Cap tulo 4 Medio ambiente, recursos y riesgos en Colombia ... · en Colombia prehisp!nica ......

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Capítulo 4Medio ambiente, recursos y riesgos

en Colombia prehispánica

4.1. Regiones y paisajesColombia es un retablo de paisajes en donde se conjugan selvas húmedas tropi-

cales, con una baja densidad demográfica; cálidos valles interandinos cubiertos porbosque seco tropical, hoy con una población de mediana densidad; escarpadas cade-nas montañosas propensas a la erosión por la tala de bosques, también poco pobladas;extensas llanuras donde los ríos cambian anualmente sus cursos, actualmente pocopobladas; finalmente, altiplanos andinos con suelos muy ricos y enormes posibilida-des económicas, concentrando casi el 80% de la población total. La gran variedad debiomas hizo que en el pasado esos paisajes contrastaran con un mosaico de culturasque generaron diversas respuestas adaptativas, según ocupasen selvas, valles, llanuras oaltiplanos. Ese contraste constituye el foco de los estudios prehispánicos globalizadores,sean regionales en donde la explotación altitudinal de los recursos permitió la utiliza-ción de diferentes pisos térmicos, con estrechas y complejas redes sociales y comercia-les; o sean territoriales, a las que hay que enlazar en el contexto de extensos caminos yvías fluviales que comunicaban regiones tan distantes, como el litoral Caribe y lacordillera Oriental, la costa Pacífica y el altiplano Nariñense.

En virtud de que la mayor parte del territorio colombiano se encuentra en lazona tropical, sus oscilaciones climáticas dependen de la variación altitudinal, desdeel trópico húmedo o seco, hasta las tierras altas y nevadas. El piso cálido está com-prendido entre el nivel del mar hasta cerca de los 1.000 msnm, cubriendo cerca del80% del territorio nacional (las regiones Caribe, Orinoquia y Amazonia, y losvalles bajos de los ríos Cauca y Magdalena), con una temperatura media anual quesobrepasa los 24ºC. El piso templado se ubica entre los 1.000 y 2.000 msnm,abarca cerca del 10% del territorio (vertientes de las cordilleras, la Sierra Nevada deSanta Marta y la serranía de la Macarena), con temperaturas entre 18 y 24ºC. Elpiso frío se extiende entre los 2.000 y 3.000 msnm, ocupa el 8% del territorio ytemperaturas entre los 12 a 18ºC. El piso paramuno se extiende sobre las partes

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altas de las cordilleras por encima de los 3.000 msnm, cubre el 2% del territorio yobserva temperaturas inferiores a los 12ºC. El límite inferior de las nieves perpetuasse localiza aproximadamente entre los 4.500 y 4.800 msnm.107

De acuerdo con los factores fisiográficos, meteorológicos y de vegetaciónque generan características similares y diferentes de otras, en Colombia se distin-guen seis grandes regiones naturales:108 1. Región Insular (Archipiélago, islas eislotes del Caribe); 2. Región Llanura del Caribe; 3. Región del Pacífico; 4. Re-gión Andina; 5. Región de la Orinoquia; 6. Región de la Amazonia. La RegiónLlanura del Caribe incluye las subregiones de la Península de la Guajira, SierraNevada de Santa Marta, el Bajo Magdalena, la Depresión Momposina y el Golfode Urabá. La Región Andina se puede distribuir en las tres cadenas montañosasque la componen: Occidental, Central y Oriental, sus dos valles interandinos delCauca y Magdalena, además de otros altiplanos más pequeños. La Región delPacífico se integra de serranías, valles y llanuras. La Región Amazónica se distri-buye en llanuras, serranías y piedemonte amazónico (Fig. 2).109

Para nuestro caso tendremos en cuenta, además de los aspectos fisiográficos, lastradiciones culturales por la similitud de los respectivos procesos adaptativos de laspoblaciones prehispánicas.

4.2. Región InsularGonzalo Fernández de Oviedo110 anotó que en las islas del Caribe abundaban

las aves, muy vistosas, monos gatos, pero no había animales de cuatro patas, excep-tuando las hutias y coris -los había blancos y otros bermejos con blanco-, que pare-cían conejos -el curí-; no los comían. Los indígenas sembraban maíz y yuca; delprimero elaboraban tortillas y bollos y de la segunda hacían casabe -yuca rallada yexprimida en sebucanes, a manera de talegas de fibras-; el zumo que salía de la yucaes venenoso, pero hervido y puesto al sereno varios días se tornaba dulce. Para evitarque los papagayos y los monos gatos se comieran el maíz ponían a los muchachosa gritar para espantarlos. Por lo general se mantenían de frutas, pescado, iguanas,tortugas, además del maíz y yuca brava. La carne de iguana era muy apetecida perono recomendable a los enfermos de bubas -treponematosis-.107 IGAC, Atlas de Colombia, Bogotá, Instituto Geográfico Agustín Codazzi, 2002, pp. 147-148.108 IGAC, Atlas básico de Colombia. Instituto Geográfico Agustín Codazzi. División de Difusión Geográfica.6a edición, 1989, pp. 80-81.109 IGAC, Atlas de Colombia, p. 173.110 Gonzalo Fernández de Oviedo, Sumario de la natural historia de Las Indias, México, Fondo de CulturaEconómica, /1526/1996, pp. 92-108.

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Tenían técnicas de pesca muy curiosas. Atrapaban a un pescado que llamaban“pez reverso” o rémora, feo pero muy entendido. Lo mantenían en estanques conagua de mar donde lo alimentaban con casabe. Cuando iban a pescar lo ataban conuna cuerda delgada pero muy recia; al ver alguna tortuga o sábalo, le hablaban y lepedían que fuera “animoso y de buen corazón y diligente” para que mordiera y nose soltase de la presa; esta última al sentirse asida, huía pero el indígena perseguía elcorcho o palo que ataba a la rémora para ubicarla; una vez cansada nadaba hasta laorilla donde era recogida por el pescador.

Los patos a su vez eran apresados con trampas también muy ingeniosas. Ponían aflotar muchas calabazas vacías para que las aves se acostumbraran a ellas. Una vez que lospatos se familiarizaban, los indígenas se adentraban al agua con calabazas puestas en suscabezas que tenían huecos para mirar; cuando el pato se posaba encima se apartaba de labandada, lo apresaban sin hacer ruido y lo ataban a la cintura hasta ahogarlo.

Al igual que en Tierra Firma, en las islas la nigua fue el mayor malestar pues semetían en los pies y se hinchaban como liendres; si no se sacaban a tiempo podíantullir a las personas o dejarlas “mancos de los pies para siempre”.111

4.3. Región Llanura del CaribeGonzalo Fernández de Oviedo112 describió en 1526 la denominada Tierra Firme

(Región Caribe) como una franja de costa firme desde el mar del Norte -Atlántico- yalgo del mar del Sur -Pacífico-, que penetraba no más de 18 o 20 leguas a través, de tierracálida, desde el golfo de Urabá (la Culata, Caribana), incluyendo lo que bordea lasprovincias del Zenú, Cartagena, los Coronados, Santa Marta, la Sierra Nevada, hasta elgolfo de Cumaná y la Boca del Drago, abarcando además las islas cercanas a la costa. Losindígenas tenían sus asentamientos en distintos ecosistemas, algunos cerca del mar, otrosde los ríos, quebradas y arroyos donde explotaban la pesca que era su principal sustento,pues lo podían obtener más fácilmente y en mayor abundancia que los animales demonte, que también mataban y comían. Algunas mujeres eran graciosas, hermosas yrisueñas, dando honor a la región de las Hermosas; otros se trasquilaban como frailes,por lo que los españoles la denominaron de los Coronados.

4.3.1. Llanura del CaribeEn la cuenca del Caribe sobresale el sistema delta exterior conformado por el

río Magdalena y la Ciénaga Grande de Santa Marta, extenso complejo lagunar que

111 Ibíd., p. 108.112 Fernández de Oviedo, 1996, pp. 108-115.

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comprende un área de aproximadamente 140.000 ha. Es una región laguno-estuarinaque hace parte del río Magdalena, y recibe por el oriente y el suroriente ríos prove-nientes de la Sierra Nevada de Santa Marta. Durante la estación lluviosa aumenta elcaudal de los ríos que descienden de la Sierra y el río Magdalena se desborda hacia laregión, permitiendo un gran flujo de agua, reduciendo a cero el nivel de salinidaden la parte sur y a niveles muy bajos en el resto del complejo. Durante las épocassecas el flujo del Magdalena se interrumpe, los niveles de agua descienden y seproduce un flujo de agua salada desde el norte, salinizando el sistema. El bosqueseco tropical que cubre esta región está compuesto por mangles, montes espinososen las partes altas y secas, bosque inundable en las orillas de los ríos y caños ycomunidades acuáticas. 113

La zona deltaico-estuarina es de gran importancia como criadero de juvenilesde varias especies de peces e invertebrados, tales como el sábalo (Megalop atlanticus),mojarra (Eugerres plumieri), macabí (Elops saurus), lisa (Mugil incilis), lebranche(Lugil liza), chivos (Catharops spixi, Ariopsis bonillai, Arius proops) y algunas an-choas (Cetengraulis spp), camarones (Penaeus schmitti, P. duorarum), ostras(Crassostrea rhizophorae) y caracoles (Lelongena melongena) que son explotados co-mercialmente hoy día. Igualmente alberga muchas variedades de aves migratorias yanimales de monte. Esta gran diversidad de peces, aves, invertebrados y animales demonte convertían el complejo de la Ciénaga Grande de Santa Marta en una impor-tante concentración de poblaciones indígenas que sobrevivían casi exclusivamentedel recurso pesquero de las ciénagas.

