Catedral Jerez - Construccion Gotica en Pleno Barroco

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    La perv iv en cia d e la tcn ica med iev al

    en la arquitectura andaluza :

    la catedral de Jerez de la Frontera C diz ,

    una con stru ccin gtica d el p leno barroco

    En la Cartuja de Santa M ara de la Defensin de Je-

    rez, a com ienzos de 1620, el albail sevillano M ateo

    Martnez realizaba el pequeo claustro de legos,

    cuya principal singularidad estriba en el autor de las

    trazas: el esculto r y retablista Juan M artnez M onta-

    s. El c1austro era una obra al gusto del momento en

    la cap ital h ispalen se, realizad o en ladrillo, con b ve-

    das de arista del mismo m aterial y columnas de mr-

    m ol blanco. Tan slo diez aos m s tarde se ejecuta-

    r una nueva obra en el m onasterio, realizndose de

    boveda de cantera la m itad del transito que hay des-

    de la cozina hasta la puerta del patio de afuera. En

    esta edificacin, los canteros jerezanos voltearn la

    b ved a siguiendo los sistem as d e nervad uras g tico s

    presentes en las dem s dependencias del edificio.'

    O tro testimonio de inters ser el de la Iglesia

    Prioral de Nuestra Seora de los Milagros en El

    Puerto de Santa M ara (Cdiz), que de form a sim pli-

    ficada segua el patrn de la Catedral de Sevilla en el

    modelo de planta, bvedas y cubiertas hasta su de-

    rrumbe en 1636. Once aos ms tarde, se adoptara

    en la ree dificaci n el g tico co mo sistem a co nstru cti-

    vo y lenguaje ornam ental. sta fue dirigida por el je-

    rezano Antn Martn Calafate y a la muerte de ste

    por el maestro cantero Francisco de Guindos, quien

    estuvo a cargo de la obra hasta su finalizacin en

    1671. Tanto los contrafuertes y arbotantes como el

    sistem a d e c ub ric i n alu den al tem plo m etro po lita no ,

    no tanto directamente como a im itacin de lo que

    quedaba en pie del edificio de finales del XV, ya que

    s g n

    F alcn M rqu ez, y refirind ose m s ex pJcita-

    Pablo J. Pom ar R odil

    mente a la intervencin de De G uindos, la adopcin

    del gtico se hizo ...sin duda para enlazar m ejor vi-

    su alm en te co n el res to d el ed ific io p rim itiv o .2

    D e G in do s tam bin fue el can tero encargad o d e rea-

    lizar entre 1699 y 1700 la bveda del refectorio del

    M onasterio de Santa M ara de la V ictoria de la m ism a

    localidad. sta reproduce un sistem a de nervaduras

    g tico, sem ejante al qu e po dem os encon trar en el m is-

    mo edificio en otras dependencias de principios del

    X VI. D e hecho , q ued cJaro en el co ntrato qu e d eb er-

    an ser ...hechas las bvedas y soladas ensim a com o

    las que oy tiene la sachrista y su andar, em parejada al

    orato rio de d icha sach rista y tod as a u n p aso .'

    En estos casos, y especialmente en la Cartuja, ve-

    m os asociado a la creaci n d e form as pro tobarrocas,

    las trazas sevillanas, y stas prevn una ejecucin en

    lad rillo .' C ua nd o la

    concinnitas,

    o conform idad de las

    p artes con el todo , ex ig e la obra en p ied ra, los autores

    de las trazas, los canteros y dems mano de obra se-

    rn po rtuen ses o jerezano s, y su d iseo

    a la mod er na .

    En ]a zona de Jerez y El Puerto se encuentran las

    im portan tes canteras de M arte]illa y San C rist bal,

    de las que haban salido sillares de piedra para ]a Ca-

    tedral y otras construcciones de Sevilla. El trabajo

    co ntinu ado du rante sig los d e esta pied ra, llev a] per-

    fecto conocim iento y dom inio de la tcnica de la can-

    tera.' De ah, que fuese Jerez, desde los aos de la

    reconquista, una ciudad en piedra a] ser ste e] m ate-

    rialnatu ral a su s co nstru ccio nes, frente a u na S ev illa

    donde slo se utilizar, por su alto valor sim blico de

    so lid ez y etern id ad fren te a lo s frg ile s m ateriales

    Actas del Tercer Congreso Nacional de Historia de la Construccin, Sevilla, 26-28 octubre 2000, eds. A. Graciani, S. Huerta,E. Rabasa, M. Tabales, Madrid: I. Juan de Herrera, SEdHC, U. Sevilla, Junta Andaluca, COAAT Granada, CEHOPU, 2000.

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    la arq uitectura islm ica, en ed ificios de alto valor re-

