Ser en el mundo: ¿qué es el mundo?

Cuatro sentidos:

1. Sentido óntico: la totalidad de los entes que podemos encontrarnos dentro del mundo.

2. Sentido ontológico: el ser de los entes del sentido anterior. Una determinada región abarcativa de distintos entes particulares. Por ejemplo, el mundo de los entes matemáticos, el mundo de las cosas materiales, el mundo de la ficción. Ontología regional: estudia las determinaciones particulares de determinados entes.

3. Sentido óntico: como el conjunto de entes que conforman nuestro contexto inmediato, cotidiano, cercano y familiar. El mundo domestico en el cual cada uno vive.

4. Sentido ontológico: mundanidad, como un existenciario del dasein.

¿Cuál es la relación ontológica primordial del dasein con el resto de los entes que no son dasein? Una relación de uso, de utilidad. Los entes son antes que nada, útiles a la mano, cosas de las cuales nos valemos para realizar nuestras posibilidades.

“Útil” no tiene el sentido acotado que le damos habitualmente. La luna puede ser un útil, un ente a la mano, en tanto es objeto de nuestro contemplar poético.

Las cosas no son objetos de conocimiento en un primer lugar. Lo son, pero de un modo derivado y secundario a esta relación original de utilidad.

Ente intramundanos

Nuestra relación con los entes es primordialmente como entes a la mano. Se vuelven ante los ojos de un modo secundario y deficitario de este ser a la mano.

“a la mano” (son útiles, su valor radica en el uso)

“ante los ojos” (G); “cosas que están ahí” (R) (objetos de conocimiento para el dasein, se mantiene una relación de mera contemplación con ellos)

Dice Vattimo:

“La filosofía y la mentalidad común piensan desde siglos que la realidad verdadera de las cosas es la que se aprehende "objetivamente" con una mirada desinteresada que es, por excelencia, la mirada de la ciencia y de sus mediciones matemáticas. Pero si, como se vio, el modo de presentarse originario de las cosas en nuestra experiencia no es aparecer como "objetos" independientes de nosotros sino que se nos dan como instrumentos, queda abierto el camino para reconocer la objetividad mismas de las cosas como un modo de determinarse particular de la instrumentalidad.

(…) La simple presencia se revela así como un modo derivado de la utilizabilidad y de la instrumentalidad que es el verdadero modo de ser de las cosas."

Tres ejemplos:

1) la lapicera en tanto útil a la mano escribe y nos vinculamos con ella como un objeto que sirva para escribir. Cuando se queda sin tinta deja de ser un útil a la mano y se vuelve un ente ante los ojos.

2) Cuando buscamos unas llaves que necesitamos y no podemos encontrar aparecen un montón de objetos que no necesitamos y que son inoportunos. Esas llaves que no aparecen no están a mano, aparece como “no a la mano”. Ese contexto de objetos que me salen al paso son entes ante los ojos (“están ahí”), porque son entes que en este momento no viene al caso utilizar.

3) En nuestra utilización de los entes a la mano aparecen objetos que son obstáculos en nuestra tarea. Quiero ir a esquiar a la montaña pero no puedo porque el camino está cortado por un árbol. Si pudiera esquiar en la montaña esta sería un ente a la mano, pero el no poder acceder a ella le quita este carácter. El árbol es un obstáculo y se presenta como un ente ante los ojos que me molesta.

La mundanidad en la cual los entes aparecen como entes a la mano o útiles, se da como un plexo de remisiones. Cada ente a la mano o cada útil me remiten a muchos otros entes. No viene solo y aislado. La mundanidad es este horizonte de referencias en las cuales los entes se vinculan entre sí.

En la mundanidad hay cuatro tipos de remisiones. Hay cuatro remisiones distintas que considerar en cada ente a la mano.

1. Cada útil tiene un para que. Para qué se utiliza. El martillo es para martillar y de este modo remite a todo lo que puede ser martillado y construido con él.

2. Cada útil tiene un de qué. El martillo puede ser de madera o de acero.

3. Remisión a otros. El mueble que construyo será para que lo utilice fulano. El martillo a su vez me remite al que lo vendió y al que lo construyó.

4. Remisión al dasein mismo que utiliza el útil. Todo útil es un útil porque hay un dasein que lo utiliza como tal. El sentido de los entes, el ser de los entes se da en este carácter de útil o a la mano porque son integrados en el proyecto de vida de alguien que los utiliza. El dasein es el fundamento de este plexo o red de remisiones porque estos entes aparecen como útiles en el hacerse del dasein de sí mismo.

La mundanidad como un plexo de remisiones se contrapone al modo en que Descartes piensa al mundo. La idea de sustancia precisamente supone esta no dependencia, no relación ontológica.

La comprensión del ser de los entes a la mano y en definitiva, la comprensión de este mundo que se presenta como mundanidad o plexo de remisiones, significa poder desenvolverse en este plexo de remisiones, es decir, saber utilizar los entes.

Comprender no es una actividad teórica y racional, es poder manipular y utilizar los entes que me salen al paso. Insisto: la comprensión no se hace de entes aislados, sino que siempre estamos en relación mediata o

¡¡Importante!!: el ser del dasein es una tarea o proyecto, no es algo hecho y acabado. “Le va su ser”, es decir, le compete y debe ocuparse de él. Para esto se vale de los entes del mundo, los utiliza en el cuidado de sí mismo. Los entes adquieren sentido en este cuidado. Es decir, el dasein no solo se da sentido a sí mismo o comprende su propio ser, sino que comprende y da sentido a los al resto de los entes. En tanto que aparecen primariamente como útiles, cada ente aparece vinculado con otros entes, es decir, cada ente a la mano está involucrado en una red de sentidos instrumentales. Esta red en la que se mueve en dasein en su cuidado es lo que se llama “mundanidad”.

inmediata con la totalidad de los entes. Los entes a la mano forman una red, la mundanidad, y poder manejarse en esa red es comprender.

