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1 Herrán, A. de la (2009). Técnicas de enseñanza basadas en la exposición y la participación (pp. 251-278). En J. Paredes (Coord.), A. de la Herrán (Coord.), M.Á. Santos Guerra, J.L. Carbonell, y J. Gairín, La práctica de la innovación educativa. Madrid: Síntesis. Capítulo 14. Técnicas de enseñanza basadas en la exposición y la participación Si autores reconocidos como A. Medina, M. Á. Zabalza, C. Marcelo o S. de la Torre entienden que el aprendizaje compartido está estrechamente vinculado a la innovación, de forma contrapuesta a las explicaciones docentes (S. de la Torre y V. Violant, 2003, p. 31), quizá sea, entre otras cosas, porque no se ha innovado lo suficiente en el método expositivo. Estos autores señalan que la persona se aburre cuando está pasiva; pero es muy difícil que se aburra quien está jugando un partido, participando en un debate o empeñado en realizar algo nuevo. Nuestra percepción es otra: una persona que realice cualquier actividad puede experimentar cualquier tipo de sensaciones. Todo dependerá de su motivación y de la circunstancia. 14.1. Consideraciones sobre la exposición docente El espíritu didáctico de la exposición docente queda bien reflejado en esta curiosa cita: El doctor Jonson, arcediano de Niasa, ha escrito un libro sobre los pueblos africanos. Ha vivido entre ellos, y los ha observado durante cuarenta y nueve años. Y cuenta que cuando un orador habla por largo rato en las reuniones de cierta tribu del Gwangwara, el auditorio le hace callar gritando: “¡Imetosha!”, “¡Imetosha!”, que significa “¡Suficiente!”, “¡Suficiente!”. Otra tribu permite que el orador hable por cuanto pueda mantenerse sobre un solo pie. Cuando el dedo gordo del otro pie toca el suelo, sanseacabó. Tiene que retirarse (Dale Carnegie). La técnica expositiva es una técnica fundamental. Presupone que los receptores interpretan o pueden interpretar lo que se comunica. Su versión tradicional asocia una interacción verbalista, directiva y unívoca, disciplinar, conceptual y abstracta que asocia abandono pedagógico, tanto en su lectura metodológica como personal y afectiva. Puede asociar limitaciones en cuanto a su potencialidad comunicativa, evaluativa, motivadora, inductora de

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Herrán, A. de la (2009). Técnicas de enseñanza basadas en la exposición y la participación (pp. 251-278). En J. Paredes (Coord.), A. de la Herrán (Coord.), M.Á. Santos Guerra, J.L. Carbonell, y J. Gairín, La práctica de la innovación educativa. Madrid: Síntesis.

Capítulo 14.

Técnicas de enseñanza basadas en la exposición y la participación

Si autores reconocidos como A. Medina, M. Á. Zabalza, C. Marcelo o S. de la Torre

entienden que el aprendizaje compartido está estrechamente vinculado a la innovación, de

forma contrapuesta a las explicaciones docentes (S. de la Torre y V. Violant, 2003, p. 31),

quizá sea, entre otras cosas, porque no se ha innovado lo suficiente en el método expositivo.

Estos autores señalan que la persona se aburre cuando está pasiva; pero es muy difícil que se

aburra quien está jugando un partido, participando en un debate o empeñado en realizar algo

nuevo. Nuestra percepción es otra: una persona que realice cualquier actividad puede

experimentar cualquier tipo de sensaciones. Todo dependerá de su motivación y de la

circunstancia.

14.1. Consideraciones sobre la exposición docente

El espíritu didáctico de la exposición docente queda bien reflejado en esta curiosa cita:

El doctor Jonson, arcediano de Niasa, ha escrito un libro sobre los pueblos africanos. Ha vivido entre ellos, y los ha

observado durante cuarenta y nueve años. Y cuenta que cuando un orador habla por largo rato en las reuniones de cierta

tribu del Gwangwara, el auditorio le hace callar gritando: “¡Imetosha!”, “¡Imetosha!”, que significa “¡Suficiente!”,

“¡Suficiente!”. Otra tribu permite que el orador hable por cuanto pueda mantenerse sobre un solo pie. Cuando el dedo

gordo del otro pie toca el suelo, sanseacabó. Tiene que retirarse (Dale Carnegie).

La técnica expositiva es una técnica fundamental. Presupone que los receptores interpretan o

pueden interpretar lo que se comunica. Su versión tradicional asocia una interacción

verbalista, directiva y unívoca, disciplinar, conceptual y abstracta que asocia abandono

pedagógico, tanto en su lectura metodológica como personal y afectiva. Puede asociar

limitaciones en cuanto a su potencialidad comunicativa, evaluativa, motivadora, inductora de

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autonomía, demostradora de respeto didáctico, de atención individual, etc. Se dirige al estudio

individual para un examen sobre lo expuesto. Las tutorías, si tienen lugar, se orientan al

control o asesoría docente y a la consulta no pocas veces defensiva del estudiante. Las

motivaciones docentes por las que se utiliza masivamente se suelen basar en algunas de estas

causas: inercia de la propia vivencia didáctica, comodidad docente, desconocimiento de otras

metodologías y técnicas, sincera confianza en la validez del método, prisa… En educación, la

línea recta no suele ser el camino más corto: unas veces, atajar es llegar antes, pero otras,

atajar es no llegar.

Con todo, podemos reconocer algunos reduccionismos y falsedades bastante extendidas en

torno a la exposición docente. Una exposición magistral no es una conducta que pueda

juzgarse con simpleza. Es preciso relativizar las experiencias y las razones si queremos

desembocar en percepciones complejas. A la luz de esta caución, proponemos algunas

reflexiones en torno al método expositivo:

a) Las mejores exposiciones suelen coincidir con los mejores ponentes, no con excepcionales

acciones. Una clase magistral, si es verdaderamente magistral, es un lujo, y según con qué

finalidad educativa, un método y una técnica idónea. Pero es preciso que incluya una serie

de características: motivadora, amena, respetuosa, vinculada a las actividades siguientes y

de una extensión e intensidad ajustada a la curva media de concentración de los alumnos.

b) La clase magistral que es acorde con las edades e intereses de los alumnos de referencia

puede ser una técnica generadora de intensa actividad intelectual, altamente formativa. Si

bien puede entenderse que favorece a priori el aprendizaje significativo por recepción

(D.P. Ausubel, 1968), creemos que una buena exposición o sistema expositivo puede ser

también una fuente de intenso aprendizaje por descubrimiento, ya que puede traducirse en

apertura, sugerencia, reflexión creativa, crítica, elaboración alternativa, etc. Además,

puede ser impactante y muy transformadora, inmediatamente o a medio o largo plazo,

siempre que se asuma como punto de partida, y no como desembocadura. A todo ello

ayudará que el docente sea culto, empático, que se exprese con riqueza verbal adecuada,

que relacione conocimientos y ámbitos y facetas del conocimiento, que eduque la razón,

que induzca a la duda fértil, que respete al alumno desde su metodología, y que la

enriquezca con alguna técnica didáctica interactiva o favorecedora del trabajo autónomo.

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La exposición, como decimos, no tiene por qué ser una técnica diferenciada hasta la

dualidad.

c) Puede asociar una comprensión significativa y contribuir a elaboraciones cognoscitivas

creativas (alternativas, flexibles, inquiridoras, críticas…).

d) La exposición docente no ha de ser un acto unívoco de quien expone a los participantes.

La exposición docente puede estar orientada a la sistematización y apertura del

conocimiento, a la crítica, el cuestionamiento, la provocación, la interrogación y la

aclaración, y a la comunicación y participación de los alumnos. De hecho, aunque la

referencia pueda ser su formato tradicional, no suele tener lugar de forma pura: puede

incorporar pautas motivadoras, combinarse o formar parte de otras técnicas anejas

interactivas que gravitarán en torno al discurso docente o se orientarán a una posterior

interacción, a aprendizaje grupal y autónomo e incluso transdisciplinar.

e) Además, las técnicas interactivas y de descubrimiento, así como las técnicas de trabajo

individual o autónomo, pueden incluir secuencias de exposición docente como

componente explicativo y evaluativo mayores o menores.

f) Por último, es erróneo identificar la exposición como una actuación privativa del docente.

La exposición, si a alguien ha de asimilarse, es a quien expone y comunica conocimientos:

docente, alumnos, padres, profesionales, etc. Piénsese, por ejemplo, en las técnicas

basadas en la exposición del alumno, como las “conferencias” (C. Freinet) o las

comunicaciones, que serán para los ponentes experiencias creativas de primer orden en las

que, además, desarrollarán una responsabilidad comunicativa especial.

