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“Carta entre hermanos”

CATEQUESIS POR CORRESPONDENCIA ENCUENTRO Nº 20

Aunque mueras, vivirás

ENCUENTRO Nº 20: AUNQUE MUERAS, VIVIRÁS 2

TEMARIO 1- Dios nos creó muy buenos…………………………………...pág. 4 2- Jesús es nuestro Maestro...........................................................pág. 6 3- ¿Dónde Está el Cielo?..............................................................pág.11 4- ¿Puede alguien no querer ser bueno?......................................pág.13 5- Dios tiene un solo Camino…………………………………...pág.16 6- ¿Qué es la Resurrección?.........................................................pág.18 7- Seremos purificados…….……………………………………pág.22 8- María, estrella que nos guía………………………………….pág.28 9- Resumen………………….……..............................................pág.30 10- Preguntas para responder…………………………………...pág.33

Nihil Obstad Pbro. Claudio Castricone Coordinador del Área Adultos de la Junta Nacional de Catequesis 25 de abril del año 2010

Imprimatur Monseñor Héctor S. Cardelli Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Penitenciaria 2 de junio del año 2010 Contenido: Ana María Terradas. Ilustraciones: Carlos Julio Sánchez Queda hecho el depósito que establece la Ley 11.723


Querido hermano:

En el Encuentro pasado hemos hablado de lo que significa el trabajo en nuestras vidas. Y hemos dicho que tanto el trabajo como el amor son el cimiento sobre el que se asienta la existencia humana.

El amor y el trabajo no sólo son la base de nuestro ser, sino también el

pasaporte para entrar a la otra Vida… La que nos espera después de la muerte. De lo que nos va a pasar después de nuestra muerte nos vamos a ocupar ahora.

En la última cena, Jesús nos dijo estas Palabras que están llenas de esperanza en la felicidad que nos espera en la otra Vida:

“Y cuando yo me haya ido de este mundo les prepararé un lugar y volveré para tomarlos conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes. Y donde yo voy ya saben el Camino”. Juan 14, 3-4

Jesús nos tiene preparado un lugar en la otra Vida para cada uno. Así como Él murió y resucitó, así también moriremos y resucitaremos nosotros.

Con Jesús, siempre con Jesús…

A nosotros no nos cuesta creer que después de nuestra muerte resucitaremos. Pero a los apóstoles de Jesús sí les costó creer. A pesar de que el Señor se lo había anunciado. Pero, cuando vieron a Jesús vivo después de haberlo visto muerto en la Cruz, ya no pudieron dudar.


Y así fue que después de resucitado, Jesús estuvo cuarenta días con ellos predicándoles sus últimas enseñanzas, hasta que los dejó para irse con su Padre. Y allí nos espera a todos….

Jesús se fue, pero Su Espíritu se quedó adentro del corazón de cada uno de nosotros para acompañarnos en nuestro andar por el mundo. Para que todos podamos estar con Él cuando nos toque partir.

Hablando de ese momento, el Señor

nos dice:

“ Entonces tendrán una alegría que nadie les podrá quitar”.

Juan 16,22

1- DIOS NOS CREÓ MUY BUENOS

“Dios creó al ser humano varón y mujer, semejantes a él. Y vio Dios que lo que había creado era muy bueno”.

Génesis 1, 27. 31


Dicen que había un hombre que siempre hablaba mal de sus familiares, de sus amigos y de sus enemigos. Para él no había nadie bueno. Un día se le apareció nuestra Madre María y le preguntó con dulzura si quería visitar la otra Vida del Cielo. Apenas el hombre dijo que sÍ, se encontró en un lugar hermoso y lleno de luz. Vio una puerta con un letrero que decía: “OFICINA DE DIOS”. La abrió y miró adentro. No había nadie. Entró y se acercó a un gran escritorio. Encima del escritorio había unos anteojos. Pensó:

— Son los anteojos de Dios, si me los pongo voy a ver todo como lo ve Dios.

Se los puso y se encontró con que estaba mirando los corazones de sus familiares, de sus amigos y de sus enemigos. Y vio que, en el fondo, todos eran muy buenos. Entonces nuestra Madre María le dijo:

— Hijo mío, para ver lo bueno que hay en todos los corazones, hay que mirar con el Amor con que los mira Dios.

Dios nos creó libres. ¿Y qué hemos hecho con la libertad que Dios nos

dio? No hace falta que lo digamos, querido hermano, lo vemos en todos lados. No siempre elegimos vivir lo bueno que sí somos y hacer el bien, y elegimos vivir lo malo que no somos y hacer el mal.

¡¡¡Y así estamos ensuciando el mundo bueno que Dios creó para nosotros!!!

Dibujo tomado de la revista “La luciérnaga” - Córdoba.


¿Qué hace un buen padre humano cuando su hijo prefiere ser un vago, un dejado, un dañino para sí mismo y para los demás?

Si de verdad lo quiere, lo corrige y lo ayuda con amor y firmeza a encontrar

el mejor camino para su vida. Eso es lo que hace nuestro Padre Dios con nosotros. Aunque a veces protestemos.

“Yo los reprendo y los corrijo porque los amo. Crean en mí y arrepiéntanse”. Apocalipsis 3,19

2- JESÚS ES NUESTRO MAESTRO

¿Cómo nos ayuda nuestro Padre Dios a encontrar el Camino que nos lleve a ese lugar del Cielo que está preparado para cada uno de nosotros?

