Centenario del nacimiento del Expresidente General Gustavo...

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, INVESTIGACIÓN Y DEs.oJlAOI.LO SOCIAL ' No_ 23 U!.\NG • 2000 " Centenario del nacimiento del Expresidente General Gustavo Rojas Pinilla Jorge Serpa Eraw' XXIlI Conjamcia Oí/edra Maestro Germán Arciniegas 19 de oc/libre de 2000 Con ",,,ti/X) del cm/mar;!} dr! nacimienW del señor Exprf'Sidenle, Genera! Gustavo Rojas Pinillo, la Universidad Militar " M<I!!'I1 Gra/mdo", a ¡ravis de /a Olredm Maestro Gmnñ" Jlrriniego5 invil6 al amdémlCiJ lorge Serpa Em:w, esllidio;;{) de la vidil dd expresidente, ""ro que dentro de ""a vi5ión histór ia¡ presentam a la comunidad "cogtmladina lUla sembionUl de la vida de es/e patricio y de S!I contribllción como mili/or, como ingeniero y COnW gowrrnmle, 11/0 búsqueda de la paz y 01 bie""slar dd l"'i5. Introducción Se han <..>scrito muchas páginas sobre la vida pública y privada de! teniente general Gustavo Rojas Pini!!a, ano de los hombres públicos que más han influido en la histo- ria(olombiaM de este siglo; pero la mayo- ría de ellas se inspiraron al (alor del re- sentimiento o del sectarismo y por tal\to no se han ajustado a la verdad. la intención de mi libro, que pretendo resumir para la revista "lnvcsligaci61l y Desnrrollo Socia/" de la Universidad Militar Nueva Granada, ROJAS PiNiLLA, UNA HISTORiA DEL SiGLO XX, fue escrito por un liberal apasionado por la historia, que nunca militó en las filas de la Anapo, don- de se recogieron 105 episodios más cer<:a- nos a la realidad de los hechos. Mi único interés es lograr que las actuales y futuras generaciones obtengan conocimiento E"""""",,,. MM1 .. on OMa"oIIo EoonórrOco H.",.,d IJ/I,'ve,':oy. ", .. ,te, on SU ........ _tion-InsU"," <11 ca., lb .. Pr<Alsor do Fo"IMUI' lrlt."...".",a/tos do lO l.InN.,oida<! <11100 AMos, ¡:'o!&sM <1110 FocuI:ad óO E"""""" Y EocuoIo. <$o pos1grado <III.! UnjverWad MIo .. "N,. ,-a G,on"",,< 19!12·1W4.

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INVESTIGACIÓN Y DEs.oJlAOI.LO SOCIAL ' No_ 23 • U!.\NG • 2000 "

Centenario del nacimiento del Expresidente General Gustavo Rojas Pinilla

Jorge Serpa Eraw' XXIlI Conjamcia Oí/edra Maestro Germán Arciniegas

19 de oc/libre de 2000

Con ",,,ti/X) del cm/mar;!} dr! nacimienW del señor Exprf'Sidenle, Genera! Gustavo Rojas Pinillo, la Universidad Militar " M<I!!'I1 Gra/mdo", a ¡ravis de /a Olredm Maestro Gmnñ" Jlrriniego5 invil6 al amdémlCiJ lorge Serpa Em:w, esllidio;;{) de la vidil dd expresidente, ""ro que dentro de ""a vi5ión história¡ presentam a la comunidad "cogtmladina lUla

sembionUl de la vida de es/e patricio y de S!I contribllción como mili/or, como ingeniero y COnW gowrrnmle, 11/0 búsqueda de la paz y 01 bie""slar dd l"'i5.

Introducción

Se han <..>scrito muchas páginas sobre la vida pública y privada de! teniente general Gustavo Rojas Pini!!a, ano de los hombres públicos que más han influido en la histo­ria(olombiaM de este siglo; pero la mayo­ría de ellas se inspiraron al (alor del re­sentimiento o del sectarismo y por tal\to no se han ajustado a la verdad.

la intención de mi libro, que pretendo resumir para la revista "lnvcsligaci61l y Desnrrollo Socia/" de la Universidad Militar Nueva Granada, ROJAS PiNiLLA, UNA HISTORiA DEL SiGLO XX, fue escrito por un liberal apasionado por la historia, que nunca militó en las filas de la Anapo, don­de se recogieron 105 episodios más cer<:a­nos a la realidad de los hechos. Mi único interés es lograr que las actuales y futuras generaciones obtengan conocimiento

E"""""",,,. MM1 .. on OMa"oIIo EoonórrOco H.",.,d IJ/I,'ve,':oy. ", .. ,te, on SU ........ _tion-InsU"," <11 ca., lb .. Pr<Alsor do Fo"IMUI' lrlt."...".",a/tos do lO l.InN.,oida<! <11100 AMos, ¡:'o!&sM <1110 FocuI:ad óO E"""""" Y EocuoIo. <$o pos1grado <III.! UnjverWad MIo .. "N,.,-a G,on"",,< 19!12·1W4.

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INVESTIG"-CIÓN V Dt:SAAROLLO SOCIAL ' NO. 23 • UMNG' :/000

objetivo y la mayor claridad, sobre una época y un personaje controvertidos.

La vida y la obra de Rojas Pinillo es un k'ma de la mayor importancia histórica, Ningún presidente colombiano del siglo pasado, como el general Ro¡as, de un momento a otro pasó de la gloria a la igno­minia, conoció la adulación en el poder y sufrió la inmolación injusta de la calum­nia. Es sólo ahora, cuando el arrebato y la vehemencia, decantados por el tiempo y la sensatez, los historiadores están rectifi­cando muchos de los conceptos que se habían emitido sobre Id general Rojas, como gobernante, como estadista, como jefe político, como militar, como ser huma­no. Esel vercdictode la historia, que juzga n losdirigenles y personajes bajo la óptica fría de la imparcialidad y no bajo la acnlo­rada vecindad de Inspasiones. Ha llegado el momento de que Rojas salga de la leyenda y entre en la historia.