14.2. Mejora del método expositivo

La mejora del método expositivo se puede centrar tanto en los contenidos comunicados como

en la actuación expositiva. Puede incorporar elementos que impliquen mayor amenidad,

motivación, comprensión y actividad mental, tanto receptiva como creativa. He aquí algunas

propuestas concretas para la mejora de su práctica:

a) Preparar bien la clase: si no está bien preparada, puede transmitirse inseguridad y ser

causa indirecta de torpeza en el manejo de recursos, peor desarrollo comunicativo,

desatención e indisciplina de los alumnos y peor disposición para la clase siguiente

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b) Cuidar los comienzos (el primer minuto), porque su calidad puede condicionar el resto de

la clase: puntualidad de todos, empezar cuando haya silencio, saludar o propiciar un inicio

afectivo, propiciar el contacto visual (más allá de la “T” invertida), etc.

a. Facilitar la comprensión inicial acotando el tema, haciendo una buena pregunta

con capacidad organizadora, de apertura y de relación posible, proponiendo o

interpretando una metáfora, ofreciendo la clave explicativa de la sesión (el

objetivo de la clase o una meta accesible, un ejemplo, su importancia o valor

relativo, su importancia paradójica: cómo siendo muy atendido es poco relevante,

o está desatendido si es relevante), definiendo los aspectos principales, señalando

sus aspectos problemáticos, destacando la funcionalidad (profesional, cotidiana,

científica...), cerciorándose de que lo que se plantea se ha comprendido, etc.

b. Emplear otras técnicas de motivación inicial, como una entrada inesperada,

haciendo una pregunta chocante, retando, desafiando, asombrando, inquietando,

requiriendo, analizando, sintetizando, criticando, dudando, formulando

contradicciones, incurriendo en errores para llamar la atención, transformando en

juego, interrumpiendo la clase y cambiando de rumbo por alguna razón o dato

evaluativo, estableciendo una relación inusual, etc.

c. Relacionar el nuevo contenido con ideas previas disponibles o ausentes, por

ejemplo, retomando aprendizajes anteriores, apoyándose en “organizadores

avanzados”, “mapas conceptuales”, “mentefactos” (M. de Zubiría, 1999,1999b),

“evaluaciones de un minuto”, “evaluaciones de una palabra”, etc., para partir de

sus respuestas, de su nivel real, de sus intereses o situaciones vitales,

profundizando en sus ideas previas, haciendo establecer alguna relación, invitando

a construir un símil, un “organizador previo” o un “mentefacto”, situando el

contenido en mayores marcos de complejidad, etc. Ahormar la exposición en

conocimientos y síntesis ricas, cultas, meditadas, cuidadas, actuales, teniendo

presente la evolución histórica de la disciplina, su epistemología (fundamentos y

métodos del conocimiento científico) y su futuro posible, etc.

c) Desarrollando una comunicación didáctica sensible, tanto desde la perspectiva del

planteamiento didáctico como de pequeños detalles: 1) Desarrollar las exposiciones

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teniendo en cuenta por empatía comunicativa la incidencia del proceso comunicativo en el

clima social afectivo del grupo y su efecto en la receptividad de los alumnos. 2)

Responder sensiblemente a las intervenciones de los alumnos favoreciendo desde la

expectativa positiva, la autoestima y la experiencia de éxito de quienes participan

mediante un trato correcto y personal, reconociéndolas, valorándolas, relacionándolas con

otros contenidos de la misma o de otras disciplinas, incorporando, reciclando y

enriqueciendo el valor de las aportaciones al discurso didáctico común, responder con

precisión a las preguntas, evitando con tacto que se monopolice la palabra, distribuyendo

la atención a todos los alumnos, ofreciendo ayuda para aclarara dudas, orientar a quien lo

precisa, etc.

d) Pretender comunicar, a la vez, claridad e inquietud por el conocimiento, para generar

creatividad e iniciar procesos que pueden continuar desde otras técnicas didácticas

e) Realizar acciones que puedan apoyar y motivar la atención del alumno: escribir en la

pizarra un esquema o proyectarlo (vídeo, diapositivas…) -de modo que su utilización sea

didáctica y no egocéntrica (para sí): piénsese en algunas diapositivas…-, preguntar a

algún alumno, modificar el plan de la clase o la organización física del aula, expresar

sentirse afectado, planificar y acordar con los alumnos la forma de proceder, invitar a

realizar preguntas, poner ejemplos, etc.

f) Desarrollar una comunicación amena que ayude a concentrarse: de forma lógica, con una

duración adecuada, atendiendo al ritmo expositivo (medio-alto, sin irregularidades,

detenimientos, acelerones, distracciones), con una rica comunicación verbal y coherencia

no verbal, haciendo preguntas que ayuden a reflexionar, evitando las preguntas

impersonales y las respuestas a coro, favoreciendo que cada uno se pregunte y/o se

responda, pidiendo aclaraciones, aclarando, dosificando los voluntarios, ofreciendo breves

espacios para la iniciativa del alumno y cambiándolo según las necesidades del

aprendizaje, percibido mediante evaluación formativa, recapitulando parcialmente, etc.

g) Indicar tareas presenciales y trabajos no presenciales definiendo con los alumnos las

pretensiones, contenidos, actividades y fases, dialogando sobre los recursos y el tiempo

disponible, aclarando los criterios y técnicas de evaluación.

h) Proponiendo actividades variadas que requieran procesos distintos como hablar, escuchar,

consultar, leer, graficar, escribir, etc., convergentes (reflexión, refuerzo, consolidación,

respuestas únicas, etc.) y divergentes (descubrimiento, relación, preguntas, ampliaciones,

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resolución de problemas abiertos, etc.), disciplinares y supradisciplinares, globales,

minuciosas y prácticas (Thorndike), supervisando durante la tarea que se ha comprendido,

dialogando con todos los grupos para que se sientan atendidos, cuidando la colocación

docente (se recomienda atender desde la parte externa del aula y mirando hacia adentro),

teniendo en cuenta la duración de las actividades, favoreciendo agrupamientos distintos

(individuales, parejas, pequeño grupo, colectivas y cooperativas), idénticas o

diferenciadas, para el aula y fuera de ella, obligatorias, de refuerzo y de ampliación, etc.

i) Terminar la sesión acompasando la bajada de concentración y desestructuración de la

atención con acciones adecuadas: recapitulando y cerrando, relacionando lo expuesto y

realizado con el objetivo o en su caso con el “organizador avanzado”, haciendo ver lo que

se ha avanzado con relación a ese objetivo, invitando a hacer un mapa conceptual de lo

visto, relacionando lo analizado con la clase siguiente, lanzando algún reto, pregunta, idea

inacabada y propuesta para la reflexión para enlazar con la clase siguiente y ser retomado

en ésta, hablando de técnicas y actividades que se realizarán en clases posteriores,

asignando tareas no presenciales para afianzar la comprensión, realizando una “evaluación

en 1 minuto”, dialogando aparte con quienes no han participado

j) Incluir o desembocar en técnicas interactivas auxiliares que contribuyan a la motivación

por aportar variedad metodológica.

La práctica del respeto didáctico o la ausencia de egocentrismo personal o colectivo en la

enseñanza se puede poner en práctica en la exposición docente, desde varias perspectivas muy

relacionadas entre sí:

a) Desde un planteamiento didáctico general: 1) Formándose continuamente y

reflexionando, investigando y redefiniendo la propia enseñanza. 2) Renunciando al

adoctrinamiento: No subordinando o instrumentando la educación a favor del

adoctrinamiento o la parcialidad, bien por intereses o premisas institucionales, políticos-

egocéntricos, científicas, bien por convicciones privadas, políticas o religiosas (García

Morente), con independencia de su aceptación o apoyo social, evitando la creación de

necesidades (extrínsecas) de sesgo y la nutrición de ego colectivo. Por tanto, desarrollando

una ‘enseñanza sin calificativos’ (Ferrer i Guardia). 4) Conceptuando la comunicación

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didáctica relevante como proceso de interiorización y progresiva toma de conciencia a

realizar durante toda la vida con maestros diversos, etc.

b) Desde una perspectiva metodológica, de un modo general, Colocando la enseñanza en

función de la formación, desarrollando la comunicación didáctica desde el conocimiento,

no desde los contenidos. Más precisamente: 1) Atendiendo el clima social del aula y la

motivación formativa del alumno. 2) Siendo consciente de la ejemplaridad y el

consecuente propio cultivo y desarrollo personal de uno mismo como docente. 3) Evitar

instruir respondiendo continuamente a ninguna pregunta, teniendo en cuenta que “los

métodos poderosos de enseñar quitan al alumno todo el mérito de aprender” (B.F.

Skinner). 4) Evitando querer cosechar pronto lo que se enseña, ni sembrar

inmediatamente lo que se aprende. 5) Conceptuando la enseñanza como un punto de

partida personal, no como una desembocadura grupal. 6) Escuchando a los alumnos antes

de decidir. 7) Planificando las clases, especialmente las cuestiones críticas o profundas. 8)

Reconociendo los esfuerzos de los alumnos por formarse más allá de los contenidos,

comunicando expectativas de éxito y apoyando los procesos de madurez y evolución

personal. 9) Educando en la duda, la crítica, la creatividad, la humildad, la paciencia, la

perseverancia y el pensamiento autónomo. 10) Apoyando el estudio y el trabajo personal

como vía de interiorización creativa y de madurez personal. 11) Educando para la

universalidad. Por tanto, respetando las actitudes parciales. 12) Enseñando a cuestionarlo

todo y en razonar por uno mismo lo mejor posible. 13) Desplegando una variedad amplia

de opciones metodológicas. 14) Ofreciendo al alumno diástoles o lapsos para sus

elaboraciones sin premuras sobre todo para aprendizajes delicados. 15) Evitando

entrometerse o violentar su aprendizaje autónomo. 16) No incurriendo en sesgo evaluativo

de ningún tipo. 17) Enseñando al alumno a autoevaluarse. 18) Enseñando al alumno a

utilizar su procesamiento inconsciente de la información en función de la productividad y

educación de su razón, etc.

c) Desde los contenidos en sí: 1) Enseñando (mostrando) con equilibrio, sin predisposición,

prejuicio, ocultación o tergiversación del objeto, evitando comunicar partes por el todo o

desarrollar “parcializaciones de lo universal o de lo aceptado” (A. de la Herrán, e I.

