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Calculadora electrónica con impresión

CIFRA 311: Lógica de generación, memoria de 4? generación. CIFRA 311: Mayor potencialidad, diseño expeditivo, costo menor. CIFRA 311: Creada en el pais, es la solución más actualizada a las vertiginosas exigencias de precisión y caudal de cálculo de las empresas modernas. Un producto FATE S.A.I.C.I. División Electrónica

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Protoplast i js ' MESA REDONDA: Vir tudes y

FERIAS debi l idades de la DE CIENCIAS c ienc ia argent ina

Revista de c ienc ia y tecnología

Año III / N" 16 / mayo 1972 / Buenos Aires Av. Roque Sáenz Peña 825 , 9" »iso, Of. 93 - Buenos Air. Tel.: 45 -8935

3 Editoriales: La ciencia exige responsabilidad. El Decano de la Inquisición. El año internacional del libro

2 6 Humor nuevo 3 8 El filtro de las noticias 4 1 Problemas de Go

Metegol 42 Novedades de ciencia

y tecnología 5 0 Juegos matemáticos 5 8 Libros nuevos 5 9 Comentario de libros 6 1 Cursos y reuniones

científicas 62 Correo del lector

6 VIRTUDES Y DEBILIDADES DE LA INFRAESTRUCTURA CIENTIFICA ARGENTINA Alberto Aráoz, Marcos Kaplan, Santos Mayo, Marcelo Diamand, Enrique Oteiza

2 2 Biología vegetal: los protoplastos sobre el tapete Roger Prat y Jean Claude Roland

2 5 Ciencia al servicio de la sociedad Grupo de Estudio y Trabajo en Ciencias (CEyTeC)

2 7 Reacciones nucleares a energías altas Enrique Ernesto Espeche

3 4 CONACYT, año IV Entrevista a Carlos R. Cavoti

4 0 Televisión en colores: las falacias de la técnica Oscar Schwartz

4 2 No tire las latas de cerveza Atlántida, la casquivana Cómo hundir un barco nuclear Un arrorró mecánico Las ceras sintéticas salvan aves contaminadas Flores: consecuencias de un tira y afloja bioquímico Bicicletas y fecundidad Cojinetes de madera La riqueza pesquera del Atlántico Sur Recién comienza a saberse cómo obra la aspirina

4 8 La revolución optoelectrónica David Findlay

5 3 Ferias de Ciencias Alfredo J. Cossi

De las opiniones expresadas en los artículos firmados son responsables exclusivos sus autores.

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Nuestra tapa y los pintores

Este número de CIENCIA NUEVA comienza de manera particularmente grata: con un dibujo realizado especialmente por Hermenegildo Sábat. Uruguayo, pintor, dibujante, residente desde liace siete años en la Argentina, periodista siempre, escritor a veces, sus trabajos fueron rápida y extensamente difundidos en diarios y revistas locales y extranjeras. Ejerce diariamente su incisiva tarea de caricaturista desde las páginas de La Opinión. Este trabajo forma parte de un valioso conjunto de seis obras plásticas realizadas especialmente para las tapas de CIENCIA NUEVA por Sábat, Ernesto Deira, Luis Felipe Noé, Oscar Smoje, Lorenzo Amengual y Róinulo Macció. Las obras fueron generosamente cedidas por sus autores, quienes destacan de esa manera que ciencia, tecnología, creación estética, son partes de lina tarea común y pueden y deben integrarse cuando tienen un mismo sentido. Así lo sentimoB cuando recurrimos a creadores de tan alto nivel para colaborar con nuestra revista. Su generosidad nos permite además ofrecer a los lectores una calidad de presentación que, de otra manera, hubiese quedado en el cajón de las utopías.

Es una publicación de Editorial Ciencia Nueva S.R.L., Av. R. Sáenz Peña 825, 99 P., of. 93, Buenos Aires, República Argen-tina, Tel.: 45-8935. Distribuidores: en la República Argentina Ryela S.A.I.C.I.F. y A., Paraguay 340, Capital Federal, Tel.: 32-6010 al 29; en Capital Federal, Vaccaro Hnos., S.R.L., Solía 585, Capital Federal. Impreso en Talleres Gráficos DI-DOT S.C.A., Luca 2223, Buenos Aires. Precio del ejemplar: ley 18.188 $ 4 (mSn.400). Suscripciones: Argentina, ley 18.188 $ 4 0 (m|n. 4.000) por año; exterior, por vía ordinaria, u$s. 15 anual. Registro de la propiedad intelectual n? 1,049.414, Hecho el depósito de ley. Derechos reservados en castellano y cual-quier otro idioma para los trabajos originales, y en castellano para colaboraciones traducidas.

Director

Ricardo A. Ferraro

Director Adjunto

Hebe Mitlag

Asesores

Héctor Abrales Hernán Bonadeo Daniel Goldstein Roberto Lugo Ricardo Schwarcz

Secretario de redacción

Horacio Speratti

Redacción

Lucía Bonadeo Katia Fischer Ana Tedeschi

Diseño gráfico

Isabel Carballo

Dibujo

Fernando Díaz

Humor

Julio Moreno

Secretaría

María Susana Abrales Rodolfo D'Amario

Corresponsales

Boston: Carlos Abeledo Jenisalén: Eduardo Fischbein Londres: Eduardo Ortiz Los Angeles: Julio Moreno México: Jaime Kravsov Montevideo: Juan Arturo Grompone París: Jorge Schvarzer San Pablo: Ricardo Albizuri Santiago de Chile: Juan Pablo Schifini

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La ciencia exige responsabilidad

Desde su aparición CIENCIA NUEVA auspició las discusiones sobre la función social de la ciencia. No se limitó a divulgar trabajos científicos y técnicos de van-guardia sino que se constituyó en un foro sobre los más variados aspectos de la actividad de los trabaja-dores intelectuales.

En nuestras páginas tienen cabida polémicas que ponen en evidencia las grandes contradicciones que crea en nuestro medio el marco de dependencia polí-tica, económica y cultural en la que la tarea científica y técnica se desarrolla.

Hemos tenido testimonios de la colectividad cien-tífica de todo el país de que nuestras inquietudes en este terreno reflejan efectivamente las de aquellos que colaboran en el diseño y desarrollo de los instrumentos y métodos de cambio pero que no participan ni remo-tamente en sus aplicaciones sociales.

Algunos grupos de trabajadores de la ciencia perma-necieron aparentemente ajenos a estos debates, consi-derándolos tal vez como extraños al quehacer cientí-fico. Tal parecía ser el caso del núcleo editor de la revista "Medicina", órgano de la Sociedad Argentina de Investigación Clínica, la publicación de más ca-tegoría, responsabilidad y seriedad de todas las que se editan en la materia en América latina.

Es afortunado que ahora también ellos hayan salido a la palestra, como lo atestigua el editorial de noviem-bre-diciembre, que reproducimos.

En cuanto al editorial en sí, éste abarca una tal cantidad de temas que una respuesta en detalle exi-giría un ensayo sobre la historia social de la ciencia. Sólo queremos señalar que no se puede decir con lige-reza que "rara vez el enfrentamiento de la ciencia con la tradición trascendió las aulas" cuando los casos sus-citados por las teorías de Copérnico, Kepler, Tycho Brahe, Galileo o Darwin son tantos y tan importantes como para establecer más una regla que sus excep-ciones. Tampoco se puede hablar de «nuestra ciencia de hoy» y excluir de ella —al situar sus orígenes y desarrollo en «el occidente de Europa» en época im-precisa pero posterior al siglo svi (y tal vez al si-glo x v n ) — a disciplinas tan vigentes como la geome-tría enclideana, la lógica aristotélica y la aritmética posicíonal. En cuanto a los egocentrismos occidenta-iistas, viene al caso recordar que la Tierra es redonda y que las definiciones de oriente y occidente se com-plican aún más por el hecho que —como decía el cé-lebre genetista inglés J . B. S. Haldane— los defensores del 'mundo occidental' basan su doctrina en la de un

oriental (Jesús) y los constructores del 'mundo orien-tal' se inspiran en dos occidentales (Marx y Engels).

Pero lo que realmente interesa discutir es la forma "cruda" con que el editorialista califica el pensamiento de ciertos ideólogos, "algunos presuntamente cientí-ficos", que abogarían por una ciencia "subjetiva, com-prometida y no critica". Lástima que el autor no haya considerado conveniente explicitar el pensamiento o los nombres de sus oponentes dado que no parece po-sible que, como se colige por el contexto, se refiera a los científicos preocupados y comprometidos por y con la realidad social, no sólo en tanto que seres humanos sino también asumiendo las responsabilidades de sus respectivas disciplinas, entre los que hay que contar a personalidades de la talla de Einstein, Born, Bernal, Russell, Langevin, M. Curie, Joliot. ¿De ellos se habla cuando se cuestiona a aquellos que "confunden su cre-do político, sus inclinaciones ideológicas y su lucha por reivindicaciones sociales con una presunta ciencia sociopolítica"?

Las grandes crisis que la humanidad ha enfrentado en lo que va del siglo han planteado profundos pro-blemas que atañen en modo directo a los científicos, Y no parece posible dilucidarlos si no se los considera con el peso que realmente tienen y se trata solamente de minimizarlos, ridiculizando las posiciones que no se comparten o que no se comprenden. Con las bombas atómicas arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki cuando la Segunda Guerra Mundial ya estaba decidida, esta-llaron las ilusiones de los científicos que creían que su actividad era intrínsecamente neutra. A partir de en-tonces el cuestionamiento se agudizó y adquirió una gran envergadura, con manifestaciones tan variadas como el movimiento de los Científicos Atómicos en los Estados Unidos de Norteamérica y el pasaje en masa de selectos contingentes de físicos al estudio de dis-ciplinas biológicas —consideradas en el momento con menores posibilidades de aplicaciones perniciosas—, a las que dieron formidable impulso. Posteriormente, los científicos se dieron cuenta (y la guerra de Vietnam contribuyó poderosamente a ello) que un simple cam-bio de tema no resolvía el problema de la responsabi-lidad ante los usos de la ciencia y que la cuestión no reside tanto en el objeto de estudio como en el control de la aplicación de los resultados de éste. Justamente lo que se discute en todos estos casos es lo contrario de la afirmación somera que resume como conclusión el editorial de "Medicina": no se trata de un derecho de simple ciudadano sino de un deber inexcusable del científico al asumir la responsabilidad del uso de la ciencia. No todos los científicos asumen el compromiso de la misma manera: bien distinto es el remordimiento de Szilard ante la masacre atómica a la indiferencia de

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Fieser, inventor del napalm, frente a su uso posterior, y todos conocemos la posición de Teller como contra-parte de la de Einstein, pero las disímiles conductas de todos ellos muestran una vez más que escamotear el problema es intentar tapar el sol con un harnero.

La revista "Medicina" no consideró necesario expe-dirse editorialmente ante hechos como el desmantela-miento de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales por el gobierno militar en 1966 y la dispersión de sus cuadros; la propaganda malintencionada en torno a la obra de cultura superior y popular de EUDEBA; la ingerencia de los servicios de informaciones en el pro-ceso de adjudicación de becas, cargos y subsidios del CONICET; la no participación de los científicos de la Carrera del Investigador en las decisiones del CONI-CET; la persecución de los científicos y técnicos del Instituto de Radioastronomía, ni tampoco parece haber tenido mayor preocupación por los graves pro-blemas que provoca en nuestro país lo que genérica-mente se conoce como dependencia cultural. Tampoco ha juzgado de su incumbencia analizar las causas del cuestionamiento por parte de calificados científicos del mundo entero del uso de sus investigaciones con fines bélicos. Las impugnaciones de médicos y biólogos nor-teamericanos frente a la intensificación de estos con-flictos, particularmente con motivo de la guerra de Vietnam, también dejaron indiferentes a los editoria-listas de "Medicina".

Resulta, pues, auspicioso que un editorial de tan prestigiosa revista esté dedicado a un problema que atañe a la responsabilidad social de los científicos. Como consideramos fructífera la discusión y no nos asustan las disidencias creemos que esto abre un camino de diálogo que será provechoso para todos recorrer. O

El Decano de La Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la

UNBA fue, recientemente, escenario de un nuevo con-flicto universitario. Más exactamente} el conflicto no es nuevo, ni en la Universidad argentina, ni en la Facul-tad que recibió con mayor fuerza la represión de junio de 1966.

Este hecho coyuntural que determinó el desquicia-miento deliberado e ininterrumpido de la institución universitaria, la desviación en la búsqueda de sus obje-tivos esenciales, la pretensión de colocarla al servicio de un sistema socioeconómico impotente ante el ejer-cicio de la fuerza en lo interno y dependiente en lo externo, ha logrado conservar hasta el presente a uno de sus representantes más arquetípicos: Raúl Zardini.

Decano de Ciencias Exactas desde 1969, el geólogo Zardini con sus actitudes ha demostrado reiteradamen-te ser el peor enemigo de aquello que le encargaron cuidar, Zardini no es un decano, no es ni siquiera un político con un mínimo de capacidad de maniobra, no es un universitario en la medida en que serlo implica

MEDICINA Volumen XXXÍ . N" 6 Cienc ia , c r e d o y revo luc ión

L a ciencia, nuestra ciencia de hoy, nació y se desarrol ló s imultáneamente a l f lo rec imiento ele las burguesías ciudadanas del occidente de Europa, al estableci-m i e n t o de la economía monetar ia y l ibrecambista, al desenvolv imiento de nacio-nal ¡dad en torno a comunidades idiomáticas y a la inc ip iente vigencia del l ibe-ra l i smo polí t ico.

D e n t r o de este contexto general y dentro de part iculares circunstancias histó-ricas, ei marco restr ingido donde el pensamiento c ient í f ico _hizo eclosión fue e l de las universidades. Por c ier to que hubo conf l i c to entre e l despertar c ientí f ico y la tradición escolástica de los claustros y este conf l i c to puede ya vislumbrarse-a par t i r del siglo x i v . Kara vez e l enfrcnta in iento de la ciencia con la t radic ión trascendió las aulas. Traspuestos los límites de la univers idad el enf remnrniento d io lugar a crueles represiones de r.us sistema rel ig ioso- inst i tucional autor i tar io en descomposición, Pero durante casi cuaíro siglos la edi f icación del saber centíf ico fue independiente de las tensiones políticas y sociales, y paralela al desarrollo-económico al cual cont r ibuyó con las innovaciones tecnológicas que condujeron a la revolución industr ia l . E l complejo de relaciones ent re el desarro l lo de la cien-cia y la realidad histórica ha l levado a muchos pensadores pol í t ico» e ideólogos totalistas si sostener que nuestra ciencia objet iva, prescindeme y crí t ica es carac-terística de una ideología part icular: la del l iberal ismo p rop io de Ja burguesía. Estos pensadores e ideólogos, algunos presuntamente cientí f icos, aboyan p o r una ciencia subjetiva, comprometida y no crítica. Frente a la ciencia que acentúa su significado-inqu is i to r ia l de verif icadora y probadora de sus propias creaciones, p lantean otra ciencia cuya meta y cr i ter io sea el cambio económico, social, po l í t i co y cul tura l , traducido por i-evolución.

La ciencia que procura la revolución sería así la buena ciencia; la ciencia que procura el conocimiento es o intrascendente o reaccionaria.

E l planteo no puede ser tan crudo pero tal es r igurosamente el planteo: la ciencia como apéndice de la ideología. Cierta confusión deriva del hecho de def in i r a veces ideología como ciencia socíopolítica. La ciencia no puede separarse del contexto total de la realidad, N i debe separarse. Pero los científ icos que confun-den su credo polí t ico, sus inclinaciones ideológicas y su lucha por reivindicaciones sociales con una presunta ciencia sociopolítica están adornando sus derechos de hombres libres con el imaginar io pr iv i leg io de seguir paulas científ icas. M u l t i t u d de hombres simples han concebido una ciencia salvacionista. Para ellos mi to , rel igión, part ido o ciencia van envueltos en el misino manto emocional donde se abriga su desamparo y su soledad. Para ellos, si la ciencia es ajena al c lamor del desposeído la ciencia debe ser mala. Y- para muchos cientí f icos, q u e son apenas hombres simples desamparados y clamorosos, la ciencia ob jet iva, prescindeme y crítica es mala, Y por lo tanto también es malo ser ob je t i vo , prescinden te y crí t ico.

Y quizá sea malo, Pero no por ser cientí f ico sino por no asumir los deberes inherentes a cada hombre en-cuestiones que nada t ienen que ver con la ciencia.

N o hay ciencia sociopolít ica que demuestre que una revoluc ión salvará a la humanidad de la injusticia y que por lo tanto los científ icos deben estar al servicio de la revolución, í''xiste, sí, el derecho inconculcable de asociarse l ibremente p i ra organizar una ¡,ociedad justa; existe, sí, el derecho de oponer violencia a la vio-lencia; existe, sí, el derecho de cada hombre y de cada mujer adultos de ser due-ños de su destino, Y esto puede signif icar enrolarse en una revoluc ión. O no. Pero en todo caso no es una obl igación de científicos sino tin derecho de seres humanos.

• S l" I '\U11.1.MAN.

estar específicamente capacitado para tomar conciencia de su relación con la sociedad que integra y tener defi-nida una comunidad de objetivos con los seres huma-nos con los que se realiza una tarea en común.

Desde su posición oscurantista, Zardini podría im-pedir que los alumnos con inquietudes políticas estu-diaran Ciencias Exactas. Pero prefiere coartar, denun-ciar, encarcelar a "los comunistas, ya que son traidores por definición" (La Opinión, abril 20, 1972). Tam-bién una falsa opción es "hacer un doctorado fácil, porque es preferible a mandar la gente al extranjero" (Panorama, abril 6, 1972), o puede llegar hasta un surrealismo antihistórico, mezquino, al afirmar que "la Argentina es un país con mucha inteligencia, con gente blanca" (Panorama, ídem).

Los intereses de los estudiantes, el futuro de la Uni-versidad, las necesidades del país, se enfrentan a estos "iluminados". Pero, aún más, lo que está en peligro frente a este enemigo sin talento, estéril, es nuestra propia condición humana, O

la Inquisición

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El año internacional del libro

Para quien juzgue superficialmente pueed parecer pa-radojal que en esta época de auge de la televisión, la radio, el cine y en general todos los medios audiovi-suales de comunicación, la UNESCO haya decidido consagrar al año 1972 como Año Internacional del Li-bro. Sin embargo la plausible decisión de UNESCO tiene sólidos fundamentos y, el primero, es que el li-bro sigue siendo el esencial vehículo de la cultura.

Lamentablemente la celebración internacional encon-trará en nuestro país poco más que adhesiones forma-les dada la situación de crisis cultural y educacional por la que atravesamos. Sigue sin promulgarse la ley del libro, se suceden los quebrantos de grandes em-presas editoriales, no hay una política de aliento a la producción de libros científicos y técnicos mientras la desvalorización de nuestra moneda ha vuelto inaccesi-bles para estudiosos e investigadores los libros y las publicaciones periódicas extranjeras, la censura muni-cipal y policial continúa ejerciéndose sobre la produc-ción editorial y las bibliotecas públicas y universitarias se degradan, faltas de presupuestos.

Es que no se puede producir y difundir cultura a través del libro fuera del marco de una política cultu-ral autónoma. Si así no fuera, la Argentina con una importante tradición intelectual, con una matrícula es-tudiantil muy extendida, con una escolaridad universi-taria muy alta, con antecedentes valiosos en el desarro-llo de las artes gráficas. . . debería estar en condicio-nes óptimas para poseer una industria editorial que desempeñara un papel preponderante en todos los pue-blos de habla hispana. Pero en esto, como en todo lo demás, no podemos sustraernos a nuestra condición de país dependiente: según la UNESCO, en 1970, Amé-rica Latina, Africa y Asia (sin contar el Japón) publi-caron el 19 % de la producción mundial de libros a pesar de totalizar el 50 % de la población adulta al-fabetizada y el 63 % de la población escolar de todo el mundo.

Para ubicar estas cifras la UNESCO destaca que la Unión Soviética con sólo el 6,8 % de la población mundial publicó, en el mismo año, 1.309 millones de ejemplares, el 16 % de la producción mundial de li-bros.

Esa producción mundial no cesa de crecer a pesar de las agoreras predicciones de los que creen que los medios audiovisuales arrasarán con todo. Dos cifras lo muestran elocuentemente: en 1955 se publicaron 285.000 títulos y en 1968, 487.000.

Conspira sin embargo contra la difusión de la pa-labra escrita la ineficiencia de los programas de alfa-betización incapaces de seguir el ritmo del crecimiento demográfico (la UNESCO ha debido reconocer que en el período 1950-1970 dedicado a la lucha contra el analfabetismo, pese a los esfuerzos realizados, se pasó

de 700 a 800 millones de analfabetos aún cuando pro-porcionalmente el porcentaje se rebajó del 44 % al 34 % ) . Es más, en la masa de los alfabetos, son muy altos los porcentajes de "no-lectores"; aún en países de gran tradición cultural como Italia, Francia y Ale-mania, cuidadosas encuestas han revelado que entre el 40 y el 50 % de alfabetos adultos no lee libros. Es que para leer libros se necesita algo más que sabe leer y que tener el libro: hacen falta jornadas de trabajo hu-manas, vivienda apropiada, seguridad y estabilidad, in-tereses culturales incorporados a la vivencia social dia-ria, escuelas entroncadas con la realidad nacional. Ade-más el libro no puede ser un elemento raro y caro que se venda fuera del circuito de vida normal de los lectores potenciales.

Las primeras cosas enunciadas como imprescindibles para que un adulto sea lector exceden todo lo relacio-nado con la empresa de propagar la palabra escrita y solamente pueden ser proporcionados por estructuras sociales más humanas. En cuanto a las segundas, la técnica actual está ya en condiciones de revolucionar la producción de libros para abaratarlos y multiplicarlos. Será preciso también cambiar los métodos de difusión transformando al buen librero de hoy que espera al comprador de libros en un local al que concurren, hasta ahora, sólo la minoría de lectores habituales, en un verdadero promotor, capaz de formar lectores, bus-cando al cliente potencial en su lugar de trabajo, en el sindicato, en el club, en la escuela, en la universidad.

Si se realizaran en nuestro país encuestas para de-tectar el número de adultos alfabetos que no leen libros seguramente los resultados serían aún más desoladores que los que antes apuntamos.

Sin embargo la experiencia realizada por la Edito-rial de la Universidad de Buenos Aires, EUDEBA, du-rante el período setiembre de 1959-junio de 1966, muestra las enormes posibilidades y la gran apetencia de lectura del pueblo argentino. EUDEBA llegó a pu-blicar en 1965-66, más de 300 títulos (197 nuevos y 105 reimpresiones) con más de 3 millones de ejempla-res, convirtiéndose en la editorial más importante de habla hispana. El aniquilamiento de EUDEBA acom-pañó al descenso de todo la actividad editorial de nues-tro país.

Autores, editores, libreros, bibliotecarios y lectores —y, en particular, los trabajadores científicos y técni-cos para quienes el libro es el principal instrumento de trabajo— no podemos permitir que nuestro país no se adhiera activamente al Año Internacional del Libro y debemos comenzar por dar esa adhesión activa dedi-cando parte de nuestro tiempo a luchar porque sean superadas las trabas que han vuelto no significativa la presencia del libro argentino en los mercados de habla hispana. O

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Virtudes y debilidades de la infraestructura científica

argentina

Un resumen del trabajo que Alberto Araos dirigiera y redactara para el C01S ÍCYT en 1969, fue el tema de una Mesa Redonda or-ganizada por la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de la VCA. Publicamos aquí los comentarios críticos de Marcos Ka plan, Santos Mayo, Marcelo Diamand y Enrique Oteiza.

Aspectos cuantitativos de la ciencia argentina

Alberto Aráaz, ingeniero industrial ya un tanto olvidado de la ingeniería, es egresado de la UBA y posteriormente estudió en el exterior, cambiando su área a la economía. Es investigador del Centro de Investigaciones Económicas del Instituto Di Telia, actualmente de licencia, y enseña en la UCA un seminario sobre Ciencia, Tecnología y Desarrollo. Dirigió la encuesta de CONACYT sobre potencial científico y técnico nacional. "Mi campo", dice, "es la relación entre ciencia y sociedad, y lo he venido explorando desde diversos ángulos y bajo el patrocinio de diversas instituciones".

Alberto Aráoz

1. Introducción

¿Cuán importante es el esfuer-zo de investigación y desarro-llo que se realiza en la Argen-tina? ¿Qué puede decirse sobre el valor de dicho esfuerzo para la sociedad? Podemos esbozar un principio de respuesta, en lo que se refiere a lo que tiene lugar fuera del ámbito de la empresa privada, gracias a los datos reco-gidos en la encuesta a institutos de investigación que llevara a ca-bo en 1969 un equipo de trabajo de la Secretaría del Consejo Na-cional de Ciencia y Técnica, bajo la dirección del autor.1

No ha sido éste el primer in-tento de relevar las actividades de investigación científica y téc-nica en el país, pero los anterio-res habían significado esfuerzos aislados y parciales que sólo pro-porcionaban información frag-mentaria stíbre la infraestructura científico-técnica del país.

La encuesta fue dirigida a in titutos de investigación que di claraban haber realizado invest gación y desarrollo experimenti ( I D ) durante 1968,2 a los que s preguntó sobre los recursos hi manos, financieros y material* que empleaban, los proyectos c investigación que llevaban a cat y otros aspectos de su actividai Se siguieron las prácticas reci mendadas por organismos inte nacionales a fin de asegurar comparabilidad de los resultadc con datos similares obtenidos e otros países occidentales.

En el transcurso de la encue ta se recogió información de 96 institutos —en todo el país, d pendientes de aproximadamen 250 organismos—, universidade organismos públicos centralizad) y descentralizados, instituciom privadas de bien público y er presas estatales y mixtas. No ¡ cubrieron las actividades de I de las empresas privadas.8 I

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recolección de datos fue realizada por un cuerpo de 45 encuestado-res dirigidos por tres jefes de campo. Estos encuestadores visi-taron personalmente los institutos aludidos en promedio unas siete veces cada uno. Puede estimarse que se ha cubierto la casi tota-lidad de los "institutos" existen-tes en la Argentina y probable-mente es poco importante el error ocasionado por la inevitable omi-sión de algunos de ellos.

El informe publicado por CO-NACYT cubre solamente aque-llos aspectos que revisten mayor interés general, pero los datos re-levados pueden utilizarse para analizar áreas de particular inte-rés, e:n las que no entraremos aquí. Nos limitaremos a realizar una reseña de los principales re-sultados de la encuesta, a partir de la cual puede comenzarse a realizar un diagnóstico de la cien-cia argentina.

Al examinar estos resultados deben tenerse en cuenta las limi-taciones inherentes a una encues-ta de esta naturaleza, que surgen, por una parte, de las dificultades intrínsecas de medir el esfuerzo científico y, por la otra, de la fal-ta de una experiencia anterior por parte de quienes relevaron los da-tos y de quienes proporcionaron las respuestas al cuestionario, muy natural al tratarse de la pri-mera encuesta de esta magnitud que se realizaba en el país.

El análisis de los datos señala que el esfuerzo de investigación y desarrollo que llevan a cabo los 961 institutos relevados es de pe-queña magnitud, que está atomi-zado, que se encuentra concentra-do en Buenos Aires y áreas veci-nas, que una apreciable parte del mismo se realiza en condiciones que no son conducivas a su efi-ciencia y que su orientación hacia las necesidades del desarrollo na-cional es débil. Finalmente, exis-ten indicios sobre la baja utiliza-ción del esfuerzo de ID por parte de la sociedad.

Estas conclusiones, que surgen de un análisis cuantitativo, deben ser verificadas y ampliadas a tra-vés de apreciaciones cualitativas y de estudios sobre la organización del esfuerzo científico, principal-

mente en lo que respecta al meca-nismo de toma de decisiones y a la vinculación entre la actividad investigativa y la sociedad.

2. Magnitud del esfuerzo nacional de ID y de los recursos empleados por los institutos

La encuesta ha permitido reco-ger información sobre los gastos corrientes de ID, en 1968, de cerca del 70 por ciento de los 961 institutos encuestados. A partir de estos datos, y empleando hi-pótesis plausibles, se ha estimado el gasto de los 961 institutos en-cuestados, así como el gasto na-cional en ID. Para este último se han incluido otros rubros, prin-cipalmente una estimación de los gastos en ID del sector privado que esta encuesta no ha relevado. El gasto nacional en ID resultaba ser en 1968 del orden de m$n 17.000 millones, un 0,28 por ciento del PBI de ese año. El equivalente en dólares es de 49 millones; corresponden así 2,1 dólares por habitante.

El orden de magnitud de este gasto ubica a la Argentina en una posición muy baja en el concierto internacional, similar al de Espa-ña; al relacionárselo con la po-blación y el PBI queda decidida-mente a la zaga del de países in-dustrializados de dimensión me-diana o pequeña, como Austria, Yugoeslavia, Irlanda, Finlandia y Dinamarca (cuadro 11° 1) . A si-milar conclusión se llega si se to-man en cuenta los recursos hu-manos afectados a actividades de ID. Puede estimarse que no lle-gaba a 6.000 el total de años-hombre de personal científico de-dicados a ID dentro y fuera de los institutos; ello equivale a 2,4 por cada 10.000 habitantes (cua-dro n? 2 ) .

2. 1. Recursos humanos de los institutos

Los 961 institutos encuestados empleaban al tiempo de la en-cuesta (junio de 1969) un total de 31.569 personas; 12.747 co-rrespondían a personal científico (con título universitario o expe-

1 Potencial Científico y Técnico Na-cional - Encuesta a Institutos de In-vestigación. Secretaría del Consejo Na-cional de Ciencia y Técnica, Buenos Aires, 1971.

2 Se adoptó la siguiente definición de instituto: "Instituto es un centro permanente de actividades científicas y técnicas que organiza y ejecuta sus tareas bajo su propia dirección y res-ponsabilidad, sin perjuicio de la obser-vación de normas generales emanadas del organismo del que puede formar parte, o de la coordinación con otras dependencias del mismo."

3 Este punto ha sido cubierto en una encuesta llevada a cabo reciente-mente por el Dr. J . Katz.

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rienda equivalente), 6,097 a téc-nicos y 12.725 a personal de apo-yo y administrativo. Sólo un 35 por ciento de los integrantes del personal científico se desempe-ñaba con dedicación exclusiva. Abundaban los de dedicación par-cial, principalmente en los insti-tutos universitarios y existía una apreciable proporción —cerca del 10 por ciento— que se desempe-ñaba ad-bonorem.

Del total de personal científi-co, 10.827 colaboraban en los proyectos de investigación de los institutos y 515 se encontraban fuera por motivos diversos. Ade-más se registró la presencia de 639 investigadores visitantes.

Se ha realizado un estudio de-tallado del personal científico que figuraba registrado en proyec-tos cíe investigación (personal científico investigador: PCI) . Su total era de 10.827 pero, debido a la elevada proporción de quie-nes no tenían dedicación exclusi-va, puede estimarse que los años-hombre de trabajo de ese perso-nal en 1969 apenas sobrepasaban los 8.000. No todo este tiempo se insumía en investigación y de-sarrollo; puede estimarse en cer-ca de 4.500 los años-hombre que el PCI dedicaba a ID, un 41 por ciento del total disponible si los integrantes del PCI trabajaran con dedicación exclusiva y em-plearan todo su tiempo en ID.

El 97 por ciento del PCI era argentino; las tres cuartas partes eran varones. La distribución por edad muestra que casi una terce-ra parte del PCI tenía treinta años o menos de edad. Otra ter-cera parte tenía de 31 a 40 años. Nuestro PCI, por lo tanto, es jo-ven. Alrededor de la mitad del PCI se había graduado después de 1960 y los graduados antes de 1950 no sumaban el 20 por cien-to.

La mayor parte del PCI mili-taba en los institutos universita-rios. Entre las disciplinas cien-tíficas cultivadas por el PCI, las Ciencias Exactas y Naturales y las Ciencias Médicas compren-dían cada una cerca de la tercera parte de ese personal (aunque al tomarse en cuenta los años-hom-bre de ID disminuía la importan-

cia de Ciencias Médicas), mien-tras que Ciencias Agropecuarias, Ciencias de Ingeniería y Ciencias Sociales comprendían un 10 por ciento del PCI en cada caso. Ob-servando ahora el origen profe-sional del PCI, más de las dos terceras partes provenía de cinco carreras: Medicina (25 por cien-to), Ingeniería (12 por ciento), Biología (11 por ciento), Agro-nomía (11 por ciento) y Química (9 por ciento).

2. 2. Recursos financieros de los institutos

No es completa la información recogida por la encuesta sobre los recursos financieros con que con-taban los institutos. Los 837 ins-titutos que la proporcionaron re-cibían, en 1968, m$n 36.000 mi-llones. Un 85 por ciento ele esta cifra provenía del aporte de los organismos rectores, proviniendo el resto de subvenciones (6 por

CUADRO 1

Gasto nacional en investigación y desarrollo: comparaciones internacionales

GN EN ID % a$s del Millones por ha-

Países Año PBI de u$s bitante

EE. UU. 1966 3,0 23.613 114,0 URSS 1967 2,7 9,111 38,7 Checoslovaquia 1967 2,7 550 38,4 Reino Unido 1967 2,3 2.472 45,2 Holanda 1967 2,3 514 40,8 Francia 1967 2,2 2.369 47,8 Alemania Federal 1967 1,9 2.310 40,0 Suiza 1967 1,9 306 50,9 Hungría 1967 1,7 150 14,7 Japón 1967 1,5 1.684 16,9 Canadá 1967 1,5 828 40,6 Suecia 1967 1,4 327 41,6 Polonia 1967 1,4 338 10,6 Noruega 1967 1,1 89 23,5 Bulgaria 1967 1,1 53 6,4 Australia 1966 0,95 (S/I) (S/I) Bélgica 1967 0,9 182 19,0 Dinamarca 1967 0,7 90 17,5 Italia 1967 0,7 447 8,5 Finlandia 1967 0,7 61 13,1 Irlanda 1967 0,6 18 6,2 Yugoslavia 1967 0,6 59 3,0 Austria 1967 0,5 57 7,8 Turquía 1963/4 0,4 (S/I) 0,9 Argentina1 1968 0,28 49 2,1 España 1967 0,2 61 1,9 Grecia 1967 0,2 11 1,3

1 Estimación de media. NOTA: Los gastos en ID de algunos países comprenden apreciables sumas destinadas a la investigación y desarrollo para el espacio y la defensa, y repre-sentaban las siguientes proporciones del total: 48,5 por ciento en Estados Unidos; 44,5 por ciento en el Reino Unido; 22,3 pot ciento en Francia; 20,5 por ciento en Suecia; 12,4 por ciento en Alemania Federal; 12,0 por ciento en Canadá y 7,1 por ciento en Noruega. Se carece de información sobre los países socialistas, pero puede presumirse que en algunos de ellos rigen pro-porciones similares. Fuente: Cuadro 2.1. del informe CONACYT.