En Tierra Firme se ha señalado que había abundancia de bubas -treponematosis-, mismas que curaban con palo santo o guayacán (guayaco); alparecer se producían por la costumbre de andar desnudos y compartir las hama-cas y vasijas durante la ingestión de alimentos; los españoles por el ayuntamientocon mujeres indígenas.114 Por otro lado, los conflictos locales por el acceso de losrecursos, el empuyamiento de las trampas que se colocaban a las entradas de lasempalizadas, y los ataques en las celadas cuando se recolectaba agua con flechasenvenenadas, además de la presencia de fieras como caimanes, tigres y otros, po-nían en peligro la salud de los moradores de esta región. Las inundaciones duran-te el invierno, las tormentas tropicales y otros fenómenos metereológicos afecta-ban asimismo las condiciones de vida de la población.

113 J. E. Botero, L. Botero, A. Patiño, G. García. Colombia y el agua. Tres aspectos. La Ciénaga Grande deSanta Marta, la laguna de Sonso en Buga y la conferencia de Mar de Plata. Bogotá, Fescol, 1989, No. 5.114 Fernández de Oviedo, p. 221.

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4.3.2. Península de la GuajiraLa península de la Guajira es la parte más septentrional del continente

suramericano, siendo la región más insolada, cálida y seca del país, con vegetación dematorral y cardona xerófilo. El territorio guajiro está delimitado por la falla tectónicaque se extiende desde el sur del Cabo de la Vela hasta el Cerro de la Teta, y desde allíhasta el Golfo de Venezuela, dividiendo la península en dos partes. En la región nores-te se ubica Wüimpümüin y Jala‘ala, la estepa semiárida denominada Alta Guajira quecontiene el llamado Macizo Guajiro compuesto por las Serranías de Makuira,Parash-Jala‘ala y Kusina (Cocinas), y el Cerro de la Teta o Epitsú, lugar mítico de los Wayúu.El Macizo Guajiro se eleva hasta los 900 m de altura y se convierte en una barrera queprecipita las lluvias que provienen del oriente, generando un ambiente propicio parala vegetación de monte, y el nacimiento de los ríos Nazareth y Wajarima. Todas lasserranías tienen importantes efectos climáticos por cuanto constituyen un obstáculo ala influencia marina, aumentando la acción desecante de los vientos. Mientras que enla costa los vientos acarrean rocío y partículas de sal provenientes del mar, en el inte-rior solo se aprecian los efectos de sequedad. El piedemonte presenta mejores condi-ciones para la vegetación de monte seco, compuesto de espinosos y arbustos.115

La diversidad de ambientes de la península ha generado paisajes exóticos deplayas, manglares, dunas, montañas, entornos fluviales y lacustres, donde habitauna gran diversidad de fauna nativa, algunas de las cuales está, infortunadamente,en vía de extinción.

La Baja Guajira se ubica en el suroeste, llanura cubierta de vegetación xerofítica osabana de la Guajira, Wopumüin, delimitada por una línea que transcurre desde el Cabode la Vela. Presenta un paisaje más homogéneo, con una precipitación anual media entre125 y 400 mm y una relativa alta radiación solar, mitigada por nubes y brumas frecuen-tes pero con escasa precipitación; su temperatura promedio es de 28°C, condicionandoun clima bastante seco, cálido, acompañado de fuertes vientos, alta evaporación y esta-ciones bastante marcadas. Esta región tiene el paisaje más desértico de la península. Poresta razón el acceso a las fuentes de agua, jagüeyes y casimbas, importantes para la subsis-tencia humana y animal constituyen su principal condicionante adaptativo ecológico, yen épocas prehispánicas fueron sitios fuertemente resguardados por los nativos y fuentede enfrentamientos bélicos con vecinos e invasores europeos.116

115 O. Vergara, Guajiros. En: Introducción a la Colombia Amerindia. Bogotá, Instituto Colombiano deAntropología, 1987, pp. 27-38; G. Ardila (ed.), La Guajira. De la memoria al porvenir: una visión antropológica.Bogotá, Universidad Nacional-FEN, 1990; G. Ardila, Los tiempos de las conchas. Investigaciones arqueológicasen la costa de la península de la Guajira. Bogotá, Editorial Universidad Nacional, 1996.116 Ibíd.

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Las fuentes etnohistóricas indican que a la llegada de los españoles la penínsulaestuvo habitada por varias comunidades indígenas, entre ellas cocinas, guanebucanes,caquetíos, makuiras, paraujanos y wayúu. Hacia el Cabo de la Vela había amplísi-mas sabanas, llenas de cardos y espinas, habitadas por indígenas desnudos llamadoscocinas, muy rápidos en su correr, animosos en la pelea contra lo que fuese necesa-rio y se sustentaban de la pesca, la caza y de las cosechas. Hacia la sierra de Coquivacoaencontraron a los guanebucanes y caquetíos, donde hallaron sementeras con abun-dancia de comida. En cercanías de Macoíra había muchos indígenas anatos, con losguanebucanes y cocinas.117

Actualmente los indígenas wayúu almacenan agua en pequeños reservorioscerca de los cauces de los arroyos, pero se agotan a los pocos meses por los efectosdesecantes de los vientos y la radiación solar. Por otro lado, los acuíferos subterrá-neos aunque están mejor protegidos, contienen aguas salobres. Los pozos excavadosa mano en los cauces secos de los arroyos, dada la presencia de capas de arcillaimpermeable, característica de la geología de la península, tienen que ser abando-nados con el tiempo, generando así una economía itinerante en búsqueda denuevas fuentes.

Henry Candelier a finales del siglo XIX apuntaba que los nativos aguantaban elhambre y la sed durante largos períodos; cuando tenían muchos alimentos a sudisposición comían todo lo que podían, aún en la noche. Si al contrario, habíaescasez de productos, aguantaba dos o tres días sin probar bocado.118

Por su parte, Juan de Castellanos119 se refería a una extraña costumbre de utili-zar los excrementos en esta región:

“En el uso de su mantenimiento,He de varones viejos entendidoComo suelen comer el escremento,Y que después de seco y demolido(! Oh muy mas que bestial entendimiento!)Lo tornan a meter donde ha salido:Es gente torpe, sucia vagabunda,E usa comida tan inmunda”

117 Juan de Castellanos, /1589/1997, pp. 371, 378, 672.118 H. Candelier, Riohacha y los indios guajiros, Bogotá, Ed. ECOE, 1994, p. 127.119 Juan de Castellanos, 1997, p. 371.

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4.3.3. Sierra Nevada de Santa MartaLa Sierra Nevada de Santa Marta es la montaña de litoral más elevada del

continente, sus cumbres se alzan en picos nevados hasta los 5.775 msnm. Desde subase hasta la cima se conforma una gran diversidad de pisos ecológicos y microclimas,desde el litoral caribe, pasando por el bosque húmedo tropical hasta las nieves per-petuas, con abundante agua, flora y fauna. La mayor parte de la región fue habitadapor portadores de la llamada Cultura Tairona, que se adaptó a las distintas condi-ciones de costa, selva y montaña, generando desarrollos locales regionales, adecuandola escarpada topografía mediante complejos sistemas de terrazas y relaciones socia-les. Estas diferencias medioambientales enmarcaron los desarrollos culturales des-iguales, los cambios en la base económica y el sistema de intercambio comercial.