Haciéndonos descubrir a Jesús, que nos dice:

“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. Juan 14,6

Meditemos estas Palabras y llenémonos de alegría:

“Dios nos ama tanto que nos dio a su Hijo Jesucristo, para que todo el que crea en él no muera sino que tenga la vida eterna. Porque Jesús es el único Nombre que Dios nos ha dado para que seamos salvados”.

Juan 3,16; Hechos 4,12


En los Evangelios encontramos todas las enseñanzas de Jesús, Nuestro Maestro. Los buenos consejos que tanto necesitamos para crecer como verdaderos hijos de Dios. Por eso es tan importante, querido hermano, que no dejemos de leer todos los días la Palabra de Dios. Aunque sean dos frases. Leerla cuando estamos solos y también con nuestros seres queridos.

Leerla todos los días. Siempre. ¡Todos los días!

La Palabra de Dios, cuando la recibimos con amor, es una semilla de Dios que entra a nuestro corazón. ¡Y siempre da buenos frutos para nuestra vida!

Esa semilla crece por sí sola ya sea que el hombre duerma o esté despierto, de noche o de día, la semilla brota y crece sin que el hombre sepa cómo brota y crece”.

Marcos 4, 27

¿Quién riega de día y de noche las semillas de la Palabra de Dios que hemos dejado entrar en nuestro corazón? ¡Jesús!

Jesús vino al mundo con todas las semillas de Dios sembradas en su Corazón

para nuestra salvación. ¡Las hizo florecer a todas! No le fue fácil hacerlas florecer porque le costó la vida.

A nosotros también nos va a costar hacer crecer las semillas que Dios sembró

en nuestros corazones, y así lleguemos a la otra Vida con la mayoría de ellas florecidas…


Aquí le dejo, querido hermano, una poesía que nos mandó Miguel Ángel desde el Instituto Nuevo Sol de Córdoba.

EL CIELO ES MI HOGAR

El Cielo es mi Verdadero Hogar, pero lo tengo que merecer con mi propio esfuerzo. Dios me creó libre para que elija lo que quiero hacer con mi vida. La vida es un Camino hacia lo alto. Un Camino por el que a veces retrocedo, a veces me quedo quieto y a veces sigo adelante. Un Camino que hago paso a paso. No importa las veces que haya tropezado o que haya caído en el error, importa que me levante y siga adelante y que ayude a los demás a levantarse cuando se hayan caído.

Veamos esta parábola de Jesús donde nos enseña cual es la única riqueza que vale en la otra Vida. La única necesaria.


“Había un hombre rico que tenía campos que le habían dado mucha cosecha. Pensaba: ¿Qué voy a hacer? No tengo donde guardar tanto trigo. Y se dijo: Voy a voltear mis galpones y construiré otros más grandes y allí amontonaré todo el trigo.

Y le decía a su alma: Alma mía, aquí tienes guardadas todas tus riquezas. Descansa, come, bebe y pásala bien. Pero Dios le dijo: ¡Eres un hombre desgraciado! Esta misma noche vas a morir. ¿De qué te servirán todas las riquezas que has guardado?

Jesús dijo: Esto les digo a todos los que amontonan riquezas materiales en vez de acumular riquezas para la vida eterna”

Lucas 12,16-21 Los que quieren ser ricos a cualquier precio, caen en tentaciones y trampas y

en un montón de ambiciones locas y dañinas que los hunden en la ruina. ¡El dinero es un amo muy poderoso cuando hace al hombre su esclavo!

“La raíz de todos los males es el amor al dinero. Los que se dejan dominar por el dinero, pierden la fe y se atormentan con muchas angustias” 1ª Timoteo 6, 10


Cuentan que una vez se murió una mujer muy rica y egoísta. Su alma no podía llegar a la otra Vida porque no tenía ninguna obra buena para que la subiera. Pasaron los días y la pobre mujer seguía sin poder subir a la otra Vida. De pronto se acordó que una vez le había dado una zanahoria a un niño que tenía hambre. Comenzó a gritar diciendo:

— ¡Hice una buena obra, puedo entrar a la otra vida. Busquen la zanahoria!

Sus gritos fueron escuchados por unos angelitos del Eterno Padre, quienes comenzaron a buscar la zanahoria hasta que la encontraron y se la llevaron a la mujer. Cuando la mujer se agarró de la zanahoria, ésta comenzó a elevarse y la llevó a la otra Vida.

El mensaje aquí es que toda obra buena tiene su valor para la vida eterna. Y

me recuerda estas Palabras de Jesús:

“Todo aquel discípulo que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a un necesitado, les aseguro que no perderá su recompensa”. Mateo 10 42

3- ¿DÓNDE ESTÁ EL CIELO?

Si hemos dejado entrar a Jesús en nuestro corazón, si vivimos unidos a Él, el Cielo está adentro de nosotros.

Por eso, hermano querido, podemos decir con toda verdad: ¡YA!, en este

mundo, podemos vivir en el Cielo.

¡¡¡ Jesús es el Cielo !!!


El lugar privilegiado donde todos podemos empaparnos de Cielo es en la Eucaristía.

