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Darcy Ribeiro: Venutopías 2003 Introducción al eínocidio - Investigación militar POLITICA NACIONAL DE COMPUTACION

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Darcy Ribeiro: Venutopías 2003 Introducción al eínocidio - Investigación militar

POLITICA NACIONAL DE COMPUTACION

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- V * ' f t f i N

ecno nivel ii

y Minicifra 11,

Cifra 211 y Minicifra 11, calculadoras electrónicas creadas para satisfacer todas las necesidades contables de la pequeña y la gran empresa. Cifra 211, con impresión, circuitos integrados de 4? generación, sistema decimal múltiple y memoria auxiliar. Resuelve en fracciones de segundo las operaciones básicas, calculando, además, potenciaciones y porcentajes.

Minicifra 11, con circuitos de 4? generación y visor luminoso. De tamaño reducido, resuelve con eficacia las cuatro operaciones básicas.

Cifra 211 y Minicifra 11, alto nivel tecnológico que compite, en diseño, calidad y prestaciones, con las calculadoras electrónicas de todo el mundo.

División Electrónica

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Darcy Ribeiro: Venutoplas 2003 Introducción al etnocidio - Investigación militar

POLITICA NACIONAL DE COMPUTACION

Revista de ciencia y tecnología

A ñ o III N ° 27 O c t u b r e 1973 B u e n o s A i r e s

Av. Roque Sánez Peña 825, 9° piso. Of. 93 - Buenos Aires. T e l . : 45-7175

5_Política nacional de computación

12—Venutopías 2003 Darcy Ribeiro

18 Introducción al etnocidio Roberto Jaulin

27 "No pone el hombro quien no quiere" Marcelo Cerejido

29 Conferencia nacional de programación de salud mental

32 Ciencia y técnica: ocultismo y magia Carlos E. Prelat

42 Algunas ideas acerca de la unión química y su evolución Enrique Frank

51 La investigación militar y su incidencia en la paz mundial Y. de Hemptinne

3—Editoriales: Chile-UBA 49—Juegos Matemáticos 50—Fundación Aragón 60—Libros 62—Correo del lector 64—Metegol

De las opiniones expresadas en los ar-tículos firmados son responsables ex-clusivos sus autores

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El artista de nuestra tapa "Juan Carlos Romero es grabador y fotógrafo. Participó como invitado en nuestras nacionales e internacionales. Recibió diversos premios nacionales. Integra los grupos Arte Gráfico-Grupo Buenos Aires y Grupo de los 13 (CAYC). Ejerce la cátedra de grabado en escuelas de arte de Buenos Aires y La Plata. Desde la cátedra de Teoría del Arte del Departamento de Cine de la Universidad Nacional de La Plata ejerce una crítica al concepto de arte que con sentido dependiente se vino instrumentando en nuestro país para impulsar una propuesta artística que se corresponda con las reales necesidades culturales del pueblo en coincidencia con un proceso de liberación nacional y social".

Director Ricardo A. Ferraro

Asesores Héctor Abrales Daniel Goldstein Roberto Lugo Jorge Schvarzer

Secretario de redacción Horacio Speratti

Redacción Katia Fischer Patricia Walsh Alción Cheroni

Diseño gráfico Isabel Carballo

Dibujo Fernando Díaz María Angélica Peña

Humor Julio Moreno Isaías Nougués Suar Douglas Wright

Secretaria María Susana Abrales Rodolfo D'Amario Margarita Davis

Corresponsales

Interior:

Córdoba:1

Luis José Batellino Jacobo Sabulsky La Rio ja: Eduardo Prado Mendoza: Carola Abrales Rosario: Marta Romano

Es una publicación de Editorial Ciencia Nueva S.R.L., Av. R. Sáenz Peña 825, 9o P, Of. 93, Buenos Aires, República Ar-gentina. Tel: 45-7175. Distribuidores: en la República Ar-gentina Ryela S.A.I.C.I.F. y A., Paraguay 340, Capital Fe-deral, Tel.: 32-601» al 29; en Capital Federal, Vaccaro Hnos. S.R.L., Solís 858, Capital Federal. Impreso en S.A.D.E.I., Balcarce 1086, Buenos Aires. Precio del ejempiar:ley 18.188 $ 6 (mln 600). Suscripciones: Argentina, ley 18.188 * 70 (m$n 7.000 por doce números; Uruguay, $ 5.000; exterior, por vía or-dinaria, u%s 15 anual. Registro de la propiedad intelectual N° 1.049.414. Hecho el depósito de ley. Derechos reservados en castellano y cualquier otro idioma para los trabajos originales, y en castellano para colaboraciones traducidas.

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Exterior:

Barcelona: Joan Senent Jerusalén: Eduardo Fischbein Los Angeles: Julio Moreno Montevideo: Juan Arturo Grompone Ñapóles: Esteban Levialdi París: Alain Jaubert-Beatriz Ottonello

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CHILE

El experimento social chileno salvajemente destruido por el golpe militar del 11 de setiembre, tenía como meta la liberación económica, política, militar y cultural de su patria. La primer batalla por esa liberación se dió en el terreno económico, y fue la batalla del cobre. Pero también se estaban discutiendo las bases de una política educacional autónoma, prerrequisito indispensable para la formulación de una política científica autónoma destinada a servir realmente al proyecto socialista chileno. E s por eso que como científicos argentinos identificados con los ideales de igualdad, justicia y liberación de la Unidad Popular, compartimos el duelo latinoamericano ante la trágica desaparición del presidente Salvador Allende.

La muerte en combate del presidente Allende, la destrucción de la democracia chilena, la barbarie fascista ejercitada con ostentación por un ejército traidor, constituyen la fachada sombría de la gran conspiración contra América latina que trata a toda costa de frenar nuestra marcha hacia la indepen-dencia y el socialismo.

Es ésta una conspiración que tiene líderes conocidos, cuyos planificadores no Se molestan mayormente en ocultar su identidad y que apelan a todos los medios disponibles para llevar adelante sus planes. Es la conspiración del capitalismo contra los pueblos, y en el caso del golpe chileno, sus protagonistas son la ITT y la Kennecott, la CIA y el embajador norteamericano en Chile, los oligarcas chilenos y sus sirvientes uniformados.

Los Estados Unidos de Norteamérica tenían mucho que perder con el experimento social chileno. Dé las 100 principales compañías chilenas, 61 tenían grandes inversiones extranjeras y en 41 de ellas, la participación norteamericana era mayor del 30 por ciento. La reserva cuprífera de Chile es de 92 millones de toneladas y las reservas de mineral de hierro explotables ascienden a 338 millones de toneladas.

En julio de 1971 el presidente Allende nacionalizó las tres compañías gigantes que controlaban el 80 por ciento de la producción chilena de cobre, aca-bando asi con uno de los latrocinios internacionales mas desvergonzados de la historia.

La Anaconda, por ejemplo, con solo el 17 por ciento de su capital invertido en Chile, extraia de nuestro país hermano el 80 por ciento de sus ganancias. En 50 años de explotación minera en

Chile, la Anaconda habia extraído de Chile ganancias que superaban los 18 mil millones de dólares. Dado que las naciones industrializadas de-terminan la estructura misma del mercado mundial del cobre, este mercado refleja y mantiene la posic ión subordinada de las n a c i o n e s sub-desarrolladas productoras del metal. En 1966, el 70 por ciento de las reservas de cobre del mundo capi-talistas estaban en manos de 10 compañías, tres de las cuales, la Anaconda, la Kennecott y Phelps Dodge, controlan el 90 por ciento de la industria extractiva y manufacturera en los Estados Unidos. Estos mastodontes, integrados verticalmente, son verdaderos monopolios compradores que gracias a sus costos fijos iniciales y sus economías de escala regulan el flujo del metal en todo el mundo capi-talista. Chile, que dependía del cobre, dependía directamente de ellas.

No importa repetir aqui con detalle la historia de la ITT, de sus relaciones con la Kennecott, de sus contactos con la CIA, de sus consejos al Depar-tamento de Estado, de sus pedidos a Henry Kissinger, ni recapitular lo que se sabe de la plani-ficación del golpe a cargo del embajador nor-teamericano en Chile, Nathaniel P. Davis y su ga-binete de 10,expertos de la CIA.

Lo que si importa es recordar que el golpe fascista chileno, la muerte en combate del presidente Allende, no marcan el final de la experiencia chilena hacia el socislismo. La lucha fué neta, sin con-fusiones ni distracciones, sin engaños ni tapujos. La clase obrera y el pueblo estaban de un lado. Del otro estaban los oligarcas, el ejército. Estos tres años de gobierno de la Unidad Popular sirvieron para de-finir claramente los objetivos nacionales. Ahora comienza la lucha.

Como científicos argentinos, tenemos el deber moral y político de realizar un ejercicio activo de la solidaridad con los científicos, profesores y es-tudiantes chilenos, que como parte de su pueblo, son perseguidos, torturados, vejados y exterminados por la dictadura militar. Solicitamos, pues, a los lectores de CIENCIA NUEVA, que s e movilicen en la ejecución de un vasto plan de solidaridad con nuestros colegas chilenos, con el objeto de denun-ciar enérgicamente la situación imperante en la República de Chile y asegurar asilo político, trabajo y vivienda a aquellos que llegan a nuestro país perseguidos por la barbarie. &

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U.B.A

La renuncia del Rector Puiggrós habrá de figurar entre los hechos insólitos en la historia larga y azarosa de la Universidad de Buenos Aires. Los burócratas tendrán, sin duda, serias dificultades para "armar el expediente". Requerida en nombre del Presidente electo —que formalmente no podía ni pedirla, ni aceptarla—; aceptada por el Presidente en ejercicio, que aparentemente no la había solici-tado, y a quien no estaba dirigida; tramitada por un Ministro que dice actuar sólo en cumplimiento de órdenes, pero que cuando dichas órdenes son des-mentidas mantiene el hecho como algo irreversible. No es, por cierto, un modelo de acto administrativo al más alto nivel de la administración nacional. Pero no termina aquí la originalidad del proceso. La renuncia es objetada por un estudiantado con un amplio espectro de composición política, que apoya vigorosamente a Puiggrós, pero que acepta su rele-vo con una "moderación" sin precedentes, que denuncia "la maniobra" y la repudia, pero que se abstiene de atacar sus orígenes aparentes.

Los hechos son para meditar. Pero al margen de las cábalas o diagnósticos que se puedan formular a partir de ellos sobre el momento político que es-tamos viviendo, pone una vez más en evidencia la complejidad de esa realidad sui-generis que es la Universidad.

No es por omisión que la dictadura de Onganía después de arrasar en pocos días la totalidad de las instituciones del país, tarda un largo mes en deci-dirse a "actuar" contra la Universidad, y lo hace con la brutalidad y la torpeza de quien no tiene la menor idea de "cómo agarrar la cosa".

Tampoco resulta extraño que el elenco de Rec-tores que movilizó la dictadura no haya logrado cristalizar un proyecto coherente de Universidad que fuera aceptable para sus propios fines. En Buenos Aires, el gorilismo desmesurado de un Botet o los modestísimos adornos universitarios de un Durrieux no podían producir otra cosa que caos Pero tampoco sale nada del populismo oportunista de un Quartino, cuya verborragia demagógica no logró el mínimo de eficacia que la hiciera tolerable ni para el propio Lanusse, que lo despide como a un valet que echó a perder un traje fino.

Es que la Universidad presenta una doble di-ficultad: por un lado es difícil hacer política dentro de la Universidad —y nadie puede dejar de hacerla mucho menos los "apolíticos!"—; por otra parte' también e& difícil llevar a cabo una política uni-versitaria.

En el breve gobierno universitario de Rodolfo Puggrós, no cabe duda de que se hizo política dentro de la Universidad. Fue la suya una política clara,

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directa, sin metáforas, ni segundas intenciones. Fue la expresión franca de un militante del Movimiento que ha tomado las riendas del país. Hoy nadie puede poner en duda el derecho que tiene ese Movimiento para gobernar. Tampoco puede disputársele a Puiggrós su derecho a representar al Movimiento en la Universidad; fué el primer intelectual de envergadura nacional que s e incorporó al peronismo, en una época en que la intelectualidad de izquierda, con una unanimidad que hoy causa asombro, se aliaba a la más rancia oligarquía para combatirlo.

La política que hizo Puiggrós en la Universidad fue innegab lemente ant i - imper ia l i s ta , anti-o l igárquica , ant i -repres iva . Se a l ineó deci-didamente en el camino de la ruptura de la dependencia científico-tecnológico-cultural, piedra de toque de toda política universitaria que aspire a contribuir a la liberación nacional. Con todo —y a pesar de los editoriales de prestigiosos matutinos a quienes se les acabó el tema de "el tirano pró-fugo"— fue una política que se aplicó con una mo-deración desconocida en períodos similares de "cambio de régimen" en nuestro pasado uni-vers i tar io . Conspicuos r e p r e s e n t a n t e s de esa dependencia cultural, fieles servidores de la dic-tadura militar, continúan en sus cargos en muchas facultades, sin haber sido molestados. Por otra parte, el clima de tranquilidad que ha reinado, en ausencia total de cualquier aparato represivo o me-dio de coerción, hubiera sido el sueño dorado de Onganía que sólo logró imponerlo a medias ro-deando las Facultades con carros de asalto, poniendo policías en todas las aulas y teléfonos policiales en todos los decanatos.

Evidentemente Puiggrós hizo política y la hizo bien (cosa que tendrán que admitir incluso los que no creen que hizo política BUENA(. La tarea futura debe centrarse en la concreción y afianzamiento de la política universitaria. Una política que establez-ca, en forma orgánica, a través de mecanismos organizativos y pautas para la acción, el tipo de estructura adecuado para esa Universidad Nacional y Popular al sercicio de la liberación nacional. Es una labor defícil, como ya lo hemos señalado, pero impostergable. En varias Facultades la tarea está en plena marcha, pero aún no se vuslumbran las grandes líneas de esa Universidad que nadie puede ya pensar como una Federación de Facultades. Todos estamos de acuerdo en que las grandes ba-tallas por la liberación nacional no se habrán de li-brar en los recintos universitarios. Pero ya quedan pocos que duden que la Universidad puede ser un escollo no despreciable o un importante factor en el proceso total de liberación*

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Política nacional de computación

'ue nto

La U n i v e r s i d a d N a c i o n a l de l Sur c o n v o c ó , el m e s p a s a d o , a una M e s a R e d o n d a p a r a d i s c u t i r l a s b a s e s de i m p l e m e n t a c i ó n d e u n a p o l í t i c a n a c i o n a l d e c o m p u t a c i ó n en s u s a s p e c t o s de i n v e s t i g a c i ó n , d e s a r r o l l o y p r o d u c c i ó n . E s t a s fueron s u s c o n c l u s i o n e s .

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ad ti-ci-la 1. Política General

Ira i a ' a 3 a La aparición de los equipos computadores elec-ró- trónicos promueve en la década de 1960, con su uso ío- general izado,cambios de singular importancia en la de prestación de servicios, en la investigación cien-ni- tífica y técnica y en los procedimientos y métodos sa aplicados a la producción de bienes y a la utilización ic- de recursos, aunque también, como otros productos as del avance tecnólogico que caracteriza a nuestra ra era , pueden p r e s t a r l a m e n t a b l e s s e r v i c i o s , en generando desocupación y colaborando en las ie- guerras contra los pueblos que luchan por su li-de beración.* 'o- Nuestra condición de país dependiente en materia to, de computación ha impedido el establecimiento de os una política nacional; esto, ayudado por las técnicas

de comercial ización, los e levados gastos necesarios zo para el desarrollo de tecnología propia y una pene-ue tración cultural pronunciada, permiten a las em-ra presas proveedoras de equipos, mantener a nuestro j e país en una dependencia total y absoluta, en el ,z. campo de la s istematización de datos. 3 S Esta situación seguirá perdurando hasta que los ie al — Ss o

Ia "Veamos algunos datos que pueden ilustrar la importancia = alcanzada por esta actividad. El Ministerio de Comercio jo Internacional e Industria del Japón ha dicho al respecto: para le 1980 el valor del parque de computadoras de los EE.UU., será S. aproximadamente el 10% de su producto bruto (cerca de 80.000 a- millones de dólares estadounidenses). Otro índice: el | - desarrollo de la industria de la informática podrá hacia 1975 n traducirse, en los EE.UU., por una facturación que

[ n representará un 2- del PBN, facturación que sobrepasará la a j del sector automotor. Los porcentajes de aumento del parque

computacional de la mayoría de los países oscilan alrededor de valores cercanos al 20% anual.

recursos existentes o a incorporarse en equipos computadores, sean puestos al. servicio de las necesidades del pueblo, mediante la f i jación de políticas nacionales que tiendan a cortar los lazos de dependencia técnica y cultural con el imperial ismo dominante.

En el marco de este replanteo que intenta sacar al país del atraso y la dependencia, la ciencia y la tecnología ocupan un lugar sin duda importante. Un plán'de gobierno debe incluir, entonces, no solo un s istema nacional de planeamiento sino también una política nacional de ciencia y tecnología en función de los objetivos que el país se de en los planos económicos, social, cultural, sanitario, etc.

Uno de los aspectos fundamentales de la infor-mática, a nivel nacional, es la magnitud de las in-versiones que se requieren, así como los altos costos operativos. En nuestro país hay instalados cerca de 500 s i s temas, por un valor que supera los 130 millones de dólares. Y si bien ha habido una seria retracción en los últimos años, el mercado aquí también crece entre un 15 y un 20% anual, lo cual da una idea de la cantidad de dinero que el país invierte en este rubro. Téngase en cuenta a d e m á s que una gran parte de ese dinero se va en divisas, dado que se importa casi la totalidad del material de com-putación.

En la operación de estos equipos puede e s t i m a r s e que el país gasta, mensualmente, m á s de 2 mil lones y medio de dólares, aunque no hay ningún estudio hecho al respecto. Según estudios real izados por expertos internacionales en países desarrollados que midieron el éxito o fracaso de la aplicación de computadoras a problemas administrativos y contables en función de los objetivos propuestos originalmente para las computadoras consideradas, un 40% había obtenido resultados apenas mar-ginales, otro 40% de las instalaciones resultaron verdaderos fracasos (insistimos en comparación con los objetivos previstos) y solamente un 20% ha-

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bía registrado pleno éxito. Esto sucedió en países de gran adelanto en la aplicación de estas técnicas. Suponer, con optimismo, un nivel similar de apro-vechamiento de los equipos en nuestro país, nos lle-va a concluir que cerca de 100 millones de dólares fueron invertidos sin ventajas apreciables.

Con estas cifras y considerando la actual situación económica del país, cuesta estar de acuerdo con el informe redactado en 1970 por el entonces CONACYT, para el que el "parque del país no al-canza la magnitud adecuada para evitar el creciente distanciamiento científico-tecnológico respecto de países más evolucionados y aún tam-poco para la política de desarrollo nacional". En cambio, dice bien el informe, que el crecimiento del parque "no responde a un plan coherente y coor-dinado", aunque soslaya que el ritmo de crecimiento está marcado por la agresividad en la política de venta de las empresas proveedoras.

Se trata, entonces, de planificar la utilización racional del parque disponible y regular su crecimiento en función de los objetivos de desarrollo previstos a nivel nacional.

De dicha inversión, las 3/4 partes son divisas que salen del país. Estas divisas permiten subsidiar, con el esfuerzo de todos los argentinos, los altos costos de investigación y desarrollo que las potencias imperiales, productoras de estos equipos, invierten para satisfacer sus necesidades en la materia.

Producto de esas investigaciones es.la aparición de nuevos modelos que convierten los anteriores en falsamente obsoletos, muchos años antes del fin de su vida útil. Su reemplazo indiscriminado sólo conduce a aumentar la dependencia y amortizar los costos de la metrópoli, permiténdoles continuar con la implementación de esta política.

La búsqueda de la "última palabra" en el desarrollo tecnológico aplicado a la estructura de servicios, mientras la estructura de producción permanece en un atraso relativo pronunciado respecto a aquella, es sólo una de las facetas de la situación dependiente de nuestra patria. Esta dependencia se ve fomentada por el alto grado de desarrollo alcanzado en los países productores de computadoras, lo que desalienta los proyectos de desarrollo en los países dependientes.

La falta de una estructura normativa y de control centralizada, tanto en el aspecto ciencia y técnica, como más particularmente en computación, facilita múltiples fisuras por donde se filtran incoherencias además de posibilitar eventuales irregularidades administrativas.

El imperialismo asegura el cumplimiento del papel asignado a las colonias, mediante la inserción de las empresas comercializadoras de equipos dentro del sistema, de tal manera que en muchos casos, la contratación de una máquina y su con-figuración, surgen como consecuencia de una necesidad ficticia para implementar aplicaciones diseñadas por sus "especialistas".

Como el Estado es además, principal cliente, se deja en manos de esos especialistas, peligrosos resortes que pueden manejar discrecionalmente.

Los lazos de dependencia creados, hacen perder al país la capacidad de decisiones autónomas, ya que si por razones de índole política se cortan los sumin i s t ros exteriores , fundamenta lmente de origen norteamericano, el país podría llegar a

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sufrir, de no alterarse la política actual, un colapso administrativo e industrial a corto plazo que pon-dría en grave riesgo la seguridad nacional y la continuidad en la prestación de numerosos servicios sociales.

Frente a esta situación el Estado, a pesar de ser el usuario más importante de servicios de com-putación, con los equipos mas potentes instalados, no ha estructurado una política nacional en com-putación y sistemas, resultando inexistentes la coordinación entre organismos y empresas esta-tales en cuanto a contratación de equipos, su utili-zación y desarrollo en común de sistemas.

La política de los gobiernos en los últimos años, en cuyo transcurso se produjo el elevado crecimiento a que hicimos referencia, fué "dejar hacer". Como consecuencia, la única política imperante en la ma-teria, era la impuesta por las empresas provee-doras, agudizando de esta manera nuestra dependencia.

Fruto de esta actitud es el panorama que presenta la computación de datos en nuestro país:

a) Crecimiento desordenado e inarmónico En el área del Estado, a pesar de un intento de

control ensayado a partir de 1967, las instalaciones de computadoras y la utilización de las ventajas de la técnica han crecido desordenadamente, sujetos al poder circunstancial de los organismos y /o em-presas que los requirieron. No solo no obedecieron a ningún plan previo, sino que la proliferación de mo-delos, tamaños, diversidad de calidad de personal, constituyen un mosaico en el que, fuera del intento de utilizar "computación" es muy díficil reconocer rasgos comunes.

b) Bajo rendimiento del parque instalado. Se expresa con la existencia de instalaciones con:

- bajo porcentaje de horas/máquina utilizadas. - pocas aplicaciones implementadas, la mayoría según esquemas similares a los utilizados en equipos de generaciones anteriores.

- poca utilidad de los resultados obtenidos.

c) Gran influencia de las empresas proveedoras de equipos

Esta influencia se detecta tanto a nivel de elaboración de proyectos de equipamiento y sis-temas, como de selección y capacitación de personal de las instalaciones y aún en el nom-bramiento de los directivos de los mismos.

d) Desaprovechamiento del potencial humano existente

El rápido avance tecnológico en el área que se ha producido en poco más de una década, íio se ha correspondido con un similar ritmo de producción por parte de las Universidades, de graduados adecuadamente preparados en la especialidad y menos aún por la utilización por parte de las or-ganizaciones estatales, de esos graduados.'

Toda esta situación se traduce en la elaboración de sistemas que sirven a la estructura y sostén del régimen imperante, donde las decisiones están en manos de élites, sin participación de los trabaja-dores, manteniéndose el secreto empresarial sobre las áreas fundamentales: se crea así una imagen mítica de la computación, de sus alcances y dificul-

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tades, que pretenden justif icar los altos précios de los equipos, desalentar las posibil idades de desarrollo independiente y asegurar la continuación de nuestro somet imiento técnico y cultural.

Ante esta situación se impone, entonces, la ela-boración de un plan y una política nacional en ma-teria de computación. Esta necesidad ha sido se-ñalada ya como recomendación para los países l lamados "en vías de desarrollo" por las Naciones Unidas, en dos informes del Secretario General, uno de 1970 y otro, continuación del anterior, de 1972. Estos informes fueron preparados por un grupo de expertos del mejor nivel internacional, cuyas c o n c l u s i o n e s y r e c o m e n d a c i o n e s e n t e n d e m o s merecen ser tenidas en cuenta.

Una primera conclusión, que por otra parte da la tónica de ambos informes, es la de que es mejor no instalar una computadora, antes que instalarla y no estar en condiciones de utilizarla en forma efect iva. Esto subraya la necesidad de capacitar a quienes deberán usarla, así como instalarla cuando y donde sea realmente necesario.

Permítasenos citar aquí las recomendaciones de esos informes de las Naciones Unidas. Recomendación 1:

Dado que la tecnología de computación, cuando se la aplica correcta y apropiadamente, puede contri-buir s igni f icat ivamente a acelerar el r itmo y me-jorar la dirección del desarrollo económico y social deseado en los países (en desarrollo), recomienda que cada país en desarrollo elabore una política nacional amplia , coherente con sus objetivos nacionales, para la aplicación de la tecnología de computación.

Recomendación 2;

La política de aplicación de la tecnología de computación antes citada, debe ser entonces coordinada cuidadosamente con los planes de los demás sectores interesados.

Recomendación 3:

Los objetivos de esta política deben ser estudiados c u i d a d o s a m e n t e y d e b e n e s t a b l e c e r s e m e t a s realistas, tanto a corto como a largo plazo, con un adecuado orden de prioridad.

Recomendación 4:

Alentar el desarrollo de algunas áreas de aplicación, espec ia lmente seleccionadas.

Recomendación 5:

Alentar el crecimiento de proveedores locales económicamente viables y competit ivos en las áreas de servicios, implementación f ís ica y por programa (habitualmente l lamadas Hardware y software.)

Recomendación 6:

Alentar el uso de computación en la adminis-tración y dirección, solo en aquellas aplicaciones en las que los beneficios para el país puedan ser asegurados.

Recomendación 7;

Tanto el costo de cada computadora c o m o la transferencia de tecnología que la m i s m a pueda implicar, deben ser consideradas cuidadosamente ante cualquier adquisición de computadoras.

Recomendación 8:

Al formular una política, se debe dar prioridad al interés de los usuarios que deben ser alentados a expresar sus propias prioridades en lo que hace a equipo, servicios y personal.

Recomenadación 9:

La política de computación debe ser implemen-tada al mayor nivel dentro del gobierno.

Recomendación 10:

Para asegurar una implementación exitosa, de-berán proveerse simultáneamente los recursos adecuados.

Diversos países han puesto en práctica e s t a s recomendaciones en general con resultados positi-vos. La forma es distinta en cada caso: en Argel ia, es responsabilidad de un "Comisionado General"; en Cuba, de la Academia de Ciencias; en Chile, de la Empresa Nacional de Computación. Los países industrializados de Europa también han encarado formas propias de implementación de polít icas nacionales; un Comisionado Nacional para la in-formática en Francia; empresas privadas con apoyo estatal, en otros países.

P a u t a s p a r a una po l í t i ca n a c i o n a l

El objetivo a largo plazo debe ser aprovechar al máx imo la potencia que brinda esta poderosa herramienta que es la computación, a efectos de lograr un mejoramiento del aparato administrativo y de gestión del Estado.

A corto y mediano plazo se trata de obtener un racional aprovechamiento del equipo existente, y un ordenado desarrollo futuro del mismo que tenga en cuenta las posibilidades nacionales de producción de implementación física y por programa, todo ello dentro de un marco de independencia respecto de las empresas proveedoras de equipos.

El factor básico de la política que se propone, e s un Ente, que ubicado al mayor nivel posible dentro del gobierno, realice las funciones de coordinación, planeamiento, desarrollo y control que sé describen más adelante.

El Ente actuará dentro de la Administración Estatal, como neutralizador de la influencia de las compañías proveedoras de equipos, canalizando el aporte de la Universidad en los aspectos de d e s a r r o l l o , p r o m o v i e n d o una d i n a m i z a c i ó n y suministrando apoyo a los centros de cómputos de las organizaciones integrantes.

A efectos de evitar en lo posible la burocratización del Ente, s e tratará de constituirlo con un número reducido de profesionales y expertos, recurriendo para la realización de sus funciones al aporte, para temas específ icos y con plazos determinados, de los Institutos Universitarios y de las propias organi-zaciones. Por ejemplo, el desarrollo de cierto pa-

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quete de implementación por programa puede ser encargado a un grupo de investigación de una Uni-versidad y la elaboración de normas, puede reali-zarse a través de una comisión integrada con es-pecialistas de los principales centros de cómputos del país.

De esta manera se orovocará incluso una mayor comunicación de los organismos entre sí y con las Universidades, evitando la situación actual en que los organismos de computación son compartimien-tos estancos cuyo medio de intercomunicación más fluido es la empresa proveedora de equipos.

La eficacia del Ente dentro de este campo, que-dará ligada a las soluciones que se brindan, a través de otros elementos, a los aspectos que a con-tinuación se mencionan:

a) Informática del gobierno: mientras que la computación hace al problema de cómo procesar mejor la información, este aspecto se refiere al de qué información debe ser procesada. A nivel de go-bierno, tal vez sea el Instituto Nacional de Estadís-tica y Censos el organismo que deba conducir este aspecto, por lo que puede ser conveniente que el Ente propuesto esté en estrecha relación con el mismo.

b) Relaciones laborales: se refiere a los pro-blemas de definición de tareas, dependencia y sueldos del personal de computación de la Administración Pública.

c) Capacitación y formación profesional: Este aspecto "hace a la necesidad de formación de pro-fesionales y expertos a diferentes niveles, y al esta-blecimiento de las condiciones para cada nivel.

F u n c i o n e s del e n t e propues to

Elaborar la política general de contratación de equipos de computación, a cuyas normas deberán ajustarse las organizaciones del Estado y adecuarse las empresas privadas e incluso actuar como negociador representativo del Estado y normativo de las empresas privadas, ante las empresas pro-veedoras de equipos.

Elaborar un plan de desarrollo del sistema de computación del Estado, el que deberá tener en cuenta la política nacional de producción de elementos de computación y encarar aspectos tales como inversiones, niveles y características de equipos, compatibilidad de sistemas, recursos humanos, facilidades de telecomunicaciones re-queridas. etc.

Planificar el uso de los recursos existentes de acuerdo a las reales necesidades del país. Optimizar el uso de esos recursos a través de un mejoramiento cualitativo y cuantitativo de la utilización de los equipos disponibles que deberá ser alcanzado, in-clusive redistribuyendo geográficamente el parque existente antes que adquiriendo nuevos equipos.

Aprobar los planes de equipamiento de las distin-tas organizaciones, los que deberán encuadrarse dentro de las normas de contratación indicadas y del plan de desarrollo del sistema de computación del Estado.

Encarar y coordinar la realización de desarrollos de implementación por programas y física o sis-temas que hagan al mejor uso de los equipos por parte de las organizaciones, para lo cual contará con el apoyo de especialistas propios de las organi-zaciones interesadas y de las Universidades.

Elaborar normas que permitan un alto grado de

O D U o o d d

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compatibilidad en el uso de recursos de com-putación dentro del área del Estado.

Elaborar normas que permitan estadísticas y estudios comparativos de recursos materiales y humanos, así como de su uso en el ámbito, tanto de las Empresas Privadas como del Estado.

Mantener un centro de documentación técnica y un censo permanente de recursos humanos de ma-terial y normas de operación.

M a n t e n e r i n f o r m a c i ó n a c t u a l i z a d a s o b r e equipamientos y aplicaciones implementadas.

Realizar un control de eficiencia de las ins-talaciones (este puede ser realizado por un or-ganismo de auditoría del Estado).

2.- Política Tecnológica

Todo proceso de liberación nacional debe im-prescindiblemente incluir su faz de liberación tecnológica. En el caso particular de computación, esto implica la existencia de un sistema nacional de desarrollo e investigación en el área que cubra tanto los aspectos de la implementación física como de la implementación por programa integrado con el sector productivo correspondiente que a partir de pautas políticas definida^ marque el camino de independencia tecnológica en la especialidad.

Dado que es posible prever la utilización de computadoras como elementos auxiliares pero indispensables en numerosas ramas de la actividad productiva, se puede afirmar que casi todo el conjunto de la industria del país no será verda-deramente nacional e independiente mientras siga sujeto al exterior para su equipamiento en materia de cálculo y control automático.

Distintos estudios realizados hasta el presente permiten detectar la existencia en el país de una necesidad de equipos de potencia y capacidad variada, en el terreno de la gestión de la medicina y pequeña empresa, del control de procesos, comunicaciones, control numérico de máquinas herramientas, etc., que en general pueden ser cubiertos por sistemas implantados alrededor de minicomputadoras. En el momento de escribir este informe, se acepta generalmente que el término minicomputadora denota un sistema de com-putación automática, de programa almacenado, con una memoria primaria mínima de alrededor de 4.000 caracteres, con un costo de Unidad Procesa-dora Central no mayor de 10.000 dólares USA, que acepta el agregado de otros niveles de memoria y equipos periféricos. La diferencia esencial con una calculadora de escritorio es que en ésta el programa no es almacenado o lo es sólo en pequeña medida.

Entendemos que una máquina de este tipo, de propósito general, que optimice no una aplicación determinada sino el espectro más amplio de aplicaciones de interés nacional que reclaman solución, debe ser el primer paso de implemen-tación tecnológica que se encare.

Este sistema, que debe ser el punto de partida de desarrollos futuros tendrá que poseer una concep-ción modular tal que posteriormente puedan im-plantarse s istemas de mayor capacidad operativa, formando bancos compuestos por los módulos básicos. De tal manera se logrará que ese primer

paso satisfaga la mayor parte de las necesidades inmediatas, sin dejarse seducir por proyectos deslumbrantes que no sólo serían de realización di-fícil sino que desembocarían en productos sobre-dimensionados.

No obstante, es aconsejable que los desarrollos nacionales, aunque apuntando en un principio a sistemas de tamaño reducido, incorporen carac-terísticas hasta hace poco privativas de los grandes sistemas: memorias virtuales, multiprogramación, tiempo compartido y acceso remoto, no son sino algunos ejemplos de características que necesitan una implementación física relativamente pequeña y poco refinada y pueden lograrse con adecuados medios de programación cuya única materia prima es la materia gris de quienes los desarrollan. Esto implica que el desarrollo de sistemas eficientes no puede lograrse sino por una contribución armónica y equilibrada de ambas implementaciones, física y por programas. La industria privada nacional exhibe como logros importantes, en el campo específico de los medios de cálculo, el desarrollo y comercialización con éxito de calculadoras de es-critorio y en el campo de aplicaciones, el desarrollo de sistemas completos de control que aunque usaron computadoras importadas como c o m p o n e n t e s fueron, como concepción de sistema, integramente nacionales. No es extraño que quienes condujeron esas experiencias provinieran de grupos de trabajo r a d i c a d o s p r e v i a m e n t e en U n i v e r s i d a d e s Nacionales, en las cuales se desarrollaron por primera vez en el país equipos digitales de comple-jidad significativa. Esta experiencia industrial, sumada al hecho de que aún subsistan en nuestras Universidades algunos grupos de nivel inter-nacional en ciertos aspectos del diseño de s i s temas de computación, no dejan dudas de que el país está técnicamente maduro para atacar el diseño, desarrollo y fabricación de minicomputadoras en sus dos vertientes de implementación.

