Chimalpain culhuacan

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La obra de: San Antón Muñón Chimalpahin Quauhtlehuanitzin A manera de introducción Por: Alejandro Morales Jiménez. 2006 El autor y su obra Anales de Chimalpahin o Relaciones de Chalco Amaquemecan. Séptima relación. Los Anales de Don Domingo Francisco de San Antón Muñón Chimalpahin Quauhtehuanitzin, son también conocidos como Relaciones de Chalco-Amaquemecan. Se trata de una obra muy importante para el estudio tanto del México antiguo como de la Colonia en su primera época. Chimalphain era de noble ascendencia, originario de Chalco Amaquemecan, donde nació en 1579. Gracias a su rancio abolengo tuvo acceso a varios códices, así como a las informaciones verbales de los testigos de primera mano, los indios ancianos que le proporcionaron una buena parte del material que aprovechó para redactar su obra. El texto está dividido en ocho capítulos diferentes llamados "Relaciones", Nahuales y nahualismo en la obra de Chimalpahin: Memorial breve acerca de la fundación de la ciudad de Culhuacan “año 8 técpatl, 720 años 1

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La obra de: San Antón Muñón Chimalpahin Quauhtlehuanitzin

A manera de introducción

Por: Alejandro Morales Jiménez.

2006

El autor y su obra

Anales de Chimalpahin o Relaciones de Chalco Amaquemecan. Séptima relación.

Los Anales de Don Domingo Francisco de San Antón Muñón Chimalpahin

Quauhtehuanitzin, son también conocidos como Relaciones de Chalco-Amaquemecan. Se

trata de una obra muy importante para el estudio tanto del México antiguo como de la

Colonia en su primera época. Chimalphain era de noble ascendencia, originario de Chalco

Amaquemecan, donde nació en 1579. Gracias a su rancio abolengo tuvo acceso a varios

códices, así como a las informaciones verbales de los testigos de primera mano, los indios

ancianos que le proporcionaron una buena parte del material que aprovechó para redactar

su obra.

El texto está dividido en ocho capítulos diferentes llamados "Relaciones",

Nahuales y nahualismo en la obra de Chimalpahin: Memorial breve acerca de la

fundación de la ciudad de Culhuacan

“año 8 técpatl, 720 años

Aquí en éste fue cuando comenzó el desconcierto general, cuando ya se fingen

dioses y se consideran nahuales los culhuaques; y los apedreaban para que se

abstuvieran, para que ninguno se fingiera dios ni se sintiera nahual. Fue a los

cuatro años de estar en el mundo Topiltzin Nauhyotzin el huehue, allá en

Culhuacan” 1

Con estas palabras comienza Chimalpahin el desprestigio de aquellos que se creían o fueran

portadores de poderes nahualisticos. Para la época en la que comenzó a escribir

Chimalpahin, es claro que, ya en el imaginario el nahual era visto como un ser con poderes

1 Chimalpahin Cuauhtlehuanitzi, Domingo Francisco de San Anton Muñon, Memorial breve acerca de la fundación de la ciudad de Culhuacan. Estudio paleografía, tr., notas e índice analítico por Víctor. M. Castillo. F. México, UNAM, 1991.p. 5.

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especiales que “se fingia dios”. Y es por eso que el autor trata de desligar a sus antepasados

con este tipo de prácticas que eran mal vistas por la gran mayoría de la población que

ocupaba esa región.

Chimalpain nos habla acerca de una serie de grupos que se habían asentado en la

zona conocida como Chalco, en particular, en la cima del cerro conocido hoy como Chalco-

Amecameca. A este grupo que era conformado por Olmecas y Xicalancas se les

consideraba como seres poderosos, debido a que se les creía con poderes nahualisticos. El

autor nos relata:

“...y allá por el Chalchiuhmomozco estaban otros grupos de personas. Éstos los

Xochteca, los olmeca, los quiyahuizteca, los cocolca, eran poseedores del nahual

de la lluvia, poseedores del nahual de la fiera, que viajaban en el interior de las

nubes para ir a comer gente allá por Chalco. Eran muy temidos por los chalca

acxotea que no podían alcanzar la llanura... Y por eso luego de convocarse los

chalca de todo calpulli dicen: ¿Quiénes son estos chichimecas?... ¡Enviémoslos

allá entre los poseedores del nahual de la fiera, del nahual de la lluvia! Tal vez

allá vayan a morir.”2

Ante de seguir con nuestro análisis creemos que es necesario aclarar quienes eran estos

Olmecas que, sin lugar a dudas, bien pueden darnos elementos para saber por qué eran

considerados con facultades de nahuales.

