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LA TIERRA, EN LAFRONTERA DEL CAOSAMBIENTAL ,~

[EMOSUEGADiLO QUE PODRÍAMOS HA,

En el alto Ártico canadiense, un oso polar intenta avanzar por lo que antes fuera hielo sólido. Muchos de ellos mueren ahogados porque lasaguas más cálidas extienden la distancia entre los témpanos.

Por Jeffrey Kluger

NADIE SABRÍA DECIR EXACTAMENTE CUANDOun planeta está enfermo, pero proba-blemente se parecería a la Tierra. Y yano es cierta la idea aquella de que elcalentamiento global era una "urgencialenta", que tomaría tiempo. Repentina einesperadamente, la crisis nos ha caídoencima.

Al menos así lo pareció a finales demarzo, cuando la bomba atmosféricaque resultó ser el ciclón Larry (una tor-menta de categoría 5 con ráfagas quefrisaron los 300 km/h) estalló en Austra-lia nororiental. También, ciertamente, lopareció el año pasado, cuando cortinasde fuego y polvo tornaron naranja los

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cielos indonesios, debido a los fuertesvientos que barrieron la isla-nación. Ylo mismo parece cuando trozos de hie-lo del tamaño de pequeños estados sedesprenden del Ártico y la Antártida enproceso de desintegración. Y cuando losdespojos del naufragio de Nueva Or-leáns ocasionados por la temporada detormentas de un par de meses atrás nohan terminado de descomponerse, las

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aguas del Atlántico se vuelven a prepa-rar para una nueva. Los desastres siem-pre nos han acompañado y seguramentelo seguirán haciendo. Pero cuando nosgolpean con tanta saña y a tal velocidadcuando la urgencia se convierte en un

lugar común, quiere decir que algo senos salió completamente de las manos.Ese algo es el calentamiento global.

Tal vez se haya abusado de la imagende la Tierra como un organismo bauti-zado con el famoso nombre de Gaiapor el ambientalista James Lovelock,lo que no significa que el planeta no secomporte como un ser vivo y, por estosdías, como uno tratando de sobrevivir auna fiebre intensa. De oleadas de calora inundaciones, tormentas, incendios yderretimiento de glaciares, el clima glo-bal parece haber enloquecido. Los cien-tíficos lo venían advirtiendo desde hacíavarias décadas. Y esto es precisamentelo que predijeron que sucedería si con-tinuábamos bombeando a la atmósferalos gases de invernadero, que atrapan elcalor solar y elevan las temperaturas delglobo.

Los ambientalistas y legislado-res discutieron y se gritaron los unosa otros durante largos años en torno asi los pronósticos se cumplirían; pero,en el pasado lustro, la fricción terminódesapareciendo. Aun los más escépticoshan concluido que el calentamiento glo-bal es un asunto que reviste gravedad,causado por las actividades humanas.El consuelo de que el lento ritmo de lanaturaleza nos concedería décadas, yaun siglos, para sortear las dificultades,se disuelve con la misma rapidez quelos glaciares. Estos han demostradomoverse a una velocidad asombrosa, ylo mismo hace la naturaleza en general.Lo que pocos habían calculado era quelos sistemas climáticos globales estabanarmados de detonantes de procesos encascada y"bucles de retroalimentación",y que, superados sus umbrales, la len-ta decadencia ambiental daría lugar aun colapso súbito y autoperpetuado.Al bombear una cantidad determinadade CO2 a la atmósfera, en un momen-to dado, esa última parte por millón escomo el grado Celsius número 100, queconvierte la olla de agua caliente en unimpetuoso oleaje hirviente. Sólo es ne-cesario derretir el hielo groenlandéssuficiente para superar el punto de unmero goteo en el mar al desprendimien-to masivo de los glaciares. Según medi-ciones recientes, varias placas de hielogroenlandés han duplicado su velocidadde deslizamiento; a mediados de marzo,la revista Science publicó un estudio queindicaba que, para fines del presente si-

De oleadas de calora inundaciones,tormentas,incendios yderretimiento deglaciares, el climaglobal parece haberenloquecido.

glo, el mundo se enfrentaría a un even-tual ascenso de hasta seis metros en losniveles marinos. Tal parece que, al fin, lanaturaleza se hartó de nosotros.