    presentativo com o la Catedral. Esta eleccin, que ha

    sido considerada com o el inicio de la escuela de can-

    tera and alu za, su pu so u na d eterm inaci n verdade-

    ramente inslita ya que al carecer de la tradicin

    c on stru ctiv a d e la can tera, a ad i al l gic o e nc arec i-

    m iento del m aterial p or su tran sp orte fluv ial, el coste

    de im portar m ano de obra fornea que supiese traba-

    jarlo.6 A quel trabajo continuado de la cantera al que

    hacam os referencia y el ejem plo de construccin

    con venien te qu e ejerca la C atedral d e S ev illa, u nid o

    a qu e el prin cip al cen tro d e creacin y ab astecim ien-

    to de m odelos de la zona, Sevilla, construyese casi

    exclusivam ente en ladrillo, llev en Jerez y su radio

    de accin, si salvam os las extraordinarias obras

    de

    autor

    del Renacim iento, a conservar la tcnica de la

    cantera casi sin ev olu ci n d esde el tard ogo ticism o,

    al menos en cuanto se refiere a los modelos y tcni-

    cas constructivas de las bvedas de crucera. A ello

    d eb i ig ualm en te co ntrib uir la ex traord inaria d ilata-

    cin en el tiempo que las form as gticas tuvieron en

    A nd alu ca o ccid en ta l, c on p erv iv en cias d e ele men to s

    como el arbotante en iglesias como San M iguel y

    Santiago en Jerez, El Salvador en V ejer de la Fronte-

    ra o San M ateo de Tarifa cuando ya se encontraran

    fuera d e cro no log a en o tras latitu des penin su lares.7

    Este

    survival

    gtico asociado al trabajo de la pie-

    dra en Jerez, debi llevar a la asociacin de obra g-

    tica-o bra s lid a. A s se p od r ex plica r la in terv en ci n

    que entre los aos 1714 y 1729 protagonizaron los

    jerezanos Bartolom Baptista y su hijo A drin en la

    iglesia parroquial de San Lucas, donde debieron re-

    parar las techum bres m udjares enm ascarando el ar-

    tesonado de madera con falsas bvedas de yeso de

    nervadura gtica que siguen el modelo de la iglesia

    de la C artu ja.8 P ara esta interv en ci n planteam os un a

    hipottica explicacin: Sancho Corbacho nos infor-

    m a de que los gatos de esta reparacin, que valor el

    arquitecto diocesano D iego A ntonio D az en 12.500

    reales, corran por cuenta de los patronos de la igle-

    sia;9 Es posible que stos desearan dar al m altrecho

    e dific io u na

    s lid a imag en g tic a,

    p ero ser a n d isu a-

    didos de colocar sobre una cim entacin y unos pila-

    res que insuficientem ente haban sostenido el peso

    del artesonado mudjar de madera, el de unas bve-

    das de piedra cuyo sostenim iento sera im posible.

    Por ello, tal vez se conformaran con darles al menos

    ese aspecto que les sim ulara el citado efecto de obra

    consistente.

    lO

    A lgo s eme ja nt e,

    mu ta ti s mu ta nd i,

    suce-

    P . J . P om ar

    di en el claustro del Convento de la M erced Calzada

    (Jerez, hacia 1614), donde se conjuga la tradicin

    co nstru ctiva m ed iev al del sistem a d e con trarresto s.

    soportes y bvedas de nervaduras con los que espera-

    ram os de una obra del X VII. D e l sostiene Esperan-

    za de los R os que se inspira en los claustros gticos

    de la ciudad, por considerarse en aquellos tiem pos

    ...qu e los ed ificios con stru ido s en los sig los m edie-

    v ale s c on fe ra n g ra nd ez a a s us p os ee do re s .] ]

    En otro orden de cosas debemos tener en cuenta

    qu e esta in tervencin en S an L ucas h a sid o con sid era-

    da por Fernando Aroca cmo la sustitucin de un

    conjunto m edieval por otro barroco, acorde con los

    g ustos del m om ento .]2 Po r tan to de estos g ustos no

    e stara ex clu id o el gtico-barroco, un lenguaje que no

    deba ser co nsiderado po r su s co ntem porneos, a dife-

    rencia de las consideraciones que com nm ente ha de-

    fe nd id o la h isto rio grafa, co mo alg o a rcaiz an te , a rq ue-

    o log izante o atv ico , lo qu e p erm iti lev an tar un g ran

    tem plo com o la actual Catedral de Jerez sin dem asia-

    d os co mp lejos n i cam uflajes, d ejand o al descu bierto

    to da su estructu ra tectn ica y con structiv a, to mand o la

    apariencia de aquellos edificios del m edioevo en los

    q ue se p erm ita distin gu ir el esqu eleto estru ctu ral so-

    bre el que apoyaba la piel de piedra que los recubra.

    LA CATEDRAL DE JEREZ DE LA FRONTERA

    La actual catedral de Jerez]3 abarca un dilatado pe-

    riodo constructivo, que va desde los ltim os aos del

    XVII hasta el ltimo cuarto del XVIII, aunque las

    d ep en dencias interio res y sacristas sern y a o bra d el

    XIX . Sobre la autora de su traza hay unanim idad en

    atrib ursela al arqu itecto jerezan o D ieg o M oreno M e-

    lndez en 1693.]4 El desarrollo de la obra ha sido

    bien estructurado por el investigador local Jos Luis

    Repetto, docum entando los autores de las sucesivas

    fases constructivas: D iego M oreno M elndez y Ro-

    drigo del Pozo, cim entacin; Diego A ntonio Daz y

    su hermano Ignacio D az de los Reyes, naves latera-

    les; Juan de Pina, bvedas de las naves mayor y de

    crucero; Torcuato Cayn de la Vega y M iguel de

    O liv ares, c p ula d el cru cero y red uc to .

    L a ac tu al ig le sia n aci c om o co le giata d e fu nd aci n

    real y sustitua a un viejo templo sobre el que hasta el

    m om ento no se sabe con certeza si se trataba de la an-

    tig ua m ezqu ita con reform as cristian as o d e u n tem plo

    m ud jar lev an tad o tras la recon qu ista. S ea co mo fu ere

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    L a p erv iv en cia d e la t cn ic a m ed iev al en la arq uitec tu ra an dalu za

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    la nueva obra no se ci, com o ocurri con la catedral

    h isp alen se , a l so la r d e la co nstru cci n p rec ed en te, sin o

    que al cam biar de orientacin se corri al este, crean-

    do as la actual plaza de la Encarnacin. Esta trasla-

    cin, que por otro lado pretenda conseguir un efecto

    escnico m uy acorde con el urbanism o barroco, pro-

    vo c la m s im portan te fractura qu e jam s h ub iese su-

    frido en Jerez la tram a urbana m edieval, con conse-

    cu en cia s p erju diciales p ara la re laci n d el ed ificio c on

    su entorno que, pese a las recientes intervenciones en

    la z on a, a n sig ue p ad ec ie nd o (fig uras 1 -2 ).'5

    El edificio trasdosa en cubiertas la cruz latina que

    forman las naves mayor y de crucero sobre las otras

    cuatro, inscribindose el todo en un rectngulo al

    concluir la cabecera en testero plano. Las cinco na-

    ves se cubren con bvedas de crucera a diversa altu-

    ra, sien do d e lad rillo s lo la s c olatera les y e xterio res.

