Carta a Luis de Santángel

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  • 8/18/2019 Carta a Luis de Santángel

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    Serna, Mercedes (ed.), La conquista del Nuevo Mundo. Textos ydocumentos de la aventura americana , Madrid, Castalia, 2012, pp. 75-98.

    II

    CARTA ALUIS DESANTÁNGEL

    CRISTÓBALCOLÓN

    Introducción

    Se inicia la etapa del descubrimiento con el primer viaje de Cristóbal Colón(1451?-1506), en 1492. Entre el primer viaje y la primera circunnavegación del

    continente (1519-1522), se construirá la geografía del Atlántico transversal.

    Poco sabemos sobre la vida de Colón y se han dado todo tipo deinformaciones y especulaciones al respecto. La más aceptada es que fue genovés,de raíces judeoespañolas, procedente de una de tantas familias que tuvieron queemigrar a finales del XIV a Génova.

    Hay quien hace a Colón un extraordinario marinero, o quien piensa que erapoco más que un ambicioso comerciante; algunos consideran que fue un hombre de

    entendimiento y otros de escasa formación; unos lo identifican con un espíritumedieval y de cruzada y otros declaran que fue un humanista; unos consideran que esel primer cronista y otros afirman que no fue el autor, en realidad, de los escritos queposeemos actualmente.

    En cualquier caso, Colón fue, además de un experto marinero, el primero queinterpretó con palabras el Nuevo Mundo. Con él nos llegó una inicial configuración de

    América que influiría poderosamente, a lo largo de los años, en los cronistas y en laimagen que Europa se formaría de las nuevas tierras.

    Al parecer, Colón pasó en Génova los primeros veintidós años de su vida. Allí aprendió las artes de la cartografía, oficio que practicaría, más tarde, junto a suhermano Bartolomé, en Lisboa. Un naufragio, en 1476, cuando formaba parte de latripulación de un barco flamenco en un convoy genovés que escoltaba un cargamento,le llevó a Lagos, donde lo socorrieron y lo alimentaron antes de enviarlo a Lisboa. Enla costa portuguesa se hallaban los cuarteles generales de Enrique el Navegante,quien había convertido a Portugal en el centro más importante de las exploraciones.Como indica Boorstin, en aquellos años no había desembarco más feliz y más

    providencial para un joven y ambicioso marinero (Boorstin, 1986: 225).

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    En Lisboa, los hermanos Cristóbal y Bartolomé se dedicaron al florecientenegocio de la venta y la actualización de cartas de navegación, e incorporaron laúltima información proveniente de los barcos portugueses.

    El físico y cosmógrafo Paolo Toscanelli (1397-1482) proponía un camino más

    corto en su «Carta de Pablo Toscanelli físico florentín, a Cristóbal Colón y al canónigoportugués Fernando Martínez», dirigida concretamente a Cristóbal Colón y donde leadjunta otra que había enviado al canónigo de Lisboa, Hernán Martínez 1, así comouna carta de marear. Fechada el 25 de junio de 1474, al tratar sobre cosas de la mar yde cosmografía acerca de la navegación hacia Guinea, le indica al canónigo deLisboa, amigo del rey de Portugal:

    Ahora me decís que su Alteza quisiera alguna declaración o demostración paraque entienda y se pueda tomar este camino. Por lo cual, sabiendo yomostrársele con la esfera en la mano, haciéndole ver cómo está el mundo; sinembargo he determinado, para más facilidad y mayor inteligencia, mostrar elreferido camino en una carta semejante a las de marear, y así se la envío a SuMajestad, hecha y pintada de mi mano, en la cual va pintado todo el fin delPoniente, tomando desde Islandia al Austro, hasta el fin de Guinea en todas lasislas que están situadas en este viaje, a cuya frente está pintado, en derechurapor Poniente, el principio de las Indias con las islas y lugares por donde podéisandar.

    (Colección de documentos inéditos , 1873, XIX: 452)

    En esta carta, además, Toscanelli describe lo que se va a encontrar Colón,«muchos reinos del dominio de un príncipe solo llamado Gran Can, que tiene suresidencia en Catay », y que «sus predecesores deseaban tener comercio con loscristianos, y ha doscientos años que enviaron embajadores al Papa pidiéndole

    maestros que instruyesen en nuestra fe »2

    . En otra carta sin fechar, Toscanelli le responde a Colón que «recibí vuestra

    carta con todo lo que me habéis enviado, de que quedo muy obligado; alabo vuestrodesignio de navegar a Occidente, y estoy persuadido a que habréis visto por mi carta

    1 Hernán o Fernando Martínez había viajado al lejano Oriente con el fin de estrechar lazosentre Occidente y China. Conoció aToscanelli en un concilio eclesiástico celebrado enFlorencia, sobre el año 1440.2 Según cuenta Bartolomé de las Casas en su Historia de las Indias , Colón se enteró a finalesde 1481 de la existencia de esta correspondencia entre el canónigo y el florentino y escribió a

    este último pidiéndole información sobre esa vía marítima.

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    el viaje que deseáis emprender no es tan difícil como se piensa », e insiste en la misiónde adoctrinar esas tierras.

    Toscanelli asesora a Colón basándose tanto en los relatos de Marco Polocomo en sus propias convicciones.

