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  • Entendimiento y percepcin del espacio construido con cermica

    2009-2010

    Uso de la cermica en la bsqueda de un nuevo espacio sacro

    David Garca-Asenjo Llana

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    "Fisac tena una religiosidad rotunda y sencilla", explica Fernando Snchez Mora, que colabor con el maestro en sus ltimos aos. "Y a algunos, lo austero les parece pobre...", dice, sealando los actuales toques decorati-vos que rompen las poticas lneas de la obra original: psters de "Dios te ama" o "Pescador de hombres" pegados sobre el hormign visto, una mquina de velitas elctricas o un infantil dibujo del nio Jess sobre el sobrio altar. Fisac dej de ir a esta iglesia, donde hicieron la comunin sus ni-os, porque le horrorizaban este tipo de pegotes. (Patricia Goslvez. EL PAIS 19-10-2009)

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    Por qu gran parte de los usuarios no perciben como espacio de culto uno diseado desde los principios de la arquitectura moderna? Por otra parte, qu requisitos debe cumplir una iglesia? En una mesa redonda en el I Congreso de Arquitectura Religiosa, organizado por el Obispado de Ourense a travs de la Delegacin de Ourense del COAG, y en la que estaban presentes Esteban Fernndez Cobin, Giorgio della Longa, Walter Zahner e Ignacio Vicns, se comentaba que se convoc en Alemania un concurso nacional para la construccin de una iglesia. Pese a que en las bases se indicaba que estaba a disposicin de los concursantes el documento que recoga las directrices de la jerarqua en la que se indicaban los re-querimientos que deba satisfacer el edificio, slo dos de los cincuenta concursantes lo haban solicitado, y uno de ellos haba realizado la pro-puesta ganadora. Este proyecto haba interpretado el edificio a la luz de los requerimientos litrgicos y responda a las exigencias del concurso.1 Habra ocurrido lo mismo de haber sido convocado un concurso para la rea-lizacin de un edificio de otra tipologa, por ejemplo un museo? Se aven-turara un arquitecto a plantear un edificio sin leer los condicionantes que se establecen en el pliego? Al igual que en el caso de un museo, una iglesia tiene que cumplir una se-rie de condiciones, marcadas por la liturgia, por lo que se podra entender sta como programa de la arquitectura sacra. A raz del Concilio Vaticano II se redactaron documentos en los que renova-ba la liturgia y, aunque a la luz de los mismos se podran extraer las de-terminaciones espaciales que se deben exigir a un templo catlico, las dis-tintas conferencias episcopales nacionales han ido creando las directrices pastorales y litrgicas bajo las cuales se proyectan los edificios destina-dos al culto. Sera necesario tratar de evitar lo que sealaba Luis Fernndez Galiano: Pero hoy las formas sagradas son profanas: las formas del culto han dado paso al culto de la forma, y los templos se han desplazado del dominio de la teologa al territorio del arte.()

    1 Actas del I Congreso de Arquitectura Religiosa Contempornea.

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    La fragmentacin del culto ha producido tambin una exacerbacin de la au-tora. Disueltas las certidumbres dogmticas, la interpretacin de lo sa-grado se atribuye al proyectista, que ya no entiende el encargo religioso como un marco pautado para las convenciones litrgicas, sino como una opor-tunidad de libertad expresiva. Esta autonoma autoriza a la vez el dispara-te y la excelencia: la extincin del cdigo facilita el extravo, pero per-mite asimismo la exaltacin del lenguaje personal.2 En otro texto incide en lo siguiente: () y ms alimentados con energa espiritual por su vinculacin a una doc-trina esttica que por su adaptacin a una coreografa litrgica. 3

    Aunque estn claramente definidas las normas litrgicas que marcan el pro-grama sacro, sera interesante encontrar un tipo, una serie de pautas que ayuden a identificar los elementos que debe reunir una iglesia y analizar los ejemplos construidos en su adecuacin a esos requerimientos, y no tanto por las posibles referencias poticas que evoque un determinado espacio. En un nmero de la revista Arquitectura dedicado a la arquitectura religiosa, Miguel ngel Baldellou plantea la siguiente reflexin: En este sentido, en las circunstancias dispersas de hoy, construir una iglesia, con pretensin de generalidad o de absoluto, sera importante. S-lo resulta eficaz en trminos restringidos y relativos. Habr, hoy, casi infinitos modelos de calidad que no logran sin embargo concretar un tipo. Pueden, a cambio, producir expresiones que consolidad una cierta potica; pero con gran dificultad, quizs por ello mismo, pueden construir un esti-lo.4

    2 Revista Arquitectura Viva n58 3 Revista Arquitectura Viva n58 4 Revista Arquitectura. N 311.

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    Se proponen tres ejemplos, y una interpretacin de los espacios a la luz de la liturgia, estableciendo la misma como el programa real de la arquitectu-ra sacra. Construir iglesias hoy no es levantar monumentos; es crear es-pacios especficos, funcionales, aptos para una celebracin singular: el culto cristiano comunitario.5

    5 PLAZAOLA, JUAN: Espacios celebrativos, en Ars Sacra, Secratariado Nacional de la Comisin Episcopal para el Patrimonio Cultural de la Iglesia, n 7, 1998, p.133.

