Cohesión Social, Género y Regímenes de Bienestar

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Género y regimenes de bienestar

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    COHESIN SOCIAL, GNERO Y REGMENES DE BIENESTAR EN AMRICA LATINA Y EL CARIBE: ELEMENTOS PARA LA DISCUSIN

    Ana Sojo1

    1. La CEPAL (2007) define cohesin social como la dialctica entre mecanismos instituidos de inclusin/exclusin sociales y las respuestas, percepciones y disposiciones de la ciudadana frente al modo en que ellos operan y que sustentan el sentido de pertenencia a la sociedad y moldean las percepciones y conductas de los individuos frente a una sociedad o comunidad en particular.

    2. El concepto de cohesin social vincula diversas dimensiones. De ellas, son particularmente significativas para la temtica de gnero: las transformaciones socioeconmicas y su impacto en cuanto a la definicin y delimitacin de los mbitos pblico y privado en que se crean y recrean las representaciones sobre gnero y los espacios en que se construyen las diferencias, y que conminan a la estructuracin y objetivacin asimtrica de la interaccin de estos mbitos para hombres y mujeres. En la temtica de derechos, la promocin de mayor igualdad y el reconocimiento de la diversidad. En cuanto a los factores que erosionan la cohesin, las brechas socioeconmicas relacionadas con el gnero, dimensin en la cual las remuneraciones del mercado de trabajo se revela como el principal locus de desigualdad en la regin. En cuanto a las brechas de poder en el mbito reproductivo, tambin resulta crucial la microfsica del poder en los hogares, en la cual tambin se asienta la desigualdad en el acceso a recursos, los sesgos de las responsabilidades de cuidado y fenmenos tales como la violencia en contra de la mujer.

    3. En trminos de cohesin social y gnero, es significativo considerar Estado, mercado y familia en tanto haz del bienestar social como objeto de poltica (en la perspectiva de Esping-Andersen). El bienestar material de los ciudadanos se logra a partir de un complejo ensamblaje de recursos obtenidos en el mercado de trabajo -que es la principal fuente de ingreso de los hogares- con prestaciones asociadas con los sistemas de proteccin social, con las polticas sociales y la infraestructura social. Tal ensamblaje tiene lugar eminentemente en el seno de la esfera domstica que, a su vez, genera recursos que se distribuyen de manera desigual y especfica a sus miembros en el marco de una divisin del trabajo y de la microfsica del poder domsticas, asociadas con el sistema sexo-gnero. En ese sistema, la familia es una entidad particularmente heterognea, en funcin de las relaciones de sus miembros que estn determinadas por las diversas estructuras familiares, los ciclos de vida de sus integrantes, y la estabilidad y fluidez de sus relaciones (Sojo, 2006).

    4. Estado, mercado y familia son un haz indisociable a la hora de analizar el bienestar social, perspectiva en la cual Esping-Andersen ha caracterizado al patrn de previsin social como ... el modo combinado e interdependiente como el bienestar es producido y distribuido entre el Estado, el mercado y la familia, y en que construye su tipologa de los tres regmenes de bienestar para pases del rea de la OCDE, tomando precisamente en consideracin los papeles que cada uno cumple. Luego, la combinacin institucional de los tres elementos que da como resultado dos procesos de independencia o autonoma del bienestar de las familias y personas. Por una parte, en relacin con el mercado de trabajo y afn a los derechos sociales de la ciudadana, la des-mercantilizacin (de-commodification) denomina el grado en que el Estado de bienestar debilita

    1 Funcionaria Divisin Desarrollo Social de la CEPAL, Santiago de Chile. Coordin el libro CEPAL

    (2007), Cohesin social, Inclusin y sentido de pertenencia en Amrica Latina y el Caribe.

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    los vnculos monetarios, al garantizar derechos a las personas independientes de su participacin en el mercado. Por otra, la de-familiarisation, en relacin con los sistemas familiares de cuidados y proteccin, denomina el grado de reduccin de la dependencia del individuo respecto de la familia o, en su formulacin inversa, el aumento de la capacidad de control del individuo de recursos econmicos, independientemente de las reciprocidades familiares o conyugales.

