Chukovski - Ajmátova y Maiakovski

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1 Kornéi Chukovski1 Ajmátova y Maiakovski La publicación de este artículo por Casa de las Artes en 1921 fue precedida por una conferencia que dio Chukovksi titulada “Dos Rusias. Ajmátova y Maiakovski”, para la cual se reunió parte significativa de la sociedad literaria de Petrograd: Maxim Gorki, Alexandr Blok, Anatoli Lunacharski, Konstantín Fiedin y otros. Se han conservado comentarios de los contemporáneos, escritos y orales. Mijaíl Kuzmín escribía: “...no en balde Chukovski reunió estos dos nombres. Pues los poetas, con todas sus diferencias, están en una encrucijada. O la popularidad, o la obra ulterior. Tanto Maiakovski como Ajmátova están en ese peligroso punto de giro y elección. Yo los quiero demasiado para no desearles un camino creador, en vez de una popularidad tranquila y merecida”. Junto con ello, la talentosa intervención de Chukovski sentó el principio de una concepción negativa de Ajmátova como fenómeno ajeno a la nueva realidad. En adelante esta tendencia tuvo su desarrollo, determinando en modo significativo el trato oficial para con ella. I Leyendo Bandada blanca de Ajmátova, su segundo libro de versos2, yo pensaba: ¿no se habrá hecho ya monja Ajmátova? Su primer libro tenía solo el nombre monástico: El rosario3, pero el segundo tiene hasta la última página embebida en una estética monacal. En el perfil de Ajmátova se denota cierta rígida severidad, y, según sus propias palabras, sus labios se volvieron “arrogantes”, los ojos “proféticos”, las manos “de cera”, “secas”. Ya es como que veo la negra toca sobre su faz profética. Hace tiempo que mis labios ya no besan, profetizan,

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1Korni Chukovski1Ajmtova y MaiakovskiLa publicacin de este artculo por Casa de las Artes en 1921 fue precedida por unaconferencia que dio Chukovksi titulada Dos Rusias. Ajmtova y Maiakovski, para lacual se reuni parte significativa de la sociedad literaria de Petrograd: Maxim Gorki,Alexandr Blok, Anatoli Lunacharski, Konstantn Fiedin y otros. Se han conservadocomentarios de los contemporneos, escritos y orales. Mijal Kuzmn escriba: ...no enbalde Chukovski reuni estos dos nombres. Pues los poetas, con todas sus diferencias,estn en una encrucijada. O la popularidad, o la obra ulterior. Tanto Maiakovski comoAjmtova estn en ese peligroso punto de giro y eleccin. Yo los quiero demasiado parano desearles un camino creador, en vez de una popularidad tranquila y merecida.Junto con ello, la talentosa intervencin de Chukovski sent el principio de unaconcepcin negativa de Ajmtova como fenmeno ajeno a la nueva realidad. Enadelante esta tendencia tuvo su desarrollo, determinando en modo significativo el tratooficial para con ella.ILeyendo Bandada blanca de Ajmtova, su segundo libro de versos2, yo pensaba:no se habr hecho ya monja Ajmtova?Su primer libro tena solo el nombre monstico: El rosario3, pero el segundo tienehasta la ltima pgina embebida en una esttica monacal. En el perfil de Ajmtova sedenota cierta rgida severidad, y, segn sus propias palabras, sus labios se volvieronarrogantes, los ojos profticos, las manos de cera, secas. Ya es como que veo lanegra toca sobre su faz proftica.Hace tiempo que mis labiosya no besan, profetizan,dice a su anterior amado, recordndole el pecado y a Dios. Dios ahora est en sus labiospermanentemente. Haca tiempo que en Rusia no haba un poeta que mencionara elnombre del Seor tan frecuentemente.Cuando llueve, Ajmtova dice:El Seor es inclemente con quien siega y con quien planta.Cuando hace calor, dice:Se volvi el sol un disfavor de Dios.Viendo la luz solar, dice:El primer rayo, bendicin de Dios...Viendo las estrellas, dice:1 Kornei Ivnovich Chukovski (1882-1969), seudnimo del publicista y crtico literario ruso NikoliVaslievich Korneichukov, devenido luego clebre escritor de cuentos para nios. Padre de la escritoraLidia Chukvskaia.2 En realidad, este es su tercer libro de versos. El primero fue La tarde (1912).3 (chotki), literalmente, quiere decir cuentas, pero tambin designa al rosario.1/212Son diamantes puntiagudos elevados a Dios.La naturaleza toda est en ella eclesiastizada. Incluso el lago resulta parecido a unaiglesia:Y el profundo lago azulabael templo milagroso del Bautista.Incluso en la descripcin del invierno introduce imgenes puramente eclesisticas:el invierno, segn su expresin, es ms blanco que las bvedas de la catedral deSmolni.En cualquier otro poeta estas metforas pareceran una pretensin amanerada, peroen Ajmtova armonizan a tal punto con todo su perfil monstico que resultan vivas yautnticas.Cuando dibuja el otoo peterburgus, dice:...el aire no era en absoluto el nuestro,sino como un regalo de Dios de milagroso.Y pareciera no haber objeto al que ella no le adjunte el epteto Divino. Su sol esDivino, el mundo es Divino, la generosidad es Divina, los ejrcitos sonDivinos, los pjaros son Divinos, el jardn es Divino, e incluso las lilas sonDivinas. Rostros, temas y objetos eclesisticos se presentan en sus pginas cada vezcon mayor frecuencia: una crucecita, una cruz, un cono, una imagencita, la liturgia, laBiblia, la estola, el trono, el presbiterio, Magdalena, el Sudario, el apstol, SantaEudoxia, el rey David, serafines, arcngeles, ngeles, la confesin, la Semana Santa, elSbado de Gloria, el da del Espritu Santo... todo esto ahora en ella es permanente.No es que se haya convertido en una poeta clerical, que canta exclusivamente sobrela iglesia. No, sobre la iglesia no hay en ella una sola palabra, ella siempre habla de otracosa, pero, hablando de esta otra cosa, se sirve ante la ms mnima posibilidad decrucecitas, sudarios, Biblias. Para representar, por ejemplo, su alegra preprimaveral,prepascual, ella dice:Y en la Biblia una roja hoja de arceest puesta en el Cantar de los Cantares.Para representar su tristeza, dice:Hay en m la tristeza con que el rey Daviddot regiamente a los milenios.Los nombres y objetos eclesisticos casi nunca le sirven de temas principales, ellasolo los menciona de pasada, pero han embebido en tal forma su vida espiritual que pormedio de ellos expresa lricamente los ms diversos sentimientos. Lo eclesistico lesirve tanto para describir la naturaleza como para los versos amorosos. Los versosamorosos en este libro no son frecuentes, pero con todo an no se han interrumpido deltodo; en ellos hay el mismo tinte monacal:Cuntas inclinaciones destin en las iglesias para aquel que me am,dice en una poesa, y, cuando en otra poesa su bienamado le hace reproches, ella le pidemonacalmente perdn:Perdname ahora. Dios ense el perdn.Y lo mima con mimos eclesisticos:Por haber perdonado todo a todos, t sers mi ngel... Rogar perdn a Dios por ti,y por todos los que amas.En estas palabras, entonaciones, gestos, sientes a una monja enamorada, quesimultneamente besa y te persigna. Pero pronto los besos tocan a su fin, pues en2/213muchos de sus ltimos versos se dice que ella es como que ha muerto para la existencia,que sepultada viva espera el ltimo Juicio, que se ha vuelto ms incorprea que losdifuntos, que en ella reposa el silencio, que de su memoria desaparecieroncomo una carga, de ahora en ms superflualas sombras de canciones y pasiones.De modo que si en su ltimo libro no hubiera ni ngeles, ni sudarios, ni cruces, si enl no hubiera una sola palabra sobre Dios, incluso entonces adivinaramos que brotan deuna celda, eximida de los afanes terrenos.Bandada blanca caracteriza precisamente la renuncia al mundo: de un modonuevo, tranquilo y severo, vivo en una orilla salvaje. En este libro hay una ciertasabidura pstuma y la quietud de un alma que ha dominado lo terreno, que ha dejado desufrir. Habiendo salido de la anterior ligereza, que Ajmtova llama ahora maldita, dela ligereza de pensamientos y sentimientos, es como si ella se hubiera transparentado, sehubiera convertido en un cono, y a menudo parece como si (ella misma) hubiera sidoescrita por Nstor (solo que ms hondo y proftico)4, extenuada, con ojos inmensos, conllagas en las manos