González, 2002). O sea, anhelando la ecuanimidad informativa y expresiva, pretendiendo

desarrollos objetivos, neutrales, completos y complejos. En su caso, ofreciendo datos

neutralizantes o compensadores de sesgo, evitando precipitar razones en modelos duales,

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soluciones definitivas, certezas aseguradas, etc. Cuando menos, expresando las propias

cojeras (Carr), o sea, indicando que unos piensan esto, que otros proponen aquello, que los

demás creen otras cosas, que el profesor tiene tal sesgo, pero que lo que más importa es lo

que cada alumno vaya generando y construyendo. 2) Favoreciendo el descubrimiento

personal y colectivo de relaciones y vínculos, conociendo ecuánimemente lo que otros (de

todas las opciones, tendencias e ismos) han aportado, sin apegarse definitivamente a

modos de ver o de hacer. En su caso, enseñar que cada uno de esos modos es uno entre

varios. 3) Enseñando a dudar, relativizando observaciones, evidencias, conclusiones, etc.,

practicando la lógica dialéctica, percibiendo las opciones en términos de

complementariedad o desde las síntesis posibles, destacando lo que aúna y minimizando

lo desemejante. Inducir a la desidentificación de lo parcial y a la reidentificación en

unidades de complejidad superior, enseñando a ‘desaprender significativamente’ de este

modo. 4) Proponiendo vínculos disciplinares o supradisciplinares: multi, ínter, trans o

metadisciplinares, procurando la menor incoherencia entre intencionalidad consciente e

inconsciente, y entre contenido, comportamiento docente y planteamiento educativo. 5)

Relacionando el contenido específico con los temas perennes. A saber, el

autoconocimiento, la madurez personal, la posible evolución humana, la humanidad, la

muerte, la universalidad, la educación de la conciencia, etc.

14.3. Técnicas de enseñanza para apoyar la exposición docente

Mentefactos

El ‘pensamiento conceptual’ es, a juicio de J. Huxley (1967), la característica mayor del ser

humano como especie: “La primera característica humana, y la de más evidente originalidad,

es su capacidad de pensamiento conceptual; si se prefiere una expresión objetivada,

aludiremos a su empleo del lenguaje verdadero [...]. El verdadero lenguaje implica el uso de

signos verbales para los objetos, y no simplemente los sentimientos” (p. 9). La anterior podría

ser una de las motivaciones que llevaron a M. de Zubiría Samper (1999, 1999b) a desarrollar

esta herramienta de conocimiento desde el marco de su “Pedagogía Conceptual”.

Probablemente sean antecedentes de los mentefactos autores que han estudiado la “formación

de conceptos”, como Bruner, Austin, Goodnow, Ausubel, Novak, Eggen, D. Kauchak, y R.J.

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Harder, Merril y Reigeluth, etc., otros tratados en el trabajo de P. Langford (1990) y, más

atrás, las “formas de asociación” para el recuerdo de investigadores citados en E. Clapàrede

(1907), como Aschaffenburg, Münsterberg, Bourdon, Ziehen o Ranschburg.

En contraposición con los artefactos (trastos, aparatos, máquinas…), que son objetales, los

mentefactos pretenden ser ideogramas, esquemas de pensamientos. Se corresponden con el

modo en que los conceptos están representados y se relacionan entre sí en la mente. Un

concepto se refiere a lo conocido y a lo desconocido: englobaría sustantivos, adjetivos,

hechos, acontecimientos, principios, características, valores, etc. y a unidades semánticas

equivalentes. Se refiere al modo en que, desde la más tierna infancia y progresivamente, el

cerebro interioriza y organiza significativamente y de un modo natural (lógico) cualquier

concepto, en el contexto de la red semántica que compartimos con los demás y desde la que

nos comunicamos. En primer término, un mentefacto es un diagrama que representa una

conceptuación, o sea, la estructura interna y externa de un concepto. Relaciona ideas

potencialmente significativas con el concepto que se va a aprender, expresándolas como

unidad semántica compleja. La consideramos una propuesta de definición de la ‘molécula del

conocimiento conceptual’. Pero su interés para la Pedagogía y en concreto para la Didáctica

radica en poder ser un instrumento útil para enseñar y aprender conceptos (particulares o

genéricos) de un modo sencillo, comprensivo, duradero y abierto.

La hipótesis sobre la que se plantea su utilidad posible es que un mentefacto delimita bien

cualquier concepto de cualquier disciplina. Si lo hace, puede contribuir a que el conocimiento

conceptual de una persona se clarifique, y a que con mayor definición pueda comunicar su

claridad a los demás. Si esta persona es un profesor, un padre, un alumno, etc. su

potencialidad didáctica está servida. En definitiva, pueden ser herramientas eficaces del

conocimiento orientadas a la mejor comprensión de conceptos. Su finalidad didáctica básica

es, pues, servir para la enseñanza-aprendizaje significativa de un concepto. Y lo hace

mediante la objetivación de una serie de preguntas obvias basadas en operaciones lógicas y la

observación de la realidad. A saber: cualquier concepto está incluido en otros, engloba a

otros, tiene una serie de características, incluye ejemplos y se define por su similitud,

diferencia u oposición con otros conceptos cercanos. Si trasladamos estas operaciones a un

esquema, nos resultará algo semejante a la figura

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.

Conceptos semejantes o

distintos (exclusiones)

Categoría envolvente (supraordinada)

Clases o categorías inmediatamente incluidas

(infraordinadas o subordinadas)

Cualidades, propiedades o características

CONCEPTO

Figura 14.1. Estructura de un mentefacto

Analicemos brevemente el diagrama:

- Norte: Responde a la pregunta: “¿En qué categoría inmediatamente superior se engloba el

concepto que se va a aprender?” o “¿Qué concepto incluye directamente al que se va a

aprender?”. Dado un concepto cualquiera, es posible encontrar muchos otros conceptos

envolventes o categorías superiores a él. Se trata de incluir la clase o el concepto

inmediatamente envolvente, la categoría superior menor posible o, digamos, el mínimo

múltiplo común al concepto a aprender y a sus conceptos semejantes y diferentes. La

operación asociada a su descubrimiento es denominada por su autor supraordinar.

- Sur: Responde a: “¿Cuáles son sus subclases directas o inmediatas?” o “¿Cómo se divide

(o analiza)?”. Análogamente, dado un concepto, podría ser posible definir multitud de

subclases (particiones, variedades, tipos, etc.) a un nivel de complejidad inmediatamente

inferior. Concretarían las subclases inmediatamente contenidas en el concepto a estudiar o

a enseñar. Las categorías inferiores a que nos referimos deben incluir, además, las

características de exhaustividad y no solapamiento. El concepto a aprender actuaría

respecto a ellas como mínimo múltiplo común. Podrían responder a esta pequeña fórmula:

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Concepto=Suma de subclases inmediatas. La operación asociada a su identificación es

denominada por su autor infraordinar. Proponemos el término alternativo subordinar.

- Este: Responde a: “¿Con qué conceptos semejantes y de su mismo nivel de complejidad

comparte la categoría inmediatamente superior?” o bien “¿Con qué conceptos

pertenecientes a su categoría se diferencia?” Se concretan conceptos semejantes

(coordinados por la misma categoría envolvente, luego más cercanos al concepto a

aprender) al estudiado, luego distintos al concepto a aprender. En conjunto se denominan

exclusiones. Podrían responder a la siguiente operación: Exclusiones=Categoría

envolvente inmediata-Concepto objeto de aprendizaje. Contribuirían a definir el negativo

del concepto a analizar. La operación asociada a su definición es denominada por su autor

excluir. Proponemos además emplear coordinar.

- Oeste: Responde a la pregunta: “¿Cuáles son sus características?” o “¿Qué cualidades les

son propias?”. Se trata de concretar las particularidades, cualidades, propiedades, etc. más

relevantes del concepto objeto de estudio o enseñanza. Destacamos que son las

características principales, y no las accesorias, las que componen esta categoría. La

operación asociada a su concreción es denominada por su autor isoordinar. Proponemos

el término caracterizar.

- Centro: Es el concepto que se va a aprender. Se admite que un mismo término puede

hacer referencia a conceptuaciones distintas. En consecuencia, se trabaja sobre la acepción

que el contexto y la situación definen.

- Flechas, conectores, yuxtaposiciones: Hacen referencia a las razones por las que se han

tomado las decisiones clasificatorias que forman el esquema. Lo más formativo es

exteriorizarlas, compartirlas, reflexionarlas, justificarlas, discriminarlas…

- Figura general: Podemos entenderla como el producto de una conceptuación.

Entre las ventajas de los mentefactos como técnicas de enseñanza destacamos:

- Describe el modo en que el concepto está incluido en la red semántica de una persona.

- Incluye formas graficas muy clarificadoras.

- Es muy complementario a la ‘definición’.