“El que come mi cuerpo y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día”

Juan 6,54

Le dejo, querido hermano, una oración escrita por Juanchi, que está en el Instituto “Nuevo sol” de Córdoba. La hizo a pedido mío y para este Encuentro. Es un muchacho de 17 años que tuvo una vida muy dura desde que nació. Su encuentro con Jesús lo cambió de tal manera que se siente nacido de nuevo. Tiene una alegría y una bondad que contagia a todos. Está lleno de la Luz de Dios y todos los que hablan con él quedan felices.

¡Está floreciendo allí donde está viviendo!

JESÚS ES MI CIELO Jesús, Yo quiero seguir Tu Camino para estar contigo en el Cielo, por eso te pido que me guíes.


Mi historia ya la conoces; siempre anduve en malos pasos.

Pero ahora, por primera vez, siento una paz que antes no conocía. Esta paz no me viene de afuera porque la tengo pase lo que me pase. Yo sé que estás viviendo adentro mío, porque escucho tu Voz cuando rezo y también cuando me quedo callado.

Yo creo, Jesús, que Tú eres el Cielo, por eso yo digo que a pesar de todo, porque estás siempre adentro mío, yo estoy siempre en el Cielo.

No hace falta ser perfecto para estar en el Cielo ya, en este mundo. Basta con pedirle a Dios que me ayude a hacer crecer las semillas de estos buenos deseos

del corazón:

• Tener a Jesús como mi mejor Amigo. • Reconocer mis errores y corregirlos. • Perdonar y pedir perdón. • Ser discípulo de Jesús siguiendo sus enseñanzas. • Vivir mi fe unido a una comunidad de hermanos. • Ser con mis hermanos de comunidad, discípulos misioneros del Señor. • Orar siempre para que todo esto se cumpla.

Las personas fallecidas siguen viviendo en el otro mundo, y formamos con todas ellas la gran familia de los hijos de Dios. La Iglesia le da un nombre muy hermoso a esa unión de hermanos, la llama “La comunión de los santos”.

Santos son ellos, santos somos nosotros, a pesar de nuestros defectos, porque

a todos nos abraza Jesús. La oración no sólo nos comunica con Dios, sino también con las personas que

están en la otra vida. Si se trata de una persona a la que quisimos mucho, debemos saber que siempre está con nosotros y nos sigue acompañando. Si se trata de una persona que nos hizo daño, podemos pedir a Jesús que nos ayude a perdonarla, y también podemos pedir perdón a quienes nosotros hicimos daño.

¡No nos quedemos con ninguna deuda pendiente

con las personas fallecidas!


4 -¿PUEDE ALGUIEN NO QUERER SER BUENO?

Hasta ahora hemos venido hablando de personas que han elegido vivir en el amor de la mejor manera posible. Que quieren cumplir sus buenos deseos aunque puedan equivocarse en el Camino. Son las personas que están viviendo ya el Cielo en este mundo. Son los que hacen lo mejor que pueden y con la mejor intención y están dispuestos a crecer en el amor. Pero ahora vamos a hablar de aquellas personas que quieren hacer el mal a los demás porque les gusta, a sabiendas. Que se dan cuenta de que tienen malas intenciones y no quieren corregirse. Estas personas son desgraciadas porque sus almas están a oscuras. En realidad, son personas enfermas porque viven dándose patadas a sí mismas. ¡Nadie que esté bien de la cabeza y el corazón puede querer destruir su vida!

¿Puede alguien ser feliz viviendo de esta manera? ¡Jamás! Es un sufrimiento espantoso que le carcome la vida, porque su alma le pedirá siempre cuentas por el daño que le hace.

El odio, la venganza, y toda falta de amor al prójimo, nos amargan la vida. Si hacemos el mal porque queremos hacer el mal, es porque nuestro corazón está hundido en el mal. El mal que hacemos a los demás, nace del mal que llevamos adentro.


“Porque de adentro del corazón de los hombres salen las malas intenciones: Inmoralidad sexual, robos, asesinatos, infidelidad matrimonial, avaricia, maldades, fraude, libertinaje, envidia, lujuria, insolencia, insensatez. Todas estas perversidades salen de adentro del hombre y contaminan al hombre”.

Marcos 7,21- 23

Pero como conocemos el Amor y la Misericordia de Dios, y que a Jesús nadie lo vence, creemos que el Señor se las arreglará para que la persona que hace el mal se dé cuenta, en algún momento de su vida, del daño que se hace a sí misma y a los demás….y quiera cambiar para dejar de ser desgraciada.

Jesús derramó Su Sangre en la cruz para lavarnos y purificarnos de nuestros pecados. Él mismo lo dijo la noche antes de morir:

“Mi sangre será derramada por ustedes para el perdón de sus pecados”. Mateo 26, 28

La Iglesia nos enseña que toda persona, aun la más equivocada, nunca pierde su dignidad de hijo de Dios:


“Es necesario distinguir entre el error, que siempre debe ser rechazado, y el hombre que se equivoca, el cual conserva la dignidad de la persona. Dios es el único juez… del corazón humano, Por ello nos prohíbe juzgar la culpabilidad interna de los demás”. Concilio vaticano II “Sobre la Iglesia en el mundo actual”. Punto 28

Debemos tener en cuenta que, muchas veces, hacemos el mal sin mala intención. Es cuando queremos ayudar a otro y resulta todo lo contrario. Es cuando después de haber hecho algo nos agarramos la cabeza y nos decimos: ¡Por qué lo hice!

