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Cumbre Mundial sobre la Seguridad Alimentaria

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Vientos fríos corrían aquella noche mien-tras los nobles toledanos iban llegando,

uno a uno, al castillo, ninguno de ellos sa-bía de su cruel destino, ninguno imaginaba que iba a perder su cabeza. Con semblante serio y vengativo los fue recibiendo el enfu-recido guerrero Amru para tomarse su ven-ganza… Ese fue el origen de la expresión

“noche toledana”.

Vientos fríos corrían aquella tarde en la que los/as nobles jóvenes rurales iban lle-gando desde los más variopintos lugares hasta Toledo. Extremadura, La Rioja, Ara-gón, Castilla y León… eran sus lugares de partida, ninguno de ellos/as imaginaba que iba a perder la cabeza en la “noche toledana”, ninguno/a imaginó que per-diera el corazón en aquellos preciosos días, fríos y soleados, en el albergue de Layos. Todo comenzó un dieciocho de diciembre, pero al llegar nos encontra-mos, no con Amru, sino con un cúmu-lo de ilusiones y viandas que, a medida que llegábamos, iban creciendo tanto las ilusiones como las viandas y otros productos. Como buenos mediterráneos comenzamos nuestro encuentro compar-tiendo estas comidas alrededor del fue-go de estas ilusiones. Además de la XXIV Asamblea General, dos eran los objetivos que nos habían reunido: mostrar a los/as más jóvenes cuál es nuestra organización como movimiento y reflexionar (los/as militantes) cómo animar a los/as jóvenes del Mundo Rural. Tras la primera noche, punto primero para cambiar la historia, saludamos al Padre en oración y partimos hacia Toledo para recorrer sus calles y co-

nocer las tres religiones monoteístas (cris-tianismo, judaísmo, islamismo) que por él han pasado imprimiendo sus culturas en cada una de las piedras que configuran la ciudad. Y esta fue la excusa para, a través de una gymkhana (cuyos “guías turísticos” para los más nuevos eran los militantes), mostrar nuestra organización: el grupo (como base), la diócesis (como conjunto de grupos), el Pleno (como nivel nacio-nal) y nuestra inserción en lo internacio-nal (el MIJARC). En cada uno de los luga-res los grupos iban consiguiendo distintas piezas que sólo tendrían sentido cuando se juntasen. Si la mañana fue intensa, la tarde no lo fue menos… Los/as militantes la dedica-mos a nuestra Asamblea (ya se sabe: cómo va el movi-miento, aprobar cuentas, etc.) y a reflexionar sobre la animación juvenil en el Mundo Rural, tarea nada fá-cil si tenemos en cuenta que

“engancha” más el bar y la comodidad que el compro-miso por el pueblo (y más desde el estilo de vida de Jesús y sus discípulos). Los/as demás (los/as más nue-vos) la dedicaron a otro tipo de diversión; divididos en dos grupos unos se fueron a un taller de manualidades mientras los otros estaban en un taller de dinámicas (y a media tarde se cambiaron: los que eran “unos” se fue-

ron al taller de los que eran “otros” y los que eran “otros” se fueron al taller de los que eran

“unos”, ha quedado cla-ro ¿verdad?). Aunque como la tarde, a pesar de la pronta llegada de la noche, da para mu-cho, también hubo un

“ratillo” para juntar las piezas conseguidas por la mañana y dedicarle un rato a la reflexión. Llegada ya la noche, comenzaron las nego-ciaciones. Algunos, la mayoría, argumenta-ban que las calles de Toledo adquieren un colorido especial a la luz de las farolas. Otros,

la minoría (finalmente vencida), pensa-ban que no estarían de más degustar en dulce aroma de las mantas y el sueño… En fin, que todo tiene su momento (para más detalles… ¡haber estado allí!).

… Y llegó el “tras la segunda noche”, pun-to segundo y definitivo para cambiar la historia. Aunque resultaba complicado meter nada en la boca teniendo los ojos cerrados conseguimos desayunar y car-gar fuerzas para lo que llegaba: teníamos que agradecer al Padre el fin de sema-

xxiv asamblea general del movimiento de jóvenes rurales cristianos

Comunicado:Carmen Gonzales

na (y muchas más cosas). Conscientes de que la Eucaristía era el punto central de nuestro encuentro (sin la reunión al-rededor de la mesa del Padre no tenía sentido ninguna otra reunión) sabíamos que era necesario prepararla con especial cuidado, por eso –divididos por grupos- preparamos ese encuentro de hermanos. Finalizada la Eucaristía quedaba lo más di-fícil: recoger para irnos (no sin antes ha-ber revisado el encuentro de una manera dinámica y divertida). A partir de este momento nuestros pasos se fueron ha-ciendo lentos y pesarosos, no queríamos partir, pero no quedaba más remedio, había que transmitir en nuestros pueblos lo vivido en este fin de semana. Lágrimas, direcciones, teléfonos, tuenti,…

Sin embargo, lo más importante de todo es que ¡conseguimos cambiar la historia!. A partir de ahora, para nosotros/as (los/as del MJRC), pasar una “noche toledana” no es sinónimo de desastres y desgracias. Para nosotros/as (los/as jóvenes rurales cristianos) pasar una “noche toledana” es pasar una noche de amistad, ilusión y compartir.