    En 1484, Colón ofreció su proyecto al rey Juan II de Portugal, si bien este leotorgó poco crédito3. En 1485, se trasladó a España, en un intento de buscar nuevosinversores que apoyaran su empresa. Mientras se debatían los proyectos colombinosen la comisión de expertos y eruditos profesores, el Almirante volvió a Lisboa paraconvencer, de nuevo, al rey de Portugal. Una expedición triunfante de BartolomeuDias, que había descubiertoque ciertamente había una vía marítima abierta hacia laIndia por Oriente, puso fin al interés del rey de Portugal por los hermanos Colón.Mientras Bartolomé lo intentaba en Inglaterra y Francia, Cristóbal viajó de Lisboa aSevilla para persuadir a los Reyes Católicos. Cuando este iba a dirigirse a Franciapara ayudar a su hermano, la reina decidió apoyar su proyecto.

    A lo largo de estos años, Colón tuvo que recoger todo tipo de pruebas,testimonios de conocoderos del tema pero también de anónimos marineros, einformarse muy bien para poder convencer a los posibles financieros, a los sabios y ala comisión de expertos4 sobre su empresa de las Indias, máxime tras los primerosintentos fallidos.

    El Almirante se apropiaría de cualquier indicio o lectura que confirmara susideas. Todo servía para persuadir a los posibles inversores de esta empresa que tardóocho años en ponerse en marcha. Colón leyó los escritos de viajeros y cosmógrafos yobras bíblicas, teológicas y filosóficas con la pasión de una mentalidad que encuentraen la letra impresa confirmaciones proféticas o avisos del porvenir.

    La realidad física, cuando ya se encuentre en el Nuevo Mundo, no va acambiar ni un ápice su sueño de encontrar la ruta occidental hacia las riquezasasiáticas. El hombre observador de la realidad y empirista aparecerá con algún que

    otro cronista, como es el caso de Gonzalo Fernández de Oviedo o José de Acosta,pero no con Colón quien se sintió el elegido de Dios para llevar a cabo la gloriosaempresa, tal como se lee en su Libro de las profecías .

    Colón se basó en el dogma de la cartografía cristiana, del profeta Esdras,que había declarado: «Él secó seis partes de la tierra » (Esdras IV, 6). Es decir, que si

    3 Boorstin señala que el rey halló que «Colón era un charlatán que se jactaba de sus hazañas,lleno de fantasías e imaginaciones sobre su isla de Cipango », en Los descubridores , op. cit.,pág. 227.4 La junta de expertos examinó en Salamanca y en Santa Fe, en 1491, el proyecto de Colón, yrechazó los errores de bulto del Almirante, que presentaba la distancia entre Europa y Asia

    extraordinariamente corta, de unas setecientas leguas.

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    había seis partes de tierra –pues según los ortodoxos la tierra estaba formada por seispartes de tierra y una de agua– era fácil que el océano occidental no se extendieramucho y, por tanto, poca agua separaría por el oeste a España de las Indias.

    Colón no hablaba ni escribía en italiano y no dominaba el latín. Aprendió, de forma

    autodidacta, a leer y a escribir en castellano, con la ortografía del portugués, y a leer en latín.

    Tuvo como libro de cabecera, durante todos estos años5, el Imago Mundi , de Pierre D’Ailly.

    Este teólogo y astrólogo francés se atrevió, en su geografía del mundo, escrita hacia 1410 y

    publicada entre 1480 y 1483, a refutar a Ptolomeo en lo que respectaba a la extensión de la

    tierra euroasiática6. Colón se guió, esencialmente, por la geografía de D´Ailly, quien hacía

    Asia muy extensa y el océano Occidental muy estrecho. Leyó, asimismo, la Historia rerum

    ubique gestarum , de Eneas Silvio, que recogía fragmentos de informaciones sobre China7 y

    en donde se hablaba de la inhabitabilidad de la zona tórrida y de la posibilidad de

    circunnavegar África. Suponía, asimismo, que Asia oriental estaba poblada de gente

    civilizada y pacífica y que era una tierra maravillosa y habitada, también, por amazonas y

    antropófagos.

    El libro de viajes de Marco Polo8

    , que leería Colón en una versión en latín de1485, sería su fuente principal de información sobre el continente asiático. Marco Polohabía recorrido junto a su padre, en 1271, a los 26 años de edad, Constantinopla,Crimea y la corte del Gran Khan.

    5 Las anotaciones que hizo Colón a estos textos se encuentran reproducidas facsimilarmenteen la Raccolta di Documenti e Studi publicati da lla Reale Commissione, colombiana, Roma1892-1894 . Hay estudiosos que opinan que Colón leyó a D’Ailly, Marco Polo y Eneas Silvio

    después de su primer viaje.6 Explica Boorstin que Colón tenía en su propiedad la Imago Mundi subrayada y concomentarios añadidos de su propia letra: «D’Ailly fue muy útil a Colón, no sólo porque esteautor adoptó la cifra dada por Marino de Tiro (225 grados) para la extensión hacia el este deEurasia, sino también porque hizo al océano Occidental convenientemente estrecho. Más aún,D’Ailly refutó sin rodeos a Ptolomeo, cuyo cálculo menor para Eurasia, de alrededor de 177grados, le convertía en un poderoso testimonio en contra de Colón ». Véase Boorstin, Losdescubridores , op. cit., pág. 231.7 Señala Boorstin: «Otro libro de la biblioteca de Colón muy anotado –la Historia rerum ubiquegestarum (1477), de Eneas Silvio (el Papa Pío II o Piccolomini)– recogía sugestivos fragmentosde información sobre China, tomados de Marco Polo, Odorico de Pordenone y otros, con unespecial acento en el gran Khan y el emperador de China, junto con cuentos de amazonas yantropófagos». Véase, Boorstin, Los descubridores , op. cit., pág. 232.8 No todos los estudiosos aceptan esta teoría. Según Manzano, Colón no leyó los viajes deMarco Polo hasta varios años después del descubrimiento de América. Véase, Manzano, Colón

    y su secreto , Madrid, Instituto de Cultura Hispánica, 1976.