San Pablo reconocía humildemente, lo que nos pasa tantas veces a nosotros:

“Porque a veces quiero hacer el bien y me sale el mal. Entonces me doy cuenta de que no hago el bien que quiero sino el mal que no quiero hacer” Romanos 7, 18-19

Si bien es cierto que uno puede haber crecido sin una buena formación espiritual, también es cierto que cada uno debe educarse a sí mismo. Lo que no aprendí en mi casa lo tengo que aprender por mi cuenta.

No es fácil desprendernos de los vicios

que tenemos. Cuesta mucho dejar las malas costumbres. Porque nos esclavizan.

Escuchemos estos consejos:

“Que ninguna raíz maligna crezca dentro de ustedes y les quite la paz. Cada uno se hace esclavo del vicio que lo vence”.

Cf. Hebreos 12, 15; 2ª Pedro 2,19

Cuando nos sintamos tentados de hacer algo malo, debemos hacer lo

contrario. Es decir, enseguida hacer algo bueno.

“No te dejes vencer por el mal. Vence al mal haciendo el bien”. Romanos 12,21


Esta hermosa oración la escribió Franco, un muchacho que está internado para vencer el vicio de la droga. Espantoso vicio que, como dice muy sabiamente mi nieto Felipe, de 10 años: “Chupa los sesos de la gente y la deja tarada”.

MI ORACIÓN

Señor Jesús, te pido que me des fuerza y valentía para que pueda decir no a las drogas y a las cosas que me hacen mal.

Te pido por mi hermano, por mis sobrinos, para que los guíes por el

buen camino. Para que nunca se dejen dominar por las drogas y sufran como yo.

Te pido por mi familia, en especial por mi mamá, para que le des

fuerza para que me siga acompañando y ayudando para que yo salga de las drogas.

Te pido por todos los chicos que mueren en las calles y que no

tienen un hogar, para que les consigas una familia. Desde ya muchas gracias. Ayúdame. Te quiero, Jesús.

5- DIOS TIENE UN SOLO CAMINO

Dios no tiene dos caminos: uno para el bien y otro para el mal. Dios tiene un solo Camino: el Camino del bien.

¡El camino del mal es invento nuestro!

Cada vez que nos apartemos del Camino del bien, pidamos perdón a Dios y

volvamos por el buen Camino. Y Dios siempre nos perdonará. Así de simple. Dios no es complicado. Los complicados somos nosotros, que creemos que tenemos pecados tan, tan grandes que Dios no los puede perdonar. Porque creemos que nuestros pecados son más importantes y superiores que el Perdón de Dios. ¿No le parece, querido hermano, que pensar así es una reverenda estupidez?


En el fondo, lo que puede pasar, es que le tengamos miedo al Perdón de Dios porque nos compromete a un cambio de vida

que no queremos hace hacer…

Todos podemos encontrar el buen Camino. Jesús nos va a dejar revolcar en el dolor todo el tiempo que haga falta hasta que cambiemos de vida.

Y vamos a terminar por agradecer ese dolor que nos hace crecer hasta

encontrar la verdadera y única felicidad que existe en este y en el otro mundo: la paz de la Conciencia. Esto lo sabemos todos….por experiencia. Esta es una poesía que ganó el primer premio en un concurso literario nacional para encarcelados organizado en Argentina.

SÓLO UN HOMBRE Alíviame la cruz, Señor, te pido, hace ya muchos años que la llevo; y si mi alma se muda a un mundo nuevo quiero ser en tu Reino recibido. He pecado mil veces y he caído en tentaciones que hoy resultan vanas; me he internado en las miserias, las humanas, y he rozado el abismo del perdido. Cuenta pesares transitar la vida cuando el dolor golpea la mejilla; el hermano que te hiere y que te humilla y a nadie importa restaurar la herida.

Apelo, pues, a tu benevolencia y a tu mano que lleve en indulgencia mi corazón hasta tu Santo Nombre; verás que desde el fondo del pecado hoy vengo a ti e imploro arrodillado: me perdones, Señor, soy sólo un hombre.

Beto


6- ¿QUÉ ES LA RESURRECCIÓN? Después que Jesús murió crucificado, entró a la otra Vida del Cielo. A ese

paso se lo llama Resurrección. Dice San Pablo: “Jesucristo murió y resucitó”.

Romanos 8,34

Queremos aclararle, querido hermano, que cuando leemos en el Evangelio que Jesús devolvía la vida a los muertos, como pasó con Lázaro y otros, ellos volvían a la misma vida que habían tenido antes, y después tenían que morir otra vez. Es decir, morían dos veces.

No pasó así con Jesús, porque murió una sola vez y resucitó a otra Vida. Así

nos va a pasar a nosotros. Dice San Pablo:

” Dios nos resucitará y nos hará sentar en el Cielo con Jesucristo”.

Efesios 2,6


Dice Jesús:

“Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque muera vivirá. Y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás”

¿Crees esto?”. Juan 11, 25-26

¿Qué contestaría cada uno de nosotros a esta pregunta de Jesús?

Se ha comparado el morir y resucitar del hombre con el gusanito que se transforma en mariposa. La envoltura queda en la tierra y la mariposa vuela.