- Puede ayudar a comprender y a la vez a recordar: la claridad comprensiva que asocia

puede actuar preservando el conocimiento actual de futuras confusiones.

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- Favorece la recordación y relación con otros conceptos al mismo o diferente nivel de

complejidad.

- Puede servir de guía funcional para la enseñanza (planificación y desarrollo) de la parte

conceptual de una asignatura.

- También podría guiar la comunicación didáctica en torno al aprendizaje de un concepto en

una clase o una sesión didáctica.

- Puede servir para evaluar el contenido de libros de texto y detectar lagunas de

planteamiento y explicativas.

- Ayuda a evaluar el conocimiento conceptual de los alumnos con más dificultades: no sólo

que un concepto no se comprende, sino por qué y cómo reorganizar su comprensión.

- Esta técnica se presta a la elaboración de una red tupida de núcleos conceptuales de un

programa, cuyo grade cohesión interna podría potenciarse. Hoy día esto podría ser más

fácilmente realizable con TIC.

Entre sus limitaciones o inconvenientes encontramos:

- Su propia eficiencia orientada a la claridad conceptual puede asociar rigidez interpretativa.

Es importante, en consecuencia, comprender el conocimiento y sus conceptos, por

definitivos que parezcan, como incompletos, inacabados, “dudosos” (Russell) y falibles.

- De las cuatro áreas de significado que rodean al concepto podemos decir que son todas las

que están, pero no están todas las que son. En efecto, los mentefactos podrían

completarse con otras categorías que conceptuaran aún mejor el objeto de estudio:

ejemplos, conceptos semejantes, conceptos opuestos, etc.

- Un mal uso de los mentefactos puede evitar el conocimiento (creatividad). Me explico: si

el conocimiento se basa en el establecimiento de relaciones y un mantefacto –como

cualquier otro esquema- las da hechas, puede taponar la capacidad de relación (luego, el

conocimiento) del alumno. Esto se podría compensar mediante actividades y otras técnicas

que favorezcan el aprendizaje por descubrimiento, lo que nos parece compatible con la

técnica. A lo mejor así el proceso de construcción autónoma de significados por los

alumnos, no es tan preciso y correcto, pero sí podrá ser más propio de ellos y valioso.

- El cierre de la comunicación didáctica en la técnica, precisamente por su atractivo y

eficacia. O sea, la falta de flexibilidad y de conocimiento didáctico que permita

comprender a esta propuesta como una entre varias, que la enseñanza debe ponerse en

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función de la formación de los alumnos –no al revés-, y que para algunos alumnos es

preciso recurrir a otros modos de enseñar.

Proponemos un par de variantes:

- “Mentefactos creativos”: Se trata de intentar construir en el aula y por subgrupos,

mentefactos de conceptos muy nuevos que, a día de hoy, están incompletos. En su caso, la

dinámica puede orientarse al diseño y desarrollo de artefactos aún inexistentes, avalados

no obstante por la lógica subyacente a su correspondiente mentefacto.

- “Red de mentefactos”: Dado que un mentefacto está compuesto de otros conceptos, con

ayuda del ordenador (hipertextos) es posible construir una red de mentefactos de nivel “n”

(con “n” núcleos conceptuales) desde lo conocido a lo desconocido o inusual. De este

modo se podría desembocar en el caso anterior, pero con más significados a la vista. Esto

puede favorecer mejores razonamientos posteriores.

Mapas Conceptuales

Los mapas conceptuales son esquemas o diagramas que pretenden describir un tema desde

una perspectiva nocional. Parten de que ese tema puede comportarse como una idea principal

(que suele ser un concepto general o particular), de la que se pueden desprender otras ideas

secundarias, terciarias, etc. Su representación gráfica y deductiva puede resultar clarificadora

sobre todo para quien la realiza, y quizá también para los demás. En un mapa conceptual

estándar se distinguen varios elementos constituyentes:

a) Los conceptos (nombres, adjetivos y unidades semánticas equivalentes) o núcleos

conceptuales: En ellos se apoyan las posibles relaciones que van a definirse. En el

diagrama tradicional se representan dentro de elipses

b) Las conexiones: Indican que hay relación entre dos o más conceptos. Suelen utilizarse

líneas rectas. Las flechas pueden emplearse para enfatizar una relación en un sentido

determinado.

c) Las palabras de enlace (preposiciones, conjunciones y verbos): Matizan el tipo de relación

que existe entre los conceptos. Sugerimos no expresarlas si la relación se sobreentiende.

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Se divide en

Se transforma en

Figura 14.2. Estructura de un mapa conceptual.

Los mapas conceptuales admiten otras presentaciones (por ejemplo, las cajas, los círculos

concéntricos, otras configuraciones creativas). Es importante que el conjunto agrade a su

autor/a: la comprensión comienza en la estética. Para ello las TIC pueden ser una buena

herramienta. Entre sus ventajas destacamos que pueden clarificar el conocimiento, ayudar a

comprender el sentido de lo que se estudia, servir para esquematizar las relaciones de los

contenidos relevantes de un tema de forma significativa, preparándolo para el estudio de la

red de relaciones que subyace a los contenidos del tema, y con ello favorecer la recordación.

Cuadro 14.1. Semejanzas entre mentefactos y mapas conceptuales

Mapas conceptuales (MC) Mentefactos (M)

Ambos son clases de ideogramas: esquemas sobre el modo en que los pensamientos conceptuales se estructuran

Ambos simplifican una faceta de la realidad observada

Ambas intentan objetivar el modo en que la razón conoce los conceptos

Ambas incluyen en sus diagramas núcleos conceptuales y relaciones entre ellos

Ambos atienden a lo conceptual. Son, por tanto, instrumentos limitados

Pueden servir de base para el diseño de una enseñanza (expositiva, interactiva u orientada al trabajo autónomo del

alumno) encaminada al aprendizaje de un concepto

Sobre todo son significativos para quienes lo realizan

Son compatibles con las TIC, que pueden ayudar tanto a graficarlos como a crear redes hipertextuales de alcance y

complejidad indefinidos

Ambos pueden ayudar a pensar deductivamente

El recorrido cognoscitivo que proponen para lograr el aprendizaje del concepto puede suplantar otros caminos y por

tanto evitar el conocimiento del alumno. Subrayamos algo que ya hemos dicho: En Didáctica la línea recta no

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siempre es el camino más corto. A veces acortar es no llegar.

Pueden ser complementarios: admiten soluciones combinadas

Cuadro 14.2. Diferencias entre mentefactos y mapas conceptuales

Mapas conceptuales (MC) Mentefactos (M)

En principio, se refieren a la descripción de un tema o

concepto, para la que se incluyen multitud de conceptos

En principio, parten de un concepto y se refieren a otros

con los que se relaciona. Más que describir, organiza la

descripción

Normalmente, todas las deducciones que presenta son

objetos de estudio y constituyen el tema

Normalmente, sólo una parte de los conceptos y

categorías deductivas son objeto de estudio

Su construcción es deductiva y jerárquica de lo general a

lo particular y de arriba a abajo

Su construcción es centrífuga (conceptocéntrica),

deductiva e inductiva: de dentro a afuera

Su presentación deductiva es más cerrada, lineal y

ramificada

Su presentación deductiva incluye varios sentidos de

apertura a la complejidad

Su elaboración es más abierta (analítica), se presta a la

creatividad. Puede combinar técnicas creativas

instrumentales (diálogos simultáneos, lluvias de ideas,

prelaciones, etc.) o formar parte de otras más complejas

(inmersiones temáticas, etc.)

Su elaboración, aunque admita procesos de aprendizaje

por descubrimiento, es globalmente convergente. O sea,

se parte de que el mentefacto es una elaboración dura

con poco margen para la interpretación flexible

Admite teóricamente un alto número de subdivisiones Las categorizaciones y subdivisiones son limitadas

Sondeos Formativos

Técnicas para gran o pequeño grupo, cuya finalidad es evaluar una sesión o proceso formativo

antes, durante o a su finalización. Se propone que los participantes escriban en una hoja

anónima y con sinceridad su parecer o la respuesta a alguna cuestión docente: dificultades,

dudas, ideas, autoevaluación, evaluación de la enseñanza, etc. Se recogen todas las hojas, con

el compromiso del profesor de que la información es confidencial para todos. Se reparte una

muestra de ellas elegida al azar –por ejemplo, cinco- a algunos compañeros, que leen su

contenido. El gran grupo diserta y toma decisiones responsables y constructivas a partir de lo

leído.

Diálogos Simultáneos o Cuchicheo

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Además de ser una técnica compatible con la exposición docente, es instrumental a aquellas

que requieren un diálogo previo. Por ejemplo, puede anteceder a una ronda de valoraciones, a

procesos de toma de decisiones en grupo, a una lluvia de ideas, a un estudio de caso, a una

resolución de problemas, etc. Además, se puede utilizar aisladamente. Se desarrolla en las

siguientes fases: Primero, los participantes dialogan por parejas o tríos durante tres a seis de

minutos sobre una propuesta docente, dependiendo de su dificultad o de la dedicación

necesaria. A continuación, cada pareja o trío –o, si se trata de un grupo muy grande, una parte

del mismo- expone sus conclusiones, que alguien recoge, mejor en un soporte (por ejemplo,

pizarra) a la vista de todos.

