Ciencia, Compromiso y Cambio Social (Orlando Fals Borda)

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Un libro de Orlando Fals Borda. Ciencia Compromiso Cambio Social

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CIENCIA, COMPROMISOY CAMBIO SOCIALOrlando Fals BordaAntologaNicols Armando Herrera FarfnLorena Lpez Guzmn(Compiladores)Ciencia, compromiso y cambio socialOrlando Fals Borda1ra edicin 2013: Edicin El Colectivo (Argentina), Ediciones Lanzas y Letras (Colombia) y Extensiones Libros (Uruguay)Fundacin Editorial El perro y la rana, 2014Centro Simn Bolvar, Torre Norte, piso 21, El Silencio, Caracas - Venezuela 1010.Telfonos: (0212) 7688300 / 7688399Correos electrnicos [email protected]@gmail.comPginas web www.elperroylarana.gob.vewww.mincultura.gob.veRedes sociales Facebook: EditorialelperroylaranaTwitter: @perroyranalibroEditorial El ColectivoPavn 2346, (1248) CABA, Argentina. Tel. (+5411) 4308-4765www.editorialelcolectivo.orgeditorialelcolectivo@gmail.comEdicinLenin BreaCorreccinJuan Pedro HerraizDaniela MorenoDiseo de portadaAlejandra AndreoneImpresin:2015Hecho el Depsito de Leylf40220153001651ISBN 978-980-14-2863-3impreso en la repblica bolivariana de venezuelaLa distribucin, copiado y exhibicin de la nueva obra por parte de terceros, debe mostrar los crditos de su autor original. No puede obtener ningn benefcio comercial y no est permitido generar obras derivadas.Nadie puede ser verdaderamente revolucionariosi no confa en los valores del pueblo.Camilo Torres Restrepo No hay prctica revolucionaria sin teora revolucionaria y viceversa.V. I. LeninQuien pretenda decir que solamente un tcnico, un arquitecto, un mdico, un ingeniero, un cientfico de cualquier clase est para trabajar con sus instrumentos, solamente en su rama especfica, mientras su pueblo muere de hambre, o se mata en la lucha, de hecho ha tomado partido por el otro bando. No es apoltico, es poltico pero contrario a los movimientos de liberacin.Ernesto GuevaraCon paso firme se pasea hoy la injusticia.Los opresores se disponen a dominar otros diez mil aos ms.La violencia garantiza: `Todo seguir igual.No se oye otra voz que la de los dominadores,y en el mercado grita la explotacin: `Ahora es cuando empiezo.Y entre los oprimidos muchos dicen ahora: `Jams se lograr lo que queremos.Quien an est vivo no diga `jams.Lo firme no es firme.Todo no seguir igual.Cuando hayan hablado los que dominan,hablarn los dominados.Quin puede atreverse a decir `jams?De quin depende que siga la opresin? De nosotros.De quin que se acabe? De nosotros tambin.Que se levante aquel que est abatido!Aquel que esta perdido que combata!Quin podr contener al que conoce su condicin?Pues los vencidos de hoy son los vencedores de maanay el jams se convierte en hoy mismo.Bertolt BrechtNota editorial9Presentacin a la primera edicin11INTROITO Orlando Fals Borda: sentipensante tropicalMe queda la angustia de la continuidad 23Uno siembra la semilla, pero ella tiene su propia dinmica 31SECCIN I. TeoraLa subversin: entre la historia y la utopaLa subversin justificada y su importancia histrica 55De la subversin y la finalidad histrica 61Ciencia propia y subversivaAntecedentes de una idea71El pro y el contra del reto81El neohumanismo en la sociologa contempornea 85Ciencias sociales, integracin y endognesis89Colonialismo intelectual y eurocentrismoLa superacin del eurocentrismo. Enriquecimiento del saber sistmico y endgeno sobre nuestro contexto tropical (con Luis Eduardo Mora-Osejo)101Casos de imitacin intelectual colonialista 111La antilite: agente de cambioLa antilite y su papel en el cambio social 117La hora de la antilite127Primera leccin: saber interactuar y organizarse 131Universidad y sociedad151ndiceLa praxis: ciencia y compromisoEs posible una sociologa de la liberacin? 157Retorno al compromiso prctico163La crisis, el compromiso y la ciencia171El tercer mundo y la reorientacin de las ciencias contemporneas193Irrumpe la investigacin militante203Seccin II. Metodologa Investigacin Accin Participativa (IAP)El problema de cmo investigar la realidad para transformarla por la praxis 213Reflexiones sobre la aplicacin del mtodo de estudio-accin en Colombia 241Romper el monopolio del conocimiento. Situacin actual y perspectivas de la Investigacin Accin Participativa en el mundo253Orgenes universales y retos actuales de la Investigacin Accin Participativa (IAP) 265Transformaciones del conocimiento social aplicado: lo que va de Cartagena a Ballarat 283Situacin contempornea de la Investigacin Accin Participativa (IAP) y vertientes afines 295La ciencia y el pueblo: nuevas reflexiones sobre la Investigacin Accin (Participativa)301La investigacin: obra de los trabajadores321La Investigacin Participativa y la geografa327La Investigacin Accin Participativa (IAP)y la psicologa 333Seccin III. PraxiologaMovimientos sociales y polticaEl papel poltico de los movimientos sociales 353Algunas reflexiones actuales sobre movimientos sociales 367Poder popular, revolucin y socialismo raizalLas revoluciones inconclusas en Amrica latina 373En torno al poder popular y la Investigacin Accin Participativa (IAP) 389Posibilidad y necesidad de un socialismo autctono en Colombia 399Elementos y desarrollos del socialismo raizal 409Globalizacin e integracin regionalLa globalizacin y nosotros los del sur415La glocalizacin: una mirada desde Mompox 423Hacia la Gran Colombia Bolivariana: bases para enfrentar peligros internacionales 429Eplogo Vigencia de las utopas en Amrica 439Fuentes (de dnde tomamos los textos)4499La presente antologa fue publicada originalmente por una alianza de las editoriales Lanzas y Letras (Colombia), Extensin Libros (Uruguay) y El Co-lectivo (Argentina), por lo que puede considerarse como un esfuerzo Nues-troamericano. A este esfuerzo se suma ahora la Editorial Escuela El perro y la rana junto a El Colectivo bajo la conciencia de que la profundizacin del cambio social y la emancipacin de Nuestra Amrica no es tarea que pueda realizarse en un slo pas. Noahondaremosaquenlosrestantescriteriosgeneralesquedetermi-nan la publicacin de esta obra porque el lector podr informarse de ellos en la Presentacin a la primera edicin, y lo mismo puede decirse de los aspectos organizativos y del contenido de la compilacin que presentamos. S es importante afirmar que la publicacin de esta obra tiene para noso-trosunafinalidademinentementepoltica.EstoporqueeltrabajodeFals Borda y en particular la idea llevada a la prctica de unas ciencias sociales comprometidas con la transformacin y las luchas de los oprimidos, siem-preencontrarenlaacademiacolonizadayburocratizadaqueanesla hegemnica en nuestros pases y que basa su poder y su defensa del statu quo en una supuesta neutralidad una tenaz oposicin, o peor an, el inten-to de captar y as someter este paradigma tanto a los cnones e intereses de los centros de conocimiento coloniales como a los de las lites nacionales y transnacionales.LaobraymsprecisamentelapraxispolticaycognitivadeFalsBorda sintetizada en la Investigacin Accin Participante (IAP) va a contrapelo deestahegemonaylacombate.Porestomuchosdelostextosaqure-unidoshacennfasisenelcompromisoconlascausasdelosoprimidos comopremisaepistemolgicaparaeldesarrollodeunconocimientoque promueva el cambio social, poltico y econmico en nuestro continente. Tal compromiso implica la identidad entre el sujeto de conocimiento y el sujeto revolucionario, cosa que se considera fundamental para la profundizacin de la Revolucin Bolivariana en el marco de la transicin al socialismo.ConloanteriorqueremosdecirqueeldestinodelaRevolucindepen-deenpartedelaconformacindeunpoderpopularcapazdeasumirla Nota editorial10Ciencia, compromiso y cambio socialproduccin de conocimiento como parte y presupuesto de una praxis libe-radora y justiciera. As, la cuestin pasa porque el Estado venezolano, sus instituciones y en particular aqullas dedicadas a la produccin de conoci-miento, se transformen en un medio al servicio del poder popular y no al revs. Entalsentido, lapublicacin de estelibro implicaunaapuestapor la formacin del poder popular entendida como la adquisicin y desarrollo de los medios (herramientas, tcnicas y estrategias, etctera.) necesarios y consecuentes para la produccin de un saber orientado a la revolucin y la consolidacin del poder popular. 11LahistoriarecientedeColombiacomprendidaentreelsigloXXylo corridodelsigloXXIhaestadoatravesadaporuncontinuumhistricode violencia (Snchez, 2006). Un siglo que se ha caracterizado por sucesivas, cruentas,mutanteseinstitucionalesguerrasquesepromovieronyan hoysesiguenhaciendobajolainstitucionalidadgubernamental.Estas guerras,adems,hanestadobajoelamparodealiadosextranjeros,espe-cialmenteconlosdistintosgobiernosnorteamericanos,loquehapermi-tidoelsaqueodelosrecursos,enprodemantenerelcontrolpolticodel Estado e impedir el alumbramiento de nuevos y mejores destinos ligados alasesperanzaspopulares.Enestesentido,vadesuyoquecompartimos ampliamente la tesis de que lo que ocurre en Colombia no es una confusa mezcladeviolencias(CepedayGirn,2006)sinolaconstruccindeun modelo de terror y silenciamiento de la oposicin, el cual garantiz la per-petuidaddelosinteresesdelaburguesanacionalytransnacionalenlas decisiones nacionales (Carrillo y Kucharz, 2006).DesdelaGuerradelosMilDasafinalesdelsigloXIXhastalosfalsos positivosquecaracterizaronelsalientegobiernoencabezadoporlvaro Uribe Vlez (cuyo ministro de Defensa era el actual presidente Juan Manuel Santos), este modelo de terror, barbarie y silenciamiento ha buscado su jus-tificacin en la cristalizacin de una historia hegemnica, que a su vez ha sido reproducida en los medios de comunicacin y se ha promovido como valor y smbolo de vida. El propsito de naturalizar (Montero, 2003) este recorrido histrico no es otro que el de desarmar, desactivar y deslegitimar laresistenciamediantemltiplesestrategias:lamentirameditica,lare-presin sistemtica (que incluye asesinatos, destierros, exilios, persecucio-nes) y la guerra psicolgica (Martn-Bar, 1990a y 1990b; Lira, 1990). As pues, la ideologa se convierte en consenso justificador de la accin social de la clase dominante. Ante un escenario donde la pera prima es la guerra, la violencia es reci-clable y la muerte se naturaliza como medio y fin ltimo, nos surgen pre-guntas como: qu piensan los acadmicos?, qu debates surgen ante una historiaquereivindicaconstantementealvencedoryalvictimario?,qu tipo de academia puede surgir en medio del conflicto? Presentacin a la primera edicin12Ciencia, compromiso y cambio socialEnestesentido,latradicinacadmicacolombianahaestadoencami-nada hacia la justificacin y mantenimiento del orden de las cosas, ya sea ocultando,resaltandooignorandoproblemas,situacionesopreguntas1. Sinduda,noesresponsabilidadabsolutadelasylosintelectuales,pero tampocosehahechosinsuparticipacin.Participacinnoquieredecir consentimientoniaprobacin,yaqueenmuchoscasossehasidopresa