    L os pilares son d e seccin crucifo rm e, de baqu eton es

    los de las naves laterales y con medias columnas

    adosadas de orden gigante y capitel com puesto los de

    las naves m ayor y de crucero. El crucero se solucio-

    F ig ura 1

    C at ed ra l d e J er ez . P la no de S it ua cin (D i e z)

    F igu ra 2

    Ca tedra l de Jcre z. Es tc (Poma r)

    na con cpula sobre tambor de luces y linterna. El

    desigual desarrollo en altura de las naves queda

    acentuado y contrarrestado al mism o tiempo por la

    so rprendente tram a d e arbo tan tes, co ntrafu ertes y pi-

    n culos q ue la sostienen . L as cub iertas se solu cion an

    al exterior con el acostum brado sistem a de terrazas

    comn en la zona. Todo lo hasta aqu descrito no

    hace m s que sealar la dependencia, casi m im tica

    del plan de este tem plo del de la catedral de Sevilla.

    El hecho de que constando de cinco naves carezca de

    capillas sea qu iz la causa d e la desig uald ad en altura

    en tre las colaterales; a n as el perfil sig ue evo can do

    el d el tem plo m etro po litano al d istrib uirse en tres al-

    turas, lo qu e con sigu e aq uel al in corp orar las cap illas

    de que ste carece (figura 3). El testero plano, las b-

    Figura

    C ate dral d e Jere z. F ach ad a prin cip al y

    r ed uc to ( Pomar )

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    L a p crv iven cia d e la tcn ica m ed ieval en la arq uitectura an dalu za

    w ,

    gran celo en que la traza de dicha planta nO se inno-

    v e n i co ntrad iscu rra ,2 11 ]0 q ue se co nstata tam bin en

    el

    E xtracto de noticias sohre la ohra

    de 17 46 cu ando

    al referirse a Ignacio D az aade ...que es el m ism o

    M aestro qu e oi existe

    j

    declara av erla h allad o en dlJ

    estado i seguido la misma planta e idea comenza-

    d a... 21 co nsid era mo s q ue estas d esv iacio nes so bre la

    p ro po rci n sesq uil1 era d eb en co rresp on der m s b ien

    a un inters del cabildo por tener un templo con cin-

    co naves an sometiendo la lgica proporcin al es-

    p acio m x im o con el que co ntaba.

    Respecto al testero plano, que tantas cosas solu-

    cionaba en la construccin, es una caracterstica de

    las cated ra les q ue B on et co nsid era netam en te h isp -

    nica. Su invencin es sevillana, y viene ligada a la

    m ism a serie de acontecim ientos que obligaron a co-

    m enzar el tem plo m etropolitano por los pies, otro le-

    gado sevillano a los templos de su influencia. Tras

    esta i nv enc i n a c ci dcnt al . tom carta d e naturaleza

    como solucin posible en Jan, de donde pas a Va-

    lladolid, lo que determ in a Salam anca. D e Sevilla

    pas tam bin a las catedrales am ericanas: M xico,

    Puebla de los ngeles, Guadalajara, Lima, Cuzco,

    etc.21 Por todo ello entendemos que su adopcin en

    Jerez no p uede ser casu al.

    L as b v ed as

    E] hecho de no haber adoptado para la obra de la Co-

    legiata un alzado de plan

    hallc

    sino con naves a dis-

    tin ta altu ra, p re cisa ba u n d esarro llo co nstru ctiv o p ro -

    gresivo, de fuera hacia adentro, pues las partes bajas

    contribuan a contrarrestar los em pujes de las altas.

    por lo que sera n ecesario un abovedam iento gradu al

    desde las naves exteriores y colaterales hasta ]a m a-

    yor.

    En otro orden de cosas ya hemos analizado cmo

    las bvedas de crucera en piedra seguan constru-

    yndose en la zona. Por ello era de esperar que el ca-

    ptulo de cannigos las desease as para un templo

    cuyos pilares laterales crecan con baquetones al

    modo gtico. Pero como los hermanos Daz no eran

    capaces de levantar este tipo de bvedas,24 debi

    Diego Antonio, en calidad de maestro mayor de la

    fbrica, acudir a Pablo Lam prez, cannigo de Sevi-

    lla que adm inistraba la herencia dejada para la cole-

    giata por Fray Manuel Cardenal de Arias, para que

    in terced iese an te lo s can n ig os jerezan os. L am prez

    les envi una carta solicitando que las bvedas fue-

    sen de rosca de ladrillo,25 que es como estn en las

    de S. Salvador de Sevilla, y aade que Diego e Ig-

    nacio Daz aseguran ser muy convenientes tanto

    por lo permanente como por lo menos costoso que de

    cantera. Finalm ente los cann ig os tratan do de evi-

    tar cu alq uier en fren tam ien to co n q uien les p ro po rcio -

    naba el caudal econmico para proseguir la obra, se

    convencen de cuanto les aconsejan Lamprez y los

    m aestros quienes com o prcticos e inteligentes lo

    habrn premeditado como sea de la mayor utilidad y

    decencia de este tem plo... segn qued recogido en

    el cabildo extraordinario que m antuvieron para to-

    mar decisiones a este respecto el 22 de agosto de

    1719.

    Pero la tradicin pes ]0 suficiente com o para que

    esta solucin no gustase en absoluto una vez termi-

    nada, y cuando treinta aos despus se dispongan a

    voltear las bvedas de la nave mayor y de crucero se

    seala de Ignacio Daz en el cabildo del nueve de

    m arzo de 17 49 q ue no obstan te su g ran in teligen cia,

    por no estar prctico en los cortes de piedra ni sus

    hermanos con quienes hizo consulta, se cometi la

    im perfeccin tan grande en el tem plo de haber echa-

    do las bvedas de las naves de capillas y colaterales

    de ladrillo, que adem s de esa im perfeccin tienen el

    d efecto de recalarse.27 F in alm ente se dispon dr en

    1755 que las bvedas de las naves colaterales y

    ca -

    p illas se saquen a p lana asem ejndo las a can tera 'x

    tal como hoy se encuentran. Aqu encontramos de

    nuevo dos referencias claras al trabajo de la piedra

    com o elem en to de prestigio, ya que in depen diente-

    mente de que las bvedas de ladrillo y yeso se calen

    o no, son de por s imperfeccin tan grande por lo

    que se enm ascara el crror d ib uja nd o u n falso d esp ie-

    ce de cantera sobre los plem entos latericios (figu-

    ra 5).