Los cronistas anotaban que a pesar de ser tan áspera, pelada y fragosa, porincluir partes cálidas y templadas, la sierra estaba toda poblada de nativos. Lospueblos pasaban de mil, con caminos enlosados. Era abundante de venados, cone-jos, curíes, tigres, monos, chuchas, mapuritos y otros. La población de la franjacostera no era numerosa, y parece que en algunas zonas tampoco era sedentaria,pues se sustentaba de la recolección itinerante de los recursos marinos. La presenciade aljibes y piedras de moler en sitios de habitación indican que al menos en deter-minadas épocas del año tuvo uso intensivo. A través del intercambio obtenían pro-ductos agrícolas, manufacturas de algodón y adornos de oro y cuentas de collar enpiedra, a cambio de sal, algodón, pescado y productos marinos, influyendo en lasrelaciones sociales y económicas de los pobladores de esos ecosistemas.120

Las tierras templadas no solamente eran más densamente pobladas sino queposeían un nivel tecnológico superior a sus vecinos de tierras altas, poco pobladas,y las bajas, con los que mantenían un cierto grado de complementación económi-ca. Los llamados pueblos taironas, término que se extendió a todas las poblacionesde la Sierra, se ha utilizado para designar a diferentes comunidades aborígenes, a uncomplejo arqueológico, un idioma nativo, a un valle al este de la ciudad de SantaMarta y, finalmente, a toda la Sierra. No obstante, su origen se relaciona con elpueblo de los tairo que habitaba la cuenca del río Don Diego.121

En realidad en las crónicas del siglo XVII se mencionan varias provincias (lasmás conocidas de La Ramada, Seturma, Tairona y Betoma; también del Carbón,de los Orejones, de los Aruaco, Macongana, Taironaca, Valledupar), y dos pueblos

120 A. M. Groot, La Costa Atlántica, En: Colombia prehispánica. Regiones Arqueológicas, Bogotá, InstitutoColombiano de Antropología, 1989, p. 35.121 Reichel-Dolmatoff, 1977, pp. 78-79.

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(Tairo, Guanebucán), que atestiguan que la Sierra estaba poblada por grupos étnicosdiferentes. No obstante, las provincias de Betoma, Tairona y del Carbón presentangrandes similitudes culturales en el ámbito arqueológico y comparten rasgos de ladenominada Cultura Tairona.

En la Sierra el riesgo para la salud más evidente son la infinidad de serpientesvenenosas que se cruzan por los caminos y terrazas de vivienda. No obstante, losindígenas las “rezan” para no encontrárselas por el camino o cuando son mordidos;además existen en la actualidad efectivos antídotos elaborados con plantas que se-guramente reflejan las antiguas tradiciones de la Provincia de Tairona.

4.3.4. Bajo MagdalenaSe extiende desde las bocas del río Carare hasta su desembocadura en Bocas de

ceniza. En las Relaciones Geográficas se comenta que a una legua de ambas márgenesdel río había muchas ciénagas; entre una y otra se levantaban lomas y tierra llana,estéril, de mucha montaña y piñorales a manera de cardos por sus espinas. Aprove-chando los recursos de los ríos y lagunas el pescado (corvinata, bocachico, bagre,doncella, manatí) constituía el principal sustento de las comunidades indígenas,como también las iguanas, tortugas, pequeños caimanes y babillas, zaíno, venado,monos, armadillos, al igual que el maíz, yuca, auyama, batatas, bledos y otras yer-bas. El pescado excedente lo ahumaban en barbacoas. Rendían gran respeto a unseñor llamado Macalamama, a quien le cultivaban y recolectaban maíz, yuca, bata-ta, auyama, y le pescaban en el río y ciénagas; en retribución el cacique hacía grandesfiestas con comidas y bebidas que duraban varios días.

Los grupos malibú-mocaná se extendían desde Tamalameque hasta el río Mag-dalena, incluyendo parte del litoral Caribe hacia Cartagena. Los mocaná habitabanen la zona del litoral propiamente dicho.122 Comprendían tres grupos: los pacabuyy sampallón o malibú de las lagunas; los malibú del río Magdalena y los mocaná enel bajo Magdalena. Se llamaban así porque en su lengua cacique o señor principal sedecía malibú.123 Se entendían todos por su lengua, aunque algunos variaban en ella.En el siglo XVI se distinguían los malibú del río y lagunas de los habitantes de lasierra, diferentes en lengua. Los del río vivían principalmente en las poblaciones deTamalameque, Tamalaguacata y Nicaho, y en todas las riberas entre esta región yTenerife. Los de las lagunas hablaban una misma lengua y habitaban ante todo en

122 Gerardo y Alicia Reichel-Dolamatoff, Arqueología del Bajo Magdalena. Estudio de la cerámica deZambrano. Bogotá, Biblioteca Banco Popular, 1991, p. 15.123 Citado por Legast, 1980, p. 114.

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las poblaciones de Senpeheguas, Panchique, Sopatí, Sopatosa, Simichagua y Soloba,que eran de lagunas; Tamalaguata, Tamalaque, Nicaho y todo el río abajo hastaTenerife, eran de otra lengua.124

En cuanto a los riesgos para la salud de las comunidades indígenas, en la Rela-ción de Tenerife II de Bartolomé Briones de Pedraza125 se afirma que la villa era“enferma todas las veces que crece el río, que es dos veces al año… Y el principio delas crecientes empieza el romadizo, porque viene anegando cuantas yerbas buenas ymalas topa, y nunca crece de golpe sino cada día un poco y el olor de las yerbas ycenagales y la bascosidad que trae debe causar el romadizo, porque es común atodos los cercanos al río o a ciénagas, porque también toman agua de las ciénagas.Es también muy enferma para las mujeres paridas, porque todas las más mujeresque aquí han parido, por maravilla escapan, y mueren de pasmo y aun sin parir sepasman”. Situación similar se menciona en la Relación de los Reyes del Valle de Uparescrita por Bartolomé de Aníbal y otros.126 Las poblaciones enfermaban en verano-entre diciembre y marzo- de calenturas y cuartanas, en invierno de pasmos,romadizos y cámaras de agua y sangre (diarreas) por los parásitos intestinales, paralo cual se purgaban con paico (Chenopodium ambrosioides). Las niguas afectaban lospies de los pobladores de estas regiones, engordando con la sangre de sus huéspedeshasta alcanzar el tamaño de un garbanzo. Las picadas de zancudos que eran abun-dantes producían llagas que se infectaban y engusanaban; “los cuales se criaban enlas carnes de los hombres sin haber en ellas ninguna llaga ni postema, sino que en lomás sano del cuerpo se congelaba y engendraba sin sentir este gusano, y yéndosemetiendo en la carne, deja por la parte de afuera un muy pequeño agujero como depunta de alfiler, por donde respira […]”.127

4.4. Valle del río Grande de la MagdalenaEl río Magdalena, con una longitud de 1.538 km, se extiende desde su naci-

miento en el macizo colombiano hasta su desembocadura en el mar Caribe; es uno delos diez ríos más caudalosos del mundo. Las márgenes del río que anteriormenteestuvieron cubiertas de selva húmeda tropical, hoy día se limitan a un pequeño reduc-to en la región del Carare. Su curso que constituyó la principal vía de comunicaciónentre el exterior marítimo y el interior capitalino, era navegable prácticamente hasta

124 Relación de Tamalameque, Patiño, 1983, pp. 184-185.125 Patiño, 1983, p. 169.126 Ibíd., pp. 203, 205, 208127 Aguado, 1956, p. 225.

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Girardot. El Alto Magdalena comprende desde su nacimiento en el páramo de lasPapas y la laguna del Buey, hasta el salto de Honda. El Magdalena Medio se extiendehasta las bocas del río Carare; desde este lugar hasta su desembocadura en Bocas deCeniza se denomina Bajo Magdalena.128

El nivel del río Magdalena tiene cambios estacionales anuales, dentro de dosgrandes ciclos periódicos de inundaciones y sequías, que afectan la vida y salud desus pobladores ribereños, determinando cambios periódicos en su economía, dis-posición de sus viviendas y cultivos aledaños al río. Durante las crecientes las aguasse desbordan anegando extensas zonas ribereñas, arrastrando cultivos y viviendas.Durante las sequías se aprovecha la fertilidad de sus vegas, islas y playones para lossembrados. El clima, la flora, la fauna y las vías de comunicación se alterancíclicamente, afectando el bienestar de la población. Sin embargo, la fertilidad desus terrazas, la diversidad de flora y fauna y las facilidades de comunicación propi-ciaron una permanente ocupación de este ecosistema en el transcurso de variosmilenios, desde la época de sus primeros pobladores los cazadores-recolectores definales del Pleistoceno.129

La pesca fue indudablemente junto a la cacería y captura de animales propiosdel río, una de las razones más valederas para mantener una enconada disputa porlas ocupaciones ribereñas, y por ello para enfrentar y desplazar las comunidades quese encontraban en las riberas, pues esta actividad requiere el seguimiento del cursodel río por varios kilómetros. Los pijaos, panches, colimas, yareguíes y carares de laszonas altas bajaban en gran número a las márgenes del río Magdalena en la época desubienda. Como el río crece y mengua dos veces al año, con una duración aproxi-mada de tres meses cada estación, se podía bogar entre diciembre (desde mediadoso inicios) hasta finales de febrero o mediados de marzo, luego al crecer el río cesabala boga, para reanudarla cuando bajaba la furia del río desde finales de mayo omediados de junio hasta septiembre. Durante el invierno (abril y mayo, y septiem-bre, octubre y noviembre) las aguas se tornan turbias y torrentosas, por lo cual sedificulta la actividad de boga y pesca; a principio de los inviernos surgían vendavalesmuy fuertes que maltrataban y destechaban las viviendas. En verano (diciembre,enero, febrero y marzo, y junio, julio y agosto) el calor es excesivo, se utilizan lasáreas bajas y las terrazas de inundación o vegas para los cultivos temporales, aprove-

128 IGAC, Atlas básico de Colombia. Instituto Geográfico Agustín Codazzi. División de Difusión Geográfica.6a edición, 1989.129 J. V. Rodríguez, A. Cifuentes, Los panches, valientes guerreros del valle Alto del río Magdalena, Bogotá,Secretaría de Cultura, Gobernación de Cundinamarca, 2003, pp. 18-22.