delaalienacinodelarepeticinvacademodelos,metodologas,teo-rasyparadigmasimportadosacrticamenteenunaclaraevidenciade colonialismointelectual;yenotrospresadelterror,lapersecucin,la coaccin o la cooptacin. Por fortuna, en Colombia han existido honrosas excepciones a esta regla.2 En las primeras dcadas del siglo XX, se ha podido valorar la emergencia de las y los acadmicos e intelectuales que han asumido una actitud axiol-gica: la vinculacin orgnica a las luchas populares y su bsqueda de apor-tarenelavancedestas,desdeunaopcintico-poltica.Elaccionarde estas plyades ha sido claramente subversivo. La produccin intelectual se ha hecho al calor de la organizacin popular y de la promocin de nuevas y variadas formas de concebir la vida, el trabajo, la historia, la ciencia y la cul-tura acorde a los cambios y transiciones econmicas, polticas y cuturales del pas en la primera mitad del siglo XX. La posicin fue anticonformista, perodenuevocuo:nofueunanticonformismoemocional,porfrustra-cin o simplemente generacional. Fue un anticonformismo a la vez cient-fico (Torres, 2010) y sistmico (Martn-Bar, 1989), lo que los convirti en verdaderasantilites(FalsBorda,1971y2007)quepropugnaronporel cambio de las estructuras del poder y la construccin de un pensamiento cientfico acorde a las realidades inmediatas, cercanas y propias del contex-to violento-cclico colombiano. Sisehablaradealgntipodebeneficiodelaguerra,habraquedecir que su presencia constante permiti que la academia gestase ideas en co-rrelacin con la realidad colombiana y la accin participativa con la misma, en un dilogo entre el saber y el hacer, constituyndose as un dilogo rec-proco y horizontal con el saber popular y cotidiano de nuestros pueblos.31 Althusser (1969) nos lo deja muy en claro cuando al referirse a la escuela afirma que en la escuela se aprenden las reglas del buen uso, es decir, de las conveniencias que debe observar todo agente de la divisin del trabajo, segn el puesto que est destinado a ocupar: reglas de moral y de conciencia cvica y profesional, lo que significa en realidad reglas del respeto a la divisin social-tcnica del trabajo y, en definitiva, reglas del orden establecido por la dominacin de clase que permite la reproduccin y la sumisin a la ideologa dominante.2Resaltamos,entreotras,lassiguientesexperiencias:elpapelintelectualypolticodelPartido SocialistaRevolucionario(PSR),alacabezadeMaraCano,IgnacioTorresGiraldo,RalEduardo Mahecha y Toms Uribe Mrquez, quienes no slo promovieron la organizacin sindical en los aos veinte, sino que adems libraron una lucha frontal contra el colonialismo poltico-intelectual al cual laKominternlosquisosometer;laexperienciadelgrupodeLosNuevosquienespromovieronla superacindeLaRegeneracinConservadoraapartirdelaactualizacindelideariodelPartido Liberal,laorganizacinpopularylamovilizacinestudiantil,locualconduciraaltriunfoelectoral del partido en 1930. Dignos de resaltar son Alberto Lleras Camargo, Luis Tejada, Germn Arciniegas y Jorge Elicer Gaitn. 3 No necesariamente debe hablarse de negatividad en la guerra. Ignacio Martn-Bar (1990c: 35) adverta, al referirse a la realidad salvadorea, que muchos salvadoreos en medio de la guerra haban podido sacar a relucir recursos de los que ni ellos mismos eran conscientes o se replantean su existencia de cara a un horizonte nuevo, ms realista y humanizador. Esto parecera ser consecuente con la generacin de teoras ysaberesantisistmicospropiosdelahistoriaacadmicacolombiana.Hacepococonversbamosconun dilecto amigo argentino y nos relataba cmo se asombraba de la manera como escriba otro grande, Estanislao Zuleta, quien postulaba sus sentencias en tono vehemente y mordaz, como si te retara, deca.13Presentacin a la primera edicinSobre Orlando Fals Borda y su obraLa obra de Orlando Fals Borda tuvo su gnesis en esta esquina del sur del continente. Un lugar donde se ha hecho inevitable e indudable el impacto del trpico a la hora de la produccin literaria y cientfica. Si no, qu habra sido deCelestinoMutissinsuExpedicinBotnica,GabosinsuMacondo y el realismo mgico, Orlando Fals Borda sin sus sentipensantes y el so-cialismo raizal? S, slo en esta tierra de hijos e hijas del trpico se pueden parirpensamientosotrosquelaexacerbadarazndelassociedadesoc-cidentalizadas se encarg de aniquilar, esclavizar,evagelizar, colonizar y adoctrinar. La anttesis a esta homogeneizacin del pensamiento europeo y norteamericano sembr semilla en este trpico del sur con la gran obra del maestro Fals Borda, que como muchos otros demostr que otra academia era posible, rompiendo as los cnones tradicionales de la ciencia asptica y hegemnica. Estamos convencidos de que Orlando Fals Borda brilla con luz propia en la constelacin de las honrosas excepciones. Hizo parte de una antilite que marclahistoriadelpas.Sunombrefigurajuntoaesosyotros:Camilo Torres Restrepo, Mara Cristina Salazar, Germn Guzmn Campos, Germn Zabala,EduardoUmaaLuna,AntonioGarcaNossa,GerardoMolina.Su produccin intelectual recupera lo mejor del pensamiento antisistmico y contrahegemnico colombiano y la filigrana de la epistemologa y metodo-logadelainvestigacinencienciassociales,dialogandosiempreconsus contemporneos.Noconstruyunasuertededemagogiapseudocientfi-ca sino un corpus terico-prctico que fuera til para la ingente tarea de la emancipacin social y humana desde nuestras propias experiencias, sen-tires, tradiciones y ambiente: el trpico y el subtrpico. Siempre quiso ser ms til que importante, y conserv la humildad de quien est convencido de quees unobreromsde lagranobradelcambiosocial:elsocialismo, con todas las letras.Su obra es tan prolfica y activa como su vida misma. Los temas tratados son tambin mltiples y podran seguirse en trminos de antagonismos terico-polticos: a la tradicin acadmica del colonialismo intelectual le antepuso la endognesis contextual; promovi la sociologa de la crisis en oposicin al funcionalismo norteamericano; a la divisin territorial en funcin de los in-tereses del capitalismo supo promover el Kaziyadu4 y discutir nuevas formas de ordenamiento territorial que respondieran a las tradiciones y saberes de los pueblos; frente a las teoras y prcticas del socialismo importado, trans-gnico y dogmtico, supo promover un socialismo raizal y tropical; frente a la visin de una ciencia asptica e indiferente, teoriz sobre el compromiso, la militancia y la superacin de la neutralidad valorativa (que no existe, por cierto). Categoras como antilites, subversin y cambio social, se pasean por las lneas de las obras del maestro.Orlando Fals Borda es un pionero que supo comprender que la universa-lidaddelaciencianoestribatantoensuabstraccindelarealidadnien labsquedadecategorasreplicablesencualquiercontexto,cuantoenla 4 Kaziyadu es vocablo de la lengua huitoto que significa una gran cosa: el amanecer, el despertar. Es otraformadeexpresarloqueamuchosdenosotrosnoshanenseadoenlasuniversidadessobre desarrolloodesarrollismo.KaZiDu,significaelamanecer,eldespertardeunpuebloyesonoes desarrollo.14Ciencia, compromiso y cambio socialconstruccin de un corpus terico que pueda ayudar a comprender las vi-vencias y las experiencias sociales en una historia y un territorio concretos comounprimerpasoparalatransformacindecondicionesdemiseria, opresinysumisin.SusaportesalaInvestigacinAccinParticipativa (IAP) y sus planteamientos tericos de sociologa militante y de la libera-cin, son muestras evidentes de ello.Sobre el surgimiento del libroDurantenuestraestadaenArgentinahemosvenidointentandopromo-ver debates e intercambiar experiencias sobre la realidad colombiana y sus actoressociales.Msalldecualquiersentimentalismoopatrioterismo rancio, propio de esa construccin de nacin decimonnica hegemnica y homognea(con sus smbolos y lema de Orden y Progreso), fuimos lle-gando a la conclusin de que el desconocimiento era tal que la especulacin y la emocionalidad (nostlgica, las ms de las veces) terminaban cumplien-do el papel de verdad revelada sobre la historia y la actualidad de nuestro pas. En muchas ocasiones el esfuerzo por socializar lo que ocurre en Co-lombia (el alarmante exterminio de la oposicin poltica y la opresin de la clase popular5) ha quedado reducido a la exposicin de cifras descarnadas, los intereses partidarios o la lucha contra un rgimen, perdiendo de vista elprocesohistricodeopresin,violenciaestatalyparaestatal,interven-cionismo,desarraigoymiseria,yconellolanaturalezaestructuraldela actualidad nacional; en otras ocasiones, el deseo por querer dar cuenta de la realidad colombiana ha pasado por estudio y conocimiento de dicha rea-lidad. Aunado a esto, nos encontramos muchas de las veces ante un vaco epistemolgicoyeldesconocimientodeautoresyautorasantisistmicas que han puesto lo mejor de s en favor del cambio social.Enestesentido,estapublicacinsurgedeunacertezaque,sinchauvi-nismo ni prepotencia, podramos enunciar de la siguiente manera: Colom-biahaaportadoelementosimportantes,ideasrelevantesyexperiencias significativas para el avance de las luchas populares, para la construccin de la emancipacin continental y para el fortalecimiento del pensamiento latinoamericano. Hoy Colombia es el nuevo laboratorio de guerra del continente, donde se aplicaconsistentementelaGuerradeCuartaGeneracinylaguerrapsi-colgicacontraunpuebloquenodejadelucharyunasguerrillasqueno hanpodidoserderrotadas.Orgulloporlaheroicidaddenuestropueblo que en medio del horror se sigue organizando y sigue buscando caminos de emancipacin no necesariamente armados, y vergenza por jugar el triste-mente clebre papel de pen del Imperio. Su ubicacin geogrfica la hace vital:comoesquinasuperiordeAmricadelSur,puedeincidirfavorable-mente en los procesos sociales y politicos de cambio que se vienen dando en muchos de sus vecinos (Ecuador, Venezuela y Nicaragua) y en la andina Bolivia,todosmiembrosdelaALBA.Perotambinpuedeserlapuntade lanza que desestabilice dichos procesos propugnando el fortalecimiento de la derecha latinoamericana, bajo la gida imperialista.5TomamosdeCamiloTorres(2010)elconceptoclasepopularparadescribiralospobresde Colombia.Unacategoramuchomsampliaqueseemparentaconpueblo,laempleadaporFidel Castro en La historia me absolver.15Presentacin a la primera edicinConsideramosquesihurgamosenlahistoriacolombianayenlaacade-mia nacional podremos encontrar herramientas para comprender no slo estarealidaddolorosaquenosatraviesa,sinoparaavanzarenlasluchas contrahegemnicas y construir un verdadero cosmopolitismo de oposicin (De Sousa Santos, 2003). Parte de nuestros esfuerzos estn en aportar en pri-mera instancia a las luchas sociales argentinas y consideramos que avanzar en la indagacin y socializacin de nuestros propios referentes es un aporte en este sentido. Sumado a ello, consideramos que es un ejercicio acadmico vital en pro de visibilizar la realidad colombiana que no ha sido tan diferen-te de otros escenarios latinoamericanos en los diversos contextos histricos (comoporejemployensumomentolofuelaArgentinasumidaendicta-dura). De igual manera, la bsqueda por nuestros ancestros