobre papel de Alejandro Pittaluga.

    Coleccin particular. 52 138. Paseo de la alameda. Daguerrotipo. 1852. Museo Histrico Nacional 53 139. La alameda. Dibujo de Wernicke. 1849. Coleccin particular. 53 140. Paseo de Julio. Daguerrotipo. 1860. Archivo General de la Nacin.

    Antiguo paseo de la Alameda. 54 141. Personaje masculino. Acuarela de Joseph Francois Fonteneau. c. 1820.

    Pertenece a la obra South American Drawings Coleccin privada. Son diecisis acuarelas que se encuentran en un lbum con personajes de Argentina, Uruguay y Bolivia. 54

    142. Carnaval. Dibujo annimo. 55 143. La comparsa de los negros. leo de Pedro Figari. Complejo

    Museogrfico Enrique Udaondo. 55 144. Carnaval en Buenos Aires. Xilografa de H. Valentin y dibujo de Augusto

    Borges. 1847. Coleccin particular. 55 145. Sello de armas de la ciudad de Buenos Aires propuesta por el gobernador de provincia Jacinto Lariz. Dibujo.1649. 64

    145

  • C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 65

    nnnnotas y otas y otas y otas y bbbb i b l iograf ai b l iograf ai b l iograf ai b l iograf a

    Notas 1 Palomeque, Silvia: La sociedad colonial: raza, etnicidad, clase y gnero. En Tandeter,

    Enrique (dir.): Nueva Historia Argentina. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2000, tomo II, pp. 83

    2 Luchillo, Lucas Jorge: Los caminos de la Historia. La Argentina antes de la Argentina. Buenos Aires, Altea, 2002, pp.88-89

    3 Mayo, Carlos A.: Apenas aires burgueses. En Historia visual de la Argentina desde los orgenes a la independencia. Buenos Aires, Clarn, 2009. pp.150- 161.

    4 Presta, Ana Mara: La sociedad colonial: raza, etnicidad, clase y gnero en: Tandeter, Enrique (dir.): Op. cit. pp. 77-80

    5 Taullard, Alfredo: Nuestro Antiguo Buenos Aires. Cmo es y como era desde la poca colonial hasta la actualidad. Su asombroso progreso edilicio, trajes, costumbres. Buenos Aires, Peuser, 1927, p 13-15

    6 Quesada, Ernesto: La ciudad de Buenos Aires 7 Un Ingls: Cinco aos en Buenos Aires 1820-1825. Buenos Aires, Solar- Hachette,

    1962, pp. 75-77 8 Ibid p. 120 9 Ibid p. 84-85 10 Lobato, Mirta Zaida y Juan Suriano: Atlas Histrico de