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    Iglesia Stella Maris (1961-1964), Mlaga, de Jos Mara Garca de Paredes. Este edificio es un proyecto intermedio entre la propuesta para la Iglesia de San Esteban Protomrtir de Cuenca, concurso en el que participaron los principales arquitectos de la poca, cada uno mostrando sus particulares propuestas para la renovacin del espacio sacro; y la iglesia de Almendra-les, sublimacin del modelo establecido en aquel concurso y de los inter-eses de Garca de Paredes, y uno de las ms importantes referencias de la arquitectura espaola del siglo XX, incluso fuera del tipo religioso. Se interpreta un programa conventual en un edificio inserto en la trama ur-bana consolidada. Para ello resuelve el convento apilando sus funciones, situando el claustro y ambulatorio varias plantas sobre el nivel de la ca-lle y sobre ste coloca las celdas, alojadas bajo la cubierta, en una solu-cin que remite a la adoptada por De la Sota en el Maravillas. As se per-mite que la luz llegue al claustro como al propio templo, en una adecuada reflexin sobre lo que significa la vida monstica.

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    Iglesia Nuestra Seora de la Luz (1.969), Madrid, de Jos Luis Fernndez del Amo. Este es uno de los mejores ejemplos de arquitectura religiosa y uno de los primeros que recoge de forma fiel las recomendaciones postconciliares. Fer-nndez del Amo proyectaba espacios sacros de una estudiada domesticidad, con una escala muy humana que conllevaba una distinta manera de vivir la religin.

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    Iglesia Nuestra Seora Reina del Cielo (1969), de Jos Antonio Domnguez Salazar. Un complejo poco conocido, fruto de la asuncin por parte de la constructo-ra Urbis del desarrollo de edificios parroquiales en entornos de nueva construccin, proyectado por un arquitecto con gran experiencia en vivien-das en la periferia y que colabor con Luis Moya en algunos de sus ltimos templos. El principal inters de esta iglesia reside en el sistema de iluminacin, que destaca el presbiterio mediante un lucernario que se descuelga a modo de baldaquino y con una iluminacin de la asamblea a travs de un lucerna-rio perimetral matizado por un filtro de alabastro.

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    Estos tres ejemplos pueden responder perfectamente a lo que indicaba Miguel ngel Baldellou: ()Sin embargo, me parece interesante observar la importancia que en mu-chas de las ms convincentes (o emotivas) de las aportaciones a la arqui-tectura religiosa de esta ltima mitad de siglo han tenido las arquitectu-ras ms desformalizadas y ms desornamentadas: las que han recurrido para la emocin al intelecto ms abstracto. Son las que han utilizado para modelar el espacio arquitectnico los recur-sos ms primarios: luz, color, textura... En este sentido, la aportacin nrdica me parece fundamental;() 6

    6 Revista Arquitectura. N 311.

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    BSQUEDA DE LO SIMBLICO

    Uno de los objetivos principales de la arquitectura sagrada es poder dar expresin a la misteriosa emocin de lo sagrado. La configuracin espacial debe poseer la capacidad de emocionar. El fro clculo racional que rige la arquitectura no excluye la emocin que debe suscitar el espacio bien confi-gurado y la textura material que sustenta el edificio. Ms que de percep-cin del espacio arquitectnico, tendramos que hablar de vivencia o expe-riencia en el sentido amplio de la palabra.7LUIS AYM Es importante por otra parte no olvidar el aspecto simblico que debe tener el espacio sacro, la unin de smbolo y significado (Existe la funcin simblica como apertura de nuevas vas que apuntan hacia nuevos caminos de comprensin y significacin de la realidad. Lejos de ser una funcin pasi-va, consiste en un acto creativo que exige la puesta en tensin o suspen-sin de los diversos elementos que entran en juego mundo sensible, mundo espiritual, significaciones habituales, horizontes de sentido...-8). No basta con disponer una serie de elementos en un contenedor sin cualificar. Los recursos de iluminacin y materiales son los que definitivamente van a cualificar realmente el espacio y deben estar orientados a expresar de for-ma adecuada lo que los requerimientos litrgicos exigen. Es a travs de la luz como se cualifica el espacio, con operaciones espa-ciales se expresan las intenciones funcionales y simblicas propias de este espacio. La luz se convirti para la Iglesia en el smbolo ms expresivo de Cristo. Aunque el Salvador no hubiera dicho: Yo soy la luz del mundo, se hubiera visto en la luz solar y en la llama del fuego un hermoso smbolo del Reden-tor.9 As se expresa tambin el Directorio Litrgico Pastoral, sobre la Am-bientacin y arte en el lugar de la celebracin

    7 Luis Aym. Tesis Doctoral. 8 Luis Aym. Tesis Doctoral. 9 Cf. PLAZAOLA, JUAN: El arte sacro actual, p. 217.

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    11. Visibilidad y artstica

    La visibilidad no consiste slo en que todos los presentes puedan ver el rea donde se desarrolla un rito, sino sobre todo en la sensacin de que todos se sientan cercanos entre s. La visibilidad se consigue con una ade-cuada distribucin del espacio celebrativo y del lugar de la asamblea, pero tambin por medio de una buena iluminacin, natural o artificial, que re-salte aquello que se debe ver y favorezca la ambientacin apropiada para cada celebracin. Ahora bien, la iluminacin, en este sentido, ha tenido un papel clave en la liturgia, particularmente en los tiempos antiguos. Se ha de procurar cuidar la luz como elemento simblico, no slo como funcional ayuda para ver. Cristo se identifica con la luz, los cristianos son llama-dos a ser luz, la luz es fuente de transfiguracin, ofrece un valor festi-vo, todo esto ha de tenerse en cuenta a la hora de plantear la versatilidad de la iluminacin, tanto natural como artificial, del lugar de la celebra-cin. A lo largo de la historia ha sido importante la simbologa asociada a las expresiones arquitectnicas, existiendo muchos niveles de significado que permitan una profunda reflexin sobre lo sacro. Como seala Jos Antonio Ramos: ()Frente al espacio clsico, dominado por la luz en centro de una cpula csmica, ha pasado a ser aquel construido al servicio de una luz que no aplasta sino que incita, no a la luz que domina sino a la que tiende una mano, la que ayuda a entrar en la siguiente mora-da. Toda luz escondida nos abre un horizonte insospechado, representa a la que necesitamos y forma parte de la todopoderosa que la historia nos ha de-jado. ()10 En lugar de una iluminacin teatral, se opta por una manipulacin de la luz ms sobria, con unas intenciones que van ms all de la intencin de llamar la atencin o epatar al espectador.