    5. Por implicar una articulacin entre el Estado y el mercado, la familia y la comunidad, el concepto de regmenes de bienestar tiene valor heurstico para pensar las coordenadas de gnero de cohesin social, debido precisamente a que la discriminacin de la mujer se asienta en una determinada articulacin de la esfera productiva cuya institucin central es el mercado- con la esfera reproductiva cuya institucin central es la familia, y en la que algo interviene la comunidad-. En ese sentido cabe recordar algunos rasgos de la articulacin asimtrica de ambas esferas que cimenta la subordinacin femenina, ya que en trminos simblicos, lo privado, lo domstico, se percibe como lugar privilegiado de la individualidad y lo personal, en contraposicin con lo pblico, entendido como terreno de la poltica. Por esta va, lo pblico se valora como resultado de las interacciones sociales, mientras que lo domstico se asla de lo poltico y se rodea de un halo de naturalidad. Ello, relacionado con el establecimiento de un sistema sexo-gnero con dominio masculino, implica que el espacio domstico, como campo de la mujer, se naturaliza y se asla de la poltica. (Sojo, 1986, p. 55). Notable resulta que, si bien han tenido lugar transformaciones cruciales en cuanto a la irrupcin de la mujer en el mbito pblico, los cambios respecto de las atribuciones de la esfera privada que conforman lo que contemporneamente se denomina economa del cuidado, y respecto de la divisin del trabajo en el seno familiar, han sido mucho ms lentos.2 La lentitud de esos cambios posiblemente se asocia a que el carcter natural de la segregacin domstica se ampara en valores, creencias y smbolos. Por ello, transformaciones favorables a la equidad de gnero en ese mbito deben situarse en la mirilla de la cohesin social.

    6. Formulando como propuestas la excelente sntesis que realizan Draibe y Riesco (2005) de la vertiente feminista crtica respecto del vnculo Estado-mercado-familia propuesta por Esping-Andersen se trata de a) superar la polaridad jerrquica de la manutencin a cargo de un hombre proveedor y de los cuidados domsticos a cargo de la mujer, y el acceso desigual a recursos econmicos y a ciudadana que ello acarrea; b) en cuanto a la ciudadana, no considerar la desmercantilizacin de los bienes y servicios sociales como fuente primordial de los derechos sociales, sino tambin la provisin social de las tareas del mbito del cuido. Debido a las interacciones entre familia y polticas pblicas, las polticas sociales y laborales que favorecen la participacin de la mujer en el mercado de trabajo, o bien su permanencia en el hogar, modifican la combinacin de ambos tipos de actividades, que varan segn los tipos, composicin y ciclos de las familias y que determinan tareas de cuido singulares; c) las formas de Estado de bienestar pueden clasificarse de acuerdo con los tipos de familias, los grados de autonoma de las mujeres, las singulares combinaciones entre las tareas de cuido a cargo de las familias o de entidades del mercado o pblicas, los grados de desigualdad en el mercado de trabajo.

    7. En una inflexin histrica de cambios profundos y veloces, precipitados por la globalizacin y por el nuevo paradigma de la sociedad de la informacin (Castells, 1999), se pueden ver ms trastocados an en Amrica Latina y el Caribe valores y visiones que inciden en la representacin de gnero,3 y que se conjugan con las transiciones demogrficas aceleradas, y

    2 Respecto de Espaa ver Durn (2003)

    3 Respecto de otras latitudes, algunos analistas han advertido incluso que los fundamentalismos religiosos

    emergen, en parte, por la irritacin que originan las aspiraciones de las mujeres de tomar su destino propio en sus manos en el mundo occidental (Amis, 2006).

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    con transformaciones de las familias. Estas dos ltimas transformaciones pueden evidenciar, entre otras cosas, la insatisfaccin de las mujeres con la reclusin en el hogar y con sus arduas incursiones en el mercado y la vida pblica, as como la pertinaz lentitud de cambios culturales respecto de la divisin del trabajo domstico entre los integrantes de las familias o de la ampliacin del apoyo social a tareas del mbito reproductivo.