"Todo está sucediendo con mayorrapidez de lo que nadie se hubiese atre-vido a predecir -asegura Bill Chameides,ex profesor de química atmosférica yhoy director científico del grupo de pre-sión Environmental Defense-. Los últi-mos 12 meses han sido verdaderamentealarmantes". En su lamento lo acompa-ña Ruth Curry, del Instituto Oceanógra-fico Woods Hole de Massachusetts: "Esevidente que la agitación dentro de lacomunidad científica está creciendo".

Y no sólo los científicos se han dadocuenta. A medida que la naturaleza vaalcanzando sus masas críticas, el públicotambién parece llegar a la suya. Duranteaños, el escepticismo popular impidióabordar debidamente el problema; hoy,quienes lo niegan, principalmente em-pleados de las compañías de energía,son cada día más marginales. En unareciente encuesta auspiciada por Time,ABC News y la Universidad de Stanford,el 85% de quienes respondieron concor-daron en que probablemente sí hay uncalentamiento global. Es más, muchospidieron que se tomaran medidas al res-pecto. De la totalidad, el 87% opina queel gobierno debería estimular o hastaexigir la reducción de las emisiones de lascentrales eléctricas, mientras que el 85%piensa que debería hacerse algo parausar menos gasolina en los automóviles.Hasta los cristianos evangélicos, una delas columnas del conservatismo, pidenuna acción visible (en febrero, por ejem-plo, 86 líderes conformaron la IniciativaEvangélica por el Clima, solicitando la

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regulación de los gases de invernaderopor parte del Congreso).

En respuesta al renovado interés,han salido a la venta varios libros sobrecalentamiento global, además de docu-mentales de televisión y cine. De estosúltimos, uno de los que más se destacaes An Inconvenient Truth ("Una verdadpoco conveniente"), que se estrenarápróximamente, un perfil del ex vicepre-sidente Al Gore y su trabajo con el cam-bio climático, que ha generado una granexpectativa debido al tema y el protago-nista tan inesperados. A pesar de su faltade brillo hollywoodense, el filme trans-mite los duros hechos del calentamien-to junto a la pasión particular de Gore.Este tipo de desasosiego público capta,por fin, la atención de políticos y líderesempresariales, que si bien no siempreresponden a la ciencia, tienen un exce-lente olfato para los votos y las utilida-des. Los legisladores estatales y localeshan comenzado a tomar medidas paramoderar las emisiones, y lo mismo estánhaciendo las corporaciones más impor-tantes. Wal-Mart ha iniciado la instala-ción de turbinas eólicas (para generarelectricidad a partir del viento) y ha ma-nifestado su interés en colocar reflecto-res solares en sus parqueaderos. HSBC,el segundo banco más grande del mun-do, se ha comprometido a neutralizarsus emisiones de carbono invirtiendo engranjas eólicas y otros proyectos ecoló-gicos. Hasta el presidente Bush, del quelos verdes son poco adeptos, reconoce el

Esto esprecisamente loque predijeronque sucedería sicontinuábamosbombeando a laatmósfera los gasesde invernadero,que atrapan el calorsolar y elevan lastemperaturas delglobo.

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El USCGC Healy, rompehielos de la guardia costera, diseñado para la investigación científica,atraviesa el Océano Ártico cubierto por una capa de hielo.

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cambio climático y alardea de las medi-das que ha tomado para combatirlo. Lamayoría de tales medidas, no obstante,implica solamente investigación y con-trol de emisiones; es decir, en opinión delos científicos, son deficientes.

¿Acaso es muy tarde para revertir loscambios provocados por el calentamien-to global? Todavía no es posible respon-der a ello con claridad. Ya es bastantedifícil intentar reducir nuestra produc-ción de emisiones año tras año; llevarlaa un nivel lo bastante bajo como paraconseguir la recuperación atmosféricadebe ser un compromiso multigenera-cional. Ferry Chapin, biólogo y profesorde ecología de la Universidad de Alaska,en Fairbanks, opina: "Por lo general, losecosistemas son capaces de autososte-nerse; pero, con el tiempo, serán empu-jados al límite de su tolerancia".