    10 RAMOS ABENGZAR, Jos Antonio. TERESIANUM.

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    En un precioso momento de explicacin, Lewerentz indic que la luz suavi-zada fue enriquecida precisamente en el grado al que la naturaleza del es-pacio tena que ser enriquecida, emergiendo slo en respuesta a la explora-cin. Esta lenta toma de posesin del espacio (el modo en el que gradual-mente llega a ser tuyo) fomenta la fusin de privacidad en la particin de un rito comn que es la esencia de lo numinoso. Y es slo en tal oscuridad cuando la luz comienza a tomar una cualidad figurativa. COLIN ST JOHN WIL-SON.

    El tratamiento de la luz de Lewerentz tiene ms que ver con la sombra, con la penumbra, y la posibilidad de percibir lentamente el espacio, disminu-yendo la velocidad, creando un momento de pausa que incita al recogimiento. Dentro de la iglesia se celebra un rito, con un tiempo distinto del que transcurre en el exterior.

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    El smbolo no es slo una cosa o una sustancia. Es, sobre todo, un aconte-cer simblico en el cual algo ocurre, ciertamente, en relacin a determina-dos objetos materiales (pan, vino, agua, fuego) que se usan o se manipulan con vistas a ciertos fines sagrados. Tal acontecer exige un lugar adecuado (templo) y un tiempo especfico y oportuno (celebracin festiva). TRIAS, EUGENIO: La edad del espritu, p. 170) El mismo efecto que cumple el atrio en Nuestra Seora de la Luz (en este caso alrededor del atrio se ordena el resto de espacios que componen el complejo y sirve de filtro entre lo profano y lo sacro) se consigue con la penumbra en la Iglesia de la Estrella. Al acceder al templo se entra en otra realidad temporal asociada al rito y lo que ste representa. La penumbra invita a recorrer el espacio desde el borde hacia el interior, apoyndonos en los muros perimetrales. En este momento se puede reconocer el material del que estn constituidos los muros, su textura. Mientras fue-ra posible este proceso de aclimatacin a la iluminacin interior del espa-cio sagrado podra llegar a prescindir de la iluminacin artificial de los oficios realizados durante el da, o se debera tratar la misma para que consiga resultados similares. La eleccin del material colabora a mejorar estas intenciones. El hecho de que los paramentos exteriores e interiores estn tratados con el mismo ma-terial dota al edificio de un espesor y homogeneidad que permiten investi-gar en aspectos formales o de iluminacin. 11 Esta cercana al material invita a un tratamiento especfico del material en puntos determinados. Un distinto empleo del mismo material implica dotar de espacial significado all donde se produce.

    11 QUINTANILLA CHALA, Jos. Tesis Doctoral.

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    Pues lo sagrado hace siempre referencia a un fondo oscuro que jams llega a presencia y que, en consecuencia, no aparece. Y el smbolo se define entonces como el modo a travs del cual eso sagrado, con su peculiar ambi-valencia, hace irrupcin en el mundo de lo sagrado. RIES, JULIEN: Lo sa-grado en la historia de la humanidad, Encuentro, Madrid, 1989, p.24. [Trad. Cast. Antonio Gabriel Rosn].

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    Esteban Fernndez Cobin seala () La arquitectura moderna dio muestras evidentes de su dificultad para incorporar significados, sobre todo por la escasez inicial de sus recursos figurativos. Este hecho debera haber sido una ventaja para la arquitectura sagrada, pues conforme iba avanzando un siglo se hacan ms necesarios los espacios donde se pudiera desarrollar un discurso de interioridad, reflexin serena, trascendencia y paz; y sin em-bargo, se volvi en su contra durante mucho tiempo.

    Los arquitectos comenzaron a afrontar el proyecto del espacio de culto des-de la intuicin atemporal y simblica de lo sagrado. La atemporalidad es una propiedad de todo arte que pretenda acercarse a lo eterno. Es sabido que la experiencia artstica tiene lugar simultneamente en varios niveles de consciencia. Adems se ha demostrado que un mensaje artstico depende de unos significados estructuralmente profundos mientras que las intenciones de estilo, la moda o la ideologa, mucho ms superficiales son arrastradas por el tiempo.12

    12 Esteban Fernndez Cobian. El espacio sagrado en la arquitectura espaola contempornea.

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    Cuando se convoc el concurso de la Iglesia de San Esteban Protomrtir de Cuenca, Garca de Paredes plante una revolucionaria propuesta, de la que posteriormente emple soluciones en otros edificios, y en el caso de Stella Maris es una homogeneizacin del espacio, y una eliminacin de referentes historicistas.