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de m$n 34 mil millones. Puede estimarse en m$n 36 mil millo-nes los correspondientes al total de 961 institutos; un 82 por cien-to sufragaba gastos corrientes. Alrededor del 39 por ciento de estos últimos, m$n 11.000 millo-nes, habían sido asignados a acti-vidades de ID.

A ciento), contratos de investiga-ción (1,6 por ciento), préstamos (0,7 por ciento) y otras fuentes. El rubro "subvenciones" resul-taba de particular importancia para los institutos privados de bien público, donde significaba un tercio de los ingresos, y para los universitarios (10 por ciento de los ingresos). El aporte de los contratos de investigación cobra mayor significación al ser relacio-nado con los gastos corrientes en ID de los institutos, de los que resultaba ser un 6 por ciento en los 837 institutos, y un 40 por ciento de los gastos corrientes en ID de los 103 institutos que te-nían dichos contratos. Los mis-mos provenían, en su mayor par-te, de organismos estatales; los originados en empresas públicas o privadas significaban sumas exiguas.

Los subsidios provenían en parte apreciable de fuentes exter-nas al país (m$n 730 millones); entre las fuentes nacionales se destaca el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Téc-nicas que aportaba cerca de m$n 500 millones, destinados princi-palmente a los institutos universi-tarios, y entre las Ciencias, a las Exactas y Naturales y las Mé-dicas.

Las fuentes externas al país contribuían con algo más de m$n 1.000 millones, un 2,8 por ciento del financiamiento de los institutos, principalmente como subsidios. Puede estimarse que, de ese total, alrededor de m$n 700 millones estaban destinados a financiar actividades de ID a través de subsidios y contratos de investigación, representando un 5 por ciento del total estimado de gastos corrientes en ID para los 961 institutos.1

Los 837 institutos recibieron también recursos no-financieros —equipos, instrumental, perso-nal científico visitante, etc.— por un total de casi m$n 1.800 mi-llones, equivalentes al 5 por cien-to de los recursos financieros. Esa proporción sobrepasaba el 10 por ciento en las regiones Cuyo, Co-mahue y Noroeste.

Los egresos de los 837 insti-tutos llegaban, en 1968, a cerca

3 . Distribución del esfuerzo de ID llevado a cabo en los institutos

Se ha analizado la distribución de los institutos y de los recursos por ellos empleados —personal total, personal científico, años-hombre en ID y gastos corrientes en I D — según el sector de de-pendencia, la disciplina científica y la región geográfica del insti-tuto.2

Al hacerlo por sector, se en-cuentra que el universitario cuen-ta con las dos terceras partes de los institutos y del personal cien-tífico y con la mitad de los años-hombre en ID, siendo menor su importancia con respecto al per-sonal total y a los gastos corrien-tes en ID —algo más de la ter-cera parte en este último caso—. Muchos institutos universitarios son pequeños y, en general, tie-nen un bajo gasto por año-hom-bre de investigación. En cambio, el sector público descentralizado cuenta con el 12 por ciento de los institutos, pero éstos son relati-vamente más grandes y el gasto por investigador es más alto, por lo que su importancia resulta ma-yor al ser tomados en cuenta los recursos empleados: estos institu-tos gastaban más del 40 por cien-to del total de gastos corrientes en ID, Notemos que el sector pú-blico descentralizado incluye los institutos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial y la Comisión Nacio-nal de Energía Atómica. El sec-tor público centralizado mostraba proporciones cercanas al 12 por ciento del total, mientras que los otros sectores eran poco impor-tantes.8

La distribución por disciplina científica muestra que las Cien-cias Exactas y Naturales y las

1 Existe la impresión de que este financiamiento externo era en la prác-tica más importante de lo que mues-tran las cifras mencionadas, pues en general se dirigía hacia programas de trabajo o institutos de buen nivel y eficacia.

2 Sectores: Universitario, Público descentralizado, Público centralizado, Privado de bien público, Empresas estatales y mixtas, Dependencia múl-tiple.

Disciplinas científicas (agrupadas): Ciencias Exactas y Naturales, Ciencias de la Ingeniería y Agricultura, Cien-cias Médicas, Ciencias Agropecuarias y Veterinarias, Ciencias Sociales, Cien-cias Humanas y Morales.

Regiones geográficas: Patagonia, Co-mahue, Cuyo, Centro, Noroeste, Nor-este, Pampeana, Area Metropolitana.

3 Los gastos destinados a ID en los laboratorios de las empresas estatales que declaraban realizarla, eran muy pe-queños en relación al volumen de ne-gocios. Es necesario por otra parte, señalar que algunas grandes empresas estatales no contestaron la encuesta por carecer de laboratorios de investigación.

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Ciencias Médicas son las más im-portantes. Ciencias Médicas agru-pa un 29 por ciento de los ins-titutos, un 40 por ciento del per-sonal total y un 37 por ciento del personal científico; las propor-ciones correspondientes para los institutos de Ciencias Exactas y Naturales, que incluyen a Biolo-gía, son de aproximadamente un 25 por ciento pero, debido a la mayor dedicación del personal, es-te grupo de disciplinas es el más importante al ser considerados los años-hombres y los gastos co-rrientes en ID, pues en ambos

conceptos absorbe una tercera parte del total (contra una cuarta parte de Ciencias Médicas). Si-guen en orden de importancia las Ciencias Agropecuarias (que in-cluyen Veterinaria) con un 13 por ciento de los institutos pero un 20 por ciento de los gastos corrientes en ID, las Ciencias de la Ingeniería y, algo más atrás, las Ciencias Sociales y las Huma-nas y Morales. Una comparación con distribuciones similares de otros países muestra claramente la alta proporción de científicos que investiga en Ciencias Médi-

cas en la Argentina y la baja pro-porción de los que lo hacen en Ciencias de la Ingeniería.1

En cuanto a la distribución por región geográfica, todos los indi-cadores muestran la concentra-ción de la actividad investigadora en el Area Metropolitana, que contiene algo más de la tercera parte de los institutos y alrede-dor de la mitad de los recursos, y la Pampeana, donde esas pro-porciones oscilan alrededor del 20 por ciento.

Sólo disponemos de informa-ción para 685 institutos sobre la distribución de los gastos corrien-tes por distintas actividades. Un 39 por ciento de estos gastos se destinaba a ID y un 47 por cien-to a actividades científicas y téc-nicas conexas (en el sector públi-co centralizado por una parte, y en las Ciencias Médicas, por la otra, sólo un 20 por ciento iba a ID) .

Los gastos corrientes que estos institutos dedicaban a ID se dis-tribuían en un 30 por ciento para la investigación básica, un 49 por ciento para la aplicada y un 21 por ciento para desarro-llo. Comparando esta distribu-ción con la que corresponde a otros países, no queda duda que la proporción que va a desarrollo es pequeña en nuestros institutos, aún cuando la inclusión de las empresas privadas la elevaría en el ^ plano nacional. Ello se debe principalmente a que las Ciencias de la Ingeniería, donde la propor-ción destinada a desarrollo es más alta (42 por ciento), repre-senta sólo un 10 por ciento del total de gastos corrientes en ID mientras que las Ciencias Exactas y Naturales, casi tres veces más importantes en este concepto, se vuelcan principalmente hacia la investigación básica. En Ciencias Agropecuarias, por otra parte, predomina la investigación apli-cada. _ El esfuerzo de ID de los ins-

titutos se canaliza a través de proyectos de investigación. La en-cuesta reveló 9.833 proyectos, un 60 por ciento de los cuales se ejecutaban en los institutos uni-versitarios.

La repartición de los proyeclo?

CUADRO 2

Científicos e ingenieros afectados a actividades de investigación y desarrollo

(equivalente tiempo completo en ID). Comparaciones internacionales, 1967

Cantidad por Países Cantidad 10.000 habitantes

Hungría 10.469 Rumania 19.231 Bélgica 9.010 Noruega 3.512

Italia _ 19.670 Austria 2.3502

Argentina (1969) 6.000

España 3.486

URSS 770.0131 32,7 Checoslovaquia 40.734 28 5 E E - UU. 537.277 27,0 Suiza 10.000 17 3 Japón 157.612 16/) Polonia 44.978 14;'l Bulgaria 11.063

12^5 12,0

Holanda 15.700 Reino Unido 65.0002

Alemania Federal 63.100 10 9 Francia 50.744 lo'2

10 ,2 10,0

9,4 noruega 3.512 9,3 Canadá 19.350 q ñ 0 . 19-350 9,0 Suecia 6.566 8,3 Dinamarca 3.919 8 0 Yugoslavia 11.568 5 9 Finlandia 2.109 4 5 Irlanda 1,215 4 ' 2

3,8 3,2

x-ugcuuna i iyoy) feAJOO" 2 4 G r ecia 1.217 1*4

l,'l 1 "Trabajadores científicos". ~ Cifras estimadas. 8 Estimación del total de años-hombre dedicados a actividades de ID en todas las disciplinas, por el personal científico de los institutos encuestados que figuraba a cargo de proyectos de investigación y desar ro l loTd 1 ¿ empresas privadas. 3 1 y a e l a s

Fuente-, Adaptado del Cuadro 2.4. del informe CONACYT.

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por tipo de investigación era si-milar a la de los gastos corrien-tes en ID: un 27 por ciento co-rrespondía a investigación básica, un 55 por ciento a investigación aplicada y un 16 por ciento a des-arrollo (2 por ciento quedaron sin clasificar).

4 . Eficiencia del esfuerzo de ID llevado a cabo en los institutos

Las condiciones en que se realiza el esfuerzo de ID en los insti-tutos necesariamente han de in-fluenciar la eficiencia de dicho esfuerzo. En este sentido los re-sultados cuantitativos arrojados por la encuesta tienden a mostrar que, frecuentemente, esas condi-ciones son poco favorables y no parecen ser conducentes a una tarea de investigación seria, pro-ductiva y de utilidad para la so-ciedad. Pasaremos revista a con-tinuación a la evidencia obtenida. —Pequeña dimensión de los ins-titutos: La proporción de insti-tutos de pequeña dimensión es elevada. Un 30 por ciento tenía 5 o menos científicos y un 21 por ciento gastaba en ID menos de mfn 1 millón al año. El prome-dio de años-hombre en ID para todos los, institutos era de 4,6. Sólo un 15 por ciento de los ins-titutos parecía tener un tamaño razonable (más de 20 científicos; gastos corrientes en ID superio-res a m$n 20 millones). El pro-blema de la pequeña dimensión es especialmente crítico en los sectores universitario y privado de bien público, en los que la ter-cera parte de los institutos em-pleaban 5 o menos científicos. —Baja dedicación del personal científico: Sólo la tercera parte del personal científico trabajaba con dedicación exclusiva; más de la mitad lo hacía con dedicación parcial, y de esa mitad casi uno de cada cinco no recibía remune-ración. Un 38 por ciento de los institutos no contaba con perso-nal científico de dedicación exclu-siva. La dedicación era particu-larmente baja en los sectores uni-versitario y privado de bien pú-

blico y, entre las disciplinas cien-tíficas, en Ciencias Médicas. —Poco apoyo a la actividad de los investigadores: Este apoyo era, en muchos casos, reducido, como queda evidenciado por el relativamente bajo costo por año-hombre de ID que llegaba en promedio a m$n 2,6 millones pa-ra todos los institutos, siendo in-ferior a mSn 2 millones en los sectores universitarios y privados de bien público, cifras muy bajas en comparación con las de otros países (ver cuadro n? 3) . Este bajo costo es reflejo del bajo ni-vel de sueldos del personal cien-tífico, y de un gasto operativo adicional relativamente reducido, principalmente en lo que respec-ta al personal de apoyo que no es abundante en relación al perso-nal científico, particularmente en el sector universitario. También puede tener influencia en este sentido un sub-equipamiento de los institutos, que mencionaron como sus dos necesidades priori-tarias "equipo e instrumental" y "espacio". Finalmente, se ha re-velado una carencia de apoyo bi-bliográfico: más del 60 por cien-to de los institutos no cubrían las necesidades de sus investigadores y de ellos más de la mitad no re-currían a otras bibliotecas. —Dispersión de esfuerzos: Se ejecutaban en los institutos cerca de 10.000 proyectos de investi-gación en 1969, a razón de casi un proyecto por investigador; pe-ro el esfuerzo de los investigado-res estaba considerablemente re-partido, puesto que muchos de ellos se ocupaban de más de un proyecto a la vez: cada proyecto era ejecutado, en promedio, por 2,8 investigadores. Si tenemos en cuenta que la mitad de los inves-tigadores se desempeñaba a tiem-po parcial, la dispersión resulta mucho más aguda. —Elevada proporción del PCI en las categorías más altas: Al cla-sificar al PCI por categoría se encuentra que un 35 por ciento correspondía a la más alta cate-goría, la de "investigadores in-dependientes", un 25,5 por cien-to a la de "investigadores aso-ciados", un 19,3 por ciento a la de "investigadores principiantes"

1 Esta última proporción se elevaría al ser considerada la actividad inves-tigadora de la industria privada.

2 Un 2,3 por ciento del PCI no proporcionó información sobre su ca-tegoría.

11

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y un 17,9 por ciento a la de "ayu-dantes de investigación"." Esta pirámide invertida no parece co-rresponder a un sistema científico dinámico y en crecimiento que habría de mostrar las más eleva-das proporciones en las catego-rías más bajas. Pueden haber existido errores en la recolección de datos (adscripción de censa-dos a categorías más altas), pero es indudable que se manifiesta en este resultado la influencia de la atomización del esfuerzo cientí-fico. Parece por otra parte ser imperfecta la estructura que guía y capacita al personal y lo hace acceder paso a paso a las jerar-quías más altas, conforme con la experiencia y el mérito que hayan ido ganando. La característica de "muchos caciques, pocos indios", a la luz de la relativa juventud del PCI, significa que muchos in-vestigadores poco experimenta-dos se encuentran trabajando por su cuenta hecho que, sin duda, conspira contra la eficiencia de la actividad de investigación.

5. Orientación del esfuerzo de ID llevado a cabo por los institutos

La orientación del esfuerzo de I D puede analizarse en primera apro-ximación clasificando los proyec-tos por el "campo de aplicación probable" asignado al responder a la encuesta.1 Los resultados muestran que el 31 por ciento de los proyectos estaban destinados a la "adquisición de conocimien-tos", el 21 por ciento a "salud e higiene", el 20 por ciento a "actividades agropecuarias" y el 6 por ciento a "industria". El res-to se repartía entre campos de aplicación que tenían que ver con la "infraestructura física, econó-mica y social" (14 por ciento),

1 Aunque éste es un indicador im-perfecto, corresponde a la expresión de deseos de quien responde a la encuesta y puede no corresponder estrictamente al objetivo original en base al cual se decidió realizar el proyecto y asignar los recursos necesarios, o al resultado que surgirá una vez terminado el pro-yecto y cumplida la etapa (si cabe) de transferencia a la sociedad.

"minería y energía no nuclear" (menos del 1 por ciento en cada caso) y lo que puede denominar-se "tecnología de avanzada" (3.1 por ciento), que incluye energía nuclear, espacio y defensa, Los campos de aplicación probable más ligados al desarrollo econó-mico (agro, industria, infraestruc-tura, minería, energía no nu-clear) comprendían un 40 por ciento del total de proyectos.

Puede concluirse entonces que el esfuerzo de I D en los institu-tos encuestados no está fuerte-mente orientado hacia los propó-sitos del desarrollo económico, particularmente cuando se consi-dera la bajísima proporción de proyectos dirigidos a la industria. Este importante sector, el más di-námico de la economía, aún no se ha convertido en un objetivo im-

CUADRO 3

Gastos anuales en ID por científico o ingeniero en diversos países, 1 9 6 7

(en u$s)

Países Gastos en ID/Cient.

Suecia 49.800 Francia 46.700 Reino Unido 38.000 Alemania

Federal 36.600 Suiza 29.100 Finlandia 28.900 Chipre 27.800 Países Bajos 32.700 Noruega 25,300 Austria 24.300 Italia 22.700 Bélgica 20.200 España 17.500 Irlanda 14.800 Malta 14.700 Checoes-

lovaquia 13.500 URSS 11.800 Hungría 9.600 Grecia 9.000 Polonia 7.500 Argentina

( 1 9 6 8 ) 1 7.400 Rumania 5.800 Yugoeslavia 5.100 Bulgaria 4.800

portante de la actividad investi-gadora.

6. Utilización de los resultados del esfuerzo de ID llevado a cabo en los institutos

Repetidas veces se ha señalado que los resultados del esfuerzo de ID en la Argentina reciben poca utilización por parte de la sociedad y que no se ha estable-cido un buen acople entre ésta y la infraestructura científico-téc-nica.

La encuesta ha proporcionado algunos indicios que no desvir-túan estas afirmaciones. Ya he-mos señalado, por una parte, la baja proporción de "desarrollo experimental" en el total de gas-

ACOTACIONES AL CUADRO 3

1 Estimación realizada dividiendo los gastos corrientes en I D por los años-hombre en ID. He aquí el de-talle para los diferentes sectores: • Institutos del sector universitario:

u$s 5.000 (m$n 1.700.000) • Institutos del sector público descen-

tralizado: u$s 12.500 (m$n 4.400.000)

• Institutos del sector público centra-lizados:

u$s 8.000 (m$n 2.800,000) • Institutos del sector privado de bien

público: u$s 5.100 (m$n 1.800,000)

• Institutos del sector empresas esta-tales y mixtas:

u$s 17.800 (m$n 6.200.000) • Todos los institutos:

u$s 7.400 (m$n 2.600,000)

Fuente: Adaptado del Cuadro 3 .4 . del Informe CONACYT.

Argentina: SECONACYT, Encuesta a Institutos de Investigación, 1969.

Otros países: UNESCO, Statisti-ques sur les Activités de Recherche et de Développement Experimental, 1967, UNESCO/MINESPOL 5, Pa-rís, 1970, Cuadro I .

NOTA: La interpretación de estas cifras está sujeta a las reservas que surgen de utilizar tipos de cambio ofi-ciales para la conversión de las mo-nedas nacionales en dólares de los EE. UU, En el caso de los países de Europa Oriental, se han agregado en-tre paréntesis los valores que resultan al emplear tipos de cambio oficialmen-te aplicados por esos países en sus transacciones con el extranjero.

(28 .700)

(23 .700)

(33 .800)

(14 .500)

( 8.200)

12

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i '! 'i ir:n., í i! > i'.n pal, II i . , ! i (-i . 1 , tv<¡. > ni,,k'iii.:, ii niiii • ' ¡Vs 1ii,[>!m en l< p¡ ,[ui> .v .U'h .id >-, a < ku i de I ¡ !,,-" -tí i, >¡'if ¡i n ~'t n misal • i .1 I'.-¡tu t rvir «i* .t| ti.'i- ,t¡ L*-S'l"íi'!¡o df L = 'leUvid.idi Ilidn<-T:ÍI1 I . > v de ¡j*ifv.s'-.íu:ríanu duho f'l'.K'K'ii es mu duda cjim»!: los j,j:m>, tit« i-xicitMim man inferío-K's al 7 por ciiJiln de los g.iMris en ID, mientras que en Ciencias Agropecuarias dicha proporción llegaba al 25 por ciento.

Otro indicio de la poca li«,m>n entre ciencia y sociedad radica en la escasa importancia de los con-tratos de investigación dentro de

i as fuentes de recursos de ios ín> i ti '¡i l i i; i i i fi eión implica la existencia de u u i , i>l > t 1 . n r

i ermmae icüi.mtc

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i I ! ¡ " I i n'i r 1 I r til Kvniea recibe entonce» una de-manda e:-,pecí; iea por paite de ia

Ii I < M 'i i g r a n d e s ..le q u e la nave-a¡acción u n e ,-ne real iza rec iba . en e k v m ,

o í i ' ^ W d i o U ^ ^ i 1 i • i l

eueMados. no , : X ¡ , i c e í t a c h a nro-u ' l i l i t . - ,

I í i i i ' 1 i i i d > ll III 1 1¡ U II 1 i i 1 , 1 i ti mu di 1 i tu >1 i i 11) i lo 11 thlfí | ' l 'ut* * f| monto iot 1 Je w nti t d e i t u e j i_, u . a n o i i " i n idus i i t inptt '-a-, (privada i \ istauleO no I!« ̂ iba »i ni ja 100 r-idlotn , in livte 1 | II uc !»'> de iqa JIos

ivbtos ! sta». i uluacione , par Miputi

to, vm li igntenfviis ininfuien-tc-> Cret tnn«, qn • t s u ,p >n ana

ll ali ' ir i. -ti .1' >- de t til -d¡ > "lie e te pi nto, que IL'Sen i e tabV u*r la-, mi ¡í r-s minera'- de* a <.-"urar uin i ¡tena miL leí ín di. L« ut tiv ulaiii de inve-tif.Kuin jmu pai U <L la ü> ledad

Marcos Kaplan

Si bien estoy de acuerdo con lo sustancial del con-tenido del trabajo dirigido por el ingeniero Aráoz, quiero comentar algunas afirmaciones en cuanto a las virtudes que se le atribuyen a Li actividad cien-tilic i naeiorsal.

La primera se refiere a que "el país ha logrado «re» madurez científica apreciabíe, demostrada pur 1<k dus Premio Nobel de la }x>st-giierra y por tvctir-

humanos de buen nivel —y en algunos ca«»s Mibre-salientes-- con que cuenta la actividad cien-tífica".

Creo que puede hablarse de "madurez científica upívciable" .siempre que tengamos algún criterio pa-ra saber en qu¿ consiste h madurez ck'ntifh'j de mi país. Si se miele sólo pnr la cantidad de cientí-ficas fWuMdiw; y por la dedicación que muchos de ellos tieiieii o por l;i obterudóti de e:s¡tos esprehscu-Isii'cs (como los Kulxil), puedu calvr el calificativo di- "apreciablc". Pero }h)r otra parte vemos que los tíos premios han sido de Medicina y esto es .sínto-

ma de una distorsión muy grave. Yo diría que uno de los índices de madurez de un sistema científico es la armonía en el grado diferencial de desarrollo de cada área de la ciencia.

Un ^ u n d o c'em» nto a i n i l v u — e n t r e d i im n t e ¡ i ^ ido .,1 p n i t K t o - - t » 11 i >tu K i o n . n ' r el u i -f 1 .le que" t* ll O l l d .He l l l i l l l i d ls di e l p l l ü t pu l l i l la vutu v h i i ' i' ^tiui- p r i m t u n J e l d , u i u l l u de d i i i p ' ' t i i - t^H- i n te | o n d i i i i , t e o u e t n l e i l m i a -te 1 I w iL 111 l ' l d l-, (Jlle [I lide t i l l e ' Mil k ' d l d y \ l u í 1 v.ejLll Ot i - q i k e i - i k u i l . id -.l p ' nte 1 J> l1 a

e n t i a t e ü l a i a ta,»a . .u t . e i i u i d e d e & a n e d l u ;,eieia his-t ó r i c o .

Vi«un tiiie iiim diiuaun i seguir en s* icio-íii* 'uUiias irnlu't tn^ue inulul i 1 t,n (L i-'lollo -<<it llmi lite d ío.ni 'd i de i i t tinetllia tlen-*il\ i i " ntini ¡que ili oor ».) tupio en d de-

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La segunda afirmación es que "existe una orga-nización universitaria que por su gran magnitud pue-de facilitar los recursos humanos para el crecimien-to del sistema". No estoy de acuerdo. Si bien la "magnitud" —medida en estudiantes o egresados— de la organización universitaria la convierte en un recurso potencial muy importante, todos conocemos —y algunos muy directamente— las limitaciones de la Universidad argentina. Y una de las fundamenta-les es su absoluta disociación con la problemática nacional y la falta de un esfuerzo sistemático de la Universidad para evaluar demandas actuales o po-tenciales de la sociedad. Por otra parte es igualmen-te evidente su incapacidad para articularse como real factor de presión —o de poder— para defen-der las condiciones de preservación del desarrollo científico y articularse con grupos sociales signifi-cativos que le permitieran tener un público general amplio, una posibilidad de un sistema de alianzas y apoyos y no seguir siendo una institución inerme que subsistió en la medida en que nadie se dedicó demasiado sistemáticamente a destruirla y que hoy vegeta en un estado de anemia progresiva y perni-ciosa.

En tercer lugar no creo que exista "una organi-zación promocional bien montada en las áreas de la ciencia y la técnica", sino la más absoluta orfandad. Pregunto qué grupo organizado, dentro o fuera de la actividad científica, se dedica a promocional' de-liberadamente las posibilidades de expansión de una rama de la ciencia o aunque sea a tratar de mejorar la imagen que de la actividad científica tiene el país. Es decir, quien trata de presentar la ciencia como una actividad relevante y significativa y no como una actividad extraña de un grupo de inicia-dos y de la que el resto del país nunca termina de enterarse para qué sirve.

Me adelanto a decir que, en esto, parte grande de la culpa la tiene la comunidad científica. Insisto: no sólo ninguna institución del país se dedicó a promover la C l C l l C l c l O l t t técnica —y cuando lo hizo el CONACYT, mejor que no lo hubiera hecho— sino que la comunidad científica fue incapaz de hacerlo.

Ultima afirmación con la que disiento: "Existe por parte de muchas instituciones y muchos cientí-ficos un creciente deseo de poner la ciencia y la técnica al servicio de la sociedad".

Creo que los científicos, aisladamente o en tér-minos de pequeños grupos, tienen ese deseo, pero institucionahnente sigue prevaleciendo la noción tra-dicional y mal importada según la cual la ciencia es una actividad que se justifica por sí misma, que aparece y subsiste por su dinámica propia y que debe ser respetada porque es, en ella misma, un va-lor. La secuencia debe ser la inversa: en función de los condicionantes sociales, políticos y culturales a que está sometida, es mucho más probable que ha-ya o no ciencia y que existan o no grupos con vo-luntad de coordinar su actividad con lo que ocurre en el seno de la sociedad. Estas consideraciones me

llevan a pensar que, para hacer un diagnóstico del sistema científico argentino, habría que constatar

al menos como primera hipótesis explicativa— que no existe ningún tipo de demanda social signi-ficativa para la ciencia en nuestro tipo de sociedad argentina.

Un primer elemento importante al respecto es la herencia histórica. Nuestro país se formó en fun-ción de un modelo de crecimiento dependiente y deformado que no necesitaba la ciencia. Simple-mente se necesitaba incorporar determinadas disci-plinas elaboradas en los países más avanzados co-mo complemento o refuerzo para los requisitos de un modelo basado en la producción e intercambio de materias primas. Este modelo no tenía exigen-cias para la creación de un aparato científico-tecno-lógico. Para producir carne y cereales en la pampa húmeda no hizo falta elaborar tecnología sofistica-da; bastaba con la que se importaba.

Cuando ese modelo —alrededor del año 1930— entró en crisis creo que lo fundamental que ocurrió (y no solo con relación a la ciencia) es que los gru-pos dominantes y estructuras tradicionales fueron afectados pero no destruidos ni siquiera superados. Es decir que tuvieron una gran permeabilidad y adaptabilidad para que las cosas siguieran siendo lo mismo pero simultáneamente no apareció ningún otro grupo social, con dinámica ascendente, que fuese capaz de formular sus propios proyectos y fuese capaz de convertirlos en un modelo general de desarrollo alternativo.

En el fondo no se han modificado las condiciones básicas, sino que en cierta medida se reforzaron. Ni el empresariaclo industrial, ni el movimiento sin-dicalmente organizado, ni otros sectores —por su inmadurez política, ideológica y organizativa— de-mostraron interés real en la ciencia. En su compor-tamiento no aparecieron componentes que les hicie-ran ver la necesidad de formular, dentro de un mo-delo alternativo de desarrollo, una reivindicación del papel positivo de la ciencia y la técnica na-cionales.

Es decir que en la Argentina persiste una situa-ción de "empate histórico" en el que lo viejo sigue siendo suficientemente fuerte como para no desapa-recer y para mantener la preservación ele las estruc-turas que le interesan, y ninguno ele los grupos que se suponen que desbordan o entran en contradicción con ese esquema han madurado lo suficiente como para articularse y actuar en función de ellos mismos, ni para asumir el liderazgo de un nuevo proyecto nacional.

En esas condiciones está la transformación agro-pecuaria que exige una revolución científica y tec-nológica. Hay una industrialización sustitutiva de importaciones que —como decía el doctor Mayo— se maneja muy bien con tecnología importada. No se ha producido siquiera un proceso de efervescen-cia cultural o ideológica en el país que creara esti-mulantes de tipo general como para que, entre otras cosas, se viera reforzado todo lo que la ciencia y la

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técnica potencialmente implican como esfuerzo crí-tico de contestación, de búsqueda de caminos, de creatividad, de innovación.

Pienso que para explicar por qué ha habido cien-cia en la Argentina y qué tipo de ciencia y técnica se ha desarrollado, hay que tener en cuenta la con-tinuidad de aquella tradición de desarrollo científi-co y técnico. La medicina y la bioquímica son bue-nos ejemplos. Una sociedad que se desarrollaba de cualquier manera requería un potencial médico y bioquímico para asegurar las condiciones más ur-gentes de existencia civilizada. La ingeniería debía promoverse en la medida en que era necesario co-mo esfuerzo complementario para la aplicación de tecnología importada. El derecho se desarrollaba porque era un instrumento social importante para la regulación de las relaciones sociales en el viejo modelo.

Las otras disciplinas han aparecido más como ex-presión de los intereses vocacionales de sectores in-telectuales de clase media en la que hay hombres con predisposición o vocación natural para la acti-vidad científica, pero su comportamiento tiene qui-zás más de masoquismo inexplicable que de corre-lación con las exigencias reales de la sociedad.

En definitiva, los grupos científicos de más je-rarquía son enclaves tolerados dentro de un siste-ma que no los pide, los sigue mirando con sospe-cha, y los respeta sólo en la medida en que el mar-co de referencia que tienen los grupos dominantes en la Argentina, es la modernización que se da en los países avanzados. La revolución científica y tec-nológica es un componente evidente de esa moder-nización y un estado moderno y un grupo social con cierta hegemonía debe tener en abstracto una acti-tud formal de respeto mínimo hacia los científicos, pero esta actitud, no sale de las entrañas de sus pro-pios intereses ni de su propia visión del mundo, y no tiene demasiado vigencia real.

Marcos Kaplan, doctor en Derecho y Ciencias Sociales, investigador en Ciencia Política, actualmente en el Departamento de Sociología de la Fundación Bariloche, a cargo de su Programa Patagónico. Ha publicado recientemente "El Estado en el Desarrollo y la Integración", "Formación del Estado .Nacional en América Latina", "La Ciencia Política Latinoamericana en la Encrucijada", "Aspectos Políticos de la Planificación en América Latina".

Santos

Después de haber realizado esta encuesta pienso que el CONACYT debería enfrentar el para qué de la misma y establecer de qué manera pueden utilizarse esos datos en beneficio del país. Pienso que de los resultados de la encuesta que nos ha resumido el ingeniero Aráoz, no surge claramente qué es lo que conviene hacer, ya que se requiere algo más: el desarrollo de una política científica y tecnológica adaptada a las necesidades nacionales.

Tomaré un ejemplo, el de la Física. En este mo-mento nuestro país cuenta con unos 1500 estudian-tes de esta ciencia; es decir que después de la la Segunda Guerra Mundial se produjo en el país una verdadera explosión demográfica en la pobla-ción de físicos. Por otra parte, la Asociación Física Argentina (fundada en 1944 por una veintena de físicos) tiene un registro actual de 500 profesiona-les afiliados que actúan en centros de enseñanza e investigación, de los cuales solamente 46 pertenecen a la Carrera del Investigador Científico del CONI-CET, El número de graduados en Física que anual-mente producen las universidades es muy cercano a 100 y es además bien sabido que no todos estos graduados encuentran una apropiada oportunidad para el ejercicio de su profesión o el perfecciona-miento de su formación. Algunos de ellos se ven

Mayo

forzados a emigrar en busca de mejores oportuni-dades, ya que las pocas vacantes existentes se ven

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rápidamente cubiertas. Resulta bien claro pues que, por lo menos con respecto al ejemplo de la Física, la situación con que debe enfrentarse el profesional en general y el recién graduado en particular, es realmente crítica y que el país necesita a muy corto plazo resolver la misma adoptando medidas concre-tas de acuerdo a algún tipo de decisiones que con-forman en definitiva una cierta política para el de-sarrollo de esta ciencia.

En nuestro país, tan necesitado de un verdadero desarrollo industrial, la generación de riquezas ba-sada en su propia ciencia es poco menos que inexis-tente; creo que resulta bien claro que este tipo de actividades requiere una asociación entre la Ciencia y la Ingeniería. En nuestro medio no se conocen, excepto en casos aislados, proyectos de investigación en Física que conduzcan a desarrollos ingenieriles y que luego estos desarrollos empalmen con la ri-queza nacional. Opino que todo análisis del papel que desempeña una ciencia en un medio dado no puede hacerse en profundidad sin considerar el con-texto social y económico en el que ha de desenvol-verse y que toda decisión que afecte su futura pro-yección debe contemplar precisamente esos aspec-tos a más de los puramente intrínsecos de la dis-ciplina.

