Caso de Aramis-Latour

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77 Etnografía de un caso de «alta tecnología»: sobre Aramis Bruno Latour (Traducción: Juan Manuel Iranzo) Resumen L a primera tarea de la Antropología de la Tecnología es establecer un terre- no común entre quienes estudian las técnicas tradicionales y aquellos otros —llama- dos sociólogos, tecnólogos, historiadores de la tecnología o economistas— que estudian las ma- quinarias modernas, centrales o de alta-tecnolo- gía. No obstante, aun cuando se establezca ese terreno común, continuará existiendo el princi- pal problema de esta clase de antropología: - mo entender la construcción social de los arte- factos unida a la construcción técnica de la sociedad. Por supuesto, ya sabemos que los dos extremos —las constricciones técnicas y las rela- ciones sociales— y las explicaciones dualistas que comportan, son inútiles; también sabemos que «dialéctica>’ es una palabra que apunta al problema de la co-producción de la sociedad y de las cosas, pero no a su solución. Por tanto, para abordar el problema debemos desarrollar un vocabulario y unas herramientas metodológi- cas que nos permitan seguir esta co-producción de lo que, siguiendo a Serres, llamaré casi-obje- tos, esto es, proyectos que aún no pueden ser ca- lificados bien como relaciones sociales, bien como cosas. El caso que he elegido es lo bastante comple- jo como para servirnos de laboratorio. Se trata de un sistema de metro de alta tecnología, el últi- mo desarrollo en Transporte Rápido de Perso- nas (TRP), conocido como Aramis. Este caso de estudio es el objeto de todo un libro, pero aquí nos centraremos en un solo aspecto: el proyecto fracasó porque los distintos de grupos de interés vinculados con él fueron incapaces de consen- suar las prestaciones que debía ofrecer; pero la gente no pudo ponerse de acuerdo porque las dificultades técnicas de este sistema de TRP eran tan grandes que ningún interés se mantuvo suficiente tiempo como para resolverlas. Los ob- jetos existen o no dependiendo de la habilidad de los humanos para reunirse en torno a ellos, pero sólo lo consiguen cuando los objetos po- seen la habilidad de ponerlos de acuerdo. El ar- tículo se centra en la espina dorsal de la historia del Aramis, esto es, el cuadro de los veinte Ara- mis diferentes que los grupos asociados intenta- ron construir simultáneamente. Estos conjuntos intersectan. La interpretación de este caso de es- Bruno Latour. Ecole Nationale Supérieur des Mines, Paris Política y Sociedad, 14/15(1993-1994), Madrid (PP. 77-97)

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Este es un estudio de caso de la aplicación de la teoría actor-red en la que Bruno Latour desglosa de manera sistemática la relación entre humanos y no-humanos y las políticas entrono a ellos.

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Etnografía de un casode «alta tecnología»:sobre Aramis

BrunoLatour

(Traducción:JuanManuel Iranzo)

Resumen

L aprimeratareade la Antropologíadela Tecnologíaes establecerun terre-no común entrequienesestudianlas

técnicastradicionalesy aquellos otros —llama-dos sociólogos,tecnólogos,historiadoresde latecnologíao economistas—que estudianlas ma-quinariasmodernas,centraleso de alta-tecnolo-gía. No obstante,auncuando se establezcaeseterrenocomún,continuaráexistiendo el princi-pal problemade estaclasede antropología:có-mo entenderla construcciónsocial de los arte-factos unida a la construccióntécnica de lasociedad.Porsupuesto,ya sabemosque los dosextremos—las constriccionestécnicasy las rela-ciones sociales— y las explicacionesdualistasque comportan,son inútiles; tambiénsabemosque «dialéctica>’ es una palabra que apuntaalproblemade la co-producciónde la sociedadyde las cosas,pero no a su solución.Por tanto,para abordarel problemadebemosdesarrollarun vocabularioy unasherramientasmetodológi-casque nos permitanseguir estaco-producciónde lo que,siguiendoa Serres,llamarécasi-obje-tos, estoes,proyectosque aún no puedenserca-lificados bien como relaciones sociales, biencomo cosas.

El casoquehe elegidoes lo bastantecomple-jo como para servirnosde laboratorio.Se tratade un sistemademetro dealtatecnología,el últi-mo desarrolloen TransporteRápidode Perso-nas(TRP),conocidocomoAramis.Estecasodeestudio es el objeto de todo un libro, peroaquínos centraremosen un solo aspecto:el proyectofracasóporquelosdistintosde gruposde interésvinculadoscon él fueron incapacesde consen-suar las prestacionesquedebíaofrecer; pero lagente no pudo ponersede acuerdoporquelasdificultades técnicasde este sistemade TRPeran tan grandesque ningún interésse mantuvosuficientetiempocomo pararesolverlas.Los ob-jetos existeno no dependiendode la habilidadde los humanosparareunirse en torno a ellos,pero sólo lo consiguencuandolos objetospo-seenla habilidadde ponerlosde acuerdo.El ar-tículo secentraen la espinadorsalde la historiadel Aramis,estoes, el cuadrode los veinteAra-mis diferentesque los gruposasociadosintenta-ron construir simultáneamente.Estosconjuntosintersectan.La interpretacióndeestecasode es-

Bruno Latour. Ecole Nationale Supérieur des Mines, ParisPolíticay Sociedad,14/15(1993-1994),Madrid (PP. 77-97)

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tudio viene reforzadapor la ocurrencianaturalde un testciego,el VAL, otro metrode alta tec-nologíaconstruidoenLille por la mismacompa-ñía y los mismosingenieros,y queesun éxito re-lativo. Este artículo explora las vidas paralelasde estosdoscasosen un intentode explicarco-mo searticulanlas cosasy loshumanos.

Estaexplicación no se ocupade los aspectossocialesde la técnicamoderna—paradigmadua-lista— sino de las entidadestécnicas mismas—paradigmamonista—.Y puestoquetal explica-clón se sitúa en un marcosimétrico —la mismaperspectivaque usaríamosparaestudiarunaso-ciedadprimitiva—, ofreceun mareode discusiónpara otros trabajosque seocupanen estevolu-men de diferenteslazosentre«lo social» y «lotécnico».Muchas herramientasconceptualesdelos antropólogosy los tecnólogosestánsesgadaspor noctonesasimétricassegúnlas cualeslas tec-nologíasmodernasson más eficienteso menossocialesque las herramientasde piedrau otrosutensilios.Confío en queeste artículo corregiráesesesgoy ofreceráuna visión más equilibradade nuestrosartefactosy de la construccióntécní-cade nuestroslazossociales.

Prólogo:un choquecultural

u ntentarunaetnografíade la «alta tecnolo-gía» sin visitar los tiemposy lugaresdondese fabricanlas técnicases hacerantropo-

logia de salón.Dado quelos etnógrafostropica-les puedenno estarfamiliarizadoscon el trabajode campoen losambientesacondicionadosde lacienciay la tecnología,quizáresulteútil empezarconel choquecultural quesufretodo estudiantede las máquinasracionalizadas,eficientesy pro-ductivascuandoentraen el taller dondese pla-neany producen.

En marzode 1988,en el cursode un estudioetnográfico sobreun revolucionariosistemademetro planeadoparael sur de París,uno de misínformantesme ofreció, al fin, unavisión globaldel proyectoen suconjunto.

«II y a du mondelA dedans,hein?»«(¡Hay mu-chagenteahí dentro!,¿eh?»),dijo mientrasdes-plegabael plano maestrodel sistemaAramis (fi-gura1).

Puessí, muchagente,perosólo una pequeña

parte era antropomórt~ica.Unos actores llama-dos «dobletes»debíanviajar independientemen-te a lo largo de un camino(«la vía»); estosacto-resdebíanestarexentosde todaagenciahumanapesea quedebíanestardotadosde movimientoy de su propio procesode toma de decisiones.Paralograreseresultadodebíandelegárselesnu-merosashabilidadesbajo el nombre de «on-boardshunt» o «switch» 2~ Sin embargo,esto nobastabaparagarantizarel suaveflujo delos «do-bletes».Otrashabilidadesdebíantransferirsea lavía, quedebíatransformarsede unacintade ace-ro longitudinal y continuaenun códigode con-dudatransversal,discontinuoy muy ritualizado.No obstante,los dobletesy la vía erancontrola-dospor otraentidaddelegaday delegantellama-da «unité de gestionde tron9on et de station»(unidad de gestiónde ramal y estación:UGR);esta entidadera inmóvil, peroestabadotadadepensamiento,conla habilidadde enviary recibirmensajesy con la autoridadde aprobar,sellarya vecesrevocarlas decisionestomadaspor los«dobletes»;estaentidadestabaa su vez domina-da por un cuartonivel de organizaciónllamado«Postede CommandeCentral» (PuestoCentralde Mando: PCM); estePCM erabastanteimpo-tente,yaquelos dobletesy la UGR tomabanporsi solosla mayoríadelas decisiones—y lo hacíandeprisa—,pero la PCM podíarevocarlastodas,pulsaralarmasy detenertodo el sistema.Los hu-manos antropomórficosiban a estar situadosdentro del PCM; pero, por el momento, sóloeranhumanos-sobre-el-papel.

El rompecabezasdeestesistemade cuatroni-veles se volvió mucho más complicadocuandome percatédequeningunadeestasentidades,delos dobletesa los humanos,estabadotadade unprogramacompleto de acción. En lugar de sercomo las mónadasde Leibniz, desenvolviendosus propiasvisionesdel mundo independiente-mentedetodaslas demásy pre-armonizadasporDios, su teología se parecíamás a la de Male-branche,exceptoen queparecíano haberDios.Tenían que tantear, negociar, discutir, alertar,tocar, ver, decir, leer, comprobar,codificar loquecadauno de los demásera y quería.Parasercapacesde haceresto teníanqueestarequipadosconvariossentidosy antenas(documento3).

