CARTAS DE TOGO

Soy un joven de 23 años, que me llamo Essowé Albert PADEMBANA. Estudio en la Universidad de Kara, en la Facultad de Cien-cias Económicas y de Gestión. Soy el hijo mayor de una familia campesina que vive en el pueblo de Tchikawa, al norte de Togo. Tengo dos hermanas y tres hermanos. Mis preocupaciones son las relativas a los estu-dios y al empleo. ¿Podré tener medios para continuar mis estudios? Y después, ¿podré encontrar un empleo, en estos momentos en que el problema del paro se plantea de for-ma aguda? Los problemas de la nación togolesa son grandes: la pobreza, sobre todo en los medios cerrados, el paro alarmante, una imagen política empañada (inestabilidad política), sistema sanitario deplorable, la es-cuela togolesa es una fábrica de parados, la marginación de la juventud, la corrupción, un reparto desigual e injusto de la riqueza de la nación, con una minoría enormemente rica y la mayoría de la población que se pudre en la miseria,... Son, pues, enormes los retos a afrontar. Esta cara de nación enferma que presenta Togo nos parece que no es demasiado es-pecífica y particular de Togo, sino que es el verdadero rostro de toda el África, un África enferma, endeudada en extremo, y paradóji-camente siempre alegre y danzante. Los to-goleses, como también los demás africanos, deben, pues, tomar conciencia y ponerse re-almente al trabajo para afrontar el reto del desarrollo. Los españoles buscan, como aspiración pro-funda, tener un empleo permanente y bien

remunerado, una seguridad social gratuita y una descendencia con porvenir seguro. A escala nacional, la erradicación de la inmigra-ción clandestina, la reducción del paro, el crecimiento, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, siguen siendo sus prioridades. Comparados con las de los países en desarrollo, estos problemas y pre-ocupaciones nos parecen mínimos. Pedimos a los amigos de España y de toda Europa que promuevan proyectos creíbles de desarrollo por medio de las ONG. Sería sensato sugerir a los gobernantes que más que una ayuda pública que sumergiría, como en el pasado, a los países en desarrollo en la trampa de la deuda, favorezcan los créditos privados de inversiones multilaterales, de mercados abiertos, libres, justos y equitati-vos, y que permitan el traspaso de tecnología para iniciar la industrialización en estos me-dios pobres. Si cerca de seis decenios de in-versiones en África a través de los gobiernos por medio de la ayuda pública y de présta-mos no han sido beneficiosos, ya es hora de parar y de cambiar de método. Estimamos que ahora hay que apuntar al individuo con créditos privados, con la promoción de la iniciativa privada, porque, como decía el fa-llecido presidente Ronald Reagan en octubre de 1981, “en su forma última, el desarrollo es la realización de los individuos”. Que los gobiernos cesen de subvencionar a sus agri-cultores para que el comercio internacional sea justo; que cesen de apoyar a los tiranos y les exijan el buen gobierno y la transparencia en la gestión de los asuntos públicos.

Albert Padembana Tomado de www.marianistas.org

CARTAS DE TOGO

Es hora de cambiar de método

Pagouda, 19 de agosto del 2007

Muy querido Hermano José: Me llamo Gnandi Kodjo, y enseño Historia y Geografía en el Colegio Chaminade-Kara (BP 23, Kara, Togo, África del Oeste). Nací el 11-12-1960 en Dapaong, la ciudad más septen-trional de mi país, en una modesta familia monógama de ocho hijos (cinco chicas y tres chicos), siendo el quinto de todos y el segun-do de los varones. Mi padre, fallecido el 2003 a los 79 años, era Jefe de obra de Obras Públicas en Dapaong y mi madre es ama de casa. Ambos, de religión musulmana, son “bassar”, una etnia que habita al centro-oeste de Togo. Poseo el título del Certificado de Estudios Superiores de Maestría en Geo-grafía Física, especialidad en Geomorfología estructural. Tras dos años pasados en el Sis-tema de las Naciones Unidas, donde como Encuestador y Codificador, participé en los estudios CACP-Sida (Conocimiento, Actitu-des, Creencias y Prácticas relativas al Sida-VIH), Programa Nacional de Lucha contra el Sida (PNLS/TOGO/OMS/1989), y luego en el Estudio del medio para la puesta en práctica de la “Iniciativa de Bamako” en Togo (UNICEF/URD/TOGO/1990), comienzo en 1991 la carrera de profesor de Geografía en el Colegio Chaminade de Kara. Esta actividad es para mí como una pasión, por lo que sigo ejerciéndola. En 1996 descubro a Cristo y me convierto al catolicismo con la bendición de mis padres musulmanes. Hoy estoy casado, soy padre de dos niños, y me siento un hom-bre colmado. Ávido de conocimientos, me apasionan la lectura, el viajar lejos de mi país y jugar al baloncesto.