“Cuando el hombre va a su morada eterna. Su cuerpo se hace polvo en la tierra y su alma vuelve a Dios”. Eclesiastés 12,5.7

Al fin del mundo, cuando Jesús regrese, nuestro cuerpo resucitará. Esto ningún hombre sabe cuándo será. San Pablo nos explica así:

“¿Cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpos vuelven a la vida? El muerto que se siembra en la tierra debe resucitar a la vida. Se siembra un cuerpo en descomposición y resucita un cuerpo incorruptible; se siembra debilidad y resucita fortaleza. Se siembra un cuerpo carnal y resucita un cuerpo espiritual”. 1ª Corintios 15, 35-36. 42-44


Una vez le presentaron a Jesús el caso de una mujer que se había casado varias veces y le preguntaron de quien sería esposa en el otro mundo. Jesús contestó:

“Cuando resuciten de entre los muertos, ni los hombres se casarán ni las mujeres tomarán marido, porque serán como ángeles en el Cielo”. Marcos 12, 25

Una historia cuenta que un hombre llegó al otro mundo. Allí se fijó que todos

sus habitantes estaban comunicados entre si y envueltos en una suave luz. No había ruido, ni música, ni bailes, ni voces, ni risas como en este mundo. Todo era silencio y mucha paz. Entonces le dijo al ángel portero.

— Jesús dice que el otro mundo es un gran Banquete. ¿Dónde está la fiesta? — El ángel portero le contestó:

— La fiesta la llevan por dentro.

Sobre lo que viviremos en el otro mundo dice San Pablo:

“Lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el corazón del hombre se puede llegar a imaginar, es lo que Dios nos tiene preparado para los que lo aman”.

1ª Corintios 2,9 Esta es una oración encontrada entre las ropas de un Sacerdote fallecido:

Jesús, Cuando parta de este mundo ¡qué sabré decirte! Te contaré mi vida entera aunque ya la conoces. Esconderé mi rostro entre tus brazos y tú, para dormirme, dulcemente, me contarás una historia que comienza así: “Había una vez un hombrecito sobre la tierra que tenía un Dios que le quería”


La seguridad de saber que se encontraría con Jesús al morir, es lo que hacía decir a San Pablo

“Para mí la vida es Cristo y la muerte, una ganancia”.

Filipenses 1,21

Santa Teresa, que esperaba la muerte como un paso hacia la felicidad eterna, decía con alegría:

“¡Que tan grande dicha espero que muero porque no me muero!” ¿Y que escribió Jacques Fesch a su madre el 22 de septiembre de 1957, una semana antes de su muerte? Mamá querida: Dentro de unos días iré a encontrar la felicidad bienhechora donde todo temor es suprimido…Yo estoy en paz, no llego a estar ni un poquito impresionado. Me parece que lo que va a suceder es el acto más natural que haya. ¡Ves la bondad de Dios! No solamente me promete una eterna felicidad, pese a mis pecados, sino que además me lleva en un sillón con toda la dulzura de un Padre que ama a sus hijos! Hasta mañana, mamá querida. Te abrazo con todo mi corazón. Jacques

Cuentan que un padre estaba desesperado porque su hijo de ocho años había

fallecido en un accidente. Lloraba el día entero y había perdido el interés por la familia, por el trabajo, por los amigos, por todo. Pasaron meses y meses y el padre no paraba de llorar. No tenía consuelo. Un día se le apareció la Virgen María y le dijo:

— ¿Quieres ver a tu hijo?

— Por supuesto, Madre, ¡Vamos ahora mismo!

Sin darse cuenta cómo, el hombre se encontró en el otro mundo justo en el momento en que pasaba un grupo de angelitos cantando felices llevando cada uno una velita encendida. El padre miraba los rostros de todos los angelitos buscando a su hijo, ¡hasta que lo encontró! Pero vio con tristeza que tenía su velita apagada.


Se acercó al niño y le preguntó: — ¿Por qué no tienes tu velita encendida como los demás angelitos?

— Porque siempre estás llorando y tus lágrimas apagan mi velita. No llores

más papá. 7- SEREMOS PURIFICADOS

Una gran pregunta que todos nos hacemos es: ¿En qué estado llega el alma al otro mundo? Creemos que cada una llega como está en el momento de su muerte. Con sus virtudes… pero también con sus pecados. Por lo tanto debe ser purificada.

Porque en el Cielo no entra nada impuro”.

Apocalipsis 21,27

La Iglesia nos enseña que nuestra alma deberá pasar por una etapa de purificación después de nuestra muerte, antes de entrar en la otra Vida. A esta etapa de purificación se la llama Purgatorio.

“Hijo mío, te voy a purificar de todas tus impurezas en el horno de mi amor, hasta quitarte todo lo sucio que tengas”.

Cf. Isaías 1,25

Tengamos en cuenta que, en esta etapa de purificación, no podemos hablar de tiempo medido en días, meses o años, porque en la eternidad no hay tiempo de reloj como tenemos en este mundo. Todo es eternidad. Un eterno presente. Quien nos purificará en la otra Vida, con el fuego de Su Amor, será Jesús. Al llegar a Su Presencia lo veremos tal cual es:

” Y entonces verán Su Rostro” Apocalipsis 22,4


La mirada de Jesús irá quemando nuestras capas de egoísmo y falsedades hasta llegar a lo profundo de nuestra alma, para que salga a luz la pureza que llevamos adentro. Ese fuego divino que quema y purifica, será doloroso, pero necesario para que lleguemos a ser de verdad como Dios nos creó:

“Muy buenos” Génesis 1, 31

Lo que Jesús nos pide es que purifiquemos nuestra vida aquí en este mundo para llegar santos a Su Presencia.