El quinto hijo de don Julio y doña Hermencia

EI12 de marzo de 1900, nace en la ciudad de Tunja, Gustavo Ro¡as Pinilla, quinto hijo del matrimonio formado por Julio Rojas Jiménez y Herrncncia Pinilla Suárez. El 14 de abril10 bautizaron en la vccina parroquia de Santa Bárbara, siendo padri­nos sus tíos Domingo Rojas y Elina Jimé­nez, acomodados parientes residentes en Villa de Leyva pero siempre muy unidos al hogar de don Julio y doña Hermencia, quienes también fueron padres de María, Julio César, Ann Elvira, Carlos Arturo y

Margarita María, siendo esta última la me­nor. Dos años antes del nacimiento de Gustavo, había muerto María, la h ija mayor.

La familia Rojas, se había radicado en Boyacá a mediados del siglo XIX, cuando 10$ abuelos de Gustavo, Cayetano Rojas y Liboría Jiménez se habían establecido en Villa de Leiva, donde el matrimonio llegó a poseer varias fincas de las evales, unas fueron vendidas y otras las conservaron algunos de sus herederos. Los seis hijos de Cayctano Rojas, -Martín, Leonidas, Diomedes, Domingo, Julio y Tarcisio­fueron criados modestamente dentro de las tradiciones y limitaciones imperantes en los hogares boyacenscs de la época. La estirpe conservadora y el entusiasmo partidista llevaron a los Rojas Jiménez a participar de una u otra fo rma en la contienda de Los Mil Días, donde Julio, padre de Gustavo, quién par~ entonces contaba con 36 años, se alistó en las fuerzas gobie rnistas, desempeñándose en la contienda como oficia\, pero desconocién­dose su participación en los campos de batalla.

Julio no siguió a su p<1dre en las labores de h<1ccndado; desde muy joven prefirió enrolarse en la administración püblica, donde pasó por varios empl~s, habiendo sido juez municipal, director de fnstruc­ción pública de Boyacá y alcalde de la Provincia del Centro, con funcionesde jefe civil y militar. En 1888, cuando rondaba los venticuatro, Julio Rojas Jiménez se des­posó con Hermencia Pinilla Suárez, de diecinueve años. oriunda de Moniquirá.

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INVESTIGACIÓN Y O€SARROLLO SOCIAL ' No. 23' UMNG • 2000

Se trataba de la piadosa hija de Manuel Pínil\a y María de los Ángeles Suárez, quienes poseían tierras y ganado en las estribaciones del páramo de Arcabuco.

la niftez y adoles<:encia d('Gustavo Rojas Pínilla transcurrieron sin mayores sobre­saltos entre T unja, donde vivía con sus pa­dres y Villa de lciva, que frecuentaba en el período de las vacaciones escolares, donde residía su lío Domingo.

Tunjanoera un lugar cosmopoli ta, Era una ciudad pobre con rigidas jerarquías, derivildas de Joo poco nítidos abolengos de unas cuantas familias gue, desde la Colo­nia, dominab:m los estamentos sociales con recia influencia de la religión católica . Barmras sociales separaban a las familias dcdase media de las dcorigencampesino. la idea de una heroica tradición que mu­chos apellidos lograron en las guerras de la independencia romo factor de progre;<) eron6mico, fue más una aspiración que lUla

realid~d . Tunja se quedó, ~l igual que Popayán, L'Stancada en el pas.1do y no logró zafarse de la obsoleta y endeble estructura agr~ria, establecida por los encomenderos en las épocas del virreinato.

Para ingresaren la Escuela Militaren 1919, no ~ requerí~ el títu lo de bachiller, por lo cual, el progr~ma de estudios tenia una duración de cinco aftos; sin embargo, en algunos casos, la dire<:ción del instituto tenía en cuenta a los bachilleres y universi­tarios ° consideraba circunstancias exeep­ciof1<'lles para disminuird tiempo de eshl-

dios. Este fue el caso de Gustavo Rojas quien solo cursó dos años en el plantel, habiendo obtenid.o el grado de subtenien­te en 1920.

En los dos anos que Gustavo Rojas fue alumno de la Escuela Militar, ocupó el tercer puesto entre trece alféreces y el concepto delcoronel Luis FelipeAcevedo, director del instituto, para la graduación, expresaba:] "El subteniente Rojas posee cualidades que hacen esperar que llegará a ser un magnífico ofiCial, apIO por su afición al estudio de las matemáticas, para la MtilJena"_

En la ceremonia que coincidió con el as­censo y gradn del curso de Rojas Pinilla, se I"ntonó y se incluyó por primera vez de manera oficial el Himno Nacional de Colombia y en ella los graduandos n><:i ­biNon la primera estrella de oficial, el sable de mando y el diploma de subteniCtl­te de manos del presidente Marco Fidel Suarez. En efe<:to, la Ley 33 de 1920, que aduptaba oficialmente la letra de Núi'iez y la música de Oreste Sindici como el Himno de la Repúbli<::a de Colombia, habi~ sido sancionada el 18 de octubre, díilS antes de la parada militar en el patio número uno de la eo.cue(o de 5..1n Diego.

Oficial de Artilleóa

Al completar sus estudios, la ambición de ROJas, como la de todo oficial r('Cién gra­duado, fue la de ser asignado a una

, GALVIS, SIMa - DONAOlO, Alberlo. ElJeI. Suptomo. Pl&M ... 19!18 p. 37,

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.. INVESTlG.lCK)N y OE$ARIlOU.O SOClAl. • NO 23' I.IMI<O • 2000

unidad mili tar en Bogotá, como enefccto lo oonsiguió, al vincularse al Regimiento de Artillería Bogotá N" 1, con sede en la capital. pero dependía dire<:lnmenle de la Segunda Brigada con el puesto de coman· doenla ciudad dcCúcuta. Un Regimiento de Artillería estaba compuesto por 21 oficiales, 64 suboficiales y 232 soldados. Cada oficial en (ólmpai'la disponía de un caballo y los cai\ol'lCS o baterías, totalmente desarmados, se transportaban en mulas. Una pieu de artillería requer[n 16 mulas que individualmente cargaban el siguiente material: culata, tubo del cañón, camisa, runa, mástil de testera, mástil deoontera, escudo o babero del cañón, ruedas y apa­ratos de puntería, repuestos y accesorios, herramientas, forja de c.,mp.-.ñn, clernen­tosdc hcrrcrin y armería, herramientas de zapa, talabartería y carpint.::rín y las muni­ciont'S. Un regimiento de nrtillerlll debí" contar con unn buenn mulada y caballada, No ~ cae en In exagemción si se afirma que la artilleria teni" m;'¡s bestias que la misma caballería. Adicionnl a los conod­mi.mtos sobre arrnamento pt'SildO y tiro, el oficial artillero debla ser buen jinete.