El CO2 y los polosComo un componente minúsculo de

nuestra atmósfera, el dióxido de carbonoayudó a calentar la Tierra a los agrada-bles niveles a los que estamos acostum-brados. Pero, en grandes cantidades, losperjuicios causados son enormes. Estegas representa apenas unos cuantoscentenares de partes por millón (ppm)en la atmósfera total, pero son partesmuy potentes, porque permiten el pasode la luz solar pero evitan la radiación alespacio de la mayor parte del calor. Du-rante la última era del hielo, la concen-tración atmosférica de CO2 fue sólo de180 ppm, lo cual condujo a un profundocongelamiento de la Tierra. Después dela retirada de los glaciares pero antes delos albores de la era moderna, el totalhabía ascendido a unas confortables 280ppm. Y tan sólo en el último siglo y me-

dio hemos hecho ascender el nivel a 381ppm, y ya hemos comenzado a sentir losefectos. De los 20 años más calientes quese hayan registrado, 19 fueron de la dé-cada de los 80 o posteriores. De acuerdocon científicos de la NASA, 2005 fue unode los más calientes en el curso de másde un siglo.

Es en los polos donde estas condi-ciones se sienten más agudamente, conel resquebrajamiento y derretimientode los glaciares y capas de hielo. Unavez en marcha el descongelamiento, seinicia una serie de mecanismos que lomantienen activo. Groenlandia es unvivido ejemplo de ello. A finales del añopasado, el glaciólogo Eric Rignot, del La-boratorio de Propulsión a Chorro (JPL),de Pasadena, California, y Pannir Kana-garatnam, profesor asistente de inves-tigación en la Universidad de Kansas,

S GUE EN LA PAG NA 158 B

SAVE ME.1, *

En esta foto, un, manifestante de Greenpeace aboga por el caso de los osos polares en el fiordo Scorsbysund, de Groenlandia. El año pasado sepresentó en el Ártico la mayor retracción de glaciar marino jamás observada.

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Si 3?" «e rSin el efecto invernadero, no sería posible la vida en la Tierra. Laenergía proveniente del sol es absorbida por el planeta e irradiadanuevamente como calor. Gases atmosféricos como el dióxido decarbono atrapan ese calor e impiden que se escape al espacio. Esto eslo que mantiene nuestro calor en la noche.Pero, a medida que liberamos cantidades crecientes de gases deinvernadero en la atmósfera, más calor solar queda atrapado, lo cualprovoca fiebre al planeta.

LUZ SOLAR

SE AVIVA EL FUEGO. Lacantidad de dióxido decarbono en la atmósfera seincrementa a pasosagigantados. La mayorparte proviene de la quemade combustibles paraobtener energía (porejemplo, gasolina para loscarros o carbón para laelectricidad). E.U., quealberga menos del 5% de lapoblación mundial,produce un cuarto de todoslos gases de invernadero.

il consumo de{combustibles líquidosp Del consumo de

combustibles sólidos* Del consumo de

combustibles f^gaseosos /f

1850 Í190

SE PROPAGA EL DOLOR. La deforestación portala o quema esparce la destrucción más allá delos confines del área afectada. El fuego liberaaún más carbono en la atmósfera, sobrevivenmenos plantas que conviertan el C02 en oxígeno,y los suelos chamuscados absorben más calor yretienen menos agua, aumentando las sequías.

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omedio global del ascenso dnivel del mar, en metros

.Proyecciones de diversosmodelos

OS HIELO s.

Rango de proyeccionesde temperaturas ,

2000 2020 2040 2060 2080 2100

porvegetación

DESAPARECERÁN LASPLAYAS. El hielo del PoloNorte flota, por lo que, al

.derretirse, no afecta tantoel nivel del mar. En cambio,las grandes placas sobre la

1 Antártida y GroenlandiaI son otra historia. Si ambas| se derritieran completa-mente, los niveles marinosascenderían unos 72 m, enel peor de los casos. Pero elproceso se está acelerandoy, según las proyecciones,los niveles ascenderángradualmente, poniendoen peligro a las comunida-des localizadas en tierrasbajas.