La intervención del profesor consiste en comunicar la consigna (conviene pensarla, preverla),

definir el tiempo, notificar el final del diálogo en el minuto anterior y pedir las respuestas.

Puede procederse a hablar de forma ordenada, por ejemplo, mediante una rueda de

intervenciones. Si el grupo dispone de un clima y motivación suficiente es preferible hacerlo

de forma espontánea, o bien alternar estructuración y espontaneidad, según la finalidad de la

comunicación. Entre las aportaciones van a destacar ideas más creativas y otras ratificadoras

que van a dar pie al docente a enriquecer el discurso expositivo o del grupo, o a consolidarlo.

Puede servir para hacer hablar a la totalidad o la mayor parte de un grupo en los primeros

minutos de interacción, con las positivas repercusiones que ello puede tener para el clima

positivo y de actividad del resto de la sesión y para el futuro. Puede ser muy útil para analizar

conocimientos previos o evaluación inmediata. Desde el punto de vista docente, es una

técnica de permanente inducción a la reflexión, de (auto)evaluación del aprendizaje del

alumno, e incluso de enriquecimiento o de ampliación de los propios contenidos de

enseñanza.

Según su pretensión o finalidad didáctica, podrían considerarse diálogos simultáneos de tipo:

1) Evaluativo (por ejemplo, “¿Qué entendéis por…?”, “¿Qué sabéis de…?”, etc.), si sirven

para aflorar conocimientos previos, creencias, prejuicios, hipótesis, actitudes, etc. 2) Creativo

(por ejemplo, “¿Qué proponéis para…?”): Para sacar partido de la divergencia de los

componentes del grupo y del gran grupo, como técnica favorecedora de fluidez, flexibilidad,

originalidad, inventiva, etc. 3) Expositivo, si tiene como finalidad ilustrar, ratificar u obtener

datos para el discurso docente, o 4) Mixto. La técnica incorpora una profunda naturaleza

evaluativa de las aportaciones del grupo y autoevaluativa de las contribuciones propias con

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relación a las del grupo. En la medida en que los alumnos sienten que se van a apreciar los

productos de su trabajo intelectual, se sentirán motivados para futuras propuestas análogas y

se entregarán de un modo más satisfactorio a la tarea. Los diálogos pueden ser realizados por

grupos cohesionados de más de dos alumnos: triálogos, tetrálogos, etc.

En cuanto a sus ventajas, la técnica es válida tanto para grupos grandes y pequeños. Puede

servir para inducir a trabajar a la mayor parte de un grupo en los primeros minutos de

interacción, con las positivas repercusiones que ello puede tener para el clima positivo y de

actividad del resto de la sesión y para el futuro. Puede servir para incorporar al grupo a algún

alumno que pueda parecer algo apartado del grupo o algún alumno nuevo. Puede ser muy útil

para analizar conocimientos previos o realizar una evaluación inmediata. Puede ser buena

para compartir los conocimientos de los demás, desbloquear iniciativas, inspirar divergencias,

etc. En cuanto a sus limitaciones o precauciones, conviene pensar e incluso planificar las

propuestas que al grupo se hacen. Si se abusa de la técnica con propuestas que no den juego o

inadecuadas, la motivación del grupo por el aprendizaje se puede resentir

Esta técnica suele ser instrumental a otras muchas técnicas que requieran un diálogo previo:

por ejemplo, puede anteceder a una propuesta de ejemplos, a una ronda de valoraciones, a

procesos de toma de decisiones en grupo, a un brainstorming o lluvia de ideas, a un estudio

de caso, a una resolución de problemas, etc. En especial, favorece la riqueza del

brainstorming o tormenta de ideas, con la que se integra de manera natural.

Lluvia o Torbellino de Ideas

Original de F. Osborn (1963), ha sido desarrollada e investigada por D. de Prado (2000). Es

una técnica básica en creatividad. Puede utilizarse aisladamente o como parte de otras, como

las “prelaciones”, “inmersión temática”, etc. Podrían desarrollarla dos o más personas. Con un

grupo clase, su proceso puede pasar por varios momentos:

- Creación de un clima de confianza, interés y muy polarizado a la actividad.

- Comunicación de la consigna y definición del tiempo.

- Definición clara del objetivo.

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- Nombramiento de un/a secretario/a, en un contexto comunicativo creativo y para una

mejor motivación.

- Generación de ideas, durante la cual es menester respetar cuatro reglas dadas por su

creador: 1) Se prohíben las intervenciones destructivas: ridiculizaciones, censuras, gestos

hirientes, comentarios sarcásticos, críticas precipitadas… porque inhiben buenas ideas en

ciernes o alumbradas. 2) Toda idea es bienvenida, por alejada que parezca, y mejor si es

no-convencional. 3) Cantidad es calidad. Cuantas más ideas, mejor. 4) Las ideas pueden

responder a la propuesta del docente o elaborarse sobre las respuestas de los participantes,

sin que nadie deba molestarse: el conocimiento se desarrolla sobre el conocimiento, venga

de uno mismo o de otros. Todas se pueden continuar, alterar, modificar, aumentar,

disminuir, variar… y doblar, derretir, evaporar, disolver, endulzar, espolvorear…

- Moderación de la interpretación, análisis de la viabilidad, valor o utilidad de lo

comunicado. Apoyo en los análisis posteriores.

- Conclusiones, incluido su respaldo o aval necesario.

Para su desarrollo se requiere:

- Comprender lo que se solicita.

- Aceptar y, mejor, entusiasmarse con los posibles resultados creativos.

- Una motivación positiva del grupo.

- Confianza básica en el docente, en la técnica y en sí mismos como generadores de

conocimiento.

- Buen clima de comunicación.

- Autoestima y seguridad en sí mismos suficiente. Su duración es variable, dependiendo de

los componentes, la motivación, el contenido y la finalidad. Por ejemplo, una tormenta de

ideas muy focalizada puede estallar en 30 segundos muy intensos. Con un gran grupo

puede durar 10 minutos. Si los alumnos sienten que se aprecia su creatividad, se sentirán

motivados para futuras propuestas análogas y experimentarán más intensamente la

dinámica. Si el gran grupo es muy amplio puede procederse mediante unos diálogos

simultáneos previos o con grupos de 4-6 alumnos, seguida de la técnica de las

prelaciones, para favorecer la implicación y evitar que los alumnos se cansen. Se puede

ganar en rapidez, pero se puede perder creatividad.

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Podemos destacar algunas ventajas de esta técnica:

- Puede servir para hacer hablar a la mayor parte de un grupo en pocos minutos de

interacción, con positivas repercusiones para el clima social del aula y de las actividades

siguientes.

- Puede servir para incorporar al grupo a algún alumno que pueda parecer algo apartado del

grupo, o algún alumno nuevo.

- Puede servir para analizar conocimientos previos o realizar una evaluación inmediata.

- Puede ser buena para compartir los conocimientos de los demás, desbloquear iniciativas,

inspirar divergencias, etc.

- Puede fomentar asociaciones inusuales y nuevas relaciones, desde el inconsciente y el

consciente, la memoria y el insight, las aportaciones propias y ajenas... que pueden ser

útiles, buscadas o no, con o sin salida aparente o interpretación inmediata, significados,

alternativas o soluciones, críticas, aportaciones, etc.

- Puede favorecer el mejor conocimiento de los demás e incrementar la Zona de Desarrollo

Próximo social

- Es útil para escuchar las propuestas de los demás enriqueciendo o rectificando la propia

- Es capaz de inducir a posibles cambios en el propio conocimiento, creencias, prejuicios,

opiniones, críticas, creatividad, etc.

- Se basa en la práctica de habilidades o destrezas encaminadas a sentir concretamente la

creatividad.

- La técnica incorpora una profunda naturaleza evaluativa, con independencia de la

finalidad que tenga. Puede servir tanto para coevaluar lo que los demás saben o proponen

como para llegar a evaluar tanto las aportaciones del grupo como los cambios y las

aperturas personales paulatinamente conseguidas.

- Puede ayudar a superar el propio egocentrismo y su reflejo en el conocimiento

(parcialidad, dualidad, identificación, apego, etc.)

- Puede contribuir a la ampliación los contenidos curriculares

La lluvia de ideas fomenta el conocimiento (nuevas relaciones), desde el inconsciente y el

consciente, la memoria y el insight, las aportaciones propias y ajenas, las elaboraciones

actuales y las por venir (efecto de Zeigarnick), que pueden ser útiles, buscadas, espontáneas,

sin interpretación inmediata, significados, alternativas o soluciones, aportaciones, críticas, etc.

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Como los diálogos simultáneos, las lluvias de ideas podrían ser: 1) Evaluativas. 2) Creativas.

3) Expositivas, y 4) Mixtas.

Unas sugerencias finales:

- En la medida en que los alumnos sienten que se aprecia su creatividad, se sentirán

motivados para futuras propuestas análogas y experimentarán más intensamente la

dinámica.

- Sobre todo en caso de que los participantes sumen un número relativamente elevado, en

lugar de llevarse a cabo directamente con el gran grupo, resulta positivo realizarla por

grupos de 6-8 y después exponer las ideas resultantes a través de secretarios de cada uno

de los grupos. Se puede ganar en rapidez, pero se puede perder en creatividad.

- La tormenta de ideas puede estar antecedida por unos diálogos simultáneos, aunque

condiciona un tanto lo que luego ocurrirá, y categorizar su contenido mediante la técnica

de las prelaciones.