Para esta aclaración tomaremos la traducción que hace el doctor Miguel León-

Portilla del Códice Matritense de la Real Academia (Folios 191 r. Y 192 v.,) Y leemos a

continuación.

“He aquí la relación que solían pronunciar los ancianos

en un cierto tiempo

que ya nadie puede contar,

del que ya nadie puede acordarse,

quienes aquí vinieron a sembrar a los abuelos, a las abuelas,

éstos, se dice,

2 Idem.p. 89.

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llegaron, vinieron...

Por el agua en sus barcas vinieron...

No puede ya recordarse,

No puede ya averiguarse,

Cuanto tiempo allí estuvieron

en Tamoanchan, que significa “buscamos nuestra casa”...

Y cuando ya hubieron estado algún tiempo en

Tamoanchan,

entonces se levantaron,

dejaron la tierra,

a otros la dejaron aquellos que se llaman olmecas huixtotin.

Estos olmecas huixtotin guardaban sus tradiciones,

eran sabios, hechiceros, nahuales.

Su guía, su gobernante, se llamaba Olmecatl Hixtotli.

Ellos llevaban consigo la hechicería (nahuallotl)

Y también otras formas de adivinación.

Según se dice, siguieron a aquellos que se habían

Ido hacia el rumbo del rostro del sol.

Y sólo allí a la orilla del agua,

allí fueron a terminar.”3

Es claro que en la traducción que hace el Dr. Miguel León-Portilla del Códice Matritense se

nos dice que estos primeros pobladores llegaron en barcas, en busca de Tamoanchan, donde

se establecieron y posteriormente se embarcaron de nuevo hacia el rumbo del rostro del sol.

Para los informantes de Sahagún, estos olmeca-huixtotin eran sabios, hechiceros,

nahuales. Cuyo guía y gobernante era un hombre sabio (nahual)3 León-Portilla, Miguel (1980), “Un testimonio de Sahagún aprovechado por Chimalpahin: los olmecas en Chalco-Amaquiemecan”, estudios de Cultura Náhuatl, vol. 14, México, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM. p. 95-129.

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No hay duda que para los informantes de Sahagún, como para Chimalpain, estos

olmecas tenían conocimiento y dominio sobre el nahualismo, ya que se les considera como

dueños de los nahuales de animales fieros y de los nahuales de la lluvia.

Por otra parte, es interesante hacer notar el gran paralelismo que existe entre el

relato que nos deja ver Chimalpain, y la tradición que podemos apreciar en el libro llamado

Popol Vuh, el cual dice:

“Los símbolos de cada uno estaban allá donde habían sido colocados por ellos, en

la cumbre de la montaña... En cuanto a Balam-Quitze, Balam-Acab, Mahucutah,

e Iqui-Balam, no se sabía dónde estaban. Pero cuando veían a las tribus que

pasaban por los caminos, al instante se ponían a gritar en la cumbre de los

montes, lanzando el aullido del coyote y el grito del gato de monte, e imitando el

rugido del león y del tigre... Luego vino la matanza de las tribus. Cogían a uno

solo cuando iban caminando, o a dos... y no se sabía cuando los cogían, y

enseguida los iban a sacrificar ante Tohil y Avilix. Después regaban la sangre en

el camino y ponían la cabeza por separada en el camino. Y decían las tribus: “El

tigre se los comió”. Y lo decían así porque eran pisadas de tigre las huellas que

dejaban, aunque ellos no se mostraban... sólo eran pisadas de fieras, pisadas de

tigre los que veían... y no estaba claro su camino. Se formó una neblina, se formó

una lluvia negra y se hizo mucho lodo; empezó a caer una llovizna. Esto era lo

que los pueblos veían ante ellos... Así comenzó el rapto de la gente cuando los

brujos cogían a las tribus en los caminos y los sacrificaban ante Tohil”4

En este relato del Popol Vuh se cuenta que, estos llamados Balam, estaban asentados en un

monte llamado Hacauitz donde construyeron una pirámide. Y desde este lugar se dedicaba

a apresar a la gente para posteriormente ser inmolada.