acadmicos se convierte en una forma de devolverle dignidad al pueblo annimo, se que noestenlaspginasdelahistoriaoficialperoquedaadacombatelos estragos de la guerra sembrando esperanzas de un nuevo pas.Recuperardeestamaneralamemoriahistricasignificareinventarnos a nosotros mismos e impulsar las batallas por la emancipacin humana y lasuperacinhistricadelcapitalismo.Entiemposdelabatalladeideas, nuestrosautoresraizalescobranunavigenciaenormeenlaconstruccin del Socialismo del siglo XXI y de una ciencia transformadora y raizal (Bo-rn, 2009 y 2010; De Sousa Santos, 2010; Houtart, 2008).Enlamismalneadepensamientonosencontramosconcompaerosy compaeras de las dos editoriales que favorecen la publicacin: El Colectivo y la editorial colombiana Lanzas y Letras, quienes han impulsado y acogido esta iniciativa de socializacin. Que dos editoriales militantes confluyan en iniciativas de este tipo nos indica que podemos avanzar en las luchas ideo-lgicas ms all de las fronteras.Que esta obra inaugure una coleccin sobre pensamiento latinoamerica-no y que una coleccin sobre investigacin y movimientos sociales de esta editorial argentina lleve por nombre Orlando Fals Borda, establece un re-conocimiento justo y merecido a los esfuerzos del maestro durante sus casi cincuenta aos de ciencia y compromiso por el cambio social. Sobre el contenido del libroEl presente libro trata de dar cuenta de la complejidad de la obra de Fals y de la superacin que l promovi de la visin parcializada y limitada a la cual se vieron abocadas las disciplinas de ciencias sociales durante todo el siglo XX (Smith, 1997). Su propsito no es el de la curadura acadmica ni el de la reverencia contemplativa. No intentamos reconstruir el camino de Fals, ms bien buscar pistas que nos aporten hoy para la praxis. Por eso la persona que seacerqueaestematerialintentadoseguir,comoenelfamosocuento de Hansel y Gretel, el proceso y las preguntas del maestro, podra incu-rrir en decepcin.Lapublicacintieneunaintencionalidadpolticamanifiesta:larecu-peracindelamemoriahistricacomoherramientadeaccinpoltica hoy. Esto quiere decir que nos interesa compartir a Fals Borda, porque nospuedeaportaralquehacerpolticocotidiano,yaseadesdenues-tro lugar de cientficos y cientficas sociales comprometidas o desde la 16Ciencia, compromiso y cambio socialmilitancia social de base. Por eso el nombre de la obra, Ciencia, compro-miso y cambio social, revela claramente nuestras intenciones (y creemos que las de Fals tambin).Es un libro que se organiza de acuerdo a preguntas y no a partir de cro-nologas. No intentamos reconstruir el abec falsbordiano, ni creemos que sea un manual de IAP. Es slo un aporte al debate, o mejor, un insumo para losdebates(quesevuelcanalaaccinpolticayqueluegoregresanala reflexinterica).Poresosepuedetenerlacertezadeque,sibienestn relacionados internamente todos los textos que componen la compilacin, no est hecha para leerse de corrido o en orden.El introito fue pensado desde Fals Borda mismo. No quisimos hacer una suerte de estudio introductorio a la usanza de los libros que presentan a un autor. Preferimos, mejor, darle la posibilidad a Fals de que se presentara asmismodemaneradialgica,ntimaysincera.Porelloincluimosuna cartayunaentrevista,enlascualesloslectoresylectoraspuedanapro-ximarse a su recorrido vital, sus apuestas personales y su constitucin en intelectual de avanzada. Lejos de cualquier asomo de arrogancia intelectual odecualquieresfuerzoegocntrico,losdosdocumentosnosllevanalo profundodelasdecisionesyalcorazndelasopcionesasumidasporel maestro. El resto del contenido est dividido en tres grandes partes. Laprimeraparte(Teora)buscaabordaralgunosplanteamientosteri-cosdeFalsBorda:lasubversincomocategoradeanlisis,laimportan-cia de la constitucin de una ciencia propia y subversiva que se oponga al eurocentrismoyelcolonialismointelectualyquetermineconstituyendo verdaderas antilites intelectuales que se caracterizan por la praxis revolu-cionaria en la cual sabrn conjugar ciencia con compromiso social.En el segundo apartado (Metodologa), se retoman documentos que giran en torno a la Investigacin Accin Participativa (IAP), cuya finalidad estri-baenacercarnosaestametodologa,ensuperarlavisinfantasmagri-ca, idealizada o mitificada de lo que significa esta modalidad de abordar la ciencia y el saber para la transformacin social.La tercera parte (Praxiologa), se esfuerza por poner a dialogar al maestro con problemas prcticos de las luchas contemporneas: la caracterizacin de los movimientos sociales, el poder popular, la revolucin, el socialismo raizal, la globalizacin y la integracin regional.El libro concluye con un eplogo, Vigencia de las utopas en Amrica Lati-na, que apuesta por ser una provocadora invitacin a seguir en la tarea de la construccin de los mundos posibles y necesarios que tanto se promue-ven desde el Foro Social Mundial.Ahora bien, en cuanto al tratamiento o edicin de los artculos contenidos en esta compilacin es menester hacer una aclaracin: slo se hizo una re-visin general de las normas que rigen los textos. Teniendo en cuenta que los textos reunidos viajan cuatro dcadas, se mostraban disparidades en los estilos de la escritura tcnica acadmica. Al final de la publicacin podrn encontrarse las pistas de dnde extractamos los textos ac presentados, y all se indica la edicin de la cual los tomamos o el nmero de la revista en la cual aparecieron. Algunos de ellos los encontramos por internet, as que estn sealados los enlaces virtuales de donde fueron capturados.17Presentacin a la primera edicinPalabras finalesPor ltimo, no queremos dejar pasar estas lneas sin reconocer los esfuer-zos de muchos y muchas en la posibilidad de que este libro vea la luz.La obstinacin de Fernando Stratta, el impulso inicial de Francisco Longa y el apoyo siempre presente de Uverney Quimbayo Cabrera.La solidaria disposicin que mostraron Lola Cendales (Dimensin Educa-tiva) y Carlos Arango Clad (Universidad del Valle) para que diversos textos incluidos en esta obra pudieran aparecer. ElpapelgerminadordeMiguelEduardoCrdenas,quientrabajtreinta aos al lado del maestro y nos impuls en esta bella aventura de conocer un poco ms el trabajo de Fals Borda para poder seleccionar esta compilacin que ahora queda en sus manos.Muy a pesar de que intentamos por todos los medios poder comunicarnos con los comits editoriales de diversas revistas de donde extractamos cier-tos artculos, fue imposible para nosotros entablar el dilogo. Incluimos los artculos en la presente edicin, citando integralmente las fuentes de don-de los hemos tomado y ofrecemos excusas si alguien llegase a molestarse por este homenaje al maestro Orlando Fals Borda en su tercer aniversario de fallecimiento.Los compiladores, Buenos Aires, otoo de 201118Ciencia, compromiso y cambio socialBibliografaAlthusser,L.(1969).IdeologayaparatosideolgicosdelEstado. Recuperado el 31 de enero de 2011, en: http: //www.liberaccion.org/Born,A.(2009).SocialismodelSigloXXI.Hayvidadespusdel neoliberalismo? 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BuENoS AIRES, ARGENTINA: AMRICA LIBRE EDICIONES.INTROITOOrlando Fals Borda: sentipensante tropical23Mi apreciado Pedro:La invitacin tuya y de los colegas del Foro por Colombia a concelebrar el histriconmero50denuestrarevista,sumadaalagenerosasugerencia de que yo mismo escogiera la forma y el tema de mi expresin congratula-toria, no poda dejarse de lado. A los lazos de amistad contigo y con el grupo fundador desde los inicios de la aventura en 1982, se han unido los fuertes vnculosdelaesperanzaenlastransformacionessocialesypolticasque entonces vislumbrbamos.Son ms de dos dcadas de grandes eventos nacionales en los que hemos participado, muchas veces juntos, otras distanciados, pero siempre mutua-menterespetuososyligadosporvaliososidealesdetrabajoconyparael pueblo colombiano, del que quisimos aprehender su ciencia y apreciar su cultura. Esto, por viejas razones de casta y estirpe, era en s mismo un pro-ceso de alejamiento intelectual y poltico de nuestras tradiciones, en el que apenas participaba una minora preocupada, mayormente juvenil, a la que pertenecamos quizs por la fuerza de los hechos, a pesar de nosotros mis-mos y de la neutral herencia educativa que habamos recibido. Era una es-peciederevolucinmultimodalcompuestaporviolenciasestructuralesy por sus efectos, que ha condicionado el trgico sino de mi generacin. Pero an as, en tan difciles circunstancias, todos quisimos desarrollar aquella transformacin radical y llevarla a buen puerto. Todava no hemos llegado.EvaluaresteintensoperododecambiosenColombialosbuenosylos malospodahabersidotemaadecuadoparamicontribucin.Tareane-cesaria,sinduda.Perocomosquetynuestroscolegaslahanvenido haciendo con lucidez y constancia, decid descartarla.Pens, en cambio, que poda ser ms til y quizs interesante hacer el raro ejerciciodeautoexaminarmealgoquehehechopocoenpblico,yms para mis adentros, sin caer en narcisismos o en apologas autobiogrficas, a la luz de lo ocurrido en el perodo que estamos recordando.A ello se aade el factor inevitable de la vejez, con mi penltimo deseo de explicarmeammismo yalosdems,antes de morir,cmo ypor quhe actuado como lo he hecho en el contexto regional, nacional e internacional. Me queda la angustia de la continuidadCarta a Pedro Santana24Ciencia, compromiso y cambio socialMelohainducido,enparte,lalecturadelaautoevaluativacartadeJulio Cortzar a Roberto Fernndez Retamar del 10 de mayo de 1967, reprodu-cida hace poco a raz del vigsimo aniversario de la muerte de aquel pro-digiosoescritor.y,comol,yotambinempiezoproclamndomecomo intelectual del tercer mundo.Lo universal y lo particularQuiero hacer esta proclamacin de partida porque as me he sentido para tomarmismsimportantesdecisionesenlostrabajosqueherealizado: comodelSurdelmundo,latinoamericano,colombianoycosteo;ylti-mamente tambincomo declarado tropical.Pero adiferencia de Cortzar cuya diafanidad argentina tuvo como referente un concepto de universali-dad demasiado impregnada, en mi opinin, por Francia, su segunda patria, he tendido ms bien a referenciar lo universal en las especificidades de mis gentes y culturas, evitando convertirme en parroquial. No fue siempre as, en especial al comienzo de mi periplo profesional. Porque cuando empec a sentir las incongruencias de la llamada ciencia universal aprendida en el Norte al aplicarla a nuestro contexto regional, hube de investigar y entender lasracesambientalesehistricasylasrazonesculturalesdelpueblodel comn que pudieran aclarar aquellas incongruencias, con el fin de ofrecer bases firmes para un cambio social que se ha considerado indispensable. Fue cuando empec a denunciar el colonialismo intelectual (1970) as dederechascomodeizquierdas,unavertientealaqueaccedieronlue-gocolegastanvaliososcomoAnbalQuijano,PabloGonzlezCasanova, EnriqueDussel,ArturoEscobar,EdgardoLanderyBoaventuradeSousa Santos.Creoqueestaautocrticahasidojustificada,conconsecuencias de orientacin