Chibchas Colombia Orígenes Rodríguez

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    Los chibchas:hijos del sol, la luna y los Andes. 

    Orígenes de su diversidad J V. R C.

    Bogotá, Agosto de 2011

    SEDE BOGO TÁ

    DEPARTAMENTO DE ANTROPOLOGÍA 

    FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS

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    Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia  

    Rodríguez Cuenca, José Vicente, 1952-  Los chibchas : hijos del sol, la luna y los Andes : orígenes de su diversidad / José  V. Rodríguez C. – Bogotá : Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) : Universidad

    Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas. Departamento de Antropología,  2011  284 p.

      Incluye referencias bibliográficas 

    ISBN : 978-958-719-937-6

      1. Indígenas de los Andes Orientales (Colombia) - Vida social y costumbres2. Chibchas (Familia indígena) - Vida social y costumbres 3. Arqueología indígena –

      Colombia I. Tít.

      CDD-21 986.101 / 2011

    Los chibchas: hijos del sol, la luna y los Andes.Orígenes de su diversidad

    Primera edición: Agosto de 2011© José V. Rodríguez C.© Instituto de Desarrollo Urbano (IDU)© Universidad Nacional de Colombia   Facultad de Ciencias Humanas  Departamento de Antropología www.humanas.unal.edu.co/antropología 

    ISBN: 978-958-719-937-6

    Corrección de estilo:Zdena Porras Jandová 

    Foto de Portada: Jose Vicente Rodríguez

    Diseño y diagramación: Julián R. Hernández [email protected]

    Impresión y encuadernación: Julián Hernández, Taller EditorialBogotá, D. C.

    Distribución:Unibiblos – Ciudad Universitaria Librería Torre de Enfermería Tels: 57-1-368 14 37 – 368 42 40

    Siglo del Hombre EditoresCra 32 Nº. 25-46Tels: 57-1-337 77 00 – 368 73 82www.siglodelhombre.com

    Impreso en Colombia – Printed in Colombia Todos los derechos reservados.Prohibida su reproducción parcial o totalpor cualquier medio sin permiso del editor

    Instituto de Desarrollo Urbano – IDU

    María del Pilar Bahamon Falla Dirección General

    Gabriel Amado PardoSubdirección General de DesarrolloUrbano

    Rosa Elvia Argaez Prada Dirección Técnica de Proyectos

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     Al profesor Eliécer Silva Celis (1914-2007), pionero de las investigaciones enarqueología funeraria, bioarqueología, arqueoastronomía y chamanismo prehispánicochibchas. Fundador del Museo Arqueológico de Sogamoso (1942) y cofundador de la

    Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, UPTC (1953). Hijo del sol y dela luna; un Sugamuxi dedicado a la recuperación de la memoria del pueblo muisca.

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    Presentación 13

     Agradecimientos 15Introducción 17

    Capítulo 1El territorio ancestral de los Andes Orientales 231.1 El espacio simbólico 231.2 El espacio biofísico 261.3 El espacio andino durante el Pleistoceno 28

    1.3.1 Cambios climáticos durante el Holoceno 301.4 El espacio y el tiempo mítico de Bochica

    en la sabana de Bogotá 301.5 El espacio sabanero a la llegada de los conquistadores 32

    Capítulo 2Los primeros pobladores del altiplano Cundiboyacense 372.1. El poblamiento temprano del noroeste de Suramérica 372.2. Cambios climáticos y opciones de recursos 412.3 La producción lítica 432.4 Los recursos alimentarios 452.5 Las adecuaciones de los espacios de vivienda 47

    Capítulo 3Los primeros horticultores (II milenio a. C.) 513.1 Aguazuque y la neolitización en la sabana de Bogotá 513.2 Los recursos vegetales cordilleranos 523.3 La evolución de los horticultores 54

    Capítulo 4Los primeros agroalfareros: pobladores de valles de antiguas lagunas(I milenio a.C. a siglo VIII d. C.) 59

    4.1 Cambios climáticos y surgimiento de los primeros agroalfareros 594.2 Los pobladores del entorno de la antigua laguna de La Herrera 63

    Contenido

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    4.3 Los pobladores de la llanura de inundación del río Bogotá 674.4 Los pobladores de Tunja 69

    4.5 El valle de Sogamoso 704.6 El valle de Leiva 724.7 El valle de Duitama 744.8 Los orígenes de la población del Período Herrera 75

    Capítulo 5Los chibchas: hijos del sol, la luna y los Andes (siglos IX-XVI d. C.) 835.1 Paisajes andinos y adecuaciones prehispánicas 835.2 La transición entre los períodos Herrera y Muisca 885.3 La organización social 91

    5.4 El intercambio y la conexión de los Andes con los valles interandinos 95Capítulo 6Los muiscas del altiplano Cundiboyacense 996.1 Las confederaciones muiscas 996.2 Los muiscas de Bogotá 1026.3 Los muiscas de Tunja 1046.4 Los muiscas de Sogamoso 1066.5 Pueblos independientes 108

    Capítulo 7Los chibchas septentrionales 1157.1 Las lenguas de los antiguos habitantes de la cordillera Oriental 1157.2 Los chitareros 1177.3 Los guanes 1207.4 Los laches 122

    Capítulo 8Cosmovisión, rituales funerarios y chamanismo en los Andes Orientales 1298.1 La tumba: reflejo del mundo de los muertos y de los vivos 129

    8.2 Prácticas funerarias y chamanismo precerámico 1308.2.1 Los abrigos rocosos de Tequendama 1308.2.2 Checua 1328.2.3 Aguazuque 133

    8.3 Prácticas funerarias durante el Período Herrera 1348.3.1 Madrid 2-41 134

    8.4 Prácticas funerarias y chamanismo entre los chibchas 1358.4.1 Cosmovisión y rituales muiscas 1358.4.2 Los séké  o mohanes: sacerdotes, brujos y médicos 1368.4.3 Sobre la muerte y el más allá 139

    8.4.4 Los sacrificios de los muiscas 1398.4.5 Rituales funerarios 1448.4.6 Los laches de la Sierra Nevada del Cocuy 154

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    8.4.7 Los guanes 1548.4.8 Los chitareros 155

    8.5 Tendencias temporales y espaciales en las prácticasfunerarias de los Andes Orientales 156

    Capítulo 9Orígenes y evolución de la diversidad poblacional de los Andes Orientales 1699.1 Sobre los factores de la diversidad poblacional humana 1699.2 Los orígenes de los primeros americanos (paleoamericanos) 1719.3 Un estudio craneométrico 176

    9.3.1 Análisis intragrupal 1789.3.2 Variación intergrupal 179

    9.3.3 Las poblaciones prehispánicas de Colombia en el ámbito mundial 1839.4 Los estudios dentales 1869.5 El ADN mitocondrial 1939.6 El cromosoma Y 1979.7 Síntesis de los orígenes poblacionales 198

    Capítulo 10Las condiciones de vida de la población prehispánicade los Andes Orientales  20510.1 Características físicas de los chibchas según los cronistas 205

    10.2 Bioarqueología y condiciones de vida 21010.3 Salud y cosmovisión indígena 21410.3.1 El chamán como agente de salud 215

    10.4 Los indicadores de salud 21710.5 La salud de los cazadores recolectores 22010.6 Horticultura y salud 22210.7 La intensificación de la agricultura y la salud 22910.8 Variación social de la salud 23410.9 Variación ocupacional de la salud 23510.10 ¿Vivían los chibchas mejor o peor que sus antepasados

    recolectores cazadores? 237Capítulo 11 243Esplendor, ocaso y renacimiento 243del Sol de los chibchas 24311.1 El esplendor de los usachíes , hijos del Sol y de la Luna 24311.2 El ocaso de los hijos del Sol 24711.3 El renacimiento de los hijos del Sol 253

    Bibliografía 257

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    Tabla 1. Cambios socioculturales, climáticos y biológicos en los Andes

    Orientales de Colombia. 35Tabla 2. Datos de isótopos estables (nitrógeno y carbono) y frecuencia de caries

    en grupos de la sabana de Bogotá. 55Tabla 3. Prueba Kolmogorov-Smirnov entre grupos precerámicos. 55Tabla 4. Estratigrafía del perfil norte del Corte 2 de Madrid 2-41. 64Tabla 5. Dataciones radiocarbónicas del sitio arqueológico Madrid 2-41. 65Tabla 6. Distribución de los tipos cerámicos por regiones y período. 76Tabla 7. Pueblos e indios tributarios chibchas en el Nuevo Reino de Granada en

    1538 (Tovar, 1987: 75). 92Tabla 8. Clasificación de las lenguas chibchas según Constela (1993: 109). 116Tabla 9. Patrones funerarios según los períodos culturales de los Andes orientales. 159Tabla 10. Dimensiones craneales y dentales de Tequendama y Aguazuque

    (Correal, 1990; Rodríguez, J. V., 2001). 178Tabla 11. Áreas de las clases dentales y valores totales (TS) en grupos

    colombianos (Rodríguez y Vargas, 2010). 188Tabla 12. Variación de rasgos dentales de Colombia prehispánica y

    contemporánea, y del mundo (Vargas, 2010). 192

    Tabla 13. Frecuencias de haplogrupos mitocondriales en poblaciones deColombia (Casas, 2010; Melton et al., 2007; Silva, A., 2007: 53),Norteamérica (Torroni et al., 1993) y Centro-Suramérica (Moraga et al.,2005; Ribeiro dos Santos et al., 1996). 195

    Tabla 14. Frecuencia de indicadores de dieta, salud y demografía en la sabana deBogotá. 226

    Lista de Tablas

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    Figura 1. Mapa con la localización de los grupos chibchas y vecinos hacia el

    siglo XVI. 36Figura 2. Cráneos dolicocéfalos de Tequendama (arriba) y Checua (abajo). 49Figura 3. Cráneos dolicocéfalos de Floresta, Boyacá, de 8000 años de

    antigüedad (Museo Arqueológico de Sogamoso MAS). 49Figura 5. Cráneos dolicocéfalos de Aguazuque. 57Figura 4. Laguna de la Herrera. Al fondo vista desde una terraza coluvial con

    cementerio precerámico en Malpaso (Vistahermosa), Mosquera. 57Figura 6. Estratigrafía del perfil norte del Corte 2, Madrid 2-41.