SE ACELERA EL PROCESO.El hielo refleja la totalidadde la energía solar querecibe. A medida que sederrite, más energía solarabsorbe la Tierra -lo queaumenta aún más latemperatura. Esto, a suvez, hace que el hielorestante se derrita conmayor rapidez.

SE DERRITE EL HIELO. Se teme que para el año 2050 elPolo Norte esté libre de hielo estacional. El permafrostdescongelado liberará enormes cantidades de carbonoen la atmósfera.Permafrost próximo a la superficie

1980-99

I Estimado para 2030

* Füehtes: Painel Intergupeifoa mental £óbré Cambio Climático? Informe üe i^Térqerig ..Evaluación: Np*A£;; NASA; Centro "dé Información sqbm Nieve;?Hü^fp de E»U; Centró de

V i Ar|á)¡sts.de,-fnfQrm«cíón^Opro.Dicixigio $e Carbono; Centro paraba Inifó i apíón-, AthfJiásférica de«E~.Ü,'; Programa jaára ía Investí^acíQn del Cambio-Global, E.y.j -Instituto,• •-'•'.' : ** : ' í . r

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Stirtima, .junio 2GD§ :Í5^

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B V ENE DE LA PAG NA 154

analizaron datos recopilados por satéli-tes canadienses y europeos, y encontra-ron que el hielo groenlandés no sólo seestá derritiendo, sino que lo hace a unritmo que se duplicó el año anterior a 85kilómetros cúbicos disueltos en el mar,comparados con los 35 de 1996. Menosde dos kilómetros cúbicos de agua (1,6,para ser exactos) equivalen a cinco vecesla cantidad de agua consumida en unaño en la ciudad de Los Ángeles.

Arrojar tal cantidad de agua al océa-no es algo muy peligroso. Los icebergsno elevan los niveles marinos cuando sederriten porque están flotando, lo quesignifica que ya han desplazado toda el

agua en la que podrían transformarse.Pero no es ése el caso del hielo terrestre,como el de Groenlandia: si añadimos esevolumen a océanos ya en ascenso (debi-do a que el agua caliente se expande),se inundarán las costas. Según algunoscálculos, la totalidad del hielo continen-tal de Groenlandia bastaría para elevarlos niveles globales del mar en siete me-tros e inundaría grandes porciones delas costas de Florida y la mayor parte deBangladesh. El de la Antártida contieneel hielo suficiente para alzar los nivelesen más de 65 metros.

Bucles de retroalimentación

Una de las razones por las que se haacelerado la pérdida de la cubierta dehielo planetaria es que, a medida quese encoge la blanca y brillante superficiepolar, cambia la relación entre la Tierray el sol. El hielo polar es altamente re-flector, por lo que el 90% de la luz querecibe, sencillamente, rebota hacia el es-pacio, llevándose consigo gran parte desu energía. El agua oceánica hace preci-samente lo contrario, y absorbe el 90%de la energía recibida. Mientras másenergía retiene, más se calienta, con elresultado de que cada nuevo kilómetrode hielo derretido desaparece más rápi-damente que el anterior.

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Este áloe gigantesco fuebautizado por el pueblo deSan, en el África meridional,que utiliza las ramashuecas como carcaj parasus flechas. Los científicoshan descubierto que estosárboles están muriendo envarios puntos de su espaciotradicional. Es posible quela especie esté pasandopor las primeras etapasde un movimiento hacia elsur, tratando de escapar delas elevadas temperaturasecuatoriales.

Este minúsculo residentede sudoeste de los EstadosUnidos ha vivido siempreen los bosques de enebroestadounidenses, pero losde California han comenzadoa buscar tierras más altas

y frescas, en los bosquesde coniferas de la SierraAlta. El roedor es uno de losvarios mamíferos que en elcurso del último siglo se hantrasladado entre 300 y 1.000metros, a terrenos más altos.

Veintiséis especies deaves, incluyendo esteganso que cría en el Ártico,hacen parte de la lista dela Unión Mundial para laConservación de todasaquellas amenazadas porel calentamiento global. Lamitad son especies de avesmarinas cuya provisión dealimentos ha disminuidodebido a los cambiosclimáticos. El resto sonterrestres, entre las que secuentan varías cuyo habitatcostero corre riesgo a causadel ascenso en el nivel demar.