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    La recuperacin del valor del material luz, vidrio, roca, ladrillo- es una constante que se da en muchos templos y constituye una lnea de inves-tigacin en la arquitectura contempornea. El material es llevado al mximo punto de tensin en cuanto a sus posibilidades expresivas, lo que exige, como anteriormente se ha indicado, un mximo respeto a su despliegue inter-no. En este contexto, la luz no se entiende como algo aislado, sino que se comprende desde el juego que establece con la textura y disposicin de los diferentes materiales. Los materiales y la luz no constituyen elementos que se yuxtaponen en la composicin arquitectnica, sino que quedan entre-verados en un sutil juego de relaciones que despliegan todo un abanico de tonalidades, matices, cualidades que dan expresin a un mbito determina-do. La arquitectura sacra ha potenciado un aspecto clave para la compren-sin del sentido de los edificios: la luz activa el material y cualifica el espacio.13

    13 Luis Aym. Tesis Doctoral

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    REQUERIMIENTOS LITRGICOS Tomando como partida los documentos producidos por el Concilio Vaticano II y las posteriores adaptaciones e interpretaciones posteriores que se reco-gieron en el Directorio Litrgico Pastoral, sobre la Ambientacin y arte en el lugar de la celebracin, se analizar la adecuacin de los ejemplos a cada una de las exigencias.

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    El principal aspecto de estos documentos, y en el que se hace especial hin-capi es el siguiente:

    El espacio litrgico dentro del espacio de la comunidad cristiana.

    Se ha de construir un espacio apto para celebrar el misterio y expresar la fe, teniendo en cuenta que la comunidad es parte esencial de la celebra-cin, pero por otra parte se facilite la reflexin personal.14 En este contexto adquiere una vital importancia la recuperacin de la ca-pacidad simblica que supone la eliminacin de lo accesorio. Elementos como la cruz, el altar, el ambn constituyen por s mismos un mbito de ex-presin del misterio que el plan general de diseo debe tener en cuenta para que no queden reducidos a un simple adorno o a su vertiente utilitaria. ()En efecto, la liturgia pretende ayudar a comprender los misterios de la fe, y en ese intento signo y smbolo juegan un papel importante; con tal, claro, que ayuden a hacer presente el misterio, no a sustituirlo. La deco-racin ilustrativa, en cambio, lo sustituye, lo rebaja a tpico o lugar co-mn.15 En el presbiterio se situar el altar, que es el centro real de la igle-sia, y hacia el que debe converger de forma espontnea la atencin de la asamblea de los fieles. Para Fernndez del Amo un templo es un espacio que cobija a la asamblea re-unida alrededor del altar, donde todo debe contribuir a la participacin en

    14 Dos corrientes poderosas aparecen perfectamente determinadas en la Liturgia: una que im-pulsa al alma hacia la vida colectiva, y otra que se opone a la primera y la contrarresta, a fin de que no traspase los justos lmites, ya que el individuo es, sin duda alguna, un miembro del complejo colectivo, pero es algo ms que un simple miembro que desaparece dentro de ese todo. Ciertamente est subordinado a l, pero de tal forma que su personalidad se conserva intacta, independiente, como es en s misma, sin mermas ni transmutaciones. GUARDINI, ROMANO: El espritu de la Liturgia, p. 101.

    15 Cf. VICENS HUALDE,IGNACIO: El espritu de las formas. Arquitectura religiosa y programa litrgico, en Arquitectura, n 58, Enero Febrero, 1998, p. 31.

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    el pan y la palabra, de modo que si no hay comunidad ni participacin el templo se reduce a nada.

    Al construir nuevas iglesias, al reconstruirlas o adaptarlas, procrese con diligencia que resulten adecuadas para celebrar las acciones sagradas, conforme a su autntica naturaleza, y obtener la participacin activa de los fieles Un mecanismo para obtener la participacin activa de los fieles es tratar de situar a la asamblea alrededor del presbiterio. En los primeros templos postconciliares era bastante habitual esta disposicin de la asamblea, como se puede observar en los dos ejemplos madrileos, acentuado en el caso de Nuestra Seora de la Luz por el inters de Fernndez del Amo de crear una proximidad ntima entre el celebrante y los fieles.

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    Este esquema en el que la iglesia se organiza alrededor del altar y en el que la asamblea se sita en torno a l, fue adoptado tambin por Domnguez Salazar, desde su colaboracin con Luis Moya en la Capilla del Colegio del Pilar en la Estrella, hasta sus templos para los barrios de la Estrella y Moratalaz.

    Posteriormente, la tipologa de los templos ha sufrido una regresin, ya que desde la propia jerarqua se ha solicitado una vuelta hacia esquemas lineales. La interesante evolucin de la arquitectura espaola durante los aos 50 y 60 tuvo un reflejo importante en los programas sacros. Se cre un campo de investigacin para los profesionales, espoleados por unos comiten-tes que buscaban incorporarse a las nuevas inquietudes de la sociedad.

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    6. Espacio y ambiente.

    Se trata de crear un espacio apto para celebrar el misterio y para expresar la fe.

    Garca de Paredes consigui un espacio sereno y tranquilo mediante la ilu-minacin de los distintos puntos. El presbiterio se destaca mediante un lu-cernario que baa suavemente y desde arriba el pao de ladrillo de Martos que sirve de fondo del espacio de celebracin. Ha desaparecido el retablo. La atencin se centra sobre el altar, y sobre el sagrario, mediante una in-geniosa posicin que lo sita a los pies del presbiterio.

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    7. Noble belleza.