Como todo togolés, me inquieta la depaupe-ración creciente de nuestras sociedades, el deterioro continuo del tejido social y econó-mico, y la persistencia de las plagas del paro, las enfermedades, la miseria, la pobreza, el hambre, la intolerancia, etc. No se trata de un afropesimismo sino de una constatación sacada de la mala gestión de las conciencias nacionales en el Tercer Mundo. Sin embargo, sueño con un Togo reconcilia-do, unido, próspero y fuerte, en que las pre-ocupaciones de los campesinos, el aumento del poder adquisitivo de los obreros y, en fin, el futuro de la juventud se clasifiquen como prioridad primordial, por encima de los gas-tos suntuarios, que se muestran a menudo infructuosos, y a los que se entregan siempre los dirigentes de los países subdesarrollados. Mi país, Togo, es un Estado del África occi-dental húmeda y costera, situado por entero en la zona subtropical. Con sus 56.600 km2, equivalente a la novena parte de España (504.782 km2), semeja un corredor de 600 km de largo desde el litoral del Golfo de Benín al sur (61 Norte), hasta la frontera con Burkina-Faso al norte (111 Norte). Desde Ghana al oeste hasta Benín al este, su anchu-ra varía de los 50 a los 150 km, entre los 01 y 1'61 de longitud Este. Togo debe su nombre al pueblecito costero de Togoville. Fue alter-nativamente colonia alemana de 1884 a 1914, y colonia francesa desde 1914 hasta el 27 de abril de 1960, fecha de su acceso a la independencia. Durante este período de do-minio europeo Togo batió récords impresio-nantes a escala continental. En efecto, bajo

Los países del Tercer Mundo no p iden l imosna n i car idad

Kara, 25 de agosto del 2007

CARTAS DE TOGO

El subsuelo togolés no abunda en petróleo. Sin embargo, con sus fosfatos, considerados como los mejores del mundo por su alto con-tenido, y además el dinamismo y la honradez de sus habitantes, su carácter acogedor y hospitalario, sus cualidades culinarias, el ex-cepcional control de las actividades comer-ciales por las mujeres (por ejemplo las “Nana Benz” que monopolizan el comercio de pa-ños y tejidos estampados de diferentes mar-cas, como el “Wax”,...), Togo es un escaparate del África occidental. Atrae por su relieve poco accidentado, que comprende una cadena de mesetas, de 850 m. de altura media, que abarca el país de través de un lado al otro, y de ella se derivan dos amplias llanuras aluviales, de unos 200 m. de altitud. Mi país impresiona también por su red hote-lera de gran lujo, sus playas llanas y areno-sas, sus lugares turísticos (Pico de Agou, cas-cadas, fallas de Alédjo, marmitas de gigan-tes,...), sus curiosidades naturales, como un clima muy variado que resume toda la gama que se encuentra a través del conjunto del continente negro, una flora pintoresca, re-servas, faunas y parques nacionales ricos en especies y en colores, sus monumentos históricos, su mercado de fetiches, sus cos-tumbres y tradiciones, como la lucha Aevala entre los chicos jóvenes y la iniciación Aapké-ma entre las chicas, en el país kabyé, en la región de Kara, donde yo vivo... Acerca de este tema, Robert Cornevin, anti-guo administrador colonial en Togo y espe-cialista en la historia del país, escribía: Togo es el África en miniatura. Así que os invito a visitarlo. Haced un esfuerzo, que no os de-cepcionará.