Estabahabituadoahaceretnografíademicro-sociedadescientíficas; sabíacomo cartografiarsus instrumentos, credibilidad, traducciones,modalidadesy papelesy seguirlas finas y largasredes de intercambiosy relaciones entre los

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científicosy entrelas cosasennombredelasquedecíanhablar.Sin embargo,esto era diferente.Todo el principio consistíaen prescindir com-pletamentede los humanosantropomórficosy,en su lugar, poblar las instalacionescon membradisjecta,algunos de los cualesproveníanclara-mentedel repertorioclásicode acción humana(pensar,autorizar,codificar), peromuchosotrosno (activadores,tractores,motores,antenas,ul-trasonidos, ultrafrecuencias,calculadoras, vi-deos).¿Eranaplicableslos métodosde la etno-grafía —y los de la etnografíade la ciencia enparticular—a estesistemade metro?¿Podríain-corporarnocionescomo <‘representación»,«sim-bólico», «rolessociales»o «valores»a un substra-to técnico de acción eficiente y conductamecánica?Pararespondera estapreguntadebovolverconlosetnógrafos.

Un encuentrocontímidosy no tantímidosetnógrafos

delas máquinas

L aVerdad,la Eficienciay la Rentabili-dad son las tres hermanasque hanembrujadoa todos aquellosque hanintentado aplicar métodosetnográfi-

cos a la ciencia y la tecnologíamodernas.Para-dójicamente,ha sido la Verdad,a pesaro a cau-sade suextensopasadofilosófico, la primeraendesaparecer.Los estudiosetnográficos de lasprácticas científicas (Collins, 1985; Latour yWoolgar, 1979; Knorr, 1981; Lynch, 1985;Pinch, 1986; Pickering, 1992), invirtiendo laepistemologíaconvencional,han superadolosprogramasdébilesde la sociologíadel conocí-miento y han hechode la Verdad el resultadoyno la causade la estabilizaciónde las controver-siascientíficas.La solidez, la fortaleza,la bellezay la originalidadde los hechoscientíficossobre-viven, pero también los artesanos,las fábricas,losaliadoshumanosy no-humanos,lasacusacio-nes y los instrumentosque hacenque estoshe-chos se sostengan(Latour, 1987). En lugar deestardesnuda,la Verdad está hoy cálidamentearropada.Puestoque la Verdad y su séquitoseasemejanmás,y no menos,a los objetosestudia-dostradicionalmentepor los antropólogosde lassociedades paracientíficas, pseudocientíficas,

precientíficaso etnocientificas,la Gran Zanjaentrelos etnógrafosde los mundosModernosyde los otros mundosha desaparecido(Goody,1977; Horton, 1982). La antropologíade lacíenciaes hoy un camporespetable—si no res-petado—de la antropología(Shapin y Schaffer,1985; Traweek,1988;Latour, 1991).

No es la Verdadla quelimita la Antropologíade la Tecnología,puesésta trata con artefactosque nadie niega hayan sido fabricadospor loshumanos.Pero la Eficiencia, en el caso de lastécnicastradicionales,y la Rentabilidad,en elcasodelas másmodernas,hanocupadoel papelde guardián.La mayoría de los llamadosEstu-dios Socialesdela Tecnologíaaplicana los arte-factosel mismodualismoquemarcabalos anti-guos Estudios Sociales de los Hechos. Suprincipal recursointelectuales un usomesuradodel tropo «no sólo.., sino también».«Juntoa» fac-tores técnicos, derivados de la resistencia oconstriccionesde la materia,de la eficienciare-lativa de losgestoshumanosy dela rentabilidaddel sistema técnico, «también existen factoressimbólicos,socialesy culturales».Por ejemplo,uno puededecirquelos cerdos,«además»de serunafuentede proteínaspara los Bimin Kukus-mm deNuevaGuinea,«también»tienen un valorritual; o que «junto a» los dictadosdel túnel devíento, la forma aerodinámicadel Concorde«también»está influida por factorespolíticos ta-les como el ansiadeprestigiode De Gaulleo laspresionesecologistas;o quela teoríadela relati-vidad «no sólo» fue conformada por factorescognitivos«sinotambién»por el entornointelec-tual de Einsteinen la Suizade comienzosde si-glo. Exactamentecomo en los antiguosestudiossocialesde la ciencia, el estudiode las tecnolo-gíasha resultadoun cóctelquetasay mezclafac-toresde procedenciasvariasresultando,por esamismarazón,un brebajeintragable.

El problema de los «factores», en cienciacomo entecnología,es queanosotros,los antro-pólogos,se nos pide,paraempezar,que demospor supuestoquesomos capacesde decidir quées un factor cognitivo, ritual, simbólico,econó-mico,eficienteo material.Se nosexigequedeci-damospor nosotrosmismoscuandoun Kukus-mm está usandosu hacha de piedracomo uninstrumentocortantey cuandoes un elementoritual, cuándoun ingenierode la compañíaAé-roespatialetrabaja sobre ecuacionesaerodiná-micasy cuandoestáluchandocon losgruposdeínterésgubernamentales;cuándo Einstein está

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pensandoen marcosde referenciaaceleradosycuandoes un revolucionarioque quieresubver-tir el orden existente. Incluso si se nos admiteque no existe una dicotomía clara,se nos de-manda, no obstante, que veamostoda mezclacomo una combinaciónde formaspuras. En lu-gar de permitir que los propios actorestracenesasdivisiones,y muchasotras,les imponemosunadefinición de la acción«puramente»eficien-te o de la verdad«puramente»desinteresada,lapurezade las cualeses precisamentelo que secuestiona.En lo queatañea la cienciay la tecno-logía,la mayoríade los antropólogos,sin impor-tar lo refinadosque puedanseren otros temas,practicanel másburdo etnocentrismo.Conside-ranquelas etnocienciasesculpencategoríasso-cialesen unaNaturalezaqueestá«ahífuera»,sinapercibirsede que nuestras(etno)cienciasestántallando esta misma Naturaleza,su unidad, suotredady estaextrañanociónde «esculpircate-gorías»;por lo queatañea las etnotecnologias,selas ve como detallesconcretosque las culturasañadena una acción eficiente sobrela materia,¡como si la definición de materia,acción y efi-cienciano llevaranel sellode nuestra(etno)tec-nología!Peoraún,a menudola únicamaneradeprobar que la cultura interviene es verla comouna decisión«arbitraria»o «convencional»aña-didaa la «necesidad»dela accióneficiente.

Frente a este dualismo, la última décadahapresenciadoel florecimiento de investigacionesquetratana la Eficienciacon los mismos recur-sosy el mismo principio de simetríaqueresultótan potenteen el tratamientode la Verdad (Bij-ker y Pinch, 1987; MacKenzie, 1990; Callon,1989;BijkeryLaw, 1992).El principio desarro-llado a partir de la etnometodologiade Lynch(1985) segúnel cual [a únicaexplicación socialdebeencontrarseen los recursostécnicoscon-cretosqueusanlos propiosactores,y queel úni-cometalenguajequepuedeusarsees su lenguaje,disuelvecompletamentelos «factorespuros»quebastaahoraeran los ingredientesutilizadosparacocinarunaexplicaciónde la cienciay la tecno-logía. Los antropólogosactuales,a diferenciadeLero¡-Gourhan(1964), no tienenqueenfrentar-se a la tareade determinar,en un complejo deaccióndado,quéobedecea lo simbólico,a la re-ligión, al rito, a la pasión,a la política y qué sedebea la eficiencia,a las constriccionesmateria-les y a las fuerzasnaturales.En lugar de elegiral-ternativamenteentre dos listas de ingredienteshumanosy no-humanos,al antropólogole inte-

resaahora cuántaslistas hacen los actores—¡yraramenteson sólo dos! (Descola, 1986) En lu-garde presuponerde quéestánhechoslos mun-dossocial y naturalhaceel seguimientode cómotodos los actores—incluidos los de nuestrasso-ciedades,que han sido colocadosa la par conlos de las demás—inventanmonstruososhíbri-dos, muy pocosde los cualesparecenhumanoso inhumanos.Las vagasexpresionesde «redabierta» (Hughes), «red-actor» (Callon), «inge-niería heterogénea»(Law) o «socio-lógica»(La-tour) tienen todasellasencomún queborran laGran Frontera,rechazanla explicacióndualistay destronana las tres hermanasa un tiempo sinpermitir que ningunadeellas impongaunanue-va hegemonía.incluso la forma de escapardelrelativismo radical que así se adoptase deja alcriterio de los actores—los actoresordenansupropio caos, por así decir, y resuelvenpara elanalistael problemade establecerrelacionesasi-métricasentreellos.

De este modo, dos programasde investiga-ción completamentediferentessealojan bajo lamisma etiquetade Etnología y Tecnología.Elprogramadualistacomienzaconuna lista de fac-tores tomadosde la naturaleza,la materia, laecologíay la sociedady se dirige a unasituaciónespecíficapara sopesarla influenciarelativa deestosfactoresenla configuraciónde los artefac-tos. El otro programade investigacióncomienzacon la distribución y asignaciónde categorías,etiquetasy entidadesenunasituaciónespecíficay obtiene,como un logro provisional y local, ca-tegoríasresultantes,algunasdelas cualespuedenparecernaturalezas,materias,ecologíasy socie-dadeshabituales,o puedenno parecerseen ab-soluto a cualquierade las etiquetasque usamosparaordenarnuestromundo. Esteprogramapo-dría llamarse«monismo»siemprey cuandoque-de claroquese tratadeunaformaheterogéneaydistributivademonismo.