    8. En la regin, destacan entre las transformaciones de las familias (Arriagada), la disminucin de los hogares biparentales en los que el cnyugue no trabaja y el aumento de aquellos en que trabaja y el aumento de los hogares monoparentales a cargo de una mujer que trabaja. Las trayectorias familiares atraviesan fases muy diversas: pareja sin hijos, familia mono o biparental, unin libre y otras, con lo cual tambin difieren las necesidades de cuidado de los hogares. Por otra parte, aunque las mujeres trabajan menos horas remuneradas, invierten ms tiempo en actividades no remuneradas y disponen, por tanto, de menos tiempo libre que los hombres (CEPAL, 2007)

    9. Teniendo en consideracin aquellos elementos, respecto del vnculo gnero y cohesin social, la CEPAL (2007) ha planteado

    Articular la ciudadana tambin desde la igualdad y el reconocimiento de la diferencia de gnero, supone que la autonoma y libertad de eleccin en el mbito de la reproduccin y de las actividades de cuidado constituyan una fuente de derechos especficos, en que se deberan socializar los cuidados domsticos. Dado el vnculo existente entre Estado, mercado, familia y comunidad en el marco de los distintos tipos de Estado y de regmenes de bienestar, la diversificacin de las estructuras familiares refuerza la necesidad de un eje de polticas y programas tendientes a conciliar familia y trabajo, bajo un enfoque de equidad de gnero en aras de un acuerdo ms equilibrado respecto de las bases del bienestar (p. 125, subrayado propio).

    Si la provisin social de las tareas del mbito del cuidado se constituye en una fuente de derechos sociales, los sistemas de proteccin social deben considerar la economa del cuidado y la infraestructura de servicios concomitante para los diversos tramos de edad. Se precisa financiar, articular y regular una red de instancias pblicas, privadas y mixtas que provean la infraestructura necesaria para atender la demanda de cuidado de la sociedad (p. 126)

    Si el cuidado es un factor indispensable para la sociedad y una responsabilidad social, hay que promover condiciones laborales equitativas para mujeres y hombres, en el sentido de que las actividades productivas deben ser compatibles con el derecho y con la obligacin del cuidado. Para ello, son indispensables polticas estatales y de responsabilidad social de las empresas, cambios en la regulacin de la esfera productiva y la organizacin laboral, polticas pblicas que favorezcan la conciliacin entre trabajo y familia. No considerarlo de esta forma, soslaya las serias implicaciones fiscales y contributivas que tiene el creciente envejecimiento de la poblacin, causado por el aumento de la esperanza de vida y la reduccin de la fecundidad, y su impacto para el financiamiento y la sustentabilidad de los sistemas de proteccin social. Los pases europeos que no llevaron a cabo polticas conciliatorias entre el mbito productivo y reproductivo enfrentan descarnadamente ese problema(p. 126, subrayado propio)

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    Envejecimiento de la poblacin: comparacin de algunos pases sudamericanos con Europa

    Fuente: Guzmn (2005) con proyecciones de poblacin del CELADE

    Envejecimiento de la poblacin

    Fuente: Guzmn (2005) con proyecciones CELADE

    10. Por ello, en trminos de cohesin social cabe analizar cmo la estructura de produccin de riesgos que se asocia a las caractersticas de las familias y de las comunidades en los pases, as como las caractersticas de los sistemas de proteccin social estn tambin inmersas en la construccin del sistema sexo-gnero.

    Porcentaje de personas de 60 aos y ms, 1950-2050. Pases de Amrica del Sur

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    11. Desde el punto de vista de la cohesin social, una tensin importante se da en torno al eje que tiene en sus extremos des-mercantilizacin y desfamiliarizacin. La desmercantilizacin en la regin ha estado restringida por el acceso a servicios de salud y sistemas de pensiones mediante sistemas contributivos, ya que stos por su naturaleza requieren una insercin formal en el mercado de trabajo, o bien una relacin como dependiente familiar de alguien formalmente inserto en el mercado de trabajo (CEPAL, 2006). Para las mujeres, esto marca importantes asimetras, debido al acceso desigual al mercado de trabajo, en trminos de las segmentaciones de este mercado, de remuneraciones dispares en condiciones de atributos semejantes de capital humano, y de sesgos de las trayectorias laborales que transparentan formas de discriminacin para acceder a cargos jerrquicos y puestos de poder. Por su parte, la des-familiarizacin est limitada, porque prevalece an una comprensin y valoracin limitada de la esfera del cuidado, que determina que las tareas reproductivas se realizan eminentemente en la esfera domstica, sin o con escaso apoyo de instituciones pblicas. De all la necesidad de una infraestructura social que apoye la realizacin de tareas de cuido, o que asuma algunas de ellas.