para mis trabajos de campo y mis publicaciones. El redes-cubrimientoyrevaloracindelmundotropicalrealizadoenestaforma coneleminentebilogoLuisE.MoraOsejo(Lasuperacindeleurocen-trismo,2002,traducidoyaavariosidiomas)hasido,porestasrazones, unodemisgrandesgocesrecientes,quelamentonopoderprofundizar en el tiempo que me queda, porque me parece un reto contemporneo de la mayor trascendencia.Quiz en este aspecto prctico y contextual del cambio, visto por un inte-lectual como yo, que he sido socilogo antes que novelista, mi intelecto se aleja un poco del modelo de Cortzar y de escritores demasiado eurocn-tricos: he tratado de contestar el para qu del conocimiento en su entorno especfico, de tal manera que viajara ms all del estilo ante todo descripti-vo e imaginativo de los escritores del boom.Siguiendo entonces a maestros como Galeano, Garca Mrquez y Carpen-tier, trat de sumar la historia local a la morfologa literaria. y de Rayuela de Cortzar tom la metodologa polifnica que los lectores han observado en mi Historia doble de la Costa (1979-1986). Estas decisiones sumatorias de disciplinas me han parecido adecuadas, porque quise combinar tambin lo universal (Canal B, logos) con lo regional (Canal A, mythos) sin perder el sabor de lo propio que me brindaba la identidad cultural del entorno. y esta multihistoria sigue con vida.25Introito. Orlando Fals Borda: sentipensante tropicalMi activismo polticoLo anterior puede parecer suficiente para muchos escritores e investigado-res, pero no lo fue para m. El propsito de casi todos mis trabajos ha sido cla-ramente poltico en el buen sentido del concepto: quera informar y ensear sobre las realidades encontradas a travs de investigaciones interdisciplina-rias en el terreno, con el fin de llevar a los lectores, a las masas y a sus dirigen-tes a actitudes y actividades capaces de cambiar la injusta estructura social existente,especialmenteenloscampos.Ascontestabaelcomprometedor para qu: para defender el control y uso de tierras y aguas con el elemen-to humano que han nutrido la vocacin histrica y la identidad cultural de nuestros pueblos, hoy amenazados por ALCAs y TLCs, lo cual es estratgico para la sobrevivencia del Sur y hasta del mundo.Fueeficazestetipocombinadodetrabajo?Nodeltodo,adecirverdad, porque la situacin de Colombia y de la Costa Atlntica en particular se ha empeorado desde cuando retorn a mi tierra con aquel buen propsito de es-tudiar para transformar. Es posible que la Historia doble... est ms bien cum-pliendo un proceloso papel informativo y formativo de eventuales conductas, convergentes con el proceso de transformacin esperada, como sigue siendo mipropsitodesocilogoactivo.Estepuntolodesarrollarmsadelante. De todos modos, ante aquellas perspectivas de la triste y resistente realidad encontrada,fueestimulanteparamquetyelForosehubierandeclara-do a favor de la solucin terico-prctica o poltica que la Fundacin Rosca vena adelantando conmigo desde 1970, con el apoyo de marxistas crticos. As naci la Investigacin Accin Participativa (IAP), con este tipo de sesgo ideolgico que reflejaba un determinado tipo de compromiso con la accin popular a mediano y largo plazo.Comorecordars,elForoentrconfirmezaaestecampo,organizandoel segundo gran simposio nacional sobre la IAP en 1985 en el teatro del SENA en Bogot. Pero ya se vean venir las peores masacres y matanzas polticas de la historia del pas, desde las de la Unin Patritica hasta las de las moto-sierras de autodefensas. El intelectual tercermundista colombiano tena que tomar partido y comprometerse en tan complicado y saturante conflicto de violenciasmltiples.Nopodayomismodeclararmeneutralenestasitua-cin, y tom partido por las causas del pueblo.Al autoexaminarme ahora, me parece que fue una solucin consecuente con loquevenaobservandoyaprendiendo.Esteprocesomellevasentirme intelectualmenteapoyadoporescuelascrticasdelaacademia,comolade los antroplogos de la accin (Stavenhagen, Tax, Park) y la de los constructi-vistas (la cosmovisin participante de Reason, el antiorientalismo de Said), dejando atrs a ortodoxos como mis viejos y queridos amigos de la Escuela de Altos Estudios de Pars (intervencin de Touraine) que desafortunadamente siguieron en los esquemas obsoletos del objetivismo funcionalista.Sin embargo, la estricta accin poltica nunca me atrajo. Ni siquiera busqu la presidencia de la AD-M19 cuando se me eligi. A la poltica activa llegu de rebote o a instancias externas como tambin me ocurri en Crdoba o por la revistaAlternativa(1974).Fuecasisiemprecomoresultadodealgnlibro: Campesinos de los Andes (1955) me llev al Concejo Municipal de Chocont; El hombre y la tierra en Boyac (1957) al Viceministerio de Agricultura; La insur-gencia de las provincias (1988) a la Asamblea Nacional Constituyente. Fueron 26Ciencia, compromiso y cambio sociallibros tiles desde estos puntos de vista, que llenaron vacos en el conocimien-to de la realidad regional y nacional, segn opinin autorizada. Hubo tambin eltrabajoenequipoconcolegascomoelinolvidableCarlosUrn,Adalberto Carvajal,CarlosJimnezGmez,MiguelE.Crdenasyotros,conquienesse organizaron movimientos sociales como los muchos de Colombia Unida, sem-brando conceptos entonces nuevos, como los de democracia participativa y equilibrio regional que llegaron a incorporarse en la Carta de 1991. A estas campaasigualmentesesumlarevistaforodesdesuprimernmeroen 1986, lo cual fue gran elemento motivador y movilizador.No me cabe duda de que trabajamos duramente y de buena fe (con transpa-rencia, se dira hoy), y con el idealismo del hombre nuevo. Como dije atrs, nos afectaba la inmensa tragedia del pueblo colombiano trabajador y humil-de. Las dificultades y peligros de estas tareas fueron inmensos, y an as se trabaj con denuedo y algn resultado. Ni por las represiones subsiguientes percib ninguna dispersin importante de las bases, organizadas o no. Casisinquelosintiramos,seibarealizandounasumadeexperiencias, conocimientos y recursos de las bases que iba hacia arriba y las cpulas, en una acumulacin dinmica que encontr asidero en universidades, sindica-tos y organismos sociales de muy diversa ndole, incluso de mujeres, jvenes, indgenas y afrocolombianos. Concluyo entones que un activismo de este tipo eraunaespeciedemandatohistricoalquenopodaoponerme:erauna vivencia total y penetrante.La coyuntura actualUn punto de llegada para esta vivencia ha sido el Frente Social y Poltico (FSP) impulsado desde la Central Universitaria de Trabajadores de Colombia (CUT) por Luis Eduardo Garzn y compaeros desde 1999. A l llegu junto con el bri-llante exmagistrado y senador Carlos Gaviria y dirigentes regionales, atrados por aquello de lo social antes que lo poltico, que hace del FSP un proyecto interesante y casi nico en Colombia. No nos hemos arrepentido de ingresar al Frente y participar de su desarrollo y crecimiento. Luego sobrevino la eclosin poltica del 26 de octubre de 2003. De un tajo y casi inesperadamente, emergi la corriente de opinin crtica de una nueva izquierda popular y democrtica, la que se vena preparando y trabajando sin mucha prensa por varias dcadas y desde abajo, en los movimientos anteriores y con nuestros libros y revistas. y el pueblo con sus votos renov las esperanzas del cambio en el pas y en el gobierno. Una importante brecha se abri, por la que podemos seguir irrum-piendo con determinadas campaas, por lo menos hasta el ao 2006.Mi entusiasmo por lo ocurrido el ao pasado me llev a recordar el nico casosimilarennuestrahistoriadetomadelpoderestatalpororganismos populares no bipartitos: ocurri en 1854 con la revolucin artesanal que ve-na andando con las Sociedades Democrticas de entonces y con la primera antilite socialista de que tengamos noticia, con el fin de resistir las polticas del librecambio ingls. Experiencia de corta vida (ocho meses) que de todos modos demostr que el pueblo organizado puede acceder al poder. Eso fue lo que quise destacar con el triunfo de octubre por el FSP, el Polo, la Unidad Democrtica,elPartidoSocialistaDemocrticodeColombia(PSD)yotras fuerzas nuevas en Bogot, Cali, Pasto, Barrancabermeja, Floridablanca, Inz y muchas otras partes. Ahora queda ntida la responsabilidad de aprovechar 27Introito. Orlando Fals Borda: sentipensante tropicaleste portillo abierto para afirmarse dentro de la estructura del Estado, am-pliar las bases y prepararse bien para elecciones futuras, como se ha hecho en Venezuela y en otros pases suramericanos.En este momento estamos y estoy. El apoyo del Foro ha sido y ha vuelto a ser fundamental y estratgico. Pero tal como la veo, la situacin no est ms en ma-nos de mi generacin, sino en las de ustedes y de las que siguen. Slo me queda laangustiadelacontinuidaddelaaccinpolticaalternativayconvergente, la de persistir con generosidad e inteligencia en la suma de las diferencias de vertientes y tendencias de izquierdas, para no dejar que el viejo pas de explo-tadores y sus clases dominantes tanatomanacas vuelva a levantar cabeza.En mi propia experiencia he visto que es posible sumar estas fuerzas diver-sas como lo sugiere, por ejemplo, Boaventura de Sousa en su magnfica obra LacadadelngelusNovus(2003),aplicandounateoradelatraduccin que haga mutuamente inteligibles las opiniones y aspiraciones de cada gru-po. Observo que, en mi propio caso, he necesitado algo as para ver que los esfuerzos en esta direccin iniciados por Francisco de Heredia en la dcada de 1920, continuados por lderes como Mara Cano, Ral Mahecha, Antonio Garca, Camilo Torres Restrepo, Jaime Pardo, Carlos Pizarro y Gerardo Moli-na, no hayan sido en vano.Todo ello porque, como Cortzar lo expuso, quiero que en lo que logre seguir escribiendo y haciendo se asome una voluntad de contacto con el presente histrico del hombre y una participacin en su larga marcha hacia lo mejor de s mismo como colectividad y humanidad. Como Cortzar, estoy convencido de que slo la obra de aquellos intelectuales que respondan a esa pulsin y a esa rebelda se encarnar en las conciencias de los pueblos. Esa obra avanza delamanodelsocialismotelricoenraizadoennuestrostrpicos,grande-safo del que he venido hablando desde las tribunas del FSP y de la uD, y que elaboro en mis ltimos libros, Ante la crisis del pas (2003) y Por qu el socia-lismo ahora? con los colegas Jorge Gantiva y Ricardo Snchez (2003).Mi mayor frustracinPaso ahora a mi ltimo punto. Tradicional y culturalmente, mi tierra, la Cos-ta Atlntica, ha sido un reconocido remanso de paz. Crec en ese ambiente plcido de la confianza mutua y del dejadismo, y de la informal y gozosa ma-madera de gallo. Con ese ethos expansivo y tolerante fui al exterior a estudiar, y regres a Barranquilla en 1948 justo a tiempo para sentir el grave impacto nacional del 9 de abril. Respond a la tragedia con un recurso recndito que hall en el ethos costeo: la msica. Compuse entonces, en un viejo piano de la iglesia de la calle del Sello, una pequea cantata para coro mixto que titul mensaje a Colombia. Era