Porejemplo,en el primer programael hachaKukusminpodría versecomo compuestapor almenosdosaspectos,uno de ellos consistenteensu eficaz acción sobre la materia —está hechapara cortarmaderay fibras— y el otro en su as-pecto ritual y simbólico —es masculinay sólodebeusarsepara cortar la maderaque se usaráparaconstruircasasdeiniciación.En el segundoprograma, las complejas categoríasempleadaspor los propios Kukusmin se utilizan para darsentidoa esteauténticoproblemade tecnología(estoes, la cienciade las técnicas,como la llamó

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Leroi-Gourhan).Ellosposeensupropiasociolo-gía de las técnicas,tienen supropiatecnologíaaligual quesupropiaepistemología.De hecho,su-cedequeunade susdistincionesimplica unadi-ferenciaentreun instrumentoprofano—queporeso puedehaber sido sustituidopor asexuadashachasdeacerooccidentales—y los quesonmássagrados—y que aún se hacende piedra—. Sitomamosen serio los recursosmetalingijisticosde los Kukusmin, ¿serásucategoría«usoprofa-no» co-extensivacon la de nuestradefinición deeficiencia?Si, en el primer programade investi-gación, pero no en el segundo.Para éste,«usoprofano»esunacategoríatan codificadacomo loes un hachavarón o unaconchade Kula, comolo sonlas definicionesde «eficiencia»y «fuerzamaterial»que emergenen Europaentreel sigloxvii y principios del siglo xix. No hay una tra-duccióndirectaentrelas dos.En el segundopro-grama no se nos permite usar una definicióncientífica europearecientede «acción de fuerzasobremateria»para reconstruirel mundoen elque actúanlos Kukusmin, así como no se nospermite considerarque las conchasson un tipolocalde«dinero»(Polanyi,1975).

En el primer programa,todo acontececomosi todaslas marcassocialesfuesenañadidasa unsubstrato que se define aproblemáticamentecomo partedel mundomaterial,naturalo ecoló-gico. En el segundoprogramano hay substrato,exceptocuando los observadorestranseúntesylos científicos se «sitúandebajo»,como implicala etimologíade substrato(«a cubierto»),de lascategoríasde aquéllosa los quedeseanexplicar.En el primer programa,la sociedadse incardinaaproblemáticamenteen el mundo material,y deesemodola sociologíay la historia de las cien-cias naturalesy socialesque se ocupande esemismo mundoy de esemismo trabajode mear-dinaciónresultanirrelevantesparala tecnología.En el segundoprograma,toda incardinacióndela sociedaden un mundomaterial, incluida laeuropea,debeserexplicaday por endela socio-logía y la historia de todas las ciencias,incluidala antropología,son unaparteesencialde cual-quier tecnología.Ningún etnógrafo puedeusarnocionestalescomo «materia»,<‘fuerza»,«natura-leza»,«mundo»,«arbitrariedad»,o «convención»sin estudiarcómo han surgido en su sociedad/naturaleza,ni tomaren consideración,reflexiva-mente,cómo ha llegado a confrontarsu mundocon los de otrassociedades/naturalezas.Estaesla razónpor la queno esaccidentalquela mayo-

ría de los sociólogosde las técnicasprocedandela sociologíade la ciencia.Si las cienciasno seincorporanal cuadro,el segundoprogramarece-de anteel primero, y la Gran Divisoria, juntocon la explicacióndualistaque incorpora,sere-fuerzaenlugardedisolverse.

Unaantropologíasimétricadelastécnicas

L a metadel segundoprogramade in-vestigaciónes acabarcon la separa-ción entrelas explicacionesmateria-

listas y culturalistas. Esta segregaciónes tanvisible en la literatura que seocupade las técni-cas industrialesmodernascomo en la que tratacon las técnicas no-industrialesni modernas.Los sociólogoso los semiólogosno encontraranningún problema para estudiar el significadosimbólico que los consumidoresatribuyena losvideo-juegoso a los automóviles, pero seránotros académicosbien distantesde ellosquienesse ocupende estudiarel «substrato»al que seasignaesesignificado,estoes, los talleresde de-lineación, los laboratorios,los modelosa escalao la estrategiadela empresaqueproducelos vi-deo-juegoso los coches.Del mismo modo, losetnotecnólogosescribiránunaexplicación de lacultura materialde los Kukusmin en la que seenumeraránlos cincuentatipos de puntade fle-chajunto a los huertosde taro y las docenasdetipos dehachas,todo ello explicadograciasaca-tegorías transhistóricasy transeulturalesoccí-dentalestales como eficiencia, impacto, fuerza,fuentede proteínas,consumodeenergía...;y mástardeotros estudiososy ellos mismos añadiránlos significados simbólicos, rituales,sexualesyculturalesquecomplementanestainfraestructu-ra económicabásica,todo ello explicadoigual-mente mediante categorías transhistóricasytransculturalcsoccidentalestales como símbolo,ritual, religión, sociedad,mito, convención,arbi-trariedad...No importa si estudianprácticasmo-dernaso no-modernas;primero describiránelvideo-juegocomounamáquinay el cerdo comoun animal,y luego le imprimirán, pintarán,mar-carány adscribiránun significadosocial.

No habríanadaque objetara esteprogramadualistade investigación,perfectamenterazona-

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Etnografía de un caso dc «alta tecnología»: sobre Aramis 83

ble de no ser porque nosotroshacemosquenuestraspropias técnicasy nuestrassociedadesseancompletamenteopacas—y probablementetambién las de las sociedadesno-modernas—.¿Quées un video-juego?Probablementeno esuna máquina. Cuando menos, no deberíamosimponera priori unacategoríatanburda,irrefle-xíva y aproblemáticasobresus manifestaciones.En lo que atañeal zoológicamenteoccidentali-zadocerdo,es tan recienterespectode las seriesde accionesque hacen los «cerdos»queresultaun substratomuyimprobableparael significado.En todo caso,deberíamosconsideraral maqui-nesco video-juegoy al cerdo zoológico comodosnuevossignificadosrecientementeextraídosde un substrato mucho más polimórfico queestosdosadvenedizos.Usandoun cliché de losdebatessobreel relativismo,el casuariozoológi-co no es el substratoa partir del cual los Karamlo conviertenenun Yakt (Bulmer,1967).Dentrode las coleccioneszoológicasde Londres,losta-xonomistasdel siglo xix incluyeronal casuarioentrelas aves,ignorando miles de propiedadesdistintasqueel «casuarto»teníaen otros lugares.El substratoobjetivoya no esunacuestiónapro-blemáticasobre la que las culturas añadensupuntode vista;esotro puntode vista,un puntodevista muy concreto y localizado dentro de lasinstitucionescientíficas.Comoseapuntaen la fi-gura2, cuandoseañadea ¡a investigaciónla prác-tica de la extracción,la nociónmismade «signi-

ficadosocial»se desvanece.Aquí esdondela an-tropologíade la tecnocienciaadquieresu senti-do más radical:la objetividad,losobjetos,las na-turalezas, la eficiencia, la rentabilidad y laverdadsondesplazadasdesdeel erterior(izquier-da del dibujo) al interior de otra redde prácticacuya peculiaridad deviene estudiable (Star &Griesemer, 1989; Latour, 1990). En lugar dedos literaturasy dos descripciones—una mate-rialista y la otra culturalista—,existe sólo unaque,junto a todaslas demás,tienenen cuentalapráctica, el movimiento, las institucionesy lassociedadesde los zoólogos,los antropólogosytoda la misceláneadelos constructoresde impe-nos.

Al resituarel trabajodeproducir la verdad,laeficienciay la rentabilidad,no sonsólolas socie-dadesno-modernassinotambiénnuestropropiomundoel quetoma un nuevo aspecto.Paraem-pezar,nuestropropio mundodejade sermoder-no porqueya no difiere radicalmentede los de-más (Latour, 1991). El casuarioque es un avedentro del Museo de Historia Natural de Lon-dres no es absolutamentediferentedel koptbyqueesun yakt en el territorio Karam;sóloes re-lativamentediferente.El cerdozoológicodel lar-din desPlantesya no esontológicamentedistin-to del cerdo kukusmin; es más, el cerdozoológico de París tambiénes relativamentedi-ferentede los cerdosdegranjadeBretaña;y másaún el cerdo kukusmin,que sólo puedeserco-

Figura 2

Significadosocial

Substrato objetivo

Redes de prácticas

Coleccionesy centros

de cálculo

Substratoobjetivo

Actos decruce y colección

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mido si muereaccidentalmente,tambiénes rela-tivamente distinto del cerdo sagradoque no sepermitecomera nadie.En lugar deLa GranDi-visoria, a priori inestudiable,aparecenmuchaspequeñasdivisionesque sontodasellasestudia-bIesempíricamente.En lugar de tenerdoslitera-turas,una sobrelos Salvajesy la otra sobrelosCivilizados, una sobre los No-modernosy otrasobrelos Modernos, hay sólo una antropologíade la cienciay la tecnología.«Ellos» tienenmu-chasy extrañasclasesde cerdos,«nosotros»te-nemos un montón de cerdos raros (Digard,1990). Así pues,lo que tenemosen común esesta extraña disposición de cientos de actorescuyadistribución,diversidady atributosresultanexplicadosen una medidamuy pobremediantela invención de este substrato:«el-cerdo-objeti-vo-al-que-las-culturas-añaden-arbitrariamente-significados-particulares».

La antropologíade la cienciay la tecnología,queseocupaconjuntamentedelos mundospre-modernoy no-moderno,estudiala distribuciónde esa diversidad—y también los esfuerzosdealgunasprofesionese institucionespor unificar,limitar, extraero purificar significadosy natura-lezas—.Las esenciassehan devueltoa las redesdeaccionesqueesforzadamentelasconforman.