“Para que estemos en su presencia santos y sin mancha” Efesios 1, 4

Dice una historia que una niña llamada Isabel pidió a sus padres que le regalaran una valija pequeña. Los padres se la compraron y se la entregaron el día de su cumpleaños. Isabel agradeció muy feliz el regalo y guardó la valija bajo su cama.

Todas las noches la niña abría su valija, buscaba un cuaderno que había

puesto adentro y escribía cosas. Luego guardaba el cuaderno adentro de la valija, la cerraba y la ponía de nuevo bajo la cama.

Un día, cuando Isabel estaba jugando con sus amigas, los padres, por

curiosidad, abrieron la valija de la niña y se encontraron que sólo tenía un cuaderno y vieron que, en la tapa, había un rótulo que decía: “Lo que me hace falta en la otra Vida”.

No pudieron leer lo que había escrito en el cuaderno porque en ese momento

entró Isabel a su dormitorio. La madre le dijo:

— Isabel, perdona que te hayamos abierto tu valija. ¿Podrías decirnos qué significan estos escritos que tienes en el cuaderno?

La niña contestó:

— Esta es la valija con la que voy a entrar a la otra Vida el día que me muera. En cada hoja del cuaderno que he puesto en la valija he hecho dos columnas. En una pongo lo que entra en la otra Vida y en la otra pongo lo que no entra en la otra Vida. De esta manera sé lo que debo hacer y lo que no debo hacer.


Cada uno de nosotros debería hacer lo mismo que Isabel. De esta manera sabremos cómo debemos vivir y no andaremos cargando todo el camino de nuestra vida en este mundo con cosas pesadas e inútiles…

Viene justo aquí recordar el encuentro que tuvo Jesús con Marta y María. Hermanas de Lázaro, a quien Jesús le había devuelto la vida:

“Yendo Jesús de camino con sus discípulos, llegaron a un pueblo donde una mujer llamada Marta los recibió en su casa. Marta tenía una hermana llamada María, que se sentó a los pies de Jesús para escuchar sus palabras. Mientras tanto, Marta estaba muy ocupada atendiendo las tareas de la casa.

Marta se acercó a Jesús y le dijo: Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con las tareas de la casa? Dile que me ayude. Pero Jesús le contestó:

Marta, Marta, te preocupas y te aturdes por muchas cosas, sin embargo una sola es necesaria. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada”.

Lucas 10, 38- 42

Con su respuesta, Jesús le estaba diciendo a Marta que ella era en realidad una vaga espiritual porque estando Él predicando Su Palabra, no lo escuchaba. Y elogió a María porque ella ponía a Dios como lo primero en su vida.

Poner a Dios como lo primero en la vida es la mayor riqueza que podemos

tener. Es la mejor parte. Lo que nadie nos puede quitar.


Cuando Jesús se vaya de la casa, María trabajará junto a su hermana, pero con una riqueza en el alma que Marta se ha perdido. Esa riqueza que María tiene en el alma es la que, como dice la niña Isabel, debe ponerse en la valija espiritual que se llevará al otro mundo.

¿Y qué pasa cuando una persona carga su valija espiritual con rencores y

maldades y no pone obras de amor? ¿Puede darse una cosa semejante?

Jesús habla de este tema en una parábola. Le aclaro que el Abram del relato es el fundador del pueblo judío y Lázaro no es la persona a quien Jesús le devolvió la vida.

“Había un hombre rico que se vestía con ropa finísima y comía regiamente todos los días. Había también un hombre pobre, llamado Lázaro, todo cubierto de llagas, echado junto a la puerta del rico. Hubiera deseado llenarse el estómago con las sobras que caían de la mesa del rico, pero nadie se las daba, y hasta los perros venían a lamerle las llagas. Pues bien, murió el pobre y fue llevado por los ángeles al Cielo y en el Cielo vio a Abraham. Después murió el rico y lo enterraron.

Estando entre tormentos el rico levantó los ojos y vio a lo lejos a Abram y a Lázaro. Entonces gritó:

Padre Abram, ten piedad de mí, y manda a Lázaro que moje con agua la punta de su dedo y me refresque la lengua, porque me atormentan estas llamas.

Abram le contestó: Hijo, recuerda que tú recibiste tus bienes en el mundo, mientras Lázaro recibió males. Ahora él encuentra aquí consuelo y tú, en cambio, encuentras tormentos. Además entre ustedes y nosotros hay un gran abismo, de manera que los que quieran cruzar desde aquí hasta ustedes no pueden hacerlo, y tampoco pueden cruzar ustedes hasta donde estamos nosotros.


El otro contestó: Entonces te ruego, padre Abram, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre y a mis cinco hermanos, para que vaya a contarles lo que me está pasando para que no vengan ellos también a parar a este lugar de tormento. Abram le contestó: Tienen a los profetas: que los escuchen. El rico insistió: No los escucharán, padre Abram; pero si alguno de entre los muertos fuera a verlos, se arrepentirán. Abram le contestó: Si no escuchan a los profetas, aunque resucite uno entre los muertos, no se convencerán”.

Lucas 16, 19-31

En lo más profundo del corazón del hombre rico había amor por su familia. Esto significa que no era un hombre totalmente malo.

