CINE TOMA 27

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27 ISSN: 2007-3305 EDICIONES Y PRODUCCIONES ESCÉNICAS AÑO 5 NÚMERO 27 MARZO-ABRIL 2013 $40.00 MX $6 USD

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REVISTA MEXICANA DE CINE

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27ISSN: 2007-3305

EdIcIoNES y ProduccIoNES EScéNIcaS

año 5 NúmEro 27marZo-aBrIL 2013$40.00 mx $6 uSd

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LA PANTALLA Y SU CIRCUNSTANCIA

AÑO 5Núm. 27Marzo - Abril 2013

índice

EN PORTADA: Escena del filme histórico Ciudadano Buelna (México, 2013), de Felipe Cazals. Fotografía Jerónimo Goded.Cortesía de la productora Cuatro Soles Films.

LA ESTRATEGIA DISCURSIVA DE UN CINEASTA MALDITOLa revolución traicionadaEduardo de la Vega Alfaro

LA CONTRADICCIóN ENTRENECESIDAD y LIbERTAD¿La vida es un infierno?Luisa Álvarez Cervantes

EL CASO VILMA MONTESIUna sociedad escindida entre el neorrealismo y el turismo románticoErnesto Román

MUERTE, EROTISMO y TRANSFIGURACIóNLa justicia ausente en el asesinato del poeta PasoliniPedro Paunero

UN ANSIOSO JACK LEMMONCosta-Gavras en la Ciudad de los DeportesRicardo Pohlenz

EFECTOS DE LA PROyECCIóNUn mundo sin complicacionesRoberto López Moreno

VIGéSIMO OCTAVO FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE EN GUADALAJARA

QUE TODO MUNDO QUIERA ESTAR AQUÍCambios, modificaciones y crecimientoIván Trujillo bolio

NO SOMOS UNA ISLA Una sola competencia Iberoamericana en Guadalajara Gerardo Salcedo Romero

LUChANDO CONTRA LO IMPOSIbLERetrospectiva y homenaje a Jan Troell José Antonio Valdés Peña

EL PRESTIGIO NO ME LO DA LA ACADEMIAhomenaje Nacional a Ernesto Gómez CruzFabián de la Cruz Polanco

IMPULSO INTERNACIONALEl cine danés, una historia de éxitosKim Skotte

VARIEDAD VERDADERAMENTE PRONUNCIADAbreve historia del cine islandésbirgir Thor Möller

UNA MARCA GLObALOndeando la bandera por el cine sueco Elin Larsson

LA ILUSIóN DE LA REALIDADAku Louhimies, controvertido director finlandés Anna Leikkari

bUENAS hISTORIAS PARA CONTARbreve historia del cine noruegoInstituto Noruego del Cine

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DESDE LA FIMOTECA DE LA UNAMUNA INDUSTRIA QUE CRECE A PASOS AGIGANTADOSMuestra de Cine ChilenoAlejandra Valenzuela y Alejandro Machuca

RECUPERAR AL PÚbLICO y SU RENTAbILIDADJorge Sáchez Sosa, nuevo director del ImcineLuis Carrasco García

INDUSTRIADEL CELULOIDE AL SMARTPHONEActualidades del cine digital desde NuFlickCeleste North

LA AGENDA PENDIENTE...Iniciativas vemos, motivaciones no sabemos...Víctor Ugalde

FESTIVALESCALIDAD E INTERéS SOCIALSegundo Riviera Maya Film FestivalPaula Chaurand

DE y CON UNIVERSITARIOSNoveno Festival KinokiEduardo Alva

ESTRENOSMANDé A LA ChINGADALOS PINChES bIGOTES y LAS bARbASFelipe Cazals y su Ciudadano BuelnaSergio Raúl López

yO ERA EL RUMOR DE TODO EL EJIDOLos Cuates de Australia de Everardo GonzálezSalvador Perches Galván