¿Quéesun objeto?Un casi-objeto:el casodeVAL

ué es la alta tecnologíaeneste nuevo marco simétri-co y «monista»?Una red

variable de accionesque redistribuyencompe-tenciasy actuacionesentrehumanosy no-huma-nosparaensamblarunaasociaciónde humanosy cosasenun conjuntomás duraderoy capazderesistir las múltiples interpretacionesde otrosactores que tienden a disolver esta asociación(Law, 1987).Las técnicasno sonalgo en torno alo cual hay unasociedad;sonla sociedadconsi-deradaen su persistencia;sonla sociedadcom-primida, hecha duradera,complejizadapara re-sistir más tensionesgracias al enrolamientodemás no-humanos.Sólo vemos técnicas de unlado y relacionessocialesdel otro cuandocree-mosquebastanlasrelacionessocialesparaman-tenercohesionadala sociedad.Peroesto es ím-

posibleexceptoen muy pocoscasosy aspectosdealgunassociedadesde primates(Strum,1987;Strum & Latour, 1987) dondetodo el patrónderelacionessocialesdependede habilidadesso-cialesy de la <‘inteligencia maquiavélica»(Byrne& Whiten, 1988). En las sociedadeshumanas,las habilidades,las competenciasy la persisten-cia se transfierena actores no-humanosa losque,o en quienes,se delegala tareade realizarpartesde programasde acciones(Latour, 1992).Irónicamente,se las llama sociedadeshumanasporquelos no-humanosalistadoslas hacenlige-ramentemásestables.Así pues,cadavezqueen-contremosun lazo social más duradero,nos en-contramos de hecho frente a las técnicas(Latour, 1992).Ningún observadorde las socie-dadeshumanas,al menosen losúltimos dos mi-llones de años,ha encontradonuncauna rela-ción social pura y, por supuesto,ninguno haencontradouna técnicapura, en especialen lasinstalacionesmodernasdealta tecnología.

Aunque este desenvolvimiento,este desvío,este despliegue,esta incardinación se percibeclaramenteen las narracionesde los antropólo-gossobretecnologíasexóticas,no resultatan ob-via enlos casosdela alta tecnologíamoderna.Ydebidoa queno estáclaroen nuestratecnologíamodernaparece que en los casosexóticos seaplicasólo al significadode los artefactosy no alos artefactosmismos. Pero esto ocurre única-menteporquelos ejemplosdealta tecnologíanoseestudianen detalle mientrastodavíasonpro-yectos.

Tómese, por ejemplo, el caso del VAL, elprincipal rival de Aramis (Latour, 1992).En losaños70 seempezóaconstruirunanuevaciudadjunto a Lille, al norte de Francia,y los urbanis-tas, los residentesy los constructorescomenza-ron a hablar acerca de un nuevo sistemadetransportepúblico parala nuevaciudad.Al prin-cipio VAL fue unaafirmación,unadiscusión,unsueñoqueencendió,o no, las pasiones,los inte-resesy las visionesdel mundode la gentedeVi-llenueve-d’Ascq.Eracomo un juego: «¿y si juga-mos a ser un sistemaautomáticode transportepúblico?»Ahora la cuestiónconsisteen seguirlatrayectoriade este sueño-pasión-interés-juego-plan. La primera idea de los constructoreserahacerun pequeñosistemadetransportepúblicosólo parala ciudady experimentarcon un nuevosistemaautomáticobarato («Las ciudadesnue-vas son laboratoriospara los nuevossistemas»).Pero si se quiereun nuevo sistemaautomático

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hay que aumentar el grupo de personasquepiensanen,se interesanpor, y paganlas innova-ciones en el transporte(en ese momentosólohabía algunos prototipos de metros automáti-cos).El argumento,la prendao el casi-objetoseenvíaa unaredmayor degente,el Ayuntamien-to de Lille: «¿queréisayudarnoscon nuestrosis-temapara que una Nueva Ciudad puedaequi-parse con un bonito y nuevo sistema detransportede alta tecnología?»¿Seaceptará,re-husaráo transformarála prenda?Esta cuestión,ya lo sabemos,es el primer principio de todoslos estudiosde las cienciasy las tecnologías(La-tour, 1987)

En estecaso, la proposiciónes transformadacompletamente.“Sí, dice el Ayuntamiento,nosinteresa,pero no si se limita a vuestraciudad,sólo si se convierte en el punto de partida denuestroMetro de Lille». El casi-objetodevieneasí en foco de atencióndetoda la conurbación.¿Abandonaránlos promotoresal verquesuplaninicial ha sido transformadotan profundamenteo seráncapacesde renegociarsu plan para queacomodetanto a la gentede Villeneuve-d’Ascqcomo a la de Lille? Esta es la preguntacrucialpara un etnógrafode las tecnologíasmodernas.Si los promotoresson capacesde rediseñarloque fue un «bidule» (cacharro)local y hacerdeél un nuevo metro para Lille, sus casi-objetoscaptaránel interésde cientos,y no una docena,de personas.Si sonincapacesde congeniartan-tos interesesenconflicto y deuncirlosal proyec-to, seceñirána su instalaciónlocal, perotendránquetransformarlodemaneraqueno precisendela ayudadel Ayuntamiento. Podrían acudir alGobierno o a las Instituciones encargadasdepromover las innovaciones en el transporte,peroentoncesse trataráde otro objeto,algo pa-recido a un experimentode laboratorio—haráfelices a los innovadores,pero ¿y a los habitan-tes deVilleneuve-d’Ascq?—.En el casodel VALlos promotoreshicierontodoestoa la vez. Redi-señaronel proyectoparaquepudierainteresaratoda la conurbaciónde Lille (eraun verdaderometro),al Gobierno(eraunagraninversiónnue-va en unaregiónalejadade París quenecesitabaayuda);fascinóa los ingenierosy a los laborato-rios quebuscabannuevossistemas(teníaquesertotalmenteautomático)sin perderel interéspa-rroquiano de Villeneuve-d’Ascq (usabalas pa-tentesy el know-howdela universidadlocal,es-pecializadaen automatización);se mantuvo lobastantesimplecomo paraquepudieraserinau-

guradojunto con la nuevaciudad; e interesóaunacompañía,MATRA, nuevaenel mundodeltransporte,pero especializadaenautomatizacióny armamentomilitar, que estabainteresadaendiversificarse.

Nótesequeal seguirel rediseñode VAL y lalista de gruposinteresadosno estoypracticandodosinterpretacionesdiferentes—unasobrela natu-raleza del artefactoy otra sobreel significadoqueteníaparalosgrupossociales—.Definir el ar-tefactoensamblandoa variosgruposo a losgruposensamblandoun artefactoesla mismatarea.La si-militud resulta más visible porqueel artefactotodavíano existe.Aún no es más queunadiscu-sióna la queahoraseañadeunavoluminosacar-peta de dibujos,cálculosaproximados,pliegosde intenciones,patentesy listasdeespecificacio-nes.Cadavezque se reclutaun nuevogrupo, lalistade especificacionesseamplía,se reescribeose borra. Porejemplo,mientrasfue un proyectolocal, el tren debíatrazarun circulo, lo que per-mitía que la cabina fuera irreversible (con unacabezay unacola), lo quepermitía queel siste-ma fueramássimpley barato.Cuandoel ayunta-miento de Lille exigió que se convirtiera en unmetro hubo que hacer reversibleslas cabinas,complicandoel diseño y encareciendoel coste.La cabina reversibleno es una piezade maqui-nana«a la que» uno puedaañadira posteriori elsignificadoque le da el alcaldede Lille. Es paraenrolar al alcaldey tenertecontentoquela cabi-nase «pliega» y sehacemáscomplicaday rever-sible. Al contrario,mi análisisno afirma la deter-minación social del artefactopor los interesesdel alcalde,dado queno hay ningúnparecidodi-rectoentre<‘la felicidaddel alcalde»y «la reversi-bilidad de la cabina».Es la sagacidaddel inge-niero y el promotordel proyectola que traduce«felicidad” por «reversibilidad».Estatraducciónno esobvia,directani sencilla.

Al principio VAL no eraun objeto.Sólo llegóa serloen 1984 cuandose inauguróy empezóatransportara los habitantesde Lille. Incluso en-toncesno era un objeto sino un montaje,unaasociaciónde humanosy no-humanos,unainsti-tución, algunosde cuyos papelessedelegaronapiezasmecánicas(las cabinas,los pilotos auto-máticos),otros a personascolectivas(MATRA,VAL) y otros a loshumanos(usuarios,inspecto-res, ingenierosde mantenimiento).Mientras fueun proyecto, todavía no era un objeto. Cuandofue finalmenterealizadoya no era un objeto,si-no toda una institución. Así pues, ¿cuándose

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convierte una pieza mecánica en un. objeto?

¡Nunca, excepto cuandoalgunasporcionesex-traidas de las institucionesse exponenen losmuseosde la tecnología!Una pasiva, aisladaeínútil cabinade VAL sitaen un museoes un ob-jeto que finalmentecomienzaa parecersea laideaque algunaspersonastienende unatécnicaaisladadel contextosocial. Pero inclusoesto esinexacto,puesla piezaesahorapartede la insti-tución que es el museoy no podría sobrevívirmuchotiemposin la asociacióndepersonal,tex-tos, prospectos,númerosde inventario,patrocí-nadores,otros prototiposcontiguosy los visitan-tes quelo mantienenen activo. Sólamenteeneldesguace,cuandoempiezaa ser desmontadoseconviertefinalmenteun objetotécnicoen un ob-jeto... Inclusoallí esunaentidadactiva.No, es unobjeto, un auténticoobjeto cuandoha desapare-cido bajo el suelo, relegadoal olvido y poten-cialmentedispuestoparaserdescubiertopor ar-queólogos del futuro... Un objeto de altatecnologíaesun mito.

La esenciadeAramis

E n los pasillos de la oficina centraldeMATRA, en los alrededoresde Pa-ns, Aramis seencaminahacialas vt-

trinas de los museosy empiezaa parecersealobjeto mítico de losepistemólogos.Es unaher-mosa,solitaria y calladacabinablancaen la queno trabajaningúningenieroni montaningún pa-sajero. Carecede railes, electricidad, motor yelectrónica.Sólo el bello diseño exterior de sucarcasaresideenel pasillo comopartedel paisa-je. Aramis nació como VAL, como una discu-sión, como un casi-objeto,despertandoel entu-síasmo de muchagente. Pero, a diferencia deVAL, pasóde serun casi-objetoa serunapiezade adorno en el pasillo de la compañíaMA-TRA, mientrasqueVAL se convirtió enun ren-table producto de exportación de MATRA-Transporte y en el sistema indispensabledetransportehabitual de un millón de habitantesdeLille.

