Círculos Reflexivos de Biología-Cultural en Educación

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INSTITUTO MATRIZTICO Humberto Maturana Romesín & Ximena Dávila Yáñez & Ignacio Muñoz Cristi CIRCULOS REFLEXIVOS HACIA UN PROYECTO DE CO-INSPIRACIÓN COMUN COLABORACIÓN COMO LAS BASES BIOLÓGICAS-CULTURALES DE LAS COMUNIDADES EDUCATIVAS COMO COMUNIDADES HUMANAS Los Círculos Reflexivos son conversaciones reflexivas guiadas por los miembros del equipo matríztico cuya finalidad es mostrar como constructos biológicos las bases de los orígenes culturales. Para ello hablarán sobre el origen del lenguaje y del conversar para ilustrar la clase de mundos que se generan dentro de nuestra convivencia (coexistencia) invitando a ver como es que ello sucede en la propia experiencia de las personas que participan en la dinámica reflexiva. Un Círculo reflexivo es entonces un espacio constituido por personas invitadas a reflexionar y conversar, escuchando a los demás y teniendo opiniones sobre un tema, en este caso sobre la co-inspiración y la colaboración como fenómenos biológicos-culturales relacionales- operacionales en las comunidades humanas que habitamos. Lo importante en un Círculo Reflexivo es lo que les sucede a las personas participantes en este espacio relacional cuando escuchan al otro u otra. Como un sistema de conexiones basado en las abstracciones traídas a la mano desde la biología cultural, vivir los Círculos Reflexivos creados por la audiencia retroalimentara simultáneamente al equipo matríztico quienes elaboraran u operaran (recursivamente) sobre esta conversación y las distintas dimensiones corporales, cognitivas, emocionales, sociales y culturales implicadas. Un Círculo reflexivo se convierte así también en un vehículo para ilustrar la función y la estructura de los sistemas colaborativos basados en redes de conversaciones y de forma más íntima sobre interacciones y redes psicológicas/espirituales. Lo central para los “círculos reflexivos” que en este encuentro nos ocupan son las reflexiones personales sobre nuestro sentido del hacer propio en las comunidades humanas que realizamos, que incluyen las siguientes preguntas: ¿Cómo se entiende usted, como un educador/enseñador? ¿Cómo se entiende usted, como un colaborador? ¿Cómo se entiende usted, como un co-inspirador? Humberto Maturana y Ximena Dávila son los co-fundadores del Instituto Matríztico, un lugar en donde desarrollan un proceso colaborativo práctico, cultural, educativo e investigativo. Ambos junto a su equipo de colaboradores, docentes e investigadores co-crean espacios relacionales de aprendizaje acerca de nuestra existencia biológica-cultural, concebida como dominios experienciales de reflexiones e interacciones que evocan y realizan

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Texto sobre los circulos reflexivos en Biología-Cultural orientados al ámbito educativo.