los alemanes fue la primera colonia que equilibró su presupuesto de ingresos y gas-tos en 1906, lo que le valió el título de “Colonia Modelo” en África. Con los france-ses fue la “Nación Piloto”, es decir el territo-rio modelo en el que, gracias a la gran evolu-ción y a la madurez política de su población, los colonizadores podían experimentar en ella las nuevas instituciones políticas y admi-nistrativas antes de extenderlas a las otras colonias. Un ejemplo: la aplicación de la “Ley Marco” que consagró la “balkanización” del conti-nente africano y erigió los territorios en Re-públicas autónomas fue experimentado por primera vez en Togo en 1956. Togo fue, efec-tivamente, durante mucho tiempo, un re-manso de paz, de estabilidad política, de se-guridad, y el cruce privilegiado de grandes encuentros y conferencias internacionales, como lo prueban los cinco Acuerdos de Co-operación ACP-UE firmados en Lomé entre 1975 y 1995 (Lomé I, Lomé II, Lomé III, Lomé IV y Lomé IV bis). Por ello recibió el nombre de “la Suiza africana”. Gracias a su encanto y a su coquetería, la capital Lomé fue bautiza-da por los turistas Lomé la bella, Lomé la ma-ravillosa.

CARTAS DE TOGO

Apoyándome en mi corta experiencia de cua-renta y cinco días pasados en la región de París (Île-de-France) en al año 2000, diré que en general los occidentales tienen que hacer esfuerzos para ser menos egoístas para con sus congéneres, ser menos individualistas y preocuparse de las dificultades de sus veci-nos inmediatos, y ser un poco más agradeci-dos para con sus ancianos padres a los que abandonan en asilos o residencias de ancia-nos. Es frecuente ver que las frustraciones se convierten en dramas, en movimientos de oposición, en huelgas acompañadas de actos de vandalismo por parte de los “abandonados” del desarrollo. Es ciertamen-te patrimonio de las sociedades evoluciona-das, fuertemente apegadas al liberalismo económico y a la propiedad privada, en las que en conjunto el nivel de vida es satisfac-torio y donde el proletariado se aburguesa cada vez más.

Para nosotros, España se muestra como el país de las grandes paradojas, por el simple hecho de que, en un momento dado de su historia, controló casi la cuarta parte de la humanidad, y que hoy su irradiación en el mundo se halla aniquilada por la influencia creciente de Gran Bretaña, Francia e incluso Alemania.

Togo es el primer país africano que tuvo una Comisión Nacional de Derechos del Hombre; pero, por desgracia, a falta de alternancia política en la cumbre del Estado y por razo-nes de déficit democrático, ha sido, también el primero y único, sancionado por la Unión Europea que le cortó toda cooperación des-de octubre de 1993. Sin embargo, desde 2005 renace con la esperanza de reintegrar-se en el concierto de las grandes naciones, gracias a la apertura política apoyada por el nuevo y joven Presidente de la República, Excmo. Sr. Faure E. Gnassingbé. Éste, des-pués de haber conseguido reconciliar a toda la clase política togolesa por medio de la fir-ma, en Lomé, del Acuerdo Político Global del 20 de agosto del 2006, con la mediación del presidente de Burkina-Faso Blaise Compao-ré, se ha comprometido resueltamente en reformas democráticas cruciales que le per-miten afrontar los retos del siglo XXI. Así, acaban de terminar esta semana las opera-ciones de censo iniciadas en julio del 2007, con el fin de confeccionar un fichero electo-ral fiable y creíble, que pueda garantizar un proceso electoral pacífico, transparente, li-bre, democrático y aceptable por todos. Po-déis fiaros de mi país.

En Togo más del 68% de la población, esti-mada en el 2007 en 5'7 millones de habitan-tes, trabaja la tierra. Por consiguiente conta-mos con España para organizar contactos fecundos con el fin de inspirarnos en su mo-delo de desarrollo en agricultura. Efectiva-mente a España, clasificada como décima potencia mundial, se la considera ante todo como el mayor vergel de Europa y su princi-pal huerta. Siendo el país de la Huerta de Va-lencia, posee una amplia experiencia agrícola que debe compartir con los países en vías de desarrollo cuyas economías reposan esen-cialmente en el sector primario.