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chando la fertilidad de sus suelos; es la época de mayor éxito de la pesca y la explo-tación de la tortuga y crustáceos.

4.4.1. Magdalena MedioEsta provincia era caliente y húmeda, abundante de agua, de morfología irre-

gular por la cantidad de sierras que la circundan, con muchos recursos de bos-ques, lagunas y ciénagas como el Bajo Magdalena. Había muchas fuentes de sal yminas de esmeraldas, beriles y oro. Sus poblados estaban ubicados en las partesaltas de las lomas y laderas, evitando las tierras bajas por considerarlas muy calien-tes, enfermas e inseguras. En el Magdalena Medio habitaron los carares, yareguíesy patangoras. Los muzos habitaban las tierras calientes y húmedas, en lomas yladeras y partes descubiertas de la hoya del río Minero, en la depresión deChiguachi. Esta provincia era caliente y húmeda, aunque más templada que ca-liente; era abundante de agua, de morfología irregular por la cantidad de sierrasque la circundan, abundante de muchos recursos. Había varias fuentes de sal yminas de esmeraldas, beriles y oro. Sus poblados estaban ubicados también en laspartes altas de las lomas y laderas.130

4.4.2. Alto MagdalenaEn el Alto Magdalena habitaron los panches, colimas, pijaos y yalcones. Hacia

la parte baja del Alto Magdalena, en la región de Honda, se configuraban dos ni-chos ecológicos particulares. La región de Chapaima se caracterizaba por lageomorfología quebrada, llena de cuestas y hondonadas, donde los indígenas insta-laban sus viviendas. A pesar de la fragosidad del terreno los nativos sembraban sussementeras en las cuestas cercanas a la vivienda. Aquí se conformaban cuatro paisa-jes: el arcabuco –bosque-, las hondonadas, las cuestas que se proyectaban de ellas ylas pequeñas sabanas. Aprovechando todos estos espacios los nativos manteníanrozas con yuca y batatas en las cuestas y sabanas; cazaban en los arcabucos.131

Por su parte, los poblados de Calamoyma se dispersaban por barrancas, cuestasy arcabucos, tierra de morfología agreste pero también con algunas sabanas. Lasviviendas se construían muy distanciadas unas de otras en las sabanas altas y boscosas,cercadas de empinadas cuestas y poco arcabuco.

130 “Relación de la región de los indios Muzos y Colimas”, por Alonso Luis Lancheros et all; en V. M.Patiño, Cespedesia, 1983, 45-46, p. 224.131 Indios encomendados en Blas Martínez, en Relaciones y Visitas a los Andes, Hermes Tovar, Bogotá,Colcultura, 1995, tomo IV, p. 363.

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Los suelos pedregosos cubiertos de vegetación xerofítica tan frágiles ante ladeforestación, eran aptos para la siembra de la piña; con el fin de proteger los terre-nos despejados para el cultivo preferían establecer sus rozas entre el bosque, dondesembraban maíz, fríjol, ahuyama, batata y algo de yuca. Los suelos arenosos cerca-nos al río eran aprovechados para la siembra de yuca y algodón, mientras que lasladeras eran adecuadas para la siembra de maíz.

Las disputas por la explotación de los arcabucos generó una fuerte y permanen-te competencia que muchas veces terminaba en enfrentamientos bélicos, con elrespectivo desplazamiento por parte de los vencidos, o la anexión territorial por ellado de los vencedores. Las fronteras entre los grupos fácilmente se convertían porlo expuesto en tierras de nadie sin una delimitación muy puntual; esta tensiónpodría explicar la permanencia de grupos de guerreros en varios sitios.

Además de la pesca de bagre, bocachico, nicuro y otras especies como la donce-lla, recolectaban huevos de tortuga y capturaban algunas de ellas; eran tantas lastortugas que mantenían las aguas del río Magdalena que en un momento dadoentorpecieron la navegación de los bogas. Fray Pedro Simón132 narra cómo granparte del sustento de indios y negros barqueros del río, consistía en la recolección,consumo y mercadeo de los huevos de estas:

«Críanse en las partes de más sosegadas aguas innumerables tortugas, biencrecidas. Y fueran tan infinitas más y que pudieran ser estorbaran la boga, si noles destruyeran los indios y negros de ella los huevos que paren en la arena desus playas, que son el principal sustento de esta gente al subir y bajar el río. Estan grande el número de huevos que les quitan, que el año pasado, subiendoyo el río por el mes de julio (que es el de verano) en flotilla de diez canoas,haciendo por curioso entretenimiento número por mayor de los huevos quese sacarían y comercian todos los bogas, pareció serían de doscientos y cin-cuenta mil, porque buscando contar solos los de mi canoa, los más de lasnoches, que fueron trece, pasaban de setecientos cada noche».

En la dieta alimenticia también incluían ratones, sapos y unas culebras llama-das por los colimas ipechiamai, de color verde y rayada de pardo, cuyo venenoduraba solamente 24 horas en cuyo lapso era mortal. Igualmente se alimentaban degusanos gruesos como el dedo llamados chitopes, que guisaban en mazamorras.

Dadas las vicisitudes, penurias, enfermedades, hambre, calor, sofoco y hostigamientospor parte de los belicosos y “antropófagos” nativos que padecieron los conquistadores132 Simón, 1981, Tomo IV, p. 544.

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cuando penetraron a la provincia de Neiva en el siglo XVI, y el hecho de estar pocopoblada esta tierra, los españoles decidieron llamarle “valle de las tristuras”. Pero más quecorresponder con una realidad que desvirtuaban los mismos asentamientos aborígenescon sus ricas sementeras y viviendas cobijadas por frondosos árboles, desperdigadas porlas terrazas de los ríos, lo que querían señalar los conquistadores era la versión difundidapor la ignorancia de los antiguos, según la cual “[...] la tórrida zona, por donde pasa lalínea Equinoccial, era inhabitable, por tener el sol más dominio allí que en otra parte dela esfera y estar justamente entre ambos trópicos de Cáncer y Capricornio”.133 Por elcontrario, los bosques tropicales que mantenían el suelo húmedo, los abundantesriachuelos, arroyos y ríos que la irrigaban, las sierras y montañas que la rodeaban y quebrindaban aires templados y noches suaves y serenas, prodigaban un ambiente de eternaprimavera, muy diferente al extremo calor contemporáneo de las llanuras sembradasactualmente con extensos cultivos de arroz, sorgo y algodón, que propician una mayorradiación solar, y mayor sequedad.

4.5. Región del PacíficoLa cuenca del mar Pacífico comprende varios ecosistemas, como el litoral marí-

timo, la llanura aluvial húmeda y laderas montañosas de la cordillera, ubicados entreel nivel del mar y los 2.000-2.500 msnm, con distintas formaciones vegetales. Es unade las regiones más lluviosas del mundo, con precipitaciones que exceden los 5.000mm al año, alta humedad relativa y temperaturas superiores a 27°C y vegetaciónhigrófila.134 En el litoral se concentra el bosque muy húmedo tropical (bosques demanglar) y el bosque húmedo tropical (bosques pantanosos). En la llanura aluvial sedesarrolla la verdadera selva lluviosa tropical de gran diversidad en flora y fauna. En elpiedemonte que bordea la costa y la llanura aluvial predomina el bosque pluvialpremontano y el bosque pluvial montano bajo, presenta una cobertura arbórea detransición con clima cálido a medio húmedo y superhúmedo. Las fajas de bosquepremontano se extienden en las laderas escarpadas y profundos cañones por dondedescienden ríos y quebradas de la cuenca Pacífica; también se encuentra bosque muyhúmedo montano bajo entre los 2.000 y 2.500 msnm., temperaturas entre 12 y18ºC. y pluviosidad entre 2.000 y 4.000 mm, de clima frío muy húmedo.135

133 Fernández de Oviedo, 1979, p. 118; ver Bernardo Tovar, Conquista española y resistencia indígena. Lasprovincias de Timaná, Neiva y La Plata durante el siglo XVI. En: Historia general del Huila. Neiva, InstitutoHuilense de Cultura, 1995, tomo I, p. 213-326.134 Atlas de Colombia, p. 167.135 Salgado, Stemper, 1995.