    Esta insatisfaccin con las bvedas de ladrillo de

    las naves laterales, llev al cabildo a cOnvocar un

    concurso para la maestra de la obra, que vencera

    aquel que presentase las trazas y fuese capaz de vol-

    tear las bvedas de la nave mayor y de crucero en

    piedra.2Y El nueve de marzo de 1749 se hizo con di-

    cho ttulo el jerezano Juan de Pina, que ya llevaba

    trab ajando U nos d iez aos en el edificio , tras d ise ar

    una planta de bvedas arreglada a toda fortaleza,

    prim or y herm osura correspondiente a lo labrado en

    esta Iglesia,JO siendo de] m ejor arte y sistem a co-

    rrespo ndiente a d ich a iglesia, sin que segn el estad o

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    F igur a 5

    C at ed ra l d e J er ez . B ve da s de l as n aves c ol at cr ale s ( Pomar )

    de los arranques de arcos pudiera hacerse ms ade-

    cu ada para qu e p areciese enlazada, pues sin d erribar

    dichos arranques y exponerse a algn riesgo, no pu-

    dieran fo rm arse bvedas enlazadas, siendo especial

    la idea de que no haba ninguna en esta Ciudad, y

    que crean por el conocimiento y experiencia que

    tenan del dicho Juan de Pina, la hara arreglada al

    dicho dise o sin el m enor riesgo n i em barazo. D e

    donde deducimos que no slo la apariencia era h-

    b r ida , abso lu tamente

    barroco-gtica,

    sino que la

    solucin era la justa para satisfacer el deseo del ca-

    bildo de voltear una bveda de piedra, asegurar su

    firmeza y durabilidad y mediante la inclusin de

    nervaduras de inspiracin gtica (pero que real-

    mente se comportaban de igual modo que la ple-

    mentera) dar una coherencia formal al conjunto

    (fig ura 6 ).

    P. J. P om ar

    Figura 6

    Catedral de Jercz. Bvedas de la nave m ayor (Pom ar)

    Esta empresa ser, junto con la eleccin de la

    plan ta, un a de las intervenciones m s m editadas y

    re -

    flexionadas por el cabildo de toda la obra de la Cate-

    dral, donde se estudi desde su ejecutor hasta los pe-

    ones. A Juan de Pina se le justifica el haber ganado

    el co ncurso, adem s d e por la siem pre presente corte-

    dad de medios, que llevaba a no poder mantener un

    m aestro forastero ,' alegan do qu e aunqu e o tros

    m aestros sepan y estn prcticos en trabajar con pie-

    dras, no es la de las canteras de esta Ciudad de la

    misma laya que las otras, por lo que se necesitaba de

    especial inteligencia en ella, y que la razn de no te-

    ner experiencia de haber hecho ninguna bveda de

    piedra los que han pretendido el magisterio de sta,

    l...1

    y que el haber hecho bvedas de ladrillo y yeso

    no es prueba p ara que pued an firsele de cantera.

    sta ltima ser la razn por la que los dems con-

    cu rsan tes n o acced an al trab ajo .

    Finalm en te, cabe destacar la im plicacin directa

    del cabildo en esta fase de la obra, principalm ente

    cuando im pidieron que en el levantam iento de estas

    bvedas trabajasen oficiales, labrantes de piedra o

    peones conocidos d e los caballeros can nigos com o

    de personas de la m ayor distincin y bienhechoras de

    esta Ig lesia, prefirindo se < do s m ejores y co n el m e-

    jor jornal que fuere posible [...] como se practic

    cuando se sacaron los cimientos y comenz la

    o bra,... .'4 S in d ud a, to do s lo s esfu erzo s eco n mico s

    v an en cam inad os a poder levan tar la deseada b veda

    d e p iedra, estando los capitulares aten tsim os a cual-

    q uie r escap e in necesario d e cau dal.

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    L a perviv encia de la tcnic a m edie val en la a rquitec tura and aluza

    847

    Los contrafuertes y arbotantes

    La catedral tiene un sistem a de contrafuertes y arbo-

    tantes que una vez m s sigue el arquetipo de la cate-

    dral de Sevilla (figuras 7 y 8), la incorporacin de la

    decoracin barroca a su form a gtica le im prim en un

    cierto carcter m estizo de gran prestancia, que se m a-

    nifiesta de forma tangible en los pinculos, que de-

    bieron ser diseo de Diego Antonio Daz, ya que si-

    guen el modelo del chapitel de la parroquia de

    C astilblanco de los A rroyos (Sevilla) que l constru-

    yese (figuras 8 y 10). Sobre el enmaraado asunto

    del provecho tectnico de estos contrafuertes y arbo-

    tantes, cuya inoperancia es defendida por Jos M ara

    M edianero y Fernando A roca,35 discurre el Arte y uso

    F ig ur a 7

    Ca ted ra l de Sevi ll a. Arbo tan te s (Pomar)

    Figura 8

    C ate dr al d e J er ez . A rb ota nte s ( Po ma r)

    F ig ur a 9

    Ca ted ra l de Je rez . Secc in t ran sve rsa l (D iez )

    Figura 10

    C ate dr al d e J er ez . F ac ha da p rin cip al (D i e z)