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INSTITUTO MATRIZTICO

Humberto Maturana Romesín & Ximena Dávila Yáñez & Ignacio Muñoz Cristi 

CIRCULOS REFLEXIVOS 

HACIA UN PROYECTO DE CO-INSPIRACIÓN COMUN COLABORACIÓN COMO LAS BASES BIOLÓGICAS-CULTURALES DE LAS

COMUNIDADES EDUCATIVAS COMO COMUNIDADES HUMANAS Los Círculos Reflexivos son conversaciones reflexivas guiadas por los miembros del equipo matríztico cuya finalidad es mostrar como constructos biológicos las bases de los orígenes culturales. Para ello hablarán sobre el origen del lenguaje y del conversar para ilustrar la clase de mundos que se generan dentro de nuestra convivencia (coexistencia) invitando a ver como es que ello sucede en la propia experiencia de las personas que participan en la dinámica reflexiva. Un Círculo reflexivo es entonces un espacio constituido por personas invitadas a reflexionar y conversar, escuchando a los demás y teniendo opiniones sobre un tema, en este caso sobre la co-inspiración y la colaboración como fenómenos biológicos-culturales relacionales-operacionales en las comunidades humanas que habitamos. Lo importante en un Círculo Reflexivo es lo que les sucede a las personas participantes en este espacio relacional cuando escuchan al otro u otra. Como un sistema de conexiones basado en las abstracciones traídas a la mano desde la biología cultural, vivir los Círculos Reflexivos creados por la audiencia retroalimentara simultáneamente al equipo matríztico quienes elaboraran u operaran (recursivamente) sobre esta conversación y las distintas dimensiones corporales, cognitivas, emocionales, sociales y culturales implicadas. Un Círculo reflexivo se convierte así también en un vehículo para ilustrar la función y la estructura de los sistemas colaborativos basados en redes de conversaciones y de forma más íntima sobre interacciones y redes psicológicas/espirituales. Lo central para los “círculos reflexivos” que en este encuentro nos ocupan son las reflexiones personales sobre nuestro sentido del hacer propio en las comunidades humanas que realizamos, que incluyen las siguientes preguntas: ¿Cómo se entiende usted, como un educador/enseñador? ¿Cómo se entiende usted, como un colaborador? ¿Cómo se entiende usted, como un co-inspirador? Humberto Maturana y Ximena Dávila son los co-fundadores del Instituto Matríztico, un lugar en donde desarrollan un proceso colaborativo práctico, cultural, educativo e investigativo. Ambos junto a su equipo de colaboradores, docentes e investigadores co-crean espacios relacionales de aprendizaje acerca de nuestra existencia biológica-cultural, concebida como dominios experienciales de reflexiones e interacciones que evocan y realizan

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la posibilidad de ampliar un hacer responsable y ético en un mundo de co-existencia en la colaboración. En el Instituto Matríztico el Aprendizaje ocurre desde el estudio de la biología del conocer y la biología de amar, mediante la participación directa en la interacción de conversaciones operacionales y reflexivas en la matriz biológica-cultural de la existencia humana y que es evocada por un nuevo ámbito de hacer ciencia que es responsable del hacer cómo vivimos en el presente cultural que habitamos los seres humanos. A este nuevo ámbito lo han llamado biología-cultural. La biología-cultural no es tan sólo una teoría o una ciencia sino también es una dinámica operativa que genera el nicho o matriz relacional en donde se desarrolla la existencia humana. De la misma manera, la noción de matriz biológica-cultural de la existencia humana denota el entrelazamiento biológico-cultural del vivir humano en redes recursivas de conversaciones que generan, realizan y conservan el vivir humano en cualquier ser humano de nuestro planeta. Las redes recursivas de conversaciones cerradas que constituyen el vivir cultural humano han modulado y modulan el curso del fluir biológico del vivir humano y a su vez el fluir biológico de la realización del vivir humano ha modulada y modula el curso de los seres humanos culturales. Todo esto es un entrelazamiento recursivo que surge con el linaje humano en el surgimiento de la familia ancestral en la conservación transgeneracional del conversar. La Biología-Cultural es entonces el ámbito relacional- operacional que ocurre en la historia evolutiva de nuestro linaje. Por lo tanto es lo que es particular a los seres humanos y es en donde ocurre todo lo humano. Todo lo que viven los seres humanos lo viven en y desde la biología cultural, sea ciencia, arte, tecnología, religión, filosofía, economía, empresas, educación, gobierno, deportes, ocio o simplemente la realización de la conservación del vivir. El fluir del vivir humano en el vivir biológico-cultural es lo que constituye el vivir humano en el lenguaje como un vivir que es generador de mundos que surgen como ampliaciones de las matrices operaciones y relacional del vivir humano diario fundamental. Lo central en el vivir biológico es la dinámica de conservación y transformación de procesos arquitectónico cambiantes que constituyen momento a momento la realización del vivir a la cual pertenece cada organismo. Lo central en el vivir cultural es la dinámica de conservación de los modos de sentir, pensar, explicar y reflexionar como distintas redes recursivas cerradas o abiertas de conversaciones, que configuran los sentires, pensares, haceres y explicaciones que a su vez son aceptadas como bases válidas de forma consciente o inconsciente que constituyen una manera espontánea de fluir en el presente continuo cambiante del diario vivir.