Por eso diría que, si yo fuera español, lucharía por reducir en el plano social las desigualdades observadas todavía entre los hombres de ambos lados del Mediterráneo y además la persistencia de bolsas de miseria en el mundo subdesarrollado.

CARTAS DE TOGO

Tratándose de países desarrollados en gene-ral, les invitamos a parar de saquear los re-cursos agrícolas y mineros de los países po-bres, comprándoles a su justo valor para que éstos puedan disponer de fondos necesarios para la promoción de sus trabajos de auto-desarrollo. Tienen que iniciarse conversacio-nes francas y sinceras para intercambios jus-tos y equitativos. Finalizar con la división in-ternacional del trabajo que pretende que los países pobres sigan siendo los proveedores de materias primas cuyo curso en los merca-dos mundiales permanece estancado y que los países bien provistos sean los proveedo-res de productos manufacturados cuyo valor no cesa de aumentar. Que el mundo rico de-je de subvencionar su agricultura. Los países del Tercer Mundo no piden limosna ni cari-dad, sino una cooperación franca y desinte-resada. La Ayuda, sea bilateral o multilateral,

En el seno del Consejo de la Unión Europea donde se sientan veinticinco Estados miem-bros desde el 2004, España ocupa un lugar de calidad, ya que desde noviembre del 2004 tiene 27 votos, por 29 de Alemania, Francia, Italia y el Reino Unido. A pesar de lo cual, se contenta con jugar papeles secundarios en la concesión de ayudas, en la financiación de proyectos de desarrollo con destino al Sur y otras intervenciones multisectoriales. Si yo fuera español y pudiera decidir, evitaría la actitud de beligerancia de mi país contra Irak, dirigida en realidad únicamente a atra-erse la simpatía de George W. Bush, presi-dente de los Estados Unidos. La oposición de España a Alemania y Francia en este asunto espinoso ha contribuido a su descrédito a los ojos de los países del sur.

En el plano educativo es muy difícil compren-der cómo ha podido España hacerse olvidar hoy hasta el punto de que la enseñanza de su lengua, el español, tiende a desaparecer en las escuelas y universidades de Togo a favor del inglés y del alemán, con la excep-ción, naturalmente, del francés. En el domi-nio deportivo España atrae, a través de uno de los tres mejores campeonatos de fútbol del mundo, una enorme abundancia de es-trellas, y así mueve miles de millones de dólares. Todos estos fondos constituyen oportunidades y ofertas atractivas de inver-siones y podrían animar el acceso de los des-poseídos a créditos por el tamiz de micro fi-nanciaciones combinadas con tasas de in-terés muy bajas. Y, sin embargo, no hay nada de eso.

En el dominio humanitario son raras las es-tructuras modernas implantadas por España en Togo. Ya es hora de que los españoles se inspiren del modelo francés con su Organiza-ción internacional de la francofonía, o el de los británicos con la Commonwealth para extender su acción a través del mundo.

CARTAS DE TOGO

parte de sus dirigentes inician proyectos en su nombre, se enriquecen a costa de los po-bres, comprándose los chalets más lujosos y los coches más hermosos. Habría que evitar también el envío frecuente de dinero líquido e intercalarlo a menudo con entrega de ma-terial de trabajo, como hicieron los america-nos con Europa, entre 1948 y 1952, en el marco del Plan Marshall. Hacer comprender a los beneficiarios que la ayuda es reembol-sada y que ellos tienen el deber del resulta-do. Y por fin, animar los intercambios y con-tactos entre los pueblos interesados, pero evitando los errores cometidos en los herma-namientos de ciudades, donde los alcaldes se contentan con viajes y con discursos di-plomáticos. Sólo a este precio podrá el mun-do pobre salir del sueño letárgico en el que se halla sumergido desde hace medio siglo, porque todos acariciamos la esperanza de conocer la felicidad en la vida.