    En el horizonte CR2 se aprecia la arcilla blancuzca del fondo del antiguolago y carbón de un fogón (Rodríguez, J.V., y Cifuentes, 2005). 77

    Figura 7. Huecos alineados, vestigio de posible vivienda tipo palafito(Madrid 2-41, Corte 18). 77

    Figura 8. Fragmentos cerámicos del Período Herrera, Templo del Sol,Monquirá, Sogamoso (arriba); Madrid 2-41, Cundinamarca (abajo). 78

    Figura 9. Copa esgrafiada, Madrid 2-41, Corte 0 (Rodríguez , J.V., y Cifuentes,2005). 78

    Figura 10. Fragmentos cerámicos excavados en el norte de Bogotá (La Francia),correspondientes a los tipos Mosquera rojo inciso (izquierda) y Mosquera

    roca triturada (derecha). 79Figura 11. Vestigios líticos en el sitio de Goranchacha, UPTC, Tunja (Pradilla et

    al., 1992) y corte de la planta excavada por Hernández de Alba (1937: 16). 79Figura 12. Columnas alineadas (arriba) y falos líticos (abajo) en El Infiernito,

    Villa de Leiva. 80Figura 13. Cráneos dolicocéfalo (izquierda) y mesocéfalo (derecha) de Madrid . 81Figura 14. Cráneos dolicocéfalo (izquierda) y robusto (derecha) del Cocuy. 81Figura 15. Cráneos deformados de Madrid (izquierda) y Duitama (derecha) del

    Período Herrera. 81

    Figura 16. Sistema de canales y camellones de damero junto a Los Lagartos, Bogotá 98Figura 17. Huellas de antiguos canales en la hacienda Las Mercedes. 112

    Lista de Figuras

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    Figura 18. Templo del Sol en Monquirá, Sogamoso. 112Figura 19. Excavaciones adelantadas en 1945 en predios del Templo del Sol

    (Eliécer Silva C.) 113Figura 20. Hunza a la llegada de los españoles según el Equipo de Arqueología

    de la UPTC (Pradilla et al ., 1992). 113Figura 21. Cráneos deformados de Tunja, Boyacá (colección UPTC). 114Figura 22. Cráneos T-28B (izquierda) y T-88 (derecha) de Portalegre, Soacha. 114Figura 23. Cañón del río Chicamocha cerca del parque del mismo nombre. 126Figura 24. Vasijas halladas en un abrigo rocoso de La Purnia, Mesa de los

    Santos, Santander, junto a decenas de esqueletos. 126Figura 25. Cráneos deformados de la Cueva de los Indios, Mesa de los Santos,

    Santander (Museo Horacio Rodríguez Plata, Socorro). 127Figura 26. Cráneos deformados de Bolívar, Santander (izquierda), y Soatá,

    Boyacá (derecha). 127Figura 27. Cráneos sin deformar de Cheva T-05 (Cocuy), Boyacá (izquierda),

    y La Purnia 014, Mesa de los Santos, Santander (derecha). 127Figura 28. Distribución de los grupos sociales de Portalegre

    según dos funciones canónicas discriminantes. 160Figura 29. Entierros 12 y 13 de Tequendama (Correal y Van der Hammen,

    1977: 132). 160

    Figura 30. Entierros 10 y 11 de Checua, posiblemente correspondientes a unapareja (Groot, 1992: 67). 161

    Figura 31. Entierro colectivo de Aguazuque, Soacha, Cundinamarca (Correal,1990: 145). 161

    Figura 32. Entierro ritual boca abajo (arriba); huesos largos pintados (abajo), Aguazuque. Soacha, Cundinamarca (Correal, 1990: 146). 162

    Figura 33. Entierro 11 del corte 0, Madrid 2-41 (Rodríguez y Cifuentes, 2005). 162Figura 34. Entierro boca abajo de individuo masculino deformado, Madrid

    2-41 (Rodríguez y Cifuentes, 2005). 163

    Figura 35. Yacimiento ritual de Madrid 2-41, Cundinamarca(Rodríguez y Cifuentes, 2005). 164

    Figura 36. Ofrenda ritual de pie humano sobre metate, Madrid 2-41,Cundinamarca (Rodríguez y Cifuentes, 2005). 165

    Figura 37. Ofrenda de cuerno de bóvido en estructura cónica, Madrid 2-41,Cundinamarca (Rodríguez y Cifuentes, 2005). 165

    Figura 38. Tumba 18 (arriba) de individuo incompleto; entierro infantil (abajo).Madrid 2-41, Cundinamarca (Rodríguez y Cifuentes, 2005). 166

    Figura 39. Tipos de entierros excavado en la UPTC, Tunja (Pradilla, 2001). 166

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    Figura 40. Huellas de postes de planta de vivienda (abajo) y entierro infantil(arriba), Tibanica, Soacha. Obsérvese que el esqueleto infantil no está

    desarticulado (señalado dentro del círculo) (Langebaek et al., 2009). 167Figura 41. Distribución de las tumbas de Portalegre, Soacha (Botiva, 1988: 28-29). 168Figura 42. Entierro No. 110, Portalegre, Soacha (señalada dentro del círculo)

    (Botiva, 1988). 168Figura 43. Análisis canónico discriminante craneométrico entre

    grupos masculinos de Colombia. 201Figura 44. Distribución de los grupos mundiales masculinos según

    las funciones canónicas discriminantes craneométricas. 201Figura 45. Distribución de los grupos mundiales femeninos según

    las funciones canónicas discriminantes craneométricas. 202Figura 46. Funciones canónicas discriminantes de variables odontométricasde grupos mundiales. 202

    Figura 47. Dendrograma de distancias según variables craneométricas,epigenéticas, odontométricas y morfológicas dentales. 203

    Figura 48. Dendrograma de correlaciones intergrupales craneométricas de América, Asia y Australia. 204

    Figura 49. Defectos del esmalte en momia de la Mesa de los Santos, Santander(Casa de Bolívar, Bucaramanga). 239

    Figura 50. Espondilolistesis en transición lumbosacra, Portalegre T-112. 239Figura 51. Torus auditivo en individuo 6300246 de Sogamoso. 240Figura 52. Cráneos deformados procedentes de Cácota, Santander,

    afectados por traumas frontales. 240Figura 53. Caries sicca en frontal por treponematosis de Aguazuque (Correal,

    1990). 241Figura 54. Tibias en sable de Madrid, Cundinamarca (arriba),

    y Silos, Santander (abajo), afectadas por periostitis. 241Figura 55. Vértebras afectadas por procesos infecciosos, con lesiones compatibles

    con tuberculosis, Portalegre, Soacha (Rodríguez, J.V., 2006). 242

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    U

    na de las Operaciones Estratégicas para la ciudad, definida en el Plan deOrdenamiento Territorial POT, corresponde al Eje de Integración Norte(Centralidad Toberín - la Paz), la cual incluye el Plan de Ordenamiento

    Zonal del Norte - POZ Norte, entendido este como la estrategia de planeaciónurbana y medio ambiental para el desarrollo sostenible de la región, a través de unaplanificación con equidad y productividad, adoptado mediante Decreto 043 de 2010.

     Al ser esta una zona en la que se encuentran importantes vestigios productode la actividad humana que se desarrolló en la sabana, el Instituto de DesarrolloUrbano ha considerado pertinente adelantar un plan de manejo arqueológicopreventivo, sobre el trazado de la malla vial arterial e intermedia, del Plan deOrdenamiento Zonal del Norte, de conformidad con la Ley General de Cultura

    1185 de 2008 y el Decreto 763 de 2009, con el fin de diagnosticar y valorar elpotencial arqueológico del área de influencia del proyecto y definir las accionesde manejo del material que se pudiera encontrar.

     A partir de los yacimientos encontrados, que dan cuenta de la presencia de susantiguos pobladores, el presente libro trata del proceso de desarrollo socioculturalde los pueblos Chibchas de los Andes Orientales, su adaptación al ecosistemaandino, sus orígenes y condiciones de vida, historia que quedó plasmada en sumitología y que a la luz de los recientes hallazgos de evidencias bioarqueológicas,

    podemos verificar.Por esta razón, con la publicación del presente texto, la Universidad Nacional

    de Colombia y el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), buscan contribuir con elconocimiento sobre los pueblos que antecedieron la llegada de los españoles conel propósito de que la comunidad académica se enriquezca con ese saber ancestraly tome lecciones para el futuro.

    MARIA DEL PILAR BAHAMON FALLA

    Directora General Instituto de Desarrollo Urbano (IDU)

    Presentación

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    Esta investigación sobre los orígenes y condiciones de vida de las poblacioneschibchas de los Andes Orientales de Colombia ha sido posible gracias alapoyo financiero y científico de Colciencias, de la División de Investigación

    Sede Bogotá (DIB) de la Universidad Nacional de Colombia, y del Departamentode Antropología de la misma entidad que me ofreció el tiempo y el apoyo logísticonecesarios para iniciar y continuar esta investigación en el transcurso de casi dosdécadas de vida docente. El Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) del DistritoCapital consideró pertinente contribuir con el conocimiento acerca de los antiguospobladores de la sabana de Bogotá, como parte del proceso de socialización de losresultados del proyecto de Arqueología Preventiva sobre el trazado del POZ Nortede Bogotá, por lo cual apoyó la publicación del presente texto.

    Los resultados de las investigaciones se han podido materializar en este texto gra-cias a la colaboración de varias personas que facilitaron la revisión de las coleccionesóseas de distintos museos del país y su contexto arqueológico. El Dr. Eliécer Silva Celis[q.e.p.d.], a quien dedicamos esta obra, entonces director del Museo Arqueológico deSogamoso, nos ofreció largas y amenas conversaciones sobre su lucha por recuperar lamemoria del pueblo chibcha, la reconstrucción del templo del Sol, las excavaciones

    arqueológicas adelantadas en la penumbra de la noche para escapar de las furtivasmiradas de los guaqueros y, en general, sobre su vida de investigador. La actual di-rectora del Museo, la antropóloga Margarita Silva Montaña, quien ha puesto todo suempeño por actualizar la obra museológica, nos brindó una cálida hospitalidad y unaamable colaboración para el estudio de las colecciones. El profesor Gonzalo CorrealUrrego, pionero de las investigaciones bioarqueológicas precerámicas de Colombia,nos ofreció su asesoría científica en el estudio de los restos de cazadores recolectoresque reposan en el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de

    Colombia; el actual coordinador del Instituto, el profesor Germán Peña, nos facilitóla revisión de la colección de Aguazuque. En la Universidad Pedagógica y Tecnológica

     Agradecimientos

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    de Colombia (UPTC) con sede en Tunja, la profesora Helena Pradilla apoyó la laborde análisis de la colección de referencia y su contexto arqueológico. En la Universi-

    dad Industrial de Santander (UIS) de Bucaramanga, el profesor Leonardo Morenonos abrió el incógnito y fascinante mundo de los chitareros, sus prácticas funerariasy sus restos óseos. En la Casa de Bolívar de la Academia de Historia de Santander,doña Martha Hélida Ardila Díaz nos abrió las puertas y acogió con mucho cariñodurante nuestra estadía por los pasillos, que algún día hace casi 200 años recorrierael Libertador. En Socorro el Dr. Eduardo Rojas de la Casa de la Cultura “HoracioRodríguez Plata” facilitó el estudio de la colección de cráneos de la Mesa de LosSantos, Santander. En el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH)

    los entonces investigadores Ana María Groot y Alvaro Botiva, así como su actualdirector Dr. Diego Herrera, y Emilio Piazzini, subdirector técnico, nos brindaron sucolaboración en la revisión de las nuevas colecciones osteológicas prehispánicas. AlINCIVA y a sus antiguos colaboradores Guillermo Barney M., Carlos A. Rodríguezy Héctor Salgado, además de la nueva generación representada por Sonia Blanco y Alexander Clavijo, con quienes compartí mis primeras incursiones bioarqueológicashace más de veinte años, les debo mi conocimiento sobre los antiguos pobladoresdel Valle del Cauca, que resultaron emparentados con los chibchas.