Es importante minimizar la presencia de distractores ambientales, para que la concentración y

la productividad sean máximas. Dentro del grupo habrá personas más fluentes que otras: no se

les ha de inhibir. Una de las claves más importantes es un clima de confianza previo, que

técnicas como ésta así mismo nutren. Si en el grupo predominan personas conformistas, el

resultado puede ser pobre, aunque para ellas sea brillante; en este caso, el referente

idiográfico será el más importante.

La lluvia de ideas puede enriquecer y complementar la técnica expositiva. Es complementaria

a los diálogos simultáneos, que pueden estructurar su fase previa, e instrumental a otras:

prelaciones, inmersión temática, etc. En otros contextos funcionales, puede realizarse por

parejas con fines lúdicos, innovadores, literarios (escritura creativa) y otras expresiones

artísticas. Esta técnica se puede desarrollar por escrito (brainwriting) y por subgrupos no

comunicados, en caso de que los participantes sumen un número relativamente elevado.

14.4. Técnicas de enseñanza para la participación

Asamblea Didáctica o Coloquio

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La asamblea o reunión de aula se basa en el respeto democrático al grupo por parte de todos.

Es una técnica relevante en cualquier etapa educativa. Se desarrolla mejor si se retoma y

cultiva el hábito en todas las etapas y si se desarrolla apoyada en la participación preferente de

responsables, coordinadores o comisionados previamente elegidos. Tiene como finalidad

apoyar el proceso de madurez personal y social de los miembros del grupo aula y la evolución

cooperativa del grupo. Incluye una forma de sentir y practicar la importancia de la educación

social y para una ciudadanía más abierta. Permite experimentar a corta distancia el sabor y los

procesos propios de una democracia experimentada basada en la reflexión, el conocimiento y

la escucha sensible. Lo hace mediante la gestión y el diálogo sobre cuestiones de interés

general, como la convivencia y la vida cotidiana, problemas, temas de interés, análisis

relevantes, decisiones colectivas, etc. En tanto que los alumnos son una parte activa de la

comunicación didáctica, otro de los contenidos posibles podría ser las técnicas didácticas a

desarrollar, tanto en su fase de ideación, evaluación inicial, información, desarrollo,

evaluación final y propuestas futuras. Por ejemplo, en la asamblea se pueden sondear

necesidades didácticas, recoger propuestas de talleres, proyectos, inmersiones temáticas,

estudio, trabajo autónomo, etc., informar sobre sus conceptos y sentidos formativos, presentar

materiales y ejemplos, hablar sobre su organización, participación y evaluación. A tal fin

pueden crearse comisiones variadas: de ideas y propuestas, de talleres, del periódico de aula,

de teatro, de evaluación de técnicas, etc. De este modo, se cultiva una cultura pedagógica que

no debería ser extraña a ningún estudiante, se normaliza la innovación y se responsabiliza al

alumno en su proceso desde una perspectiva de gestión estratégica y global, lo que

obviamente también es formativo. Su desarrollo más directivo o más cooperativo dependerá

del hábito y la madurez del grupo y de la moderación del profesor.

Puede discurrir mejor con un mínimo orden del día. Su duración y frecuencia son variables.

Conviene delimitarlas y actuar en consecuencia. En su desarrollo se puede practicar el reflejo,

el parafraseo, el hábito de atender cuando alguien habla, el resumen o recopilación, la

observación y justificación pública de actitudes, gestos, etc. Conviene evitar el tumulto, el

desorden, la falta de respeto, la no-escucha, el acaparamiento de la palabra, la obligación de

hacer hablar a quien no quiere, las estructuras de ‘rueda de prensa’ en torno al profesor/a, etc.

Pudieran ser de dos tipos: ordinarias y extraordinarias, según los contenidos. Su éxito depende

de su objetivo y su efecto positivo, que incluye la eficiencia, la eficacia y que nadie (profesor

o alumnos) tenga la sensación de que se ha perdido el tiempo.

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Las asambleas se diferencian de otras propuestas metodológicas en que normalmente no

requieren materiales didácticos especiales, no están en principio abiertas a la participación de

los padres o de otros agentes educativos, y que en que algunas de ellas no se programan, a no

ser que estén incluidas como actividad dentro de otras técnicas de enseñanza. Por otra parte,

pueden ser relacionadas o incorporadas por cualquiera de ellas para enriquecer su desarrollo,

con fines de evaluación inicial (o inmediata), presentación, cohesión, organización, diálogo,

evaluación final, etc. Las asambleas o coloquios son una de las técnicas de enseñanza más

formativas para el desarrollo de una sensibilidad cooperativa en la que basar experiencias

democráticas de verdadera calidad y relativa madurez, objetivamente más avanzadas que la

democracia egocéntrica o política (parcial, sesgada a priori) que conocemos.

Rincones de Actividad y de Trabajo

Podría responder a la pregunta: “¿Qué podemos aprender (conocer, hacer, utilizar, etc.) de una

forma autónoma?” La oferta didáctica puede venir de los alumnos, y quedar abierta. Es una

propuesta metodológica basada en la reunión de materiales en espacios definidos que se

organizan por temas, para realizar una serie de actividades didácticas muy concretas en un

tiempo limitado. Su aplicabilidad dependerá del conocimiento docente y de la intencionalidad

educativa. Nos referiremos de un modo especial, por su infrecuencia, a la Educación

Secundaria. Algunos ejemplos de rincones en este nivel podrían ser: rincón del ordenador,

rincón del interior de la Tierra, rincón del cuarzo, de los Nobel, de fósiles, de las especies

extinguidas, del diálogo y la mediación, de faltas de ortografía, de energías alternativas, del

átomo, del Románico, de derivadas, de la estrella Wolf 424, de cristalografía, de fractales, de

Letonia, de las gimnospermas, de Ruffini, de Empédocles, de Ramón Gómez de la Serna, etc.

Alrededor de cada rincón va a trabajar un grupo homogéneo o heterogéneo de 4-6 alumnos,

agrupados por elección de los propios alumnos o por designación docente. Si los cinco o seis

rincones de una clase están relacionados, pueden compartir objetivos y contenidos. Si los

rincones son distintos, lo normal es que al término de la actividad en cada uno de ellos los

grupos roten. La organización espacial de los rincones de trabajo puede tener en cuenta las

instalaciones fijas (ventanas, puerta, enchufes, pizarra, ordenador, biblioteca de aula…).

Desde esta perspectiva, una misma estancia puede admitir diferentes configuraciones.

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Los rincones se pueden clasificar con diversos criterios:

- Por su localización: Pueden estar en el aula, en zonas comunes o en exteriores.

- Por su duración: Pueden ser temporales o permanentes, aunque en este caso su contenido

y recursos se renueve periódicamente.

- Por sus actividades: Pueden desarrollar actividades idénticas o coordinadas, pertenecientes

a la misma área de conocimiento o asignatura, o no.

- Por el grado de estructuración de sus actividades: Pueden desarrollar una actividad más

espontánea o más estructurada, aunque su característica sea el aprendizaje autónomo. Sus

actividades se pueden estructurar mediante guías de trabajo o planes de trabajo de sesión,

semanales, quincenales, etc.

- Por su relación con otras propuestas metodológicas: Pueden desarrollarse como una

propuesta metodológica aparte, complementaria a las unidades didácticas, o bien

integrados en ellas. Pueden organizar sus actividades de aula o de otras técnicas didácticas

como talleres, proyectos, proyectos de investigación, inmersiones temáticas, resolución de

problemas, puzzles, trabajos en laboratorio, etc. En estos casos, se podrán comprender

como una técnica didáctica instrumental a ellas.

Los rincones se pueden coorganizar con los alumnos, situarlos en zonas estratégicas en que no

estorben, con una zona que permita el almacén del material, adjudicando un papel de

encargado/a que se responsabilice de cotejar el listado de enseres, que comunique deterioros o

carencias, proponga renovaciones, etc. En ocasiones, quizá por la exclusividad del material,

por la intencionalidad docente o porque requiere de una explicación muy concreta, la

enseñanza se polariza en un solo rincón de trabajo, que se lleva a cabo en momentos o días

definidos. En este caso, cada grupo va pasando por él, realizando las actividades indicadas,

registrando observaciones, mientras el resto desarrolla otra clase de trabajo autónomo. Los

rincones permiten la colaboración puntual de alguna persona externa (otro profesor, un

profesional, etc.). Es práctico que si otra clase del mismo curso que el nuestro trabaja por

rincones no coincida con los propios, para intercambiar recursos.

Talleres Didácticos

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Los talleres didácticos adquieren su plenitud como propuestas metodológicas con C. Freinet,

que sintetizó en ellos la actividad manual y el trabajo intelectual. Responden a la pregunta:

“¿Qué podemos aprender a hacer?” La oferta puede venir del profesor/a, los alumnos o

consensuarse. Se caracteriza por ser eminentemente práctica, basada en el aprendizaje de

técnicas, procedimientos, habilidades o destrezas y experimentación, e incluir una base

manipulativa. De cualquier taller se sale sabiendo hacer algo. Ese algo puede ser

complementario o central en el currículo, y se justifica por su educatividad y su traslación

directa a la vida. Quizá sea la técnica más directamente relacionada con un concepto de

competencia funcional y con habilidades de intervención en contextos reales y útiles para la

vida. Más concretamente, pretenden desarrollar la atención, la habilidad manual, el análisis, la

comunicación, la colaboración, el respeto, la ayuda mutua, la autonomía, la creatividad, la

memoria, etc. en el contexto externo del taller e interno de la educación de la personalidad.