Prestando los servicios como subteniente de planta en el Regimiento de Artillería Bogotá N" 1,contiIluÓ loscstudios de inge­niería civil, en horario nocturno, en la Univl'Tsidad Nacional, los cualt'S en 1918 había dejado por la muerte de su padre. Sin embargo, este nuevo intento volvería a quedar trunco pOrque a finales de 1921 lo tr.1sladan a Medeltín al Regimiento Tenerife NQ 2, qoe meses antes estaba locali2.1do en la ciudad de Carlagena, Como ese mismo año -abril 20-, en

Moniquid. (Boyad), había muerto S~\ señora madre don .. Hermencia PinilJa de Rojas, antes de viajar.1 Mcdellín, el subte­níenteGustavo Rojas, visitó en Tunja a sus familiares, coincidiendo con el levanta­miento del batallón de infanteria acanto­nado alll.

Zapalero en Nueva York

Roj.1S llegó a Nueva York el 7 de agosto de 1924 y ante la carencia de recursos económicos se empicó en una fabtica de calzado. En el olono de 1925, Gllstavo Roja~se lara.a a Ul"Ia nueva aventura, deja a NuevJ York y parte para Dctroit (Michi­gan). El espíritu andariego volvía a atra­parlo, lo mismo que la búsqueda de lograr los dos objetivos más importantes del momento: estudiar y Ir ,¡bajar; consigue un empleo en la Ford Motor Company yes aceptado en el DelIoi! lnstitute ofTcchno­logy, centro edlleativo {'n el cual continúa los estudios d{' ingeniería con algunas dificul tades por el idioma. En septiembre de 1926, cambia de plantel educativo e ingresa al TriState College (Indiana), en donde a finales de 1927, con muy buenas calificaciones, obtiene el titulo d{' Civil Eng~riTlg Graduate.

A la edad de 27 anos ya no {'ra un impro­visado ciudadano a la zaga de cualquier oportunidad de empleo, sino un ingeniero graduado en los Estados Unidos,con bue­nas perspecti\'.1S y muchas opciones. De regreso a su patria, la vida proft'Sional de Rojas Pini1la {'ntró en una segunda elapa. El país pasaba de la mula.1 los medios de

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INVESTIGACi(m y OESAAROLlQ SOCIAL' No_ 23 • UMNG' 2QOO " tri1nsport~ modefllD.'i como el fernxarril y los automotores; se acornetÍ<m obras en difcnmtcs frentes y [a ingenien-a (¿ra sin dud~ la actividad que transformaba a unll nación marcadamente pastoril y les abría [as puertas de la colonización a vastas rcgione~ paril el desarrollo de múltiples actividades hasta entonces ajenas a Id civilj¡,:ación. L.1s cundiciones gi"ügr.jficas de Colombia no son las más vent<ljosas para la c<:>nstnlcci6n de caminos y carrc· telas. LIs cordilleras, los s\lclos delezna­bles, las superficies de falla y los cauda­losos ríOs, han sido colosales obstáculos para la integración de las diferentes regio­nes. Aún lIsí, no es extraño, por 10 tanto, que desde la~ éPOC<lS dd gobierno del general Rafael Reyes, comCl'IZiIT"en el país \In p~rÍocIo de cre<::iIfli~nto hílsta entonces I1Imca visto. En estas plimcrasdéGldas del siglo xx se dio impulso a las inversiones públicas, orientadas hacia ('\ dcsarroHo de la infraestmctura de transportes y ~omu­nicaciones alámbricas. A finales de los anos 20 sería pr('(;isamente el dl'S<lrrollo de las vías de pen('tración, carreteras y ferrocarriles lo que precipitaría los cambios más imporWntes de esta épDGI,

El ingeniero civil

A los pocos días de llegado consiguió rápidamente su primer empleo como ingeniero civil en la CQmisión de trazado para la carretera Soapag;\ - So<:ha - Casa­nare, que el Ministerio de Obras Públicas ncollletía en aquel tiempo en el departn-

mento de Boyad; al retiro del ingeniero jefe, ocupo su vac;;.nte qUedandoencnrga­do de la constru«ión de la vía. AC5!a obra el ingeniero Gustavo Rojas estuvo vincu­lado desde julio de 1928 hasta el9 febrero de 1930, cuando al inicio de los trabajos para la construcción de la carretera Vélez - Chipatá - la ra .. (S1lntander), se vinculó como ingeniero de trazado y de construc­ción con residencia o;:n d municipio de Vél('z.

Un noviazgo fustigado por las di$tancia !legó a buen término, Con 105 ar/"('glos y forrnalidad~s del caso y d<> la época, Gustavo Rojas Pinilla y Carolina Correa Londoi'io se unell vitaliciamenle en cere­monia religiosa celebrada en la Capilla de 5<m J05é , de los Hermano<; La~allisfas pI lOde mayo de 1930 en la ciudad de Med.c­llín. Momento estelar, por todos los con­ceptos, 1'511' de su m,ürimonia; Rojas Pinil\a consiguió lo que 3.nsiaba con más vehemencia: la mano tenue y cariñosa de la "paisil".