    La fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales (FIAN) del Bancode la República financió los estudios del yacimiento arqueológico de Madrid 2 - 41y la publicación de una versión inicial de este texto (Rodríguez, 1999).

    Los profesores Héctor Polanco, Benjamín Herazo, Clemencia Vargas y RicardoParra de la Facultad de Odontología de la Universidad Nacional de Colombia, meintrodujeron en el apasionante mundo de los dientes, sus enfermedades, morfología ytamaño, lo que me permitió rastrear las huellas de los chibchas en el tiempo y el espacio.

    Los estudiantes de varias generaciones de cursos de bioarqueología con sus

    inquietudes me motivaron para ampliar las pesquisas bioarqueológicas, excavandocontextos funerarios donde se podía indagar directamente sobre las relacionesentre el mundo ritual y el material. Mis amigos chamanes José Juan Matapí y JoséDolores Malo, sabios conocedores de otras dimensiones del conocimiento, meindujeron a prospectar el papel del chamanismo y la cosmovisión para entenderel intrincado y misterioso mundo prehispánico.

    Finalmente el investigador Jorge A. Gamboa evaluó una versión inicial de estetexto, aportando valiosas sugerencias sobre la temática muisca histórica.

     A todos, nuestros sinceros agradecimientos por su apoyo, críticas, sugerenciasy sabios senderos.

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    Introducción

    El proceso de crecimiento de Bogotá ha exigido la incorporación de nuevastierras para la construcción de grandes proyectos urbanísticos. Esto tienelugar especialmente sobre terrenos que antiguamente fueron ocupados por

    grupos humanos prehispánicos, desde los primeros cazadores recolectores que ha-bitaron en el actual territorio capitalino hace más de 10.000 años, pasando por laspoblaciones del período Herrera que iniciaron el desarrollo agrícola de la región (Imilenio a. C. a 800 d. C.), hasta la sociedad muisca que acometió la intensificaciónde la agricultura (800-1600 d. C.) en los tiempos anteriores a la llegada de losconquistadores españoles en el siglo XVI. A raíz de la ejecución del Plan de Orde-namiento Zonal (POZ) del Norte de Bogotá, el Instituto de Desarrollo Urbano(IDU) consideró pertinente atender las exigencias de la normatividad existenteen la Ley General de Cultura respecto a la elaboración y aprobación de un Plande Manejo Arqueológico que recupere información representativa acerca de losantiguos pobladores sobre el área de inclusión. Para ello vinculó a la UniversidadNacional de Colombia mediante el Contrato Interadministrativo 018-2010. Comoproducto de la prospección y excavaciones arqueológicas adelantadas por el equipode arqueología preventiva de la Universidad, se encontraron yacimientos que dan

    cuenta de la presencia de los antiguos pobladores, como también del proceso deocupación hispánica del piedemonte sobre la carrera 7ª de la ciudad, en formade haciendas y quintas. Las basuras excavadas en este sector nos han permitidoabordar algunos aspectos de la cultura material y vida cotidiana de estos habitan-tes que permiten complementar la información recabada de las fuentes escritas yotras evidencias materiales, especialmente restos óseos humanos pertenecientes alos antiguos ocupantes. Con el fin de divulgar y socializar estos datos recientes,el IDU ha considerado importante aportarle a la sociedad colombiana un texto

    que dé cuenta de la problemática acerca de los orígenes de las poblaciones chib-chas, sus condiciones de vida, la cosmovisión y prácticas funerarias, el manejo del

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    medio ambiente frente a las constantes inundaciones del río Bogotá y el impactode la Conquista que condujo a su reducción demográfica y al surgimiento de los

    mestizos, base del desarrollo cultural, político y económico de la región andina.Por otro lado, a raíz de las recientes inundaciones que han afectado a los mu-

    nicipios de Bogotá, Cajicá, Chía, Cota y Mosquera, evento que se ha repetido du-rante varios momentos del desarrollo histórico de la sabana de Bogotá y que quedóplasmasdo en el mito de Bochica, es importante conocer las respuestas adaptativasque en su momento desarrollaron las poblaciones chibchas y que les permitieronsobrevivir de manera exitosa. En los años 2010-2011 hemos visto en Colombia losefectos de una gran catástrofe ecológica producida por las vastas inundaciones que

    han anegado miles de hectáreas, causando pérdidas de vidas humanas y de bienesmateriales, y afectando los intereses de los propietarios de las tierras más costosasque se hallan a lado y lado de los ríos. Estas inundaciones no son nuevas. Hace7500 años, durante el hipsotermal –cuando las temperaturas se elevaron en cercade 2-3° C– el deshielo de los casquetes glaciares que cubrían los cerros Orientalesdel Distrito Capital produjo el “diluvio universal” de la sabana de Bogotá, con-formando un enorme lago cuyo relicto se conoce actualmente como la laguna deLa Herrera, que se extiende por Mosquera y Madrid. Este evento, sincrónico al

    acontecido en tiempos bíblicos, quedó plasmado en la tradición oral y mitos delos protochibchas. Hace cerca de 3000 años, debido a la presión de las aguas porla parte más baja de la sabana (Fontibón, Soacha, Bosa), se rompieron con fuerzalas peñas de Tequendama, con lo que se desaguó parte de la enorme laguna. Esteevento permitió cultivar el maíz, que se convertiría en el pan de los muiscas, yfue asociado por los habitantes de esa época con el personaje mítico de Bochica.

    Para regular las aguas, los primeros cultivadores construyeron canales y came-llones a lo largo de la llanura de inundación del río Bogotá, sistema hidráulico

    que los muiscas continuaron utilizando y ampliaron considerablemente hasta lallegada de los conquistadores. Estos últimos se asentaron en la parte más elevadade la sabana de Bogotá, en el piedemonte de los cerros Orientales, para evitarlos cenegales donde se escondían los indígenas en las islas que sobresalían de lasuperficie pantanosa; talaron, además, los bosques para criar ganado vacuno ysembrar cereales del Viejo Mundo. Quinientos años después, la población bogo-tana creció desmesuradamente, expandiéndose por las partes bajas, que hoy díareclama el río. La solución está en la preservación de los humedales que sirven de

    contención a las frecuentes inundaciones, y, por qué no, en reconstruir el antiguosistema hidráulico de los muiscas, ya sea perpendicularmente al río o en formade damero (ajedrez).

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    Este ejemplo nos demuestra que el estudio del pasado tiene aplicación en lasolución de problemas del presente, especialmente en lo referente a las lecciones de

    las normas adaptativas de los chibchas: nutrición balanceada basada en productosde alto contenido proteínico como la quinoa, amarantáceas, fríjol, maní y curí; elempleo de abonos naturales, el policultivo (maíz, fríjol y ahuyama) y la rotación delos suelos; la regulación del crecimiento demográfico que controla el consumo; todoello enmarcado en un pensamiento que propende por mantener la armonía con lanaturaleza y no por “explotarla” –en sentido literal de la palabra–, como pretende elmundo occidental. Esta es la principal razón por la que estudiamos el pasado indígena.

    Los muiscas del altiplano Cundiboyacense, los laches de la Sierra Nevada del

    Cocuy, los chitareros de la provincia de Pamplona y los guanes de Santander, porsus orígenes comunes compartieron una familia lingüística chibcha, una cosmo-visión andina, un culto solar muy similar y una red de intercambio comercial quepermitió mantener lazos culturales y genéticos durante centenares de años antesde la llegada de los conquistadores. Gracias a la conjunción de varios eventos am-bientales e históricos, las sociedades chibchas de los Andes Orientales de Colombialograron posicionarse durante el período prehispánico de Colombia como las másnumerosas, las de mayor extensión territorial y las más desarrolladas en sentido

    socioeconómico. Sus huellas se aprecian en los actuales departamentos de Santander(Norte y Sur), Boyacá y Cundinamarca, importante centro económico del país,donde se asentaron las primeras haciendas, las primeras industrias, donde se desa-rrolló la Campaña de Boyacá de 1819 que condujo a consolidar la Independencia,y, actualmente, la región más rica del país que produce casi el 40% del PIB totalde Colombia. En este territorio florecieron antes del siglo XVI culturas indígenasque aportaron plantas útiles (tubérculos de altura, frutas, plantas medicinales),técnicas de cultivo, fértiles tierras y mano de obra agrícola calificada y disciplinada

    que posteriormente aprovecharon los encomenderos y hacendados de la Colonia.Fue tal la importancia de la lengua chibcha en el país, que el conquistador, al verseabocado, al igual que en Mesoamérica y los Andes Centrales, a un problema decomunicación con fines de reducción, evangelización y aprovechamiento de losrecursos nativos, pensó en ella como una lengua general para todo el Nuevo Reinode Granada, tal como ocurrió con el quechua, el azteca y el tupí. Sin embargo, elproceso de hibridación biológica y la españolización de la sociedad condujeron aque los chibchas no se extinguieran, sino que se mezclaran y dieran origen a los

    mestizos andinos (cundinamarqueses, boyacenses, santandereanos), con un altocomponente genético materno indígena (con casi el 80% de haplogrupos miton-

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    driales indígenas A, B, C y D), herederos de la arepa de choclo, las mazamorras,los mutes y los cocidos. Igualmente, de una fuerte disciplina laboral, apreciada

    tanto en la industria como en el campo.La producción material de los chibchas es muy vasta y se exhibe en los museos

    de Bogotá (Museo Nacional), Tunja, Sogamoso (Museo arqueológico de la UPTC)y Bucaramanga (Casa de Bolívar), así como en museos locales (Guane, Pamplona,Socorro) que ofrecen exposiciones permanentes e itinerantes, nacionales e interna-cionales, con gran diversidad de muestras de orfebrería, cerámica, textiles, líticos,momias y restos óseos. Se puede decir que la imagen del desarrollo prehispánicode Colombia se identifica en gran medida con lo chibcha.