El calentamiento global nosólo reduciría el radio deacción de este elefante,sino que también causaríaestragos en su vida social.La abundancia o escasezrelativa de alimentos afectala jerarquía de la manada y,en consecuencia, la selecciónde los animales que habránde aparearse.

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Dicha amplificación de efectos es loque los científicos llaman un bucle de re-troalimentación, y éste es uno bastantedesagradable, ya que si el océano Árticoquedase al descubierto, otro monstruose liberaría: la capa de agua comparati-vamente cálida de cerca de 180 metrosde profundidad que circula hacia dentroy fuera del Atlántico. Anticipa Curry, deWoods Hole: "Al retirarse el hielo, lasaguas se dirigen a la atmósfera, dondeliberan su calor. Esto no es bueno".

Otro ciclo amplificador es el derre-timiento del permafrost, definido comotierra que ha permanecido congeladadurante dos años consecutivos o más.

En su mayor parte, el permafrost haestado congelado durante los últimos8.000 años. Selladas dentro de esta cáp-sula criónica del tiempo se hallan capasde materia orgánica descompuesta, ricaen carbono. En las regiones altas deAlaska, Canadá y Siberia, el suelo se estácalentando y descomponiendo, liberan-do gases que se convertirán en metano yCO2. Esto, a su vez, conduciría a un ma-yor calentamiento y derretimiento delpermafrost, de acuerdo con el investiga-dor científico David Lawrence, del Cen-tro para la Investigación Atmosférica deEstados Unidos (NCAR), con sede enBoulder, Colorado. ¿Y cuánto carbono

podría estar acumulado en los suelos ár-ticos? Lawrence propone una cifra entrelos 200 y los 800 gigatones. Para hacer-nos a una idea aproximada de la amena-za que se cierne sobre nosotros, el totalde carbono producido por los humanoses de siete gigatones anuales.

Un resultado de todo ello son océa-nos más calientes y, a su vez, de éstosderivan, paradójicamente, continentesmás fríos dentro de un globo cada vezmás caliente. Las corrientes oceánicasque se mueven entre regiones cálidasy frías funcionan como termorregula-dores, que distribuyen el calor desde lalínea ecuatorial hacia los polos. La Co-

Los investigadores handocumentado cambios enla distribución de muchasmariposas. En uno de losestudios, se observaron 35especies de mariposas nomigratorias que habitandesde el norte de Áfricahasta el norte de Europa;los científicos encontraronque dos terceras partesde las especies se habíandesplazado hacia el norte,entre 30 y 250 km. EnEstados Unidos, se hanrastreado estrechamente losmovimientos de la mariposacheckerspot Euphydryaseditha. Si bien las mariposaspodrían ser más resistentesde lo que aparentan, algunoscientíficos creen que nosobrevivirán al impacto delcambio de clima.

La Protea cynaroides es laflor nacional de Sudáfrica,una de muchos miembrosespectaculares de esta granfamilia, bautizada en honordel dios griego Proteo,símbolo de la metamorfosisporque cambiaba su formaa voluntad. Los científicostemen que más de untercio de todas las especiesdesaparezca antes del año2050.

Muérdago

El muérdago enano proliferaen los bosques de pinodel oeste de Norteamérica,gracias al calor y a quelos árboles debilitadospor la sequía actúan comohuéspedes perfectos paraeste parásito. Lo que estáocurriendo no es muydiferente de lo que sucedeen nuestro organismo,expresa la investigadora

Connie Millar, del ServicioForestal de los EstadosUnidos: "Cuando nossentimos estresados, noshacemos más vulnerablesa todo lo que nos quieraatacar".