1..1 guerr.t con el Perú

Cuando se inició la guerra con .,1 Perú, Gustavo Rojas PjnilJa trabajaba en la via conocida como "el <::amino dd CaTare", obra que el gobierno de Miguel Abad¡~ M('TIdez comenzó con las obras de expla­nación de Vélez hacia Landázuri'. En el gobiemo siguiente, el de Olaya Her/"('ra, las obras continuaron con mayor impulso y con el modesto concursode Rojas desde

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" INVESTIGACION Y DESARFlOU.O SOCIAl ' NO. 23 - \AWG • 20(10

su empleo dI! mgeniero. Es el mGmeTIlo, ellel cual, el teniente en \lSOde buen retiro, guarda el toodolito y la plomada, y lustra el oxidado sable de oficinJ para :lcudir al llamado de la patria; el gobierno nacional por medio del Decreto 1585 del 25 de octubrcde 19321!amóa fiJas a losoficia!es de la reserva y reglamentó las promocio­nes extraordinarias o cursos de emergen­cia, cuyos oficiall'S cgresados se denomi­naron "los hijos de U/icia N

La reincorporación de Roja~ Pini!la al Ejbcito Naciorull se produce con el grado de Capitán, cuyas tres estrellas se hacen efectivas a partir dcl12 de enero de 1933 y se \Q destina al Grupode Artillerb Bogota N" 1, unidad a la que presta sus servicios hasta cll"de mayo, cuando Jo trasladan al pu~to de Coloradas, frente. a la Bahía de BUCn11\'l'ntura, por donde se espera un atJquc, de la flota perunna, al puC'rto.

Al mando de Urla batería costera, el capi­tán Roj,as aguardaba \a presencia de las unidades navales enemigas, pero ",130 de ilbril de 1933, el general 5.1nchez Ce!T(l es asesinado al salir del hipódron'\O !i~ño<m coche descubierto, luego de pn.!senciar un desfile mili tar; le suet-'<I.e en la p~jdencia del I'ení el general Osear Jknavidcs, amigo de Alfonso López Puma rejo, cuando en loodre$roincidien:m como cmbajadoresrle sus respectivos países. La muerte de S;in­chez Ceno disminuyó las <'CCioncs militares cn.eJsuryoomenzaronlos «mt~ diplo­máticos que dit'con lugar 111 Acuerdo de Gi¡lebr¡¡ -mllyo 23 dt' 1933-, celebrado al amparo de 1;1 Sociedad de las Naciones que en su artículocuartocstipulab."l: "fAaapla-

tión de t'Sln jórmultt im¡rlica paTa las partrs ordnU1r a SII5 lrupas t'llhmillo iumedi/¡/o de 1105Ii1idarf,'5. ~ Las trupóls pcnlanas desa­lojaron a Letkia el 23 de )\\r\io y rorumme ron lo acordado en Ginebra, se iniciaron las conversaciones entre los dos paÍ3eS, que condureron ron la firma del Protocolo de Río de Janeiro, el 22 de mayo de 1934.

Con [:1 misión chilemt

El servido en el ejército del C¡¡pit~n Gusta­vo Rojas nO es transi torio; al término de la gw!rT;\ r'\(') se desmoviliza, como el resto de los oficiales reservistas llamados a filas par.!

empuñar [as ~rmas de la República en aquel apurado trance; Rojas decide C(lr\ti­nuar la cal'l'CT>I militar. Para quedarse bajo banderas, tiene a su favor el haber egresado de l¡¡ Escuda Militar, el de ser un oficial pro­fesional. En tales circunstancias, el Minis­terio de Guena lo seleuiona polra el curso de artillt'rí;l que la Misión Chilena, contra­tada para el efecto por el gobierno,dictaba en Bogotá,en virtud de lo cual, Rojas viaja. con su f..lmilia a la capital, pero la instala en el vecino municipio de Chía (Cund), adonde [a "isi t.tlos fines de ~mana,

TCTmil'ado el curso de artillería, donde el capitán Rojas obtuvo el primer puesto, es destinado al cargo de ingeniero "yudante de! departanlCl"lto Técnico de la Fábrica de Municiones y Maestranzól, en construcción, bajo la dirección del mayor Pablo Emilio Lópt'z. En razón de ello, el gobierno diSpu­so construir ntH'VOS almacenes, arsenales, po\\'Olir\C'iio, y seproyecló la Fabrica de Mu­nidones y Maestranza. En este sentido,

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consultando la escas<;:z de recursos, el Mi­nislIDJocG!.<effil opIú por <Jdquiriren Alema­nia, la maquinar;n que permitiera la fabri ­cación en el país, de proyectiles para fusil.

Fueron seleccionados por el ministro Beni­lo Hernández Bustos. para integrar la comisión,qut' rccibiria del III Reich el equi­po para la Fábrica de :v1unicioncs, dos oficiales: el general Jorge Martíncz Lan­dín!'z y el mayor Gustavo Rojas Pinilla, quien ascendió a este grado el día an terior al viaje -febrero 14 de 1936-, El equipo adquirido en Alemania se principió 11 en­samblar a finales de 1936 en las mslllln­<.:iones de la factoría militar en San Cris­tóbal, bajo la dirección del mayor Gabriel Aguero y responsabilidad del rnayorGus­tuvo Rojas, ahora ¡efe del departamento téc­nico. De lunesa sábado,a mediodía, lasdifi­cuJladcs cnm eclipsadas pore! grdn reto de fXJncr en marchll la nueva maquinarill , II peSar de la crítica escasez de personal ca­pacitado que pade<:ía el ejémto en aque­llos anos.

ROjas dado de baja

El mayor Roj.1S Pinilla noeshH'o prc:5('nte cuando la filbric. ... empezó a dar los frutos esperados; meses ¡.ntes -diciembre 22 de 1937-, d Gobierno Nacional había dis­puesto su rotiro del servicio activo: El Mi­nisterio de Guerra, a CilTgo del doctor José Joaquín Castro Martínez, encontró en las investigaciones preliminares que el Mayor Gustavo RojllS, refedel Departamento Téc­nico, había utilizado las instalaciones y mano de obra de la Fábrica de Municio-

nes para ~parar un ascrrío de su pr<¡pie­dlld, cs decir, por empleilf ~cursos del E~tado en beneficio particular; argumen­tos que pesaron en los altos mandos parll dar de baia al mayor Rojas Pinilla.

Luego de un fallo del CO!1S('jo de Estado, se produce el reintegro de Rojas a finales de 1938 yes tras\adadoal gmpo de artille­ría La l'opa, donde inicialmente se descm­pena como oficial de intendencia, y luego, como comandante de la unidad acantona­da en BarnH'lquilla.