    Los estudios antropológicos e históricos de esta región se han dedicado básicamen-te a escudriñar los aspectos culturales, la mitología, la organización social y política,y el proceso de conquista y colonización, basados en las fuentes documentales de loscronistas, y, en menor medida, en datos arqueológicos y estudios lingüísticos. Pocaatención se ha dedicado al problema de los orígenes de la población, del manejoecológico milenario y de su cosmovisión, cuyo estudio nos puede arrojar luces acercade las causas de su desarrollo económico y social, en fin, de su historia antigua oprehistoria. Algunos autores consideran que los habitantes vinieron en diferentes

    oleadas migratorias y que a cada cambio cultural corresponde un nuevo evento po-blacional. Sin embargo, las investigaciones bioarqueológicas (historia natural) queaportan evidencias materiales (restos óseos, momificados y dentales) para el estudiode la variación biológica de los pobladores, señalan una nueva y más objetiva visión:la microevolución de los ancestros chibchas en el transcurso de más de una decenade milenios, confirmada por la historia no escrita pero transmitida de generaciónen generación mediante los mitos de origen1. De esta manera, la comparación dela historia mítica con la historia natural nos ofrece un nuevo cuadro de los chib-

    chas, trazado en diferentes momentos históricos o escenas de su desarrollo, desde laetapa de los recolectores cazadores (Precerámico, milenios X-II a. C.), los primerosagroalfareros (I milenio a. C. a siglo VIII d. C.) y los chibchas (siglos IX-XVI d.

    1 El mito y, en general, el pensamiento primitivo son considerados por Claude Lévi-Strauss como uncomportamiento lógico al igual que el de la sociedad occidental, sin que diste mucho del pensamientocientífico, pues opera mediante un sistema clasificatorio construido con base en la percepción sensorial. Poresta razón, los mitos deben considerarse como una forma superior del conocimiento, por lo menos la más

    fundamental. En este sentido, los mitos contienen imágenes de la realidad obtenidas de la experiencia cotidianay, por ende, la originalidad del pensamiento mitológico estriba en que desempeña un papel conceptual. VerLévi-Strauss, 1989: 35; 1982: 124; 1988: 124.

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    C.), hasta la inserción biológica y cultural de los chibchas en los mestizos colonialesy republicanos.

    El objetivo de este texto es abordar este vacío investigativo sobre los orígenes dela población prehispánica de los Andes Orientales de Colombia, en el tiempo y enel espacio, mediante el método comparativo y a la luz de una visión integral (holís-tica, multidimensional, multicausal), combinando las fuentes bioarqueológicas conlas medioambientales y documentales (etnohistóricas, etnográficas), analizando larelación entre la historia natural (evolutiva) y mítica (tradición oral) de los chibchas.Se incluye un capítulo adicional sobre prácticas funerarias con el fin de abordar laproblemática de la evolución de los rituales mortuorios, la diferenciación social y

    el desarrollo del chamanismo, desde los cazadores recolectores hasta las sociedadestardías, con el fin de ubicar las principales tendencias de su cambio sociocultural.Como ejemplo de caso para interpretar desde la perspectiva de la arqueología fu-neraria, se revisó el sitio de Portalegre (Soacha, Cundinamarca) mediante análisisestadístico multivariado.

    El presente texto complementa los ya publicados Los chibchas: Pobladores antiguosde los Andes Orientales. Adaptaciones bioculturales  (1999) y Los chibchas: Adaptación

     y diversidad en los Andes Orientales de Colombia  (2001), en los que se propuso brin-

    dar al lector una visión integral de la problemática antropológica chibcha con baseen investigaciones sobre etnohistoria, arqueología y bioantropología de las áreasculturales Chitarero, Lache, Guane y Muisca, con el apoyo de Colciencias. Aquíel Dr. Eliécer Silva Celis jugó un papel muy importante al permitir el acceso a lascolecciones óseas del Museo Arqueológico de Sogamoso (MAS), y por su experienciasobre el mundo chibcha, pero, infortunadamente, por motivos de salud no alcanzóa presentar su escrito. El presente texto incluye actualizaciones sobre el ámbito delpoblamiento temprano de Colombia y América en general, además de algunas

    aportaciones bioarqueológicas y genéticas.El pionero de las investigaciones bioarqueológicas del territorio chibcha es el

    profesor Eliécer Silva Celis (1914-2007), quien conjugó sus vastos conocimientosetnohistóricos con sus propios estudios arqueológicos y bioantropológicos (cra-neometría, paleopatología) de las áreas étnicas Chitarero (Silos), Lache (Chiscas,Chita) y Muisca (Villa de Leiva, Sogamoso, Tunja, Soacha), interpretados a la luzcomparativa de la antropología americana que se conocía en su época. Don EliécerSilva Celis dedicó, desde 1942 hasta su deceso, todas sus energías y tiempo a la

    reconstrucción del Templo del Sol y el respectivo Museo Arqueológico de Soga-moso; igualmente, a la recuperación de la información arqueoastronómica en El

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    Infiernito, Villa de Leiva. Su principal objetivo era divulgar la cultura muisca decara a la formación de una identidad cultural que respetara y valorara el ancestro

    indígena, y a la consolidación de la espiritualidad de los colombianos. Su obra fruc-tificó, hasta el punto de que a su muerte fue velado en este sagrado lugar, y en susepelio fue despedido por niños del Colegio Sugamuxi –que conocían y escuchabancon atención los relatos sobre Bochica, Bachué y otros personajes–, acompañadocon sonidos de caracoles y fotutos, al estilo de los personajes indígenas, como unverdadero Sugamuxi. Sus cenizas yacen en el Templo del Sol y su obra perduraráen la memoria de las nuevas generaciones. A este ilustre investigador del territoriochibcha hemos querido dedicarle el presente texto como homenaje a sus aporta-

    ciones, dedicación, tezón y ejemplo para las futuras generaciones de investigadores.

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    Capítulo 1El territorio ancestral

    de los Andes Orientales1.1 El espacio simbólico

    E l espacio y el tiempo tienen, además de dimensiones físicas, connotacionessimbólicas construidas por la sociedades humanas como una forma deasegurar unos recursos suficientes para mantener su vitalidad. Esta sim-bología se ha venido desarrollando desde que la humanidad tuvo uso de razón,y las evidencias arqueológicas se remontan por lo menos al Paleolítico Superior,hace 40.000 años, cuando se fortalecen las manifestaciones rituales del Homo

    sapiens sapiens  reflejadas en los enterramientos de cuerpos dispuestos en posiciónde descanso para el más allá, cubiertos de ocre que simboliza la sangre que les diovida, junto a adornos personales y restos de animales (Binford, 1972). Esos sitiosfunerarios se convirtieron en espacios sagrados de identidad y arraigo territorial,significativamente fuertes, junto a espacios no consagrados, sin estructura niconsistencia. Dada la amplia diversidad de lugares para cazar, pescar, recolectar,habitar, reunirse y enterrar a sus muertos, todo debía estar en orden y orientadosegún puntos de referencia fijos y visibles cuando el sol iluminaba, ya fuesen cerrostutelares, lagunas, desembocaduras de ríos, o rocas erguidas en la inmensidad delas montañas, para lo cual se requería de un punto fijo, un centro, equivalente ala creación del mundo (Eliade, 1992: 25-26).

    Lo que se apreciaba con facilidad, el mundo de arriba se convirtió en el espaciode la luz, el sol, astros y dioses; el espacio habitado por los humanos, animalesy plantas se estableció como el centro; el inframundo o mundo desconocido serelacionó con la oscuridad, las cuevas y lo subterráneo. Ejemplo de esta percepcióndel espacio se encuentra en la Amazonia, y en las sierras nevadas de Santa Martay del Cocuy, donde los indígenas conciben el mundo de manera tripartita: arribase encuentra la bóveda celeste con los astros dadores de vida y los espíritus condistintos tipos de poderes que pueden ser empleados por los chamanes para prote-

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    ger en sus prácticas curativas, o para atacar a los agresores; en la tierra habitan loshumanos, las plantas y los animales terrestres, los bosques y los ríos; en el mundo

    de abajo se hallan otros espíritus y animales subterráneos como las hormigas ygusanos, además de ser el mundo de los muertos (Cabrera et al ., 1999; Cayón,2002; Falchetti, 2003; Reichel-Dolmatoff, 2005; Uribe, 1998). Esta estructurase replica en las viviendas, tejidos y objetos de uso cotidiano; el cielo reposa sobrepilares, de la misma forma que el techo de una casa se apoya en horcones, y lasvigas longitudinales se orientan como la Vía Láctea (Niño, 2007).

    De esta manera las poblaciones de selva húmeda y serranas han domesticado lanaturaleza mediante un sistema simbólico, con el fin de favorecer la reproducción

    de plantas y animales, como también de los mismos humanos, en lo que se conocecomo la humanización del espacio y el establecimiento de relaciones sociales conel entorno (Cabrera et al ., 1999; Correa, 2004; Descola, 2002). Esto significa quelos asentamientos se distribuyen según los ciclos reproductivos de los vegetales yanimales, y que se establecen procesos sociales para su apropiación.

     Así como los indígenas de la selva tropical conciben y organizan el mundo se-gún los ríos, bosques y cerros que los circundan, los grupos montanos aprendierondurante milenios a reconocer su diversidad, sus atributos y fuentes de recursos, los

    peligros que podían afectar tanto a los individuos como a la sociedad, y las fuentesde energía para la comunicación con sus dioses. Los cerros tutelares, como puntosgeográficos visibles, se convirtieron en mojones delimitadores de los espacios inte-rétnicos, y como lugares de sacrificios para ofrendar al astro solar, dador de luz y devida, tal como se practica en las sierras nevadas de Santa Marta y del Cocuy, visitadasaún hoy día por grupos sabaneros para ofrendar después de varias jornadas a pie.