Podemos ver que tanto en el relato de Chimalpain, como en el que se hace en el

Popol Vuh, hay elementos que refieren a un lugar sagrado, en los dos casos, se habla de un

monte; desde cuya cima bajaban los nahuales a atrapar gente, para que ésta, fuera

posteriormente sacrificada.

Por otra parte trataremos de aclarar lo que para Chimalpahin no dejaba de ser una

narración, que al parecer, fue tomada al pie de la letra, e ignorando sus posibles elementos

significativos a lo largo del tiempo. Recordemos:

4 Popol vuh : antiguas historias del Quiche / Tr. del texto original, con una introd. y notas por adrian recinos Mexico : Fondo de Cultura Economica, 1947. (296 p.) p. 127-129.

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“...los olmeca... eran poseedores del nahual de la lluvia, poseedores del nahual de

la fiera, que viajaban en el interior de las nubes para ir a comer gente allá por

Chalco. Eran muy temidos por los chalca acxotea que no podían alcanzar la

llanura...”5

Aquí se dice que estos olmecas tenían la posesión del nahual de la lluvia y de la fiera. En el

libro del doctor Garibay titulado, Teogonía e historia de los mexicanos, nos encontramos

con dos relatos –uno de ellos tomado del libro II, de Sahagún y el otro de Pedro Ponce- en

los cuales se nos menciona acerca de los que procuraban las lluvias y la forma en la que

procedían:

“ 6. Hay otros hechiceros que se llaman Teciuhtlazque que conjuran las nubes

cuando quieren apedrear para que no haya efecto el granizo. También se llaman

nanahualtin.”6

Y Pedro Ponce nos dice:

“63. Hay otros que se llaman Teciuhpeuhqe. En las más partes del Valle los que

hay que ahuyentan las nubes y las conjuran, y los más pueblos los tienen

señalados y los libran del coatequitl. Hacen con las manos muchas señales y

soplan los vientos”7

Tal parece que estos llamados nanahualtin tenían pleno conocimiento sobre el clima, y que

este conocimiento era heredado de generación en generación, y que muy posiblemente

hacían uso de algún tipo de libro, como en el caso del Códice Borgia, en donde en una de

sus páginas se muestra claramente la imagen de Tlaloc, con los distintos tipos de lluvias.

Pero la pregunta sigue en pie ¿Realmente tenían la capacidad de controlar las

lluvias? O mucho más prodigioso, ¿Realmente se convertían en lluvia? La primera

interpelación tiene su posible respuesta en dos textos. El primero, procede del mismo

Chimalpahin, y el otro es un texto es un estudio contemporáneo que se hizo en las

inmediaciones del Popocatepetl. Por su parte Chimalpain en su quinta relación nos habla

5 Chimalpahin Cuauhtlehuanitzi, Domingo Francisco de San Anton Muñon, Memorial breve acerca de la fundación de la ciudad de Culhuacan. Estudio paleografía, tr., notas e índice analítico por Víctor. M. Castillo. F. México, UNAM, 1991.p. 89.6 Teogonia e historia de los mexicanos : Tres opusculos del siglo xvi / Preparo esta ed. angel maria garibay k. Ed. 4 Mexico : Porrua, 1985 (157 p). p. 152.7 Idem. P. 131