Dado que la experiencia indica que intentos pri-vados aislados, o bien pueden no responder a los intereses nacionales o bien corren el grave riesgo de ser absorbidos, luego del esfuerzo inicial nacional, por compañías multinacionales, recomendamos como filosofía general que el Estado ejerza un efectivo control regulador y director del área a tra-vés del Ente propuesto en el capítulo sobre Polít icas Generales y, en forma directa, su eventual par-ticipación en el proceso de producción. Creemos imprescindible además recuperar para los verda-deros intereses del país toda la experiencia y capacidad humana disponible y ahora parcialmente dispersa o integrada a intereses extranacionales.

Por todo lo anterior y porque consideramos también imprescindible evitar la superposición de tareas en detrimiento de los muchos objetivos a lograr, y dada la limitada disponibilidad de recursos, proponemos:

1) La creación de un centro de Tecnología d e Computación, integrado en el Sistema Nacional de Ciencia y Técnica, en estrecha relación el Ente propuesto en el capítulo de Políticas Generales, que respetando la individualidad y legítimos intereses de las institucio.nes a él asociadas, permita una efectiva coordinación, a nivel nacional, de los esfuerzos que se hagan en investigación básica y en desarrollos, tanto en la implementación física como

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en la implementación por programa. Deberá cui-darse, además que esos esfuerzos estén canalizados en proyectos de interés nacional.

2) La integración vertical de la industria de componentes y equipos periféricos de sistemas de computac ión , por medio de una adecuada promoción. La elección de tecnologías deberá ser acorde con la capacidad de desarrollo del sector productivo involucrado.

3.- Política Educacional

La enseñanza de técnicas vinculadas con el campo de la computación presenta un aspecto multifacético, lleno de carencias, superposiciones y desorganizaciones.

La misma se da a través de diferentes organi-zaciones:

a) Empresas proveedoras de equipos: Las empresas proveedoras de equipos forman

personal técnico a nivel de los llamados analistas de sistemas, programadores, operadores, etc. Para ello seleccionan personal de la institución en la que se instalará una máquina, se lo instruye en sus escuelas, se diseña el sistema administrativo para adaptarlo a la máquina que se vende, se asesora a los programadores y se provee el apoyo para que la máquina funcione.

Se crea así un técnico de la compañía vendedora, ligado psicológicamente a ella y que acepta dog-máticamente la información que se le suministra, con dificultades para tener una visión más amplia de los sistmeas o posibilidades de aplicación.

b)Universidades: Se observa en la mayor parte de los centros del

país, un crecimiento anárquico y desproporcionado que, tratando de encauzar una demanda exagera-damente promovida, no fundamentada en las reales necesidades del país, crea carreras y títulos en cantidad y formación adecuada. Esta situación repercute en la falta de profesores con sólida for-mación básica que estén dispuestos a adaptarse a una política nacional independiente.

c) Otros centros de enseñanza: En los últimos años han surgido numerosos insti-

tutos privados que con la promesa de un brillante porvenir con poco esfuerzo atraen a numerosas personas a las que finalmente se le da poca o nin-guna formación, generando frustración y desilusión en los estudiantes.

Para revertir estas situaciones es necesario crear un polo a nivel nacional para el desarrollo de personal técnico y docente, información bibliográ-fica, etc., que plantee una clara opción a la situación actual , creando una cultura computacional nacional. A tal fin, se propone para los distintos sectores, las siguientes políticas:

1- Las Universidades deberán asumir un papel preponderante en la formación de profesionales en las distintas ramas de la informática, para lo cual establecerán planes de estudio en diferentes facultades. Se cubrirán las áreas de Ingeniería de Computación, Ciencias Básicas de la Computación, Programación Superior, Computación Científica, Análisis de Sistemas y se coordinará con otras especialidades la enseñanza de la Computación para que ésta sea una herramienta útil.

2- Enseñanza Secundaria: Se considera que la enseñanza de la Computación

debe comenzar a nivel de la escuela secundaria, abarcando los aspectos formativos y la formación de técnicos en Computación, por ejemplo a través de las Escuelas Industriales.

En tal sentido, será necesario establecer la coordinación entre las Universidades y los organis-mos de Enseñanza Media para lograr:

a) La capacitación del personal docente de las escuelas secundarias.

b) Investigar y evaluar la realización de ex-periencias pedagógicas que permitan la formación masiva de alumnos.

3- Las Universidades manifiestan su firme vocación y decisión de participar activamente a través de sus grupos de trabajo e investigación operativa en el desarrollo de los métodos y técnicas para las aplicaciones de interés nacional.

Se considera que las matemáticas aplicadas a la estadística, investigación operativa y modelos encuentran en la computación la herramienta imprescindible para encarar la solución de estos problemas.

Asimismo, el desarrollo de la tecnología de computación encontrará en las ciencias básicas de la computación los métodos adecuados para su implementación eficiente.

La formación de los profesores en las diferentes ramas de la computación surgirá de estos grupos, complementados con la realización de seminarios e intercambio interunivrsitario para conseguir un máximo aprovechamiento de los escasos recursos humanos disponibles.

Se coordinarán las act ividades con otros entes del Estado como Ministerios, Empresas del Estado, Institutos Tecnológicos, etc., entroncándose en un Plan Nacional de Computación que considere los esquemas regionales tendiendo a crear mecanismos para las discusiones y soluciones conjuntas de los problemas, evitando superposiciones.

4- Se estudiarán los medios para asegurar la participación estudiantil en los planes de inves-tigación de la Universidades, de modo de evitar la formación puramente académica, sin por ello descuidar su formación básica, entrenándolos desde el comienzo de la carrera en la utilización del método científico a través de la resolución de pro-blemas reales, permitiendo su integración con la Realidad Nacional.

5- Divulgación a otros medios: Se estudiarán las formas para realizar tareas de

divulgación a los medios profesionales, sindicales, políticos, etc., a fin de mostrar las posibilidades, alcances y limitaciones de la computación en di-ferentes áreas de acuerdo a la Política Nacional de Computación definida.

6- Cursos de capacitación técnica para iristi-tucignes que implementen un sistema por com-putadora.

A fin de evitar que las compañías proveedoras monopolicen la capacitación de los futuros encar-gados de implementar aplicaciones por computa-dora, se preverá la capacitación de los mismos, mediante cursos formativos que amplíen el conocimiento parcializado que actualmente reci-ben.^.

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Miles de toneladas en productos de acero para las grandes obras

El acero Ac inda r está presente en las g randes obras que hacen al p rogreso del país. Mi les de toneladas en p roduc tos de acero puestas al se rv ic io de la c o m u n i d a d . Obras que represen tan fuentes de trabajo, que cont r ibuyen a la comu-n icac ión , que s ign i f i can r iqueza y b ienestar para el país. Al l í donde se const ruye para el país, se emplea acero Ac inda r .

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Venutopías 2003 Batey Ribeiro

Con motivo de su 30° aniversario, el diario EL NACIONAL de Caracas pidió a varios intelectuales latinoamericanos sus pronósticos y re-flexiones sobre los próximos treinta años de Venezuela. El aporte de Darcy Ribeiro se llamó VENUTOPIAS 2003. Suponemos que por estar en desacuerdo con la mención al partido opositor venezolano, EL NACIONAL reprodujo el artículo... sin las tres últimas palabras. He aquí la versión original.

La única forma segura de saber cómo será nuestro mundo dentro de 30 años es sobrevivir para verlo. Yo felizmente no tendré que hacerlo. Moriré en 1983.

2003 será el precario punto de convergencia de nuestros múltiples futuros posibles que allí se cristalizarán en un destino. En efecto, aquel futuro, mirado desde ahora, es el abanico de posibilidades que se irán estrechando, año tras año, según las opciones que ejerzamos, hasta reducirse entonces a lo que será.

En ese sentido, mejor práctica intelectual que la de imaginar futuros probables, es especular sobre cómo, mediante el ejercicio de opciones estra-tégicas, podemos comprometer nuestro futuro a realizarse dentro de las pautas de nuestros deseos. Estas serán necesariamente genéricas y lamenta-blemente inseguras. En efecto, cada opción ejercida se disuelve en otras menores, aunque igualmente capaces de marcar el futuro con su impronta y estas últimas son imprevisibles e incontrolables. Por otro lado, siempre pueden sobrevenir fatalidades que condicionen más al futuro que todas nuestras presuntas opciones voluntaristas. Pueden ser ca-taclismos como la disolución de la calota polar. Catástrofes históricas como el desencadenamiento

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casual de una guerra nuclear. Sorpresas como el descubrimiento de que, al final, Dios existe, o que lo sobrenatural es natural. Aberraciones como una quiebra repentina de la cuerda ética que vibró desde siempre en los hombres. O calamidades como la concreción de cualquiera de las múltiples amenazas de dominación del mundo por una ciencia cada vez más informada, cada vez menos sabia, y más desvariada.

Aún así, quizás valga la pena especular sobre el futuro. Mejor aún sobre el futuro de una sociedad concreta, como Venezuela. No tanto, es cierto, por el valor de verosimilitud de nuestras anticipaciones, como por su interés pedagógico como demostración de la factibilidad del futuro que queremos.

Antes, sin embargo, deseo comentar algunas amenazas, todavía más inminentes que aquellas fa-talidades. Veo por lo menos cinco de ellas que son tanto más penosas porque resultarían de nuestro

•jrialogro en adoptar soluciones que se conocen para viejos problemas bien diagnosticados. Este será el caso, si prosigue actuando el sistema internacional que expolia los pueblos pobres y los condena a subsi-diar con su miseria la prosperidad de los pueblos ricos. Los requisitos de represión necesarios para mantener este sistema impondrían a los pueblos

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regímenes de una rigidez y de una eficacia despó-tica sin paralelo en la historia de la iniquidad.

No menos grave sería un fracaso provocado por la propia eficacia de los procesos presentes de explo-tación física de los recursos del mundo. Elevando, por poco que sea, el despilfarro actual de las socie-dades más avanzadas o tan sólo generalizando sus patrones presentes de consumo a otros pueblos que aspiran a entrar en el club de los ricos, veríamos rápidamente liquidados múltiples recursos na-turales escasos, a tal punto que la supervivencia de la civilización estaría amenazada. Otra amenaza resultante de este despilfarro sería la representada por el incremento de la polución de las aguas, tierras y aires en escala planetaria que, pudriendo la precarísima trama de la vida sobre la cual existimos, destruiría el nido del hombre en el uni-verso.

Amenazas del mismo tipo residen en la posibilidad d de que la ordenación despótica —presuntamente necesaria en la etapa de desmonte de las viejas estructuras de poder privilegiadoras de m i n o r í a s -persista después de alcanzar la abundancia generalizada, condenando a los hombres, al final sa-tisfechos en sus carencias elementales, a vivir y quizás a rehacerse bajo la opresión y la iniquidad.

Otro malogro estaría en que el futuro no nos ofreciera más que devolver ampliado a todos los millones de hombres del porvenir lo que hoy usufructuan las minorías privilegiadas. Este futuro proyectivo que apenas perpetuaría pobres formas de vivir la vida, conduciría fatalmente a la deses-peración. La única esperanza sería entonces que, una juventud masivamente hippificada, negándose a revivir el sinsabor de la existencia de sus padres, rompiera así la continuidad de la civilización, para abrir a los hombres nuevos horizontes.

Hacer frente y conjurar estas maldiciones capi-tales es un requisito indispensable para el éxito de cualquier proyecto utópico de liberación humana. Esto significa que tenemos que proponernos a un tiempo la tarea de erradicar las bases de la desigualdad y de la injusticia —liquidando las es-tructuras de la mercancía para desmonopolizar el poder, ,1a riqueza y el saber— y las misiones de contrarrestar el recrudecimiento de despotismos innovados, de evitar que se dañen las bases de la existencia y sobre todo, de precaver que no se de-teriore el gusto de vivir.

Trátase nada menos que de romper con las viejas formas de vida y de crear nuevas, cuidando de que éstas no surjan contaminadas. Trátase, como fue dicho, de impedir al pasado reproducirse en el futuro. Es decir, de detener toda línea de continui-dad en la historia para dar al futuro la posibilidad de ser original y nuevo.

Hacer frente a estas tares sin un plan utópico pre-vio sería un salto sobre lo desconocido, una alianza con el arbitrio. Nuestra tarea prioritaria es, por esto, incuestionablemente, la de revivir el espíritu délos utopistas con osadía y coraje, enlazándolo con la ciencia y con la práctica revolucionaria. Para ello será necesario desarrollar una ciencia general del fenómeno humano y de la revolución necesaria que aparte de ser más operativa y eficaz que las "in-genierías", sea una verdadera sabiduría de la vida, apta para formular y dar sentido a un nuevo

proyecto de existencia humana y capacitada a hacer vibrar el corazón de cada hombre.

El proyecto humano

Pese a que somos el producto residual de muchas fatalidades y de pocas opciones intencionales, nos gusta pensar que estamos más armados que las generaciones pasadas, tanto para hacer frente al azar, como para proponernos futuros intencionales. Quizás sea así. Si lo es, esto representa a un tiempo, la más grande esperanza y la más grande amenaza de la historia humana. Rigiéndose a lo largo de milenios más bien por casualidad que por causali-dad, la historia produjo, o está por producir final-mente, una generación que asumirá el poder de plasmarse a sí misma como, un proyecto.

Esta insólita libertad es nada menos que espeluz-nante. Bien o mal, las generaciones pasadas cumplieron el papel de tamizar el arbitrio para de-jar sobrevivir formas humanas viables. Formas que, en todas sus variedades, gestaron hombres individualmente más dispuestos a vivir que a morir, a gustar que a disgustar. Muchedumbres que, en las eras decadentes, vegetaban en la indolencia y en las eras heroicas, se inmolaban bajo el mando de profe-tas o de tiranos. Aún así fueron construyendo, simultáneamente, una sabiduría de las cosas cada vez menos comprensiva y un saber técnico de control de la naturaleza cada vez más eficaz para producir bienes , para sostener p o b l a c i o n e s crecientes y para incorporar más pueblos a los mismos conjuntos sociales.

Partiendo de una mutualidad tribal, l legamos por este camino, a la situación presente de una humani-dad interactiva como lo fueron las tribus. Vivimos de hecho, dentro de la super tribu ecuménica y en constante crecimiento, un destino común dictado por la misma tecnología, regido por las mismas formas básicas de ordenación social e inspirado por los mismos cuerpos de saber o de creencias que se van homogeneizando planetariamente.

Las caras singulares de lo humano, tan variadas ayer, van siendo borradas. Mañana serán todavía más uniformes. Pero las tensiones dentro de la gran tribu aumentan como una vorágine. Son cada vez menos eficaces los viejos procedimientos que pro-ducían hombres capaces de amar a la tribu, a la amada y a los hijos, a creer en la fe ancestral y tal vez a morir por ella. Y sobre todo de encontrar energías en sí mismos para retomar con tezón cada mañana el duro trabajo rutinario. Al parecer, están siendo desmontados dentro de la máquina humana, resortes y engranajes delicadísimos, de los cuales sabemos muy poco. Es cada vez mayor el número de personalidades carentes del mínimo de estruc-turación indispensable para actuar con eficacia y goce. Esto es, quizás, lo que más nos contrasta con nuestros ancestrales. Ellos, en su forma tribal, campesina o villana, aunque rústicos eran hombres íntegros, armados espiritualmente para vivir sus destinos. Nosotros, al contrario, a pesar de tan ci-vilizados somos cada vez más, parcializados, débiles y carentes.

Perdida la vieja eficacia de las prácticas tra-dicionales para producir personalidades equilibra-das, urge buscar nuevos procedimientos. Estos serán fatalmente intencionales, construidos... arti-

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ficiales. ¿Significa esto que serán peores? ¡No lo sé! ¿Quién osaría afirmar que viejos inventos humanos como la prohibición del incesto, las reglas de parentesco o los ideales de virtud eran intrín-sicamente buenos? ¿O que los complejos de Edipo y de Electra sean conformadores ideales de la personalidad? Tendemos a pensar que estos fueron logros irrisorios comparados con la medicina, la electricidad o la bomba. No debemos olvidar, sin embargo, que aquellos modeladores fundamentales de lo humano, son las más viejas y gastadas herramientas que usamos. Quizás sea tiempo de reemplazarlas.

De hecho la nueva ars medica sustituyó exorcis-mos visiblemente menos eficaces frente al dolor y a la muerte. La electricidad reemplazó músculos animales y humanos como fuentes energéticas. La bomba sustituyó puños, flechas y arcabuces. Y lo hicieron con evidente ventaja. Pero urge preguntar, ¿qué es lo que sustituirá los procedimientos tra-dicionales que conformaban en el niño el futuro varón y en la niña la mujer? ¿Qué sustituirá el "temor a Dios" y otros temores infundidos al niño para hacerlo más tarde, sumiso al orden y respe-tuoso de la autoridad?. ¿Cómo plasmar en las personas el sentido de compromiso recíproco en que se funda la sociabilidad y la solidaridad?.. ¿Qué institución dará al hombre la leche del afecto bebida en la familia y que lo arn.aba contra tantos miedos y contra el sentimiento de desamparo?. ¿Quién proporcionará la fantasía y ei sentimiento de ter-nura indispensables al equilibrio emocional a personas formadas en familias miniaturizadas, donde no hay lugar para que los viejos se ejerzan como abuelos porque su función es ahora la de suegros?. ¿Cómo restituir a la humanidad, por fin liberada de viejas represiones y freudianamente reconciliada con su condición zoológica, la capacidad de amar líricamente?.

Programando nuestros nietos Nos comportamos como si esperásemos que los

sustitutos de todos aquellos moldes perdidos para conformar hombres cuerdos surjan espon-táneamente. No es así. Algo tiene que ser inventado para ser puesto en su lugar. Los hombres del futuro, como los del pasado, necesitarán motivaciones y trabas que posibiliten la convivencia cordial y soli-daria y el ajuste reciproco de expectativas de

conducta que antiguamente surgían, al parecer, en forma natural y espontánea en la casi totalidad de las personas. Es decir, estamos desafiados a pro-ducir equivalentes socioculturales y hasta morales de nuestros inventos prácticos o mecánicos. O más enfáticamente: estamos condenados a aceptar la necesidad de experimentar con lo humano, asumiendo los riesgos que ello encierra.

Ayer se trataba tan sólo de hacer experimentos a nivel de la naturaleza circundante pdra descubrir en ella principios y potencias que, con astucia, se po-dían poner al servicio del hombre. Hoy se trata de rehacer lo humano, de desmontar y reensamblar al hombre mismo, actor de tantas hazañas, para recargar sus baterías emocionales desgastadas a fin de reviabilizar su capacidad de desempeño. Pero ¡ cuidado! Los errores del pasado en los intentos de renovar la vida apenas sacrificaron una o unas pocas tribus, demasiado sencillas o demasiado osa-das. Las restantes sobrevivieron y se expandieron. Hoy día, un error conducirá al riesgo de llevar al desastre la tribu entera, por fin unificada.

Este riesgo ya es real y puede sobrevenir a cada momento. Sea activamente, por vía de la adopción generalizada de alguna de las muchas formas practicables de domar las voluntades y de confor-mar las personalidades que están al alcance de los gobiernos. Sea pasivamente, por abandonar el puro azar, el desarrollo de las tendencias presentes de deterioro de las antiguas bases morales de la vida social. Sea aún desesperadamente, por un error irreparable en el ejercicio de la voluntad de rehacer intencionalmente lo humano. Es decir, estamos perdidos. Si paramos, la bestia come; si corremos la bestia pega. La única salidad es enfrentarla.

No hay razones, empero, para suponer que la humanidad deba fatalmente caer en un error funesto. Bien puede suceder que se logre éxito sobre , el espíritu, como antes se logró sobre la materia. ' Las formas racionalmente buscadas que se re-velaron superiores a las soluciones tradicionales j para combatir la enfermedad y el trabajo agotador también pueden serlo para rehacer al hombre. El problema reside en que el precio del éxito en el esfuerzo del hombre natural por dominar la na-turaleza y humanizar el paisaje, fue experimentar ¡ él mismo una transfiguración menos propicia de su ; propia naturaleza. En efecto, producido reflejamen-te, el hombre actual surgió como una resultante i arbitraria de acciones ejercidas sobre el mundo y no directamente sobre sí mismo. Ahora se trata de reconstruirse como un proyecto, a finde,humanizán dose intencionalmente, crear en el hombre nuevo al hombre humano.

Todo esto significa, en esencia, que estamos di sa fiados a reinventar lo humano y tenemos que osarlo. Se puede argumentar que nada hay de nuevo en ello, ya que muchas veces los hombres o algunos hom-bres asumieron la responsabilidad de rehacer la vi-da. Pero tratábase siempre de rehacer la vida ajena. Esto fue lo que desde siempre todos los conquistadores impusieron a los pueblos que subyugaron. Pero entonces se partía de una regla de oro que perdimos: la seguridad de que nuestra verdad era la verdad; nuestra belleza, la belleza; nuestra justicia, la justicia y fuera de ellas no había salvación.

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Ahora se trata de una experiencia totalmente nue-va : la de rehacer la vida a partir de nuestras perple-jidades y dudas, y rehacerla para nosotros mismos, sabiendo que nosotros significa hoy todos los hombres.

Lo que trato de decir en todo este largo discurso es, tan sólo que los nietos de nuestros nietos serán programados. Es decir, serán construidos con las ambiciones, las emociones y los rechazos que al-guien elegirá para ellos. Tal será, tememos, el hombre nuevo. Un abominable hombre nuevo, si medido con nuestros parámetros. Pero quizás, un hombre más libre y creativo que el de cualquier otro

tiempo, y quién sabe si no prodigiosamente fuerte y eficaz en todo lo que constituye hoy nuestra debili-dad e inepcia. Esto porque, por primera vez, el hombre no será el producto necesario de su pasado, la reproducción de su ser, sino el resultado de su proyecto de sí mismo.

Venutopía uno: más para más

Perdóneme el lector. Bien sé que estoy invitado a hablar del año 2003 de Venezuela y América Latina y debo enfrentar mi tema. Concuerdo que mis comentarios introductorios fueron desproporciona-

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dos. Pero ¿y lo humano? ¿Acaso no estamos tam-bién nosotros, latinoamericanos y venezolanos inmersos en la supertribu, viviendo su destino? Ya es tiempo, sin embargo, de mirar alrededor y es-pecular sobre cómo podrá ser nuestro contexto cuando sea padre el nieto que todavía no tenemos.

Nuestra tarea es definir las opciones capitales que ayudarán a Venezuela en la construcción del futuro deseable. Antes de esto, sin embargo, debemos aclarar qué es lo que llamamos deseable y para quién lo será. Es obvio que, si el Señor Director de El Nacional —a partir de la suficiencia que tiene— proyéctase hacia el futuro sus aspiraciones íntimas, él sólo pediría cosas inconfensables y probablemen-te irrelevantes. No será su visión, por lo tanto, la que nos servirá de guía. ¿Será quizás la del obrero gráfico n° 203 de las oficinas de El Nacional? Proba-blemente tampoco. Este Señor Obrero come bien to-dos los días, vive en una casa habitable, con baño y televisor. Va al trabajo en su coche usado, es cierto, pero capaz de andar. ¿Qué proyectaría él como aspiración sino tener más de lo mismo que ya tiene? Entre el Señor Director y el Señor Obrero hay bastante gente, quizás la quinta parte de la po-blación venezolana. Pero en todo caso ellos no dejan de ser una minoría descartable. Fuera de ella existen ocho millones de venezolanos. A estos —los más— es que cumple preguntar qué es lo que as-piran. Es muy probable, lamentablemente, que ellos se contentasen con que su múltiple del año 2003 tuviera lo que los menos tienen ahora. Especulemos sobre esto.

Los venezolanos serán entonces 28 millones, millón más millón menos. Para que ellos tengan y distribuyan entre sí bienes correspondientes a los consumidos hoy por el 20% más rico de la población, serán necesarias verdaderas hazañas. Entre ellas que el PIB saltará por lo menos de 8 a 50 mil millones de dólares, a fin de doblar el PIB per capi-ta. Para tanto sería indispensable que el petróleo siguiera chorreando exponencialmente y que a él se sumaran nuevas y prodigiosas fuentes de riqueza.

Pero es de preguntar: para qué tamaño esfuerzo si su resultado sería tan sólo generalizar formas de producción y consumo como las que hoy sufren los venezolanos y que los alienan.

El escenario todavía está incompleto. Una visión más expresiva de ese futuro proyectivo nos la da tal vez la previsión de que 25 millones de venezolanos! vivirán en las ciudades del 2003, quizás 7 millones: concentrados en la Caracas multitudinaria de en-; tonces que se extenderá desde La Guaira hasta Valencia. Imagínense los lectores ¿si cada mañana se sirviese un desayuno "a la antigua" en un millón y medio de casas para tres millones de hombres y mujeres que saldrían al trabajo en sus respectivos autos? ¿Se figuran la montaña de allacas y el torrente de café? ¿Oyen el barullo, de los carros? i ¿Huelen la humareda? ¿Adónde, en el tiempo, sé

habrá quedado el cielo alto y limpio de Caracas con sus palomas sacrificadas al progreso?.

Venutopía dos: más para menos Es muy probable que los venezolanos privilegia-;

dos de ahora y sus socios norteamericanos anhelen,: para mantener los cielos limpios y salvar las! palomas, que se congele la población venezolana en i sus 10 millones actuales. O mejor aún, que se los re-¡

duzca a la mitad, mediante el paso de la programación familiar a la esterilización masiva. Dentro de estas últimas dimensiones sería practica- > ble ofrecer mañana, a cinco o diez millones de vene-zolanos —porque muy pccos— lo que tienen y usan hoy poquísimos. Con la ventaja adicional de perpe-tuar el sistema, expandiendo relativamente las alegrías de vivir que él proporciona.

Este parece ser un proyecto deseable. Pon-deramos, sin embargo, que no será fácil atrapar al porvenir dentro,de su estrechez. En efecto, Vene-zuela es hoy por hoy la vidriera latinoamericana del capitalismo dependiente. Como tal exhibe lo que puede dar una prosperidad petrolera prodigiosa aunque no generalizable a toda la población. Para que aquella Venezuela minimizada del 2003 sea venturosa será necesario cumplir varios requisitos. Primero, que Venezuela no se puertorriqueñice j alegremente, como el segundo Estado Asociado de ¡ USA, porque toda dependencia es incompatible con una prosperidad generalizable. Segundo, que algún régimen reformista adopte una política de par ticipación que posibilite la redistribución de la ri-queza.

Supongamos que se superen todos estos obs-táculos. Aun así es de temer que tanto la con-gelación como la reducción de la población tengan algunos efectos deplorables. Por ejemplo, en lugar de la mitad actual de venezolanos juveniles — constituida por menores de 18 años, recuperables para sí mismos y para el país— tendríamos un pre-dominio de venezolanos seniles —irrecuperables para quien quiera que sea—. Con esto se perdería algo dé la alegría turbulenta, del trato confianzudo, del izquierdismo alborozado que hoy anima el cua-dro social venezolano, aunque amargue a mucha gente. En su lugar, se instalaría la etiqueta ceñuda y la tristeza vil que corresponde a la senilidad.

Otro efecto, este quizás meritorio, sería el de socializar o condominar los amplios espacios que la provincia venezolana ocupa en la Tierra. Efecti-vamente, en una América Latina con 600 millones de

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habitantes, dentro de un mundo de siete mil millones, predominantemente de "gente de color", esta disponibilidad generosa de espacios deshabita-dos e incontaminados sería bien acogida.

Venutopía tres: más Hemos especulado hasta ahora con la hipótesis de

generalización para los venezolanos del año 2003 — sean ellos 5 ó 28 millones— de lo que tiene y goza hoy día la quinta parte de la población que vive mejor. En verdad, los escenarios resultantes no son de entusiasmar. Intentemos otro, más gozoso y fecundo.

Observemos para empezar, que no es nada proba-ble ni deseable que el futuro sea, en ningún sentido, una proyección ampliada del presente. Sin embar-go, es posible que ciertos potenciales de cambio, poco perceptibles ahora, se desarrollen mañana, generando situaciones nuevas. Algunas de ellas me gustan, otras no. Entre las que más me gustan hay una que puede servir de base a fantasías futuristas. Me refiero a la posibilidad de satisfacer carencias humanas menos inmediatas y esenciales que la alimentación, la vivienda, la salud y la educación. Bien puede ser que la satisfacción de algunas de ellas pueda y deba ser buscada simultáneamente con la lucha para atender aquellas carencias elementales. Este sería el caso del hondo deseo humano de una existencia pastoral. De la voluntad de belleza que animó siempre a los hombres y cuya satisfacción casi se perdió para las mayorías. Del afán de reapropiación del saber monopolizado por los eruditos, por parte del hombre común, encerra-do en su pobre universo de comprensiones vulgares. Y del anhelo de felicidad de que hablan viejos poetas y todos los chiflados.

La quimera pastoral era obviamente imposible para el hombre puesto frente a la naturaleza como campesino o para quien quiera que se pierda en la maleza, picado por mosquitos. No lo sería mañana si ese fuera el proyecto de los venezolanos. Los veo dispersos en la inmensidad de una floresta tropical intocada en su infinita belleza. Viven desnudos junto a riberas y lagunas de donde máquinas domestica-das los llevan y traen al trabajo y a la convivencia apacible.

La voluntad de belleza que alienta al indio Makiri-tare le hace poner en cada tarea que se propone — trenzar un cesto, modelar una olla, manufacturar una flecha—mucho más esfuerzo del necesario para lograr fines utilitarios. El propósito de este esfuerzo adicional es satisfacer un hombre íntimo de perfec-ción formal que es autogratificante y dignif icados -En el rigor simétrico del canasto trenzado tan sólo para guardar cosas; en el virtuosismo de la olla destinada a cocinar; en la perfección de la flecha útil únicamente para cazar, el Makiritare se ex-presa caligráficamente como creador de belleza. En la obra de sus manos y de su espíritu es él quien se ve y se hace ver y sentir como hombre. ¿Qué hicimos nosotros del obrero que, frente a un linotipo, compone con matrices que otro diseñó, textos que otro escribió? ¿O de la obrera que teje en un telar automático una tela programada en sus mínimos detalles en una tarjeta IBM? O si se quiere, ¿del artista condenado a crear obras singulares y únicas dentro de los cánones del estilo de moda para a p r e c i a d o r e s - c o m p r a d o r e s que só lo d e s e a n

apropiarse de su obra para en ella exhibir su riqueza e importancia? El gráfico, la tejedora y el mismo artista fueron todos expoliados de aquella voluntad de perfección que, pudiendo expresarse en el traba-jo diario y en las cosas más sencillas, era accesible a todos los hombres y a todos dignificaba.

Supongo que también esta condena a la maquini-zación de toda producción, a la estandardización de toda creación, a la especialización alienante en tareas parciales puede y debe ser vencida. Veo en las casas de los venezolanos del 2003, ollas y canastas, telas y textos que son producto de sus manos o que llevan cada cual marcas tan peren-torias de quien las hizo que allí están para evocar su espíritu. Aparentemente la propia automación ma-quinística, en su límite, proveyendo al hombre de lo esencial, lo ha de liberar para el ejercicio de sí mismo.

La monopolización del saber como instrumento de dominio y precedencia es tal vez una de las alienaciones más graves de cuantas resultaron de la estratificación de las sociedades en clases. La partición de los hombres en señores y siervos, en campesinos y ciudadanos, en cualquiera de sus variantes, conllevó a la división del saber en dos estratos. El saber vulgar que informa al hombre común para desempeños corrientes y el saber erudi-to de los letrados, profesionales y tecnócratas. Lo humano resultante de esa partición se partió también en su conciencia. La inmensa mayoría de los hombres aprendió, como su certeza mayor, que no les es dado saber —porque el saber verda-dero pertenece a sabios doctores— los inhabilitó hasta para usar su propia inteligencia. Aquel Makiritare de quien hablaba está seguro del valor de su saber mítico y de su capacidad de com-prensión, además de armado de la más viva curiosi-dad. A la primera oportunidad preguntará sobre el "dueño" de la sal o el "padre" de los fósforos. Ningún campesino y ningún obrero preguntará so-bre esto porque se resignan a saber que no saben. Su inteligencia está atrofiada, su curiosidad amorda-zada, su imaginación dormida. Hay pocas dudas de que esta alienación de la conciencia también puede y debe ser superada. Para tanto, será indispensable sin embargo, que se complete y se suplante el proceso de estratificación social, empezado hace unos pocos miles de años, creándose sociedades sin clases en las cuales se superen el antagonismo se-ñor-sirviente, la oposición rural-urbana y el con-traste obrero-intelectual. Una vez logradas estas superaciones, se extinguirá el monopolio del poder y con ello, el privilegio del saber y la degradación de la inteligencia. En una Venezuela socialista que ma-ñana eduque mejor a los más de lo que hace hoy con los menos, es pensable la resurrección del espíritu para un prodigioso florecimiento.

¿Qué decir del anhelo de felicidad? Ello supone cosas tan sutiles y delicadas que mejor quizás sea no incluirlo por ahora en nuestro proyecto utópico. ¿Además qué felicidad adicional quieren los vene-zolanos del tercer milenio si yo ya les di la existen-cia pastoral por la cual suspiramos desde siempre y con ellas les devolví la voluntad de belleza y tam-bién el acceso a la sabiduría? Los que piensan que propongo tan solo remakiritarizar Venezuela, m e perdonen. Mi imaginación formada en estos duros años no tiene potencia para más. Y mi corazón ago-tado no desea más. Viva el MAS.*.

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Introducción al etnocidio Robert Jaulin

La Editorial Tiempo Contemporáneo acaba de publicar la versión castellana del libro de Robert Jaulin La Paz Blanca. Ciencia Nueva entrevistó en París al autor;estas son sus opiniones, así como un resumen de la Introducción de su trabajo.

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Robert Jaulin: Cuando Darcy Ribeiro es testigo, o simplemente etnógrafo, cuando examina una si-tuación, es sumamente interesante y todo lo que él dice sobre el mundo indígena es brillante y muy correcto. Pero cuando empieza a proponer soluciones, se plantean varios problemas y algunos interrogantes. Me pregunto hasta qué punto no es profundamente nacionalista y en consecuencia partidario de una política que, a largo plazo, se identifica con una política de integración de las ci-vilizaciones indias, integración a la civilización blanca. Integrar las civilizaciones indias a la civili-zación blanca es darse como objetivo la destrucción de esas civilizaciones.