Hasta finales de los anos cuarenta, Gusta­vo Rojas dio muestras de ser el típicoboya­cense, obediente pero impenetrable. Era un hombre de acrión, ob:>esionado porsu carrera militar. Sus actitudes militares ~tán ajustadas a losreg!am('ntos, con sen­sibilidad haci,l sus subalternas y respeto a sus superiores. Era reservado y predis­puesto, particularmente, por su fonnución f,lmiji,lf <l las ideas conservadoras. El su tjl acercamiento a los politicos dc(.'SC partido se produce por estos años, cuando dEbe­ra¡ismo est~ firme en el poder, obligándolo a guardar moderada distancia, aunque los comentarios entre los amigos y compa­neros señalaban al mayor Rojas como un fl!rviente cons.crvador, sin involucarlo en actividades partidistas y sectarias.

En enero de 1940, del>e asistir en Bogotá, al Curso de Estado Mayor en la Escuela Superior de Guerra, el cual capncita a los oficiales superiores de las tres fuerzas -Ejér­cito, Armada y Fuerza Aé~a- en tócticas lllilitnres, estrategia y geopolítica; adem~s los habilita P,lril asesorar al com,lndante

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C'n los aspectos rdacionados con operaci&­nes, intcligenciil militar, logístiCil, adminis­tración y relaciones humanas.

Terminado el curso de Estado Mayor. el mayor Rojas Pinilla, l>n julio de 1941, es trasJadadopor ocho mcsesal pUl'Slomili­lar de Tarapacá, en la parte norle del TrapecioAmaz6nko. sobre la riveTa dere­cha del rlo Putumayo, donde se cans­trufan una~ fortificaciones para empla7--'1r algut\05 cai'lo\\<::s Skoda que ~ habían ad­quirido años atrás. en prevención de otro ataque peruano. En mayodc 1942, lucien­do las insignias de k>nientc coronel, asume por IJn cortoperiodo,el mando del Grupo de Artillería N" 3 Pala~, acantonado CfI

Buga, donde se reintegra a la familia ..

Rojas llegó a Bogotá E.>n noviembre de 1942 para regir los dL'Stinos de la Escuela de Apllcadón de Artillcria. El segundo go' bicmode Lópcr. Pumarcjo hilbía comCI17..<J­

do y el teniente coronel Gustavo Rojas lenia bajo su mando una de las mcjon>S unidlldcsdel país. Un mcsdcspukdcasu­mir el comando, el ministro Alejandro Galvis Galvis, en \·ittud de UI\ c<mtrato Lcnd Lcasecon el gobierno de los Estados Unidos y un empréstilOcon el hnport and Export &1.nk, para atender urgentes ncce­sidades del Ministerio de Guerra, comi­sionó a Rojas Pinilla para viajar a Nort ..... américa a fin deadquirir material de gu ..... rra. La comisión se prolongó hasta sep­tiembre de 1943. Cuando ocurren los h ..... chos dell O de julio, RojaS Pinilla se encon­traba de subdirector de la "Escuel" Superior de Guerra, regentada por su p"isano y compal'lero de la promoción de 1919,

corollCl Francisco Tamayo, con quien, en t'Sa fecha, oompólrtió en Bogotá. las viven­cias del mOl)lento.

RojaS en la Aeronaútica eh·jI

El ambicioso programa traz¡\do por el gobierno que rcqut?ría pcrsomll idóneo y espcciJlizado en localización. diseño y construcciones civi!es, hizo nL'(esarios los servidos del tenien te coronel Custavo RojasaJ frente del Departamento de Aero­náutica Civil -jumo 20 de 1945-. P¡Ha er.I()llI:\.'"&, Rota" era popular entre sm hom­bres debidoa su carisma ydon de mando, demOSlrados en los últimos cargos y había estado al margen del descontento y nosti­lidad de muchO!> oficiales del ejército hacia el presidente lópez. En este cargo admi­nisuativo demostró Rojas todas sus ener­gias, sus aptitudes de ingeniero, sus recur­sos, su T('nlismo ysu voluntad descrvicio, a lcail1.-1ndo por tales medios rápida e inf,,­liblemenle el éxito que habrá de servirle de acicate para la promoción a olros desti­nos superiores. La Aeronáutica era la mc­jor vitrina pafa demoslrar sus capacidades ante los altos mandos y en ese empeño no escatimó ningún esfuerzo.

COnlO jefe de la aviación civil, adelantó una significativa y valiosa tarea, habiendo dc¡ado una huella imboTTabLe. Enll"e las muchas obras adelantadas dur;'lIlte la ges­tión de Rojas Pinilla, se destacan la locali­zación de los aeropuertos de Bogotá (In ter­nacionn!), Santa Marta (Pozo Colorado), Urrao, Mompós, Manizales (Santágueda), Pereira (Matecaña), Armenia (El Edén),

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Fasto (El Cano). Además, se realizaron los estudios y la$ proyecciones de los aeró­dromos de Florencia, Tunja, Sogamoso, Faipa, Socorro, San Gil, Barrancabcrmeja, Cimitarra y Apiay (Base Aérea). Se rec­tificó la pista de ater rizaje de! Aeropuerto Olar" Herll'rIl (Mcddlín) y se prolongó y ensanchó la de Nciva. Precisamente, estando Rojas Pinilla en la Aeronáutica Civd es ascendido al grado de Coronel efectivo - 15 de ilbril, de 1946-.

Los primeros cambios que el nueVO go­biemo realiza en las fuerzas militan'S afee­ta a los generales que tenían la confianza de los expresidentes L6pcz Pumarejo y Lleras Camargo. Pasan a la vida civil los generales Dom.ingo Espinel, Julio LondQ­no. Miguel J. Neira, José Miguel Silva Plazas y Jorge Martín!'z Férez, quien había ocupado, con el gradodecoronel, la Secre­taría del MiTristerio de Guerra. El general Carlos Vaneg~s, director de la Policía, fue reemplazado por el general Ddiín Torres Durñn. Dentro de las novedades que favorecen a oficiales de menor rango, StO

produce con fecha ]0 de noviembre, la designación del coronel Gustavo Rojas PiniHa al com;mdo de la Primera Brigada con sede en Tunja. El coronel Rojas Pinilla asume, en los primeros días de aDril de 1948, en la ciudad de CaJi, el COmando de la Tercera Brigada.