y los pies,Ya acostumbrada al alto taer puro,Y ya juzgada no por leyes terrenas.En general su ortodoxia es nestoriana: no bizantina, asfixiantemente grasosa, sinonrdica, triste, mdica, emparentada con los pantanos y los abetos enclenques. Ella es laprimera y nica poeta de la ortodoxia. Hay en ella algo antiguorruso, remoto. Es fcilrepresentarse una mujer de Nvgorod del siglo XVI o XVII, que iluminara de este modotoda su vida con una esttica eclesistico-ortodoxa y mezclara los besos con himnos a laVirgen. Qu importa que Ajmtova a veces hable de Pars, de los automviles y cafsliterarios; eso slo matiza con ms fuerza su autntica alma antiguorrusa. En el ltimotiempo ella habla de todo esto como de una visin pasada hace mucho tiempo; ashablan de su vida en el mundo los que han renunciado al mundo:S, me gustaban las juntadas nocturnas,los vasos congelados en la pequea mesa.Le gustaban, pero ya no le gustan y pronto los olvidar por completo. Ahora su mselevada delicia es la oracin. Es extrao que nadie hasta ahora haya advertido cunfrecuentemente sus versos comenzaron a convertirse en oraciones. De segadoras laradiante hueste, bendice, oh Dios!, reza en una poesa, y en otra ruega que el Seoraniquile su gloria sin gloria; y en una tercera, que el Seor le regrese el don de lacancin perdido; y en una cuarta, que el nubarrn sobre la oscura Rusia se vuelva nubeentre una gloria de rayos, y en una quinta, Seor Dios, acepta al siervo tuyo.Todo esto por ahora es imperceptible, a hurtadillas, porque Ajmtova en general nohace nada demostrativo, importunamente ruidoso. Ella es toda alusiones, en palabrasapenas audibles, detalles apenas perceptibles, pero yo no me asombrara si el siguientelibro de Ajmtova resultara un franco devocionario.Me apresuro a advertir a los poco perspicaces que todo lo dicho sobre su votomonstico es solamente una conjetura, no ms. A m me gusta construir la personalidadde un poeta por rasgos de su estilo apenas sorprendidos. Por sus aficiones instintivas, amenudos inadvertidas para l mismo, por sus tracciones inconscientes hacia tales ocuales eptetos, imgenes, temas. A m me parece que solamente en estos hbitosinconscientes de la creacin se manifiesta la autntica personalidad del poeta. Acasono es significativo, por ejemplo, para Ajmtova su atraccin por los eptetos pobre y4 El monje Nstor fue un famoso cronista de la vieja Rus de Kiev, en el siglo XI.3/214msero? Acaso es casual que le guste percibirse a s misma como una pordiosera,cuya alforja est vaca?:Ah, estn vacas las alforjas,y para maana fro y mal tiempo!Y as le habla a su querido: por qu llamas a la puerta de una msera pecadora?.A su alma la denomina tanto msera como pobre:Ruega por esta msera, perdida, alma viviente ma.Cmo har para llevarte rica mi alma pobre?Acaso a travs de esta traccin hacia la miseria y la indigencia sea ella la lrica mscristiana de todos creada por nuestra poca? El indigente puente, que se ha torcido unpoco, pobre tierra de Tvier, en general cualquier pobreza y debilidad le son queridasa su musa monstica. A esta musa la abriga en un msero pauelo agujereado,Y la musa en su pauelo agujereadocanta mustia y prolongadamente.Sus versos estn colmados de cosas, pero aun aqu hay la misma traccin a laindigencia: los sillones gastados, la alfombrita maltrecha, el pozo derruido, elpauelo agujereado, la alforja pobre, el pabelln descolorido, los zapatos sintaco, la estatua, destruida, derrumbada. Todas las cosas resultan disminuidas, conprdidas, pero es esto lo que es caro a Ajmtova.IIRepito, si en sus libros no mencionara ni una vez a Dios, aun entoncesadivinaramos que es una poeta profundamente religiosa. Esta religiosidad se manifiestano solo en las palabras, sino en todo.Apenas en sus ms tempranos versos fue escrito Gloria a ti, dolor sin salida,nosotros comprendimos que esta glorificacin del dolor tampoco es un rasgo casual ensu obra. Ella no sera la lrica ms cristiana si no glorificara al dolor. La eterna tentacinrusa de la autodisminucin, el sometimiento, el martirio, la humildad, la pobreza, queatrajo a Titchev, Tolsti, Dostoievski, es fascinante tambin para ella. En esto ella esuna sola con los ms grandes manifestantes del alma antiguorrusa. Cuando en unapoesa le dijeron que estara enferma, sin abrigo, que sera infeliz, ella se realegr yempez a cantar una alegre cancin:Bien oy el santo de su celda,cmo cantaba yo volviendosobre mi no dicho contento,alegrndome de mucho,alegrndose de su futura afliccin. La dicha y la gloria humanas no la lisonjean. Ellasabe que por la dicha y la gloria los corazones se ajan ya sin esperanza. Ella bendicesu afliccin, pues ve en ella la mano del Seor, sealndole la luz del ngel:Por qu Dios me castig cada da y cada hora? O es que el ngel me seal laluz que es a nosotros invisible?Tal constitucin cristiana, evanglica, asctica del alma predise de antemano sucamino futuro. Ya por su primer libro se vea que ella es una poeta de la orfandad y laviudez, que su lrica se alimenta del sentimiento de desposesin, separacin, prdida.Ruiseor sin voz, al que le han quitado la cancin; bailarina a la que su amado haabandonado; mujer que ha perdido un hijo; y aquella a la que se le muri el rey de ojosgrises; y a la que se le muri el prncipe:4/215Nunca vendr por m...Ha muerto hoy mi prncipe,y aquella a la que se dice en versos: ms nuevas de l no habrs de recibir, y la que nopuede encontrar su para ella querida blanca casa, aunque la busca por doquier y sabeque est por aqu, todo esto y las almas que han quedado hurfanas, que han perdido loms querido, y, al amar estas almas en orfandad, al gustarle vivenciar lricamente sushurfanas prdidas como propias, Ajmtova justamente ha creado a partir de estashurfanas prdidas sus mejores canciones:Se ha reducido la esperanza,ser ms grande la cancin.Y as se llaman en ella estas canciones: cancioncita de la tarde de la separacin,cancin del ltimo encuentro, cancin del dolor del adis. Estar sola y dbil, notener ni hijo ni amante, ni la blanca casa, ni la Musa (pues la Musa se fue por lasenda), tal es el capricho artstico de Ajmtova. De todas las penas de la orfandad ellaha echado el ojo a una: la pena del amor sin esperanzas. Yo amo, pero a m no meaman; me aman, pero yo no amo: esta ha sido su principal especialidad. En este dominioan nadie se ha igualado con ella. Ha tenido el grandsimo talento de sentirse no amada,no querida, no deseada, rechazada. Sus primeros versos en El rosario narraban estehumillante dolor. Hay aqu un nuevo tema indito, introducido por ella en nuestrapoesa. Fue la primera en descubrir que no ser amada es potico, y, al gustarle hablardesde el lugar de los no amados, cre toda una hilera de sufrientes, ennegrecidos deamor no compartido, mortalmente angustiados, que o vagan como perdidos, oenferman de pena, o se ahorcan, o se arrojan al agua. Por momentos maldicen a susamados, como enemigos y torturadores:...T, descarado y malo......Oh qu bello eres, maldito......T eres culpable de mi mal...Pero con todo aman su dolor, se alimentan de l, lo llevan en s como una cosasanta, lo bendicen con devocin.IIIAdems del don lrico-musical, Ajmtova tiene el raro don del novelista. Sus versosno solo son canciones, sino tambin relatos. Tomen un cuento de Maupassant,comprmanlo hasta una condensacin lmite, y tendrn una poesa de Ajmtova. Susversos sobre la bailarina de la cuerda a la que su amado ha dejado, sobre la mujer que seha arrojado al estanque helado, sobre el estudiante que se ha ahorcado por un amor sinesperanzas, sobre el pescador del cual est enamorada la vendedora de anchoas, todoesto son nouvelles de Maupassant, condensadas mil veces y convertidas por milagro encanciones. Yo ya he dicho que su creacin es material, que est colmada de cosas hastael tope. Sus cosas son las ms habituales, no son alegoras, no son smbolos: unapollera, un manguito, ostras, un paraguas. Pero estas cosas nimias, habituales, sevuelven en ella inolvidables, porque las ha sometido imperiosamente a su lrica.As, en el desamparo, se me enfriaba el pecho,pero mis pasos eran leves.y en la