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El Golfo de Urabá136 estaba ocupado por dos grandes grupos indígenas: losurabaes en la margen oriental, poco conocidos, y cueva en la occidental, referenciadospor el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, quien vivió algunos años en SantaMaría La Antigua y los conoció directamente.

Los urabaes, habitantes de tierras calidísimas, fragosas y montañosas, de bue-nas y abundantes fuentes de agua, tenían a su disposición muchos puercos de mon-te que cebaban y engordaban en sus casas, muchas aves de diversas especies. Loshombres y mujeres eran de buen cuerpo y parecer; los varones eran valientes, robus-tos, bien dispuestos e industriosos. Pedro de Cieza de León137 los referencia breve-mente como pueblos que vivían en casas a manera de enramadas, largas de muchosestantes, en pequeños pueblos dependientes de un cacique.

Los cueva era un conjunto de provincias que hablaban en lengua Cueva, se exten-dían por una área de cerca de 25.000 km², abarcando Panamá y parte de Colombia,en el Darién, desde el Golfo de Urabá hasta el río Tuira, siguiendo hasta la costaPacífica entre Punta Garachiné y Puerto de Piñas.138 Los cueva, coiba y cuna estabanemparentados y se incluyen dentro del grupo lingüístico Cuna de la familia Chibcha.La región de selva húmeda tropical había sido transformada por los naturales en tierrarasa de apacibles sabanas, con arboledas solamente a las orillas de los ríos, pudiéndoserecorrer a caballo como en los campos de Castilla, tanto en verano como en invierno.Esta actividad humana de desmonte requirió de un amplio período de tiempo y deuna población relativamente densa. Veinte años después, el despoblamiento de laregión condujo a un proceso inverso de cubrimiento de selva.

Los chocoes eran indígenas embera asentados en los cauces superiores de losríos Atrato y San Juan. Posteriormente, en virtud de las similitudes culturales eltérmino se amplió a los waunana del bajo San Juan.139 Al igual que los otros pue-blos de selva húmeda tropical, practicaban el sistema agrícola de tala y quema,complementando su sustento con la pesca, caza y recolección. Dentro de esta últi-ma actividad se dispone de michiraca, la nuez del árbol y de la palma. También serecolecta la larva del mojojoy. Los indígenas contemporáneos han incrementado el

136 P. Vargas, Los embera y los cuna, Bogotá, Colcultura, 1993, p. 63.137 Cieza de León, p. 25; G. Santos, “Las etnias indígenas prehispánicas y de la conquista en la región delGolfo de Urabá”. Medellín, Boletín de Antropología, Universidad de Antioquia, 1989, 6(22).138 K. Romoli, Los de la lengua Cueva. Los grupos indígenas del istmo oriental en la época de la conquistaespañola. Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología, 1987, p. 24.139 M. Pardo, Indígenas del Chocó. En: Introducción a la Colombia Amerindia. Bogotá, Instituto Colombianode Antropología, 1987, pp. 251-261.

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uso del maíz, convirtiéndolo en el producto vegetal básico, contrariamente a lopracticado por sus antecesores prehispánicos.

Subiendo por el río San Juan en la ribera izquierda, se encontraban los indígenasde Noanamá, Sipí y Raposo, que formaban provincia aparte y aún nación diferentede los chocoes, por ser de lengua diferente. El clima era muy cálido, las aguas menosbuenas; había mosquitos en tiempo de las cosechas, pero no tanto como en los otrospueblos. En verano frecuentaban el mar Pacífico para atrapar iguanas, sus huevos,tortugas, sahinos, peje y chigua (Zamia chigua), que es una cicadácea que se produceen los montes inmediatos, que aunque amarga y aún venenosa, a fuerza de hervirla lahacían comestible, procediendo a molerla y amasarla, porque es insípida y pesada.Abundaba el pescado de todo tipo, siendo preferidos el barbudo y el camarón.

En la Compendiosa noticia del actual estado de la Provincia de Nóvita del sigloXVIII140 se señala que como en todos los montes del Chocó el maíz no se daba enabundancia por la acción de un gusano llamado chapul que secaba la mata, perohabía abundante yuca en los rastrojos, al igual que zapayo, calabaza, rascadera (espe-cie de turma blanca de la que brota una col verde de hojas de gran tamaño, quetambién se consumía); batata silvestre y ñame. De las frutas la más apetecida era elchontaduro, caimito, guama, aguacate, piña, papaya, badea, guayaba, zapote, ma-droño, granadilla, castañas, y varias especies más de frutas que eran comestibles si laconsumían los monos.

Dentro de las enfermedades los cronistas señalaban que la plaga propia del pue-blo Cueva eran las bubas –treponematosis-, que si bien los afectaba la curaban confacilidad como a una sarna en España, mediante medicamentos elaborados de guayacáno palo santo. Durante el tratamiento el enfermo no debía ingerir bebidas alcohólicas,comidas pesadas ni sostener relaciones sexuales. No hay reportes de filariasis, elefan-tiasis, malaria, fiebre amarilla, dermatosis, aunque se mencionan los carates. Hay no-ticias de una lesión que los debilitaba, enflaquecía y les hacía poner el ombligo pegadoa los lomos y espinazos, quizá como producto de una anemia perniciosa. Los animalejosde los pastizales, particularmente las garrapatas, les afectaban las piernas. Tambiénadolecían de lesiones de las vías digestivas, aparato urinario y reumatismo, especial-mente durante el invierno. En las épocas secas vivían sanos.

4.6. Valle del río CaucaEl valle del río Cauca constituye una planicie ubicada entre las cordilleras Oc-

cidental y Central, con alturas entre 800 y 1000 msnm, con una longitud de 200140 Patiño, 1983, p. 453.

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Km. y una amplitud promedio entre 10 y 20 Km. Es una depresión geotectónicarellenada durante millones de años por la deposición de sedimentos fluviales ylacustres de agua dulce, formados por materiales efusivos procedentes de los conosvolcánicos de Herveo, Tolima y Santa Isabel, y por los depósitos del gran lago quese formaba cuando se taponaba la salida del río hacia el Caribe, al norte de Cartago.

La planicie del valle del río Cauca está formada por varios paisajes que tuvierondistintos tipos de ocupación en época prehispánica:141

4.6.1. Planicie de piedemonte de la cordillera CentralEs un plano inclinado formado por la coalescencia de muchos abanicos aluviales

y coluviales, con su parte más alta hacia la cordillera y su pie en contacto con la llanurade desborde del río Cauca. Hacia la llegada de los españoles en el siglo XVI los armas,paucuras, picaras, carrapas, quimbayas, quindos, bugas y otros pueblos se asentabanen sus faldas y aprovechaban los recursos de los distintos pisos térmicos.

Los paisajes ondulados muy bien drenados por encima de los 1.000 m dealtura sobre el nivel del mar, ni frío ni caliente, con una temperatura media de 20°C y una pluviosidad anual media de 2000 mm, eran muy sanos y de gran fertilidadpor la constitución volcánica de sus suelos. Este piso era el más densamente habita-do, cultivando allí maíz, yuca, fríjol, diversos árboles frutales (chontaduro, caimitos,ciruelas, aguacates, guabas, guayabas) y también se obtenía material para la cons-trucción de sus viviendas, como la guadua bambusa, las cedrelas y otras especiesmadereras. En esta faja de terreno se obtenían dos cosechas anuales de maíz, para locual rozaban los cañaverales y rotaban las sementeras pues las rozas antiguas se cu-brían rápidamente de monte.142

Un poco más arriba, en las tierras frescas y sanas, cultivaban maíz, batata,arracacha, frutos y posiblemente papa y tubérculos de altura.143 En los cañaveralesobtenían una gran variedad de animales de monte y colmenas de miel. En los ríoscircundantes abundaba el pescado. En las fuentes saladas como la de Consota enCartago Viejo (hoy Pereira) se explotaba la sal que era intercambiada con gruposvecinos. Los indígenas no ocupaban ni los pisos paramunos de frailejones y pajonales,ni los fríos de bosque montano alto.

141 Rodríguez J. V., S. Blanco, P. Botero, La Cristalina, El Cerrito: un yacimiento ritual agroalfarero tempranoen el Valle del Cauca. Bogotá, Cali, Universidad Nacional de Colombia, INCIVA, 2005, p. 7; J. V. Rodríguez,Pueblos, rituales y condiciones de vida prehispánicas en el Valle del Cauca, pp. 112-119.142 Luis Duque G., Los Quimbayas, 1970, pp. 21-25.143 L. Duque, 1970, p. 36.