    Al promover y favorecer un arte autnticamente sacro, es preciso buscar ms una noble belleza que la mera suntuosidad (SC 124). El arte ha de ser un elemento expresivo, digno y funcional en el espacio y en el ambiente de la celebracin. La interesante evolucin del arte sacro en la poca previa al Concilio Va-ticano II fue posible gracias a una generacin de artistas que aplicaron las vas del arte moderno y una ambiente en el que la discusin sobre el arte sacro implicaba a todos los profesionales que intervenan en el espa-cio religioso, y que, en el caso de Espaa, se canaliz a travs de la Re-vista ARA (Arte Religioso Actual) y de la capital figura del dominico padre Jos Manuel Aguilar. Este dominico aglutin a su alrededor la tendencia li-trgica renovadora, al modo del padre Couturier en Francia (tambin domini-co y responsable de los encargos de La Tourette y Ronchamp) y del Cardenal Lercaro en Italia. En esta revista colaboraron Miguel Fisac, Jos Luis Fer-nndez del Amo, Jos Mara Garca de Paredes, y todos los arquitectos que tenan algo que decir en aqul momento. Fue difcil mantener el impulso inicial de la revista ARA, que orient su atencin en la conservacin del importante patrimonio histrico de la Igle-sia, hasta su desaparicin. Esta disolucin del inters por el impulso renovador ha llevado a que las iglesias comiencen a poblarse de elementos decorativos que nada tienen que ver con las importantes obras de arte que se disearon en el momento de su construccin. Una falta de conocimiento de la materia por parte de los fie-les y en muchos casos de los propios prrocos ha llevado a aberraciones que alteran el espritu con el que los edificios fueron concebidos y desvirtan los significados implcitos en la eleccin y tratamiento de los materiales y su efecto sobre el ambiente del templo. En otros casos directamente se han construido nuevos templos alejados de los principios de la arquitectura moderna, en los que la decoracin a pasado a ser un elemento fuera de su tiempo.

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    8. Cualidades de las formas artsticas.

    He aqu algunas cualidades que deben poseer las manifestaciones del arte sacro: Autenticidad, es decir, que los materiales que componen o adornan los luga-res de la celebracin y los objetos litrgicos sean realmente lo que pare-cen. La Iglesia promovi con especial inters que los objetos sagrados sirviesen al esplendor del culto con dignidad y belleza, aceptando los cam-bios de materia, forma y ornato que el progreso de la tcnica introdujo con el correr del tiempo (SC 122). En la iglesia malaguea, el ladrillo es utilizado como material de cerra-miento, sin funcin estructural, como ya se adivina por su peculiar coloca-cin a panderete, pero se muestra sin revestir, de forma natural. La es-tructura metlica portante aparece de forma abierta, donde la cermica cum-ple las funciones de cerramiento, y en la que la limpia definicin de la construccin y la integracin de la iluminacin natural en la concepcin estructural del edificio, logra la creacin de un ambiente especialmente acogedor y apto para la celebracin.

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    Fernndez del Amo emplea el ladrillo de forma masiva, mostrando la estruc-tura metlica all donde se hace necesaria. Esta utilizacin del ladrillo, sin un especial inters en crear un aparejo complejo, ni en el formato de la pieza, ni resaltando de forma especial la junta, habla de una preocupa-cin por crear un espacio indiferenciado y abstracto, que trasvase el inte-rs a lo que sucede dentro de los muros, significando de forma especial la cubierta y su forma de introducir la luz en la iglesia.

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    En el templo de la Estrella de nuevo se muestra la construccin de forma patente. La estructura de hormign armado aparece all donde es necesaria, y de nuevo el ladrillo crea grandes lienzos de particular textura. Aqu la eleccin del ladrillo oscuro denota, aparte de un inters por integrarse en el entorno, una especial atencin a la textura y color del mismo.

    Al exterior la textura del ladrillo puede recoger el paso del tiempo y aadir nuevas capas de historia.

    El lucernario de alabastro se convier-te en luz slida, y muestra los mati-ces e imperfecciones de la materia, generando una iluminacin vibrante y cambiante segn las horas del da y de los cambios que se producen en el ex-terior, siempre difuminando su impacto sobre el interior, creando un ambiente de particular recogimiento.

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    Sobriedad o sencillez, de acuerdo con el espritu evanglico y con la sen-sibilidad actual que suele buscar en la arquitectura, en la decoracin, en el mobiliario y en el vestido mas una adecuada funcionalidad que la compli-cada suntuosidad de otras pocas (cf. SC 124). En Nuestra Seora de la Luz se puede apreciar el particular inters de su autor en perseguir el rigor funcional, litrgico en este caso, frente a una manifestacin ostentosa y monumental, la sobriedad en los materiales y el adecuado dimensionamiento de la asamblea congregada. En este espacio se va-loran la penumbra y el silencio. Para ello buscaba una expresiva sobriedad en la eleccin de los materiales y en el tratamiento de la luz.

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    Nuestra Seora Reina del Cielo se integra perfectamente en el entorno y uno de los recursos que emplea para tal fin es adoptar el ladrillo que Javier Carvajal utiliz en los bloques de viviendas en altura que forman el barrio de la Estrella y las cornisas de hormign armado visto.

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    Actualidad y apertura al arte de nuestro tiempo y de todos los pueblos y regiones (cf. SC 123). Jos Luis Fernndez del Amo plante su actividad como un taller en el que todos los artistas produjeran una obra conjunta, con una correcta imbrica-cin entre todos los elementos y procur reunir a su alrededor a los artis-tas ms destacados de su tiempo.