Siendo una propuesta didáctica adecuada para todas las edades, a los más pequeños les

permite atender necesidades afectivas, de movimiento, de manipulación, de descubrimiento y

construcción, de lenguaje, comunicación e imaginación, de autonomía, de inserción social,

etc. Permite observar al alumno y desarrollar una evaluación continua, formadora u

orientadora e individualizada. Se clasifican y denominan de varias formas no excluyentes:

Cuadro 14.3. Tipos de talleres

CRITERIO TIPO DE TALLER

Según el tiempo Talleres a tiempo parcial (parte del

día: simultaneo a otras actividades o

sucesivo)

Talleres a tiempo total (todo el día)

Talleres integrales

Según su localización Talleres exteriores

Talleres interiores

Según el tipo de aulas en que se

desarrolla

Talleres en las propias aulas de

referencia

Talleres en aulas específicas

(especialmente equipadas).

Talleres integrales

Según estén coordinados con la Talleres independientes de ella

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unidad didáctica de referencia

Talleres relacionados con ella:

previos, incluidos o posteriores

Según los grupos de alumnos

implicados en su desarrollo

Talleres de aula

Talleres de nivel

Talleres de ciclo

Según su eje funcional Talleres de técnicas

Talleres temáticos o globalizados

(incluyen varias técnicas

relacionadas)

Según la orientación de las

actividades que desarrollan

Talleres de actividades paralelas o no

relacionadas (por ejemplo taller de

arcilla)

Talleres cooperativos (por ejemplo,

taller de periódico)

Según los resultados previstos Talleres de aprendizaje de una más

técnicas

Talleres productivos (divulgativos o

expositivos)

Según las necesidades atendidas

(para los más pequeños)

Talleres de movimiento, de

manipulación, de construcción, de

lenguaje, comunicación e

imaginación, de autonomía, de

inserción social, etc.

Algunos ejemplos de talleres adaptables o comunes a varias etapas educativas podrían ser:

Taller de corte y confección, “talleres de costura para una educación intercultural” (R. Ansó

Doz, 2007), taller de maquetas, taller de coreografías, de bricolaje, de cocina, de reciclaje, de

pintura, de CO2, de escritura creativa, de juegos creativos, de técnicas de estudio, de radio, de

vídeo, de trigonometría, de geometría (urbana o natural), de dudas de Álgebra, de Física (u

otra Ciencia de la Naturaleza) recreativa, de instrumentos y músicas del mundo, de nutrición,

de educación sexual, de la paz, taller solidario, taller de conflictos internacionales, de

derechos humanos, taller de introducción al psicodiagnóstico clínico y dinámico a través del

test de Rorschach, de estadística aplicada a la investigación cuantitativa y cualitativa, de

programas informáticos (Flash, Autocad, etc.), de experimentos e inventos, de bases de datos,

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de motores eléctricos, de habilidades sociales (en la relación cliente-profesional sanitario), de

acuarela, etc.

Un taller cooperativo de especiales características, propuesto por C. Freinet y capaz de

conectar la Educación Infantil con la Educación Universitaria, es el periódico o la revista

escolar. Dependiendo de las edades y de los niveles educativos puede distinguirse entre

periódico de aula, periódico de centro y periódico o revista especializada. Se trata de una

propuesta orientada al mantenimiento de esta producción común, en la que caben aportaciones

de la más variada naturaleza, pues entendemos que su definición y creación inicial sería más

asimilable a un proyecto. En su versión más compleja o avanzada, números monográficos con

artículos o papers realizados en equipo con el profesor u otros profesores invitados. En caso

de no ser inéditos, habría que citar debidamente su procedencia. Desde la Educación

Secundaria, las publicaciones más avanzadas pueden hacer el esfuerzo de conseguir

financiación externa, por ejemplo, de casas comerciales del entorno. La dedicación a la

revista puede computarse por créditos de aprendizaje.

Es especialmente motivador que en la decisión sobre los talleres a desarrollar intervengan los

alumnos, bien desde su propuesta, bien desde la propuesta de los profesores, siendo

seleccionados por ellos o decidiéndose de un modo consensuado. El procedimiento más

habitual es que el equipo docente lo oferte en función de las posibilidades formativas,

personales, materiales y formales, sin demasiada posibilidad de selección por lo alumnos. Su

proceso didáctico suele incluir varias fases:

- Ideación, mejor con los chicos a principio de curso, seleccionando de entre sus propuestas,

lo que será siempre más motivador, y teniendo en cuenta la colaboración de ‘encargado de

taller’.

- Planificación, compartiendo la programación e incorporando sugerencias de los alumnos.

He aquí un esquema para su programación: 1) Título del taller. 2) Tipo de taller. 3)

Justificación educativa: ¿Por qué es importante para la formación? 4) Ubicación: Curso,

fechas, duración neta, etc. 5) Vinculación con el currículo o con la planificación de

estudios: Competencias, áreas de conocimiento implicadas, objetivos, contenidos y

criterios de evaluación vinculados. 6) Evaluación inicial. 7) Objetivos didácticos. 8)

Contenidos didácticos por clases (conceptos, procedimientos, actitudes, sentimientos). 9)

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Organización didáctica: Personal, material, espacial y material. 10) Actividades y recursos

didácticos. 11) Fases del taller. 12) Evaluación del taller: De la enseñanza y de la

formación. 13) En su caso, comunicación, difusión, exposición, degustación, etc.

- Desarrollo (pasos): 3-1) Presentación, en su caso distribución de los alumnos por rincones

de taller, 3-2) Realización de la actividad y 3-3) Recogida de materiales y limpieza.

- Evaluación de la experiencia (aprendizaje y enseñanza) y propuestas de mejora.

- En su caso, difusión, representación, etc.

Uno de los aspectos más críticos del diseño y desarrollo de los talleres didácticos es su

organización. Proponemos algunas sugerencias:

a) Para la organización personal: En los casos en que los grupos de taller sean superiores en

número a las aulas de referencia, serán necesarios más espacios y encargados de taller que

permitan ampliar la oferta. Podrían hacer esta función otros profesores, miembros del

equipo directivo o del departamento de orientación, o padres y madres de mucha

confianza, habilidad pedagógica y conocimientos especiales relativos al taller concreto.

Los padres participantes pueden ofrecer y aprender mucho. Al principio de curso se les

informará de la posibilidad y se requerirá su compromiso. Otra opción es contar con algún

alumno de etapas superiores que guste de la enseñanza y el apoyo a los más pequeños.

b) Para la organización espacial: Los talleres puede desarrollarse en el aula habitual o en

otras más equipadas, así como en espacios comunes o exteriores adecuados. En todo caso,

puede proponerse la organización de sus rincones o agrupamientos sobre sus instalaciones

fijas: puerta, enchufes, ventanas, pizarra, lavabos, etc.

c) Para la organización material: El material es quizá el centro de gravedad funcional del

taller. Siempre que pueda los materiales deben ser reales, abundantes en número, variados,

no peligrosos y no estar deteriorados o rotos. Conviene que los haya para un uso

convergente, o más susceptibles de creatividad. Deben guardarse en lugares accesibles y

bajos.

d) Para la organización temporal: Puede dedicarse a su desarrollo uno o varios días, o medios

días, en el caso de talleres a tiempo parcial. En este caso, pueden hacer taller la mitad de la

clase (talleres simultáneos) o todo el grupo.

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Los talleres deben evaluar tanto la enseñanza como la formación: La enseñanza, en aspectos

tales como la programación y sus elementos, la actuación docente y la evaluación continua y

formativa, la participación de los encargados voluntarios de taller, en su caso, los problemas

de organización, la distribución de alumnos, etc. La formación, en aspectos tales como los

objetivos didácticos, las competencias (comunicativa, matemática, digital, su autonomía, la

resiliencia, etc.), los contenidos adquiridos, los valores, los conflictos, el interés y motivación,

el respeto, la calidad de las producciones, en su caso, etc.

Otras posibilidades y ventajas asociadas a los talleres didácticos son:

- En todos los niveles educativos desarrollan bien la educación para la vida, pueden atender

multitud de contenidos de inserción social, incluidos los valores educativos y los temas

transversales, desde la perspectiva de las competencias. Además, favorecen la

socialización de los alumnos más allá de las paredes de su aula (con otros de su mismo

curso o ciclo y la cooperación con alumnos de otras etapas, con los que se puede colaborar

elaborando materiales, difundiendo resultados, representando, etc.).

- Los talleres permiten tanto el trabajo individual como grupal, en el contexto de un

agrupamiento flexible, pudiendo, en su caso, juntarse alumnos de diferentes edades y

aulas. Al ser más, los grupos de taller pueden ser heterogéneos y más pequeños que los

grupos de referencia. Con los más pequeños, la distribución puede realizarse con tarjetas,

iconos, carteles…

- Pueden ser muy complementarios a otras propuestas metodológicas. Por ejemplo, en

algún momento de su desarrollo pueden requerir incorporar una salida, bien como

propuesta metodológica enriquecedora, bien como parte del taller.