    Los abrigos rocosos fueron utilizados para la socialización de los grupos nóma-das de cazadores recolectores, para acampar durante las arduas jornadas de cacería,

    para elaborar instrumentos líticos y para enterrar a los muertos, cubriéndolos conel color rojo del ocre que recuerda la sangre de la vida y de la muerte; sus paredesrocosas fueron empleadas para plasmar mensajes pictográficos (arte rupestre) du-rante las ceremonias chamánicas. Las lagunas se constituyeron en puntos de ritualesgrupales de iniciación y ablución, donde se consagraban los caciques y sacerdotes. Allí donde no existían accidentes naturales para demarcar los espacios sagrados, seconstruyeron observatorios astronómicos para reproducir el espacio sideral que seobservaba (Villa de Leiva), o templos dedicados al astro solar (Sogamoso, Chita)

    para las procesiones religiosas de grupos vecinos, o simplemente se erigieron piedras

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    paradas o menhires (Cocuy), o se excavaron pozos redondos y cuadrados para ob-servar las sombras durante el atardacer y el reflejo del agua al anochecer (Madrid).

    Los cazadores recolectores de las cordilleras Oriental (Ardila, 1984; Correal,1990; Nieuwenhuis, 2002), Occidental (Gnecco, 2000; Salgado, 1989) y Central(Aceituno, 2003; López, 2004; Santos y Otero, 2003) desde finales del Pleistocenomanejaron una territorialidad relacionada con la búsqueda focalizada de recursos,los cuales conseguían durante períodos y espacios delimitados, interviniendo so-bre las plantas y animales, no como sujetos sumisos de la naturaleza, sino comoactores dinámicos que aprovechaban las oportunidades de la selva tropical, bus-cando alianzas intergrupales, intercambiando bienes exóticos (chert, animales,

    posiblemente plumas) y manipulando las plantas hasta lograr su domesticación.Con el tiempo, las comunidades sacralizaron sus espacios y los conectaron me-

    diante una intrincada red social administrada por chamanes. Por ello los indígenasdel noroeste amazónico manejan la selva de manera ritual y mancomunada, dentrode un espacio multiétnico regulado por relaciones sociales, con muchos sitios sagra-dos interconectados entre sí que dibujan un mapa de geografía chamanística, puesconsideran que el daño a cualquier segmento de la selva amazónica afecta a todo elterritorio (Cayón, 2002: 120). Estos espacios son controlados por chamanes, cuyas

    funciones y poderes varían según el conocimiento que posean, pero en esencia elpensamiento chamánico es un marcador de territorio, dado que las clases de po-deres de cada grupo étnico se integran en una inmensa red de manejo de la selvatropical y de sus recursos. Sin embargo, la eficiencia de los chamanes se encuentraen el trabajo mancomunado, pues “tienen la responsabilidad de manejar su propioespacio sin transgredir los límites territoriales de las etnias vecinas ya que la unidadmacro-territorial es el mismo yuruparí primordial. Territorio es conocimiento y losseres que dependen de él están bajo la fuerza del pensamiento” (Cayón, 2002: 124).

    El universo es el macroterritorio de la etnia, delimitado por accidentes geográficos(ríos), y el territorio no es más que el espacio propio de cada grupo étnico.

    Para el caso de los uwa de la Sierra Nevada del Cocuy, las actividades sociales,políticas y económicas se organizan en torno a un calendario cósmico a lo largodel año, según el cual se celebran ceremonias con el fin de mantener el orden deluniverso mediante la observación de normas de conducta que siguen la tradiciónancestral, y que integran la vida cotidiana. Los chamanes o karekas , que puedenser hombres o mujeres, aprenden sus oficios desde la infancia, conociendo los

    mitos y las técnicas de curación de las diferentes enfermedades mediante ciertasplantas medicinales; posteriormente, el aprendiz consume otoba (awa ), que es una

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    sustancia iluminadora extraída del árbol otobo o awa-sira  (Dialyanthera otoba ) conel fin de favorecer su comunicación con el mundo primordial (Falchetti, 2003:

    41-45). También utilizan el yopo (akwa ) y el tabaco mascado para fortalecer elalma, fuerza espiritual del chamán en su comunicación con Sira , deidad máximadel mundo de arriba. En estado de éxtasis, el chamán se puede transformar enanimales, sea en jaguar, asociado con el mundo de abajo, o en ave, relacionada conel mundo de arriba, restableciendo la unidad entre humanos, animales y plantas.

    Para los indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta una constante en sucosmovisión indígena es la existencia de un mundo tripartito, dividido en unmundo terrestre, un mundo subterráneo y un mundo celeste (donde habitan los

    espíritus). Los líderes espirituales (mama ) pueden acceder a otras dimensionesmediante la meditación, con el fin de explorarlas, comunicarse con sus seres ysolicitar ayuda para los riesgos que deben enfrentar. Conciben el mundo comouna bóveda celeste, donde las montañas y los detalles arquitectónicos simbolizanla estructura del cosmos (Preuss, 1993; Reichel-Dolmatoff, 1985; Vinalesa, 1952).Todos los humanos, animales y plantas participan del mismo orden, sin queexista división entre la naturaleza y la cultura. Igualmente, cada animal y plantatiene un “dueño” o espíritu guardián; de ahí que los humanos deben solicitar su

    respectiva autorización para poder obtener la fuerza que poseen mediante la cazao recolección (Reichel-Dolmatoff, 2005: 43).

    Estas tradiciones son milenarias y se desarrollaron desde que los primeros po-bladores arribaron al territorio de Colombia, donde el conocimiento fue construidomediante conceptos sociales que le dieron vida, fuerza y orden, garantizando lasupervivencia de la sociedad hasta la llegada de los conquistadores. Igualmente,podemos concluir que la ocupación de estos espacios debe ser muy antigua, losuficiente como para dar tiempo a conocer todos sus secretos, sus ciclos, fuentes

    de recursos, alimentos, materias primas y de sus riesgos, generando respuestasadaptativas dinámicas. Por el contrario, una población recién llegada habría estadodesadaptada mientras conocía las propiedades de los recursos locales.

    1.2 El espacio biofísico

    El ecosistema es definido como el conjunto de organismos de un área, que inte-

    ractúan con el ambiente físico (abiótico), donde el flujo de energía configura unaestructura trófica de “quién come a quién”, con una diversidad biótica y ciclos

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    materiales. Habitualmente se piensa que en determinados ecosistemas el objetivode las sociedades es incrementar la producción de energía útil para sí mismas,

    antes que la energía utilizada para el mantenimiento del sistema. Sin embargo,en los ecosistemas existen factores estacionales y cíclicos (inundaciones, sequías,sismos, erupciones volcánicas, cambios climáticos bruscos) que desajustan larelación entre las sociedades humanas y el ambiente, produciendo momentos depresión ambiental (desbalance, desequilibrio, estrés) en los cuales las sociedadesdeben aportar el máximo potencial de sus esfuerzos para reponer el equilibrio.Habitualmente, esa relación entre sociedad y ambiente es siempre imperfecta, puesel proceso adaptativo nunca podrá mantener un acoplamiento ideal con el medio

    biofísico. Por esta razón, en los estudios ecológicos se pretende analizar la natura-leza y la frecuencia de los factores que desequilibran el sistema, y los mecanismosempleados por las sociedades para responder a tales desequilibrios (Morán, 1993).

    Desde la perspectiva de la ecología humana, el estudio de la relación entre lassociedades y el ambiente debe tener en cuenta, a su vez, “la relación entre indivi-duo y sociedad, entre individuos y medio ambiente, entre procesos a nivel local,regional, nacional e internacional. En su desarrollo deben ser incluidos no sóloprocesos materiales, sino también valores simbólicos, sistemas morales, formas de

    racionalidad provenientes de la lingüística y la historia cultural” (Morán, 1993: 64).En este sentido, es importante hacer un recorrido por la historia geológica de

    formación de los Andes Orientales de Colombia (Figura 1). La formación de losaltiplanos de la cordillera Oriental está relacionada con la creación de la cordi-llera misma, cuyo levantamiento se produjo a raíz del plegamiento producidopor el choque entre las placas continental y pacífica a finales del Plioceno (entre5 y 2 millones de años atrás), cuando empieza la conformación de los depósitosde la formación Tilatá (Guhl, 1975). El ecosistema de los Andes Orientales está

    constituido en sus partes altas por montañas, sierras (Nevada del Cocuy), farallones(Yareguíes, Medina) y páramos (Sumapaz, Siberia, Berlín); en las partes bajas se ha-llan sabanas (Bogotá) y valles de los antiguos lagos, donde se asientan las principalespoblaciones (Tunja, Duitama, Sogamoso, Tenza, Leiva, Floresta y muchas más),lagos (Guatavita, Fúquene, Tota) y valles fluviales (Bogotá, Chicamocha-Sogamoso,Suárez) que recorren el territorio de sur a norte y viceversa. La cordillera se encuentrabordeada de selvas húmedas y sabanas; al nororiente se extienden las sabanas de losLlanos Orientales y del Orinoco; al sureste, la selva húmeda amazónica; al occidente

    se dilata el valle del Magdalena; la parte media-norte de este último mantiene selva

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    húmeda (Carare), mientras que la sur está cubierta de vegetación xerofítica o bosqueseco tropical (Van der Hammen, 1992).

    La distribución altitudinal de sus diferentes pisos térmicos ha generado unavariación en clima y vegetación. Así, hasta los 1000 msnm se extienden las tierrasbajas tropicales; entre los 1000 y los 2300-2500 m de altura se localiza la zonaaltitudinal del bosque subandino; entre los 2300-2500 m y los 3200-3500 m seencuentra la zona de bosque andino de encenillos, robles y otros géneros de árboles;la zona de páramo se extiende hasta los 4000-4200 m; el cinturón de superpáramose distribuye desde los 4000-4200 m hacia arriba.

    Los suelos de la parte plana son potencialmente aptos para la agricultura y la

    ganadería intensivas, de uso estacional, con inundaciones irregulares o periódicasque requieren para su explotación permanente de mecanismos de adecuación(control de inundaciones, drenajes, desalinización, riegos) (Guhl, 1975: 23), quehan sido reportados también para tiempos prehispánicos (Bernal, 1990; Boada,2006). El piso térmico del altiplano Cundiboyacense o sabana de Bogotá, espe-cialmente entre los 1000 y los 2500 msnm, fue el más densamente ocupado, yofreció en épocas prehispánicas un abundante espacio para el cultivo de plantas,y los bosques circundantes posibilitaron la recolección de frutas silvestres, plantas

    medicinales y tintóreas, leñas y maderas, y la cacería de animales de monte. Laslagunas y ríos constituyeron importantes fuentes de pescado que contribuyerona mejorar la disponibilidad de proteína animal en la ración alimentaria antigua.