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acerca de un grupo cuyo nombre es conocido como el de los tecuanipantlacas que llegaron

a Atenco a merecer tierras, y cuatro de ellos que eran los jefes del grupo les procuraron la

posesión de las mismas, y de estos cuatro jefes destaca la persona de Chalchiuhtzin, ya que

después de establecerse en Otlatépec en las inmediaciones de las faldas del monte, se

cuenta que:

“Chalchiuhtzin subió al Popocatépetl para impetrar [solicitar] la lluvia, porque en aquel tiempo

padecieron sequía, la hambruna se abatió sobre los antiguos. Y allá a Chalchiuhtzin le cayo un

rayo, eso dicen los antiguos, que cuando llegó a la cumbre del Popocatépetl le cayó un rayo”8

Es sorprendente saber que aún en la actualidad hay personas que siguen desempeñando en

estas comunidades cercanas al Popocatépetl la actividad para solicitar las lluvias, y no

podemos descartar que esto se debe a lo acontecido a Chalchiuhtzin cuando se encontraba

en la cima del Popocatépetl cuando se vio en la necesidad de solicitar el temporal para su

propia gente.

Y a este respecto las preguntas a considerar serían ¿Qué fue lo que le sucedió a

Chalchiuhtzin cuando le pego el rayo sobre su persona? ¿Qué fue lo que percibió en esos

momentos? Estas preguntas pueden tener respuesta si consideramos que lo acontecido a

este personaje es casi semejante a lo acontecido a varías personas que en la actualidad

desempeñan la función de “graniceros” o procuradores del tiempo. Claro, todo ello

guardando las proporciones debidas sobre el tiempo y el espacio en el que se desenvuelven

estos acontecimientos. En el estudio que se hace sobre estos personajes en el libro

Cosmovisión, ritual e identidad de los pueblos indígenas de México. De Johanna Broda,

estudio realizado por Julio Glockner se dice:

“Don Lucio, nació en 1915, cuenta que se encontraba en el campo, a donde había

llevado a pastar a sus animalitos, cuando repentinamente se aproximó una

tormenta tan intensa que el cielo parecía “mar de olas negras” de donde descendía

un agua que rebotaba en el suelo. Después todo se cubrió de neblina y en esa

blanca penumbra surgió, flotando u una distancia accesible de su cuerpo, una

esfera de colores. Cuando don Lucio extendió las manos para tocarla, la esfera se

esfumó y en ese momento todo fue una oscuridad absoluta. Después de varias

8 Chimalpahin Cuauhtlehuanitzi, Domingo Francisco de San Anton Muñon, Las ocho relaciones y el memorial de Colhuacan. Paleografía y trad. Rafael Tena. México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Dirección General de Publicaciones, 1998. 2 vol. P. 349.

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horas despertó y se dio cuenta de que un árbol cercano a él había sido quemado

por un rayo... Cuatro días después volvió al mismo lugar donde le pegó el rayo...

y nuevamente se vio envuelto en aquella neblina poblada de voces y gente que

acarrea las nubes, el agua y la luz... Durante este lapso en el que el tiempo

cronológico transcurrió sin ser advertido por don Lucio, pues se hallaba en un

tiempo sincopado de carácter sagrado, tuvo acceso a un mundo poblado de

espíritus que trabajan en el temporal, “llevando las nubes y el agua”. Durante el

tiempo que vivió con los “trabajadores temporaleños” viajó con ellos alrededor

de la tierra, repartiendo agua por el mundo. Le enseñaron a controlar las

tormentas, desviar los granizos y dirigir los rayos con una potente luz que

emanaba de sus dedos... estuvo con los trabajadores de la tierra, conociendo las

cosas de la tierra, es decir, aprendiendo a cuidar los cultivos de maíz, fríjol y todo

tipo de sementeras... Durante ese prolongado lapso don Lucio aprendió a

reconocer las propiedades curativas de las hierbas medicinales y a emplearlas

adecuadamente...”9

Como señalamos anteriormente y guardando las respectivas distancias en tiempo y espacio,

sin dejar de lado las marcadas diferencias culturales, podemos señalar que estas mismas

experiencias que son narradas por don Lucio, bien las pudo experimentar por su parte