¡Nadie puede ser totalmente malo, porque todos llevamos a Dios en el alma!

La Iglesia hace una hermosa reflexión sobre esta parábola de Jesús en el

Documento “Salvados en la esperanza” del Papa Benedicto XVI. He tomado partes de algunos párrafos de los puntos 44, 45,46 y 47.

“En la parábola del rico… y el pobre Lázaro (Cf. Lucas 16, 19-31) Jesús ha

presentado como advertencia la imagen de un alma arruinada por la arrogancia y la opulencia, que ha cavado para sí misma un foso… El foso de su cerrazón en los placeres materiales, el foso del olvido del otro y de la incapacidad de amar.

…Hemos de notar aquí que, en esta parábola, Jesús no habla del destino

definitivo después del juicio universal, sino que se refiere a una… condición intermedia entre muerte y resurrección. …La Iglesia ha asumido estas concepciones, de las que después se ha desarrollado…la doctrina del Purgatorio. Puede haber personas que han destruido… en sí mismas el deseo de la verdad y la disponibilidad para el amor. Personas en las que todo se ha convertido en mentira; personas que han vivido para el odio y que han pisoteado el amor en ellas mismas…Esto es lo que se indica con la palabra infierno. Por otro lado, puede haber personas purísimas, que se han dejado impregnar completamente de Dios y, por consiguiente, están totalmente abiertas al prójimo.

Sin embargo, según nuestra experiencia, ni lo uno ni lo otro son el caso

normal de la existencia humana. En gran parte de las personas…queda en lo profundo de su ser una última apertura interior a la verdad, al amor, a Dios.


Pero en las opciones concretas de la vida, el corazón se ha empañado con muchos compromisos con el mal; hay mucha suciedad que recubre la pureza de la que, sin embargo, queda la sed y que, a pesar de todo, rebrota una vez más desde el fondo de la inmundicia y está presente en el alma.

…El fuego que arde, y que a la vez salva, es Cristo mismo, el Juez y Salvador. El encuentro con Él es el acto decisivo del juicio. Ante Su mirada, toda falsedad se deshace.

Es el encuentro con Él lo que, quemándonos, nos transforma y nos libera para llegar a ser verdaderamente nosotros mismos

…Su mirada, el toque de Su corazón, nos cura a través de una transformación, ciertamente dolorosa, “como a través del fuego”.

Nuestro hermano Juan, desde Ushuaia, nos mandó esta poesía que es como un

resumen de lo que venimos diciendo.

PARA MI HIJITA Guarda estos versos que te da mi pena los escribió el dolor para que un día cuando recuerdes la desgracia mía tengas piedad por la desgracias ajena.

Guárdalos con amor, cuanto más llena de penas está un alma, más ansía elevarse hacia el bien; que tu alegría sea la dicha de sentirte buena. Nunca pienses que un alma está perdida, el veneno del mal con su amargura jamás llega hasta el fondo de la vida.


Y en la vida más baja, más impura, hay un ala de arcángel escondida que espera y vibra de ansiedad de altura.

8- MARÍA, LA ESTRELLA QUE NOS GUÍA

Seguimos leyendo el Documento “Salvados en la esperanza” en el punto 49, donde habla de María, nuestra Madre:

“Las verdaderas estrellas de nuestra vida son las personas que han sabido vivir

rectamente. Ellas son luces de esperanza. Jesucristo es ciertamente la Luz…el sol que brilla sobre todas las tinieblas de la historia.

Pero para llegar a Él necesitamos también luces cercanas, personas que dan luz reflejando la Luz de Cristo, ofreciendo así orientación para nuestra travesía.

Y ¿quien mejor que María podría ser para nosotros estrella de la esperanza? Ella que con su “sí” abrió la puerta de nuestro mundo a Dios mismo.

…Santa María, madre de Dios, Madre nuestra, enséñanos a creer, esperar y amar contigo.Indícanos el Camino hacia Su Reino”


María nos conduce a ese fuego purificador que es Jesús, para que nuestra vida pueda entrar a una eternidad feliz.

Como buena Madre, siempre viene a buscar a cada hijo que parte de este mundo para llevarlo a la presencia de Jesús. Esto es lo que pedimos cuando oramos el Ave María.

“Ruega por nosotros, ahora y en la hora de nuestra muerte” Para finalizar le dejo, querido hermano, esta hermosa poesía que nos mandó Ana María Mocho desde la Unidad Nº 3 de mujeres - Córdoba.

MI MADRE DEL CIELO

En tus manos, Madre mía, pongo todos mis temores, y así como yo te imploro que derribes estas rejas, estoy segura si dejas tus manos sobre mi pecho, que mi corazón prisionero de tantos males antiguos, al instante será libre aunque lo aten cadenas. Yo no cambio mi condena por lo que viviré en el Cielo.

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RESUMEN

Todos hemos nacido en el mundo por un padre y una madre. Después de morir naceremos de nuevo para la otra Vida del Cielo, donde ya no se muere más. Donde se vive junto a Jesús Resucitado para siempre. Si vivimos unidos a Jesús en este mundo, desde este mismo momento estamos viviendo ya en el Cielo. Porque Jesús es el Cielo.