    d e l a a rqui te ct ura en su captulo XX que trata de la

    fortificacion de vn tem plo. Fray L orenzo defiende

    el estribo com o til para aligerar el grosor de los m u-

    ros: Tam bien ha de llevar este gruesso [la tercera

  • 7/23/2019 Catedral Jerez - Construccion Gotica en Pleno Barroco

    8/11

    848

    parte de su ancho I siendo la bobeda de piedra, por

    ser m ateria m as pesada: m as llevando estrivos, aun-

    que la bobeda sea de piedra, se basta de gruesso la

    sexta parte de su ancho.' A qu com probam os com o

    el tratado an fundamenta su teora en la prctica y

    es que, com o afirm a Javier Gm ez M artnez: El cl-

    cu lo d el co ntra rresto re qu erid o p or lo s ab ove da mie n-

    tos haba sido y segua siendo un problem a arquitec-

    tnico de prim er orden que descansaba, en ltim a y

    verdadera instancia, sobre la experiencia del arqui-

    tecto.n

    Ciertam ente que la ostentacin que de estos ele-

    mentos se hace en la catedral de Jerez parece bien li-

    gada a su utilidad com o instrum ento de lustre y pres-

    tig io , p ero no po r ello c are cer n de to da fu nc ion alid ad

    te ct nic a. D e h ec ho ten em os u n testim on io sign ifica -

    tivo al respecto sobre la funcionalidad de los arbotan-

    tes de la Colegiata del Salvador de Sevilla, edificio

    con el que se ha emparentado al jerezano en ms de

    una ocasin (figura 11). All en 1694 Francisco G-

    mez afirmar que le colocaba dichos elementos al

    te mp lo ...p ara m as f ortifica ci n... .'x E n el ca so de la

    C atedral de Jerez es evidente cm o el sistem a m ec-

    nico difiere notablem ente del m odelo gtico, donde el

    arbotante trasm ite las cargas a los contrafuertes y

    s -

    tos, con la fuerza vertical de los pinculos, hace lo

    propio hasta los cim ientos. A qu, en cam bio, se trata,

    com o en el caso de la colegiata de Sevilla, de una

    ma-

    yorfortificacin, un elem ento de auxilio para los m u-

    ros portantes.N

    Figura 11

    .

    C ole giata d el S alv ad or d e S ev illa. A rb otan te (P om ar)

    P . J. P om ar

    A n lis is d el m ate ria l

    La calcarenita de El Puerto que Alcalde M oreno de-

    fine com o arenisca de cem ento calizo. con niveles

    de slice m uy variables, de grano grueso, y porosidad

    elevada y uniform e,411 se extraa de la Sierra de San

    Cristbal, en unas canteras a m itad de cam ino entre

    Jerez y E l Puerto. E sta piedra fue la utilizada m ayori-

    tariam ente en la catedral de Sevilla hasta el punto de

    considerar R odrguez E stvez que < da dependencia

    entre la obra y sus canteras era tal que pronto el nue-

    vo edificio com enz a m ostrar el color y la textura de

    la Sierra.41 Pero tam bin fue este m aterial el elegi-

    do, a pesar de su baja calidad, en muchas de las cons-

    trucciones que citam os em ulaban el aspecto catedra-

    licio de la

    Magna H is pa le ns is .

    im ita nd o a s tam bin

    dichos color y textura y siendo el caso m s llam ativo

    el de la catedral de Las Palmas de Gran Canaria, edi-

    ficio tam bin m arcado por su hom logo sevillano,

    donde se us esta piedra de San Cristbal, para cuyo

    traslado hasta la isla se llegaron a construir barcos

    ex

    profeso.42

    E n Jerez, los m ateriales del edificio prece-

    dente no se aprovecharon sino que se vendieron para

    obtener recursos destinados a la nueva fbrica.4l Se

    decidi, com o hem os visto. levantar un edificio en

    piedra, eligindose para tal fin la de las citadas can-

    teras de San Cristbal. Por lo que tambin a nivel

    epidrmico presenta notables sim ilitudes con la ca-

    tedral m etropolitana44 As fue a pesar de las vicisi-

    tudes que debi padecer ]a fbrica de la colegial de-

    bido al litigio que sobre la propiedad de las canteras

    mantenan los concejos de El Puerto y Jerez y que

    llev en 1733 a que El Puerto se negase a que conti-

    nuara la saca de las canteras de su trmino. Lo que

    hubo de ser solucionado con un cannigo com isio-

    nado en canteras que intercedi ante el ayuntam ien-

    to portuense.45

    CONCLlJSIONES

    N o parecen infundadas las sospechas que m antenan

    estos canteros, claram ente en regresin durante los

    siglos XVII y XVIII, de que sus conocim ientos aca-

    parados durante siglos llegaran a olvidarse, ya que

    era evidente la suprem aca definitiva de aquella otra

    corriente que, aunque de lejos, segua la trayectoria

    m arcada por quienes ajenos a la tcnica haban con-

    cebido el proceso creativo com o una eleccin cultu-

  • 7/23/2019 Catedral Jerez - Construccion Gotica en Pleno Barroco

    9/11

    L a p erv iv en cia d e la t cn ica m ed ie val en la arq uite ctu ra an da lu za

    X4 9

    ral donde se separaba para siem pre el proyecto de la

    ejecucin. Tal vez por ello, y no slo por una frrea

    conC innitas con las obras en que actuaban, llegaran

    estos canteros jerezanos y portuenses a tom ar una ac-

    titud lejana de transgredir toda norm a y tendente a la

    rig uro sa d efen sa d e su s U SO S.4 6L as tra zas q ue d ura nte

    el barroco llegaban desde Sevilla no estaban ya pen-

    sadas para los cortes de piedra, sino para la albaile-

    ra. C uan do se d eseab an ed ificios en p iedra, especial-

    mente bvedas, se recurra a la artesana local que

    conservaba, vinculados a la explotacin secular de

    las canteras, los conocim ientos suficientes para lle-

    varios a cabo, mediante sistem as donde las formas

    seguan vinculadas a la experiencia. El ejem plo de la

    C ar tu ja e s m s q ue s ig nif ic ativ o.

    Cuando un cabildo de cannigos con aspiraciones

    catedralicias se plante levantar un tem plo acorde a

    sus pretensiones, se dieron los factores necesarios

    para que mediante la

    ollcctoritas

    d e ste. aq uella

    prctica de la estereotom a que segua latente en tra-

    bajos de m ediana envergadura eclosionara con la ro-

    tun did ad im po nente qu e lo h izo.

    NOTAS

    l. Garca Pd\a, C .: Arquitectura gtica religiosa en la

    Prol incia de Cdiz. Dicesis de Jerez.

    Universidad

    C om plu te nse ( Te sis D oc to ra l p ub lic ad a e n m ic ro fo rm a).

    M adrid, 1990, tom o I, pp. 9X 7. IO IX

    y

    1044.

    2. Falcn M rquez. T.: Un edificio gtico fuera de poca.

    L a prioral de El Puerto de Santa M ara, L a/J om to rio d e

    Arte, nm . 5, tom o I, Universidad de Sevilla, Sevilla.

    1992, pp. 205-222; G arca Pea. c.: op. cit., tom o 11, pp.