Pienso que hace falta para América y Europa re-ducir el peso de las fronteras y aún tal vez modi-ficarlas o hacerlas desaparecer, como hace falta Feducir y debilitar las estructuras del Estado, que se utilizan para afirmar un poder, una política, un modelo de existencia propuestos como catecismo a las poblaciones.

El problema real es el problema de la comunicación entre los hombres y lo que se llama el internacionalismo sólo s e ubica al nivel de relaciones entre naciones. Pero todas las naciones son productos del occidente, son personas jurídicas occidentales. Entonces la comunicación entre las naciones es sólo un discurso interno a la civilización occidental. Pero este discurso, la organización de este discurso y las fuerzas que tiene en sus manos, obviamente tienden a destruir las demás civili-zaciones y a afirmar esta civilización occidental. Pero ya lo sabemos bien, la civilización occidental fracasó, destruyó el medio donde vivimos, nos está ahogando, nos hace vivir como solitarios, como pe-queños faraones solitarios. Pero el goce de vivir, el goce,físico, el goce sexual, el goce fisiológico, el goce humano no es soledad, sino relación entre los hombres, no sólo entre los hombres como individuos sino como grupos o civilizaciones distintas. Pienso que convendría crear, en las organizaciones inter-nacionales, servicios encargados de las relaciones entre las civilizaciones y no de las relaciones inter-nas propias a una sola civilización.

Estuve en Brasil en agosto de 1967. Fui a dar una conferencia sobre la aplicación de las matemáticas a las ciencias sociales en etnología y aproveché para proponer la creación, en la UNESCO, es decir en el cuadro de una organización internacional, de un servicio encargado del problema indígena. Los brasileños que vi se sorprendieron mucho y no gustaron para nada de esta propuesta, porque es-timaban que era lesiva a la libertad de un Estado o, mas bien, a la autoridad nacional. En efecto era un ataque a la autoridad nacional. Lo que yo había olvidado decir —en aquél entonces y ahora lo hago siempre— es que el mismo problema se plantea tanto en Europa como en Brasil.

Piso a los representantes del occidente, sean ellos brasileños, chilenos, norteamericanos, europeos, franceses, a lemanes, no m e importa, que se in-tegren en comisiones o servicios encargados de las relaciones con el mundo indígena, con tal que sean

p i d o a los brasileños, y que participen en servicios encargados de las relaciones entre Francia y los bretones, Francia y los vascos, etc. Este problema de relación entre ci-vilizaciones no sólo se plantea en las naciones jóvenes, sino también en las viejas. Y porque ocurre

en las viejas naciones —hoy en día los movimientos regionalistas de Francia se van desarrollando muchísimo— yo pienso abrir departamentos en-cargados del estudio de las civilizaciones e idiomas bretón,occitán, corso y vasco, cuatro sub-grupos, cuatro pequeños departamentos en él cuadro de la U.E.R. (*) de la cual soy responsable y esto sin desmedro del funcionamiento de departamentos encargados de los Andes, Asia del S u r e s t e , de las civilizaciones del Pacífico, es decir de varias regiones y civilizaciones estudiadas hoy en el mundo. Esto para decir que mi propuesta no era solo un derecho que se daría la vieja Europa con respecto a América del Sur, sino que era válido en todos los sentidos y porque existe esta propuesta y es válida, hay que deducir que no se destruye una civilización con tanta facilidad.

E s evidente, si Ud. mira dentro de los Andes, el caso de México. Es bien claro también que las po-blaciones Quetchuas y Aymaraes,están sometidas a la civilización occidental; desde hace cuatro siglos tratan de "civilizarlas" y sin embargo sí e s obvio que ya no son lo que eran antes, no forman de nin-guna manera parte del occidente: son una "in-dianidad" futura.

Y aún si tomamos el ejemplo de Brasil y el caso de todos estos pueblos, todos estos pequeños colonos. No son para nada indios, pero occidentales tampoco. Existe una cierta forma de semi-nomadismo, de no-acumulación de bienes o de destrucción con borracheras y asesinatos de lo que poseen y estos son caracteres más relevantes de una tradición indígena que de una tradición occidental.

C.N.: ¿Y la UNESCO? R.J.: Hasta ahora, la Unesco no aceptó mis

proposiciones. Sin embargo hice esta propuesta con un pasaporte internacional. En aquél entonces, era experto de la UNESCO. Yo provoqué las encuestas, no en Brasil —que los brasileños m e d i s c u l p e n -sino en parte en Colombia sobre la destrucción de civilizaciones indígenas, en particular las encuestas sobre los Motitlans y una parte sobre los Quivas.en los llanos, en 1967. Escribí muchos artículos en diarios de Colombia sobre este tema. Había logrado provocar esto porque tenía el estamento inter-nacional, si no m e hubieran encerrado como loco o guerrillero. Y no era lo uno ni el otro.

C.N.: ¿Decía Ud. que tiene una formación ma-temática?

R.J.: Tengo una formación de matemático y publiqué hace mucho tiempo, entre 1950 y 1960, algunos artículos y un libro que son aplicaciones de la matemática a la etnología y las ciencias humanas. En aquél entonces, tenía mucha es-peranza. Creía que, en verdad, la matemática podía aclarar el lenguaje de las ciencias humanas y que s e podía, con varias ténicas, asimilándolas, facilitar el trabajo y la presentación de la documentación y su análisis. Era falso. Tenía mucha confianza y toda-vía creo que es alcanzable. Pero hay que tomar en cuenta la situación global: no se usa actualmente la matemática como instrumento para mejorar la calidad de las investigaciones,sino como una más-cara para perpetuar las estupideces con que fun-cionan las cosas y para esconder su mediocridad. El lenguaje matemático se convierte en el tema

(*) Unidad de Investigación y Enseñanza, equivalente a una Facultad.

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estudiado y piensan que es suficiente utilizar las matemáticas para que lo dicho sea correcto. Sin embargo lo repito, la matemática es un lenguaje, un instrumento; en sí no es nada. Hay que tener una cierta distancia con la matemática y usarla al mínimo, traducirla en lenguaje ordinario cada vez que sea posible. En todo caso, nunca la matemática dispensa una muy sólida reflexión sobre la infor-mación al principio y una investigación también muy sólida sobre el resultado a la salida, resultado al cual se llega después de haber aplicado un len-guaje, lenguaje matemático o cualquier lenguaje que sea. Pero, en general, las ciencias sociales usaron las matemáticas para artificializar cada vez más la información y por consiguiente esto correspondía muy bien con el desprecio de las ci-vilizaciones estudiadas en etnología, lo cual coinci-día con la soledad del hombre y el terrorismo de la ciencia, asociada a poderes de todo tipo. Usaron la matemática por eso y también para evitar las in-vestigaciones serias, indispensables una vez alcan-zada cierta presentación formalizada de la infor-mación. Por todo eso empecé a cambiar. Desde hace doce años dejé totalmente este tipo de inves-tigación, pero sigo informándome. Sin embargo, publiqué un libro titulado Esbozo de una teoría descriptiva, en parte en lenguaje matemático. Pero son viejos textos y tengo el cuidado de advertir al lector, evitando discursear.

No hay que censurar a la ciencia y la matemática en sí. Pero la función social de la ciencia y de la matemática está obviamente asociada al man-tenimiento del terrorismo occidental.

C.N.: ¿Es el etnocidio y la desaparición de minorías étnicas el privilegio o la especialidad del Occidente, blanco, cristiano, u ocurre también en otras civilizaciones?.

R.J.: Pienso que realmente es una especialidad o un privilegio de Occidente. Hubo otras civili-zaciones que pretendieron la humanidad única. Cuando se pretende ver al hombre, representar el modelo de la humanidad presente o futura, necesariamente hay que reducir a sí mismo todo lo que no lo sea, hay que transformar todo y también, como consecuencia, expandirse y conquistar el mundo. Esta actitud está presente a nivel religioso y a nivel de la mitología del progreso, el mito básico del Occidente actual. Ese mito del progreso ya estaba presente en la idea de dios. Sin embargo, algunas civilizaciones procedieron así, en particular la civilización más cercana a la nuestra, es decir el mundo islámico, pero nunca llegó a este nivel, nunca llegó tan lejos en la negación del prójimo.

¿Pero qué es el etnocidio? En primer lugar, es la desorganización de lo cotidiano de los demás,es decir el tipo de organización y de relación de resi-dencia, el tipo de organización y de relación de consumo, consumo alimenticio, el tipo de organi-zación y de relación de producción. Y cuando al-guien no es más libre de dormir en una gran choza confortable hecha de hojas y tiene, en nombre del progreso, que ir a vivir en una pequeña casa soli-taria de hormigón, hay claramente destrucción de toda la estructura social asociada a la casa colecti-va.

C.N.: ¿Esto ocurre también en los países africanos?.

R.J.: Seguramente; en Africa, las independencias marcaron la expansión del mundo occidental.

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¿Quién es colonial? No son los individuos, sino una abstraceión t una civilización. E s cuando una civili-zación se hace cargo de otra por dentro, lo cual ocurrió en América del Sur con Bolívar, que esta civilización se expande en el continente y lo marca. Así pasó hace ya 170 años en América del Sur con Bolívar y últimamente es el caso de Africa con las indepencias. Las independencias se hicieron en Africa y en América —en América fue mucho más complejo— sobre una base que era el respeto stricto sensu de las fronteras y estructuras importadas por el colonizador. Lo colonial no eran los administra-dores, sino las estructuras, es decir en primer lugar las fronteras políticas y después el tipo de estruc-turas implicadas. Todos estos estados corresponden desde el punto de vista humano y ecológico a mundos artificiales. Las poblaciones africanas que viven en estos estados tiene orígenes culturales to-talmente distintos, tan distintos como los mundos indio, criollo y blanco, los tres componentes del mundo sudamericano. En Africa hay áreas de cultura que son muy distintas entre sí y que corresponden a conjuntos muy grandes con volú-menes muy importantes. Refiriéndose a estas áreas ecológicas y culturales, no había tantos es.tados en el Africa negra como los hay hoy con fronteras que la cortan de manera artificial. Entonces, son hoy los gobiernos africanos quienes se hacen cargo de esta colonización.

C.N.: En el panorama mundial, ¿es Ud. optimista o pesimista?

R.J.: Soy pesimista. Pero cuanto más pesimista se es, tanto más se debe luchar. Pues, en nombre del pesimismo, si decimos que se acabó todo, que po-demos ir a descansar, entonces se privilegia la relación consigo mismo. Y precisamente es esta privilegio que define al Occidente, en su caracterís-tica mayor. El occidente no conoce otra relación que consigo mismo, la relación de un individuo consigo mismo, o la relación del Occidente consigo mismo. Niega todo lo que no es Occidente y adentro del Occidente cada célula, cada vez más reducida, que no sea el Occidente. Niega al prójimo sean cuales sean sus dimensiones o definiciones, ya sea un indi-viduo, un grupo, una nación, una ciudad, una civili-zación o todas las civilizaciones. El Occidente es el mundo de lo único, de lo unitario. E s el hombre único, la nación única, la civilización única. Entonces, todo lo que sea lo múltiple, los otros hombres, las otras naciones, las otras civili-zaciones, (esto en crescendo, porque existe una especie de jerarquía en el despliegue de este pri-vilegio de la unicidad) todo lo que se refiere a los múltiple, lo que se refiere a la humanidad, al plural, está prohibido, rechazado, negado. Esto lo sabemos muy bien con nuestro cuerpo. Cada vez más tenemos todos la misma cara, la misma jeta de chicle que nos propone América del Norte y el mismo tipo de reacciones y comportamientos. Antes, los caracteres eran muy diversificados y por consiguiente también la conciencia del prójimo y la preocupación del prójimo como algo que lleva su propia verdad y también sus diferencia, base del diálogo. Ahora, siendo todos parecidos, nos ins-taladnos en el silencio.

C.N.: Darcy Ribeiro plantea la tendencia a una uniformidad cultural en el futuro de Occidente. Hay una igualdad cada vez mayor del lenguaje, de la formación cultural, del lenguaje científico, ¿Cree

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Ud. en esto?. R^J.: Me opongo totalmente a esto. E s cierto que

hay un movimiento mesiánico del progreso que tiende a este resultado y que así ocurrió hasta ahora. Pero tenemos que reconocer que los jóvenes rechazan esta solución.

Hablé del desarrollo de los regionalismos. Si esta humanidad única fuese realmente el objetivo hacia el cual se tiende, resultaría totalmente incom-prensible el hecho de crear, en universidades, departamentos especializados como en Francia, .en la sociología de los vascos, bretones y también en enseñar idiomas. Aquí hay escuelas donde se enseña el vasco o el bretón y están llenas. Todo el mundo va a estudiar allí. Aquí en esta U.E.R., voy a organizar departamentos relacionados con estos temas. C.N.: ¿Cuál es el equivalente de una U.E.R.? R.J.: Corresponde a alrededor de 50 profesores, 50

grupos de investigación. C.N.: ¿Casi una Facultad? R.J.: Sí; una Facultad muy chica. La mía per-

tenece a Paris VII. Para terminar como empezamos, hablando de

Darcy Ribeiro, al nivel de la observación de lo que ocurre con los indios, comparto todo con él, pero al nivel de la política a largo plazo, estoy totalmente en desacuerdo con él. Y aún si D. R. tiene ahora pro-blemas con el gobierno brasileño, no se puede oponer en absoluto al organismo actual encargado de los indios, es decir la FNAIL. Pero ahora la FNAIL está construyendo carreteras por toda la Amazonia y está agrupando y conquistando las últimas tribus de indios que existen para asimilarlos tanto como pueden.

. Que se destruya físicamente a alguien o cultural-mente a su grupo, el resultado es idént i co^

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Fragmentos de la Introducción de la Paz Blanca

A ambos lados de la frontera colombo-venezolana, al norte del Amazonas, viven los indios bar i. Después de varios s ig los de guerra, el año 1964 señaló, para estos indios, el tiempo de la paz. Del lado venezolano, a lgunos grupos ya habían entrado en contacto con los capuchinos espa-ñoles; en otras regiones, habían empezado a establecerse misiones jesuítas y hermanas de caridad; el servicio colombiano de asuntos indígenas, aliado a los petroleros e s t a d o u n i d e n s e s , t r a t a b a de ocupar una tercera región; un poco más lejos algunos cientos de indígenas permanecían hostiles.

Durante los primeros meses vi-vimos en una casa colectiva apartada, lejos de los blancos. Había adoptado el taparrabos y pese al enorme interés que mani-festaban respecto de. mis par-ticularidades culturales, los indí-genas no modificaron en lo más mínimo sus propias costumbres; controlaban mi equipaje , me hacían preguntas, me observaban discreta e incensantemente^nucho más de lo que yo lo hacía para con ellos.

En junio el rumor de la paz se extendió por la región y los indí-genas no esperaron la llegada de los blancos para ir a visitarlos y asegurarse de la "apertura" del mundo. Los misioneros, los pe-t r o l e r o s , d e s e o s o s d e reagruparlos, controlarlos e in-c luso utilizarlos, intentaron a menudo con todo éxito, afincarlos junto a ellos y "civilizarlos".

No era difícil prever las consecuenc ias de es te hecho: desorganización de los grupos y actividades de producción, epi-d e m i a s , m o d i f i c a c i o n e s aberrantes del habitat, del vestido, del equilibrio de la alimentación, dé la s actividades de caza y pesca, del adorno, del juego de alianzas, del peinado: en una palabra, el embrutecimiento, la confusión y, en el mejor de los casos, las momentáneas fanfarronadas de los que eran utilizados como inter-mediarios.

Propuse entonces un plan relati-vamente simple para evitar en

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gran parte que se llegara a esos extremos. Dicho plan tuvo pésima acogida, lo cual no dejó de causarme cierto asombro. En Sept iembre de 1964, a lgunos grupos regresaron hacia el in-terior, optando así por el ale-jamiento: cuatro años después volví a encontrarlos felices, sanos y salvos. De 1964 a 1968, murió cerca de la mitad (ochocientos so-bre un total de dos mil) del grupo de indígenas que se había mezcla-do con los blancos y el cuadro que ofrecen los sobrev iv ientes e s lamentable . Algunas medidas elementales y un modesto servicio sanitario ambulante (medidas y servicio estrictamente en función déla toma de posesión de la región por parte de los blancos), hubiera bastado para proteger la existen-cia y la civilización bari, ya que cada una de ellas está en función de la otra. En diciembre de 1964 regresé a Francia.

No tardé en enterarme de que, en diversas escalas, este problema se planteaba en muchos otros lugares. Traté de alertar a la opinión pública, pero sólo m e encontré con sonrisitas divertidas o con una oposición ora abierta, ora solapada.

Los hombres de ciencia, mis "co l egas" , las organizac iones mis ioneras , los s erv i c io s de asuntos indígenas, los poderes "pol í t icos", adminis trat ivos , i n t e r n a c i o n a l e s , t u v i e r o n la misma reacción: me contestaron con las pa labras "progreso" , "integración delaborigen", "paz y resguardo de la investigación"...

No disimulé mi repugnancia y empecé a interrogarme acerca de mi profesión, los "fundamentos" de la etnología y su cómplice, la socio logía . Ya había tenido oportunidad de hacerlo con motivo del empleo de los lenguajes for-males; por tener yo mismo una tendencia a dicho empleo, la utili-zación "publicitaria" o ridicula que se hacía de ellos me había pro-vocado a menudo gran indig-nación; a s i m i s m o , el proce-dimiento "folklorizante" también me había parecido deshonesto. Pero todas ellas no eran más que

críticas hechas "desde adentro", en connivencia con las gentes deí oficio.

T e s t i g o d e l a a c t i v i d a d misionera, pude comprobar el cinismo, la confusión, o bien la soledad de los "padres" de todo tipo. Entre ellos, encontré algunos que estaban tan "al margen" de su profesión como yo de la mía y traté de retomar y estudiar la larga aventura de la evangelización y la historia de los conceptos clave, tales como la idea de Dios.

P o r ú l t i m o , p u s e necesariamente en tela de juicio el conjunto de la relación de nuestra civilización con esas otras civili-zaciones y, por consiguiente, la relación de nuestra civilización consigo misma. Me atrevo a afirmar que, pese a lo poco que hayamos podido hacer, todo esto no quedó en el simple nivel de las intenciones solitarias.

Reaccioné frente a una deter-minada realidad. Poco a poco, mis reacciones se fueron encadenando sin saber a ciencia cierta si mi ca-beza las seguía o las precedia.

Este trabajo es azaroso o in-comprensible desde el punto de v is ta de l a s e x i g e n c i a s pro-fesionales, pero mi preocupación no radica en este punto. Hubiera querido desarrollar con mucho mayor extensión algunas partes; tal vez, ello sea posible más adelante: estas páginas no son más que el primer momento de una investigación.

Su tema es nuestra realidad c u l t u r a l c o n s i d e r a d a en su relación con las otras y con el " m á s a l l í" . Lo corr iente es asimilar la comprensión de la to-talidad a la suma de las com-prensiones de cada una de las partes; sin embargo, no he seguido esta técnica pues la considero errónea. Según mi parecer, la comprensión de una parte depende más bien de la de la totalidad (que por cierto es dinámica, "his-tórica" y no cristalizada) y la idea de "suma de las comprensiones de las partes" es imprecisa y no pertinente.

E s difícil emitir juicios sobre la totalidad, ya que éstos resultan

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n e c e s a r i a m e n t e " t e ó r i c o s " o "subjetivos". Ofreceré, pues, un flanco a las críticas; sólo desearía que, por una vez, no fueran hipócritas.

Mirando hacia atrás, el tiempo es largo, o mejor dicho, es denso: la historia de nuestra civilización judeocristiana tiene siete mil años de peripecias, de acontecimientos, de accidentes sistemáticos. Todo ello vuelve más difícil la visión retrospectiva y aún no tenemos, ni tendremos a corto plazo, la paz necesaria para lograrlo. De ahí la necesidad de un elemento "ex-terior", de una comparación, de términos de referencia extran-jeros. Estos términos estarán representados por las otras civili-zac iones , que nos permi t i rán conocernos a nosotros mismos, siempre y cuando no acabemos con ellas demasiado pronto. Ahora bien, la contrad icc ión radica precisamente en el hecho de que al acercarnos a ellas, al conocerlas, acabamos con ellas.

Será necesario hacer abstrac-ción del lenguaje mediante el cual s e d e s a r r o l l a r á n l o s r a -razonamientos diferenciales: será más fácil comprender lo que fue nuestro pasado y lo que podrá ser nuestro futuro si los reducimos a "imágenes" teóricas susceptibles de ser elaboradas merced a la captac ión de o tras cu l turas . Cuando razonamos en términos di-f e r e n c i a l e s , lo que d e b e m o s comparar son totalidades. A falta de una teoría relativa a esas totali-dades (que i m p l i c a la com-paración de t o t a l i d a d e s cul-turales) al saqueo de "parcelas" ( e c o n ó m i c a , m í t i c a , e t c . ) así denominadas arbitrariamente por nosotros y provenientes de civili-zaciones distintas, es absurdo y colonial.

No tendremos suficiente paz para comprender lo que somos — nosotros, una civilización— pues la guerra de todo tipo, esa negación del otro, e s nuestra regla de oro. La criminalidad cultural, eletnoci-dio, son consecuencia de la ex-tensión de nosotros mismos que se re f i ere a l a s p e c t o m a r c a d o , contradictorio, de las relaciones que r e g l a m e n t a m o s , que nos reglamentan y que somos. Aun c u a n d o e l f r a c a s o d e e s t a criminalidad cultural, es decir, el forzado casamiento de las civili-zaciones (que no debe confundirse con el mestizaje de los individuos), haya s ido r e s p o n s a b l e de la

grandeza blanca, la acumulación de los bienes de todo tipo y la oposición meditada de las partes instauran el drama, nos enmas-caran a nosotros mismos, nos hacen trampear y mentir ante los demás, es decir, ante esas otras humanizaciones, esas otras civili-zaciones.

La implantación ya sea de a v e n t u r e r o s s i n e s c r ú p u l o s , preocupados tan sólo por la es-peculación de las tierras, las minas y la ingenuidad indígenas (la selva amazónica se vende con tal de que esté deshabitada; por consiguiente, para venderla, hay que asesinar a sus habitantes) o de grupos religiosos exageradamente imbuidos de los valores occiden-tales, no es irreversible pues es ilimitada y revela, "en potencia", el carácter colectivo de la em-presa colonial. Debería ser posible controlarla, dirigirla y, a veces, prohibirla, anularla.

P o í lo general, estas implan-taciones abusivas fueron toleradas e incluso alentadas por los poderes públ icos . El aná l i s i s de sus c o n s e c u e n c i a s reve la el daño que provocaron en la inmensa

mayoría de los casos. Es te daño se mide por contraste con la vida de esas pequeñas comunidades e n la época en que tuvieron la dicha de evitar la presencia blanca, o cuando prevaleció una política firme e inteligente como la que fue desarrollada en el Mato Grosso, en la región habitada por los kamayuras, por Orlando Villa-boas, con el paulatino apoyo del gobierno brasileño.

Las sociedades indígenas del Amazonas constituyen testimonios desgraciadamente probatorios, de la inanidad de un empeño de in-tegración a toda costa: es te empe-ño comprende, por lo general, las más vanas apariencias d e nuestra cultura y los esfuerzos d e quienes (colonos, misioneros, servicios de Asuntos que desgraciadamente hay que denominar coloniales y no indígenas) no hicieron más que paralizar, destruir o proletarizar.

Existe una civilización de la selva amazónica, así como existe una sola idéntica historia del contacto y de la destrucción.

La "integración" es un derecho de vida otorgado al prójimo c o n la condición de que llegue a ser lo que

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somos. Pero la contradicción o la trampa de este sistema consiste precisamente, en que ese prójimo, privado de sí mismo, muere.

Estas palabras sólo conciernen en forma indirecta al individuo aislado. Lo que para él constituye un problema, lo que se inscribe en su conducta, en su cuerpo y en sus p e r t u r b a c i o n e s , d e p e n d e en primer lugar de las orientaciones, las modificaciones, las heridas, las rebeliones profundas de la colecti-vidad en la que está inscripto: vuelvo a repetirlo, "el otro" es ante todo, aquí, una colectividad abstracta (una civilización) y, en forma secundaria, por derivación, un individuo concreto. La curva de vida o de muerte del otro, evocada desde el punto de vista de las consecuencias de la integración, concierne la libertad y la inven-ción de vida de esas civilizaciones; esa libertad y esa invención son las condiciones fundamentales de la existencia.

Se pretende a menudo afirmar la existencia de una total disparidad entre las políticas de integración y de asimilación: la integración otorgaría a los habitantes de un Estado los mismos derechos —ya que la libertad cultural estaría reconocida para cada grupo—, en tanto que la asimilación cues-tionaría esta libertad, reduciría cada individuo al mismo molde común.

Esta distinción equivale sim-plemente a poner el énfasis en el p o d e r c e n t r a l y j u r í d i c o ; desembocó en una falsa liberación de los "esclavos", así como en la ac tua l idad l leva a un fa lso reconoc imiento de la l ibertad cultural; tanto esta libertad como lo cultural revisten, en este caso, un sentido tan restringido, que llega a olvidarse su coordenada principal: la referencia a la totali-dad.

Los derechos otorgados a un hombre o a un grupo enjaulados — jaula en la que se ha convertido la civilización blanca para toda la humanidad— son necesariamente i l u s o r i o s y e v e n t u a l m e n t e equívocos. Sólo la historia anecdó-tica es capaz de distinguir la in-tegración, que pertenece siempre al territorio nacional ( l é a s e colonial), de la asimilación cul-tural.

La integración es, pues, un procedimiento de justificación o de "autent i f i cac ión" del Estado colonial el cual, en la mayoría de

los casos , a lude a f ronteras ecológicas y culturales artificiales y se constitye a partir de una minoría extranjera que acapara el poder, aun cuando esta minoría "desaparezca" aparentemente en beneficio de los "mestizos" o aborígenes que la suceden y perpetúan. La as imi lac ión no "antepone" el espacio colonial, sino la "civilización" colonial. Ahora bien, el espacio conquistado se deduce de su carácter de "extensión" de la civilización occidental, que en este caso se de-fine claramente como. la civili-zación blanca. La oposición entre estos términos es, por cierto, in-teresante, pero no distingue más que los procedimientos o las pala-bras asociadas con la negación del prójimo.

Toda tentat iva e tnocida es odiosa, ya sea que se trate de comunidades grandes o pequeñas; sin embargo, las dimensiones de dichas comunidades harán variar esas tentativas.

Tanto América Central como la región andina reúnen individual-mente de diez a veinte millones de indígenas, más mestizados en México que en la zona cordillerana aunque sería necesario formular ciertas reservas sobre la oposición indígena / no indígena. Esta mayoría nació en un contexto colonial puesto que, cincuenta años después de la conquista, no quedaba mucho más de un millón de individuos tanto en México como en Perú y en Bolívia. Es preciso recordar que al iniciarse la conquista, México 'contaba con veinticinco o treinta millones de habitantes y el imperio inca de quince a veinte.

Este aumento demográfico se llevó a cabo en el marco de re-ferencia colonial y no en el de la ci-vilización indígena. Esta restric-ción es muy importante puesto que traduce la expansión y no el florecimiento de la indigeneidad. Pero este fenómeno no es tanto una expansión de ese universo colonial como un nuevo hálito de vida, o una nueva dominación, de la indigeneidad dentro de ese uni-verso. El significado de esta in-digeneidad no es el de nuevas y eventuales tomas de contacto con civilizaciones perdidas —azteca o incaica— sino el anuncio, bajo forma demográfica, de potenciali-dades y de invenciones nuevas, en gestac ión. Los mi tos pol í t icos clásicos de la indigeneidad, que

eran mitos nacionales, forjados por los blancos o los mestizos, no tienen nada que ver con los europeos. Roger Bastide señaló con precisión la indiferencia del indígena respecto de esos mitos: "No desea más que una sola cosa: que lo dejen en paz. Ahora bien, para consumar un matrimonio, hay que ser dos".

La "falsa" indigeneidad de esos mitos blancos hace referencia al folklore, a las naciones coloniales y a tomas de poder. La "verda-dera" indigeneidad de las futuras civilizaciones sudamericanas se inventará, se descubrirá en el porvenir y no en el pasado y, por tal razón, extraerá la mayor parte de sus fuerzas de las raíces menos tocadas por la "época blanca".

Si, por consiguiente, cuando la comunidad e s s u f i c i e n t e m e n t e importante, los procedimientos de integración están, a muy largo plazo, condenados al fracaso, el daño que pudieron causar en el corto y mediano plazo basta para condenarlos.

Con mayor razón aún, nos s e n t i m o s cons ternados cuando, por una parte, las posibilidades de supervivencia, de renacimiento, de nueva invención de una civili-zación son nulas y, por otra, c u a n d o su d e s t r u c c i ó n no representa ningún " p r o v e c h o " para nuestro propio mundo. Tal el caso de las pequeñas comunidades amazónicas, pese a que su totali-dad cons t i tye ( cons t i tu ía ) un conjunto cul tural importante . Estos indígenas están situados fuera del campo de extensión económica de nuestra sociedad y su in tegrac ión deber ía pues , parecer vana y " t o t a l m e n t e " c r i m i n a l . E s t e t i p o de ra -zonamiento olvida que la extensión blanca es una relación con la to-talidad, que su índole es, por tal motivo, tanto simbólica como ma-terial. La actitud integracionista del mundo blanco con respecto al mundo indígena es equivalente a la del empresario que destruye a un competidor, aun cuando no obtenga con ello ninguna ventaja material: el beneficio es, en ese caso, relativo y simbólico; ad-quiere significación dentro de una referencia intencional a la totali-dad.

La generalidad de estas afir-maciones posibilita la precisión y sitúa en su mismo nivel las soluciones "obligadas", soluciones a corto plazo o de compromiso

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momentáneo. No es posible con-fundir las intervenciones atentas, que el embrollo colonial transfor-ma en intervenciones útiles, con la política de integración. Las civili-z a c i o n e s i n d í g e n a s e s t á n secularmente adaptadas a un me-dio del cual extrajeron un sabio provecho. Y si se quisiera a toda costa destruir civilizaciones que nuestra ignorancia y nuestra vani-dad consideran indignas de la condición humana —el deseo de integración supone, en determina-dos momentos, este desprecio imbécil— no sería posible hacerlo brutalmente, a menos de provocar la muerte de los hombres cuya existencia está asegurada por esas c iv i l i zac iones . Y el e tnoc id io t a m b i é n m a t a , f í s i c a m e n t e . Cualquiera sea el objetivo de la ingerencia blanca, si pretende no ser criminal, debe respetar la p e r s o n a l i d a d i n d í g e n a , s e r progresiva, parcial, no confundir el total desapego del indígena respecto de su cultura con una adaptación a nuestro mundo ; en la mayoría de los casos; ésta es falsa y no constituye más que una copia de nuestras actitudes. Una in-gerenc ia b lanca , tanto m á s deseable cuanto que es exigida por las enfermedades y la desorgani-zación que hemos introducido, es la de los servicios sanitarios ambulantes en las regiones ama-zónicas. Hecha esta salvedad, nuestros esfuerzos deben orien-tarse hacia la no intervención. Pero nada de esto sucede: se trata por cierto, de un programa difícil.

Si a m b a s " l ó g i c a s " t ienen como objeto la alianza con el uni-verso humanizado, la de lo marca-do tiene como consecuencia una extensión del "sí mismo", de una civilización al universo que es de-finido y manipulado con miras a su apropiación; la sociedad va a incluir el mundo dentro de sí y, en el mejor de los casos, sus "dioses" representarán su inclusión sim-bólica en el rrtundo. Puesto que la naturaleza del mundo es esencial-mente humana, esta doble in-clusión no es una igualdad (la igualdad de dos términos se define por la inclusión del uno en el otro), sino que responde a una conquista del uno por el otro.

Si se utiliza el lenguaje relativo al parentesco, y si definimos un pariente por la función de no ma-trimonio, diremos que el primer conocimiento que un individuo

tiene de sí mismo consiste en p e r c i b i r s e c o m o s u p r o p i o pariente, en el sentido de que no se casa consigo mismo y que consi-derará como pariente a todo indi-viduo aprehendido positivamente y con el cual no habrá de casarse; el conjunto de los parientes se constituye así de manera reflexi-va.

Apliquemos este razonamiento a la definición de "conquistador" del mundo: una alianza "marca-da" con el universo (siempre y necesariamente humanizado) será "endogámica", ya que éste se convertirá en el pariente apropia-do, poseído, de una civilización, en la medida en que habrá de constru-ir y aprehender el universo de manera reflexiva, su relación consigo mismo definirá no sólo la relación esencial (pero no única) de sus partes ( las un idades " r e s t r i n g i d a s " ) entre sí , s ino también su relación con el uni-verso. Y tanto el encierro sobre sí mismo implicado por esta reflexi-vidad, como el juego —juego que es tal vez una constante h u m a n a -de una alianza máxima con el mundo, harán de éste un término lo más vasto posible, hacia el cual una civilización "de lo cerrado" se extenderá o contra el cual se opondrá. Esta oposición corres-ponde a la conquista, a la ex-tensión del "sí mismo", o bien a un cierre de las fronteras reveladoras de la negación del "vecino". Estas "fronteras" y este "vecino" pue-den ser de diversas índoles y no e x c l u s i v a o s i m p l e m e n t e geográficos y humanos, puesto que la "ecología humana", a la cual hay que referirse en este caso, extrae sus coordenadas de todos los campos.

De más está decir que esta ci-vilización se despreocupará sis-temáticamente del otro, cual-quiera sea la "medida" de ese otro: individuo, unidad de linaje, de producción, de residencia, de terri torio , po l í t i ca , reg ional , continental o bien, en un nivel más amplio, una colectividad abstrac-ta; por fin, en un nivel máximo, una definición y aprehensión del universo, de la "naturaleza". Esta c i v i l i z a c i ó n s e r í a de í n d o l e criminal si no se propusiese una " s a b i d u r í a " c o m p l e m e t a r i a de esta lógica de lo contradictorio, o bien, s erá c r i m i n a l cuando, siguiendo la huella de sus dramas y " c o n t r a d i c c i o n e s " , l l egue a perder esta "sabiduría".

En pocos años, la "paz blanca" costó, del lado bari, ochocientos muertos. Aunque el período de las grandes epidemias llegue a su fin, la causa de esta reducción per-manece en pie pues estas epi-demias se injertaron sobre una modi f icac ión s i s t e m á t i c a del orden y de los modos de existencia indígena.