Cuando Dios nos creó, dijo que éramos muy buenos: “Dios creó al ser humano varón y mujer, semejantes a él. Y vio Dios que lo que había creado era muy bueno (Génesis 2, 27 y 31). Pero, por ser hijos de Dios, somos libres, y muchas veces usamos mal nuestra libertad. Hacemos el mal en lugar del bien y así vamos en contra de nosotros mismos.

Jesús vino al mundo y dio su vida para llevarnos por el Camino del bien. Cuando vamos descubriendo la paz del alma que hay en ese Camino, ya no queremos dejarlo más. Jesús no quiere que ningún hijo se pierda: “Yo no he venido para condenar al mundo sino para salvarlo”. (Juan 12, 47)

Cuando Jesús murió, pasó de este mundo a la otra Vida del Cielo. Esto

significa Resurrección. Lo mismo va a pasar con nosotros: todos vamos a morir y todos vamos a resucitar. “Lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el corazón del hombre se puede llegar a imaginar, es lo que Dios tiene preparado para los que lo aman”. (1ª Corintios 2,9) Al morir nos espera un Camino de purificación que la Iglesia llama Purgatorio. Donde la mirada de Jesús quemará las capas de egoísmo con que hemos recubierto lo bueno que hay en el fondo de nuestros corazones, para que lleguemos a ser lo que de verdad somos.” Muy buenos” (Génesis 1, 31) La mayor desgracia que le podría pasar a un alma, en el día de su muerte, es rechazar el Amor de Dios, en ese caso estaría en un lugar que la Iglesia llama infierno. La Iglesia dice que hay muchas almas que están en el Cielo; pero nunca dijo que alguna estuviera en el infierno. Son de San Alfonso estas palabras: “Si hubiera un alma en el infierno, Jesús seguiría crucificado para salvarla”.

Las personas fallecidas y nosotros formamos la gran comunidad de los hijos de Dios llamada “Comunión de los santos”. Santos son ellos y santos somos nosotros, a pesar de nuestras faltas, porque estamos unidos a Jesús.

María nos conduce a ese fuego purificador que es Jesús, para que nuestra vida

pueda entrar a una eternidad feliz. Esa es Su Misión.


Querido hermano:

El próximo Encuentro, “La Libertad”, será el último de esta catequesis. Pero eso no significa que usted termine la relación con la hermana o hermano con quien se escribe. Nuestro deseo es que continúe la correspondencia, aun cuando usted regrese a vivir con su familia.

Será una gran alegría para su catequista, saber que usted desea seguir meditando las enseñanzas de Jesús. Continuar la relación que los une como “hermanos en el Señor” No olvide compartir con los demás lo que ha aprendido en este Encuentro.

Que Dios lo bendiga y bendiga a sus familiares y personas más queridas. Me despido de usted con mucho cariño.

Ana María ___________________________________________________________________ MIS NOTAS

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EN ESTA VIDA, HERMANO

Si quieres hacer feliz a alguien

que te importa mucho, díselo pronto,

en esta vida hermano... en esta vida.

Si deseas decir: “Te quiero”

a la gente de tu casa

o al amigo cerca o lejos,

en esta vida hermano... en esta vida.

Serás mucho más feliz

si aprendes a hacer felices

a todos los que te rodean,

en esta vida hermano... en esta vida


“Carta entre hermanos”

ENCUENTRO Nº 2: Aunque mueras, vivirás

PREGUNTAS PARA RESPONDER (Contestar y mandar las hojas con la carta) “Dios tiene paciencia con nosotros porque no quiere que nadie se pierda sino que todos se conviertan”. (2ª Pedro 3,9)

1-¿Qué enseñanzas nos dejan estas Palabras?

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Dice San Pablo: “Porque a veces quiero hacer el bien y me sale el mal. Entonces me doy cuenta de que no hago el bien que quiero sino el mal que no quiero hacer”. (Romanos 7, 18-19) 2- ¿Qué opina usted sobre estas Palabras? ………………………………………………………………………………………………………………………………

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3- ¿Qué cosas cree usted que SI debemos poner en la valija espiritual

que llevaremos al otro mundo?


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4- ¿Qué cosas cree usted que NO debemos poner en la valija

espiritual que llevaremos al otro mundo? ………………………………………………………………………………………………………………………………

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Nos dice nuestro Padre Dios: “Hijo mío, te voy a purificar de todas tus impurezas en el horno de mi amor, hasta quitarte todo lo sucio que tengas”. (Cf. Isaías 1,25)

5-¿Por qué el camino de la purificación del alma pasa siempre por el dolor? ………………………………………………………………………………………………………………………………

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Cuando rezamos el Ave María decimos al final: “Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte”.

ENCUENTRO Nº 20: AUNQUE MUERAS, VIVIRÁS 35 6- ¿Qué siente usted que le estamos pidiendo a nuestra Madre con

estas palabras? ………………………………………………………………………………………………………………………………

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7- ¿Por qué el que está unido a Jesús está desde ahora y para siempre

viviendo con Él en el Cielo? ………………………………………………………………………………………………………………………………

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8-¿Cómo cree usted que viviremos en el Cielo?

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9- ¿Qué opina usted sobre la poesía” En esta vida, hermano” que está

en la última página? ………………………………………………………………………………………………………………………………

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10- ¿Qué temas le han interesado más de este Encuentro? ¿Por qué?

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11- ¿Podría darnos los nombres de compañeros que quieren escribirse

con uno de nosotros? Gracias.

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