Pienso que en nuestro país cerca del 90 por cien-to de los recursos tanto humanos como materiales que insume la Física están orientados hacia la in-vestigación básica. Los esfuerzos por incrementar la investigación aplicada se ven trabados por múl-tiples factores a los que no resulta ajeno el estímu-lo de la comunidad académica hacia el investigador y las dificultades técnico-económicas por establecer un claro y seguro vínculo con las fuerzas producti-vas del país. Ligado a estas cuestiones del desarrollo

Recursos as ignados a ID

tecnológico se encuentra prominentemente el pro-blema de la patentes y su incidencia sobre los es-fuerzos locales para generar una tecnología a nivel nacional.

El país se halla adherido a un régimen interna-cional de patentes que permite a las grandes firmas internacionales bloquear en forma preventiva desa-rrollos locales correspondientes a elementos que aún no se producen en el país, de modo tal que, por ejemplo si alguien pretende desarrollar seriamente un circuito integrado como componente electrónico básico, muy probablemente se verá frenado por va-rías patentes preventivas que le impedirán legal-mente poner en práctica soluciones comercialmente aceptables. En efecto, las filiales de esas firmas que operan en nuestro país ya han oportunamente to-mado los recaudos legales que establecen las imi-taciones para que ningún grupo de investigaciones aplicadas pueda producir supuestos resultados com-petitivos de sus propios productos. Es claro que éstas son las reglas del juego internacional que de-berán ser cuidadosamente analizadas en el momen-to de tomar las decisiones que afectan al desarrollo científico y tecnológico del país.

Existe con relación a estas cuestiones otro pro-blema bien claro y conocido: la industria por lo general no tiene interés en reemplazar "lcnowhow" extranjero por desarrollos nacionales.

La solución extranjera es más sencilla y comprar la receta de fabricación garantiza su buen funcio-namiento, eventualmente complementado por la vi-sita de algún experto extranjero que entrene per-sonal.

Esta discusión no es nueva y se ha planteado en distintas áreas y sectores de la actividad nacional y se fundamenta en que el capital nacional está vol-

tlecursos humanos 1966-1967

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I •N

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cado, no en la dirección de las industrias modernas, basadas en desarrollos científicos, sino en la de las tradicionales que dependen más del buen clima que del factor tecnológico.

Creo que es fundamental que el CONACYT, o la autoridad a la que corresponda la política cien-tífica, tenga en cuenta este factor que —a mi jui-cio— es primordial.

Tengo la impresión de que tenemos derecho a decirle al CONACYT que los resultados de su en-cuesta son muy interesantes pero que buscamos que se traduzcan en medidas efectivas conducentes a promover un desarrollo equilibrado de las cien-cias en su conjunto y a un real desarrollo de la tecnología nacional.

Observando cómo distribuyó el CONICET en 1970 sus inversiones resulta que el 75 por ciento estuvieron dedicadas al sector Ciencias Médicas, Químicas y Naturales; el 10 por ciento a las Cien-cias Matemáticas, Física y Astronomía; el 9 por ciento a las Humanidades y 6 por ciento a la Tec-nología. Esto aporta sin duda otro valioso elemento de juicio para quienes tienen la responsabilidad de tomar decisiones que en su conjunto configuran en

la práctica la política científica que sigue el país. Los gráficos adjuntos muestran que nuestro país ocupa internacionalmente un nivel muy aceptable en lo relativo a los recursos humanos de que dis-pone su sistema científico-tecnológico, no así en lo relativo a los recursos materiales que asigna para las investigaciones, Pero el incremento de recursos materiales (que debería representar un factor cuatro como mínimo respecto de los niveles actuales) no puede en modo alguno hacerse indiscriminadamente en forma masiva, sin aplicar criterios selectivos que contemplen globalmente el futuro desarrollo cien-tífico y tecnológico del país.

Santos Mayo se graduó de Doctor en Ciencias fisicomatemáticas en la Universidad Nacional de La Plata. Miembro de la Carrera del Investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Trabaja actualmente en la División de Reacciones Nucleares de la Comisión Nacional de Energía Atómica. Realizó trabajos de investigación en el Laboratorio Nacional de Brookhaven y en la Universidad de Pittsburgh (EE.UU.). Es Presidente de la Asociación Física Argentina y Representante en la Argentina del Centro Latinoamericano de Física.

Marcelo Diamand

La imagen que tiene un industrial del mundo científico-tecnológico se subdivide en dos partes: Por un lado está la imagen más bien pobre de los laboratorios de investigación y de desarrollo de las empresas donde hay muy poco desarrollo genuino y, por el otro, la de los institutos, las universidades, etc., que hacen la "Ciencia" con mayúscula, los que, vistos de afuera, dan una impresión de irrelevancia y de "estratosfera".

¿Por qué? Coincido totalmente con el diagnós-tico de Kaplan: falta la demanda social para la in-vestigación y el desarrollo. La forma de manejarse de la sociedad argentina es tal que esta demanda no se crea.

Para hacer tecnología o investigación aplicada tie-ne que existir una necesidad genuina. Si se quiere copiar un producto extranjero haciéndolo con la misma maquinaria y materias primas que en el ex-terior, lo más fácil es traer el know-how. Pasa exactamente lo mismo en la explotación de los re-cursos naturales cuando ésta se puede hacer por métodos similares a los que se usan en el exterior. En estos casos, desarrollar tecnología propia es un acto heroico que no responde a ninguna necesidad económica: es un proceso artificial que no se auto-sostiene.

La necesidad de tecnología propia aparece cuan-do queremos hacer algo que no es igual a lo que se hace en otros países o cuando queremos hacer un producto que, aunque idéntico, usa componen-tes, materias primas o equipos diferentes. Es decir, necesitamos tecnología propia cuando queremos cambiar algo para adecuarlo a las condiciones lo-cales.

Voy a contar una anécdota personal. Tengo una empresa electrónica, una de las pocas empresas del país que hace tecnología y desarrollo propios. En una oportunidad, cansado de hacer tanto desarrollo, me interesé en un televisor transistorizado alemán y dije: "Lo voy a copiar sin modificar un solo tor-nillo". Puse el televisor alemán sobre la mesa y empezaron las dificultades. El tipo de chapa perfo-rada utilizado no se conseguía localmente y hacerla especialmente resultaba muy caro. El marco metá lico inyectado resultaba muy caro en las series de 500 unidades por mes que se planeaban y se vio que lo más práctico era reemplazarlo por uno de acero, Pero en un marco de acero no se podían ha-cer los ángulos. Cambiando los ángulos, se alteraba la máscara de plástico. También cambiaban de lu-gar los componentes y así sucesivamente. Media hora más tarde estuvimos diseñando y desarrollando

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otro televisor. Pero todo esto se debía a que de acuerdo a nuestra modalidad queríamos integrar el producto en base a las partes componentes locales descartando su importación.

La moraleja de esta historia es que en aquel mo-mento estábamos ante una opción. Podíamos haber optado por copiar el televisor tal cual, sin tratar de adecuarlo a la provisión local. Pero en este caso teníamos que importar el marco, la chapa y otros componentes.

Alternativamente, podíamos usar productos na-cionales, pero en este caso se imponía la tecnolo-gía propia. En casos así, el balance económico de-pende del régimen de protección que exista para bienes de capital y materias primas. Si estos se pue-den importar a bajo costo, no hay incentivos para utilizar lo que se consigue localmente, ni para de-sarrollar tecnología propia. Si importar cuesta caro, la necesidad de sustituir obliga a desarrollar la tec-nología.

Así, por ejemplo, la facilidad para importar par-tes componentes, equipos instrumental que hubo en los últimos años en Argentina, ha provocado el desmantelamiento de algunos laboratorios de desa-rrollo en las empresas electrónicas. En materia de exportaciones, aparece un fenómeno semejante. Si el país exporta bienes primarios, de bajo grado de elaboración, hay pocos incentivos para desarrollar la tecnología propia. En cambio, la exportación de productos del país ya industrializados, con alto va-lor agregado, crea la necesidad de esta tecnología. Pero toda la incentivación oficial en Argentina ayu-da a exportar productos simples con bajo valor agregado industrial o sea, nuevamente conspira en contra de la tecnología.

En los países industriales todo este problema no existe ya que por encabezar el proceso no pueden copiar y se ven forzados a crear. Pero para noso-tros, es muy difícil encontrar un renglón en el que los demás pudieron hacer algo y no lo hicieron. Sólo la casualidad o la adaptación a las necesidades locales explica algunos inventos: la lapicera a bo-lilla en el primer caso; el colectivo y la cosechadora en el segundo.

El desarrollo propio significa una gran inversión en el aprendizaje, en la formación de la gente, etc. También cuestan mucho los inevitables errores ini-ciales. A la larga, si se presupone una curva cre-ciente de producción, el desarrollo se amortiza y le da a la empresa una gran ventaja ya que la provee de la infraestructura y del personal capacitado. Pero el proceso es lento y se ve complicado por el pro-blema de la demanda oscilante. Los gastos que trae un laboratorio no dependen de la producción y cuando el mercado se contrae, comienzan a pesar tremendamente sobre la producción disminuida. De modo que otro factor que conspira en contra de la decisión de hacer una tecnología propia son las periódicas recesiones que aquejan al país.

Las caídas de demanda afectan también a los ins-

titutos oficiales y a las universidades, ya que éstos, al no encontrar demanda genuina en el mercado, se repliegan y comienzan a dedicarse a la investiga-ción pura, desconectada de la realidad. Como la comunidad científica se autodefiende, se adapta a las circunstancias y desarrolla pautas de conducta que significan el aliento a lo esotérico y a lo es-tratosférico —pautas que posteriormente se trans-miten a los estudiantes universitarios.

Ya se ha hablado de la falta de conciencia del sector empresario o del sector sindical para conver-tirse en un factor de transformación del país. Es cierto, pero también hay en este sentido una to-tal falta de conciencia por parte del sector cientí-fico. El sector científico, créase o no, potencial-mente también es un factor de poder: una de sus tareas debería ser la localización de las deformacio-nes del sistema político-económicO que impiden el desarrollo de la ciencia para poder luchar en con-tra de ellas.

Desafortunadamente, sucede todo lo contrario: culturalmente, la comunidad científica se une a los demás sectores alienados. De la misma forma en que los empresarios apoyan políticas económicas que los funden, igual que los sindicatos muchas veces de-fienden o proponen medidas que los perjudican, la comunidad científica parece desconocer el funciona-miento del sistema productivo y muchas veces toma posturas políticas contrarias a la creación de la de-manda para la ciencia y la técnica.

Somos un país más atrasado que, por eemplo, los Estados Unidos. Esto significa que nuestra calidad industrial, la calidad de nuestros empresarios, di-rigentes y científicos es, estadísticamente, inferior, porque si no fuera inferior, el sistema tampoco sería más atrasado. Pero el país, intelectualmente, no acepta esta realidad: cada sector acepta que, en lo que se refiere a sí mismo, su propio menor desarrollo es justificado por el atraso del país. Pero simultáneamente pretende del resto del sistema una perfección propia de un país más desarrollado.

El industrial textil sabe que produce telas con una menor productividad que su colega alemán y esto le parece natural, ya que su industria es, ob-viamente, menos madura; pero la máquina textil que compra debe ser perfecta y barata y si no lo es, quiere importarla. El industrial metalúrgico tie-ne amplios justificativos para explicar por qué su producción no llega a la calidad y precio de la norteamericana. Pero si necesita asesoramiento, bus-cará a alguien que tiene veinte años de experiencia en el exterior y, si es posible, la garantía de haber enseñado en una universidad norteamericana.

El científico, lógicamente entiende que su en-trenamiento, por falta de oportunidades, puede ser inferior que el de sus colegas del exterior y lo que quiere es una oportunidad para aprender, pero cuan-do compra un instrumento científico (o le aconseja a una empresa del Estado sobre lo que hay que comprar), prefiere importar un producto extran-

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jero de cuya calidad está seguro que compra el nacional. Es una alienación colectiva en la que par-ticipamos todos, incluida la comunidad científica,

Para terminar, creo que lo que hace falta, con tremenda urgencia, es un diagnóstico global del sis-tema político-económico y de su interacción con la ciencia y con la tecnología. Es necesaria una toma de conciencia por parte de los científicos de que ellos no son víctimas pasivas del proceso sino ac-tores que, si tienen ideas claras, pueden influir so-bre el contorno que los rodea.

Marcelo Diamand, ingeniero electrónico, fundador y presidente de dos empresas del sector electrónico, reparte su tiempo entre las actividades industriales y actividades docentes, profesionales, de investigación, camaristas o gubernamentales. Ex Profesor titular de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires. Desarrolla su actividad en tres campos paralelos: elaboración de trabajos analíticos tendientes a la formulación de un modelo económico apropiado para Argentina, intercambio, confrontación y difusión de ideas elaboradas y su implementación por vía de medidas concretas de política económica. En forma oficial u oficiosa asesora todos los gobiernos desde 1963 basta la ¡echa.

Enrique Oteiza

El estudio que ha presentado Aráoz corrobora lo que por otras vías de análisis y observación varias personas con diversas experiencias en el quehacer científico argentino —en investigación en ciencias naturales, tecnología o ciencias sociales—, pero no pertenecientes al viejo "establishment" de la cien-cia argentina habíamos detectado y hecho público anteriormente sin mayor éxito en cuanto a afectar la política científica nacional. Es de desear que los elementos que surgen de este estudio del Conacyt sirvan por fin para que se establezca un nuevo rum-bo en lo que hace a la política científica nacional.

Los datos de la encuesta realizada confirman la situación ya anteriormente diagnosticada en lo que se refiere a la falta de eslabonamiento adecuados entre la investigación básica, la aplicada y los secto-res de producción de bienes y servicios. Se observa que la contratación de investigación, o la ejecución directa por parte de los sectores productores de bie-nes y servicios, es insignificante. Prácticamente no hay demanda efectiva de investigación por parte de los sectores económicos. La investigación en las ra-mas de la ingeniería, ya sea en desarrollo de pro-ductos, materiales o procesos es escasa. Esto indica que no hay tampoco eslabonamiento suficiente en-tre investigación básica y tecnológica de tipo indus-trial, lo cual fue ilustrado por Santos Mayo para el caso de la física, especialmente en lo que respecta a su falta de vinculación con la ingeniería.

Precisamente esta falta de eslabonamiento entre el sector científico y la sociedad, no sólo en lo eco-nómico sino también en lo político y lo educacional, indica una falta de demanda real por parte de la sociedad y en particular por parte de quienes la go-biernan, que son hoy fundamentalmente los que de-tentan el poder económico —empresarios industria-les, agropecuarios y financieros—, el poder militar, y en menor medida el poder sindical.

Como es lógico, esta situación de desconexión se refleja también en dos características salientes del mal llamado sistema científico argentino —el que por cierto no llena las condiciones necesarias para

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configurar un sistema pues se trata solamente de un simple agregado de elementos— las que tam-bién aparecen de manera muy clara en el trabajo presentado por Aráoz. La primera de estas caracte-rísticas es que el quantum total de recursos volca-dos a la actividad de investigación científica y tec-nológica es muy pequeño; la segunda, consiste en que la orientación de esa actividad es defectuosa en relación a las necesidades de la sociedad nacional (alta proporción de investigación médica y casi nu-la en los campos de la tecnología orientada a la in-dustria o en el de las ciencias sociales).

A esta situación, que yo calificaría como clesola-dora, se agregan elementos adicionales que surgen de la encuesta y que nos muestran un grado aún mayor de debilidad. Resulta que además de que la actividad de investigación científica y tecnológica argentina es demasiado pequeña, mal eslabonada y mal orientada, es por añadidura internamente ine-ficiente. También esto último más o menos se sa-bía, pero el trabajo sobre aspectos cuantitativos de la ciencia argentina lo confirma. Las unidades de investigación son en la mayor parte de los casos de-masiado chicas; de organización y administración inadecuada; de presupuesto escaso; con una eleva-da proporción del personal científico y técnico que realiza sus tareas con dedicación parcial, e incluso un 10 por ciento de este personal trabaja ad-hono-rem.

El balance no permite el lujo de ser optimista, por más esfuerzo que se haga. Reflexionando sobre esta situación surge sin embargo un aspecto que re-sulta curioso, y que puede ser que se explique por esas cosas extrañas de nuestra sociedad. Frente a la falta casi total de demanda social por los productos de la investigación científica y tecnológica, lo que existe como actividad en este aspecto en la Argen-tina, con ser insignificante, es sin embargo inexpli-cablemente grande. Puede ser que el fenómeno se deba en parte a la abundancia de recursos humanos calificados —mal empleados en otras actividades—, y en parte a razones de prestigio —tipo la existen-cia del Ballet del Colón— que hayan afectado algo a nuestros grupos detentadores del poder.

Aquí caemos entonces de lleno en el punto que parece más crucial para explicar la falta de deman-da a que nos hemos referido y es el modo como nuestro país se ha desarrollado, cuestión que fue tratada por Marcos Kaplan. El llamado modelo de la generación del 80 se basó en lo económico en la incorporación de población activa —migración es-pecialmente aunque no únicamente sureuropea—, capitales —especialmente aunque no únicamente in-gleses—, organización y "management" externo —a través de las empresas extranjeras—, productos in-dustriales fundamentalmente importados y tecnolo-gía transferida con poca adaptación desde el exte-rior. Dicho modelo fue exitoso hasta 1930 en tér-minos de crecimiento económico, crecimiento del producto bruto, pero tuvo el efecto de moldear una sociedad cultural y políticamente dependiente. En

este último aspecto y en aquel entonces, la depen-dencia era fundamentalmente respecto a Gran Bre-taña.

Como resultado de este tipo de desarrollo, la so-ciedad Argentina no generó élites nacionales con aptitudes administrativas, industriales y creativas como para aprovechar el estímulo de la crisis mun-dial del 30 con el fin de producir un nuevo modelo adecuado al nivel de riqueza alcanzado y apto para aumentar la independencia aprovechando la coyun-tura histórica favorable. Por el contrario, los gru-pos dominantes de la sociedad sólo supieron hacer lo más obvio en el corto plazo, o sea un proceso de industrialización por sustitución de importaciones y, acostumbradas a una situación donde sus venta-jas se derivaban de la conexión externa, transfirie-ron sus conexiones económico políticas —después de la Segunda Guerra Mundial— de Gran Bretaña a los Estados Unidos. El crecimiento de la econo-mía fue menos espectacular que antes de 1930, pero siguió siendo un crecimiento de arrastre, no auto-generado ni autososteniclo.

Es claro que en un proceso de este tipo no pue-de haber gran demanda para las actividades de tipo creativo por parte de los sectores de producción de bienes y servicios. La creación local de tecnología y su estímulo a las actividades de apoyo de tipo científico y educacional son bajas. La investigación básica y aplicada así como las actividades de desa-rrollo de productos, procesos y nuevos materiales, son en estas circunstancias un lujo.

No podrá haber entonces política científica am-biciosa, si ésta no forma parte de un proceso de desarrollo que implique un modelo bastante dife-rente del anterior, especialmente por su capacidad de generar un dinamismo económico, cultural y po-lítico impulsado desde dentro de la sociedad na-cional, lo cual implica entre otras cosas, lograr ma-yor autonomía. <0

Enrique Oteiza se graduó de ingeniero en la Universidad de Buenos Aires. Obtuvo el Master of Sciences en Ingeniería Industrial en la Universi-.l.1.! de Columbia (EE.UU.). Director General del Instituto Torcuato Di Telia de 1960 a 1970. Actualmente es Secretario Ejecutivo del Congreso Latinoamericano de Ciencias Sociales. Es investigador y miembro del Consejo de Administración del Instituto Di Telia. Miembro del Consejo Directivo de la Fundación Bariloche.

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Biología vegetal: los protoplastos sobre el tapete

Roger Prat y Jean Claude Roland L a Rccherche

Los protoplastos, células ve-getales extraídas de su envol-torio de celulosa, hacen pro-gresar la biología vegetal.

El rápido aumento de publicaciones sobre los protoplastos de vegetal su-periores y el anuncio de la realiza-ción de dos congresos internaciona-les sobre el tema en 1972, uno en Versalles y otro en Salamanca, in-dican el interés que actualmente sus-cita este material excepcional.

Los vegetales presentan ciertos rasgos particulares que interesan a las investigaciones fundamentales de biología celular. En primer lugar son autótrofos, es decir capaces de ela-borar sus componentes orgánicos a partir de sustancias minerales. Por otra parte sus células son totipoten-tes. La totipotencia celular es un concepto formulado a principios de siglo por G. Haberbandt, según el cual toda célula de un organismo, cuando es liberada de las inhibicio-nes producidas por el medio am-biente, es capaz de regenerar prime-ro un embrión y luego un organis-mo completo. Después de haber sido rechazada durante mucho tiempo, se ha verificado la validez de esta con-cepción en ciertos casos. En el de los protoplastos se trata de una regene-ración producida a partir de una úni-ca célula que incluso, es incompleta. En efecto, una de las características de las células vegetales intactas es que se encuentran rodeadas por una parte esquelética resistente, lo cual constituye un obstáculo mecánico a toda manipulación de microcirugía que limita las posibilidades de expe-rimentación. Los protoplastos están formados por la materia viviente una vez separada esa cubierta rígi-da, de manera que la membrana ci-toplasmática queda en contacto di-recto con el medio externo (como ocurre habitualmente con las células animales).

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Plantas "fabricadas" a partir de protoplastos de liojas

Hasta hace pocos años se pudo aislar protoplastos de diversas maneras, pero las experiencias se limitaron a la obtención de una mera sobrevi-vencia. Entre 1968 y 1970 1 se lo-graron regularmente divisiones celu-lares y los progresos fueron tales que hace algunas semanas se anun-ció la obtención de plantas enteras a partir de protoplastos de hojas.2

Como se dijo, para obtener esos protoplastos hay que eliminar las pa-redes que rodean las células. Esto se puede lograr haciéndolas digerir por enzimas (células», pectinasa) obte-nidas a partir de cultivos de micro-organismos o bien abriendo mecáni-camente el envoltorio esquelético y haciendo salir la materia viviente (figura 2 ) . Mantenidos en cultivo, no parecen presentar exigencias nu-tritivas particulares y se lo puede cultivar estérilmente en medios lí-quidos o sólidos que contengan las sales minerales, vitaminas y hormo-nas habitualmente necesarios a los tejidos cultivados "in vitro".

En esas condiciones el protoplasto pasa por varios estados. Durante las primeras horas que siguen al aisla-miento se produce una regulación del funcionamiento celular, en par-ticular de las actividades de las en-zimas transaminasa y ribonucleasa. En los días siguientes la manifesta-ción más constante de la actividad celular consiste en la regeneración de una pared (figura 3 ) . Una o dos semanas después del aislamiento co-mienzan a producirse divisiones que permiten la construcción de una pe-queña masa de células que, conve-nientemente repicada y alimentada,

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Figura 1. Un protoplasto de raíz aislado desde hace cuatro días, en su medio de cultivo. Perfectamente esférico, la materia viviente se conserva en su integridad. Se observan, atravesando la vacuola, delgados retículos cítoplasmáticos por los que circulan mitocondrías y plastos (X 500).

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Figura 3. Protoplasto de bofa de cebolla, luego de cinco días de cultivo, en vías de regenerar una nueva pared. Esta aparece claramente en microscopía con fluorescencia (a la derecha) f x 1.000).

Figura 2. Dos maneras de eliminar la pared para Figura 4. Del protoplasto a la planta, obtener protoplastos.

podrá organizarse y dar nacimiento a una planta entera, capaz incluso de florecer y producir semillas fértiles. Por lo tanto, se puede intervenir a voluntad sobre el protoplasto pro-piamente dicho en diferentes esta-dos, sobre la forma de regeneración de la pared o sobre la inducción de las primeras divisiones (figura 4 ) .

Este material permite estudiar las reacciones de la materia viviente frente a partículas presentes en el medio externo. Así es como Cock-ing y sus colaboradores han produ-cido la absorción de partículas de ferritina o de microesferas de látex por la pinocitosis.4 De esa manera, el mr-mo equipo comenzó un estu-dio sobre la infección de las células

por partículas virales.5 En efecto, las características del material permiten poner en contacto directo el virus (VMT) y la membrana celular, algo que evidentemente no se puede hacer con tejidos enteros.

Una vez que se le provee un subs-tráete adecuado (en general basta con sacarosa o glucosa), el proto-plasto en cultivo desarrolla una in-tensa capacidad de producción de precursores de pared que son verti-dos en el medio. Esta circunstancia permite enfocar en forma novedosa el estudio de la pared, estructura a la que, por parecer determinante del control del "medio ambiente" celu-lar, actualmente se tiende a conside-rar de creciente importancia, tanto

desde el punto de vista estructural ; como fisiológico. El estudio de los ; protoplastos revela que, en condi-ciones normales, la pared actúa co- ¡

mo una barrera en la difusión de los , precursores emitidos por el citoplas- ; ma y como una matriz sobre la cual | se construyen las nuevas formacio- ; nes esqueléticas. Por otra parte la ; pared, al actuar sobre los factores ; nutritivos y hormonales, permite ; analizar las condiciones óptimas de síntesis y conocer la forma coordi- ; nada mediante la cual las secreciones | se asocian al exterior del citoplasma, i

Al mismo tiempo, ciertas enzimas :

esenciales para la vida de la célula —como parece ser la sacarosa que ; actúa sobre uno de los principales

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Antes de que surjan LOS INGENIEROS DE VARIAS PIERNAS. Antes de que surjan los mutantes que anuncien cambios genéticos im-previsibles, c o n v i e n e planificar la marcha de toda obra; simplificar sus caminos; impedir, en suma, que haya que dirigirse hacia v a r i o s o b j e t i v o s al mismo t i e m p o . Afortunada-mente, los especialistas en organización indus-trial del país y del ex-terior han perfecciona-do el Método de Ca-mino Crítico: tenemos 15 profesionales y téc-nicos para asesorarlo sobre él. Aval: 90 obras progra-madas, que cubren más de 300.000 m2, y 15 profesionales y técni-cos a su servicio.

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HIBRIDO inter-

DESLOS ESPECIFICOS) N u r i F f l S f " 1 1

Figura 5. Formación teórica de un híbrido interespecífico (según Power y Cocking, con modificaciones).

metabolitos— aparecen localizadas y activadas en ciertos tejidos al mismo nivel de la pared.

Por último, y por razones todavía desconocidas, la presencia de una pared parece ser necesaria para que ocurra la división celular.

En conclusión se puede regenerar completamente una estructura per-manente y característica como la pa-red. Esto tiene varias consecuencias en lo que se refiere al conocimiento de la cooperación funcional de los organoides y plantea el problema de la definición última de una célula.

Cereales híbridas que utilizarían el nitrógeno del aire

La hibridación es uno de los campos en los que las perspectivas abiertas por los protoplastos serían más es-pectaculares. Además de su interés teórico, este problema tiene conse-cuencias prácticas sobre el mejora-miento de plantas cultivadas.

La hibridación, que clásicamente utiliza el cruzamiento entre cepas se-leccionadas, se enfrenta rápidamente con el problema de la incompatibili-dad sexual entre individuos. En el reino animal se ha logrado una nue-va apertura al fusionar células so-máticas en cultivo. Así fueron obte-nidos híbridos celulares de especies tan disímiles como la del hombre y la del ratón.0 Al eliminar el obs-táculo mecánico opuesto por la pa-red, los protoplastos facilitaron las

primeras fusiones somáticas vegeta-les.7, 8 Poniendo en contacto las membranas citoplásmicas ele dos cé-lulas de diferente origen se han po-dido provocar la fusión de los cito-plasmas (figura 5 ) . El comporta-miento de los núcleos y el desarrollo de esas células constituyen un pro-blema que hoy está sobre el tapete. Sus consecuencias son evidentes si se imagina, como lo ha hecho Cocking, que de esas fusiones entre protoplas-tos de diferente orden se podrían lograr híbridos con propiedades ex-cepcionales. Por ejemplo, una hibri-dación entre un protoplasto prove-niente de un alga azul y otro de un cereal podría producir cereales que aprovecharan directamente el nitró-geno del aire, sin necesidad de re-currir a fertilizantes. O

1 Nagata y Takeba, Planta. 92, 301, 1970.

2 Nitsch y Ohyama, C. R. Acad. Se., 273, 801, 1971.

Takebe, Labid, Naturwiss, 58, 378, 1971.

3 Pilet, Prat, Roland, Plant and Cell. Physiol., en prensa.

4 Pinocitosis: Uno de los procesos por el cual la materia viviente absorbe ele-mentos del medio externo mediante re-pliegues de la membrana superficial que se envaginan y aislan dentro del cito-plasma.

5 Cocking, Planta, 67, 206, 1966. c La Recherche, La carta chromosomi-

que de Phomme, 14, 615, 1970. 7 Power y Cocking, Sci. Prog. Oxf.,

59, 181, 1971. 8 Potrykus, Nature, 231, 57, 1971.

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Ciencia al servicio de la sociedad Declaración de principios del Grupo de Estudio y Trabajo en Ciencias

El Grupo de Estudio y Trabajo en Ciencias (GE y TeC) estuvo constituido iniciahneute por investigadores de la Universidad de Córdoba que desarrollan sus tarcas en el área de la Biología. Actualmente, se han incorporado otros miembros relacionados con la investigación en Cien-cias Físicas y Naturales.

Quienes dedicamos nuestro trabajo a la investigación científica, concientes de la responsabilidad que nos co-rresponde como integrantes de esta sociedad, deseamos contribuir con nuestro esfuerzo a resolver sus necesi-dades más acuciantes.

Entendemos que la investigación científica, por más desinteresada que parezca, debe tener siempre un ob-jetivo, un entorno social al cual hacer referencia. De acuerdo a este criterio sólo apreciamos sutiles dife-rencias entre Investigación Pura y Aplicada; concebi-mos entre ambas una unidad indisoluble, generada so-bre la base de su proyección social. Una Ciencia orga-nizada y planificada racionalmente al servicio de la Sociedad. Porque si ello no es así ¿al servicio de quién está la Ciencia?

Consideramos que los investigadores científicos con-forman un conjunto de trabajadores, cuyos objetivos de acción deben surgir de un análisis y planificación común a todos los sectores productivos, y que los re-sultados de su tarea deben ser patrimonio de la socie-dad que los sostiene.

Pero a poco de iniciar la reflexión sobre este tema comprendemos que la labor desarrollada por la mayo-ría de los investigadores, entre los cuales nos incluímos, se encuentra totalmente desvinculada de los verdaderos intereses del país y de sus habitantes y que por lo tanto carece de proyección social; que existe una profunda disociación entre el objetivo de nuestra investigación —servir a la comunidad— y sus productos —acumulo de prestigio personal.

Participamos, conciente o inconcientemente, de un proceso de deformación cultural que se da en nuestro país como consecuencia de su sometimiento político y económico. La dependencia política y económica con-ducen irremediablemente a la dependencia cultural y la articulación de estos tres factores de distorsión crean las condiciones para el subdesarrollo en que estamos sumidos. Sus manifestaciones más claras en la esfera cultural radican en la incorporación de un modelo de investigación científica importado y extraño a los in-tereses nacionales, y en la falta de un programa propio de acción que genere en los investigadores un estímu-lo natural y auténtico.

Otro factor distorsionante de la tarea que desarrolla-mos surge del aislamiento y el individualismo típicos de una actividad eminentemente competitiva. Todos los trabajos se basan en esfuerzos personales no coordina-dos entre sí, siguiendo las tendencias y esquemas de algunos países desarrollados, en un intento de moder-nización refleja. La producción de cada investigador tiende esencialmente a generar prestigio personal y a facilitar su movilidad en la Carrera de Investigador. La libertad para seleccionar los temas de trabajo cons-tituye sólo una ilusión. Al incorporarse a la investiga-ción deben seguirse las líneas previamente adoptados por quienes dirigen los grupos de trabajo y que cons-tituyen fundamentalmente una continuación de los pro-gramas que éstos iniciaron durante su perfeccionamien-to en el extranjero.

Este es el modelo de investigación oficialmente es-timulado, el que recibe subsidios, créditos y donaciones. Asumir la condición de investigador en la Universidad Nacional de Córdoba presupone a ser conciente de la mecánica a través de la cual se desenvuelve. Ante esta situación pueden plantearse dos opciones: adecuarse a esta estructura con todas sus contradicciones (temá-tica anárquica, planificación individual y a corto plazo, subsidios condicionados, trabajo competitivo) o cues-tionarla integralmente y presentar una alternativa di-ferente de trabajo.

Quienes aceptamos este último planteo sabemos que la transformación de tocia esta realidad no es tarea fá-cil. Los cambios no ocurrirán espontáneamente ni de inmediato, pero identificar las causas originales de este estado de cosas y disponerse a enfrentarlas críticamen-te constituyen actitudes que juzgamos sumamente va-liosas.

• Profundizar la discusión y el esclarecimiento sobre la real situación de la investigación científica y téc-nica en nuestro país y en la Universidad Nacional de Córdoba en particular, considerando esta tarea como prioridad de la hora actual.

« Extender el debate de estos problemas al resto de los investigadores y técnicos, y a todos los sectores sociales capaces de aportar ideas e inquietudes.

• Analizar las necesidades sectoriales, regionales y na-cionales, en la búsqueda de una investigación acor-de con ellas, en el marco de una política científica racional.

• Promover la integración de grupos y medios de tra-bajo en función de una temática propia.

Córdoba, mano de 1972.

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Humor Julio Moreno

.

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Reacciones nucleares a energías altas

Método de detección en placas nucleares Enrique Ernesto Espeche

Introducción

Solamente, mediante la detección y medida de las in-teracciones de las partículas elementales con la mate-ria, es posible obtener información acerca de la es-tructura del núcleo atómico. Estas interacciones pueden ser registradas y contadas de diversas maneras. Fu particular, cuando una partícula cargada atraviesa un medio material (aluminio, mica, etc.), el campo electromagnético de la partícula interacciona con los electrones de los átomos del medio material produ-ciendo ionizaciones a y excitaciones a costa de la ener-gía cinética que pierde la partícula a lo largo de su trayectoria. Justamente, los detectores de partículas son instrumentos que aprovechan esta energía cinética dispersada para producir efectos visibles.