Los anfibios han estadosaltando, nadando yarrastrándose por el planetadesde hace 350 millones deaños. Sin embargo, su futurono está asegurado. Unaevaluación global realizada

para conocer el estado deestos vertebrados hallóque aproximadamente untercio de las 5.743 especiesconocidas atraviesan gravesdificultades. El cambio declima podría ser el culpabledirecto o indirecto en lamayoría de los casos. EnCosta Rica, el habitat delsapo dorado fue escalandola montaña, hasta que el"hogar" desapareció porcompleto. Más de dos terciosde las 110 especies de lascoloridas ranas arlequínde Centro y Sudaméricahan desaparecido. Loscientíficos creen que lo queha matado a la mayoría delas arlequines y amenaza aotras especies anfibias esuna enfermedad causada porel hongo Batracochytriumdendrobatidis; el cambioclimático ha vuelto a lasranas más vulnerables a lainfección por el hongo.

Lo que más preocupa a loscientíficos es que, si apenasestamos en las primerasetapas del calentamiento,todos estos animalesextinguidos o en peligroserían sólo los primeros demuchos. Un estudio calculaque, para el año 2050, sehabrá extinguido más de unmillón de especies a escalamundial.

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rriente del Golfo, que transporta calordesde los trópicos, es la que mantienela relativa suavidad del clima europeo.Cada vez que Europa queda aislada deesta corriente, sus temperaturas se des-ploman. Al finalizar la última era de hie-lo, la cálida corriente fue temporalmentebloqueada, por lo que las temperaturasdescendieron alrededor de 25oC y elViejo Continente quedó encerrado porglaciares.

Usualmente, lo que mantiene activala Corriente del Golfo es que el agua ca-liente es más liviana que la fría, por locual flota en la superficie. A medida quese acerca a Europa y libera su energíacalórica, la corriente se hace más den-sa y se hunde, fluyendo de vuelta al surpor debajo de la que se dirige a Europa,hasta que alcanza los trópicos y nueva-mente se calienta. El ciclo funciona estu-pendamente, siempre y cuando el aguase conserve lo suficientemente salada.Pero si se diluye con agua dulce, la con-centración salina se reduce y el agua sehace entonces más liviana, pasando a lasuperficie y estancando la corriente. Endiciembre de 2005, un grupo de inves-tigadores asociados al Centro Oceanó-grafico de Gran Bretaña informó que uncomponente del sistema que impulsa laComente del Golfo se ha hecho un 30%más lento desde 1957. La causa del pro-blema parece ser la creciente liberaciónde agua glaciar del Ártico y Groenlandiaen el océano, que perturba el ciclo na-tural. En un mundo en proceso de ca-lentamiento, no es probable que el en-friamiento provocado por el vertimientode agua dulce sea positivo para los gla-ciares, y la situación podría llegar a serextremadamente incómoda.

"Lo más inquietante es que todo elclima de Europa se va a alterar -afirmaAdrián Luckman, conferencista séniorde geografía en la Universidad de Gales,en Swansea-. En Gran Bretaña estamosa la misma latitud que Alaska: es la co-rriente del Golfo la que nos permite viviraquí".

SequíaAsí como el calentamiento global

transforma rápidamente los océanos ylos casquetes de hielo, tiene un efectoaún más inmediato sobre la tierra. Las

Un hombre observa las grandes olas que rompen contra las rocas en Pacific Crove, California.En el recuadro, un miembro del servicio forestal de Texas inicia un contrafuego parta combatirun incendio forestal desatado por la oleada de calor en julio pasado.

personas, animales y plantas que vivenen regiones secas y montañosas, comoel oeste de Estados Unidos, sobrevivenel verano gracias a la nieve que se acu-mula en las cumbres durante el inviernoy que se funde lentamente en los meses

cálidos. Últimamente, la llegada antici-pada de la primavera y los veranos in-usualmente abrasadores han provocadoel derretimiento temprano de la nieve,motivo por el cual, cuando se la necesitarealmente, ya ha desaparecido. El clima-

¿Acaso es muy tarde para revertir loscambios provocados por el calentamientoglobal? Todavía no es posible respondera ello con claridad.

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que duplicado desde la década de los70.

Flora y faunaLa tierra seca y caliente puede ani-

quilar la flora y la fauna, y ambos flage-

i

tólogo Philip Mote, de la Universidad deWashington, ha comparado varias déca-das de acumulaciones de nieve en Was-hington, Oregon y California, encon-trando que hoy son apenas una fracciónde lo que fueron en la década de los 40, yque algunos depósitos han desaparecidocompletamente.