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    Los viajes de Marco Polo destacan por el aspecto fabuloso que de esa partedel Oriente nos da su autor, como la pérdida de los viajeros llamados por vocesmisteriosas en el desierto de Lop, o la corte de ensueño del Gran Khan, rey guardadopor doce mil hombres a caballo, rodeado de un reino de flores, pedrerías, ropajes de

    oro y seda, palacios cubiertos con metales preciosos y árboles maravillosos. Es ciertoque el Libro de las maravillas es el primero que trata, después de las obrasgrecolatinas, de las particularidades de la India y China, y de ahí el éxito obtenido.Pero en dicha obra el autor centra su interés, exclusivamente, en las riquezasincreíbles del imperio del Gran Khan, resultando, a la postre, un libro monótono y deesquemas repetitivos. Como ejemplo, sobre una ciudad llamada Eziandir, señala elautor: «hay un maravilloso palacio de mármol y piedras vivas todo pintado de oro»; ysobre Candu: «en esta provincia hay muchas ciudades y villas. Y en una parte de estaprovincia hay muchas piedras preciosas y perlas [...] En esta provincia hay granabundancia de especias de toda suerte, y de almizque y de muchos pescados por losmuchos lagos que hay en ella » (Polo, 2002: 84). Es decir que, a pesar del éxitoobtenido, en el Libro de las maravillas no hay descripciones reales de las costumbreslocales, ni de las creencias, ritos o protocolos de sus gentes, sino un contenidofabuloso, por lo que tampoco es extraño que se dude de si en verdad Marco Polo llegóa visitar China o de si estuvo realmente tanto tiempo ahí. En cualquier caso, esta obrano sirvió para conocer objetivamente el imperio asiático sino para aumentar el aspectofabuloso del mismo y para resaltar sus riquezas, dos elementos esenciales para losintereses de Colón.

    Otras lecturas colombinas nos remiten a Plutarco y sus Vidas Paralelas ,Ptolomeo y su Geografía o a la Historia Natural , de Plinio. Colón encontró en Plinio,según cuenta Bartolomé de las Casas en su Historia de las Indias , monstruos, grifos,sirenas, calamares gigantescos, escolopendras marinas enormes y gorgonascubiertas de escamas, con dientes de cerdo y alas de pájaro.

    A los libros de autoridades hay que añadir motivos procedentes del vulgo quecontribuyeron poderosamente a que Colón se ofreciese a descubrir las Indias. Así, alas fantasías y relaciones mentirosas del inglés John Mandeville se unen lasinformaciones de carácter popular o anónimo, de marineros o vecinos, que ibanlevantando el ánimo ya apasionado de Colón. Entre todas estas informacionesdescuella el rumor del «piloto anónimo» o «protonauta». Cuenta Bartolomé de lasCasas, en su Historia de las Indias , que fue este testimonio lo que definitivamenteconvenció a Colón de la viabilidad del proyecto. Según esta noticia, un marinero –el

    inca Garcilaso dice que se trata de Alonso Sánchez de Huelva–, sobre 1484,navegando de España a Canarias, naufragó y fue arrojado a la isla de Santo Domingo.

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    Único superviviente de la expedición, fue recibido y acogido por Colón. Y «enreconocimiento de la amistad vieja o de aquellas buenas y caritativas obras, viendoque se moría, descubrió a Cristóbal Colón todo lo que les había acontecido y dióle losrumbos y caminos que habían llevado y traído, por la carta del marear y por las

    alturas, y el paraje donde esta isla dejaba o había hallado, lo cual todo traía porescrito» (De las Casas, 1986: 74) 9.

    Sea por lo que fuere, Colón nunca reveló cómo supo que a unas setecientasleguas navegando desde las islas Canarias hacia Occidente, había tierra. A estainformación que supuestamente poseía se le ha denominado «el secreto de Colón», yse han formulado todo tipo de hipótesis al respecto 10.

    Colón tuvo que embarcar desde Palos de la Frontera y no desde Cádiz, cuyopuerto estaba abarrotado por ser ese mismo día, 2 de agosto de 1492, el últimodesignado para el desgraciado embarque de los judíos expulsados. Tomó rumbo hacialas Canarias para evitar los vientos del oeste del Atlántico norte.

    Según Boorstin, Colón fue un experto marinero que aprovechó las ventajasde los vientos alisios que le llevarían a su destino, que supo gobernar a la tripulación,utilizando todo tipo de recursos para mantener o levantar los ánimos, que se atrevió apasar el mar de los Sargazos, que sobrevivió a las tormentas y a toda clase deinfortunios y, sobre todo, que supo regresar.

    El 12 de octubre un vigía gritó, a las dos de la mañana, «¡Tierra! ¡Tierra!».Estaba viendo la isla caribeña de Guanahaní. El Almirante tocó tierra en San Salvadory, de allí, fue a Santa María de la Concepción, Fernandina, Isabela, Juana y laEspañola, siguiendo este orden. Emprendió el regreso desde la Española.

    Como es sabido, Colón realizó cuatro viajes. Del Diario , donde Colóndescribe el relato de su primer trayecto, no tenemos el original y sólo nos ha llegado latranscripción que hizo Bartolomé de las Casas con anotaciones suyas al margen. EsteDiario es el documento de mayor importancia de los textos colombinos.