mano derecha me haba puestoel guante de la mano izquierda.5/216Es notable que en medio de las cosas que nos presenta Ajmtova haya muchasconstrucciones y estatuas. La arquitectura y la escultura le son familiares. A menudo notanto canta cuanto construye. Muchas poesas son edificios. Esta abundancia de cosasdistingue la lrica de Ajmtova de la lrica alegrica de los poetas abstractos, como lossimbolistas Baltrushaitis, Balmont o Guippius5, en los cuales a lo largo de diez pginasno encontrars ni polleras ni paraguas. Los versos de Guippius a la par de los versos deAjmtova a menudo parecen frmulas algebraicas, una relacin de categoras abstractas.Hay en Ajmtova cierta cosa que es incluso superior a su don: un inasible gustoasctico. Escribe con cuidado y avaricia, pesando lentamente cada palabra, logrando esasimpleza no simple que es accesible solo a los grandes maestros; a la par de ella otrospoetas parecen oradores inflados. No conozco a nadie que pueda ser ms fuerte que ellaen composicin. Las tareas ms dificultosas de la combinacin de relato y lrica estnbrillantemente resueltas en sus versos. Sus ritmos son diversos y complejos. Sobre susyambos y anacrusas se podra escribir un artculo. Los peonios6 sabe usarlos comonadie, salvo Blok: esos campos pisoteados, la conmovedora verde estepa; y losmortales para m; al exigente te amo, las que envenenan de amor. Esta diccindificultosa le aade una significacin particular a las palabras. La respiracin rtmicafue en ella primeramente muy breve, alcanzaba solo para dos lneas. Ahora ella ladomina como quiere. Antes sus versos eran un tantito como mosaicos, pegoteos dealgunos fragmentos. Ahora ella ha superado tambin esto. Ahora su nombre es uno delos ms valiosos de nuestra literatura. Si no tuviramos a Anna Ajmtova seramosmucho ms pobres. Su poema Junto al mar mismo poda escribirlo solo un gran poeta.En cada pgina suya est presente invisiblemente Pushkin. Cada linita estexcelentemente trabajada, hecha de una vez y para siempre. No hay nada impreciso,mustio, cada palabra es una cosa: en el tronco nudoso del abeto una ruta de hormigas.Por doquier hay ese impulso a la forma clsica, absolutamente concluida. Si ella fuerauna escritora inglesa, su nombre sera famoso en los cuatro continentes, sus versosseran traducidos a todas las lenguas. Pero no olvidemos que ella es monacal, que sumundo es pequeito, estrecho, maravilloso, potico, pero pequeito, que acaso el sucesoms grande impreso en su Rosario es este:Toc de nuevo mi rodillacon su mano que casi no temblaba.Un ligero roce de la mano, para una mujer cerrada, a la defensiva, adquiere unsentido inolvidable. Ajmtova tiene algunas poesas sobre este ligero roce de la mano:...qu poco parecido a los abrazos el roce de estas manos....el roce de la mano a travs de la tela, haciendo distrada la seal de la cruz....Quien, tomando las flores de manos inseguras, tocar la tibia palma.Qu necesaria una aguda fineza hacia todo lo microscpicamente chico para que unroce apenas perceptible haya adquirido un rol tan grande. En la ertica de Ajmtovaestn casi ausentes los besos frenticos y los abrazos, todo se ha reducido a este apenasperceptible:Toc de nuevo mi rodillacon su mano que casi no temblaba.5 Iurguis Kazimrovich Baltrushaitis (1873-1944, Pars), Konstantn Dmtrievich Balmont (1867-1942,Florencia), Zinada Nikolievna Guippius (de casada, Merekvskaia; 1869-1945, Pars), generacinanterior de poetas del simbolismo ruso.6 Tres slabas breves y una larga.6/217Toda la poesa de Anna Ajmtova es una poesa de lo apenas perceptible, de loapenas audible, de lo apenas asible. Quin de los otros poetas se pondra a escribir de susonrisa apenas perceptible:Yo tengo una sonrisa sola:este movimiento de los labios que apenas se ve.La apacible charla apenas audible... y la voz de la musa apenas audible... yhace un siglo que mimamos el apenas audible murmullo de esos pasos...Los sonidos quedos, apenas audibles, poseen para ella una debilidad inenarrable. Elencanto principal de su lrica no est en lo dicho, sino en lo no dicho. Ella es unamaestra de los silencios, las alusiones, las pausas significativas. Sus silencios dicen msque las palabras. Para representar cualquier sentimiento, incluso uno enorme, ella utilizalas imgenes ms minsculas, casi imperceptibles, microscpicamente chicas, queadquieren en sus pginas una fuerza sugestiva extraordinaria. Al leer, por ejemplo, decierta muchacha, en cuyas trenzas se esconde un apenas perceptible olor a tabaco,nosotros, por este rasgo apenas perceptible, adivinamos que a la muchacha la ha besadoalguien que no ama, que le ha dejado en los cabellos el olor a tabaco de sus besos, queeste olor despierta en ella un sentimiento de repugnancia, que ella ha sido insultada y esirremediablemente desdichada. As son de elocuentes en Anna Ajmtova los apenasperceptibles sonidos y olores.Ella no soporta nada gritante. La palabra apacible en ella siempre es elogio. Sobre elbienamado ella dice:Es apacible, apacible, y no pide caricias...El jardn apacible, la respiracin de la apacible tierra, un apacible da de abril,t, apacible, brillas sobre m, lo hallamos en su obra a cada paso...Y de pronto, en la apacible hora del atardecer, en esta calma monasterial, dondeapaciblemente discurren los aos, donde la voz del que ora es apacible, irrumpe unchillido inadmisible, asustante, estrpitos, pataleos, aullidos:Saquen los pianos a la calle!Descuelguen con ganchos un tambor!Un tambor, quizs abrir el piano,pero que haya estrpito, y truenos.Es Maiakovski que ha irrumpido, y junto con l el trueno y el pogrom:Griten como fusiles! Canten como caones!Somos nuestro propio Cristo y Salvador!Y si Ajmtova preguntara: por qu llamas a la puerta de una msera pecadora?, lle respondera de manera irrespetuosa y extraa: Ey, t! Allons enfants al agua.Me imagino cul sera el tumulto en la blanca ermita de Ajmtova, si golpeara alleste inspirado pogromista. Recin all haba silencio, plegaria y santidad, y ahora:Saquen las holgazanas manos de los bolsillos,tomen una piedra, un cuchillo, una bomba,y si alguien no tuviera manos,que venga aunque sea a golpear con su frente.A l no le gustan el silencio y la melancola:Cmo se atreve a llamarse poeta,y grisceo gorjear como una codorniz?Hoy hay que con una cachiporra7/218amputarse del crneo la paz.l tiene una gran cantidad de estos llamamientos impetuosos; apenas ha gritado:Arrastremos los sesudos psiquiatras de la jeta, y arrojemos los manicomios tras lasrejas!Y al minuto otro:Vengan, pintemos los lunes y los martes con sangre de fiesta!Es difcil figurarse dos personas tan poco parecidas una a otra como Ajmtova yMaiakovski. Ajmtova est toda en el silencio, en las palabras apenas dichas, apenasaudibles; Maiakovski vocifera como una plaza de mil voces. El corazn es nuestrotambor, anuncia, y abran cualquier pgina suya y se convencern de que esto esefectivamente as. l no solo es incapaz de silencio, es incapaz tambin de cualquierconversacin. Eternamente grita y se enfurece.Ajmtova es una piadosa devota: a cada palabra suya hay ngeles, la Virgen, Dios.Y Maiakovski no puede pasar delante de Dios sin arrojarse sobre l con una navaja debota:Yo a ti que apestas a incienso te descubrode aqu hasta Alaska.Con Dios l tiene viejas cuentas. Alguna vez hace tiempo l apareci ante Diospacfico y manso, y le dijo sin rencor, amistosamente: Escuche, seor Dios!... Dele sabe, construya un carrusel en el rbol de la Ciencia del Bien y del Mal!Omnipresente, estars en cada armario, y tales vinos pondremos en las mesas que ledarn ganas de venir al festn al ceudo Pedro Apstol.Dios por alguna razn ha rehusado estas beatitudes. Maiakovki le propuso otras: Yen el edn de nuevo instalaremos Evitas. Ordenalo, y hoy a la noche mismo arrastrarhasta ti de cada bulevar las ms hermosas nias. Quieres?.Dios sacudi la cabeza y frunci una ceja canosa. Fue all cuando Maiakovski selanz contra l con la navaja de bota. A Dios no le caus ningn perjuicio, pero a losngeles les fue bastante mal. Los trat de sinvergenzas alados, y al parecer los pelconsiderablemente. Por lo