POR SUERTE ME DECLARO MESTIZOLa demora de Rodrigo PláSergio Raúl López

CREO QUE EL CINE ES LITERATURAEl premio de Paula MarkovitchSalvador Perches Galván

EJECUTANTESDETESTO LA VEJEZ y LE TEMO A LA MUERTEGeraldine Chaplin en MoreliaLuis Carrasco García

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HISTORIAS Y ANÉCDOTAS SOBRE SOCIEDAD Y CINE

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Agradecimientos: Festival Internacional de Cine en Guadalajara. Filmoteca de la UNAM, Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, Instituto Mexicano de Cinematografía, Embajadas de Finlandia, Suecia, Noruega. Islandia y Dinamarca.

Directorio eDitorial

Directora general: Ángeles Castro GurriaDirector administrativo: José SefamiDirector fundador: Flavio González MelloSubdirector general: Jaime ChabaudSubdirector editorial: Sergio Raúl López consejo editorial: Armando Casas, Fernando Eimbcke, Roberto Fiesco, Leonardo García Tsao, Everardo González, Alfredo Joskowicz (✡), Mónica Lozano, Lorenza Manri-que, José Ramón Mikelajáuregui, Elisa Miller, beatriz Novaro, Ignacio Ortiz y Víctor Ugalde.

arte y diseño visual: Erick Rodríguez Serranocorrección de estilo: hugo Valdés Sánchezasistencia editorial: Paloma Cabrera yáñezasistencia de diseño: Galdi González SalgadoPublicidad: hugo WirthDistribución: Noé Martín Nieves Cano y Daniela GuerreroDistribución: Sergio Sánchez y Daniel Castanedoasistencia general: María de la Paz Zamora y Verónica Cruz

correos electrónicos: redacción: [email protected]ño: [email protected]: [email protected]: Daniela [email protected]

CINE-TOMA Año 5, Núm. 27, Marzo - Abril 2013Es una publicación bimestralEditada por José Sefami Misraje:Eleuterio Méndez 11, Col. Churubusco-Coyoacán, C. P. 04120, México, D. F. Teléfonos: (0155) 5601 6147, 5688 9232, 5688 8756.

Editor responsable: Jaime Chabaud Magnus.No. de certificado de reserva al título: 04 - 2008 - 080418121600 - 102.ISSN: 2007-3305No. de certificado de licitud de título: 14265.No. de certificado de contenido: 11838.Ambos otorgados por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación

Distribución: PasodeGato sePomex, PP09.1673Distribuido por dimsa en locales cerrados.

Impresa por: Editorial Innova Año de Juárez 343, Col. Granjas San Antonio, C.P. 09070 Distrito FederalEste número se terminó de imprimir en febrero de 2013con un tiraje de 10,000 (diez mil) ejemplares.

El contenido de los artículoses responsabilidad de los autores.Prohibida su reproducción total o parcial sin previa autorización.

Cada vez resulta más difícil encontrar un título que valga la pena en la cartelera cinematográfica mexicana. Algo similar ocurre al recorrer los canales en la televisión, ya sea abierta o por ca-

ble. Pareciera que la única manera de hallar contenidos atractivos se encuentra en la amplia posibilidad —por Internet— de descargar o ver en línea alguna película largamente deseada… y apostar a que el esfuerzo lo amerite.

En casi toda su historia centenaria, el hecho cinematográfico ocu-rría como un hecho colectivo, es decir, masivo, realizado en una sala oscura y con un proyector de 35mm. Pero justo en los años recientes, el hecho de mirar una película ha ido tornándose cada vez más una experiencia individual y, por lo tanto, privada. Quizás sea justo esta facultad de elección la que permite al individuo escapar de ser parte de la masa inconsciente y sin defensas intelectuales ni sensibles en que nos hemos convertido, tal y como alerta el escritor Mario Vargas Llosa en su más reciente libro, La civilización del espectáculo (Alfa-guara, 2012).