una ingenua y patritica invitacin a los colombia-nos para volver a los senderos de la paz.No recuerdo bien qu hice con aquella partitura. Seguramente la mostr a mis ms cercanos amigos de entonces, veinteaeros y msicos principiantes comoyo,quemeayudabanenelcorodelaiglesia:elviolinistaLuisBiava (hoydegranfamainternacional),elpianistaLuisRosensweigymiprimo wagneriano y pianista tambin, Benjamn Anaya. Supongo que les gust, por-que no me hicieron destruir el mamotreto. Pero ste qued volando indito y olvidado de gaveta en gaveta. Es posible que mi conmovido espritu juvenil descans pronto, porque la temible Violencia de la mariapalito bicfala que 28Ciencia, compromiso y cambio socialruga en el interior del pas todava no lanzaba sus mordiscos hacia el norte, hacia mi tierra y mis gentes.Aquella partitura tambin descans, como secreto guardado, hasta el ao pasadocuandofuedescubiertaporalgunoscuriososentrelospapelesdel FondoFalsdelArchivoGeneraldelaUniversidadNacionalenBogot,do-nadospormparaformalizarelarchivohistricodelainstitucin.Pronto lleg al conocimiento del Conservatorio Nacional de Msica, el buen vecino del Archivo, cuyos maestros decidieron interpretarla en su gran concierto se-mestral, ante toda la universidad. Ese 28 de mayo de 2003 fue un da sublime para m, como podr comprenderse. Pero tambin fue frustrante. Porque, al escucharcmoaquelgranCorodelConservatoriorespaldadoporaquella magnficaorquestaSinfnica,articulabanmiviejoMensajedeesperanza de cincuenta aos atrs, tuve que admitir que ste se diriga ya no slo a los cachacos violentos del interior del pas, sino tambin a mis coterrneos, sal-picados al fin por la sangre y el terror desbordados de los Andes.Comoeraevidentequemimensajemusicalnohabasurtidoefecto,en aquel da de estreno mundial ped a los msicos y cantantes universitarios que lo interpretaran como una reiteracin final por la paz nacional. Siendo jvenes, pens, el Mensaje poda todava vibrar y vivir en sus mentes y co-razones e ir contagiando el ambiente, buscando el efecto multiplicador de la concepcin altruista y costea de la pieza.Pero,quhabapasadoenmitierradesde 1948?Hubounprimerfatal descuidodelaclasedominantedesdeterratenienteshastaindustriales, comerciantes y polticos por la suerte del campo, que era fuente de su ri-queza y poder: no sintieron la urgencia de la transformacin por la justicia, dejandoalasclasestrabajadorasalarbitriodelaleydelafuerza,ydela explotacincapitalistamssalvaje.Estaleybrutalseaplicentoncescon ciertafacilidadporagentesexternoscomprometidosconlaViolenciadel interior del pas.Huboguerrillasideolgicasarmadas.Peroantetodochulavitasypaisas paramilitares que, bajo instrucciones presidenciales de sembrar violencia y no dejar ni la semilla de las chusmas, se movieron hacia el corazn del Sin. Cumplieron bien sus diablicas consignas. Sangre inocente y campesina fue cubriendo poco a poco veredas y playones, y fue subiendo hacia los Montes de Mara, por un lado, y por el otro por las cinagas de mis primos, los hom-bres hicoteas de San Martn de Loba y Magangu, y por los tranquilos rastros de mis abuelas chimilas de Mompox y de Pijio.La mancha sangrienta se fue extendiendo ms al norte sin que los dirigen-tescosteosactuaranparaatajarla,hastaalcanzarlosfabulososparasos del Cesar y del Ariguan, y subi secando los 56 ros de la Sierra Nevada de Santa Marta, hasta casi saturar con el terror nuestra ancestral cultura del humor y del dejar hacer.Insist entonces, con colegas de los Andes, en el anlisis del trgico fen-meno de la Violencia poltica. Aquel libro de 1962 caus mucho ruido, pero los culpables lograron sepultarlo, al menos por un tiempo. Las danzas ma-cabras de la destruccin y el sectarismo continuaron. Volv sobre el asunto en la Historia doble..., destacando en cada tomo el valor de antihroes cari-beos no violentos como Juan Jos Nieto y Francisco Serpa. Revalor la re-sistencia civil local y exalt al San Jorge macondiano con su santoral popular. Todo result muy corto para paliar la tragedia desatada.29Introito. Orlando Fals Borda: sentipensante tropicalSin embargo, aquella violencia extraa a mi terruo natal empez a ser en-dgena.AhoravemosenlaCostaasoldadoscampesinosyparamilitares RambosoAmaurysreclutadosennuestrospropiospueblos,queretor-nandescompuestosporaquellafilosofacuartelariaquenuncaflorecien nuestra tierra, actuando como matones desaforados, informantes alrgicos a todo lo raro, y despreciando el palo cavador, el surco del maz y el acorden. Perdieron o estn perdiendo las races de la costeidad que tanto llenaba y alegraba nuestras vidas.La geohistrica regin Caribe est as dejando de ser costea. Estamos su-cumbiendo a la violencia fornea y a la delincuencia resultante. De poco han servido mensajes musicales, libros, revistas, sermones y discursos. Tampo-co leyes, decretos y bravatas de gobernantes. El gobierno sigue comprando tanques pensando en guerras territoriales obsoletas y se pliega a designios orwellianos del complejo militar-industrial y neoliberal del Norte. De all que me asocie al grito herido de Armando Benedetti Jimeno en su columna pe-riodstica, pidiendo al Presidente de la Repblica defender lo que queda de pacfico en Barranquilla. y tambin en las fronteras y en el resto del pas.Por eso, mis colegas y amigos, sta es mi mayor frustracin como socilo-go y como ser humano. Pas casi toda mi vida en guerras mltiples, a veces deformadas, o sufriendo sus trgicas consecuencias, tratando de entenderlas y explicarlas, combatiendo el belicismo con ideas, propuestas y algo de ma-licia indgena. Pero ya no tengo tiempo, en mi vejez, de seguir campaneando sobre la violencia o por la Segunda Gran Colombia (ver el nmero anterior de la revista foro) que es mi actual preocupacin. Por fortuna estn listos y activos los contingentes de relevo gubernamental, como los veo surgir desde abajo, desde afuera y desde el Sur del continente y del pas. sta es la nueva esperanza, porque mi Generacin de la violencia fracas: muchos compae-ros murieron, algunos de manera cruel e injusta. yo mismo no s cmo me salv de la muerte, cuando a sta la vi cerca en una calle de Montera. Porque Crdoba se ha estado volviendo andina, como su nombre.Elesfuerzodereconstruirnuestrasociedadyelethosdetoleranciaypaz quedaahoraenlasmanosyenloscorazonesdelasnuevasgeneraciones, que veo ms aptas, liberadas, informadas e imaginativas que la ma. Las gue-rras, la intolerancia, la estulticia gobernante deben terminar en esas buenas manos. Segn mis orgenes presbiterianos de la Arenosa, parece que tendr licencia de seguimiento de estos reclamos y de la contradictoria vida terre-nal, desde el sitio del otro mundo que el hado me asigne. Tengan la seguridad, amigos,PedroycolegasdelForo,dequemeseguirexaminandoyexami-nando a los dems para que los colombianos lleguemos por fin a ganar la paz con justicia y prosperidad general, que nos merecemos por lo menos desde la misteriosa llegada de Bochita a estos trpicos. No sigamos siendo los de-jaos del paseo de la historia.Reciban esta carta-testimonio tan pesada en explicaciones y juicios, con el afecto y la amistad de siempre de quien les sigue admirando por sus logros,Orlando Fals BordaFundacin Nueva Repblica y veedor del FSP31orlando, quisiramos una conversacin con usted sobre la Investigacin Par-ticipativa en su historia de vida y una primera inquietud que queremos plan-tearle es por la experiencia personal previa a la formalizacin de la IAP, como cules fueron las primeras intuiciones o racesCreo que hubo algunas races familiares, en mi casa mi madre era una per-sona muy inteligente, una literata realmente, autora de dramas y cantatas y cosas as, que tena mucha sensibilidad social, como dirigente de la Iglesia Presbiteriana tuvo mucho que ver con trabajo con las mujeres por ejemplo, fue presidenta de la Sociedad de Seoras de la Iglesia Presbiteriana y haba organizadounacampaanacionalcontraelcncerenunaradioemisora. Ella,unadelasprimerasmujeresenBarranquillaquetuvounahorade radio en la emisora Atlntico en los aos treinta.Mi pap, que era otro intelectual, un maestro de escuela muy querido en Barranquilla, que haba escrito ya algunos folletos, artculos, periodista en La Prensa de Barranquilla, y que siempre estuvo muy atento a mi desarrollo intelectual porque recuerdo que me llevaba libros de lectura, empez con la coleccin Sopena, cuentos de Perrault y despus empez a subir de ni-vel y entre los libros que me llevaba recuerdo mucho Los vedas y luego fue yhablconeldirectordelcolegioquemeregalaralaguaparaelgriego, claro est que a m s me gustaban esos idiomas; el latn s me encantaba; tanto, que escrib un ensayo en latn cuando estaba en sexto de bachillerato, lo escrib en latn!Luego pasas del bachillerato a la universidad en Estados UnidosS, pero primero a la Escuela Militar de Cadetes. Me salv mi mam, por-quesyoyaestabadecididoaseguir.Alaoymediomellegunacarta diciendo que haba posibilidades, me quedaba en la escuela o me iba para Estados Unidos con todo pagado. Entonces yo ped la baja.fue a estudiar sociologa?No,yonosabanadadesociologa,dequeexistieraninadaporelesti-lo,esofueporrefilnenEstadosunidos.yoescogcomomisprincipales materias: Literatura Inglesa y Msica. Nada de lo social. All me inici, me encarrilporlamsicayporlaliteraturaypunto.Peroenelpenltimo Uno siembra la semilla pero ella tiene su propia dinmica32Ciencia, compromiso y cambio socialsemestre vi que un viejito profesor, que era socilogo, estaba ofreciendo un curso de sociologa con base en un texto de l. Entonces yo tom ese curso de sociologa, pero eso fue todo. Cuando regres a Barranquilla me espera-ban con la direccin de los coros del Colegio Americano y de la Iglesia, llego como a mediados de 1948 o antes, en el 47 y despus del 48 es la muerte de Gaitn, yo estaba en Barranquilla y hubo una rebelin bastante fuerte y meinspiryescribunacantatapequeaquesetitulamensajeaColom-bia, con un aire patritico pidiendo la paz que uniera a los colombianos, se reconstruyeraelpas.Mesaliesapreocupacinporlasituacinperoen forma de msica, en cantata. Entonces los estudios en Iowa inicialmente fueron de Literatura y Msica, vol-vi a Barranquilla al coro...Peronosolamentelamsica,tambinfuidirectordeunCentroJuvenil Presbiteriano (CJP). Eso fue interesante, el pastor de la iglesia era Richard Schaull, que despus llegara a ser uno de los iniciadores de la Teologa de la Liberacin l tiene una concepcin muy distinta del pastor y le dio esa dimensinsocial,juvenilalCJP,quemuchaspersonastodavarecuerdan en Barranquilla porque fue como una especie de motor de transformar la forma de pensar y de actuar en las iglesias. Este Centro Presbiteriano tiene actividades culturales y deportivas, se representaban obras de teatro clsi-co espaol, exposiciones de pintura con la ayuda de Alejandro Obregn, ac-tividades literarias con lvaro Cepeda Samudio... Todo este grupito costeo actuando alrededor del CJP hemos sido amigos, con lvaro Cepeda fuimos compaerosdelcolegio,nosgraduamosenEstadosUnidos,unaamistad