    1 11 6-1 14 4 Y

    a p nd ic e d oc um en ta l p p. 1 67 4-1 69 1.

    3. Garca Pea. c.: Los mOllasterios de Santa M ara de la

    V ic to ria y

    San Miguel Arcngel en El Puerto de Salita

    Mara. Diputacin de Cdiz. Cdiz, 19X5. pp. 27-3X.

    4. Por su sintetismo y

    claridad reproducim os aqu lo que

    escribiese Jess R ivas referente a las razones por las que

    el barroco sevillano sea en ladrillo: Sevilla se encuen-

    tra en pleno valle del Guadalquivir y

    la m on ta a q ued a

    lejos. Por tanto no tiene canteras y, en consecuencia, la

    piedra resulta un lujo. D e todas m aneras, se recuITi a

    d ich o m aterial c uan do se p ud o, au nq ue e llo rep re sen tab a

    un gasto grande, ya que la piedra tena que traerse de

    otros sitios. Pero se hizo im prescindible para los m onu-

    mentos ms importantes y

    em blem ticos de la ciudad,

    como la gran catedral gtica. En el Renacim iento an

    goz de mayor favor y la mayora de las obras de cate-

    gora que se realizaron entonces lo fueron en buena si-

    lle ra . [ ...J. A s s e f ue id en tif ic an do o br a d e e nv erg ad ur a

    con construccin en piedra 1...1. N o obstante, la piedra

    fue abandonndose paulatinamente a lo largo de esa

    centuria lel siglo XVII], entre otras cosas por lo caro

    qu e resu lta ba. 1 ...1 . D e esa su erte, el lad rillo se c on virti

    en el m ateria l co nstru ctiv o p or ex celen cia, [...1 . E llo era

    sin m s continuar la autntica tradicin constructiva de

    la ciudad,... en R ivas Carm ona, J.: L eonardo de Figue-

    roa: una nueva visin de un viejo m aestro. Diputacin

    d e S ev illa. S ev iJla. 1 99 4, p p. 3 1-3 2.

    5. Buena prueba de ello es que las obras renacentistas lle-

    vadas a cabo en la Archidicesis de Sevilla. donde tra-

    b ajab an m ay oritariam en te can tero s d e Jerez. m an tu vie-

    ro n im po rtan tes p re ocu pacio nes estereo t mic as y no

    slo se lim itaron a una m era imitacin de modelos de la

    A ntig ed ad d esp reo eu pad a d el p ro ceso co nstru ctiv o.

    Dentro del gtieo es tambin revelador el que, eono-

    cindose que las bvedas de ladrillo, por ser m enores

    su s p iez as, d isp on an d e m ay or e lasticid ad

    y por eonsi-

    g uien te m ejo r resisten cia a lo s sesm os. al v oltc ar se e n

    piedra las bvedas de la iglesia y refectorio de la C artuja

    de Jerez, tanto la plem entera, com o los nervios se des-

    piezaron en sillares de tam ao m ucho m enor que el ha-

    bitual. Sobre este tem a vase: G m ez M artnez. J.:

    El

    gtico esp(//lol de la Edad M oderna. B l edas de cruce-

    ra. Universidad de Valladolid. Valladolid, 1998, pp.

    18X-IX9.

    6. Lle Caal, V .: D e m ezquitas a tem plos: las catedrales

    A ndaluzas en el siglo X VI, L gli se dal l. \ r arc/ i tec tu-

    r e d e la R en ais sa nc e. Centre d'tudes suprieures de la

    R en aissan ce. T ou r, 1 99 5. p . 2 15 .

    7. Garca Pda, c.: op. cit., 1990, tomo 11, p . 1227: Res-

    peeto al tem a de la continuidad del arbotante en la Edad

    M oderna lo ha tratado Jos M ara M edianero, quien ba-

    s ndose en el hecho de que el paralelogram o de fuerzas

    no se deseubri hasta el siglo XV I, lo reduca a

    u n au-

    t iltic o re cu rso e mh le m tic o d c p re stig io q ue In an ijie sla

    la pre tendida

    calid ad m ajestu osa d e esto s ed ificio s e cle-

    s i st ic os c on a sp ir ac io ne s c at ed ra li ci as . A l r es pe ct o

    es in te resan te ten er en c on sid eraci n q ue e l co ntra rresto

    de los em pujes ejercidos por las bvedas oeup un cap-

    tu lo im po rtan te d el Com pendio de arc/itectura y

    sime-

    tra d e lo s te mp lo s... recogido por Sim n Garca y

    obra

    de Rodrigo Gil de Hontan. En l podemos observar

    C Ol1 10la p reo cu paei n p or el co niro l d e la estru etu ra g -

    tica m ediante el clculo m atem tico ser realm ente pos-

    terior a su invencin, lo que no im plica por ello que de-

    jase de ser efectivo tal sistem a de construccin. Lo que

    nos interesa hacer notar es el hecho de que Garca reto-

    me los papeles de Gil de Hontan,. lo que supone una

    p erv iv en cia en p len o X VII d e lo s p ostu lad os arq uitec t -

    nicos del X VI. V ase: M edianero H ernndez. J. M .: La

    p erv iv en cia d el a rb otan te co rn o elem en to co nstru ctiv o

    em blem tico e n la arq uitee tu ra b ajo an dalu za e h isp an o-

  • 7/23/2019 Catedral Jerez - Construccion Gotica en Pleno Barroco

    10/11

    85 0

    americana, Actas del Primer Congreso Nacional de

    H is to ri a d e l a C ons tr uc ci n . C EH OP U-In stitu to Ju an d e

    H errera. M adrid, 1996, pp. 361-362 Y G arca, S.:

    Com-

    p en di o d e A rc hit ec tu ra

    y

    sim etra d e lo s tem plo s co nfo r-

    me a la medida del cuelpo humano, con algunas demos-

    traciones de geometra. Ao de 1681. C.O.A. de

    V allad olid . V allad olid , 1 99 1, ff. 1 8v .- 2 2v o.

    8. Garca Pea, e: op. cit., 1990, tomo 1, pp. 497; A roca

    Vicenti, F: La Historia del A rte en Jerez en los siglos

    XVIII, XIX Y

    X X c n: C aro C an cela, D . (C oo rd in ad or):

    H istoria de Jerez de la Frontera.