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El vivir humano como un convivir cultural en redes de conversaciones inicia un proceso evolutivo (deriva) y ontogénico el cual ha sido guiado por la generación continua recursiva de diferentes redes de conversaciones, que dan lugar a distintos modos de vivir y coexistir que constituyen los diferentes mundos biológicos-culturales que experienciamos como distintas realidades o matrices biológicas-culturales del vivir. La expansión que produce el entender la clase de seres humanos que somos, genera una sensación de bien-estar en el vivir relacional entre las personas y la comunidad, generando libertad y creatividad al hacer posible la apertura de espacios para el bien-estar en una convivencia en el placer de la colaboración y co-inspiración en ámbitos familiares y laborales, públicos y privados, en el habitar el mundo natural que se genera en nuestro vivir y co-vivir. Si reflexionamos sobre qué es lo que hacemos en las distintas dimensiones de nuestro habitar podemos ser responsable y libres, así pues, reflexivos y operacionalmente autónomos en nuestro vivir y coexistir en todas las comunidades que integramos: familia, escuela, empresa, sociedad o mundo natural. Esto es entonces la magnitud y potencia de las consecuencias del conocer y entender lo que nos constituye como seres humanos y del saber cómo hacemos lo que hacemos. Para conocer y entender nuestra naturaleza humana, no como una teoría sino poniendo atención a nuestro nicho o matriz relacional en la que se desarrolla concretamente nuestra existencia, esto es, atendiendo en forma reflexiva a cómo hacemos lo que hacemos, veremos que se generan consecuencias insospechadas para nuestro vivir personal y laboral cuando nos volvemos responsables en nuestro vivir cotidiano de los hechos culturales biológicos básicos que determinan nuestro vivir y coexistir. Al hacer esto también podemos generar diferentes áreas de investigación y acción en el hacer humano. El propósito del Instituto Matríztico radica entonces en la consideración de lo humano que tiene su origen científico en la perspectiva basada en la biología del conocer y la biología del amar. La humanidad, entonces, surge, se realiza y conserva en una matriz relacional particular que evoluciona del entrelazamiento dinámico entre la biología del conocer y la biología del amar como espacios de existencia humana, y a la cual los cofundadores del Instituto han llamado "matriz biológico- cultural de la existencia humana". La biología del conocer surge cuando nos preguntamos, ¿qué es el conocer como un fenómeno biológico? Sólo cuando el observador entiende sus operaciones cognitivas como operaciones dentro de su ser biológico, él o ella se vuelve consciente de que el mundo donde él o ella vive surge de hecho de su vivir y no pre-existen a las operaciones de su vivir. Cuando el observador se vuelve consciente de que el mundo en que él o ella vive surge de su propio vivir, puede también ser consciente de que los diferentes mundos que vive emergen de diferentes formas de vivir, que se definen a través diferentes configuraciones emocionales como sus deseos,

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preferencias, miedos, expectativas que guían su accionar en un mundo cambiante. Todo lo que hace un ser humano o en términos generales todo lo que hace un ser vivo tiene lugar en un dominio relacional definido por sus "emocionear” en el momento en que él o ella hace lo que hace. La reflexión, como un hacer propio del modo de vivir humano, es un también un acto que se realiza en un ámbito emocional particular que es la total aceptación de la legitimidad de las circunstancias que él o ella vive. La reflexión sucede como un acto en que la persona abandona su apego a lo que el o ella sabe y es capaz de contemplar su presente sin prejuicios, demandas o expectativas. La emoción que hace posible reflexión es el amar, ya que el amar es el dominio de conductas relacionales a través de las cuales uno mismo, el otro, la otra o lo otro surgen como legítimos otros en coexistencia con uno. Finalmente es importante decir que la diversidad de la matriz biológica- cultural de la existencia humana (MBCEH) es al mismo tiempo un dominio conceptual y operacional. Como un dominio conceptual la MBCEH constituye el dominio de reflexiones que surgen del entendimiento de la matriz relacional en la que los seres humanos nacen, existen y se conservan. Como un dominio operacional la noción de la MBCEH connota las redes de procesos biológico-culturales que hacen posible el origen y conservación de nuestra humanidad. 

    

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