    9 Es muy interesante el comentario de Bartolomé de las Casas al respecto, en el que restavalor a tantos rumores, dichos, testimonios o argumentos, y mantiene que posiblemente fueraDios quien pusiera a oídos de Colón tantas pruebas para que se cumpliera su beneplácito. Asíse entiende que Colón viera todo aquello que estaba predeterminado a ver: «Esto, al menos,me parece que sin alguna duda podemos creer: que, o por esta ocasión, o por las otras, o porparte de ellas, o por todas juntas, cuando él se determinó, tan cierto iba de descubrir lo quedescubrió y hallar lo que halló, como si dentro de una cámara, con su propia llave lo tuviera».10 Manzano, en Colón y su secreto , parte del rumor del piloto anónimo. El inca Garcilaso de laVega, tal como escribe en sus Comentarios Reales , oyó la historia por boca de su padre. Delinca Garcilaso de la Vega la tomaron Bernardo de Alderete, Rodrigo Caro, Juan de Solórzano oFernando Pizarro. Gómara y Acosta refieren el suceso, pero sin citar el nombre del piloto.Fernández de Oviedo lo tiene por cuento. A este sólo le interesa sostener que las Indias sonlas antiguas Hespérides, cumpliendo con su cargo de cronista oficial de la Corona. A Bartoloméde las Casas le importa remarcar el carácter providencialista de la conquista.

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    También se perdieron unos Comentarios o Apuntaciones que menciona elpropio Colón. Se han conservado varias cartas autógrafas del Almirante, como lasdirigidas a su hijo Diego, a su amigo el padre Gaspar Gorricio o al tesorero Sánchez.De la de Colón «al ama11 (que había sido) del príncipe D. Juan », el propio autor incluyó

    una copia entre sus Privilegios . Esta carta debió de escribirse hacia 1500 cuandoColón, en calidad de preso, llegó a Cádiz, tras su detención por orden del juezFrancisco de Bobadilla. Hay una copia de la carta del Almirante al ama del príncipedon Juan de letra de Bartolomé de las Casas.

    Carta a Luis de Santángel 12 Colón escribió el relato de su primer viaje a su regreso, a mediados de

    febrero de 1493. Puesto que hubiera sido una falta de respeto dirigirse directamente alos Reyes Católicos, lo hizo a través de Santángel, escribano de ración de Fernando elCatólico, valenciano de nacimiento, aunque de estirpe conversa aragonesa, que habíaanticipado para los gastos de la empresa un millón largo de maravedíes, cantidad quefue entregada a Colón.

    La «Carta» de Colón fue impresa en Barcelona el 1 de abril de 1493, escritaen castellano y luego traducida al latín con fecha del 29 de abril, e impresa luego otravez en Roma en el mes de mayo con el título de De insulis inventis. En Roma sehicieron tres ediciones más en italiano, en 1493, y se imprimieron otras nueve, enlatín, en París, Basilea, Barcelona y Amberes entre 1493 y 1494. A mediados de juniode 1493, la carta se tradujo al toscano, el dialecto de Florencia, bajo la forma de unpoema de 68 estrofas, y en ese mismo año se imprimió una vez en Roma y dos enFlorencia. El norte de Europa recibió lentamente las noticias de Colón. La crónica deNuremberg no menciona el viaje del descubridor. En Inglaterra no hay noticias delviaje hasta 1496 y la primera traducción alemana de la carta fue impresa enEstrasburgo en 1497 13.

    11 Se refiere a doña Juana de la Torre.12 Fernández de Navarrete, al editar la carta, indica que «está copiada literalmente deldocumento original que obra en el Real Archivo de Simancas, en el despacho ycorrespondencia general Interior de Estado d número 1º y la firmó en él a 28 de diciembre de1818, Tomás González ». El documento original que nombra y que está en el Archivo Generalde Simancas es una copia. Consuelo Varela, por su parte, se apoya en dicho documento y enla primera edición impresa en Barcelona, en castellano, de 1493.13

    Véase en Daniel J. Boorstin, Los descubridores , op. cit., 1998, pág. 236; y, en ConsueloVarela, Textos y documentos completos. Relaciones de viajes, cartas y memoriale s, Madrid, Alianza Editorial, 1982, pág. 139.

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    En su primer viaje Colón está convencido de que Cuba es la provincia deMangi citada por Marco Polo y que es Tierra Firme14. Da nombres cristianos a lastierras porque toda la realidad, cualquiera que sea, está marcada por elprovidencialismo. Los tres viajes siguientes de Colón le servirán para confirmar su

    teoría asiática.De la «Carta a Luis de Santángel » se desprenden dos ideas centrales que se

    convertirán en imágenes fundacionales de América: la del indio como noble salvaje,modelo humano incorrupto por los males de la sociedad, y la de América como unatierra promisoria, repleta de riquezas y de maravillas. El fundador de esta últimaimagen es Colón.

    Por lo que respecta a la primera, Colón describe a los isleños como seresvirtuosos, felices, dóciles y sencillos:«En el mundo no hay mejor gente ni mejor tierra:ellos aman a sus prójimos como a sí mismos y tienen un habla la más dulce delmundo, y mansa, y siempre con risa ». Los retratos que hace de los indígenas tambiénson halagadores. Según Todorov, la actitud colombina parte del precepto de quien hadecidido de antemano percibir a los indígenas como a la naturaleza, «y como el tono,durante el primer viaje, es de admiración, los indios también deben ser admirativos» (Todorov, 2003: 49).