El «monismodistributivo» que he propuestodeberíasercapazde tratar simétricamentetantola historiadel éxito como la del fracaso.Va con-tra nuestrosprincipios decir que VAL era mas

eficiente,menoscostoso,socialmentemás acep-table y técnicamentemejor diseñadoque Ara-mis, pues todas las cualidadesdel primero ytodos los defectosdel segundoson efectosy nocausasde la existenciade VAL y de la inexisten-cia de Aramis.Las explicacionesen términosdefuerzassociales(queimpulsaronaVAL y contu-vteron a Aramis) o de trayectoriastecnológicas(madurasparaVAL e inmaduraspara Aramis)se excluyen igualmentepueseso resultaríaasi-métrico o dualista. Y, por supuesto,sería unaburla de todoel campode losestudiosdela tec-nología intentar explicarsólo Aramis dado queha sido un fracaso,mientrasqueVAL resultóunéxito (Bloor, 1976 [1992]). Semejanteactitudseriaaún más asimétricadadoquebuscaríaunaexplicación social sólo cuandoalgo ha fallado—mientrasqueel caminodirectoy feliz del desa-rrollo técnicosería,por contraste,auto-evidentey auto-explicativo.

Cuando era un casi-objeto,Aramis reuniómuchos intereses.Como en el caso del VAL,esosinteresesno existencon independenciadelproyectoAramis.Aramis los desvía,seducee in-duce modificandosusespecificaciones,esto es,su esencia,para reunirlos. Leámosla primerapágina de las especificacionesescritaen 1987,unos pocos mesesantesde que Aramis fueradesmantelado.

Documento1:

2.1. Principiosbásicosdel sistemaAramis.

Aramis es un sistemade transporterápidodepasajerostotalmente automático.La unidadbásica de transporte se compone de dosvagonesde capacidadlimitada (diez pasaje-ros, todossentados),unidosmecánicamenteyquesedenominan«dobletes».Los dobletespuedenunirse formandotrenesde longitud variable medianteuna conexiónelectrónicaquepermite suengancheo desen-gancheen los desvíos.El cambio dedirecciónse efectúamedianteun control de agujassi-tuadoabordo.

Aramis es el último descendientedel movi-miento por un TransporteRápidode Pasajerossurgido en los Estados Unidos en tiempos deKennedy.La metaerainventarun cruceentreunsistemade transportepúblico y el cocheprivadopara reducir la polución ambientaly la conges-

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tión del tráfico y hacercircular a los habitantesde unos arrabalesmuy extensospero con bajadensidadde poblaciónmedianteun sistemaqueno fuesedemasiadocaro. Este esun casotípicode innovaciónpor hibridacióno desplazamientometafórico.En el sistemaAramis concretoquediseñóMATRA, se retuvo del metro, el tranvíay el tren la noción de un sistemaguiado sobreraíles,y el cocheprivado aportóla ideade unosvehículospequeñosy confortablesque van pre-císamentea los lugaresqueel usuariodesea.Delparadigmaferroviario se abandonaronlas rígi-daslineasque imponena todosun mismocami-no, mientrasquela conducciónidiosincrásicadecadaautomovilistafue lo que seeliminó del pa-radigmacoche.Sin embargo,paradejarde ladola noción de líneasdebíadotarsea las cabinascon la capacidadpara unirse a un tren y dejarloenel crucedeseado;y paraabandonarla nociónde un conductor,estascabinasinteligentesde-bían ser automáticas.De resultas,toda la tareade conduccióndebepasara la cabinay el tren,mientras que todo el trabajode poseer,distri-buir, asignary limpiar las cabinasquedapara elsistema de transporte público. En principio,todoslos conductoresde automóvil, losurbanis-tas y los políticosapoyaríanun sistemadetrans-portesemejante,quecombinaríatodas lasventa-jas de la movilidad individual prescindiendodetodos sus peligros y costes.En la práctica, elasuntoesmáscomplicado.

Documento2:

Lasfasesconcretasdel sistemaAramis se ilus-tran enla figura2.1.

Primerafase:dos trenesconvergen.Segundafase: los vehículosse conectany forman unnuevo tren. Tercerafase: los vehículosse se-parany formandenuevodostrenes.

— «reunión’> de dos trenesque procedendedos rutas convergentesy se conectanparacomponerun solotren sobrela mismavía;

— separaciónde los dobletesque se dirigen adiferentesdestinosen el crucey reconfigu-ración de treneshomogéneosen cadaunodelos ramales.

El principio de formar trenesde longitud ycomposiciónvariablepermite:

— ajustarfácilmentela longitud de los trenesa la demandade transporte,al tiempoquesemantieneunabuenacalidaddel serviciodurantelas horas valle haciendo circulartrenescortos pero frecuentesen todoslosramales;

— explotarredesconectadassin queel usua-rio debacambiarde sistemade transporteo hacertransbordos(«ruptura de carga»).Este sistemamantieneintervaloscortos entodos los ramalesmenoresdel sistema y

Figura 2.1

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puedeproporcionaruna adecuadacomu-nIcacIóncon losarrabales;

— ofrecer,en la versiónmásavanzadadelsis-temaAramis, sistemasdirectoso semi-di-rectospara puentearestacionesde la víaprincipal. Así se permite que algunosdo-bletespuedansaltarsealgunasestacionesyvayandirectamentea su destinosin para-dasintermedias.

Este es el núcleo del proyectoAramis. Es acausade esta«conexiónelectrónica»o «ténderinmaterial» que tantos ingenierosse muestranentusiasmadoscon la innovación,pues les per-mite eliminar las conexiones(<‘ruptura de car-ga») y permite queel pasajeroalcancecualquierdestinode la red sin necesidadde transbordos.Tambiénles permitehacerel transportepúblicotan pequeñoy ligero como losautomóviles,puesya no es precisoque un vehículocualquieraso-porte el peso de todo el tren. No obstante,al-guien debepensar.Primerolo hacenlos ingenie-ros que diseñanel sistema;luego es el sistemadiseñadoel quedebeasignardestinos,gestionarel flujo de cabinas,hacerqueseconectenentre-nesy queluego se disgregenen cadacruceparaluego regresary ajustarsea las fluctuacionesdela demanda.El problemaes que no existe unamente ni un ordenadorcapazde gobernarunsistemasemejante,que incluía en el primer pro-yecto al menos2200 cabinasy 660 en el último.En consecuencia,la mayoría de las funcionesdebíanser delegadaslocalmente a las propiascabinas.Sonellas las quedebenllevar a cabolamayorpartedel pensamiento:comprobara dón-de van,dóndeestán,asegurarsede quesu veloci-dad estábien ajustadacon la de las cabinasquecirculan delantey detrás,decidir cuándoactivarel «cambiode agujasde abordo»para desviarseen unainterseccióny cuándoabrir las puertasydejarquelospasajerosentreny salgan.

Documento3:

Junto a las especificacionesya descritas,espreciso enfatizar otras dos especificacionesesenciales:

— su pequeñotamañoy su fácil inserciónenla mayoríade los espaciosurbanos,junto asu mínimo radio de giro —10 metrossinpasajerosy 25 metrosconpasajeros—;

— el corto intervaloentretrenes.

Los urbanistastambiénestáninteresadosenel Aramis porque es máspequeñoque un me-tro normal y porque,al estarformadopor cabi-nas en lugar de trenes,puedetomar curvasce-rradas.Idealmente,podríaencajaren cualquierlugar de una ciudady, a pesarde que necesitauna vía especial(«espaciopropio») la ingenie-ría de construcciónnecesariaesmucho menoscara que la de un metro. Las cabinasmismaspuedenfabricarsetan ligeras como las de losautomóvilesdado que nuncasetocan ni cho-canentresí.

En suma,la esenciadel Aramis consisteenreunir en torno a una innovaciónrevoluciona-ria a todas las personaspreocupadaspor lacongestiónurbana y la polución del aire, atodos los conductoresque deseanla comodi-dad de su cocheprivado pero que preferiríanno poseerni tenerque pagarun costosovehí-culo particular,a todos los urbanistase inge-nieros de caminos que desean implantar untransportepúblico sin necesidadde grandesobraspúblicas,a todas las empresasy científi-cos interesadosen hacerprogresarla automati-zación, a todas las grandesredesurbanasquesueñancon desembarazarsede los bien paga-dos conductoressindicados,y a los funciona-nos del gobierno que buscanmanerasde mo-dernizar el mundo del transportey descubrirproductosexportablesde altatecnología.

Peroaúnno sehabíasecadola tintacon quese escribierontales especificacionescuandoelnúmerode personasque respaldabael proyec-to habíacaídoyaen torno a las cincuenta.Ape-nas unas semanasdespués,en diciembre de1987,sólo una docenade personaslamentabala suspensióndel proyecto.Desdeentoncessoyposiblemente la única persona que aún sepreocupapor el Aramis.Un proyectoqueiba ailusionar a millonesde personasquedó paraelestudiode un sólo etnógrafo.He debido exca-varen buscade los restosde los prototipos, laspistas, los documentos,al igual que sueleha-cerIo el etnólogode las tecnologíastradiciona-les perdidasen la nochede los tiempos. Ni elmedio billón de francosni los quince añosin-vertidosen el proyectobastaronparahacerdelAramísunarealidad,estoes,para transformar-lo de un casi-objetoen una institución. Por elcontrario, lo convirtió de un casi-objetoen unprototipo al surde París,y de esoen unapiezade museo,y deahí, lástima,enun objeto yacen-te en un depósitodechatarra.

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Ponersedeacuerdosobreun objeto

D Despuésde cincuentaentrevistasyun añodetrabajohe reunidono unasinoal menosveinteexpltcactones.