- Dentro de un taller bien definido cabe un diseño en espiral, a saber, susceptible de

creciente detalle o profundización. Así mismo, dentro de cualquier taller cabe el desarrollo

concéntrico de otros talleres, si se quiere en versión reducida, pero de posible ampliación

futura, lo que permite y fundamenta la anterior programación en espiral. Por ejemplo, para

Secundaria, dentro de un taller de escritura en inglés, cabría un taller de presentación de

trabajos en inglés o un taller de cantautores. Para Universitaria, dentro de un taller de

investigación cualitativa, cabría un taller de diseños fenomenológicos, taller de ‘teoría

fundamentada’, etc.

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- Pueden ser excelentes laboratorios tanto de observación de los alumnos como de práctica

de la intervención educativa de otros profesionales de la educación y de padres.

Alguna precaución de cara a la práctica: La primera es que los talleres no se suelen desarrollar

durante los periodos de adaptación, ya que se entiende que requiere que los grupos existan o

estén algo consolidados. La segunda es que en algunos centros se corre el riesgo de

desarrollar talleres y anquilosarse, al ser siempre los mismos y desarrollarse de una forma

calcada. Así, una propuesta inicialmente innovadora puede pasar a ser indicador de ranciedad.

Laboratorio Recreativo de Ciencias o Taller de Ciencias

Desde las edades más tempranas, la enseñanza de las Ciencias por antonomasia (Matemática,

Física, Química, Biología, etc.) admite un desarrollo recreativo. Su característica es la

actividad experimental en un ambiente de análisis, control y juego científico, a la vez

científico, divertido y riguroso, adecuado a la edad de los alumnos y a los objetivos

formativos. Su finalidad es transferir saberes de estas ciencias a la vida cotidiana, despertar la

curiosidad científica, enseñar a mirar comprensivamente la naturaleza desapercibida y atender

al vínculo ciencia-creatividad.

No precisa de un espacio especialmente dotado. Puede ser desarrollado esporádicamente, bien

en la misma aula, reconvertida en aula-laboratorio, o en un aula-taller. Suele emplear

material de uso corriente o de fácil adquisición. Requiere de una sólida formación del

docente, tanto en la didáctica como en el ámbito científico de referencia. Como efecto

secundario ocurre que los alumnos otorgan al docente más autoridad, en tanto que experto

cercano.

Salidas

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Es una técnica de enseñanza que se reconoce como una actividad complementaria. Como

tales pueden enriquecer o formar parte de unidades didácticas, talleres didácticos, proyectos

didácticos, inmersiones temáticas, etc. Se utiliza con regularidad en Educación Infantil y

Primaria, buscando el máximo ajuste a las características evolutivas de los niños y al

desarrollo actual de la programación de aula o de otras propuestas metodológicas. En etapas

posteriores incluyen finalidades más científicas (por ejemplo, excursiones geográficas) y

preprofesionales (p.ej., visitas a empresas), etc. Aquí nos centraremos en las salidas como

propuestas metodológicas adecuadas para niños de Infantil y Primaria. No se trata sólo de que

se los niños se lo pasen bien, aunque éste es un factor irrenunciable. Una salida es una

propuesta metodológica cargada de intencionalidad educativa, y como tal ha de programarse o

subprogramarse dentro de otra propuesta envolvente o más compleja. Aprovechando el interés

(curiosidad) que casi siempre tiene para los alumnos, se trata de favorecer un cambio de

escenario educativo en el que pueda ampliarse conocimiento, facilitar nuevas vivencias y

disfrutar de ellas, promover el desarrollo social, comprobar o validar lo trabajado en clase,

experimentar, al menos parcialmente, la unidad con la naturaleza y con la historia, etc. Desde

el punto de vista docente, una de las características más destacadas de las salidas es la

responsabilidad especial que asocia, motivada por riesgos potenciales, cuya satisfacción

requiere una evaluación inicial y tomar una serie de medidas preventivas que pueden

condicionar su planificación:

- Medidas previas ligadas a los niños: 1) Han de tener una autorización escrita de sus padres

o tutores legales y haber abonado los gastos correspondientes. 2) Han de tenerse en cuenta

las necesidades especiales asociadas a algún niño concreto: alergias a alimentos,

medicamentos, limitaciones alimentarias y otras características y necesidades personales.

3) Deben llevar una mochila básica proporcionada por sus padres de acuerdo con las

instrucciones de su tutor/a, en la que a la vuelta podrán llevar.

- Medidas ligadas al lugar en general. 1) Han de tenerse en cuenta la distancia a la que se

encuentra (relacionada con el transporte a utilizar). 2) Su climatología (frío, lluvias

probables, etc.) es un dato esencial. 3) Sus gentes: si están adecuadamente informadas

pueden ser buenas colaboradoras. 4) Conviene ser visitado en la víspera por algún

maestro/a: ha podido cambiar significativamente desde la última vez que se visitó.

- Medidas de seguridad: 1) El número de maestros/as ha de ser adecuado. Ha de contemplar

la posibilidad de que uno de ellos/as deba regresar con un niño por alguna eventualidad

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imprevista (enfermedad u otra razón). Puede contarse con la colaboración de algún padre

o madre. 2) El medio de transporte debe reunir todas las condiciones de seguridad de

acuerdo con la normativa vigente. 3) El entorno ha de carecer de peligrosidad (animales

agresivos, cercanía a carreteras, basureros, pozos, aguas fecales o no potables, cortados,

torcas, etc.). 5) Las instalaciones interiores, sobre todo si los niños van a pasar la noche,

no han de conllevar peligro o inadecuación (bordes cortantes o puntiagudos, enchufes,

cristales sueltos, etc.). 6) Es indispensable que cerca del destino haya alguna población, si

es posible dotada de servicios y profesionales pertinentes (guardia civil, centro de salud,

etc.), que deberán estar informados y cuyo teléfono deben llevar encima todos los

maestros/as. 7) Es importante que todos los maestros/as lleven teléfonos móviles y estén

comunicados entre sí. 8) Es importante que algún maestro/a tenga conocimientos de

primeros auxilios y se responsabilice de la custodia y uso del botiquín dotado de material

adecuado y no caducado.

- Medidas de higiene y confort: 1) Es preferible que, aunque se salga a la naturaleza, el

destino esté dotado de aseos limpios y, en su caso, adecuados a la altura y necesidades de

los niños.

El diseño y desarrollo de una salida como propuesta metodológica incluye estas fases:

- Fase de propuesta docente y motivación inicial: Sólo en determinados casos puede dejarse

que la idea de adónde salir surja del grupo de alumnos. Otra opción intermedia es dar a

elegir y desarrollar la técnica de las prelaciones para adoptar una decisión democrática.

- Fase de programación o subprogramación dentro de otras propuestas más complejas. En

todo caso, conviene que incluya los siguientes elementos: Destino, fechas, justificación

didáctica (en sí y desde el punto de vista de la pertinencia de su momento didáctico), en su

caso propuesta metodológica de referencia, evaluación inmediata, objetivos didácticos,

competencias, contenidos didácticos, actividades y recursos (cronograma), evaluación

continua y formativa, evaluación final.

- Fase de desarrollo o realización de la salida: De la planificación anterior se desprende que

es conveniente programar con detalle algunas actividades que realicen el potencial

educativo de la actividad. Algunas actividades pueden ser facilitadas por gentes del lugar,

que pueden convertirse en excelentes colaboradores puntuales.

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- Fase de desarrollo de la evaluación final de la experiencia de los alumnos, mediante

puesta en común y evocación en clase y en casa, para la que pueden ser útiles los folletos,

datos, objetos, minerales, recuerdos, fotos, vídeos, etc. Algunos de ellos, por decisión de

los alumnos, pueden enriquecer la vitrina del aula, la biblioteca del aula, o bien la

habitación del niño en la casa. En esta fase pueden obtenerse datos e ideas que ayuden a

mejorar futuras salidas al mismo sitio o a otros lugares.

- Fase de evaluación de la enseñanza, incluyendo en ella la adecuación del lugar, de las

medidas tomadas, del entorno, las instalaciones y las personas (docentes, padres,

lugareños), el grado de consecución de los objetivos, la adquisición de contenidos, la

adecuación de las actividades, la idoneidad de la evaluación, las propuestas de mejora, etc.

Puede ser útil el empleo de técnicas de evaluación para la recogida de datos (observación

sistemática, asambleas, actividades del alumno, entrevistas, encuesta, grabación, etc.) e

instrumentos de evaluación ad hoc (anecdotarios, listas de control, escalas de estimación,

cuestionarios, diario del profesor, etc.), así como técnicas de análisis de datos,

especialmente la triangulación.

Actividades

Identificar algunas técnicas o aspectos de ellas no practicados e incorporarlos al proyecto

de trabajo personal y del equipo didáctico.

Definir, desarrollar y evaluar algún proyecto de innovación docente sobre técnicas de

enseñanza en nuestra etapa o/y en otras etapas o niveles anteriores o posteriores.

Constituir uno o varios grupos coordinados y heterogéneos (de distintos niveles, ciclos,

etapas y especialidades) de investigación-acción sobre técnicas de enseñanza, para la

mejora de la formación de los alumnos, la autoformación específica o el enriquecimiento

didáctico y el desarrollo profesional y personal de los participantes desde esta perspectiva.