    Sin embargo, a pesar de esta potencialidad, fue muy importante el vacíoproducido por la ausencia de grandes mamíferos domesticables, como el caballo,el asno, el ganado vacuno y porcino, aptos para una disponibilidad permanentede productos cárnicos y labores agrícolas y de transporte. Igualmente, hay queresaltar que la ausencia de herramientas metálicas y de la rueda condujo a grandes

    deficiencias tecnológicas que se manifestaron en el empeoramiento de las condi-ciones de vida de las poblaciones agrícolas, pues tenían que roturar los camposcon artefactos líticos, pesados y con poco filo, y transportar todos los productospor intrincados caminos a sus espaldas debido a la ausencia de animales de carga.

    1.3 El espacio andino durante el Pleistoceno

    Hace aproximadamente tres millones de años, a finales del Plioceno, concluyó elprincipal levantamiento de la región, y la altiplanicie de Bogotá quedó cubierta

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    por un extenso lago que se ubicaba hacia los 2500 m de altura. Al mismo tiempoel levantamiento del estrecho de Panamá produjo un intercambio de flora y fauna

    entre Norte y Suramérica. Durante el Pleniglacial Inferior y Medio (55.000-28.000años), la laguna se extendía por la parte central del altiplano, con variaciones al-titudinales según la intensidad de las precipitaciones, ascendiendo hasta las rocascircundantes de la montaña en algunas ocasiones, y en otras descendiendo hastareplegarse por la zona más ancha en la región de Funza, conformando ampliasáreas pantanosas. Hacia finales de este período, el gran lago de la altiplanicie deBogotá se secó, como consecuencia del descenso gradual del nivel de sus aguas,la erosión, el relleno y el desagüe producido por el río Bogotá al precipitarse por

    el salto de Tequendama, aunado esto a la disminución de las lluvias anuales. Laformación de centenares de metros de depósitos lacustres, que oscilan entre los200 y los 400 m de espesor, generó una de las tierras más fértiles del territoriocolombiano (Van der Hammen, 1992: 69).

    Durante el Pleniglacial Superior (26.000 hasta cerca de 14.000 años a. P.), elclima se torna considera blemente frío, desciende el nivel de las aguas de las lagu-nas y llega a dominar la vegetación de páramo. El límite altitudinal del bosque seextiende muy bajo, hasta los 2000 m, y el de los glaciares, hasta los 3800 msnm,

    conformando una vegetación de páramo seco, con precipitaciones de lluviasmenores que las actuales. Las temperaturas eran unos 6-8ºC más bajas que lasactuales, lo cual dificultó la ocupación humana del altiplano. Hace 18.000 años,eran 8ºC más bajas a 3000 m de altitud, y 6ºC más bajas a 1500 m. Los cambiosclimáticos, tanto en los Andes Septentrionales como en los valles interandinosdurante este período fueron vitales para la supervivencia de la megafauna, especial-mente del extinto elefantoide mastodonte (Haplomastodon y Cuvieronius ), cuyoshuesos, colmillos y molares han sido fechados entre 25.000 y 11.000 años a. P.

    La existencia de una inmensa área abierta que unía el altiplano Oriental con losvalles interandinos, favoreció la abundancia y el libre movimiento de megafauna,siendo una de las presas favoritas de poblaciones de cazadores recolectores. Entrelos 21.000 y los 14.000 años a. P., los glaciares se retiraron, produciendo un climaseco y frío, con una amplia vegetación de páramo seco (Van der Hammen, 1963).

    Durante el Tardiglacial (14.000 a 10.000 años a. P.), el clima se torna máshúmedo y cálido; las dos áreas de vegetación abierta y seca del altiplano y vallesinterandinos se reducen y se separan por un bosque montano. La reducción del

    hábitat de la megafauna conduce a su aislamiento y posterior reducción, fenómenoagudizado por la actividad predadora de los cazadores recolectores. Durante estos

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    cuatro milenios, hay alternancia de climas fríos (estadiales) y cálidos (interestadia-les); inicialmente se observa el interestadial de Susacá (circa 14.000-13.000 años a.

    P.), seguido por un estadial frío; posteriormente sobreviene el interestadial calientede Guantiva (12.000-11.000 años a. P.); finalmente acontece el estadial frío deEl Abra (11.000-10.000 años a. P.). Durante estos interglaciares, las condicionesclimáticas son favorables para las ocupaciones humanas.

    1.3.1 Cambios climáticos durante el Holoceno

    En los Andes, el Holoceno sobrevino hace cerca de 10.000 años, con un climamuy similar al actual, aunque con algunas fluctuaciones menores de temperaturay precipitación de lluvias. Alrededor de los 9000 años a. P., el bosque montanoalto llega a sobrepasar la cota de los 3000 msnm; hacia los 5500 años a. P. vuelvea incrementarse el límite altitudinal del bosque, pero desciende poco antes de los5000 años a. P.; entre los 5000 y los 3000 años a. P., el límite del bosque alcanzasu posición más alta. Durante el óptimo del Holoceno, hace 6000-4000 años, latemperatura fue 1-2ºC más alta, y hace 3000 años llegó a ser algo más fría. Estos

    cambios provocaron la desecación de pequeños y poco profundos lagos del alti-plano; el bosque invade la mayor parte de la región, aunque las zonas pantanosaspermanecen abiertas. El palinólogo Thomas van der Hammen (1992: 110) haestablecido que a partir del I milenio a. C. se evidencia un descenso de las tem-peraturas medias anuales; los pantanos tomaron el lugar de la antigua laguna yel bosque descendió casi hasta el nivel existente actualmente. Los períodos secosubicados en 3000 a. C. (extinción de la megafauna), 1000-700 a. C. (finalesdel Precerámico) y 1250 d. C. (inicios de los chibchas tardíos), coinciden con

    significativos cambios culturales en la cordillera Oriental. Para la sabana de Bogotáse destaca entre el 700 y el 300 a.C. una época de notable sequedad, detectadapor la reducción del lago (inicios del periodo Herrera).

    1.4 El espacio y el tiempo mítico de Bochicaen la sabana de Bogotá 

    Según la tradición bíblica del diluvio universal, Noé salvó a varias poblacionesanimales en su arca cuando las aguas del Mediterráneo por el deshielo alpino

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    rompieron las barreras del estrecho del Bósforo, inundando gran parte del marNegro y sus poblaciones ribereñas, hace cerca de 7500 años durante el hipsitermal.

    Durante este período, se alcanzan las temperaturas más altas del Holoceno, lo queproduce un masivo deshielo de las nieves acumuladas en las montañas alpinas. Porla misma época y como fenómeno mundial, en la sabana de Bogotá tuvo lugaruna gran inundación por la parte más baja y ancha que se extiende entre Madrid,Funza, Mosquera, Fontibón, Bosa y Soacha, la que se anega por la creciente de losríos que allí desembocan al Bogotá, como el Subachoque, el Frío y, más adelante,el Checua y el Sopó, además de algunos cauces pequeños, que desaguan en la re-gión del Tequendama a través de un estrecho rocoso que forma el famoso salto del

    mismo nombre. En esta región se desarrolló el mito de Cuchaviva, Chibchacumy Bochica que fue transmitido de generación en generación hasta la llegada de loseuropeos, dándonos una idea de la profundidad temporal de la tradición chibchay de su permanencia en este territorio. Si los chibchas fuesen advenedizos, comohan planteado algunos autores, habrían conservado en su memoria mitos de otrasregiones de donde habrían provenido, de su éxodo y avatares durante su travesía,al igual que los hebreos. Sin embargo, ante nuestros ojos tenemos una tradiciónlocal muy profunda en el ámbito temporal que se remonta a varios milenios antes

    de la llegada de los conquistadores. Anota el cronista fray Pedro Simón (1981, III: 379-381) que la adoración al

    arco del cielo llamado Cuchaviva se relaciona con el mito de la gran inundación, ylo ubica en el contexto geográfico adecuado. Todas las aguas que descienden de loscerros que rodean la altiplanicie, y que en tiempos inmemorables fueron abundantes,desembocan en el río Bunza (Bogotá), y tienen una sola salida en el suroeste por laregión de Tequendama, donde rompen estruendosamente entre dos rocas, con tantafuerza, especialmente en invierno, que rebosan por la parte posterior, inundando

    durante buena parte del año Bosa, Hontibón (Fontibón) y Bogotá (Funza). Cuentael mito que por algunas ofensas proferidas contra el dios Chibchacum, éste castigóa los pobladores de la región haciendo crecer los ríos Sopó y Tibitó (Chocontá)que aportan mayor cantidad de agua, anegando gran parte de la sabana, algo queno ocurría anteriormente, pues el agua de ellos se empleaba en las labranzas ysementeras sin necesidad de desagüe. Al no tener alimentos y ser muy grande lapoblación, las gentes empezaron a aguantar hambre, por lo que decidieron solicitarla ayuda del dios Bochica. Éste, compadecido por las penurias de los chibchas y

    agradecido por los sacrificios, clamores y ayunos ofrendados en su templo, decidióayudarles. Una tarde soleada hizo aparecer el arco iris acompañado de un fuerte

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    viento; se vio surgir al resplandeciente Bochica con forma humana y arrojar unavarita de oro contra las rocas de Tequendama, con lo cual se desaguó la región de

    la inundación. Quedó así libre la tierra para “poder sembrar y tener sustento”, ylos indígenas obligados a continuar con su culto a Bochica como dios benefactor,aunque temerosos por la amenaza de Chibchacum de que habrían muertes cuandoapareciera el arco iris. Por este hecho, Bochica lo castigó obligándolo a sostenerla tierra sobre sus hombros –antes apoyada sobre guayacanes–; cuando se cansa yquiere cambiar de lado, puede hacer temblar la tierra.