Documento4:

(1) Aramis estátécnicamentepreparado(«apunto”) parasuhomologación aprobación;(2) Aramis estátécnicamentelisto, pero pro-ducirlo industrialmenteresultademasiadocaro;(3) Aramis estaba casi listo técnicamente,pero hacíanfalta más estudiosy más tiempopara completar la experimentaciónantesdesuaprobación;(4) Aramis estabacasi listo técnicamenteypodríahabersido completadosi los políticos,quehubieranpodido imponersu producciónen masa, abaratandoasí el costepor cabina,no lo hubiesenabandonado;(5) Aramis estabatécnicamentelisto, perohabríaresultadotan caro quehubierasido in-vendiblepolíticamente;(6) La cabinadel Aramis estábatécnicamentelista, peroel sistemaen su conjuntono lo estabay hubieraprecisadomuchosmásestudios;(7) La cabinadel Aramis estabatécnicamen-te lista, peroinclusosi el sistemahubierapo-dido ser desarrollado habría resultado tancaro que hubierahabidoque abandonarloenel frentepolítico;(8) La cabinadel Aramis no estabalista téc-nícamente;(9) La cabinadel Aramis no estabalista téc-nícamenteporqueMATRA la abandonóparaconcentrarseenel VAL(10) La cabinadel Aramis no estabalistatéc-nicamenteporque el RATP (Autoridad Re-gional del Transporte de Paris) exigió queMATRA respetaseunaseriede especificacio-nesqueno encajabanenabsolutoconun pro-totipo experimentaltaninnovador;(11) Si el RATP hubieseaceptadosimplificarlas especificaciones,se habríaconvertido enotro VAL envezdeAramís;(12) Si el Aramis se hubiera simplificado ytransferido a otra región distinta de París—por ejemplo,Montpellier— hubierasido téc-nícamentefactible;

(13) Cualesquieraseanlas especificacionesydondequieraque se instale,el prototipoAra-mis es inviable técnicamenteporqueno fun-cionaconmásdetrescabinas;(14) Aramis no estabatécnicamentelisto ypudierahaberresultadotécnicamenteimprac-ticable,peropartesdel Aramis podríanusarseen muchasotrasinnovacionesen el trasporte;hay muchos«efectos>’(«retombées»);(15) Del Aramis no puedeaprovecharsena-da,ni el software,ni el hardware.Habríaquerecomenzardesdeel principio. No obstante,tuvo algunos efectos culturalmente útiles,puesayudóa quelos sindicatosdeParisacep-tasenla ideadeun metroautomático;(16) Del Aramis no puedeaprovecharsena-da. No obtuvo ningún resultadotécnico nicultural. Fue una falsa innovación desdeelprincipio, unaideaimpracticable;(17) Si sehubieragestionadobien la fasedeprototipo habríasido posibledecirsi la cabi-na del Aramis o el sistemaAramis eran o noerantécnicamenteposiblesy estabanlistos;(18) Es imposibledecirsi el Aramis eratéc-nícamenteviable o no; es una caja negra;esinexplicable;(19) Erauna tapadera.Los ingenierosandu-vieron jugando a lo suyo con el proyectoyahorano quedani rastrode objetivoso reali-zabilidad;(20) No debeplantearsela cuestiónsobrelarealizabilidadtécnicadeAramis.

En un extremodel espectro,algunosactoresdel proyectocreenquelas especificacionesantesreferidas(documentos1 y 2) eranla verdaderaesenciadel objeto realllamadoAramis.En cam-bio, otros creenqueparallegara serrealAramishubieratenido que convertirseen una versiónreducidade VAL. En el otro extremo,numero-sosinformantesafirman quelas especificacionesdibujan una falsa innovación,absurday auto-contradictoria,quees irrealizabletanto enteoríacomo en la práctica—y aúnotros llegan másle-jos y acusana sus colegasde saberloy ocultar-lo—. Quienescreenque las trayectoriastecnoló-gicas estántan racionalmentedeterminadasqueel Coste, la Eficiencia o el Interésbastanparaexplicar su difusión o su decesodeben tomartodo estoen cuenta.Es más,la multiplicidad deinterpretacionesesun componentenecesariodelos proyectosque dejan lentamentede existir.Las entrevistassobrela historia de VAL mues-

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tran asimismounaampliadispersiónde respues-tas,perotodasellassonpuntosde vistasobreunainstitución,el VAL, que existecon independen-cia de ellos. Existe una intersecciónen esecon-junto y, por tanto, puedo hallar la sumade lospuntos de vistasobreVAL. No puedohallar lasumadelas interpretacionessobreAramis pues-to queno hayuna interseccióncomúny, por tan-to, tampocohay una distinción entrelas inter-pretacionesy el objetoquese interpreta.Aúnnose ha producido la diferenciación de ambos.Aramis sigue siendo una narración,una discu-sión, un casi-objetoquecirculacomo unapren-daentrecadavezmenosmanos—y quehoy sólosobrevivecomo un casode estudioentreteeno-lógos y etnógrafosde la ciencia; otra historiaparademostraralgo, estavez no sobreel trans-porte, sino sobre los mecanismosde innova-ción—.

La «dialéctica»delosobjetostécnicos

asinterpretaciones

sobreAra-¿ son tan divergentespor-que dejó de existir o es quenunca llegó a ser una institución, algo estable,una intersecciónde todaslas discusionesen tor-no suyoa causade las divergenciasentresustn-terpretaciones?Podríadecir que ambascosasycerrareste articulo diciendo que se trata de unmovimiento dialéctico entre quienes ligan sudestinoa un objeto y quienessonligadospor elobjeto. Los argumentos«dialécticos»se empleana menudoparaoscureceraún más lo que ya esoscurode por si y parasalvarel paradigmadua-lista bajo la pretensiónde subsumirlo.Si he demantenermi paradigmade «monismodistributi-vo» debo ser más precisoque los dialécticosyhacercompletamenteexplicableestedoble mo-vimiento en el quela gentese agrupaen torno alas cosasy las cosasles fuerzana consentir(La-tour, Maugin& Teil, 1992).

El procesoes imposible de seguir si conside-ramosactoressocialesque simplementeimpri-men o inscriben sus voluntadessobre pasivosobjetosinertes —o si insistimosen ver tecnolo-gías autónomasimponiendosusmetascarentesdeintencióny destinosobrelas débilesvolunta-

des humanas—.Los actoresno-humanosdebenser aceptadoscomo lo queson,estoes,seresdo-tadosde tantacomplejidad,malavoluntad e in-dependenciacomo los sereshumanos.No obs-tante, ni siquiera la simetría basta. Debemosabandonarla ideade queesposiblesimplemen-te sacaractoreshumanosfijos y actoresno-hu-manosfijos «de la estantería»e insertarlosen elproceso.El procesoresultaexplicablesi segui-mos las traduccionesde las competenciashuma-nasy no-humanasen lugarde limitarnosa seguirel desplazamientode las metas,intencionese in-tentosdelos actoreshumanos.

El alcaldedeParis,por ejemplo,sehabíainte-resadopor el Aramisporqueel proyectopreten-día reutilizar una línea ferroviaria abandonada,la «PetiteCeinture”, quebordeael surde Parísypodríacomunicarbarriosdondelos tramosdelmetro estándemasiadoseparados.Se persuadióal alcalde para que financiaseel equipamientode la PetiteCeinture.Por tanto,se alineócon elAramis y unió sus fortunasa él. ¿No fue así?Bueno,no exactamente.La esenciadel Aramisconsisteen eliminar completamentela nociónmismade «línea”, puestoquelos trenessondis-gregados/reagregadosen cadacruce.Sin embar-go, la PetiteCeinturees lo más parecidoa unalí-neaqueuno puedaencontrar:une directamenteel bulevarVictor con el distrito 13. El alcaldepodía apoyar el Aramis, pero podía tambiéncambiar a otro proyecto —por ejemplo, unVAL— siempreque reutilizasela PetiteCeintu-re. El alcaldeno estáa favor del Aramis,sino deun confusohibrido: «cualquier cosaque equipeel sur y hagaquesushabitantesdejendequejar-se del ayuntamiento».No obstante,tampocoestatraducciónestáfijada. Los habitantesdelos arra-bales y del norte de Paris se quejanahora tanagriamentesobrela saturaciónde otra línea (lalínea A del RER) que el alcaldepierdeprontosu interésen el Aramis —o cuandomenosredu-ce la prioridadde «estacosaparala PetiteCein-ture>’.

Por supuesto,seríaposibleequipareconómi-camente la Petite Ceinture con un pequenoVAL, y esocontentaríaal alcalde—de momen-to—, pero quienesapoyanel proyectono estande acuerdo.Un metro automáticoparaParisde-sencadenaríade inmediato una larga huelgadelpoderosoy corporativistasindicatode conduc-tores del metro, puespodríanentenderlocomouna amenazaa largo plazo para sus empleos—que lo es—,especialmentetrasunarecientese-

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rie dedurashuelgas.PeroAramis es tan innova-dor, tan pequeñoy tan diferente de un metroque a los sindicatoslesresultaindiferente;inclu-sopuedegustarlesporqueofreceunabuenaima-gen «de alta tecnología” para la empresa.Otrotanto puededecirsedelos ingenierosy la estruc-tura técnicadel RAPT. El VAL construidoporMATRA erasu enemigodirecto,puescortocir-cuitó la mayorpartede su know-how.Hastaquese ínauguróel VAL deLille, los ingenierosde laRAPT habían sido los mejores ingenieros demetrodeFrancia.Construirun VAL enParísse-ría una provocación.Como en el casoanterior,Aramis era tan diferente, tan nuevo y, de todasformas, generabatanto escepticismoque no erauna provocación,sino un buenproyectode in-vestigación con el que podrían experimentarnuevasideassobre«conexionesinmateriales»y«cambiosdeagujasdeabordo».