General y Ministro

El presidente Ospina tuvo por Rojas especial deferencia, y esta simpatía se hizo manifiesta cu~ndo llegó el momento de

ascender al grado de General a los coro­neles que cumplían los requisitos para optarlo. los tTes coroneles que deberían llegiH al generalato en octubre de 1949 eran en orden de antigüedad Cnrlos Per­domo Puyo de infantería, Miguel Angel l-Ioyosdecaballcria yGustavo Rojas Fini­lla de artillería. Al producirse el ascenso de los tres coroneles por medio de un dc­creto, la antigüedad se mantenia y Rojas finilla, de los tres, continuaría con el me­nor rango. Entonces, Ospina Pérez que siempre se distinguió por ser un político sagaz y talentoso, decidió expedir dos dI!­cretoscon un día de diferencia, en los cua­les, en el primero de ellos se ascendía a Rojas -Decreto 3191 de och¡bre 11 /49- y, en el del díil siguiente -Decre.tü 3193 de octubre 12/49-, a Perdomo y Hoyos. Así, dees ta manera, Ospina Pérez le dio venta­ja, con el dccretodeascenso a su protegido 'f amIgo.

El ascenso a General de la República de Rojas (11 de octubre) 5t.' produce casi si­multáneamente con su designación como DirL'Ctor General del Ejérci to, hoy Coman­dan te del E;érci to Nacional. el19 de octu­bre. En efeclo, el nuevo oficial de insignia, pasa del comando de la Tercera Brigada 3

ser la cabeza del Ejército Nacional. Sin embargo, su paso por la DirecciónGenera] es efímero, habicndodurado tallsolo un mes y medio, pues el5 de didembre de ese mis­mo año, es designado Ministro de Correos y Telégrafos - hoy de Comunicaciones-. A su regrew de Cilli se hospL>O.a, de mane.ra temporal, en el Batallón Guardia Presiden­cial, mientras su fa milia se instala en el Barrio Santafé, en el ilparlamento 302 de

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un edificio localizado en la calle 22 con carrera 17, construido por él mismo, cuan­do cr.l Teniente Coronell'J1 1944, Allí resi ­dió la familia Rojas Correa, hosta junio de 1953.

El general Rojas en 11)50 llega a la jefatura del Estado Mayor, parJ luego en 1951, asu­mir el Comando General de las Fuerzas Militares. Para la fech.1 contaba con CÍllcuffi­ta y tr~ años de edad, tenía un gran pres­tigio en el cuerpo annado y se le consideraba <;Qmo su líder y )efe natural. Ocupnndoestl' cargo, el Gobicmoloenvía a [ajunta Intera­mencana de Defensa, en Washington.. donde paso un ano. En su remplazo, en calidad de encargado, queda el general Régulo Gaitán, leal a Gómez ülslro.

Urdaneta, queriendo contar COn el r<!spal­do militar, llama a Rojas Pinilla de los Es tados Unidos y Jo restituye en el Co­mando General, lo cual disgusta profun­damente al presidente titular qut', desde ese momento, buscó pordikrenll'scauS~s y medios retirarlo de l~s Fuerzas Militares.

El trece de junio

Ese día, que fue sábado, sólo pocas per­sonas conocieron y actuaron en un proceso político y militar que se inició a las siete de lamañ~na yconduyó hacia la media noche, sin derramar lll1a gota desangre. La noticia llegó a todos los rincones del país al día siguiente y despertó en los colombianos una sensación de cambio, optimismo y júbilo, susci tando espontáneamente \lna especie de Cilrnaval y ,11egrb colectiva al

tenor de los acordes del Himno Nacional y del cstribillo que por esos días se popu­larizó: ",( El trece de junio c,¡yó umrcmw y Rojas P¡,,¡lIa salvó al colombia"o» ...

EI17 dc abril, Rojas logró superar airosa­menl{" un intento dI' Lall1{"ano Gómez para separarlo del Ejérci to. al designarlo jefe de la misión para la inauguración de los vuelos a Europa de Avianca en la ru ta 6ogotd-f'rancfort. Ese día, Rojas~ presen­tó al aeropuerto de Techo para el viaje y. I'stando el equipaje a bordo del avión, de manera inusitada se presentaron muchos oficiales de I~ guarnición de Bogotá para manifestarle a su Com~ndante General sobre la inconveniencia d{" l'"Se viaje, por­que durante su ausenci~ d gobierno lo llamaría a calificar servicios( para separar­lo de las Fuerzas Militares.

La actitud de~fiante de Roj<ls, de no viajar a Alemania y e] dl'"Splante en el aeropuerto de Techo al ministro Bernal, signific6 el r{"­levo de éste último del gabinete de Urda­ne ta Arbeláez, en cuyo reemplazo fue nombrado el doctor Lucio rabón NÜfiez. El grupo laureanista, ante el reto yafrenta de los militares, recogió el "guante" y esper6e1 momento y la oportunidad para retirar de las filas a quien por diferentes circunstancias era indiscutiblemente -en­tonces., el hombre más fuerte del país, el general Gustavo Rojas Pinilla.

El preámbulo inmediato de los aconteci­mientos de junio fue la detención y tortura, por lll1id~dl'"S del G-2, del industrial antio­queño Felipe Ech~varría Olózaga. Locierto es que Laureano Cómez acusó diTL>cta!1l{"n­le aJ general Ro;ns Pinilla y a treinta oficia-

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les más de la detención y tortura de Felipe Ecnavarría y solicitó de manera perentoria, al presidente encargado Roberto Urdaneta, que se procediera a darlos de baja.

Ante la negativa del prosidenteencargado, de retirar del servicio activo al general Rojas I'inilla, el doctor Laureano Gómez decidió, en las horas de la mañ~na del sábado 13 de junio, reasumir el poder y se dirigió al Palacio de la Carrera ·Palacio de Nariño-con objeto de citar a un Consejo de Ministros, con el CJr.lcter de extraordi­nario, a fin de destitui r al comand,mte de las FuerziI$ Militares.

Ese fin de semana, el general Rojas había decidido descansar en su finca aledaña al municipio tolimensc de Melgar. que para la época, no tenía ninguna connotación turística. Esa noche en su finca de Melgar, adonde el viernes 12 se había desplazado con su mujcr y con su hija María Eugenia, 1'1 general pasó una noche intranquila que 11' impidió conciliar 1'1 sueño. Había con­venido con sus más leales co¡abot~dorcs que en caso de producirse cu~lquier situa­ción anómala, un ~vión de la Fueu,.., Aerea daría tres vueltas sobre la c ~sa de Melgar, pilfa advertirle la urgente necesidad de tr~sladarsc hasta Girardot y de aUí tomar el ~vión que lo condujera a Bogotá.