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4.6.2. Llanura de desborde del río CaucaConformada por las áreas donde el río Cauca se sedimenta actualmente duran-

te sus salidas del cauce mayor, formando meandros, madreviejas y sinuosidades,fácilmente inundables en época de invierno. La llanura aluvial alterna posiciones dealbardón y napa cerca de los cauces, a basines y pantanos lejos de ellos, durante lasinundaciones y retiradas de las aguas. El desborde del río Cauca conformaba la granlaguna de Sonso de una legua de largo que se comunicaba con el río mediante uncanal construido por los mismos indígenas de tres estados de profundidad y 20-25pasos de ancho, donde se criaba gran cantidad de peces; en verano se vaciaba el aguaquedando hasta dos estados de peces que secaban en barbacoas. La tierra era fértil ymuy rica en maíz, salvajinas y aves.144

Los desbordes del río Cauca y de los ríos que descienden de la cordillera Cen-tral (Nima, Amaime, Vilela y otros) debieron generar inundaciones que obligabana los pobladores de la llanura a desplazarse a las colinas elevadas, exigiendo respues-tas adaptativas inmediatas y al levantamiento de las viviendas sobre terrazas. Losniños en estos ambientes debieron padecer de enfermedades parasitarias propias dezonas pantanosas. Los tupidos cañaduzales producían cortadas en los desnudos bra-zos y piernas de los pobladores de la llanura. La pesca y canotaje por el río, el portede pesadas cargas y los tortuosos caminos moldearon musculosos cuerpos, queadornaban con vistosos tatuajes.

Esta zona al parecer no estuvo habitada permanentemente por las poblacionesnativas sino que se hallaban varios kilómetros hacia la montaña, pero bajaban al río ylagunas a pescar, construyendo quizás campamentos temporales durante las tempora-das de pesca, como bien lo apuntó Pedro de Cieza de León145 sobre los gorrones:

“Estos indios están apartados de valle y río grande a dos y a tres leguas y acuatro, y algunos a más, y a sus tiempos abajan a pescar a las lagunas y al ríogrande dicho, donde vuelven con gran cantidad de pescado…”

4.6.3. Planicie de piedemonte de la cordillera OccidentalFormada por pequeños abanicos aluviales y coluviales coalescentes provenientes

de esta cordillera. Sus fértiles valles fueron habitados en épocas antiguas por caramantas,chancos y otros grupos como los gorrones, liles y otros pueblos que aprovechaban elrío. Los gorrones ubicados en ambas márgenes del río eran hábiles canoeros, pescabanen las lagunas y ríos gran cantidad de pescado que intercambiaban con Cali y Cartago.

144 P. de Cieza, La crónica del Perú, p.88.145 Ibíd., p. 87.

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Las comunidades de la Provincia de Popayán (villas de Pasto, Popayán, Timaná,Cali, Anserma, Cartago, Arma, Antioquia) eran independientes, aborrecían servir yser sujetos, por el hecho de que eran regiones aisladas por montañas y espesos caña-verales, de fértiles suelos y muy ricas en recursos. Por esta razón, si alguien losacosaba, quemaban las casas donde moraban pues estaban hechas en madera y paja,se mudaban a otro sitio, construían una casa de nuevo en poco tiempo, y en 3-4días sembraban maíz que recogían dentro de 4 meses. Y si allí les fastidiaban, aban-donaban el nuevo sitio y volvían a empezar, hacia delante o hacia atrás, pues adonde fuesen encontraban tierra fértil y aparejada dispuesta a brindarles frutos. Poresto servían a quien querían, en la guerra o en la paz. 146

De esta manera el aislamiento de las distintas comunidades en pequeños valles ycuencas interandinas y su separación por faldas cordilleranas, la dispersión y fragmen-tación de los grupos, impidieron la consolidación de un poder centralizador, fomen-tando el surgimiento de pequeñas unidades políticas independientes, que solamenteen estado de guerra se confederaban para enfrentar al enemigo común.

4.7. Región Andina4.7.1. Andes Orientales

La Cordillera Oriental con una longitud superior a los 1.200 km y un área de130.000 km², es la región más extensa y densamente poblada en el sistema de losAndes Septentrionales. Se inicia desde las tierras bajas tropicales, bordeada de selvashúmedas y sabanas; al nororiente se encuentran las sabanas de los llanos Orientalesy del Orinoco; al suroriente la selva húmeda; al occidente se extiende el valle delMagdalena; la parte media-norte de este último mantiene selva húmeda mientrasque la sur está cubierta de vegetación xerofítica o bosque seco tropical.147

Hasta los 1000 m de altura se extienden las tierras bajas tropicales; entre cercade los 1000 m hasta los 2300/2500 m de altura se localiza la zona altitudinal delbosque subandino; entre los 2300/2500 m hasta los 3.200/3.500 m se encuentra lazona de bosque andino de encenillos, robles y otros géneros de árboles; la zona depáramo se extiende hasta los 4000/4200 m; el cinturón de superpáramo se distri-buye desde los 4000 a 4200 m hacia arriba.

Cuando llegaron los españoles estas tierras estaban ocupadas por confederacio-nes muiscas, entre ellas Sugamuxi (Sogamoso), Tundama (Duitama), Hunza (Tunja),

146 Cieza de León, p. 44.147 Th. van der Hammen, Historia, ecología y vegetación, Bogotá, Corp. Araracuara, FEN, Fondo de promociónde la Cultura, 1992.

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Bacatá (Bogotá) y otras. El territorio de la confederación de Bacatá fue descritocomo tierra sabanera fría, sana, poblada de robles, cedros, nogales alisos, buenospara madera; frutales, maíz, raíces y fríjoles en abundancia. La coca se sembraba enalgunos valles calientes donde asimismo se daba una gran diversidad de frutas. Ha-bía venados en abundancia, especialmente en un vedado del señor principal de Bo-gotá, pero existía veda sobre su consumo. Las rozas y sementeras estaban a la puertade su morada, y por esta razón las poblaciones estaban separadas unas de otras,aunque las que se extendían por la Sabana de Bogotá casi estaban en forma depueblo. En los términos de la ciudad de Santafé de Bogotá había una gran diversi-dad de fuentes de agua salada que explotaban para obtener sal comestible. En lasfuentes lacustres y fluviales se obtenía un pescado sin escamas, como anguilas –capitán-, y muchos cangrejos.148

La provincia de Hunza según la Relación de Tunja de 1610 tenía una grandiversidad climática, llena de valles y cerros, unos templados y otros calientes,muchos de ellos fértiles y de la mejor tierra, pero en menor cantidad que la alta decerros y cuestas, que no era tan estéril. El temple era seco, más sano que enfermo,especialmente cuando llovía o el cielo se cubría de nubes, de manera que opacaba elabrasante sol. También era mejor para los frutos, que se daban mejor en los tiemposlluviosos y nublados que en los soleados, por las heladas. Estaba rodeada de impor-tantes manantiales (Soya y Aguayo) y fuentes fluviales (Chicamocha y Sogamoso)y lacustres (Tinjacá o Fúquene y Guáquira o Tota) que proporcionaban variedad depeces (capitán, sardinatas, bagre), patos y agua potable de buena calidad. Al norteexistían varias fuentes saladas que proporcionaban sal comestible. En sus tierras secriaban árboles que suministraban maderas, animales de monte, aves, frutas, horta-lizas, yerbas y flores que brindaban lo suficiente para el sustento nativo. Los indíge-nas de esta provincia que vivían en tierras calientes cultivaban algodón, coca y taba-co que intercambiaban con los de tierras frías.149

Además de las especies ya mencionadas había una gran variedad de peces, aves,muchos patos que se criaban en las numerosas lagunas, y fieras aptas para el consumo:150

“En la laguna de Tinjacá se crían algunos pescados; uno que llaman capitán,otro que llaman bagre, otros que llaman sardinatas, que son pequeños; apro-vechándose de estos pescados los indios que viven alrededor de la laguna; en la

148 Anónimo, “Relación de Popayán y del Nuevo Reino 1559-1560”, en V. M. Patiño, Relaciones Geográficasde la Nueva Granada, siglos XVI a XIX, Cali, INCIVA Cespedesia, 1983, 45-46, p. 65.149 Patiño, 1983, p. 339.150 Patiño, 1983, pp. 342-344.

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de Guáquira no se cría pescado por ser de agua muy fría [...].Las aves songarzas, palomas, perdices, gallinas, tórtolas, ruiseñores, jilgueros, gorriones,golondrinas y otros muchos géneros de pájaros pequeños, de muchos colores,y que algunos de ellos cantan maravillosamente; hay papagayos de muchasmaneras y todo género de aves de rapiña, como son águilas, halcones, baharríes,neblíes, alfañeques, tagarotes, jerifaltes, aletos, huarros, sacres, gavilanes, le-chuzas, esmerejones, cernícalos. Las fieras que hay son leones, tigres, armadillos,puercos monteses, de los que tienen el ombligo en el espinazo y se llamanzainos; venados bermejos, que tienen los cuernos como cabras; hay dantasque son tan grandes como mulas; hay osos, tejones, raposas, comadrejas”.