hasta su muerte.fjate lo que representaba ese espacio y lo que represent, no?S, porque fue formativo para un montn de gente, jvenes.El CJP fue iniciativa de Richard Schaull?No, ma; yo la llev, porque es que yo haba sido presidente de la Sociedad de Jvenes antes de ir a Estados Unidos. Entonces ya tena mis amigos ah, y tambin del coro. Estaba muy vinculado a la Iglesia, muy vinculado, tanto, que uno de esos misioneros que venan me invit, que por qu no me haca pastor; pero mis actividades eran mucho ms que religiosas, desbordaban la religin, lo que me atraa de la Iglesia no eran ni los dogmas, ni los versculos de la Biblia, era la msica que se cantaba all. A travs del CJP logr que la IglesiaPresbiterianahicieraunaproyeccinsobrelasociedadbarranqui-llera y costea y all es donde encajan todas estas actividades no religiosas, entoncesesunaespeciedeiglesialaicamuyabierta,muytoleranteyecu-mnica, iban algunas religiosas. Con Schaull sigui una amistad muy grande, cuando lo pasaron aqu a la Iglesia Presbiteriana de Bogot, de pastor. Dio la casualidad de que yo tambin me vine; dej Barranquilla y me vine para ac y tuve la osada de presentarme aqu en Bogot como socilogo.Eso fue en el ao 51-52?Eso fue en el 49, despus de la muerte de Gaitn y despus del mensaje que le haba compuesto. Entonces ac Shaull me nombr director del coro de la iglesia de la calle 24. Ah! eso fue una experiencia extraordinaria, por-que es que no haba muchos coros en Bogot, coros de cuatro voces. Shaull 33Introito. Orlando Fals Borda: sentipensante tropicalapoyando todas estas cosas, fjate como l pensaba, no solamente en la Bi-blia, sino en la cultura, en otras actividades, en la sociedad, en el bienestar, en la felicidad de los jvenes, porque todos los que estbamos con l eran jvenes, yo no tendra ms que 25, 26 aos, por ah 24.AShaulllovolvaencontraryacomountelogodelaLiberacinen Europa, ya despus que me haba salido de la universidad y estaba en las NacionesUnidasenGinebra.Meinvitaronadarunaconferenciasobre problemaslatinoamericanos,unaserieenlaqueShaullyahabapartici-pado,yotenaunostextosdelyescoguntemaquefuepremonitorio: SubversinydesarrolloenAmricaLatina,eraunintentodeenfocarel concepto de subversin desde el punto de vista positivo y no negativo como aparece en los diccionarios.Cmo es que llega a Bogot y se presenta como socilogo?HabavenidoconlaexcusadeensearinglsenelColegioAmericano; eso me aburri rpidamente y entonces record algunas de las cositas que me haba enseado aquel socilogo; entonces decido presentrmele al mi-nistro de Educacin, Fabio Lozano, le dije soy socilogo, acabo de venir de EstadosUnidos,ycoincidiqueseestabadesarrollandoconsuauspicio unproyectodeNacionesUnidas,creoquesellamabaelMunicipioPiloto para Asuntos Administrativos, y como proyecto piloto estaba el Municipio de Vian, Cundinamarca, yo dije, s, me interesa mucho, el ministro dijo, lo vamos a nombrar encargado de los archivos, porque hay mucho papel des-ordenado ah en esa oficina en Vian, tiene que ir y vivir all. se fue el pro-blema, porque me dice, vaya y organice el archivo, pero por ninguna razn establezcaningncontactoconlagentedelpueblo.Meemplecomoun tcnico, no como socilogo; claro, yo llegu al pueblo y lo primero que hice fue hacerme amigo del cura y le ofrec ser su organista en la misa. Entonces el trabajo en el archivo lo organic en diez das y por ah como a los ocho dasllegOspina,mijefe,vioelarchivoorganizado;peroloprimeroque le dijeron era que yo haba estado muy metido con el cura y con el alcalde y que iba a las tiendas a tomar cerveza. Usted no ha obedecido las reglas, porlotanto,lovoyadestituir,presentesurenunciasinoquierequelo destituya. Me echaron del primer puesto de socilogo a los 20 das porque habaestablecidocontactoconlagente,fueelcomienzorealmentedemi carrera sociolgica. All no s cmo descubr un librito publicado por dos abogados del Ministerio de Economa que haban trabajado con un gringo, que se s era socilogo, era un estudio de Tabio, Cundinamarca, que resul-t ser el primer estudio sociolgico moderno hecho en este pas, en el ao 48,yonotenaniideadequineseran,niLynnSmith,leraprofesoren Minnesota de Sociologa. se fue el primer libro que se escribi en este pas de sociologa rural. y el profesor Smith tuvo la buena idea de incluir como apndice de ese estudio de Tabio los formularios de la encuesta, donde sac la informacin que luego cuantific para el anlisis de Tabio. Ah yo aprend cmo era una herramienta de investigacin sociolgica, la ms sencilla, la encuesta. Me interes mucho ese folleto, todava lo tengo; se fue el que me ilumin en relacin con el trabajo que iba a seguir toda mi vida. Desempleado, dije, voy a ver cmo utilizo lo poco que s. Una de las cosas queseselingls,entoncessaliunavisodeunacompaaamericana, Winston Brothers Company, estaba construyendo represas por cuenta del 34Ciencia, compromiso y cambio socialgobierno nacional, una en Sisga y la otra en Neusa. Necesitaban un secreta-rio bilinge espaol-ingls, yo fui y me present. y me nombraron secreta-rio personal del director de la represa. Me toc ir al campamento de Sisga, eso era en pleno campo y estaban empleando, llamando a obreros de la re-gin para el trabajo de construccin de la represa, campesinos puros. Poco apoco,mefuidandoaconocerylleguaserjefedelcampamento,pero comoestabanempleandoobrerosconocaalgunosdeunaveredaentre Sisga y Chocont; los camiones de la empresa iban todos los das, recogan a estos obreros, los llevaban al campamento y al trabajo por la maana y, por la tarde, los volvan a llevar a sus casas. Todos arraigados en su casa de cam-po, eran campesinos, campesinos. Me hice amigo de ellos, de dos o tres, me invitaronasuscasas,adquirlacostumbredequedarmeconellosensus casas cada fin de semana, hasta cuando una familia me adopt de hijo y me mud a vivir all; una casa totalmente humilde, sobre tierra, techo de paja, sin puertas prcticamente, una familia tpica, el pap y la mam, y ambos ya ms o menos viejos; dos hermanos, el obrero que estaba en Sisga y un nieto y yo. sa lleg a ser mi familia. Aprend de todo lo que es la vida, me ensearon desde cmo sacar la papa hasta cmo guiar los bueyes, el uso de la hoz..., me convert en un campesino con ruana y con sombrero, igualito como un campesino de all, empec a hablar como ellos y a bailar!, aprend a bailar torbellino y bambuco, a tocar tiple y a cantar con ellos.All empec a acumular los datos, la vereda se llama Sauco. Muchos aos despus los campesinos me contaron que haba unos debates en las tiendas y en las casas conjeturando quin era yo, que si era un comunista que haba llegado a sacar datos, que cmo era tanta preguntadera, qu cuntos hijos tena, que cuntas mujeres; Ellos recordaron una cosa que yo hice, ignoran-te de las costumbres y creencias de la gente, como haba ledo eso de la an-tropologa fsica y las medidas del cuerpo humano, etctera., me present un da con una balanza para pesarlos, despus me dijeron las resistencias apisaresabalanza,porquesisepesabaneranparapesarsuspecadosy entonces no iban a entrar al cielo, que si los pesaban en esta vida en la otra nolosibanapesar.Puesqutalyo,invitndolosapesarseahycaeral infierno!Esoeraantropologafsica,lamedida;comosesuponaquelas ciencias sociales deban ser como la fsica, exactas, medibles.Bueno,peroalfinhuboalgunosvalientesquesedejaronpesarycomo nolespasnadayestabanfelices,comnycorriente.Logrunosdatos antropolgicosmuyinteresantes.Enrealidadnoscmoencajporque conmiorigencitadino,costeoytrabajandoenunarepresasinninguna vinculacinconnadieah,fuiasetentafamiliasenesavereda,ys,hubo peligro de que me cerraran las puertas como comunista, porque se corra mucho esa bola, ste es un comunista que viene quin sabe a qu, nos van a aumentar los impuestos de pronto Decid agarrar el toro por los cuernos, mefuiahablarconelcuraprrocoyleexpliquloqueestabahaciendo. Resultunprrocosumamentesimptico,abierto,creoquelhablocon alguien de la empresa, con mi jefe seguramente, pero los informes que tuvo parece que fueron positivos porque al siguiente, domingo, desde el plpito me dio la bendicin. A partir de ese momento se fue Satans! A partir de entonces hubo una amistad muy grande con este cura y por supuesto con su familia, porque result que la hermana del cura se haba casado con el hijo del principal hacendado de Sauco. Me haba quedado solamente con 35Introito. Orlando Fals Borda: sentipensante tropicallos campesinos, nunca me haba metido con el hacendado hasta cuando el curamepresent.Entralahaciendaaconocer.Completelequilibrio, digamos, geopoltico de la regin, pero esta vez con la bendicin del cura y los dueos de la hacienda fueron apoyos hasta el punto de que abrieron sus archivos y me mostraron todas sus escrituras, los orgenes de la hacienda, haba sido formada en el resguardo indgena chibcha original.Cunto tiempo estuvo en esa empresa vinculado a la regin?En el ao 51 yo segua de jefe de campamento. Por ese tiempo se publi-caba una revista en ingls de la empresa Winston Brothers. Me pidieron un da queescribiera unasreflexiones sobre la regin,una introduccin a Colombia, o algo por el estilo; y se lo mand a la compaa, a la oficina principal que era en Minneapolis, Minnesota, all estaba la gerencia gene-ral. Ese artculo gust mucho. Cuando vino el gerente general de Minnea-polis a revisar los trabajos en la Represa del Sisga, me pregunt, usted no quiere ir a Minnesota? Necesitamos all tambin a uno que hable espaol, y como usted ya conoce todo por aqu se nos ocurre que usted podra ser el que coordine los trabajos de Colombia; yo le dije al gerente, mire, estoy muyagradecido,voyaconsiderarloperopongounacondicinyesque medenpermisodepresentarmisestudiosdeSociologaenlaUniversi-dad de Minnesota y sacar mi mster; y el viejo acept, y me pag el viaje ymepagtodo,peroquetenaquecumplirconmisobligacionesenla oficina. se s fue el perodo ms duro de mi vida por el peso del trabajo, porque tena que hacer todo el trabajo ms tiempo completo de estudian-te,dostiemposcompletos.Porfortunaelsueldoeramuybueno,tanto que tuve para comprar carro y tena casa... muy buen sueldo, y mis anti-guos jefes eran ahora mis subordinados! All tengo el problema de cmo presentarlostextos,yahabacompletadomisestudios,conbaseenesa encuestadelprofesorSmith.yomepresentodondeelprofesor,Nelson sellamaba,yentrpuesalprogramademster.Elhabahechounlibro sobreCubadeSociologarural,medice,presntemelosmaterialesque ha recogido en Sauco; tena retratos, mapas, los anlisis de las encuestas, toda la informacin. Sabe lo que hizo el profesor? Llam por telfono al profesor Smith, que estaba enseando en Florida, como vio que era resul-tado del estudio de Tabio que estaba conectado con l, le dice, aqu tengo un estudiante tuyo.Esapreocupacinmetodolgica,tico-poltica,devincularalotroalapro-duccin de conocimiento an no pesaba muchoEso no haba nacido, pero despus ocurri cuando empec a escribir, mi tesisdemstersobrelaveredadeSauco,desarrolladaluegoenmilibro CampesinosdelosAndes.Enunaocumpltodoslosrequisitosdelms-ter, pero