    El retrato que hace Colón de los taínos como nobles salvajes tiene su origen,según Pedro Henríquez Ureña, en una figura poética, compuesta bajo la influencia deuna tradición literaria, y persigue realzar el valor del descubrimiento (Pedro HenríquezUreña, 1949:15):

    En él encontramos hasta una preferencia por los nativos de América, basada ensu belleza física, en contraposición a los nativos de África Central, preferenciaque se repite en muchas vindicaciones de los indios y que sigue siendo bastantecomún.

    El cuadro arcádico de un espectáculo pleno, brillante y grandioso de lanaturaleza del Nuevo Mundo despertaría la atención de algunos humanistas, que seplantearán el contraste entre la barbarie y la civilización, entre el hombre natural y elcivilizado.

    14 Es interesante leer la «Información y testimonio de cómo el Almirante don Cristóbal Colón ylos que iban con él descobrieron la Tierra Firme», del 12 de junio de 1492, en Colección dedocumentos inéditos , 1873, t. XIX, pág. 509. En dicha carta, escrita por el escribano Diego dePeñalosa, se informa de cómo los marineros y grumetes que acompañaron a Colón tuvieronque jurar que aquello era la tierra firme.

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    A partir del mito del buen salvaje15, surge la utopía cristiana del NuevoMundo, por la cual Europa necesita regenerarse, y esa posibilidad se encuentra en lastierras recién descubiertas.

    Pero una lectura atenta de la «Carta a Luis de Santángel » y de sus

    posteriores escritos, como la carta del Almirante «al ama del príncipe don Juan »,revela que su autor veía de forma contradictoria a los indios.

    ¿Cómo es posible que en el pensamiento de Colón se encarnen al mismotiempo el mito del buen salvaje y una ideología esclavista? Todorov da una explicaciónarguyendo que ambos descansan en una base común «que es el desconocimiento delos indios y la negación a admitirlos como un sujeto que tiene los mismos derechosque uno mismo, pero diferente», e indica que «Colón ha descubierto América pero noa los americanos » (Todorov, 2003: 57).

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    Barcelona, Crítica, 1986.Colección de documentos inéditos relativos al descubrimiento, conquista y

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    en su mayor parte del Real Archivo de Indias , Madrid, Imprenta M. Bernaldo deQuirós, 1864-1884, 42 vols.

    15 Hay un elemento religioso y moral en la idea de que los indios son más aptos que loseuropeos para recibir el cristianismo. El enemigo peor es la civilización porque conlleva la idea

    de la propiedad privada, el afán de riquezas, la codicia y la ambición.

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    Chavarino Carmona, José, Leyes de Burgos (año 1512). El descubrimientode los derechos humanos en la conquista de América , Burgos 1991.

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    « Carta a Luis de Santángel » CRISTÓBALCOLÓN

    15 de febrero de 1493 16 Señor: Porque sé que habréis placer de la gran victoria que nuestro

    Señor me ha dado en mi viaje os escribo esta, por la cual sabréis cómo entreinta y tres días pasé a las Indias 17 con la armada que los ilustrísimos Rey yReina, nuestros señores, me dieron, donde yo hallé muy muchas islaspobladas con gente sin número, y de ellas todas he tomado posesión por Sus Altezas con pregón y bandera real extendida, y no me fue contradicho.

    A la primera que yo hallé puse nombre San Salvador, aconmemoración de su Alta Majestad, el cual maravillosamente todo esto hadado; los indios la llaman Guanahaní. A la segunda puse nombre la isla deSanta María de Concepción; a la tercera, Fernandina; a la cuarta, la Isabela; ala quinta, la isla Juana, y así a cada una nombre nuevo.

    Cuando yo llegué a la Juana, seguí yo la costa de ella al poniente y lahallé tan grande que pensé que sería Tierra Firme, la provincia de Catayo. Y

    como no hallé así villas y lugares en la costa de la mar, salvo pequeñaspoblaciones, con la gente de las cuales no podía haber habla, porque luegohuían todos, andaba yo adelante por el dicho camino, pensando de no errargrandes ciudades o villas; y al cabo de muchas leguas, visto que no habíainnovación y que la costa me llevaba al septentrión, de adonde mi voluntad eracontraria, porque el invierno era ya encarnado y yo tenía propósito de hacer del Austro, y también el viento me dio18 adelante, determiné de no aguardar otro

    tiempo y volví atrás hasta un señalado puerto, de donde envié dos hombres 19 por la tierra para saber si había Rey o grandes ciudades. Anduvieron tres

    16 «Carta del Almirante Cristóbal Colón, escrita al Escribano de Ración de los señores ReyesCatólicos», en Fernández de Navarrete, op. cit., 1825, pág. 213.17 Consuelo Varela indica que la travesía duró, efectivamente, treinta tres días, desde el 9 deseptiembre que salió de la Gomera, hasta el 12 de octubre que llegó a Guanahaní (Varela,1982: 149). Sin embargo, Fernández de Navarrete, «por la cual sabréis cómo en veinte díaspasé las Indias », indica que en el original está en números romanos muy confusos, «y debedecir setenta y un días, como se demuestra en una nota al fin de esta carta », en Fernández deNavarrete, op. cit.,1825, t. I, pág. 16718 «medio», en Fernández de Navarrete.19 Estos eran Rodrigo de Jerez y Luis de Torres.

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    jornadas y hallaron infinitas poblaciones pequeñas y gente sin número, mas nocosa de regimiento, por lo cual se volvieron.