    12. Deben considerarse los regmenes de bienestar en cuanto bisagra que articula esferas en las que se asienta la condicin subalterna de la mujer. Pero tambin debido a que precisamente esa condicin subalterna genera vulnerabilidades y riesgos especficos. En el caso del gnero ellos se relacionan con las brechas de remuneraciones y de proteccin social, y tambin con la dependencia que sufren las mujeres cuando no cuentan con ingresos propios, cuando los ingresos propios son muy reducidos o sensiblemente menores que los del perceptor principal de ingresos del hogar, o cuando se tiene acceso a las prestaciones de los sistemas de proteccin social en calidad de dependiente del perceptor principal de ingresos que cotiza para regmenes contributivos.

    13. Se han sealado importantes factores que influyen en una precarizacin del ejercicio del cuidado: el insuficiente reconocimiento del cuidado como actividad central para la sostenibilidad de la vida humana; el resquebrajamiento del modelo de familia basado en el binomio hombre proveedor/mujer cuidadora; la cada de la tasa de natalidad y el creciente envejecimiento de la poblacin; la tensin existente entre la lgica del cuidado y la lgica del mercado; la insercin laboral de las mujeres en condiciones adversas; la divisin sexual del trabajo que contina depositando la responsabilidad del cuidado en las mujeres; la falta de reconocimiento de los lmites econmicos, fsicos y emocionales que la doble jornada de trabajo acarrea para las mujeres; la falta de reconocimiento del trabajo de cuidado como trabajo y de las personas cuidadoras como beneficiarias del sistema de seguridad social; las falencias de los sistemas de proteccin social; el debilitamiento de la universalidad y de la solidaridad como principios rectores de la seguridad social; el fomento de la bsqueda de soluciones individuales para la satisfaccin de las necesidades humanas (Camacho, 2006). De all que sea pertinente plantear la precarizacin del cuidado como riesgo social, como forma de incluir el cuidado en el debate actual sobre la seguridad social y la proteccin social y para contribuir que el gnero se considere en las polticas de bienestar y en la responsabilidad social (Camacho, 2006)

    14. Pero justamente en razn de las transformaciones demogrficas y familiares, se abren posibilidades inditas para buscar compatibilizar equidad de gnero, desafos demogrficos y reformas de los sistemas de proteccin social. Como apunta Filgueira para los pases de desarrollo humano alto de la regin (2007), El otro gran desafo de estos sistemas es incrementar las tasas de actividad femenina, clave para dar balance intergeneracional a sociedades envejecidas. Pero este incremento depende de dos cuestiones fundamentales: una disminucin y/o postergacin de la fecundidad en los sectores de menores ingresos y una arquitectura de servicios sociales, especialmente educativos, que permita compatibilizar el incremento de las tasas de

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    actividad femenina con la economa de cuidado familiar. Para ambos desafos el sistema educativo es la clave. La universalizacin del sistema de educacin inicial, la extensin de la jornada escolar y la lucha por mayor retencin y egreso del ciclo medio son todos elementos que apuntan en la misma direccin: potenciar la capacidad de la mujer para el mercado laboral en forma ms igualitaria al distribuir mejor las cargas reproductivas y retirar de sus hombros, al colectivizarlo, la carga de la economa de cuidado familiar de la primera infancia y de los nios.

    En el caso de los pases de desarrollo medio, afirma el autor, el ataque a la desigualdad debe empezar por el sistema educativo. A finales de los noventa en Mxico tan slo el 30% de la poblacin de 20 a 25 aos haba completado la secundaria, en Brasil, an menos, aproximadamente el 20%. Parte de esta exclusin del sistema educativo se gesta tempranamente por las desigualdades en el sistema primario y aun antes por la ausencia de sistemas de educacin inicial que igualen oportunidades educativas al inicio del ciclo escolar. Este incremento en la educacin poseera adems el efecto positivo ya sealado para los pases de alto desarrollo humano al contribuir a la convergencia de la fecundidad entre estratos y a la liberacin aunque sea parcial del tiempo de la mujer dedicado a la economa del cuidado familiar

    Los pases de desarrollo humano medio-bajo, por su parte tienen por delante el desafo de construir por primera vez verdaderos estados sociales y [encarar] los mayores niveles de pobreza y superposiciones entre clivajes tnicos y regionales y pobreza. A este complejo escenario lo moderan dos elementos positivos: un bono demogrfico todava importantePor la estructura de edades, la economa de cuidados familiares no es tan central como en otros pases Pero la afirmacin anterior debe matizarse cuando se indaga en la participacin de la mujer pobre en el sector informal y en las seales que entrega respecto de formas de proteccin social que permitan conjuntamente elevar la inversin en capital humano, lograr inserciones ms exitosas en el mercado laboral para las mujeres y en pases con vasta poblacin indgena avanzar en el estrechamiento de las brechas socioeconmicas que marcan su exclusin.