Por tal motivo, y aún cuando no se hubieran producido e s a s muertes, no hubiese dejado de pro-testar, pues conozco la calidad humana de ese otro mundo, conoz-co el carácter apriorístico y mal-sano de los ju ic ios b lancos , conozco ese encierro en extensión sobre nosotros mismos, conozco su carácter odioso para todos, incluso para nosotros mismos.

Toda civilización es alianza con el universo. El universo no es nunca un conjunto inmutable y da-do, es lo que el hombre hace de él por ese acto de alianza; este acto está dotado de una libertad "rela-tiva", el hombre no "hace" el uni-verso a su antojo, el más allá o el más acá del hombre, es decir, las exigencias en las que el ser y el medio se encuentran condicionan la inteligencia y la disposición humana del mundo. De esta in-teligencia, de esta disposición y no de una naturaleza que existiría "en sí", surge un término "his-tórico" y por ende variable, el "mundo"; ese "mundo" que nos enseña "la historia humana de la naturaleza" —para retomar un título de S. Moscovici— es aquel término forjado con el cual se alia el hombre y que constituye un factor esencial de la definición de la naturaleza humana. En las palabras "naturaleza humana" incluímos, como una de sus partes, lo que también se llama cultura (la oposición de los términos es quí pertinente). Si s implif icásemos abusivamente, diríamos que ese acto "natural" de alianza con el mundo va a responder a dos acti-tudes posibles y contradictorias y, por consiguiente, a determinar dos "lógicas" del cosmos. Cada una de esas cosmologías es la unidad humana máxima que toda civili-zación define, construye o padece y a la cual habrá de corresponder necesariamente toda una serie de unidades restringidas, relativas a los diversos actos de la existencia — u n i d a d de r e s i d e n c i a , de consumo, de producción, de ma-trimonio, etc.— que obedecerán a una "lógica" semejante a aquella

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por la cual el mundo es construido, aprehendido, o a su "complemen-taria", teniendo en cuenta que este último término se toma aquí en sentido "literario" de manera imprecisa.

Estas "lógicas" son respecti-vamente la de lo "marcado" y la de lo "compatible". Acabamos de evocar esta última; volvamos ahora a lo contradictorio, a lo marcado.

Nuestra civilización osciló sin cesar entre estas dos soluciones, hasta tal punto que, a Dios gracias, ello está provocando su estallido y debe, por lo tanto, mo-dificarse radicalmente.

De tal modo, pese a la amargu-ra, traté de ser optimista puesto-que al ejemplo bari de una civiliza-ción de lo compatible, añado una "indigeneidad blanca", un mundo por venirPero esta "indigeneidad" no sólo provendrá de nosotros mismos sino que nos será impues-ta e inventada por el tercer mundo.

Nuestra "modernidad", como segunda aplicación de una lógica humana de lo compatible, no pue-de ser tomada aquí como ejemplo de una civilización cuestionada por otra, cuya presencia des-mesurada resultaría de ese "far west" implicado por una "lógica" sin control de lo marcado; en efecto, esta "modernidad" y el "far west" pertenecen al mismo mundo, pero el primer término suscita esperanzas, tanto entre los indígenas como entre nosotros, mientras que el segundo inquieta.

Es indudable que una reflexión sobre nuestra propia civilización podría hacer temer que la "mo-dernidad" sea asfixiada por los "cow-boys", pero es posible suponer, pese al nacionalismo, a las banderas absurdas, o a las palabras de conquista ligadas a las expediciones espaciales, que la producción científica producirá m o d i f i c a c i o n e s p o s i t i v a s de nuestra civilización.

Sea cual fuere la suerte de esta "apuesta" se trata, en este caso, del destino que reservamos a las otras civilizaciones. Aunque este destino esté ligado a nuestro propio devenir, ya que les hicimos tanto daño, el tiempo del que po-d r í a m o s d i s p o n e r p a r a una eventual y pequeña marcha atrás es tan breve, que debemos admitir por la fuerza que ese "devenir benéfico" es demasiado lejano: las prácticas etnocidas están en su

apogeo y las civilizaciones indí-genas morirán; pero tal vez ha-brán de resucitar, no por cierto, tal como existen en la actualidad, sino por referencia a los modelos de los cuales provenían y que podrán ser reinventados —no necesariamente por los descendientes de esos mundos indígenas, esquimales, etc.

Volvemos así a puntos de parti-da, a problemas " s i m p l e s " : Cuáles son las "obligaciones" que nos llevan hacia otros lugares, a qué funciones propias responden n u e s t r a s r e l a c i o n e s con l o s "otros":

a) Sin duda, la preocupación de ir más allá de nosotros mismos, considerada como una"búsqueda" de reglas, de principios, etc., de los cuales seríamos los efectos pero no el lugar, a semejanza de ese Dios "más allá" judeocristiano, que fue un retrato, de rostros "históricos" diversos, de nuestra civilización y de quien el Talmud dijo que era el lugar del mundo pero que el mundo no era su lugar. Y allí, al término de esos escasos primeros milenios de historia, sería tal vez necesario poner en paralelo una nueva visión del espacio, de índole re lat iv is ta (E ins te in ins is t ía mucho en la necesidad de que los ministros de la religión tuvieran la suficiente amplitud de criterio como para abandonar la idea de Dios) y la relatividad cultural, la preocupación verdadera por esas "otras" relaciones con el universo, las historias humanas y vivientes de la naturaleza.

Pese a ser subjetiva a la propia huella cultural de "occidente", esta relación posible entre la rela-tividad cultural y la relatividad de y respecto al universo, puede ser considerada positiva, pletórica de paz, de diálogo y de provecho para toda la humanidad. Aquí no es más que una imagen, no aspira a la precisión.

b) Ese gusto por "los otros lugares" tiene, además, ciertas razones enojosas: la enfermedad de conquista, la resolución de nuestros problemas por el escapis-mo hacia el "otro" que negamos, un apetito tal de objetos y bienes de todo tipo (entre los que se in-cluyen las tierras) que el goce real de un mínimo se ve seriamente comprometido, el imperialismo, la criminalidad, la suficiencia, aun cuando nos "sacrifiquemos" en su nombre.

Imaginar que la "ciencia", e

incluso el apostolado misionero, admin i s t ra t ivo , t écn ico , e tc . | serían categorías aparte, indepen-dientes de estas coordenadas, sería un engaño evidente. Es por c i e r t o n e c e s a r i o r e l a c i o n a r también, e v e n t u a l m e n t e , todas estas categorías con la corriente " r e l a t i v i s t a " m e n c i o n a d a más arriba.

Entre esos dos registros a y b — el más allá de paz y el más allá de guerra— e x i s t e una re lación " h i s t ó r i c a " , de " p a r e n t e s c o " ; ; ambos provienen de la misma estructura cultural, de la misma necesidad continua de superación de dicha estructura, pues ésta se basa en la contradicción, implica sin cesar el más allá de sí misma, su estallido. Estas dos corrientes de resolución de los problemas i propios de nuestra civilización se enfrentaron y resultaron incompa-tibles, pese a esa común y móvil problemática de la cual eran respuesta.

Si el carácter esencial de la re-volución ac tua l e s su índole científica y cultural, a diferencia de la del siglo XIX, de tipo indus-trial —aun segunda— debemos de-ducir de ello la ruptura total entre dos "caminos" de resolución: el camino relativista y el camino "conquistador". Su incompatibili-dad resulta de una modificación radical del enunciado del pro-b l e m a al c u a l r e s p o n d í a n inicialmente: aunque ese pro-blema se desdoblase, la solución "conquistadora", criminal, "cow-boy", seguiría respondiendo a la v ie ja e s truc tura del a spec to " m a r c a d o " de nuestra civi l i - ; zación, en tanto que la solución j relativista correspondería a una ; ecuación cutlural basada en lo | incompatible, en el otro, ya sea ¡ hombre, civilización o universo; se j trata del "otro" que nos afianza en • la definición que, de él y con él, | elaboramos; el otro que no se ; funda en el drama, lo contradic- j torio, las alianzas "dolorosas" i ( e s c l a v o y amo, "Hebreo y Faraón"), la dependencia, la hui- i da y la negación^.

(1) Ello no significa que la expansión demográfica j exprese en todos los casos potencialidades cul- ' turales futuras, sino simplemente que en el contexto • considerado podamos formular esa hipótesis.

(2) Roger Bastide, "Les mythes politiques na-tionaux d'Amérique latine", Cahlers internationaux

. de sociologie, vol. XXXIII, 19621.

(3) S. Moscovici, Histoire humaine de la nature;Ro- ' davan Richta, La Clvilisation au carrefour, ed. Anthropos; Pierre Bernard, L'Homme et la Société, ! N° 6, N» 13.

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"No pone el hombro quien no quiere 55

• • • Marcelino Cereijido

El interventor de la U.B.A. pro-fesor Rodolfo Puiggrós, me ha encomendado la misión de poner en su cargo al nuevo delegado interventor doctor Raúl Laguzzi. Me pareció oportuno aprovechar este acto para hacer un breve replanteo del papel de la inter-vención.

El hombre utiliza su trabajo y su conocimiento para modificar la n a t u r a l e z a . E s a p r o d u c c i ó n humana s e hace con técnicas que van desde las más rudimentarias y ancestrales hasta las más avan-zadas y .recientes. Todas ellas han pasado por un período de exploración en que fueron nove-dad. En la complejidad del mundo moderno esa exploración exige una Investigación Aplicada. Esta investigación aplicada tiene dos pilares, uno constituido, por la necesidad (de curar una enfer-medad, de comunicarse a distan-cia, de procurarse alimentos), el otro e s t á c o n s t i t u i d o . por los recursos que el c o n o c i m i e n t o humano ofrece de las posibles vias de solución. Para que alguien diseñe tecnologías, debe existir una gama de conocimientos y métodos de trabajo que se suelen conseguir a través de la Inves-tigación Básica (figura 1A). Pero el conocimiento se diferencia de la

Información, en que, en lugar de poder ser almacenado en biblio-tecas o en la memoria de com-putadoras, necesita alguien que conozca. La ciencia no sólo provee información sino que forma al hombre que conoce. Hay entonces una continuidad en el proceso que va desde la Ciencia Básica y la formación de científicos y técnicos hasta la producción y la solución de las necesidades nacionales.

En nuestro país, en cambio, gran parte de la tecnología que necesitaríamos para producir y existir como país independiente nos es provista desde el extranjero (figura 1 B) . La cadena que va de la Ciencia Básica a la Producción e s t á i n t e r r u m p i d a . N u e s t r o aparato científico no constituye una herramienta humana para la producción de una Sociedad libre sino que constituye un rudimento cuya única misión es mantener la docencia a un nivel compatible con la formación de profesionales.

Los profesionales que formamos en esta Facultad utilizan sus conocimientos principalmente en los análisis clínicos, en la com-paginación de medicamentos con drogas importadas y en el control de calidad. Las drogas y fármacos de los que depende la salud de nuestro pueblo en la mayoría de

los casos son producidas en otros p a í s e s , con t é c n i c a s que no poseemos, por técnicos y cien-tíficos formados en otras uni-versidades.

¿Cuál es entonces el cuadro que nos encontramos al tomar la Intervención? (figura 1 C).

La Producción: está totalmente dirigida al mercado de la enfer-medad. El precio de los me-dicamentos distorsiona cualquier esquema sanitario. En particular, por supuesto, dificulta la salud de la clase obrera. La falta de Investigación Aplicada, junto con todas las leyes y pactos que nos atan a un tenebroso sistema de patentes y contratos, nos sumen en la dependencia tecnológica y económica.

Al lado del universitario que lucha por cambiar los contenidos de la enseñanza y por ensamblarla a un plan de r e c o n s t r u c c i ó n nacional, también está el uni-versitario que sólo v e en la carrera una serie de trámites m á s o menos engorrosos para obtener un diploma.

Por otra parte puesto que la tecnología es generada en el ex-tranjero y para la realización de l a s t a r e a s q u e r e a l m e n t e desempeñan nuestros graduados

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Producción •

Producción •

Precios Altos

Distorsión Salud Pública

-Técnicas Investigación Aplicada

• Técnicas

t Extranjero

Dependencia

Técnica Económica Científica

Formación de científicos y técnicos

A. Clínicos 1 Formación de Control }> científicos y Fabricac. J técnicos

j v_ Mayor oferta de mano de obra

? Desocupación

Facilismo

Investigación Básica

Investigación Básica

Cientificismo

no es necesaria una formación muy profunda ni un nivel de conocimientos muy avanzados, se c a e en una disminución de la enseñanza de las exigencias para obtener una formación que re-dunda en un facilismo destructivo.

A las clases dominantes todo esto le conviene: la graduación de un gran número de profesionales crea un exceso de mano de obra con menor remuneración y hasta cierta desocupación que le permite dictar los términos del contrato de frabajo.

La. "ciencia" necesaria para mantener esta esquema es real-mente muy poca. La mayor parte de los proyectos, desconectados de la producción, se hacen super-fluos. Como la elección de un tema no es dictada por la necesidad, se v u e l v e antojadiza . E l e g i r por elegir, se elige lo que da prestigio, o lo que está de moda en los países que sí utilizan su ciencia, o aquellos temas para los que sí hay fondos. El cientificismo reina. Pero atribuir este estado a que cuatro científicos de nivel acepta-ble no han elegido un tema " n a c i o n a l " , es p r o f u n d a m e n t e erróneo y lleva a proponer falsas soluciones. Muchas veces tras un claro y honesto planteo anticienti-ficista se ocultan los que tratan de destruir los pocos núcleos de c r e c i m i e n t o c i e n t í f i c o q u e tenemos, ya sea reduciendo el presupuesto científico-tecnológico y un ivers i tar io , pers igu iendo políticamente a los no-conformis-tas, etc. De caer en esa trampa oscurantista consumaríamos de-finitivamente nuestra dependen-c i a c i e n t í f i c o - t é c n i c a y n o s ataríamos para siempre a la pluto-tecnocracia imperialista.

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Frente a este cuadro planteamos algunos proyectos para recons-truir lo que pensamos es el proceso básico del funcionar como país r e a l m e n t e i n d e p e n d i e n t e . E s o s p r o y e c t o s s e r e l a c i o n a n con nuestra inserción en el proceso productivo, con nuestra influencia en la salud pública, con la reorientación de nuestros planes de enseñanza y con una análisis del papel de la investigación. Sin embargo, para no caer en un error tecnocrático, tuvimos en cuenta dos cosas: En primer lugar par-timos de la base de qué la Uni-versidad s iempre refleja la es-tructura de la sociedad en que asienta. E s o nos llevó a luchar por que los universitarios nos identifi-quemos con nuestro pueblo y t o m e m o s s u s o b j e t i v o s c o m o propios. En segundo lugar tuvimos presente que la Facultad no está compuesta sólo por un decano, sino por miles de universitarios (docentes, no docentes y alum-nos ) . E s t o qu iere d e c i r que cualquier cambio verdadero no se consigue a través de una "medi-da" sino con la toma de concien-cia, el cambio de actitud y el tra-bajo de todos. La defensa contra las camaril las o las trenzas no está tanto en la habilidad de un decano como en la determinación de to-dos. A la Universidad la cam-biamos todos o no la cambia nadie.

Para tal fin hemos: 1) creado unas 14 comisiones en las que hemos l lamado a participar a los p r e f e s o r e s , a l o s d o c e n t e s auxiliares, a los no-docentes, todas las asociaciones estudiantiles y a todos los grupos profesionales graduados de esta casa. 2) hemos instituido media hora de discusión

por cada trabajo práctico, 3) hemos dispuesto que los miércoles se den películas y obras de teatro, m e s a s redondas y conferencias donde se discutan t e m a s que hacen a nuestra misión.

Tenemos así las herramientas necesarias para analizar desde los planes de enseñanza hasta la estructura sanitaria de nuestro país, desde la función de la ciencia hasta las l eyes de medicamentos y desde el funcionamiento de la bi-b l i o t e c a h a s t a e l e s t a d o del m e r c a d o d e t r a b a j o . U n a h e r r a m i e n t a que , inc luso si nuestros planes no marcharan, nos permitiría analizar cuál e s nuestro error —si es que el planteo está equivocado— o quién es nuestro enemigo y cómo y ayudado por quién nos para. Comprendo que, en c a m b i o , m u c h o s l l a m a n "participación" al "compartir la manija" y estarían m á s dispuestos a discutir conmigo sobre "la dirección" que ponerse a discutir en la base y a trabajar en el la-boratorio, pero creo que, en reali-dad hoy en esta Facultad no pone el hombro quien quien no quiere. Me es grato reconocer que muy pocos no lo hicieron.

El pedido del Profesor Puiggrós, de que sea yo quien ponga en su f u n c i ó n al n u e v o i n t e r v e n t o r , e n f a t i z a la d e t e r m i n a c i ó n de seguir trabajando con el mismo esquema y en la m i s m a línea que nos trazáramos.

Estuve a punto de agradecer a todos lo que, de una manera u otra, facilitaron mi gestión. Pero no lo hago porque quiero descartar todo factor personal y remarcar en cambio mi criterio de que cada cual estaba cumpliendo con su responsabil idad^.

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Conferencia nacional de programación de Salud Mental

La Conferencia Nacional de Programación en Salud Mental se llevó a cabo entre el 6 y el 8 de julio pasado y fue auspiciada por la Facultad de Medicina de la U.B.A. Participaron Mario Testa, Marie Langer, Juan C. Domínguez y otros representantes de asociaciones gremiales y profesionales de la especialidad.

Los trabajadores de Salud Mental, reunidos en la Conferencia Nacional de Programación en Salud Mental, han propuesto los siguientes puntos:

1) Apoyar la formación del Servicio Nacional de Salud, basado en una concepción de la aten-ción de la salud igualitaria, gratuita, estatal, eficiente y de cobertura total. Formulación ésta coincidente con los términos del discurso del Subsecretario de Salud Pública, Dr. D. Liotta, en Misiones.

2) Dentro de la estructura del gobierno, la Salud Pública debe ocupar el más alto nivel jerárquico.

3) Siendo la Salud Mental parte inseparable de la Salud Pública, su conducción nacional debe integrarse en el organismo máximo estatal de salud como Dirección Nacional de Salud Mental.

4) Un punto crucial y controvertido en las discusiones ha sido la integración del fondo financiero sanitario nacional que remite, entre otras problemáticas, a la de Obras sociales y m u t u a l e s ( l ey 18.610). Se propuso en

consecuencia, su discusión en todos los niveles y en todos los organismos gremiales de los Traba-jadores de Salud Mental presentes, los que se comprometieron a hacer llegar la información pertinente a la brevedad. Deberá tener como objetivo el principio de que el salario obrero no sea gravado para el financiamiento de la salud. 5) La elaboración necesaria y urgente de un plan

nacional de Salud Mental debe realizarse con el máximo grado de participación popular, junto con los organismos gremiales de Trabajadores de Salud Mental.

6) Impulsar la concreción de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de Salud Mental.

7) Se ha planteado la formulación de nuevas leyes que garanticen el ejercicio profesional de los trabajadores de Salud Mental. La par-ticipación de los trabajadores de Salud Mental en su elaboración es imprescindible.

8) La formación de pre y posgrado de los Tra-bajadores de Salud Mental debe estar a cargo del estado, a través de la universidad, en concordan-cia con la planificación de la salud.

Todos los grupos dieron pr imac ía al n ive l pol í t ico y económico-social en la organi-zación de la Salud, en la de-terminación de la enfermedad y en el condicionamiento for-mat ivo y profes iona l de los t r a b a j a d o r e s de la S a l u d , . Todo plan que a este respecto se proponga estará enmarcado en el sistema socio-económico de que dependa. El sistema capitalista, como productor y encubridor de patología mental, deberá ser ra-dicalmente transformado como garantía de un real proceso de acciones efectivas en el campo de la salud. Todo plan de salud a corto, mediano o largo plazo tiene

que salir del pueblo. Luego, los trabajadores de salud mental de-bemos participar en las organi-zaciones de masas que el pueblo se dé. Se llamó la atención acerca de las dificultades para rescatar la especificidad de nuestro campo y la necesidad de profundizar en esta línea.

Se apoyó de manera explícita la formac ión del Serv ic io Unico Nacional de Salud, basado en una concepción igualitaria, gratuita, estatal, eficiente y de cobertura total de los cuidados de salud.

Se consideró una falsa opción la de centralismo versus regionali-zación, ya que la planificación de-

be ser realizada desde el Estado y su ejecución descentralizada por los organismos estatales y las organizaciones del pueblo. En cuanto a la financiación del Ser-vicio Unico Nacional de Salud, las propuestas fueron diversas, pero partieron de una base común: que los recursos provengan de rentas del Estado. Se planteó la necesi-dad de un aumento sustancial del presupuesto sanitario que permita planteles adecuados de personal en todos los niveles para una pre-vención, asistencia y rehabili-tación eficientes, así como a la provisión adecuada de recursos en equipos técnicos y en medicamen-tos.

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En cuanto a la Ley 18.610 que contribuye a mantener una me-dicina liberal que lucra con las pres tac iones , de cobertura a menudo mala e incompleta, es-pecialmente desde el punto de vista de la Salud Mental, se sos-tuvieron distintos criterios: a) en a lgunos grupos se apoyó su derogación ; b) en otros se propuso su modificación en forma tal de no gravar el salario; de lograr la d e m o c r a t i z a c i ó n d e l a representación obrera y su par-ticipación en los organismos de salud;, y la democratización de la representación de los trabajadores de la salud. Finalmente, en al-gunos grupos se planteó la canali-zación progresiva de los fondos de las obras sociales al sector público y su control por las mesas de tra-bajo.

En cuanto a la Ley 19.337. se propuso insistir en su derogación.

La c r e a c i ó n de l C o n s e j o Nacional de Salud fue concebida en las discusiones sobre la base, en sus decisiones, de la participación popular y también, de los organis-mos de trabajadores en Salud Mental. Un grupo propuso, por ejemplo, la inclusión orgánica en

e l c o n s e j o , de o r g a n i s m o s g r e m i a l e s e s p e c í f i c o s y de a g r u p a c i o n e s p o l í t i c a s y populares.

Se denunció en todos los niveles organizativos el continuismo, el papel de la burocaracia sindical y de los sectores empresarios que lucran con la salud. Se insistió en la necesidad de organizar la participación del pueblo en la programación de la salud, así como en la fiscalización de su aplicación. Se propone la im-plementación de esta política sani-taria en tres niveles: 1) de in-te l igencia ep idemio lóg ica , in-cluido en el seno mismo de la po-blación e instrumento con los pro-fesionales de la salud a través de las organizaciones populares, las que jeraquizan las mesas de tra-bajo y /o de reconstrucción. Está destinado a la recolección de infor-mación y a la detección de las necesidades en salud, asi como la implementación de las medidas n e c e s a r i a s ( p o r e j e m p l o , vacunación, recolección de ba-suras, obras sanitarias, etc.). En este nivel corresponde la creación de una amplia red de dispensarios barriales y rurales que contem-

plen también las Acciones de salud mental. 2) integración de los hos-pitales y centros de salud para que más allá de su función asisten-cial, actúen como centros de pre-vención y de rehabilitación. Esta reestructuración del hospital debe asegurarse a través de las mesas de trabajo y /o de reconstrucción, con la participación de todo el personal profesional y no pro-fesional y de las organizaciones populares de base del área. 3) de v ig i lanc ia ep idemio lóg i ca , es-trechamente ligado con la toma de decisiones que no actúa en hospi-tales periféricos, sino en centros zonales, ligado con el nivel de planificación, el cual elabora los informes que van a ser discutidos por las bases.

Desde la perspectiva gremial las acciones de los Trabajadores de Salud Mental se plantean a través de la coordinación de esfuerzos en tres niveles: 1) a nivel de servicios o de lugares de concentración pro-fesional. En este punto se cri-ticaron las convocatorias par-ciales realizadas por direcciones institucionales que no integren a la totalidad de los Trabajadores de Salud Mental (profesionales y no

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F

i profesionales) y a las organi-zaciones populares y vecinales ya

¡ que aquellas por si solas no pue-den conducir a soluciones ligadas , \ las necesidades populares. Por e-

i so se planteó el apoyo, en el primer i nivel de la movilización de base, ¡ de aquellas formas organizativas , que garanticen la participación l igualitaria de los trabajadores de

Salud Mental , p r o f e s i o n a l e s , ¡ empleados, etc., y de los sectores > de la comunidad. Esto implica

propender a la realización de i A s a m b l e a s c o n j u n t a s q u e

aseguren la participación men-¡ cionada. 2) En un nivel organizati-¡ vo in termedio deben c r e a r s e ¡ cuerpos de delegados ante las • Coordinadoras de los organismos

g r e m i a l e s de t r a b a j a d o r e s de , Salud Mental. 3) En el nivel , regional y nacional deben ser | c r e a d a s c o o r d i n a d o r a s q u e ¡ aseguren la concreción de todo lo

que en el primer nivel se vaya ' realizando.

Se propone la creación de una mesa de trabajo a nivel nacional, integrada por los organismos de trabajadores de Salud Mental que funcione de manera permanente y cuya función sería la elaboración de proyectos de leyes de ejercicios profesionales y la fijación de áreas para la misma.

Se propone la necesidad de reali-zar la revisión crítica de los c o n t e n i d o s i d e o l ó g i c o s q u e subyacen en la organización de to-das las instituciones de Salud Mental y que incluya la autocrítica del ejercicio y del rol profesional. La coordinadora propuesta debe cumplir las siguientes funciones:

a)Formación de la mesa sobre legislacióni

b) Impulsar la formación de Coordinadoras en todo el país.

c ) P r o p e n d e r a a l i a n z a s con otros sectores gremiales y de la población con intereses similares.

d) Arbitrar medidas conjuntas para llevar adelante lo que en esta Conferencia se concluya, promo-viendo la realización en todos los servicios y lugares de concen-tración profesional de asambleas donde se discutan estas con-clusiones.

e) Coordinación 'de las tareas políticas necesarias para lograr la concreción de las propuestas que vayan surgiendo en las discusiones mencionadas.

Un grupo propone la interven-ción técnico-contable de todas las instituciones públicas y privadas

afectadas a la salud, así como también el control de los me-dicamentos, la nacionalización de los laboratorios extranjeros y la estatización de los nacionales a los e f e c t o s de const i tu ir el va-demécum único.

En el campo específico de la salud mental se insistió en la n e c e s i d a d de desarro l lar una política subsectorial, pero recha-zando una concepción indepen-diente para la planificación que debe estar insertada en la plani-ficación general de salud consi-derada como un todo.

Hubo acuerdo general en la disolución del Instituto Nacional de Salud Mental como organismo autárquico. En algunos grupos y en este punto, hubo opiniones tendientes a no disolverlo, sino a modificar su estructura incluyén-dolo en el Servicio Nacional de Salud, como ente coordinador a ni-vel central, responsable de los recursos generales y de la norma-lización a nivel nacional. Los ni-veles regionales deberán proceder a su implementación y ejecución. El nivel central tendrá, como fuente para la elaboración de los planes, los materiales que las bases produzcan a partir de las necesidades que detectan en su práctica concreta, permitiendo la expresión de las características regionales y de las soluciones que las distintas regiones consideren necesarias.

El desarrollo de la política subsectorial deberá enfatizarse:

a) En áreas específicas: infan-cia, adolescencia, vejez.

b) En psicopatología: alcohilis-mo, oligofrenia, epilepsia, etc.

c) En rehabilitación de crónicos. Todas e s t a s á r e a s deber ían

integrarse en la formación especí-fica de los profesionales a través de los programas de facultad y no quedar librado su aprendizaje a la iniciativa individual. La totalidad de la formación de pre y posgrado de los trabajadores de Salud Mental debe ser gratuita y estar a cargo del Estado, para asegurar su concordancia con las pautas que establezca el plan nacional de Salud y las necesidades regionales que éste plantee. La base de la formación no consiste meramente en acopio de in formac ión y c o n o c i m i e n t o s de u s o pro-fesionalista, sino en la transferen-cia de los conocimientos y de la tecnología adquirida al pueblo y al servicio de su liberación. Los

organismos gremiales de los Tra-bajadores de Salud Mental par-ticiparán junto a los demás es-tamentos de la Universidad en la formulación de los planes de es-tud io c o r r e s p o n d i n t e s , p a r a garantizar su adecuación a las neces idades rea les de la po-blación. Se propuso no restingir el ingreso a las residencias, garanti-zando una formacón adecuada y una justa retribución.

En relación con las condiciones de trabajo fueron propuestas de acción inmediata: a) Democrati-zación de los servicios hospi-talarios, con participación de todo el personal, incluidos pacientes, familiares y organismos barriales. b) Ingreso sin restricciones a los s erv ic ios de todos los pro-fesionales, sin discriminación de ninguna índole, así como retri-bución adecuada, c) Carrera de profesionales de la salud, que comprenda a todas las profesiones (psiquiatras, psicólogos, psicope-dagogos, asistentes sociales, la-borterapeutas, etc.).d) Normas de concurso donde prime la idoneidad como fundamental requisito, a través de concursos por oposición. c) Legislación profesional para to-dos aquel los Trabajadores de Salud Mental que no cuenten con ella, f) Que los hospitales psi-quiátricos sean dirigidos por una comisión elegida por todo el personal, incluyendo a miembros de todos los sectores.

Por otra parte, siendo mala la i n f o r m a c i ó n d i s p o n i b l e , e s necesario fomentar estudios epi-demiológicos al respecto y am-pliar la acción con una política mult i sector ia l . Corresponde la creación de un ente coordinador que los articule. Programas es-pecíficos de prevención en las áreas:

a) Vivienda. b) Trabajo. Para esto se propuso

la investigación, conjunta con las organizaciones sindicales de las condiciones de trabajo en las empresas y sus efectos sobre la salud mental.

c) Educación. d) Justicia (establecimientos

penales, institutos de la minori-dad).

Para lo cual es necesaria la integración de equipos de traba-jadores de Salud Mental con tra-bajadores de la salud en estas áreas hasta ahora marginadas.

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Ciencia y técnica Qcultismo y magia

Carlos E. Prelat * v ' ' V

Carlos E. PRELAT fué hasta el año 1953, Profesor Titular de fisicoquímica en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, cargo que desempeñó durante 18 años . Posterior-mente fué Profesor Titular en el Departamento de Química e Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Sur y finalizó su carrera docente en la Argentina como Profesor Titular de Química Analítica Instrumental en la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad del Litoral, cargo del que se jubiló en el año 1965. A partir de entonces se desempeñó en cargos de la UNESCO, actuando como experto de Naciones Unicas en el Brasil, trabajando en "proyectos " de formación de Profesores de Ciencias Exactas en Brasilia, donde ejerció la Jefatura del grupo de expertos internacionales que trabajaban en el "proyecto" y, finalmente, en la Universi-dad de Bahía, Salvador, Brasil. Es autor de numerosos trabajos científicos y libros de enseñanza universitaria y secundaria, de divulgación y de Historia y Filosofía de la Ciencia.. Su "Epistemología de la Química" obtuvo un premio nacional de Ciencias del trienio 1945-1947. Actualmen-te es Secretario del Grupo Argentino de la Unión Internacional de Historia y Filoso-fía de la Ciencia, grupo que preside el Ing . José Babini.

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i — P r o e m i o

En el claroscuro que es, para nosotros, el pasaje del período neolítico a la Historia, adquieren importancia para nuestra civili-zación algunos hechos ocurridos en la fecunda "media luna de las t i e r r a s f é r t i l e s ' ' . M á s precisamente, en la Mesopotamia a s i á t i c a ocurr ió uno de e s o s hechos: se fabricaron, por vez primera, hojas de cuchillo de co-bre mediante el procedimiento de la "cera perdida". Consistía el tal proceso en dar a un trozo de cera de tamaño adecuado la forma del objeto que se deseaba fabricar, en este caso una hoja de cuchillo. En torno de este trozo de cera, ya conformado, se adhería, distri-buyéndola convenientemente, una capa de arcilla plástica húmeda, de

m a n e r a de e n c e r r a r c o m p l e -tamente la "forma" de cera, menos por la parte que corres-ponde al mango en la cual se de-j a b a u n p e q u e ñ o o r i f i c i o . Colocando todo, cera y arcilla en el horno de alfarería y calentado éste convenientemente, la cera fundía y salía del interior de la arcilla (esto es, la cera "se perdía") la cual,a su vez , se "cocía" y se ob-t e n í a , a s í , un m o l d e r í g i d o dentro del cual se vaciaba cobre fundido. Enfriado todo se rompía el molde (1) de arcilla cocida y se

(1) Es fácil imaginar que un perfec-cionamiento posterior habrá permitido retirar la hoja de cuchillo en cobre del molde sin romperlo, con lo cual se habrán podido fabricar muchas hojas con un solo molde. Seria esto, quizás, un rometo precedente del trabajo "en serie", sobre todo si se disponía de varios moldes simultáneamente - y se vaciaba sucesi-vamente en cada uno de ellos el cobre fundido contenido en un caldero grande.

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tenía la hoja de cuchillo hecha en cobre, la cual presentaba ventajas notables sobre las "hojas" de cuchillo hechas con piedras.

Es interesante considerar la fa-bricación de objetos de cobre me-diante el procedimiento de la "cera perdida" desde el punto de vista técnico y científico. No hay ninguna duda de que se trata de una actividad netamente técnica (2). Tampoco hay dudas de que los h o m b r e s q u e c r e a r o n e s a ' ' t é c n i c a ' ' p o s e í a n u n c o n o c i m i e n t o a c a b a d o , a u n q u e empírico, de las propiedades de los materiales: arcilla, minerales de cobre (a partir de los cuales se hacía la Metalurgia de ese metal) carbón (reductor en la Metalurgia y combustible para obtener calor en el horno de alfarería) , cera y algunos otros entre los cuales está, en primer término, el agua con la cual "empastaban" la arcilla seca para hacer el molde. También p o s e í a n c o n o c i m i e n t o s ( e m -píricos) sobre transformaciones en s i s temas mater ia les ya que las p r o v o c a b a n p a r a o b t e n e r s u s objetivos.No podemos decir,por supuesto,que sus conocimientos eran los que hoy integran la Ciencia; pero e s evidente que aplicaron sin conocerlas, muchas l e y e s c i e n t í f i c a s q u e h o y conocemos. La reunión en una misma mente humana de la capacidad de comprender em-píricamente (esto es, la manera de poder "hacer cosas") el medio ambiente del hombre o parte de él, con una actitud teórica frente a e se medio se fue obteniendo muy lentamente y es posible que se haya dado de manera s i s temát ica y fecunda , sólo a partir del Renacimiento.