Una de las mayores fuentes de conflictos intralocales fueron las borracherasque se organizaban durante las ceremonias y rituales, pues se agredían mutuamente,haciéndose daño y descalabrándose. También se armaban pleitos, muertes y otrosdaños cuando competían por los cotos de caza, pesquerías y hierbajes, transgrediendolas leyes de sus mayores. Por tal razón, los españoles dispusieron de ordenanazaspara evitar las borracheras, pleitos y otras situaciones de conflicto.151

4.7.2. Cordillera OccidentalCon una longitud de 1.200 km y una altura media de 2.000 msnm, es la más baja

de las cordilleras; se caracteriza por los relieves abruptos con dificultades para la ocupa-ción humana. Exceptuando la región del valle de El Dorado en Calima, la cordilleraOccidental fue la región andina menos poblada de Colombia dadas sus singulares con-diciones topográficas, las escarpadas laderas que había que transitar y las dificultades delos escabrosos caminos que la surcaban. La llamada Provincia de la Montaña correspon-día a la región de las cuencas de los ríos Anchicayá y Dagua. La cuenca alta y media delcañón del río Dagua presenta zonas climáticas secas, con bosque muy seco tropical ybosque seco tropical, con climas cálidos secos y muy secos, temperaturas superiores a los24ºC, precipitaciones que oscilan entre los 500 y 1000 mm al año.152

El cronista Pedro de Cieza de León anotaba que en jurisdicción de Cali había hastamil indios en poblaciones dispersas y apartadas una de otras, que habitaban en escarpa-das y ásperas sierras que daban hacia la costa Pacífica. Para transportar a la ciudad de Cali

151 Juan Friede, Fuentes documentales para la historia del Nuevo Reino de Granada desde la instalación de la RealAudiencia en Santafé, Bogotá, Banco Popular, 1975, tomo VI, p. 460.152 H. Salgado, D. Stemper, Cambios en alfarería y agricultura en el centro del litoral pacífico colombianodurante los dos últimos milenios. Bogotá, Fundación de Inv. Arqueol. Nales, INCIVA, 1995.

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las mercaderías que en este puerto se descargaban, de que se proveía toda la gobernación,había un solo medio con los indios de esas montañas, que cotidianamente las llevaban acuestas, pues de otra manera era imposible transportarlas. Subían con cargas y fardos detres o más arrobas; algunos en unas silletas de cortezas de árboles llevaban a cuestas unhombre o una mujer, aunque fuera de gran cuerpo. Si algo les pagaban se iban a descan-sar a sus casas, más todo lo que ganaban se lo llevaban los encomenderos; pero el hechoera que los estibadores tributaban muy poco.153

A pesar de ser tan difícil su acceso y estar cubierta de monte muy espeso, suslomas y algunos valles estaban poblados con tierras muy fértiles, con muchas comi-das y variadas frutas, y, al parecer de Cieza de León en más cantidad que en losllanos. Había en todos aquellos montes muchas fieras, especialmente grandes ti-gres, que mataban muchos indígenas y españoles. Las casas que tenían sus habitan-tes eran algo pequeñas, con techo elaborado en hojas de palma, que abundaban porlos montes, y cercadas de gruesos y muy grandes palos a manera de pared, pararesguardarlas de las fieras.

El suroccidente de Colombia en general, y en particular el valle de El Dorado,Calima, estuvo poblado desde inicios del Holoceno entre el VIII-III milenio a.C.por grupos que se asentaban cerca de los ríos y quebradas, y que posiblementepracticaban la horticultura a juzgar por las azadas elaboradas en cantos rodados conbordes curvos y escotadura para enmangar.154

Posteriormente, grupos humanos sedentarios dieron lugar a un desarrollo agrí-cola complejo que aprovecharon los fértiles suelos de origen volcánico de la cordi-llera Occidental, en los períodos Ilama (finales del I milenio a.C. a inicios del Imilenio d.C.), Yotoco (mediados del I milenio d.C.) y Sonso (finales del I mileniod.C. hasta la llegada de los españoles), para el cultivo de maíz, fríjol, achiote, cala-baza, ahuyama, arruruz (Maranta arundinacea L.) y palmas (Attalea, Scheelea),mediante camellones sobre las laderas, construidos en forma paralela, cortados en elmismo sentido de la pendiente con el fin de evitar la sobresaturación de agua de lasarcillas con alto contenido de ceniza volcánica. Complementaban la dieta con ani-males de monte como zaino, cusumbo, venado, ratón, perro, peces, aves, reptiles einvertebrados (moluscos terrestres).155

153 P. de Cieza de León, 1922, pp. 94-95.154 C. Gnecco, H. Salgado, “Adaptaciones precerámicas en el suroccidente de Colombia”, Bogotá, Boletíndel Museo del Oro 1989, No. 24, pp. 38-39.155 M. Cardale, W. Bray, L. Herrera, “Reconstruyendo el pasado en Calima”. Resultados recientes,Bogotá, Boletín del Museo del Oro, pp. 3-33; C. A. Rodríguez, El Valle del Cauca prehispánico, Cali,Universidad del Valle, 2002.

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El patrón de asentamiento, dadas las difíciles condiciones topográficas de laregión, se caracterizaba en el período Sonso tardío por la construcción de viviendassobre plataformas artificiales hechas sobre las pendientes de las lomas, dispersas oconcentradas, formando pequeños poblados.

4.7.2. Cordillera CentralEs el eje del sistema Andino y su punto de origen en el Macizo Colombiano

donde nacen los principales ríos del país: ríos Magdalena, Cauca, Patía y Caquetá.Tiene una longitud aproximada de 1.000 km y una altura media superior a 3.000 m.

Hacia el sur, la Provincia de Popayán estaba asentada en una meseta alta, conclima templado sano, quizás el mejor de toda la Gobernación de Popayán, concampos fértiles siempre sembrados de maíz que se recolectaba una vez al año. Haciael oriente se encontraban las provincias de Guambía, Guamza y los pueblos deMaluasa, Polindara, Palacé, Tembio y Colaza.

Más al sur de la cordillera Central, el altiplano Nariñense estaba ocupado almomento de la conquista por los pastos, quillacingas y abades. La región estuvodensamente poblada y la agricultura fue la base de su sustento; el maíz no se dabamuy bien por el frío por lo que sembraban papa en abundancia, quinoa, ulluco,hibia y otras raíces, además de mortuños y uvillas con las que se embriagaban.Tenían algunos camélidos andinos. Refiriéndose a esta región, Cieza de León156

señalaba que la tierra era bastante fría, muy doblada de sierras, por lo que los nati-vos eran muy sucios. Hacia los valles cálidos tenían algodón con el que elaborabanmantas, y coca. Se señala que había gran cantidad de venados y perdices, mayoresque las de España.157

Dentro de los males que afectaron estas provincias se cuentan los temblores ybramidos de tierra, y las erupciones de los volcanes de la cordillera Central, especial-mente del Ruiz, que arrasaban con viviendas, árboles, plantas, sembrados, peces yanimales de monte con los torrentes de ríos y quebradas, y de ceniza y escombrosde piedra pómez –tan grandes como huevos de avestruz y encendidos y chispeantescomo sale el fuego de la fragua que parecían estrellas erráticas-, especialmente porlas villas de Toro, Cartago la Vieja –hoy Pereira- y alrededores, como la erupciónocurrida el 12 de marzo de 1595.158

156 Cieza de León, p. 123.157 Cieza de León, pp. 108-113.158 P. Simón, V, pp. 299-301.

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4.8. Región de la OrinoquiaLas altillanuras de la Orinoquia y Amazonia están formadas por paisajes con

relieves planos a ondulados o por superficies de lomerío, entre las que se ubicanáreas depresionales, con vegetación de praderas naturales en la Orinoquia. Sus sue-los tienen una fertilidad muy baja en la fase mineral, alto grado de acidez, altoscontenidos de aluminio de cambio, saturación de bases muy baja y contenidos decalcio, magnesio, potasio y fósforo insuficientes para suplir las necesidades de lasplantas. Estos factores aunados a las precipitaciones mal distribuidas (ocho mesesde lluvias consecutivas con sus consecuentes inundaciones y cuatro de carencia casitotal) limitaron el aprovechamiento de estas tierras en labores agrícolas.159

A la llegada de los españoles en los llanos Orientales (Fig. 3) habitaban gruposde bosque seco tropical; algunos practicaban la agricultura (achaguas, sálivas) porlas áreas que se extienden por los ríos; otros eran propiamente sabaneros o llanerosnómadas (guahibos, chiricoas, yaruro, guamo), que andaban “vagando como alárabesque no paran en lugares ciertos, sustentándose de caza y pesca, y algunos son caribesque comen carne humana”.160 Juan de Castellanos anotaba que los llanos estabanhabitados por grandes y extendidas poblaciones de cuibas, caquetíos, coyones ygiraharas belicosos y valientes. Los guayupes ocupaban parte de las vertientes de lacordillera Oriental y de los llanos Orientales hacia Venezuela. En su parte superiorla región no era ni muy escombrada ni muy rasa; la parte baja estaba cubierta desabanas y tierras llanas.161

La región a pesar de ser caliente, especialmente en lo llano, era sana, de buentemple y de aires incorruptos, con gran abundancia de venados, bien proveída deagua, pasto y leña. Los pajonales alcanzaban a dañar las piernas de los aborígenes ypor eso se protegían con calzado hecho de cuero de venado y polainas elaboradas encáñamo de hojas de palmichos. Además, constantemente quemaban los pajonalescon el fin de facilitar los desplazamientos. Las serpientes ponzoñosas y los tigrescausaban grandes estragos entre los nativos, pues una vez cebados llegaban a arrui-nar pueblos enteros sin que los indígenas por el temor que le tenían se le enfrenta-sen. Las niguas atacaban a la gente descalza, metiéndoseles por entre las uñas de lospies, encarnándose, produciendo hinchazón y grandes malestares al caminar.