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    Elegancia y sencillez. ()Hoy normalmente no se plantea la construccin de un edificio slo para el culto. Cuando una comunidad cristiana nace, busca dotarse de espacios para todas sus actividades, aunque sus medios sean pobres. Se habla pues de complejos parroquiales que, desde la sencillez de unos bajos comerciales o de un prefabricado hasta la complejidad de un edificio especfico y ro-deado de amplios espacios libres, est ofreciendo a la comunidad la posibi-lidad de desarrollar gran parte de sus actividades especficas y de signi-ficarse ante el resto de los conciudadanos. Esta cuestin obliga a plantear el espacio litrgico, del que aqu vamos a tratar en relacin con las necesidades de la catequesis y de la enseanza de la fe en un sentido amplio, as como con la caridad organizada desde la comunidad. No se pueden unir los espacios sin ms. El espacio habla a quie-nes viven en l y condiciona el modo de comprender la actividad que en l se realiza. Se podr tener un mayor o menor presupuesto, pero no se puede prescindir de plantear al tcnico la necesidad de coordinar los espacios, adaptarlos a sus fines especficos y que el conjunto refleje lo que es la conviccin cristiana sobre el significado de cada una de estas acciones: liturgia, evangelizacin y caridad. () ()considerar la importancia que el edificio de la comunidad cristiana tie-ne, con su articulacin interna y su imagen externa, como signo visible de lo que es y pretende la Iglesia.()"

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    El convento Stella Maris compite en altura con los edificios vecinos, con una presencia propia pero que huye de la monumentalidad, incluso evita toda referen-cia al apilamiento de funciones y no diferencia al exterior la posicin del templo. Consciente de la im-portancia que la fachada principal adquira, Garca de Paredes elabor mltiples soluciones para la composi-cin de la misma, eligiendo finalmente la fachada ms sobria y austera de las dibuj, y en la que los ele-mentos simblicos se muestran de modo ms discreto.

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    En un entorno de viviendas unifami-liares de poca altura, Fernndez del Amo resuelve el conjunto evi-tando la monumentalidad y la repre-sentatividad en su exterior, pero creando un espacio lleno de espiri-tualidad, y articulando los elemen-tos que exiga el programa en torno a un patio que sirve de atrio de entrada al templo y de distribuidor de acceso al resto de dependencias, y que tambin se entiende como es-pacio de transicin entre lo profa-no y lo sagrado.

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    Domnguez Salazar sita el complejo en un solar exento, con una geometra alargada, con presencia de edificios de gran altura alrededor, que llevan a adoptar una solucin discreta, de discreta presencia urbana. En l se inte-gran los espacios requeridos: templo, locales parroquiales y sociales y vi-viendas para los sacerdotes. Se plantea una edificacin de escala domstica que ocupa el solar en todo su permetro y crea pequeos patios en su inter-ior. La principal pieza es la nave a dos alturas y alrededor de la misma se desarrolla el resto de dependencias. Un voladizo de hormign crea un am-plio atrio abierto. Se manifiesta de forma discreta el uso religioso del edificio, con una elegante cruz metlica y una reinterpretacin del tradi-cional campanario junto una hornacina con la imagen de la Virgen. Un letre-ro de dudosa tipografa desvirta la sobriedad de la actuacin.

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    EL EDIFICIO DE LA CELEBRACIN

    10. La iglesia

    La disposicin general del edificio debe ser como una imagen de la asamblea eclesial que permita un proporcionado orden de los diferentes papeles o funciones litrgicas y que favorezca el ejercicio de todos los ministerios, dentro siempre de una concepcin del espacio eclesial como un todo nico y armnico. En este espacio unitario existen diversos sectores correspondien-tes a los diferentes servicios litrgicos, pero la unidad espacial debe destacar por su evidencia" (cf. OGMR 294). La iglesia malaguea es anterior al Con-cilio Vaticano II, pero recoge inquietu-des de su autor que ayudan a prefigurar las soluciones que posteriormente em-plearan iglesias post conciliares. El espacio es direccional, frente a la pro-puesta para la Iglesia de San Esteban Protomrtir de Cuenca, que luego se vera plasmada en la iglesia de Almendrales. La zona de la asamblea queda iluminada mediante franjas verticales de color m-bar situadas entre los pilares metlicos de la estructura y los plementos del mis-mo ladrillo visto que recubre todo el es-pacio. La orientacin Este de esa fachada permite que el templo quede inundado me-diante una luz que no deslumbra y permite el recogimiento y la meditacin personal, a la vez que consigue crear un espacio adecuado al sentido de comunidad perse-guido. Unos estilizados faroles de beda dimensionan la sala y contribuyen a un adecuado comportamiento acstico de la sala, anticipando el uso que tendrn en el Auditorio Manuel de Falla de Granada.

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    12. El presbiterio

    El presbiterio no puede aparecer como un lugar de separacin, sino de significacin del ministerio. El presbiterio queda bien diferenciado respecto de la nave de la iglesia, sea por su diversa elevacin, sea por una estructura y ornato particular. Sea de tal capacidad que puedan cmodamente desarrollarse en l los ritos sagrados (OGMR3 295). El espacio debe entenderse como el lugar en el que se rene la comunidad, pero a su vez la separacin de funciones litrgicas debe permitir que se entienda la importancia que de cada una de las mismas. 16

    En el caso de la Iglesia de Garca de Paredes en Mlaga, la elevacin del presbiterio permite que se perciba su especial importancia. Sin embargo, al tratarse de un templo preconciliar, esto hace que la asamblea quede alejada del celebrante, hecho que se tratar de evitar ms adelante. Por otra parte, el carcter lineal del espacio tambin evita que se perciba el espacio como asambleario, como una comunidad de fieles alre-dedor del altar.