menos, por otros versos suyos supimos que les ha propuesto aalgunas damas para adornar sus sombreros alas de ngeles de lino. A veces le danalgunos momentos cuando l mismo est dispuesto a nombrarse ngel, y apstol, yJesucristo, escupido en el Glgota, como se expresa, y describe en un nuevoEvangelio su Natividad, Asuncin, y afirma que los anteriores peregrinos dejan el SantoSepulcro para correr a inclinarse ante l. Quiz sea el ms hermoso de todos tus hijos,dice ante el cono de la Madre de Dios, y como si previera el clebre poema de Bloksobre los doce apstoles, se denomina a s mismo el decimotercero:Yo, que canto a la mquina y a Inglaterra,soy quiz simplementeen el ms simple Evangelioel apstol trece.Al entrar a una iglesia, empuerca el cono en las puertas reales y pinta sobre l aStienka Razin7:Qu tenemos que ver con Dios?Solos con los santos calmaremos a los nuestros.Y entonces, ni bien aparece en el cielo, todos los dioses huyen de l como deldiablo:7 Revolucionario cosaco del siglo XVII.8/219Y dnde estn, los dioses? Huyeron! Huyeron todos: Sabaoth, Buda, Al,Jehov!Por supuesto que es fcil decir de l que es sacrlego, escandalista, pero probemosde quererlo. En principio esto es difcil, pero probemos. Particularmente difcil paraaquel que, semejante a m, ame agradecido la poesa de Ajmtova. Muy muy distintasson estas dos personas. Incluso es extrao que vivan en la misma poca y anden por lamisma tierra. En esencia los dos son dos polos de la poesa rusa, y nunca ha habido anen la poesa rusa fenmenos tan contrapuestos. Como si los dos estuvieran en planetasdistintos, separados uno de otro por siglos, probemos quererlos a los dos. Examinemos aMaiakovski sin ninguna parcialidad, con atencin y a conciencia.IVAcabamos de ver que Ajmtova es una poeta de pequeeces microscpicas. Loapenas audible, lo apenas visible, lo que apenas se advierte, ese es el material de sucreacin. Pareciera que realmente mirara el mundo por un microscopio y viera lo que anuestro ojo no es accesible. Tiene una vista altamente aguzada para las partculas.Y Maiakovski es un poeta gigantista. No hay una sola partcula que no transformeen Ararat8. En sus versos opera con enormidades tales que ni se figuraron nuestrospoetas. Pareciera mirar eternamente por un telescopio. Incluso en el terreno de laspalabras elige las mximas: conversacionaza, olaza, calderazo, infiernazo, cuellazo,pasazos, Babelaza, rabazo.Denme, denme una lenguaza de cien verstas exige en su obra teatral un personaje,y parece ya que el propio Maiakovski posee esa lenguaza. Todo en l es llevado hasta laltima exorbitancia, y las palabras mil, milln, millar son en l las ms corrientes.Si por ejemplo Napolen pas por un nico puente de Arcole, Maiakovski (segn suspalabras) pas por mil puentes de Arcole. Si Napolen visit las pirmides, en elcorazn de Maiakovski (segn sus palabras) sonmiles de miles de pirmides.Oh, millones que van a comer. Imprime un paso millonario. Un milln demortferas crices. Ciento cincuenta millones hablan por mis labios....Por la vida arrastro millones de amores inmensos y purosy un milln de millones de sucios amorzuelos.Tal es su estilo hiperblico. Cada poesa suya es una inmensa coleccin dehiprboles, sin las cuales no puede pasarse ni un minuto. Otros poetas diran que tienenfuego en el corazn: l, en cambio, segn sus convicciones, tiene en el corazn unincendio grandioso, que no ha podido extinguir con barriles de lgrimas de cuarentacubos (as lo dice: con barriles de lgrimas), y aqu fueron corriendo los bomberos yempezaron a apagar su corazn, pero tarde, ya se le haba quemado el rostro, se le habainflamado la boca, se le parti el crneo encandecido, se le carbonizaron y derrumbaronlas costillas.Este incendio ocurri por amor. Tal es el amor en Maiakovski. Que Ajmtova, alrepresentar el amor, describa leves roces de la mano y temblores de labios apenasperceptibles: Maiakovski necesita un resplandor de cien ojos, un incendio de cienverstas.Y es posible, por ejemplo, que con semejante gigantismo dijera directamente quetiene, como cualquier otro, los nervios irritados? No, l tiene que decir que sus nervios8 Monte armenio (hoy en territorio turco) donde se habra posado el arca de No tras el diluvio.9/2110saltaron al suelo y se pusieron a danzar all tan desesperadamente, que en el piso deabajo se desplom el estuco. Y as lo dice:Los nervios grandesy pequeos,muchos! saltan furiosos,y yaa los nervios se les doblan las piernas!Aqu junto al hiperbolismo vemos otro procedimiento: la concretizacin de todo loabstracto. El incendio de corazn, de metafrico se vuelve incendio verdadero, tal quepara l existen mangueras extintoras y jefes de bomberos. Los nervios que danzanalegricamente se vuelven bailarines consumados. Este procedimiento en Maiakovski esmuy curioso, pero ahora hablamos del gigantismo. De dnde sale en Maiakovski estaaspiracin a las enormidades? Por qu incluso se representa a s mismo como un titnde no s cuntos sayens de estatura, ante el cual el resto de los seres bpedos resultamsero? Como si se mirara a s mismo por un telescopio, en sus versos leemospermanentemente que l es Don Quijote, Goliath, qu es Napolen a la par de l?Llevar a Napolen con una cadenita, cual si fuera un doguito.Y en correspondencia con esto, gestos igualmente grandiosos:Ey, usted, cielo, squese el sombrero, que voy yo... A ti (sol) te lanzo el desafo...Habr quien prefiera rerse de esto, pero nosotros probemos comprenderlo. Nuestrapoca de revoluciones y guerras nos habitu a tan enormes cifras que sera extrao si lospoetas que la recorrieron no adoptaran y no hicieran uso de esos miles, millones,millares con los que hoy da acta visiblemente la vida. De todos los extremos de laarena de la historia, convocados por la guerra, salieron tan incalculables regimientos dehombres, cosas, hechos, palabras, monedas, muertes, biografas, que fue necesaria otraaritmtica, completamente nueva, escalas hasta ahora inauditas. No ser Maiakovskiun poeta de las grandiosidades porque siente as orgnicamente la multitud del mundo,huele, siente estos miles de pueblos que se han amontonado en nuestro planeta, escribesobre ellos permanentemente, permanentemente se dirige a ellos, no se olvida ni por unminuto de que existen? Parises, Berlines, Vienas asoman en sus pginas. Tambintiene los Alpes, los Balcanes, Chicago, el Crculo polar, Londres, el Sahara, Roma, elOcano Atlntico, La Mancha, California, toda la geografa del mundo. Viviendo enMosc, como cada persona contempornea, se siente ciudadano del universo; esto es unsentimiento nuevo, antes no exista; es decir, lo tenan algunos pocos, pero ahora segeneraliz, ahora, cuando cada uno ha sentido en s mismo que su destino depende tantode Londres como de Japn, de cualquier ciudad poco conocida, de la cual ayer inclusonadie haba odo, que basta que golpeen en Kiev y de inmediato nos doler, que toda lavida de nuestro planeta es nuestra. El pensamiento de cada uno se sali de su pequeocrculo y se empez a enanchar por los espacios. Justamente esta elevada sensacin deespacios enormes es particular en gran medida de Maiakovski. Cuando en el poemaGuerra y paz representa la guerra, representa no un fragmento cualquiera de la guerra,no un combate equis, sino la grandiosa conflagracin mundial, las miles de miles dearrugas de trincheras que surcaron toda la tierra, el estrpito y el trueno de millares deejrcitos, los negros y los rabes, Munich, Constantinopla, el Marne, toda la Europaincendiada, suspendida como una araa de los cielos. Es tal su telescopio que, sin ver10/2111ningn detalle y particularidad, atrapa con los ojos inmensas lejanas y, para dar cuentade ellas, realmente necesita una lengua de cien verstas.Se hundi mi China... Mi Persia se fue al fondo... Vean, qu es esto? Qu pascon Alaska?... No existe ms?... no! Adis!Para qu entonces, con tales espectculos, agarrar lo pequeo, las unidades, lasdecenas? Aqu hay una sola medida, el milln.A Ajmtova estos anchos sentimientos planetarios le son completamente ajenos. Noen vano es monacal, como si un muro la apartara de todo. En sus versos