A bO de las do!: de la tarde, el 8ener~1 Rojas recibió en Melgar, una llamada tele­fónica en la oficina princip~l. Era el general AlffL>do Duarte mum. El hecho 51' produ­cía simultáneo con el vuelodel avión. Duar­te le dijo: «Mi general, allá 11' mandé el avión. Véngase inmediatamente~. «Sí, ya

lo veo; está volando sobre Melgar», res­pondió Rojas. Después habló el general Gustavo Berrío Munoz y le manifestó: "Mi gener~l, lo estamos esperando. Noobcde­cemos sino órdenes suyas».

Cuando el avión a terrizó en 1'1 aeropuerto de Bogotá, un grupo de oficiales y algunas unidades mi!it¡¡<C'l destaG.1das aguardaban al general Rojas, habiéndose tomado medi­das precautelativas. La situación estaba tota lmente CQntrolada. Rojas Pinilla y su comitiva .51' Irasbdaron a las instalaCiones de! Batallón de lng(.>!lÍeros Caldas localizado en Puente Aranda, donde los esperaba su com~ndante,el coronel Rafael Navas Pardo.

los pandcyucas de Ltureano

Hay muchas versiones relacionadas con la acti tud asumida por Laurcano Gómez, después de haber salido de Palacio. Lu cierto es que ninguno de los miembros del g~binete que él había presidido, conocía de su paradero. Algunos aseguran que partió par~ Su casa de Fontibón - Torcoro­ma-, dunde en compañia de parientes y amigos, en horas de la tarde, degustó unas onCt'S con pandcyucas ydlocoliltc, comen­tando los acontecimientos y esper~ndo las reacciones de la desti tución de Rojas.

Meses ant('S del 13 de jW1io, loo rOIrnln­dantesde lastmidades t. .. í.cticasdela Btig~da de lru;titu tos Militares )' otros infl uyentes oficiales de grado superior, se empezaron a reunir en la casa de habitación del general Rojas)' comentaban k15 últimos acontcccrcs de la situación nacional y política.

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!tIVESTl(lJI,C/ÓN" OESAIIIlOI..l.O SOCIAl.' No 23 ' UMNG' 2O()(l

Estas IC'Ttulias gestaron, entre los asisten­tes lI1\<l solidaridad y unidad de ctlerpo que, a la postre, fueron los estribos o las bases de la actitud asumida por cad ;1 uno de ellos en las horas ang~\stiQS.'s e i\\Ciertas de loo suc~ del repentino e incsptlrado cambio de gobierno. la única operación militar que se reali7-óel13 dejunio, fue adelant..,da por la Escuda de Artillería con objeto de some­ter al Batallón Guardia Presidencial, cuyo comandan!!' y segundo comandante eran leales al doctor LaureanoCómel. L1S otras unidades de la Brigada de Institutos Milita~ res de Bogotá, silenciosamente en horas de la tarde ocupolron los sitios estra tégicos de la ciudad y esperaron órdenes.

Las intimidades del gOlpe

Mientras se neutralizaba militarmente y sin disparar un solo tiro al Bi\iallón C\"n­día Presidencial, en el llamlldo por ese entonces " Palacio de la Carrera N, el doctor Urda neta, quien por su investidura de presidente encargado re;idía allf, se en­contraba lidiando una fuerte gripe en las instalaciones de la casa privada.

Por la tarde, a eso de las seis y media, des­pu6; de ponerse de acuerdo quienes esta­b¡m en el Batallón Caldas, salieron rumbo a Palacio. Cuando llegaron, Rojas se en­cuentra con Urdaneta yel general leofrece la Presidencia . Urdan<':ta no la aceptó. Luego de varias reuniones donde no pasa­ba nada. el coronel Alberto Pauwels le dilO al general Rojas, en tono fuerte para que escucharan todos: «Lamento mucho mi general. pero usted se toma el poder o nos

lo tomamos nosotros, porque de aquí en adelante nos van a joder a todos.

La indedsión de Rojas Pinilla llegó a exas­perar los ánimos de algunos de los pre· !lentes. Los oficiales de las diferentes fuer­zas deseaban fervorosamente que su comandante y líder no diera más rodeos y tomara el poder. Otro de los conCUlTI;'n­tes fue Lucio Pabón.. de pronto la pen¡ona que "sir\ querer, qucriendo N puso fin a la indecisión de Rojas PiniUa para asumir el poder IIquella noche del 13 junio.

Como a Palacio comenzaron a llegar mu­chos políticos acompañados de gente desconocida, lucio Pabón abrió la puerta del despacho donde estaban reunidos Ospina y Urdaneta conversando y les dijo: «Vengo a comunicarles que el general Rojas acaba de asumir la Presidencia de la República». El doctor Ospina se levantó y con un acento rnJfcadamenle antioque­ño dijo: «Pues ante los hechos cumplidos, no hay más remedio en casos como este, que areptarlo~. Rojas si más no sabe qué hacer. El general Bcrrío MUi'u;)7_ comenzó a aplaudir y aplaudió toda la gente. De es ta manera quedó elegido Rojas y co­mienza el diálogo en torno de cómo que­dará consti tuido el gabinete.

El no haber tenido en cuenta al partido liberal para darle representación en el gabinete ministerial. fue el primer enor politico de Rojas p¡rulla, es decir, el primer paso del nuevo gobierno fue dado con el pie izquierdo.

En ese momento Rojas no toStaba prepa­rado para nombrar un gabinete ministe-

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rial. Entonces aparece el doctor Ospina Pérez, se aprove<ha de la situación y le nombra todo el gabinete al general Rojas, mcluyendo a los militares que quedaron de ministros, entre los cuales figuraba el general Berrio Muñozquicn estuvo preso, detenido con Leyva en Puente Aranda.