    Yo entendía harto de otros indios, que ya tenía tomados, cómocontinuamente esta tierra era isla, y así seguí la costa de ella al Oriente cientosiete leguas, hasta donde hacía fin; del cual cabo había otra isla al Oriente,distante20 de esta diez u ocho leguas, a la cual puse luego nombre la Española;y fui allí, y seguí la parte del septentrión así como de la Juana al Oriente cientoochenta21 y ocho grandes leguas por línea recta del Oriente, así como de laJuana 22, la cual y todas las otras son fertilísimas en demasiado grado, y estaen extremo; en ella hay muchos puertos en la costa de la mar, sin comparaciónde otros que yo sepa en cristianos, y hartos ríos y buenos y grandes que esmaravilla; las tierras de ella son altas, y en ella muy muchas sierras y montañasaltísimas, sin comparación de la isla de Tenerife23 todas hermosísimas, de milhechuras, y todas andables y llenas de árboles de mil maneras y altas, yparece que llegan al cielo; y tengo por dicho que jamás pierden la hoja, segúnlo que puedo comprender, que los vi tan verdes y tan hermosos como son pormayo en España; y de ellos están floridos, de ellos con fruto, y de ellos en otrotérmino, según es su calidad. Y cantaba el ruiseñor y otros pájaros de mil

    maneras en el mes de noviembre por allí donde yo andaba. Hay palmas deseis o de ocho maneras, que es admiración verlas por la disformidad hermosade ellas, mas así como los otros árboles y frutos y hierbas. En ella hay pinaresa maravilla, y hay campiñas grandísimas, y hay miel y de muchas maneras deaves y frutas muy diversas 24. En las tierras hay muchas minas de metales yhay gente «instimabile numero»25.

    La Española es maravilla; las sierras y las montañas y las vegas y las

    campiñas y las tierras tan hermosas y gruesas para plantar y sembrar, paracriar ganados de todas suertes, para edificios de villas y lugares. Los puertos

    20 «distinta», en Varela.21 La cifra en el original, en números romanos, es setenta, pero Varela indica que debecorregirse por ochenta, «que son las que corresponden según el texto latino ».22 La repetición puede ser equivocación del copista, según Varela (1982: 141).23 «Cetrefrey», en Fernández de Navarrete.24 De esta carta proceden dos ideas que llegaron a ser lugares comunes: América como tierrade la abundancia y el indio como noble salvaje. De aquí surge la idea renacentista del buensalvaje, modelo humano incorrupto por los vicios de la sociedad, que luego retomarán eliluminismo, el movimiento indigenista y el neoindigenista. Asimismo, Colón describe las islasdel archipiélago Caribe como un paraíso de abundancia y de eterna primavera.25 Es expresión latina (Job , 36, 26).

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    de la mar, aquí no habría creencia sin vista, y de los ríos muchos y grandes ybuenas aguas, los más de los cuales traen oro. En los árboles y frutos yhierbas hay grandes diferencias de aquellos de la Juana. En esta hay muchasespecierías y grandes minas de oro y de otros metales. La gente de esta isla yde todas las otras que he hallado y he habido noticia, andan todos desnudos,hombres y mujeres, así como sus madres los paren, aunque algunas mujeresse cobijan un solo lugar con una hoja de hierba o una cosa de algodón quepara ello hacen. No tienen hierro, ni acero, ni armas, ni son para ello; noporque no sea gente bien dispuesta y de hermosa estatura, salvo que son muytemerosos a maravilla. No tienen otras armas salvo las armas de las cañascuando están con la simiente, a la cual ponen al cabo un palillo agudo, y noosan usar de aquéllas, que muchas veces me acaeció enviar a tierra dos o treshombres a alguna villa para haber habla, y salir a ellos de ellos sin número, ydespués que los veían llegar huían a no aguardar padre a hijo. Y esto noporque a ninguno se haya hecho mal, antes a todo cabo adonde yo hayaestado y podido haber habla, les he dado de todo lo que tenía, así paño comootras cosas muchas, sin recibir por ello cosa alguna, más son así temerosos sinremedio. Verdad es que, después que aseguran y pierden este miedo, ellos

    son tanto sin engaño y tan liberales de lo que tienen, que no lo creería si no elque lo viese. Ellos de cosa que tengan, pidiéndosela, jamás dicen que no,antes convidan a la persona con ello, y muestran tanto amor que darían loscorazones, y quieren sea cosa de valor, quier sea de poco precio, luego, porcualquier cosa de cualquier manera que sea que se les dé, por ello soncontentos. Yo defendí que no se les diesen cosas tan viles 26 como pedazos deescudillas rotas y pedazos de vidrio roto y cabos de agujetas; aunque cuando

    ellos esto podían llegar, les parecía haber la mejor joya del mundo: que seacertó haber un marinero por una agujeta de oro peso de dos castellanos ymedio, y otros de otras cosas, que muy menos valían, mucho más. Ya porblancas nuevas daban por ellas todo cuanto tenían, aunque fuesen dos ni trescastellanos de oro, o una o dos de algodón hilado. Hasta los pedazos de losarcos rotos de las pipas tomaban y daban lo que tenían como bestias. Así queme pareció mal y yo lo defendí. Y daba yo graciosas mil cosas buenas que yo

    26 «ceviles», en Fernández de Navarrete; «civiles», en Consuelo Varela.

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    llevaba porque tomen amor. Y allende de esto se harán cristianos, que seinclinan al amor y servicio de Sus Altezas y de toda la nación castellana; yprocuran de ayudar y de nos dar de las cosas que tienen en abundancia quenos son necesarias. Y no conocían ninguna secta ni idolatría, salvo que todoscreen que las fuerzas y el bien es en el cielo, y creían muy firme que yo conestos navíos y gente venía del cielo y en tal acatamiento me recibían en todocabo después de haber perdido el miedo. Y esto no procede porque seanignorantes, salvo de muy sutil ingenio, y hombres que navegan todas aquellasmares, que es maravilla la buena cuenta que ellos dan de todo, salvo porquenunca vieron gente vestida ni semejantes navíos.