no hay un solomilln. Lo grandioso no le cuadra. Cuando comenz la guerra, Ajmtova no advirti nia los magiares, ni a los negros, ni los ocanos encanecidos, ni a Europa, ardiendo comouna araa: ella vio solo a Rusia, y en esplndidos versos se puso a rogar por ellaabnegadamente, y segua atenta las profecas que prometan quenuestra tierra no va a dividirlael enemigo para divertirse,su manto blanco extender la Virgensobre nuestras grandes aflicciones.Pero Maiakovski no es capaz siquiera de comprender qu significa nuestra tierra.No hay en l ningn sentimiento del terruo:Yo no soy tuyo, monstrerruo nevoso se expres, dirigindose tambin a Rusia enaquel 1915, y a los tres aos, por boca de sus hroes favoritos dijo:Nosotros no somos nacin alguna. El trabajo es nuestra patria! lo cual escompletamente natural en una persona que ha cambiado el patriotismo por launiversalidad, que se ha elevado al sentimiento planetario.VPero en qu reside la esencia de su creacin?Es un poeta de las catstrofes y las convulsiones. Todas sus palabras sonformidables. Para crear un poema, tiene que volverse loco. Solo las imgenesenardecidas y enloquecidas tienen acceso a sus pginas. Su cerebro est inflamado,sus palabras son frenticas, su rostro es ms terrible que los sacrilegios, asesinatos ymatanzas. As habla l mismo. No tiene ms que salir a la cale y la calle se hunde,como la nariz de un sifiltico, y por la calle galopar un concilio alelado, y Dios,enajenado, saltar del cono de la iglesia y correr por el lodo de la cale, y los gigantesedificiosde seis pisos se lanzarn a una danza endemoniada:Cual faunos de seis pisos se echaron a danzaruna casa pblica tras otra.Hasta las chimeneas bailan cancn en los techos:Por todos los techos danzan las chimeneasY todas hacan con las rodillas 44.Todo se sali de su lugar, se hizo andariego, se puso a girar en una trombacatastrfica. Las cosas ms rutinarias, ms pesadas, inmviles por siglos, saltan en estosversos como dementes. Hasta los monumentos de mil puds, que se arrancan de suspedestales. De los letreros saltan las letras:La ciudad se dio vuelta de repente, se trep borracha a los sombreros, los letrerosdieron rienda al susto, escupiendo ya una O, una S.Maiakovski es un poeta del movimiento, la dinmica, el torbellino. Para l, desde1910, desde sus primersimos versos, todo vuela y galopa hacia alguna parte. Este11/2112galope de cosas masivas es el procedimiento ms caro a Maiakovski. Todas susimgenes aspiran a una motricidad elevada, a la accin. l es absolutamente incapaz derepresentar algo estancado, tranquilo, quieto. Ahora en cada pgina suya:Pars fue arrancado y hundido en el abismo. Se desquici el Nilo y en l sehundi... frica. Se propagan las calles, una casa fundida se encorva sobre otra...Todo el mundo fluye como una catarata completa.Hasta el sol en sus versos corre por el cielo:Se afanaba el sol, loco pintor.Al representar este catastrfico sacudn del universo, l naturalmente se siente comoun demente al que este espectculo lleva hasta el trance:Ya estoy a medias loco! exclama en una poesa suya.Son pensamientos de una parva loca exclama en otra.Ya es la locura! No habr nada!... Y viva mi locura!...Es como si la guerra hubiera empezado especialmente para l, y despus larevolucin. Sin guerra ni revolucin l no tena modo. Cmo hace un poeta de lascatstrofes sin catstrofes? Todo su organismo literario est acondicionadoexclusivamente para estos temas: como cada pulgada en el tigre es acechante ycazadora, y en la larva pluvial, se alimenta de tierra, as en Maiakovski no hay ni unaparticularidad, ni el ms mnimo rasgo, que no hubieran hecho de l un poeta de lasrevoluciones y las guerras. Justamente para estos temas es necesario ese estilohiperblico, ese gigantismo, esa traccin hacia las enormidades, que son orgnicamenteintrnsecas a l. Para sucesos tan amplios, creados por multitudes de millones, esnecesaria una escala millonaria.En segundo lugar, como vimos, l es un poeta del trueno y el estrpito, de todo tipode rugidos y chillidos, incapaz de cualquier silencio. Esto es tambin en l un rasgoimprescindible. No se puede hacer la revolucin susurrando. En l ya de antemano,durante varios aos, hubo gritos revolucionarios, y es caracterstico que de casi cadapgina suya se desprendan esos sonidos elementales, inhumanos e inarticulados, en quees tan rica la calle revolucionaria:O-o-o-oh! Y Y Y Y Y! A A A A A! Ey! Ey!En tercer lugar, como acabamos de ver, l es un poeta del movimiento en torbellino,de la conmocin catastrfica de las cosas. Esta cualidad en l tambin es necesarsima.Qu hace sin estos movimientos un poeta de nuestros catastrficos das?En una palabra, todo l de pies a cabeza es como si hubiera estado especialmentepreparado por la naturaleza para celebrar la guerra y la revolucin. Es notable que larevolucin an no hubiera llegado, y l ya la presenta, viva de ella y deliraba con ella.Aun en junio de 1915, en el apogeo de la guerra, yo le con asombro que escriba:Con la corona de espinas de la revolucin advendr el ao diecisis... Y yo soy suprecursor... Veo el tiempo que adviene a travs de las montaas, ese que nadie ve...En ese momento entre nuestros poetas nadie se cuidaba de la revolucin, pero l,profetizando, incluso seal el ao. Es cierto que en su impaciencia se equivoc untanto, la revolucin tuvo lugar un ao ms tarde, pero es que la impaciencia era muygrande.VIAjmtova en sus versos no declama. Ella simplemente habla, apenas audible, sinningn gesto ni pose. O bien ora casi para s. En esa atmsfera claramente radiante que12/2113crean sus libros, cualquier declamacin parecera una falsedad antinatural. Confieso queme hicieron doler dos versos alejandrinos suyos, tan ajenos a toda su obra:As habla el muerto y quita el sueo al asesino,y el ngel de la muerte vela el palco fatdico...Me pareci que Ajmtova se traicionaba, que ella estas entonaciones y gestosparisinos, en su aislamiento en Tvier, hubiera podido dejarlos para otros.Por eso empec diciendo de estos versos que son en ella una excepcin. En generalsu libro es preciso leerlo en soledad y despacio; pblicamente, pierde mucho. Encambio en Maiakovski cada palmo suyo es declamante. Cualquier poesa suya es para elplpito. Los escritores de antes tenan lectores. Pero Maiakovski, cuando componeversos, se imagina ante inmensas multitudes de oyentes. Por su misma conformacinsus versos son llamamientos a la multitud. l se figura que es un demente colosal, queest sobre tablados colosales, solo ante una multitud frentica o extasiada, y que lasacude con aullidos inspirados.Vengan, locos de Rusia y de Polonia.Alcen ms alto, columnas de faroles, la fanfarria ensangrentada de losalmaceneros.Y adviertan: casi en todas las poesas suyas hay este USTEDES, este dirigirse a lamultitud:Ey, ustedes... Ustedes, que... Van a entender acaso... Miren... Escuchen... Recuerden...l se enfurece, y ella (la multitud) solloza, exclamando solo de cuando en cuando,en xtasis: Maiakovski, bravo, Maiskovski, brbaro, Qu maravilloso canalla. Aveces l la denigra, la llama piojo de cien cabezas, jeta multivillana, hato de carnemasiva, y a veces le escupe en la cara:Me carcajeo y escupo alegremente, les escupo a ustedes en la cara.Pero toda su creacin est armada solo para ella. l satisface solo los apetitos deella, y esto es lo principal en l. En sus mejores y ms inspiradas cosas se siente alorador de mtines.En absoluto digo esto como reprobacin. l es un poeta vocinglero, un poeta gritn,un poeta callejero, pblico, esto es lo que gusta de l por sobre todo. Es raro llamarloescritor: l est llamado no a escribir, sino a aullar. l no necesita papel, sino la faringe.Y as debe ser un poeta de la revolucin. l es un Isaas con careta de apache. Por sufaringe de mil voces truena la calle revolucionaria actual, y es su culpa si a veces esvulgar, como una injuria blasfema, o elemental como un disparo? La calle necesita unestilo formidable, de sensaciones furiosamente escandalosas. La calle escuchasolamente al que sabe aturullarla. La calle exige fuegos de bengala, palabrasmonstruosamente pasmosas. Eso es lo destacable