Resulta paradójico, entonces, que en México no sólo existan cada vez más salas de cine —el 2012 cerró con 5 mil 301—, sino que sea uno de los países con la más alta asistencia en salas en el mundo —el quinto, con más de 228 millones de espectadores registrados tam-bién el año anterior—, lo que significa, indudablemente, que nos agrada el ritual de ver el cine en pantalla grande y acompañados.

La interrogante que se abre, en todo caso, es por qué vamos al cine cuando la oferta, en general, es tan mala.

Pareciera que, como público, nuestra exigencia cada vez es menor, pese a que cada vez pagamos más por una entrada, sobre todo para las producciones hollywoodenses, que dominan la oferta. Caso con-trario ocurre cuando se trata de ver cine mexicano, pues nuestra exi-gencia es más elevada, somos menos complacientes y, lo que es peor, con nuestra inasistencia lo dejamos morir en las salas de exhibición.

Los grandes éxitos de taquilla —conocidos como blockbusters—, por lo general son aquellos que se acompañan de una poderosa pu-blicidad, directa o indirecta. y es esta inevitable mercadotecnia la que nos conduce y nos impone la moda.

La publicidad ejerce un magisterio decisivo en los gustos, la sen-sibilidad y las costumbres, advierte Vargas Llosa en el citado ensayo. y prosigue: “La literatura light, como el cine light y el arte light, da la impresión cómoda al lector y al espectador de ser culto, revolucio-nario, moderno, y de estar a la vanguardia, con un mínimo esfuerzo intelectual. De este modo, esa cultura que se pretende avanzada y rupturista, en verdad propaga el conformismo a través de sus mani-festaciones: la complacencia y la autosatisfacción”.

Claro, no quiero decir con esto que el éxito en recaudación sea sinónimo de baja calidad. Las películas pueden ser un producto co-mercial bien hecho e incluso una obra de arte.

¿Por qué el nivel de lo que me parece aceptable en el cine no es el mismo en la literatura o en las artes plásticas, donde exijo mayor ca-lidad artística? Porque la he pasado muy bien consumiendo películas que no son una obra de arte pero cumplen con su objetivo de entrete-ner. Más bien, las que son obras de arte resultan garbanzos de a libra. Una excepción. y en todas las artes sucede así. Son pocas aquellas obras que tienen trascendencia a lo largo de las generaciones.

El gusto por ver cualquier cosa que nos ofrezca la cartelera, siem-pre y cuando no sea mexicano, nos habla de una sociedad que no aprecia verse reflejada en pantalla y que se exige el menor esfuerzo.

Ángeles Castro Gurría

EL MENOR ESfUERzO

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La degradación personal y citadina pueden dar lugar a un interesante relato fílmico como ocurre en La demora, de Rodrigo Plá.

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La inagotable fascinación que nos produce el continuo fluir de fotogramas en la gran pantalla, no solamente implica la ilusión de recrear la vida real más allá de no-

sotros —y no nada más la ilusión del movimiento, de los co-lores e incluso de la visión estereoscópica—, sino que inclu-so logra influir en nosotros mismos, una vez fuera de la sala de cine. Porque las historias que miramos en la oscuridad suelen tener misteriosas propiedades nigrománticas que no sólo espejean las más incómodas realidades de la familia, la colectividad o el individuo, sino que, en su máxima poten-cialidad, han de consolidarse como logradas paráfrasis de la cotidianidad, como metáforas dolorosas y atinadas del contrato social, y que, sobre todo, llegan a adelantarse, en el tiempo y en los hechos, al porvenir.