Los líderes del proyecto en MATRA y enRATP tuvieron que aceptar«abordo”, literal-mente, los diversos interesestraducidos.El al-calde,los sindicatosy los ingenierosrespaldabanel Aramis; pero el primero a condición que dequeel Aramisseasemejaseaun VAL, los segun-dossiemprequeno pareciesela amenazade unmetroautomáticoy los tercerossiemprey cuan-do fuesetan distinto deun VAL y tan innovadorcomo fueraposibleparaquepudieranrecuperarsu liderazgosobreMATRA. Conocemosla res-puestagenerala esosdilemas:negociar,volver ala mesade delineacióny rediseñarel proyectopara que se despliegey «absorba»o «se traguenlas contradiccionesde los partidariosinciertos.Luego, cuandoel proyectomismoha sido modi-ficado, escapazde fijar a su vez todoslos intere-ses quepreviamentelo fijaron a él. Los mecanis-mos no-humanosse hacen así visibles dondeanteshubo conexionesy argumentoshumanos.Esto es lo quehicieron los líderesdel proyecto.Para que Aramis parecieseun equipamientopara la Petite Ceinturese alargaronlas cabinashastadiez asientos—veinte por «doblete»—y elflujo de pasajerosse elevó —sobre el papel— adiez mil por horay luego a catorcemil. No obs-tante, para que no se pareciesea un VAL, altiempoque reteníala formadel Aramis, seaña-dieron interseccionesa la Petite Ceinture,unasinterseccionesa las queningúnmetro normal,nisiquierauno automático,podríaacomodarsesinposeerla competenciaqueconstituíael atractivode Aramis: «conexionesinmaterialesy cambiodeagujasabordo».

En consecuencia,los cliips y el softwaredelAramis cargaroncon todo el pesode las com-plejas negociacionesque llevabanadelanteloslíderes del proyecto.En ningún lugar del pro-gramaantesenumeradopuedeleersequehubie-ra quecontentara los sindicatos,al alcalde,a latecnoestructuray a MATRA. En este caso,como en el del VAL, la satisfacciónse traduceen programasdeaccióncompletamentediferen-tes de los propuestosinicialmente.No se ocul-tan, disfrazanni enmascaran,pero los sindica-tos, los ingenierosy el alcaldeesperanalgo quefuncioneautomáticamentey no sólobuenaspa-labras.La negociaciónprosigue,pero ahoraconactoresno-humanos.¿Esposibledotara unaca-bina —y a partir de ella aun sistemade 660 ca-binas—con la capacidadde transportarun flujoregularde 10.000pasajerospor horaa lo largode una líneasimilar a la del metro y, al mismotiempo, redistribuir las cabinasen los crucesparaquepuedacubrirsetodaunaredy los pasa-jeros alcancensu destino sin tener que hacertransbordos? El trabajo de traducción hatomado ahora la forma de la figura 1. No sóloparecetécnica, lo es. Sin embargo,no decimoscon estoalgo distinto de lasdiscusionesentreal-caldes,sindicatosy tecnócratas,dadoqueahorason los lenguajesde programaciónlos encarga-dos de cerrar las negociacionesentrelos sereshumanos. Pero lo cierto es que ni siquieraestamoshablandoenel mismoidioma,pueses acausade quelos actoreshumanosno logranpo-nersede acuerdoque la discusiónse encargaaactoresno-humanosen quienesse delegala mi-sión de mantenerunidos a los sereshumanos.Estaes la razónpor la queusamosla nocióncla-ve de traducción.Los chips sonirreductiblesarelacionessocialesdel mismo modoque las re-lacionessocialesno son reductiblesa la deter-minación de las cosas.Estasson nuevasrelacio-nessocialessonvínculossocialesprolongadosatravésde la mediaciónactivade actores«fisico-mórficos” que ahorajuegansu papele intentanreconciliar los interesesconfusos, inestablesocontradictoriosdeloshumanos.

Y lo hacentan activa y librementeque a losingenierosde softwarede Matra les gustraríaIi-brarsede la mayoríadeellos. ¡Los prototiposdeAramis hanllegadoa estartan llenosde ordena-dores,conobjeto de dotara lascabinasde com-petenciasuficientepara controlar las intersee-cíonesy los enganches,que apenasquedasitioparalos pasajeros!En cuantoa los costes,sehan

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92 BrunoLatour

Figura3

Revelación de los científicos sociales:la sociedad se proyecta a si mismasobre el objeto proyectado en el objeto.

disparado:cadacabinaresultatan caracomo unsatélite. Por supuesto,algunas funciones dclAramis puedensimularsebellamente,¡pero esqueAramisdebesertan segurocomoel treno elmetro,tan baratocomo la industriadel automo-vil y tan avanzadocomo la industria aeroespa-cial! Los ingenierosprocuranfrenéticamentere-conciliartresmundostécnicostanalejadosentresí como lo estabanlos sindicatos,el alcaldey lostecnócratas.Los cochessonbaratos,perosu ca-lidad («disponibilité”) es muy inferior a la exigi-da por el transportepúblico; los avionessonprecisosy seguros,pero muy caros;el metro esseguro,pero adolecedel grado de complejidadnecesariopara unas cabinasque viajan a 30kms/h y ajustansu aceleracióncientosde vecespor segundo.

Los ingenierosde MATRA preferiríansim-plificar todo el lío y regresaral mundode VALen el quetan biensedesenvuelven.Perono pue-den.Hanfirmado un contratoy cadavezquein-tentan suavizarlas especificacionesallí está elRATP para insistir en que se produzcael Ara-mis y no un VAL o un remedodeéste.Cuandoenunaocasiónpropusieronlimitarse a un ARA-VAL, loscontratantesse horrorizaronanteestemonstruosohibrido.

No puedoincluir aquí todoslosdetallesdelanegociación(Latour, 1992),peroel diagnóstico

fin al, aunque paradójico, puedeser relevanteparalos etnógrafosde los proyectosdealta tec-nología.Aramis no lograllegar a serunainstitu-etón y estácondenadoa permanecercomo unautopia o un ovni porqueaislacompletamenteelnúcleode ideastécnicasdel proyectodetodo elrestode la red (explotación,sistemas,veleidadespolíticas,costesy habilidadesingenieriles).Porcontra,VAL no haceesanítida distinción y asi-mila en susespecificacionestécnicasla mayoríade lasvariacionesde susapoyoshumanosy, gra-cias a ello, ganarealidady deja de ser un locoproyectoparaterminarconvertidoen una insti-tución respetable.Los diversosinteresesqueres-paldabanel Aramis no coincidíanmás que lasventitantasinterpretacionesde su fracaso(véasefigura 3). Un objetono puedellegaraexistir si elrangode interesesque agregaen torno suyo notiene una intersección.Por supuesto,los intere-sespuedenmodificarsey por esohaytantospro-yectos: pero si se interrumpeel movimiento bi-direccionalde traducir los interesesy modificarel proyecto,el objeto no puedehacersereal.Porlo tanto, el auténticopuntode investigacióndeletnógrafodc la altatecnologíano es ni el objetotécnico mismo —que sólo existirá más tardecomo partede una institución o desapareceracomo partedeun montóndechatarra—ni los in-teresessociales —que son traduciblesy serán

La creencia de los actores:la cualidad intrínseca del objetofuerza a la sociedad a asentir.

PPUTRCSP

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Etnografía de un caso de «altatecnología”: sobre Aramis 93

luego conformadospor los objetosestables—,si-no que ha de encontrarseen los intercambiosentre los intereseshumanostraducidos y lascompetenciasdelegadas de los no-humanos.Mientrasduraesteintercambio,el proyectoestávívo y puedellegara ser real; tan pronto comose interrumpe,el proyectomuerey obtenemos,de un lado,una asambleade actoreshumanosala greñay, de otro lado, un montón de piezastécnicasinútilesquesedegradancon rapidez.

La ironía del casoAramis es quelos ingenie-ros queimpulsaronel proyectocreíanrealmenteen el mito de una tecnologíatotalmenteinde-pendientedel restode la sociedad.Mantuvieronlas especificacionesbásicasdel sistemadurantequince años sin introducir una sola modifica-clon. Duranteel asuntodel VAL los mismosin-genierosaplicaron una teoría social completa-mentediferentey renegociaroncordialmentelasespecificacionesfundamentalesde acuerdoconlos cambiantesinteresesde los principalesacto-resdeLille.

Conclusión:unaantropologíadela objetividad

N umerososcientíficos socialescom-partenla ilusión de que los actoressocialescompartenla siguienteilu-

sion: los «merosactores»creenquesonlascuali-dadesintrínsecasdel arte,la religión o las técni-caslas que les obligan a aceptarlasy lamentarse,mientrasque realmentees la fuerzade la socie-dad proyectadasobrelas artes, las religiones ylas tecnologíaslo que las haceractuary poseerun significado.Incapacesde soportarla cargadi-recta de la sociedad,los actoressocialesse venforzadosaexpresarlamediantecreenciasy arte-factos. Por fortuna, los científicos socialessonmuchomássabiosquelosmerosactoressocialesy puedentranscenderesta ilusión y revelar lafuerzade la sociedadreflejadaen el fetichismode los dioses, la belleza y los estilos técnicos.Este modo de practicarla sociologíafue extre-madamentepopular desdeDurkheim hasta lairrupción de la etnometodología(Hennion,1991>.

Lo que estoscientíficossocialesnuncaexpli-can es la razón por la que la sociedadprecisa

constantementeproyectarsesobrenuevosobje-tos. ¿Tandébil es la sociedadquenecesitaresu-citar continuamente?¿O es acasoque,como elrostrode Medusa,sólo puedevérsereflejadoenun espejo?Y, si la religión, las artesy losestilostécnicos son necesariospara reflejar, reificar,materializaro incorporarla sociedad,¿noseránentonces,despuésde todo, suscoproductores?¿Noestáhechala sociedad,literal y no metafóri-camente,de dioses,máquinas,ciencias,artesyestilos?Si es así,¿dóndequedala ilusión del ac-tor en la flecha inferior de la figura 3? ¿Quiénesseestánengañandoasí mismossino esossabioscientíficos sociales que han olvidado simple-mentequeantesdeproyectarseasímismasobrelas cosasla sociedadhade serhecha,levantada,construida?¿Y con qué materiales podría seredificadasino con recursosno-sociales,no-hu-manos?