en ella. Por eso tambin es atractivapara el alma actual. Ella le prescribe despticamente sus leyes al arte, inauditas, nuevas,y en estas leyes hay la misma verdad que alguna vez hubo en las leyes prescriptas al artepor parte de los salones, las haciendas, los castillos feudales...Maiakovski inconscientemente, con cada lnea suya, est al servicio de esta nuevaesttica, callejera:La calle es nuestro pincel,las plazas, nuestra paleta.De su libro escribe que ha sido impresopor la rotacin de los pasos en el papel de guijarros de las plazas.13/2114No en vano toca nocturnos en las canaletas. l mismo dice que antes de su aparicinla calle no tena lenguaje, que no tena con qu gritar y hablar: que solo dos palabrasvivan en ella, echando panza: cerdo y alguna otra, creo que borsh. Esta marcacallejera se manifest antes que nada en su rtmica. Sus versos, con la excepcin demuy-muy pocos, se basan no en los esquemas mtricos formales que son tan ajenos alodo actual, sino en esquemas callejeros, vivos, coloquiales. l cre sus propios ritmos,esos mismos que omos en el mercado, en el tranva, en el mitin, los ritmos de los gritos,las conversaciones, los discursos, las peloteras, la agitacin, los denuestos. l solamenteambiciona canonizar, contra cualquier ley de la prosodia, estos ritmos creados por lacalle. Cuando leemos que dice:Y qu tal, Vladmir Vladmirovich, lindo el abismo?Y yo contesto igual de amable:Abismo encantador, abismo xtasis.Omos aqu las mismas entonaciones que acabamos de or en la esquina de laBassiinaia y la Litiinaia. Aqu no hay ni anapestos, ni yambos, sino el palpitar de lasangre humana viva, que es tal vez ms cara que los esquemas mtricos ms rebuscados.El libro de Maiakovski es como una plaza. Desde l a cada momento nos llega:Y a este le habra dado en la jeta:No me gusta.O bien:Estn hablando pavadas! Intelectuales!De veras, parece un insulto!O bien:Yo vivo en la Gran Presnia. 36. 24.Un lugar tranquilito, silencioso, y?Qu tendra que importarme que un lugar del mundose les ocurri armar una guerra.Estos ritmos coloquiales de la calle son tan idneos en poesa como cualquier otroregistrado en los manuales de estudio. Muchos poetas aristocrticos los repugnan, comoen el siglo XVIII repugnaban los ritmos autnomos de las simples canciones popularesy las bylinas9, llamndolas viles y no admitindolas en su solemne literatura.Maiakovski justamente es bueno porque reproduce sin miedo en sus versos estos ritmoscallejeros, fustigantes, enrgicos, vulgares, creados por los discursos de los mtines, losgritos de los diareros, las exclamaciones de las rias y escndalos:No hay observaciones? Se aceptan los argumentos?... Camaradas, esto es unpual por la espalda.Yo no rob las cucharitas de plata del cajn!Hola, quin habla? Mam? Mam.Conocen a Adelina Patti? Est tambin aqu!Estos ritmos son absolutos. No hay razn para medirlos con pasos. Ellos son supropia ley. Y yo creo que en los prximos aos toda nuestra poesa se lanzarprecisamente por este camino: de la cancin al recitativo coloquial, del metro al ritmo9 Las bylinas son composiciones populares, estn escritas en verso y abordan temas pico-legendarios.14/2115emocional. Maiakovski puede decir de s mismo, como alguna vez su antecesor VasiliKirlovich:10Basta ya de estas grandes glorias, que estamos empezando.A muchos repulsa la lengua de Maiakovski, esos neologismos a menudo torpes queintroduce en tal cantidad en su discurso potico. Y realmente, al comienzo, hasta queuno se acostumbra, esos versos son casi incomprensibles, como si estuvieran escritos enotra lengua. Y si son comprensibles, chocan. Pero qu es lo que significa decembrino,onomastizar, frentezuela, tarteante, transeuntear, descielarse, enmillonar, judasear,talmudear, desnochar?Se puede estropear tan furiosamente nuestra lengua patriarcal? Ya he demostradoque se puede. En algn otro artculo sobre los futuristas yo deca que esto era una leyineludible, que nuestra lengua con todos sus grandes mritos sigue siendo una lenguarstica, del bosque y la estepa, lenta, estirada, perezosa, fuertemente retrasada conrespecto al tempo en que laten las ciudades.11 Yo predeca entonces, basndome enobservaciones sobre la evolucin de las palabras inglesas y americanas, ese ineludibleaceleramiento del discurso que trajo a posteriori tambin la revolucin, que nos diopalabras como sovnarjoz, raileskom, domkombed12. Todas mis predicciones secumplieron y por eso me permitir decir con gran seguridad que las palabras judasear,ajuliar, millonear y rafaguear, lo mismo que los chanclear, encrenchar, aconsortarse,rayar, de Severianin, pronto gozarn de todos los derechos y nos parecern viejas, puesla produccin de verbos a partir de sustantivos es una exigencia esencial de nuestrahabla que a cada da se percibe como ms insistente. Si los nios pequeos, que tanagudamente sienten el elemento de su lengua materna, viven creando verbos desdesustantivos y dicen:- El cabrito cornea.- El rbol de Navidad est envelado.- El papel se desabroch.- Martillar este clavo,si Ggol poda decir se extranjeriz, indeferentizaron, populosearon, siDostoievski poda decir vonsohneaste (del apellido Von Sohn), athoneaste (de lapalabra Athos), limoneas (de la palabra limn), gentlemear (de la palabragentleman), si en Korolenko encontramos envolgar (de Volga), y en Chjovdragonear, cucarachear, por qu no puede Maiakovski millonear y rafaguear! Sien Yukovski hay desratonar, y en Iazikov dessonar, por qu Maiakovski no puededesnochar? Herzen deca magdalenear, permitamos entonces a Maiakovski judasear.Yo no estoy diciendo en absoluto que todos los neologismos de Maiakovski serncanonizados por el pueblo ruso y entrarn en uso en nuestra habla. Altoerizarse,empavonarse, dandear, desentristecerse, quiz mueran en su libro, pero elprincipio mismo no morir, el principio de verbificacin de sustantivos. Por qu elingls de la palabra papel hace libremente empapelar (envolver en papel), del nombreHerodes, herodear; del apellido Boswell, boswelizar, y nosotros no podemos ni10 Vasili Kirlovich Trediakovski (1703-1768): poeta, reformador del verso, incomprendido en su tiempo,traductor. Desde 1745 fue acadmico. Realiz un discurso sobre la necesidad de editar un diccionariocompleto de lengua rusa y un curso de potica.11 Como ya he tenido que demostrar en mis artculos Tcnica de la lrica de Nekrsov e Historia de laterminacin dactlica, la esttica del discurso ruso exiga hasta hace muy poco tiempo una fortsimaprolongacin, la distensin de las palabras, que, por ejemplo, en la poesa de Nekrsov haba sidolograda con el recurso a todo un sistema de sufijos cariosos y diminutivos. (Nota del autor)12 Formas abreviadas de instituciones soviticas. Por ejemplo, la primera, sovnarjoz, es la abreviatura desovitskoie nardnoie joziistvo (administracin popular sovitica).15/2116dandearnos, ni martillar, ni athonear? Cuanto ms se espese, se acelere, se aprietenuestra habla provinciana, ms necesarias sern estas palabras, y no tanto las palabrascuanto el derecho de crearlas en cualquier momento. El rol de Maiakovski radica en quejustamente l va habituando gradualmente nuestro razonamiento lingstico a estosprocesos y formas, haciendo nuestras palabras ms dciles, fusionables, maleables,blandas, sacndolas de la osificacin y el enfriamiento. En l hallamos un corazn depoesa, y labios de cosa, y un habla de violn, y hasta una ubre nominal. As de atrevidoes tambin en el uso de las preposiciones:- Pisotearon y galoparon tras...