El primer detector de radiaciones nucleares fue la emulsión fotográfica que utilizara el célebre físico francés, Henri Becquerel, en sus investigaciones sobre l.is propiedades de ciertas sales de uranio, a fines del siglo pasado. La moderna técnica de las Emulsiones l-'otográficas Nucleares —desarrollada principalmente por C. F. Powell y sus colaboradores en la Universi-dad de Bristol (Inglaterra) en el período inmediato a la post-guerra—, es de fundamental importancia en la detección y medición de los eventos nucleares. Este detector, que por el hecho de utilizar un sólido como material sensible a las radiaciones que se desea estu-diar pertenece a la categoría de los denominados "De-tectores Sólidos", se basa en que, cuando una radia-ción ionizante (que puede estar constituida por un flujo de partículas provenientes ya sea de un acele-rador de partículas, tal como un Ciclotrón, un Beva-trón, etc., o de la Radiación Cósmica) atraviesa una i :placa" o emulsión fotográfica nuclear —en la cual la proporción de bromuro de plata es mucho más ele-vada que en las emulsiones fotográficas ordinarias que =e expenden en el comercio—, produce un ennegreci-miento restringido a los granos próximos a la trayec-toria de cada partícula. De este modo se visualiza la "traza" de la partícula como una sucesión de puntos negros cuya densidad dependerá de la masa y energía

Enrique Ernesto Espeche es Licenciado en Física de la Universidad Nacional de Tucumán en cuyo Laboratorio de Emulsiones Nucleares trabajó hasta 1970. Durante 1971 se desempeñó como Auxiliar de investigación en el Centro Ciclotrón de Santiago de la Universidad de Chile, Actualmente está contratado por Agua y Energía como investigador.

de la partícula, de la densidad del medio y de la téc-nica de revelado de la placa. Es evidente, que si las partículas incidentes fueran neutrones estos no podrían ser detectados, pues no poseen carga eléctrica y, por lo tanto, no producen ionización. Una vez reveladas las placas, estas se analizan visualmente mediante micros-copios especiales (fig. 1 y 2 ) .

Cuando un haz de partículas de energías relativa-mente altas incide sobre una emulsión fotográfica nu-clear se forman, debido a las interacciones de las par-tículas incidentes con los núcleos de la emulsión, las características "estrellas de desintegración". En la fig. 3, puede observarse una de estas estrellas de desinte-gración. Posiblemente, un núcleo de Bromo o de Plata ha experimentado una colisión con una partícula muy energética (un protón) y a consecuencia de ello se han emitido partículas de diversa naturaleza y energías di-ferentes. Las trazas más "gruesas" han sido producidas por partículas de energía relativamente baja, por lo que la ionización correspondiente es mucho mayor que la que producen las partículas más energéticas que, en la fig. 3, están representadas por las trazas más "finas" (líneas de puntos o segmentales).b

Origen de las investigaciones

Existen diversas razones que avalan el interés en reali-zar estudios detallados de las características de las des-integraciones nucleares producidas por el impacto de : partículas de gran energía. Además del interés intrín-seco y de la importancia del conocimiento de los pro-cesos que están involucrados, estos estudios están re-lacionados con la interpretación de muchos e impor-, tantes fenómenos pertenecientes —en su mayoría— a ; la Física de Partículas Elementales; tales como: estre-: lias debidas a la aniquilación de antinucleones (anti-protones o antinuetrones), o, por colisiones de Hipe-rones (partículas de masa comprendida entre la del: neutrón y la del núcleo del átomo de deuterio o: "deuterón") o Mesones, con núcleos de la emulsión.

Las primeras investigaciones que se realizaron se referían, principalmente, a procesos vinculados con la Radiación Cósmica (flujo de partículas —en su ma-yoría protones— que llegan del espacio exterior a la Tierra). Este flujo de partículas primario que incide en la atmósfera terrestre, produce desintegraciones nu-; cleares al interactuar con los elementos químicos que; se hallan presentes en ella, generándose, en consecuen-1

cia, partículas de alta energía que a su vez producen: nuevas colisiones. Este nuevo flujo de partículas o flujo secundario de la RC, está compuesto por pro-

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tones, neutrones, mesones pi, mesones [i, electrones, etc., que se distribuyen en tres componentes (Compo-nente Nucleónica, Mesónica y Electrón-Fotónica). A los físicos les interesaba, sobremanera, analizar el flujo primario que incide en el tope de la atmósfera y para estos fines les era muy poco titiles los "Moni-tores" instalados en tierra. En consecuencia, mediante el empleo de globos, se enviaban "stack" de placas nucleares vírgenes a alturas que oscilaban entre 15 y 30 mil metros (hoy día se utilizan mayormente cohe-tes para enviar placas a grandes altitudes). Una vez devueltas a tierra, las placas eran procesadas y anali-zadas en los laboratorios de Inglaterra —pioneros en estas investigaciones—, Estados Unidos y Francia. Sin embargo, pronto cobró interés el estudio de las reac-ciones nucleares que se producían por efecto del im-pacto de las partículas componentes del flujo primario pues, en esa época (1940-1950), los laboratorios de tierra no conseguían dotar a los proyectiles nucleares de la elevada energía que hacían gala las partículas provenientes del espacio interplanetario.'1

El hecho de que la RC fuera la única fuente de partículas de elevadas energías causó, en un primer momento, serias dificultades pues no todas las par-tículas del flujo tienen la misma energía; en otras palabras, el flujo de partículas de la RC presenta un aspecto de energía bastante amplio (no sólo de energía sino también de masa, como ya vimos anteriormente). Por suerte, el formidable avance de la tecnología de las últimas décadas posibilitó, entre otras, el desarrollo de los gigantescos aceleradores de partículas que nos han permitido soslayar este problema científico-técnico brindándonos, al mismo tiempo, la posibilidad de reali-zar experimentos más selectivos, en cuanto nos permi-te seleccionar, previo a cualquier experimento, la natu-raleza y energía de las partículas incidentes.

Clasificación de las partículas incidentes y de los núcleos utilizados como blancos en las experiencias de física nuclear

En una primera aproximación, dividiremos el rango de energía de la partícula incidente en cuatro cate-gorías:

Energía Baja Energía Media Energía Alta Energía Ultra Alta

0 1. KeV 1 MeV

120 MeV

< E < 1.000 eV 1.000 KeV

< E < 120 MeV ^E< oo

Es usual también, dividir a los núcleos utilizados como blancos nucleares, en tres categorías:

Núcleos Livianos Núcleos Medianos Núcleos Pesados

1 ^ A < 25 25 ^ A < 80 80^A< 240

donde A es el Número Másico o Número de Masa del átomo que simboliza el número total de nucleonesc

del núcleo. Si con Z y N designamos el número total de protones y neutrones de un núcleo cualquiera, res-pectivamente, es evidente que

JL ..«. > Figura 1. Vista parcial del microscopio Koristka MS-2 (italiano), apto para scanning y mediciones de placas nucleares. El operador sostiene en la mano una de esas placas.

A = Z + N

28

A título de ejemplo, diremos que en la Emulsión Uford G5, desarrollada por la Compañía Ilford Ltd de Essex, Inglaterra, los núcleos más abundantes son:

Núcleos Livianos y Medianos: C, N, O Núcleos Pesados: Br, Ag

Esquema de Serber de las reacciones nucleares

Cuando un núcleo es bombardeado por un proyectil de gran energía, los fenómenos que ocurren son bas-tante complicados y la primera impresión que se tiene del problema es que, el panorama general de las re-acciones de gran energía no es tan simple. Como ade-más, los datos experimentales se han ido obteniendo en forma muy lenta, ha costado bastante descubrir algún tipo de regularidad en los mismos.

Hasta ahora, el proceso de Spallation ha sido inter-pretado en términos del modelo FAST - SLOW ("Rá-pido-Lento") elaborado por el físico norteamericano R. Serber en 1947. El modelo de Serber será por mucho tiempo la forma más simple de encauzar nues-tros conocimientos de los fenómenos que ocurren a altas energías. Este modelo sugiere que toda reacción de energía ultra-alta debe separarse en dos etapas: a) el Proceso Primario (Fast), y b) el Proceso Secunda-rio (Slow). La partícula que inicia la reacción nuclear suele denominarse "partícula incidente"/

En 1949, Brown et al1, basándose en el estudio de desintegraciones producidas en emulsiones nucleares expuestas a la RC a grandes altitudes, clasificaron las trazas de las partículas primarias y secundarias en tres grupos: Negras, Grises y Mínimas, según el grado de de ionización que presentaban.

Las trazas Negras son producidas por partículas pro-venientes del proceso secundario de muy alta ioniza-ción (baja energía); es decir, su densidad de granos

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por unidad de longitud es casi diez veces mayor que una densidad de granos mínima correspondiente a una partícula de carga e que se mueve con una velocidad muy cercana a la velocidad de la luz (3 X 10° m/seg) y que suele tomarse como patrón de medida. La mayo-ría de las trazas Negras son debidas a protones, trito-nes (núcleos del átomo de Tritio), deuterones y par-tículas alfas. En el caso de protones, el límite anterior corresponde a una energía cinética E ^ 2 J — 30 MeV.

Las trazas Grises son aquellas que poseen una ioni-zación específica entre 1,4 y 10 veces el valor mínimo. La mayor parte de estas trazas son debidas a protones pero también se han detectado deuterones y partículas con A — 3. En el caso de protones, este rango de va-lores de la ionización corresponde a una energía de ~ 30 — 40 MeV.

Las Mínimas son trazas con una densidad de granos o ionización específica inferior a 1,4 veces el valor mínimo. La mayoría son mesones pi, pero también se observa una pequeña proporción de mesones K, pro-tones rápidos, antiprotones e hiperones. Suponiendo fueran protones, este límite corresponde a una energía cinética E ~ 450 MeV.

Proceso Primario: Cascada Nucleónica

Cuando una partícula incidente, rápida, de unos cuan-tos GeV, choca con un núcleo, generalmente interac-túa sólo con uno o dos nucleones creándose en el im-pacto mesones pi y partículas con o sin carga. El Proceso Primario tiene lugar en un tiempo de 10 - 2 ; i

segundos, que es un tiempo bastante pequeño aun en la escala de tiempo nuclear. Las partículas primarias emergen del núcleo fuertemente colimadas alrededor de la dirección del movimiento de la partícula inci-dente formando un "chaparrón" de partículas (sho-wer). En la fig. 5, puede observarse la fotografía de una estrella de desintegración obtenida al exponer una placa nuclear a la RC a una altitud de 30 mil metros. La partícula responsable de esta desintegración nuclear es muy probable que haya sido un protón de muy alta energía.

El "chorro" (Jet) de partículas primarias eyectadas durante la reacción, escapa del núcleo formando un cono. Los mesones creados en la primera colisión nucleón-nucleón tienen, comúnmente, velocidades re-lativas (aproximadamente el 95 % de la velocidad de la luz) y, algunas veces, escapan del núcleo sin realizar, a lo sumo, más de una o dos colisiones con nucleones próximos a su línea de movimiento. Las trazas de las partículas del chaparrón son semejantes a puntos ali-neados en línea recta y son las que anteriormente de-nomináramos Mínimas. También pueden producirse otros mesones en las colisiones entre nucleones. La fuerte colimación que se detecta en las partículas del chaparrón se debe al gran impacto de la partícula in-cidente (muy energética) con un núcleo de la emul-sión (que podemos suponer casi en reposo) con la correspondiente cesión de impulso que tiene lugar du-rante la colisión.

Los nucleones que componen el chaparrón a medida que este va atravesando el núcleo, pueden interactuar con otros nucleones. Si estas partículas, llamadas "nu-cleones de retroceso" (Nucleones Knock-On), se ha-llan cerca del borde del núcleo en el instante de ser chocados escaparán del núcleo realizando solo muy

30

pocas colisiones pero con energía menor que la que poseen las partículas del chaparrón y formando ángu-los de emisión un poco mayores (con la proyección de la dirección de incidencia) pero aun fuertemente colimadas (ver fig. 6) . Generalmente se designa a los nucleones de retroceso o nucleones Knock-on con el nombre de Grises y sus trazas se asemejan a seg-mentos alineados.

Si los nucleones se encuentran muy en el interior del núcleo en el momento del choque, tienen varias posibilidades:

a) Que escapen luego de varias colisiones forman-do ángulos aun más grandes que los anteriores, con menor energía y con un pequeño resto de colimación.

b) Que luego de realizar muchos choques no po-sean energía suficiente como para vencer las fuerzas de unión nuclear® y, por tanto, no puedan escapar del dominio nuclear.

En un espesor suficiente de materia nuclear, tales procesos generan una Cascada Nuclear y la energía ori-ginal de los nucleones de retroceso es rápidamente distribuida entre los otros nucleones. La distribución de energía de las partículas primarias esto es, de las partículas de Cascada Nuclear, puede estimarse me-diante un método estadístico semiteórico conocido como Método de Monte-Cario. La verosimilitud de los resultados está condicionada al modelo nuclear que se adopte y a la elección adecuada de otros parámetros que intervienen. Se hace el cálculo siguiendo indivi-dualmente a la partícula proyectil en sus encuentros con los nucleones y a éstos a su vez. Se elige el azar los pasos sucesivos y se corta el proceso cuando se alcanza una cierta energía quedando el núcleo residual en un estado excitado. El procedimiento es realmente largo y monótono. Actualmente, el empleo de compu-tadoras permite realizar este cálculo en muy poco tiempo.

Proceso secundario: evaporación

Como consecuencia de la Cascada Nucleónica, el nú-cleo residual queda en un estado altamente excitado; a continuación, el núcleo residual "evapora" nucleones individuales (protones, neutrones) y fragmentos pe-sados (deuterones, tritones, partículas alfas y frag-mentos con Z ^ 3) . Todo esto ocurre en un tiempo de 10~17 segundos. Las partículas de evaporación son de bajas energías en comparación con las energías de las partículas provenientes del Proceso Primario (Mínimas y Grises); sus trazas son muy visibles y bastante "gruesas" y se las suele denominar Negras.

Un nucleón que no posee energía suficiente como para salir del núcleo se degrada por sucesivos choques o reflexiones en la "pared interna" del núcleo, y su energía se distribuye en el conjunto del sistema nu-clear. Una fluctuación estadística favorable puede per-mitir que una partícula haga acopio de una cantidad de energía mayor que la energía de enlace nuclear y, por lo tanto, le permita escapar. Como este proceso se realiza al azar la distribución angular de las trazas de evaporación es isótropa.

_ Los primeros trabajos referentes al mecanismo me-diante el cual un núcleo excitado se "enfría" emitiendo partículas de baja energía, se deben a Krenkel (1936 )" y a Bohr y Kalckar (1937)3 , quienes utilizaron como hipótesis básica para investigar el Proceso de Evapo-

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Figura 5. Estrella de desintegración producida, probablemente, por un protón muy energético. Consta de 98 ramas: 8 negras, 12 grises y 76 mínimas. Fue hallada en una placa expuesta a la RC a una altura de 90 mil pies.

V-U:

ración, el modelo nuclear conocido como Modelo de la Gota Líquida.11 El modelo de evaporación fue pos-teriormente desarrollado por Victor F. Weisskopf (1937) 4 y Flans A. Bethe (1937) , 3 basándose en la idea de Bohr del Núcleo Compuesto.1 El tratamiento termodinámico del proceso evaporativo que realizara "Weisskopf le permitió obtener la probabilidad diferen-cial de emisión de las partículas evaporadas mediante un "Balance Detallado" en un estado de equilibrio termodinámico del núcleo,-1 empleando la hipótesis de que "todas las partículas emitidas tienen la misma sección eficaz de captura k por el núcleo residual". La fórmula que encontró Weisskopf, es:

gMo Tg(f) P(T)dT-~ (T) dT

x "h" Q(i)

donde P(T) dT es la probabilidad por unidad de tiempo para la emisión de una partícula de masa Ai, spin g y energía cinética entre T y T + dT; o es la sección eficaz de captura de la misma partícula por el núcleo residual / para formar el núcleo inicial i; Q es la d.ensidad de los niveles nucleares en los núcleos Inicial y final y es una -función de la masa, carga y de las energías de excitación inicial y final.

En 19.50, K. J. Le Couteur,0 halló que el número de partículas, N(T), con energía T que escapan por

Figura 6. Diagrama esquemático de una desintegración nuclear de muy alta energía.

segundo de un núcleo a la "temperatura" © , viene representado por una ecuación de la forma:

cxN • M N(T) dT = {exp. [~(B + V')¡® ]} •

2 W • {(T — V) exp. [—(T — V')/®]} dT

donde a es una constante apropiada; M la masa de la partícula, W el volumen nuclear, B la energía de unión de las partículas, V' la altura de la Barrera de Cou-lomb 1 y © la temperatura nuclear.

La fig. 8, muestra el espectro de energía de las par-tículas evaporadas computadas según la fórmula de Le Couteur, suponiendo una "temperatura" de 4 MeV-, en (a) se muestra el espectro para protones en una escala lineal suponiendo una altura de barrera V — 4 MeV. La energía máxima de los protones evaporados ocurre para una energía V' -f- © ; es decir, para ^ 8 MeV. La energía media calculada sobre todo el espectro de evaporación viene dada por V' + 2 © , es decir, para

' 12 MeV. En (b ) , se muestra el espectro para pro-tones, neutrones y alfas en escala logarítmica. Se tomó © = 4 MeV y V'= 11 MeV para alfas, Y = 4 MeV para protones y V' — 0 para neutrones {la Barrera de Coulomb no existe para los neutrones pues estos no poseen carga eléctrica).

Integrando la ecuación anterior, se obtiene el por-

31

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centaje total de emisión, p(M), para partículas de masa Áí (la integración se realiza sobre todo el espec-tro de energía):

P(M) aN-Ms

2W {exp. [—(B + V')/®]}

De esa manera, Le Couteur pudo calcular la probabi-lidad de emisión de protones, deuterones, tritones, alfas y fragmentos más pesados. La comparación entre lo predicho por la Teoría de la Evaporación y los resultados experimentales, sin embargo, se complica por el hecho de que la temperatura nuclear disminuye durante la evaporación y, además, la emisión de par-tículas cargadas es afectada por la Barrera de Cou-lomb, la cual también varía de magnitud durante el proceso. Tales efectos son más importantes cuanto mayor es la energía de excitación.

Ese mismo año —1950—, apareció un trabajo de los físicos japoneses Fujimoto y Yamaguchi,7, quienes obtuvieron resultados similares a pesar de tener en cuenta los cambios de la energía de unión nuclear du-rante el proceso de evaporación.

En 1965, tres físicos japoneses de la Universidad de Tokyo —Miyazima, Nalcamura y Futami8—, publi-caron un trabajo que contiene una hipótesis relativa-mente nueva mediante la cual los autores tratan de explicar los procesos que tienen lugar cuando una par-tícula ele muy alta energía choca con un núcleo. Según estos investigadores, la partícula incidente no siempre golpea el centro del núcleo por lo que la cascada en el interior del núcleo no distribuye la energía y la cantidad de movimiento de una manera simétrica. El núcleo es así, calentado localmente y en este estado de alta energía comienza a expandirse proyectándose el calentamiento —en forma de un chorro— hacia el

Figura 8, a) Espectro de energía de protones evaporados por un núcleo (escala lineal). b) Espectro de energía para protones, neutrones y alfas (escala logarítmica). Ambos espectros son aproximadamente Maxwellianos. Fuente: The Study of Elementary Varticles by the Photographic Method, F. Powell et al, Pergamon, 1959.

\

ift < 3 O t-t£ t lli a o CE III E 13 2

0.4 -

0.3

0.2

0.1

1.0

0.5

0.2

0.1

0.05

0.02

0.01

Figura 7. Fotografía obtenida en 1953 por Danysz y Pniewski mediante exposición de placas nucleares a la RC. El análisis de esta fotografía permitió el hallazgo ele un fragmento nuclear de carga 5e que llevó al descubrimiento de los denominados Hipernúcleos. La partícula responsable de la desintegración posiblemente sea un protón de muy alta energía. Las trazas negras son trazas de evaporación.

V + © V+2

8 12 16

ENERGIA (MeV) 20 24

5 10 20 ENERGIA (MeV)

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Interior del núcleo. Al comienzo la temperatura es muy alta y consecuentemente la expansión es muy rá-pida. Estos chorros de materia nuclear a altas tempe-raturas cuya forma es la de un cono con centro en el punto de impacto de la partícula incidente, se preci-pitan hacia el interior del núcleo y a medida que se extienden por el interior del mismo la parte interna del cono va enfriándose lo que puede producir que la expansión se detenga. Es muy probable que la Barrera de Coulomb sea baja en este estado del proceso lo que permitiría la emisión de fragmentos livianos (proto-nes, neutrones, deuterones, etc.) y pesados La emisión de estas partículas rompería el cuasi-equi-librio al que se había llegado y el proceso comenzaría de nuevo. De esa manera, el núcleo gradualmente llegaría al enfriamiento por sucesivas expansiones y contracciones emitiendo partículas livianas y, ocasio-nalmente, fragmentos pesados. La escasez de informa-ción respecto a la termodinámica de la expansión de la materia nuclear hace que debamos esperar las com-probaciones experimentales necesarias para asegurar-nos que este modelo sea capaz de representarnos los complicados problemas que se presentan en la Física de Energías Ultra Altas.

Importancia de la física de energías Ultra Altas

Desde 1950 a esta parte, la energía de las partícu-las usadas como proyectiles, ha aumentado desde unos cuantos cientos de MeV a varias decenas de GeV y se han revelado aspectos muy interesantes. Dotar de grandes energías a las partículas que se utilizan para bombardear los núcleos significa en Física Nuclear y Física de Energías Ultra Altas, la posibilidad de rea-lizar descubrimientos de nuevos fenómenos básicos. Ya por encima de los 300 MeV es posible observar la desintegración de Mesones jí y p; para energías mayores que 1 GeV se observan fenómenos tales co-mo producción de Mesones K e Hiperones; arriba de los 5 GeV es posible observar la aniquilación de Antinucleones. Además, a muy altas energías el meca-nismo responsable del proceso evaporativo pierde su "importancia relativa" frente a otros mecanismos de desexcitación nuclear.

Es razonable pensar, que los estudios en las regiones de las Energías Ultra Altas, por ejemplo, de 104 GeV, puede conducir al descubrimiento de nuevos fenóme-nos que aclaren la naturaleza de las llamadas Partículas Elementales. O

Bibliografía 1. Brown, Camerini, Fowler, Heitler, King, Powell: Phil. Mac.,

40 :862 (1949). 2. Frenkel: Soviet Phys., 9 : 5 3 3 (1936). 3. Bohr, Kalckar: Proc. Cop., 10: 14 (1937). 4. Weisskopf: Phys. Reo., 52 :295 (1937).

5. Bethe: Rev. Mod. Phys., 9 :69 , 245 (1937). 6. Le Couteur: Proc. Phys. Soc., A63: 259 (1950). 7. Fujimoto, Yamaguchi: Prog. Theor. Phys., 4 : 4 6 8 (1950). 8. Miyazima, Nakamura, Futami: Prog. Theor. Phys. Sttpl,

621 (1965).

Textos

Introducción a la Teoría Nuclear, L. R. B. Elton. Ed. Riap, Madrid, 1964, cap. VI .

Theoretical Nuclear Physics, Blatt y Weisskopf. London, Chap-nun and Hall, 1952.

Notas

0 Esto es, llevando los electrones atómicos a niveles exci-tados de energía o, en un caso extremo, arrancándolos com-pletamente del átomo.

11 La medición de la longitud de la traza —parámetro que usualmente se denomina "alcance"—, del número de granos de cada traza en una cierta longitud (ionización) y del espesor de la traza, permite identificar la partícula y computar su energía. Este tipo de reacción nuclear, cuya principal caracte-rística es la emisión de varios fragmentos nucleares -—tales como protones, neutrones, partículas alfas y fragmentos más pesados— se conoce en inglés con el nombre de Reacción de Spallation y únicamente nos referiremos a este particular tipo de reacción nuclear en el presente artículo.

c Se define al "electrón-Volts" (eV), como la energía que adquiere un electrón que, partiendo del reposo, es acelerado por una diferencia de potencial de 1 volt. Los múltiplos más utilizados son:

1 eV = 10—r» KeV = 1 0 - 0 MeV = 10=» Ctcv ú Aún hoy, las más altas energías que se han podido obte-

ner en los grandes aceleradores de Estados Unidos y Rusia (que son del orden de 1 0 n e V ) están muy por debajo de las energías que poseen algunas partículas de la RC (del orden de 101» cV) y que fueran detectadas mediante placas nucleares colocadas en cohetes).

0 Con el término "nucleón" se designa a los constituyentes del núcleo atómico (protones y neutrones).

_ f Llamaremos "partículas primarias" a las partículas prove-nientes del Proceso Primario mientras que con el término "par-tículas secundarias" denominaremos a todas aquellas partículas producidas durante el Proceso Secundario.

b Las partículas que constituyen un núcleo estable se man-tienen unidas por fuertes fuerzas atractivas y, por tanto, debe hacerse un trabajo para separarlas unas de otras. En otras palabras, debe proporcionarse energía al núcleo para sepa-rarlo en sus constituyentes individuales.

h En el Modelo de la Gota Líquida se considera al núcleo similar a una gota líquida con energía de superficie y de vo-lumen. La gota puede obrar y mientras que las ondas de superficie son transversales, las de volumen son longitudinales. Se supone además, que las oscilaciones están cuantíficadas y que la energía se distribuye de acuerdo a la Ley de Planck.

1 La hipótesis del Núcleo Compuesto de Bohr, consiste en suponer que el proyectil capturado por el núcleo cede parte de su energía a unos pocos nucleones, y por efecto de la interacción de estos nucleones con todos los demás, la energía se distribuye rápidamente entre todos los nucleones del núcleo compuesto. Para energías de la partícula incidente mayores de 100 MeV, esta hipótesis deja de ser válida.

3 Hay un teorema fundamental de la Mecánica Estadística, conocido como Principio del Balance Detallado o Total, que dice que, "cuando un sistema se encuentra en equilibrio ter-modinámico todos los estados energéticamente permitidos es-tán ocupados con igual probabilidad".

lc El concepto de "sección eficaz de un núcleo" es de fun-damental importancia en Física Nuclear. En general, la sección eficaz es una medida de la probabilidad de que ocurra un pro-ceso dado. En este sentido debemos entender lo escrito en el texto como que "todas las partículas emitidas tienen la misma probabilidad de ser eyectadas por el núcleo"'.

1 Cuando una partícula cargada positivamente se aproxima a un núcleo, encuentra una "barrera" debida a las fuerzas repulsivas de Coulomb, que a veces se denomina "Barrera de Coulomb". La altura ele la barrera, para un potencial de ba-rrera coulombiano, es Ze2/R, donde R = r<>A1/3) es el radio nuclear (r„ es una constante que vale, aproximadamente, 1,2—-1,3 • 10— l a cm).

Deseo agradecer al Laboratorio de Emulsiones Nu-cleares de la Universidad Nacional de Tucumán, Re-pública Argentina, el permiso concedido al autor para publicar las fotografías que acompañan al artículo.

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CONACYT, año IV

En octubre de 1970 (Ciencia Nueva N" 5 ) publicamos una entrevista a Alberto C. Ta-quiñi, entonces titular del CONACYT. Un año y medio despues los interrogantes siguen siendo válidos y hoy los reiteramos ante su actual titular, Car os avo i.

Carlos R. Cavoti es Ingeniero Aeronáutico (E.S.A., Córdoba, 1963). Estudió en Purdue University (1957-59), trabajó en el Boeing Scientific Research Laboratory de Seattle (1959-60) y en el Space Sciences Laboratory de G. E. en Filadelfia (1960-61); en los EE. UU. condujo diversos estudios de investigación por contrato con la NASA, la Fuerza Aérea de los EE. UU. y organismos privados y estatales. A su regreso al país fue investigador de CITEFA y Director de su Departamento de Matemática Aplicada (1966); más tarde fue Director del Instituto de Cálculo (FCE y N-UBA) (1969), Subsecretario de CONACYT (1969-70), Decano Sustituto de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires (1970-71) y Miembro del Directorio del CONICET (1971). Es Profesor Titular del Departamento de Matemáticas de la FCE y N de la UBA.

C N.: Hace casi dos años el CONACYT auguraba un aumento del 0,1 por ciento del PBI en inversión en Ciencia y Técnica. ¿Se han cumplido estas previsiones? c ' C u á l e s fueron las cifras para 1970 y 1971?

C R. Cavoti: No se dispone de información exacta para 1970 y 1971 porque en esos años no se han realizado inventarios que contengan los datos nece-sarios. Sabemos que una estimación resultante del pro-cesamiento de la información correspondiente al in-ventario de 1968 indicó una inversión del orden del 0 28 por ciento del Producto Bruto Interno. En es-te orden de cosas cabe mencionar que al haberse abierto por primera vez este año, la finalidad Ciencia y Técnica en el Presupuesto General de la Administra-ción Nacional, parte de la información deseada se obtendrá con mayor precisión y facilidad. Esto se re-fiere, por supuesto, a la obtención de ciertos valores globales sin mayor grado de desagregación. Un análisis detallado de la inversión por región, por disciplina, por tipo de organismo o actividad, etc., sólo se puede lo-grar mediante datos del inventario del potencial cien-tífico, en cuya actualización estamos trabajando. Po-demos adelantar que un análisis de los créditos de la finalidad, así como de otras inversiones concurrentes, nos ha permitido estimar que la inversión global en 1972, será del orden de 0,4 por ciento del Producto Bruto Interno. Como verá me refiero a valores aproxi-mados. Esto se debe a que al referirnos a la inversión crlobal del país en Ciencia y Técnica se deben consi-derar otras inversiones que escapan a las que pro-ceden del Tesoro a través de la Ley de Presupuesto y que normalmente se omiten al referirse a estos as-pectos. Para obtener el valor de la inversión global del país en Ciencia y Técnica, deberán tenerse en cuenta las excepciones y erogaciones que eventual-' mente se realicen durante el año en los siguientes conceptos:

1. Inversión Privada. 2. Aplicación del decreto de promoción cien tífico téc-nica para el sector fundaciones, asociaciones civiles y entidades privadas de bien público.

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3. Acciones concertadas y de refuerzo en proyectos prioritarios de interés nacional. 4. Transferencias provinciales para actividades cientí-fico-técnicas prioritarias. 5. Aplicación de la ley que otorga beneficios imposi-tivos para empresas industriales manufactureras, uni-versidades oficiales y privadas y entidades privadas de bien público que realicen actividades científicas y téc-nicas consideradas de interés nacional. Asimismo, la ley concede beneficios impositivos para los donantes a las entidades privadas de bien público, cuando dichas donaciones se apliquen a los programas declarados de interés nacional. 6. Aplicación del decreto sobre franquicias a la im-portación de elementos necesarios para la investigación científica y/o técnica que no se producen en el país o que no se producen en cantidad y/o calidad reque-rida, con destino a organismos oficiales nacionales, provinciales y municipales, sus dependencias centrali-zadas y descentralizadas y las asociaciones y entidades civiles sin fines de lucro que cumplan determinados requisitos. 7. Aportes tributarios (gravámenes especiales) que in-gresan a organismos científico-técnicos. 8. Inversión directa de fondos de Ministerios y or-ganismos públicos que no son imputados en la fina-lidad Ciencia y Técnica. 9. Franquicias aduaneras para investigadores que re-gresen al país.

C. N.¡ En algunas declaraciones a la prensa se lo ve crítico con respecto al papel desempeñado hasta ahora por el CONACYT. ¿Cómo piensa encarar su acción? ¿Encara alguna modificación de importancia en la es-tructura o modalidades de la Subsecretaría?

C. R. Cavo ti: La estructura principal de la Subsecreta-ría descansa en tres direcciones^ un departamento. Las direccciones son: Planeamiento, Promoción y Evalua-ción y el departamento: Estadística. Esta organización responde a la misión y funciones a cumplir. Sin embar-go, en cuanto a la modalidad de trabajo y atento a lo interdiscipllnario de la actividad a desempeñar, actua-mos en función de grupos de trabajo. Estos grupos per-miten la participación conjunta de personal de las di-recciones con visión más global y participación más amplia. Los aspectos más permanentes del trabajo son atendidos por las direcciones correspondientes y los más dinámicos y variados por los grupos de trabajo temporariamente creados para tal fin. Esto ofrece ma-yor interés, información y colaboración en la actividad. En suma, üo hay modificación estructural de significa-ción sino más bien de metodología de acción. Esto en cuanto al accionar interno; en cuanto al externo, nues-tro deseo es compartir ciertas actividades para lograr una mayor participación y colaboración por parte de los miembros de la comunidad científico-técnica de país. A tal fin, para comenzar, reconocemos la importancia de la difusión, cosa que falta, de manera que estamos preparando un boletín informativo de la Subsecretaría para que llegue a todos los organismos que tenemos lis-tados y a todos aquellos que deseen requerirlo. Por exrc medio comunicamos todo aquello que sea de inte-rés para los investigadores y los técnicos. Como con-cepción^ general de acción, pensamos que debemos inlensiticar el problema de la transferencia del cono-

cimiento del sector creativo (Universidades, Institutos de investigaciones y formación, etc.) al sector aplica-tivo-productivo (empresas públicas y privadas manu-factureras, industriales y de servicios). En este senti-do realizaremos simposios, reuniones y/o conferencias de manera de poner estos sectores en contacto y lo-grar que ambos expresen sus intereses, capacidades y limitaciones. Promocionaremos proyectos prioritarios que sean de experimentación y desarrollo y establece-remos también contacto con las empresas del Estado que pueden generar un campo importante de demanda en la realización de los grandes proyectos nacionales que encaren o en el diseño, la adaptación y/o intro-ducción de innovaciones en los equipos, procesos o metodologías que generalmente requieren para sus ser-vicios. Además de esto deseamos estimular el estudio de técnicas y metodologías modernas de administra-ción, presupuestación, evaluación y control, para su aplicación en la Administración Pública y/o empresas, así como el desarrollo de modelos de sistemas previsio-nales,^sistemas de vivienda, transporte, hospitalarios, energéticos y tantos otros más que sería ocioso enu-merar en detalle.