qued molido! yo estaba en la Winston Brothers todo el tiempo, eso me favoreci, pues yo recib el grado de mster y entonces el profesor Smith, el de Florida, empez a intrigar para que yo me fuera a donde l a trabajar el doctorado en Sociologa, hasta que lo consigui, gracias a la Fun-dacin Guggenheim de Nueva york, donde l era asesor, que me otorg dos premios para financiar el doctorado. En La Florida hice el doctorado con la tesis sobre El hombre y la tierra en Boyac; sa es mi tesis de doctorado que sali publicada en un libro, primero que Campesinos de los Andes.36Ciencia, compromiso y cambio socialDurante el tiempo del doctorado vena a Colombia?yo s vine ac cuatro meses para trabajar en la tesis del doctorado en Bo-yac, por el problema del minifundio, la pobreza en Boyac que nos llam la atencin tanto al profesor Smith como a m. l luego escribi un libro sobre Colombia con el Ministerio de Economa, una monografa sobre Tabio. Fue el nacimiento de la sociologa rural en Colombia. Ese libro me sirvi de bi-blia en los primeros aos.Haba que destacar la pobreza y el problema del campo como elementos esenciales para explicar la situacin de atraso de Colombia y de la violen-ciaactual.LaviolenciaenColombiacomofenmenopolticoseinicien el campo, fue un enfrentamiento entre campesinos inducido desde arriba, impulsado por los polticos, por el propio presidente Ospina Prez, o el mi-nistrodeGobiernoJosAntonioMontalvo,luegoelpresidenteLaureano Gmez,horriblesfigurasdelahistoriacolombiana,porqueaellosseles debe mucho de lo ocurrido despus, porque la consigna que sembr Mon-talvodesdeelCongresoeracombatirasangreyfuego,safuelaorden que les dio a los conservadores para combatir a los liberales.Menciono lo de Boyac en el sentido de que el libro que luego saqu con mi tesis tena como subttulo Bases para una reforma agraria y que todava est pendienteeseproblemavaalfondodelacuestinnacional.Elsubttulo mellevalMinisteriodeAgricultura.Unavezquesaliellibroconpro-puestassobrecmohacerunareformaagrariaenColombia,primeravez que se planteaba el problema agrario en esa forma, aunque antes haba los intentos de los socialistas como Gerardo Molina, Antonio Garca, Jorge Eli-cer Gaitn, pero eran polticos. Realmente el libro de Boyac para algunos es el mejor que yo he escrito. Al salir el libro, inesperadamente, me llama AugustoEspinozaValderrama,elMinistrodeAgriculturadelgobiernode Alberto Lleras, y me dice, bueno, le su libro, me gusta mucho, venga para acaponerloenprctica.Lapraxis.yodebobocaporlapraxis(esofue en el 58-59). Ah est precisamente una de mis debilidades, el sesgo hacia laprctica,quenosolamentelateoraacadmicasino,bueno,queloque uno aprende y descubre, pues que tenga cierta resonancia o reconocimien-to con el fin de transformar lo que uno encuentra defectuoso en la sociedad, que es mucho, pero sa fue la funcin, digamos, formal, histrica, tradicio-nal de la sociologa desde cuando se fund por Comte.En este contexto es cuando conoce a Camilo Torres?yaconocaaCamiloantesderegresaraFlorida.Nosconocimosaquen Bogot. l vino a Bogot por un corto tiempo desde Lovaina y me parece, si mal no recuerdo, que iba de Lovaina a Minnesota. l estaba haciendo unos cursos precisamente sobre Sociologa econmica, nos descubrimos mutua-mente y vimos que nuestros intereses eran muy similares, y eso abri des-pus otras puertas.Ah surgi la idea de la facultad de Sociologa?S y no; es que miren las cosas. Me llama Augusto Espinosa Valderrama, el ministro de Agricultura, a mediados del 58, cuando vine a trabajar en Bo-yac. En ese perodo el rector de la Universidad Nacional era Mario Laserna quetenacomosudecanodelaFacultaddeEconomaalmejorcientfico social que yo he conocido, un economista, pero un economista con corazn, 37Introito. Orlando Fals Borda: sentipensante tropicalhumano, no como los inhumanos que hoy estn en Planeacin Nacional, era el doctor Luis Ospina Vsquez, gran historiador, se meta de cabeza en los archivos y no les tena miedo como hoy los economistas, que si no tienen un computador delante no estudian. ste se meta en los archivos y escribi esefamosolibroIndustriayproteccinenColombia;lyyonoshicimos muybuenosamigosylleglalaFacultaddeEconomaehizocampaa para que se abriera un Departamento de Sociologaen la Facultad de Eco-nomayconvenciaLaserna,queeraelrector.Resulta,entonces,quea finales del ao 58 qued aprobado el Departamento de Sociologa, pero yo no tena ni idea de todo esto.Me llam Augusto Espinosa y me convenci. yo le dije s, cmo no, puede nombrarme.AloscincodasmellamLasernaparacontarmequeseha-ba aprobado el Departamento de Sociologa y que yo deba ser el primer director. Qu hago yo? Haba pasado por esa experiencia de dos cargos en Minnesota; pero yo siento que hay que pensarlo muy bien y casi me niego a asumir las dos cosas, porque yo iba a entrar al Ministerio como viceminis-tro, como encargado de la continuidad tcnica. Decid aceptar las dos cosas, y fue genial! Acept las dos cosas, pues no era ilegal, pero s muy pesado. Fuepositivoporqueenrealidadloqueconseguconesadecisinfuedos apoyos, el gubernamental y el acadmico, los logr combinar. Por ejemplo, cuando en la universidad empezamos a pensar en publicar cosas e iniciar la serie de monografas sociolgicas, que lleg a tener 30 40 ttulos, y la Universidad Nacional no tena dinero para publicar, ni tampoco para inves-tigar, el nico que estaba insistiendo en esas cosas era el Departamento de Sociologa. Como no haba dinero en la universidad, las haca imprimir en el Ministerio de Agricultura y sala a nombre del Departamento de Sociologa-UniversidadNacional,ynadiesabadedndesala;yonossierapecu-lado o qu, pero todo en aras de la ciencia. La primera monografa fue de Franois Houtart. Aprovech su visita a Bogot, en la que daba una confe-rencia sobre problemas de la mentalidad religiosa en las ciudades y le ped el texto, lo traduje al espaol, y fue el nmero 1 de la serie de monografas. Eso sirvi para varios frentes de relaciones pblicas y de defensa del nuevo Departamento de Sociologa.Cmo fue la experiencia de constitucin de un grupo de investigacin?UnavezqueyasehadecididolaaprobacindelDepartamento,apare-ce Camilo Torres. Me visita en el Ministerio de Agricultura y con l vimos cmo iniciar ese ao de estudios. Estaba prximo el comienzo del semestre, el 15 o 20 de enero, y los estudiantes estaban inscritos en otras carreras. El problema era cmo iniciar ese Departamento en ese mismo semestre para aprovechar el entusiasmo de las autoridades universitarias. Entonces am-bos hicimos un folletico explicando lo que era sociologa y lo que haba que hacer, qu se esperaba con eso. Como las filas estaban largas inscribindose en todas las facultades, Camilo y yo distribuimos el folleto y lo repartimos personalmente en esas filas. De ah salieron los primeros 21 estudiantes.UstedyCamiloeranlasnicaspersonasconformacinacadmicaen sociologa?ramoslosnicos.Laotrapersonaquedespuslleg,peroqueentonces (me lo echa en cara cada vez que puede) tuvo que irse a la Universidad Jave-riana, porque ya en la Nacional no haba manera, fue Mara Cristina Salazar. 38Ciencia, compromiso y cambio socialElla haba estudiado en la Universidad Catlica de Washington, tena su Ph. D., lleg un ao despus; los dos primeros fuimos Camilo y yo. Camilo toma todo lo de metodologas y yo tomo las teoras e iniciamos ah mismo.Meconseguunosprofesoresquenoeransociolgicosniprofesionales, pero que me parecan bien orientados y leales; uno un profesor de Ciencias Sociales de un colegio en Corozal, Sucre; lo escog por all y le dije, quiere ir a ensear sociologa en Bogot? y me acept y se vino con toda la familia. Es Carlos Escalante. Era un profesor de colegio, no era universitario y me lo traje y sigui siendo profesor de Sociologa hasta hoy. y la otra adquisicin fue el secretario del Departamento, otro costeo, fueron 2, 3 costeos, Car-los es costeo, este secretario fue costeo, de Magdalena, y yo. Al ao y medio de haber sido conformado el Departamento, se fue el doc-tor Luis Ospina Vsquez de la Decanatura y entr otro que empez a interfe-rir en el crecimiento del Departamento de Sociologa, que en ese momento dependa de Economa, celos de que creciera este Departamento, nosotros funcionbamos apenas en un saln que nos dieron en la facultad, creo que era de Enfermera, ah nos metieron con un escritorito y un estante vacos y un da que nos molestaron mucho los economistas, descubrimos que a la entrada de la universidad por la calle 26 haba una estructura de una casa quehabasidoincendiada,pordescuidosupongo,eradondevivanfami-liasdelosprofesores,abandonadatotalmente,entoncesconelsecretario dijimos, nos vamos de esta oficina, aqu no hay nada, nos vamos a ocupar esacasapormsincendiadaqueest.Entoncesenunatardecer,conlos 21estudiantes,cargamoslosdosmueblesentretodos,hicimoscaravana por tres cuadras que nos separaban del edificio y nos tomamos la casa. Nos quedamos all, pero a los diez das que se dieron cuenta los de Economa di-jeron, no, tienen que salirse de ah. Nos iban a meter la polica, que ramos invasores,lesdemostramosqueyahabamosarregladolacasa,lalimpia-mos, la pintamos. Con base en esa estructura consegu en el Ministerio de Agricultura una partida suficiente para convertirla en el edificio que hoy es; en la Facultad de Sociologa.Las ventajas de estar en el ministerioLasventajasvinierondespus.Durdosaosenesaaventura,dosaos dirigiendo el Ministerio y dos aos dirigiendo el Departamento. La oficina del Incora tena relacin con el Departamento?Claro,elprimercontratoquehizoIncora(InstitutoColombianoparala ReformaAgraria)parainvestigarelproblemaagrariofueconlaFacultad de Sociologa de la Universidad Nacional. Adems yo era el presidente del Comit Tcnico de Incora, con Camilo; quien estaba en la Junta Directiva del Incora y yo estaba presidiendo el Comit Tcnico.Por qu se va mara Cristina a la Universidad Javeriana?La Universidad Javeriana abre la Facultad de Sociologa con Mara Cristi-na,perocuandosedieroncuentadequeeraamigadenosotros,losdela Nacionalladestituyeron,laexpulsaronycerraronahmismolafacultad. Fuealgomuytriste,muyabusivodepartedelrectordelaJaveriana.Ella haba iniciado all la enseanza de la sociologa moderna, en la misma ver-tiente que nosotros dos aos antes. Ella lleg al momento de decidir cmo mejorar la docencia y la investigacin en su Departamento de Sociologa en 39Introito. Orlando Fals Borda: sentipensante tropicalla Javeriana. Como era amiga de Camilo Torres, hizo un Comit de Consulta con l, Andrew Pearse (profesor de la Unesco) y yo. Cuando los jesuitas su-pieron de las reuniones que estaba teniendo Mara Cristina con ese grupo subversivo, la despidieron.Cmo se llega a la investigacin sobre la violencia, estaba en el ministerio o se encontraba fuera de l?Alosdosaosmenombrarondecano.Eraelao61,cuandosecrela facultad.EltrabajosehizomsduroypedlarenunciaalMinisterio.ya pude dedicarme de tiempo completo a la universidad. Se abrieron algunas cosas nuevas en realidad con la presencia de sociologa en la