- Y por, y sobre, y bajo, y ante...Todas estas formas tienen un solo objeto: la economa de los recursos artsticos, ellogro de una mxima expresividad con un mnimo de esfuerzo literario. En general estasinnovaciones son legtimas y valiosas, pero, por supuesto, as de legtimas y valiosasson las injurias y maldiciones con las que las reciben los celosos del viejo acervo. Nohay ninguna duda de que pronto se revelar en la literatura un tempestuoso movimientoideolgico para defender la lengua de los influjos perniciosos de la poca actual; dentrode poco oiremos llantos asustados de que nuestra lengua justa, potente y no s qu ms,la lengua de Pushkin, Turguniev, Ggol, fenezca hoy o maana, y que habra quesalvarla. Ineludiblemente surge el noble pero tontn shishkovismo.13 Y como todoshishkovismo est condenado a ser destruido. La vida es ms fuerte que l. Perotambin trae su provecho, pues solo gracias a una futura transaccin entre l y lacorriente contraria la palabra rusa desencadenada ser conducida a las orillas, y lo quesea deshecho y basura se perder y lo firme y necesario quedar.Hacia esa misma economa del habla tiende Maiakovski tambin en la construccinde frases separadas. l quiere compactar sintcticamente la frase, arrojando laspreposiciones, los verbos y otros. A veces est bien, a veces est mal, pero en esto nohay nada de sacrlego. Creo que el tiempo justificar incluso esto. A nosotros nos bastaque Ajmtova, al observar santamente las tradiciones clsicas de la palabra rusa, antesse cortar la mano derecha que obrar contra este riesgoso camino. Ella no necesita nijudasear ni empavonarse para crear magnficos versos. Le bastan las palabrasexistentes.VIILo que es bueno en Maiakovski son las metforas punzantes y certeras que en tanenorme cantidad hay diseminadas por sus pginas. En ellas realmente arde la alegraprovocativa de la calle, la impetuosidad de la feria, la ingeniosidad bravucona de laspeloteras de plaza.En sus comparaciones Maiakovski es osado y exitoso. Recuerdo que me gustmucho cuando le de l:Una mujer maltratada como un proverbio.Vol como un insulto.Yo les regalo versos alegres, como bi-ba-bo, agudos y necesarios, como unescarbadientes.13 Alexandr Seminovich Shshkov (1754-1841) fue escritor, almirante, fundador de las Plticas deamantes de la palabra rusa (1811). Sus libros Razonamiento sobre los estilos viejo y nuevo de lalengua rusa (1803) y Apostillas al razonamiento sobre los estilos viejo y nuevo de la lengua rusa(1804) despertaron una aguda polmica, en tanto en ellos se manifestaba contra la prosasentimentalista, orientando la literatura hacia el viejo eslavo eclesistico.16/2117La sonrisa crece ancha y descarada, la boca se estir hasta las orejas, como si ensu jeta una troupe de ucranianos hubieran armado un espectculo de gala.En general todos estos como y como si son fuertes en Maiakovski por suextraordinaria espontaneidad.Tranquilo como el pulso de un finado. Cay la hora doce, como del patbulo lacabeza del ajusticiado. La noche es negra como Azef. Del cielo miraba alguna basuritamajestuosamente, como Lev Tolsti. Las piedras son filosas, como los ojos de losoradores. Una mujer hojea tranquilamente los labios, como una cocinera las pginas deun libro de cocina. Y as, y as, y as. Lamentablemente, no se puede no advertir que deestos como hay en sus libros demasiado muchos: como, como, como, como. Primeroesto gusta, pero pronto aburre. No se puede construir todas las poesas sobre esosaturdidores como. Se necesita algn otro recurso. Pero la desgracia de Maiakovski esque hay veces en que no se encuentra recurso alguno. O bien la hiprbole aturdidora, obien la igual de aturdidora metfora. Tomen Nube en pantalones o el poemaPersona o el poema Guerra y paz, apenas hallarn una pgina libre de estas figuras.Por momentos parece que los versos de Maiakovski, a pesar del tempestuosoabigarramiento de sus imgenes, reflejan en s el arabesquito pobre y montono de unpensamiento igualmente pobre y montono, eternamente el mismo, repitente, como undibujito en el empapelado. No testimonia la pobreza de mtodos literarios sobre lapobreza psicolgica del autor, tras la elementariedad del estilo no se oculta un almaelemental?Si se agrega a esto que casi cada cuarteta de Maiakovski est construida con elclculo de que el efecto principal se concentre en los dos ltimos versos, de modo quelos dos primeros siempre son sacrificados a esos dos ltimos, la pobreza y monotona desus mtodos literarios se vuelven ms evidentes. Para reforzar los segundos pares deversos, sistemticamente desangra los primeros.En general ser Maiakovski es muy difcil. No hay fuerza humana que pueda crear adiario algo salvaje, impactante, excntrico, sensacional. Por supuesto que para un poetacallejero no puede ser de otro modo, pero es fcil da a da azorar, impactar, aturdir?No solo no es fcil, sino que es riesgoso. Es lo ms peligroso en el arte. Al comienzo noes nada, pero apenas esto se vuelve una profesin permanente no hay talento quealcance.En una poesa de Maiakovski leemos que quem un brasero encendido, en otro quese traga un guijarro ardiendo, en el tercero que se hace un nudo en la lengua, y en elcuarto que se saca la columna de la espalda y toca en ella como en una flauta:Hoy voy a tocar la flauta,con mi propia columna vertebral.Estos son actos y gestos excntricos, capaces de aturdir y sacudir. Pero cuando enlas pginas ulteriores les arranca la cola a los cometas, se saca los nervios vivos y hacecon ellos una red para cazar mariposas, cuando se hace un monculo con el sol y se locoloca en el ojo tremendamente abierto, ya casi no nos asombramos. E inmediatamentetras esto atava una nube con pantalones, se besa con un violn de madera y lo declara sunovia, y luego se pone del revs y pregunta con gestos al profesor de magia:Mire,quiere,del ojo derechosacar todo un bosque floreciente.Pero a nosotros ya nos da decididamente lo mismo. Si quieres scalo y si no, no, yano nos impresionas. Nos entumecimos de aburrimiento. A quin arrulla semejante17/2118asomar montono de imgenes increbles y excntricas? Ya llegamos a talinsensibilidad que aunque te arranques la cabeza de un mordisco nadie se mover de lasilla. No se puede aturullar sin fin. La capacidad de asombro es una de las mspasajeras. El asombro duradero agota. Bostezamos respetuosa y educadamente. Notendr algn otro nmero? Si tiene o no, no lo s. Lo dir el futuro. Espero que pronto lmismo se aburra de construir toda su lrica sobre efectos sensacionalistas, imgenesfebrilmente mareantes. Ex-tra-monstrua-gala-presentacin!!! No se recomienda a losnerviosos!!!, todo esto est bien un ao o dos, pero no da para toda la vida. Tanto mscuanto hay oculto en Maiakovski tanto humor como tristeza. l puede no solo aturdir,sino tambin divertir y entristecer. Su poema Ciento cincuenta millones, aunque esttodo construido de principio a fin sobre hiprboles e imgenes inauditas, tanto por sutono fundamental como por la estructura del verso aparece como un intento de salirse deestas formas indigestas. Se siente que a Maiakovski mismo lo ha aburrido Maiakovski.Solo pasando por sobre m mismo, publicar otro libro, prometi en el prlogo a susobras. Y ah el tono trgico anterior es cambiado en un nuevo poema por uno suelto,benvolo, de kamrinskaia14, pcaramente sencillo:La ciudad est de piesobre un tornillotoda elctricamente dnamo-mecnica.En el poema se manifest aquello que aparece como una base oculta pero inmutablede todas las ms tempestuosas tragedias de Maiakovski: la risa. Maiakovski, como todoexcntrico, es un cmico. Hemos visto que, por ms aturdidora que sea esta o aquellaimagen suya, es una imagen, antes que nada, caricaturescamente divertida. Loselementos de la calle son el galimatas, el grotesco y la bufonada. Y el ritmo aqu esnuevo, no probado por Maiakovski: el anapesto de las chastushkas15 lucha con losritmos conversacionales, a veces desvindose al recitativo de los que miran desde elgallinero. El poeta, realmente, ha pasado por sobre s mismo.VIIIl, como muchos otros de su generacin, ingres en la literatura como nihilista ycnico, con cierto agujero siniestro en el alma:sobre todo lo hechopongo nihily l mismo ha gritado que no tiene alma, sino como un hueco:Muy seores mos, pisotenme el alma, el vaco no podra gotear... Soy secocomo una mujer de piedra... S que pronto espichar...Fue entonces, en esta poca desgraciada de su existencia, cuando hizo suya la caretadel atorrante apache con la que ingres a la carrera literaria:Soy un proxeneta de plaza y un fullero en las cartas! anunci desafiante enese momento. He sido escupido por la noche tsica en la mano sucia de laPresnia.Y se puso a hablar de su navaja de bota, de sus pernoctadas