    Y luego que llegué a las Indias, en la primera isla que hallé, tomé porfuerza algunos de ellos para que deprendiesen y me diesen noticia de lo quehabía en aquellas partes, y así fue que luego entendieron y nos a ellos cuandopor lengua27 o señas; y estos han aprovechado mucho. Hoy en día los traigo que siempre están de propósito que vengo del cielo, por mucha conversaciónque hayan habido conmigo. Y estos eran los primeros a pronunciarlo adondeyo llegaba, y los otros andaban corriendo de casa en casa y a las villascercanas con voces altas: «Venid a ver la gente del cielo». Y así todos,hombres como mujeres, después de haber el corazón seguro de nos, veníanque no quedaba grande ni pequeño, que todos traían algo de comer y debeber, que daban con un amor maravilloso. Ellos tienen en todas las islas muymuchas canoas a manera de fustas de remo, de ellas mayores, de ellasmenores, y algunas y muchas son mayores que una fusta de dieciocho bancos.No son tan anchas, porque son de un solo madero, mas una fusta no tendrácon ellas al remo, porque van que no es cosa de creer, y con estas navegantodas aquellas islas, que son innumerables y traen sus mercaderías. Algunasde estas canoas he visto con setenta 28 y ochenta hombres en ellas y cada unocon su remo.

    En todas estas islas no vi mucha diversidad de la hechura de la gente,ni en las costumbres ni en la lengua, salvo que todos se entienden, que es

    27 « lenguas », en Fernández de Navarrete28 « sesenta », en Fernández de Navarrete.

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    cosa muy singular para lo que espero que determinarán Sus Altezas: para laconversión de ellos a nuestra santa Fe, a la cual son muy dispuestos.

    Ya dije cómo yo había andado ciento siete leguas por la costa del mar,por la derecha línea de Occidente a Oriente, por la isla Juana. Según el cualcamino puedo decir que esta isla es mayor que 29 Inglaterra y Escocia juntas,porque allende de estas ciento siete leguas me quedan de la parte del Ponientedos provincias que yo no he andado, la una de las cuales llaman Auan adondenace la gente con cola 30. Las cuales provincias no pueden tener en longuramenos de cincuenta o sesenta leguas, según puedo entender de estos indiosque yo tengo, los cuales saben todas las islas. Esta otra Española en cercotiene más que la España toda desde Colunia 31 por costa de mar hastaFuenterrabía en Vizcaya, pues en una cuadra anduve ciento ochenta 32 y ochograndes leguas por recta línea de Occidente a Oriente. Esta es para desear yvista es para nunca dejar. En la cual, puesto que de todas tenga tomadaposesión por Sus Altezas y todas sean más abastadas de lo que yo sé y puedodecir, y todas las tengo por de Sus Altezas, que de ellas pueden disponer comoy tan cumplidamente como de los reinos de Castilla, en esta Española, en ellugar más convenible y mejor comarca para las minas de oro y de todo trato,

    así de la Tierra Firme de acá como de aquella de allá del Gran Can, adondehabrá gran trato y ganancia, he tomado posesión de una villa grande a la cualpuse nombre la Villa de Navidad, y en ella he hecho fuerza y fortaleza, que yaa estas horas estará del todo acabada, y he dejado en ella gente que bastapara semejante hecho, con armas y artillerías y vituallas para más de un año, yfusta y maestro de la mar en todas artes para hacer y grande amistad con elRey de aquella tierra, en tanto grado que se preciaba de me llamar y tener por

    hermano. Y aunque le mudase la voluntad a ofender esta gente, él ni los suyosno saben que son armas, y andan desnudos como ya he dicho, y son los mástemerosos que hay en el mundo, así que solamente la gente que allá queda espara destruir toda aquella tierra, y es isla sin peligro de sus personassabiéndose regir.

    29 «ellas», en Fernández de Navarrete.30 Fantasía puede que debida a la creencia de los indios o a que Colón, al no entenderles,linterpreta mal o inventa.31

    Colunia en las ediciones de Varela (1982, 212) y de Fernández de Navarrete (1987: 216). Enlos textos castellanos, Colunya está por Corunya, la Coruña.32 «treinta», en Fernández de Navarrete.

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    En todas estas islas me parece que todos los hombres son contentoscon una mujer, y a su mayoral o Rey dan hasta veinte. Las mujeres me pareceque trabajan más que los hombres, ni he podido entender si tienen bienespropios, que me pareció ver que aquello que uno tenía todos hacían parte, enespecial de las cosas comederas.