    16

    Este anlisis nos posibilitar establecer una serie de conexiones fundamentales para valorar la configuracin interna del templo contemporneo: vinculacin de lo ntimo personal con lo comunitario, la oracin privada con el culto pblico, la norma dogmtica con la emocin contenida del sentimiento religioso, las formas ex-presivas con la vinculacin con lo profundo, adems, deberemos investigar el fun-damento cristolgico del espacio cristiano, es decir, la identificacin del templo de Dios con Cristo. El templo no es formado en principio por la delimitacin espacial, debida al ar-quitecto, sino por la interferencia de mbitos debida a la voluntad de apelacin por parte de la divinidad y a la voluntad de respuesta por parte del pueblo creyen-te.LPEZ QUINTS, ALFONSO: Esttica de la Creatividad, p.14.

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    13. El altar a) El mismo altar.

    El altar es el centro de la iglesia, y se debe manifestar en su colocacin, ornato, iluminacin, etc El altar debe construirse separado de la pared, de modo que se le pueda ro-dear fcilmente y la celebracin se pueda hacer de cara al pueblo. Ocupe el lugar que sea de verdad el centro hacia el que espontneamente converja la atencin de toda la asamblea de los fieles. En Nuestra Seora de la Luz agrupa a los fieles en torno al altar, acercn-dolos lo ms posible al mismo y tratando que se perciba un sentimiento de comunidad nica y compacta. Se diferenci poco el presbiterio del espacio de la asamblea, creando un nico mbito de encuentro. Los cerramientos de ladrillo envuelven de forma homognea este mbito, siendo el tratamiento de la luz el que pone el nfasis en la importancia del altar, descolgndose el techo sobre el mismo, mientras que la comunidad participa de una luz difusa en los bordes de la cubierta. Cuando se entra en la Iglesia de Nuestra Seora Reina del Cielo sta se en-cuentra en penumbra, slo se distingue el presbiterio ms iluminado que el resto del templo por dos ventanales laterales y el lucernario descolgado a modo de baldaquino que remarca la posicin del altar. El volumen general de la sala est rodeado por un ventanal lineal que tiene como filtro una celo-sa de alabastro, proporcionando una iluminacin de un tono indiferenciado. En el fondo del santuario se produce un cambio de material. Se utiliza un hormign gris con una textura estriada vertical en la que la luz que resba-la desde el lucernario en cubierta significa de forma especial el muro. La falta de inters en la resolucin del techo de la sala no colabora para conseguir este efecto. En la Iglesia de Nuestra Seora de Moratalaz, del mismo arquitecto, un falso techo de madera que se eleva hacia el presbite-rio orienta a la asamblea hacia el santuario, y aunque la experiencia espa-cial no es la misma, s se observa una integracin ms acertada de los ele-mentos arquitectnicos.

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    14. La sede y los asientos de los ministros La sede del obispo (ctedra) o del sacerdote "debe significar su oficio de presidente de la asamblea y director de la oracin" La sede ayuda a mostrar al sacerdote como cabeza de la comunidad. La sede ha de estar en lugar preeminente, de cara al pueblo y que no haga difcil la comunicacin entre el sacerdote y la asamblea.

    15. El ambn.

    La dignidad de la Palabra de Dios exige que en la Iglesia haya un sitio reservado para su anuncio, hacia el que, durante la liturgia de la Palabra, se vuelva espontneamente la atencin de los fieles. Esta es una revolucin del espacio postconciliar, ya que como comentaba Fi-sac y vuelve a retomar Vicens, ya que se est generando un espacio multifo-cal, o ms bien con un foco dinmico, que dirige la atencin de los fieles de acuerdo con el momento de la celebracin. Los elementos que se sitan en el presbiterio no deben interferir unos con otros, se debe entender la importancia de cada uno de ellos. Fernndez del Amo entiende este punto perfectamente, ya que aunque aparentemente el altar es el centro de la iglesia, ste se desplaza levemente, permitiendo que el todos los elementos del presbiterio estn alrededor del eje principal de la composicin, pero sin llegar a ocuparlo.

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    16. Lugar de los cantores y del rgano.

    Los cantores deben estar reunidos en un mismo lugar, de modo que aparezca claramente que forman parte de la asamblea.

    Los templos madrileos siguen esta recomendacin y sitan junto al altar el rgano, adosado al muro de fondo, y alrededor se coloca el coro. De nuevo estas indicaciones han sido desatendidas en los ltimos tiempos y se ha vuelto a colocar el coro en la tradicional posicin elevada sobre la entra-da al templo, respondiendo a un retorno a los esquemas longitudinales.

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    17. La reserva eucarstica. El tabernculo debe estar situado, dentro de las iglesias, en un lugar de los ms dignos con el mayor honor. La nobleza, la disposicin y la seguri-dad del tabernculo eucarstico deben favorecer la adoracin del Seor realmente presente en el Santsimo Sacramento del altar. a) La capilla del Santsimo

    Siempre que sea posible conviene que se destine para la reserva de la Sa-grada Eucarista una capilla o lugar fuera del cuerpo central de la igle-sia, adecuado para la adoracin privada de los fieles. Este lugar ha de ser verdaderamente destacado y noble, de fcil acceso desde el atrio o prtico y desde la nave de la iglesia. El ambiente debe ofrecer un clima de recogi-miento y de atencin a la presencia eucarstica.

    La iglesia Stella Maris no dispone de capi-lla propia para el Sagrario, pero ste se encuentra en una posicin privilegiada, presente en todo momento al situarse en la parte baja del presbiterio, a los pies del altar.

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    En las otras dos iglesias existe un espacio independiente para la Reserva Eucarstica, con distinta iluminacin y con un especial tratamiento de la textura del ladrillo en el caso de Nuestra Seora del Cielo, en el que un inadecuado empleo de una potente luz artificial impide un mejor entendi-miento de esta operacin. De todos modos sta es una cuestin que se sigue planteando en la actuali-dad a la hora de resolver iglesias, ya que se trata de aunar la especial significacin del Sagrario y el recogimiento que se pretende que conlleve su adoracin, con una presencia destacada durante la celebracin de la mi-sa.