en el canal, de la runfla,del alcohol, de las cantinas, de las nias del bulevar y las casas pblicas, de lossifilticos y el mitin boquitorcido, y, segn su costumbre, llevando esta hipstasisatorrante suya a dimensiones grandiosas, exclam:14 Kamrinskaia: danza campesina rusa.15 Chastushka: copla popular, a menudo de tono picaresco.18/2119A m solo a travs de los edificios ardienteslas prostitutas me llevarn en brazos como una cosa santa,y me mostrarn a Dios en justificacin suya.E imaginndose un Isaas de las casas pblicas, el apstol ms pico de oro de losdesnarigados, exigi de ellas honores divinos:Como a un profeta alfombrarn mi rastro de flores.Todos estos fracasados saben por sus narices que soy vuestro poeta.Y efectivamente, como hemos visto, manifest un talento poco comn para lavocinglera bestial y atorrante, el uso de la bomba, la navaja y la cachiporra.Recordamos que en todos sus encontronazos con Dios l ha mantenido el mismo rol, elde Prometeo, cuchillero, bandido combatiente.Pero, primero, esto fue hace mucho. Segundo, aun entonces, ya en Nube enpantalones y en Tragedia se oa cierto dolor escondido con vergenza, inclusoalguito sentimental. Nube en pantalones es un monlogo sobre el amor.El chico me dijo: cmo me duele,Da mucha pena el chico,escribi sobre esto Ajmtova. Maiakovski, en esencia, escribe sobre lo mismo:Omnipotente, inventaste un par de brazos,hiciste que cada uno tuviera cabeza,por qu no inventaste que fuera sin penuriabesar, besar y besar?!De aqu su primera ofensa con Dios. Resulta que el amor es dolor, y en la Nubepongamos que est exagerado, que sea extravagante justamente este dolor y se exprese:No quiero regalar ms a las yeguasvasos tallados con penas de Svresmoquea arrogante e impotente, da lstima el chico. En la tragedia VladmirMaiakovski, con toda su encantadora confusin, se siente otro dolor, universal, ciertaangustia por la humanidad; y desde el cielo el aullido de su humana horda mira unDios demente... mi angustia crece, incomprensible e inquieta, como una lgrima en elhocico de un perro lloroso... dicen por ah que al parecer en Brasil hay una personafeliz... Queridos. No derramen sangre! Queridos, no hacen falta hogueras!, en estohay la misma tradicional compasin hacia quienes sufren, que pareciera que qubamos a esperar de un apache!Crate palabras iluminadas por el sufrimiento,magia inhumana.Cuando Maiakovski dice de s mismo que se ha crucificado en cada lgrimahumana, que est en todas partes donde hay dolor, que l es todo dolor y contusiones,esto no parecer retrica si se recuerda que, por ejemplo, en tiempos de la guerra, en supoema Guerra y paz represent la guerra mundial precisamente como un sufrimientomundial, la sinti no en lo pictrico de su atavo, sino en la sangre y el dolor de laguerra.Est desmenuzado en dos metros y pico de carne humana... en el vagnpurulento para cuarenta personas hay cuatro piernas... sali corriendo la muerte yse puso a bailar en la carroa del ballet de esqueletos, Taglioni sin nariz.l se ha sentido el portador y como el centro de todas las mutilaciones, sufrimientosy heridas causadas por la guerra humana, y declar que cada cuarteta suya es:Un pecho punzado por todas las picas,19/2120Un rostro evitado por todos los ojos.Y es aqu, al buscar la saciedad de este dolor universal, cuando se aferra de la granhereja de los socialistas, con la que pisote su alma. Desde entonces comenzaron susutopas, sus cuadros alegres de una inminente felicidad universal, que se imagina tanenternecida y festivamente.Se abri un da tal que los cuentos de Andersen se arrastraron a sus pies comoastillas profetiza en la dicha del paraso para todos:No le alcanzan los labios a la sonrisa de la capital.Todos de los departamentos a las plazas!Con balones de plata de capital en capitalharemos diversin, risa, repiqueteo.No entenders si el aire es flor o pjaro!Canta y aroma, y es abigarrado.pero los rostros arden como ante una hogueray con el ms dulce vino se emborracha el juicio.Es esta borrachera por la irrefutable futura felicidad de las gentes la que se convierteen su sentimiento fundamental desde el primer da mismo de la revolucin. l profetizaque pronto vendr el tiempo en que siete mil colores empezarn a resplandecer desdemil arco iris, y las cadenas de hierro sern reemplazadas por una cadena de manos queaman.Glorifcate, hombre! Por los siglos vive y glorifcate.A cada viviente en la tierra, gloria gloria gloria!IXParece que toda Rusia se ha partido en Ajmtovas y Maiakovskis. Entre esta gentehay milenios. Y los unos odian a los otros.Ajmtova y Maiakovski son tan hostiles el uno al otro cuanto hostiles son las pocasque los engendraron. Ajmtova es la heredera cuidadosa de todas las riquezasprerrevolucionarias ms preciadas de la cultura literaria rusa. Ella tiene muchosantepasados: Pushkin, Boratynski, nnienski. Hay en ella ese refinamiento y encantoespiritual que es dado al ser humano por siglos de tradiciones culturales. Y Maiakovskien cada lnea suya, en cada letra, es el engendro de la actual poca revolucionaria, en lestn sus creencias, gritos, fiascos, xtasis. Antepasado l no tiene ninguno. l mismoes antepasado, y si es fuerte en algo es en descendientes. Detrs de ella hay unmagnfico pasado de siglos. Ante l hay un magnfico futuro de siglos. En ella hay unainmemorial y conservada vieja fe rusa en Dios. l, como conviene a un bardo de larevolucin, es blasfemo y sacrlego. Para ella lo ms santo es Rusia, la patria, nuestratierra. l, como conviene a un bardo de la revolucin, es internacionalista, ciudadanode todo el universo, indiferente al monstrerruo nevoso, la patria, sino que ama a todoel planeta que hemos creado, a todo el mundo. Ella es aislada y silenciosa, eternamenteen clausura, en silencio: Qu bien se est en mi estrecho claustro.l es de las plazas, los mtines, todo en la multitud, l mismo es multitud. Y siAjmtova solo conoce el pronombre t, dirigido por la mujer a su bienamado, y otro tdirigido a Dios, Maiakovski continuamente vocifera eh ustedes, ustedes, quienes...,ustedes, ustedes, ustedes..., con cada golpe de glotis se est dirigiendo a bandasmultitudinarias todos a una.20/2121Ella, como corresponde a la heredera de la alta y vieja cultura, es atenta a todo loapenas audible, a las sensaciones y pensamientos apenas sorprendidos. l ve solamentelo grandioso y lo mltiple, sordo a todo susurro, murmullo, ciego a todo lo que no midacien verstas.En todo ella tiene la medida pushkiniana. Cualquier hiprbole le choca. l sinhiprboles no puede estar un minuto. Cada letra suya es una hiprbole.En una palabra, esto no es la diferencia casual entre dos poetas, malos o buenos, estoson dos elementos universales, dos encarnaciones de fuerzas histricas grandiosas, yque cada cual resuelva a su modo a cul de estos polos adherirse, cul rechazar y culamar.Yo puedo decir de m que, repasndome de principio a fin, hacindome un claroinforme de todas mis simpatas literarias y no literarias, para mi asombro, los quiero alos dos por igual: tanto Ajmtova como Maiakovski para m son los dos mos. Para mno existe la pregunta Ajmtova o Maiakovski... A m me es cara la vieja Rus culta,queda, que encarna Ajmtova, y esa plebeya, tumultuosa, callejera, marcial y tamborilque encarna Maiakovski. Para m estos dos elementos no se excluyen, sino que secompletan uno al otro, los dos son igualmente imprescindibles.Me parece que ha llegado el tiempo de la sntesis de estos dos elementos. Si delpasado ruso pudo nacer la poesa de Ajmtova, significa que aquel est vivo tambinahora, significa que lo mejor y ms espiritual que hay en l se ha conservadoinconmovible para el arte. Pero as y todo en Maiakovski hay caos y tinieblas. All haysus dolores, rezos y verdades. Esta sntesis fue predicha hace tiempo por la historia, ycuanto ms pronto se sustancie mejor... Toda Rusia la echaba de menos. Por separadosestos elementos ya no podrn estar, los dos tienden inconteniblemente hacia suconfluencia. A posteriori pueden existir solo fundidos, de otro modo cada uno de ellosperecer indefectiblemente.Traduccin de Omar Lobos21/21