    En estas islas hasta aquí no he hallado hombres mostrudos, comomuchos pensaban, mas antes es toda gente de muy lindo acatamiento, ni sonnegros como en Guinea, salvo con sus cabellos corredíos y no se crían adondehay espeto 33 demasiado de los rayos solares; es verdad que el sol tiene allígran fuerza, puesto que es distante de la línea equinoccial veintiséis grados. Enestas islas, adonde hay montañas grandes, ahí tenía fuerza el frío esteinvierno, más ellos lo sufren por la costumbre y con ayuda de las viandas,como son especias muchas y muy calientes en demasía. Así que monstruos nohe hallado ni noticia, salvo de una isla que es Caribe 34, la segunda a la entradade las Indias, que es poblada de una gente que tienen en todas las islas pormuy feroces, los cuales comen carne humana. Estos tienen muchas canoas,con las cuales recorren todas las islas de India, roban y toman cuanto pueden.Ellos no son más disformes que los otros, salvo que tienen costumbre de traer

    los cabellos largos como mujeres y usan arcos y flechas de las mismas armasde cañas con un palillo al cabo por defecto de fierro que no tienen. Son ferocesentre estos otros pueblos que son en demasiado grado cobardes, mas yo nolos tengo en nada más que a los otros. Estos son aquellos que tratan con lasmujeres de Matinino35, que es la primera isla partiendo de España para lasIndias que se halla, en la cual no hay hombre ninguno. Ellas no usan ejerciciofemenil, salvo arcos y flechas, como los sobredichos de cañas, y se arman y

    cobijan con láminas de alambre36, del que tienen mucho. Otra isla me aseguran mayor que la Española, en que las personas no

    tiene ningún cabello. En esta hay oro sin cuento, y de esta y de las otras traigoconmigo indios para testimonio.

    33 Vocablo utilizado antiguamente con el significado de asador.34 « una isla aquí es la segunda cala, entrada de las Indias », en Fernández de Navarrete35 «Estos son aquellos que trocaban las mujeres de matrimonio, que es la primera... », enFernández de Navarrete. Colón en su Diario habla de una isla poblada de mujeres que es laactual Martinica.36 Planchas de cobre.

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    En conclusión, a hablar de esto solamente que se ha hecho este viajeque fue así de corrida, pueden ver Sus Altezas que yo les daré oro cuantohubieren menester con muy poquita ayuda que Sus Altezas me darán ahora,especiería y algodón cuanto Sus Altezas mandaren y almáciga cuantamandaren cargar y de la cual hasta hoy no se ha hallado salvo en Grecia y enla isla de Xío, y el Señorío la vende como quiere, y liñáloe cuanto mandarencargar y esclavos cuantos mandaren cargar 37, y serán de los idólatras. Y creohaber hallado ruibarbo y canela y otras mil cosas de sustancia hallaré quehabrá hallado la gente que yo allá dejé, porque yo no me he detenido enningún cabo, en cuanto el viento me haya dado ocasión de navegar: solamenteen la Villa de Navidad, en cuanto dejé asegurado y bien asentado. Y la verdad,mucho más hiciera si los navíos me sirvieran como razón demandaba.

    Esto es harto y ! 38 eterno Dios Nuestro Señor, el cual da a todosaquellos que andan su camino victoria de cosas que parecen imposibles. Yesta señaladamente fue la una, porque aunque de estas tierras hayan habladootros, todo va por conjetura sin alegar de vista, salvo comprendiendo, tanto quelos oyentes los más escuchaban y juzgaban más por habla que por otra cosade ello. Así que pues Nuestro Redentor dio esta victoria a nuestros ilustrísimos

    Rey y Reina y a sus reinos famosos de tan alta cosa, adonde toda lacristiandad debe tomar alegría y hacer grandes fiestas y dar gracias solemnesa la Santa Trinidad con muchas oraciones solemnes, por el tantoensalzamiento que habrán juntándose tantos pueblos a nuestra santa fe, ydespués por los bienes temporales que no solamente a la España, mas todoslos cristianos tendrán aquí refrigerio y ganancia. Esto, según el hecho, así enbreve39.

    Hecha en la carabela sobre las islas de Canaria, a quince de febrerode noventa y tres 40.

    Ánima41 que venía dentro de la carta

    37 Aquí se pone en evidencia el propósito de Colón de llevar indios como esclavos a España,igual que habían hecho los portugueses al admitir la conversión y la esclavitud al mismotiempo.38 «Esto es cierto y», en Fernández de Navarrete39 «Esto segundo ha hecho ser muy breve », en Fernández de Navarrete40

    Las islas que vieron no eran las Canarias, sino las Azores o Terceras, en Martín Fernándezde Navarrete.41 Es el papel escrito que se introducía una vez cerrada la carta.

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    Después de esta escrita y estando en mar de Castilla, salió tantoviento conmigo Sur y Sudeste, que me ha hecho descargar los navíos, perocorrí aquí42 en este puerto de Lisboa hoy, que fue la mayor maravilla delmundo, adonde acordé escribir a Sus Altezas. En todas las Indias he siemprehallado los temporales43 como en mayo. Adonde yo fui en treinta y tres días yvolví en veintiocho44, salvo que estas tormentas me han detenido catorce díascorriendo por esta mar. Dicen acá todos los hombres de la mar que jamás hubotan mal invierno, ni tantas pérdidas de naves.

    Hecha a catorce días de marzo 45.

    42 «por correr aquí», en Fernández de Navarrete.43 «los tiempos», en Fernández de Navarrete.44 « Adonde yo fui en noventa y tres días y volví en setenta y ocho salvo... ». En Fernández deNavarrete. En una nota a pie señala este que «así parece que dice en el original en donde estáescrito en números romanos y enmendados, pero habiendo salido Colón de la barra de Saltesel 3 de agosto y desembarcado en la Isla de Sr. Salvador, el 12 de octubre, es claro que debencontarse setenta y un días de viaje a la idea, y cuarenta y ocho a la vuelta, contando desde el16 de enero en que salió del golfo de las Flechas hasta el 4 de marzo que entró en el río deLisboa».45

    14 de marzo, también en Consuelo Varela. En el original, en números romanos y de maneraconfusa, parece poner 14. Fernández de Navarrete señala que «bien examinada, no puede sersino del 4 de marzo».

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