El calentamiento global ha llevadoa otras regiones del mundo a un puntode incremento drástico de la sequía. Lastemperaturas más elevadas evaporan lahumedad del suelo con mayor rapidez,

haciendo que las regiones secas que sehallan al límite sucumban a la crisis.Entretanto, los sucesos de El Niño (fe-nómeno de calentamiento anormal delsistema atmósfera/mar del Pacífico tro-pical, que gobierna patrones climáticosa escala mundial y que se ha hecho másfrecuente por el calentamiento global)inhiben más todavía las precipitacio-nes en las zonas áridas de África y Asiaoriental. Según un reciente estudio deNCAR, el porcentaje de la superficie te-rrestre afectado por la sequía se ha más

los se han recrudecido. Los incendiosespontáneos en regiones como Indo-nesia, el oeste de Estados Unidos y aunel interior de Alaska han aumentadoproporcionalmente al crecimiento de laquema de las áreas de bosques y los pi-sos forestales. El fuego origina un buclede retroalimentación propio, liberandomás carbono a la atmósfera y reducien-do el número de árboles (una de cuyasfunciones principales es atrapar el CO2y liberar oxígeno).

Los bosques no aniquilados por unincendio terminan desapareciendo porotros medios más lentos. Connie Millar,paleoecóloga del Servicio Forestal deEstados Unidos, estudia la historia dela vegetación de la Sierra Nevada, y haencontrado que, en el último siglo, losbosques han desplazado su línea topede árboles hasta 30 metros pendientearriba, en un intento por escapar al ca-lor y la sequía de las tierras bajas. Estetipo de evacuación lenta podría antojar-se una estrategia sensible, pero cuandose trata de una montaña, sólo es posi-ble llegar hasta cierto punto. "Por eso, aveces decimos que los árboles se estányendo al cielo, porque parece que cami-

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naran hacia su desaparición en la cima",comenta Millar.

Por toda Norteamérica, los cambiosrelacionados con el calentamiento igual-mente contribuyen a segar otras especiesvegetales. En el oeste, los arbustos demanzanita se extinguen gradualmente;el cactus optunia o pera espinosa ha re-emplazado su color verde característicopor un rosado enfermizo; gracias a losinviernos más cálidos, el escarabajo delpino del oeste de Canadá y Estados Uni-dos descorteza decenas de millones dehectáreas de bosque, y hasta es posibleque atraviese la antes inexpugnable ba-rrera de las Montañas Rocosas, abrién-dose paso a las ricas tierras madererasdel sudeste estadounidense.

Con la destrucción de los habitáis,los animales que los pueblan tambiénsucumben. Los grupos ambientalistascuentan ya docenas de especies en ries-go como resultado del calentamientoglobal. En 2005, investigadores costa-rricenses anunciaron que dos terciosde las 110 especies de las coloridas ra-nas arlequín se habían esfumado en losúltimos 30 años, y que la severidad dela mortandad ese año fue directamenteproporcional al calentamiento.

En Alaska, corren riesgo las po-blaciones de salmón, al tiempo que elpermafrost derretido y convertido enbarro se vierte «en los ríos, sepultando elcascajo que necesitan estos peces paradesovar. Animales pequeños como larata de bosque de cola peluda, la ardi-lla listada o el ratón piñonero han sidoforzados cuesta arriba por el ascenso dela temperatura, siguiendo el camino delos árboles en fuga. Y con la retraccióndel hielo marino, los osos polares (nada-dores prodigiosos pero no incansables)han comenzado a aparecer ahogados.Larry Schweiger, presidente de la Fede-ración para la Vida Silvestre de EstadosUnidos, predice:"Para el año 2060, ya nohabrá hielo polar. En algún punto de lasenda por la que avanzamos, el oso po-lar dejará de existir".

