Carta Rolando

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Muy apreciado Julio Hernández López, Soy asiduo lector de su columna "Astillero" en el periódico "La Jornada". Encuentro sus análisis políticos muy acertados e intersantes. Es verdad que en ocasiones incluye algunas interpretaciones algo aventuradas, pero hoy encuentro un franco error, pertinente a mi área de especialidad y quisiera invitarle a considerar alguna información al respecto. (http://www.jornada.unam.mx/2014/05/22/opinion/004o1pol ) Es incorrecto clasificar con los otros eventos el siguiente: "En San Luis Río Colorado un bebé de dos años, Cándido Emanuel Gámez González, fallece luego de ser olvidado por sus padres durante dos horas y media dentro de un automóvil con las ventanillas cerradas bajo el sol ardiente." Traigo a su atención el siguiente artículo ganador del Pulitzer: http://www.pulitzer.org/works/2010-Feature-Writing Con maestría periodística que usted seguramente podrá reconocer mejor que yo, se narran varias situaciones ejemplares de niños olvidados en autos y muertos por el calor, estando ellos a cargo de padres muy responsables y amorosos. Este tipo de accidente es tan común y tan devastador para los padres y madres que existen importantes organizaciones que se dedican al tema, tales como las siguientes, mismas que se anotan solamente como ejemplos en polos opuestos del orbe, habiendo más en otros países: http://www.kidsandcars.org/ - EEUU http://www.kidsafe.com.au/ - Australia Invito cordialmente a que considere la enorme distancia entre este particular evento y los otros narrados y asociados entre sí en su columna de hoy (22/05/2014). Seguramente un juicio un poco apresurado lo llevó a asociar erróneamente el caso del bebé muerto en un auto con los otros, claramente intencionales, productos de la violencia y descomposición social que usted tan atinadamente nos narra y señala cotidianamente. Me temo que usted como como su servidor, y cualquier otro en un día atareado, complicado y lleno de actividades, habiendo tenido el cuidado de tener por ejemplo a un bebé en el asiento trasero, con una adecuada silla para bebé, tal como dictan las mejores prácticas y distintos reglamentos de tránsito, bien pudimos en una jornada entre otras muchas similares, llena de actividades y encomiendas, distraernos, olvidando a un bebé que plácidamente se hubiera quedado dormido, y ningún ruido hecho en el

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Muy apreciado Julio Hernández López,

Soy asiduo lector de su columna "Astillero" en el periódico "La Jornada". Encuentro sus análisis políticos muy acertados e intersantes.

Es verdad que en ocasiones incluye algunas interpretaciones algo aventuradas, pero hoy encuentro un franco error, pertinente a mi área de especialidad y quisiera invitarle a considerar alguna información al respecto. (http://www.jornada.unam.mx/2014/05/22/opinion/004o1pol)

Es incorrecto clasificar con los otros eventos el siguiente:

"En San Luis Río Colorado un bebé de dos años, Cándido Emanuel Gámez González, fallece luego de ser olvidado por sus padres durante dos horas y media dentro de un automóvil con las ventanillas cerradas bajo el sol ardiente."

Traigo a su atención el siguiente artículo ganador del Pulitzer:

http://www.pulitzer.org/works/2010-Feature-Writing

Con maestría periodística que usted seguramente podrá reconocer mejor que yo, se narran varias situaciones ejemplares de niños olvidados en autos y muertos por el calor, estando ellos a cargo de padres muy responsables y amorosos.

Este tipo de accidente es tan común y tan devastador para los padres y madres que existen importantes organizaciones que se dedican al tema, tales como las siguientes, mismas que se anotan solamente como ejemplos en polos opuestos del orbe, habiendo más en otros países:

http://www.kidsandcars.org/  - EEUU http://www.kidsafe.com.au/    - Australia

Invito cordialmente a que considere la enorme distancia entre este particular evento y los otros narrados y asociados entre sí en su columna de hoy (22/05/2014).

Seguramente un juicio un poco apresurado lo llevó a asociar erróneamente el caso del bebé muerto en un auto con los otros, claramente intencionales, productos de la violencia y descomposición social que usted tan atinadamente nos narra y señala cotidianamente.

Me temo que usted como como su servidor, y cualquier otro en un día atareado, complicado y lleno de actividades, habiendo tenido el cuidado de tener por ejemplo a un bebé en el asiento trasero, con una adecuada silla para bebé, tal como dictan las mejores prácticas y distintos reglamentos de tránsito, bien pudimos en una jornada entre otras muchas similares, llena de actividades y encomiendas, distraernos, olvidando a un bebé que plácidamente se hubiera quedado dormido, y ningún ruido hecho en el asiento trasero, al realizar un encargo más de la jornada y perder en ello la noción del tiempo.

Espero tenga usted la oportunidad de leer el artículo ganador del Pullitzer arriba vinculado. Narra múltiples ejemplos con una claridad y precisión mucho mayor de la que yo soy capaz, describiendo el enorme dolor de los padres que viven tales trágicas situaciones y las situaciones mismas, nada afortunadas, pero lejos de ser intencionales o asociadas a una falta de responsabilidad o ánimo violento. (Y podemos tener claramente presente la importancia del inconsciente, pero se necesitaría una perspectiva muy rígida para juzgar tales eventos como intencionales.)

Estos eventos se repiten en sociedades muy distintas en todo el mundo, incluso en los países más desarrollados educativa y socialmente, como pudieran ser Finlandia, Francia u Holanda por ejemplo. Son eventos que en nada se asocian a la violencia y resquebrajamiento social que usted cotidianamente nos describe para este país. Los viven personas sociables, cuidadosas y éticas. Es por eso que las asociaciones dedicadas a estos temas, como las arriba vinculadas, señalan estrategias y técnicas precisas, para evitar tales accidentes.

Además de su enorme tristeza por la pérdida de un hijo, sería importante considerar lo que el linchamiento social puede significar para la persona que en San Luis Río Colorado haya tenido la

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desventura de cometer un fatal error tan común alrededor del mundo. Aprovechar tal vez la ocasión para informar al público.

Le agradezco su atención al presente correo y su consideración, tal vez para incluir, como hace usted en otras ocasiones, algún comentario al respecto.

Que tenga usted muy buen día.

Gracias y felicidades por su excelente columna.

Atentamente,

Dr. Rolando Montaño [email protected]