Y los/as nobles jóvenes rurales, habiendo cambiado la historia, partieron a sus luga-res con el propósito de seguir cambiando la historia: la historia del Mundo Rural, la historia de sus pueblos.

1) Se identifica a lo joven con lo urbano, y a lo rural con lo adulto, y el joven rural tendrá que optar, por lo uno o por lo otro, por migrar o quedarse, por avanzar o estancarse, ya que el estado por una cuestión de concepto de lo rural, no ayuda a que los jóvenes innoven y se desarrollen en sus propias comunidades desvalorizándolos e invisibilizandolos

Un primero de julio de 1991,

el gobierno de Al-berto Fujimori pu-blicó el Decreto legislativo N* 653

“Ley de Promoción de las Inversiones en el Sector Agra-rio” y dispuso en su decimo séptima

disposición complementaria, la creación o restablecimiento de los Clubes Agríco-las Juveniles, los que funcionaron con el impulso del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y bajo la dirección del antiguo Centro de Innovación Desarrollo Agrario (hoy INIA) desde 1950 hasta antes del gobierno de Juan Velasco Alvarado. Se realizaron mu-chos intentos por reimpulsarla en los 70s y 80s pero no se lograron consolidar, y desde 1991 con esta norma se tiene la oportunidad de reivindicar a la juventud rural. Estos clubes tuvieron mucho éxito y benefició a muchos jóvenes rurales que hoy son técnicos y profesionales rurales y es un modelo que aun sigue vigente y se ha trabajado en muchos países de Améri-ca con éxito.

Lamentablemente el retroceso en po-líticas de juventud rural, con los linea-mientos de juventud del año 2005, que derogaban los del 2001, en los cuales se les daba mayor oportunidad y fortalecía la identidad de los jóvenes rurales, con-virtió a la juventud en un privilegio de los urbanos y dejo sin ubicación a los jóvenes rurales, donde no se sabían si eran jóvenes o eran rurales 1, por lo que los dos organismos encargados de esos temas: Ministerio de Agricultura en lo Ru-ral y CONAJU en lo juvenil, al no llegar a consensos, dejaron abandonada e invisi-bilizado al sector, muestra de esto es que existe una Estrategia de Desarrollo Rural del 2004, un Plan de Juventud 2006-2011 y unas Políticas Nacionales de obligatorio cumplimiento del 2007 que a pesar de

nombrar o incluir a la juventud rural en sus textos, no son viables en su ejecución al no existir un ente rector efectivo para el desarrollo de planes o programas, como es la Secretaria Nacional de Juventud, que a pesar de tener mandato para hacerlo, no cuenta con el aval de su Ministerio, ni presupuesto, ni con la capacidad técnica en el tema juvenil rural.

En el Perú son 1’643,077 de jóvenes ru-rales y a 222,094 jóvenes agricultores se les considera urbanos, el 21,32% de ellos estudia, el 30,94% trabaja en el hogar, el 32,05% en agricultura y 13,67% en diver-sas labores; de los que trabajan 35,31% son independientes, 24,66% son peones y el 26,38% son trabajadores en sus fami-lias sin pago alguno; solo 2,97% son téc-nicos o universitarios y el 4,38% estudian para serlo; el 54,4% son pobres.

Siempre se suele escuchar por los gobier-nos, especialistas y organizaciones inter-nacionales que el rostro de la pobreza es joven, rural, indígena y principalmente mujer, pero lamentablemente muy poco se ha hecho por ellos, la falta de una cla-ra definición y convenida de lo rural, por parte del gobierno, para no asignar el presupuesto que se merece, hace que solo llegue a los más informados, a los que viven más cerca a la ciudad y a los que tienen la posibilidad de salir y volver a sus comunidades continuamente, que-dando los verdaderamente rurales, rele-gados ante los beneficios sociales y de la sociedad moderna.

Ante esta situación, pedimos urgente-mente que el Ministerio de Agricultura como medida inicial reglamente la dispo-sición complementaria que crea los Clu-bes Agrícolas Juveniles y consolidar una Mesa de Trabajo de Juventud Rural para desarrollar la propuesta de “Ley de Pro-moción para el Desarrollo de las Juventu-des Rurales” dentro del Marco de una Ley de Juventudes que permita la atención preferente a este sector de la población.

Clubes agricolas juveniles, 18 años sin reglamentacion

Víctor Alexis Ore Zevallos

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