Según los a r q u e ó l o g o s , la "técnica" de la "cera perdida" se practicaba como procedimiento g e n e r a l i z a d o h a c i a el t e r c e r milenio a.C., esto es, hace unos 5.000 años. Superpuesto al interés

Tendríamos, así, un primer modelo de o empresa industrial, en particular, si el ¡1 mesopotámico que "pseía" el cobre, el n caldero y el horno no era el mismo que o trabajaba en el "taller", o e s (2) Ver más adelante la caracterización i- de este concepto, así como el de Ciencia y e otros vinculados con los de Ciencia y ¡. Técnica o bien contrapuestos a ellos.

técnico, los procedimientos como el q u e e s t a m o s c o n s i d e r a n d o t i e n e n una i m p o r t a n c i a m u y grande en los e lementos de lo que podría l l amarse la concepción del mundo, o algo parecido, en la mente de quienes practicaban o s i m p l e m e n t e o b s e r v a b a n e s t o s procesos. E s t e aspecto de la "técnica neolít ica" está muy bien expresado por V.G. Childe en su obra Los orígenes de la Civili-zación (Ed. 1959) cuando con re-ferencia al proceso de fabricación de objetos de alfarería dice en la pág. 115: "A los ojos del hombre primitivo, esta conversión cuali-tativa del material debe haber parecido como una especie de transubstanciación mágica —la transformación del barro o de la tierra, en piedra—. Debe haber provocado algunos problemas filosóficos, como la significación de substancia y de identidad.

¿Cómo pueden ser la m i s m a substancia la arcilla plástica y e s e barro duro y quebradizo? La vasija puesta al fuego tiene la misma forma que la que se le ha dado ; pero su color ha cambiado y su textura es enteramente distin-ta". El m i s m o autor, en la m i s m a obra, s e refiere, bajo el m i s m o aspecto, al manipuleo del cobre fundido, cuando en la pág. 147 dice: "Pero esta comprensión (de la fusión y solidificación del cobre) requiere un reajuste en las formas de pensar. La transformación del cobre sólido y resistente en metal fundido y luego su vuelta al estado sólido de nuevo, es un proceso dramático que debe haber pareci-do misterioso. La identidad entre la masa informe de cobre bruto, el líquido en el crisol y la pieza fundida bien formada, debe haber sido muy difícil de entender en un principio... Tuvo (el hombre) que reajustar las ingenuas ideas que había tenido sobre la substancia, cualesquiera que hayan sido,para reconocer la identidad a través de los d i v e r s o s c a m b i o s " . A n á l o g a reflexión puede hacerse sobre las c o n c e p c i o n e s de l h o m b r e q u e observa la metalurgia del cobre a par t i r de m i n e r a l e s ( p i e d r a s azules o verdes) y carbón. D e esa m a s a " t é r r e a " s a l e , c a s i d e repente, la m a s a líquida, rojiza, culebreante de cobre líquido.

Ahora bien, es evidente que la técnica de la "cera perdida" supone la fabricación de objetos de

alfarería (los "moldes") cuya fa-bricación supone el conocimiento (empírico) de las propiedades de los materiales empleados en ella.

También supone el conocimiento, que ya hemos comentado, de una serie de operaciones técnicas.

Esos conocimientos eran poseídos ya por los seres humanos, de acuerdo con los arqueólogos,en el período paleolítico con gran pro-babi l idad y s e g u r a m e n t e y a durante la segunda revolución neolítica en la misma "media luna de las tierras férti les" ya men-c i o n a d a , revo luc ión p r o d u c i d a entre el sexto y el quinto milenio a.C. En esa misma época y m á s o menos en los mismos lugares s e c o n s t r u y e n y f u n c i o n a n l o s primeros telares, se domest ican animales útiles al hombre ,se ob-tienen cosechas de granos de ce-reales con riego artificial, hay ya arados, artefactos para el apro-vechamiento de la fuerza motriz animal, botes de vela, vehículos con ruedas, se practica la hor-ticultura, se utilizan con f ines prácticos ciertas fermentaciones , se fabrican y utilizan ladrillos, s e construyen y utilizan arcos para f lechas, s e fabrica el vidrio y, aun cuando en formas rudimentarias, se inventa la escrituraba aritmé-tica y se crea el primer calendario solar. Esto significa que el proceso de la formación de la Técnica que ha permitido al hombre l legar a la Luna (3) comenzó hace unos 7.000 años. No interesa el hecho de que hasta muchos siglos después no se hayan conocido las "bases cien-tíf icas" de esas técnicas. D e c u a l q u i e r m a n e r a , e s a s r e a l i -zaciones suponen hombres in-teligentes,dotados de capacidad de observación y de realización y con una actitud racional frente a los problemas prácticos presentados por el medio ambiente .Esa m i s m a actitud racional conduce a la c o n s t r u c c i ó n de t e l e v i s o r e s , computadoras y naves espacia les ,

(3) Esta cita de una gran realización técnica no pretende abrir juicio sobre los valores humanísticos y éticos de la. misma, ni tampoco sobre suioportunidad y conveniencia para la Humanidad en general, frente a los graves problemas exclusivamente terráqueos no resueltos aún y cuya solución es urgente.

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a la preparación de vacuna contra la rabia y la poliomielitis. Y eso es así , porque desde la fabricación de la pieza más sencilla de alfarería, hasta el aparato electrónico m á s complicado, s iempre se trata de modificar el mundo exterior de alguna manera: procesos f ís icos, p r o c e s o s q u í m i c o s , p r o c e s o s biológicos. Para ello hace falta una actitud racional que oriente, dirija y organice la observación del mundo exterior a la conciencia del hombre.

S i m u l t á n e a m e n t e (o qu izás anteriormente) con el descrito nacimiento de la Técnica, se tiene también la Magia. Mientras al-gunos hombres ensayaban di-ferentes clases de arcilla para seleccionar, entre las disponibles, la que mejor servía para fabricar los "cacharros" deseados y otros " e x p e r i m e n t a b a n " hornos de alfarería, leñas y maneras de "cocer" la arcilla plástica y, f i n a l m e n t e , otros procuraban resolver los problemas empíricos del riego o de la navegación a vela o de la metalurgia del cobre adoptando, sin saberlo, una acti-tud r a c i o n a l , otro grupo de hombres, mediante algún disfraz, a l g u n o s m o v i m i e n t o s y gr i tos extraños o el sacrifico de algún animal, "hacían salir" del cuerpo de un e n f e r m o el "esp ír i tu m a l i g n o " o bien o b s e r v a n d o ciertos "signos" en el firmamento, en el vuelo de aves o en las entra-ñas de animales sacrificados, "sabían" lo que iba a ocurrir en el futuro y decidían, así, ciertas acciones emprendidas por toda la comunidad. La actitud de ese grupo de hombres era radical-mente opuesta a la de los hombres que poseían actitud racional.A nadie s e le ocurriría hoy verificar la "salida" del espíritu maligno" del c u e r p o del e n f e r m o , a ú n cuando éste se cure y tampoco nadie haría una estadística para d e t e r m i n a r el porcenta je de aciertos de los predictores del futuro sobre la base de signos que se presentaron en la bóveda celeste o en la entraña de animales sacrificados. Esta actitud mágica es irracional.

Así como la Técnica, producto de la actitud racional frente al mundo exterior, halló en la Ciencia s u s f u n d a m e n t o s y pr inc ipal h e r r a m i e n t a de progreso , la Magia buscó sus propios fun-damentos y, así, nació el Ocultis-mo (ver más adelante la carac-t e r i z a c i ó n del c o r r e s p o n d i e n t e

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concepto y de otros relacionados con él) que es para la Magia lo que la Ciencia es para la Técnica. Claro es que en el casó de este binomio Ocultismo-Magia sería difícil decir en qué consiste el progreso de la Magia y si tiene sentido hablar de él y, en caso de tener sentido, si existe. El Ocul-tismo trata de "explicar" sus afirmaciones que fundamentan la M a g i a en g e n e r a l en una " a l i a n z a " (e l t érmino e s de Jacques Monod) animista entre hombres y "naturaleza". Sería difícil determinar en qué época histórica o prehistórica hace su aparición el Ocultismo. Lo que podemos afirmar es que él y su "socia" la Magia se han ido desarrollando a lo largo de la Historia a medida que el binomio Ciencia-Técnica iba conformando el medio ambiente del hombre y su cosmovisión. Al decir que el Ocultismo y la Magia se han desarrollado, no quiero decir que han progresado en el sentido en que lo han hecho la Ciencia y la Técnica, sino que han conquistado cultores y adeptos en número y, quizás,en proporción creciente,así como que han invadido los medios de comunicación de masas y disponen de recursos financieros cada vez mayores,debido a que van conquistando capas sociales de elevados recursos económicos. Este "auge" del binomio Ocultis-mo-Magia impone un estudio de él con el objeto de compararlo con el o t r o : C i e n c i a - T é c n i c a p a r a "dirimir supremacías" ya que en muchos aspectos son incompati-bles.

Precisiones

Cualquier e s tud io del tipo propuesto exige que previamente se precise el significado de los términos utilizados mediante de-finiciones o bien caracterizaciones suficientemente precisas ya que, si bien en este caso se trata de términos de utilización frecuente o, por lo menos, de términos conocidos, sus significados son de contornos poco precisos, al punto de que diversas personas pueden atribuir y, de hecho atribuyen, acepciones total o parcialmente distintas a términos tales como los que nos ocupan en esta exposición.

Entiendo por Ciencia, en este artículo, el conjunto de todos los

conocimientos obtenidos por el método científ ico en general, con las variantes y la modalidad y con los criterios de verdad específicos de cada grupo de ciencias. Así, por ejemplo, en las c iencias del mundo físico (Fís ica , Química, Biología) el método científ ico correspon-diente ex ige una observación de hechos, su descripción de acuerdo con ciertos cánones y una ela-boración que debe seguir reglas precisas y que da como resultado: leyes, principios. El criterio de verdad en e s te grupo de ciencias es la verif icación, mediante un m e c a n i s m o r i g u r o s a m e n t e p r e s c r i p t o , de los enunciados l lamados l eyes y principios (4). De esta manera, el conocimiento en las c iencias del mundo físico resulta ser: fáctico (comienza y termina en hechos observables) c l a r o y p r e c i s o , comunicab le , veríficable, s istemático, general, e x p r e s a b l e ( m e d i a n t e l eyes y principios), predictivo, abierto (no dogmático, esto es modificable y no cerrado, o sea, con posibilida-d e s d e i n c o r p o r a r n u e v o s conocimientos, incluso los que niegan lo hasta entonces tenido por verdad) y útil. Las características mencionadas no son todas las del conocimiento científico de las ciencias del mundo físico; pero ellas bastan para mi propósito. D e b e h a c e r s e no tar que lo característico del conocimiento científico es el método de obten-ción de ese conocimiento que he descrito someramente en el caso de las c iencias del mundo físico, . que son las que nos interesan particularmente en lo que con- . cierne a las relaciones entre * C i e n c i a - T é c n i c a y Ocult ismo- * M a g i a . E s e c o n o c i m i e n t o , así obtenido, es el que históricamente (y utilizando para af irmar lo que sigüe el criterio de observación) ha servido para l legar a la T é c n i c a , t a l c o m o h o y la c o n o c e m o s . A la T é c n i c a la caracterizo como el conjunto de las actividades del hombre que de

(4) Estas precisiones referentes a la Ciencia son insuficientes desde el punto de vista de un estudio profundo con pre-tensiones epistemológicas. Esas pre-tensiones requerirían una discusión y análisis que acá están fuera de lugar. Para mi finalidad al escribir esto, basta con lo que he expuesk El lector que deseee profundizar este tema puede recurrir a un buen libro de trabajos sobre Epistemología.

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ik»

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algún modo cambian su medio ambiente. Esta caracterización r e q u i e r e a l g u n a s a c l a r a c i o n e s .

Medio ambiente tiene en este contexto un signficado muy lato. Incluye desde el aire atmosférico y el agua, cualquiera sea su uso, hasta el interior de una habitación en la que instalamos un televisor y hasta el cuerpo de un enfermo al que un médico y los medicamentos recetados y utilizados modifican, llevándolo de un estado de enfer-medad a un estado de salud. El cuerpo del paciente es parte del "medio ambiente" para el médico y para el fabricante de tos me-dicamentos y éstos también in-tegran el medio ambiente de ellos. Observemos que los productos de la actividad técnica son "cosas" y "servicios" ("lato sensu") (5); mientras que los productos de la actividad de la Ciencia son ideas, p r o p o s i c i o n e s , r a z o n a m i e n t o s , esto es , entes mentales. Es claro que se pueden desarrollar activi-dades técnicas sin conocimientos científicos; pero no hay duda de que la modificación del medio ambiente del hombre exige actuar a d e c u a d a m e n t e sobre él , de a c u e r d o c o n l a f i n a l i d a d perseguida. Este actuar podrá ser tanto más adecuado cuanto mejor s e conozca la cosa sobre la cual . se actúa, conocimiento que está contenido en la Ciencia. Por otra p a r t e la i n v e s t i g a c i ó n , manera idónea de obtención del conocimiento científico exige, con harta frecuencia, actuar sobre el objeto de la investigación. De aquí que la Técnica sea indispensable, a su vez, a la Ciencia ya que será la Técnica la que facilitará los métodos y los equipos necesarios para la i n v e s t i g a c i ó n . E x i s t e , como s e ve, una perfecta interac-c ión d i a l é c t i c a , cont inuada y fecunda entre Ciencia y Técnica.

Corresponde ahora caracterizar los términos del otro binomio. El significado de Ocultismo es muy variable de un usuario a otro; pero s iempre hay algo de común en el fondo: actividades mentales o prácticas que por alguna razón, variable de un usuario a otro, no

(5) Misma observación que en la nota anterior. Acá estoy pensando principal-mente en las ciencias del mundo físico; pero lo dicho es aplicable, "mutatis mutandi" y de manera mas o menos directa a todas las ciencias.

pueden ser conocidas por todas las personas interesadas y capaces para ello. Se pretende que los resultados de las l lamadas prác-ticas del Ocultismo son contrarios a las previsiones de la Ciencia o del conocimiento empírico de la Técnica. En este artículo utilizaré el término Ocultismo para indicar un conjunto de af irmaciones que tienen la forma de proposiciones científicas, conjunto que consti-tuye algo que tiene la forma de una ciencia. Ni las af irmaciones del Ocultismo individualmente consi-deradas, ni el conjunto de las mismas expresan conocimiento científico alguno debido a que no se ha l legado a el las por medio del proceso de elaboración de dicho conocimento, ni lo que el las ex-presan ("verdades" del Ocultis-mo) tiene los caracteres que de-finen el conocimiento científico en las ciencias cuyo dominio es el pretendido dominio del Ocultismo. Daré algunos ejemplos de afir-maciones explícitas o implícitas en sus exposiciones o en sus prácticas.

1 — Los sucesos y accidentes felices o desgraciados que consti-tuyen la vida de un ser humano sobre el planeta Tierra, están de-terminados por las posiciones de los "astros" (planestas, Luna, Sol, estrellas, etc . ) en el momento en

que ese ser humano nace.

2.— "El poder curativo de los medicamentos se deriva de la virtud que ellos tienen en sí mis-mos de producir síntomas seme-jantes a los de la enfermedad, y de una energía superior a los de é s t a " . ( S . H a n n e m a n n , "Organon", pag. 27, citado por F.X. Eizayaga en su libro Tratado de Medicina Homeopática, Ed. 1972, pág. 34).

3. — "Dios , al principio del Tiempo, creó de la nada unas substancias espirituales l lamadas angeles". "El número de" ángeles (...) es muy elevado (miríadas) (.. .) entre ellos existe una jerar-quía". "Los ángeles son, por na-turaleza, inmortales" (citas es-p i g a d a s en la obra Manua l Teología Dogmática de L. Ott. Ed. 1969, con las debidas licencias, pág. 193 et. seg)

4 — "Las substancias de na-turaleza ectoplásmica estudiadas

en diferentes países, experimen-tan deterioros rápidamente por acción de la luz solar" (escrito por un espritista, de apellido Labadié, citado por M. Bo en su libro L'Occultisme devant la Science, Ed. 1947, pág. 89).

Me queda ahora por caracteri-zar el s ignificado del término Magia, tal como será utilizado en este artículo, ya que se utiliza con acepciones l igeramente variables de un usuario a otro. Usaré es te término para designar un conjunto d e a c t i t u d e s , m o v i m i e n t o s , m a n i p u l a c i o n e s , p a l a b r a s p r o n u n c i a d a s o p e n s a d a s y operaciones de carácter práctico mediante todo -o parte de- lo cual se pretende modificar en algún sentido una porción del mundo fís ico (que puede ser un animal, una planta o un ser humano vivos o no, o parte de esos seres) o bien se p r e t e n d e p r e d e c i r el p o r v e n i r (acontecimientos futuros).

D e b o h a c e r a l g u n a s aclaraciones al respecto de la caracterización anterior. He dicho que las operaciones, actitudes, etc. m á g i c a s , p r e t e n d e n m o d i f i c a r alguna cosa o predecir acon-tecimientos futuros. Ahora bien, si la pretendida modif icación se produce y la predicción e s repro-duciblemente correcta, así como la modif icación es verif icable y reproducible ya no se trata de M a g i a s ino , s i m p l e m e n t e , de Técnica. Por otra parte, es digno de hacer notar que, entre los seres vivos que la Magia pretende mo-dificar parcial o totalmente, figura de m a n e r a p r e p o n d e r a n t e el hombre y dentro de las modi-f icaciones que se pretende pro-ducir se hallan, a veces , modi-f icaciones psíquicas.

E n la actualidad una gran p r o p o r c i ó n d e l a s a c t i v i d a d e s m á g i c a s t i e n e n p r e t e n d i d o s f u n d a m e n t o s c i e n t í f i c o s q u e constituyen lo que hemos l lamado Ocultismo. D e ahí la relación entre Magia y Ocultismo equivalente a la que ex is te entre Técnica y Ciencia.

Daré algunos ejemplos de acti-vidades mágicas .

1.— Tratamiento de enfermos (o de pretendidos enfermos) con r e m e d i o s p r e t e n d i d a m e n t e quimioterápicos que no poseen acción comprobada ninguna sobre el organismo humano o que tiene acciones sin ninguna relación con las causas de la enfermedad que se p r e t e n d e c u r a r . E s t o s " m e -

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acti-

dicamentos" pueden tener una acción psicoterápica. En algunos casos se pretende basar esas operaciones mágicas (las "curas" con estos métodos ocultistas-má-gicos) en afirmaciones de carácter ocult i s ta a c e r c a de " p o d e r e s curativos", "energía radiante" o de otra forma poseída por el "me-dicamento".

2 — Tratamiento de enfermos (o pretendidos enfermos) mediante operac iones que c o n s i s t e n en aplicar la mano de una cierta persona u objetos especiales sobre la parte enferma. A veces las operaciones son algo más com-plicadas: "pases", danzas, mo-vimientos extraños, etc. En otras ocasiones la operación mágica consiste en pronunciar palabras generalmente en voz baja y, a veces, acompañando a la "im-posición", a los "pases", etc. E s de hacer notar que este tipo de prácticas mágicas pretende llegar no solamente a curar enfermos sino también a resucitar muertos. Por otra parte, esas prácticas se realizan basadas en la posesión por parte de la persona que "cura" o de los objetos empleados en las curaciones (con frecuencia trozos de ropas o de órganos de alguna persona fallecida y que poseía y aún posee después de muerta, po-deres especiales) de "algo" que no poseen las personas y los objetos comunes. En el caso de los objetos, ese "algo" les ha sido transimitido por la persona a la que per-tenecieron o que integraron. La afirmación de la posesión de ese "algo" por parte de personas u objetos que les pertenecieron, afirmación que sirve de fun-damento "teórico" a las prácticas mágicas que estamos consideran-do, pertenece, evidentemente, al dominio del Ocultismo.

3.— transformaciones en sis-t e m a s m a t e r i a l e s m e d i a n t e prácticas realizadas por personas que t i enen por razones "es -peciales" un "algo" que les per-mite, s iempre que realicen prác-t icas m á g i c a s r i g u r o s a m e n t e e s t a b l e c i d a s ( m o v i m i e n t o s , adopción de ciertas actitudes, emisión de ciertos vocablos y f r a s e s , e t c ) , o b t e n e r t a l e s transformaciones. Un caso in-teresante es la transformación de un sistema material líquido con la compos ic ión q u í m i c a ( substan-cial) de un vino genuino en otro sistema líquido (en realidad se trata de una suspensión microhe-terogénea) que es substancial- •

mente sangre humana, esto es, que contiene, entre otras substan-cias, hemoglobina, que no se hallaba evidentemente, presente en el s i s t e m a inic ia l . E s t a operación, conocida con el nombre de "consagración", en lo que al resultado se refiere, se denomina " t r a n s u b s t a n c i a c i ó n " . E l fun-d a m e n t o ocu l t í s t i co de es ta mágica es el mismo que el del ejemplo anterior: el celebrante (la persona que lleva a cabo la t r a n s u b s t a n c i a c i ó n ) posee un "algo" que no poseen los seres humanos en general que le permi-te obtener el resultado menciona-do mediante operaciones mágicas.

4.— Todas las predicciones del porvenir y las influencias que pueden modificar acontecimientos futuros (si esto tiene sentido es un p r o b l e m a prev io a re so lver ) realizadas sobre la base de las posiciones relativas aparentes de los astros determinadas desde la Tierra, estructura de las "líneas d e l a s m a n o s " , e t c . , son operaciones mágicas que ofrecen una variedad muy grande de "recursos" y de fundamentos ocultísticos.

5.— Medidas de gobierno de un dado país tendientes pretendi-damente a salvaguardar o a ob-tener la "pureza de la raza" de los habitantes de ese país. Si se ad-mite que con esas medidas se ha obtenido o se está en vías de ob-tener el resultado apeticido, se han rea l i zado o p e r a c i o n e s m á g i c a s (ya que la "pureza de la raza" es algo inalcanzable por el simple hecho de carecer de sentido) con el fundamento ocultista de la exis-tencia de una dada raza pura con una "esencia" poseída por las personas pertenecientes a ellas y que no poseen las personas ajenas a esa raza y, además, transmisible de padres de la raza pura a sus hi-jos. (El lector que se interese por estas afirmaciones puede recurrir al l ibro Antropología de C. Kluckhohn, ed. 1951 o bien al ensayo Raza y Racismo, Mito y Agresión de C.E. Prélat, ed. de la Univ. Nac. del Litoral, Cuaderno de Difusión n° 7).

Relaciones de los binomios entre sí y de ellos con la sociedad actual

Ambos binomios podrían convi-vir en la sociedad humana sin interferencias ya que la Técnica y

la Ciencia tienen la característica de las actividades racionales y la Magia y el Ocultismo se mueven y d e s a r r o l l a n en una e s f e r a irracional a la cual pertenecen. Es la esfera déla fe, de las creencias . Estoy de acuerdo con lo que dice V.G. Childe en la pág. 277 de la segunda edición en castellano de su obra Los orígenes de la Civili-zación: "... un hombre ejecuta un rito mágico porque cree en la Magia y no para observar lo que ocurrirá. Su sociedad se encuentra convencida de la eficacia de la Magia; la comprobación es in-c o n c e b i b l e . La a c t i t u d d e l hechicero es d i a m e t r a l m e n t e opuesta a la del científico ex-perimental"... "ningún exorcista moderno, ni h e c h i c e r o - a r t i s t a paleolítico, ni mago egipcio, po-dría formular una teoría lógica y coherente de la Magia". Parece pues que no hay un terreno común en el cual ambos binomios en conjunto o un término de uno con un término del otro s e encontrasen y, en consecuencia no pudiesen relacionarse como para entrar en conflicto o en contradicción. Sería en apariencia como el caso de las no-re lac iones de i m p o r t a n c i a entre horticultura y versos ale-jandrinos. La esfera de lo racional y la de lo irracional no tienen punto de contacto ni sectores comunes. Puede sólo esperarse, de ser las cosas así, que algunas ramas de la Ciencia (Psicología, Sociología, Ps icopato log ía , Antropo log ía , Criminalística) se ocupen de la Magia y del Ocultismo como obje-tos interesantes de estudio e in-vestigación.

Repito, sintetizando: Si todo lo que es Ocultismo y Magia per-maneciese estrictamente dentro de la esfera que le corresponde, esto es, la de lo irracional, no ha-bría relaciones con Técnica y Ciencia (que se hallan dentro de la esfera de lo racional, y, entonces no podría haber conflictos entre ambos binomios. Por ejemplo, si las religiones positivas se man-tuviesen dentro del marco estricto de la fe, no tendrían ni hubiesen tenido los graves conflictos que tienen y han tenido con los hom-bres de Ciencia, religiosos o no. Los conflictos mencionados, entre ambos binomios, aparecen cuando Ocultismo y Magia pretenden establecer bases racionales (a veces se dice "científicas") para las creencias ocultistas y para las prácticas mágicas.

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La pretensión mencionada en lo que hace a la relación entre ambos binomios, está acompañada por otras. De modo que poniendo en primer término la pretensión de poseer el Ocultismo y la Magia "fundamentos científicos" el cua-dro completo es:

1.— Las a f i rmac iones del Ocultismo y los resultados de las operaciones mágicas han sido comprobados "cientificamente".

2.— La Ciencia rechaza las afirmaciones ocultistas o niega los resultados de las operaciones de la Magia por incompetencia, incom-presión, celo profesional o razones similares.

3.— Los hombres de Ciencia se niegan a estudiar (y, por lo tanto, a "explicar") las afirmaciones del Ocultismo y los resultados de la Magia, aun cuando los acepten, o por lo menos, no los nieguen.

Voy a comentar rápidamente estas pretensiones. En lo que hace

a la primera, se ve claramente en ella el "salto" de la esfera irracional a la racional y,entonces, se establece una relación que, en

verdad no existe, entre ambas esferas. Si se recurre al método científico ya no hay ni Ocultismo ni Magia. Si lo que se afirma y reali-za respectivamente como Ocul-tismo y como Magia ha sido comprobado con los métodos de la Ciencia y contrastado con las correspondientes t écn icas , res-p e c t i v a m e n t e , no e x i s t e s ino Ciencia y /o Técnica y no hay ningún problema con el Ocultismo ni con la Magia.

La segunda pretensión se basa en un desconocimiento de la na-turaleza de la Ciencia y de su Historia. En primer lugar, la Ciencia es abierta (ver más arri-ba) esto es, está dispuesta a in-corporar y, de hecho ha incor-porado a lo largo de su Historia, conocimientos que en la época de

su incorporación contradecían de manera absoluta sus principios: la t r a n s m u t a c i ó n de u n o s e l e m e n t o s q u í m i c o s en otros (Radiactividad); la discontinui-dad de la energía radiante (teoría de los cuantos); origen microbiano de ciertas enfermedades (polé-mica Pasteur-Pouchet); no aditi-vidad de la velocidad de la luz con la de rotación de la Tierra (ex-periencia de Michelson-Morley) y dependencia de la masa de los cuerpos y de sus dimensiones r e s p e c t o d e s u v e l o c i d a d (corrección relativística de la masa y las dimensiones), ambas a f i r m a c i o n e s " e s c a n d a l o s a s " para su época fueron interpreta-das por la Teoría de la Relativi-dad; difracción de electrones y efecto fotoeléctrico (contradicen teoría corpuscular de los rayos catódicos y la teoría ondulatoria de la e n e r g í a r a d i a n t e ) ; la evolución de las especies animales

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( c o n t r a d i c e el c r e a c i o n i s m o , admitido hasta hace poco t iempo por muchos biólogos), etc. E s más: el progreso de la Ciencia, del cual la Técnica saca un gran pro-vecho, se debe principalmente a la incorporación a su acervo de c o n o c i m i e n t o s de h e c h o s que niegan sus principios y sus leyes o contradicen sus teorías. Lo que debe agregarse , y e s muy impor-tante, es que la Ciencia no acepta hechos no comprobados con sus propios métodos, métodos que, en definitiva, le confieren su indivi-dualidad y característ icas . Y la Ciencia procede así, pues su ex-periencia, m á s que milenaria, ha demostrado a los hombres de Ciencia que esa es la única manera de progresar y no per-derse en devaneos, delirios o callejones sin salida. Lo que se pretende desde la esfera de lo i r rac iona l e s que la C i e n c i a cambie e s e criterio, que "baje la guardia", con lo cual sería dificíl entonces, distinguir entre Ocul-tismo-Magia y Ciencia - Técnica.

Por otra parte, los ocultistas, los practicantes de la Magia y sus seguidores suelen señalar casos (reales) en la Historia de la Ciencia de grandes innovadores, cuya obra ha sido negada, refuta :

da y , a veces , sus autores perseguidos por los hombres que representaban la Ciencia de la época. A v e c e s la persecución estaba a cargo de autoridades ci-viles o ec les iás t icas: pero los " f u n d a m e n t o s ' ' p a r a l a persecución eran facil itados por los h o m b r e s de C i e n c i a c o n autoridad real o ficticia para ello. Se citan los nombres, entre otros, de Servet, que fue quemado vivo por sostener que la sangre cir-culaba en las venas y arterias del cuerpo humano, de Copérnico y Galileo perseguidos por defender el h e l i o c e n t r i s m o del s i s t e m a planetario, de Pasteur a quien se negó inic ialmente que las enfer-medades infecciosas s e debían a g é r m e n e s m i c r o s c ó p i c o s , d e Einstein , cuyas ideas sobre la Mecánica fueron combatidas y ri-diculizadas en un comienzo, etc. Sobre la base de estos casos reales (y de varios otros que se podrían c i t a r ) s e p r e t e n d e i n d u c i r lógicamente (de manera, claro está, incorrecta ) que todas las personas que af irman cosas que la Ciencia niega o v iceversa, están en lo cierto: tienen razón y la Ciencia no. Lo que sucede en este aspecto

de la cuestión e s que s e ignoran, del iberadamente o no, los casos m u c h o m á s n u m e r o s o s d e personas que no han tenido razón al hacer a f irmaciones contrarias a , las de la Ciencia. Entre ellos tenemos la numerosa legión de a u t o r e s de p r e t e n d i d o s mo-v i m i e n t o s p e r p e t u o s , e s t o es , m e c a n i s m o s q u e n e g a r í a n el primer principio de la Termo-dinámica (sólo yo, en Argentina he conocido cuatro y en el Brasil tres " c r e a d o r e s " de m o v i m i e n t o s perpetuos) , la no menos numerosa legión de alquimistas propiamente dichos, todos los creadores de f a l s o s m é t o d o s d e c u r a c i ó n (vacuna Pueyo, lisado de corazón para curar el cáncer; método Ñ a s s a e n s , d e s a r r o l l a d o en Córcega y que pretendía curar la leucemia, etc . ) Una circunstancia muy curiosa, aun cuando perfec-tamente explicable, favorece la "creencia" en los métodos de esas formas del Ocultismo: la Historia de la Ciencia conserva la memoria d e q u i e n e s h a b i e n d o s i d o inicialmente combatidos y sus teorías negadas por la Ciencia, tuvieron luego el reconocimiento y la aceptación de sus "verdades"; p e r o e s a m i s m a His tor ia no c o n s e r v a , s a l v o c a s o s e x c e p -c i o n a l e s , la m e m o r i a de los numerosís imos "innovadores" de la Ciencia que han sido ilusos, engañados, ingenuos, ignorantes o estafadores fracasados o con éxi-to. Por e sas característ icas han caído en el olvido. Por otra parte, el lapso transcurrido entre la época en que una nueva verdad ( legít ima) es combatida y aquélla en que es aceptada y reconocida, nunca ha sido muy prolongado y a medida que transcurre el t iempo e se lapso se acorta.

Considerando la tercera de las pretensiones que es tamos anali-zando , d e b o s e ñ a l a r que los hombres de Ciencia no pueden p e r d e r t i e m p o en a c t i v i d a d e s irracionales (6) ya que tienen sus

propios programas de trabajo en la esfera de lo racional y para d e s a r r o l l a r e s o s p r o g r a m a s s iempre les falta tiempo. Y el los han elegido esos programas o los han aceptado. Pero, aún así , si s e presentan a cualquier hombre de Ciencia hechos nuevos (si son insólitos mucho mejor) en el d o m i n i o d e s u c o m p e t e n c i a científica y esos hechos han sido o pueden ser constatados por los métodos idóneos adoptados por la Ciencia en ese dominio, nunca s e negará a estudiarlos y a "ex-plicarlos" tal como lo pretenden los ocultistas y magos , pues, además, de la curiosidad cas i in fant i l , incontro lada y d e s i n -teresada que es una de las características m á s notables del hombre de Ciencia (y una de las "raíces" del saber por saber) , en la a c t u a l i d a d la c o m p e t e n c i a extrema que existe en todos los compos de la actividad humana (al punto de tenerse lo que s e l lama una "filosofía de la compe-tencia") impulsa a los hombres de Ciencia a estudiar cualquier pro-blema científico original, cuanto m á s original mejor. Con toda seguridad podrían postularse para o b t e n e r el p r e m i o N o b e l e n Química y en Biología dos hom-bres de Ciencia que real izaran sendos estudios sobre: "Com-posición química de los mater ia les de un OVNI no tripulado pro-veniente de uno de los planetas de la estrella alfa del Centauro" y " M o d a l i d a d e s a n a t ó m i c a s y fisiológicas de un tripulante de una nave espacial proveniente del s istema planetario de la estrella B e t e l g o s o " , r e s p e c t i v a m e n t e . ¡Lástima el detalle que fal ta! D e b e r í a t r a t a r s e de t r a b a j o s científicos, esto es, .pertenecer a la esfera de lo racional, para obtener el premio Nobel. Lo que no puede n e g a r s e e s que s e r í a n m u y originales.

En síntesis, si las act ividades del Ocultismo y de la Magia se

(6) A esta altura el lector atento de este artículo pensará que menosprecio y considero como algo indigno del hombre todo lo que se halla dentro de la esfera de lo irracional. Muy por el contrario, tengo una gran admiración y respeto por lo irracional, ya que estimo que toda la vi-da humana , incluso en sus valores más excelsos, tiene mucho más de irracional que de racional. Lo racional aparece como excepción (que no me explico, personalmente) en la larga Historia de la Humanidad e, incluso, en el momento actual. La Ciencia, si consideramos el to-tal de los seres humanos, representa una actividad minúscula por el número de sus

culturos y por su influencia en la conducta humana en general. De lo que se trata en está exposición es de poner las cosas en su lugar ("Dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios") , esto es plantear y resolver cuestiones racionales con métodos y actitudes racionales. Lo contrario, esto es, procurar resolver los problemas y las cuestiones científicas y técnicas con los métodos y la actitudes del Ocultismo y de la Magia, serla como si por el hecho de admirar como gran "cordon bleu" al "chef" de un restauran-te dado, lo empleásemos, en tanto que cocinero, para resolver cuestiones atinentes a la Mecánica cuántica.

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mantienen dentro de su esfera de irracionalidad, no habrá nunca conflicto entre ellos y la Ciencia y la Técnica.