    15. Cobra creciente importancia, por tanto, el anlisis de la cantidad de trabajo no remunerado que producen los hogares, de los cambios en la distribucin quin lo produce, quin lo recibe-, de su contenido qu tareas se efectan-, de la calidad y de la valoracin social del trabajo (Durn, p. 4). Afortunadamente se cuenta en varios pases con encuestas de uso del tiempo, y ya se han emprendido anlisis, como los de Aguirre

    16. La otra cara de la medalla es el anlisis del mercado de trabajo y de las polticas relacionadas con la conciliacin entre mercado laboral y reproduccin. Una exploracin del tema sobre la regin de Amrica Latina y el Caribe afirma que las disposiciones que se encuentran ms extendidas en cuanto a son las relativas al evento de la maternidad: las licencias por maternidad y las prestaciones a la seguridad social durante dicha licencia. En segundo trmino, las regulaciones que prohben el despido durante el embarazo, el tiempo para lactancia y las licencias por enfermedades o complicaciones del embarazo y parto, seguidas por las licencias por paternidad y la provisin de guarderas. Por otra parte, son ms dbiles y existen en menos pases disposiciones de carcter ms permanente o para perodos de tiempo ms extensos y que pueden contribuir a la conciliacin, como es el caso de las guarderas, las licencias por enfermedad de los hijos y de otros dependientes, o la prohibicin de la prueba de embarazo en las empresas (Martnez y Camacho, 2006)

    17. Otro aspecto esencial es la discriminacin de la mujer segn la morfologa especfica de la proteccin social: sea por el acceso a prestaciones, por seleccin adversa, por sesgos en los sistemas de financiamiento.

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    PRODUCTIVO

    derecho al trabajo activos calificaciones remuneraciones calidad del empleo segmentaciones mercado laboral proteccin social productividad del trabajo ciclo vida laboral socializacin de tareas reproductivas

    REPRODUCTIVO:

    relaciones familiares sexualidad y derechos reproductivos sndromes demogrficos ciclo de vida integrantes familia estabilidad/ fluidez relaciones

    familiares diversidad familias estructura familiar y diversificacin

    riesgos ensamblaje de recursos de

    remuneraciones, pretaciones poltica social e infraestrucura social

    ensamblaje recursos estatales heterogneos y desiguales (seguro, poltica fiscal, acceso activos como vivienda)

    divisin trabajo domstico desigualdad uso recursos y activos

    en la familia externalizacin tareas domsticas violencia intrafamiliar seclusin esfera domstica regulacin mediante leyes

    (matrimonio, divorcio,violencia domstica

    polticas bienestar familiar servicios sociales que asumen tareas

    reproductivas proteccin social contraprestaciones programas con

    deberes demogrficas

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    Bibliografa

    Camacho, Rosala (2006) El trabajo de cuidado: una responsabilidad social. Informe de investigacin. Documento de uso restringido.

    CEPAL (2006), La proteccin social de cara al futuro: Acceso, financiamiento y solidaridad, LC/G.2294 (SES.31/3), Santiago, Chile

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    Durn Mara-Angeles (2003), El trabajo no remunerado y las familias, Ponencia en OPS, Consulta tcnica sobre contabilizacin de la produccin no remunerada de servicios de salud en el hogar, Washington DC, diciembre

    Filgueira Fernando (2007) Cohesin, riesgo y arquitectura de proteccin social en Amrica Latina, en prensa en CEPAL, serie Polticas sociales

    Jos Miguel Guzmn (2005), La situacin de envejecimiento en Amrica del Sur en el contexto de Madrid +5 y los Objetivos del Milenio, exposicin en Reunin de gobiernos y expertos sobre envejecimiento en pases de Amrica del Sur, Buenos Aires, noviembre

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