    1.5 El espacio sabanero a la llegada de los conquistadores

     A la llegada de los españoles, la sabana de Bogotá estaba cubierta de lagunas,pantanos e islas donde se refugiaban los indígenas de las huestes conquistadoras,pues los caballos por su peso se hundían en el cieno y no los podían perseguir.Cuenta fray Pedro Aguado:

    Eranles favorables a estos míseros indios, para no ver de todo punto su ruina y

    destrucción, unas lagunas o pantanos que cerca del pueblo de Bogotá había, en lascuales se recogían al tiempo que los españoles iban a su alcance, y allí guarecíanlas vidas los que escapaban, porque como aquellas lagunas fuesen de grandescenegales y tremedales, no entraban dentro los españoles con sus caballos, porno ser sumidos en el cieno y puestos en notorio peligro. (1956, I: 273)

     Además de ese ambiente anegadizo, había valles habitables, cerros, bosques ysabanas con una gran diversidad climática y tierras adecuadas para la agricultura.

     Al respecto, Fernández de Piedrahita describía así la región de Tunja:

    Cíñenla dos colinas rasas, una a la parte de oriente, donde habitan los chibataes,soracaes y otras naciones que se extienden hasta la cordillera que divide los llanos deSan Juan de lo que al presente se llama Nuevo Reino; la otra al occidente, llamadala Loma de los Ahorcados [...] o cuesta de la Laguna, por el valle que tiene a lasespaldas... donde hay un gran lago y en que habitan las naciones de los tibaquiraes,soras, cucaitas [...], furaquiras y otras que por el mismo rumbo confinaban con

    las tierras de los caciques de Sáchica y Tinjacá, señores libres y de la provincia[...] donde está fundada la Villa de Leiva. Al sur de las dos colinas, cinco leguas

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    distante, tenía su estado el cacique Turmequé, señor poderoso y sujeto al Tunja[...]; y aunque todas aquellas tierras son ásperas y dobladas, por ser tan fértiles las

    ocupaban muchas naciones, como son los boyacaes, icabucos, tibanaes, tenzas ygaragoas, y al norte era señor de los motabitas, sotairaes, tutas y otros muchos,hasta confinar con el Tundama, señor absoluto y poderoso [...] A estos términosy calidades se reducían el señorío y estados del Tunja [...]. (1973, I: 91-92).

    La tierra de la provincia de Tunja era muy variable, pues tenía valles llanos,templados y calientes, muchos de ellos fértiles por la calidad de sus suelos, aunquepredominaban los cerros y cuestas. El temple era más sano que enfermo, cuando

    el clima era seco, pero cuando llovía o estaba cubierto de nubes, era aún mássano, “de manera que el sol no pueda estar, y lo mismo es en los frutos, que sedan mejor en los tiempos lluviosos y nublados que en los claros, que es cuando elsol y hielos los dañan [...]” (Relación de Tunja de 1620; en Patiño, 1983: 339).Estaba rodeada de importantes manantiales (Soya y Aguayo) y fuentes fluviales(Chicamocha y Sogamoso) y lacustres (Tinjacá o Fúquene y Guáquira o Tota)que proporcionaban variedad de peces (capitán, sardinatas, bagre), patos y aguapotable de buena calidad. Al norte (Zipaquirá, Nemocón, Tausa) existían varias

    fuentes saladas que proporcionaban sal comestible. En sus tierras crecían árbolesque suministraban maderas, animales de monte, aves, frutas, hortalizas, yerbasy flores que brindaban lo suficiente para el sustento nativo. Los indios de estaprovincia que vivían en tierras calientes cultivaban algodón, coca y tabaco, queintercambiaban con los de tierras frías.

    El territorio de la confederación de Bacatá era tierra fría, con algunas sierras,aunque era más bien llana por la planicie aluvial del río Bogotá que se anegabaen invierno. Generalmente era sano, poblado de robles, cedros, nogales y alisos,

    buenos para madera. Había abundancia de árboles frutales, maíz, raíces, fríjolesy “[...] alguna coca que traen y siembran en algunos valles calientes que alcanzan;en los cuales asimismo se les da mucha diversidad de frutas que ellos tienen [...]”(Relación de Popayán y del Nuevo Reino 1559-1560 ; en Patiño, 1983: 65). Venadoshabía en abundancia, especialmente en un vedado del señor principal de Bogotá,pero existía veda estacional sobre su consumo. Las rozas y sementeras estaban ala puerta de las moradas, por lo cual las poblaciones estaban separadas unas deotras, aunque las que se extendían por la sabana de Bogotá casi estaban en forma

    de pueblo, y “[...] las sementeras en este valle algunos años previenen se prestó losindios con sembrar en la tierra caliente que alcanzan y en el entretanto que se coge

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    se sustentan con papas [...]” (Descripción de la ciudad de Tunja ; en Patiño, 1983:65). En los términos de la ciudad de Santafé de Bogotá había una gran diversi-

    dad de fuentes de agua salada que se explotaban para obtener sal comestible. Enlas fuentes lacustres y fluviales se obtenía un pescado sin escamas, como anguila(capitán), y muchos cangrejos.

     Al sur, hacia la frontera de los panches de Conchima, se hallaban fríos páramosdonde se cultivaba predominatemente papa, pues los hielos y fríos no permitíanel cultivo de otros productos.

    De esta manera, se empleaban todos los pisos térmicos, siendo los cálidosvalles útiles para el cultivo de coca, algodón, tabaco, yuca, batata, fríjol, maíz de

    tierra caliente y frutales, mientras que los más templados lo eran para sembrarpapa, arracacha, cubio, hibia, y frutales de los bosques subandinos. La sal quese obtenía de diferentes fuentes saladas era intercambiada por oro, esmeraldas yartículos exóticos, como plumas (guacamayas), pieles (jaguar), tinturas vegetales(bija) y sustancias psicotrópicas (yopo, ambil). No en vano a los conquistadoresles llamó la atención en 1537 la parefernalia de un chamán del altiplano, atavia-do con plumas de aves tropicales, pieles de felinos y recipientes para yopo de losLlanos Orientales, caracoles marinos, adornos orfebres del valle del río Magdalena

    y cuentas de collar de la Sierra Nevada de Santa Marta (Langebaek, 1996: 9). Esdecir, ya en el siglo XVI los indígenas de los Andes Orientales de Colombia estabanglobalizados mediante una red de intercambio que les conectaba con todo el país.

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       T  a   b   l  a   1 .   C  a  m   b   i  o  s  s  o  c   i  o  c  u   l  t  u  r  a   l  e  s ,

      c   l   i  m   á  t   i  c  o  s  y   b   i  o   l   ó  g   i  c  o  s  e  n   l  o

      s   A  n   d  e  s   O  r   i  e  n  t  a   l  e  s   d  e   C  o   l  o

      m   b   i  a .

       P   E   R

        Í   O   D   O

       C   R   O   N   O   L   O   G    Í   A

       C   L   I   M   A

       E   C   O

       N   O   M    Í   A   Y   C   U   L   T   U   R   A

       B   I   O   T   I   P   O

       S   I   T   I   O   S

       R  e  p   ú   b   l   i  c  a

      s  s   X   I   X -   X   X   I   d .   C .

       C  a   l  e  n  t  a  m   i  e  n  t  o  g   l  o   b  a   l .   I  n   d  u  s  t  r   i  a

       M  e  s  t   i  z  o   h   i  p  s   i -   b  r  a -

      q  u   i  c   é   f  a   l  o

       M   ú   l  t   i  p   l  e  s

       C  o  n  q  u   i  s  t  a  y

       C  o   l  o  n   i  a

      s  s   X   V   I -   X   I   X   d .   C .

       P  e  q  u  e   ñ  a   E   d  a   d

       d  e   H   i  e   l  o .

       E  x  t  r  a  c  t   i  v  a

       M  e  s  t   i  z  o   b  r  a  q  u   i  c   é   f  a   l  o ,

      e  s  p  a   ñ  o

       l   d  o   l   i  c  o  c   é   f  a   l  o

       E   d   i   f   i  c  a  c   i  o  n  e  s  c  o   l  o  n   i  a   l  e  s

       C   h   i   b  c   h

      a   T  a  r   d   í  o

      s  s   X   I   I   I -   X   V   d .   C .

       M   á  s  c   á   l   i   d  o ,  m  e  n  o  s

       h   ú  m  e   d  o .

       A  g  r   i  c  u

       l  t  u  r  a   i  n  t  e  n  s  a ,  m  a  y  o  r   d  e  n -

      s   i   d  a   d   d

      e  m  o  g  r   á   f   i  c  a .

       M  u   i  s  c  a  s ,  g  u  a  n  e  s ,   l  a  c   h  e  s ,  c   h   i  t  a -

      r  e  r  o  s .

       B  r  a  q  u   i  c   é   f  a   l  o

       B  o  g  o  t   á ,   T  u  n   j   a ,   D

      u   i  t  a  m  a ,

       S  o  g  a  m  o  s  o ,   L  o  s   S  a

      n  t  o  s ,   S .

       N .   C  o  c  u  y ,   S   i   l  o  s

       C   h   i   b  c   h  a   T  e  m  p  r  a  n  o  s  s   I   X -   X   I   I   d .   C .

       M  e  n  o  s  c   á   l   i   d  o  y  m   á  s

       h   ú  m  e   d  o .

       P  e  r   í  o   d  o   d  e  t  r  a  n  s   i  c   i   ó  n ,

      c  e  r   á  m   i  c  a  p   i  n  t  a   d  a

       B  r  a  q  u   i  c   é   f  a   l  o

       P  o  r  t  a   l  e  g  r  e ,   C  a  n   d  e   l  a  r   i  a ,

       F  u  n  z  a

       H  e  r  r  e  r  a

       T  a  r   d   í  o

      s  s   I -   V   I   I   I   d .   C .

       A  g  r   i  c  u

       l  t  u  r  a  m   á  s   i  n  t  e  n  s  a ,  g  e  n  e  r  a -

       l   i  z  a  c   i   ó  n   d  e   l  m  a   í  z .

       D  e  s  a  r  r

      o   l   l  o   d  e  t  e  m  p   l  o  s  y  o   b  s  e  r  v  a -

      t  o  r   i  o  s  a  s  t  r  o  n   ó  m   i  c  o  s   l   í  t   i  c  o  s .

       C  e  r   á  m

       i  c  a   i  n  c   i  s  a .

       B  r  a  q  u   i  c   é   f  a   l  o

       D  e   f  o  r  m

      a  c   i   ó  n  c  r  a  n  e  a   l

       M  a   d  r   i   d   1 ,   l  a  g  u  n  a   d  e   L  a

       H  e  r  r  e  r  a ,   T  e  m  p   l  o

       d  e   l   S  o   l

       (   S  o  g  a  m  o  s  o   ) ,   T  e  m

      p   l  o   d  e

       G  o  r  a  n  c   h  a  c   h  a   (   T  u  n   j   a   ) ,   E   l

       I  n   f   i  e  r  n   i  t  o   (   V   i   l   l  a   d  e

       L  e   i  v  a   ) ,

       S  a  n   L  o  r  e  n  z  o   (   D  u   i  t  a  m  a   )

       H  e  r  r  e  r  a

       T  e  m  p  r  a  n  o   I  m   i   l  e  n   i  o  a .   C .