Ahora podemosdetectarel origen del para-digma dualistaquediscutí antesy que durantetanto tiempo ha paralizadouna etnografíadelos objetos.Los científicossocialesaplicaronelmodelo de Durkheim a todo menosa la cienciay a la tecnología.Lo usaronparala religión, elarte, los ritos y los estilos, perono parala Ver-dadni la Eficiencia.Si sustituimosenla figura 3la palabra«objeto»con las entidadestradiciona-les sobrelas que los científicos socialessabentanto (lo quebásicamentequieredecir: aquellascreenciasqueno comparten)su críticaapuntaala flecha inferior (el efecto falso) revelandolaflecha superior(la verdaderacausa).En cam-bio, si reemplazamosla palabra «objeto” por«ciencia y tecnología”, entonceslos científicossocialesocupanla misma posición que teníanlos «simplesactores’> en el diagramaanterior.Ellos creende verasque los hechosobjetivosde la cienciay las constriccionesobjetivasde lamateriaobligan a asentira la sociedad.La teo-ría del consenso,que tan bellamenteexplicaporquécreemosen dioses,artes y diferenciasestilísticas,es el horror quedebeevitarseatodacostaen lo queatañea la Verdady la Eficien-cia. Paradecirmás,ahoraes la fechasuperiorlaque constituyela ilusión que debeerradicarse,la ilusión del relativismo:queunacosallegueaexistir no resultade queunasociedadsepongadeacuerdosobreella.

No es extrañoque la superposiciónde estosdos recursosprincipaleslleve al dualismo.¿Có-mo podríanresolveresadificultad unoscientífi-cossocialesasimétricos?¿Sereflejay materializa

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94 Bruno Latour

Figura 4

Ilusión de los actores y otros científicos sociales:el consenso social basta para que las cosassesometan.

a si mismala sociedaden todoslos objetos«fal-sos” que los «simples»actorescreensonla cau-sa de la sociedad,pero no en los objetosrealesquesícausanla sociedad?¡Enesecasola socie-dad resultaríaun bestiabien extraña,lo bastan-te fuerte para ser sui generisy causarefectiva-mentela religión, el arte y los estilos, perotanplásticay débil que la ciencia y la tecnologíaimpondríanel consensoentresusmiembrossinque en absolutoéstos construyeranhechosniartefactos!El resultadode estapatentecontra-dicción es el dualismo.Cadaobjeto sedividiráen dos(figura 5); a unapartese le aplicaráple-namente el modelo clásico durkheimiano—como en la figura 3— y a la otra se le aplicarael no menosclásicomodelode la figura 4. Em-pleando el lenguajede la vieja filosofía de lapercepción,las «cualidadessecundarias»se ex-plicarán socialmente,pero no las «primarias’>.El problemade tal dualismoesque los objetosy las sociedadessondemasiadodébileso dema-siado fuertes.La «sociedad1» es tan fuerte quees sui generisy se proyectasobre objetosquequedanreducidosa unamerapantallasobrelaqueseproyectanlas categoríassociales.Sin em-bargo, los «objetosII» son tan poderososquesoncapacesde imponersufuerzasobrela dúc-til materiade la sociedad.O la sociedadesde-masiadofuerte y los objetosdemasiadodébiles,

o los objetostienen demasiadafuerzay la socie-dadno la suficiente.En amboscasoses imposi-ble concedera los objetosy a las sociedadeslajustadurezay enfocarlosa la vez.

Ahora es fácil solucionarestedualismo.Bastacon aplicar el primer modelo al segundoparahacerañicosambos.Esta transformaciónha su-cedidoen dospasos.El primeroconsistióen tra-tar a la cienciay la tecnologíadeigual modoquela ciencia social habitual tratabaal arte, la reli-gión y los estilos.Si, aceptandoel imperativodelos científicos sociales,consideramossu denun-cia (flecha inferior de la figura 5) como unacreenciaque ahoranosotrosdenunciamos(fle-cha transversalde la figura 5), extendemoselconstructivismoa la cienciay la tecnología;tratolos «objetosII» como si fueran«objetos1”. Afir-mamosquelo quelos científicossocialeshandi-choacertadamentedela religión, el artey loses-tilos es todavía más cierto de los hechosde lacienciay los artefactosde la tecnología.A todoslos ha hechode partea partela sociedady sim-plementeexpresan,reflejan,materializan,encar-nannuestroconsenso.

Sin embargo,tan pronto como hemosdadoestepasotoda la empresase viene abajo, puesnos hemosquedadosin nadacon que hacerlasociedad(«sociedad1”), al tiempo quela socie-dadsesuponequelo hacey causatodolo demás

Revelaciónde los científicossocialesynaturales: La propia fuerza del objeto hace quela sociedad logre el consenso y se someta.

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Etnografía de un caso de «alta tecnología”: sobre Aramis 95

FiguraS

DENU NC ¡A

—incluyendolas constriccionesmaterialesy laobjetividad de los hechos—.Mediante la exten-sióndel programade denunciade loscientíficossocialesde la ciencia y la tecnologíarevelamosla vaciedaddel constructivismosocial, su intrín-seco idealismo.La impresiónde queteníaalgúnsignificadose mantuvosólo mientrasno se apli-có a hechosduros.El paradigmadualistaera loúnico que protegíaal constructivismosocial delabsurdo.Por otro lado, aunquealgunosde miscolegasintentan prologar su vida, la extensiónde la construcciónsociala la cienciay la tecno-logia duró sólo unadécimade segundo,lo sufi-ciente para contemplarlo mal construidaqueestabala teoríadualista.

¿Comopuedeproporcionarel monismodis-tributivo que propugno un teoríasocial mejor?Como señaléen el casodel Aramis, no sedebesituar el objeto en un extremomientraslo socialocupael extremoopuesto.La sociedadno existelo bastantecomo paraocuparla posiciónde unpoío, como tampocola tecnología.El alcaldedeParísno sabetanbien lo que quierecomo paraconformarel Aramis,perotampocolos ingenie-ros de softwaresi es que han de sercapacesdeacomodartantosdeseoscontradictorios(tradu-cidos en forma de especificaciones)sobre elmismoAramis.¿DóndeestáAramis?Ni a la de-rechani a la izquierdadel diagrama.Un objeto

técnico—al menos,mientrasexiste—es la trans-acción institucionalizadamediantela que se re-configurany traducenelementosde los interesesde los actores,al tiempo que se promueven,cambian,despliegano combinanlas competen-cias de los no-humanos.La figura 6 ofreceunacomparacióndiagramáticade los dos modelosexplicativos anteriores.En efecto, hay flechasquevan de la sociedada la tecnologíay vicever-sa,perono son lasúnicasni señalanlosfenóme-nos másinteresantes.Lo másimportantesonlosdesplazamientosde metasy propiedadesderiva-das de la traducción —desplazamientosque seindican mediantelos giros suaveso pronuncia-dos delas lineas—.En ocasionesun elementodelo social se transponecon mínimasvariacionespara devenir un miembro del mundo técnico,peroa vecesel cambio,la metamorfosis,es mu-chomayor.

La sociedadexiste,pero sólo como la sumade todas las flechas procedentesde los lugaresde transacción.También la tecnología existe,perono como unaentidad independientesobrela cual puedeproyectarsela sociedado quepue-de sometera ésta. Cuandoalgo se estabiliza,escierto que las suavestransaccionesproducenlaimpresiónde queexisteunatécnicaqueobedecedócilmentea nuestrosdeseoso nosfuerzaa con-sentirla.En momentosde inestabilidad,sin em-

O EN UNClA

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96 Bruno Latour

Figura6

Antigua Flecha Superior

bargo,el etnógrafoperderíael tiempo si se sen-taseencualquierade los extremosdel diagrama,ya que el único punto de investigaciónviable esaquél donde se efectúan las traduccionesotransacciones.Este punto focal escapó—o másbien fue cuidadosamenteevitado— por los dosprincipalesjuegoslingtiisticos de las cienciasso-ciales, aquí representadospor las flechasgrisesde la anterioresfiguras3 y 4. Más aún,el intentode conectarambasflechasy de envolverlos dospoíosmediantemovimientosdialécticosalejaríatodavíamásal etnógrafodel lugarde indagación.Estaes la razónpor la que la dialécticahafraca-sadotan lamentablementeen su investigacióndelo que tan arrogantementeafirmabareconciliar:el sujetoy el objeto.

Una vez más, las trayectoriasparalelasdelVAL y Aramis nos ilustran.VAL logró mante-nersecomo un lugar de transaccionesy hoy seha convertidoen una institución. Aramis, inca-pazde mantenerlas transacciones,ha derivadoen dos partesirreconciliables:interesessocia-les, de unaparte,y técnicas,de la otra. La altatecnologíasólo existemientrasse mantieneenel centrodel diagrama.Como en las antiguaspolémicassobrela conexiónentreel almay elcuerpo,el lugar de indagaciónquehe intentadodibujar esla vidade unatécnicay de unasocie-dad.

NOTAS

Está previstoqueeste artículo aparezca como capítulode una compilación sobre Sociología de la Tecnología, de ti-tulo aún sin decidir, editado por los miembros del Centrode sociología de la innovación de la Escuela de Minas deParís. /N del 71/

2 Más adelante hemos traducido estos términos como«cambio de agujas de abordo’> y «enganche» o «desengan-che’> de vagones. Los términos se mantienen aquí en el idio-ma original (de los ingenieros franceses) para evidenciar elextrañamiento del antropólogo frente al idioma «tecnológi-co» de los «indígenas» que estudia.IN. del T.l

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Sociologíadel TrabajoNUEVA ÉPOCA

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Consejede Redacción:Vicente Albaladejo, Arnaldo Bagnasco.Juan J. Cascilto, San-tiago Castillo, jordi Estivití, Lluis Fina, Oriol Homs, Faustino Miguéica, AlfonsoOrtí, Maisucí Pércz—Yrucia,Carlos Prieto, Heler, llainbird, Atitonio J. Sínchez,

Número 21 (primavera de 1994)

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JorgeCarrillo V., Adaptaciónde la producción flexible y cualificación en el sectorautomotriz.

Joaquín P. López Novo, El intercambio economico como arena estratégica.

Luigi Tomassini, Inu,rve,,cióndel Estadoy relaciones industriales en Italia <jurante

¡a primera guerra mundial (1915-1918).

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