Las libertades de pensamiento y de opinión y el Ocultismo y la Magia

E n a l g u n a s o c a s i o n e s s e presenta el Ocultismo en una al-ternativa con la Ciencia, alterna-tiva que en razón de la libertad de pensamiento tenemos el derecho a resolver en favor del Ocultismo y usarlo para los mismos fines de la Ciencia y,en consecuencia y en virtud de lá libertad de opinión, expresar y propagar el Ocultismo al mismo nivel y con los mismos fines con los cuales se enseña la Ciencia. Hasta se pretende que algunas de las formas del Ocultis-mo sean motivo de enseñanza, por lo menos libre, en las Universida-des.

El problema de la libertad de elección se presenta, en un caso concreto, asi: entre la Termo-dinámica que admite el principio de conservación de la energía y el Ocultismo que lo niega, explícita o impl í c i tamente (por e jemplo cuando admite como causa de la "levitación" el "poder" del "flui-do humano") tenemos la libertad de elegir entre la afirmación y la negación del principio en cuestión. Entre la afirmación de la imposi-bilidad, en las condiciones am-bientes en nuestros medios habi-tuales, de transformar substan-cias como el alcohol, la levulosa, el tanino, etc. en hemoglobina y la afirmación ocultista de su posi-bilidad (e incluso de su reali-zación) puede elegir libremente. Entre la teoría de la evolución de la s e s p e c i e s a n i m a l e s y el creacionismo tengo libertad para elegir. Es ésta , de la libertad irrestricta de elección, una actitud muy simpática; al hombre le agrada la libertad, incluso la de disparatar. Lo que sucede es que si deseamos mantenernos dentro de la esfera de la racionalidad, nuestra libertad de pensamiento está limitada por la verdad que en el dominio correspondiente de esa esfera ha establecido la Ciencia. Puede añorarse esta pérdida de libertad que, por- otra parte, es creciente; puede pensarse que era mucho mas agradable la situación del hombre en la época en la cual podía creer libremente en las

epidemias se debían a flechas que Apolo dirigía a los mortales o que eran originadas en la cólera de Jehová por algún comportamiento de los hombres que no le agradaba y, por lo tanto, elegir libremente el método (mágico) para comba-tirlas. Puede pensarse así; pero entonces, en ese caso, se está en la esfera de la irracionalidad y esa libertad no puede de ninguna manera exigirse dentro de la Ciencia y, mucho menos, dentro de la Técnica la que está obligada a realizar efectivamente lo que se propone .

El apogeo actual del Ocultismo y de la Magia

No es ninguna or ig inal idad afirmar que vivimos en una época insegura, llena de preocupaciones y angustias. Nuestro porvenir como individuos o como miembros de grupos humanos, incluso de la Humanidad misma, está lejos de ser tranquilizador en la medida en que podemos racionalmente pre-ver. No es de extrañar, pues, que nuestro fondo mítico y mágico proveniente de. nuestros ancestros de l p a l e o l í t i c o , p l e n a m e n t e animistas, aparezca transformado en deseos de romper el cerco de inseguridad y de angustia que nos aprieta, m e d i a n t e recursos a nuestro alcance. El Ocultismo y la Magia nos brindan tales recursos. Es to s i e m p r e ha ocurrido y seguirá ocurriendo. En la actuali-dad, además, el hombre que se halla aplastado por una rutina te-diosa y chata desea salir de ella y lo maravilloso del Ocultismo y la Magia , le brindan una fác i l oportunidad. N e c e s i t a m o s algo seguro a que aferramos. Y ahí están los horóscopos ofreciéndonos un informe cierto de lo que nos sucederá . Queremos salir de nuestra chata rutina.Y ahí están los OVNI tripulados o no con mensajes de otras galaxias al alcance de nuestras manos... Evi-dentemente la Ciencia y la Técnica no nos ofrecen salidas tan satis-factorias y fáciles. Pero, des-g r a c i a d a m e n t e , l a s s a l i d a s ofrecidas por el Ocultismo y la Magia, conducen a una alienación total que consiste en creer que se está con la solución a nuestras angustias en la mano o, por lo menos, estamos muy cerca de alcanzarla seguramente, cuando en realidad lo que se ha hecho es

huir de los problemas reales y de sus posibles soluciones, dejando esos problemas nuestros para que los resuelvan a su paladar y conveniencia ciertos inspirados que piensan y actúan por noso-tros.-

En artículos que seguirán a éste analizaremos con sentido crítico-científico algunas formas comunes e importantes de Ocultismo ,y Magia. Entre ellas tendremos: La Homeopatía, La Astrología, La " O V N I l o g í a " , La D o g m á t i c a religiosa, el Ocultismo sociológico y político y algunas más. No lo haré con la pretensión de que esas formas de Ocultismo y Magia d e s a p a r e z c a n de la humana soc i edad pues tal pretens ión ser ía . . . i rrac iona l . Lo haré, simplemente, para que los lectores de CN reflexionen sobre las es-feras racional o irracional y eli-jan. . . l i b r e m e n t e su pos ic ión mental. Yo ya elegí la racional, se sobrentiende que para las cues-tiones racionales. ¿Por qué m e aferró a esta posición? ¿Qué ra-zones tengo para preferirla en estas cuestiones de Ciencia y Técnica? Pués porque la Técnica ha tenido éxitos resonantes, comparados con los cuales los "éxitos" , aún admitiendo como r e a l e s los r e su l tados de las operaciones mágicas pretendidos por el Ocultismo, del binomio irracional, son ridículos. Frente a millones de personas salvadas de las enfermedades y posiblemente de la muerte por las vacunas, ¿no son ridículos algunas centenas de miles de curaciones mágicas y alguna que otra resurrección de-bida a magos y taumaturgos? Frente a las transformaciones que permi ten obtener energ ía por transformación de la materia y obtener unos elementos químicos a partir de otros, ¿no son ridícuas las transformaciones de un vino genuino en un poco de sangre humana? Frente a la ida, per-manencia y vuelta de hombres y naves espaciales a, en y desde la Luna, ¿no resulta ridicula la as-censión y la asunción de dos seres en cuerpo y "alma" a la "gloria celestial"? Los resonantes éxitos de la Técnica prueban que con la Ciencia, fundamento de ella, nos acercamos al conocimiento de nuestro Universo como para llegar a una Cosmosvisión exacta. Y esto último m e interesa mucho; me a p a s i o n a ^

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Algunas ideas acerca de la unión química y su evolución Enrique Frank

Figura 1 Al recibir el golpe de la manzana en la cabeza, Newton supo cuál era la trayectoria que aquélla habla recorrido desde la rama.

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La intención de este trabajo es la de reseñar algunos de los ex-perimentos y teorías que sentaron las bases de los conceptos actuales acerca de los diferentes tipos de unión química.

A f ines del siglo pasado impera-ba un modelo mecanicista del u n i v e r s o , al que s e suponía compuesto de un conjunto de cuerpos cuyos movimientos rela-tivos podían ser descriptos por medio de las leyes de la dinámica, debidas a Newton. Conocida la posición y la velocidad de los «cuerpos en un instante dado, era posible —en principio— recons-truir el pasado y predecir el d e s a r r o l l o fu turo de l s i s t e m a (figura 1).

Por otra parte, ya existía en esa é p o c a un a m p l i o c a u d a l de conocimientos acerca de la es-tructura de la materia. La teoría atómica de Dalton, las leyes de las proporciones definidas, de las proporciones múltiples y de las p r o p o r c i o n e s e q u i v a l e n t e s , as í como las ideas de Cannizzaro, ha-bían l levado a la convicción que las distintas sustancias conocidas estaban constituidas por ciertas p a r t í c u l a s — l o s á t o m o s — no susceptibles de ser divididas.

P r o b a b l e m e n t e el pr inc ipa l p r o b l e m a e n e s e m o m e n t o consistía en explicar el origen de las fuerzas de cohesión que daban lugar a la existencia de las moléculas. Pronto s e comprendió que la tracción electrostática po-dría explicar la unión química en algunos casos —por ejemplo en los cristales de la sal común, cloruro de sodio— pero no en el caso de moléculas homopolares, como la de hidrógeno, H2. Por un lado los físicos procuraban una explicación profunda y exhaust iva de estos problemas, mientras que por el otro lado los químicos las evita-ban, introduciendo hacia 1850 el c o n c e p t o d e v a l e n c i a c o m o capacidad de combinación de un ! elemento, pero sin explicar su o r i g e n . S i m u l t á n e a m e n t e proponían un s is tema de notación

Enrique Frank es Doctor en Química de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad de Buenos Aires (1986). Actualmente trabaja en Espec-troscopia Mossbauer en la Comisión Nacional de Energía Atómica. Es docente en el Departamento de Química Inorgánica y Análitica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y es miembro de la Carrera del Investigador del CONICET.

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que permitía construir y visualizar fórmulas estructurales .

Esta teoría de la valencia sentó l a s b a s e s p a r a un f r u c t í f e r o desarrollo de la química, es-pecialmente de la orgánica, pero no profundizó sobre los orígenes y la naturaleza de la unión química.

Sus l imitaciones fueron muchas . Por ejemplo, no respondía al pro-blema crucial de porqué s e forman las moléculas . Porqué dos átomos de hidrógeno forman un com-puesto estable, la molécula de hi-drógeno H2 y dos á tomos de helio no f o r m a n la c o r r e s p o n d i e n t e molécula He2. Tampoco se des-prendía de e s e cúmulo de nociones que realmente no s e puede l lamar teoría por sus l imitaciones, la ley de las proporciones múltiples, ni las razones por las cuales a l g u m s átomos presentan m á s de una valencia.

El estudio exhaust ivo de estos problemas rec ién s e desarrolló en los últimos decenios y constituye un i n t e r e s a n t e e j e m p l o d e desarrollo interdisciplinario que comienza a f ines del s iglo pasado con el desarrollo de c iertas ideas que conmovieron los c imientos de la f ís ica y de la química, entre ellos el descubrimiento de las leyes de la e lectrodinámica y la solución del problema de la ra-d iac ión d e un c u e r p o n e g r o , propuesta por Max Planck en 1900, que impidió una hipótesis re-volucionaria: "la energía de una onda e lectromagnét ica debe ser un múltiple de un cuanto de energía hcí , donde 6 e s la frecuencia de oscilación y h una constante uni-versal". E s t e postulado resultó de una importancia singular para la física y condujo a un conflicto entre los conceptos c lás icos y los modernos que fue resuelto hacia 1925, cuando s e tuvo un panorama m á s claro sobre los a lcances y métodos de la así l lamada teoría cuántica.

Para el químico el á tomo era, como ya s e dijo, una partícula indivisible. Sin embargo el des-cubrimiento de la radiactividad —es decir el proceso por el cual un átomo puede convertirse en otro de una e spec i e diferente a la original — cambió las cosas ra-dicalmente. A partir de este momento la teoría de la estructura atómica se desarrolló en forma pujante y continua, sentando las bases que hoy día expl ican la unión química. E n es te desarrollo hay tres hitos importantes: el des-

c u b r i m i e n t o d e la n a t u r a l e z a e lectromagnét ica de la materia y la naturaleza de la electricidad en sí; el descubrimiento de que los átomos consisten en un núcleo ro-deado de electrones y el des-c u b r i m i e n t o d e l a s l e y e s mecanocuánt icas que rigen el comportamiento de los electrones eri los átomos.

L a s p r i m e r a s c o n c l u s i o n e s importantes acerca de la estruc-tura de los átomos y la naturaleza de la electricidad se encuentran enunciadas en la leyes de Faraday que resumen sus investigaciones sobre electrólisis. Aunque Fara-day m i s m o no logró captar todas las implicaciones de los fenómenos estudiados, sí logró percibir la esencia de ellos, l legando a escri-bir "que los fenómenos que go-biernan la electrodescomposición y las atracciones químicas, son los m i s m o s " . E n 1874 G . J . S t o n e y sugirió, como corolario de los e x p e r i m e n t o s de F a r a d a y , la existencia de una partícula eléc-trica fundamental , el electrón. Sin embargo recién en 1897 s e obtuvo e v i d e n c i a e x p e r i m e n t a l f i r m e acerca de esa partícula. En ese año, en el transcurso de sus es-tud ios s o b r e la c o n d u c t i v i d a d eléctrica de los gases a bajas presiones, J .J. Thomson descubrió que los rayos catódicos consistían en un haz de partículas negativas de masa y carga independientes del gas usado en el tubo de des-carga. Es to sugería que la par-tícula hallada —el electrón— era un fragmento universal, común a todos los e lementos químicos.Era evidente entonces que si la ma-teria estaba compuesta de elec-trones, también debía existir una porción de materia con carga

Figura 2 Modelo atómico de Thomson. "Un flan con pasas de uva embebidas en él".

positiva de la m i s m a magnitud, para mantener la neutralidad eléctrica.

A partir de los valores de la masa átomica y de la relación carga /masa de los electrones, de-terminada por Thomson, y de la misma relación para los iones (determinada en experiencias de electrólisis), s e podía deducir que la masa atómica estaba prác-ticamente concentrada en la parte positiva que se denominó núcleo. Ya para esa época era posible e f e c t u a r una e s t i m a c i ó n de l volumen atómico y por ende del radio atómico, puesto que s e conocía el volumen molar de un sólido y el número de Avogadro.

El orden de m a g n i t u d d e l volumen atómico resultaba ser 10 (-24) cm3/átomo, de modo que el tamaño característico del á tomo es de 10 (-8) cm. En base a estos datos Thomson propuso su modelo atómico que consistía en una es-fera de carga positiva, de radio aproximado 10 (-8) c m . y con los electrones embebidos en ella, de modo de obtener el arreglo m á s estable desde el punto de vista electrostático, (figura 2).

E s t e m o d e l o t u v o que s e r abandonado algunos años m á s tarde como consecuencia de los trabajos de Rutherford, quien en 1911 rea l i zó un e x p e r i m e n t o trascendental.

Este consistía en bombardear una delgada lámina metál ica (de un espesor de alrededor de 10 (4) átomos) con un delgado haz de

partículas alfa (provenientes de un material radiactivo). D e la distri-bución angular de las partículas dispersadas (que en su mayoría pasan la lámina sin s er deflecta-das o con una deflexión pequeña, mientras que unas pocas son dispersadas a ángulos grandes de hasta 180°) encontró que la pro-babilidad de un choque de las partículas alfa con la porción de materia que concentra la m a s a era pequeña.

Rutherford sabia que las par-tículas alfa consistían en á tomos de helio de masa 4, doblemente ion izados , y que s u e n e r g í a cinética era grande ( su velocidad media había sido medida con a n t e r i o r i d a d ) . P u e s t o q u e la energía cinética de los proyectiles era grande, la gran deflexión hallada en algunos casos implica-ba que el átomo debía concentrar una fuerza e l é c t r i c a g r a n d e , ubicada en una masa grande pues

43

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un cuerpo liviano como el electrón sería "barrido" del camino por la partícula alfa, mucho más pesada. A d e m á s c o m o las d e f l e x i o n e s grandes s e encontraban en pocas oportunidades dedujo que el átomo debía consistir esencialmente de vacío por lo que propuso que el átomo debía estar compuesto de un núcleo positivo pequeño que contuviera la mayor parte de la m a s a atómica y de electrones que se movían alrededor de ese núcleo. De sus datos experimentales in-firió que el radio nuclear era a lo sumo de 10 (-12) cm. (figura 3).

Hasta es te punto el desarrollo del concepto de átomo fue cuali-tativo. Desde ese momento, y con el objeto de obtener datos cuanti-t a t i v o s , hubo que recurr ir a conceptos nuevos que, como se verá m á s adelante, fueron muy fructíferos.

En 1913 Nils Bohr introdujo el postulado cuántico en la teoría a t ó m i c a , sug ir iendo que los electrones sólo podían moverse en c i e r t a s órb i ta s a l rededor del núcleo, ta les que el momento a n g u l a r s e a m ú l t i p l o d e h /2 (figura 4.). Si p es el momento de un electrón y la órbita e s circular de radio a, se verifica de acuerdo a este postulado, que ir.a=nh/2TT, con n = 1,2,3...

Un átomo de hidrógeno, el más s imple de los átomos, consiste en un electrón de carga -e girando alrededor de un núcleo de carga+e, de modo que la atracción elec-trostática, descripta por las leyes de Coulomb, está en equilibrio con la fuerza centrífuga mv2 /a= -p 2 / m a o s ea :

p 2 / m a = e 2 / a 2

Estas dos ecuaciones deter-minan los valores de p y a.

Por otra parte la energía total es suma de las energías cinética y potencial p 2 /2m - e 2 / a ; se o b t i e n e e f e c t u a n d o las sust i -tuciones que E — -2iTme4/n2 h 2 , donde n toma los valores enteros positivos.

Además Bohr postuló que cada una de las órbitas circulares constituía un estado estacionario en el cual el electrón no emitía energía radiante (figura 5). Por otra parte el electrón podía pasar de una órbita q a otra más interna r e m i t i e n d o r a d i a c i ó n e l e c -tromagnética con una frecuencia h¿ —Eq - E r , o bien absorber ra-diación y pasar de una órbita in-terna a otra más externa (figura 6). D e es te modo era posible ex-

44

C3~ FUENTE DE RANURAS PARA PARTICULAS £* COLIMAR El HAZ

HOJUELA 9ELQADA

FOSFORO DE SZn

ÓCüLAR

Figura ;t a Diagrama esquemático del experimento de Rutherford. La región atravesada por los rayos X está evacuada.

Figura :í b Trayectoria de una partícula X (de velocidad v, masa m y carga ze) al pasar cerca de un núcleo de carga Ze.

Figura 4 El momento angular mvr no puede tener cualquier valor como en el caso clásico.

V

© I b M o l ^ R 'EL&zmoH en

radiaciónT°d a GS U n e s t a d o e s t a d o n a r i ° en el cual el electrón no emite

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plicar una ser ie de hechos ex-perimentales, tal como el espectro de hidrógeno y otros átomos monoelectrónicos como el He y Li.

El paso s iguiente fue dado poco después por el m i s m o Bohr y por S o m m e r f e l d , q u i e n e s g e n e r a l i -zaron el modelo, asimilándolo a un s istema planetario en miniatura, dónde el núcleo ocupa uno de los focos de las e l ipses recorridas por los electrones.

Los parámetros de las e l ipses — eje mayor,eje menor y orientación relativa en el espacio— están caracterizados por tres números, denominados "cuánticos", n, 1, y m . E l p r i m e r o d e e l l o s , denominado, p r i n c i p a l , p u e d e tomar los va lores n = 1,2,...; el segundo de el los denominado de momento, toma los valores 1 = 0,1... n-1, mientras que m, l lamado número cuántico magnét ico , toma los valores m = 1,1-1 0, -(1-1), -1. E n consecuencia para cada par de valores (n, 1), con la restricción para 1 mencionada m á s arriba, existen 2 1 +• 1 e l ipses correspon-dientes a diferentes valores de m.

Este modelo fue de gran utilidad pues dio las pautas para la inter-pretación de algunos hechos ex-p e r i m e n t a l e s . A d e m á s de los mencionados previamente , per-mitió a Moseley interpretar sus observaciones sobre los espectros de rayos X caracter ís t icos de cada elemento. Un hecho sal iente de este fenómeno, el aumento de la frecuencia emit ida con el aumento del peso atómico, pudo ser ex-p l i c a d o c u a n t i t a t i v a m e n t e re-lacionando la frecuencia de la radiación emit ida con la carga del núcleo emisor por medio de una ecuación,

- c ( Z - b ) 2

donde c y b son constantes para todos los e l ementos y Z un entero (figura 7) que s e incrementa para elementos suces ivos en una uni-dad; de ello Mose ley dedujo que Z era el número atómico o la carga nuclear del átomo. La aparición de ( Z - b ) 2 y no de Z2 en la ecuación p r e c e d e n t e , era d e b i d a a un apantallamiento de los e lectrones externos por parte de los internos, de modo que aquellos ven una carga nuclear menor.

Ordenando los e lementos según Z crecientes, s e obviaban varias incongruencias en la tabla perió-dica, (figura 8), ordenamiento de los e lementos efectuada por di-versos autores, entre el los Men-deleef (1867) según pesos atómicos c r e c i e n t e s . E s t e o r d e n a m i e n t o

Figura 6 a Al pasar el electrón de una órbita externa a una interna, emite luz.

4 Figura 6 b Al incidir luz de la frecuencia V apropiada, el electrón se excita y pasa de una órbita interna a otra externa.

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UNA DE LAS LINEAS DEL ESPECTRO t>E

PAVOS X.

1—1—r 5 6 7 8 9 10 11 15X10

RAIZ CUADRADA PE IA FRECUENCIA

Figura 7 La raíz cuadrada de la frecuencia de una de las líneas del espectro de rayos X graficada contra el número atómico.

45

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1

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29

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31

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3 3

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3 4

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3 6

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40

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41

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57-71 72

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75

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75

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71

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NP Md •*•! SERIE LANTANIDA SERIE AcTiNIDA

a Figura 8 Tabla periódica X; X- elemento; a - número atómico; b - peso atómico

h .

había mostrado que a medida que se aumentaba el peso atómico, había e lementos cuyas propieda-d e s e r a n m u y s i m i l a r e s a e lementos de peso atómico in-ferior, por lo que se los agrupó en f a m i l i a s c o m u n e s . Había s in embargo algunas anomalías tales como las inversiones Ni - Co, Ar - K y Te - I.

Esto significa que por ejemplo, el I quedaba ubicado en la familia de elementos similares al Te y viceversa. Con el descubrimiento de Moseley desaparecieron esas discrepancias, subrayándose la i m p o r t a n c i a s o b r e s a l i e n t e del concepto de número atómico.

Por otra parte se hicieron evi-dentes nuevas regularidades por ejemplo los gases raros, helio, neón, argón, kripton, xenón y ra-dón tenían los números atómicos, o

lo que es equivalente, el número de electrones, igual a 2 ,10,18, 36, 54 y 86 respectivamente, con las di-ferencias suces ivas 2, 8, 8 , 1 8 , 1 8 y 32, es decir de la forma general 2n2. Como la experiencia indica q u e e s t o s e l e m e n t o s s o n químicamente poco activos, estas estructuras electrónicas deben ser particularmente estables.

Con la ayuda del modelo atómico de Bohr e invocando un principio adicional, el de Pauli, o principio de exclusión que dice que cada una de las órbitas caracterizada por un conjunto dado de números cuánticos (n, 1,- m) , no puede contener m á s que dos electrones, se pudo explicar la estructura de la tabla periódica. Para n = 1, 1 sólo puede tomar valor cero, al igual que m. El átomo m á s s imple tendrá por ende una estructur;

l s 1 (*) , c o r r e s p o n d i e n d o a l e lemento hidrógeno. El que le s igue tendrá la órbita l s comple-tamente llena, es decir con dos electrones, correspondiendo a un gas noble, el helio, (figura 9). Para n — 2 habrá una órbita de tipo 2s (es decir 1 — 0) y tres órbitas de tipo 2p (i — i ) , de modo que será posible acomodar 8 electrones en total, lo que corresponde a la capa cerrada del neón. Los e lementos litio, berilio, boro, carbono, nitró-g e n o , f l ú o r , c u y o s n ú m e r o s atómicos son intermedios entre los del helio y el neón, corresponden a un l lenado parcial de esos orbi-t a l e s s e g ú n c i e r t a s r e g l a s

(*) Los valores del número cuántico I se simbolizan por las letras s, p, d, f, g, h, ... que corresponden respectivamente a los valores o, i, 2, 3, 4, 5, ...

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(primero se l lenan los niveles s, luego los p,y éstos según ciertas normas que no se indicarán aquí). El gas inerte siguiente, argón, corresponde a un llenado de 8 electrones adicionales incluidos en 3s y 3p. Después del argón Z = 18 resulta que órbitas con valores altos de n y bajos de 1 pueden tener energías menores que órbitas con valores menores de n y valores altos de 1, de modo que éstos últimos son l lenados sólo con p o s t e r i o r i d a d a a q u é l l o s . Los e lementos que difieren en el estado de ocupación de tales órbitas, que l l a m a m o s i n t e r n a s , s o n m u y s i m i l a r e s q u í m i c a m e n t e . L a p r i m e r a s e r i e d e t r a n s i c i ó n c o r r e s p o n d e a la o c u p a c i ó n sucesiva de cinco órbitas del grupo n = 3, 1 — 2, mientras que las así l lamadas t ierras raras corres-ponden a las s ie te órbitas de n «= 4, 1 = 3 . Esta teoría a d e m á s de sus numerosos éxitos , tenía una gran virtud pues de algún modo vin-culaba dos conceptos que s e ha-bían mantenido ais lados durante mucho t iempo: luz y materia , pero cuya relación s e iba haciendo cada vez m á s obvia.

Con estos e lementos de juicio, comenzó el desarrollo de diversas teorías que trataron de explicar la únión química.

L e w i s , K a s s e l y o t r o s desarrollaron hacia 1916 la primer teoría exitosa. E n ella los elec-trones son c las i f icados en dos especies: a ) los interiores que configuran una estructura de gas inerte, y b) los externos que son químicamente act ivos y por lo tanto l l a m a d o s e l e c t r o n e s de valencia.

Lewis postuló, y lo conf irmó con n u m e r o s o s e j e m p l o s , q u e los átomos forman moléculas de modo que todos el los tienden a tomar configuraciones e lectrónicas de g a s i n e r t e , e s d e c i r c o n -figuraciones caracterizadas por 2 ú 8 electrones. Una unión de las l lamadas covalentes correspon-dería a un par de electrones compartido por los dos átomos involucrados. P a r a s implif icar la notación en lo que sigue, el símbolo químico representa al núcleo y las c a p a s e l e c t r ó n i c a s c e r r a d a s , mientras que un punto simboliza un electrón. Ejemplos de tales estructuras serían: ^

» m

H-H H:C:H * •

H

La teoría de Lewis representó un a v a n c e e n e s t e c a m p o pero adolece de serias deficiencias. No s ó l o no d e s c r i b e s a t i s f a c -toriamente a una serie de com-puestos para los que se requería "expandir" el octeto, por ejemplo PCI 5 donde el fósforo está ro-deado por diez electrones, sino que en su totalidad no da una ex-plicación f ís ica de la unión puesto que no entra en el análisis de las interacciones electrónicas. ¿Los electrones son estáticos? Si lo fueran la molécula no puede ser estable pues un s is tema de cargas en reposo no puede estar en equilibrio. Si los electrones se mueven, ¿cómo lo hacen?. En este modelo tampoco se daba una idea sobre la distribución espacial de los átomos.

Queda pues claro a esta altura que para tener una idea adecuada sobre la unión química, es im-presindible el conocimiento íntimo de la dinámica electrónica.

La década de 1920 trajo consigo una avalancha de descubrimientos y nuevos conceptos en el campo de la f ís ica y la química atómica.

E n 1924 D e Broglie en base a argumentaciones teóricas, postuló que las partículas debían tener una onda asociada, es decir que debía existir una dualidad onda-partícula. Davisson y Germer en 1927 obtuvieron la evidencia ex-perimental, pues lograron difrac-tar un haz de electrones, midiendo su longitud de onda. Una partícula no es pues nada m á s que una partícula, sino que tiene un as-pecto ondulatorio. Este concepto rápidamente llevó a la Mecánica cuántica u ondulatoria que nos provee de todos los conceptos actualmente en boga en es te campo. Qtro de los hitos en este desarrollo que no s e puede omitir por breve que sea la reseña, es el p r i n c i p i o d e i n c e r t e z a d e Heissenberg (1927).

E s t e principio establece que no se puede medir s imultáneamente las variables p (momento) y x (posición) de una partícula.

La precisión en la determinación de la posición, A x y en el momento, A p, deben ser tales que A x A p > h , donde h es la constante de Planck:

• •

H : 0 : H H ' N : H • • . .

H

Figura 9 Un átomo de helio visto según la teoría atómica de Bohr.

Este principio es de vigencia general, pero en los casos en los cuales se aplican los conceptos de la f ísica clásica, las restricciones que de él emanan no son percepti-bles por el pequeñísimo valor de h (6,62 x 10 (-27) erg seg . ) . En efecto una incertidumbre de 10 (-8) c m . en la posición, que es del orden de la s d i s t a n c i a s i n t e r a t ó m i c a s , implica que el momento no s e p u e d e d e t e r m i n a r c o n m a y o r precisión que 10 ( -19) gr c m / s e c . lo cual supera la precisión de cualquier método f ís ico conocido.

A nivel atómico s in embargo, implica la imposibilidad de apl icar

las leyes de la f ís ica c lás ica , puesto que no se puede anular la interacción entre el s i s t ema bajo estudio y el de medición. Es to trae aparejado inmediatamente que para los electrones no tiene sentido el concepto determinista de órbita, dado que para una partícula que s e nueve en una órbita, ex is te e n cada i n s t a n t e una p o s i c i ó n y un momento definidos.

S u p ó n g a s e q u e s e c o n o c e exactamente la posición de una partícula en un instante t dado. Un i n s t a n t e i n f i n i t a m e n t e p e q u e ñ o m á s tarde,esas coordenadas ya no tienen valor o sea que aún en el hipotético caso de haber podido localizar un electrón en un instante dado no podemos decir dónde va a estar m á s tarde.

Una descripción adecuada s e puede r e a l i z a r m e d i a n t e u n a "función de o n d a " y vinculada a la probabilidad de encontrar en una determinada porción del espacio y en un determinado instante a la partícula (figura 10).

Esta función tiene la forma de una función matemát ica para una onda y sus condiciones de contorno

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están dadas por las características f ís icas del problema.

Una forma de aclarar estos concetps es considerar el caso de un s istema que contenga par-tículas iguales como es el caso de un átomo multielectrónico. En la f ísica clásica se pueden identificar partículas iguales, poniéndoles un rótulo, por ejemplo, dos bolitas iguales pueden ser discriminadas en cada momento, pues la posición y la velocidad de cada una de ellas son conocidas. En cambio, para los electrones (y toda otra par-tícula atómica) esto no es cierto pues como se ha visto más arriba, el concepto de órbita ha perdido sentido. E s posible intercambiar dos partículas idénticas, sin que sea posible distinguir las dos si-t u a c i o n e s e x p e r i m e n t a l m e n t e . E s t e fenómeno llamado inter-cambio, da lugar a una "energía de intercambio" característica de lo s s i s t e m a s cuánt i cos y s in analogía en la física clásica.

Respecto de la función de onda, cabría agregar que es solución de una ecuación que depende del problema que se encara y que no es una ecuación simple sino que es una ecuación diferencial.

Este tipo de ecuaciones se caracteriza por tener muchas soluciones generales posibles de-bido a la aparición de ciertos su-mandos que se l laman constantes de integración, cuyo valor depende del problema físico que se consi-d e r a . E s a f o r m u l a c i ó n f u e desarrollada por Schrodinger en 1925 y al ser resuelta para el caso de un átomo, lleva a establecer la energía de un electrón en función de tres números que surgen a partir de las constantes de in-t e g r a c i ó n . E s o s n ú m e r o s son l lamados números cuánticos. Sus valores son variables pero some-tidos a reglas definidas. Estos números cuánticos son simboliza-dos, al igual que el átomo de Bohr, por n, 1, y m. El número cuántico pr inc ipa l n e s una m e d i d a aproximada de la región que ocupa el electrón en el espacio. Cuanto mayor n, tanto mayor es el volumen en el que existe probili-dad de encontrar el electrón, o recurriendo a otro tipo de imagen, tanto mayor es la nube electró-n i c a . El. n ú m e r o c u á n t i c o 1 secundario está relacionado con el momento angular y con la forma de la nube electrónica y permite discernir si esta es esférica o alargada u otras formas más

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Figura lo Distintas representaciones de la función de onda para el estado fundamental del átomo de hidrógeno.

a) Representación de V y de f 4 en función de la distancia r al núcleo b) Lineas de igual valor de densidad en una sección planar. c) Nube de carga con la probabilidad proporcional a la densidad de la nuebe. d) Superficie que contiene una gran proporción d e y (o'^a).

complejas (figura 11). El número c u á n t i c o m a g n é t i c o m, e s t á relacionado con la orientación de esta densidad de probabilidad en el espacio.

E x i s t e un c u a r t o n ú m e r o c u á n t i c o , c u y a i n t r o d u c c i ó n teórica surge a partir de consi-deraciones relativistas pero que históricamente fue introducido en forma arbitraria y aún es común hacerlo así. E s el número cuántico de spin, que descirbe la dirección de rotación del electrón ( ¡ imagen clásica en un s is tema cuántico!) . En realidad es imposible según el principio de incertidumbre de Heissenberg decir en qué sentido está girando un electrón. Sin embargo, a grandes rasgos se puede comparar al electrón con un trompo que gira tan rápidamente que su posición queda borrosa: el que puso en movimiento el trompo sabe que gira en una determinada

dirección pero no sabe en qué posición se encuentra (figura 12). Los v a l o r e s p o s i b l e s de los números cuánticos son: para n .cualquier entero positivo, para 1 valores enteros positivos menores que n: 0, 1, 2,...n—1 y para m valores entre -l y 1.

El valor de s se asigna em-píricamente como -1/2 o 1/2.

Como se ve el rango de números cuánticos coincide con el de la teoría de Bohr. Esto muestra que a veces s e puede l legar a resultados c o r r e c t o s por m e d i o de ra-zonamientos imperfectos.

Con estos conocimientos se logra obtener una imagen valedera de la distribución electrónica en un átomo, primer paso hacia el conocimiento de las moléculas y de las uniones químicas que se analizarán en un trabajo posterior.

V e a m o s a h o r a e n f o r m a elemental cómo se hace la des-

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Figura 12 ¿Para qué lado gira el trompo?

«¿a

2 . 1

Figura 11 Funciones de onda hidrogenoides u orbitales (fuera de escala)

Figura 13 a) Física clásica: es posible identificar las partículas siguiéndolas en sus órbitas, b) Mecánica cuantíca: no hay posibilidad de identificar las partículas: de allí la ley de simetría.

cripción cuántica de un s i s tema de partículas. P a r a describirlo se necesita de a lgún modo señalar o numerar las partículas, pero evi-dentemente cualquier propiedad física o química mensurable F debe ser independiente de la numeración adoptada; e s decir si se cambia la numeración de las> partículas por medio de una operación P de permutación, el resultado, deberá ser el m i s m o de modo que (f igura 13): P F (1, 2, 3, . . .) = F (1, 2, 3, ...)

Para un par de electrones se obtiene que F (1,2) = F (2,1)

Esta propiedad de s imetría de las ¡partículas, no tiene como ya se ha dicho, contrapartida en la f ís ica clásica y e s escencia l para la comprensión de la unión química covalente y muchos otros fenó-menos.