Respecto a los españoles, les pedimos que promuevan la enseñanza de su lengua en nuestros países francófonos y anglófonos, que concedan becas de estudios, estancias de formación o de reciclaje a los estudiantes y, sobre todo, que divulguen sus métodos y técnicas de cultivo, conservación del suelo y

no debiera ir unida a ninguna condición humillante ni envilecedora. Luchar contra la miseria y la pobreza debiera significar, para los europeos, rechazar el dinero sucio que los dirigentes de los países en vías de desa-rrollo desvían y esconden en sus bancos. Estas fortunas colosales podrían servir para financiar proyectos de desarrollo en los países de donde provienen, sobre todo por-que ante los bajos salarios de los trabajado-res de estos países, les es imposible separar ahorros sustanciosos (NB: sólo dirigimos estos reproches a los europeos políticos y comerciantes turbios que vienen a África sólo para sacar provecho). Ante un mundo cada vez más corrompido, invitamos a nues-tros bienhechores a una mayor vigilancia. Necesitarían en primer lugar realizar encues-tas de moralidad acerca de las personas que eligen para dirigir los proyectos en África. Y después venir aquí a las regiones beneficia-rias para iniciar, formar y educar, en breve, para invertir en lo humano, preparando las mentalidades para una gestión sana, riguro-sa, transparente y honrada. No contentarse con las relaciones anuales que se les envían y que contrastan con la realidad. Después actuar de forma que la ayuda cese de ser diplomática para hacerse humanitaria. Insis-timos en este principio porque los europeos se toman con frecuencia el trabajo de recolectar fondos necesarios para las finan-ciaciones. Provienen a veces de los mecenas, de las economías de ancianos jubilados, de las cotizaciones de jóvenes escolares solida-rios con sus hermanos miserables del Tercer Mundo..., por lo cual habría que gestionarlos minuciosamente.

Cada vez que se financia un proyecto, seguir imperativamente el destino de los fondos concedidos para asegurarse de que llegan de hecho a sus verdaderos beneficiarios, por-que, en nuestros días, incluso las ONGs su-fren de laxismo en sus gestiones y la mayor

Para llegar a ello os pedimos que deis confianza a las organizaciones caritativas, a las asociaciones cristianas, a las comunidades de base y a la sociedad civil que, durante mucho tiempo han dado prueba de su eficacia en este terreno.

CARTAS DE TOGO

de las fuerzas armadas el envío de estos con-tingentes es objeto de regateos y pasa por una elección basada en los clanes, étnica y tribal que permite favorecer a los parientes cercanos. Este enriquecimiento ilícito sobre las espaldas de los sufrimientos de los demás es simplemente un robo. Por otra parte hay estudios que muestran que los gastos milita-res se elevan a más del 10% de la producción mundial de bienes y servicios. Ello afecta considerablemente a los presupuestos nacio-nales y aparta a los países subdesarrollados de sus verdaderos objetivos de desarrollo.

A modo de conclusión saludamos los esfuer-zos que España despliega a diario para aco-ger la ola invasora de inmigrantes clandesti-nos que con peligro de sus vidas tratan de llegar a Europa por las Islas Canarias, los en-claves de Ceuta y Melilla o las costas andalu-zas. Agradecemos a los países ricos y les ani-mamos por el impulso de solidaridad que han mostrado siempre con ocasión de las guerras, de las catástrofes naturales como las inundaciones, las sequías, los seísmos, los tsunamis, y durante las hambrunas provoca-das por los desplazamientos de poblaciones o de los refugiados.

Muy querido Hermano José, le felicitamos muy especialmente por la iniciativa que ha tenido de juntarnos, de escucharnos y de tomar en cuenta nuestras preocupaciones, que esperamos les sirvan de cañamazo en sus próximas intervenciones en el Tercer Mundo. Les invitamos, queridos hermanos europeos, a permanecer firmes con los diri-gentes africanos conocidos como malos ges-tores. Que el Señor les bendiga en su búsqueda diaria del bienestar de la humani-dad.

Hasta pronto. Saludos cordiales. Suyo

Tomado de www.marianistas.org

de las cosechas, así como de la investigación agrícola. Y para asegurar el buen seguimien-to, que organicen periódicamente encuen-tros internacionales con el fin de evaluar el camino recorrido y lo que queda por hacer. Que envíen cooperantes en lingüística para conocernos mejor y así comprendernos mejor, y amarnos más para así ayudarnos mejor. Hoy vivimos en una aldea planetaria gracias a la revolución de las nuevas tecno-logías de la información y la comunicación.