    D ip utac i n d e C d iz.

    C d iz , 1 99 9, to mo III, p . 1 14 .

    9. Sancho Corbacho, A .: A rq uite ctu ra h ar ro ca se villa na

    d el s ig lo X Vlll.

    eS.Le Madrid, 1952, pp. 173 (n. 83) y

    180.

    10. U nas bvedas que pueden ponerse en relacin con stas

    de San Lucas, tanto por su apariencia, com o por ser obra

    de la prim era m itad del XVIII, son las de la capilla de la

    Venerable Orden Tercera del Convento de Santo Do-

    m in go d e C d iz.

    11. R os M artnez, E . de los: La H istoria del Arte en Jerez

    desde la Edad M edia hasta el siglo XVII en Caro Can-

    cela, D ., o p. cit., to mo 111,p p. 8 3- 84 .

    1 2. A ro ca V ice nti, F .: o p. cit., to mo

    III,

    p . 1 14 .

    13. T ngase en cuenta que como tal Catedral lo es desde

    1980, por lo que puede aparecer citada tambin como

    C oleg iata o P arro qu ia d e Sa n S alv ad or el R eal, tratn do -

    se siem pre d el m ism o tem plo .

    14. D iego M oreno M elndez (1626-1700) debi su form a-

    cin, segn E speranza de los R os, a algn cantero local.

    D e su produccin destacam os, no tanto por la im portan-

    cia dentro de su obra, com o para el argum ento de nues-

    tro estudio, cmo incluy en el flanco que da sobre las

    bvedas del prim er cuerpo de la torre-fachada que cons-

    truy a la parroquia de Santiago, una sorprendente om a-

    m entacin de m otivos de tracera, copiados, segn R os

    M artnez, de los elem entos gticos de la iglesia. V ase:

    Ros M artnez, E. de los: op. cit., tom o III, p . 7 5- 81 .

    15. L a planim etra aqu presente corresponde a: D iez R u-

    bio, P. Avance del Plan Director de la Catedral de

    Jerez. Consejera de C ultura de la Junta de A ndaluca.

    S ev i ll a. 1 99 8.

    16. D el libro de Fray Lorenzo, que ser calificado por G eor-

    ge K ubler com o ...el m ejor libro de instruccin arqui-

    tect nica esc rito ja ms , se p ued en en co ntrar ejem pla-

    res en casi todas las bibliotecas de arquitectos y

    tratad istas, co nsid eran do B on et q ue alcan z esp ecial d i-

    fusin entre los m aestros de obras de carcter m s con-

    serv ad or o v ern c ulo . T eo do ro F alc n h a id en tifica do

    los esquem as com positivos de las portadas norte

    y

    su r

    com o derivados de este tratado, por lo que su trascen-

    dencia en el edificio parece probada. San Nicols, F L.

    de :

    Arte

    y

    U so d e la A rq uite ctu ra . M ad rid , 1 63 9 (cita-

    m os por la edicin de M anuel Rom n. M adrid, 1736), p.

    P . J. P om ar

    4 8; K ub le r, G. : Arquitectura de los siglos XVII

    y

    XVIII, Ar s H i spani ae . Plus U ltra. M adrid, 1957, tom o

    XIV, p. 80; Bonet Correa, A .: Figuras, m odelos e im -

    genes en los tratadistas espaoles.

    A lia nz a. M ad rid ,

    1 99 3, p p.1 57 -1 60 , 1 66 -1 67 ; F alc n M rq uez, T .: Arqui-

    te ctu ra h ar ro ca e n J ere z. CEHJ-CSle Jerez de la Fron-

    tera, 1993, p. 82.

    17. San N icols, F 1.. de: op. cit., p. 49.

    IS .F alc n M rq ue z, T .:

    o p. c it .,

    1 99 3, p .S 3.

    19. R epetto B ctes, J. L .:

    La ohra del templo de la Colegial

    de Jerez de la Frontera.

    D iputacin de C diz. C diz,

    1 97 8, a p nd ic e d oc ume nt al

    1,

    pp . 274-275 .

    20. Repetto Betes, J. L .: o p. c it., a p nd ic e d oc ume nt al 11 ,

    pp . 375-376 .

    21. Repetto Betes, J. L.:

    o p. c it .,

    a p nd ic e d oc ume nt al 1 , p .

    315.

    22. E n la actualidad tenem os en preparacin un am plio estu-

    d io so bre lo s req uisito s lit rg ic os y

    c on di cio na nt es id eo -

    lgicos que influyeron en la construccin de la actual

    Catedral de Jerez. En l analizam os el valor sim blico

    asociado a las catedrales que debi tener el contar con

    cinco naves. U n dato revelador que avala nuestra teora

    de cm o debi ser el Cabildo Colegial el interesado en

    d otar la n uev a c on stru cci n d e esta p articu lar co nfig ura-

    cin, recae en el hecho de que cn el pleito que m antuvo

    en la corte a partir de 1785 para ser elevada a Catedral

    alegue la parte jerezana, com o haciendo ver que se cum -

    p la u n req uisito o c on dici n sine qua non p ara c on se -

    guir la episcopalidad deseada, que contaban con un

    ...tem plo m ateral el m s aproposito para la m aglllji-

    cen cia d el cu lto a co stu mh ra do e n la s C ath ed ra les, (...]

    Su A rquitectura es del orden corintio

    y

    p ue de l lam ar se

    cannica, porque adem as del coro consta de cinco na-

    hes. (A rchivo de la Catedral de Sevilla. Seccin V II, li-

    b ro 1 21 , f. 4 10 .)

    2 3. B on et C orrea, A .:

    op . c it .,

    p . 1 68 .

    24. E l ejemplo mejor conocido de cmo los Daz no eran

    prcticos en. el arte de la estereotom a ser el hecho de

    que cuando en 1743 se le ordene a Diego la reparacin

    de la bveda que trazara Sim n de Colonia en la capilla

    de la A ntigua de la Catedral de Sevilla, lo hiciese susti-

    tuyendo la plem entera de sillares por otra de ladrillo,

    aunque respetando los nervios originales en piedra. La

    im agen que ofrece, de no ser por las diferencias notorias

    entre unas y otras nervaduras y

    de dim ensin ser sim i-

    lar a la conseguida en Jerez: nervios de piedra y plem en-

    tera de ladrillo. Vase: Sancho Corbacho, H .: Docu-

    mentos para la Historia del Arte en Andaluca, Vll.