E l interés por estos campos de demanda y la ge-neración de una verdadera corriente de transferencia implica un desafío y una responsabilidad que debe asu-mir el científico y el técnico argentino a través de la generación de programas adecuados y efectivos.

En un país que aún no ha completado el ciclo in-dustrial manufacturero ni la explotación integral de sus recursos naturales renovables y no-renovables, es de fundamental importancia y responsabilidad que los niveles científicos contribuyan, con la incorporación de su conocimiento, a poner en marcha el proceso de desarrollo coordinado de estos sectores, De lo contra-rio se continúa agravando la dependencia tecnológica; el esfuerzo científico se abstrae en sí mismo y, final-mente, como materia no utilizable, se exporta sin pena para que sea aplicado en países cuyas fuertes econo-mías responden a la unión armónica de ciencia, pro-ducción y recursos naturales.

Todo esto de ninguna manera quiere significar e1 abandonar la ciencia pura para dedicarse exclusiva-mente a la aplicada y/o desarrollos. Por el contrario, es sabido que lo segundo implica la necesidad d( mantener e incrementar la solidez de lo primero. La dinámica evolutiva del propio proceso, una vez ini-ciado, hace que naturalmente se produzca el equilibrio deseado a manera de relación oferta-demanda. El prag-matismo inicial (ciencia como medio) es requerido como base de despegue imprescindible para lograr que en el proceso se alcance una activa y creciente parti-cipación de la actividad pura (ciencia como fin), que la realimenta y enriquece. Naturalmente, no sólo los aspectos económicos-productivos son importantes, sino también los sociales y humanos. De allí que sea desea-ble mantener un adecuado balance en la programación de las actividades científico-técnicas con el objeto de satisfacer las necesidades económicas, sociales y cul-turales del país.

C.N.: ¿Con qué presupuesto y medios cuenta actual-mente la Subsecretaría?

C. R. Cavoti: Las Subsecretarías de Desarrollo, Se-guridad, Ciencia y Técnica y Coordinación, forman

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parte de la Secretaría de Planeamiento y Acción de Gobierno. Los presupuestos existentes no se han mo-dificado. Consecuentemente, el presupuesto de la Sub-secretaría de Ciencia y Técnica ha disminuido en este ejercicio, de manera que los medios son más restrin-gidos. Aún así, pensamos que haciendo un esfuerzo podremos cumplir Ja difícil labor que nos espera.

C, N.: ¿ E n qué estado de elaboración está el Plan Na-cional de Ciencia y Técnica?

C. R. Cavoti: El anteproyecto existente está en revi-sión. Por lo que le he expresado antes creo que se advierte la concepción orientadora. Como es lógico, la elaboración se hará con la participación del Consejo Asesor Nacional; la consulta a las instituciones vincu-ladas al quehacer científico-técnico y a investigadores. Estamos actual ¡ríen te analizando el sector de demanda para determinar los insumos científico-técnicos de acuerdo al PJan Nacional de Desarrollo y Seguridad 71-75. Este Plan es Ley Nacional, está en vigencia y contiene en su capítulo XIV, "Ciencia y Técnica", una breve enunciación de algunos objetivos, metas y medi-das que, aunque muy lejos de constituir un plan en si mismo, establece ciertas líneas orientadoras que se sumarán a las que estamos analizando. No buscamos perfeccionismos de planificación, sino materializar un trabajo concreto, realista y realizable, orientado a la solución de necesidades nacionales.

C.N.: ¿Para qué fecha aproximadamente se prevé su aplicación?

C. R, Cavoti: Pensamos terminarlos para mediados de año. Es materialmente imposible realizar en menos tiempo los estudios de base regionales, por sector de desarrollo, reestructurar y reorientar el documento e introducir nuevos aspectos. Luego debe efectuarse la consulta que le expresé previamente y finalmente ser sometidos al CONACYT para su aprobación. Allí se decidirá si se distribuye separadamente o si se incluye en el Plan Nacional de Desarrollo y Seguridad 1972-1976, formando así un documento único del Sistema de Planeamiento.

C.N.: ¿Puede adelantarnos cuáles son los puntos bá-sicos del Plan y sobre qué bases o principios se basa?

C. R, Cavoti: Creo que en las primeras preguntas he contestado estos aspectos. Sin embargo, meramente, a manera de ejemplo, dado que aún se está elaborando el material pertinente, se considerarán las medidas a adoptar en tópicos tales como: —situación actual sectorial y regional. Estadísticas. Análisis. —promoción de la demanda del sector público y pri-vado, industrial-manufacturero; de empresas produc-tivas y de servicios del Estado al Sector científico-técnico. —determinación de programas y proyectos priorita-rios sobre la base de requerimientos de insumos tec-nológicos. —estructuración del campo de oferta. Recursos Hu-manos. —estructuración regional y nacional del Sistema de Ciencia y Técnica,

—cooperación internacional - Programas e inversiones.

3 6

—presupuestación general y programa de aportes del Tesoro. —crecimiento científico y recursos humanos secto-riales. —coordinación y participación del sector privado. —prioridades nacionales. —oferta-demanda y requerimientos resultantes.

C. N.: Aparte de la reelaboración del Plan, ¿qué otro tipo de tareas encara el C O N A C Y T ?

C. R. Cavoti: Las tareas que se encaran son muy varia-das. No sólo el Plan Nacional de Ciencia y Técnica nos ocupa. Hay una serie de actividades que deben ser mantenidas permanente y/o temporariamente para cumplir con la elaboración del plan y las necesidades de marcha del sistema. Veamos algunas:

a) análisis y preparación del Plan de Acción para 1972. Este documento es en cierta medida la parte co-yuntura!, del Plan Nacional de Ciencia y Técnica, o sea, lo que hace a la marcha inmediata del sistema. Be manera que hasta tanto se complete el Plan Nacional, este Plan de Acción 1972 de la Subsecretaría, proveerá un conjunto de objetivos y medidas de corto plazo que son concordantes con las orientaciones generales que contendrá el Plan Nacional dado que éstas emanan de las Políticas Nacionales y del Plan Nacional de Desa-rrollo y Seguridad 1971-1975; b) estudio y preparación de una serie de decretos y leyes de promoción científico-técnica a someter al Po-der Ejecutivo en prosecución de los objetivos gene-rales del Plan; c) ^ preparación de metodologías de archivo y procesa-miento de información para la actualización del inven-tario del potencial científico Nacional; d) preparación de la metodología de operación para cumplimentar las tareas que impone la aplicación de la Ley 18.527 de desgravaáón impositiva. Puesta en marcha del grupo responsable; e) participación en la redacción de la Ley de Pla-neamiento; f ) redacción de documentos de base por grupos de trabajo especializados; g) preparación de la metodología de operación para cumplimentar la aplicación del Decreto 732 de fran-quicias aduaneras. Puesta en marcha del grupo res-ponsable; h) análisis, estudio de antecedentes y selección por orden de méritos de los candidatos al préstamo para la vivienda del investigador; i) recepción y procesamiento de los formularios de autorización del gasto, de acuerdo a los créditos otor-gados a los organismos públicos por la Ley 19.407 de Presupuesto General de la Administración Nacional. Definición de operatoria y puesta en marcha del grupo responsable; j) distribución del reajuste presupuestario de fondos remanentes de 1971 a las Universidades Nacionales; k) preparación, organización y distribución del Bo-letín informativo; l) cumplimentación de informes y elevación de los mismos a los organismos multinacionales con reco-mendaciones respecto a los programas internacionales (OEA - UNESCO - PNUD, etc.) y acciones de re-fuerzo;

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m) estudio, promoción de acuerdos y convenios cien-tífico-técnicos internacionales; n) participación en la Comisión de Transferencia de Tecnología; o) preparación de trabajos, estudios de base y docu-mentos nacionales para presentar en los Seminarios y reun i o n es internación ales.

C.N.: ¿Cree que la clesgravación impositiva es sufi-ciente aliciente como para promover la investigación en la empresa privada y evitar la inversión exagerada en patentes extranjeras?

C. R. Cavoti: Nada es suficiente de por sí. Esa medida es un aspecto interesante de un conjunto de medidas que deben a su vez ser complementadas con germinas aspiraciones de independencia tecnológica y de desa-rrollo nacional.

C. N,: Es ya un lugar común recalcar el desarrollo desproporcionado que han tenido algunas ramas de la ciencia en desmedro de otras (biomedicina, por ej.). ¿Qué opina de este estado de cosas y qué tipo de me-didas encara el CONACYT para corregirlo?

C. R. Cavoti: La Subsecretaría sugerirá y promociona-rá las correcciones que sean necesarias, basadas en la información más adecuada que se pueda disponer, en la consulta a organismos y científicos destacados, en la evaluación objetiva de la realidad y teniendo presente las prioridades que surgen de las necesidades del país.

C.N.: El Consejo de Investigaciones ha sido, en los últimos años, uno de los motores más importantes del desarrollo de la ciencia argentina. Sin embargo, en los xiltirnos años —tanto por problemas políticos como per-sonales y de presupuesto— se ha visto claramente de-teriorado, ¿Cuál cree Ud. que debe ser el papel del CONICET? ¿Se estudia alguna modificación en la es-tructura o atribuciones del mismo?

C. R. Cavoti: Me formula Ud. una respuesta seguida de dos preguntas. No estoy de acuerdo con la respues-ta, ni con lo que ella implica para destacados inves-tigadores que son miembros de los órganos de conduc-ción, de asesoramiento, y para los propios investigado-res que se agrupan bajo ese organismo de promoción

científica. Particularmente, cuando dicha tesis está sus-tentada puramente en un juicio de valor personal.

Respecto a sus preguntas le diré que la misión del CONICET está definida en el área de promoción cien-tífico-técnica y que por el momento no tengo conoci-miento de que se analicen modificaciones en la estruc-tura o atribuciones del misino. En todo caso, en lo que a esta Subsecretaría compete, se requeriría previamen-te el estudio y la consulta necesaria, más aún consi-derando que el CONICET es un organismo que de-pende directamente de la Presidencia de la Nación.

C. N.: La AMICIC ha pedido la participación de los científicos en la conducción del CONICET y, en ge-neral, de la elaboración de la política científica argen-tina (como ocurre, por ejemplo, en el CNRS francés cuya estructura es, en principio, semejante a la del CONICET). ¿Qué opina, en general, del papel de los científicos en la elaboración de políticas científicas y en particular de las posibilidades de acceso de los científicos argentinos a participar en ese tipo de res-ponsabilidades?

C. R. Cavoti: En cuanto a la elaboración de la política científica y la participación de los científicos, ya he señalado que el desarrollo científico no puede estar desarticulado del desarrollo del país; muy por el con-trario, la ciencia y la técnica son herramientas indis-pensables para el avance acelerado de nuestro desarro-llo, por lo que los grupos encargados de la fijación de la política científica, deben integrarse con científicos, teenólogos, empresarios, productores, funcionarios del Estado, etc., de tal forma de lograr una interrelación beneficiosa. Respecto a "las posibilidades de acceso de los científicos argentinos a participar en ese tipo de responsabilidades", pienso que los científicos argenti-nos han participado y seguirán participando en forma aún más activa en este proceso, constituyendo grupos asesores en las distintas disciplinas cuyas opiniones sir-van de base para la formulación del Plan Nacional de Ciencias y Técnica, elaborando los proyectos y pro-gramas que presentan las universidades, el INTA, el INTI , la CNEA, el C O N I C E T y los demás organis-mos de promoción y ejecución, y en aquellas tareas que requieran una participación técnica especial. La Subsecretaría comprometerá sus mayores esfuerzos pa-ra que los científicos participen de este tipo de respon-sabilidades. O

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O u

L a actividad coral de Buenos Aires se h a visto incrementada por la reciente formación cíe un c o r o a capella de cuatro voces mixtas, dirigido por Daniel Mayo. El repetror io in-cluye folklore nacional e internacional, preferentemente latinoamericano y canciones modernas , y prevee su pri-m e r a presentación en público para fin de año. Los ensayos tienen lugar los martes y jueves a las 2 1 hs. Los interesados en participar pueden solicitar informes en esta redacción de lunes a viernes de 9 . 3 0 a 1 2 . 3 0 .

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El filtro de las noticias

• Las cigüeñas duermen durante sus vuelos. Científicos de Leningrado colocaron en el pecho de cigüeñas, diminutos instrumentos que regis-tran el funcionamiento del corazón, la circulación sanguínea y el número de aletazos de las aves en vuelo. Los resultados se transmitían a un pla-neador que volaba cerca de las aves. La experiencia permitió establecer que las cigüeñas duermen durante sus vuelos o al menos se adormilan. Los "lugares cama" de la bandada están en el centro del triángulo. Para recuperar las fuerzas bastarían al ave unos diez minutos de sueño. Después de ese descanso vuela a la cabeza o la cola de formación, dejando el sitio a una compañera.

* Atención, habla Rita. Es posible que los automovilistas se liberen del constante escrutinio de las señales indicadoras que proliferan en las au-topistas, gracias a la instalación de un receptor de radio en su automó-vil que les dará las apropiadas ins-trucciones y les advertirá en caso de emergencia.

El laboratorio de Investigación de Caminos de Gran Bretaña, con sede cerca de Londres, es el responsable del desarrollo de este proyecto lla-mado R.I.T.A. (Road Informations Transmitted Aurally). Los expertos en tráfico estiman que los 80 millo-nes de libras esterlinas que deberían gastarse para equipar una carretera inglesa con el sistema RITA serán altamente compensados por las mu-chas ventajas que éste aportará. RITA podrá transmitir, además de las señales de rutina, advertencias de peligro, tales como niebla, hielo, etc., con mucho mayor rapidez que la usual hoy en día (colocación de car-teles, etc.). Este sistema servirá tam-bién para notificar zonas de conges-tiona miento de tráfico. Todo esto podría reducir el porcentaje de ac-cidentes y las demoras por embote-llamiento.

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Autoridades competentes en la materia, en EE.UU., Alemania Oes-te, Holanda y Japón, observan con interés la planificación del sistema; a medida que se concreta aumenta el entusiasmo por esta nueva so-lución.

• El petróleo y los movimientos del suelo. Dos investigadores california-nos, D. Ll. Hamilton y R. L. Me-cham, acaban de demostrar que la inyección de fluidos en los campos de petróleo para hacer surgir éste de las napas más profundas, sería responsable de una serie de movi-mientos del suelo en California (Science, 172, 333, 1971).

En efecto, una inyección de fluido en la tierra a presiones apenas supe-riores a la presión hidrostática nor-mal reduciría considerablemente la resistencia al deslizamiento entre dos faces de una grieta.

• Gigantesco radiotelescopio. El Consejo de Investigaciones Científi-cas del Reino Unido acaba de anun-ciar que financiará el proyecto del radiotelescopio más grande del mun-do. Se trata de un instrumento con-cebido por Sir Bernard Lovell, di-rector del observatorio radioastronó-mico de Jodrell Bank. Durante 13 años, el radiotelescopio Mark I de Jodrell Bank, primer instrumento creado_ por Sir Bernard Lovell, fue e l radiotelescopio con antena para-bólica totalmente orientable más grande que hubo en el mundo; su antena mide unos 80 metros de diá-metro. Recientemente, Alemania Oc-cidental completó en Effelsberg, cer-ca de Bonn, la construcción de un radiotelescopio con antena parabó-lica de 100 metros de diámetro. El nuevo instrumento británico, que se llamará Mark V, será más grande aún, pues su plato medirá 115 me-tros de diámetro y pesará aproxi-madamente cuatro veces más que el plato alemán: alrededor de 7.000 to-

neladas. La razón de este mayor peso reside en que se proyecta re-cubrir el plato entero con láminas de acero en vez de simple malla de acero. Aquel material permite una recepción más exacta y sensible de las débi les irradiaciones emitidas desde las regiones más remotas del espacio. El Mark V será erigido en Gales, lejos de las interferencias eléctricas derivadas de la actividad humana.

• Batería nuclear. En su estableci-miento de Harwell, la Dirección de Energía Atómica del Reino Unido ha desarrollado una batería nuclear, de aproximadamente 50,8 mm de largo por 19,05 mm de diámetro, destinada en principio a marcapasos cardíacos. La batería deriva calor del decaimiento radiactivo de una pequeña cantidad de plutonio 238, gracias a lo cual genera electricidad en una termopila semiconductora mi-niaturizada. El diseño de la batería —lo que incluye la cápsula donde se aloja el plutonio— evita todo pe-ligro por irradiación o escape del material radiactivo. Esta batería tie-ne una duración calculada en 10 años.

• Una nueva aleación se ha desa-rrollado en Gran Bretaña, que a temperatura ambiente tiene todas las propiedades del metal, pero que se torna extremadamente maleable, casi como si fuese látex o goma, bajo la acción del calor. Se trata de una alea-ción superplástica que contiene 80 por cien tode zinc y 20 por ciento de aluminio, y que, calentada, en forma de láminas a unos 250°C puede mol-dearse mediante presión de aire o por vacío para que adopte cualquier forma, casi como si se tratase de plástico.

• Los tilos, robles y otros tipos de árboles se arraigan muy mal en te-rrenos sólidos y áridos a lo largo

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de las calles. De allí que se haya elaborado en Leningrado un método original de plantación mediante una explosión. Se coloca un cartucho es-pecial a un metro de profundidad, haciéndolo explotar. La detonación origina un hoyo con paredes bastan-te blandas que no obstaculizan el crecimiento de las raíces. Además, el cartucho se carga con una porción cíe abonos. Al efectuarse la explo-sión estos penetran en la tierra en un radio hasta un metro. Con esas "reservas" el árbol puede alimentar-se durante tres a cinco años.

• Velocidad de la luz. El Labora-torio Nacional de Física de Gran Bretaña ha utilizado un láser en la medición de la velocidad de la luz con una exactitud cientos de veces superior a la lograda hasta ahora. Esencialmente, el método consiste en contar 30 millones de vibraciones por segundo, lo cual corresponde a la frecuencia de un láser de dióxido de carbono (infrarrojo). Si además se mide la longitud de onda y se multiplican ambas cifras entre sí se obtiene la, velocidad de la luz. Este método se parece a la manera en que el receptor de radio común con-vierte una transmisión a 10 MHz en sonidos, de frecuencias mucho más bajas. Probablemente un receptor común lo haga en dos etapas, pero para abarcar la brecha que hay entre el láser infrarrojo y las ondas radiales ultracortas, fáciles de contar, hacen falta tres etapas. La electrónica con-vencional no puede hacerse cargo de esta operación, por lo que se ha re-tornado al uso clel cristal. Una etapa permite relacionar la frecuencia del láser de dióxido de carbono con la frecuencia, inferior, de un láser de vapor de agua. La siguiente etapa descendente relaciona ésta con la de un láser de cianuro de hidrógeno ( veneno conocido también como áci-do prúsico). Y finalmente esta fre-cuencia es comparada con la de un klystron, oscilador electrónico usado en los radares. Todo lo restante de-pende de esta frecuencia y las me-diciones que faltan se efectúan con ayuda del reloj atómico de norma internacional del Laboratorio.

# También la longitud del láser de dióxido de carbono es medida por cotejo con otra norma internacional, pero, análogamente, la operación no es directa, sino que pasa por la etapa de otro láser que omite luz roja. De ra] modo, con ayrda de cuatro láseres se proyecta salvar la brecha

que hay entre la norma de longitud y la de frecuencia o tiempo. Ello permitirá obtener la velocidad de la luz con una exactitud de una parte en cien millones, que es la exactitud de Ja actual norma de longitud.

• Los aeropuertos flotantes cons-truidos en el mar contribuirán a re-solver los problemas del ruido cau-sado por los aviones y librarían a la producción agrícola una conside-rable extensión de tierras. La idea es seriamente estudiada en Gran Bre-taña, cuyo Centro de Investigaciones sobre la Construcción estudia los problemas de diseño planteados por pistas flotantes de hormigón refor-zado. Se investiga actualmente el di-seño de la laja superior de una pista de 1.500 metros de longitud, la cual sería construida con unidades de hor-migón reforzado prefraguado de unos 30 metros cuadrados. Las mis-mas poseerían una laja superior y otra inferior separados por nervadu-ras, de manera que constituirían en rigor balsas formadas por comparti-mentos de unos 2 metros cuadrados y 0,50 metros de profundidad. Se-rían rellenados con poliestireno ex-pandido, lo que les permitiría flotar y simplificaría la construcción.

El análisis del diseño de este tipo de estructura es simple en un sen-tido y complicado en otro. La dis-tribución general de la carga no ofrece dificultades, pero la laja su-perior debe ser capaz de absorber las altísimas cargas locales determinadas por las ruedas del avión. Existen fuerzas post-tensoras que causan una restricción de la compresión y, en rigor, aumentan la resistencia de la laja. Se procura establecer con exac-titud en qué medida la aumenta, y la experiencia en la materia hace su-poner que tal medida puede ser con-siderable.

Se estudian asimismo otros pro-blemas, por ejemplo la resistencia de los distintos sectores de la pista, entre ellos los bordes, y la posibili-dad de agregar superficies laterales que soporten los aviones que acci-dentalmente se salgan de la pista. Además está el problema de lograr que una pista de este orden sea capaz de hacer frente a la acción corrosiva de la intemperie y el mar.

* Los meteorólogos necesitan cono-cer la concentración de vapor de agua en distintas zonas de la atmós-fera que se escalonan entre alturas de pocas decenas de metros hasta

varios kilómetros sobre la Tierra. Actualmente el modo habitual de medir la humedad consiste en en-viar un higrómetro a bordo de un globo o de un avión. Pero existe siempre el peligro de que el avión pueda transportar humedad consigo y la medición, en consecuencia, arro-je un resultado falso,

Un nuevo método recurre a un equipo que detecta las ondas radia-les sumamente cortas llamadas irra-diaciones submiiimétricas. El vapor de agua, el oxígeno y el nitrógeno del aire emiten por igual irradiacio-nes submiiimétricas y la irradiación de cada gas es característica y exclu-siva del mismo. En consecuencia, es posible "sintonizar" cada gas y me-dir la intensidad de sus irradiaciones submiiimétricas, lo que a su vez per-mite calcular la proporción de vapor-de agua hasta una distancia de varios kilómetros del instrumento. Y tam-bién es posible hacerlo con mayor exactitud que mediante el higróme-tro, de manera que el nuevo mé-todo permitirá formular pronósticos meteorológicos más exactos.

• Una fuente compacta de calor con-centrado, que produce puntos hasta de 1.300°C, ha sido lanzado al mer-cado en Suecia. Este dispositivo, de-nominado Spotheater, es del tamaño de una linterna eléctrica, y funciona de una manera limpia y silenciosa. Medíante el empleo de radiaciones infrarrojas de onda corta, produce un calor instantáneo y se enfría rá-pidamente en el momento en que se desconecta.

El Spotheater será empleado en la producción y en los laboratorios y talleres, cuando se necesite el ca-lentamiento rápido de pequeños ob-jetos. Entre sus muchas aplicaciones se mencionan la del tratamiento tér-mico de plásticos, metales y textiles.

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Televisión en colores: las falacias de la técnica

Oscar Schwartz

Hace ya varios años que se viene debatiendo en el ámbito de nuestra televisión el sistema de transmisión en colores que debería adoptarse en el país.

El problema es aparentemente técnico y se ha demorado la elección porque ninguno de los tres sistemas actualmente en uso muestra ventajas netas.

La división mundial de áreas de influencia, consideraba a América la-tina como una red intercomunicada que debe necesariamente adoptar un mismo sistema de televisión en co-lores.

A través de los años, representan-tes de los tres sistemas conocidos, NTSC, PAL y Secam, efectuaron de-mostraciones públicas con un exhi-bicionista afán institucional de difu-sión pública. No es casual que pode-rosos grupos multinacionales propi-ciaran las respectivas técnicas.

Hasta aquí se ha llegado debatien-do tema tan apasionante. Cámaras industriales y comerciales, empresas privadas, el periodismo y reparti-ciones de gobierno han discutido y emitido sus opiniones. Cabe enton-ces preguntar: ¿para qué Televisión en colores?

La introducción de la televisión en colores en nuestro medio, sistema que ya funciona en México y muy pronto en Brasil, crearía distorsio-nes que agravarían aún más aspectos de nuestra dependencia económica, técnica y cultural. Después de veinte años de TV en blanco y negro, se ha

Oscar Schwartz es Master en Telecomunicaciones del Case Institute of Technology (1950), Trabajó dos años en General Electric (USA) y en 1953 regresó al país, incorporándose a Telena S. A, (de la que fue Director y a Productos Electrónicos Argentinos S.A Desde 1964 trabaja en la fábrica de componentes electrónicos Icesa S.A., de la que es Vicepresidente.

logrado integrar la industria en un elevado porcentaje. La fabricación de componentes cubre el 100 por ciento de las necesidades, exceptuan-do tipos muy especiales de válvulas o transistores. La fabricación inte-gral de 400.000 televisores por año ahorra divisas del orden de los cin-cuenta millones de dólares.

Como consecuencia de este largo y trabajoso proceso se han capaci-tado miles de obreros, técnicos, in-genieros y otros tipos de profesio-nales, invirtiéndose y reinvirtiéndose importantes capitales argentinos. Es-ta industria del componente para te-levisión ha servido de base para ac-tividades electrónicas orientadas en otras direcciones.

Corresponde analizar las razones por las cuales nuestro país debe pos-tergar la introducción de la TV en colores, dejando las razones técnicas en último término ya que hay moti-vos sociológicos y económicos que tienen absoluta prioridad.

Sería limitar demasiado el proble-ma si se asumiera que las fuerzas que propician la TV en colores ac-túan en forma aislada. Son las mis-mas que permanentemente propician la dependencia técnica, política y cul-tural del país, disminuyendo nuestra individualidad como nación.

Nuestra economía de desarrollo li-mitado debe orientarse pensando en el hombre y su integración. La téc-nica es accesoria; el complemento importante, pero no el fin.

No cabe pues, el argumento de que la TV en colores desarrollaría nuevas fuentes de trabajo, sofistican-do a técnicos e ingenieros. Crearía eso sí, una dependencia tecnológica del extranjero, destruyendo la indus-tria del componente para televisión.

Pero es aún más importante el hecho de que las necesidades argen-tinas en comunicaciones son crecien-tes y apenas están cubiertas en un campo muy restringido. La escasez de recursos es el factor más impor-

tante en este déficit y la TV en co-lores requeriría importaciones en el orden de los veinte millones de dó-lares para producir aproximadamen-te 100.000 televisores. A ello se de-be agregar el costo de importación de cada estación transmisora y el es-tudio correspondiente.

Un factor más serio de dependen-cia técnico-económica sería el pago de regalías, ya que la adopción de cualquiera de los tres sistemas nos obligaría a depender nuevamente de fuentes extranjeras, ya que en blan-co y negro somos totalmente inde-dependientes en lo que a tecnología se refiere.

Saliendo de las comunicaciones y siempre dentro de la electrónica, hay áreas como las de medicina, bioquí-mica, salud pública, computación, física, industria, etc., hacia donde se deberían orientar los esfuerzos e inversiones disponibles. En estos campos, débilmente incorporados a nuestro país, nuestros profesionales deberían encontrar amplias oportu-nidades para su perfeccionamiento y aplicación. El déficit es enorme y al programarse el desarrollo futuro de nuestra economía se deben orientar las inversiones con el fin de mejorar realmente la vida del hombre argen-tino.

Desde el punto de vista de pro-gramación, el incorporarnos a una red continental nos obligaría a retro-traernos a los principios de la tele-visión. Nuevamente las series y pe-lículas norteamericanas mal dobla-das al castellano invadirían nuestras pantallas. Miles de dólares se em-plearían en el pago de regalías por estos programas de los cuales prácti-camente se ha prescindido luego de muchos años de dependencia.

No hay duda que la televisión ar-gentina requiere un profundo pro-ceso revisionista para llevar su nivel a límites tolerables. Antes que "co-lorear' se debe revisar la situación existente.

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Los aspectos culturales, morales, éticos y estéticos de la televisión ar-gentina, controlados por los mismos grupos interesados en incorporar el color, han llegado a un punto de desintegración que se han transfor-mado en factor disgregante de nues-tra sociedad. No es necesario entrar en los detalles de tema tan debatido. Permanecer unas pocas horas frente a la pantalla de un televisor es más que suficiente para corroborar lo que aquí se afirma. El que debería ser el medio más popular e impor-tante para propiciar y acompañar los cambios que el país necesita, se ha transformado en vocero de chabaca-nería, salvo contadas y cada vez me-nos excepciones.

Aquellos que por concesiones de gobierno detentan derechos para ocupar frecuencias de transmisión, deben demostrar que merecen dicho privilegio. Se ha llegado a un nivel tan bajo, que sólo cambios funda-mentales, amparados por una regla-mentación y control más apropiados, pueden ser la respuesta a la situa-ción de verdadera crisis que vive nuestra televisión. No veo bajo qué aspecto la televisión en colores po-dría ofrecer el cambio que es impres-cindible cuando el mismo no debe buscarse en la técnica, sino a nivel humano.

Los recursos y esfuerzos locales deben orientarse hacia el estableci-miento de estaciones en todo el país, administradas por secretarías de cul-tura o dependencias afines. Las es-taciones oficiales deberán concen-trarse en una labor de difusión cul-tural y educativa teniendo siempre como meta mejorar el nivel del habi-tante de nuestro país. El Canal 4, que comenzará a transmitir en la Ca-pital, es un buen comienzo.

Como conclusión corresponde de-jar bien aclarado que aquí se está enfrentando un problema no técni-co. Nuestro país ha desperdiciado todo tipo de oportunidades, em-pleando sus recursos en actividades no productivas. En los últimos años se han hecho esfuerzos por corregir la falta de política del pasado, sien-do el CONADE el mejor ejemplo.

Aquí no se han discutido las ven-tajas técnicas que ofrece un progra-ma de televisión en colores. Lo que 110 se puede admitir, es que en un país con las tremendas carencias que sufre el nuestro, se desperdicien di-visas, esfuerzos y tiempo que debe-rían ser aplicados a mejor fin. O

Problemas de Go Problema 1:

Juegan las Blancas. Se les pide que maten a las Negras.

o é o

Problema 2: Las Blancas han atacado a las

Negras jugando en la posición marcada con el triángulo. ¿Cuál es la posición vital para que las Negras puedan hacer shinogi? (hacer dos ojos para salvar la vida).

Soluciones en pág. 64

Metegol N° 12 Resolver el criptoaritmos:

R O M E

S U M

R U S E

Como ayuda sugerimos recordar que no todos los números son ará-bigos. . .

Solución a Metegol N9 11

Hay ocho formas diferentes de descomponer 36 en tres factores:

36 X 1 X 1 = 36

18 X 2 X 1 = 36

12 X 3 X 1 = 36

9 X 4 X 1 = 36

9 X 2 X 2 = 36

6 X 6 X 1 = 36

6 X 3 X 2 = 36

4 X 3 X 3 = 36

1 + 1 + 36 = = 38 18 + 2 1 = = 21

12 + 3 + 1 = = 16

9 + 4 4- 1 = = 14 9 + 2 + 2 = = 13

6 + 6 + 1 = = 13 6 + 3 + 2 = = 11

4 3 + 3 = = 10

Si la suma fuese 10, 11, 14, 16, 21 ó 38, B respondería inmediata-mente, ya que ve la casa de enfrente y puede contar sus ventanas.

Su segunda pregunta (¿"qué color de ojos tiene tu hijo mayor"?) le permite elegir entre las dos descom-posiciones que suman 13, aquella que tiene coherencia lógica con la respuesta que obtiene.

La respuesta es obviamente 9, 2 y 2.

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Novedades de • • ciencia y tecnología

1 No tire las latas de cerveza

La creciente popularidad de la cer-veza en lata ha agravado el proble-ma de la eliminación de los envases de hojalata vacíos. Así como los norteamericanos pueden reclamar justamente haber sido los promoto-res de la distribución de cerveza en lata, también pueden alegar haber encontrado una solución a aquel di-fícil problema.

Robert Sheldon, jefe químico del National Accelerator Laboratory de Batavia, Illinois, imaginó que las latas de cerveza encajadas entre dos paneles de plástico, podían formar una estructura de nido de abejas utilizable como material sólido y li-viano para construcciones. El fac-tor desencadenante de su invención fue un cartel de una autorruta que decía: "conserve a Estados Unidos hermoso: tráguese una lata de cer-veza".

En ese tiempo le habían encarga-do a Sheldon la búsqueda de un ma-terial transparente, apto para la cons-trucción de una cúpula que debía albergar una nueva cámara de bur-bujas del N.A.L. La estructura de nido de abeja parecía la indicada pues podía ser sólida y liviana si-multáneamente; el cartel le sugirió el material adecuado.

Los paneles se construyen sacan-do las tapas a las latas y colocando éstas últimas entre dos hojas de un plástico reforzado con fibras de vi-drio. Este sandwich de hojas de plás-tico y latas de cerveza tiene un gro-sor mínimo de 11,5 centímetros, pu-

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diendo adquirir la longitud y el gro-sor final que se desee.

Los paneles utilizados en la cons-trucción de la cúpula, debido a su forma geodésica, han sido construi-dos en forma de triángulos equilá-teros de 3,30 metros de lado. Los ensayos de resistencia efectuados so-bre el material demostraron que los paneles soportan sin problemas pre-siones debidas a vientos o depósitos de nieve hasta 4,5 kilogramos por centímetro cuadrado aproximada-mente.