Sí, las películas poseen la capacidad de la anticipación, más allá de las cintas de ciencia ficción o futuristas. Por un extraño don que rebasa a sus propios creadores, consiguen, en ocasiones, predecir y, lo que es más, profetizar sobre los hechos irremediables que han de sucedernos. y ese es uno de los hechos más temibles del séptimo arte. Uno que ha provocado que la censura, la persecución y la condena se abatan sobre el gremio de actores, directores, fotógrafos y guionistas.

ya con la película terminada, el estreno de V de Vengan-za (V for Vendetta, Estados Unidos-Reino Unido-Alemania, de James McTeigue), hubo de aplazarse puesto que las es-cena en la que el terrorista anarquista enmascarado “V” —cuyo rostro, en la actualidad, se reproduce masivamente en las protestas sociales a nivel global—, vuela el Parlamen-to británico para acabar con el tirano fascista, recordaba poderosamente el ataque del 7 de julio de 2005 en contra de un tren subterráneo y de un autobús de dos plantas en Tavistock Square, en Londres.

Un año antes, en el cortometraje Barbacoa de chivo, de Carlos Carrera, incluido en la película ómnibus Cero y van 4 (México, 2004), un incauto es confundido con un hombre que hurta una virgen de la iglesia de un poblado profundamente religioso y que termina a punto de ser lin-chado. Meses después, los pobladores de San Miguel Ixta-yopan, en Tláhuac, mataron a golpes a un par de agentes de la Policía Federal Preventiva y dejaran moribundo a un tercero, acusados falsamente de robar niños.

Los ejemplos de escenas fílmicas que interactúan entre sí pueden multiplicarse de manera casi infinita en filmes de corte fantástico. El conde Karol de Lavud, por ejemplo, que

LA PANTALLA Y SU CIRCUNSTANCIAHISTORIAS Y ANÉCDOTAS SOBRE SOCIEDAD Y CINE

asuela a los habitantes de la Sierra Negra en El vampiro (México, 1957), de Fernando Méndez, anticipa, práctica-mente en un año, al irresistible, misterioso y sensual mons-truo interpretado por Christopher Lee en la producción de la hammer Films Drácula (Reino Unido, 1958, de Terence Fisher).

Por eso, en Estados Unidos, el Código hayes o la cace-ría de brujas del senador republicano Joseph McCarthy —que buscaba acabar con el pensamiento progresista an-tes que con el comunismo—, lo mismo atacaron a Charlie Chaplin, howard Fast, Aaron Coopland o a bertolt brecht, claros oponentes al nazismo. y no olvidemos a los comités-juntas censoras mexicanas, que fueron creadas hace justo un siglo por el “Chacal”, Victoriano huerta, no bien usurpó la Presidencia, que intentaron mantener alejadas de la car-telera a cintas tan importantes como El compadre Mendo-za (México, 1933, de Fernando de Fuentes), La Rosa Blanca (México, 1961, de Roberto Gavaldón), La sombra del Caudi-llo (México, 1960, de Julio bracho), y más recientemente —y con menos efectividad, pues la censura gubernamental co-bró menos efecto— Rojo amanecer (México, 1989, de Jorge Fons), La Ley de Herodes (México, 1999, de Luis Estrada) o El crimen del padre Amaro (México, 2002, de Carlos Carrera).

Claro, más que la relación directa entre el ejercicio de la censura y el cine incómodo a los poderes fácticos, lo que se percibe es que la poderosa atracción de la imaginería fílmica consigue no sólo amedrentar —que no amenazar— el Statu Quo, sino incluso provocar interpretaciones mucho más duras que el contenido mismo de la cinta.

Pero este poder subrepticio del arte cinematográfico, sin duda alguna, se encuentra en relación directa —más allá de la penetración ideológica, del dominio y apabullamiento cultural o de la dominación económica— con el despertar de los recovecos más oscuros y ocultos del inconsciente co-lectivo como sociedad y de las pulsiones irrefrenables que nos atacan como individuos.

En las líneas que siguen, se presentan algunos ejemplos y reflexiones en torno a esta poderosa influencia que las imágenes en movimiento provocan en las sociedades que las generan.

Sergio Raúl López