Chalchiuhtzin dotándolo de facultades que para sus contemporáneos, así cómo para los

nuestros, son de una prodigiosa sobrenaturalidad que a cualquiera pueden dejar pasmado,

sino más que avasallarnos ante seres tan portentosos dueños de lo sobrenatural. Por último,

en este punto hay que señalar que Chimalpahin es mucho más explicito al señalarnos que

estos nahuales: “También eran brujos llovedizos que podían provocar a voluntad la

lluvia.”10

En lo referente a que poseían el nahual de la fiera, el Popol Vuh menciona como

ellos “se ponían a gritar en la cumbre de los montes, lanzando el aullido del coyote y el

grito del gato de monte, e imitando el rugido del león y del tigre... Y decían las tribus: “El

tigre se los comió”. Y lo decían así porque eran pisadas de tigre las huellas que dejaban,

aunque ellos no se mostraban... sólo eran pisadas de fieras, pisadas de tigre los que

veían... y no estaba claro su camino.” Es decir, estos personajes hacían uso de un tipo de

9 Cosmovisión, ritual e identidad de los pueblos indígenas de México. Johanna Broda y Felix Baez-Jorge, coordinadores. México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Fondo de Cultura Económica, 2001.10 Chimalpahin Cuauhtlehuanitzi, Domingo Francisco de San Anton Muñon. Relaciones originales de chalco amaquemecan. traducidas del náhuatl, con una introducción. por S. Rendón, pref. de Ángel María Garibay k. México, Fondo de Cultura Económica, 1965. p.77.

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alarido, el cual, asemejaba el aullido o el rugido de determinado animal, y esto era tomado

como algo sobrenatural ya que para dejar constancia de su presencia menciona que dejaban

pisadas iguales a las de las fieras. Y tal vez, podemos aventurarnos a decir que en el mural

que se encuentra en el interior del templo conocido como de “Templo Rojo” en el mural

oriente, en la zona arqueológica de Cacaxtla, se muestra sobre un fondo rojo a un personaje

al que podemos observar que porta en la cabeza un casco, que en sí, es la cabeza de un

jaguar y el personaje dentro de toda su indumentaria se puede observar que sus manos están

cubiertas por un tipo de guantes hechos de garras de jaguar, así como sus pies, que son

calzados de la misma manera. Y siguiendo a Piña Chan, según su interpretación, nos dice:

“De esta manera, las pinturas son una remembranza de una tierra añorada o

soñada que estaba en el oriente... De ella vinieron los olmecas y Xicalancas,

primero conocidos como olmecas-uixtoti; y tal vez para recordar al caudillo-

sacerdote que los guió a Cacaxtla recurren a una metáfora de carácter mítico, a un

personaje llamado 4 Perro, Señor Sol Viejo, relacionado con venus o

Quetzalcóatl en su aspecto dual: Como estrella vespertina o Xólotl que se

sacrifica para volverse sol... Las pinturas del Templo Rojo complementan...

informándonos del pasado de los olmecas y xicalancas en Cacaxtla...después de

su periplo, por Tamoanchan, Chalco y Amecameca; todo ello expuesto poética y

metafóricamente en un lenguaje simbólico”11

Si tomamos tal como lo interpreta Piña Chan al personaje ahí representado, como el

caudillo que nombran los informantes de Sahagún, y que guió a los olmecas, es claro que

los que ostentaban el poder tenían que portar este tipo de indumentaria que bien puede

relacionarse con las huellas de fieras que dejaban. Pero si lo relacionamos como también

afirma Piña Chan con Xólotl, gemelo de Quetzalcóatl, nuevamente estamos frente a un

personaje que en sí, está relacionado con el nahualismo, por lo cual, él mismo es un nahual,

en dado caso de que esta pintura represente a Xólotl, a lo que afirma Chimalpain:

“...al que nombraban Topiltzin Ácxitl Quetzalcoatl... Moteuhczumantzin, el

segundo... decía: “Tan sólo somos sus tenientes; gracias a él asumimos el

mando.” Él era un gran nahual.”12

11 Piña Chan, Román, Cacaxtla fuentes históricas y pinturas, México, FCE.1998. (p 130).p. 54.12 Idem.p. 157.

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Referente a la forma que describe cuando menciona: viajaban en el interior de las nubes,

bien podemos relacionarlo con una forma metafórica que usaban cuando querían señalar

que no conocían bien el lugar de procedencia. Para basarnos en tal afirmación utilizamos el

siguiente ejemplo tomado de las platicas que tuvieron los sacerdotes principales con los

primeros doce fríales del libro de Cristian Duverger:

“...señores nuestros ... seáis muy bien venidos y llegados a nuestras tierras y

pueblos... ignoramos que tal sea el lugar donde abeis venido y donde moran

nuestros Señores y dioses, porque abeis venido por la mar entre nubes y nieblas –

camino que nunca supimos-...“

El uso de metáforas por parte de los indígenas para referirse a determinados

aspectos de la vida es muy frecuente. Y en este caso vemos que aquí es clara la alusión que

se hace acerca de cómo manifestaban los sacerdotes el hecho de tratar de expresarles a los

frailes que no podían señalar, ni mucho menos ubicar, el lugar de donde habían llegado los

españoles.

Por último, nos queda ver la expresión usada: Eran muy temidos por los chalca

acxotea que no podían alcanzar la llanura cuando refieren a las personas que eran

perseguidas por los nahuales para posteriormente ser sacrificadas.

En una parte de la Historia Tolteca-Chichimeca se menciona:

“Los xicotin, los pepeyolime darán el encuentro a la llanura, la tierra divina”13

Es posible que, cuando los informantes relataron a Chimalpahin el hecho de que les

era a los Chalca imposible alcanzar la llanura; sólo era una forma de expresar su necesidad

por tener ellos también acceso al monte sagrado para apropiarse de esos poderes fantásticos

debido a que era considerado como un lugar divino donde los nahuales tenían su morada. Y

que posteriormente fue tomado por los Chichimecas Totolimpanecas.

“y después de ir a flechar el tlatohuani Atonaltzin, chichimecateuhctli, en vano

expresaban lo que era su ley y su mandato de tlacatecólotl los xochteca, los

ulmeca, los xicallanca, los quiyahuizteca, los cucolca: porque les quitaron lo que

tenían de poseedores del nahual de la fiera, de poseedores del nahual de la lluvia,

13 Kirchhoff, Paul Historia tolteca-chichimeca Mexico, d. f. : Ciesas, 1989 Coedicion con: fondo de cultura economica y gobierno del estado de puebla (287 p.).p.167.

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ya no pudieron transformarse en fieras. Ciertamente, ya fueron mucho más

poseedores del nahual de la fiera, de poseedores del nahual de la lluvia, nuestros

abuelos los chichimeca totolimpaneca; por eso, enseguida partieron precisamente

para allá, los fueron a someter al chalchiuhmomozco tomoanchan; prendieron a

algunos; fueron cautivados los xochteca, los xicallanca, los quiyahuizteca los

ulmeca, los cucolca.” 14

Antes de concluir con el análisis de este autor, nos gustaría analizar dos puntos que

tienen una clara línea donde la imaginación se puede desbordar y perdernos en la simple

ilusión. Primeramente está el relato donde se dice:

“...puesto que mucho honraban y veneraban las cosas, de ninguna

manera podían excretar en ese lugar los mencionados ulmeca, los xicallanca...

según se dice, mucho más allá iban a excretar por donde ahora se llama

Cuitlatépec... a cuatro leguas y media mirando al cerrillo Chalchiuhmomoztli.

Según dicen, sólo se desplazaban sobre el viento cuando iban a excretar, ya que

todos eran unos nahuales, Tlaciuhque, malvados.”15

La razón por la cual los nahuales iban a defecar al Cuitlatépec, era porque el cerro

donde ellos se habían establecido lo consideraban... “el suelo florido de la suave vida que

se llama Paraíso terrenal; vinieron diciendo: “Buscamos Tamoanchan...”16. No cabe duda

de que este sitio era el lugar sagrado por excelencia siendo necesario el que sus habitantes

se desplazaran lejos de él para no mancharlo de impurezas. Pero aquí hay un punto

importante, el autor nos menciona la forma que tenían de desplazarse del lugar sagrado, y

ésta era mediante la ayuda del viento; pero también el autor nos deja en claro la duda que él

tiene en este tipo de práctica al señalar: “Según dicen,” sólo se desplazaban sobre el

viento.