Sheldon ya ha patentado su idea y sugiere la instalación de pequeñas industrias para la producción de pa-neles utilizables en la construcción. La recolección de la materia prima estaría garantizada por los grupos de Boy Scouts ( ! ) , por organizacio-nes de beneficiencia ( ! ! ) y por per-sonas con conciencia cívica ( ! ! ! ) .

Atlántida, la casquivana John Keats, uno de los escritores ingleses más importantes del siglo xix, dijo que una de las caracterís-ticas más objetables de la ciencia era su capacidad de destruir mitos largamente acariciados.

El descubrimiento, en 1969, de los supuestos restos sumergidos de una antigua ciudad cerca de la costa

de Bimini en las Bahamas, provocó una inmedata afluencia de impor-tantes geólogos y de fanáticos de-fensores de la existencia de Atlán-tida.

La evidencia de la civilización per-dida estaba dada por la presencia de cinco tipos de piedras hundidas en el mar: un ancho camino, un núme-ro pequeño de estructuras rectan-gulares similares a la de los cimien-tos de casas o templos, una gran can-tidad de discos de piedra perfecta-mente circulares, algunas columnas caídas de un templo y una pirámide.

Los descubridores de la pirámide rehusan explicar su origen, quizá de-bido a los fuertes ataques que reci-bieron las restantes pruebas de par-te de geólogos y arqueólogos mari-nos, como se verá.

El pavimento, según los especia-listas, parece ser una forma geológi-gica natural; los pequeños rectángu-los han sido identificados como pro-bables agujeros hechos por tortugas. Los discos serían un tipo de ancla usada normalmente por los pesca-dores de la zona y, en un artículo publicado en Nature (vol. 230 abril, 1971), se revela que las columnas son remanentes de barriles de ce-mento del siglo xix que muy difícil-mente se hallaran en la mítica Atlán-tida.

Los fanáticos, a pesar de las prue-bas dadas por la ciencia, continúan dragando toda clase de objetos "ex-traños" mientras los científicos vuel-ven a sus lugares de trabajo bron-ceados y con una publicación en Na-ture como único, y ciertamente no despreciable, pago de sus esfuerzos.

Sin embargo, la construcción de hoteles en Bimini es floreciente, en previsión de los futuros turistas que vendrán a admirar los restos de Atlántida.

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Cómo hundir un barco nuclear

Hasta hace poco tiempo ningún constructor naval se había preocu-pado realmente por saber cómo se hundía un barco. Sin embargo, de-bieron llevarse a cabo estudios de-tallados para usarlos como base pre-liminar en la construcción del primer carguero nuclear de Alemania Orien-tal, el Otto Hahn. El Dr. B. Hatten-dorf ha informado recientemente so-bre estos estudios en el simposio del International Nuclear Ship, ce-lebrado en Hamburgo. Las inves-tigaciones se llevaron a cabo en el "Hamburg Shipbuilders Research Institute".

Los navios nucleares son mucho más seguros que los barcos comu-nes, debido a numerosas caracterís-ticas de diseño, tales como zonas deformables tipo "acordeón" que rodean al reactor y un equipo adi-cional de anclas, ubicado en la popa. La probabilidad de un accidente con efectos radiológicos oscila entre 1 en cada 10.000 y uno en cada 100.000. Pero en caso de que el buque se hunda, las sustancias radioactivas no deben salir de la envoltura de segu-ridad que cubre al reactor. Esta cu-bierta de seguridad está generalmen-te sellada, pero al hundirse, podría implotar bajo la presión del agua, si no se la inundara en el momento preciso por medio de válvulas de se-guridad de apertura automática que permiten la entrada de agua para compensar la creciente presión exte-rior. Si las válvulas son demasiado grandes, hacen peligrar la estabili-dad de la cubierta de seguridad; si son demasiado pequeñas, no pueden llenar la cubierta de agua lo suficien-temente rápido.

Para descubrir cuáles eran las di-mensiones óptimas de las válvulas, se llevaron a cabo estudios sobre dis-tintos modelos, en los cuales se po-nía a prueba el comportamiento de los buques al hundirse. El modelo Otto Hahn medía alrededor de 2,5 metros de longitud. El casco tenía una serie de válvulas magnéticas que podían abrirse y cerrarse individual-mente desde el panel de control del tanque de prueba. La forma en que se hundía el barco —primero por la

popa y luego por la proa o zozobran-do—, podía alterarse cambiando el orden de apertura de las válvulas. Este proceso de hundimiento fue fil-mado con una cámara sumergible. La profundidad del hundimiento era de 5,7 metros, equivalente a una profundidad natural de 400 metros. La velocidad inicial del hundimiento es mayor que la que se produce a los 100 metros y varía en las distin-tas partes del barco. La máxima se aprecia en la popa, que alcanzaba una velocidad de casi 20 metros por segundo cuando el barco se hunde primero por la proa y después por la popa. La parte media —sin embar-go— en la que se encuentra el reac-tor, se hunde con una velocidad in-ferior a 15 metros por segundo al hundirse. La velocidad final del hun-dimiento era aproximadamente de 10 metros por segundo en los mode-los que se estudiaron. Pero esta ve-locidad varía considerablemente de acuerdo a las dimensiones de los barcos. No obstante, cuando un bar-co comienza a hundirse, siempre lle-ga al fondo del mar en posición er-guida y orientación horizontal. Esta comprobación hará mucho más fácil el rescate de los barcos hundidos en los océanos a unos pocos cientos de metros de profundidad.

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El competidor no podía saberlo pero ya en 1968, Williams Brazier, de Wolverhampton, había patentado un invento bastante similar. Este aparato, que debe inducir al sueño y relajación física y mental, según Brazier, consiste en un vibrador ac-cionado eléctricamente e instalado en los resortes del colchón. Un dis-positivo regulador de tiempo pone en marcha el sistema en el momento requerido y lo interrumpe más tarde.

Mientras funciona el aparato, el sujeto se balancea rítmicamente a una velocidad constante y predeter-minada. En otras palabras el sistema lo acuna.

Un arrorró mecánico Durante un tiempo el Sunday Ti-mes publicó un suplemento semanal a todo color llamado Eureka; éste estaba dedicado a las más importan-tes invenciones de la humanidad.

Esta serie se complementaba con un concurso entre los lectores bus-cando nuevas ideas interesantes. Uno de los ganadores de la competi-ción propuso una cama que cambiase de forma según un programa calcu-lado de manera tal de no cansar, ni provocar molestias a las personas que deben permanecer en ella por un tiempo prolongado.

Las ceras sintéticas salvan aves contaminadas con petróleo Mucho se ha publicado durante los últimos años sobre el daño que cau-sa a las aves de mar el petróleo que vierten los buques petroleros pero, a pesar de los intentos internaciona-les para reducir esta forma de con-taminación, el número de acciden-tes va en aumento y los tanques au-mentan continuamente su tamaño. Goren Odham y Einer Stenhagen, de la Universidad de Goteborg, Sue-cia, se han abocado a un estudio sistemático que puede mejorar con-siderablemente las posibilidades de salvar las aves contaminadas (Ac-counts of Chemical Research, vol. 4, p. 121).

Hasta ahora, el método usual para tratar a estos pájaros era remover el petróleo con detergente. Sin embar-go este tratamiento también remue-ve las ceras que cubren normalmente al plumaje de las aves y que es de capital importancia, tanto para su inmersión como para protegerse del calor. La cera se produce y es segre-gada a razón de 50 miligramos por día aproximadamente y, dado que todo el plumaje del ave puede nece-sitar varios gramos de cera para su cobertura total, los pájaros que son

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sometidos a limpieza con detergen-te deben mantenerse secos y bajo abrigo durante largos períodos, has-ta tanto se renueven las ceras, Una solución obvia a este problema sería tratar a las aves con una cera artifi-cial sintética que se empleara des-pués de la limpieza. Esta es la idea que Odham y Stenhagen han estado investigando, Ellos han analizado las ceras de la glándula preen de varias especies de aves en un intento por descubrir cuál tipo de cera se ne-cesita,

_ Los químicos siempre han tenido dificultad en caracterizar las ceras. Ellas están compuestas por ácidos grasos de cadena larga unidos a al-coholes de cadena larga por uniones éster y siempre ha sido arduo iden-tificar los diversos ácidos y alcoholes incluidos en ellas. Pero las técnicas modernas de la cromatografía de gas y la espectrometría de masa han brin-dado al químico un método rápido para separar e identificar estos com-ponentes. Odham y Stenhagen han descubierto que las ceras producidas por la glándula preen varían consi-derablemente en las distintas espe-cies. Los gansos domésticos, por ejemplo, contienen solamente dos clases de ácidos grasos, esterificados a un único alcohol de cadena larga, mientras que la cera de la uria, una especie particularmente afecta-da por el desastre del Torrey Can-yon en 1967, contiene más de cien ácidos grasos distintos y aproximada-mente el mismo número de alcoho-les. La mayoría de las otras especies examinadas, principalmente patos y cisnes, contienen uno o dos ácidos y alcoholes principales con una com-pleja mezcla de componentes secun-darios. Evidentemente, las ceras pro-ducidas naturalmente son, en la ma-yoría de los casos, muy difíciles de sintetizar en gran escala en el labo-ratorio, de modo que Odham y Sten-hagen han buscado las principales características que estas ceras tienen en común: las ceras deben ser satu-radas y no cristalizables. En la na-turaleza ésto se logra ya sea con un solo alcohol principal y una o dos cadenas de ácidos muy ramificados o por varios ácidos monorramificados y alcoholes de largas cadenas norma-les o con una sola ramificación.

_ Las ceras sintéticas que ellos de-cidieron emplear contienen princi-palmente un ácido graso ramificado, esterificado a un alcohol de cadena larga; ambos se encuentran en la ce-ra de diversas especies de aves. Sin

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embargo, los intentos para rociar los pájaros con esta cera después de lim-piarlos no ha tenido mucho éxito, ya que el exceso de cera presenta el mismo efecto perjudicial que el pe-tróleo original. Para superar ésto, ellos desarrollaron un esquema del tipo "el brillo aparece a medida que usted limpia", slogan inmortalizado en la publicidad televisiva de ceras para pisos y autos. Por medio de una técnica especial, la cera sintética se incorpora a una solución liviana de detergente que se usa para remover el petróleo de los pájaros; de este modo después de la limpieza queda sobre las plumas una adecuada capa de cera. Esta combinación de limpie-za-encerado ya ha sido probada en aves contaminadas con petróleo en Gaulein, Escandinavia, habiéndose limpiado con éxito y dejado en li-bertad nuevamente a 75 pájaros en el término de una quincena.

6 Flores: consecuencia de un tira y afloja bioquímico La explicación de por qué las plan-tas dan flores cuando las dan, es un asunto un tanto misterioso. Empe-ro, durante algunos años, se aducía que una hormona del crecimiento —la fio rigen a— era la causante del florecimiento en condiciones de ilu-

minación favorables. Ahora, dos científicos de la universidad de Utah, Estados Unidos, han reunido prue-bas que indican que el florecimiento está regulado por un mecanismo de control más complejo que lo que an-teriormente se creía.

Frank Salisbury y D. D. Gibby han estado analizando una planta llamada cocklehur (Xanthium stro-marium) que florece cuando se ex-pone a "días cortos" (solamente ocho horas de luz en 2 4 ) ; los pe-ríodos de iluminación mayores a éste impiden el florecimiento. Ellos pu-dieron demostrar que si a una plan-ta de cocklebur se le quitaban todas las hojas menos una, el tratamiento de "día corto" (DC) podía aún cau-sar el florecimiento. Más aún, si ilu-minaban en forma continua el extre-mo de la hoja mientras que sometían al tratamiento DC al segmento de la base, todavía podía lograrse el flore-cimiento. Pero, si se invertía este proceso, es decir, si se exponía el ex-tremo a iluminación DC y al resto se lo mantenía continuamente ilumina-do, el florecimiento se veía impedi-do. De este modo, parecería que los períodos largos de iluminación pro-dujeran un inhibidor que entra a competir con un estimulante del flo-recimiento, liberado durante el tra-tamiento de DC.

Salisbury y Gibby siguieron inves-tigando este balanceo estimulante-inhibitorio y se encontraron con una situación bastante curiosa. Dejaron sólo dos hojas en un brote, una hoja ubicada en la parte inferior, a la que aplicaron un tratamiento DC y una en la parte superior que sometieron a luz continua, descubriendo que se había evitado el florecimiento. La inhibición fue detenida empero al

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II!lili ti tillo d 1' huí1 i'P-Utir toa 1.1' ii [ , mu i u 1 m qu Í ' I

agüite mhil non > im pi d" p> i> p >r el t J ' o i u ii 11 t ti in ! it t tk 1 ia v-,;/' i 11¡ t vio I > ln ii i i h :> .'i*m ni h mu• ik t ii i ' * P >s <Ícm uliin i ni ijit t 11 !i > h "i r ttní i tiun iiihi n b ti i h i'n i ni-tkl ul il míiu «1 h | i1- p' i i n e ilmim >d is ubu id »• < i 1 > ¡ it iu~ teri» i , qiu pn l n n m P i 1 i ton i í-dón ik junipol1 i 1'iui pos lo t mm qUw J mhil id h ' u i i e piu ! • ti ti ih t < 1 tk '< i ni mi i e i IK üi ,iil 1 Lililí' 11 tu i t„ 1 1 i u.ih.t-bnt 11 t'oi p'u n i i! 1 l u i 1 1 i dil hi'iilndni p iti i ̂ ^t u t i ti' i ha-.' u 1L ít tundido

T a i i j nnuiti is p i t 11 i 1 cuntiliui dv 11 Uiiiv i ul i I d Ut tls .Lirio ti i o 3 que i l n < pl iii i no i s t 'b i smteti, indo el iitm ' ín te ¡ pic-urniblemtnte f h j n ^ r a ) . es-taha pmdni icndii m fonna ii_tiv i el hasta ahora no identificado mlvVto rio. El trabajo de ellos deinut ti i que, por lo menos en esta plant t ti florecimiento se encuentra bajo el control de un mecanismo de tn i T

afloja. Parece probable que un i ín vestigack'm detallada cíe otras phti tas desenterrará sistemas simihtt (PLirt Physiology, vol. 47, p. 7 M )

7 Bicicletas y fecundidad Düíde que Kirkpatrick M.icMi1'>n produjo el primer velocípedo hatt alrededor de 130 años, el mere ido de la bicicleta ha sido partí ul u mente cíclico. Ultimamente, dt pu» •> de una lenta recuperación del i que sufriera en la década del 50 el velocípedo está gozando de mu n<> polaridad sin precedentes en lo 1 tados Unidos. La producción intun t de cíte país ya o •¡tú atrasada m \ i rios meses con respecto a los ptdi dos existentes y se está alcntimlo mediante dolares a los fabril itu s europeos y japoneses, para qm pío vean mayor cantidad de elementos importados.

Entre las razones que se ínsmu m

«1" i 411 l'f i 11!» ! l J i ¡i , f i ' ' i 1 n i u n nhlt-

i i t i' I i ¡ t 1 1 p i i d<i I I I K i | I ' U l !

t ,. I u ....... 1.1 iv.l.'..u.i.> dw i.lltOI! ' ,11, M M 1 • t Ilil 1 ! IH

fiioí.. r.staría sufi-uxiis las r¡(>-

para exniicnr este renncimicm-t uc h ,1 , i 1 i ¡ i t i| > J ii i t i t i i ti t ! 1 t. I Ul I 1 I ! I I gadores, de que el ejercicio ¡le,:,, ni i i ti « mi i 1 1

t it t o i ut i, 1 1

q it cu 1 i i Hid 1 <J i i t i d i i 1 fi i " i 1 < n U m i i itml i P ir He i 1 un li

11 1 ol' 1 \L \I uiln i d d 1 i 0 pton > u i \ I 1 i n li h

citltt i Lomun tn 11 it il i i i' ti pi aknti d J i ! 1 iriil i M mu ftetuimj; l >n>pii\ dt li 1 iIik Uivdos, conitrii s n ti nt n «ü ' i Hiptti nid id ik 1 >•, i itli i 11 i h lus (¡ni. tt- tk 1 is t ip ik i i! ip Itl ll dtí It tjllt 11 bu U I t I t L ' umta mtdu tk ti n [ iut u i tontimini íntlu uic'o . ! uo i l l i

Poda t unbi i, h i!xt il ni qut l i "tntil ln itk i id m d io i buit 11 e nunin i i ni mi lío Liitmi ni di mi d i—• ] i 'i i tsi i ofreciendo su p qu no m ' p u ' tombitit nutsti i tu iknen inii n t 'intí dt Mip ífoíiluion T' e toño pisuli , tn il Ptm«.h Medí il ¡our nil, un medico tk Su t tt inb naibt que il invtsti ir sobit h nt uní didul tk uní put j i ti^idi dt^eu bi io i¡ut ti m nulo p i \le ih i dar m tt dos hol i*. \ mtdu poi di ^ 1 u 11 b s t d 1 \ i con k iJo t i } i nitio o eL 1 i opi ion 1 1 i ul i 1 mi, 1)11 t ' lu qut mi 1 u i u un i K din u m ui li ii il i 1 i m im 1 ni 'i i m ! i ¡ i •

ib t M 1 I ti eel 11 p 1 II 1 ' ' mdii en b i i «i ' u i i i ' . tni ti os it ih d iiut nu i i p i h ntt n i tii'i i n i ! t|ti 1 i-don u i 11 pi ui i ' I 11 'i ui J i e pos i qui do tnt un i ib n id i. 3 n ui u ii n 11 posilnl d ' di 1 : m tnloqu o,ni to d qu 1 í-

i Idilio pi ittit t li n i um i ul if \ pKllon ' Itl l [ i díi I l 1 Mi s ll li 1 l-ble intii ontepmo ín 1 ui'ino ! u tip!o>ionfi ekino u ii t i bi u pi-

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1 i e< ip i-, s automó-

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Cojinetes de madera I n ti Instan o (uiuii o tu noli ^leo dt Dni pr ip tío ' i ' un i r<_ ih mi mu ti tu nt p i n tnpk u r n d t n en b in tiuetitn dt rin tji uní i tk ult< «.¡u ni ti x t u t nt

! bioiitL u i i ilt u i m b bbitt p ¡̂ di.il unnp^tit ion li ui i kt i pun i 11 i t indi i i luni I o un fc.s> 1 u m ii1 mi ' s m d d t i ti -i t i n di i i 1 II i| it lo ntí i

U i í i ii 11 i i ti di 1 s MI íti I I 111 i til l ti 1 ipre n - - "Ltle

1 e ni t l I 11 l l k I t l l lU 11

I'ii k ii i ii u t il ¡ i i1 t un I ' n 1 il i 11 i'itdul ti tu \ vi I n ' I 1! 1 1 (Hl 1 UH)i 1 p itO ni i «' i n i 1 i \ | i i d > i t I l It 1 l 'qui J II p o 1 1 u l t s

¡ i m k I > u i| 11 i t k I ln t

til t Hl I II 1 <111 dlll tl't 1 O ll I it n ti i 11 i \ i Jüi ss utih 11 t o m o lu' i ii i t i i u i t umuii \dtin i 1 l ni d t ! l t Hl nlid ul l e dote \ tet> a i bir iti qt todos, luí d ni h m ,

t. . iiak., pata eojiiutt.-. .

45

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La riqueza pesquera del Atlántico Sur

En los últimos años varios de los caladeros tradicionales de pesca de-mersal del Atlántico Nor-oriental así corno los más recientes de Africa del Sur muestran índices de sobre-pesca con el consiguiente decreci-miento de los rendimientos. Por ello países europeos miran hacia otros mares buscando elevar sus capturas para hacer frente a un mercado ca-da vez más exigente y en constante aumento de demanda. Es así que el Mar Argentino se ofrece como un área rica y virtualmente inexplotada.

Esta situación ha justificado que varios países de ultramar se intere-saran en nuestra plataforma marina. La Unión Soviética destinó una po-derosa y numerosa flota a operar en la región, la que solo en 1967 ex-trajo 500.000 toneladas de merluza. La República Federal Alemana, Ale-mania Oriental, Japón, España y Grecia han enviado, ya sea buques de investigación pesquera y océano-gráfica para estimar la potencialidad de nuestros recursos marinos, ya sea embarcaciones comerciales de gran porte para efectuar estudios de ren-tabilidad.

Cuando en 1961 se creó el Insti-tuto de Biología Marina (ver CIEN-CIA NUEVA N? 10, pág. 6 Biolo-gía Marina y recursos pesqueros) (dependiente de la Universidad de Buenos Aires, Universidad Nacional de La Plata, Universidad Nacional del Sur y de la Comisión de Inves-tigaciones de la Provincia de Buenos Aires), con sede en Mar del Plata, se fijó como una de las metas más importantes el estudio de los recur-sos marinos del país. Esta tarea se desarrolló casi sin interrupciones desde la fundación del Instituto.

Al cabo de estos cinco años de trabajo se dispone de una informa-ción elaborada muy rica para un nú-mero significativo de especies, como la castañeta, pescadilla, bonito, ca-balla, camarón, langostino, vieira, al-meja amarilla y en especial para las dos especies que por su abundancia y características son de mayor interés en una pesca comercial, la merluza

(demersal) y la anchoíta (pelágica). De esta manera, una línea de traba-jo iniciada hace casi diez años ha permitido llegar a resultados impor-tantes para el país como son los as-pectos siguientes: evaluación de los efectivos de anchoíta y merluza, de-terminación de la estructura de sus respectivas poblaciones, ritmos de crecimiento, tasas de mortalidad, identificación de las poblaciones, de-terminación de las áreas y épocas de reproducción, conocimiento de los ciclos migratorios y la relación de los efectivos con los factores ambien-tales bióticos y abióticos.

Asimismo Argentina junto con Brasil, Uruguay, con la coordinación de FAO integra la Comisión Asesora Regional de Pesca para el Atlántico Sudoccidental (CARPAS). Este or-ganismo combino en establecer un

Grupo de Trabajo conjunto con el Comité Asesor cíe Investigación de los Recursos Marinos (CAIRM) con el fin de: a) estudiar los recur-sos pesqueros pelágicos y demersa-les clel Atlántico sudoccidental en el área de la CARPAS (comprende la plataforma y una extensa zona oceá-nica entre 0o y 56° S) ; b) evaluar el estado de las poblaciones y el efec-to que el esfuerzo de pesca actual provoca en dichas poblaciones; c) estimar la magnitud de su rendi-miento potencial; d) aconsejar sobre medidas de conservación para su ex-plotación racional si éstas fueran requeridas, y e) aconsejar sobre los requerimientos de investigación fu-turos incluyendo la colección de in-formación biológica y estadística.

La primera reunión de este Gru-po de Trabajo CAIRM-CARPAS, se llevó a cabo en Montevideo, Uru-guay, entre el 14 y el 17 de diciem-bre pasados. Participaron en esta reunión investigadores y expertos de los países miembros de la CARPAS y de la FAO; representando al CAIRM asistió el profesor Ulrich Schmidt, director del Instituto de Pesquerías de Hamburgo, Alemania Federal, quien como jefe científico del buque de investigaciones pesque-ras Walter Herwig exploró la pla-taforma y talud continental del Mar Argentino durante el invierno de 1966 y el verano de 1969-1970, In-tegrando el grupo argentino partici-paron los investigadores Prof. M. B. Cousseau, el Sr. D. A. Capezzani y los Lic. J . P. Castello y J . M. Sil-vosa, todos ellos del Instituto de Biología Marina de Mar del Plata, aportando los resultados del grupo nacional; asistió también el Sr. H. O. Villar (responsable de la estadís-tica) del Servicio Nacional de Pesca.

Las conclusiones más importantes y de interés para fijar las pautas del desarrollo pesquero son:

1) El total de peces demersales (merluza, merluza de cola, polaca, corvina blanca, pargo y pescadilla) que puede pescarse sin poner en pe-ligro a este efectivo mixto es de

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2.400.000 toneladas anuales, en el área comprendida entre las latitudes 32° y 56° S.

2 ) Las capturas medias máximas de merluza logradas en el sector comprendido entre 35° y 40° S, principal área de explotación, son en invierno y verano de 16 a 12 to-neladas por hora de arrastres, respec-tivamente.

3) La abundancia de merluza en-tre 35° y 44° S fue determinada en 3.000.000 toneladas. Teniendo en cuenta la tasa de mortalidad natu-ral se puede obtener una captura máxima sostenible de 1.000.000 to-neladas anuales.

4 ) El principal recurso pelágico del Mar Argentino lo constituye la anchoíta. Dado el bajo nivel actual de explotación de este recurso se puede considerar que es virgen. Del

Recién comienza A pesar de los enormes avances de la medicina en el curso de los últi-mos 30 años, todavía hay muchas cosas que no comprendemos. Hasta el mes de junio pasado, por ejemplo, nadie sabía realmente cómo el medi-camento más corriente en el boti-quín casero —la aspirina —produ-cía sus efectos beneficiosos.

Que produce efecto está demos-trado por el número de tabletas de aspirina vendidas anualmente que, según cálculos, solamente en el Rei-no Unido se cifra en 4.000 millones. En los Estados Unidos la gente in-giere aspirinas a razón de 30 tone-ladas diarias, llegando a unos 100 tabletas por habitante/año. Durante gran parte de lo que va del siglo ha sido ia panacea universal para innu-merables pequeñas dolencias, desde el dolor de cabeza a la fiebre; para algunas personas, el echar mano al tubo de aspirinas es casi un reflejo condicionado.

Un grupo de investigadores del Real Colegio de Cirujanos de Lon-dres esclareció recientemente el me-canismo de la aspirina. El resultado de sus trabajos, publicado en Nature New Biology, establece un vínculo entre la aspirina —una de las dro-gas más antiguas— y las prostaglan-dinas, unas sustancias que se sabe intervienen en la actividad sexual y

análisis de los diversos cálculos de abundancia de este recurso (basados en modernas técnicas hidra-acústicas y en el conteo de los huevos en el plancton) surgió que hay una abun-dancia mínima de 4.400.000 de to-neladas en la región de la platafor-ma continental entre 35° y 41° S. La captura máxima sostenible para esta especie sería como mínimo, de 1.900.000 toneladas anuales.

5 ) Se estimó, ele acuerdo con las investigaciones del grupo alemán, que la captura máxima sostenible para los efectivos de polaca y merlu-za de cola comprendidos entre 48° y 56° S es de 1.300.000 toneladas. Esta zona patagónica, hasta el pre-sente inexplorada, constituye una re-serva natural importante. Habría que agregar el rendimiento que po-dría obtenerse de la captura de la

a saberse cómo la fertilidad y que son actualmente objeto de investigaciones intensivas en todo el mundo.

Los investigadores del Real Cole-gio de Cirujanos, dirigido por el pro-fesor John Vane descubrieron hace dos años, que el tejido de los pul-mones de conejos de las Indias pue-de, en ciertas circunstancias, liberar prostaglandinas. Hallaron que se li-beraban tres sustancias; dos eran debidamente prostaglandinas, pero la tercera era un misterio. No había sido vista nunca anteriormente.

En su última serie de experimen-tos, el profesor Vane demostró que la aspirina amortigua la liberación de estas sustancias, probablemente entremezclándose en la acción de las enzimas que estimulan la produc-ción de prostaglandina. El profesor trabajaba con extractos sin células de pulmones de cobayos; simultá-neamente y en el mismo laboratorio, otros dos grupos de investigadores demostraron que los efectos son. idénticos en sistemas biológicos más completos. Cuando ciertas personas tomaron voluntariamente aspirina, por ejemplo, sus plaquetas sanguí-neas perdieron la capacidad de pro-ducir prostaglandinas.

Ello sugiere inmediatamente un nexo entre la supresión de la libera-ción de prostaglandinas, provocada

sardina fueguina, para la que si bien no existen hasta ahora estimaciones cuantitativas ele su abundancia, los indicios recogidos son muy promi-sorios.

Es importante destacar que las investigaciones de este orden deben continuarse y ser respaldadas en ra-zón de que tratan sobre los recursos naturales renovables y su real cono-cimiento. Para ello es necesario que se suministren los recursos adecua-dos y apoyo a las pocas Institucio-nes Argentinas que llevan a cabo in-vestigaciones sobre los recursos del mar, como el Instituto cíe Biología Marina de Mar del Plata, elaboran-do información con adecuada base científica.

Instituto de Biología 'Marina

obra la aspirina por la aspirina, y su eficacia en la reducción de la inflamación. Los úl-timos experimentos del profesor Vane ponen de relieve que existe dicho nexo, y que la aspirina surte efecto porque inhibe la producción, y liberación de prostaglandinas.

Una de las limitaciones de la as-pirina reside en que puede dar lugar a hemorragias de las paredes del es-tómago. Este problema ha existido en el Reino Unido desde que se ex-trajo de la corteza de un sauce una droga parecida a la aspirina para curar las "fiebres intermitentes", co-mo se llamaba a la malaria en el si-glo X V I I I . Si bien este efecto se-cundario parece un gran inconve-niente, es lo bastante benigno como para no causar graves problemas, ex-cepto en las personas que padecen artritis reumatoide, quienes frecuen-temente tienen que tomar grandes cantidades de aspirinas para calmar los dolores.

Actualmente existen motivos fun-dados para confiar en que los nuevos conocimientos ayuden a producir m e -jores versiones de la aspirina sin e s t e efecto secundario. Los aquejados d e artritis reumatoide necesitan un m e -dicamento que inhiba la producción de prostaglandinas en la piel p e r o que no afecte a las de las paredes del estómago. O

4 7

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La revolución optoelectrónica David Findlay

El control de los rayos X, las ondas radiales y las microondas transfor-mó completamente la fisonomía de la vida durante los primeros 50 años de este siglo, y el descubrimiento del láser y su subsiguiente perfec-cionamiento durante la última déca-da ejerce ya poderosa influencia so-bre el hombre y su medio.

Los lásers son fuentes de ondas electromagnéticas coherentes simila-res a las ondas radiales pero de lon-gitud de onda mucho menor; lo tí-pico es que posean una milésima de una millonésima parte de la longi-tud de onda de las ondas radiales medias. En otras palabras, son fuen-tes de luz muy brillantes que emiten en la zona visible del espectro con la que estamos más familiarizados. Pero también se han perfeccionado lásers que emiten en las regiones invisibles, es decir la ultravioleta y la infrarroja. Siempre según el tipo de láser, la emisión puede asumir la forma de un haz continuo, bastante parecido a la luz de un reflector, o la de un solo impulso de luz o un tren de impulsos aislados.

Trabajar con estas cortas longitu-des de onda ofrece considerable nú-mero de ventajas y las técnicas ópti-cas adquieren importancia cada vez mayor en lo concerniente a medición de distancias y a comunicaciones, además de interesar particularmente a los militares. En su mayor parte, tales sistemas necesitan receptores para detectar el haz láser y conver-tir la señal óptica en una señal eléc-trica. El procesamiento de la señal eléctrica puede ser a continuación ejecutado por medio de otros instru-mentos electrónicos.

Para explotar a fondo las posibi-lidades del láser, la industria elec-trónica necesitó expandirse en este nuevo campo de la optoelectrónica, como consecuencia de lo cual fue perfeccionada toda una nueva línea

de componentes híbridos específica-mente ideados para detectar la luz láser y para el subsiguiente procesa-miento de las señales eléctricas. En este segundo campo se logró fácil-mente el éxito gracias sobre todo a las técnicas ya existentes en el cam-po de la microelectrónica, campo en constante expansión, de manera que hoy es factible adquirir un fotode-tector con sus sofisticados compo-nentes electrónicos, todo ello alojado en un pequeño conjunto.

El profesor D. J . Bradley, del De-partamento de Física Pura y Apli-cada de la Queen's University, Bel-fast, Irlanda del Norte, está inves-tigando con sus colaboradores varios aspectos de la tecnología del láser, tales como el perfeccionamiento de sistemas de láser nuevos y más eco-nómicos, el control y la manipula-ción de haces láser, el mejoramiento de detectores y la explotación de los actuales sistemas de láser como ins-trumentos científicos e industriales.

Hasta hace muy corto tiempo, los

lásers de alto poder eran, en su ma-yor parte, equipos caros. La razón de ello reside en que tales lásers eran en gran medida construidos en torno de una varilla láser cilindrica maciza hecha de rubí o de algún ma-terial de vidrio, contaminado con una sustancia rara, difícil de produ-cir y de fabricar de acuerdo con las tolerancias exigidas por un sistema óptico.

En los últimos años, fue perfec-cionado un nuevo tipo de láser cuya pieza central consiste en un líquido que fluye por un tubo cilindrico. Se emplean sustancias colorantes fluorescentes disueltas en distintos solventes, tales como agua o alcohol. El tubo cilindrico que contiene el colorante se encuentra situado sobre una línea focal de un cilindro elíp-tico altamente pulido; sobre la otra línea focal del cilindro hay una lám-para de flash de xenón-oxígeno.

Al energizar la lámpara de flash mediante un impulso eléctrico de alta tensión, la luz proveniente de la

Sistema de láser de colorante, de laboratorio, utilizado en el Departamento de Física Pura y Aplicada de la Queen's University, Belfast, Irlanda del Norte.

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Page 51: Ciencianueva16

lámpara es enfocada por el reflector sobre el cilindro de colorante líqui-do fluyente. Esto activa el colorante haciéndolo fluorescer, y controlando esta fluorescencia por medio de dos espejos paralelos —cuyo paralelismo es ajustado mediante movimientos de micrómetro fino— se obtiene de uno de los espejos un brillante haz luminoso.

El color del haz emitido por el láser puede ser modificado median-te un simple dispositivo de sintonía perfeccionado en la Queen's Univer-sity y, mediante la elección del tipo de colorante, puede generarse prác-

]...'! ticamente luz de cualquier color del espectro visible. O bien, si se pre-fiere, puede elegirse de cada láser

c¡¡iü" una muy estrecha gama de colores, en cuyo caso la emisión es muy pura

•liilo (,' desde el punto de vista del espectro, ildiivi" También se han perfeccionado téc-

nicas para producir con estos lásers de colorante, impulsos de luz que duran sólo una millonésima de mi-llonésima de segundo ( 1 0 - 1 2 segun-do, o sea un picosegundo), impulsos que han adquirido considerable im-

1 portancia en el estudio de las reac-'̂j...';; ciones moleculares, en fotobiología

^¡.p Y e n fotoquímica.