       C  a   l  e  n  t  a  m   i  e  n  t  o ,   d  e  s  e -

      c  a  c   i   ó  n   d  e   l  a  g  o  s ,  e  n  t  r  e

      e   l   l  o  s ,   L  a   H  e  r  r  e  r  a .

       I  n   i  c   i  o  s

       d  e   l  a  a  g  r   i  c  u   l  t  u  r  a   (  m  a   í  z   ) ,

      c  o  n  s  t  r  u  c  c   i   ó  n   d  e  c  a  m  e   l   l  o  n  e  s ,  c  a -

      n  a   l  e  s ,  y  e  s  t  r  u  c  t  u  r  a  s   l   í  t   i  c  a  s .

       C  e  r   á  m

       i  c  a   i  n  c   i  s  a .

       D  o   l   i  c  o

     -  m  e  s  o  c   é   f  a   l  o

       M  a   d  r   i   d   0 ,   Z   i  p  a  c   ó  n

       P  r  e  c  e  r   á  m   i  c  o   T  a  r   d   í  o   I   I   I -   I   I  m   i   l  e  n   i  o  a .   C .

       M   á  s  s  e  c  o  y  c   á   l   i   d  o

       C  a  z  a ,  r

      e  c  o   l  e  c  c   i   ó  n ,  p  e  s  c  a ,   h  o  r  t   i  c  u   l -

      t  u  r  a   (  r  a   í  c  e  s   d  e   l  a   l  t   i  p   l  a  n  o   ) .

       D  o   l   i  c  o

      c   é   f  a   l  o

       A  g  u  a  z  u  q  u  e ,

       V   i  s  t  a   h  e  r  m  o  s  a

       P  r  e  c  e  r   á  m   i  c  o

        T  e  m  p  r  a  n  o

       V   I -   I   I   I  m   i   l  e  n   i  o  a .   C .

       H   i  p  s   i  t  e  r  m  a   l ,  m  u  y  c   á -

       l   i   d  o

       C  a  z  a   (

      v  e  n  a   d  o ,  e  x  t   i  n  c   i   ó  n   d  e  m  e -

      g  a   f  a  u  n

      a   ) ,  r  e  c  o   l  e  c  c   i   ó  n .   I  n   i  c   i  o  s   d  e

       d  o  m  e  s  t   i  c  a  c   i   ó  n   d  e   l  c  u  r   í .

       D  o   l   i  c  o

      c   é   f  a   l  o

       C   h   í  a ,   G  a   l   i  n   d  o ,   N  e

      u  s  a

       V   I   I   I -   V   I   I  m   i   l  e  n   i  o  s  a .   C .

       I  n   i  c   i  o  s   d  e   l   H  o   l  o  c  e  n  o  y

       d  e   l   d  e  s   h   i  e   l  o

       C   h  e  c  u  a ,   T  e  q  u  e  n   d  a

      m  a ,

       S  u  e  v  a ,   N  e  m  o  c   ó  n ,   F   l  o  r  e  s  t  a

       I   X  m   i   l  e  n   i  o  a .   C .

       E  s  t  a   d   i  a   l   E   l   A   b  r  a

       C  a  z  a   (  v  e  n  a   d  o ,  c  a   b  a   l   l  o ,  m  a  s  t  o   d  o  n -

      t  e ,  c  u  r   í ,  o  t  r  o  s   ) ,  r  e  c  o   l  e  c  c   i   ó  n .

       T   i   b   i  t   ó ,   E   l   A   b  r  a .

       X  m   i   l  e  n   i  o  a .   C .

       I  n  t  e  r  e  s  t  a   d   i  a   l   G  u  a  n  t   i  v  a

       X   V   I   I   I -   X   I  m   i   l  e  n   i  o  s  a .

       C .   E  s  t  a   d   i  a   l   F   ú  q  u  e  n  e

       P  u   b  e  n  z  a ,   T  o  c  o  g  u

      a ,   R   í  o

       S  o  g  a  m  o  s  o

  • 8/20/2019 Chibchas Colombia Orígenes Rodríguez

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    Figura 1. Mapa con la localización de los grupos chibchas y vecinos hacia el siglo XVI.

    SAN CRISTOBAL

    CUCUTA

    GUANES

     YARIGUIES

    CHITAREROS

    LACHES

    ZAQUE

    MUISCAS

    ACHAGUAS

     ACHAGUAS Grupo Étnico

    Límite

    Ríos Principales

    Poblaciones Actuales

    Lagunas

    500 m.s.n.m

    1.000

    2.000

    3.000

    4.000

    Escala:

    TECUAS

    ZIPA

    GUAYUPES

    SUTAGAOS

    PANCHES

    COLIMAS

    MUZOS

    CUCUTILLA

    PAMPLONA

    LABATECAMUTISCUAMATANZA

    R. SOG AMOSO

    R  . L E  B  R  I  J   A 

                      C                  O                   R                   D

       .                     D                   E                     L                  O

                      S                     Y                  A                   R                   E

                      G                   U                   I                   E                  S

                       R   .                   S

                       U                  A                   R                   E

                       Z

        R .      M    I     N    E    R

        O

        R .      B    O    G

        O     T     Á

    R. HORTA

    R     .  G     U     A     Y      A     B     I     T     O     

                       R   .                   Z

                       U                   L                   I                  A

       R .    C   H   I    T   A

       G   A

                  R  .              G

                  U             A             C

                 A

        R .     C    H    I    C    A

        M    O    C    H

        A

    R . C R  A V  O  S U  R 

    R    .  U     P    Í      A    

    R. META

    R    .  H     U     M     E     A    

    R . G U  AI T I Q U Í  A

    R   .  T    O   C   A   R   Í     A   

    R . F  O N C E 

    R . C  AS  AN  AR E 

        R .     B   O   J

       A    B    Á

             R .          P

             A         M         P         L

            O         N         A

    R   .  T   O   R   B   E   S    

          R .       M      A      G

          D      A      L      E      N

          A

    TONA

    MESA DELOS SANTOS

    BETULIA

    BUCARAMANGA

    SILOS

    CHITAGA

    GUACAS.ANDRES

    MOGOTES

    ONZAGASOATA

    ENCINO

    CHARALA

    SOCORRO

    OIBA

    SUAITA

    CHIPATA

    CHIQUINQUIRASACHICA

    SUSA

    UBATE

    SUPATA

    LA PEÑA

    CHIA

    BOGOTA

    FOMEQUE

    PASCA

    FUSAGASUGA

    SILVANIA

    TIBACUYFOSCA

    SOACHA

    SOPOGUASCA

    GUATAVITA

    SUBAMADRID

    FACATATIVA

    CHOCONTA

    TENZA

    UBALA

    LAG. DEFUQUENE

    LAG. DETOTA

    TUNJA

    VELEZBOLIVAR

    LANDAZURI

    75° 74° 73° 8°

    72°73°74°75°

    LA BELLEZA

    SUTAMARCHAN

    BOAVITA

    LA UVITA

    CHITA

    JERICO

    SOCHA

    MORCOTE

    TASCO

    CONVENCIONES

    COTAS

    BELEN

    SATIVANORTE

    DUITAMA

    SOGAMOSO

    LABRANZAGRANDE

    PISBA

    EL COCUY

    UBICACION DEL TERRITORIO  CHIBCHA EN EL MAPA DE  COLOMBIA

    0 30 45 60 Km.15

    FLORESTA

    PUENTE NACIONAL

    TAUSA

    ZIPAQUIRA

    SUBACHOQUE

     AGUA DE DIOS

    TEQUIAS

    CAMPOHERMOSO

    R     .  O     P     O     N     

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    Capítulo 2Los primeros pobladores

    del altiplano Cundiboyacense

    2.1. El poblamiento temprano del noroeste de Suramérica 

    Gracias a las investigaciones adelantadas en el marco del programa “Medioambiente pleistocénico y el hombre prehistórico en Colombia”, coordinadopor el arqueólogo Gonzalo Correal U. del Instituto de Ciencias Naturales

    de la Universidad Nacional de Colombia y por el palinólogo holandés Thomas vander Hammen [q.e.p.d.], la historia de Colombia se amplió en más de 10.000 años deantigüedad (Correal, 1979, 1981, 1990, 1993; Correal y Van der Hammen, 1977,

    2003; Correal et al ., 1972). Este trabajo pionero inspiró otras investigaciones, entreellas trabajos arqueológicos (Ardila, 1984; Groot, 1992, 2000; Orrantía, 1997; Pinto,2003; Rivera, 1992) y estudios especializados sobre paleoecología (Van der Hammen,1992), paleodieta (Cárdenas, 2002), paleontología (Ijzereef, 1978), paleopatología ypaleodemografía (Correal, 1985, 1996), tecnología lítica (Nieuwenhuis, 2002), y laevolución de la morfología craneal (Rodríguez, J. V. 2007) y dental (Rodríguez y Vargas,2010; Vargas, 2010). Igualmente, se posee una amplia información sobre el precerámicoen el valle del río Magdalena (Correal, 1976; López, 1991; Santos y Otero, 2003), elsuroccidente (Gnecco, 2000), la cordillera Occidental (Cardale

    et al ., 1989; Salgado,

    1989) y el valle medio del río Cauca (Aceituno, 2003). Esta información permite abor-dar la discusión sobre las diferencias regionales en el uso de los paisajes y tecnologíaslocales, el impacto de los cambios climáticos en el comportamiento de los cazadoresrecolectores –especialmente en la obtención de recursos faunísticos y vegetales–, la saludy la enfermedad, y los orígenes de la diversidad poblacional y su proceso evolutivo.

    Las primeras bandas trashumantes de cazadores recolectores en su búsquedade recursos traspasaron el istmo de Panamá a finales del Pleistoceno cuando noexistía cobertura boscosa tropical, sino llanuras propicias para la pastura de grandesherbívoros, con pequeños reductos boscosos. Desde allí pudieron remontarse haciael interior del país por el occidente (costa Pacífica, cordilleras Occidental, Central y

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    valle del río Cauca), centro (valle del río Magdalena, cord