En consecuencia, para uno que está ahíto, vivir como si todo fuera bien y no pensar en los pobres es preparar su propio insomnio porque, como le gustaba decir al difunto pre-sidente de Costa de Marfil Félix Houphouet-Boigny, “de nada sirve compartir la miseria, porque es fuente de inseguridad e inestabili-dad”. Por eso, para garantizar un mundo de paz y desarrollo, invitamos a los países des-arrollados a que cesen en sus cálculos geo-políticos y geoestratégicos, a que dejen de encender nuevos focos de tensiones que por desgracia provocan la miseria de unos pero al mismo tiempo la dicha de los otros. Tome-mos el ejemplo escandaloso de las misiones de la ONU.

Cada vez que hay que resolver conflictos, se necesitan sumas enormes que al final apro-vechan a los soldados desplegados en el marco del mantenimiento del orden o del respeto al “alto el fuego”. En la mayor parte

CARTAS DE TOGO

¡Hola!

Me llamo Moisés BAGARAM. Soy togolés y vivo en el centro de mi país, en una ciudad rural llamada Sotouboua. Trabajo en una or-ganización privada, de tipo ONG, en la que soy intermediario entre CECODRI (nombre de la organización) y los agricultores de la prefectura de Sotouboua. Doy todos los días gracias a Dios que me permite tener la gran alegría de trabajar por mis hermanos y her-manas agricultores, y de vivir con mi familia.

Lo habéis adivinado: creo mucho en Dios; pero no hasta el punto de hacer de él un es-clavo, es decir pedirle, nada más y nada me-nos, que haga por mi, aunque tengo preocu-paciones, lo que yo mismo puedo y debo hacer.

Mis preocupaciones y aspiraciones se resu-men en mi posibilidad o capacidad de vivir a bien con todos aquellos a los que quiero. Tengo una voluntad muy determinada de hacer cada día algo para que el otro y yo po-damos vivir bien en esta tierra de los hom-bres, que se ha hecho tan complicada.

Como ya he dicho, el otro es también mi país, Togo, habitado por 4 millones de perso-nas, repartidas en 56.600 km2. Togo está en África occidental, entre Benín, Burkina-Faso, Ghana y el Océano Atlántico. Mi país es pe-queño, y tiene que conseguir que vivan de-centemente sus agricultores, que son los que hacen vivir a todos los togoleses; nuestra sa-lud, la de los togoleses, es problemática; las mujeres y los niños mueren; los jóvenes, a pesar de sus esfuerzos, son presa del paro; la política y el gobierno van mal;... son otros tantos problemas y retos de mi país. Sin em-bargo, yo no me desespero, porque mi país tiene posibilidades de desarrollo.

Mi padre me enseñó a tener confianza, que es la primera clave del éxito. Y yo tengo con-fianza en mi país, porque tiene jóvenes con enormes potencialidades, que se entregan para que su país progrese como las demás naciones del mundo. Para ser sincero, diré que sé poco, realmente muy poco sobre Es-paña, un país europeo desarrollado. La idea general que me hago de esos países es que son países donde la gente trabaja mu-cho para que la vida humana sea buena en este mundo. Sólo que la distancia entre es-tos países y los llamados países en vías de desarrollo hace que estos últimos les causen lástima, hasta el punto de que todo lo que hacen por el desarrollo de los otros se ase-meja a una limosna. Una idea: yo me digo a menudo que los habi-tantes del mundo desarrollado podrían de-cirse que en el nivel actual de su desarrollo hay que poner un punto y coma, para volver-se a empujar, no arrastrar, a los otros para que progresen de verdad. Es discutible. Pero, si yo fuera español, militaría en este sentido, porque yo vivo ya feliz. En fin, animo a todo español de mi edad (32 años), más o menos, a que venga a visitar mi Togo, y más precisamente Sotouboua, donde los valerosos agricultores y otras personas desarrollan acciones para llevar a su vida un cambio positivo, por pequeño que sea. Pero esto no se cuenta; esto se vive. Así que... Gracias por el interés que prestáis a mi carta.

Tomado de www.marianistas.org

Que el otro y yo podamos v iv ir b ien en esta ti erra hombres

CARTAS DE TOGO