:n si¡t:

uc pd-hS l'JÍ: jnE(Ü

Los lásers basados en estos sim-ples sistemas de colorante presentan

..,Í0 varias ventajas importantes que los

o ¿ i ontit:;;

tornan comercialmente viables en gran escala. En primer término, los

p'f." materiales usados para el láser bá sico —por ejemplo, los colorantes

indo tr-uc !k::. y

lí?"- fluorescentes— son baratos y de fá-kir^' obtención. En segundo lugar, es-¡¿a¡rü t o s sistemas pueden ser diseñados

bajo forma de unidades compactas en las que las celdillas que contienen el colorante y las lámparas de flash son fácilmente reemplazables porque consisten en montajes enchufables.

Las lámparas de flash, igualmen-te perfeccionadas en dicha Universi-dad, han sido especialmente diseña-das como para que soporten altos impulsos máximos de tensión y po-sean, al mismo tiempo, una dura-ción considerable.

Este grupo de científicos investi-ga igualmente métodos que permitan una detección más rápida y más efi-ciente de la irradiación luminosa por medio de dispositivos fotoelectróni-cos y fotocátodos, tales como una

| cámara fotográfica perfeccionada de l alta velocidad que sirve para regis-

trar y estudiar fenómenos que cam-lemtk k[ a n d e n t r o de una escala de tiempo

de un picosegundo. O

RIGOLLEAU CRISTALERIAS RIGOLLEAU S.AIC.

S e t r a n s c r i b e !a D i s p o s i c i ó n N? 57 f e c h a 25 d e N o v i e m b r e 1971, d e la D i v i s i ó n P e s a s y M e d i d a s d e la D i r e c c i ó n N a c i o n a l d e C o m e r -c i o I n t e r i o r , r e l a c i o n a d a c o n las P r o b e t a s Marca PYREX de 25 - 50 y 100 mi.

Buenos Aires,

V i s t o l a p r e s e n t a c i ó n e n el e x p e d i e n t e N<? 1 9 . 4 8 3 / 7 1 S E I C I p r o d u c i d a p o r la f i r m a C R I S T A L E R I A S R I G O L L E A U S.A. , i n s c r i p t a e n la D I V I S I O N P E S A S Y M E D I D A S b a j o e l n ú -m e r o 1 .316 y a t e n t o a lo i n f o r m a d o p o r l a m e n c i o n a d a d e p e n d e n c i a y a lo a c o n s e j a d o p o r e l D E P A R T A M E N T O D E L E A L T A D C O -M E R C I A L ,

El director nacional de comercio interior dispone:

1? - A u t o r i z a r la p r e s e n t a c i ó n a la v e r i f i c a c i ó n p r i m i t i v a , c o m o s i m i l a r e s al t i p o a p r o b a d o C 5001 d e las p r o b e t a s g r a d u a d a s d e V E I N T I -C I N C O , C I N C U E N T A Y C I E N M I L I L I T R O S (25, 50 y 1 0 0 m i ) d e c a p a c i d a d , c o n s t r u i d a s , t u b o y b a s e , c o n v i d r i o b o r o s i l i c a t o , t a l c o m o s e d o c u m e n t a e n el e x p e d i e n t e N9 1 9 . 4 8 3 / 7 1 S E I C I f o j a s 2 a 4.

2 ? - E l s e l l a d o d e v e r i f i c a c i ó n p r i m i t i v a s e a p l i c a r á e n la p r o x i m i d a d y p o r e n c i m a d e l a g r a d u a c i ó n q u e i n d i c a la c a p a c i d a d d e l i n s -t r u m e n t o .

39 - E x p e d i r c o p i a s d e l a p r e s e n t e D i s p o s i c i ó n p a r a l as p u b l i c a c i o n e s e s t a b l e c i d a s e n e l a r t í c u l o 69 d e la R e s o l u c i ó n M i n i s t e r i a l d e f e -c h a 9 d e S e t i e m b r e d e 1926.

4<? - C o m u n i q ú e s e , r e g í s t r e s e . C u m p l i d o , v u e l -v a e l e x p e d i e n t e N9 1 9 . 4 8 3 / 7 1 S E I C I a l D E -P A R T A M E N T O D E L E A L T A D C O M E R C I A L -D I V I S I O N P E S A S Y M E D I D A S - p a r a la n o t i f i -c a c i ó n d e la f i r m a i n t e r e s a d a y s u r e s e r v a c o m o a n t e c e d e n t e t é c n i c o . D I S P O S I C I O N N9 5 7

* M a r c a Reg is t rada de Co rn ing Glass W o r k s , U.S.A.

Page 52: Ciencianueva16

Los poliábolos

Juegos Matemáticos Manuel Risueño

Siguiendo el orden lógico, después de habernos ocupado de los polia-mantes 1 y de los piolióminos,2 fi-guras formadas por un conjunto de triángulos equiláteros y de cuadra-dos, respectivamente, nos correspon-dería referirnos ahora a los polihe-xas, figuras formadas por hexágonos regulares que constituyen el único tipo aún no mencionado de polígo-nos regulares que pueden cubrir to-talmente un plano.

Sin embargo, a fin de no demorar la referencia a otro tipo de figuras que también pueden cubrir un pla-no y que, por lo tanto, también se prestan a este tipo de formación de figuras y que, por otra parte, tienen algunas particularidades que pueden ser de interés, preferimos referirnos previamente a los poliábolos, figuras formadas por triángulos rectángulos isósceles, es decir, por mitades dia-gonales de cuadrados. Su nombre, como en el caso de los poliamantes y de los polióminos .también deriva de una falsa etimología, partiendo de "diábolo", un juego que se jugó en otro tiempo con una especie de trompo cuyo perfil estaba formado por dos triángulos rectángulos isós-celes.

El hecho de que en este tipo de triángulos no sean los tres lados iguales, sino que los catetos difieran de la hipotenusa, hace que el núme-ro de poliábolos crezca muy rápida-mente con el número de los trián-gulos que los forman. A continua-ción damos una breve tabla, mos-trando para los primeros valores de n {el número de triángulos compo-nentes ), el número de poliamantes y de poliábolos existentes:

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n Poliamantes Poliábolos 1 1 1 2 1 3 3 1 4 4 3 14 5 4 30 6 12 107

En la figura 1 indicamos todos los poliábolos hasta n — 4 y dejamos al cuidado del lector determinar la for-ma de los 30 pentábolos y de los 107 hexábolos diferentes.

Puede observarse que entre los tres diábolos hay uno que no es si-métrico, que entre los 4 triábolos, hay 2, y que entre los 14 tetrábolos, hay 8 en las mismas condiciones. Nuestros lectores recordarán, por lo que se ha mencionado en algunos de los artículos citados en las notas 1 y 2, que estas figuras asimétricas existen en pares enantiomorfos, es decir, en la misma relación que entre un objeto y su imagen en un espejo. Estos pares no pueden sobreponerse por simple traslación, sin salirse del plano del papel; pero en cambio coinciden si una de las figuras se la levanta y se la da vuelta. En un ar-tículo anterior señalamos que esto era equivalente a considerar que las dos caras de la figura son iguales o que no lo son, y también indicamos que mientras los aficionados nor-teamericanos permiten dar vuelta las piezas y consideran, por lo tan-to, en el caso concreto que nos ocupa, que sólo hay 14 tetrábolos diferentes, los ingleses prefieren con-siderar diferentes las figuras enantio-mórficas y hablan, en este caso, de 22 tetrábolos.

Con cualquiera de los dos crite-rios, el número de tetrábolos es lo suficientemente grande para dar lu-gar a recreaciones matemáticas de in-terés y lo suficientemente pequeño para recordar de memoria las formas y poder formar figuras con lápiz y papel, sin necesidad de fichas física-mente concretas. Los pentábolos ya son 30, o 56 si se diferencian los pares enantiomorfos y por eso ya no se usan tanto. Nosotros nos limi-taremos exclusivamente a los te-trábolos.

Se ha señalado ya también que dos de los lados de los triángulos rectángulos isósceles difieren del ter-cero; de ahí que en las figuras que se formen, es importante distinguir entre los lados formados por catetos de estos triángulos ,o sea, por lados del cuadrado formado por dos de ellos, que se designarán con la abre-viatura "c" , y los formados por hi-potenusas (o por diagonales de los cuadrados dobles), designados por "h" .

Restringiéndonos por ahora a los 14 tetrábolos "norteamericanos", es decir, permitiendo dar vuelta a las figuras asimétricas, ya Martin Gard-ner, en el artículo en que dio a co-nocer este entretenimiento al públi-co norteamericano,3 señaló que era imposible formar una figura doble-mente simétrica, tal como un rectán-gulo, con los 14 tetrábolos. Esta de-mostración se debe a O'Beirne.'1

A diferencia de lo que ocurre con los poliamantes y con los polióminos, en que las demostraciones de imposibi-lidad se basan en la coloración de las unidades (triángulos equiáteros o cuadrados, respectivamente) que

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forman estas figuras, la demostra-ción para los poliábolos se basa en el número de lacios " h " del juego com-pleto de 14 piezas. Con las piezas colocadas en la posición indicada en la figura 1, los lados " c " serán ver-ticales u horizontales, y los lados " h " inclinados diagonalmente hacía la de-recha o hacia la izquierda. La pieza A no tiene lados " h " ; a ésta y a las siguientes 8 piezas (B a I ) se las llama "pares" porque tienen un nú-mero par de lados " h " en cada una de las dos direcciones posibles (re-cuérdese que cero debe siempre ser considerado un número par); en cambio las cinco piezas restantes ( J a N) son "impares". Por haber un número impar de piezas impares, es evidente que será imposible "casar" entre sí todos los lados " h " o dis-poner los sobrantes en forma doble-mente simétrica.

De ahí que al formar figuras con los tetrábolos, no se trate de formar figuras en que intenvengan todas las piezas y la parte más interesante del entretenimiento consiste en determi-nar qué figuras simples pueden for-marse. Entre los cuadrados, han resultado posibles los de 2h X 2h, 3h X 3h y 4c X 4x, conociéndose 2, 98 y 6 soluciones, respectiva-mente.

Pasando a los rectángulos, son po-sibles los de 2c X 3c ( 1 ) , 2c X 4c ( 4 ) , 2 c X 5c ( 5 ) , 2c X 6c (2 ) , 3c X 4c ( 1 3 ) , 3c X 6c (62) , 4c X X 5c ( 2 6 ) , Ih X 3h ( 1 ) , Ib X. 4h ( 2 ) , 2h X 3h ( 14 ) , 2¿ X 4b (101), 2h X 5h (170) , 2hX6h (7 ) y 3h X 4h (113 ) , para los que hemos indicado entre paréntesis el número de soluciones que conocemos. Tén-gase en cuenta que mientras que en el caso de rectángulos no incluidos en la enumeración precedente está probado que no tiene solución, en el caso de los rectángulos enumerados, el total de soluciones puede ser mayor.

De los paralelógramos son posi-bles: 3c X 2h ( 2 ) , 3c X 4h ( 29 ) , 3c X 6A (79 ) , 3c X 8h (24 ) , 4c X X 2h ( 6 ) , 4c X 3h (29) , 4c X 4h ( 1 3 6 ) , 4c X 5h (219) , 4c X 6h ( 2 6 ) , 5c X 2h ( 5 ) , 5c X 4h (174), 6c X 2b ( 2 ) , 6c X 36 (197) , 6c X X 4h (189) y 8c X 3h (40 ) , pu-diendo hacerse los mismos comen-tarios que para los rectángulos. Ob-sérvese además que, si bien el rec-tángulo 3c X 8c resultó ser imposi-ble, no lo son los paralelógramos 3c X 8h ni 3h X 8c.

Zl Z \ • Z I 7 n = i n = 2 n = 4

a b c d e f g h

K L M N

Figura 1

También es posible formar trián-gulos rectángulos isósceles con cate-tos de largo 4c (e hipotenusa 4h), 6c (e hipotenusa 6h) y 4h (e hipo-tenusa 8c), conociéndose 4, 104 y 139 soluciones diferentes, respectiva-mente. Por último, el autor se ha ocupado también de los trapecios isósceles, encontrando que sólo los siguientes pueden construirse (se in-dica primero, separadas por un guión, las dos bases, seguidas de la indicación " c " o "h" , y luego los dos lados iguales: 1 - 3b X 2c (1 ) , 1 --5b X 4c (32) , 2 - 6 h X 4c (156) , 3 - 7 h X 4c (237), 4 - 8 h X 4c (11), l -7h X 6í (243) , 3 - 5c X 1 h ( 2 ) , l-5cX2h ( 3 ) , 2 - 6c X 2¿ (4 ) , 3 - le X 2h ( 3 ) , 4 - 8c X 26 ( 2 ) , l - 7 c X 3/3 (56), 3 - 9c X 3.6 (107), 5 - 11c X 3h ( 3 9 ) , y l - 9 c X 4h ( 4 9 ) .

Cabe señalar que algunos de los triángulos y trapecios isósceles con lados h y con bases (o hipotenusas) c, tienen un número impar de lados h en cada una de las dos direcciones

Figura

y, por lo tanto, sería teóricamente posible encontrar una figura en que se emplearan los 14 tetrábolos; des-graciadamente, ninguno de los tri-ángulos y trapecios que nos ocupan tienen una superficie equivalente a los 14 tetrábolos.

Finalmente, puede mencionarse el problema de la duplicación: con cua-tro tetrábolos, formar un modelo en escala doble de cada uno de los 14 tetrábolos diferentes. Este problema tiene solución sólo en 13 de los 14 casos posibles y en algunos es im-posible la solución si no se usa el tetrábolo que sirve de modelo como uno de los cuatro; en otros, a la inversa, es imposible usar este mo-delo. El número de soluciones dife-rentes para cada uno de los catorce tetrábolos, indicando primero las so-luciones que incluye el modelo y luego las que no lo incluyen, es el siguiente:A: 2 y 2; B: 1 y 1; C: 4 y 0; D: 0 y 4; E: 1 y 3; F: 0 y 1; G: 0 y 1; H: no tiene solución; I : 3 y 3; J : 2 y 0; K: 8 y 0; L: 4 y 0; M: 1 y 6; N: 1 y 1.

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Pasando ahora a los tetrábolos "ingleses", es decir, aquellos en que no se permite "dar vuelta" a las piezas y, por lo tanto, se consideran diferentes entre sí los pares enantio-mórficos, también O'Beirne, en su artículo citado en la nota 4, demos-tró que tampoco se puede formar una figura doblemente simétrica o con mayor simetría. Es interesante citar textualmente, aunque tradu-ciéndola, la parte final del raciocinio de O'Beirne: "En el mejor de los casos, se puede avanzar satisfactoria-mente hasta que sólo queda una pie-za por colocar (véase, por ejemplo, la figura 2, tomada del artículo de O'Beirne) pero la pieza que nos queda no puede ser en ningún caso la pieza que necesitamos: debemos encontrar que no hace falta una pie-za que divide sus lacios libres (los que Gardner habría de llamar lados " h " ) entre direcciones perpendicu-lares del modo opuesto —ambas pares, o ambas impares— al que se presenta en la pieza que nos queda. Debemos en este momento resistir la tentación de empezar a hacer cam-bios de piezas con reacomodos pos-teriores, pues ninguno de ellos podrá afectar la incompatibilidad básica que hemos encontrado".

Y más adelante dice O'Beirne; "Puede también notarse que argu-

mentos precisamente similares se aplican al caso en que se reduzca el número de tetrábolos a 14, inclu-yendo un solo miembro de cada par enantiomórfico, en un juego de pie-zas reversibles. Podemos considerar la pieza simétrica L como la raíz del problema y para eliminar la dificul-tad puede considerarse rechazar to-dos los tetrábolos que son simétricos por reflexión; con los restantes po-demos esperar formar un cuadrado. Es fácil demostrar que es imposible disponer ocho tetrábolos no-simétri-cos reversibles en la forma de un cuadrado formado por 32 triángulos básicos; pero si los 16 tetrábolos re-versibles diferentes pueden disponer-se para formar un cuadrado con una superficie de 64 triángulos básicos, es un problema del cual aún no co-nocemos la respuesta. Sería muy sa-tisfactorio si esto sólo se pudiera obtener con un arreglo asimétrico de los pares simétricos".

Poco después, clos lectores del New Scientist, los señores Settering-ton y Spinslc, encontraron una solu-ción que puede transformarse fá-cilmente para, dar un grupo de 9 soluciones diferentes y el propio O'Beirne encontró otra que por rotación de un grupo de tres piezas da lugar a una más, o sea, que se co-nocen en total 11 soluciones.

Como con las piezas "inglesas" no es posible "dar vuelta" las piezas, si dos o más piezas forman una figura simétrica por reflexión, no se ob-tiene una nueva solución dándolas vuelta; únicamente grupos de piezas con un centro de simetría permiten obtener por rotación soluciones dife-rentes. El grupo de 9 soluciones in-dicado puede dividirse en tres gru-pos de tres: por una parte hay un grupo de tres piezas que, por rota-ción, puede ocupar dos posiciones diferentes y en una de ellas es po-sible cambiar dos piezas con otras dos situadas en otro lugar de la so-lución; estas tres posibilidades se combinan con otras tres resultantes de un grupo de cuatro piezas, que puede rotar de distintas formas para dar lugar a tres posibilidades; la combinación de estas tres posibilida-des con las primeras tres, da las 9 soluciones del grupo. En el próximo número daremos una solución de ca-da uno de los dos tipos, es decir, una del grupo de 9 y una del grupo de 2.

1 Ciencia Nueva, N° 13, pág. 43. 3 Ciencia Nueva, Nos. 1, pág. 20; 4,

pág. 15; 8, pág. 49. 3 Scientific American, Junio de 1967

pp. 126-132. 4 New Scientist, 18 de enero de 1962,

pp. 158-159.

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Ferias de ciencias Alfredo J . Cossi

En la década del 60 una actividad presuntamente nueva comenzó a cre-cer por todo el territorio nacional: las ferias de ciencias. A su lado, co-mo un brote simultáneo y heredado, empezaron a crearse tímidamente los clubes de ciencias.

Dije presuntamente nueva porque ya entre ambas Guerras Mundiales algunas escuelas europeas llevaron a cabo ferias científicas con trabajos realizados por sus alumnos con la guía de los profesores. Este movi-miento tomó impulso y en 1950 se realizó la Primera Feria Científica en Filadelfia, con la participación de 13 regiones afiliadas. Hoy, extendida a otros países, se denomina Feria Científica Internacional (NSFI).

En nuestro país el puntapié inicial lo dio, desde Zárate, el profesor En-rique Chiarini, quien al comienzo de la década del 60 organizó las prime-ras ferias locales que se conocieron en el país. El IMAF —Instituto de Matemática, Astronomía y Física de la Universidad de Córdoba— tomó a su cargo posteriormente el manejo de la Feria Nacional que comenzó a llevarse a cabo anualmente en el pabellón universitario cordobés, re-cogiendo trabajos de cada provincia,

las que a su vez los recogen de cada región y éstas de cada localidad. En todas las etapas participan alumnos de las escuelas de enseñanza media y ocasionalmente —Baradero, Bahía Blanca, Trenque Lauquen, etc.— de la enseñanza elemental.

Marginando esta muy resumida etapa histórico-informativa cabe pre-guntarse, ¿qué papel juegan las fe-rias y los clubes de ciencias en el proceso educativo?; ¿se insertan en el sistema vigente, lo amplían o lo contradicen?; ¿están en el camino de una verdadera reforma educativa o simplemente son intentos indivi-duales embrionarios destinados a pe-recer cuando el entusiasmo de quie-nes los generan desaparezca?

Como en todo proceso complejo estas preguntas no se agotan con unas pocas respuestas e incluso ellas suelen darse a medida que el proceso se desarrolla, de tal modo que todo lo que intente decir aquí tendrá to-das las limitaciones que crean las fronteras del lenguaje y de una ex-periencia en ascenso.

Insistir con que nuestra enseñan-za es enciclopedista, que nuestros docentes están mal pagos, peor tra-tados y nada actualizados, es un po-

co recurrir a una reiteración elemen-tal. Pero en nuestras escuelas quie-nes deben oír están sordos y hay quienes oyen pero no remedian. En ese contexto nacen los CC y FC ge-nerados por quienes se han aburrido de comprobar a diario que el siste-ma educativo en vigencia pareciera asentarse básicamente en el uso in-discriminado y desleal de la memo-ria, de una disciplina rígida, inelás-tica, de una organización vertical que deteriora —por mal entendida y peor aplicada— las relaciones afec-tivas necesarias entre educador y educando.

Dentro de la diversidad de obje-tivos, algunas veces ambiguos, a los que aspira el ciclo medio, cabría pre-guntarse cuántas veces y en qué me-dida ellos son alcanzados. Pero atín dentro de la limitación de esos al-cances es dudosa la metodología con que se trabaja. Y objetivos ambi-ciosos con métodos inapropiados, só-lo llevan a caminos estrechos. Des-de el punto de vista profesional, nuestros egresados acaudalan cono-cimientos parciales —la mayoría de las veces no asociados— provenien-tes de un conjunto reducido de li-bros de textos, muchos de ellos cues-

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tionables, cuando no de apuntes res-tringidos que se dan como quien da un código de señales, apuntalados por algunas experiencias de labora-torio (si se tiene suerte de contar con él), De todos modos, demasiado a menudo, muchos temas pasan de la carpeta de apuntes del docente a la del alumno sin pasar por la ca-beza de ambos.

Los extremos de esta situación se dan en las asignaturas de "forma-ción cultural" como historia, litera-tura, etc., donde analizar aconteci-mientos actuales pareciera ser un gran pecado.

Pero no es mi propósito hacer una crítica de la escuela media cuyas defecciones son tan notorias que to-dos convienen en la necesidad de un cambio que nada tiene que ver, claro está, con reformas provocadas por grupos de presión interesados en la defensa de privilegios de minorías que poca relación tienen con la edu-cación. Sólo intento bosquejar aspec-tos que crean la necesidad de nuevos enfoques para nuestra escuela y den-tro de los cuales se encuentra esta actividad de Clubes y Ferias de Ciencias.

Una política educativa difícilmen-te funcione bien si no está respaldada por una política general. Y ésta tie-ne pocas posibilidades de consoli-darse en la medida que no intente romper con la dependencia político-económico-cultural que nos vincula al eje de la dominación imperialista de turno. Y la colonización cultu-ral pasa necesariamente por nuestra educación media, fábrica de indivi-duos amoldados a ciertas pautas ad-mitidas como insospechables y que hacen que su capacidad de crítica, de análisis, de comparación, no vayan más lejos de ciertos límites prefija-dos. "La educación ha de formar mentes que estén en condiciones de criticar, verificar y no aceptar todo lo que se les propone. El gran pe-ligro actual son los slogans, las opi-niones colectivas, los pensamientos dirigidos. Se debe estar capacitado para resistir, para criticar, para dis-tinguir lo que es prueba y lo que no lo es", ha dicho Piaget.

_ La actividad de las FC y los CC, si bien aparentemente insertadas dentro del sistema educativo, no ha de ser un brazo más del mismo, sino un _ anticuerpo que genere una re-acción capaz de modificarlo. Y esto podrá ser así en la medida que quie-nes sostengan este tipo de activida-des lo vean claro. Hasta hoy, feliz-

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Reseña de las Ferias de Ciencia en la Argentina

En 1960 el profesor Enrique Chiarini llevó a cabo la primera experiencia de Ferias de Ciencias en el país, aunque reducida a las escuelas de Zárate, Buenos Aires. A partir de allí la realizó anual-mente con un número de trabajos variables cada año, pero que oscila en alrededor de 50. Esta Feria aparece —en la historia de esta actividad— como punto inicial en la aparición del fenómeno en la Argentina.

En setiembre de 1966 en Jesús María, Córdoba, se imitó el ejemplo. Participaron 43 trabajos y se premiaron 12.

En octubre de 1966 se inauguró la Primera Feria Regional en Córdoba, con participación de alumnos secundarios y primarios. Se presentaron 120 trabajos; se otorgaron 12 premios y casi 60 menciones.

En octubre de 1967 se realizó en la Universidad de Córdoba la Primera Feria Nacional de Ciencias, a la que le siguieron sucesivas ediciones en los años siguientes. En 1972 se hará la sexta.

La cantidad de trabajos que se presentan en la Feria Nacional depende del espacio físico donde se desarrolla y, en consecuencia de las condiciones de organización. Un centenar y medio de tra-bajos es la cantidad que anualmente se recibe. No obstante, ello surge después de una prolija selección, de modo que en todo el país, se llevan a las ferias mucho mayor número de trabajos. En la provincia de Buenos Aires, por citar un ejemplo, se presentan en las Ferias locales —primer escalón— más de 500 trabajos todos los años, de los cuales quedan sólo 12 representando a la provincia.

Para dar una idea de la distribución por disciplinas y la pro-pensión de los alumnos a abordar temas, se ofrece abajo un cuadro comparativo de los trabajos presentados en la I I I ( 1 9 6 9 ) IV (1970) y V (1971 ) Feria Nacional:

Astronomía 5 4 3 Antropología y Ciencias Sociales 13 17 27 Ciencias de la Tierra 6 10 12 Física..... % 23 15 11 Ingeniería y Tecnología 34 26 29 Matemática 25 9 5

Qiíftc,a 27 15 18 Biología: Vida Humana 8 17 19 Biología: Vida Vegetal y Animal 42 31 31

Se observa que, pese a que las cifras varían de un año a otro por cada disciplina, Ingeniería, Tecnología y Biología Vegetal y Animal despiertan el mayor interés en los estudiantes. Y ésta és una constante que se da en todas las Ferias.

Por cada disciplina se entrega primero, segundo y tercer pre-mios y menciones. En cada caso se distingue si el premio es individual o colectivo, según el número de alumnos participantes.

De los primeros premios de la Feria Nacional se seleccionan anualmente tres trabajos, el primero de los cuales tiene derecho a participar en eventuales Ferias internacionales. Si no lo hace puede ser suplido por los que le siguen. Anualmente se realiza la Feria de Ciencias de San Pablo, Brasil, donde estos seleccionados concurren.

Los premios que se entregan consisten habitualmente en diplo-mas y —en algunas oportunidades— medallas.

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mente, puede decirse que la mayo-ría de los docentes que actúan como guías en CC y FC es gente muy idó-nea y que denota un apego sin con-diciones a esta tarea. Y eso —nece-sario aunque no suficiente— está demostrando que este trabajo no se mide hoy en función de beneficios personales.

Es evidente que no se trata de hacer con las Ferias de Ciencias un mero acto empírico donde el alumno compruebe lo que de antemano sa-be; esto, si bien acertado en cuanto a que contribuye a solidificar cier-tos conocimientos, no es un camino apropiado desde un punto de vista lógico. Es lo que sucede en matemá-tica cuando se suplanta la demostra-ción por una experiencia física con lectura de los resultados, allí hay un callejón sin salida para la inteligen-cia desde que se sustituye el proceso lógico-matemático por el fenómeno observado que se agota en sí mismo y sólo hace del observador un sujeto pasivo y no activo. Si en cambio la experiencia es útil para coordinar las acciones y generar, a partir de ella, las abstracciones correspondientes, entonces se anda por mejor camino. Redescubrir el principio de Arquí-medes y darle contenido enunciativo no es lo mismo que enunciar su con-tenido, hacer mediciones y repetir anecdóticamente ¡Eureka! ¡Eureka!. El objetivo de un trabajo que luego se presentará en FC es precisamente no tanto "investigar" (verbo dema-siado pretencioso, ya que ni los mis-mos docentes son investigadores y además para llegar a esta condición ha de privar un caudal grande de experiencias y conocimientos) sino en el de transitar en el sentido co-rrecto del método científico y no confundirlo si éste se invierte. Com-parar, verificar, medir, redescubrir, hallar, son verbos entrañablemente unidos a ese método. En cambio la simple recopilación de datos, si bien puede ser útil para el desarrollo de un trabajo, cuando se convierte en un fin en sí mismo tergiversa el obje-tivo y lo convierte en un acto de museo o archivo.

En un esquema de objetivos de las FC podríamos mencionar: desa-rrollar habilidades experimentales en el alumno, explorar su vocación, ca-pacidad y originalidad, adquirir con-fianza en sus propias realizaciones y nuevos hábitos de estudio, recono-cer un problema y obtener informa-ción sobre él, planear experiencias, formular y evaluar hipótesis, solici-

II Feria Regional de Ciencia. Baradero 1971.

tar el apoyo de otros, comunicar y discutir ideas. Una comisión asesora de selección (jurado) decide sobre los premios teniendo en cuenta el pensamiento científico, la habilidad creativa, el grado de terminación, la habilidad constructiva, claridad y atracción del proyecto presentado. Sobre esa comisión, formada gene-ralmente por personas de indiscutida autoridad en cada disciplina, pesa una gran responsabilidad: saber dis-tinguir los trabajos creativos de los que son meras copias y en qué me-dida la guía del docente no ha pesa-do abrumadoramente sobre el alum-no. Premiar bien es alentar a las Ferias por una buena dirección; lo contrario es llevarlas al fracaso ine-xorablemente.

Todo esto está en la línea de los mejores ideales de esta actividad; no significa que no haya quienes la transgredan y la confundan con un acto Iúdrico de obtención de premios para el que se recurre a cualquier torpeza o -—en el mejor de los ca-sos— reproduzcan meras copias cjue nada tienen que ver con los verbos antes citados. Ocurre también que las ferias no deben convertirse en un acto en sí sino que han de ser la culminación de un trabajo metódico y continuo; esto nada tiene que ver con la preparación de trabajos dos semanas antes de una instancia local o regional.

De todos modos si esta actividad prospera no ha de ser por lo que la

adultera sino por lo que la enaltece. Hasta 1972 se han ido corrigiendo anualmente una serie de errores y hay un ánimo generalizado de me-jorar las cosas. Nuestros estudiantes van comprendiendo poco a poco que, seleccionado libremente el pro-yecto sobre el que piensan trabajar, tendrán que conocer los fundamen-tos básicos del tema elegido y tener una comprensión clara de los fenó-menos y técnicas del contexto en que se mueve, como asimismo saber ex-presar con claridad, ante público y jurado, el trabajo que presenta (una de las tareas más difíciles, si no se ha sabido trabajar bien). Esto ha traído aparejado un paralelo desarro-llo en los conocimientos de alumnos y docentes ya que muchos de estos últimos, con una formación enci-clopédica, han debido asimilar nue-vos conocimientos para poder guiar con acierto a sus educandos. Tam-bién ha ido despertando la necesi-dad de los Clubes de Ciencias entre cuyos proyectos principales figura el de analizar trabajos que luego se presentarán en una feria, programar conferencias, visitas guiadas, exhibi-ción de películas, edición de perió-dicos, etc. Los Clubes de Ciencias aún parecieran no tener el arraigo de las Ferias; en todo caso habrá que esperar un ulterior desarrollo para saber si su crecimiento no lle-ga a ser, quizás, superior.

Otra virtud de las FC es que re-laciona el trabajo del alumno con la

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comunidad. Durante la Feria Nacio-nal, el Pabellón Universitario cordo-bés recibe incalculable cantidad de público, pese a la escasa información que se brinda a la prensa oral o es-crita. Ya en el nivel zonal se percibe tal cosa: la Feria Regional de Cien-cias de Baradero contó, en .1971, con la presencia de más de 10.000 per-sonas que concurrieron a observar y participar en la misma durante los tres días que duró.

No son pocos los estudiantes que, tras haberse presentado con algún proyecto, decidieron su vocación o recibieron propuestas de trabajo o estudio por parte de calificados in-vestigadores de la especialidad o ins-tituciones competentes; este es otro aspecto nada despreciable de la tarea que se trata aquí.

Una corriente nueva, dentro de esta actividad nada antigua, procura impulsar el tratamiento de temas que tenga que ver con el ambiente o región donde se desenvuelve el alumno. Creo que a esta corriente hay que impulsarla como a ninguna, Quienes más hablan de la salvación de la humanidad, con mayúsculas, son generalmente los que terminan por asesinar al hombre, con minúscu-las. Se confunde muy a menudo lo-calismo con folklore y a ello se con-trapone lo universal, olvidando que no hay humanidad sin hombre y que lo universal no es más que la aso-ciación de particularidades locales. Quienes comprendan esto han de llevarlo al espíritu del alumno, qui-tándole de la cabeza la malhadada idea de que para estudiar la salini-dad del agua es más importante hacerlo con la del Mar Caspio que con la Laguna Los Patos, que está a la vuelta de su casa. O que es más "científico" hacer un trabajo sobre platos voladores que analizar la va-riación angular del rayito de sol que penetra por la ventana para redes-cubrir hechos astronómicos. Pero, además, vamos creando una conduc-ta y comportamiento de estudiar el medio biológico, social, etc., para en-tenderlo y no rechazarlo, para inser-tarse y modificarlo y no para mi-rarlo pasivamente como a un ex-traño.

Y en esto veo una de las cues-tiones capitales de las FC y los CC. A poco que se los dirija bien y se los oriente mejor, ambos pueden te-ner una significación y una proyec-ción más vasta de la que tienen y de

las que presuntamente pudieren ad-judicársele. Porque quizás no inte-rese tanto el trabajo heroico de los CC en este momento, sino que ellos y las FC están incitando y excitando el ambiente educativo para producir la revolución necesaria. Cuando tan-to docentes como comunidad perci-ban el agotamiento de los encuadres tradicionales de nuestra escuela de enseñanza media (muchos son los que ya lo perciben) creo que apare-cerá la inevitable urgencia de cam-biar esa actitud de repetir como un robot lo mal digerido de un sucinto libro de texto, por un aprendizaje vivo, caliente, asimilado sobre una realidad viviente y cambiante y no sobre esquemas agotados. Y lo que es más válido, sobre una realidad que circunda el trabajo del alumno. Eso no sólo le permitirá aprender ciencias sino también ver con otros ojos el mundo donde vive y —quién sabe si 110— adoptar una mayor cuota de participación en el mismo y en sus problemas que los que es habitual encontrar en nuestra gene-ración adulta.