La calda del régirnffi laureanista terna un significado grande e Importante para el liberalismo y para un sector ll.'Spctable del conscrvatisrno. Muchas personas Hegaron a oomparar la actuación de los militares colombianos esa noche de junio de 1953, con loocurTidoen París aquel 25 de agosto de 1944, cuando los aliados dieron al traste con las fuerzas de ocupación de Hitler. El Ejército,con Rojas Pirulla a la cabeza, había terminado la. Nhorribiel1Odte ~. Elregodjo ~ pulnr al dÍd siguil..'I\le fue total y las cele­brlu.;ones publicas, desbordantes; no hubo lugar en Colombia donde el golpe de CtL.1T­

tel no se hubiera rcdbido con júbilo y ale­gria. El cambio de gobierno se había logrado sin un disparo,sin un muerto, sin un deta­lle que lo empañara aún de manera ¡eH".

Con albonn.1.do y radiante ambiente co­menzó el gobierno militar su ge-stión. El régimcn fucTOdeado por la clase dirigente de los dos partidos que vislumbraron en el general Rojas Pinilla al salvador de la patria que en esos momentos padecía una de las más agudas CriSIS de toda su histo­na. Del partido liberal ofrecieron su total respaldo Darío Echandía, Alfonso lópez I'umarcjo, Alberto Lleras y Luis Lópezde Mesa, entre otros, pero quedaron a la expectativa de las acciones y cambios que realizada el nuevo gobierno.

Apenas unas pocas horas después del derrocamiento de l...a.urcanoCóMe1, Rojas Pinilla notificaría al liberalismo que no estaba dentro de sus planes vincular a ese partido en su esquema de gobierno; los militilres, el ospinismo, el aly.Mismo y los enemigos antiguos y nuevos del depuesto presidente conservador serían los verda­deros usufuctuarios del nuevo régimen. Prácticamente los jefes liberale-s, la mayo­ría en el exilio, daban por seguro que Rojas les daría algún grado de participación si, como ellos pensaban. el nuevo gobierno estaba int('Tcs;Jdo en lograr la concordia y alcanzar la unidad nacional en tomo suyo.

Las dcmostraoOllC5 populares hacia el nue­~'OprtSldcotcdcsbordaron todos iQ; ailculos. Roras l>iru.lla era aclamado lo," todas partes y en todo lugar adonde asistía; en pocos días h.lbla consolidado su liderazgo indiscutible. Sus discursos conciliadores, sus Ilamadosa la concordia partidista, su clara voluntad compartida con el pueblo de desmontar la anarquía laureanista, su halo mágico, le permitieron vivir y gozar romo a nmgtin otro lTh1.nrlatario momentos de g1ona.

El gobierno militar

El primer año del gobierno militar fue un periodo donde ciertamente el país n-lom6 a la normalidad. Era un gobierno conser­vador pero el liberalismo pudo percibir sosiego y cambios de Jctilud. Esa fue la oca­sión en IJ cu.l1 se llegó por pnmerJ vez, en muchos años, a disfrular momentos de entendimiento y convivencia entre los dos partidos. Fueunaltoen IJ lucha yviolencia

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" INVESTlGACION Y DESARROI.LO SOCIAl. . No. 23. UMt4G • 200()

partidista que azotaba todo el tenitono na­cional. Lasmanosde"gruaf' y "cachiporm!' se estrecharon fraternalmente después de guardar las annas y renunciar a ellas.

Rojas promovió lH\ estilo casi místico de fundamentalismo pacifista. Con celo de Wl

evangelista, invocó una y otra vez la luz rectora de la fuerzas armadas en el nuevo proceso de entendimiento; era un proceso histórico que había comcn7.ado con Bolí­var y ?lOOra continuaba con Rojas. 1ro\u­mcrables personas habÍilll derramado su s.1ngre en la lucha fratricida, y nadie tenía el derecho d{' renunciar a cs.1 nueva opor­tunidad que, desde 1'113 de junio, se of~ cía a 105 colombianos. Al gobierno militar se le había asignado la sagrada responsa­bilidad de defender la Constitución y cum­plir su precepto de defender la vida y la honra de todos los ciudadanos sin disai­minadón partidista. Al igual que el liber­lador, Ro¡as Pinilla había sido llamado para salvar a la República, en benefidodel pUl'­blo colombLatl{). Por eso él no podía retro­ceder ni contemplaría la posibilidad de nmunciar a n,nguna de sus atnbuciones y designios. Talcra la sicología de masas pro­creada e irradiada por l~ojas para salvar a Colombia.

La amnistía

Uno de los principales propósitos de Rojas al inicio de su gobierno fue poner fin a la lucha guerrillera que aflig(a a muchas reg iones del país; los Llano~Orientales, el Tolima, Santander y Cundinamarca esta-

ban en guerra civil. En este sentido,el pri­mer paso dado por Rojas consistió en or­denar, en la primera semana de su gobier­no (junio 15), la suspensi6nde las acciones mili tares en las zonas de violencia; ade­más, utilizando aviones de recono.:imien­lO de la Fuerza Aérea, se distribuyeron hOfas volantes con mensajes alusivos a la polftica de paz que el gobierno militar ade­lantaba con miras y ánimo de lograr el desarme de los alzados en armas.

Los gut'rrillt'ros del Llano respondit'ron el llamado del gobierno y cesaron hostilida­des el n de junio, para dar comienzo a las negociaciones. Más tarde otros frentes rebeldes,siguiendo el ejcmplode los jefes liberales que operaban en los (..\anos, Eduardo Fonseca y Guadalupe Salcedo, d{:cretnron una tregua y entroron c-n con­versacionl'S con los comisionados del go­bierno. As(procedieron Rafael Rangel en Santander, Juan Yepes en Antioquia, Juan de In Cruz Yarda en Cundinamarca, Manuel Marulnnda Vélez en el Tolima y otros lideres insurrectos.

Las negociaciones con los frentes guerri­lleros se adelan tarOn durante varios meses y concluyeron en acuerdos que, t'n térmi­nos generales, significaron la omnistía paril los rebeldes a cambio de la desmovili­zación y entrega de sus armas. Entre el17 de agosto y 7 de octubre, el general Alfre­do Duarte BJum desmoviliUL en el Llano a 1689 milicianos, con sus respectivas ar­mas, del legendario guerrillt'ro liberal Guadalupe Salcedo.

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