Pero retomando la idea de que realmente podían hacer este tipo de viajes en el

interior de las nubes y desplazarse con el viento, necesitaremos de la ayuda de un

fragmento que se encuentra en el Códice Florentino y el cual nos señala:

14 Idem. P. 10715 Chimalpahin. P. 101.16 Chimalpahin. P. 97.

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“In yohalli, in ehecatl, La noche, el viento

in nahualli, in totecuyo el nahualli, nuestro señor

Inin tlatolli itechpa mitoaya in Estas palabras se decían acerca del

Tlacateculotl Tezcatlipoca mitoaya tlacatecolotl Tezactlipoca, se decía:

“¿Cuix huel amechnotzaz in tlacatl ¿Acaso pude hablar como persona

in Tezcatlipoca, in Huitzilopochtli? Tezcatlipoca y Huitzilopochtli?

Ca zan yuhqui in ehecatl, Ya que como el viento y la noche

auh in yohualli quimonahualtia es su nahual.

¿cuix huel amechtlacanotzaz? ¿Acaso pude hablar como persona?”17

En este fragmento podemos apreciar que una de las facultades que poseían los

nahuales era que se podían transfigurar a voluntad en esencias y ser tan impalpables como

el mismo viento nocturno; puesto que nos lo señala la anterior metáfora.

Por último hay un fragmento dentro de la obra de Chimalpahin donde se dice que

los poderes nahualisticos de los xochteca, los ulmeca, y los xicallanca les fueron

arrebatados debido a la acción que llevó a cabo el “tlahtohuani Atonaltzin”. La parte

significativa del fragmento nos dice:

“Y allí donde se llamó Tonalli itlatlayan, en la cima del cerro, precisamente hasta

allí se vino a detener y con ello, enseguida vine a flechar la muy fuerte y

esforzada persona del tlahtohuani Atonaltzin, chichimecateuhtli. Y él mismo,

justamente en la ladera frontal, justo en la parte central, les vino a flechar su

templo a los xochteca, los ulmeca, los xicallanca... Allí donde penetró, allí donde

fue a caer enhiesta la flecha del tlahtohuani, de allí surgió el agua; súbitamente

hirvió la que estaba extendida en el interior de su templo... Y se tornó amarga la

poco agua que allí se hubo estancado, pero que a la postre llegó a secarse, ya no

apareció.”18

Para poder llegar a un esclarecimiento en la comprensión del por qué los xochteca

conjuntamente con los ulmeca y los xicallanca pierden sus facultades de nahuales, es

preciso retomar elementos como la dualidad, que en este caso entran en el terreno del

simbolismo, y cuya utilización darán luz a nuestra interpretación.

Comenzaremos por decir que en el pensamiento prehispánico la idea de la dualidad

era en suma, parte medular de su cosmovisión, ya que ésta forma de pensar su universo 17 Códice Florentino. Libro VI.18 Chimalpahin. P. 105.

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daba pauta a tener siempre presente en el imaginario la noción de opuestos. Ambos

necesarios para la existencia de la vida. Creemos necesario retomar y señalar que la zona

conocida como Cacaxtla, en lo referente a los murales que se encuentra ahí ubicados,

nuevamente nos pueden servir como punto de partida para esclarecer lo antes señalado.

En este recinto arqueológico se encuentran los murales que nos servirán de apoyo.