Es indudable que muchos docen-tes no han comprendido aún, quizás por estar sometidos a un rígido mo-delo de enseñanza, el papel de las actividades extraescolares que men-ciono. Tal es el caso de directores que impiden la participación en ellas a alumnos con bajas calificaciones, cuando son ellos precisamente los que más necesitan de una actividad así. Pero no nos engañemos: un mi-nistro de educación de época recien-te, al asistir como funcionario a una FC, preguntó quién organizaba tal tipo de actividad. Esto muestra has-ta qué punto las tareas de Ferias y la labor de los docentes que parti-cipan en ellas son apoyadas, salvo —claro está— exceptuando el es-tímulo que puedan ciarle aislada-mente algunos funcionarios que com-prenden la importancia de las mis-mas y pueden hacer algo.

No estaría mal incluir aquí una apreciación del matemático Z. J . Dienes cuando dice:

"Si podemos encontrar otras re-glas que nos sirvan mejor, podría-mos alterar las reglas. Esto es lo que ocurre cuando se propone una nueva teoría. Tal pensamiento revoluciona-rio podría preguntarse más a menu-do en los adultos si los niños fueran educados para ser más audaces. Nuestras prácticas educativas actua-

les inducen un alto grado de confor-midad y a menudo son las personas ligeramente desequilibradas las que se atreven a trastornar las estructu-ras regladas establecidas. Educar a nuestros niños para pensar en for-mas revolucionarias puede cierta-mente provocar resultados revolucio-narios, lo cual no es malo para el estado del mundo en nuestros días".

Y no por el afán de las citas, sino por el de mostrar que la necesidad de cambio en educación es una voz que crece, menciono las palabras del ex ministro de educación de Colom-bia, Arizmendi Posada, pronuncia-das en la reunión del Consejo Inter-americano para la Educación, la Ciencia y la Cultura (La Nación, 2-2-72):

"La escuela tradicional es autori-taria, dirigista, aislada de la comuni-dad, excesivamente conservadora y estructura una educación pasiva, conformista, de monólogo. Es nece-sario la creación ele una escuela de-mocrática, participativa, integrada en la comunidad, transformadora, que estructure un proceso de edu-cación activa, crítica, de diálogo, co-munitaria y creadora. Lo que se pide es tan ambicioso que no bastará con la mejor preparación de los educa-dores o el cambio de los contenidos de programas o textos".

Los CC y las FC están intentando hacer algo por eso. Es de esperar que se aliente el intento en todo aquello que tiene de creador y no se lo menoscabe con una imperti-nente asfixia burocrática y dogmá-tica. Para que este proyecto siga avanzando necesita alas antes que pies. O

Alfredo J. Cossi es profesor de matemática, física y mecánica en la Escuela Nacional de Comercio "]. Berisso" y en la ENET N? 1 de Baradero, provincia de Buenos Aires. Ha publicado trabajos literarios, técnicos y periodísticos; fue Coordinador de la Feria de Ciencias de Baradero en 1968 y 1969, Coordinador Regional de la Feria de Ciencias de la Región Norte de la Provincia en 1970 y 1971. Es Coordinador Provincial de la Feria de Ciencias de la Provincia de Buenos Aires en 1972.

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Computación económica C o n la introducc ión de l a serie 9 8 0 0 ,

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Libros nuevos

Antropología social en España Carmelo Lisón Tolosana

Siglo X X I de España Editores S. A. España, 1971, 3 2 7 páginas

Sumario: Prólogo. 1. Pequeña his-toria del nacimiento da una discipli-na. 2. Una gran encuesta de 1901-1902. 3. Contrapuntos ecológicos-culturales. 4. Factores sociales en el desarrollo económico. 5. Límites sim-bólicos. 6. Variaciones en fuego ri-tual. 7. Estructuralismo y antropo-logía.

Teoría y problemas de genética Dr. William D. Stansfield

Traducción del original inglés: Salvador Armcndaras - Edna Bronstein de Ranen Editorial McGraw-Hill Colombia, 1971 , 2 9 0 páginas

Sumario: 1. Las bases físicas de la herencia. Genética. Célula. Cromo-somas. División celular. Leyes de Mendel. Gametogénesis. Ciclos de vida. 2. Herencia de un solo gen. Terminología. Relaciones alélicas. Cruzas de genes únicos (monofacto-rial) Análisis del pedigrí. Teoría de la probabilidad. 3. Dos o más genes. Distribución independiente. Sistemas para resolver cruzas dihíbricas. Pro-porc iones dihíbricas modificadas. Combinaciones superiores. 4. Inter-acción genética. Interacciones entre dos factores. Interacciones epístáti-cas. Interacciones no epistáticas. In-teracciones con tres o más factores.

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Pleiotropismo. 5. La genética del se-xo La importancia del sexo. Meca-nismos que determinan el sexo. He-rencia ligada al sexo. Vanacones de la herencia ligada al sexo. Rasgos influidos por el sexo. Rasgos limita-dos a un sexo. Inversión sexual. Fe-nómenos sexuales en las plantas. 6. Genes ligados o enlazados y mapas de los cromosomas. Recombmación entre los genes ligados. Mapas ge-néticos. Cálculo de enlace a partir de los datos de Fa. Uso de los mapas genéticos. Supresión del entrecruza-miento. Análisis de las tetradas en los ascomicetos. Mapas de recombi-nación con tétradas. 7. Distribución binomial y prueba X 2 de significa-ción. Desarrollo del binomio. Com-probación de las proporciones gené-ticas. 8. Citogenética. Unión de la citodología en el tamaño de cromo-somas. Variación en la distribución de los segmentos de los cromoso-mas. Variación en el número de seg-mentos de los cromosomas. Varia-ción en la morfología de los cromo-

somas. 9. Bases químicas de la he-rencia. Acidos nucleicos. Replicación del ADN. Código genético. Síntesis de las proteínas. Mutaciones. Defi-nición del gen. Regulación de la ac-tividad del gen. ] 0. Genética de los Microorganismos. Material para el estudio genético. Loca'haciór en ma-pas de los cromosomas de las bacte-rias. Virus. 11. Genética cuantitati-va. Rasgos cualitativos y rasgos cuan-titativos. Rasgos cuasi-cuantitativos. Distribución normal. Tipos de acción génica. Heredabiüdad. Endogamia Vigor híbrido. 12. Genética de la población. Equilibrio de Hardv-Weinberg. Cálculo de las frecuencias genéticas. Prueba del equilibrio de un locus. 13. Factores citoplásmiccs, Efectos maternos. Plasmágenos. In-ducción específica de cambio feno-típico. Simbiontes. Indice.

Ciencias sociales: ideología y conocimiento Jacques-AIaiii Miller Thomas Herbert

Traducción: Oscar Landi y Hugo Acevedo Siglo Veintiuno Editores S. A. Argentina, 1971 , 105 páginas

Sumario: Presentación, Jacques -Alain Miller, Acción de la estructura. Advertencia. Preámbulo. Estructura. Sujeto. Ciencia. Nota sobre las cau-sas de la ciencia. Thomas Ll'erbert, Reflexiones sobre la situación teóri-ca de las ciencias sociales, especial-mente de la psicología social. Tho-mas Herbert, Notas para una teoría general de las ideologías.

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Comentarios de libros

Educación, ciencia, técnica y desarrollo Félix Cernuschi

Universidad de la República Departamento de Publicaciones Uruguay, 1 9 7 1 , 1 2 4 páginas.

" . . .por suerte la automación no li-berará al hombre de la necesidad de trabajar. El trabajo es sumamente saludable e irremplazable para ayu-

- dar al hombre en los momentos di->6i* fíciles en que es abrumado por gran-••' • des preocupaciones o tiene que en-

frentar situaciones adversas. Debe-'Tcv. mos compadecernos de aquellos que

odian al trabajo. Indudablemente el a.1"'1.-. mejor tipo de trabajo es el que re-íKifl.-- quiere la actividad plena del hom-i!!:.-':- bre, utilizando en forma balanceada ¿¡;. sus energías físicas y mentales. La

industria moderna obliga a que el i;:: obrero tenga que realizar trabajo ík mental y corporal a la vez, resultan-

ííe::;..; do mucho más digno y beneficioso" (p. 8 1 ) . "La sociedad técnico-cien-

lá-k tífica contemporánea no es como la : • había descrito Charles Chaplin en

r- Tiempos Modernos. . . convirtiendo a los hombres en autómatas y en partes de los mecanismos de las má-quinas. . . El progreso de la ciencia y la técnica demuestra clara e indis-cutiblemente en nuestros días que las visiones de Chaplin. . . son dia-

"" metralmente opuestas a la realidad."

(p. 7 9 ) Si la visión de Chaplin en Tiem-

pos Modernos es opuesta a la reali-dad, entonces ¿cómo calificar a la del autor de este libro que se ima-gina al obrero de la industria mo-derna (el de Fiat de Córdoba, o el

s. , de la carne del Cerro de Montevi-deo) como seres muy felices pues, por su condición, son obligados a un trabajo "balanceado"? Sería qui-

l'r zas importante que el autor se en-trevistase con esos obreros, en sus sindicatos que se juegan en movili-

iT zaciones y luchas, para que les pre-gunte qué piensan de esos párrafos.

"Educación, ciencia, técnica y des-

arrollo" es un libro que llega pol-lo menos con 20 años de retraso: en nuestro país corresponde a lo que sería el ala derecha de las concep-ciones liberales que dominaron el pensamiento de los grupos que or-ganizaron la Universidad de 1955-1966. Tanto es así que, para el Uruguay, el autor incorpora como punto de partida valedero un pro-yecto sobre "Misión y Organización de la Universidad" elaborado en 1956 por una comisión de la Uni-versidad de la República. Evidente-mente la historia argentina de 1955 a 1971 no ha hecho modificar en nada importante ese punto de par-tida. Las experiencias del tripartito, la intervención debida al golpe mi-litar, las movilizaciones estudianti-les que imponen una serie de inten-tos de modificar contenido y forma jerárquica de la enseñanza universi-taria a través de trabajos conjuntos del estudiantado con parte del cuer-po docente, brindando hechos nue-vos en la práctica universitaria de Córdoba, La Plata y Buenos Aires (en ésta en sus facultades de Filoso-fía y Arquitectura, fundamentalmen-te) , no quitan ni agregan nada a lo propuesto hace 15 años. Y sin co-nocer el proceso uruguayo en deta-lle, la situación política general hace pensar que allí también debe haber novedades.

Otra falta de actualización nota-ble de un libro editado en 1971, es la valoración de la India como país subdesarrollado que está "realizan-do un inteligente esfuerzo para in-gresar en un franco proceso de pro-greso. . . (con) gobernantes de só-lida preparación. . . que saben aseso-rarse en sus proyectos de desarrollo por un conjunto de verdaderos hom-bres de ciencia." (p. 113) . A to-das luces China está bastante cerca en el mapa como para que no pase desapercibida y su proceso es infi-nitamente más franco e inteligente en la senda del "desarrollo rápido", brindando en el área a que se refie-re este libro la experiencia funda-

mental de la B.evoluci.ón Cultural {Ciencia Nueva, N? 11) .

El autor comienza su libro con una cita de J . D. Bemal: " . . .Lo que se requiere es un programa de des-arrollo que funcione en etapas bien establecidas para asegurar que el progreso de los países subdesarrolla-dos sea no tan rápido sino más rá-pido que el de los países desarro-llados de manera que en un plazo corto, del orden de una o dos gene-raciones a lo máximo, todo el mun-do esté al mismo nivel intelectual y técnico. . ." Este concepto, totalmen-te desprovisto de la más mínima mención de las condiciones políticas y económicas de los procesos histó-ricos de "desarrollo", representa la esencia del cientificismo: creer que "la única forma de disminuir (el) . . .desnivel es mediante el empleo racional y sistemático de los cono-cimientos científicos y técnicos. . . " (p. 17) dentro de los cuales no se incluyen el socialismo científico pues eso es del reino de la política. Si no, no puede entenderse la escoto-mía del proceso chino, por ejemplo, que justamente se inserta en dicho campo de los conocimientos. Lo que se pierde totalmente en los planteos transcriptos es la conciencia de que para nuestros países el problema en cuestión está determinado en el in-terior del sistema capitalista " . . .sis-tema jerárquico con una o más me-trópolis dirigentes en la cima, co-lonias completamente dependientes en la base, y (países) con muchos grados de supraordenación y subor-dinación en (el) medio." (El capi-tal monopolista, P. A. Baran y P. M. Sweezy, Siglo Veintiuno Edito-res, Argentina, 1969, p. 1 4 3 ) . Si se tiene en cuenta este conocimiento es difícil de entender que dentro de ese "mundo racional" se pueda lo-grar un desarrollo más rápido en los países no metropolitanos.

Dice el autor: "Como consecuen-cia de nuestra preparación científi-ca somos contrarios a los sistemas que resuelven globalmente todos los

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problemas presentes y futuros." (p. 18) . Esta imposición de una super-calificada opinión por parte de un "científico" que escribe sobre temas ajenos a su campo específico, es un recurso bastante usual. Subrayar su actividad como creadores de conoci-mientos en un campo, el ponerse un rutilante guardapolvo de laborato-

rio que nos encandila hasta el punto de no distinguir la categoría tran-viaria del objeto que se nos preten-de acercar, es un proceso frecuente en el área ele la discusión sobre po-lítica científica.

Pero, ¿cómo podemos conciliar esa exigencia de especial respeto cuando se expresan cosas tales como

las recién citadas, en las que se confía resolver los problemas de este "mundo racional" en una o dos ge-neraciones con un Programa de Des-arrollo Superrápido en el que la po-lítica del poder de los grupos do-minantes es dejada en el olvido?

R. E.

U N LIBRO VALIENTE

Cogestión y Banco Mundial Una Turb ia Histor ia (de Figueroa Alcorfa a Perón)

El Nac imiento (de A rambu ru a Frondizi)

SEGBA S. A . (de Gu ido a Lanusse)

Energía Eléctrica y Desarrollo

La Cogestión que no fue

El Banco Mund ia l , ¿Socio o Patrón?

La Intervención, Historia e Histeria

¿Qué hacer con la ITALO?

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N? 21: Por qué Córdoba

N9 22: Perú en la encrucijada

N? 23: La lucha de clases en la Universidad

N? 24: Uruguay: La estrategia de los tupamaros

N? 25: Psicoanálisis y política en la Argentina

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Cursos y reuniones científicas

Fractura frágil

En el mes de julio próximo en el Instituto Nacional de Tecnología In-dustrial se realizará el tercer simpo-sio sobre Fractura de Materiales que responderá al siguiente temario:

1) Mecanismos de fractura frágil y por fatiga. Formación y programa-ción de fisuras.

2 ) Factores que afectan la resis-tencia a la fractura frágil y por fa-tiga. Normas de buen diseño.

3 ) Prevención de fallas: aplica-ción de la fractografía y de la eva-luación no destructiva.

4 ) Mantenimiento. Ensayos. Es-pecificaciones. Informática.

Los interesados deberán dirigirse a la Secretaría Técnica del Simposio que funciona en el INTI, Liber-tad 1235, Buenos Aires; teléfono 44-0011/6, ingeniero Roberto Ku-guel.

Informática

El Primer Congreso Iberoamerica-no de Informática que organiza la Sociedad Argentina de Investigación Operativa y la Sociedad Argentina de Computación, tendrá lugar en Buenos Aires del 28 de mayo al 3 de junio próximos. El temario del mismo incluye análisis, diseño, im-plementación y control de sistemas; teoría y simulación; Metodología, fundamentación, modelos y técnicas matemáticas en computación e in-vestigación operativa; Aplicaciones administrativas y empresarias, a la tecnología, a las ciencias y humani-dades; Herramientas de computa-ción (Software y Hardware). La Secretaría del Congreso funciona en Avda. Roque Sáenz Peña 1110, 2° piso, Buenos Aires, teléfono 35-1738 y 35-4588.

Metales y fundición Del 25 al 29 de setiembre próxi-

mos se realizarán las Vas- Jornadas Metalúrgicas y el II- Congreso de la Fundación que organizan la Socie-dad Argentina de Metales y la Aso-

ciación Técnica Argentina de Fundi-ción. Las sesiones se realizarán en la sede de la SAM, Avda. Santa Fe 1145, teléfono 42-4745, adonde de-berán dirigirse los interesados, pu-diéndolo hacer asimismo a la ATAF, Alsina 1607, Buenos Aires, 40-5063 o a la Gerencia de Tecnología de la CNEA, Av. Libertador 8250, Bue-nos Aires, teléfonos 755-0181/0243 /Q533/0604.

Los trabajos se distribuirán en co-misiones como sigue: 1) Metalurgia extractiva; Refinación. 2 ) Siderur-gia; Acería. 3) Moldeo y fusión de metales ferrosos. 4 ) Fundición de metales no ferrosos. 5 ) Auxiliares de procesos. 6) Metalurgia de los procesos: laminación, forja, extru-sión, maquinado, soldadura, etc. 7) Metalurgia física, estructuras, defec-tos. 8) Propiedades físicas y mecáni-cas; mediciones, ensayos. 9) Metalo-grafía. 10) Electroquímica aplicada: electrodeposición, electromaquinado, corrosión, acabado, etc. 11) Con-trol de calidad: ensayos no destruc-tivos, estadística, etc. 12) Econo-mía, actividades legales, etc.

Ingeniería eléctrica

Se ha modificado el lugar y la fecha de la realización de las laa-Jornadas Latinoamericanas y 5aa- Ar-gentinas de Ingeniería Eléctrica. Or-ganizadas por la Facultad de Inge-niería de la UBA, la Facultad Re-gional Buenos Aires de la UTN y auspiciada por la Universidad Pro-vincial de Mar del Plata, tendrán lugar del 15 al 21 de octubre pró-ximo, en la ciudad de Mar del Plata.

El temario de las Jornadas inclu-ye diversos aspectos de la enseñanza de la Ingeniería Eléctrica, Investi-gación y Desarrollo y sus implican-cias socioeconómicas, La Universi-dad y el medio y Comunicaciones sobre investigaciones básicas, aplica-das, desarrollo y procesos.

La invitación para presentar tra-bajos aclara específicamente que de-ben ser realizados en papel satinado blanco, formato IRAMA4, escritos a doble espacio en letra pica, condi-

ciones aparentemente no indispensa-bles para obtener mayor informa-ción, dirigiendo la correspondencia a Departamento de Electrónica de la Facultad de Ingeniería, Paseo Colón 850, Buenos Aires.

Centro de Estudios de Ciencias

El CEC, Chile 1481, Buenos Ai-res, ha dado a conocer su programa de actividades para mayo y junio de este año.

Temas de historia de la Ciencia: Curso a cargo de José Babini que se desarrollará en 8 clases a partir del 10 de mayo, todos los miércoles a las 19.

Estructura del agua y solvatación de iones: Dos clases a cargo de Ro-berto Fernández Prini el martes 13 y el jueves 15 de junio a las 19 horas.

Temas contemporáneos: Ciclo cu-yo propósito es realizar un intento de ubicar un pensador o un tema en el contexto cultural, científico y so-cial. Se realizará los terceros viernes de cada mes a las 19 horas. A partir del 16 de junio se verá América La-tina y el concepto de dependencia, a cargo de Carlos Bastianes; desde el 21 de julio, La cibernética en la con-cepción actual de la psiquiatría, a cargo de Mario Zipilivan.

Seminario bibliográfico: Tiene por objeto informar y discutir acerca de las novedades bibliográficas de con-tenido científico, humanístico y filo-sófico. Se realizará el primer día viernes de cada mes, a las 19, a par-tir del 5 de mayo. En cada caso un especialista hará hincapié en la ubi-cación del autor, en el contenido del libro y otros aspectos dignos de dis-cusión. Comenzará Gregorio Kli-movsky con El concepto de modelo, Alain Badiou, Siglo X X I Argentina Editores, 1972 (5 de mayo). Luego Manuel Sadosky con Bibliografía re-ciente sobre teoría de sistemas (2 de junio) y Eduardo Rabossi con ¿Exis-te una filosofía de nuestra América?, Augusto Salazar Bondy, Siglo X X I México, 1969 (7 de julio L O

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Correo del lector

Coprofilia

Queridos amigos de Ciencia Nueva:

He leído atentamente la contro-versia entre Rolando V. García, Os-car Varsavsky, Thomas Moro Simp-son y Gregorio Klimovsky sobre los hechos observables y su interpreta-ción, tan interesante como variada. Esa lectura ha tenido la virtud de recordarme hechos sucedidos hace mucho tiempo, que constituyen, se-gún creo, un ejemplo más.

A unas 20 leguas de aquí, entre Cobo v Balcarce, había un compito. En el compito había unas vacas, una majadita de ovejas, un patrón y un encargado. El encargado, que se lla-maba (y se llama todavía) Sebastián Medina, era un paisano de Vidal, criollo de ley y bueno como el pan. Demasiado bueno, tal vez. Por eso mismo, cuando alguien no hacía las cosas como correspondía, se agarra-ba unas rabietas descomunales. Era famoso en todo el pago por sus ra-bietas.

Lo peor de este asunto era que cuanto más se enojaba, más gracioso resultaba a los ojos de los hijos del patrón. Por lo demás, Sebastián y los chicos se querían como herma-nos. Ese cariño tío impedía, sin em-bargo, que se las pasaran tramando maldades capaces de provocar la ira del encargado, que invariablemente caía en la trampa.

De la cocina de los peones se ocu-paba Celmira, mujer de Sebastián y pachorrienta como ella sola. Tam-bién había un gringo grandote lla-mado Fortunato Bustello, encargado de la huerta, del gallinero y de la escoba.

El jefe de las perradas era el Cu-co, un perrazo lanudo con algo de ovejero. Su astucia era proverbial y su autoridad indiscutible, al menos entre los perros.

Recuerdo que una noche estába-mos todos en la cocina, unos jugan-do al truco, otros contando sucedi-dos y los perros durmiendo en los sillones o debajo de la mesa. De

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El f irmante de esta carta — u n conocido ex profesor universi-t a r i o — prefirió escudarse tras un raro seudónimo, con la espe-ranza de que ni siquiera los afi-cionados a Juegos Matemáticos alcancen a deducir su verdadera identidad.

pronto gritaron los teros. Todos los perros salieron disparando, toreando como locos, menos el Cuco, que se quedó echado tranquilamente.

—Viene algún conocido — d i j o Sebastián— el Cuco ya lo ha olido.

—¿Si no lo conoce sale a torear? —pregunto.

—No — m e aclara Sebastián—. Sale coleando y se esconde para ob-

servar sin que lo vean. No se delata —agregó sentencioso.

Lo que quiero contar sucedió en enero, hace ?nuchos años, a la hora de la siesta.

En el monte reina un silencio pro-fundo, hecho del somnoliento can-turrear de alguna gallina, del zum-bido de las moscas en la penumbra de la cocina, donde Celmira apronta las ollas relucientes y del jadeo del Cuco, que sueña con liebres gordas, echado a la sombra de las acacias. Los techos de los galpones despiden un fulgor de fuego.

Hace rato que el alazán del encar-gado espera en el palenque, primoro-samente ensillado. Para salir sólo hace falta ajusfarle la cincha y po-nerle el freno. Eduardo, el soguero, se ha pasado horas ensillando. Pri-mero con la rasqueta y el cepillo, hasta dejarlo bien lustroso. Luego con la tijera de tuzar: la cola bien cortona, la crin del cogote casi al ras, dejando apenas un mechón para montar y un cepillito compadrón en el medio. Después les toca a los va-sos. Una limadita los deja parejitos. Ahora el apero. Antes de que el ala-zán quecle bien ensillado, Eduardo ha pasado muchas veces por debajo de la panza, lo ha mirado de frente y de cola, ha dado un tirón cito al sobrepuesto de carpincho, ha empa-rejado la cincha, y tuvo que correr los bastos un milímetro más atrás.

Son cerca de las tres. En el co-rredor de ladrillos, delante de la puerta de Sebastián, hay un objeto enroscado y brillante, de color par-do oscuro. Sólo le falta el humito para parecer un soberbio sorete re-cién puesto.

Está ahí, con aire inocentón, co-mo si no ofendiera la pulcritud de los ladrillos barridos.

Llega Fortunato, camina encorva-do, arrastrando las alpargatas. Se asoma a la cocina para mirar la hora. No sabe leer, pero le han enseñado las horas que importan. Calmosa-mente, cruza el patio hacia la cam-pana y empieza a llamar: ¡Mate cocido!

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Las campanas resuenan en la sies-ta como cañonazos. Pero nadie se sobresalta, al contrario. Forman par-te de la rutina diaria.

Se oyen pasos en la pieza del en-cargado. Al rato, se abre la puerta y aparece Sebastián, de bombachas y botas, listo para tomar unos verdes y salir.

Apenas sale, descubre el asquero-so objeto y grita:

—¡Celmira! ¡Dígale al gringo que venga inmediatamente! ¡Que traiga arena, la pala, el fluido Manchester! ¡Que saque esa porquería de gato de aquí, inmediatamente!

El gringo, que lo ha oído, se acer-ca chancleteando. Observa el soron-go con toda calma, se agacha para verlo mejor y dice:

— E de perro. E del Cuco. El Cuco, al oírse nombrar, mueve

la cola pero sigue echado. Al gringo no se le hace caso.

También se ha asomado Celmira. Apenas ve el sorete larga la carca-jada y dice:

—Qué va. Es de gato. ¿No le siente el olor, Fortunato?

—No —contes ta Fortunato—. No, Doña Celmira, e de perro. Lo gatito no cágano en lo ladrillo. Ellos búscano la térra sueltita, el jardín, una maceta. Fanno un bucco, cosí (se pone a escarbar), se siéntano cosí, con la cola derechita para atrás . . .

— J a Ja — l e interrumpe Celmi-ra— parece que se ha pasado la vida observando como cagan los gatos, el gringo éste.

— E del Cucco — insiste Fortuna-to— siempre caga cosí, en rulo — y agrega—: Don Sebastián ¿qué habrá comido este perro para cagar tan duro?

Pero Sebastián ha perdido la pa-ciencia y grita:

—¡Celmira! ¡Fortunato! ¡A ver si se dejan de discutir si es de gato, si es de perro, si es de gente— ¡A ver si limpian esa porquería de una vez! ¡Fortunato! ¡La pala! ¡La are-na!

U11 coro de carcajadas, proceden-te del cerco de ligustros, interrumpe su discurso. Llegan los chicos, to-man el objeto con la mano y se lo ofrecen al gringo.

—Tomá Fortunato. E del Cucco. E del gatto. ¡Es artificial!

¿Captan la moraleja?

Oflodor Schub Miramar (Bs. As.)

Inventores inventados

Una firma ilustre puede justificar porqué una revista publica una nota que sustenta una ideología que no es la propia, pero no alcanzo a enten-der cómo puede servir esa firma pa-ra avalar la publicación de informa-ción técnica controvertida con los hechos reales. Acaso un verdadero especialista —que para serlo debe comenzar por aceptar la permanente posibilidad de error en su propio tra-bajo— ¿no está obligado a ser exi-gente también cuando opina acerca de temas que mal conoce?

El caso se aplica acá al trabajo de Félix Cernuschi, publicado en CIEN-CIA NUEVA «? 15, página 46. El ilustre ingeniero —como cualquier otro en su lugar— tiene derecho a adoptar posiciones románticas, pe-ro no lo tiene a ser ingenuo. Por eso es su derecho idealizar el ejemplo norteamericano, como lo hace per-manentemente en su trabajo, pero ese ejemplo solo es válido cuando surge de un conocimiento del aconte-cer nacional y universal y no cuan-do proviene de una cultura del "nor-te del Río Grande", de una "cultura del Reader's Digest".

No quiero ser ofensivo. Sucede simplemente que la lista de "grandes inventores de este siglo", de "ge-nuinos constructores de la civiliza-ción" que cita Cernuschi, recuerdo haberla leído en lejanos días de ado-lescencia, en una revista que se me ocurre fuera Selecciones o quizá Mecánica Popular (la semejanza de estilo confunde mi memoria) y re-cuerdo también haberme indignado ya entonces porque la lista omitía algunos de los ídolos que eran indis-pensables a los incipientes conoci-mientos de mi adolescencia.

Como el tema me siguió interesan-do, aprendí que en Francia, Ingla-terra, Italia, Rusia, China, Estados Unidos, algún señor de comprobado nacimiento en alguno de esos paí-ses —y aún de otros— se atribuía —o había conseguido que sus cote-rráneos le atribuyeran— la inven-ción de la mayoría de los mecanis-mos que tenemos cotidianamente a nuestra disposición. Esto lo fui sa-biendo a medida que aprendía a leer en francés, en inglés, en italiano y hasta en portugués. Porque para la gran mayoría del material que yo conseguía en castellano (aún el pro-veniente de España) la mayoría de los inventores habían sido norteame-ricanos.

El tema me siguió interesando. Aprendí más tarde que toda esa apa-rente confusión de la historia tenía una explicación clara y un nombre definido: dependencia cultural. El profesional universitario o el humil-de lector de los "grandes diarios" y de las revistas "para todo público" estaban sumidos por igual —-y como en este caso igualmente indefensos— ante un lavado de cerebro realizado cotidianamente por parte de quienes, en la sublimación de su técnica, ni siquiera omitían acusar de "lavado-res de cerebros" a los de la vereda de enfrente.

Para justificar estas digresiones, es necesario que aporte algunos ejemplos concretos. La cita, en la nota de Cernuschi, de A. G. Bell, me recuerda la omisión de Marconi; George Eastman (Kodak), me hace pensar en Louis Daguerre; frente a un avión moderno pienso antes en Gabriel Voisin que en Glenn H. Curtiss, aunque sea aquí justa la mención de Wright. Yo también co-locaría a Ford entre los constructo-res de la civilización, aceptando la acepción más amplia de esos térmi-nos, pero en esta área un inventor in-comparable fue Amedée Bollée y el padre de la industria automotriz fue Emile Levassor. No soy experto en historia de la cinematografía, pero quizá el leer en francés me haya he-cho más familiares los nombres de los hermanos Lumiére y de Georges Mélies, que los que cita Cernuschi. Y quiero tratar específicamente dos mistificaciones que la publicidad di-rigida insiste en enjaezar con el ca-rácter de "inventores" y que la his-toria no dirigida insiste en desmiti-ficar.

George B. Selden (no Seldon) en realidad no inventó nada porque no sólo no se han encontrado todas las patentes que se le atribuyen, sino que no existe constancia histórica de que ninguna de sus patentes haya alcanzado estado de realización prác-tica. Selden era norteamericano —co-mo todos los otros inventores que cita Cernuschi— y abogado. Fue el "inventor del automóvil" en el sen-tido más leguleyo de la expresión. En 1895, mucho después que Etienne Lenoir (1862) y varias otras dece-nas de constructores realizaran ve-hículos automóviles prácticos, Selden hizo una maniobra de abogado, al-go que ningún inventor verdadero había pensado: patentó el automóvil utilizando en su patente un lenguaje tan cuidadosamente ambiguo que su

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Cohm Cii»u\eh> i;n rc' /v preocu-pado i"i patet'dc'r'it\ pü-nce oí vio uiie sus opunouLS en f>:iíeni> de pontea Licnt'fica es-tj i :vhü! "e"te te-ltda<t de dtpcnden-chi tuVurJ en la '-udida que ello p.iplna el },<ane¡o de uva tnforma-c">,¡ ¡>h uKph'ta, parcializada, de du-doso valor en 'itifho.

Torge Palacios Florida

Lt'iiiruaje de computadoras

jtft- "listaría que CIENCIA NUE-VA incluyera temas referentes a i obiputación; seria interesante ha-cer reseñas sobre los diversos len-(,/< //t s de uso o no en las diversas iimiputadoras, su pro y contra. A pin pasito desearía saber qué libros poJiti leer para interiorizarme so-b,t ( OBOE RPG y assembler, ya ,/ul i Mar del Plata es difícil con-sc ! libros sobre dichos temas.

Augusto A. Gelsomini Mar del Plata

Para el lenguaje COBOL puede vct-.c el libro "Programación CO-BOL", Daniel D, Me Craken, ed. Ltmuso-Wiley SA, México, 1967, en el que se .incluyen además algunas nociones generales de computadoras y de procesamiento de datos. Los otros lenguajes varían mucho entre los diferentes proveedores de equi-pos (y aún para el mismo proveedor,; entre los diferentes modelos), por lo que no hay textos generales; se debe recurrir en cada caso al manual correspondiente al equipo en que se los va a usar. También existen, por supuesto, manuales de COBOL de los diferentes proveedores de equi-pos.

GO: soluciones

Respuesta 1:

Este es un problema muy sim-Pie, pero algunos jugadores que-darán perplejos. Primero la Blan-ca juega con nobi (una pieza más sobre la misma l ínea) en 1 per-mitiendo que las Negras capturen por medio de la Negra 2 . P o r lo tanto el atari ( jaque) de la Blan-ca 3 es un golpe decisivo. Las Negras no se pueden conectar en 1 debido a su damezumm (esca-sez de l ibertades). Por supuesto las Blancas pueden jugar en 1 en vez de en 3.

©í ix :

" O C x j S í

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Respuesta 2: La posición de la Negra 1 es la

correcta para asegurar su vida. Contra esto no hay forma en que las Blancas puedan matar a las Negras.

Diagrama de referencia a): Si las Negras responden con el

hane1 de la Negra .1 al ataque de las Blancas, estas deben conti-nuar el ataque desde la osae (blo-quear impidiendo que el adver-sario avance sobre una línea) de la Blanca 2 hasta la Blanca 6. Las Negras están predestinadas a mo-rir.

Diagrama de referencia b):

Las Negras podrían jugar sa-gatí (jugada perpendicular al bor-de) en 1. Sin embargo, en este caso el nobi de la Blanca 2 lo saca de la manga y entonces la secuen-cia hasta la Blanca 6 termina con el mismo resultado.

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