Los alimentos de estos guayupes eran yuca, maíz, casabe –harina de yuca ofariña-, pescado, carne de animales de monte (venado, puercos de monte que lla-

159 IGAC, Suelos y bosques de Colombia, Bogotá, Instituto Geográfico Agustín Codazzi, 1988, pp. 22, 73.160 Relación de Tunja de 1610, Patiño, p. 365.161J. de Castellanos, 1997, p. 412.

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man baquiras, osos y otra salvajina). No bebían agua pura sino chicha elaborada deyuca y maíz. Cuando los conquistadores entraron al pueblo de Macatoa, a orillasdel río Guaviare, habitado por cerca de 400 vecinos, se admiraron de verlo muylimpio en todas las casas, calles y plazas, proveído de toda suerte de comidas, maíz,casabe, yuca y otras raíces, además de pescado y mucha carne de venado tasajeada yseca en barbacoas.162

Hacia el territorio venezolano se describe que en algunas poblaciones el susten-to consistía básicamente de yuca y batata, harina de pescado conservada en múcuras,y algo de maíz. Existe la versión sobre la presencia de grandes poblaciones en losllanos, con mucha gente gobernada por caciques, más grandes que el poblado deTámara, que tenía un pueblo con 500 bohíos. Los nativos decían que era tan gran-de, “que en un día no se acabaría de pasar y que desde Guayamaca hasta el principiode esta tierra tan rica y grande y tan gran señor, no era nada esto para un señor queestaba más adelante catorce jornadas, que toda iba tierra poblada, que se nombrabaCoarica, a quien el Gualcaba daba parias, y que este era señor de tanta majestad quetodos se le humillaban”.163

Como se puede apreciar, existe una gran diferencia entre los indígenas bienabastecidos y alimentados, que llegaron a asentarse en pueblos muy organizados ylimpios que encontraron los españoles en el siglo XVI, y los famélicos y escurridi-zos nativos, víctimas de las enfermedades europeas –gripe, viruela, sarampión- y las“guajibiadas” –masacres de indígenas nómadas- organizadas por los colonos llanerosde mediados del siglo XX.

4.9. Región de la AmazoniaLa Amazonia colombiana está formada por las extensas y fértiles llanuras de

inundación de los ríos Putumayo, Caquetá y Guaviare, cuyos distintos niveles seagrupan en tres planos o terrazas inundables: alto, medio y bajo, a donde arriban lasaguas, respectivamente cada 10 o 20 años, cada cuatro o cinco años, y anualmente.Presentan una extensión de hasta 5 km, acompañan a los ríos por varios cientos dekm, y configuran planos con pequeñas ondulaciones y sedimentos aluviales recien-tes, limosos y arenosos.164

162 Simón, 1981, tomo II, pp. 30-31.163 Friede, 1975, tomo VII, p. 164.164 P. Botero, “Características geomorfo-pedológicas de los paisajes entre los ríos Putumayo y Caquetá,Amazonia Colombiana”. Bogotá, Revista CIAF, 1978, 5(1); A. Andrade, “Desarrollo de los sistemas agrícolasen la Amazonia colombiana”. Bogotá, Banco de la República, Boletín del Museo del Oro, 1988, 21:39-76;F. Correa, La selva humanizada, 1990, p. 19-31.

José Vicente Rodríguez Cuenca | 79 |

El medio ambiente selvático oriental se divide en dos grandes ecosistemas condistinto potencial de subsistencia: los bosques del interior o tierra firme, y las llanu-ras inundadas (varzeas) por los grandes ríos aluviales.

A pesar de constituir el 98% de la Amazonia, los bosques del interior estánconformados por suelos muy pobres, compuestos por arena y arcilla, de acidez entremoderada y extrema, con serios limitantes químicos. Esta región se subdivide a su vezen áreas de afloramientos rocosos del Paleozoico, en superficies residuales del escudode las Guayanas y en superficies del Terciario amazónico. La pobreza de sus suelosexige de una agricultura itinerante y, por consiguiente, no permiten ni una densapoblación ni el sedentarismo. Sus comunidades se organizaban en bandas.

Por su parte, las varzeas comprenden las llanuras aluviales de los llamados ríosde agua blanca como el Amazonas y algunos tributarios, y se caracterizan por con-tener suelos excepcionalmente fértiles, enriquecidos con los aportes de sedimentosque arrastran los ríos andinos como el Marañón, Ucayali, Madeira, Napo, Putumayo,Caquetá y Guaviare. Su fauna es extraordinariamente abundante, especialmente laacuática y semiacuática, proporcionando alimentos ricos en proteínas, grasas, hie-rro y vitaminas. Estas extraordinarias características aportan una alternativa produc-tiva y estable a la caza en los bosques, promueven una agricultura sedentaria, y porende, una mayor densidad demográfica. Sus sociedades habían alcanzado un nivelde jefaturas en su organización politicoeconómica.

Al igual que las llanuras interfluviales, las varzeas también poseen limitaciones am-bientales. Las inundaciones pueden afectar las cosechas, principalmente de yuca, pues alestar sumergidas por más de 10-12 días se pudren. Por esta razón, se utilizan los suelosde vegas y áreas de tierra firme de bosque más denso, donde las chagras se ubican en lossuelos más fértiles, arcillosos y arenosos, evitando así los rebalses. La mayor resistenciadel maíz a las inundaciones condujo a que los grupos selváticos que basaban su agricul-tura en el cultivo de tubérculos y raíces lo adoptaran rápidamente.

El llamado infierno verde de los años 1960 es considerado hoy día el pulmónde nuestro planeta y su principal reserva de biodiversidad. Su población, de salvajesy misteriosas tribus se han convertido en sociedades de sabios ecólogos.

La selva tropical es definida como un ecosistema “generalizado” que se caracte-riza por una enorme diversidad de las especies animales y vegetales, combinada conun escaso efectivo y una gran dispersión de los individuos de cada especie”.165 Deahí su gran fragilidad y la necesidad de un adecuado manejo mediante estrategias

165 P. Descola, “Las cosmologías de los indios de la Amazonia”. Mundo Científico, 1997, 175: 60-65.

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adaptativas que lo conservase en estado de homeostasis. Las cosmologías amazónicascumplían este objetivo como transposiciones simbólicas de las propiedades objeti-vas de un entorno específico. En consecuencia, la selva amazónica es realmentepoco natural, pues se ha comprobado que la abundancia de suelos antropogénicosy su asociación con bosques de palmeras y frutales silvestres, es producto conscientede la mano de los humanos en el transcurso de milenios de ocupación por pobla-ciones, cuya presencia recurrente en los mismos lugares ha modificado el paisajevegetal. La selva es el producto cultural de una manipulación bastante antigua de lafauna y flora.

Cabe señalar que en épocas de lluvias se producen desbalances en la provisiónde alimentos, los animales se dispersan, los ríos se desbordan impidiendo el tránsitoy limitando la pesca, los alimentos escasean y la nutrición sufre un considerabledesequilibrio a favor de una dieta de harinas almacenadas y algún pescado seco.

Como se puede apreciar, el territorio de Colombia con su abanico de paisajes,que incluye regiones desérticas en la península de la Guajira, sabanas en los llanosOrientales y llanuras del Caribe, selva húmeda tropical en la Amazonia, costa Pací-fica y el Carare en el Magdalena Medio, valles interandinos de los ríos Magdalena yCauca, y regiones andinas en las cordilleras Occidental, Central y Oriental, fueocupado por una amplia diversidad de grupos étnicos en tiempos prehispánicos;unos cazadores recolectores, poco densos; otros pescadores y horticultores, igual-mente dispersos; y grupos de agricultores en las zonas andinas, los más numerosos.

De acuerdo con sus condiciones ambientales y al desarrollo tecnológico alcan-zado establecieron novedosas estrategias agrícolas para incrementar la productivi-dad según los diferentes ecosistemas ocupados. Entre ellas el uso de distintos paisa-jes para el aprovechamiento de los suelos según sus condiciones: suelos arenosospara la siembra de piña, yuca y otras raíces en las riberas de los ríos, los arcillosos yde origen volcánico para el maíz, fríjol, ahuyama y frutales.

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