En el edificio B se puede observar una pintura que se conoce hoy día con el nombre de la

“Batalla”, en esta pintura podemos se ve la representación de una especie de combate

donde nos muestran a dos bandos en disputa, y claramente se puede notar que los trajes que

portan los vencidos son alusiones de aves, resaltando su derrota ya que algunos de ellos se

encuentran descuartizados, muertos, postrados ante la fuerza y superioridad de sus

adversarios. Por su parte la mayoría de los vencedores portan atavíos de piel de jaguar,

distintivo del inframundo. De este mural podemos inferir que sus creadores quisieron dejar

la idea de la dualidad ave-jaguar y que es representada en franco antagonismo.

Por último en el edificio A mural sur, se puede observar a un personaje que se

encuentra parado sobre una serpiente emplumada azul. El personaje lleva elementos de ave

en la cabeza, en los hombros y en los pies viste calzas amarillas en forma de garras de ave.

En el mural norte nos encontramos con un personaje todo cubierto con piel de jaguar, de

cuyas fauces sale su rostro. El personaje está parado sobre una serpiente con atributos de

felino, es decir, cuerpo serpentino amarillo con manchas negras de jaguar y cabeza de

felino. Y si en estos murales, según nuestra interpretación, se puede apreciar el simbolismo

agua (jaguar) y fuego (ave); podemos aventurarnos a decir que este mismo simbolismo es el

que se maneja cuando Atonaltzin flecha el momoztli (templo) que se encuentra arriba del

cerro llamado Chalchiuhmomoztli, ya que hay que recordar que los ulmecas y xicallancas

recibían sus poderes de nahuales debido a la veneración que hacían del agua ya que se dice:

“Y a esta agua tuvieron por diosa”19. Y cuya agua florecía en la cima del cerro, siendo

necesario que se construyera un templo donde quedaría resguardada para su posterior

veneración. Y por otro lado tal parece que los totolimpanecas tenían una clara devoción al

fuego ya que se señala:

“...la persona de Atonaltzin, chichimecateuhtli... y de todos los

totolimpanecas chichimeca, allí quemaron los tonalli 9 ozomatli, 9 ehécatl, 1

19 Chimalpahin. P. 105.

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técpatl. Al tercer tonalli en tres días lo quemaron allí en la cima del cerro; por eso

se nombró Tonalli itlatlayan, porque en llegando sacaron fuego allí los

totolimpanecas chichimeca.”20

Y respecto de los xochteca, los ulmeca, y los xicallanca, se señala:

“Y ellos, los los xochteca, los xicallanca los ulmeca... también durante este año

[3] calli mencionado daban tonalli al que era su dios, al agua. Al ir a observar los

chichimeca, los totolimpanecas, ya estaban orando los xochteca, los ulmeca, los

xicallanca, los quiyahuizteca, los cucolca; ya se yergue el humo sobre el cerrillo

Chalchiuhmomoztli, en Tamoanchan. Y ellos, los teochichimeca totolimpaneca,

enseguida queman también el tonalli al medio día.”

No creemos aventurado señalar que en el momento en que Atonaltzin lanzó la

flecha --que en este caso es una representación del fuego-- y ésta fue a dar en el momoztli

de los ulmecas, cuyo interior resguardaba el elemento sagrado, viva imagen de la diosa del

agua. Se intenta confirmar que es la estridente caída de un mundo gobernado por el

elemento acuático, clara representación del inframundo, y la subida al poder por parte de

una casta que se identificaba más con el elemento solar. Ya que la imagen es más que

elocuente:

“...en la parte central, les vino a flechar su templo a los ulmecas, los xicallancas...

Allí donde penetró... súbitamente hirvió... a la postre llegó a secarse, ya no

apareció.”21

“Y después de ir a flechar el Tlahtohuani Atonaltzin, Chichimecateuhtli, en vano

expresaban lo que era su ley y su mandato de tlacatecólotl los xocteca, los

ulmeca... porque les quitaron lo que tenían de poseedores del nahual de la fiera,

del nahual de la lluvia, ya no pudieron transformarse en fieras. Ciertamente, ya

fueron mucho más poseedores del nahual de la fiera, del nahual de la lluvia

nuestros abuelos los chichimeca totolimpanecas”22

20 Chimalpahin. p. 105.21 Idem. p. 105.22 Idem. p. 107.

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