Los s i s t emas f ís icos tienden siempre a ir a los estados de menor energía que sean factibles, los así l lamados estados fun-

damentales . Esos estados fun-damentales muy a menudo están caracterizaoo por un alto grado de simetría.

Como ejemplo común podemos < c i t a r lo s c r i s t a l e s , a r r e g l o s atómicos de alta simetría. De esta m i s m a forma se puede decir que la s imetría de un par de electrones que deriva del principio de identi-dad recién descirpto, es fun-damental en la disminución de la energía que da lugar a la unión química sin la introducción de n inguna f u e r z a n u e v a , e x c e p -tuando claro está, las interac-ciones electrostáticas clásicas.

Consideremos una molécula de hidrógeno que consiste de dos átomo , a, y b y estudiemos la di-tribución de electrones a (1) b(2) que pone al electrón 1 en el áyomo a y al electrón 2 en átomo b. Como esta distribución no tiene una simetría bien definida, no con-ducirá a la unión química.

Consideramos por otro lado la identidad.

a (1) b (2) = (1/2) ( a ( l )b (2 ) + a

(2) b ( l ) - (1/2) (a (1) b (2) — a (2) b (1)) donde el pr imer t é r m i n o e s simétrico frente a un intercambio entre los electrones 1 y 2 y el segundo término es antisimétrico, es decir, cambia de s igno al inter-cambiarse 1 y 2.

Se puede demostrar mediante recursos de cálculo superior que dos términos de diferente s imetría no interactúan respecto de la energía y que la energía del término de mano izquierda del signo igual, es intermedia entre le energía del primer término y la del segundo de la mano derecha, de modo que la introducción de un elemento de simetría o disminuye o aumenta la energía.

En la unión covalente resulta que la distribución electrónica simétrica a (1) b (2) — a (2) b (1) t i ene una e n e r g í a c o n s i d e r a -blemente menor de la forma original a (1) b (2) . E s a dis-minución da cuenta de la for-mación de la unión química y explica el orden de magnitud de la energía de unión.*.

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Fundación José M. Aragón Departamento de Promoción Becaria

Departamento de Promoción

BECAS EXTERNAS

Japón

Becas para participar en seminario sobre "Puertos" que se dictará en Japón durante 2 meses a partir del 20 de marzo de 1974

Temas: puertos en Japón, administración de puertos, operaciones y equipos de cargamento y prevención de accidentes laborales. La última s e m a n a del seminar io se dedicará a visitas guiadas por l o s p r i n c i p a l e s p u e r t o s japoneses . Requis i tos: fun-cionario público, dominio del inglés , título univers i tario , cinco años de experiencia como mínimo, pertenecer en la ac-tualidad al personal superior administrativo o de ingeniería y edad máxima 50 años. La beca cubre los gastos de viaje y esta-día. La inscripción se realiza en la E m b a j a d a de J a p ó n , Azcuénaga 1035, Buenos Aires, hasta el 5 de d ic iembre próximo.

OEA -Programa Regional de Desarrollo Educativo y Cultural

Becas para participar en los siguientes cursos que se dic-tarán durante el año 1974:

1. Metodología de la tec-nología educativa, 1 año, en EE.UU.

2. Estudio y producción de materiales para la enseñanza de la ciencias, 3 meses, en Brasil.

3. Desarrollo de material curricular para la integración del curriculum a la comunidad, 3 meses, en Chile.

4. Evaluación y medición educacional, 3 meses, en Chile.

5. Alfabetización funcional, 3 meses, en el país que se deter-mine oportunamente.

6. Preparación básica para

periodistas encargados de la producción de material educa-tivo y científico para la prensa, 6 semanas, en Ecuador.

7 . A d m i n i s t r a c i ó n y planeamiento de la educación, 10 meses, en Chile.

8. Magis ter en adminis -tración de la educación, 12 meses, en Colombia.

9. Administración y super-visión de la educación, 8 meses, en Brasil.

10. Técnicas de planeamiento de ed i f i c ios de educac ión superior, 2 meses, en México.

Requisitos: Además de los requisitos específicos para ca-da curso los interesados deben ser graduados universitarios con experiencia profesional de varios años y estar desempe-ñando en la actualidad fun-ciones relacionadas con el tema del curso que elija. Las becas cubren los gastos de viaje y estadía. Los formularios de inscripción deben retirarse y ser devuel tos deb idamente completados en el Depar-t a m e n t o de C o o p e r a c i ó n Internacional , Minister io de Cultura y Educac ión , Av. Eduardo Madero 235, 6o piso, Buenos Aires. Cierre de ins-cripción: curso n° 1: 15 de no-viembre; curso n° 2: 25 no-viembre; cursos n° 3, 4, 5: 30 de noviembre; cursos n° 6 y 7: 7 de diciembre; cursos n° 8,9 y 10: 14 de diciembre de 1973.

Prácticas rentadas

Ofrecidas por el Comité Argentino de la Asociación Internacional de Intercambio de Estudiantes para la For-mación Técnica Práctica — IAESTE— para estudiantes y recién egresados en ingeniería, arquitectura, química, física y agronomía, a cumplirse en compañías , usinas, labora-torios, plantaciones, estudios de arquitectura, estatales o priva-dos en cualquier país miembro del IAESTE.

I n s c r i p c i ó n : C o m i t é Argentino del IAESTE, Insti-tuto Nacional de Tecnología I n d u s t r i a l , L i b e r t a d 1235, Buenos Aires , Tel . 44-0011. Horario: 10a 13 horas. Del Io de octubre al 20 de noviembre.

CANADA

National Research Council

Becas postdoctorales para investigación durante un año lectivo en ciencias e ingeniería. Exigen doctorado de universi-dad reconocida y edad máxima 36 años. Asignación anual: 8.600 dólares canadienses. Informes e inscripción: Postdoctorate Fellowships Office, National Research Council of Cañada, Ottawa, Canadá, KlA OR6.

Medical Research Council

Otorga becas para trabajos e s p e c i a l i z a d o s en c i enc ia s médicas. Para mayor infor-mación dirigirse a The Secre-t a r y , M e d i c a l R e s e a r c h C o u n c i l , M o n t r e a l R o a d , Ottawa 7, Ontario, Canadá.

C E N T R O D E DOCUMENTACION

En el Centro de Documen-tación de la Fundación José María Aragón se encuentran a disposición para consulta del público interesado:

•catálogos de las universida-des m á s importantes del mundo.

•"programas de cursos inter-nacionales.

•información general sobre estudios y becas en el país y en el exterior.

Perú 263 - 2o piso - Buenos Aires , Argent ina. Tel . 34-8643/5178.

Martes a viernes de 11 a 16 horas.

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La investigación militar y su incidencia en la paz mundial

Y. de Hemptinne

Los hechos A. Aspectos cuantitativos de la carrera armament i s ta

1. El total de gastos mil i tares del mundo en la década precedente (1961-1970 i n c l u s i v e ) a s c i e n d e a p r o x i m a d a m e n t e a 1.870.000 millones de dó lares ( l ) al precio de 1970.

2. El nivel de gastos mil i tares anuales del mundo entero se ha acrecentado aproximadamente 50.000 mil lones de dólares por año en el curso de los años 1961-1970.

3. Los gastos mil i tares anuales del m u n d o e n t e r o a l c a n z a r o n a p r o x i m a d a m e n t e 2 0 0 . 0 0 0 millones de dólares en 197o. Es ta suma equivale a 30 v e c e s el monto de la ayuda económica acordada de manera oficial por los países desarrollados a los países del Tercer Mundo.

4. Grosso modo, se puede decir que

El autor es director de la División de Política Científica de la UNESCO. Esta comunicación a la 22a. Conferencia del Movimiento de Pugwash (Oxford, 1972), representa únicamente su punto de vista personal que no coincide necesariamente con el de la UNESCO.

la parte del Producto Mundial consagrado a gastos militares se ha elevado un 7 por ciento durante el período 1950-1970.

B. Aspectos cualitativos de la carrera armamentista

5. Si el factor "crecimiento" de los armamentos reviste una amplitud espectacular, el factor "cambio" merece , sin ninguna duda, una atención particular depar te de los científicos.

En efecto, el factor "cambio" no es otro que la innovación en ma-teria de armamentos que es hija de la investigación militar.

6. Por "investigación militar" se entiende el conjunto de la inves-t i g a c i ó n y el d e s a r r o l l o ex-p e r i m e n t a l e s - " e x p e r i m e n t a l research and development" (R y D)- cuya financiación surge del Presupuesto de Defensa Nacional de todos los países del mundo.

Poco importa el tipo de inves-tigación: básica, aplicada o de d e s a r r o l l o t e c n o l ó g i c o . B i e n conocidos ejemplos ilustran sobre casos, aparentemente inocentes de investigación básica financiados por ciertos ministerios de Defensa con un fin militar específ ico que

los investigadores estaban lejos de sospechar.

7. El nivel de gastos de inves-tigación militar en el mundo se ha elevado a 200.000 millones de dólares durante la década 1961-1970 (inclusive).

8. Se est ima que en el año 1970, el nivel de gastos para la inves-tigación militar en el mundo era aproximadamente 25.000 mil lones de dólares. Esta suma representa más del 40 por ciento de los gas tos consagrados a Ry D e n el mundo, cuyo total anual en 1970 se e levaba a 60.000 m i l l o n e s d e d ó l a r e s aproximadamente.

9. Se est ima igualmente que m á s de un cuarto de los científ icos e ingenieros de investigación del mundo entero se consagra a la investigación militar.

10. Cuatro quintos de ese trabajo de investigación militar están actualmente concentrados en los siguientes seis países: - - E E . U U . - U R S S —República Popular de China —Francia —Reino Unido —República Federal de Alemania

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11. LA CARRERA ARMAMEN-TISTA SE HA VUELTO, EN LOS H E C H O S , U N A C A R R E R A CIENTIFICA Y TECNOLOGICA.

Reflexiones sobre la dinámica propia de la in-vestigación militar 12.La tendencia actual de R y D — en el plano que sea— es descubrir y desarrollar todo lo que es posible y factible. Sólo después se consi-dera la racionalidad o la razón de ser de los "descubrimientos".

13. Este carácter auto-generador de R y D aparece en todos los campos de la actividad humana.

Sin embargo , só lo la inves-tigación militar escapa al examen crítico de los que la financian, simplemente por el escudo mágico de las palabras "seguridad nacional".

14. La industria no es inocente en la materia. Un director de la firma Raytheon decía en 1969 que ciertos militares de alto rango tenían la impresión, en los EE.UU., que las empresas industriales jugaban un papel de "pace-maker" en ma-teria de investigación militar. (2)

15. Como consecuencia, la carrera a r m a m e n t i s t a i n f l u y e d i r e c -tamente en la orientación y el ritmo del desarrollo científico y tecnológico de un país, lo cual abre nuevos horizontes a la diversi-ficación y el "mejoramiento" de los armamentos.

16. Un ejemplo clásico de este proceso ha sido proporcionado r e c i e n t e m e n t e por J .E .Dubois , Director de Invest igac iones y Medios de Experimentación, al ministro francés de Defensa Nacional. Escribe en el "Correo del Parlamento" (octubre de 1971, N° 315): "También, a iniciativa de la Dirección de Investigaciones y Medios de Exper imentac ión , muchos grupos industriales en el sector de la electrónica y de la q u í m i c a a c e p t a n c o n f r o n t a r regularmente sus programas de investigación con el de las arma-das".

Y más adelante: " Se ha llegado así a la idea de asociar al esfuerzo de la investigación para la de-fensa, los laboratorios ajenos a las armadas, de la industria y de la Universidad". Todo esto es prác-tica corriente en la mayor parte de las grandes potencias militares.

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Sin embargo, en los EE.UU., un n ú m e r o c r e c i e n t e de e s t a -b lec imientos univers i tar ios se niegan, de ahora en adelante, a trabajar en R y D para la defensa nacional. ¿Será el anuncio de una contramarcha en la orientación?

17. No se osa creer tal cosa porque, en este momento, el f e n ó m e n o d e o s c i l a c i o n e s acumulativas entre el militar y el industrial se amplía y si no toman d e c i s i o n e s p o l í t i c a s i m perat ivas para detenerlo , se ampliará más aún en el futuro.

18. Esto es todavía más verdadero si consideramos que los gastos de investigación militar tienen la enojosa tendencia a hacer estallar los límites de los presupuestos que le son adjudicados.

Se destaca, a este respecto, que la parte que se asigna a R y D t i e n d e a a u m e n t a r en lo s presupuestos militares. Lo que acrecienta, sin duda, las posibili-dades de aparición de nuevas armas.

En ese sentido se puede citar las cifras siguientes extraídas del Anuario mundial de armamentos y desarme del SIPRI (Stockholm Peace Research Institute), 1968-69. Por cada suma de 100 dólares destinada a la compra de armas, la parte de investigación es es-timada como sigue:

USA —54,0 dólares Reino Unido —62,2 dólares Francia —51,0 dólares

Además, los gastos de inves-tigación militar son subestimados en muchos países, pues una parte de la investigación atómica y espacial es consagrada a fines militares.

19. Tan pronto como las armas nuevas son puestas a punto, los otros países se sienten amenaza-dos y las desarrollan a su vez, introduciéndolas en su arsenal operacional. La espiral infernal se desenrolla así, con una amplitud que se acrecienta a cada vuelta.

20. La lógica de este sistema ha llevado muy recientemente*a John Foster, Director de los Servicios de Investigación e Ingeniería del Pentágono y al Secretario de Estado para la Defensa de los

kd'. "Cómo reconvertir un Centro de guerra bioló-gica", Découvertc (febrero de 1971, N» 3430, p.26).

EE.UU., Melvin Laird, a pedir al Congreso de USA que acuerde mil m i l l o n e s d e d ó l a r e s suplementarios para R y D mili-tar, en un presupuesto del orden de 8.000 a 10.000 millones de dólares aproximadamente.

21. Las c o n c l u s i o n e s de es te capítulo las tomaremos de Philip Noel Baker, Premio Nobel de la Paz, que escribe en el Correo de la Unesco de noviembre de 1970:

"a) Un f e n ó m e n o aparece después de 1945: la acción de los gobiernos en materia de R y D militar. Se lo ha reconocido desde hace tiempo: R y D militar es el verdadero dínamo que conduce la carrera armamentista.

"b) Este formidable conjunto de R Y D que se encuentra detrás del progreso de los armamentos posee su propia fuerza independiente: una vez que son votados impor-tantes fondos de investigación para un tipo de armas.. . inevita-b l e m e n t e n u e v o s p e r f e c -cionamientos se suceden y así, inevitablemente, nuevos dominios se abren a las aplicaciones mili-tares. (3)

"c) Si cada uno piensa que el otro se ha fijado como objetivo conservar su poder de golpear primero y si las investigaciones y programas de cada uno aparecen para el otro orientadas en ese sentido, la alegada estabilidad que, se nos dice, debería resultar de la disuación recíproca, no tendrá un peso tan grande en el desenlace pacífico de los asuntos mundiales".

22. ¿La comunidad c ient í f i ca mundial ha hecho siempre sentir su v o z c o m o h u b i e r a s ido necesario para condenar R y D militar? Se puede dudar con Robín Clarke cuando él escribe:

"If defence funds were denied science, the scientific community would more or less have to pack up and make a fresh start"...

La di f íc i l r e c o n v e r s i ó n del Centro de Investigación de Fort Detrick (Maryland, USA), es-pec ia l i zado en la preparac ión científica de la guerra bacterioló-gica, ilustra bien el tipo de pro-blemas que tendrán que afrontar los organismos rectores de las políticas científicas nacionales en la eventualidad de que los poderes políticos decidan reducir —y qui-zás un día detener completamen-te— su esfuerzo de investigación militar*

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La ética clásica de la ciencia y la investigación militar (4)

23. En su bien conocido libro Science and Human Valúes,el Dr. Jacob Bronowski resumió la ética científica clásica, cuyo tenor no ha variado desde Galileo a nuestros días. Y he aquí, según esta ética, el único deber o si se prefiere, la única verdadera responsabilidad del científico tal como Bronowki la formuló en 1957: "Seguir la vía que le abren los datos que él ha recogido e interpretarlos con tanta fidelidad y verdad como sea posi-ble".

El Dr. Bronowski señaló por otra parte que:

" a ) Cada miembro de la comunidad c ient í f ica mundial , aplicando este principio, se crea un s i s t e m a autocorrector que m a n t i e n e el conjunto de la comunidad sobre un mismo plano de verdad y de exactitud;

"b) La utilidad social de esta metología científica sería evidente si ella fuera igualmente aplicada en otros sectores de la actividad humana;

"c) Nadie ha jamás propuesto un real mejoramiento de este 'dogma' ";

24. Ésta ética simplista está hoy superada, pues ella no toma en cuenta la interacción entre la investigación científica y la inno-vación en materia de armamen-tos.

En efecto, el problema mayor de nuestro tiempo es, precisamente, la existencia de un "campo de gravedad" mórbido que introduce en filigrana del esfuerzo científico mundial una finalidad inconfesa-da: perfeccionar el arte de matar, de estropear y de aniquilar.

A este respecto, golpea el hecho de que el "campo de gravedad" inverso, e s decir, la aplicación de la ciencia al estudio de la paz, es prácticamente inexistente a pesar de los esfuerzos del Movimiento de Pugwash, del SIPRI y de los d i s t i n t o s o r g a n i s m o s p e r -tenecientes a la Organización de las Naciones Unidas.

25. En suma, los científicos que eluden sus responsabilidades en tanto que ciudadanos del mundo y aquellos que se consagran a in-

* A comienzos de 1972. Véase Le Monde (28 de marzo de 1972),

vestigaciones patrocinadas por los militares, justifican su actividad recurriendo a una variante muy vulgar de la ética científica tra-dicional. Mil ton Leitenberg la describió muy bien de la siguiente manera:

"Nosotros, científicos, hacemos sólo lo que nos interesa. No sa-bemos —y no tenemos ningún me-dio para saberlo— en qué se convier ten los resu l tados de nuestros trabajos a la salida del laboratorio. (Nota: Esta es la clásica afirmación: "La ciencia es pura, son las aplicaciones de la ciencia que —eventualmente— no lo son".)

"Aún en el caso que la s u p i é r a m o s , no c o r r e s p o n d e socialmente al científico decidir la utilización futura de sus trabajos; es la función de la sociedad en su conjunto, y más particularmente de otro grupo, responsable de la actividad y de la definición de las prioridades de la sociedad: los 'políticos' ".

26.Dentro de este grupo de "po-líticos" hay unos que tienen esa función específica: aquellos que— hombres políticos o funcionarios gubernamentales— están encar-gados de formular las políticas científicas nacionales, de deci-dirlas y de custodiar su puesta en obra.

Se volverá sobre el punto en la última parte de esta exposición.

Hacia una nueva ética científica

27. Ya es tiempo de dotar a los investigadores de la comunidad científica mundial de un ins-trumento internacional al cual puedan remitirse. Tal instrumento d e b e r í a p e r m i t i r l e s e x p l í c i -tamente:

a) Ejercer influencia sobre la política científica nacional;

b) R e t i r a r s e —sin censura , ostracismo ni sanciones de nin-guna índole— de un programa o proyecto de investigación cuyos resultados potenciales les parez-can contrarios al interés superior de la humanidad.

Es en este sentido que trabaja a c t u a l m e n t e l a U n e s c o preparando una "recomendación internacional sobre el estatuto y la condición del investigador cien-t í f i co" , ap l icando re so luc iones adoptadas por las XVa y XVIa .

C o n feren c ia s G e n e r a l e s de la Organización.

L a p r e p a r a c i ó n d e e s t a r e c o m e n d a c i ó n internac ional merecería, sin duda, la atención y la colaboración sostenidas del Movimiento Pugwash a lo largo de las diferentes fases de su ela-boración y de su adpción eventual para la Conferencia Genral de la Unesco.

28. Por supuesto, la preparación de tal instrumento internacional hará aflorar numerosos problemas de in terés pr imordia l para todos aquellos que se dedican a la in-vestigación, en el campo o en el país que sea.

29. A los miembros de la comuni-dad científica que piensen que toda investigación, sean cuales fueran sus objetivos, puede en definitiva estar cargada de amenazas para la comunidad, se podría responder con Mil ton Leitenberg "que es tiempo que los hombres de ciencia y la comunidad científica ad-quieran una madurez suficiente como para adjuntar a la meto-dología y a la práctica científicas modalidades de previsión".

30. Forzar la discusión pública de estos problemas y discriminar muy ampliamente los resultados de sus reflexiones previsionales a e s te r e s p e c t o , p e r m i t i r í a a los científicos del mundo entero crear una poderosa corriente de opinión. E n e s t a c o r r i e n t e p o d r í a n apoyarse los "hombres de Estado científicos"* y los responsables de la elaboración de políticas cien-tíficas nacionales a fin de integrar en su propia esfera de competen-cia y de actividad, no sólo el conjunto de las investigaciones c i v i l e s s ino t a m b i é n la to-t a l i d a d d e l a s i n v e s -tigaciones militares.

Hacia una política científica y técnica integrada en el ni-vel nacional

32. Es en el nivel de las decisiones políticas tomadas en cada país que se jugará finalmente la partida.

La cuestión es saber si las c o m u n i d a d e s c i e n t í f i c a s nacionales y la opinión pública seguirán tolerando que R y D sea

*En inglés: "scientific statesmen" and science policy makers.

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considerada simplemente "como uno de los medios" para alcanzar un objetivo cualquiera en las es-feras económicas, industriales, médicas, agronómicas, militares y oti*ds

O bien, si conviene considerar la cuestión de manera global. En efecto, R y D posee tal fuerza de orientación y seducción sobre to-das l a s a c t i v i d a d e s h u m a n a s ( i n c l u i d a s l a s a c t i v i d a d e s militares) que se papel en la sociedad se vuelve cada día más determinante.

33. Las prioridades de inves-tigación de hoy prefiguran la sociedad de mañana. Las inves-tigaciones que se impulsan ter-minan por lograrse y los esfuerzos enormes (financieros y humanos) que ellas han costado justifican — imponen c a s i — la ap l i cac ión práctica de los resultados obteni-dos.

Es verdad para la investigación en el dominio civil. E s verdad t a m b i é n p a r a l a i n v e s -tigación militar.

34. En consecuencia, el problema clave para el poder político y la c o m u n i d a d c i e n t í f i c a d e cada país actuando al unísono, consiste desde ahora en poner en su lugar los instrumentos de go-bierno (legislativos, ejecutivos y dé control) que permitan someter el conjunto del s istema nacional de R y D de un país a los intereses superiores de la humanidad y, en c o n s e c u e n c i a , a los i n t e r e s e s nacionales bien entendidos.

35. Imponer una finalidad exterior a un sistema no quiere decir que se le prive de su autonomía interna: las enseñanzas de la cibernética moderna permiten precisamente combinar estas dos exigencias.

36. Privar al investigador de su li-bertad de pensamiento, falsificar el juego del libre examen llevaría a detener a la humanidad en su impulso creador y a frenar el progreso de l que depende el porvenir de nuestros hijos. Pero renunciar a bloquear este impulso en aquellos caminos que amena-zan arrastrar a la humanidad a su pérdida es m á s culpable todavía.

Cuando m á s de un cuarto de los investigadores del mundo trabaja para perfeccionar las técnicas de aniquilamiento de los hombres y de la humanidad (cf. parágrafo 9)

e s t i e m p o de c o n t r o l a r el mecanismo y apretar los frenos.

37. ¿ C ó m o c o n t r o l a r e s e mecanismo? En primer lugar, poniendo a la luz de qué manera funciona (mejor sería decir, de qué manera se viste) en el presente. Y para esto, conviene notoriamente hacer conocer a ca-da país que se consagra a la in-vestigación militar:

a) Cuáles son los (o el) centro(s) de decisión que fija(n) los objeti-v o s e s t r a t é g i c o s de i n v e s -tigaciones de armamentos ofensi-vos o defensivos;

b) Cuáles son los (o el) centro(s) de decisión en materia de medios f i n a n c i e r o s y / o h u m a n o s consagrados a la investigación militar;

c) Dónde se encuentra en esta materia el poder de decisión final. Quiénes son los hombres que disponen de ese poder;

d) Quién controla la naturaleza, la amplitud y el buen fundamento de estas decisiones;

e) Qué clases de guerras se vería surgir si las investigaciones mili-tares en curso culminaran en los resultados buscados, etc.

Sin ninguna duda el Movimiento de Pugwash lograría completar esta lista y mejorarla a través de las técnicas habituales del diálogo y de la confrontación de ideas.

3 8 . S e r á n e c e s a r i o , p o r c o n s i g u i e n t e , s u b o r d i n a r la elección de las prioridades y la asignación de los medios de la investigación militar a la decisión suspensiva de los órganos rectores de la política científica y técnica de los gobiernos.

39. La decisión final en estas ma-terias debería, en todos los países, ser del resorte exclusivo del presidente y /o del gobierno todo (o de un comité ministerial actuando en su nombre y agrupando a los ministros responsables de la casi totalidad del sistema nacional de R y D).

40. Ningún presidente/gobierno podría desistir de esa prerrogativa al sólo beneficio de su ministro de Defensa (o de su administración civil o militar) sin realizar, por ese mismo hecho, un acto belicoso en relación con los otros países del mundo, pues la confianza de los pueblos hacia los demás, es indi-visible.

41. En una tercera etapa, cada g o b i e r n o d e c i d i r í a r e d u c i r progresiva y proporcionalmente sus gastos de investigación militar y el número de sus investigadores trabajando en ese dominio.

Estas reducciones s e operarían por reconversión de los medios así liberados en beneficio de inves-tigaciones pacíficas y particular-mente en beneficio de las que tra-ten los problemas específicos que condicionan el progreso de los países en vías de desarrollo.

E s t a s dec i s iones r e v e l a r í a n buena comprensión sólo de la política científica y técnica de los gobiernos y no de su política de defensa.

42. Así se llegaría gradualmente a romper el impulso de la carrera armamentista. Lo que permitiría a continuación poner fin a esta carrera.

Invertir la manera de enfocar el problema, como se hace desde que apareció la carrera armamentis-ta, es poner la carreta delante de los bueyes.

Eso no ha llevado a nada. Eso no llevará a nada en el futuro.

Es necesario en primer lugar reprimir, y después destruir el motor de la carrera armamentista y dejar entonces que las armas se herrumben l entamente^

Bibliografía

(1) Naciones Unidas: Economic and social consequences of the armaments race and its ex-tremely harmful effects on world peace and secur i ty , I n f o r m e d e l S e c r e t a r i o General , documento A/8469 fechado el 22 de octubre de 1971.

(2) Robin Clarke: The Science of War and Peace, Jonathan Cape Ed., Londres, 1971, pp. 174 y 185.

(3) Anuario mundial de ar-mamentos y desarme publica-do por el SIPRI (Stockholm P e a c e Research Ins t i tu te ) , 1968-1969. s

(4) Este capítulo contiene extensos extractos de Milton Leitenberg (véase "La ética científica clásica y el desarrollo de las armas estratégicas",IMPACT, vol. XXI, 1971, N° 2).

55

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Los frisos poligonales

Juegos

matemáticos Manuel Risueño

Los lectores que al ver este título crean que este artículo va a tratar de frisos formados por polígonos se engañarán como se engañó el autor al ver en el último número de "The mathematical gazette" (1) un artículo titulado "Triangulated polygons and frieze patterns", que interpretó en el sentido indicado. A pesar del angaño, el artículo, fruto de la colaboración de John Horton Conway, el ya famoso inventor del "juego de la vida" (2), con Harold Scott Macdonald Coxeter, un gran maestro de Geometría y objeto, por lo menos, de un artículo en la serie de Martin Gardner publica en "Scientific American" (3), bien merece ser glosado en estas columnas, pues, según se verá, m u e s t r a l a s m á s i n e s p e r a d a s conexiones con ciertos temas tra-

(1) Volumen LVII, n° 400, junio de 1973, pagina 87.

(2) CIENCIA NUEVA: n» 17, página 40 y n° 21, página 55

(3) Scientific American, abril de 1961, página 164 o Martin Gardner's New Ma-thematical Diversión from Scientific American, Simón and Schuster, 1966. página 196.

(4) Véase por ejemplo, G. Polya, Ma-thematicsand Plausible Reasoning, vol I: Induction and Analogy in Matheitiatics, Princeton University Press, 1954, página 88, citado por Conway and Coxeter.

tados en esta serie de artículos y con otros que esperamos cubrir algún día.

Comenzando por los distintos t ipos de s i m e t r í a que p u e d e presentar una banda o friso, se-ñalemos que las matemát icas han demostrado (4) que estos tipos son solamente siete, para los que Conway y Coxeter, en el artículo citado, dan los siguientes ejem-plos:

( i ) . . . . .bbbbb. ( i i ) . . . . .bpbpb.

( i i i ) . . . . .bdbdb. ( i v ) . . . .. bqbqb. ( v ) . . (v i ) . ,

(v i i ) . . ... ooooo.

Como es lógico, tratándose de un friso, el diseño se repite en forma periódica, de modo que el friso no cambia si se le corre una cierta distancia a la izquierda o a la derecha; en los ejemplos dados, v. gr., cada una, dos o cuatro unida-des. La simetría mínima de un friso es, pues, esta traslación, y en el caso (i) constituye la única simetría. En el caso (iii) a esta simetría se añade una reflexión en un eje vertical, es decir, perpen-dicular a la traslación, y en el caso (iv), un centro de simetría (el friso no cambia si la página se contem-

pla invertida); el caso (v) com-bina ambos tipos de simetría con la traslación.

La combinación de una reflexión sobre un eje perpendicular a la traslación y de un centro de sime-tría que se encuentra en los casos (iv) y (v) , es igual a la com-binación de una reflexión sobre un eje paralelo a la traslación y la t r a s l a c i ó n m i s m a ; e s t a c o m -b i n a c i ó n o " p r o d u c t o " s e denomina "desl izamiento" y se presenta aislado en el caso (ii).

Finalmente, una reflexión sobre un eje paralelo a la traslación, pero s in d e s l i z a m i e n t o , s e presenta en el caso (vi) y la combinación de reflexiones sobre ejes perpendiculares y paralelos a l a t r a s l a c i ó n ( q u e a u t o m á -t icamente implica también un centro de s imetríá y un desli-zamiento) se presenta en el caso (vii) que tiene la m á x i m a simetría que puede encontrarse en un friso.

Una serie de unidades o "palo-tes", por ejemplo:

— i i i l i — o m i m i i i 1 1 . . . . 1 1 1 1 . . . 1 i i i

constituye, como puede verse, un friso del tipo (vii) por tener el palote o la cifra I romana ejes horizontales y verticales de sime-tría. Como escribir esta serie de palotes resulta incómodo cuando

56

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el número de unidades se hace grande, se conviene reemplazar cada serie de palotes por la res-pectiva cifra arábiga y hacer abstracción, para determinar la simetría, del hecho de que es tas ci-fras no tienen, por lo general , ejes horizontales y vert ica les de sime-tría. Por lo tanto se considerará que los s i g u i e n t e s f r i s o s de números:

. . . . 1 1 1 1 1 . . . . o . . . . 4 4 4 4 4 . . . . tienen también la s imetría (vii) a pesar de que, en el hecho, si se considera la c i fra m i s m a "4" como elemento del friso, éste tendría solamente la s imetría (i) .

P a s a n d o al otro e l e m e n t o mencionado en el título del ar-tículo de Conway y Coxeter, s e de-fine como "polígono triangulado" a todo aquél cuya superf ic ie ha si-do dividida en el menor número posible de triángulos, pero de tal modo de que no quede, en las partes de dicha superficie, nin-guna porción que no sea trian-gular. Es fácil ver (5) que tal di-v i s ión d e b e h a c e r s e t r a z a n d o diagonales del polígono que no se crucen y que, si és te t iene n lados, el número mínimo de diagonales sera n - 3 y que la división dará por resultado n - 2 triángulos. Si s e d e s i g n a a l p o l í g o n o p o r P o P P 2 . . . P n - l y por a>0, a\, a¡¿, ... an-l, respect ivamente , el número de triángulos a que pertenece cada vértice, los valores de las a no pue-den exceder de n - 2 y si n mayor que 3, por lo menos dos a deben ser igual a l , pero nunca dos a consecutivas. Entre estos valores existirá además , obviamente, la siguiente relación:

"0+ "1 * "21... • an-l = 3(n-2)

Ahora bien, la idea de Conway y de Coxeter es la de formar un friso sobre la base de los valores de a para un p o l í g o n o t r i a n g u l a d o cualquiera en la siguiente forma:

. . . 1 1 1 . . . 1 1 1 . . .

a0 a l a2 a n-l a0 a l

determinando las l íneas s iguientes sobre la base de un principio que los autores denominan de la "unimodularidad", que establece que en cada pequeño rombo de cuatro c i f r a s ( e n e l p r i m e r ejemplo que damos a continuación hemos impreso en negrita las cua-tro cifras que forman uno de estos pequeños rombos) el producto de

los dos números en la misma línea horizontal excede en una unidad el producto de los dos . números colocados verticalmente uno deba-jo del otro.

Si partimos por ejemplo de la serie de valores de a para la única división posible de un pentágono (5), obtendremos:

l l i l l l l 1 3 1 2 2 1 3 2 2 1 3 1 2 2

1 1 1 1 1 1 1 Para dar otro ejemplo, tomemos

una de las cuatro divisiones posi-bles del heptágono (5):

1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 4 2 1 3 2 2 1 4

3 7 1 2 5 3 1 3 7 5 3 1 3 7 1 2 5 3

2 2 1 4 2 1 3 2 2 1 1 1 1 1 1 1 1 1

Se o b s e r v a r á que s i e m p r e ocurren las siguientes circunstan-cias:

1. Se obtienen s iempre números enteros, nunca fracciones.

2. Estos números son siempre positivos, nunca cero ni negativos.

3. La serie termina nuevamente con una línea compuesta exclusi-vamente por unidades.

4. El total de líneas es s iempre n - 1. Por tal motivo, s e define el orden de un friso como una unidad más que el número de sus líneas.

5. Si se desea aumentar el número de líneas agregando dos nuevas, bien sea por encima o por debajo del friso, pero respetando s iempre la unimodularidad, la primera y segunda líneas estarán s iempre formadas por valores de 0 y de -1, respectivamente.

6. Los frisos obtenidos tendrán siempre, como mínimo, la sime-tría proveniente de un desli-zamiento, es decir, serán de la clase (ii) o de c lases de mayor simetría que contengan un desli-zamiento, es decir, de las c lases (v) y (vii) . Esta última se obtiene en el caso trivial del friso formado por una sola línea de unidades y en el caso de los polígonos de 4 lados (con ...1 2 1 2 ... como valores sucesivos de a) , y la primera, entre otros muchos, en los casos de triángulos y pentágonos. La simetría simple el tipo (ii) se encuentra, v.gr., en el ejemplo da-do para el heptágono.