¿Qué nos espera?Quizá sea apropiado pensar que,

como especie causante de todos los pro-blemas, padecemos también la destruc-ción de nuestro habitat, y hemos experi-

Una mujer camina entre sábalos muertos depositados por millares en las playas deWrightsville, Carolina del Norte. Los ambientalistas aseguraron que la mortandad se originó enun sensible cambio en la temperatura del agua.

mentado dicha pérdida en formas terri-bles. Las aguas oceánicas se han calen-tado en 0,55oC desde 1970, y las aguasmás cálidas son un eficaz combustiblepara los tifones y huracanes. Dos estu-dios realizados el año pasado encon-traron que en los últimos 35 años se haduplicado el número de huracanes decategorías 4 y 5 a escala mundial, mien-

tras que la velocidad de los vientos y laduración de todas las tormentas se hanincrementado en un 50%. Puesto que elcalor atmosférico no escoge las aguas enlas que se va a manifestar, las tormentastropicales podrían empezar a generarseen lugares decididamente no tropica-les. Grez Holland, científico sénior deNCAR, dice que "una nueva corriente

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Desde mediados de la década de los 90, los glaciares de Alaska y el Yukón han estado vaciando tanta agua al océano que el nivel de éste haascendido a razón de 0,2 milímetros por año.

de pensamiento defiende la idea de quelas temperaturas marinas superficialesse han ido calentando hacia Canadá. Deser cierto, comenzaría a haber ciclonestropicales en la región pero, francamen-te, nosotros no lo creemos".

¿Qué podemos hacer?El derrumbamiento ambiental que

ocurre en tantas partes simultáneamen-te al fin ha logrado despertar a buenaparte del mundo, principalmente a las141 naciones que ratificaron el tratadode Kyoto para reducir emisiones (cierta-mente, un acuerdo imperfecto, pero unacuerdo, en todo caso). Sin embargo, Es-tados Unidos, que alberga apenas al 5%de la población mundial pero produce el25% de las emisiones de Co2, no quieretransigir. Muchos ambientalistas des-ahuciaron a la administración Bush des-de el principio, y si bien fue una opiniónprematura, es innegable que el historialambiental de la Casa Blanca (desde eldistanciamiento con Kyoto, hasta la pro-mesa rota de controlar la producción decarbono y la relajación de los estándaresde emisión) ha sido funesto. La recien-te desaprobación retórica de George W.Bush a la adicción estadounidense alpetróleo y sus elogios a fuentes alterna-

De los 20 años más calientes que sehayan registrado, 19 fueron de la décadade ios 80 o posteriores. La NASA aseguraque 2005 fue uno de los más calientes enel curso de más de un siglo.tivas de combustible como el mijo pe-renne (Panicum virgatum) no han sidosustentadas por iniciativas verdaderas.

La ira que circunda toda esta situa-ción estalló hace poco, cuando el inves-tigador de la NASA Jim Hansen, direc-tor del Instituto Goddard para EstudiosEspaciales y viejo abanderado de lasinvestigaciones de los cambios meteo-rológicos, se quejó de acoso de parte deenviados de la Casa Blanca por su inten-ción de hacer sonar las alarmas sobre elcalentamiento global. "De acuerdo conlos cánones democráticos, se suponeque el público debería estar bien in-formado. En cambio, están tratando denegar la ciencia". En vista de la situa-ción, muchos grupos ambientalistas hanoptado, sencillamente, por esperar unamejor administración para 2009.

La meta debería ser asequible. Ponerfreno al calentamiento global podría ser

más complicado, por ejemplo, que erra-dicar la viruela o poner al hombre enla Luna. ¿Pero es moral no intentarlo?No podemos continuar la marcha haciael abismo ambiental mientras algunoscientíficos nos reprenden y nos mues-tran que tenemos un problema.

Y esos científicos saben bien a quése refieren. En un sistema solar atestadode mundos hermanos que, o bien nacie-ron muertos como Mercurio y Venus, omurieron en su infancia como Marte, fi-nalmente, hemos aprendido a reconocerlos estrechísimos márgenes dentro delos cuales prospera la vida. Por más deun siglo, pasamos por encima de ellos, yse nos está haciendo tarde para restable-cerlos y respetarlos. *

Con reportería de Greg Fulton/Atíanta, DanCray/Los Ángeles, Rita Healy/Denver, Ene Rostan/Was-

hington, David Bjerklie, Andrea Dorfman/Nueva York,

Andrea Gerlin/Londres.

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