universidad, fue como un viento nuevo. Para empezar lo de investigacin, porque es in-creble que la Universidad Nacional no investigara nada, excepto en el Ins-tituto de Ciencias Naturales. En ciencias sociales no haba nada, es que no haba ciencias sociales. En teora sociolgica exista un curso que enseaba Bernal Jimnez en la Facultad de Derecho. Derecho era el que tena Sociolo-ga. La enseanza de la sociologa estaba en manos de los abogados. Con la Facultad de Sociologa comenzamos a movernos. Como yo tena contactos gubernamentales se convirtieron en internacionales. Fue cuando empec a traer los mejores socilogos de Amrica Latina y se cre lo que se llam el ProgramaLatinoamericanodeEstudiosdelDesarrollo(Pledes).Vinieron igualmentelomejordelasociologadeEstadosUnidosydeEspaa.La facultad adquiere prestigio. Cuando ya no cupimos en ese pequeo edificio que habamos reconstruido con nuestras propias manos y con la ayuda del Ministerio, el gobierno pidi un crdito internacional de la AID de Estados unidos para construir un edificio nuevo, muy completo, lindo, donde est hoy. Ese edificio fue estrenado en el ao 61 con un Congreso Latinoameri-cano de Sociologa.En lo que fue haciendo y trabajando, qu pudo haber dado cauce a la IAP?S, la semilla est ah con la presencia de Camilo. Su aporte es el compro-miso; compromiso con las luchas populares, con la necesidad de la trans-formacin social. Pero, cmo se descubre eso en la facultad? Se descubre por una autocrtica de los marcos de referencia que nos haban enseado en Europa y en Estados Unidos, tanto a Camilo como a m; porque ese mar-co de referencia tena que ser la ltima palabra en la profesionalizacin de las ciencias sociales que era condicionada por la escuela positivista y fun-cionalista, es decir, cartesiana. Era obligatorio que uno tena que ser exac-to, muy objetivo, muy neutro, a imitacin de los fsicos que para nosotros senospresentabacomoelidealdelcientfico.Eraelmarcodereferencia queyotena.Sehablabadelhechosocial,delproblemasocial,hechos,ya cuando se habla de hechos es poco confiable, limitado, un hecho puede ser positivo, negativo, como sea, un hecho se analiza y se mide, se trata de en-tender y listo. Pero lleg el momento en que la aplicacin de ese marco que proviene de un anlisis funcionalista de una sociedad ms o menos estable como la norteamericana, un modelo de equilibrio social, de orden en la so-ciedad, no de desorden, el conflicto queda por fuera como algo perjudicial, algo marginal, inconveniente o disfuncional, como se deca entonces, no era funcional para la sociedad. Si se aplica a esta sociedad conflictiva, en plena violencia, un modelo que se dise para entender el equilibrio social, no el cambiosocial,yelconflictomenos;entonceshabaallunaclarafalla,un 40Ciencia, compromiso y cambio socialdesajuste de la explicacin y del anlisis. Por supuesto, Camilo ya lo haba sentidoyentonceshabaempezadoahablardelnuevotipodesociologa latinoamericana; ah fue cuando l present ese punto de vista en Buenos Aires,creoqueenel61.JuntoconCamilodescubrimoslaexistenciadel fondo de documentacin de la Comisin oficial de Estudio de las causas de la violencia, que haba nombrado el presidente Alberto Lleras. El secretario de esa Comisin era monseor Germn Guzmn Campos, que tuvo la buena disposicin de conservar esa documentacin. Camilo me convenci de que furamos a visitar a monseor Germn Guzmn, que era entonces prroco del Lbano, Tolima, e hicimos la expedicin l y yo, tambin nos acompa Roberto Pineda Giraldo, el marido de Virginia Gutirrez, ambos antroplo-gos, que haban estado hurfanos cuando Laureano Gmez cerr la Escuela Normal Superior. Encontraron una mam en el Departamento de Sociologa y todos vinieron en masa, todos se juntaron, una gran cosa. Los tres hicimos esa expedicin al Lbano a convencer a monseor Germn. All vimos el ar-chivo y lo convencimos de que se viniera a trabajar a la Facultad de Sociolo-ga. l hizo los trmites para salirse de la parroquia y nos lleg con todas las cosas y trabajamos juntos escribiendo el primer tomo sobre la violencia. Lo hicimos en secreto, nadie saba que lo estbamos haciendo porque era muy delicado.Habamosdecididodecirlascosasconnombrepropio,fechasy sitios. Tenamos toda la documentacin necesaria a la mano. Al analizar ese trabajo, su intensidad, la naturaleza del conflicto, pues rompi en mi cabeza todo el esquema que haba llevado del funcionalismo; no se puede explicar con el marco de referencia aprendido en las aulas de mis maestros. Escrib como conclusin de ese tomo mi primera expresin de alejamiento de ese modelofuncionalista,nosotrostenamosqueasumirunaposicinmucho ms clara, comprometida con las soluciones, y por eso el libro de la violen-cia termina con 27 o 30 recomendaciones al gobierno, a la sociedad colom-biana, a la iglesia, y a la universidad, a todo el mundo, de cmo resolver el problema de la violencia. Son recomendaciones que si uno las lee todava hoy eran muy lgicas, obvias, muy posibles; pero nunca fueron atendidas; fueron inspiradas precisamente en la sensacin que tenamos de compro-meternos con algo que sirviera a la sociedad. Una sociologa comprometida con la transformacin social.Hay una lectura del marxismo para llegar a esta sociologa comprometida?Mientras tanto ya haban salido varias monografas desde la coleccin de la facultad, todas las cuales fueron realmente terminadas con recomenda-ciones. Era sociologa aplicada, se inspir mucho en el quehacer, en la pra-xis. Para sorpresa de ustedes, a m nunca me dieron clases de marxismo en Estados Unidos, en ninguna universidad. No haba ledo a Marx ni siquiera cuandoescribesecaptulofinaldelsegundotomosobrelaviolencia.En ese captulo no llego sino a la etapa de la teora del conflicto social. Pero la actitud y la intencin de nosotros como socilogos, encaminando ese fen-meno,demostrquehabanecesidaddeunatransformacininterna,de sentimiento, de la actitud, eso lo llamamos compromiso; y Camilo lo asume ylotransmiteparasupropiainterpretacinyluegosuvida,suentrega. La idea de compromiso con los problemas de la sociedad para resolverlos, primero entenderlos y luego resolverlos, es una de las races de la Investi-gacin Participativa.41Introito. Orlando Fals Borda: sentipensante tropicalEn esa bsqueda por resolver los problemas sociales aparece la mediacin poltica?S,porqueentonceseraobvio,comosediceenellibrodelaviolencia, laviolenciaseiniciaporlosconflictospolticosqueexisten,alosquese aadenluegolosproblemaseconmicosymstardelosproblemasreli-giosos, los problemas culturas y de toda ndole, hasta llegar al narcotrfico. Es decir, fue creciendo la violencia en un fenmeno de muchas cabezas, en una hidra que ya no se poda cortar sino desde abajo, desde el cuello, y es lo que nunca quiso hacer ningn gobierno. Las recomendaciones iban direc-tamente a ese cuello de la hidra. Cortarlo todo. se era el compromiso, de hacer las cosas a fondo y bien. Sin embargo, sa fue una de las races de la IAP. y eso se lo debemos a Camilo Torres Restrepo. Enbuenamedidalacategoradecompromisotieneunaraigambretica,en la tradicin previa de ciencias sociales no haba nadie que la hubiera utilizadoSin embargo, vean que Sartre lo us despus. yo creo que Marx s hablaba algo de compromiso con la clase trabajadora. S creo que haba ms concien-ciadelanecesidaddelcambioenelsigloXIXqueenelXX.Precisamente por ese afn tecnicista o cientifista de parte de los cientficos sociales, de mis maestros, que haba que ser cientfico segn el modelo de las ciencias natu-rales y se olvidaron de que los fsicos, que tanto adoraban, ya estaban dando ese salto a lo que llamamos despus el principio andrpico y luego el princi-pio de los fsicos cunticos, el principio de la indeterminacin. Entonces si los fsicos empiezan a hablar de indeterminacin dnde queda esa objetividad, dnde queda esa exactitud y medicin de los fenmenos que observan?: en cero. Ellos fueron mucho ms sinceros, mucho ms claros cientficamente ha-blando que los socilogos, que haban debido reconocer ese hecho obvio, que loobservablenoesabsolutoyquetieneinterpretacinyreinterpretacin. Ahora, hasta los matemticos estn buscando interpretacin. Las primeras experiencias de investigacin con los campesinos son posterio-res a la salida de la Universidad Nacional?No,fueanterior.Porejemplo,laAccinComunalnaceconlaEscuelade Sauco. Eso fue hijo de la investigacin que yo haba hecho de Campesinos de los Andes. Se hace esa experiencia como en el ao 58.Cmo surge la Accin Comunal?En parte, de noticias sobre que algoas se estabahaciendo en lasFilipi-nasatravsdelCentroInteramericanodeViviendaCinva,delcualyoera consultor.Allseintuyquelaaccindelacomunidadorganizadapoda resolver muchos problemas empleando lo que se llam entonces la mano de obra local. En el Cinva, se haba hecho el invento de una mquina para hacer ladrillos que era un adobe mejorado y que bajaba el costo de las cons-trucciones.Realmenteuninventoparahacerlaviviendasocialquetanto se habla. Todos aprendimos a hacer ladrillos. Con el Cinva se hicieron dos ensayos, uno en Tabio y otro en Sauco. Lo de Tabio no result, lo de Sauco, s. Por qu? yo creo que fue por la relacin de amor que tuve con la gente. Por el vnculo. Hay dos obras que he escrito con amor: una, Campesinos de los Andes, y la otra, Historia doble de la Costa. La escuela en Sauco se hizo en un record de tres meses con esa maquinita que el Cinva haba trado de Filipinas y con el ingeniero que tambin lo puso el Cinva. Era un arquitecto 42Ciencia, compromiso y cambio socialmagnfico que hizo los planos de la escuela, que todava est all, es monu-mentonacional.AhnacilaAccinComunal,laprimeraJuntadeAccin Comunal fue la de esa escuela de Sauco en Colombia. Qu pasa entonces? Esa experiencia qued all, y cuando yo ya estaba en el Ministerio llev all a varios ministros para que aprendieran. Al de Agricultura, Augusto Espi-nosa, lo llev; a los sucesores de l y tambin al de Educacin, Abel Naranjo Villegas; l fue el primero que dio va libre para la Accin Comunal. Qu fue lo que hizo?: Abel Naranjo Villegas, ministro de Educacin del gobierno de Lleras Camargo, descubri el asunto de la importancia de la accin comu-nal y aprendi de la experiencia que se estaba haciendo all. y entonces nos pidi a Camilo Torres y a m que hiciramos el primer borrador del decreto, donde se hizo la primera reglamentacin oficial de la Accin Comunal.Cmo se da la continuidad de la investigacin con campesinos desde la fa-cultad de Sociologa?Cuando entr a la Universidad Nacional, ya vena desde el 50 la experien-cia campesina de Sauco, y, por supuesto, yo plante en la Facultad de Socio-loga la prctica de salir al terreno a investigar la realidad social, econmi-ca, poltica y cultural. En lo que fuimos muy distintos a todas las facultades existentes, siempre hubo grandes resistencias por lo que eran muy puristas en la tradicin cientfica europea, clsica, discusin de ideas ms que todo en transmisin rutinaria de las ideas, del saber y esa insistencia de sociolo-ga de salir al terreno,