    Arquitectura sevillana del siglo V111. Laboratorio de

    A rte . S ev illa, 1 93 4, p . 8 4.

    25. Frente a las bvedas tabicadas que colocan los ladrillos

    de plano, las bvedas de nervios de piedra y plem entera

    de ladrillo de rosca se caracterizan por colocar stos de

    can to . T en an u na g ran trad ici n d en tro d e la arq uitec tu -

  • 7/23/2019 Catedral Jerez - Construccion Gotica en Pleno Barroco

    11/11

    L a perviv encia de la tc nica m edie val cn la arquite ctura anda luza

    85 ]

    ra espaola habiendo levantado b vedas con esta tcni-

    ca Juan Guas

    y Rodriga G il dc Honta n entre otros.

    C on tam os con te stim onios te rico s qu e escruta n su utili-

    dad y raz n. D c cntrc cllos cabc sca]ar los de Philibcrt

    O elorme en

    T ra its d arch itectu re : N ou\ elles ill\ en-

    tions [mur hien hastir et a petits .tiaic. Prem ier tom e de

    l'

    architecture~.

    (Paris. 1567) y Fray Tom as V icente Tos-

    ca cn cl tomo V. que comprehende arquitectura civil.

    montea.

    y

    c an te ra . a rq uitc ctu ra m ilita r. p ir oth cc nia y

    ar -

    tillera. de su C ompendio mathem tico en que se con-

    tie nen tod as las m ate ria s m s principa ln..

    (Valencia.

    ]

    7(7). El primero cree que ...la m ayor parte de los ple-

    mentos de las bvedas dc las iglesias no son de piedra

    ta llada [...]; q uiz no e st a l alea ncc dc c ualqu icra hac cr-

    los as por la dificultad que implica. de ah que. fre-

    cucntcm entc. sc hagan con ladrillo o m am postcra...

    Tosca im agina que ...rcconociendo los arquitectos que

    las b vedas hechas enteram ente de si lIarcs ticncn pcso

    excesivo.

    y

    si se fabrican dc ladrillo solo no tienen tanta

    seguridad y

    firm cza. discurrieron fabric ar cn clla s uno s

    arcos de piedra que sirvan com o de nervios ms slidos

    en que se afiance la scguridad de la bveda, form ando

    sobre cllos todo lo restante de ladrillo u otra materia

    m s ligera... C ita dos por: G m ez M artnc ., J.: op. cit..

    pp . ] 8 0- ] 8 6.

    26. R cpetto Betes, J. L.: o p. c it ., apndice docum ental n, p.

    381.

    27. U t supra, p. 399.

    28. U t supra. p. 405.

    29. El concurso consista tam bin en proyectar ]a cpula del

    crucero, aunque finalm ente sta fuera realizada aos

    ms tarde por Torcuato Cayn de la Vega y M iguel de

    Olivarcs.

    3 0. R cpetto B etes, J. L .: op. cit.. ap ndic e doc um en tal

    n, p.

    400.

    3]

    . U t supra, p. 398.

    32. U t supra, p. 399.

    33.lbidcm.

    34. U t su pra, p. 40 0.

    35. V ase nota n. 8.

    36. San N ico]s, F. L. de:

    op .

    cit

    pp. 5 2-54 .

    37. G m cz M artnez , J.:

    op . c it ..

    p. 16 3.

    38. Llaguno y A mirola, E.: Noticia de los arquitectos y

    ar -

    q uite ctu ra d e E sp cl/J a d es de s u r es ta ur ac i n. Ilu str ad a

    y

    acrecentada con notas, adicioncs

    y

    docum entos por

    D on J uan Ag ustn C e n B erm dez. Im prenta R ea l. M a-

    drid, 1829, tom o IV , p. 201.

    39. A gradecem os dcsdc aqu las orientaciones tcnicas que

    al respecto nos hizo notar el arquitecto conservador del

    inm uc ble D . P ab lo D i ez R ubio.

    40. A lc alde M ore no, M anuel: S in to ma to lo ga d e la s a lte ra -

    ciones de las catedrales de Ser illa. Cdi: y Almera

    (Te sis d octora l). U niversidad de S evilla . S evilla , 1989 ,

    cit. por: Rodrguez Estvez, J. c.:

    Los Cilnteros de la

    C atedral de Sel i llaa . D el G tico al R enac im ie nto. Di -

    puta ci n de S evilla . S evilla, 19 98, p. 1 00.

    41. R odrguez Estv ez, J. c.: o p. c it , p. 10 7.

    42.lbidem.

    43. R epe tto B etes, J. L.: op . c it ., p . 7 4.

    4 4. P or ello c om pa rtira co n S evilla ese sentido de forta leza

    que ostentaba su catedral al cstar construida en piedra.

    El ejem plo nos lo da R odrigo C aro al escribir quc: ...el

    gran tem plo de esta Santa Iglesia [de Sevilla 1 e s todo de

    rortssim a cantcra, sin que en l se halle una teja ni m a-

    dero, tan firme como las injurias del tiempo [...1 as en

    lo cncavo como en lo convexo, es toda su bveda de

    fortssim a ca ntera... C aro. R .: A ntig ue da de s y p rin ci-

    pado de la IIvstrssim a Civdad de Sevilla

    y cho rog rap -

    h a d e S I/ C on ve nto [ r id ic o o a lltig ua C ha llc ille ra . An -

    d r s G ra nd e. S ev illa , ] 63 4, ff . 5 1v o- 52 .

    45. Repetto R etcs, J. L.: o p. c it ., ap ndic e do cum ental 1 1, p .

    391.

    46. Referente a este tem a vase: Ruiz de la Rosa, J. A .: Tra-

    za

    y

    Sim etra de la A rq uitec tura en la A ntig edad v el

    Mediel O. U nive rsidad de S evilla . S ev illa, 1987 . pp.

    263-

    264

    Y 347 .