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    18. Un lugar para el Bautismo.

    La reunin del Pueblo de Dios comienza por el Bautismo; por tanto, el templo de-be tener un lugar apropiado para la cele-bracin del Bautismo (baptisterio) y fa-vorecer el recuerdo de las promesas del Bautismo (agua bendita). Tras el Concilio se sola situar la pila bautismal junto a la entrada, para signi-ficar el trnsito de los bautizados hacia la comunidad, pero en muchos casos se procedi a colocar la pila junto al al-tar, para permitir las celebraciones y significar su especial importancia.

    19. La capilla de la reconciliacin

    La renovacin de la vida bautismal exige la penitencia. Por tanto, el tem-plo debe estar preparado para que se pueda expresar el arrepentimiento y la recepcin del perdn, lo cual exige as mismo un lugar apropiado (CEC 1185b).

    Es conveniente destinar uno o ms lugares, a la entrada de la igle-sia o cerca del baptisterio, para la reconciliacin individual de los penitentes.

    La capilla de la reconciliacin suele tener un tratamiento de la luz intimista, que facilita la reflexin interior, como en el Nuestra Seora Reina del Cielo.

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    21. Otras dependencias del templo

    Adems de la sacrista, en la que se conserva todo el ajuar litrgico y en la que pueden prepararse el celebrante y los ministros para la celebracin de los das ordinarios, sera deseable disponer de una sala digna que, en la medida de lo posible, estuviese prxima a la entrada de la iglesia. En esta sala se revestiran el celebrante y los ministros los domingos y das ms solemnes, y desde ella se iniciara la procesin de entrada. En el templo de Nuestra Seora de la Luz se respeta esta determinacin, que habla del gran conocimiento de la liturgia que tena Fernndez del Amo. La antigua costumbre de convocar al pueblo cristiano a la asamblea litr-gica mediante el sonido de las campanas, y advertirle tambin a travs de estos signos de los principales acontecimientos de la comunidad local, in-vita a completar el edificio eclesial con la torre o campanario, unido a l o en sus inmediaciones. Aunque no es esencial al edificio, completa el con-junto y refuerza el simbolismo de la iglesia elevndose sobre los edificios circundantes para pregonar la presencia de lo trascendente en la ciudad te-rrena. El remate del campanario ha de ser la cruz, con preferencia a cual-quier otro smbolo.

    En los tres casos la presencia urbana del edificio es muy sutil, las refe-rencias al uso las justas y alejadas de la suntuosidad, como se recomendaba ya en los aos 50, ()el abandono de la presentacin triunfalista que, ar-quitectnicamente se traduce en monumentalidad y riqueza de materiales, pa-ra adoptar el tono adecuado para presentarse sin escndalo ante todos los hombres. Una sutil torre rematada por una cruz metlica, una reinterpretacin del concepto del campanario adaptado a los tiempos modernos y una lograda im-plantacin en un tejido urbano consolidado. En el caso de Mlaga existen pocos indicios que muestren el carcter del edificio, y es conocido que Garca de Paredes realiz una gran cantidad de croquis y esquemas para la fachada principal del complejo, adoptando quiz la ms austera.

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    Lewerentz interpreta de manera moderna la espiritualidad, connotndola a travs de la renuncia al desarrollo vertical, que considera un smbolo an-tiguo de una trascendencia no tan afn al espritu igualitario y democrti-co del hombre moderno.()

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    Cabra reprochar al edificio de Domnguez Salazar una cubierta ms elabora-da, consciente de su condicin de quinta fachada debido a la altura de los edificios colindantes. En una propuesta para el barrio de Moratalaz, el ar-quitecto se bas en la cita bblica de para crear una cubierta ms expresi-va dentro de la contencin formal, adecuada a su imbricacin en el tejido urbano.

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    Los maestros espaoles de las dcadas de los 50 y 60 pueden responder a la reflexin de Ignasi Sol-Morales sobre Loos o Tesenow, en el sentido de que eran vanguardistas pero a su vez adoptaron una actitud desconfiada y crti-ca de las mimas vanguardias: No slo no son vanguardistas sino que, cada uno a su manera, son reacti-vos a la vanguardia() Su desconfianza hacia los dogmas de la vanguardia y su confianza, en cambio, todava, en su aprendizaje acadmico vuelve a ser otro rasgo perifrico, tal vez, pero tambin comn. Frente al radicalismo y la negacin he aqu a unos arquitectos que tal vez no encontrarn, tan in-compatibles los instrumentos recibidos en su formacin acadmica con los problemas concretos que en su tiempo y su ciudad les planteaban. Y en esta capacidad de transaccin, tal vez de eclctico pactismo entre viejos y nue-vas competencias, sera un nuevo rasgo comn. Finalmente no son dogmticos. Son rigurosos en sus palabras a veces tanto como los vanguardistas y para ello basta pensar en los textos de Loos o de Tessenow. Pero no contemplan el pasado como un peso muerto ni creen que la tradicin sea una voz apagada de la que ninguna enseanza parece ya escucharse. Por el contrario, aristo-crticos y lcidos, estn al de la corriente polmica de la vanguardia y en el fondo los problemas que aqulla suscita les conciernen. Pero tienen res-puestas ms matizadas, tal vez ms maduras, ms sabias.17

    17 (SOL-MORALES, Ignasi. Las razones de un proyecto clsico. En: LINAZASORO, Jose Ignacio. El proyecto clsico en arquitectura. G. Pili, Barcelona, 1981, p. XVII)