Claudio Crusoe Samuel Tesler en El Infierno

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SAMUEL TESLER EN EL INFIERNO

La vida es un hbito, como cualquier otra cosa

Fue el ltimo en entrar. Los privilegios suelen ser antojadizos. Aquel infierno en el que Cristo, Dante y San Agustn llegaron ya no era lo que fue. Una mosca auspiciosa le tendi, con su forma de antlope, un tridente. Le dijo a Samuel Tesler: Debes trillar y arar con el metal de los santos y mrtires este cadalso lleno de cuerpos y sangre. Tesler, que para entonces ya saba algo de magia y hechicera, respondi: Slo cuando las campanas de San Atanasio suenen, habr cumplido la tarea. El antlope vol con sus alas de insecto y se fue al galpn. A los cien aos, que para la eternidad son dos minutos, golpe Tesler la puerta fantasmal. All, un diablo rojo le pregunt: Quin eres para venir a molestar a nuestro rey?. El Cristo Rojo, y colgando la bufanda de viento y fro dej el tridente y el arado y coment que tena hambre. Vaya, vaya, y todava no has empezado la tarea?, dijo la mosca que se fregaba las antenas a un fsforo encendido. Dije que en cuanto suenen las campanas de San Atanasio...

Un monstruo verde lo hechiz en forma de molino. Luego en serafn, por ltimo en cruz.

Nunca se sabe si el final es el principio. Equvocos de estrellas hicieron de Tesler un monstruo marino. Tom la cruz.

Verific los puntos cardinales, y a la vez que su desazn aumentaba, de la cruz surgi el padre celestial.

Lo convenci que no era ningn monstruo . Cabizbajo, subi peldao a peldao, cruz tras cruz, llegando al cielo eterno, donde otro Samuel Tesler lo esperaba con un suave y un tinto tempranillo, mientras rea profanamente de su otro, que crey en el infierno, y que haba despertado de sendos truenos de campanas, en un sueo del otro, el mismo, real.

Clav la cruz, ar el sendero y para cuando las campanas dieron su repique , ya estaba muy lejos del doble de satn, el sueo de su sueo de la vida , acercndose ms a otro Tesler que lo esperaba infinito y cercano, abriendo las puertas celestiales.