El carácter de ser de lo a la mano es la condición respectiva (R) o conformidad (G).

Entonces, ¿Qué es el mundo? El mundo “aquello sobre el fondo de lo cual” nos salen al encuentro de los entes. Estos entes nunca se nos aparecen aislados, sino en una totalidad de conformidad (G) o totalidad respeccional (R), esto es, una red de significaciones pragmáticas en la que los entes están articulados y vinculados unos con otros.

La mundanidad es una condición ontológica o existenciaria del dasein. Es un existenciario. El dasein está ontológicamente involucrado con el mundo entendido de esta manera.

Dice Vattimo:

“En esta perspectiva, el mundo no es la suma de las cosas sino que es la condición para que aparezcan las cosas individuales, para que éstas sean. Hay que hacer notar, sin embargo, y evidentemente no en un sentido temporal, que el mundo como totalidad de instrumentos está, primero que las cosas como instrumentos individuales”.

La espacialidad.

Partamos nuevamente desde el modo en que Heidegger no concibe el espacio: no lo concibe como un espacio homogeno, neutral, geométrico que sea mensurable, cuantificable.

Lo concibe como un espacio vital, como el fondo en el cual se dan los entes a la mano a partir de los cuales el dasein realiza sus posibilidades.

Este plexo de útiles en el cual el dasein mueve es lo que Heiddeger llama el paraje. Cada ente ocupa un sitio o emplazamiento dentro del paraje que no es meramente un lugar neutro que puede ser ocupado por cualquier cosa. El paraje es el fondo sobre el cual se le aparecen al dasein los entes a la mano para el cuidado de su ser.

Poner el televisor en el comedor o ponerlo en la habitación y en el comedor poner un cuadro no es meramente llenar un espacio vacío de distintas maneras, es crear distintos órdenes de refencialidades.

La espacialidad del dasein se deja ver en sus dos modalidades: Desalejamiento y direccionalidad.

Esta espacialidad el dasein la juega en su ocuparse de los entes a la mano, de los útiles, en la tarea de realizar sus posibilidades. En esa tarea es donde el dasein abre un horizonte de espacialidad para los entes.

a) desalejamiento o poner en la lejanía: un ente pierde la lejanía cuando entra en nuestro espacio vital y comienza a ser para nosotros motivo de ocupación. La lejanía supone igualmente un desinteresarse de las cosas. Fijense que lejanía o cercanía no se miden en términos geométricos, de una distancia mensurable u objetiva.

“El Dasein tiene una tendencia esencial a la cercanía4. Todos los modos de aceleración de la velocidad, en los que en mayor o menor grado estamos forzados hoy a participar, tienden a la superación de la lejanía. Con la “radio”, por ejemplo, el Dasein lleva a cabo hoy, por la vía de una ampliación y destrucción del mundo circundante cotidiano, una des‐alejación del “mundo”, cuyo sentido para el Dasein no podemos apreciar aún en su integridad.”

El Desalejamiento como elemento de la espacialidad del dasein da cuenta de que en el valerse de los entes a la mano o útiles el dasein des – aleja los entes, hace que pierdan su lejanía.

El espacio no es un contenedor homogéneo que es llenado con cosas. El espacio se configura como un plexo de útiles o entes a la mano que se remiten mutuamente.

¡Atención!: Heiddeger no está hablando de la experiencia subjetiva del espacio en contraposición al espacio objetivo “real”. Para empezar, hay que desconfiar de la palabra “subjetivo” que hace referencia a un sujeto que sabemos que no tiene nada que ver con el dasein. Por otro lado, el dasein es el fundamento ontológico de la espacialidad del mundo, por lo cual, la espacialidad de los entes debe ser tenida como dada en la relación con el dasein. En otras palabras: los entes del mundo tienen espacio o son espaciales porque están “aquí” o “allí” para el dasein, ocupan un sitio en los parajes que habita el dasein. El espacio “objetivo” de la geometría es un derivado abstracto que sobreviene al espacio ontológico que funda el dasein.

Recordar que los entes cobran sentido y su ser se vuelve algo comprensible solo para el dasein. No hay mundo sin dasein del mismo modo que no hay dasein sin mundo. Por eso la espacialidad de los entes también se va a dar originariamente como una espacialidad fundada en el cuidado que el dasein hace de su propio ser.

Lo presuntamente “más cercano” no es en absoluto lo que está a la menor distancia de nosotros”. Lo “más cercano” es lo que se halla a mediano alcance, medianamente lejos de nuestras manos y de nuestra vista. Para el que usa lentes, por ejemplo, tan cercanos desde el punto de vista de la distancia que los tiene en su nariz”, este útil está más lejos, en su mundo circundante, que el cuadro en la pared del frente.

Conclusión: “El Dasein es espacial en el modo del descubrimiento circunspectivo del espacio, y en tal forma que en todo momento tiene un comportamiento des‐alejante respecto del ente que así le sale espacialmente al encuentro.”

En cuanto a la direccionalidad del dasein, que va junto con su carácter desalejador, el dasein es foco de referencias espaciales. El Dasein es un “aquí” que funda todos los “allí”. En este punto el cuerpo tiene una importancia fundamental para entender este rasgo de la espacialidad del dasein. “De esta direccionalidad provienen las direcciones fijas hacia la derecha y la izquierda. Al igual que sus des‐alejaciones, el Dasein lleva también constantemente consigo estas direcciones.”