Si s e hace la prueba de comenzar con cualquier serie de valores arbitrarios de a, es decir, con valores que no corresponden a un polígono triangulado posible, aun cuando estos valores cumplan

con la condición de que s u suma sea igual, para cierto valor de n, a 3(n - 2), se verá que, o se obtienen valores fraccionarios o valores cero, y resulta imposible obtener un friso como los que e s tamos analizando.

Cuando en un artículo anterior h a b l a m o s de los p o l í g o n o s t r iangu lados (5) i n d i c a m o s el número de divisiones distintas que había para los valores bajos de n, pero no indicamos una manera de determinar este número y de tener la seguridad, si se procede ex-perimentalmente, de haber encon-trado todas las divisiones posibles. El artículo de Conway y Coxeter nos indica la forma de hacerlo, aplicando un procedimiento cuya justificación geométrica resulta fácil ... una vez conocido el resultado. Partiendo de una serie de valores

de a para un polígono de n - 1 lados, por ejemplo, ... t u v w... y reemplazando esta parte de la serie por ... t u + l l v + l w .... s e obtiene una serie de valores de a para un - polígono de n lados. Aplicando este procedimiento de intercalar un "1" en todos los lugares posibles de todas la s series posibles de n - 1 y aumentando en 1 los valores de las dos cifras vecinas, se obtienen todas las series posibles para n, natural-mente que más de una vez; e s necesario luego eliminar las repe-tidas para obtener el número total de triangulaciones diferentes de un polígono de n lados.

Por ejemplo, si partimos del tr iángulo , cuya ser i e e s , ob-viamente, ... 1 1 1 1 ...., s e obtiene una sola serie posible para el cua-drilátero: .... 1 2 1 2 .... y de ésta, una sola serie posible para el pentágono: 1 3 1 2 2 .... Por eso puede asegurarse que hay una sola manera de triangular los polígonos con no más de cinco la-dos.

En cambio, si pasamos del pentágono al hexágono, se ob-tienen tres series diferentes: .... 1 4 1 2 2 2 . . . . , . . . . 1 3 2 1 3 2 . . . . y . . . . 1 3 1 3 1 3 , confirmándose así que hay tres maneras diversas de divi-dir el hexágono en cuatro trián-gulas. Aplicando el método a las tres series obtenidas para n = 6, s e obtienen las cuatro series posibles para n = 7: .... 1 5 1 2 2 2 2 .... , .... 1 4 2 1 3 2 2 . . . . , . . . . 1 4 1 2 3 1 3 . . . . y . . . . 1 3 3 1 2 3 2 ....

Puede observarse, según se (5) CIENCIA NUEVA: n" 14, página 40

57

Page 60: Ciencianueva27

indicó al comienzo, que el valor máximo de a es n - 2 y que en ese caso este valor máximo está flanqueado por dos a con valor uno, completándose la serie con n - 3 a cuyo valor es dos. Este caso se obtiene cuando la triangulación del polígono se hace mediante diagonales que parten todas de un solo vértice.

El extremo opuesto, o sea el caso en que el valor máximo de a es el más bajo posible, se obtiene si se divide el polígono mediante una serie de diagonales que forman una línea en zigzag. En este caso, el valor m á x i m o de a es tres, y n -4a tienen este valor; están dividi-dos en dos grupos iguales si n es par, y en dos grupos qué difieren solo en una unidad, si n es impar; estos grupos están separados por los valores 1 y 2 en el mismo orden cíclico para n par y en orden in-verso para n impar. Por ejemplo, para n = 7... 1 3 3 1 2 3 2 (1) etc. y en cambio, para n = 8 . . . 1 3 3 2 1 3 3 2 (1) etc.

Puede observarse también que en algunos casos, por ejemplo en dos de las tres posibilidades para n = 6, el e lemento básico del friso obtenido puede considerarse como de un largo inferior a n ; en una de las dos posibilidades, el largo es de 3 y en la otra de 2. En estos casos los frisos resultantes tienen sime-trías mayores que la deL simple tipo (ii)

Es fácil demostrar que el largo del período debe ser siempre un factor de n, de modo que para n «6 las únicas posibilidades de largo inferior a n son un largo de dos o de tres,y ambas se dan;para n = 8, las posibilidades serían un largo de período de dos o de cuatro valores, pero es fácil ver que la primera posibilidad no puede pro-d u c i r s e . P a r a n p r i m o , la consecuencia lógica es que todos los frisos posibles deben tener el largo máximo, es decir, n, salvo para el caso trivial de n = 3 en que todos los valores de a son iguales a 1.

E s también interesante señalar que si s e construyen los frisos correspondientes al caso en que ningún valor de a supera a 3, todos los números que aparecen en el friso forman parte de la serie de Fibonacci . (6). Ciertamente una aparición inesperada ....

P u e d e también e x p r e s a r s e , como consecuencia de lo indicado,

(6) CIENCIA NUEVA; n° 6, página 52.

58

que todo f r i s o f o r m a d o por números enteros, o bien contiene el número 4, o bien está formado exclusivamente por números de Fibonacci.

Corresponde también señalar que un friso, además de quedar de-terminado por los valores de a, queda también determinado por una diagonal.

Si un friso comienza

i i ....

fn - 3

para que todos los números obtenidos resulten enteros, es necesario que la suma de fr - 1 y fr - 1 sea divisible por fr, pues es fácil determinar que el valor de a r resulta precisamente igual a:

En el friso de orden cinco

l i l i l í x x x x x x

X X X X X X

1 1 1 1 1 1 1

el valor de x resulta ser igual a

1- tVs o s e a

fr en que, de acuerdo con una o b s e r v a c i ó n a n t e r i o r , d e b e suponerse a

f i = f r n = 0 y f0= fn- ̂ 1

Finalmente, con relación a los frisos obtenidos de esta manera, cabe señalar que, al tener éstos siempre la simetría del desli-zamiento, contienen una región fundamental, v. gr., en el último ejemplo dado,

1 4 2 1—3— 3 7 1 2

5 _ 3 _ 1 _ 2 2

que se repite suces ivamente en forma derecha e invertida entre las dos líneas de unos. Esta región contiene s iempre n - 3 cifras 1 e igual cantidad de cifras 2.

Pero no termina aquí la relación entre los polígonos y los frisos de números. Si se abandona la res-tricción de que los números con-tenidos en los frisos sean números enteros, se obtienen otros resulta-dos de interés. Por ejemplo, en el friso de orden cuatro

1 1 1 1 a o a i

l i l i

si s e desea que aO sea igual a a l , la regla de la unimodularidad obliga a que su valor común sea exac-tamente V27

1,618...., valor que s e suele ex-presar por la letra griega phi (7).

¿Qué relación tiene esto con los polígonos? Que, precisamente, V2f es el valor de la diagonal de un cuadrado de lado 1, y phi el valor de la diagonal de un pentágono regular de lado 1. Si se desea obtener un friso de orden seis, la primera y quinta fila tendrán el valor 1, la segunda y cuarta el valor V T y la tercera el valor 2, o sea, prec isamente los valores del lado, de las diagonales menores y de las diagonales mayores en un hexágono regular.

Si e l l e c t o r q u i e r e s egu ir a d e l a n t e , p u e d e c a l c u l a r los valores correspondientes al friso de orden siete, pero debemos advertirle que se encontrará con u n a e c u a c i ó n c ú b i c a . Prec i samente por esta razón es que no se puede, con regla y compás exc lus ivamente , inscribir en una circunferencia un hep-tágono regular, puesto que este tipo de construcciones no permite ir m á s allá de la construcción de raíces cuadradas.

En cambio, sí se puede construir el octógono, pues nuevamente obtenemos una serie de ecuaciones de segundo grado. ¿Qué relación hay entre el número n de lados y el grado de la ecuación? E s fácil verlo. En un pentágono hay solo dos tipos de lados y diagonales, los que s e o b t i e n e n u n i e n d o los vértices en función del radio de uno en uno y de dos en dos

n-1 ; por ello la ecuación

que da sus valores en función del

(7) El valor de phi está también relacionado con la serie de Fibonacci. Véase el artículo .citado en la nota an-terior.

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radio es una ecuación cuadrática, de segundo grado; en el heptágono hay tres valores, el lado, obtenido uniendo los vértices de uno en uno, las diagonales que se obtienen uniéndolos de dos en dos y las que se obtienen uniéndolos de tres en tres. Nuevamente

n-1

2 ¿Por qué

no rige esta fórmula para los polígonos de 6, 8, 9 lados¿ Porque no es primo.

Por ejemplo, para n — 9 nos in-teresan los valores pbtenidos de unir los vértices de uno en uno, de dos en dos y de cuatro en cuatro; el valor correspondiente a la unión de los vértices de tres en tres no interesa, porque no se obtiene un eneágono s ino s o l a m e n t e un triángulo. La ecuación que da estos valores es cúbica y, efecti-vamente, el polígono regular de 9 lados no se puede inscribir en una c i rcunferenc ia ut i l izando sólo regla y compás.

Para n -15 interesan los valores resultantes de unir los vértices de uno en uno, de dos en dos, de cua-tro en cuatro y de siete en siete; la ecuadión en cuatro grado, pero como éstas se pueden resolver con dos raíces cuadradas sucesivas, el

polígono regular de 15 lados es inscriptible con regla y compás.

Pero no sigamos por este camino porque n = 17 nos llevaría al caso de los números pr imos que son superiores en 1 a una potencia de dos, que también pueden resol-verse con una serie de ecuaciones cuadráticas, y ésta es otra his-t o r i a , c o m o d e c í a K i p l i n g . S e ñ a l e m o s s o l a m e n t e que el descubrimiento de esta posibilidad no proviene, como todo lo anterior, de la Geometría griega, sino que se produjo en el siglo XVIII por obra, del príncipe de las matemá-ticas, el genial Gauss.

El caso extremo puede consi-derarse el friso

l i l i l í 2 2 2 2 2 2 3 3 3 3 3 3

4 4 4 4 4 4 5 5 5 5 5 5 6 6 6 6 6 6

que representaría el polígono de infinito número de lados, o si se quiere, una línea recta con una serie infinita de puntos a distan-cias iguales que se pueden tomar como la unidad. Las "diagonales" que se obtienen uniendo los puntos de dos en dos, de tres en tres, etc. tendrían largos 2, 3,

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J 59

Page 62: Ciencianueva27

Comentarios de libros

En este número las habituales secciones Comen-tarios de Libros y Libros Nuevos se funden en una sola. Asimismo cambia la modalidad en la presentación del comentario y en la ficha técnica. El cambio es m á s que formal: también el criterio de selección se especializa y adopta un presupuesto político del que hasta ahora carecía, a pesar de estar definido en casi todo el resto de la revista.

Alcanzar esta posibilidad no es fácil para una publicación de recursos humanos y económicos limitados. Por eso no lo hicimos antes; ahora po-demos hacerlo.. . y esperamos que nos dure.

Forsythe, Keenan, Organick, Stemberg

LENGUAJES DE DIAGRAMAS DE FLUJO

Ed.Limusa-Wiley , México, 1973, 588 páginas

INDICE: Parte I CONCEPTOS BASICOS. 1: Algoritmos y computa-doras; 2: El lenguaje del diagrama de flujo; 3: Conceptos adicionales del diagrama de flujo; 4: Formación de ciclos; 5: Aproximaciones. Parte II APLICACIONES NUMERICAS. 6: Funciones y procedimientos; 7; Algunas aplicaciones matemáticas; 8: Aplicaciones matemáticas adicionales. Parte III APLICACIONES NO NUMERICAS. 9: Arboles; 10: Com-pilación; 11: Conceptos adicionales so-bre búsqueda en árboles y al-macenamiento; 12; Listas y cadenas: Sus estructuras de almacenamiento y aplicaciones; 13: Aspectos adicionales de la compilación. Apéndice: SAMOS.

E l contenido de este libro es más amplio de lo que puede deducirse de su título (creemos que el de la e d i c i ó n a m e r i c a n a o r i g i n a l , " C o m p u t e r S c i e n c e " , es m á s adecuado), ya que incluye tam-b i é n v a r i o s c a p í t u l o s s o b r e a p l i c a c i o n e s n u m é r i c a s y no numéricas de la computación.

E l volumen cubre con solvencia un tema sobre el que hay escasa literatura especializada en cas-tellano disponible en nuestro país. Constituye asimismo un texto apropiado para cursos de nivel universitario de introducción a la computación.

Los conceptos se presentan en f o r m a i n d e p e n d i e n t e de una computadora específica, poniendo el acento en. los algoritmos em-pleados y en su representación mediante diagramas de flujo. Para esto último los autores d e s a r r o l l a n un l e n g u a j e es-pecializado. Presentan también un modelo de computadora ideal (denominada SAMOS), que se usa para ilustrar las ideas explicadas. E l t e x t o inc luye n u m e r o s o s

e j e r c i c i o s y p r o b l e m a s b ien seleccionados.

E s de lamentar la existencia de algunos serios errores de traduc-ción que impiden la comprensión de lo expresado por los autores, y de errores de transcripción en los d i a g r a m a s . ( M a r c e l o Larramendy).

EMPRESAS MULTINACIONALES E IMPERIALISMO compilado por Víctor Testa. Buenos Aires, Siglo XXI, 1973, página 210

I N D I C E : I n t r o d u c c i ó n . Los monopolios son la realidad actual del mercado muncial: Las empresas multinacionales, factores de in-tegración económica en el curso de la próxima década . Corporaciones multinacionales y oligopolio inter-nacional: el desafío americano. Los manejos del capital extranjero: Fusiones y redundancia. Las tareas de un capitán de industria. Causas y obje-tivos de la exportación de capital: La inversión en el exterior y la empresa multinacional. Los monopolios buscan introducirse en la industria de todos los países: Desarrollo y dependencia económica: el problema canadiense. La explotación de la clase obrera: Los sindicatos frente al desafío inter-nacional.

Esta compilación puede ayudar m u c h o a la c o m p r e n s i ó n y caracterización científica de las empresas multinacionales, a de-terminar su relación histórica con el imperialismo en esta etapa de su desarrollo y fundamentalmen-te, a interpretar el papel que cumnlen en los países dependien-tes como instrumentos de pene-tración y deformación económica.

Víctor Testa ha realizado una efectiva e importante selección documental que ha complemen-tado con una ajustada introduc-ción histórico-crítica y notas ex-plicativas a cada uno de los capítulos en los que se divide el li-bro. Estos textos abarcan los' centros de interés esenciales en la

temática teórica que informa la cuestión de las empresas mul-tinacionales e, incluso, ha mati-zado la se lección cotí alguna in-formación de carácter biográfico que es útil para ubicar a nivel de divulgación esos temas .

Ateniéndonos a su propósito testimonial, informativo y crítico, este libro sat i s face plenamente el interés político y científico que el tema despierta. Advertimos si, la falta de una directa visión "ter-cermundista" sobre la cuestión de l a s e m p r e s a s m u l t i n a c i o n a l e s . P o s i b l e m e n t e , u n a p r ó x i m a edición solucione esta ausencia. (A.Ch.)

BREVE HISTORIA DEL NEOCOLONIALISMO NORTEAMERICANO por Le Duán, Nguyen Khac Vien y Vo Nhan Tri. Buenos Aires, Oficina Editorial, 1972, páginas 178

I N D I C E : L e D u a n : E l neocolonialismo y sus características esenciales. Nguyen Khac Vien: Breve historia del neocolonialismo nor-teamericano. Vo Nham Tri: El neocolonialismo norteamericano: sus aspectos económicos.

Entre los múltiples libros sobre la economía y la política del im-perial ismo contemporáneo este, que recopila ensayos de teóricos de • combatientes vietnamitas, es de lectura insoslayable para cual-quiera que pretenda estar al día con el tema. Es tos trabajos sinte-tizan, a un alto nivel teórico, la f o r m i d a b l e e x p e r i e n c i a de un pueblo que a través de una lucha sin pausas , ha demostrado en la práctica el carácter feroz del imperial ismo, así como la capaci-dad de los pueblos para derrotarlo.

Los autores desnudan las di-ferentes formas en que se mani-f iesta la política agres iva del i m p e r i a l i s m o , d e n u n c i a n d o las r e l a c i o n e s e c o n ó m i c a s d e dependencia y los instrumentos políticos utilizados sin pudor para efectivizar la dominación. (A.Ch.)

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PAULO F R E I R E

¿Extensión o comunicación? La concientización en el medio rural.

Los ensayos del sociólogo-e-ducador brasilero Paulo Freire son siempre un incentivo para pensar "heréticamente" sobre los problemas de la dependencia. Pero estos criterios heréticos de Freire no son otra cosa que rea-firmaciones, muchas veces no del todo concientes, de líneas políticas revolucionarias cuya existencia, muchas veces , permanece oculta por los manejos de los sectores dominantes. Develar esos ocul-tamientos o juzgar incisivamente a quienes los practican es uno de los m á s g r a n d e s m é r i t o s de Freire.

Las experiencias de Freire en el vasto campo de la educación de masas, se traducen en sistemati-zaciones teóricas, de cuyo interés dicen los movimientos que lo t ienen c o m o or ientador . E s t e ensayo es una puesta al día de sus re f l ex iones s o c i o p e d a g ó g i c a s , ahora maduradas tras la ex-periencia chilena, que Freire ha sabido aprovechar al máximo. Quizá, y debemos aquí adelantar algunas conclusiones críticas que el texto nos merece, esta obra de Freire parte de un equívoco que, al no aclararse, puede determinar falsas perspectivas, tanto en el campo de la propia práctica eduacional, como en el de la política. Ese equívoco es el de no precisar el contexto social y político sobre el cual se desarrolla la práctica educativa propuesta por Freire. Al no estar establecida esa situación, sus concepciones educativas avanzadas, derivan al aplicarse acríticamente en una concepción política utópica. Este es uno de sus más peligrosos errores.

Freire se mueve continuamente en un mundo utópico, en el cual el cambio en el proyecto educativo, sirve para transformar la con-ciencia y el mundo. Su proyecto, designado como "la educación como práctica de la libertad", está encerrado en un dilema que toda-vía no ha sabido romper.

Ese dilema, planteado como

Buenos Aires, 1973 Ed. Siglo XXI - Tierra Nueva Trad. Lilian Ronzoni Portada: Isabel Carballo. 109 pp.

interrogante técnico para el tra-bajo educativo de los agrónomos en el med io rural, es el problema capital que asedia a los intelectuales todos en la sociedad c a p i t a l i s t a : ¿cómo actuar re-v o l u c i o n a r i a m e n t e en nuestro medio profesional, o sea traba-jando para el s i s t e m a , s in traicionar nuestras convicciones revolucionarias? No vamos ahora a i d e n t i f i c a r l a s d i s t i n t a s posiciones sobre el asunto, que ha sido, incluso, motivo permanente de polémicas en las páginas de Ciencia Nueva. Identificaremos la posición del autor. Existe un sector social muy importante que quiere contribuir a transformar progresistamente el mundo sin abandonar su profesión (al con-trario, colocándola al servicio de esa transformación), ni ocultar sus convicciones revolucionarias. En este sector debe ser situado Freire. El problema de su caída en la utopía es el de no partir de una concepción claramente proletaria. E s t a c u e s t i ó n s e r e s u e l v e únicamente cuando el intelectual (en este caso el educador) define ideológicamente al servicio de qué c l a s e e s t á . E s t a u b i c a c i ó n ideológico-política, que no está propuesta por Freire, definirá su postura en la práctica profesional.

Freire opina que toda la cuestión puede solucionarse estableciendo un modelo de práctica educativa b a s a d o en la c o m u n i c a c i ó n ("dialogal"). Desde este centro metodológico rechaza la práctica extensionista por considerarla un intento de domesticación e im-posición coactiva de un modelo cultural sobre otro. En este senti-do, la justa crítica al proyecto de domesticación —que refleja me-todológicamente una orientación educativa al servicio de la política de los explotadores— se confunde con el problema de la imposición. Todo sistema de educación es coactivo, tiende a imponer, ins-taurar o defender una determina-da cocepción del mundo. Es el re-flejo de la superestructura de la lucha de clases reales de una soc i edad concre ta . D e s g r a c i a -d a m e n t e , una concepc ión del mundo revolucionaria no se esta-blece, en la sociedad capitalista, sin una previa acción política violenta y coactiva. Enseñar a los hombres a ser libres, es ense-ñarles a conquistar la libertad.

Freire enmarca el proceso al concepto de extensión, dentro de un análisis muy amplio cuyo

c e n t r o e s la c l a r i f i c a c i ó n gnoseológica. El autor ha detec-tado c o n c r e t a m e n e q u e l a s cuestiones ideológicas no son otra cosa que problemas gnoseológicos. Sin decirlo, Freire está de acuerdo con Engels para quien la cuestión fundamental de la filosofía es la cuestión sobre la prioridad entre el pensamiento y la existencia. Este e n s a y o e s una e x p l i c a c i ó n gnoseológica de los problemas de la educación en el medio rural. Y esto está muy bien y es otro de los méritos del autor. Generalmente los sociólogos y los educadores di-vagan sobre temas pedagógicos sin def inir el problema del conocimiento.

Lo q u e no nos c o n v e n c e plenamente es el tratamiento de este tema. Freire se complica con una t e r m i n o l o g í a i m p r e c i s a , insegura ( cont inuamente en-trecomillada) que da la sensación de que no se ha definido entre el idealismo y el materialismo. Así carga el ensayo, que en otros aspectos es muy claro, con un bi-zant in ismo terminológico para definir t eór icamente noc iones gnoseológicas ya esclarecidas por el materialismo dialéctico. Freire hace demasiadas concesiones al d i scurso académico , s i e m p r e vacilante ante el antagonismo f i losóf ico y que t ermina por hacerle el juego al idealismo. Esta parte es demasiado complicada y no agrega nada positivo a la cuestión, al contrario, la oscurece.

El otro problema que debe ser examinado —y que se relaciona con nuestra crítica fundamental a este ensayo de Freire— es el de la comunicac ión del saber . El planteo de Freire se refiere a las cuestiones metodológicas y a su insistencia de "educar para la li-ber tad" . N u e v a m e n t e v u e l v e Freire a no plantear la caracteri-zación de clase del proyecto educativo, sin el cual el saber no puede ser colocado consc ien-temente al servicio de la li-beración.

Estamos en presencia de un texto estimulante, fresco y fértil, cuya lectura crítica servirá para ir r e c r e a n d o la i d e o l o g í a r e -volucionaria que hoy conmueve al mundo y formalizar una meto-dología educat iva que, c o m o quiere Paulo Freire, sirva para liberar al hombre de la explo-t a c i ó n ^

A.Ch

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-T

Correo del lector

Colección Tengo en mi poder los números 1

a 10 de CIENCIA NUEVA. Sabiendo que son de difícil obten-ción, los pongo a disposición del lector que los desee. La revista es excelente. Su lectura imposterga-ble (Valga la perogrullada).

Horacio Darío Teich Gavilán 445 —Capital

Continuismo Científico En estos días que corren y

siendo tan importante la situación de las instituciones ante las nuevas autoridades,cañero hacer referen-cia a un problema que preocupa a los profesionales de la inves-tigación científica desde hace l a r g o s a ñ o s . P r o f e s i ó n no reglamentada, no escalafonada debidamente, sin equivalencias, se p r e s t a a un p l u r a l i s m o de remuneraciones y apoyo logístico que deteriora su eficacia y su prestigio.

El CONICET(Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) debería ser el organis-mo regulador, coordinador, que procurara elevar y equilibrar el nivel de todas las instituciones científicas a las cuales se halla ligado, y a todas en general. Como no tiene laboratorios propios, los miembros de la carrera del invés-tigador y los becarios del Conicet, desempeñan sus funciones en di-versos institutos.

Frente a los investigadores de estas instituciones albergantes, los

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del Consejo constituyen una casta especial. Poseen el status algo aristocratizante y snob de integrar una institución creada por un premio Nobel (Bernardo A. Houssay), y además de esta connotación (que, siendo digna, no debería e n v a n e c e r a n a d i e ) , cuentan con subsidios y estipen-dios muchos más importantes que les permiten operar en forma mo-derna, comprar instrumental y viajar lo necesario. Rinden más al estar full time, y trabajan con mayor entusiasmo y ahínco, sin necesidad de completar sus in-gresos con empleos carentes de todo interés científico. Merman a la vez con sus requerimientos las a menudo exiguas facilidades de los institutos.

En es ta obsoleta coyuntura estratificada, ambos grupos pue-den abrigar rece los y c ier ta animadversión, pues si bien todo investigador odría aspirar a entrar en la carrera (Con méritos suficientes) el Conicet no puede evidentemente absorber más de un número limitado de miembros.

Sin que nadie tenga individual-mente la culpa, y sin quitar méri-tos a nadie, lo que falla es el sis-tema. Todos tiene razón pero nadie pone jamás el dedo en la llaga con el objeto de superar el bache. Sería tarea de la mayor urgencia crear un organismo por encima de todos, el cual tratara de poner orden en este estado de cosas, instaurando un escalafón comparable en todos los lugares de investigación, y no

que haya distintos escalafones autosuficientes que ignoren la presencia del resto de los colegas, de quienes se espera que realicen una obra científica equivalente operando en condiciones de tra-bajo muy inferiores.

Gran parte del mal reside en la deformación profesional de que padecen los mismos investiga-dores, y que consiste, además de la ansiedad de publicar constan-temente (cientificismo reinante), y en el terror de la inestabilidad, en un egoísta y exacerbado indi-v idua l i smo , f o m e n t a d o cuida-d o s a m e n t e por lo burócratas " e j e c u t i v o s c i e n t í f i c o s " , de acuerdo a la famosa norma de Albión "Dividir para reinar".

Frente a esta situación se re-q u i e r e l u c h a r p o r u n a p r o g r a m á t i c a e q u i t a t i v a y democrática, que explicite justas pos tu lac iones y a l i en te una auténtica y emulativa competición científica.

Los investigadores de todos los institutos y niveles, y de todo el país, deben unirse sindicalmente para defender sus intereses en forma colectiva, en busca de un escalafón de bien común. Deben tomar ejemplo de los trabajadores de otros gremios, muchos de los cuales, con menos pretensiones intelectuales, son más efectivos y prácticos en la defensa de sus profes iones . Son so l idar ios y fuertes en la buena como en la mala.

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De no hacer esto, los investiga-dores seguirán siendo sumamente débiles frente a sus empleadores, ya que no pueden actuar en forma independiente y precisan equipos ajenos casi s iempre costosos para trabajar. Su organismo sindical podría aconsejar y derivar a los profesionales hacia los lugares de trabajo adecuados, creando bolsas de trabajo, a fin de evitar que entren adonde puedan. Fomen-taría la formación de equipos para coordinar especialidades comp-lementarias.

Me gustaría conocer la opinión de otros investigadores al respec-to, sobre todo de quienes no estén in tere sados p e r s o n a l m e n t e en mantener en la Argentina el continuismo científico.

N. N. A. B. Z. dentista

Psicoanálisis y ética (n)

Con respecto a la desopilante polémica, entre Psicoanálisis y Etica, con respecto a la cual hasta hemos tenido que leer la carta de una abogada.. . (faltaría un escri-bano, s i e m p r e que no cobre honorarios y que dé recibo, en caso de cobrarlos) yo tengo el deseo de pronunciarme, a pesar de ser médico radioisotopista y tener varios años de diván y uno de grupo... Yo coincido con la letrada patrocinante de C.N. que sería necesaria una mesa redonda (en serio, no la de humor redondo) y que en ausencia del Dr. Blejer y del Sr. Freud, lamentablemente fallecido,-l lamen a Uds. a gente que hace Psicoanálisis en serio, como por ejemplo León Grinberg, cuya obra Culpa y Depresión, es cabal muestra de su talento; a Marie Langer cuya figura ética es indiscutible, a Emilio Rodrigué, cuya apertura literaria fluye de su labor de didacta, a Eduardo Pavlovsky, cuya labor de drama-turgo no es precisamente reac-cionaria y a Arnaldo Rascovsky, que con la fundación de Filium, logra formar una Asociación pa-trocinada por la UNESCO para la prevención Universal del Filicidio o sea la muerte de los hijos, o sus s u c e d á n e o s , el abandono, el maltrato, el castigo, la indiferen-cia.... etc.

Entonces quizás todos podamos ver, que los Centros de Salud M e n t a l y l a s C á t e d r a s de P s i c o l o g í a , tan p l a g a d a s de analistas, sirven para que la gente pueda mirar hacia adentro y ver

cabalmente sus instintos vitales y sus ansias de destrucción, sus instintos de vida y de muerte...Si el marxismo mira el múndo ex-terno del hombre y es herramienta de su cambio, el psicoanálisis va descubriendo arqueológicamente su mundo interno, sus dudas, sus temores ancestrales, sus miedos eternos y la posibilidad de ese re-descubrimiento es lo que posi-bil ita no s o l a m e n t e un for-talecimiento del yo ante el mundo hostil que lo rodea, sino algo mucho más importante que es un cada vez más intenso contacto humano. El marxismo y el psicoanálisis coinciden en dos cosas: en la erradicación de la violencia como mecanismo de dominación y en un mundo cada vez más ético. Pretender abjurar de uno en nombre del otro es lesa traición a la Humanidad, es pre-tender volver a la geometría de Euclides y a la física de Aris-tóteles, negando que Einstein haya existido. Toda la revaloración de lo sexual, como elemento vital, del inconsciente como realidad tangi-ble, a través de los sueños y el negar el valor de la religión como ilusión del porvenir, nacen de Freud, cuyo valor personal no puede ser puesto en tela de juicio (se enfrentó a la Gestapo y fue perseguido por Hitler, desde su Viena natal hasta Londres donde murió, casualmente como Marx). Einstein también'fue perseguido por los nazis, pero hoy todavía hay nazis, disfrazados de personas honorables que creen que las ideas del Psicoanálisis y de la Psicología profunda están contenidas en un recibo no escrito por un dudoso analista y pretenden negar como teoría en retroceso a quien desci-fró el secreto de la esfinge: el "Conócete a tí mismo", como si el fin de un hombre más perfecto no fuera un bien social y no estuviera entroncado en toda la historia del Psicoanálisis. Creo que por C.N. podrían estar en la mesa los Dres. Mario Bunge y Mongo Aurelio, quizás...

En todo el resto Ciencia Nueva... es muy, pero muy buena... Atte.

Dr. Fernando Miranda. Médico Buenos Aires

RESPUESTA

La sección Correo del Lector está abierta a todos los lectores q u e q u i e r a n e x p r e s a r s u s opiniones sobre temas afines al

contenido de la revista y sobre la revista misma, con unas pocas limitaciones.

Esas limitaciones son fáciles de imaginar: en primer lugar el tema debe ser considerado por nosotros, de interés para los lectores. En segundo lugar debe llevar implí-cita una honestidad prima facie. Luego no debe incluir promociones especiales o publicidad. Omitimos además en general las cartas laudatorias porque no entendemos esta sección como un catálogo de nuestros propios méritos (estas cartas las valoramos porque nos alientan y nos ayudan y porque, hombres como cualquiera, nos complace ser gratificados, pero prefer imos a g r a d e c e r l a s por correo privado).

Esta exposición de principios viene al caso porque su carta, además de su opinión sobre los temas específicos de que trata, inc luye a lgunas v a l o r a c i o n e s peyorativas que no podemos dejar pasar por respeto a las personas implicadas y por respeto a noso-tros mismos.

Si Ud. cree que para emitir una opinión sobre una experiencia personal hay que tener título ha-bilitante es un problema suyo. Nosotros nos permitimos disentir y además señalar que si el ser abogado inhibe opinar s o b r e psicoanálisis, sólo podrían tocar este tema los que hayan obtenido su diploma de Cuerdo (obviamente no podría hacerlo un médico ra-dioisotopista).

La letrada que firma la carta no es patrocinada ni patrocinante de CN. La publicación de su carta no implica que la Dirección de la re-vista compara sus opin iones como resulta obvio históricamente a través de reiteradas manifes-taciones sobre el particular, en diversas ocasiones.

Una de esas ocasiones fue precisamente con motivo de la polémica que se centró alrededor de las opiniones de Mario Bunge. Relea usted esas cartas y sus respuestas y comprenderá que no es precisamente a Bunge a quien llamaríamos en apoyo de nuestras opiniones.

En cuanto a Mongo y Aurelio, pertenecen al ERP - 22 de Agosto, como es de público conocimiento ver Clarín, 1| setiembre de 19?3, página 32), y de ellos sólo nos consta su ubicación política y su sentido del humor, ya que des-conocemos su calificación pro-fesional.

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RIGOLLEAU CRISTALERIAS RIGOLLEAU S.A.LG

Buenos Aires, 30 de agosto de 1973

VISTO la presentación en este expediente N° 198.469173 MC, producida por la f i rma CRISTALERIA RIGOLLEAU S.A.I.C., inscripta bajo el número 1,316 y atento a lo aconsejado por el personal técnico

EL SUPERVISOR DE LA OFICINA NACIONAL DE ME-TROLOGIA LEGAL DISPONE:

I o — Autorizar a la f i rma recurrente la presentación a verif icación pr imi t iva y sellado, como similar al tipo ya aprobado C 5001 —sin que varíe el tipo ni forma de sellado— de las probetas de DOS (2) piezas con base de POLIPROPILENO " M O P L E N " tipo S y cuerpo de vidrio borosllicato marca PYREX, documentadas a fojas 1 a 10 y 17 a 18, de las siguientes capacidades: VEINTICINCO, CINCUENTA, CIEN, DOS-CIENTOS CINCUENTA, QUINIENTOS Y M I L MILITROS (25, 50, 100, 250, 500 y 1.000 mi.).

2o — Expedir copias de esta disposición para las publicaciones esta-blecidas en el artículo 6o de la resolución ministerial del 9 de setiembre de 1926.

3o — Comuniqúese, regístrese, notifíquese a la f i rma interesada y resérvese el expediente N° 198.469/73 MC como antecedente técnico.

Los libros

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S U M A R I O

E d u c a c i ó n e ideo log ía en Argentina. Notas para una investigación por Juan Carlos Tedesco

U n d i s c u r s o i d e o l ó g i c o transaccional: los objetivos de la política educacional de la "revolución argentina" por Horacio Cuello y Fernando Mateo

Pedagogía y revolución por Guillermo García

Apuntes para una teoría de la inserción social en el proceso educativo por Reina Cheja y Beatriz Grego

Educación: una selección bi-bliográfica

Herencia y plusvalía por Mario Szichman

Libros distribuidos en Buenos Aires en junio-julio de 1973

ERRATA

Quizás la m á s importante de las numerosas erratas que se nos e s c a p a r o n en nues t ro n ú m e r o a n t e r i o r , e s la desaparición de la f irma del Dr. Santiago Olivier del comentario de l l ibro de E c o l o g í a que publicamos en las páginas 56 y 57.

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